Historia


Historia del siglo XX


PARTE I. Los fundamentos de las relaciones internacionales en el siglo XIX (1815-1914).

TEMA 1º. Introducción: relaciones internacionales y equilibrio de poder en la Europa del siglo XIX.

Conceptos en las relaciones internacionales:

  • Relaciones internacionales: son todas aquellas relaciones entre individuos, grupos de individuos, estados y entidades supranacionales que actúan en la realidad internacional. Son interacciones de todo tipo (económicas, sociales, culturales, tecnológicas...). Los estados son los actores fundamentales de las relaciones internacionales, pero no son los únicos.

  • Política exterior: un estado como actor define objetivos fuera de sus fronteras. Ello se define a través de mecanismos concretos. Según las diferentes teorías se puede enfocar la política exterior de un estado de formas distintas.

  • Diplomacia: la lleva a cabo la administración exterior. En España la carrera diplomática era la diplomática, consular y “lenguas” en el XIX, no se entiende como hoy (tras la dictadura de Primo de Rivera). Es el procedimiento de conducción pacífica de la política exterior y en el XIX descansa en cuerpos especializados, básicamente en España eran el consular y de lenguas (intérpretes). A medida que la política exterior se ha hecho más compleja, la diplomacia ocupa un lugar más estricto dentro de la administración exterior (sería una pieza más).

  • Sociedad internacional: es también un marco integrado pero los criterios de divergencia son mayores. Existe una menor cohesión que en la comunidad internacional.

  • Sistema internacional: es el conjunto ordenado de interacciones de actores que componen una totalidad (el marco internacional). Lo importante es que hay una idea de totalidad.

'Historia del siglo XX'

Antonio Truyol y Serra define las relaciones internacionales de la siguiente forma: las relaciones internacionales tienen un doble carácter; por un lado es un campo de realidad social que se refiere a las relaciones humanas caracterizadas por ser internacionales. En todas las definiciones del término hay dos conceptos recurrentes, el escenario internacional y las referencias a los actores: los estados no son los únicos actores en las relaciones internacionales ni tan solo en el XIX; hay una pluralidad de actores. La segunda mención es la del escenario: son relaciones transnacionales donde interviene cualquier tipo de actor que interviene fuera de su comunidad política.

Relaciones internacionales también hace referencia a una disciplina científica. Es un saber científico que pretende conocer esa realidad social.

Existen entre los especialistas dificultades para uniformizar los términos. En el mundo anglosajón todo lo concerniente a las relaciones internacionales aparece bajo términos como World Politics (para las relaciones entre estados), International Relations (para tratados y teoría de las relaciones internacionales), Foreing Affairs (estudio de la política exterior de un país); e, incluso, se habla de External affairs para las relaciones de Gran Bretaña con los países de la Commonwealth.

Dentro de esta vertiente de saber científico hay que distinguir la génesis de las relaciones internacionales y los debates sobre las teorías.

La génesis de las relaciones internacionales como disciplina científica.

Viene precedida por otras disciplinas que habían tratado estos temas: historia diplomática y derecho internacional. Las relaciones internacionales como disciplina científica aparece en el contexto de las guerras de 1914 coincidiendo con la creación de la cátedra de relaciones internacionales de Woodrow Wilson en la Universidad de Gales en Aberyswith. Como consecuencia del nuevo predominio de los EE.UU. en la sociedad internacional, se crea tras la primera guerra mundial esta cátedra en el contexto de la creación de la Sociedad de Naciones promovida por Wilson y por la propia opinión pública en contra de la guerra. Una asociación vinculada al partido demócrata fue creada entonces muy relacionada con Wilson, también naciendo en círculos americanos de carácter liberal, como estudio de la guerra como problema social. Este es el objetivo de la fundación Carnegie para la paz publicando artículos para fomentar la paz.

Durante los últimos meses de la guerra hay una correspondencia muy intensa entre los aliados para hablar, entre otras cosas, de la Sociedad de Naciones. Es entonces (noviembre del 18) cuando Shut publica “Una liga de naciones, una sugerencia práctica”; la Sociedad de Naciones se reunirá una vez al año acompañada de numerosas acciones como congresos interpalamentarios... creándose un caldo de cultivo de sociedad civil.

La educación para fomentar la paz es un concepto básico para el liberalismo. Desde esta perspectiva se considera que la educación es importante para influir en la élites políticas y también en las masas (asignaturas como “educación para la paz”, que es el conocimiento de la Sociedad de Naciones, se darán, por ejemplo, en los planes pedagógicos de la Segunda República Española).

En este ambiente se empiezan a crear instituciones pioneras para estudiar las relaciones internacionales como la cátedra Woodrow Wilson, la Royal Institute of International Affairs o la Council of Foreing Relations. En España se crea una Liga Democrática por la Sociedad de Naciones pero hasta los años ´30 no aparecen instituciones para fomentar estudios internacionales.

Los ámbitos científicos que se trataban eran al menos dos hasta el momento. Primero la Historia diplomática y también el Derecho internacional. La Historia diplomática es positivista en el XIX con lo que se dedica al estudio de la política exterior de los estados fundamentándose en los documentos diplomáticos. Surge como una derivación de la Historia de los tratados surgida a mediados del XVII (equilibrio de poder) tras Westfalia en 1648. La Historia de los tratados está más apegada a la Historia del derecho.

La Historia diplomática eclosiona en torno a las dos guerras mundiales en aquéllos países donde comienza una indagación para analizar las responsabilidades internacionales de los beligerantes, basándose en los archivos diplomáticos. Va a ser Francia (la historiografía francesa) donde se desarrolle más. De aquí parte la historiografía francesa sobre las relaciones internacionales destacando Maurice Beamont, Pierre Renouvin y su discípulo Jean Mattise Duroselle. Ellos son el puente de la historia diplomática a la historia de las relaciones internacionales.

Así, el estudio científico y global de las relaciones históricas entre individuos, grupos de individuos... sería el objetivo de su estudio.

En Gran Bretaña también se considera importante estudiar la historia internacional. Primero aparece en la Cátedra Wodrow Wilson al frente de la cual estará Alfred Zimmern que es, sobre todo, un profesional de la diplomacia y un convencido idealista. Con E. H. Carr se desarrolla en esta escuela más las relaciones internacionales desde el punto de vista histórico, más realista, y no tanto basado en el idealismo de su predecesor; Carr fue embajador en Lituania (en Gran Bretaña la historia mundial será primero historia de ultramar).

Desde el ámbito del derecho internacional, término acuñado en los años ´80 del XIX, antes conocido como derecho de gentes europeo, es desde el cual aparecen los pimeros especialistas en la teoría de las relaciones internacionales como disciplina científica. Aparecen así las primeras teorías. El derecho internacional tras la segunda guerra mundial es el debate entre Monistas y Dualistas. Los Monistas representan la herencia de los “iusnaturales”, dicen que el derecho internacional está por encima de los derechos nacionales (es una lectura distinta de la soberanía estatal). Así, los estados deberían adaptar sus legislaciones a los principios del derecho internacional público.

La postura dualista es estatocéntrica, da la primacía del derecho a los estados y dice que el estado acepta en el uso de su soberanía voluntariamente.

Teoría de las relaciones internacionales.

  • Tradiciones de pensamiento internacional.

  • Tradición maquiavélica o hobbesiana (realista). Se parte del hecho de que el ámbito internacional es un estado de naturaleza donde imperan las relaciones conflictivas sobre las cooperativas (homo homini lupus...). los actores fundamentales son los estados (sólo se reconoce a los estados como actores). De esta forma piensan E. H. Carr, Kissinger...

  • Tradición kantiana o reduccionista. Se sigue la filosofía de Kant sobre las relaciones humanas sobre principios liberales y democráticos. Concibe que las relaciones internacionales son transacciones entre individuos de distintos estados (son, así, los individuos los que tienen primacía sobre los estados como sujetos de las relaciones internacionales). Todos los individuos tienen unos derechos naturales comunes y, por tanto, intereses comunes, de modo que en ese mundo priman las relaciones de cooperación sobre el conflicto. Además todos los actores (individuos) actúan bajo unos preceptos morales, una ética común, que conduce sus acciones.

  • Tradición grociana o racionalista. Se sitúa en un punto intermedio. Los actores son individuos y estados, la relación es de cooperación y de conflicto, pero en virtud de los intereses comunes de la cooperación permiten la creación de una sociedad internacional con normas para reducir el conflicto.

  • El primer debate sobre las relaciones internacionales se da entre el tradicionalismo (realismo) y el idealismo (kantiano), algo que vemos en el texto de E. H. Carr. Para este autor, la realidad de los internacionalismos es que lo que se presenta como tal no es más que la distorsión de unos intereses nacionales justificados a nivel internacional. Por tanto prevalece el estado.

    2- Ciencia y relaciones internacionales.

    En los años 50-60 hay un debate entre tradicionalistas y ciencistas. Es un debate antiguo pero ahora es el momento de eclosión de las ciencias sociales. Unos y otros se diferencian en que los ciencistas pretenden hacer de las relaciones internacionales una disciplina científica en el sentido de las ciencias naturales, participando así del modelo científico unitario; por lo que para poder conocer los acontecimientos internacionales hay que acudir a la experimentación, al estudio crítico de los datos obtenidos, a la formación de una hipótesis y al estudio de la misma. En definitiva, intentan construir leyes para predecir las relaciones internacionales. Los tradicionalistas quieren mantener la disciplina en sus parámetros tradicionales desde los ámbitos de la Historia, el Derecho y la Filosofía. Pretenden dar una explicación de los hechos sin interpretaciones globales, por lo que se fían más en los juicios personales de cada pensador; aceptan la subjetividad de su saber.

    3- Paradigmas.

    Analizamos tres paradigmas diferentes:

    Paradigma realista

    P. Transnacionalista

    P. estructuralista

    (Hegemónico entre especialistas)

    (Alternativas críticas a partir de los ´50 y ´60)

    Coyuntura en la que surgen/ argumentaciones

    Es el más vinculado a la geopolítica desde fines del XIX. Tiene gran notoriedad después de la segunda guerra mundial por la crisis del internacionalismo e idealismo de entreguerras y después de la segunda guerra mundial el conflicto perdura entre los actores, lo que se confirma en la guerra fría. O sea, los conflictos es lo dominante en las relaciones interna-cionales. Los anglosajones lo consideran ideal

    Es una aproximación científica de carácter occi-dental y liberal. Deviene de los cambios que se producen en la realidad internacional: descoloni-zación, tecnología, relacio-nes económicas, coexisten-cia pacífica... Formas diferentes de estudiar la realidad. Se denomina también “globalismo”, “interdependencia”, “socie-dad mundial”. Se origina en los EE.UU.

    Tienen una visión diferente. Frente a un mundo integrado por el capitalismo, afirman que este sistema disgrega las relaciones internacionales. Hay una visión donde predomina el conflicto sobre la cooperación. La idea de fondo es estudiar el sistema capitalista, su origen y sus consecuencias; por ello, el materialismo histórico juega un papel fundamental. Tiene multitud de teorías anejas como las de la dependencia, centro-periferia y sistema-mundo.

    Autores más relevantes

    E. H. Carr, Morgenthau, Kissinger y R. Aron, por ejemplo.

    R. Keohane y Nye.

    R. Prebisch (teoría de la dependencia), G. Frank y Amin (Tª centro-periferia), e I. Wallerstein (Sistema mundial).

    Objeto del conocimiento

    Sobre todo el Estado, que es la pieza fundamental, sino única, de las relaciones internacionales.

    Son todos los actores de las relaciones internacionales, pero no sólo el estado, sino que hay una pluralidad de actores: ONGs, individuos, multinacionales... es muy heterogéneo.

    El objeto de estudio sería una visión global del sistema internacional.

    Problemática que estudia

    Toda la problemática en torno a la seguridad. También cuestiones de geopolítica, economía, ide-ología... Pero a partir de cómo se concibe la negociación.

    Lo que prima es la cooperación, que pone de relieve que hay puntos comunes que dan lugar a la interdependencia.

    El estudio de la dependencia. El porqué de las desigualdades en el sistema capitalista a nivel mundial.

    Imagen del mundo que tienen

    Imagen de una “mesa de billar”. Los estados son los actores principales y se encuentran siempre en conflicto o choque.

    Una sociedad internacional que se ha conformado por los intereses comunes y que posee unas normas que reducen el conflicto.

    Muy conflictiva. Algunos autores, como Barbé, que hacen un símil con un pulpo de muchas cabezas que se alimenta con sus tentáculos.

    El sistema internacional en el S. XIX:

    Lo vamos a ver con tres ejemplos: según el paradigma realista, a través del análisis de Henry Kissinger en “Diplomacia”, donde vemos que prioriza el estudio de los estados y sus principales personajes. Un segundo enfoque, transnacionalista, con la obra de Antonio Truyol Serra “La sociedad internacional”. Y, por último, bajo el estructuralismo de la mano de Peter J. Taylor en “Geografía política. Economía-mundo, Estado-nación y localidad”.

    Estos serán los tres puntos de partida para estudiar el XIX.

    Kissinger:

    En Diplomacia dedica un par de capítulos a la evolución del sistema internacional en el XIX, donde las relaciones internacionales en Europa estarán sujetas a cambios importantes. Aunque el equilibrio de poder no era novedoso en las relaciones entre los estados europeos ya que procede de después de la guerra de los 30 años. Los elementos sobre los que se articula el concierto europeo después de las guerras napoleónicas serán los siguientes:

  • Lo primero será que se va a iniciar el período más largo de paz en la historia de Europa. Esa paz perdurará a lo largo de 40 años hasta mediados de siglo (1854-56) con la guerra de Crimea, que será el primer conflicto después de Napoleón que enfrenta a las potencias. Después de esto hay otro período de paz de 60 años hasta 1914. En esos años no habrá conflictos que enfrenten a las grandes potencias de forma generalizada. Así, Kissinger nos muestra cómo el entendimiento tiene un éxito irrefutable. Cuando se habla de paz, se habla de que no existe un conflicto generalizado entre las grandes potencias como conjunto, aunque hay conflictos menores como la guerra franco-prusiana.

  • Los fundamentes a través de los cuales podemos profundizar en el concierto europeo. Lo más interesante es que el equilibrio de poder descansaba sobre un doble equilibrio: por un lado sobre un equilibrio físico o geopolítico, que serían las relaciones políticas de fuerza; y, por otro lado, un equilibrio moral. Lo fundamental sería que el equilibrio de poder reduce el recurso al conflicto. Es decir, es un sistema de seguridad colectiva. Esto se contempla con un equilibrio moral porque también reduce el deseo de ir a la guerra porque el conjunto de valores es compartido así como el concepto de justicia.

  • Kissinger compara este mundo con el de después de la primera guerra mundial a través de los personajes, que serán Metternich y Castlereagh, que compara con Wilson. Entonces, Metternich, como Wilson, parte de que el hecho de que exista un consenso sobre la idea del mismo consenso es una idea fundamental para asegurar la paz. Pero la idea de “justicia” de Metternich es diferente de la Wilson, aunque la idea principal, el consenso, es válida. Tanto Metternich como Wilson son también conscientes de que el sistema político interno influye en el comportamiento y en la forma de las relaciones internacionales; o sea, hay conexión entre la política interior y la exterior, de modo que si Wilson estaba convencido de que la democracia era buena para la paz porque era un sistema de gobierno bueno y razonable, los valores de los que parte Metternich son diferentes, porque parte de los sistemas monárquicos, que ven a las democracias como sinónimos de conflicto. Y el restablecimiento de un orden internacional en paz habría de hacerse sobre ideas antiguas, el restablecimiento de las antiguas monarquías; aunque, en suma, las ideas de ambos son, como hemos dicho, coincidentes: el sistema político interno influye, para bien o para mal.

  • Otro elemento nos conduce al orden geopolítico. Cuando se reúnen en Viena comparten una idea en cuanto a lo que debía reorganizarse en el sistema internacional. El XVIII estuvo bajo hegemonía británica y significa su éxito; pero en el continente significa cierta hegemonía francesa. Por ello, la idea de equilibrio europeo de Richelieu (la fragmentación de Alemania en más de 300 estados) será cambiada: ese puzzle que era Alemania era una continua provocación según Metternich y Castlereagh, a la intervención francesa, por lo que se dio lugar a la convicción de que había que cambiar el equilibrio de poder en Europa central cohesionando Alemania reduciendo el número de estados hasta la treintena con dos grandes beneficiados: Prusia y Austria.

  • Un quinto elemento es la situación de Francia, país que recibió un duro trato. Hay que asegurar una doble premisa: debía de imponerse el nuevo diseño internacional; pero, para que fuera duradero, había que incorporar a Francia, por lo que será aceptada en la Europa de los Congresos a partir de 1818 (Congreso de Aquisgrán). Se le reconocen las fronteras de 1789. Todo esto irá acompañado de una política interna de acuerdo con los principios de Viena.

  • Otro elemento más será el concepto europeo que se asienta sobre dos pilares, uno diplomático, la Cuádruple Alianza; y el segundo la Santa Alianza. La Cuádruple Alianza es el instrumento jurídico que reconoce un determinado equilibrio de poder en Europa; de modo que las grandes potencias vencedoras, Gran Bretaña, Austria, Prusia y Rusia, firman una alianza por la que los cuatro comparten el mismo objetivo: evitar una nueva agresión francesa. La Santa Alianza es más novedosa: es una propuesta del zar Alejandro I que intentaba establecer un vínculo de unión entre los pueblos europeos a través de la pertenencia a una comunidad cristiana con elementos de cohesión. Metternich lo reformuló de forma más práctica: el vínculo religioso va a ser el punto de conexión entre los diferentes estados europeos para defender el Viejo Orden, para mantener la Restauración y para frenar el peligro revolucionario. De modo que se plantea una especie de derecho de intervención en los asuntos internos de los estados (como los 100.000 Hijos de San Luís al final del Trienio de Riego).

  • La última cuestión es la incidencia de dos personajes clave, Metternich y el secretario del Foreing Office Castlereagh. Metternich va a ser el gran diseñador del orden continental, va a polarizar la administración de la paz después de Viena y lo que es el ideal del equilibrio de forma concreta se va a orientar hacia dos polos:

    • Rusia: con Alejandro I, en la medida en que la diplomacia austríaca asume las propuestas rusas, como la Santa Alianza, y su contrapeso a las nacionalidades y a las revoluciones liberales.

    • Gran Bretaña: va a tener un protagonismo claro y evidente, lo que va a permitir a Metternich mantener una idea de equilibrio geopolítico, porque ambos países comparten la idea.

    En consecuencia, las expectativas de la diplomacia austríaca son que el apoyo inglés procurará el equilibrio geopolítico y el apoyo ruso el equilibrio moral.

    En el caso de Castlereagh, también va a ser objeto de comparación con Wilson. La clave de esta comparación se ve en la evolución de Gran Bretaña, que mantiene los compromisos de 1815 hasta tan sólo el Congreso de Aquisgrán de 1818, donde Francia se ve admitida. A partir de ahí Gran Bretaña dará marcha atrás a esos compromisos continentales y sólo actuará como observadora. Castlereagh fue uno de los personajes que asumirá una postura para que Gran Bretaña asumiera un compromiso verdadero con los asuntos continentales, como Wilson al que le pasó lo mismo en 1919. Las razones de la reticencia británica es que desean una contención a la política francesa. Pero detrás de esto persisten elementos más estructurales en la diplomacia británica:

    • El rechazo o reticencia a adquirir compromisos internacionales en el continente.

    • El temor hacia cualquier idea de hegemonía continental ya sea manifiesta en una sola potencia o bien en una unidad de Europa.

    Antonio Truyol:

    La tesis de la que parte en “La sociedad internacional” es la existencia de un sistema internacional a partir del reconocimiento de que todos los hombres tienen unos derechos e intereses comunes, y la existencia de esos derechos implica la existencia del contrato social y de ahí los intereses comunes.

    Truyol considera que para que haya sociedad internacional tiene que haber tres elementos o características:

  • Debe de haber un número de actores limitado.

  • Debe de haber una heterogeneidad de actores.

  • Los estados son considerados por un lado como miembros, pero también como órganos de ese sistema internacional.

  • Los precedentes y cronología que establece en torno al sistema internacional es que después de la disolución de la Res Publica Cristiana, que se localizaba en Europa, entraríamos en un proceso de conformación de un sistema de estados de civilización cristiana europea a partir del XVI hasta finales del XVIII. En el XIX establece una división:

  • Fines del XVIII. Configuración de un sistema de estados de civilización cristiana (a secas, por lo que es más amplio que Europa).

  • Desde mediados del XIX. Se comenzaría a configurar una sociedad de estados civilizados.

  • El concepto clave es la cristiandad y el elemento de unión el Derecho.

    El sistema de estados europeo nace a partir del XVI con la configuración de las modernas monarquías europeas dinásticas y patrimoniales; a mediados del XVII, después del Tratado de Wesfalia (por la guerra de los 30 años), toma carta de naturaleza el equilibrio de poder basado en el sistema de estados que tienen en común varios aspectos:

  • Reconoce un derecho de gentes común (derecho internacional).

  • Reconoce una idea análoga de equilibrio de poder.

  • Se reconoce como cauce de relaciones entre ellos a la diplomacia, que ya empieza a ser permanente (ver Nicholson “La Diplomacia”).

  • Desplazamiento del eje de gravedad de la civilización europea: de modo que el centro, que había sido el Mediterráneo, se va a ir trasladando a la Europa continental y el mundo atlántico.

  • Todo esto configura una cultura política que permite construir eses equilibrio de poder para regular las relaciones y la paz entre los estados.

    Otro elemento a tener en cuenta es la expectativa de expansión de los europeos en ultramar. Ese proceso va a dar lugar a la creación de nuevas “europas”, de forma que allá donde se asientan se van a ir gestando repúblicas del Continente, sobre todo en América.

    El concepto de cristiandad, fundamental desde el punto de vista jurídico, va a cambiar: Europa ya no es un concepto religiosos, sino que tiene connotaciones políticas, culturales y económicas (J. B. Duroselle “Europa”: visión culturalista de la historia de las mentalidades). Esto da lugar a que Europa desborde su geografía hasta el punto de que ya no se identifica cristiandad con Europa.

    Así, a finales del XVIII se inicia una transición hacia un nuevo sistema de estados a partir de estas tendencias. Este cambio viene aparejado, desde una dimensión internacionalista, al ciclo revolucionario de fines del XVIII y primera mitad del XIX, que no es un fenómeno europeo sino atlántico: se inicia en 1776 (4 de julio) en EE.UU.. A partir de la revolución americana eso se propaga por América lo que produce la emancipación de casi todo el continente para 1820. Podemos hablar de un nuevo sistema internacional por dos aspectos nuevos:

  • Triunfa, gracias a la revolución, el derecho de los pueblos a disponer de sí mismos. Lo que legitima el derecho a la rebelión. Esto aparece ya con Locke, que otorga el derecho a la sociedad para rebelarse si los gobernantes no administran los intereses de todos. De esto hicieron uso los inglesas (Cromwell) y también las Provincias Unidas contra los Habsburgo. Para los americanos la justificación es parecida, evocándose los principios de Locke. Era una práctica ya positivada en el mundo anglosajón. Implica un cambio de legitimidad: frente a la legitimidad dinástica se crea ésta, democrática, que es la Soberanía Nacional. Esto se va extendiendo por Europa y fuera de ellas durante el XIX y XX.

  • Una nueva forma de gobierno, la República, frente a las monarquías de antiguo régimen. Sin embargo, la república no era un sistema de gobierno novedoso, con ejemplos en Grecia pero también en la Europa moderna: Génova, Venecia, las Provincias Unidas... Implica un cambio esencial en la forma de gobierno como reacción a las monarquías del antiguo régimen. Las repúblicas pueden tener diferentes fisonomías como la federal de EE.UU. y su régimen presidencial que es como un monarca electivo y de duración limitada, ya que es un ejecutivo en manos de una sola persona. En Europa las repúblicas serán diferentes, casi siempre bicéfalas aunque la esencia democrática es la misma.

  • Todo esto nos lleva a otro proceso a mediados del XVIII. El impulso en la codificación del derecho a partir de Viena significa que el punto de partida de los iusnaturalistas será el derecho español del XVI del padre Vitoria y P. Suárez, conforme al derecho de gentes europeo; aunque el derecho del XIX y XX es estatocéntrico porque radica en el Estado.

    Después de 1815 en el mundo centroeuropeo (Prusia, Confederación Germánica...) van apareciendo tratados sobre el derecho de gentes europeo. Y lo más llamativo en esa evolución es que se han modificado los criterios para ser sujeto de derecho; si antes era la pertenencia a la cristiandad, en el XIX va a ir siendo el criterio de pertenencia a una comunidad de civilización: por ejemplo, la pertenencia a la Santa Alianza no es un criterio religioso sino que supone sumarse a un determinado orden.

    Desde el punto de la consideración del sistema internacional, el mundo europeo, proyectado en América, significa que ya no implica que ser cristiano sea pertenecer a la comunidad de civilización europea. Esto lo vemos en A. Truyol, que enumera la paz que se concierta después de Crimea en 1956. En esa paz, el artículo 7º reconoce a la Sublime Puerta la facultad para participar de las ventajas del derecho de gentes europeo y de que el Imperio Otomano forme parte del Concierto europeo. Implica que por primera vez un Estado no cristiano es admitido (aunque no de forma igualitaria) en la comunidad de estados civilizados. Ya hay entonces una diferenciación distinta: países civilizados frente a países no civilizados.

    Esta dinámica se extiende al resto de los continentes en un proceso de colonización aguda: el imperialismo. De forma que los pueblos asiáticos y africanos se van a ver mediatizados por esa extensión de la civilización a partir del cual se extiende la hegemonía europea en ultramar.

    A medida que Europa se va haciendo hegemónica el derecho se convierte en un elemento para instrumentalizar dicho dominio. De modo que cuando los europeos inician una carrera imperialista la herramienta que utilizan para legitimarse es el derecho, por lo que se pasa a un derecho de dominación. En África y Asia aparecen los tratados desiguales como los tratados de puertas abiertas (la guerra del opio en los ´40 del XIX y su subsiguiente reparto del mercado) que implica un reparto del mercado entre los pueblos europeos (aplicando el nivel arancelario mínimo). Otro ejemplo son las esferas de influencia que tienen componente económico pero también político militar. De modo que cuando Europa decide repartirse una región implica una influencia económica pero con componentes militares, como en Persia, Siria, Marruecos... que luego puede dar lugar a cualquier estatuto colonizador.

    El caso africano es más flagrante. El corazón de África era desconocido. Cuando Europa empieza su expansión colonial, cuando se reúnen en la Conferencia de Berlín de 1885 empezaron a repartirse África. Los argumentos era muy diferentes: religiosos (España y Portugal), geográficos, económicos... La práctica jurídica también se ve aquí: cuando un país toma posesión de un territorio, por ejemplo el protectorado de Marruecos en 1912, no se le comunica al Sultán, sino a las potencias europeas en forma de términos de derecho, menospreciando a dichos pueblos.

    Taylor.

    Su libro, Geografía política, economía-mundo, estado-nación y localidad, es un reflejo de la forma de las revisiones de los ´70 y ´80 de las teorías estructuralistas. Es un rosario de influencias: se suma a las corrientes revisionistas en torno a la geopolítica; es una geopolítica de los actores. Otras influencias son la estructuralista y la de las teorías del sistema internacional; una tercera aparece desde el ámbito de las teorías económicas (Kondratieff, pero también las de centro-periferia). Pero la figura que más ha influido en la teoría del sistema internacional es Wallerstein, sociólogo que estudió África y que llegó a la conclusión de que tenía que entender el capitalismo y la historia para entender dicho continente. Y las influencias sería el norte-sur, o centro-periferia, de G. Frank y desde la historia los de Annales, sobre todo Braudel. Pero las tesis de Wallerstein parten de la idea de comprender el sistema internacional y el sistema capitalista, lo que le lleva a diferenciar dos modelos históricos:

  • Imperio-Mundo: corresponde a antiguos sistemas de dominación en la Historia Antigua que se concretan en la época medieval y funcionan suponiendo un Imperio que controla un territorio o zona: Imperio Romano, China, Imperio Persa... Su economia es agraria pero donde los productores tienen una tecnología suficiente para generar un excedente. Ello posibilita que se desarrollen otros ámbitos de la actividad social: clase religiosa, militar, comercial... Y ese excedente es manejado por el grupo burocrático militar: el Estado.

  • Economía-Mundo: Es un sistema basado en el Capitalismo. Se basa en sus cimientos y características. De los tres factores de producción, trabajo, suelo y capital, este último es el importante. El objeto de esta economía es el beneficio que se manifiesta como excedente en forma de acumulación de capital

  • Wallerstein considera necesarios unos requisitos para el sistema mundial, dos fundamentalmente: la existencia de un mercado capitalista mundial y la existencia de estados que viven en equilibrio (alternándose conflicto y cooperación). Hay un tercer aspecto, más discutible, que es el predominio de esquemas triangulares como capitalistas, clases medias y obreros; periferia, semiperiferia y centro; partidos de derechas, centro e izquierdas... Las teorías de Wallerstein han sido muy revisadas, intentando corregir ese economicismo añadiendo un sistema cultural o de civilización. Peter Taylor, por ejemplo, tiene en cuenta el factor económico pero tiene ciertos factores culturales, tecnológicos, políticos... En este sentido Headrick dice que los países del centro tienen una superioridad tecnológica, son países modernizados.

    Taylor interpreta la evolución del sistema internacional en el XIX a partir de dos conceptos claves: ciclo hegemónico y órdenes geopolíticos mundiales. Los ciclos económicos son más largos en el tiempo que los órdenes geopolíticos. Establece un modelo comprobando el ciclo hegemónico británico y el norteamericano. Los inicios y fin de ciclo coinciden con los cambios de orden geopolítico que coinciden con conflictos bélicos. Desde el punto de vista económico, la hegemonía política equivale a la económica. En términos tecnológicos la analogía es la misma (Gran Bretaña cuna de la revolución industrial “workshop of the world” como lema de la exposición de Londres de 1851). En términos de civilización, forma de vida, es también una analogía (es decir, el ciclo hegemónico no sólo se corresponde con el factor económico, sino también con el político, tecnológico...).

    Otra peculiaridad del ciclo hegemónico es que esa hegemonía se hace compatible con un sistema de equilibrio de poder. En el caso de Gran Bretaña mantiene un equilibrio con el continente y tiene las manos libres en ultramar.

    El orden geopolítico supone una cierta estabilidad en las relaciones de poder entre los estados (concepto realista). El punto de partida para P. Taylor es 1815. El origen del sistema internacional contemporáneo surge en el Congreso de Viena, desenlace del pulso entre franceses y británicos por la hegemonía. No es un sistema diseñado por Gran Bretaña pero en él participa y se ve beneficiada evitando la amenaza de una potencia hegemónica en el continente que siempre ha sido una amenaza para ellos; y, además, puede reformular su imperio de ultramar tras la pérdida de las 13 colonias de América del Norte. Esto es definido por Taylor como Orden Mundial de hegemonía y concertación.

    Este sistema entra en crisis con la guerra de Crimea aunque el fin de este modelo de concertación viene de un cambio en las relaciones internacionales de Europa. Tras la guerra franco-prusiana la unificación alemana implica no sólo la creación de un estado-nación, sino es la creación de la gran potencia continental. Alemania empieza a establecer un diseño de relaciones internacionales que gira en torno a los intereses alemanes con el objetivo de neutralizar a Francia. La hegemonía en el continente es de Alemania pero no pone en peligro la hegemonía británica porque se reduce al continente. De ahí Taylor llama al período Rivalidad y Concertación, pues su ámbito de acción no entra en colisión.

    Este sistema coincide con el fin de la hegemonía británica (hacia 1890) desde el momento que Alemania cambia sus expectativas de política exterior. La política exterior de Guillermo II será mundial (una vez desaparecido Bismark) compitiendo con Gran Bretaña en ultramar.

    Además, la potencialidad de Japón y EE.UU. hace que la hegemonía británica vaya declinando, ya no es incontestable.

    El fin del ciclo hegemónico británico se da cuando Gran Bretaña abandona su aislamiento para iniciar una política de alianzas con otros estados a partir de 1904, cuando firma acuerdos con Francia para repartirse el norte de África. Previamente había firmado en 1901 un acuerdo naval con Japón para defender sus intereses en el Pacífico. En 1907 se ata con Rusia. Se entra en el orden geopolítico que Taylor llama de Sucesión Británica.

    Sin embargo, este sistema no tiene en cuenta a Japón ni a EE.UU., ni siquiera al imperialismo donde no sólo actúa Gran Bretaña sino también Francia, Holanda... (España será semiperiferia porque depende del capital inglés y francés).

    Teorías como esta explican grandes fenómenos pero no asimilan la complejidad de la realidad. No responde a preguntas singulares.

    Rasgos fundamentales de las relaciones internacionales en el XIX.

    Arco cronológico: para la historiografía francesa la cesura (comienzo de la Hª Contemporánea) se corresponde a la Revolución Francesa, o también al ciclo de las revoluciones atlánticas. Para la historiografía inglesa se habla de la Hª Moderna reciente.

    Sin embargo, ni la Revolución Americana ni Francesa suponen un cambio radical en las relaciones internacionales. Es más significativa la fecha de 1813, cuando el equilibrio de poder adquiere una nueva fisonomía (inicio del sistema de relaciones internacionales del XIX). El punto final se puede situar en la primera guerra mundial, pues nace la organización internacional y se va tejiendo el ciclo de la actual sociedad internacional. Así, será de 1814 a 1914-19.

    Marco político:

    Se distinguen tres grandes cuestiones: la preponderancia europea, práctica y vida diplomática y desarrollo de la geopolítica y estrategia.

    La preponderancia europea.

    En el XIX culmina un proceso de hegemonía europea. Es un sistema internacional eurocéntrico y eurodeterminado (pues la perspectiva de las relaciones internacionales se hace desde la cultura y civilización europeas). La civilización europea actúa a través de la expansión, lo que provoca una imagen del mundo determinada.

    Los estados europeos compiten entre ellos en Europa y en ultramar. Por debajo de esas diferencias hay un acervo de civilización común (en cuanto a derecho de gentes, formas diplomáticas, francés como lengua universal de la diplomacia...) que es la estructura sobre la que se dan los instrumentos para la hegemonía. Esta hegemonía se ha ido estableciendo a través de descubrimientos geográficos, innovaciones tecnológicas (superior cultura material) que provoca la expansión que, a su vez, propone reproducir europas en ultramar. La relación con ultramar va a ser desigual.

    La relación con otros lugares supone un cambio en la concepción del mundo (ello se expresa, por ejemplo, en la cartografía) conociéndolo más exactamente. Pero esa cartografía cada vez más perfeccionada no es el único elemento que se desprende del proceso. La cartografía tiene un peso ideológico: por ejemplo en Europa se da una posición privilegiada al Viejo Continente y también al Atlántico situándose en el centro de forma artificial.

    Los actores de Europa son las grandes potencias. Revisando los Congresos del XIX se repite la pentarquía de Rusia, Prusia, Gran Bretaña, Francia y Austria-Hungría. Son las piezas claves del Concierto Europeo y del equilibrio de poder, son el epicentro del sistema internacional. Entre 1830 y 1914 el 95% de las conferencias internacionales se dieron en un cuadrilátero imaginario con las puntas de Estocolmo, Berlín, Londres y Roma.

    Práctica y vida diplomática.

    (el papel de los monarcas, aristocracia y diplomáticos, de los personajes políticos y de los grupos de poder).

    La práctica de la diplomacia se afianza durante la Edad Moderna llegando a los enviados permanentes. Los monarcas son la pieza clave de las relaciones internacionales en el XIX, ya sean monarquías autocráticas (I. Otomano, o Ruso), parlamentarias (Gran Bretaña)... Tienen un papel clave porque son los jefes del estado y símbolo de poder del estado-nación que se está construyendo en el XIX. Todo acto diplomático se hace en nombre del rey; además, los enlaces matrimoniales entre las monarquías siguen siendo fundamentales (no ya para unificar monarquías, sino para ordenar políticas o acuerdos).

    La aristocracia es también fundamental dentro del entramado burocrático. La cartera de personal de la diplomacia va a ser la aristocracia tanto en los países donde persiste el Antiguo Régimen como en países republicanos como Francia. La diplomacia va a ser uno de los cuerpos más cerrados al cambio, es decir, más tardíamente se burocratiza la institución.

    El papel de los embajadores se desarrolla en una situación de individuos muy reaccionarios. Ello genera una situación paradójica porque esos miembros de la aristocracia suelen codearse en ese mundo de élites con lo que tendrán un conocimiento escaso del conjunto de la sociedad y la información que van a remitir va a ser relativa pero clave porque proviene de las gentes más informadas del país donde trabajan.

    Hasta bien entrado el XX siguen siendo los aristócratas los que permanecen en la escuela diplomática por la tradición y por los bajos salarios que recibían, con lo que ellos debían de contar con importantes sustentos.

    Los personajes políticos también ejercen una función capital. Son altos funcionarios de ministerios de asuntos extranjeros, secretarios de asuntos exteriores y primeros ministros. Su papel se ve fortalecido porque la diplomacia va a ser el campo de la esfera estatal más reticente a la democratización. El control del legislativo sobre los asuntos exteriores va a ser un proceso muy lento.

    Estos personajes van a llevar a cabo escuelas de política exterior. Por ejemplo en Gran Bretaña destaca Castlereagh, Salisbury, Chambelain o Palmerston. Para Francia destacan Hamoteau, Delcassé y Jules Ferry; para Alemania Bismark, Von Bülow; en Italia Giolitti; en España Castelar, Cánovas o Maret... Todos ellos tienen formas de pensamiento sobre política exterior que por su puesto en la administración se van a llevar a la práctica.

    Desarrollo de la geopolítica y estrategia.

    La geografía es la clave de la política exterior. Durante el XIX la política exterior está influenciada por grupos de presión económicos (que a veces se presentan de formas organizadas como Sociedades de Amigos del País), iglesias, sociedades geográficas... Representan a la sociedad civil que se va afianzando en los estados liberales.

    El término de geopolítica se acuña en 1899. Está asociado al estado-nación. Los estados en función de su posición en el mapa llevan a cabo una interpretación política para defender sus intereses y aspiraciones en el ámbito internacional.

    Las formulaciones geopolíticas dependen de muchos factores, como la filosofía del poder (nacionalismo, imperialismo...), la geografía, recursos humanos, tecnología... Según Macknder (¿?) para poder ejercer la hegemonía sobre el mundo hay que controlar el Heartland. Frente a ello Mahon (¿?) dice que son las potencias navales las que pueden ejercer el control mundial.

    Haushoffer, geopolítico de Weimar y del III Reich, divide el mundo en regiones. Asumen la doctrina Monroe, reconoce la situación de Rusia y reconoce el dominio de Alemania en Europa y África. Es una crítica al sistema de Versalles.

    Los medios militares son también parte de la geopolítica. En las embajadas del XIX comienza a destinarse agregados militares y navales en contacto directo con su embajador. Recaban información para el embajador y para sus estados mayores, para valorar amenazas y alianzas militares. En coyunturas de conflictividad desempeñan una labor más importante y son la base del espionaje.

    El desarrollo de la política exterior, teniendo en cuenta el peso de los militares, tiene un importante foco en los estados mayores. Su importancia se destaca, por ejemplo, en Alemania con el plan Schlieffen de los ´90 para invadir Bélgica, o bien el rearme naval de Von Tripitz. En Francia destaca la línea Maginot; en EE.UU. Mahon que a partir de 1885 publica “La influencia del poder naval en la historia” y sus formulaciones inciden mucho en la política naval norteamericana (la carrera naval de fines de los ´80 que se potencia cuando Roosevelt es nombrado Secretario de Marina).

    Marco económico.

    Relaciones económicas internacionales.

    Las relaciones económicas internacionales, a medida que se asienta el capitalismo, se mantienen a dos niveles: relaciones económicas entre estados y relaciones de individuos o grupos de un estado con individuos o grupos de otro. Adquieren la forma de intercambios entre individuos a nivel demográfico con profundas consecuencias, como la migración transoceánica sobre todo a EE.UU. El ciclo migratorio se iniciaría en las Islas Británicas, centro y norte de Europa, para luego (en la 2ª mitad del XIX) trasladarse a los pueblos del sur y zona eslava de Europa.

    Relaciones comerciales.

    Evolucionan entre Europa y entre Europa y el mundo de ultramar. La evolución de las relaciones de Europa a partir del librecambio liberalista o los medios de producción. A medida que se extienden las prácticas del librecambio, hacia 1860 con el Tratado Francobritánico, se van sumando los demás estados a estas prácticas. Ello gira a partir de la depresión de los años ´70 del XIX que se manifiesta con la competencia agrícola y ganadera extraeuropea, por lo que se da una política proteccionista. A partir de 1878 todos los países europeos excepto Gran Bretaña y Países Bajos adoptan medidas proteccionistas.

    En cuanto a las relaciones de Europa con ultramar, éstas son desiguales lo que conlleva estrategias por las grandes potencias europeas de captar mercados para colocar sus mercancías e inversiones con el objetivo de conseguir beneficios que concurren en las metrópolis. Las estrategias económicas son muy diversas: tratados de puertas abiertas, asimilación absoluta, reparto... Gran Bretaña ha forjado una infraestructura para actuar de intermediario entre Europa y ultramar (como hicieron los musulmanes entre Europa y Asia en la Edad Media y Moderna).

    Relaciones financieras.

    El papel lo juegan las grandes potencias económicas como Gran Bretaña, Francia (los primeros industrializados); y luego Alemania, EE.UU. y Japón. Estas potencias son las únicas dotadas para hacer esas transferencias de capital que pueden contribuir, a priori, al desarrollo de los países receptores de capital. En cambio las inversiones se hacen para obtener beneficio. Así, esas transferencias se hacen desde la óptica de los intereses de las metrópolis (como la red de ferrocarriles en España, para favorecer a las compañías británicas y francesas).

    Las transferencias de capital adquieren distintas formas:

    • Préstamos: en el siglo XIX no se dan préstamos de un estado a otro (esto surge tras la primera guerra mundial), sino por entidades bancarias privadas. Se recurre así a bancos británicos o prusianos. Incluso las indemnizaciones de guerra se negocian entre el país indemnizador y los bancos de los países a indemnizar.

    • Inversiones: no son públicas (estatales) sino de entidades bancarias. Destaca el sector bancario británico que es el eje del sistema financiero internacional (ver fotocopia).

    Es difícil entender las reticencias de Francia de invertir en Alemania tras la guerra de 1870 sin entender el golpe moral de la misma.

    Horizonte cultural y psicológico.

    Imágenes del otro (dentro del nacionalismo).

    Las percepciones entre los pueblos son distintas según los estamentos de la comunidad, no es lo mismo la de un partido o financiero con información más veraz que un individuo de “a pie”. Así, los elementos de cultura modelan las imágenes. Las distorsiones son mayores en función de las percepciones de los europeos con los mundos de ultramar. En este proceso inciden varios factores: la proximidad geográfica, la intensidad de los intercambios, el peso específico de un estado y la percepción de amenaza. Todo ello modela incluso las imágenes geográficas. España identifica a Europa con una zona atlántica occidental; en Francia se percibe prioritariamente a Alemania, Gran Bretaña e Italia (España y Portugal quedan al margen). También se dan imágenes explícitas, no por ello verdaderas, en función de la historia.

    Los cauces de la información son la prensa fundamentalmente (por ejemplo, la imagen de los Estados Unidos es como la tierra de las oportunidades). En la prensa influyen las agencias que suministran las informaciones. En Francia Havas, en Gran Bretaña Reuter, en Alemania Woly y en EE.UU. Associated Press. Todas estas agencias son las que suministran la información, mandándola del exterior.

    El control de la tecnología es de las potencias, sobre todo de Gran Bretaña.

    En el desarrollo de la prensa influyen los cambios del XIX. Se introduce la fotografía, el rotativo, el abaratamiento del papel y, por supuesto, el proceso de alfabetización.

    Las imágenes que llegan a la prensa van a ser filtradas, las noticias del exterior coinciden con las distintas coyunturas. Las revistas son las que se hacen eco de fotografías, ilustraciones, testimonios literarios que se construyen una imagen occidentalizada del exterior. Así, se dan mitos de los europeos en el exterior y de sí mismos. Por ejemplo, el tratado de Rusia y Francia contribuyó al cambio de la imagen de Rusia como pagador; la prensa británica da una imagen de Francia como atrasada, débil y corrupta y con una política exterior con el objetivo de no decaer más.

    Incidencia del nacionalismo e internacionalismo.

    Ver Hobsbawn “Naciones y nacionalismo”.

    Pocos acontecimientos de relieve se pueden explicar sin atender a las nacionalidades. Las revoluciones como las del 30 y 48, la unificación alemana o italiana, el desmembramiento austro-húngaro u otomano... Nada de ello se puede entender sin el fenómeno de las nacionalidades. Conviene vincular el nacionalismo en un proceso de conformación de una identidad nacional desde la cultura, la historia, la música (Verdi en Italia, Wagner en Alemania, Chaikowsky en Rusia...). álvarez Junco en un capítulo de “Más se perdió en Cuba” desarrolla la conformación de la indentidad española para crear un estado-nación liberal.

    Las nacionalidades en Europa occidental se sienten coincidir por el pueblo con su estado-nación. En el centro y este de Europa no es así. Pero esto es cierto a rasgos generales porque también en occidente hay problemas nacionales (en Irlanda, Córcega, Cataluña, Alsacia y Lorena...). en el este, sin embargo, la situación es más complicada por la mezcolanza religiosa, étnica y cultural que impide la creación de un estado-nación, pues supone la exclusión.

    En la Europa del XIX esta situación es especialmente relevante en Austria-Hungría y el Imperio Otomano.

    En Austria-Hungría hay dos núcleos con la monarquía dual. Hay además pueblos de pasado independiente como los checos de Bohemia, los croatas y los rumanos. Otros pueblos que empiezan a desarrollar una identidad común pero sin aval histórico por un menor peso cultural serán los eslovacos, eslovenos y rutenos.

    El Imperio Otomano refleja una situación similar por la propia idiosincrasia de la monarquía que es musulmana. Son problemas extensivos también a la zona de Asia y África pero en Europa tiene mayor importancia: la independencia de Grecia en los ´20 y luego de Rumania y Bulgaria. Ello además se complica con las aspiraciones de los serbios de crear la Gran Serbia. Además, hay albaneses, bosnios, kosovares... Esta mezcolanza da lugar a fenómenos de estados-nación que en un caso son convergentes (Alemania o Italia) mientras que en las antiguas monarquías nacionales dan lugar a procesos de desmembración.

    Otro fenómeno es la internacionalización. La propia guerra fomenta procesos de cooperación. El Congreso de Viena, por ejemplo, soluciona el tráfico del Rin abogando por la libre navegación. La guerra de Crimea y la Paz de París de 1856 da lugar a una práctica similar por el Danubio. Estas prácticas abarcan todo tipo de actividades no sólo económicas, sino que hay ejemplos como la Unión Postal Internacional o la creación de la Cruz Roja Internacional. Estos procesos de cooperación internacional abarcan también el papel de las iglesias. También el desarrollo del internacionalismo sindical supone un ejemplo de internacionalización.

    PARTE II. El Concierto Europeo y el despertar de las Naciones (1815-1871).

    TEMA 2º. Cambio y continuidad en el tránsito al siglo XIX: la era napoleónica.

    'Historia del siglo XX'

    Situación general europea a fines del XIX.

    Mapa europeo.

    Francia es el poder hegemónico continental en el XVIII y se alía con España a través de los Pactos de Familia. Luis XIV y Richelieu son los que articulan esta hegemonía.

    En Europa, cuando estalla la revolución francesa, hay una mayoría de monarquías absolutas (despotismo ilustrado) y sólo Gran Bretaña es una monarquía limitada por el poder del Parlamento; las pequeñas potencias se dividen también entre una mayoría de absolutistas y pocos ejemplos cercanos a las premisas de Inglaterra como las Provincias Unidas. La península italiana y los estados alemanes configuran una realidad distinta.

    Grandes potencias.

    Entre las grandes potencias absolutas está la de la Rusia de los Romanov, Prusia y Austria.

    Rusia, desde 1789 hasta la victoria sobre Napoleón, está gobernada por Catalina II y Pablo I. Es la más autocrática de las monarquías manteniendo pautas de sociedad medievales como la servidumbre. Rusia, a fines del XVIII, era la gran potencia terrestre con expectativas de política exterior expansivas hacia el este (Asia) y hacia el mar. Ello mediatiza su relación con el Báltico, el reparto de Polonia con Prusia y Austria; en 1795 Rusia es la que obtiene más beneficio del desmembramiento de Polonia ya que gana el antiguo ducado de Varsovia, desempeñando, a partir de entonces, una política de rusificación con el pueblo finlandés y polaco.

    Prusia es una monarquía conservadora asentada sobre su aristocracia terrateniente y militar, los Junkers, que, en cambio, ha iniciado un proceso de modernización en su administración y ejército. Su poder militar es muy importante (uno de los eslóganes del reinado de Federico II consideraba que una diplomacia sin armamento es como una orquesta sin instrumentos). Prusia pugna con Rusia, Austria y Francia por redondear sus fronteras. Es la época de Federico Guillermo II y F. Guillermo III

    En Austria gobiernan José II (hasta 1790), su hermano Leopoldo, y el hijo de José II, Francisco II. Austria es la gran potencia demográfica. Es un imperio muy disperso y heterogéneo en el sentido étnico, cultural y religioso. Participa en el proceso de reparto de Polonia; se logran unificar las partes occidental y oriental que habían estado separadas mediante la incorporación de la Pomerania. Austria logra ampliar sus fronteras nororientales en la zona de Galitzia (sur de Polonia y norte de Rutenia). Austria antes de ser la monarquía dual en 1876 es la más evolucionada en el sentido ilustrado. Se había modernizado la administración, con tolerancia religiosa y se avanzó en la idea de la separación de la iglesia y el estado para que las minorías respetasen la monarquía. Ello tropieza con el obstáculo de la inercia a defender sus privilegios de la aristocracia en cuestiones como las fiscales.

    Gran Bretaña en el XVIII ha consolidado los cambios del XVII en la dirección de una monarquía limitada. Va a ser la práctica lo que va a ir modelando el proyecto político del estado. Con Guillermo de Orange y los Hannover (Jorge I, II y III) se da un cambio en los asuntos de gobierno, frente al despotismo continental consiste en que el poder del rey va a ir siendo transferido gradualmente al Gabinete (Consejo Real). en el Gabinete hay un Primer Ministro que es el intermediario con el rey y el coordinador del Gabinete. La asunción de poderes del Gabinete no se debe sólo a la revolución sino a que los propios Hannover estaban más preocupados en sus patrimonios que en Inglaterra (ni Jorge I ni el II hablaban inglés). Los gabinetes estaban formados en función de la representación parlamentaria (Whigs y Tories). Gran Bretaña es la gran potencia marítima y comercial del mundo a pesar de perder las 13 colonias americanas en 1783.

    Potencias de segundo orden.

    España, tras Carlos III ya no es una gran potencia aunque sigue siendo una potencia mundial por sus colonias. Así, la importancia en el continente se va a ir modificando e función de su papel en ultramar.

    Las Provincias Unidas es el país más similar a Gran Bretaña tanto en el ámbito comercial como en el político. Está gobernada por unos Estados Generales y un gobernador. Será absorbida por la Francia revolucionaria.

    Italia es un mosaico de reinos y repúblicas de distinta identidad, como la República de Génova y Venecia, los Estados Pontificios, el Piamonte, las Dos Sicilias... Tradicionalmente han estado sometidos a las potencias.

    El Sacro Imperio se forma de más de 300 estados, algunos grandes como Prusia, junto a ciudades estado como Frankfurt. Austria ha ejercido la autoridad allí; la idea de la Alemania fragmentada fue auspiciada por Luís XIV y Richelieu.

    El impacto de la Revolución Francesa.

    Europa se divide en cuanto a la toma de postura sobre la revolución francesa, a favor o en contra. Los círculos universitarios está a favor, pero hay sectores en contra porque lo consideran una amenaza al antiguo orden. La dualidad se manifiesta también en el ámbito de las relaciones internacionales desde que Francia aborda sus fronteras generándose coaliciones que agrupan a la mayoría de estados europeos.

    Desde los primeros años de la revolución (1789-91) no hay una percepción de Francia como amenaza sino que la revolución está debilitando a la gran potencia continental del XVIII. Distinto será a partir de 1792 cuando se inicie una dinámica de expansión francesa. La postura de las potencias cambia: habrá reacciones ideológicas (contrapropaganda) y la reacción por la vía militar.

    Contrapropaganda.

    Los sectores críticos con la revolución difunden obras como la del abat Barruel que culpa de la revolución francesa a los masones ilustrados. Desde otros ámbitos, Edmon Burke publica en 1790 “Reflexiones en tomos a la revolución en Francia” donde contrapone el modelo de revolución inglés al francés elogiando el modelo gradual inglés frente a la ruptura violenta francesa. Todo esto tiene incidencia en los ámbitos intelectuales.

    Lo que cala más en la opinión pública es el folleto o las canciones. Ello va acompañado de políticas contrarreformistas que tienden a dar un paso más en el proceso de involución. En España se abolen las cátedras de derecho natural; en Austria se frena la reforma agraria; en Inglaterra se suprime el Habeas Corpus.

    Como vía militar desde el 92 se dan conflictos armados entre Francia y Prusia y Austria, que son el núcleo de la primera coalición.

    Expansión militar y construcción de la Europa napoleónica.

    Proceso de expansión militar y territorial hacia la constitución del Imperio.

    El proceso de expansión de la Francia revolucionaria no se da inmediatamente. El afán expansivo va surgiendo al calor del conflicto entre Francia y las potencias de antiguo régimen.

    Los objetivos financieros y políticos están presentes en el proceso. A medida que se controlan más territorios se incrementan las exigencias logísticas (más soldados, más medios y con ello más recursos). Ello va acompañado de un proceso de desgaste para Francia porque en muchos lugares ocupados se van dando resistencias.

    Se distinguen tres fases:

  • Expansión de la Francia revolucionaria (1792-1804).

  • Expansión imperial 1804/5-1812).

  • Crisis imperial (1812-1814/15).

  • La expansión de la Francia revolucionaria se puede articular en función de las coaliciones en contra. La primera coalición se da en 1792 y está formada por Prusia, Austria y la mayor parte de los estados europeos menos algunos estados (algunos alemanes, el Imperio Otomano...). la novedad del ejército francés, formado en la idea de nación en armas, es de una realidad y organización distinta de los combatientes. La crisis de la primera coalición, que es derrotada fácilmente, se consume en dos países: el tratado de Basilea de 1795 que supone que la coalición queda reducida a Austria y Gran Bretaña. La paz de Basilea supone la expansión francesa que llega a sus fronteras históricas (Pirineos, Alpes y Rin: idea de la gran Francia de Richelieu, limitada por accidentes naturales). Absorbe así a los Países Bajos austríacos, aunque Austria no reconoce la anexión, y en el sur redondea la frontera con los Alpes.

    El conflicto termina en la Paz de Campoformio (¿?) en 1797. Gran Bretaña refleja la pervivencia de su rivalidad secular con Francia (que todavía tiene claros resgos ultramarinos). En el continente se pretende que los Países Bajos no estén en manos de una gran potencia.

    En el caso austríaco el conflicto se divide en dos frentes: la ofensiva francesa se da en los estados alemanes e italianos, dos zonas que son para Austria consideradas como ámbitos naturales de acción. Todo este proceso es un repliegue de los intereses austríacos.

    En Campofiormo se crea la República Cisalpina, territorios bajo control tradicional Habsburgo modificándose ya el mapa de Italia. La política de Francia tiende a eliminar la presencia austríaca en Europa. Tras anexionarse la zona de Bélgica se crea la República Bátava (antiguas Provincias Unidas), estado satélite de la Francia del Directorio.

    Francia anexiona el Piamonte directamente y los Estados Pontificios son ocupados creándose la República Romana. Francia no se ha conformado con respetar los acuerdos de Basilea y Campoformio sino que ha modificado el mapa de acuerdo a sus intereses; ello supone la creación de la Segunda Coalición en la que participan Gran Bretaña, Austria, Rusia, el Imperio Otomano y Nápoles. Aprovechando que Napoleón estaba en Egipto la Segunda Coalición tiene resultados positivos pero con Napoleón, que regresa en 1798, se consume una rápida derrota de la coalición.

    La paz con Austria se da en Luneville en 1801 y con Gran Bretaña en Amiens en 1802. Ello supone un cierto equilibrio en la situación de Europa. Por Luneville se crea la República de Etruria (Toscana), otro reino satélite de Napoleón. Por Amiens tiene lugar una anexión ultramarina, pues se pacta con Gran Bretaña la devolución a Francia de unas colonias en el Caribe, devolviendo Francia al Imperio Otomano Egipto, renunciando también a Malta y reconociendo, por último, la vuelta de los Borbones a Nápoles.

    Francia intenta llevar a cabo un bloque de alianzas para bloquear a Inglaterra e invadirla. Ello conlleva alianzas, una con España en 1801 en Aranjuez para contar con la marina de guerra española y neutralizar la superioridad naval de Inglaterra amenazando las posesiones caribeñas inglesas, lo que la obligaría a enviar allí su flota y, así, poder invadir Gran Bretaña. Esto fracasa porque los británicos ganan en Trafalgar a la flota hispano-francesa.

    Napoleón, cuando es nombrado emperador en 1804, intensifica las operaciones militares en Europa. En 1803 se genera una nueva coalición al calor de la batalla de Trafalgar con Gran Bretaña, Austria y Rusia. El desarrollo del conflicto da lugar a una estrategia francesa para evitar que rusos y austríacos unieran sus ejércitos. Así, Francia vence en Ulm y Austerlitz; y ello supone la Paz de Presburgo, que significa la eliminación de la presencia austríaca en Alemania e Italia. Francia anexiona toda la Venecia, Istria (la salida de Austria al mar) y la costa adriática. El Sacro Imperio estará formado por 300 unidades políticas, que habían sido concentrados por Napoleón estableciendo estados aliados y favoreciendo los intereses de éstos. Así, Baviera, Baden y Wutemburg son aliados de Napoleón.

    En 1805 se pretende crear una nueva entidad política que pone fin al Sacro imperio. En julio de 1806 se crea la Confederación del Rin con influencias de los estados del sur aliados de Francia en detrimento de Austria y Prusia. La amenaza para Prusia supone la creación de una cuarta coalición (Gran Bretaña, Rusia y Prusia) que acaba derrotada y conduce al Tratado de Tilsit (1807): Prusia es damnificada porque supone un reparto de Europa entre Francia y Rusia a través de una alianza. Prusia ve mermado su territorio en un 50%, repartido entre los estados alemanes y Rusia y se crea el Gran Ducado de Varsovia (por los lazos históricos franco-polacos). Rusia se incorpora a la política de bloqueo contra la Gran Bretaña.

    Una quinta coalición con Austria termina en Viena que da lugar a la anexión de Francia de los territorios de salida al mar (la actual Eslovenia).

    Rusia, incómoda con la alianza pues el ejército francés no podía suplir al británico y veía insatisfechas sus demandas para expandirse por el imperio otomano (en el mar Negro), rompe la alianza. Francia intenta invadir Rusia lo que supone un gran fracaso. La derrota anima una sexta coalición que vence definitivamente a Napoleón en abril de 1814, y el retorno desde Elba de Napoleón y su Imperio de los 100 días es derrotado en Waterloo en 1815.

    Ver: Wallerstein “El futuro de la civilización capitalista. Significado de la Revolución Francesa e Imperio en el concepto de civilización”.

    La Europa napoleónica no obedece a un plan preconcebido por Francia. Francia aborda la defensa de sus intereses modificándose en la medida que cambia el régimen político. Así, si el Directorio defiende las “fronteras naturales”, con la expansión se empieza a dar una nueva forma de administración ya en la lógica del Imperio, que también se modifica. Un Imperio de corte federativo (inspirado en la descentralización carolingia) y hacia 1810 comienza a darse un intento de centralización al modo romano.

    El centro del Imperio era Francia, París, que se había expandido y superaba los 40 millones de habitantes con una superficie de más de 750 mil km.2 (es decir, la primera potencia). Las demarcaciones van cambiando, desde las 112 de 1812 o las 102 de la Francia histórica). Son fronteras muy móviles; y en torno al núcleo hay estados satélites, como España con José Bonaparte, Italia con Eugenio, Nápoles, el Gran Ducado de Varsovia, el Ducado de Baden... Estos estados se someten con tratados diplomáticos o, sino, también a través de una red clientelar de dinastías con la cúspide en Napoleón.

    Napoleón estaba obsesionado en legitimar su poder y en Europa estaban legitimadas las viejas dinastías (que incluso se decía tenían origen divino). Napoleón va legitimándose en función de los principios universales de la religión (¿o reyes?).

    En este esquema también se dan confederaciones como la del Rin, elemento fundamental de la estrategia centroeuropea de Napoleón, y la Confederación Helvética, también controlada por él, clave como lugar estratégico.

    El radio más externo de la estructura de poder lo configuran los estados aliados de Napoleón; es el núcleo más inestable porque las alianzas cambian. Hubo momentos como la Prusia neutral, la Austria neutral, incluso, la alianza con Rusia. De esta forma, los aliados son coyunturales.

    Guerra y revolución son dos fenómenos permanentes y paralelos donde estos años (1789-1812/15) son dos elementos inestables por definición, lo que caracteriza las relaciones internacionales de este momento.

    TEMA 3º. El Congreso de Viena y las bases del Concierto Europeo.

    'Historia del siglo XX'

  • Valoración historiográfica del Concierto Europeo.

  • Una vez derrotado Napoleón por segunda vez, se da lugar a que desde 1814 los estadistas se reúnen en París y Viena para discutir sobre el orden internacional. Será un nuevo diseño que tienen que hacer frente al orden napoleónico; cambios en la legitimidad dinástica de muchos estados europeos que se veían gobernados según el sistema clientelar de Napoleón. El mapa europeo había cambiado mucho por lo que había que rehacerlo según los intereses de las grandes potencias. En definitiva, había que cambiar el sistema de poder entre las grandes potencias que venía de Westfalia y que se vio alterado por Napoleón. Así, aparecerá un sistema basado en el equilibrio entre los grandes estados.

    Según Kissinger el resultado de Viena será un largo período de paz evitando un gran conflicto en el continente gracias al equilibrio de poder. Todo ello refleja el cansancio de los europeos después de un largo período de guerras. Así, Saint-Simon dirá que lo que deseaban era construir un poder general que tuviera las herramientas indispensables para frenar la ambición de pueblos y reyes.

    Ese orden internacional conocido como “Concierto Europeo” ha sido interpretado de formas muy variadas. Es una manifestación del equilibrio europeo. El término concierto se debe a Duroselle y significa “acuerdo”. Sobre el concierto europeo hay numerosa bibliografía sobre todo porque después de la segunda guerra mundial y de la guerra fría hay que construir un nuevo orden y se quiere revisar el pasado para aprender de él. (ver H. Nicholson “El Congreso de Viena”, 1985, 1ª ed. De 1945).

    A.1) Visiones tradicionales:

    Destacan algunos juicios de P. Renouvin que dice que el Concierto no es más que un nuevo método de relaciones internacionales a base de conferencias donde se reunían los principales líderes para discutir sobre el equilibrio europeo o sus intereses. Las grandes potencias seguían, en definitiva, dominando las relaciones internacionales.

    Duroselle opina de forma parecida: el Concierto Europeo es la concreción de una forma de equilibrio europeo, que no es novedoso sino que se ve desde mediados del XVII, y dio lugar a una nueva forma que fue el equilibrio europeo.

    A medio camino entre esta visión tradicional y los revisionistas, se encuentra Kissinger ya que dice que no es una visión mecánica del equilibrio, sino que había el deseo de buscar algo nuevo para construir la paz. Ello a base de un doble principio: el equilibrio físico según intereses y recursos y un equilibrio moral, según un concepto común de justicia. Todo con el centro en Metternich.

    A.2) Visiones revisionistas:

    Para Paul Schroeder es claro que hay una revolución en las relaciones internacionales con el Concierto Europeo. Afirma que éste no es sólo una práctica diplomática sino que es resultado de una transformación que tuvo lugar en el ámbito de las ideas de las mentalidades colectivas y de las concepciones. De modo que cuando se reúnen los estadistas no se conforman con restaurar la paz y no ignoran los cambios habidos en Europa, por lo que el modelo de Concierto Europeo será más flexible; el propio Metternich considera que el nuevo orden se debe cimentar en una colectividad de valores y prácticas políticas y diplomáticas comunes. Es lo que Kissinger llama “Civilización”.

    Steinert-Soutu, retomando el concepto de Civilización, lo plantea de forma más amplia. Se pregunta en qué medida los conceptos tradicionales del Concierto se han trastocado con la puesta en marcha de éste. La idea es de mediados del XVII según Westfalia y Utrech y se manifiesta también en el mundo de ultramar: es un patrón de comportamiento de los europeos. Se teorizará en 1654 cuando Hume escribe “Balance of Power”, donde destaca el carácter racionalista de las relaciones sociales. El planteamiento de Hume es casi newtoniano, mecanicista: de modo que los estados para mitigar el conflicto entre ellos llegan al acuerdo de regular sus relaciones. El sistema de equilibrio entraría en crisis si uno de esos estados lo rompe intentando ser hegemónico (como con Luís XIV o Napoleón). Y para restablecer el equilibrio perdido el resto de estados conciertan alianzas.

    El equilibrio de poder después de Napoleón se basará sobre esto pero no se explica sólo por el equilibrio mecanicista. Por lo que se dará un paso más allá que Kissinger, que hablaba de un sistema de seguridad colectiva. Con el siglo se desarrolla un estrato que constituye la civilización europea: las prácticas diplomáticas comunes (con el francés como lengua), un derecho diplomático, un derecho de gentes... que daban una mayor cohesión a Europa (que, incluso, en el siglo XX). El equilibrio orgánico será, entonces, la civilización.

    En esa doble dimensión del equilibrio europeo y del equilibrio orgánico hay un punto común que es la Civilización; algo que se crea en 1814-1815 en Viena y dará lugar al nacimiento de la sociedad civil internacional, que ya comenzará a manifestarse en 1815 con la Comisión sobre la Navegación del Rin, en 1856 sobre el Danubio, en 1896 la Unión Postal Universal... Y todo esto llevará a la Sociedad de Naciones después de la primera guerra mundial.

    También hay que hacer mención a los trabajos de Yver Bruny, que introducen una interpretación evolutiva del Concierto Europeo; partiendo de Steiner-Soutu, afirma que el Concierto, en un sentido mecanicista, es un club de grandes potencias, siguiendo una inercia de siglos anteriores (pentarquía). Y tiene dos grandes etapas:

  • Se inicia en el Congreso de Viena y cuyo punto final será en el intervalo entre la revolución de 1848 y la guerra de Crimea del 54-56, donde se mantendrían los pilares del Concierto Europeo tal y como se concibieron en 1814-15 por las grandes potencias. Éstas tenderían a salvaguardar las nuevas fronteras y a contener a las amenazas provenientes de las revoluciones y de las ideas nacionalistas.

  • Después de las revoluciones del 48 y de Crimea se inicia esta fase que culmina en la primera guerra mundial donde el Concierto Europeo no tenderá tanto a contener las ideas del nacionalismo y liberalismo sino a limitar los conflictos para evitar una guerra y aceptar las nuevas ideas, sobre todo en Italia y Alemania. Se canalizan los conflictos para que no den lugar a una guerra europea.

  • La articulación del nuevo Sistema Internacional.

  • B.1) Las grandes potencias ante el desafío de la Paz.

    Las grandes potencias europeas se enfrentan a deshacer el sistema napoleónico; teniendo presente qué hacer con las nuevas dinastías napoleónicas, cómo redefinir el mapa europeo y cómo plantear las relaciones internacionales, creando un nuevo sistema de poder alternativo a la hegemonía francesa.

    Imperio Austríaco:

    En términos políticos adquiere una nueva fisionomía a partir de 1804, cuando Napoleón es coronado emperador, de modo que la amenaza francesa sobre los estados alemanes dio lugar a un reacción del Imperio Austríaco: Francisco II renunció al título de emperador (del Sacro Imperio) y refunda su autoridad política como Imperio Austríaco. Este imperio iba a mantener las pautas del despotismo ilustrado aunque se introducen medidas de reforma con el avance del siglo. Es un territorio más compacto, pero plantea una población de 40 millones de habitantes (el 3º de Europa después de Rusia y Francia) que eran muy diversos y a la vez complejos; las dos culturas predominantes eran la minoría alemana y magiar, dos etnias que no conforman la mayoría de la población del Imperio, que es eslava e inferior. Lo predominante era lo alemán, tanto en la cultura como en la aristocracia y burocracia (que además era muy corrupta). Las situaciones conflictivas eran muy numerosas (ver mapa).

    Es un imperio que va conformando un mercado nacional que a partir de la conformación de ese mercado se va a ir creando el ferrocarril que va de norte a sur, en un incipiente capitalismo.

    La política exterior del Imperio se encuentra con dos grandes problemas: la presión tradicional de Francia y la presión rusa; y una tercera amenaza que irá apareciendo con el siglo será Prusia y el hecho de que liderará el proceso de unificación de Alemania.

    A partir de estas amenazas el Imperio Austríaco de Metternich va a contribuir a convertirse en el árbitro del Concierto Europeo. Una situación que realmente se encuentra por encima de las posibilidades materiales del Imperio, ni económica ni militarmente. Para ver las razones habrá que ver a Metternich: nacido en una familia aristocrática, educado en la cultura francesa, su carrera tenderá pronto hacia la diplomacia; será embajador en Sajonia, luego en Berlín y, en 1806, en París. En 1809 será ministro de asuntos exteriores.

    Algunos especialistas, sobre todo A. J. P. Taylor, afirman que Metternich es la imagen de una Europa cansada de las guerras y que anhela la paz. Su combinación era aceptar ciertos cambios en Austria pero que ésta permanezca inalterable. O sea, que esos cambios para restablecer el equilibrio de poder en Europa debían llevarse a cabo a partir de la inmutabilidad de Austria, que será un punto de referencia permanente. Para llevar a cabo eso se tenían que cumplir una serie de requisitos en París y Viena. La premisa será el establecimiento de un equilibrio de poder en Europa, idea heredada de Westfalia, donde se cumplieron una serie de premisas para Austria:

  • La contención de Francia.

  • Debía preservar la situación del Imperio Austríaco en centro Europa, es decir, mantener su influencia sobre Alemania e Italia.

  • Pero Austria de por sí no podía llevar a cabo eso, por lo que tenía que contar con el acuerdo de Gran Bretaña y Rusia.

    Gran Bretaña.

    Es un país atípico según la contextura política, ya había hecho su revolución en el XVII y tenía en la práctica una monarquías constitucional que se había asentado en los Hannover. En términos sociales y económicos estaban en transición hacia el capitalismo, hacia la industrialización; Gran Bretaña será el escaparate de la revolución industrial y del desarrollo tecnológico.

    Ver: Headrick “Técnica e Imperialismo” (desarrollo tecnológico fundamental para ver el impulso comercial y el poder naval sobre los que se construye el Imperio ultramarino que se afianza después del pulso Londres-París).

    Los mecanismos en política exterior son diferentes a los austríacos porque aunque no se puede obviar al rey, tampoco se puede olvidar a los dos grandes partidos: los tories y los whig, además del Gabinete, que ya está consolidado y que es donde se refleja la geografía política de los dos grandes partidos. Y en los gabinetes cada vez adquiere más importancia el Primer Ministro y el Secretario del Foreing Office para la política exterior. Y en este primer cuatro del XIX los personajes importantes serán: Castlereagh, Palmerstone y Canning.

    • Castlereagh: elemento clave en la definición del papel de Gran Bretaña en este período. Torie convencido de la necesidad de que Gran Bretaña se implique en los asuntos continentales.

    • Palmerstone: whig, también convencido de que Gran Bretaña no puede aislarse del continente, es mucho más agresivo.

    • Canning: torie, el más opuesto. Es partidario de que Gran Bretaña no se involucre en Europa y de que se preocupa sólo por ultramar.

    Gran Bretaña después de la revolución francesa y del Imperio napoleónico verá asentadas dos convicciones:

  • Cualquier intento de una potencia por establecer una hegemonía continental traía peligro para la Gran Bretaña.

  • Por otro lado, la importancia del mundo de ultramar. Esa red de intereses en ultramar va a tener como consecuencia que Gran Bretaña salga airosa de la política de bloqueo de Napoleón.

  • Tras la guerra la actitud es la de implicarse con la política europea para contener un poder hegemónico. Castlereagh intervino en los asuntos europeos pero poco a poco su perspectiva se fue desentendiendo de ello (hay una contradicción entre la cámara y Castlereagh pues ésta quería seguir participando en la Europa de los congresos).

    Rusia.

    En términos socioeconómicos supera los 40 millones de habitantes. Es la primera potencia en población y extensión. Tras derrotar a Napoleón se tiene una imagen del ejército como más poderoso, pero es una sociedad muy cercana a las feudales, es sobre todo agraria y casi el 90% de la población vive de la actividad agropecuaria. Hasta 1871 no se da la abolición de la servidumbre.

    Es una monarquía autocrática, los Romanov, en la que pervive el absolutismo: en este momento está representada por Alejandro I y se afianza en el ejército, la burocracia y la Iglesia ortodoxa. Desde el punto de vista de la propaganda lo más importante es la Iglesia que cultiva la imagen del Zar como padre de la patria.

    En política exterior las aspiraciones son las tradicionales del Imperio ruso de extensión, y las propias de Alejandro I, que abandona el trono en 1825 para iniciar una vida de retiro; hacia 1820 tenía ideas liberales pero que se plasmarán fuera del imperio y no dentro. Hay en él un profundo sentimiento eslavo pero a la vez una admiración hacia occidente.

    El proceso de expansión hacia Asia se completa con la salida hacia los mares (Báltico y estrechos de Turquía). En las negociaciones actúa Alejandro I en persona.

    Prusia.

    Comienza su “estrellato” en las relaciones internacionales a partir del proceso de unificación alemana primero con el zollverein de 1834, reformas en la burocracia, administración, ejército... Prusia tenía aspiraciones limitadas en su hinterland (territorios cercanos a Prusia) que son los del norte, la situación de Sajonia y la frontera con Rusia. Por Prusia negocia el duque de Marderberg.

    Es una monarquía que no da el salto al régimen liberal hasta las reformas de Federico Guillermo IV en los ´40 y ´50. Con Federico Guillermo III, en las negociaciones tras la derrota de Napoleón apuesta por la expansión de sus territorios en el Rin y en Oriente (en detrimento de Suecia y Polonia). Para ello pretende asegurar su influencia sobre los estados alemanes del norte.

    Francia.

    Tras la derrota de Waterloo cuenta con 26 millones de habitantes y, para fines del XIX, llegará a los 46 millones. Tras la derrota seguirá siendo el segundo ejército europeo y con una política naval que la situará también en el segundo lugar tras Gran Bretaña, a mucha distancia. Por Francia negociará un antiguo ministro de asuntos exteriores llamado Talleyrand. Es el encargado de minimizar los efectos de la imposición de la paz, pero se ve obstaculizado por el Imperio de los 100 días. Aún así, consigue un trato moderado pues la idea es recuperar a Francia para el nuevo sistema.

    Talleyrand se aprovecha de las diferencias entre los vencedores entendiendo que se establece un sistema de contención lesivo en exceso para Francia y también intentando reintegrar a Francia en el sistema internacional.

    Sobre Talleyrand algunos apologistas como Madeline dicen que gracias a él Francia se convierte de derrotada en vencedora en poco tiempo. Francia se encontraba en una indudable debilidad.

    B.2) La construcción del nuevo sistema.

    Los tratados de la Paz de París.

  • 1er Tratado de Paz (30 mayo 1814).

  • 2do Tratado de Paz (20 noviembre 1815).

  • Antes del primer tratado Francia lleva ocupada dos meses por las tropas de la coalición. Así la paz se va a articular a través de Alejandro I. se plantea cuál va a ser el futuro político de Francia; estaba claro lo de instaurar una monarquía pero no se sabía qué dinastía. Metternich quería que se coronase a María Luisa, esposa de Napoleón, que es Habsburgo. Otra opción es la coronación del antiguo mariscal de Napoleón que en eses momento era rey de Suecia, llamado Bernardotte.

    Castlereagh apostaba por la vuelta de los borbones. El zar apoya esto y será el más receptivo en que el rey tuviera una cierta limitación en sus poderes, apostando por la Carta Otorgada que se dará en 1814.

    La otra cuestión importante es delimitar el territorio francés. En este sentido el trato que se va a dar a Francia será benigno. Se aprueba el 30 de mayo del 14 que las fronteras francesas fuesen las de 1792 (el momento de la ruptura de hostilidades con otros reinos). Permanece en territorio francés Alsacia y Lorena. Hacia el sur el reino de Piamonte no incluirá Saboya, que quedará dentro de Francia como Avignon.

    Se redistribuye el mapa europeo en los Países Bajos. Austria renuncia a los Países Bajos Austríacos (Bélgica y Luxemburgo) que serán incorporados a Holanda como Reino de los Países Bajos. Ya se pone en marcha el dispositivo para crear una cadena de estados de contención a las aspiraciones francesas, formada por los Países Bajos, Renania incluida en Prusia, la independencia de Suiza y el fortalecimiento del Piamonte.

    Cuando Napoleón reconstruye su aparato político y militar, el Imperio de los Cien Días, cae en Waterloo y obliga a una revisión de la paz firmada en 1814 endureciendo las condiciones.

    En este segundo tratado de paz Saboya queda integrada en el Piamonte, perdiendo así Francia los pasos hacia Italia por los Alpes. Por otro lado, el Sarre también se incorpora a Prusia.

    En términos militares y financieros también se endurecen las condiciones. Prusianos y rusos que habían ocupado Francia se sustituyen por una fuerza permanente de toda la coalición durante 5 años con 130.000 hombres para velar por el cumplimiento de las condiciones de paz. Mientras en 1814 no se contemplan indemnizaciones en 1815 Francia debe pagar a las potencias vencedoras y ello se garantizó con las tropas de ocupación. Gracias al rápido pago las tropas se retiraron antes.

    Mapa de Europa.

    Los grandes beneficiados iban a ser el Imperio de los Romanov y el Imperio Austríaco bajo Metternich; ellos serán los grandes vencedores y el nuevo mapa de Europa obedecerá a sus intereses. Y en el ámbito de ultramar el Congreso de Viena subrayaba la supremacía inglesa que controlaba las rutas marítimas con su gran flota y el predominio de sus criterios para evitar una gran potencia en Europa.

    Las cuestiones fronterizas se trataron en las reuniones generales del Congreso y sólo hubo comisiones para las cuestiones concretas como la que trata de la libre navegación del Rin.

    Las áreas principales de discusión fueron las cuestiones de Europa central y oriental y el futuro de la península italiana.

    Europa central y oriental.

    Futuro de los estados alemanes.

    La mayor parte de los estadistas coinciden en el diagnóstico de lo que debía ser el equilibrio en los estados alemanes. Lo que se defiende será disolver los planteamientos de la geopolítica francesa; si Richelieu creía que lo mejor era la división de los estados alemanes, se planteó que, dentro de esa estrategia de contención a Francia, lo más factible era mantener una Alemania dividida pero que tuviera una mayor entidad política con más recursos para hacer frente a Francia. En esto hay una confrontación de intereses que resultará en la creación de una Confederación Germánica.

    Hay dos niveles de confrontación:

  • Un nivel alemán: existía diferencia entre unos príncipes que sólo querían volver al poder; por otro lado, algunos príncipes y estadistas querían restablecer la existencia del Sacro Imperio, previo a la Revolución Francesa y a Napoleón.

  • La actitud de las dos grandes potencias germánicas, Prusia y Austria. Por su importancia el resultado final de los estados alemanes iba a depender del grado de entendimiento entre ellos. La postura de Prusia con respecto al futuro de los estados alemanes era que Guillermo III era consciente de que es la potencia de menor entidad por lo que sus aspiraciones son modestas: afirma que los prusianos se contentan si se procediese a un reparto de áreas de influencia entre Prusia y Austria para poder ejercer su influencia sobre los estados alemanes del norte. Frente a esto, la actitud de Austria deriva de una serie de consideraciones:

  • El futuro de los estados alemanes debía pivotar según la contención a Francia.

  • Austria deseaba a toda costa impedir el crecimiento del poder de Prusia para impedir la unificación en torno a Prusia.

  • Austria anhelaba preservar su influencia sobre los estados alemanes.

  • Pero, cómo artucularla. De modo que la propuesta será la de 1813 de Stein: la creación de una confederación germánica. Y hay que aproximarse a ella desde una doble perspectiva:

  • Como sistema político: es una confederación, lo que implica que no hay un poder central fuerte. Se compone de 39 estados por lo que es una reducción notable con respecto al pasado. Entre ellos estarían los grandes estados del sur como Baviera, Sajonia, Baden y Wurttemberg, junto a ciudades libres como Frankfurt (sede de la dieta), Lübeck, Bremen... La Dieta no es un Parlamento, es una cámara territorial donde están representados los diferentes estados. Los representantes serán los embajadores que tendrán sólo una función consultiva en torno al Presidente de la Dieta, que será el emperador de Austria, que es el punto institucional que refleja la preponderancia del emperador austríaco sobre la Confederación.

  • Dimensión geopolítica: en qué medida es un freno útil para la contención a Francia (y a Prusia). La contención a Francia se articulará en torno al diseño de un cordón sanitario de doble línea establecido en la frontera francesa e iniciado en el nuevo reino de los Países Bajos, la Confederación Suiza y el reino del Piamonte (al que se suma Saboya); la segunda línea son los territorios de la zona de Renania, que se incorpora a Prusia, junto al Sarre, y el territorio Lombardo-Bénetto bajo control directo de Austria. El dibujo de la Confederación Germánica Mantendrá a los tres factores anteriores de la política de Austria (ver mapa)

  • Sajonia y Polonia.

    Uno de los determinantes a la hora de dibujar la paz era en qué medida los acuerdos de antes de la guerra incidirían ahora. Esto es importante aquí porque en 1813 Prusia y Rusia firmaron el Tratado de Kalisch; en virtud de esto Rusia reconocía a Prusia como gran potencia. Por debajo de eso había un reparto territorial que concernía al futuro de Polonia y de Sajonia. La idea de Rusia era la de crear un Estado “independiente” polaco, satélite del Imperio Ruso y, a cambio de ello, aceptaría que Prusia absorbiera todo el reino de Sajonia. No es más que un capítulo más de la política de expansión rusa hacia el Pacífico y hacia Europa. En ese proceso ya incorporó en 1809 Finlandia; en el sur ocupará Bessarabia después del tratado firmado en Bucarest con el Imperio Otomano en 1812.

    En el caso de Prusia se buscaba la incorporación de Sajonia y el reconocimiento como gran potencia. El rey de Sajonia era un fiel aliado de Napoleón, y será el último que lo abandone, lo que hizo reflexionar sobre el futuro del reino de Sajonia. Metternich se opuso a la incorporación de Sajonia a Prusia y también se negó a los planes rusos, negociando con Castlereagh para hacer un frente común a Rusia y Prusia. Esto involucraba a Francia. Tayllerand y Metternich acordarán que Francia se vincule a las potencias vencedoras por el temor al establecimiento de un hegemonía rusa en el continente; se comprometen secretamente a entrar en guerra con Rusia o Prusia si se llevaba a cabo lo firmado en Kalisch por lo que se renunció a ello.

    El resultado final fue que Polonia seguiría siendo un territorio fragmentado entre las grandes potencias pero retocado: Rusia extenderá 400 km. su frontera en occidente en Polonia. Prusia renunciaría a los territorios que obtuvo en Polonia y Austria permanece con los territorios que ya tenía en dicha región. Osea , que el zar obtuvo algunas concesiones pero sin la creación de un estado polaco. En cuanto a Sajonia quedará muy mermada, al menos la mitad será incorporada directamente a Prusia.

    Futuro de la Península Italiana.

    Será discutido en los tratados de París. Los grandes perdedores serán los protonacionalistas italianos, y la decisión de las grandes potencias será restablecer el antiguo orden en la península. Este criterio se establece según algunos factores: contención a Francia, los principios del equilibrio de poder y las compensaciones territoriales; y, por último, un criterio legitimista: restablecer a las antiguas dinastías. Estos tres elementos determinaron el futuro de la península italiana.

    En el norte habrá dos grandes beneficiados: el reino del Piamonte, al que se incorpora Saboya y la República de Génova; y el Imperio Austríaco, que estaba muy interesado en definir las fronteras del Piamonte porque Victor Manuel ya quiso incorporar el Milanesado y el Benetto, que más toda la Lombardía quedará bajo el control directo de Austria e incorporará a miembros de la dinastía Habsburgo en los ducados de Parma, Toscana y Módena, la mitad del norte de Italia estará bajo férreo control austríaco.

    Los Estados Pontificios se crearán y el Reino de las Dos Sicilias, que fue reclamado por un Habsburgo, recaerá sobre un Borbón por la presión británica.

    B 3) El Bases del Concierto Europeo. (o Sistema de Congresos).

    Texto de la Santa Alianza.

    Existe una vinculación política, religiosa y diplomática. Tiene un trasfondo ético, moral y religioso pero no se especifican garantías ni métodos para realizarlos. Es sólo una declaración de intenciones y principios. Los principios son elementos del antiguo régimen sobre los que se pretende establecer la paz; los parámetros son el sustrato de civilización cristiana, que tiene un contenido político que es la interpretación teocrática; la legitimación de los actores sociales del antiguo régimen es un precepto religioso.

    La Santa Alianza es una iniciativa del zar Alejandro I, aunque el texto inicial no causó una buena impresión en Prusia (y supongo que tampoco en Austria), pero implicaba la necesidad de contar con Rusia para establecer la paz. Metternich es el que más influye en la modificación del texto original ruso: había que llenarlo de contenido, pues era muy rimbombante pero sin esencia. Se habla de una fraternidad entre soberanos y se alude a defender arterias como religión, paz y justicia.

    El sustrato común, sobre todo austríaco, es la revolución y el nacionalismo propagado por Napoleón. El nacionalismo es el peor enemigo de Austria debido a su composición plural.

    La paz del discurso representa a los viejos poderes y no a los pueblos. Está más cerca del antiguo régimen que de ser un salto adelante.

    Gran Bretaña se mantiene al margen, aun siendo monarquía y estado cristiano, porque no es una monarquía absoluta y además por el derecho de intervención que no comparte. La declaración busca un orden político y social basado en el viejo orden y ello legitima cualquier intervención en cualquier estado donde los principios liberales pongan en peligro el viejo orden. Así, Gran Bretaña es reticente a adquirir compromisos internacionales que la impliquen a intervenir en asuntos lejanos a sus intereses; y también hay un rechazo de la monarquía inglesa a cualquier tentativa de poder hegemónico en Europa (y la Santa Alianza puede constituir un gobierno global que es percibido como amenaza). Sin embargo, Gran Bretaña sí interviene en la Cuádruple Alianza porque lo que establece es un equilibrio pero no principios morales.

    Texto de la Cuádruple Alianza.

    Es un pacto de garantía que coincide con la segunda derrota de Napoleón. Se da una estructura diplomática que sirva de cobertura para la firma de la segunda Paz de París. El elemento más novedoso se especifica en el artículo 6º, cuando se dice que se celebrarán congresos en períodos fijados entre las potencias (es el punto de partida de un sistema de seguridad colectiva). Pero también hay otros procedimientos para crear un sistema de seguridad colectiva: la ocupación temporal de 130.000 soldados para evitar que surja algo como el Imperio de los Cien Días de Napoleón y para asegurarse que se cumplan los acuerdos de la Paz de París: restablecer la monarquía con una Carta Otorgada. Por otro lado también quieren asegurar la indemnización a los países vencedores.

    La actitud de Gran Bretaña fue la de firmar el acuerdo a pesar de haberse negado a firmar la Santa Alianza, pretender asegurar el equilibrio en Europa y evitar que se den nuevas guerras.

    La Cuádruple Alianza genera un directorio europeo que evita una nueva hegemonía y con ello un nuevo conflicto. Es un mecanismo de contrapesos. En la medida en que esto se pueda alterar (con una nueva potencia) Gran Bretaña estará más cercana o lejana al Directorio (es decir, si se da una instrumentalización de la Cuádruple Alianza para intervenir en el orden interno, será percibido como negativo por Gran Bretaña).

    En marzo de 1813 se el Tratado de Chaumont entre Prusia, Austria, Rusia y Gran Bretaña, cuyo impulsor es Castlereagh, planteándose la coordinación de las potencias para negociar la paz con Francia y establecer el sistema posterior. Chaumont es anterior a la Cuádruple Alianza y el Sistema de Congresos.

    Sistema de Congresos: el Congreso de Viena es un hito clave para el desarrollo del derecho de gentes (derecho internacional). El Congreso de Viena es muy importante desde el plano de la evolución del derecho de representación diplomática. Lo más determinante de las reformas desde el punto de vista jurídico es una uniformación del desecho y jerarquía de los representantes diplomáticos.

    Se establece la jerarquía en tres niveles:

  • Embajadores (y al mismo nivel los nuncios papales). Con el nuncio también se dan los legados pontificios (representantes del Papa pero sólo para cuestiones puntuales).

  • Ministros plenipotenciarios. Funcionan similarmente a los embajadores pero en instancias de menor nivel (no ocupan una embajada sino una legación, pero las funciones son similares).

  • Encargados de negocios.

  • El lenguaje diplomático por excelencia es el francés.

    Se establecen los cauces para elegir embajador a través de una encuesta a las autoridades del país para ver si el enviado es admitido. Si es aceptado se inicia el proceso por el que se envía al nuevo embajador que no ocupa el cargo hasta que se presenten las cartas credenciales que se da al ministro de asuntos exteriores del país (en las cartas se plantean los objetivos del nuevo embajador). En España esto se hace en el Palacio de Santa Cruz, o el de Oriente, el Real...

    Se establecen normas jurídicas en cuanto a los derechos de los diplomáticos que estarán sujetos a la extraterritorialidad, es decir, los miembros diplomáticos no está sometidos a las leyes de ese país, pero hay un vínculo moral para que respeten las normas. Ello se entiende como inmunidad diplomática que afecta a la persona y a la embajada (inviolabilidad, impago de impuestos...).

    En el sistema de congresos se diferencian dos cuestiones: los fundamentos y la práctica del sistema.

    Fundamentos.

    El sistema de congresos es una manifestación del Concierto Europeo; John Lowe, en un libro considera que la revisión de las memorias de Metternich, Castlereagh, Alejandro I... pueden dar a entender una impresión inicial consistente en que los estadistas estaban más preocupados por resolver cuestiones concretas de la paz que atañían a sus intereses, que en construir un nuevo orden identificado con una doctrina política (restauración). Lowe acepta una definición de sistema de congresos muy amplia y vaga.

    La aportación política más importante del Congreso de Viena (y de la política de congresos) es el concepto de intervención (en un plano diplomático). En torno al principio de intervención, que ya aparecía en el tratado de Chaumont y en la Cuádruple Alianza, y ratificado en Aquisgrán, Francia es readmitida en el club de las potencias.

    Ese principio de intervención tiene unos mecanismos que son cuatro:

    • Legitimidad.

    • Actores (grandes potencias).

    • Equilibrio (congresos).

    • Intervención en concreto.

    Legitimidad.

    La legitimidad, que aparece reiteradamente en los textos de Metternich y Tayllerand, refleja que la revolución francesa y Napoleón han supuesto que los antiguos soberanos de Europa han sido desplazados del poder. La discusión de la paz deberá llevarse a cabo restableciendo en los tronos a los soberanos basándose en la soberanía real y, según Tayllerand, por la historia (que sirve como justificación para el retorno de esas dinastías). De hecho, los regímenes de Carta Otorgada posteriores a la derrota napoleónica, reconocen la soberanía real (y no lo nacional que entiende como una usurpación del poder real).

    Actores.

    Las grandes potencias toman una actitud, en relación con ese principio de intervención y otras ideas (contención a Francia), proclive al diálogo. No van a tener una postura aislacionista porque la falta de entendimiento entre los estados anteriormente había terminado en la guerra como vía para resolver los conflictos. El lugar para el diálogo iban a ser los congresos. Esa postura era defendida por los grandes estadistas que acudieron a Viena.

    Equilibrio (o práctica de congresos).

    La reunión de los grandes estadistas no es nueva, lo que sí es, es el intento de sistematizarlo: será una pauta habitual a partir del XIX. Esto contribuirá a ir generando un cierto sustrato de sociedad civil a nivel internacional. Eso sí, siempre para defender los intereses de las grandes potencias. El objetivo es mantener la paz, afianzando las resoluciones pacíficas de los conflictos, y después de Crimea, debido al deterioro de las relaciones, intentará localizar los conflictos para evitar que degenerasen en una guerra europea.

    Esta apuesta ya aparecía en algunos textos de París, Viena, de forma que en el Tratado de Choumont de 1814, en el art. 5º, Castlereagh plantea que una vez comprobada la eficiencia del consenso, esas potencias negociasen con Francia para restablecer la paz porque era necesario restablecer el diálogo entre las potencias para construir una sólidas bases para el consenso. Esto sería reformulado en el art. 6º de la Cuádruple Alianza que hace referencia a la conveniencia de que las potencias actúen de forma coordinada para buscar soluciones pacíficas a las disputas. Castlereagh será la figura clave mientras que Metternich sería el gran administrados de la herencia vienesa.

    Intervencionismo.

    Será el instrumento operativo de las grandes potencias para transmitir sus deseos. De modo que será la práctica de los principios de la Santa Alianza. Es uno de los aspectos más conflictivos porque en la medida en que la Santa Alianza y la Cuádruple Alianza responden a principios diferentes dan lugar a que la instrumentalización genere conflictos entre las grandes potencias.

    En principio, la mayor parte de las grandes potencias estaban a favor de un principio de intervención; Castlereagh en un discurso en 1816 afirmaba que la intervención debe de estar perfectamente justificada pero que un gobierno debe intervenir cuando la seguridad propia esté amenazada. O sea, que se puede intervenir para salvaguardar la paz en Europa o los intereses ingleses.

    Praxis.

    El sistema de congresos se refiere desde el 1815 (Viena) hasta el Congreso de Verona de 1822. Es el período donde hay al menos cuatro congresos (Aquisgrán 1818, Troppau 1820, Laibach 1821 y Vernona 1822). Obedecen a una inercia que al principio es la que da cierta cohesión a las grandes potencias que es la posguerra napoleónica. En la medida en que hubiere consenso en ello ese sistema funcionará. En esa inercia jugará un papel importante la permanencia de los estadistas (Alejandro I, Metternich y Castlereagh) por el impulso que dieron al Congreso de Viena.

    Aquisgrán (Aix-la-Chapelle) tenía el objetivo de discutir la nueva situación de Francia. Las potencias querían compaginar la imposición de una dura paz pero con flexibilidad porque querían incorporar a Francia en las nuevas responsabilidades internacionales. De eso se ocuparían aquí. Se dan cuenta de que Francia ha recuperado la normalidad y se lleva a cabo este congreso donde se decide la evacuación de las tropas de la coalición y permiten incorporar a Francia, pero se va a realizar a través del art. 6º de la Cuádruple Alianza, una reafirmación de actuar conjuntamente en caso de agresión francesa.

    El telón de fondo son las revoluciones universitarias de 1820-23, pero sobre todo los focos revolucionarios del Mediterráneo en España (1 enero de 1820) con Riego y en la península italiana, donde aparecen manifestaciones nacionalistas (de carácter cultural y económico) en dos focos principales: en 1820 una revolución liberal y nacionalista en Nápoles y en 1821 otra liberal en Piamonte. Otro estallido que se dará en 1827 será el proceso de independencia griego, iniciando una revolución liberal y nacionalista que tiene éxito por la actitud abstencionista de las grandes potencias, algo que no pasó en España ni Italia.

    Todo esto dará lugar a que las grandes potencias pongan en marcha los mecanismos del sistema de congresos para preservar el sistema político.

    El conflicto de Nápoles dio lugar a que Metternich instase a sus colegas para que se reuniesen en un congreso (octubre de 1820), por lo que el más interesado era él. Su tesis era la de una intervención modesta que restableciese el orden y dé prestigio al sistema internacional. Acuden Prusia, Austria y Rusia mientras que Francia y Gran Bretaña se mantienen al margen: Francia tenía intereses antagónicos a Austria y Gran Bretaña incluso criticará la intervención. Pero el intento de Metternich de una intervención solamente austríaca tropezará con el zar. De modo que no hubo compromiso en Troppau y se instó a un nuevo congreso en 1821 en Laibach: de nuevo las tres potencias dilucidan la forma de intervenir y se solventa así: se plantea una intervención escalonada; primero el ejército austríaco en Piamonte y Nápoles y, en el caso de encontrar dificultades, intervendría el zar. El resultado final es el resultado de los principios legitimistas.

    La cuestión española será tratada en octubre de 1822 en Verona. En principio hay un debate entre posibles soluciones. Rusia propuso el envío de fuerzas rusas pero tropezó con la negativa austríaca, que planteaba que podía ser Francia quien interviniese directamente. Y en esa línea se trabajó. Sería la Santa Alianza la que incitaría a Francia a intervenir. En principio hubo reticencias en Francia por temor a salir escaldados como Napoleón pero la presencia de sectores ultrarealistas que deseaban restablecer el prestigio de Francia vieron en ello una oportunidad. De modo que el gobierno de Francia, sobre todo el conde de Montrency, iniciará las conversaciones. Al final Francia interviene, Luís XVIII rompe relaciones con España y luego se invadirá península con 100.000 franceses y 38.000 españoles realistas y reinstaurarán la monarquía. Francia había intervenido bajo la bandera de la Santa Alianza pero la declaración de guerra nunca hizo mención a ello, o sea que no se especificó formalmente.

    Pero el principio de intervención no se vio bien por todos: Gran Bretaña no lo apoyó, y también hubo desavenencias entre los de la Santa Alianza, lo que puso de relieve las fisuras del sistema de congresos que era muy inflexible.

    La diplomacia británica va a dar un salto cuando desaparece en 1822 Castlereagh y se sustituye por Canning, que será un político que defienda la política de aislacionismo. Ahora bien, la defensa del interés nacional permite reinterpretar esto según las circunstancias (ver cuadro para todo esto) como la cuestión de la doctrina Monroe, la expansión rusa... que indica que Gran Bretaña se puede sumar a las fuerzas de otros países.




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    Enviado por:Adolfo Calatrava
    Idioma: castellano
    País: España

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