Periodismo


Historia de la propaganda y publicidad electoral en España


La publicidad y la propaganda han estado vinculadas desde siempre a la política, y como consecuencia a la imagen de los candidatos, programas electorales, mítines... Es decir, ha estado desde el principio de los tiempos vinculada a la comunicación política. Tanto una como otra no encontrarían su complementario si una de las dos no existiese.

Con este trabajo quiero analizar el verdadero papel que juegan estas dos variables en dicha Comunicación, para llegar a una conclusión clara que permita responder a la pregunta de: ¿influyen la propaganda, la publicidad y los medios de comunicación en el resultado político?. A lo que haremos un pequeño análisis de cómo era la publicidad en las diferentes etapas políticas de nuestro país: desde el franquismo hasta nuestros días.

A lo largo del trabajo también hablaré de cómo los medios, poco a poco, se han convertido en el “cuarto poder” de la sociedad y la influencia que parecen tener en la sociedad. Hoy en día si un político no sale en uno de estos medios, ya sea radio, prensa, televisión o Internet, no está dentro del mercado “de trabajo” que se abre a la hora de captar votos para su candidatura. Además, todos los discursos y mítines que se celebran están estructurados para que en el momento en el que conecten con ellos, aparezca el titular que al día siguiente de juego.

Nos encontramos en una sociedad llamada de “marketing”. Una sociedad donde la imagen es muy importante y para cuidarla y darla importancia utilizamos las herramientas de la propaganda y la publicidad para conseguirlo; que juegan al lado del epicentro de todo ello: los medios de comunicación.

  • ¿QUÉ ES PROPAGANDA?

  • Definición

  • Difusión de ideas e información con el fin de inducir o intensificar actitudes y acciones específicas. Dado que la propaganda con frecuencia va acompañada de distorsiones de los hechos y de llamamientos a la pasión y a los prejuicios, a menudo es considerada como falsa o engañosa. Sin embargo, este punto de vista es relativo. A pesar de que algunos propagandistas pueden distorsionar los hechos de forma intencionada, otros los presentan de forma tan fiable como cualquier observador objetivo.

    La propaganda puede ser difundida para o por personas, empresas, minorías étnicas, organizaciones religiosas o políticas y gobiernos a cualquier nivel. Miles de grupos con intereses específicos difunden propaganda: sociedades patrióticas, ligas antialcohol, comités de prevención de accidentes y de seguridad vial, asociaciones que promocionan la conservación del medio ambiente o que defienden los derechos de los animales, sindicatos y cámaras de comercio. Sea cual sea su objetivo, intenta la persuasión a través de los sentimientos o de la razón. El uso eficaz de los medios de comunicación es una herramienta fundamental en este sentido. El nivel de éxito de una acción propagandística está en relación directa con la dificultad que tengan aquellos a los que va dirigida de acceder a una información alternativa.

    La propaganda puede utilizarse en contextos muy diferentes. Una forma habitual de propaganda política es la denominada propaganda 'blanca', cuyo objetivo es crear una opinión favorable sobre una organización, grupo o gobierno específico, como la que difundían los nazis en la década de 1930 para destacar la supremacía y la prosperidad de su país. De forma análoga, la propaganda política, denominada con poco acierto 'propaganda negra', intenta fomentar la intranquilidad y la superstición con respecto a las acciones o intenciones de otra entidad. Un ejemplo de este tipo de propaganda es la difundida durante la Guerra fría a través de las emisoras de radio, donde cada país cantaba sus excelencias y atacaba a sus enemigos. Los avances tecnológicos de los medios de comunicación, especialmente los electrónicos, están ampliando los canales de propaganda y es probable que en el futuro tengan un enorme impacto.

  • Historia de la propaganda

  • La propaganda puede estudiarse desde diversos puntos de vista que engloban muchos campos, uno de esos campos es la ciencia política, que se traduce en comunicación política cuando se adentra dentro de las ciencias de la información.

    Los fenómenos de la propaganda política, propaganda electoral, propaganda de guerra y guerra psicológica son objeto de numerosos estudios en lo referente al ámbito internacional. Si hablamos de la propaganda como fenómeno comunicativo tenemos que partir de que los procesos comunicativos podemos dividirlos en dos: información y persuasión.

    Podemos decir que ésta consiste en un proceso de diseminación de ideas a través de múltiples canales con la finalidad de promover en el grupo al que se dirige los objetivos del emisor no necesariamente favorables al receptor; implica, pues, un proceso de información y un proceso de persuasión. Y podemos glosarla del siguiente modo: control del flujo de la información, dirección de la opinión pública y manipulación no necesariamente negativa de conductas y, sobre todo, de modelos de conducta.

    En efecto, la propaganda política es una realidad que se ha manifestado a lo largo de la historia en múltiples formas: a través de la palabra hablada, de medios escritos en general y, particularmente, de la prensa, de la imagen, de la acción, etc. Pero tampoco cabe duda de que lo haya hecho a través de la literatura.

    El fenómeno de la propaganda existe desde los albores de la Historia y se da en todas las sociedades humanas organizadas. El término nace en el siglo XVII; pero, probablemente, hasta después de la primera guerra mundial no podemos encontrar estudios de la Historia de la propaganda de carácter sectorial, temático o cronológicamente estructurado. La experiencia de dicha guerra produce la sistematización teórica de este fenómeno y las primeras retrospectivas históricas. Después de la Gran Guerra se esbozaron por primera vez lo que más tarde sería una teoría de la propaganda.

    La primera reflexión teórica se debe a Lasswell que publica en 1927 Propaganda, Technique in the World War, donde afirma que la “propaganda es uno de los más poderosos instrumentos en el mundo moderno”. Con la llegada de la guerra fría y la lucha entre los dos bloques se acentúa el uso de la propaganda (para crear al enemigo) y, como consecuencia, su estudio. Antes de ésta, el momento más álgido de propaganda se da en el periodo de entreguerras, en el cual, los estados fascistas (sobre todo, en Alemania e Italia) la utilizan para ensalzar aspectos característicos de su líder (Hitler y Mussolini, sin dejar de lado a Stalin) o de su programa. Todos los autores han ido poco a poco haciendo estudios sobre sus efectos en la sociedad, volviendo a un momento de clímax con la proclamación de la Guerra del Golfo y la de Yugoslavia.

    Después de esta pequeña introducción nos introduciremos de lleno en su evolución histórica. Todo hito que marca el cambio sustancial en la evolución de un fenómeno de comunicación social, influye y modifica también la evolución de la propaganda. Así, podemos hablar de la propaganda en general antes de la imprenta o antes o después de la radio; de la propaganda electoral antes y después de la televisión, etc. Pero, lo que marca de verdad una cesura que marca dos tiempos en la evolución de la propaganda, y es la Gran Guerra.

    Hasta las primeras formas estatales no podemos hablar de propaganda. Desde que en la Historia de la humanidad aparecen las religiones organizadas y primitivas formas de estado, podemos hablar de propaganda. En todo fenómeno comunicativo en el que intervienen las instituciones hay un trasfondo propagandístico. Esto quiere decir, que implícitamente, la propaganda está en toda información.

    Para la Edad Moderna, parece claro que la Reforma, la Contrarreforma y el Estado Modernos sientan las bases, a través de la imprenta y otros medios, de una actividad propagandística que dura hasta nuestros días. Es decir, el Estado es uno de los grandes sujetos de dicha actividad, y la Religión junto a él.

    En la Antigüedad, la propaganda era creadora de consenso y se complementaba con el ejercicio de la fuerza. Mucha de ésta no estaba en los medios, sino que se llevaba a cabo con el arte, sobre todo, la arquitectura y la escultura (estatuas conmemorativas, arcos del triunfo, relieves....). En este momento, serías dos las fuentes que la llevaban a cabo: el rey, la casta de guerra y el clero (centro de la actividad económica).

    Desde estas formas primitivas hasta el siglo XX no hay cambios sustanciales; sino que son los prolegómenos de los que en nuestros días va a significar la propaganda política y de guerra. En nuestro siglo, con la aparición de nuevos medios de comunicación (cine, radio, televisión o Internet) se ha abierto una puerta al progreso por la cual, la fuerza de la palabra mezclada con la de la imagen han conseguido convertirse en la mejor propaganda para políticos (y muchas veces para empresarios).

    La Primera Guerra Mundial, va a producir modificaciones muy importantes: por primera vez, las retaguardias van a tomar un papel protagonista en el conflicto; y para el desarrollo de la propaganda de guerra va a ser importante. La persuasión de masas fue determinante a la hora de vencer en él. Al acabar la guerra se produjo una reacción contra los abusos de la propaganda. A raíz de esto en los estados totalitarios se convertirá en una herramienta muy importante para su mantenimiento.

    El triunfo de la Revolución Rusa, y después de la Segunda Guerra Mundial, se producirá un enfrentamiento de los dos bloques, y en el terreno propagandístico se luchará con todas las armas y los juegos políticos existentes. En el mundo occidental, por su parte, el desarrollo económico y el enorme desarrollo de los medios de comunicación de masas harán de la publicidad comercial un fenómeno cotidiano y un terreno en el que se perfeccionarán día a día las técnicas de persuasión de masas. La vida política recogerá las campañas electorales, donde habrá una verdadera batalla ideológica, donde la imagen (y su venta) ocuparán un lugar importante; convirtiéndose en verdaderas opciones de márketing.

    En la segunda mitad de siglo, se ha vivido el despertar, con la descolonización, del Tercer Mundo; donde los conflictos de los grandes bloques estaban al orden del día. En estas guerras, como dice Alejandro Pizarroso, las técnicas de propaganda han vuelto a ser protagonistas de primer orden.

    Ya, para finalizar, en los albores del siglo XXI y en la era de la sociedad de marketing, donde los medios han demostrados su poderío se están demostrando, de verdad, los grados de persuasión que estos llegan a tener, porque el mundo que conocemos es el que conocemos a través de ellos.

  • ¿QUÉ ES PUBLICIDAD?

  • Término utilizado para referirse a cualquier anuncio destinado al público y cuyo objetivo es promover la venta de bienes y servicios. La publicidad está dirigida a grandes grupos humanos y suele recurrirse a ella cuando la venta directa —de vendedor a comprador— es ineficaz. Es preciso distinguir entre la publicidad y otras actividades que también pretenden influir en la opinión pública, como la propaganda o las relaciones públicas. Hay una enorme variedad de técnicas publicitarias, desde un simple anuncio en una pared hasta una campaña simultánea que emplea periódicos, revistas, televisión, radio, folletos distribuidos por correo y otros medios de comunicación de masas. Desde sus inicios en la edad antigua, la publicidad ha evolucionado hasta convertirse en una enorme industria.

    La publicidad actual desempeña un papel crucial en la civilización industrial urbana, condicionando todos los aspectos de la vida cotidiana. Tras demostrar su enorme poder para promover la venta de bienes y servicios, desde la década de 1960 la publicidad se ha utilizado cada vez más para fomentar el bienestar. Las campañas a favor de la salud y contra el consumo de bebidas alcohólicas son sólo dos ejemplos de cómo la industria publicitaria puede defender tales objetivos.

    Se pueden distinguir dos importantes categorías de publicidad: la de bienes de consumo, dirigida hacia el consumidor final, y la empresarial, dirigida a los empresarios mediante periódicos y revistas de economía y otros medios especializados de comunicación. Ambas utilizan multitud de técnicas para fomentar el consumo. Otra modalidad publicitaria, de importancia menor, es la institucional, cuyo único objetivo consiste en crear prestigio y fomentar el respeto de determinadas actividades públicas. Cada año se gastan enormes sumas de dinero en este tipo de publicidad, que no suele anunciar bienes o servicios. Otra técnica publicitaria, cada vez más frecuente, consiste en presentar campañas conjuntas entre el productor y el vendedor. A veces, cuando se realizan campañas a escala nacional, varios empresarios comparten un mismo anuncio.

    La publicidad puede tener un alcance local, nacional o internacional. Los precios de una campaña publicitaria dependerán de su ámbito de implantación. También variarán en función de lo que se anuncia: ocio, cuestiones legales, políticas, financieras, temas religiosos o anuncios destinados a recoger donaciones para financiar actividades caritativas o humanitarias.

    Los orígenes de la publicidad se remontan a la antigüedad. Uno de los primeros métodos de publicidad consistía en pintar los anuncios en los muros. Los arqueólogos han encontrado numerosas muestras de esta técnica, en especial en la antigua Roma y en Pompeya. Un anuncio desenterrado en Roma informa sobre un terreno puesto a la venta y otro encontrado en una pared de Pompeya anuncia una taberna situada en otra ciudad.

    Durante la edad media se desarrolló una técnica simple pero muy efectiva, que consistía en anunciar de viva voz eventos y productos, gracias a los pregoneros, personas que leían noticias en público o comerciantes que anunciaban sus productos.

    Aunque hay anuncios gráficos desde la antigüedad, la publicidad impresa no se desarrolló en realidad hasta la aparición de la imprenta. La marca registrada mediante un signo bidimensional o tridimensional que simboliza una empresa o un producto apareció por primera vez en el siglo XVI, cuando los comerciantes y los miembros de los gremios empezaron a disponer estos símbolos a la entrada de sus tiendas. Entre las marcas que han sobrevivido de esta época destaca la barra rayada de los barberos.

    Las empresas que comercializaban medicamentos patentados crecieron mucho a partir de finales de la década de 1870 gracias a la publicidad inserta en periódicos y revistas. Delimitaron un gran mercado debido a que era difícil encontrar médicos en las áreas rurales, por lo que los colonizadores y los granjeros tenían que automedicarse. Los vendedores de fármacos obtenían beneficios cercanos al 90%, por lo que podían pagar la publicidad de sus recetas. Entre los primeros anunciantes también figuraban de un modo destacado las empresas de ferrocarriles y de transporte marítimo de Estados Unidos que informaban, además del lujo y la comodidad de sus servicios, de los horarios y las tarifas.

    A finales del siglo XIX muchas empresas estadounidenses empezaron a vender sus productos en envases que llevaban impresa la marca. Este hecho marcó un hito en la historia de la publicidad, puesto que antes los productos domésticos como el azúcar, el jabón, el arroz, la melaza, la mantequilla, la leche, la manteca, las alubias (frijoles), los caramelos y dulces y los alimentos en escabeche se vendían a granel, por lo que los consumidores no habían conocido hasta entonces al productor.

    Los primeros en utilizar esta técnica fueron los vendedores de jabones y detergentes. Entre los primeros (que datan de 1880) destacan Ivory, Pears' y Colgate. Pronto siguieron su ejemplo otras empresas, como la Royal Baking Powder, la Quaker Oats y los bolígrafos Waterman. A principios del siglo XX surgieron marcas tan conocidas como Wrigley y Coca-Cola.

    Tras la I Guerra Mundial, la industria publicitaria estadounidense creció hasta el punto que se convirtió en la marca registrada de los propios Estados Unidos. Este crecimiento se vio impulsado por numerosos avances tecnológicos; el crecimiento de la industria estadounidense provocó nuevos inventos y mejoras técnicas que beneficiaron a otras industrias.

    La aparición de la electricidad contribuyó a la creación de anuncios luminosos; el fotomontaje y otras mejoras en las técnicas de impresión ayudaron tanto a editores como a los departamentos de publicidad de periódicos y revistas. La publicidad empezó a contratar a especialistas en relaciones públicas. La aparición de la radio en la década de 1920 estimuló una nueva técnica de venta que utilizaba la voz como reclamo.

    El invento más significativo de la posguerra fue la televisión, un medio que forzó a la industria publicitaria a mejorar sus técnicas comerciales utilizando medios visuales y sonoros. En la década de 1990 destaca la generalización del uso de reproductores de vídeo y de mandos a distancia para éstos y para las televisiones. Las agencias de publicidad consideran una amenaza esta generalización porque algunos espectadores pueden borrar los anuncios cuando graban programas o pasarlos a alta velocidad cuando ven una cinta grabada; además, la existencia del mando a distancia también es una amenaza porque los espectadores pueden cambiar de cadena o quitar el sonido en tanto se emitan los anuncios. Por ello, las agencias de publicidad han cambiado de técnica y ahora intentan esponsorizar los espacios de la programación. La generalización de redes internacionales de informática, como Internet, compensa estas dificultades al ofrecer un nuevo medio específico para publicar y difundir anuncios.

  • ¿QUÉ ES COMUNICACIÓN POLÍTICA?

  • Siempre ha estado muy presente en nuestras vidas, ya que todos los días hay alguna noticia o información referida a este campo. Para no empezar a definir lo que es exactamente, podemos hablar primero de lo que no es, que resulta mucho más fácil que establecer una definición.

    La comunicación política no es la política, ni se identifica con ella. No todas las transacciones políticas son parte de la comunicación, pero muchas de estas acciones no se realizan de una manera correcta sin el recurso de la comunicación. Ésta en política es más que el gabinete de prensa: la evolución de los mismos y la preocupación de la imagen y por el que decir en la próxima aparición hace que nos demos cuenta del poder de la comunicación política: se han creado gabinetes de imagen y de comunicación, análisis de medios, diseño de estrategias y estudios de marketing, que ayudan a conseguir que el sondeo se acerque más a lo que están buscando. Convirtiendolos de esta manera en el centro de la comunicación política.

    Según Marsilio de Padua dejó sentado que la política pertenece a la realidad natural y Maquiavelo aporta que en el orden del mundo, el que la jerarquía y la teología eran el paradigma de un espacio público político/religioso indiferenciado. Estos dos autores contemporáneos han afianzado que la política, junto con la ciencia, ha sido la fuerza que ha desmantelado la metafísica.

    Las ideas en el siglo XX ha desaparecido. Afirmamos esto porque las ideas de nuestro siglo no pasarán a formar parte de un capítulo de la historia o en cualquier enciclopedia. Mientras tanto, los problemas han acompañado siempre al hombre no se han resuelto. Pero en este contexto, la política sigue proponiendo soluciones a veces acertadas, a veces problemáticas, que provienen del comportamiento de ciertos ciudadanos que asumen el “rol” de políticos.

    Por lo tanto, podemos decir que la política es una cuestión de comunicación, en la que los mensajes generados por el líder político o por el partido tienen que contrastarse con los mensajes que llegan de la realidad, es decir, de todos aquellos sectores y actores que participan con su actividad en la creación de la misma. Política y comunicación son consustanciales, porque la primera gira en torno a la relación entre gobernantes y gobernados, y esa relación tiene dos categorías y dos cauces fundamentales: la representación y la comunicación. Esta relación es la que genera los denominados “comportamientos políticos” que adquieren visibilidad y eficacia en la comunicación.

    Una vez comentado estos puntos breves, diremos de los que sí habla la comunicación, tomando como referencia las frases citadas por Javier del Rey Morato, que dicen así: “La comunicación política habla de los hechos del poder, pero también de los fines de la vida, de los valores, de las metas de la existencia social, de lo bueno y lo malo, lo correcto y lo erróneo, y de todo aquello pro lo cual viven o deberían vivir los miembros de una sociedad. En definitiva, nos hablan de los valores (algo que es intrínseco a la persona) tales como son el problema de la vida y el de la política.

    En este tipo de comunicación la retórica y los juegos del lenguaje tienen un especial protagonismo, que se acentúa en las campañas electorales, donde se hace más patente y empiezan a formar una realidad determinada. La eficacia de estos juegos radica en que la mayor parte de nuestras experiencias pasa por el lenguaje (de signos, visual, no visual, literario...). Vemos una relación muy estrecha entre conocimientos y lenguaje ya que toda actuación consigue un efecto en los conocimientos, en el mapa cognitivo de la persona o de la sociedad, en general.

    El dominio, por tanto, del lenguaje les permite un acceso privilegiado a los juegos del lenguaje, y que ello se traduce en poder sobre el pensamiento. De ello sacamos la conclusión de que el PODER DE COMUNICACIÓN es igual al PODER POLÍTICO (volvemos a lo mismo: si no hay comunicación, no hay una política efectiva, ya que no llega al auditorio de la forma que debería)

    El imperativo de realismo de esta comunicación es un desafío para las democracias en un momento en que su triunfo sobre las llamadas “democracias populares” coinciden con una crisis sin precedentes, en la que el triunfador (o presunto) se ve contra las cuerdas, y en la que las categorías de la representación y la comunicación aparecen, al mismo tiempo, como la solución y el problema.

    En nuestra sociedad actual, donde la imagen y el marketing juegan de titulares en el partido de la vida diaria, si no sales en la tele no existes. Además tus apariciones deben tener la suficiente “chicha” como para llenar tiempo en los espacios informativos y causar algunos efectos.

    En conclusión, nos encontramos ante una cultura generada por los medios. En ella la comunicación política exige a los políticos asumir una serie de comportamientos propios del guión de una campaña electoral, y los juegos del lenguaje que ese período impone a los actores instalados en el rol de candidatos, dando la impresión de que algunos políticos son buenos cómicos o versiones muy malas de ellos mismo. Estamos ante la cultura de la personalización, de la afectivización, que insulzaría la inteligencia y del uso estético y retórico de las categorías izquierda/derecha, con las que se juega para crear a los distintos adversarios de modo que los indecisos se posicionen a un lado o a otro. Para ello usarán, como ya hemos dicho, la retórica la ironía y los “ataques a la yugular” dejando clara la casta y su primacía, por ser mejor que el otros, para llegar, de esta manera, a estar dentro del mercado laborar ocupando el puesto de trabajo más cotizado: el del poder.

    La política y la comunicación siempre han estado muy ligadas, porque como hemos dicho antes, una no podría existir sin la otra debido a que no se conocería su alcance hacia el auditorio al que se quiere convencer.

    Gracias a los medios, en los cuales en este momentos se concentra gran cantidad de propaganda, publicidad (persuasión), difunden sus programas, en los cuales están inmersas las ideologías que defienden.

    Podemos definir ideología como: “Conjunto de ideas y valores concernientes al orden político cuya función es guiar los comportamientos políticos colectivos”. A raíz de esta definición, hemos observado el panorama ideológico español. En él destacamos dos grandes tendencias: izquierda-derecha, a la que se suma una tercera, la del nacionalismo. Esto podemos reflejarlo en un esquema de la siguiente manera, donde a parte del factor izquierda-derecha, añadiremos el eje secular-confesional (que se ha puesto de manifiesto con la aprobación de las bodas homosexuales y con la reforma educativa) y el eje integración-etnicidad (en relevancia con el “problema” de las nacionalidades):

    Para completar el eje de las tendencias podemos decir que: todos los partidos políticos se sitúan más cerca de la parte del eje democrático, porque nuestro sistema de gobierno se ha constituido sobre principios democráticos. En los otros ejes hay un reparto de grupos políticos. Quedaría de la siguiente manera:

    • EJE SECULAR / CONFESIONAL: vemos dos claras posturas: la del PP y del PSOE, cada una a un lado del eje. El PSOE se encuentra en el secular , junto a él vemos a IU y a ERC. Mientras tanto en el brazo confesional del estado vemos a PP, como hemos dicho antes, CIU y PNV. Este eje se ha puesto de manifiesto, cuando los valores educativos (los referidos a la asignatura de religión) están a punto de ser modificados con la ley de educación; así como también se vio puesto como protagonismo durante el debate de las bodas homosexuales.

    • EJE INTEGRACIÓN / ETNICIDAD: esta presente en todas las regiones. Es un eje muy sensible, porque siempre está en el punto de mira de todos. Últimamente se ha puesto de manifiesto con el Estatut Catalán, que ha dado muchas horas de debate en medios y en la política en general. Los partidos nacionalistas se sitúan en la parte de etnicidad, mientras PP y PSOE están en la integración, sinónimos de una España unida.

    • EJE IZQUIERDA / DERECHA: eje que se ha ido estrechando hacia el centro, tras los gobiernos autoritarios de ambas ideologías estuvieran presentes en Europa durante el siglo XX. Se han intentado desligar tanto del valor derecha, como del valor izquierda, para competir por un espacio menor del auditorio, los indecisos. Pero, como todo esto también tiene un pero, en los últimos tiempos se ha vuelto a radicalizar un poco. Aquí queda de la siguiente manera repartido el espacio: PP en el espacio centro-derecha y PSOE en el centro-izquierda. Cada uno con sus valores y sus programa.

    En este panorama de comunicación los emisores privilegiados son los partidos políticos. De ellos emana toda la actividad necesaria para hacer comunicación política. Siendo los receptores, todas aquellas que forman la audiencia o el público del que necesita el partido para conseguir llegar al poder y llevar a cabo el programa. Detrás de todo este gran juego de la política se han dado numerosas etapas. En este trabajo analizaremos el modo de llegar de los líderes en las etapas del franquismo, transición y democracia. Para ello los factores serán: un poco de historia, cómo eran los medios en aquellos momentos, las palabras clave, a través de que se intentaba hacer fluir las ideas....

  • EL FRANQUISMO

  • BREVE HISTORIA

  • Franquismo, denominación que reciben tanto el periodo histórico durante el cual ejerció el poder en España el general Francisco Franco (1936-1975), como el régimen político establecido por éste y calificado indistintamente como dictatorial o autoritario.

    La sublevación militar que en julio de 1936 originó la Guerra Civil pretendió establecer una significativa ruptura respecto del ordenamiento jurídico propio de la II República. Los organismos gubernamentales creados por los rebeldes fueron la Junta de Defensa Nacional (julio-octubre de 1936), la Junta Técnica de Estado (octubre de 1936-enero de 1938) y, finalmente, el primer gobierno presidido por Franco.

    El Nuevo Estado instaurado sobre todo el territorio español a raíz de la definitiva victoria franquista, obtenida en abril de 1939, manifestó su carácter antidemocrático por medio del ejercicio personal del poder a cargo de Franco, la proscripción de partidos políticos, así como la ausencia de la división de poderes y de libertades. Todo ello ejercido desde la peculiar ideología franquista, de marcado talante antiliberal, anticomunista, nacionalsindicalista y nacionalcatolicista, factores todos ellos apenas matizados durante la segunda mitad de existencia del régimen, cuando se hizo especial hincapié en el desarrollo económico alejado de la autarquía inicial. El corporativismo, expresado por medio de la llamada democracia orgánica, fue el sistema político aplicado durante los 39 años de ejercicio del poder franquista. Los órganos depositarios de la representatividad recayeron en el municipio, el sindicato vertical y la familia. La institucionalización del Nuevo Estado tuvo lugar a través de las denominadas siete Leyes Fundamentales, promulgadas desde marzo de 1938 (Fuero del Trabajo), hasta enero de 1967 (Ley Orgánica del Estado). Las otras cinco normas que conformaron el falso constitucionalismo franquista fueron la Ley Constitutiva de las Cortes Españolas (julio de 1942), el Fuero de los Españoles (julio de 1945), la Ley del Referéndum Nacional (octubre de 1945), la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (julio de 1947) y la Ley de Principios Fundamentales del Movimiento Nacional (mayo de 1958).

    Durante la década de 1970, la crisis energética internacional, los problemas derivados de la situación del Sahara Español, el incremento de las huelgas y de la oposición antifranquista, así como del terrorismo, pusieron de manifiesto el agotamiento del régimen, que coincidía con el de su titular. El franquismo llegó a su fin con el fallecimiento del propio Franco, en noviembre de 1975. El inicio del reinado de Juan Carlos I corrió parejo a un nuevo periodo histórico y político, la transición a la democracia, que supuso el retorno español al constitucionalismo, al parlamentarismo y al disfrute de las libertades.

  • MEDIOS DE COMUNICACIÓN

  • En el largo periodo histórico que abarca la dictadura de Franco, entre 1939 y 1975, el panorama informativo español se ve sucesivamente sometido a dos ámbitos legislativos que, si bien en la forma aparecen diferenciados, en el fondo tienen un mismo denominador común: el control por parte del régimen de los contenidos y de los medios informativos.

    Un ejemplo de todo esto fue el famoso No-Do. NO-DO (Noticiarios y Documentales Españoles) junto a la radio se convirtió en el medio de comunicación más importante del régimen antes de la llegada de la TV, ya que se trataba del único relato audiovisual (cultura de la imagen) de la España de esa época. En su primera proyección, el 4 de enero de 1943, la más larga de todas, se observa un prólogo donde se define lo que es España y se hace apología de su, entonces Jefe de Estado. Junto al prólogo, está el noticiario de 10 minutos.

    Lo que intenta es dar el testimonio “oficial” y visual de lo que está pasando en el exterior. En la etapa de este noticiario podemos distinguir dos etapas, en las cuales los juegos del lenguaje están a la orden del día y destacan en los discursos del general. La primera eta es la de los años 40 y 50.

    En ella, se utiliza como medio de comunicación de propaganda. En el plano político es un instrumento de cohesión, para que todos los componentes de ambos bandos acepten las directrices de la “nueva España” (término que a partir de este momento aparecerá en casi todos los discursos del Caudillo, para asentar su idea del Estado a raíz de un “levantamiento necesario ante la posibilidad de un caos” y “un gobierno ilegítimo”= creación del enemigo y juego de la creación del caos). Sus noticias (controladas por el régimen) van en dos direcciones: el mostrar y convencer de que Franco es lo que realmente necesita España para que ésta discurra de una forma correcta; y convencer (mediante publicidad) de que el Caudillo es el futuro de España. (lo muestran en los reportajes comparándolo con Alejandro Magno, con imágenes del pueblo y el ejército alegres ante su llegada- en los cuarenta-, y como el gobernante ideal que todo lo sabe, en los cincuenta. La otra dirección va hacia la legitimización del Nuevo Estado, para ello usa la retórica de la paz: habla de tranquilidad, paz y fe en las autoridades con su llegada.

    El otro periodo abarca el resto de los años del Franquismo. En él se intenta legitimizar el pasado y la actualidad a través de palabras clave: GUERRA CIVIL, AISLAMIENTO INTERNACIONAL, ANTICOMUNISMO Y 25 AÑOS DE PAZ. En lo referente al aislamiento internacional, en un primer momento tras la victoria de las potencias democráticas en la Segunda Guerra Mundial se intenta hacer un lavado de imagen a la dictadura (que no se consigue debido a que el aislamiento se hace patente durante una serie de años). Ante esto, el discurso cambia y se habla de la “autosuficiencia de España” y que en este duro trámite “todos deben estar al lado de su Caudillo).

    El otro gran tema de este periodo es el anticomunismo. Se crea la visión negativa de éstos, creando su visión del enemigo muy amplia. A su lado aparecen los masones. EL discursos es “Franco ha librado a España de este mal”.

    Por último, los 25 años de paz, aparece en la década de los 60. Con ello se quiere fortalecer el régimen.

    'Historia de la propaganda y publicidad electoral en España'

    Manifestación de adhesión a Franco en la Plaza de Oriente, 1 de octubre de 1975 (Fuente: Europa Press)

    Por tanto, podemos decir que el No-Do, como hemos dicho antes, junto a la radio se encarga de hacer propaganda, entretener y educar en los valores sociales que llevaba por bandera el Régimen. No-Do desaparece en 1981, seis años después de la muerte del General, con la democracia ya instaurada deja de tener sentido.

  • El PERSONAJE Y SU IDEOLOGÍA: El personaje de esta parte de la historia de España es Francisco Franco (1892-1975), militar y político español, jefe del Estado (1936-1975), responsable del régimen autoritario (franquismo) que se inició durante la Guerra Civil (1936-1939) y concluyó con la muerte del titular.

  • Nació el 4 de diciembre de 1892 en El Ferrol (Ferrol, localidad coruñesa que recibió la denominación oficial de El Ferrol del Caudillo durante la dictadura franquista). En 1907 ingresó en la Academia Militar de Toledo. Tres años después recibió el grado de segundo teniente de Infantería. Con 20 años comenzó su carrera militar en el Ejército de África, lo que le permitió cosechar méritos y ascensos por acciones bélicas durante la guerra de Marruecos. Tras una breve estancia en la península Ibérica, durante la cual contrajo matrimonio en 1923 con Carmen Polo, perteneciente a la alta sociedad asturiana, retornó al norte de África ese mismo año para mandar la primera bandera del Tercio Extranjero (Legión). A partir de entonces se produjo la aceleración de la que sería una brillante carrera militar, que le llevó a ascender a general de brigada en 1926, convirtiéndose en el general más joven de Europa.

    'Historia de la propaganda y publicidad electoral en España'

    Hulton-Deutsch Collection/Corbis

    El general Franco ante la catedral de Burgos

    El mutuo respaldo recibido por la Iglesia católica y el régimen político instaurado por el general Francisco Franco ha recibido el nombre de nacionalcatolicismo. Dicha institución cristiana apoyó a las fuerzas encabezadas por Franco durante la Guerra Civil española (1936-1939), hasta el punto de otorgar a la misma la categoría de Cruzada. La instauración del régimen dictatorial triunfante estuvo unida a la hegemonía religiosa e incluso cultural de la Iglesia católica. En esta imagen, el general Franco realiza el saludo fascista en un acto celebrado el 24 de noviembre de 1938 ante la fachada principal de la catedral de Burgos, cuando el conflicto todavía no había llegado a su fin.

    Durante la dictadura del general Miguel Primo de Rivera, que había dado comienzo en 1923, desempeñó el cargo de director general de la Academia General Militar de Zaragoza desde 1928. Pocos meses después de la proclamación de la II República, que había tenido lugar en abril de 1931, Manuel Azaña, el entonces ministro de la Guerra del gobierno provisional republicano, decretó el cierre de dicha institución castrense y el consiguiente cese de Franco al frente de la misma. Finalizada la etapa de gabinetes reformistas formados por republicanos y socialistas, intervino como asesor del ministro de la Guerra, Diego Hidalgo Durán, en la represión de la insurrección revolucionaria de Asturias (octubre de 1934) y en 1935 asumió la jefatura del Estado Mayor por designación del nuevo ministro de la Guerra, José María Gil-Robles.

    Tras el triunfo electoral del Frente Popular (febrero de 1936) el gobierno presidido por Azaña le destinó a la comandancia general de Canarias. Desde este puesto intervino en el levantamiento militar contra el gobierno republicano, iniciado el 17 de julio en Marruecos y origen de la Guerra Civil. Llegó a Tetuán el 19 de julio para tomar el mando del Ejército de África. El 20 de julio moría en accidente de aviación el general José Sanjurjo, quien debía dirigir la insurrección militar. Entre otros acuerdos, la Junta de Defensa Nacional constituida el 24 de julio en Burgos por los militares sublevados y presidida por el general Miguel Cabanellas distribuyó el mando del Ejército rebelde del Norte y del Sur entre los generales Emilio Mola y Francisco Franco. No obstante, poco después se resolvió la unidad de mando militar y político a favor de Franco.

    El 29 de septiembre de 1936 fue nombrado por la Junta de Defensa Nacional generalísimo de las fuerzas militares sublevadas y jefe del gobierno. El 1 de octubre asumió esos cargos, a los que él mismo añadió el de jefe del Estado. Con esta medida, Franco dispondría en adelante de plenos poderes, que ejerció hasta su muerte. El fallecimiento en accidente de aviación del general Mola (junio de 1937) le liberó de un posible competidor. Otro tanto sucedió al ser fusilado en noviembre de 1936 en la cárcel de Alicante José Antonio Primo de Rivera, el fundador de Falange Española. En efecto, el 19 de abril de 1937 promulgó el Decreto de Unificación que, so pretexto de superar las divisiones en el seno de las fuerzas políticas colaboradoras en el alzamiento militar, unía a Falange con los tradicionalistas (carlistas) y ponía bajo la jefatura directa del caudillo (título recibido por el propio Franco) a Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (FET y de las JONS), único partido autorizado por el régimen, y pronto diluido bajo la expresión “Movimiento Nacional”.

    Sin haber finalizado la contienda, Franco presidió el 30 de enero de 1938 el primer gobierno de su larga dictadura. Desde que terminó la guerra el 1 de abril de 1939 y hasta su muerte (acaecida el 20 de noviembre de 1975 en Madrid), monopolizó un régimen que se confunde con su titular: el franquismo. Hasta junio de 1973, cuando por primera vez cedió la jefatura del gobierno a su “mano derecha”, el almirante Luis Carrero Blanco, Franco fue al mismo tiempo jefe del Estado, del gobierno y del Ejército.

    El periodo durante el cual ejerció el poder el general Franco, así como el régimen político creado por éste ha recibido el nombre de franquismo. Comprende un dilatado proceso que entremezcla continuismo y cambios durante casi cuatro décadas. Desde el Alzamiento (denominación que los sublevados dieron al inicio de su rebelión con la que comenzó la Guerra Civil), nadie dudó de que, en caso de vencer, el régimen previsto sería una ruptura respecto del pasado republicano. Así lo fueron las primeras instituciones gubernamentales creadas para la España “nacional” (nombre con el que los sublevados reconocían el territorio sobre el que ejercían su control) en plena Guerra Civil: Junta de Defensa Nacional (julio-octubre de 1936), Junta Técnica de Estado (octubre de 1936-enero de 1938) y primer gobierno presidido por Franco, que serían el germen de la dictadura.

    Los apoyos recibidos desde el principio permitían presumir el futuro político del “Nuevo Estado” que, por su larga duración, pasó sucesivamente por las fases de dictadura personal, totalitarismo autoritario de “pluralismo limitado” y tecnocrático o, como gustó repetir su creador, de democracia orgánica. En cualquier caso, se trató de un régimen sin ningún carácter democrático, no sólo por su origen (sedición generadora de una guerra civil) sino por su posterior desarrollo, caracterizado por el mando personal del caudillo, la inexistencia de partidos políticos, de división de poderes y de libertades, así como por el fuerte control ejercido desde el poder, cuya naturaleza coincidía con la ideología franquista: antiliberalismo, anticomunismo, antirrepublicanismo, nacionalismo, concepción jerárquica y autoritaria y nacionalcatolicismo. En su última fase, sin abandonar el trauma de la Guerra Civil y la despolitización como recursos, se incorporaron otros factores: la ideología desarrollista, un nuevo sistema educativo y el europeísmo, junto con el evidente cambio de la estructura social que tuvo efecto desde la década de 1960.

    Con todo, y hasta el final, el franquismo defendió a ultranza la trama ideológica de los llamados principios del Movimiento: unidad e integridad de la patria, confesionalidad del Estado, la monarquía tradicional como forma de gobierno (aunque no apareció la figura del monarca) y el corporativismo, que definía la representatividad a través del municipio, el sindicato vertical (nacionalsindicalismo) y la familia. Este fue, en efecto, el proceso institucionalizador del Nuevo Estado, no consumado hasta enero de 1967 con la promulgación de la Ley Orgánica del Estado que culminaba las denominadas siete Leyes Fundamentales, el peculiar acercamiento al constitucionalismo del régimen franquista: Fuero del Trabajo (marzo de 1938), Ley Constitutiva de las Cortes Españolas (julio de 1942), Fuero de los Españoles (julio de 1945), Ley del Referéndum Nacional (octubre de 1945), Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado (julio de 1947), Ley de Principios Fundamentales del Movimiento Nacional (mayo de 1958) y la ya citada Ley Orgánica del Estado.

    Quedaba como resquicio de cara al futuro la proclamación en 1969 del príncipe de España como sucesor a título de rey, en una monarquía instaurada, que no restaurada. El fallecimiento de Franco propició de alguna manera en 1975, y sin que el dictador se lo hubiera propuesto, la monarquía democrática bajo el reinado del nieto de Alfonso XIII, Juan Carlos I, poniendo de manifiesto la inviabilidad del “franquismo sin Franco”. El proceso posterior al deceso del general se conoce como transición a la democracia.

    Todo este proceso de lento y tímido aperturismo demandado por el desarrollo económico de la década de 1960 y que según cabía esperar debía conllevar un desarrollo político, tropezó con las tensiones entre los llamados inmovilistas (falangistas ortodoxos) y los conocidos como aperturistas en cuestiones tales como la sucesión en la jefatura del Estado, la apertura hacia los países de la órbita soviética, el asociacionismo o la atención de las demandas expresadas por la conflictividad laboral, en definitiva: el posible camino hacia la democracia.

    Si, como se ha dicho, un amplio sector del pueblo aceptó el franquismo, al menos en los dos primeros decenios, y siempre como un mal menor tras una cruenta guerra civil, tampoco faltó la presencia de una oposición política. En los primeros años ésta estuvo a cargo de las guerrillas que actuaron en determinadas zonas del territorio español, así como de la oposición democrática llevada a cabo desde el exilio (republicanos, monárquicos seguidores de Juan de Borbón y Battenberg, socialistas y comunistas) cuyo punto álgido fue el Congreso de 1962, que la prensa oficial descalificó como “contubernio de Munich”.

    A todo ello deben unirse las huelgas y conflictos laborales (el recién nacido sindicato Comisiones Obreras consiguió infiltrarse en las instituciones autorizadas, en tanto que la socialista Unión General de Trabajadores (UGT) mantuvo la lucha clandestina) y estudiantiles (contrarios al oficial Sindicato Español Universitario, SEU) y, en el último tramo, las actuaciones de grupos ligados a la Iglesia católica que marcaron distancias con el régimen después del Concilio Vaticano II (1962-1965), sin olvidar la acción de grupos terroristas como la organización independentista vasca ETA. Sin embargo, este abanico opositor fue a la postre débil y no logró sus propósitos de vencer al régimen, que actuó con dureza a la hora de reprimirlo.

    Otro tanto ocurrió con las relaciones exteriores. El franquismo consiguió superar el aislamiento internacional al que estuvo sometido el régimen durante la década de 1940 por haber mantenido, bajo la capa de neutralidad en la II Guerra Mundial, la amistad con las potencias del Eje. España, en un primer momento, quedó fuera de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), creada en 1945. Pero la Guerra fría modificó el panorama y obligó a aceptar la situación española. Los pilares de este reconocimiento internacional se plantaron en 1953 con la firma del Concordato con la Santa Sede y la de los pactos económicos y militares con Estados Unidos (Convenio de Amistad y Cooperación). Ambos hicieron saltar el cerco impuesto hasta entonces a Franco. En 1955 España ingresó en la ONU, si bien antes lo había hecho en otras organizaciones internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la UNESCO y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El presidente estadounidense, Dwight David Eisenhower, visitó Madrid en diciembre de 1959. Desde finales de 1969, coincidiendo con la llegada al Ministerio de Asuntos Exteriores del tecnócrata Gregorio López Bravo, la diplomacia española inició una apertura hacia los países del entorno soviético, en un principio con carácter comercial y más tarde en forma de relaciones diplomáticas plenas.

    En lo que respecta a las relaciones con Latinoamérica, la política exterior franquista cabalgó sobre las conveniencias de cada momento. Los gobiernos latinoamericanos se dividieron al iniciarse la Guerra Civil en torno a la actitud que deberían adoptar frente al conflicto y aunque México (presidida durante la guerra por Lázaro Cárdenas) mantuvo siempre una política de firme defensa de las instituciones republicanas, que se prolongó hasta la muerte de Franco y la celebración de las primeras elecciones democráticas en 1977, los demás países fueron reconociendo al dictador y su régimen, sin excepción. Franco, por otra parte, encontró apoyo y simpatía en los gobernantes autoritarios latinoamericanos de todas las épocas: las actitudes personales y gubernamentales del argentino Juan Domingo Perón, el dominicano Rafael Leónidas Trujillo o el chileno Augusto Pinochet fueron una buena muestra de ello.

    De otro lado, a las buenas relaciones con los países musulmanes expresadas en las visitas de los jefes de Estado de Arabia Saudí, Jordania, Irak, Irán y Egipto, cabe añadir el reconocimiento español a la independencia del territorio de Marruecos bajo su protectorado (1956), el reconocimiento de los derechos de dicho país sobre Ifni (1969) o la independencia de Guinea Ecuatorial (1968). En el ocaso del franquismo (octubre de 1975), el rey marroquí Hasan II organizó la Marcha Verde sobre el territorio del Sahara Español, lo que supuso abandonar éste en manos de Marruecos y Mauritania.

    Sin quebrar el monolitismo del sistema, los principales grupos colaboradores en los gobiernos franquistas fueron militares, falangistas, monárquicos, católicos y tecnócratas. Salvo en los dos últimos gabinetes (presididos por Luis Carrero Blanco desde junio hasta diciembre de 1973, y por Carlos Arias Navarro, que sustituyó a éste tras su asesinato a manos de ETA), todos tuvieron como presidente a Franco, responsable único de los equipos ministeriales, sujetos en la duración y composición a su exclusiva voluntad. Según la coyuntura (cierre autocrático o liberalización política) se mantuvieron o fueron sustituidos, siempre al compás de la astucia del general que tuvo especial empeño en mezclar las distintas “familias” del régimen dando la impresión de un falso pluralismo, por cuanto no se reconocía la existencia de partidos políticos.

    Algunos de los principales ministros de los gobiernos presididos por Franco fueron, además de los ya mencionados Carrero Blanco, Arias Navarro y López Bravo: Ramón Serrano Súñer, Francisco Gómez Jordana, Juan Antonio Suances, José Enrique Varela, Alberto Martín Artajo, Agustín Muñoz Grandes, Fidel Dávila, José Antonio Girón, Raimundo Fernández Cuesta, Joaquín Ruiz Giménez, José Solís Ruiz, Manuel Fraga Iribarne, Alberto Ullastres, Camilo Alonso Vega y Torcuato Fernández-Miranda.

    'Historia de la propaganda y publicidad electoral en España'

    UPI/Corbis

    Franco y el príncipe Juan Carlos

    La última aparición pública del general y jefe del Estado español Francisco Franco Bahamonde tuvo lugar el 1 de octubre de 1975, momento que ilustra esta fotografía. El acto tuvo lugar en la plaza de Oriente (Madrid), el lugar habitual de convocatoria de los seguidores del dictador, quien, como muestra la imagen, se dirige a la multitud desde un balcón del palacio real, en compañía de su sucesor, el príncipe Juan Carlos. Éste comenzó a reinar tras el fallecimiento de Franco, ocurrido el 20 de noviembre de ese año, dando inicio al proceso de transición española a la democracia posterior al régimen dictatorial franquista.

    Por último, y en otro orden de cosas, la economía y la política económica sufrieron una interesante evolución a lo largo de los cuarenta años de gobierno franquista. El primer periodo, transcurrido desde 1939 hasta 1951, fue una etapa de autarquía que acusó los efectos de las guerras civil y mundial. Durante ese primer periodo España experimentó una auténtica depresión que contrastaba con la recuperación europea, lograda por la ayuda prestada por el Plan Marshall y de la cual no disfrutó el país gobernado por Franco.

    La década de 1950 actuó como bisagra en la que se produjo un crecimiento debido a la liberalización, la mejora de las relaciones exteriores y los ingresos procedentes del turismo y los numerosos emigrantes. La década de 1960 fue una década de expansión que había dado comienzo con el Plan de Estabilización de 1959 y continuó hasta 1973, respondiendo en cierto modo al esquema propuesto por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE): energía barata, precios favorables en alimentos y materias primas, reservas de mano de obra barata procedente del sector primario, aumento de la población activa y expansión del mercado internacional.

    Las Palabras clave de su ideología son las siguiente, que además resumen muy bien cual era su posición en el eje que hemos creado antes: autoritario, de derechas, confesional y de integración.

    1.    Lucha contra el comunismo internacional.

        Luchamos por librar a nuestro pueblo de las influencias del marxismo y del comunismo internacionales, que se introdujeron en nuestro país para hacer de España una sucursal del bolchevismo moscovita. Queremos salvar por esta lucha los valores morales, espirituales, religiosos y artísticos creados por el pueblo español a lo largo de una gloriosa historia, y que constituyen la base de nuestra existencia nacional e individual.

    (VII-1937: Declaraciones al "Leipziger Illustrierte Zeitung".)

    2.    Justificación del Alzamiento

        El Ejército, secundado por el pueblo y las milicias, se alzó contra un Gobierno anticonstitucional, tiránico y fraudulento, y, cumpliendo lo que preceptúa nuestra ley constitutiva castrense, se erigió en defensa de la Patria, defendiéndola de sus enemigos exteriores e interiores. ¡Sublime precepto que compendia la más augusta y trascendental misión!

    (18-VII-1937: I Aniversario del Alzamiento.)

    3.    La hecatombe de 1936

        En el alborear de julio de 1936, adueñados de los resortes del Poder las fuerzas ocultas de la revolución, no se presentaba otro horizonte que el inmensamente trágico de asistir a la destrucción del más incalculable de los tesoros: el de los valores espirituales de un pueblo.

    (18-VII-1937: I Aniversario del Alzamiento.)

    4.    El Alzamiento militar

        Al Ejército no le es lícito sublevarse contra un partido ni contra una Constitución porque no le gusten; pero tiene el deber de levantarse en armas para defender a la Patria cuando está en peligro de muerte.

    (19-VII-1937: Declaraciones a "ABC", de Sevilla.)

    4.    El Alzamiento militar

        Al Ejército no le es lícito sublevarse contra un partido ni contra una Constitución porque no le gusten; pero tiene el deber de levantarse en armas para defender a la Patria cuando está en peligro de muerte.

    (19-VII-1937: Declaraciones a "ABC", de Sevilla.)

    5.    Levantamiento de la nación

        La nación, consciente de su destino histórico, se ha levantado para defender las esencias de su vida y, cumpliendo otra vez misteriosos designios, para defender también las esencias de una civilización que nos es común.

    (2-VII-1937: Salamanca.)

    6.    España y la civilización mundial

        Lo mismo que España salvó la civilización mundial en la batalla de Lepanto, ahora ha emprendido a otro acto histórico semejante contra la amenaza presente, no menos peligrosa.

    (7-VIII-1937: Declaraciones a "Collier's".)

    7.    Ante la revolución comunista

        Los jefes del Ejército no intervinieron hasta tener la convicción de que solamente su acción podía salvar al país de la ruina completa. Se decidieron a actuar el día que supieron que los elementos extremistas del Frente Popular preparaban una revolución comunista -de tipo soviético- para apoderarse del Poder.

    (15-VIII-1937: "La Revue Belge".)

    8.    Las elecciones de 1936 y el Frente Popular

        Las elecciones que precedieron al establecimiento de un Gobierno de Frente Popular, en febrero de 1936, fueron falseadas por los partidos extremistas; obtuvieron electores por la amenaza y el terror, sea que votaron con ellos, sea que se abstuvieran de votar contra ellos. A pesar de todo, los partidos de derechas tuvieron más sufragios que los de izquierdas. Entonces recurrieron a los grandes remedios, como la anulación de resultados en ciertas circunscripciones y otras prácticas similares, gracias a las cuales los extremistas obtuvieron el Poder. Una vez instalados en él, les bastó poco tiempo para extender la anarquía y el caos en el país.

    (15-VII-1937: "La Revue Belge".)

    9.    Lucha en defensa de Europa

        Es la lucha en defensa de Europa y, una vez más, cabe a los españoles la gloria de llevar en la punta de sus bayonetas la defensa de la civilización, de mantener una cultura cristiana, de mantener una fe católica y de mantenerlas al estilo de Don Quijote, marchando con su coraje, con su entusiasmo y con sus mejores valores, que son hoy el corazón y la entraña de España.

    (1-X-1937: Burgos.)

    10.    El desenfreno del Frente Popular

        Todos los Gobiernos del Frente Popular, todos los Gobiernos de izquierdas que han gobernado España no han estimado y han desconocido el principio de autoridad, dejándose desbordar por elementos más avanzados que ellos mismos. Ha sido así como España fue arrastrada hacia un desorden desenfrenado.

    (X-1937: Declaraciones a "Le Figaro".)

    Analizando estos textos vemos como se han creado una serie de juegos del lenguaje, que hacen que lo que la gente escucha de su líder se afiance, lo hace todo de manera muy sencilla y a modo de repetición, porque hay temas constantes en todo su discurso, lo que implica un posicionamiento mucho mayor en la mente del consumidor/”gobernado”. En este caso un consumidor, oyente, que ha salido de una guerra y todo lo que veía y transmitía paz era sinónimo de tranquilidad y legitimización.

    Además observamos que los temas son constantes a lo largo de la etapa: crea enemigos tales como el comunismo al que ve como el mal mayor, y los masones, que quieren atentar contra él. Otro de los temas más fervorosos es el triunfo sobre un régimen implantado sobre la ilegalidad (como podemos observar en las declaraciones anteriores). Es decir, nos encontramos ante un régimen que utiliza una “comunicación oficial”, a través de la cual canaliza su programa e intenta dar una visión más tranquilizadora del régimen, usando las palabras, tranquilidad, paz, sosiego, calma.... Utiliza la retórica, la repetición y la economía del lenguaje para hacer llegar el mensaje a sus receptores.

  • TRANSICIÓN Y DEMOCRACIA

  • A) BREVE HISTORIA

    • DEFINICIÓN: proceso según el cual España logró pasar, sin traumas graves, de una dictadura, la de Francisco Franco, a un Estado social, democrático y de derecho. Las fechas de duración de este periodo varían según los estudiosos, pero las más aceptadas son el 20 de noviembre de 1975 para su inicio (fallecimiento del dictador) y el 28 de octubre de 1982 (victoria electoral del Partido Socialista Obrero Español, PSOE) para delimitar su finalización.

    • INICIOS: En noviembre de 1975, Juan Carlos I iniciaba su reinado como jefe del Estado y sucesor, por tanto, del general Franco. Anteriormente, como príncipe, ya venía estableciendo contactos con diferentes políticos españoles y europeos, consciente de que el régimen del anciano dictador, desde años antes, se descomponía sin salida posible. Incluso la Iglesia, abandonado el nacionalcatolicismo, de la mano del cardenal Vicente Enrique y Tarancón, apostaba ya por la democracia.

    El Rey pudo apoyar este cambio inevitable porque disponía del único poder efectivo: el del Ejército. Y porque entre los principales protagonistas sociales triunfó el llamado `consenso', aceptado tanto por los políticos del régimen, que plantearon la llamada `reforma', como por los que se hallaban fuera del sistema, que renunciaron a la `ruptura'. Como fondo y aparente sujeto pasivo se encontraba la sociedad española, que asumió la necesidad de un cambio progresivo.

    El diseño inicial del cambio se debió a Torcuato Fernández-Miranda, que ya en 1969 aseguró a Juan Carlos que se podría cambiar el sistema “de la ley a la ley”. Para ello, en julio de 1976, el Rey pidió la dimisión al presidente del gobierno y todavía `heredero' del dictador, Carlos Arias Navarro. Fernández-Miranda maniobró para que en las propuestas del Consejo del Reino figurara el elegido por Juan Carlos I, Adolfo Suárez, que aceptó pilotar la transición, con lo que ésta se puede dar definitivamente por comenzada. Así, se preparó una Ley para la Reforma Política, que la izquierda rechazó por insuficiente, pero que las propias Cortes franquistas aprobaron y, en diciembre de ese año, obtuvo el refrendo plebiscitario solicitado. La Ley permitía todos los partidos y la libertad sindical, y aunque los jefes militares creyeron que no consentiría la acogida del Partido Comunista (PCE), el Sábado Santo de 1977 éste era legalizado; Santiago Carrillo, su principal líder, podía aparecer en público y se convocaban para el 15 de junio las primeras elecciones democráticas, a las que acudieron 106 partidos políticos.

    La Ley para la Reforma Política, promulgada el 4 de enero de 1977 por el rey Juan Carlos I, fue una pieza legislativa fundamental en el proceso de transición español a la democracia tras la dictadura del general Francisco Franco. A continuación, se reproduce su texto íntegro.

    LEY PARA LA REFORMA POLÍTICA.

    Remitido a consulta de la Nación y ratificado por mayoría de votos en el referéndum celebrado el día quince de diciembre de mil novecientos setenta y seis el Proyecto de Ley para la Reforma Política, de rango Fundamental, que había sido aprobado por las Cortes en sesión plenaria del dieciocho de noviembre de mil novecientos setenta y seis,

    DISPONGO:

    Artículo 1.º Uno. La democracia, en el Estado español se basa en la supremacía de la Ley, expresión de la voluntad soberana del pueblo.

    Los derechos fundamentales de la persona son inviolables y vinculan a todos los órganos del Estado.

    Dos. La potestad de elaborar y aprobar las leyes reside en las Cortes. El Rey sanciona y promulga las leyes.

    Art. 2.º Uno. Las Cortes se componen del Congreso de Diputados y del Senado.

    Dos. Los Diputados del Congreso serán elegidos por sufragio universal, directo y secreto de los españoles mayores de edad.

    Tres. Los Senadores serán elegidos en representación de las Entidades territoriales. El Rey podrá designar para cada legislatura Senadores en número no superior a la quinta parte del de los elegidos.

    Cuatro. La duración del mandato de Diputados y Senadores será de cuatro años.

    Cinco. El Congreso y el Senado establecerán sus propios Reglamentos y elegirán sus respectivos Presidentes.

    Seis. El Presidente de las Cortes y del Consejo del Reino será nombrado por el Rey.

    Art. 3.º Uno. La iniciativa de reforma constitucional corresponderá:

    a) Al Gobierno.

    b) Al Congreso de Diputados.

    Dos. Cualquier reforma constitucional requerirá la aprobación por la mayoría absoluta de los miembros del Congreso y del Senado. El Senado deliberará sobre el texto previamente aprobado por el Congreso y si éste no fuera aceptado en sus términos, las discrepancias se someterán a una Comisión Mixta, bajo la presidencia de quien ostentara la de las Cortes y de la que formarán parte los Presidentes del Congreso y del Senado, cuatro Diputados y cuatro Senadores, elegidos por las respectivas Cámaras. Si esta Comisión no llegara a un acuerdo o los términos del mismo no merecieran la aprobación de una y otra Cámara, la decisión se adoptará por mayoría absoluta de los componentes de las Cortes en reunión conjunta de ambas Cámaras.

    Tres. El Rey, antes de sancionar una Ley de Reforma Constitucional, deberá someter el Proyecto a referéndum de la Nación.

    Art. 4.º En la tramitación de los Proyectos de Ley ordinaria, el Senado deliberará sobre el texto previamente aprobado por el Congreso. En caso de que éste no fuera aceptado en sus términos, las discrepancias se someterán a una Comisión Mixta, compuesta de la misma forma que se establece en el artículo anterior.

    Si esta Comisión no llegara a un acuerdo o los términos del mismo no merecieran la aprobación, por mayoría simple, de una y otra Cámara, el Gobierno podrá pedir al Congreso de Diputados que resuelva definitivamente por mayoría absoluta de sus miembros.

    Art. 5.º El Rey podrá someter directamente al pueblo una opción política de interés nacional, sea o no de carácter constitucional, para que decida mediante referéndum, cuyos resultados impondrán a todos los órganos del Estado.

    Si el objeto de la consulta se refiriera a materia de competencia de las Cortes y éstas no tomaran la decisión correspondiente de acuerdo con el resultado del referéndum, quedarán disueltas, procediéndose a la convocatoria nuevas elecciones.

    DISPOSICIONES TRANSITORIAS

    Primera. El Gobierno regulará las primeras elecciones a Cortes para constituir un Congreso de trescientos cincuenta Diputados y elegir doscientos siete Senadores a razón de cuatro por provincia y uno más por cada provincia insular, dos por Ceuta y dos por Melilla. Los Senadores serán elegidos por sufragio universal, directo y secreto de los españoles mayores de edad que residan en el respectivo territorio.

    Las elecciones al Congreso se inspirarán en criterios de representación proporcional, conforme a las siguientes bases:

    Primera. Se aplicarán dispositivos correctores para evitar fragmentaciones inconvenientes de la Cámara, a cuyo efecto se fijarán porcentajes mínimos de sufragios para acceder al Congreso.

    Segunda. La circunscripción electoral será la provincia, fijándose un número mínimo inicial de Diputados para cada una de ellas.

    Las elecciones al Senado se inspirarán en criterios de escrutinio mayoritario.

    Segunda. Una vez constituidas las nuevas Cortes:

    Uno. Una Comisión compuesta por los Presidentes de las Cortes, del Congreso de Diputados y del Senado, por cuatro Diputados elegidos por el Congreso y por cuatro Senadores elegidos por el Senado, asumirá las funciones que el artículo 13 de la Ley de Cortes encomienda a la Comisión que en él se menciona.

    Dos. Cada Cámara constituirá una Comisión que asuma las demás funciones encomendadas a la Comisión prevista en el artículo 12 de la Ley de Cortes.

    Tres. Cada Cámara elegirá de entre sus miembros cinco Consejeros del Reino para cubrir las vacantes producidas por el cese de los actuales Consejeros electivos.

    Tercera. Desde la constitución de las nuevas Cortes y hasta que cada Cámara establezca su propio Reglamento se regirán por el de las actuales Cortes en lo que no esté en contradicción con la presente Ley, sin perjuicio de la facultad de acordar, de un modo inmediato, las modificaciones parciales que resulten necesarias o se estime convenientes.

    DISPOSICION FINAL

    La presente Ley tendrá rango de Ley Fundamental.

    Dada en Madrid a cuatro de enero de mil novecientos setenta y seis.—Juan Carlos.—El Presidente de las Cortes Españolas, Torcuato Fernández-Miranda y Hevia.

    Triunfó en ellas la Unión de Centro Democrático (UCD), una agrupación promovida por el propio Suárez. El nuevo gobierno decretó la amnistía, entabló relaciones con los países del Este europeo y restableció la Generalitat de Cataluña, así como la legitimidad del gobierno vasco (formación del Consejo General Vasco). Regresaban Jesús María de Leizaola (1979) y Josep Tarradellas (1977), representantes de los poderes autónomos en el exilio vasco y catalán, respectivamente. Las nuevas Cortes, presididas por la destacada comunista Dolores Ibárruri (Pasionaria), se declararon Constituyentes.

    Entre tanto, la violencia había aparecido, y, con ella, los crímenes perpetrados por la extrema derecha y, sobre todo, por la organización terrorista independentista vasca ETA, que en estos tres años cometió 134 asesinatos, particularmente de jefes militares. Pero la reacción ante la barbarie se ajustó a los límites de un Estado democrático. En octubre de ese año 1977 se firmaron los denominados `pactos de la Moncloa', esto es, el consenso de las principales fuerzas políticas respecto del programa que llevará a cabo el gobierno.

    • UNA SEGUNDA ETAPA: LA CONSTITUCIÓN DE 1978:

    La Constitución española de 1978, resultado del consenso de las fuerzas políticas democráticas, zanjó definitivamente las heridas abiertas desde julio de 1936 (estallido de la Guerra Civil). Pese a proclamar la indisoluble unidad de la nación, reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran. A continuación, se reproduce el Capítulo III de su Título VIII (dedicado a la organización territorial del Estado), que versa precisamente sobre las comunidades autónomas.

    A continuación, se mostrará un fragmento de la Constitución Española de 1978. Un texto que nos ofreció una legitimidad y el inicio de una nueva etapa para la sociedad española: La DEMOCRACIA.

    DE LAS COMUNIDADES AUTONOMAS

    Art. 143. 1. En el ejercicio del derecho a la autonomía reconocido en el artículo 2 de la Constitución, las provincias limítrofes con características históricas, culturales y económicas comunes, los territorios insulares y las provincias con entidad regional histórica podrán acceder a su autogobierno y constituirse en Comunidades Autónomas con arreglo a lo previsto en este Título y en los respectivos Estatutos.

    2. La iniciativa del proceso autonómico corresponde a todas las Diputaciones interesadas o al órgano interinsular correspondiente y a las dos terceras partes de los municipios cuya población represente, al menos, la mayoría del censo electoral de cada provincia o isla. Estos requisitos deberán ser cumplidos en el plazo de seis meses desde el primer acuerdo adoptado al respecto por algunas de las Corporaciones locales interesadas.

    3. La iniciativa, en caso de no prosperar, solamente podrá reiterarse pasados cinco años.

    Art. 144. Las Cortes Generales, mediante ley orgánica, podrán, por motivos de interés nacional:

    a. Autorizar la constitución de una comunidad autónoma cuando su ámbito territorial no supere el de una provincia y no reúna las condiciones del apartado 1 del artículo 143.

    b. Autorizar o acordar en su caso, un Estatuto de autonomía para territorios que no estén integrados en la organización provincial.

    c. Sustituir la iniciativa de las Corporaciones locales a que se refiere el apartado 2 del artículo 143.

    Art. 145. 1. En ningún caso se admitirá la federación de Comunidades Autónomas.

    2. Los Estatutos podrán prever los supuestos, requisitos y términos en que las Comunidades Autónomas podrán establecer convenios entre sí para la gestión y prestación de servicios propios de las mismas, así como el carácter y efectos de la correspondiente comunicación a las Cortes Generales. En los demás supuestos, los acuerdos de cooperación entre las Comunidades Autónomas necesitarán la autorización de las Cortes Generales.

    Art. 146. El proyecto de Estatuto será elaborado por una asamblea compuesta por los miembros de la Diputación u órgano interinsular de las provincias afectadas y por los Diputados y Senadores elegidos en ellas y será elevado a las Cortes Generales para su tramitación como ley.

    Art. 147. 1. Dentro de los términos de la presente Constitución los Estatutos serán la norma institucional básica de cada Comunidad Autónoma y el Estado los reconocerá y amparará como parte integrante de su ordenamiento jurídico.

    2. Los Estatutos de autonomía deberán contener:

    a. La denominación de la Comunidad que mejor corresponda a su identidad histórica.

    b. La delimitación de su territorio.

    c. La denominación, organización y sede de las instituciones autónomas propias.

    d. Las competencias asumidas dentro del marco establecido en la Constitución y las bases para el traspaso de los servicios correspondientes a las mismas.

    3. La reforma de los Estatutos se ajustará al procedimiento establecido en los mismos y requerirá, en todo caso, la aprobación por las Cortes Generales, mediante ley orgánica.

    Art. 148. 1. Las Comunidades Autónomas podrán asumir competencias en las siguientes materias:

    1.º Organización de sus instituciones de autogobierno.

    2.º Las alteraciones de los términos municipales comprendidos en su territorio y, en general, las funciones que correspondan a la Administración del Estado sobre las Corporaciones locales y cuya transferencia autorice la legislación sobre Régimen Local.

    3.º Ordenación del territorio, urbanismo y vivienda.

    4.º Las obras públicas de interés de la Comunidad Autónoma en su propio territorio.

    5.º Los ferrocarriles y carreteras cuyo itinerario se desarrolle íntegramente en el territorio de la Comunidad Autónoma y, en los mismos términos, el transporte desarrollado por estos medios o por cable.

    6.º Los puertos de refugio, los puertos y aeropuertos deportivos y, en general, los que no desarrollen actividades comerciales.

    7.º La agricultura y ganadería, de acuerdo con la ordenación general de la economía.

    8.º Los montes y aprovechamientos forestales.

    9.º La gestión en materia de protección del medio ambiente.

    10.º Los proyectos construcción y explotación de los aprovechamientos hidráulicos, canales y regadíos de interés de la Comunidad Autónoma; las aguas minerales y termales.

    11.º La pesca en aguas interiores, el marisqueo y la acuicultura, la caza y la pesca fluvial.

    12.º Ferias interiores.

    13.º El fomento del desarrollo económico de la Comunidad Autónoma dentro de los objetivos marcados por la política económica nacional.

    14.º La artesanía.

    15.º Museos, bibliotecas y conservatorios de música de interés para Comunidad Autónoma.

    16.º Patrimonio monumental de interés de la Comunidad Autónoma.

    17.º El fomento de la cultura, de la investigación y, en su caso, de la enseñanza de la lengua de la Comunidad Autónoma.

    18.º Promoción y ordenación del turismo en su ámbito territorial.

    19.º Promoción del deporte y de la adecuada utilización del ocio.

    20.º Asistencia social.

    21.º Sanidad e higiene.

    22.º La vigilancia y protección de sus edificios e instalaciones. La coordinación y demás facultades en relación con las policías locales en los términos que establezca una ley orgánica.

    2. Transcurridos cinco años, y mediante la reforma de sus Estatutos, las Comunidades Autónomas podrán ampliar sucesivamente sus competencias dentro del marco establecido en el artículo 149.

    Art. 149. 1. El Estado tiene competencia exclusiva sobre las siguientes materias:

    1.º La regulación de las condiciones básicas que garanticen la igualdad de todos los españoles en el ejercicio de los derechos y en el cumplimiento de los deberes constitucionales.

    2.º Nacionalidad, inmigración, emigración, extranjería y derecho de asilo.

    3.º Relaciones internacionales.

    4.º Defensa y Fuerzas Armadas.

    5.º Administración de Justicia.

    6.º Legislación mercantil, penal y penitenciaria; legislación procesal, sin perjuicio de las necesarias especialidades que en este orden se deriven de las particularidades del derecho sustantivo de las Comunidades Autónomas.

    7.º Legislación laboral; sin perjuicio de su ejecución por los órganos de las Comunidades Autónomas.

    8.º Legislación civil, sin perjuicio de la conservación, modificación y desarrollo por las Comunidades Autónomas de los derechos civiles, forales o especiales, allí donde existan. En todo caso, las reglas relativas a la aplicación y eficacia de las normas jurídicas, relaciones jurídico-civiles relativas a las formas de matrimonio, ordenación de los registros e instrumentos públicos, bases de las obligaciones contractuales, normas para resolver los conflictos de leyes y determinación de las fuentes del Derecho, con respeto, en este último caso, a las normas de derecho foral o especial.

    9.º Legislación sobre propiedad intelectual e industrial.

    10.º Régimen aduanero y arancelario; comercio exterior.

    11.º Sistema monetario: divisas, cambio y convertibilidad; bases de la ordenación del crédito, banca y seguros.

    12.º Legislación sobre pesas y medidas, determinación de la hora oficial.

    13.º Bases y coordinación de la planificación general de la actividad económica.

    14.º Hacienda general y Deuda del Estado.

    15.º Fomento y coordinación general de la investigación científica y técnica.

    16.º Sanidad exterior. Bases y coordinación general de la sanidad. Legislación sobre productos farmacéuticos.

    17.º Legislación básica y régimen económico de la Seguridad Social, sin perjuicio de la ejecución de sus servicios por las Comunidades Autónomas.

    18.º Las bases del régimen jurídico de las Administraciones públicas y del régimen estatutario de sus funcionarios que, en todo caso, garantizarán a los administrados un tratamiento común ante ellas; el procedimiento administrativo común, sin perjuicio de las especialidades derivadas de la organización propia de las Comunidades Autónomas; legislación sobre expropiación forzosa; legislación básica sobre contratos y concesiones administrativas y el sistema de responsabilidad de todas las Administraciones públicas.

    19.º Pesca marítima, sin perjuicio de las competencias que en la ordenación del sector se atribuyan a las Comunidades Autónomas.

    20.º Marina mercante y abanderamiento de buques; iluminación de costas y señales marítimas; puertos de interés general; aeropuertos de interés general; control del espacio aéreo, tránsito y transporte aéreo, servicio meteorológico y matriculación de aeronaves.

    21.º Ferrocarriles y transportes terrestres que transcurran por el territorio de más de una Comunidad Autónoma; régimen general de comunicaciones; tráfico y circulación de vehículos a motor; correos y telecomunicaciones, cables aéreos, submarinos y radiocomunicación.

    22.º La legislación, ordenación y concesión de recursos y aprovechamientos hidráulicos cuando las aguas discurran por más de una Comunidad Autónoma, y la autorización de las instalaciones eléctricas cuando su aprovechamiento afecte a otra Comunidad o el transporte de energía salga de su ámbito territorial.

    23.º Legislación básica sobre protección del medio ambiente, sin perjuicio de las facultades de las Comunidades Autónomas de establecer normas adicionales de protección. La legislación básica sobre montes, aprovechamientos forestales y vías pecuarias.

    24.º Obras públicas de interés general o cuya realización afecte a más de una Comunidad Autónoma.

    25.º Bases del régimen minero y energético.

    26.º Régimen de producción, comercio, tenencia y uso de armas y explosivos.

    27.º Normas básicas del régimen de prensa, radio y televisión y, en general, de todos los medios de comunicación social, sin perjuicio de las facultades que en su desarrollo y ejecución correspondan a las Comunidades Autónomas.

    28.º Defensa del patrimonio cultural artístico y monumental español contra la exportación y la expoliación; museos, bibliotecas y archivos de titularidad estatal, sin perjuicio de su gestión por parte de las Comunidades Autónomas.

    29.º Seguridad pública, sin perjuicio de la posibilidad de creación de policías por las Comunidades Autónomas en la forma que se establezca en los respectivos Estatutos en el marco de lo que disponga una ley orgánica.

    30.º Regulación de las condiciones de obtención, expedición y homologación de títulos académicos y profesionales y normas básicas para el desarrollo del artículo 27 de la Constitución a fin de garantizar el cumplimiento de las obligaciones de los poderes públicos en esta materia.

    31.º Estadística para fines estatales.

    32.º Autorización para la convocatoria de consultas populares por vía de referéndum.

    2. Sin perjuicio de las competencias que podrán asumir las Comunidades Autónomas, el Estado considerará el servicio de la cultura como deber y atribución esencial y facilitará la comunicación cultural entre las Comunidades Autónomas, de acuerdo con ellas.3. Las materias no atribuidas expresamente al Estado por esta Constitución podrán corresponder a las Comunidades Autónomas, en virtud de sus respectivos Estatutos. La competencia sobre las materias que no se hayan asumido por los Estatutos de Autonomía corresponderá al Estado, cuyas normas prevalecerán, en caso de conflicto, sobre las de las Comunidades Autónomas en todo lo que no esté atribuido a la exclusiva competencia de éstas. El derecho estatal será, en todo caso, supletorio del derecho de las Comunidades Autónomas.

    Art. 150. 1. Las Cortes Generales, en materias de competencia estatal, podrán atribuir a todas o a alguna de las Comunidades Autónomas la facultad de dictar, para sí mismas, normas legislativas en el marco de los principios, bases y directrices fijados por una ley estatal. Sin perjuicio de la competencia de los Tribunales, en cada ley marco se establecerá la modalidad del control de las Cortes Generales sobre estas normas legislativas de las Comunidades Autónomas.

    2. El Estado podrá transferir o delegar en las Comunidades Autónomas, mediante ley orgánica, facultades correspondientes a materia de titularidad estatal que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación. La ley preverá en cada caso la correspondiente transferencia de medios financieros, así como las formas de control que se reserve el Estado.

    3. El Estado podrá dictar leyes que establezcan los principios para armonizar las disposiciones normativas de las Comunidades Autónomas, aun en el caso de materias atribuidas a la competencia de éstas, cuando así lo exija el interés general. Corresponde a las Cortes Generales, por mayoría absoluta de cada Cámara, la apreciación de esta necesidad.

    Art. 151. 1. No será preciso dejar transcurrir el plazo de cinco años a que se refiere el apartado 2 del artículo 148 cuando la iniciativa del proceso autonómico sea acordada dentro del plazo del artículo 143, 2, además de por las Diputaciones o los órganos interinsulares correspondientes, por las tres cuartas partes de los Municipios de cada una de las provincias afectadas que representen, al menos, la mayoría del censo electoral de cada una de ellas y dicha iniciativa sea ratificada mediante referéndum por el voto afirmativo de la mayoría absoluta de los electores de cada provincia en los términos que establezca una ley orgánica.

    2. En el supuesto previsto en el apartado anterior, el procedimiento para la elaboración del Estatuto será el siguiente:

    1.º El Gobierno convocará a todos los Diputados y Senadores elegidos en las circunscripciones comprendidas en el ámbito territorial que pretenda acceder al autogobierno, para que se constituyan en Asamblea, a los solos efectos de elaborar el correspondiente proyecto de Estatuto de autonomía, mediante el acuerdo de la mayoría absoluta de sus miembros.

    2.º Aprobado el proyecto de Estatuto por la Asamblea de Parlamentarios, se remitirá a la Comisión Constitucional del Congreso, la cual, dentro del plazo de dos meses, lo examinará con el concurso y asistencia de una delegación de la Asamblea proponente para determinar de común acuerdo su formulación definitiva.

    3.º Si se alcanzare dicho acuerdo, el texto resultante será sometido a referéndum del cuerpo electoral de las provincias comprendidas en el ámbito territorial del proyectado Estatuto.

    4.º Si el proyecto de Estatuto es aprobado en cada provincia por la mayoría de los votos válidamente emitidos, será elevado a las Cortes Generales. Los Plenos de ambas Cámaras decidirán sobre el texto mediante un voto de ratificación. Aprobado el Estatuto, el Rey lo sancionará y promulgará como ley.

    5.º De no alcanzarse el acuerdo a que se refiere el apartado 2.º de este número, el proyecto de Estatuto será tramitado como proyecto de ley ante las Cortes Generales. El texto aprobado por éstas será sometido a referéndum del cuerpo electoral de las provincias comprendidas en el ámbito territorial del proyectado Estatuto. En caso de ser aprobado por la mayoría de los votos válidamente emitidos en cada provincia, procederá su promulgación en los términos del párrafo anterior.

    3. En los casos de los párrafos 4.º y 5.º del apartado anterior, la no aprobación del proyecto de Estatuto por una o varias provincias, no impedirá la constitución entre las restantes de la Comunidad Autónoma proyectada, en la forma que establezca la ley orgánica prevista en el apartado 1 de este artículo.

    Art. 152. 1. En los Estatutos aprobados por el procedimiento a que se refiere el artículo anterior, la organización institucional autonómica se basará en una Asamblea Legislativa elegida por sufragio universal con arreglo a un sistema de representación proporcional que asegure, además, la representación de las diversas zonas del territorio; un Consejo de Gobierno con funciones ejecutivas y administrativas, y un Presidente, elegido por la Asamblea, de entre sus miembros, y nombrado por el Rey, al que corresponda la dirección del Consejo de Gobierno, la suprema representación de la respectiva Comunidad y la ordinaria del Estado en aquélla. El Presidente y los miembros del Consejo de Gobierno serán políticamente responsables ante la Asamblea.

    Un Tribunal Superior de Justicia, sin perjuicio de la jurisdicción que corresponde al Tribunal Supremo, culminará la organización judicial en el ámbito territorial de la Comunidad Autónoma. En los Estatutos de las Comunidades Autónomas podrán establecerse los supuestos y las formas de participación de aquéllas en la organización de las demarcaciones judiciales del territorio. Todo ello de conformidad con lo previsto en la ley orgánica del poder judicial y dentro de la unidad e independencia de éste.

    Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 123, las sucesivas instancias procesales, en su caso, se agotarán ante órganos judiciales radicados en el mismo territorio de la Comunidad Autónoma en que esté el órgano competente en primera instancia.

    2. Una vez sancionados y promulgados los respectivos Estatutos, solamente podrán ser modificados mediante los procedimientos en ellos establecidos y con referéndum entre los electores inscritos en los censos correspondientes.

    3. Mediante la agrupación de municipios limítrofes, los Estatutos podrán establecer circunscripciones territoriales propias que gozarán de plena personalidad jurídica.

    Art. 153. El control de la actividad de los órganos de las Comunidades Autónomas se ejercerá:

    a. Por el Tribunal Constitucional, el relativo a la constitucionalidad de sus disposiciones normativas con fuerza de ley.

    b. Por el Gobierno, previo dictamen del Consejo de Estado, el del ejercicio de funciones delegadas a que se refiere el apartado 2 del artículo 150.

    c. Por la jurisdicción contencioso-administrativa, el de la administración autónoma y sus normas reglamentarias.

    d. Por el Tribunal de Cuentas, el económico y presupuestario.

    Art. 154. Un delegado nombrado por el Gobierno dirigirá la administración del Estado en el territorio de la Comunidad Autónoma y la coordinará, cuando proceda, con la administración propia de la Comunidad.

    Art. 155. 1. Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general.

    2. Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas.

    Art. 156. 1. Las Comunidades Autónomas gozarán de autonomía financiera para el desarrollo y ejecución de sus competencias con arreglo a los principios de coordinación con la Hacienda estatal y de solidaridad entre todos los españoles.

    2. Las Comunidades Autónomas podrán actuar como delegados o colaboradores del Estado para la recaudación, la gestión y la liquidación de los recursos tributarios de aquél, de acuerdo con las leyes y los Estatutos.

    Art. 157. 1. Los recursos de las Comunidades Autónomas estarán constituidos por:

    a. Impuestos cedidos total o parcialmente por el Estado; recargos sobre impuestos estatales y otras participaciones en los ingresos del Estado.

    b. Sus propios impuestos, tasas y contribuciones especiales.

    c. Transferencias de un fondo de compensación interterritorial y otras asignaciones con cargo a los Presupuestos Generales del Estado.

    d. Rendimientos procedentes de su patrimonio e ingresos de derecho privado.

    e. El producto de las operaciones de crédito.

    2. Las Comunidades Autónomas no podrán en ningún caso adoptar medidas tributarias sobre bienes situados fuera de su territorio o que supongan obstáculo para la libre circulación de mercancías o servicios.

    3. Mediante ley orgánica podrá regularse el ejercicio de las competencias financieras enumeradas en el precedente apartado 1, las normas para resolver los conflictos que pudieran surgir y las posibles formas de colaboración financiera entre las Comunidades Autónomas y el Estado.

    Art. 158. 1. En los Presupuestos Generales del Estado podrá establecerse una asignación a las Comunidades Autónomas en función del volumen de los servicios y actividades estatales que hayan asumido y de la garantía de un nivel mínimo en la prestación de los servicios públicos fundamentales en todo el territorio español.

    2. Con el fin de corregir desequilibrios económicos interterritoriales y hacer efectivo el principio de solidaridad se constituirá un Fondo de Compensación con destino a gastos de inversión, cuyos recursos serán distribuidos por las Cortes Generales entre las Comunidades Autónomas y provincias, en su caso.

    Durante 1978, las principales fuerzas políticas, incluso las nacionalistas, trabajaron en la redacción de una ley magna que conectara de nuevo al Estado español con su constitucionalismo histórico. Los nacionalistas estuvieron representados tanto por la catalana Convergència i Unió (CiU), aglutinada por Jordi Pujol, como por el Partido Nacionalista Vasco (PNV), partido este último que no participó finalmente en la comisión redactora. El consenso acordado se centró fundamentalmente en el respeto de la economía de libre mercado, junto a la planificación estatal, y la unidad nacional, dentro de un Estado estructurado en comunidades autónomas.

    A su vez, la izquierda adquirió cada vez más protagonismo, tanto por el prestigio en ella del PCE como por el ascenso social del PSOE liderado por Felipe González, en tanto que la UCD comenzaba a mostrar signos de resquebrajamiento. Se produjeron al tiempo operaciones involucionistas en los cuarteles, mientras los nostálgicos del régimen franquista, encabezados por José Antonio Girón y Blas Piñar, se hicieron sentir en la calle. En noviembre de 1978, se abortó la denominada `operación Galaxia', que preparaba un golpe de Estado.

    Aunque el 4 de diciembre de ese año se aprobó la Constitución y el 29 del mismo mes tuvo lugar su promulgación, la transición no podía darse por terminada. La UCD no se consolidaba, dentro de la izquierda había aún muchas posiciones extremas y en la derecha abundaban los nostálgicos violentos. Algunos jefes militares mostraron su descontento, aunque otros, entre los que destacaba el ministro Manuel Gutiérrez Mellado, aceptaban y promovían el cambio.

    Así la cosas, en las elecciones de marzo de 1979 volvió a triunfar la UCD; pero en las municipales de abril la izquierda conseguía las principales alcaldías. El PSOE abandonó oficialmente el marxismo y se acercó así al centro izquierda, desde posiciones políticas claramente socialdemócratas. En diciembre, se aprobaron sin problemas los estatutos de autonomía de Cataluña y del País Vasco.

    El año 1980 transcurrió entre interrogantes: la UCD se estaba disolviendo y, aunque en septiembre Suárez superó una moción de censura (votación parlamentaria que persigue sustituir a un gobierno) promovida por el PSOE en el Parlamento, los enfrentamientos dentro de su propio partido, así como una economía con una inflación que superaba el 20% y un paro que había aumentado el 500% desde 1975, le empujaron en enero de 1981 a presentar su dimisión.

    Un mes después, la naciente democracia española afrontó su última prueba: el 23 de febrero estalló el golpe de Estado que se venía preparando. El teniente coronel Antonio Tejero, con 150 guardias civiles, se apoderó del Congreso de los Diputados durante la votación de investidura de Leopoldo Calvo Sotelo, el sucesor de Suárez. Todos los parlamentarios quedaron encerrados allí. El general Jaime Milans del Bosch tomó la ciudad de Valencia, sede de su Capitanía General. Algunas fuerzas de la División Acorazada Brunete (Madrid) ocuparon las instalaciones de Radiotelevisión Española (RTVE). Pero Juan Carlos I ejerció inmediatamente el mando militar. En la madrugada del día 24, el Rey anunció que el golpe había sido dominado. La monarquía parlamentaria y la democracia española superaron así su prueba de fuego.

    'Historia de la propaganda y publicidad electoral en España'

    El colofón cronológico a todo este periodo ha sido puesto frecuentemente por los estudiosos en la victoria electoral del PSOE en las elecciones generales de octubre de 1982, con lo que se demostraba la verdadera transformación permitida por el sistema político. En octubre de 1976, Manuel Fraga había creado Alianza Popular, la formación política que, en 1989, se refundó con la nueva denominación de Partido Popular (PP) y que acabaría siendo la alternativa de centro derecha al socialismo, al cual sustituyó en el poder tras ganar las elecciones de marzo de 1996 y obtener para su principal dirigente, José María Aznar, el acceso al cargo de presidente del gobierno, dándose inicio así a lo que algunos analistas dieron en llamar la `segunda transición'.

    Ahora le dedicaremos unas líneas a los cinco presidentes de la democracia española. Lo haremos de forma cronológica, desde Adolfo Suárez hasta Zapatero. Junto a ello añadiremos un comentario sobre el discurso de investidura de dichos presidentes, para destacar cuáles son las palabras clave que utilizan, así como el tipo de lenguaje e intentar descubrir cuales son los juegos que en ellos se hacen presentes.

  • ADOLFO SUÁREZ

  • Adolfo Suárez (1932- ), político español, presidente del gobierno (1976-1981), uno de los principales artífices del proceso de transición a la democracia.

    Nació en la localidad abulense de Cebreros, el 25 de septiembre de 1932. Se licenció en Derecho por la Universidad de Salamanca, en 1953, años antes de obtener el doctorado por la de Madrid. Desde muy joven participó en la vida política dentro del aparato del régimen instituido por el general Francisco Franco; fue gobernador civil de Segovia los años 1968 y 1969, cargo desde el que pasó a ser director general de Televisión Española (1969-1973).

    'Historia de la propaganda y publicidad electoral en España'

    Rafael Wollmann/Liaison Agency

    Adolfo Suárez

    El destacado político español Adolfo Suárez recibió, poco después de abandonar en 1981 el cargo de presidente de gobierno, el título de duque de Suárez en reconocimiento a su labor durante el difícil tránsito de la dictadura a la democracia en España. Por la misma razón, en 1996 se le concedió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. En la fotografía aparece en una conferencia de prensa, dada en Chile en su calidad de observador internacional, con motivo del referéndum que se celebró en ese país sudamericano, en octubre de 1988, sobre la continuidad de Augusto Pinochet en el poder.

    Tras la muerte de Franco, que tuvo lugar el 20 de noviembre de 1975, y luego de haber desempeñado la presidencia de la Empresa Nacional de Turismo (1973-1975), resultó designado, en diciembre de 1975, ministro-secretario general del Movimiento (cuya vicesecretaría había ejercido antes del 20 de noviembre) en el primer gobierno de la monarquía. Integrado en la terna de nombres que el Consejo del Reino elevó al rey Juan Carlos I, por indicación del presidente de dicho organismo y de las Cortes, Torcuato Fernández-Miranda; en julio de 1976, el monarca le nombró presidente del gobierno, en sustitución del último designado por Franco, Carlos Arias Navarro. Su nombramiento despertó la crítica generalizada de la oposición democrática, que veía en él a un continuador del régimen anterior. Sin embargo, desde el primer momento comenzó su labor para lograr la instauración de la democracia en España sin una ruptura traumática con el sistema anterior.

    Resultó de una importancia muy significativa la designación como vicepresidente del gobierno del general Manuel Gutiérrez Mellado, quien consiguió la adaptación del Ejército a la nueva situación política. Suárez logró que las Cortes, todavía constituidas según la legislación franquista, aprobaran la Ley para la Reforma Política, ratificada por medio de un referéndum en diciembre de 1976, antes de entrar en vigor en enero del año siguiente, lo cual abrió el camino para las primeras elecciones democráticas tras la legalización de todos los grupos políticos, incluyendo, desde abril de 1977, al Partido Comunista de España (PCE).

    Logró el triunfo en las primeras elecciones libres tras la larga dictadura, celebradas el 15 de junio de 1977, como líder de la Unión de Centro Democrático (UCD), partido promovido y aglutinado en torno de la figura del propio Suárez. Ya como presidente de gobierno votado democráticamente (el sistema político español no permite la elección directa del jefe, o presidente, del gobierno, pero las elecciones legislativas sirven para que el candidato del partido más votado pase a ser elegido por el Congreso de los Diputados correspondiente), terminó por anular los vestigios dictatoriales al decretar la amnistía para los presos políticos y restablecer los organismos históricos de las nacionalidades que componían el Estado español: así, tras el retorno en octubre de 1977 del catalán Josep Tarradellas, dos años después tenía lugar el del vasco Jesús María de Leizaola, representantes de sus respectivos gobiernos autónomos, hasta entonces en el exilio.

    Entre tanto, resultado de las mismas elecciones que le habían convertido en el primer jefe de un gobierno español elegido democráticamente tras el abrupto final de la II República, se reunían las Cortes Constituyentes con el fin explícito que su propia denominación apuntaba: elaborar una constitución que terminara de diseñar el proyecto de un nuevo Estado, no sólo democrático, sino también social y de derecho, con un fuerte componente descentralizador, casi federal. El 6 de diciembre de 1978, por vez primera en la historia de España, un referéndum aprobaba la Constitución que había sido objeto de consenso entre todas las fuerzas políticas.

    Adolfo Suárez volvió a repetir triunfo en 1979, pasando a formar el primer gobierno constitucional. Sin embargo, su estrella política comenzó a declinar, acuciado por la creciente fuerza de la oposición del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que en septiembre de 1980 presentaba una moción de censura contra Suárez (la cual, aunque fracasada, sirvió para lanzar definitivamente la figura política de su líder, Felipe González), y la cada vez mayor división interna de su partido, a lo que se unieron los continuos ataques del terrorismo, especialmente el llevado a cabo por ETA, el considerable aumento de los niveles de desempleo y los rumores sobre una posible intervención militar. Todo ello terminó por provocar, el 28 de enero de 1981, su dimisión. Agustín Rodríguez Sahagún pasó a sustituirle al frente de la UCD y Leopoldo Calvo Sotelo hizo lo propio con respecto a la jefatura del gobierno.

  • SU DISCURSO DE INVESTIDURA: el 30 de marzo de 1979, Adolfo Suárez realiza su discurso de investidura, el primero de la Democracia, ante el Congreso de los diputados. En él habla en líneas generales del programa que, desde UCD, van a llevar a cabo durante los cuatro años de Legislatura.

  • Éste gira en torno de una línea general, el CAMBIO y LIBERTAD, quieren desvincularse de la etapa anterior: el Franquismo. Para ello resalta mucho la palabra FUTURO, y en él implícito queda la RESPONSABILIDAD, tanto de gobierno como del pueblo para llegar a un estado DEMOCRÁTICO, donde las libertades y los derechos sólo estén restringidos por las leyes (siendo la Constitución, recién aprobada, la ley suprema) y el sentido común de los ciudadanos. El nuevo estado democrático, donde el cambio tiene que ser un hecho, y la SOLIDARIDAD tiene que estar patente en todos los ámbitos, tiene diversas regiones con sus culturas y costumbres, pero, tal y como anuncia Suárez, todas ellas tendrán sus competencias convirtiéndose en autonomías, pero perteneciendo a un Estado, el Español.

    Con ello, habla de los diversos problemas que hay en el Estado y que no se pueden dejar pasar. Éstos son el de las regiones, y el de la violencia de ETA, que ahora está aflorando.

    Habla también de CONSTITUCIÓN, DEMOCRACIA Y PAZ como un especie de “pack”, al que se suman las libertades en todos los campos y los derechos de un pueblo, el español. En el tema de los derechos recalca la PARTICIPACIÓN EN TODOS LOS ÁMBITOS DE LA SOCIEDAD dejando una puerta abierta a la consecución de nuevos objetivos en materia de SEGURIDAD, POLÍTICA EXTERIOR y la ADHESIÓN A LAS COMUNIDADES EUROPEAS, para lo que había que trabajar y tomárselo como un reto.

    Todo ello lo hace con un lenguaje muy sencillo, donde la ESPERANZA y el tono cercano al “pueblo” legitimando la nueva etapa e intentando dejar ver que lo anterior sirve para aprender y no se debe olvidar porque es parte de nuestra historia. La repetición y el uso de adjetivos, tales como JUSTO, SINCERO, PROFUNDO, IMPULSOR.... hacen del texto toda una declaración de ideología y derechos dinámica y muy fácil de entender y de seguir.

    Se podría resumir así: “contribuir decididamente a la construcción de un orden social dinámico, progresivo y solidario que, por favorecer la libertad plena y real de los seres humanos contemplados en sus concretas circunstancias vitales, sumerja a España plenamente en el proceso de la Historia, entendida como historia de la libertad de los hombres” (Adolfo Suárez, 30.03.79)

    Adolfo Suárez González, Congreso de los Diputados, 30 de marzo de 1979

    Muchas gracias, señor Presidente. Con su venia. Señoras y señores Diputados, por designación de S. M. el Rey comparezco ante SS. SS. en un acto cuya significación y alcance se delimitan en el artículo 99 de nuestra Constitución. Me propongo, pues, en estricto cumplimiento del mandato constitucional, formular los principios programáticos básicos, trazar las coordenadas de actuación y fijar los objetivos y medidas fundamentales que perfilarán durante la presente Legislatura nuestra acción de Gobierno si la Cámara expresa su aprobación.

    El cambio político realizado en nuestro país ha sido profundo y sincero. Pero ahora comienza un nuevo período; comienza una etapa de transformación profunda de la sociedad.

    Se trata, por  consiguiente, de saber realizar el cambio social con sinceridad, conjugando prudencia y audacia y eligiendo también el camino de la reforma responsable y gradual que conformó la realización del cambio político y tal es, ni más ni menos, la expresión última de la voluntad política del próximo Gobierno de UCD.

    El cambio político se verificó en torno a un eje de sensatez consistente en ajustar los ritmos de tiempo sin regatear o eludir los contenidos. Nos proponemos ahora realizar el cambio social en una búsqueda constante de la justicia, demostrando en el terreno de los hechos que la vía reformista es la más adecuada para la transformación de la sociedad.

    Con esta voluntad, me  permito invitar a SS. SS. a avanzar en la definitiva institucionalización de una democracia a la altura de nuestro tiempo y a vivir la gran ilusión colectiva de la progresiva modernización de la sociedad española.

    La cuestión, en la realidad, una vez más, consiste en averiguar si, a uno y otro lado del espectro, se aceptará el grado de cambio razonable y posible exigido por las transformaciones sociales y por el objetivo de justicia o se desatará el radicalismo para hacerlo inviable.

    En síntesis, éste es el cuadro y en este gran marco se inscribe la gran tarea que tiene que cumplir el pueblo español y de la que el Gobierno de la Nación se esforzará en ser impulsor. Somos un país viejo que no tiene sus nuevas fronteras fuera de sí, sino dentro de lo que a lo largo de los siglos ha sido la difícil y terca voluntad de convivencia entre lenguas y culturas diferentes. El reto actual consiste en admitir que somos como somos, en empeñarnos en mejorar cada día y en levantar el país a base de trabajo, capacidad autocrítica y espíritu de sacrificio. La nueva frontera, en una palabra, no está lejos de nosotros, sino dentro de todos y cada uno de nosotros mismos. Hemos de saber encerrarnos en esta identidad definitoria para plantar sólidamente las raíces del gran pueblo que todos juntos podemos ser.

    Y tenemos voluntad, fortaleza y experiencia política para serlo. La oportunidad histórica para lograrlo se conjuga ciertamente con una serie de dificultades económicas y sociales que podrían tratar de impedirlo. Mas lo que importa es elegir correctamente y apostar por la justicia y la equidad con tenacidad y con eficacia en vez de turbarnos por el verbalismo y la frivolidad.

    Nos enfrentamos con una situación nueva porque iniciamos una nueva legislatura en el contexto de una de las constituciones más jóvenes y progresistas del mundo, desde la que hemos de afrontar viejos problemas en no pocos casos seculares. No basta, por tanto, para definir la nueva realidad española con decir que España ha sido capaz de darse un régimen democrático. Hay que añadir que los españoles estamos decididos a consolidar una democracia cuyos contenidos reales estén perfectamente sintonizados con los valores sociales de nuestro tiempo.

    Hemos de alcanzar una democracia social fiel a los acentos de modernidad de un sistema político que inicia su andadura en el último tercio del siglo XX. Por eso la etapa que aparece ante nosotros no ofrece treguas ni ocasiones para la comodidad. Exige, bien al contrario, llevar la mentalidad de cambio a nuevos ámbitos y requiere una actitud clara e inequívoca para interpretar y asumir los deseos de progreso que existen en las zonas más extensas y vivas del pueblo español.

    Nuestro verdadero compromiso está, pues, identificado con el futuro. Vamos a esforzarnos para que, por primera vez en nuestra Historia, la Constitución no sea únicamente una solemne declaración de derechos, sino el fundamento efectivo de una democracia estable y justa.

    Entendemos por ello que el sistema de derechos y libertades que perfila la Constitución es el obligado punto de referencia para la modernización de nuestro país, para la consecución de una sociedad libre de viejas ataduras y de los privilegios y desigualdades que han caracterizado la estructura social española. Creo que la profundidad, la serenidad y el rigor con que se ha realizado en España el cambio político constituyen suficiente garantía  de que podemos efectuar la modernización de la sociedad española sin convulsiones ni sobresaltos.

    Durante estos próximos años es nuestra pretensión recrear el tejido del cuerpo social. Es necesario que fluya la creatividad social, que se multipliquen los centros de decisión y las iniciativas. No queremos en modo alguno imponer desde el poder un modelo preconcebido de organización social, sino establecer un cuadro institucional que garantice la libertad y la participación ciudadana y estimule la aportación de todos a la vida colectiva. Para nosotros, la persona es el fundamento primario y el objetivo último de toda acción política y la sociedad el espacio en el que naturalmente se desarrolla la libre iniciativa personal que engendra el verdadero progreso. Creemos, en una palabra, que la política debe ser una parte noble de una sociedad viva y actuante, no su condicionante o el inicio de su disolución en el seno de una organización burocratizada y deshumanizante.

    A la vista de este propósito, quisiera enmarcar la política que pretendemos desarrollar bajo la vigencia de dos grandes presupuestos implícitos en la esencia misma de la democracia:

    Primero. La necesidad de que todas las fuerzas políticas contribuyan al planteamiento y resolución de los grandes problemas nacionales desde su respectiva órbita ideológica y desde la responsabilidad que les corresponda en función de la posición que asuman en el sistema institucional.

    Segundo. El firme criterio de UCD como primera fuerza política de no pretender en modo alguno un papel exclusivo de cara al desarrollo de la Constitución, pero sí de hacer valer el imprescindible condicionamiento democrático de que semejante desarrollo sea afrontado básicamente desde los planteamientos contenidos en su programa electoral porque tal ha sido el mandato surgido de las urnas.

    Pienso que estas precisiones iniciales pueden contribuir a centrar el enfoque que queremos dar a la gestión política durante la actual legislatura. Y hacerlo, además, como expresión de nuestra identidad política, nunca como negación de la identidad de los demás.

    Con estas palabras, por consiguiente, no sólo quiero señalar que el consenso ha terminado, sino expresar el reconocimiento que merece su importante contribución al proceso constitucional. Quizá el consenso ha producido decepciones en ciertos sectores. Y ello requiere que a la ingratitud de las incomprensiones demos la gratitud de la certeza de que la Historia juzgará el consenso constitucional como uno de los pilares básicos de la España moderna. Fue una solución excepcional para un momento igualmente excepcional de nuestra evolución política, una prueba de la madurez y responsabilidad de los partidos políticos a la hora de defender los verdaderos intereses del pueblo y del Estado.

    Nos encaminamos a la realización de un programa de Gobierno concebido bajo la óptica de un programa de partido y coherente con la palabra comprometida ante el electorado  pero que pretende servir honestamente a la totalidad de los españoles y a los intereses generales del país.

    Se trata de un programa centrista, a través del cual queremos que España se incorpore plenamente a la vida europea de hoy. La defensa del modelo de sociedad occidental, la inspiración en la ética y en los valores del humanismo cristiano y la asunción del sistema de economía de mercado, corregido por unos objetivos sociales que le sitúan al servicio del hombre e impiden hacer del hombre un engranaje al servicio de fuerzas deshumanizadas, constituyen los fundamentos imprescindibles, los fundamentos que nosotros asumimos, en la búsqueda de un adecuado equilibrio entre progreso, libertad, igualdad y solidaridad entendidas como dimensiones de la justicia.

    Creo que es impropio decir que, ganada ya la libertad, es preciso plantearse nuevos objetivos. La libertad nunca se alcanza plenamente. Es preciso afianzarla, promoverla y extenderla a nuevas parcelas, y así como hay quien teme y recela que son posibles retrocesos de la libertad porque siempre están predispuestos a confundir el ejercicio de la autoridad con el retorno del autoritarismo, algunos pensamos que frente a la tentación dirigista en áreas impropias de la correcta  formulación de una sociedad libre, frente a la abdicación de la capacidad de autodefensa de la sociedad en áreas de un paternalismo providente que considera al pueblo en perpetua situación de minoría de edad, se requiere la potenciación de la capacidad auto organizativa de los entes sociales, la transferencia de funciones, la descentralización de competencias y el ejercicio pluralista del poder y de la responsabilidad. Y a todo ello, lógicamente, hay que aplicar la necesaria atención en la próxima etapa, no sólo, para cerrar o erradicar situaciones anacrónicas, sino para evitar desviaciones que habría que lamentar.

    Y, sin embargo, desde la libertad, desde su ejercicio responsable y desde el despliegue y la reivindicación de las libertades concretas, hay una gran tarea que nos aguarda a los españoles. Hemos modernizado la institución estatal al instaurar un Estado de Derecho y ahora nos corresponde modernizar la sociedad mediante el impulso del cambio social.

    De la misma manera que en el proceso político negamos la razón de ser de la dialéctica de las dos Españas, en el orden histórico y político vamos ahora a tratar de destruir la rígida separación entre la España de la riqueza y la España de la miseria, entre las regiones ricas y las regiones atrasadas, entre la ostentosa opulencia de unos pocos y la marginación y la pobreza de miles de familias a la espera de seguridad, de trabajo, vivienda y educación.

    El programa de gobierno que pretendemos poner en práctica busca poner las bases de una sociedad más próspera y radicalmente más justa que la sociedad anterior, que la propia sociedad actual. No vamos a hacer, por consiguiente, una política tímida ni a poner parches o paños calientes. Y a tal fin importa menos escarbar en el pasado, recrearse en la crítica y en el pormenor de los fracasos, que imaginar el porvenir y tener la audacia necesaria para hacerlo posible. El Gobierno de UCD no va a hacer, desde luego, una política revolucionaria, pero realizará reformas profundas y rigurosas que modificarán seriamente las estructuras de nuestro país.

    A la incomprensión de quienes no entienden lo que es un partido de centro, de raíz popular, interclasista, surgido en el seno de una sociedad industrial y ajeno, por tanto, a una concepción bipolar del antagonismo social, contestamos con la coherencia de un programa de gobierno progresista y reformista que supondrá, si el acierto preside nuestras decisiones, un progreso social cierto. No vamos a hacer una política al servicio de un sector de la sociedad, ni tampoco en beneficio exclusivo de nuestros afiliados o votantes. El Gobierno realizará una política al servicio de todo el pueblo español, procurando que ninguna pretensión legítima deje de ser defendida ni ninguna causa desoída.

    Nos duelen las injusticias de España y negamos que nadie nos aventaje a la hora de procurar su corrección. Lo que ocurre es que una cosa es rechazar posiciones de principio que niegan, contra toda evidencia, las posibilidades reales de una sociedad interclasista, integrada y sólidamente afincada en la dignidad de la persona, y otra muy diferente dar por buenas las lacerantes desigualdades que  es necesario y urgente erradicar.

    No haremos, en consecuencia, ni una política débil, ni acomplejada, ni timorata. Tenemos perfectamente claros los objetivos que perseguimos, tenemos una palabra inequívoca empeñada con el pueblo y vamos a cumplir una vez más lo que prometemos. Podemos quedarnos cortos en el acierto o errar en la ejecución, pero no lo seremos en la sinceridad de los planteamientos y de las decisiones.

    Creo que no es aventurado afirmar que el pueblo español y las fuerzas reales que lo articulan socialmente o encauzan las corrientes de opinión nos piden hoy que procedamos entre todos a una tarea de clarificación. Clarificación para comprender globalmente, más allá del problema vital e inmediato de cada uno, la situación en que se encuentra España, sus problemas reales y concretos y nuestras propuestas para afrontarlos, Clarificación también para saber con certeza, más allá de las formulaciones generales de una campaña electoral, hacia donde vamos y hasta donde queremos llegar, es decir, en suma, para despejar y aproximar un horizonte, que las exigencias de un proceso de transición singular y el asentamiento previo e inevitable de unas bases para la convivencia democrática han impedido proyectar con toda nitidez.

    Esta exigencia de clarificar la vida pública nos lleva inexorablemente, como paso preliminar, a asumir con plenitud la realidad tal y como creemos que es, a reconocer en toda su dimensión la magnitud de los problemas existentes y a afrontar exigentemente su solución en el marco de una concepción realista tan alejada de un conservadurismo que subordina, desvirtúa o elude los requerimientos de la justicia, como distante del idealismo utópico que ignora los imperativos y obstáculos de una realidad testaruda que la mera fuerza de las ideas o de los propósitos bien intencionados no puede por sí sola diluir.

    Pienso que la realidad en que hoy estamos inmersos podría definirse como una acumulación de cuestiones y problemas que hacen enormemente compleja la acción de gobierno. Pero pienso, asimismo, que nuestra realidad es hoy también una amplia puerta abierta  a la esperanza, porque todos ellos, todos esos problemas y cuestiones, después de haber asentado las bases de nuestra convivencia democrática encuentran un adecuado cauce de solución desde y a través de la Constitución y mediante una firme actuación política que sólo también ahora puede desarrollarse bajo el imperio de la certeza y seguridad jurídica de que antes carecíamos por resultar inaplicables o inadecuadas las leyes entonces vigentes o por ser estas: contradictorias e incompatibles con los propósitos y objetivos que perseguíamos...... (El resto se encuentra en http://www.la-moncloa.es/Presidente/PresidentesDeLaDemocracia/default.htm)

  • CALVO SOTELO

  • (1926- ), político e ingeniero español, presidió los últimos gobiernos de la Unión de Centro Democrático (UCD), entre el fallido golpe de Estado de 1981 y la victoria socialista de octubre de 1982. Ocupó diversos cargos políticos en los últimos años de la dictadura, como la presidencia de RENFE (Red Nacional de Ferrocarriles Españoles). Tras la muerte del general Francisco Franco, fue ministro de Comercio con Carlos Arias Navarro, y de Obras Públicas con Adolfo Suárez. En 1977 abandonó el gobierno para colaborar en la creación de la coalición electoral UCD, que venció en las elecciones para Cortes Constituyentes. De nuevo en el gobierno, dirigió las negociaciones para la integración de España en la Comunidad Económica Europea (CEE), y fue nombrado vicepresidente para Asuntos Económicos. Presidente del gobierno tras la dimisión de Suárez (1981), tuvo que gobernar en los momentos críticos posteriores al golpe de 1981; decidió la integración de España en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y vivió la desintegración de la UCD, que en las elecciones de 1982 sufrió una estrepitosa derrota.

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  • EL DISCURSO DE INVESTIDURA: Lo primero que hace al dirigirse a las Cortes el 18 de febrero de 1981, es un homenaje con sus palabras a su antecesor: Adolfo Suárez. A esto le sigue un contexto de CONTINUIDAD, pero con una forma diferente de ver las cosas; haciendo hincapié en el NUEVO RÉGIMEN INSTAURADO LEGÍTIMAMENTE: el Parlamentario.

  • Sigue la misma línea que al que sustituye, hablando de ESPERANZA, LIBERTAD, y de balance positivo, tras cincuenta años de un retroceso en lo que se refiere a política, libertades y derechos. Sigue pensando en el FUTURO, para seguir creciendo y fortaleciendo la NUEVA ESPAÑA aparecida después del 75. Junto a ello ha aceptado la decepción y los problemas con los que se ha visto sacudido el gobierno y habla de una manera nueva de trabajar (siguiendo con los mismo objetivos que el anterior) para dar ESPERANZA E ILUSIÓN a todos aquellos que ven peligrar el ESTADO DE DERECHO;: para ello afrontará los problemas sociales (crisis económica, industria, agricultura, seguridad social, empleo, política exterior, terrorismo y violencia y, por último, inflación) de manera concreta y dándoles su mayor atención. (Con ello lo que está haciendo es hacer frente a la demanda de los españoles, intenta solucionar lo que ellos necesitan concretamente). Junto a estos principios se acuñan el de TRASPARENCIA, REALIDAD Y TRABAJO PARA LOGRAR LOS OBJETIVOS PLANTEADOS.

    Un programa de continuación, pero con aspectos más concretos en los que trabajar que el anterior. Utilizando los mismos recursos de sencillez, a los que se unen la concertación de aspectos varios. Siempre legitimando el régimen democrático nuevo, para impulsarlo y asentarlo en un futuro no muy lejano.

    (EL DISCURSO COMPLETO LO ADJUNTO EN EL ANEXO 1)

  • FELIPE GONZÁLEZ.

  • Felipe González Márquez (1942- ), político español, presidente del gobierno (1982-1996), el primer dirigente del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que ocupó el cargo de jefe del poder ejecutivo después de 43 años.

    Nacido el 5 de marzo de 1942 en Sevilla, segundo de cuatro hermanos de una familia de clase media, su padre fue propietario de una vaquería, tenía ideas republicanas y había estado afiliado a la Unión General de Trabajadores (UGT). Realizados los estudios primarios y el bachillerato en el colegio San Antonio María Claret de Sevilla, se inscribió primero en Filosofía y Letras y en 1959 comenzó a estudiar Derecho. Así mismo, estudió Economía y Relaciones Laborales en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Su actividad política se inició ya en sus años de universidad, cuando entró en contacto con sectores obreros católicos. Se afilió a las Juventudes Socialistas en 1962 y al PSOE en 1964. Trabajó en Sevilla como abogado laboralista desde 1965 hasta 1974. Contrajo matrimonio con Carmen Romero en 1969, con la que tuvo tres hijos. Formó parte desde 1970 de la Comisión Ejecutiva del PSOE, en representación de los socialistas del interior, como secretario de Prensa y Propaganda, adoptando en la clandestinidad el sobrenombre de Isidoro.

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    AFP

    Felipe González en la oposición

    Felipe González aparece en esta fotografía saludando a los asistentes al 34º Congreso del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en el día del inicio del mismo (20 de junio de 1997). Instantes después, González renunció al desempeño del cargo de secretario general del PSOE y fue sustituido por el ex ministro Joaquín Almunia.

    En 1974 se convirtió en secretario general del PSOE en el conocido como Congreso de Suresnes (celebrado en dicha localidad francesa), en el que se decidió que la Comisión Ejecutiva pasara íntegramente a estar formada por militantes del interior de España y no estuviera compartida con el exterior (no hay que olvidar que los partidos políticos estuvieron prohibidos durante todo el régimen del general Francisco Franco). Allí presentó, en nombre de los representantes del interior, una resolución política en la que se afirmaba que los socialistas tenían como tarea prioritaria la “lucha y conquista de la democracia”.

    Participó, después de la muerte del dictador Francisco Franco, ocurrida en noviembre de 1975, en las negociaciones políticas para encauzar un sistema constitucional en España, dentro del proceso que se ha conocido como la transición democrática. Impulsó la convergencia de los diferentes socialismos en el PSOE y en mayo de 1979, en el XXVIII Congreso de este partido, propuso una línea socialdemócrata similar a la de otros partidos europeos, así como el abandono de la definición marxista que había sido reforzada en 1976 en el XXVII Congreso como seña de identidad del socialismo español. Sin embargo, el Congreso socialista se reafirmó en el marxismo y Felipe González dimitió como secretario general. Propuso que una gestora dirigiera el partido hasta un próximo Congreso extraordinario que comenzó el 28 de septiembre y en el que reforzó su papel político, saliendo elegido nuevamente secretario general. Diputado por Madrid desde 1977, pasó a formar parte así mismo de todas las legislaturas siguientes.

    En 1982 se convirtió en presidente del gobierno cuando el PSOE consiguió la mayoría absoluta de los escaños en las elecciones generales de octubre, y revalidó ésta en las convocatorias de 1986 y 1989. En 1986 firmó el Tratado de Adhesión a la Unión Europea (UE), que acababa con el secular aislamiento español de los circuitos internacionales y propiciaba una plena integración económica y política en la Europa desarrollada. En marzo del mismo año planteó la celebración de un referéndum para aceptar o no la incorporación de España a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ganando el “sí” mayoritariamente. Sus triunfos electorales propiciaron un liderazgo indiscutible en el PSOE y se convirtió en el eje de todos los debates políticos habidos en el socialismo español.

    Una serie de leyes elaboradas por sus gobiernos y por el grupo parlamentario socialista transformaron las estructuras jurídicas con el objetivo de adaptarlas a las nuevas circunstancias políticas y sociales. Desde las relacionadas con la educación hasta la del nuevo Código Penal, pasando por nuevas normas económicas y administrativas, los cambios legislativos fueron intensos. En diciembre de 1988 tuvo que enfrentarse a una huelga general convocada por las dos centrales sindicales mayoritarias, UGT y Comisiones Obreras (CCOO). La relación entre su gobierno y los sindicatos se había ido deteriorando como consecuencia de los ajustes económicos que mantuvieron una política de contención de salarios y que tuvieron como colofón la Ley sobre la Reforma de las Pensiones de 1985. El dirigente sindical ugetista Nicolás Redondo era entonces diputado socialista y no votó dicha ley. Ello aceleró la fractura entre el PSOE y la UGT, que formaban parte de un tronco histórico común, y acentuó el enfrentamiento personal y político, finalizando un modelo de convivencia socialdemócrata. El PSOE, mayoritariamente, respaldó a Felipe González en sus posiciones, y aunque éste estuvo decidido a dimitir como presidente del gobierno, al final tuvo que retractarse. El triunfo socialista en las elecciones de octubre de 1989 reforzó su posición de liderazgo en la sociedad española y en el partido socialista.

    El 1 de enero de 1989 asumió, por primera vez, la Presidencia de la Unión Europea. En 1993 ganó las elecciones sin mayoría absoluta y se convirtió de nuevo en presidente del gobierno con el apoyo parlamentario de la coalición nacionalista catalana Convergència i Unió (CiU), practicando una política de reajuste económico que posibilitara la superación de la crisis y la creación de empleo. Los casos de corrupción y una política de hostigamiento constante por parte del principal partido de la oposición (el conservador Partido Popular, PP) y de la coalición Izquierda Unida (IU), alentada por determinados medios informativos (que le acusaron, incluso, de haber sido el instigador de las acciones de una organización, el GAL, Grupos Armados de Liberación, que luchó ilegalmente contra el terrorismo de ETA), provocaron el adelanto de las elecciones generales, cuando Convergència i Unió cesó en su apoyo parlamentario después de que González hubiera ejercido la Presidencia de la Unión Europea (UE), en el segundo semestre de 1995, por segunda vez.

    En las elecciones de marzo de 1996, de nuevo candidato del PSOE para el cargo de presidente del gobierno, consiguió un gran apoyo electoral de 9.407.678 votos (141 escaños del grupo socialista en el Congreso) en contra de los pronósticos. Desempeñó el cargo de presidente en funciones hasta mayo de ese año, cuando fue sustituido por el vencedor de aquellos comicios, el dirigente del Partido Popular, José María Aznar. Desde entonces pasó a ser el presidente del grupo socialista en el Congreso y, por tanto, la principal figura de la oposición. En diciembre de 1996, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) le envió para que informara sobre la legitimidad de las recientes elecciones municipales en Serbia, que habían motivado una gran campaña de manifestaciones de la oposición al régimen de Slobodan Milosevic.

    El 20 de junio de 1997, durante la sesión inaugural del 34º Congreso del PSOE, Felipe González anunció su decisión de no continuar desempeñando el cargo de secretario general del partido, por lo que el ex ministro Joaquín Almunia le sustituyó en dicha responsabilidad. Tres meses más tarde renunció a la presidencia del grupo parlamentario socialista, la cual pasó también a Almunia, con lo que González dejó de ser oficialmente el principal miembro de la oposición al gobierno de Aznar.

    El 9 de marzo de 1998, el Grupo de Contacto (formado por Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia y Rusia, con el objeto de velar por el mantenimiento de la paz en los territorios de la antigua Yugoslavia, fruto de los Acuerdos de Dayton de 1995) decidió sancionar al régimen yugoslavo presidido por Milosevic debido a su actitud de violenta represión contra la población albanesa de Kosovo, y propuso a González para que encabezara una misión mediadora. La propia OSCE y la UE le designaron su representante para la antigua Yugoslavia, así como mediador en la crisis de Kosovo, pero esta última calidad negociadora fue rechazada por Milosevic. Entre tanto, con respecto a la política española, apoyó a Almunia en las elecciones primarias del PSOE que dilucidaron, el 24 de abril de 1998, quién sería el futuro candidato del partido a la presidencia del gobierno; consulta que fue ganada por el también ex ministro José Borrell.

  • SU DISCURSO DE INVESTIDURA: (estuvo cuatro legislaturas en el poder, analizaremos el primero de sus discursos, el de 1982, cuando gana por mayoría absoluta en las elecciones generales. En los siguientes toca los mismos puntos y apuesta por la continuidad de un gobierno para el crecimiento de España).

  • El primer miembro del PSOE que se asienta en el poder, habla ante las Cortes el 30 de noviembre de 1982.En él habla de JORNADA HISTÓRICA y DECISIVA para el futuro de España; ya que con la llegada del PSOE al poder se inicia un CAMBIO. Para acompañar a estas palabras utiliza el valor abstracto HUMILDAD, que le ha otorgado el GRAN APOYO DEL PUEBLO ESPAÑOL, concediéndole la MAYORÍA ABSOLUTA.

    Hace mucho hincapié a lo largo de todo el texto de investidura en el CAMBIO para un “FUTURO DE PAZ Y LIBERTAD” donde la voluntad del pueblo este muy presente.

    La parte central del discurso se centra en el CAMBIO, como ya hemos dicho anteriormente, y en tres principios básicos, a los que toma como valores principales de su cometido a la hora de gobernar el país. Son: LA PAZ SOCIAL (asentada en la seguridad ciudadana y en todos los ámbitos), la UNIDAD NACIONAL; que defiende pero no olvida el “problema” de los nacionalismos en auge (mira por las autonomías y promete un proceso más rápido para recibir las competencias) y el PROGRESO, que debe estar al servicio de la justicia. Junto a estos principios une los objetivos de dar a España una posición en el contexto internacional, teniendo como objetivo la adhesión a las Comunidades Europeas (en su legislatura se consigue) y estar presente en las acciones de paz y de apoyo a los derechos humanos del exterior.

    En resumen, da un discurso donde tiene muy presente el cambio a un nuevo gobierno, a una nueva manera de hacer las leyes...., donde los problemas sociales tales como el paro, la inflación y el de las nacionalidades están muy presentes en la vida del ciudadano. Para solucionarlos implora una acción conjunta entre gobierno y pueblo, ya que sin TRABAJO Y COMPROMISO, no se llega a ninguna parte.

    El último párrafo del texto presenta muy bien este pequeño análisis: “Para comprender mi deber con nuestro pueblo yo me inspiro mejor en esa sencilla visión que en las frases sonoras y convencionales. La paz, la unidad y el progreso son ellos y para ellos Estas palabras tienen carne, hueso, ropas y gestos. Confiemos en su esperanzada y libre participación, indispensable para el éxito, y tengámosles presentes durante nuestros debates” (Felipe González, discurso ante el Congreso. 30.11.82) [el texto completo lo encontramos en el anexo 2]

  • JOSÉ MARÍA AZNAR

  • (1953- ), político español, presidente del gobierno (1996-2004), quien como principal dirigente del Partido Popular (PP) sustituyó al socialista Felipe González al frente del gabinete, tras los 14 años de éste en el ejercicio del poder.

    Nacido en Madrid el 25 de febrero de 1953, inició sus estudios de Derecho en 1970, en la Universidad Complutense de esa ciudad. En 1975 obtuvo su licenciatura y un año más tarde ganó la oposición a inspector de finanzas del Estado.

    Ingresó en Alianza Popular (AP) el 27 de enero de 1979 y fue elegido, en octubre, secretario general de este partido en La Rioja, donde residía por motivos profesionales. Electo por vez primera miembro del Congreso de los Diputados en 1982 (año en que se presentó por Ávila y que en 1986, 1989, 1993, 1996 y 2000 repitió en representación de Madrid), en junio de 1985 resultó elegido presidente de AP de Castilla y León, cuando ya era, desde febrero de 1982, adjunto al secretario general del partido (cargo para el que se le reeligió en 1984 y 1986).

    Aznar logró la victoria en las elecciones autonómicas castellano-leonesas de junio de 1987, por lo que el 21 de julio siguiente resultó investido presidente de la comunidad autónoma de Castilla y León, gracias a la abstención del Centro Democrático y Social (partido liderado a nivel nacional por el que fuera presidente del gobierno Adolfo Suárez). Desde la sede de la Junta (gobierno autonómico) en Valladolid estimuló la iniciativa privada con la puesta en marcha de una política que pronto obtuvo significativos frutos.

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    Reuters/Sergio Perez/Archive Photos

    José María Aznar en el Parlamento

    El político español José María Aznar sucedió en 1989 a Manuel Fraga en la presidencia del Partido Popular (PP), cargo desde el cual creó una alternativa gubernamental al gabinete socialista de Felipe González. En esta fotografía aparece Aznar interviniendo en calidad de jefe de la oposición parlamentaria, desde su escaño del Congreso de los Diputados, durante su intervención en el habitual debate anual del estado de la Nación, concretamente en el celebrado en abril de 1994.

    Abandonó la presidencia de la Junta castellano-leonesa en septiembre de 1989, al resultar designado por Manuel Fraga (26 de agosto) su sucesor en la presidencia del Partido Popular (PP), nombre que recibió la antigua AP tras su refundación en enero de ese mismo año. Aznar fue refrendado por el Congreso que el PP celebró en marzo y abril de 1990, en Sevilla, donde se le eligió presidente, después de que el partido, con él a la cabeza, lograra en las elecciones generales de octubre del año anterior ganar dos escaños más que en la legislatura anterior. Desde su ascenso a la presidencia del PP, realizó una activa labor con el fin de reorganizar el centro-derecha español y crear una alternativa política al gobierno del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). El 19 de abril de 1995 sufrió un atentado, perpetrado por el grupo terrorista ETA, del que resultó ileso.

    Pese a ser derrotado en las elecciones generales de 1989, ya mencionadas, y en las de 1993, consiguió la definitiva implantación de su partido con la victoria del mismo en las elecciones generales del 3 de marzo de 1996. El exiguo triunfo, que dejó a su partido a 20 escaños de la mayoría absoluta, hizo necesario el logro de un acuerdo de gobernabilidad con los nacionalistas catalanes (Convergència i Unió), vascos (Partido Nacionalista Vasco) y canarios (Coalición Canaria); esta misión, en lo que respecta al PP, corrió a cargo, principalmente, de Rodrigo Rato y Jaime Mayor Oreja (que serían nombrados por Aznar vicepresidente segundo y ministro de Economía, el primero; y ministro del Interior, el segundo). El 5 de mayo de ese año, Aznar tomó posesión del cargo de presidente del gobierno, un día después de ser investido por mayoría absoluta del Congreso de los Diputados. Como vicepresidente primero y ministro de la Presidencia entró a formar parte de su gabinete el secretario general del PP, Francisco Álvarez-Cascos. De inmediato, y con la intención de cumplir los objetivos previstos por la Unión Europea (UE) para lograr la denominada Unión Económica y Monetaria, su gobierno aprobó una serie de medidas urgentes para la reactivación de la economía y el fomento del empleo, que lograron un decidido avance tras la firma de nuevos acuerdos entre los agentes sociales (sindicatos y empresarios) en 1997 con la mediación del ejecutivo.

    El 2 de mayo de 1998, la cumbre que reunió en Bruselas a los principales mandatarios de la UE entre los que se encontraba el propio Aznar, aprobó la definitiva lista de los once países que integrarían el grupo de vanguardia de la recién creada moneda única europea (el euro), España entre ellos.

    Dos semanas después del anuncio de una tregua indefinida y total por parte de ETA, el 2 de octubre de 1999 declaró que su gobierno abriría el proceso de paz si la organización terrorista demostraba que el cese del uso de las armas era definitivo. El 3 de noviembre siguiente informó del inicio de contactos directos entre representantes de su gobierno y la propia ETA, que en diciembre se extendieron a Euskal Herritarrok (EH), la plataforma que pasó a englobar meses antes a la organización más cercana a los terroristas, Herri Batasuna (HB). No obstante, el 27 de noviembre de 1999 ETA puso fin a la tregua, al considerar que no se estaba profundizando en el “proceso de construcción nacional” vasco.

    En el XIII Congreso del PP, celebrado en Madrid a finales de enero de 1999, y durante el cual volvió a ser elegido presidente del partido al tiempo que Álvarez-Cascos cesaba en la secretaría general, definió a la nueva política de su formación política como “de centro”.

    El PP obtuvo la mayoría absoluta en las elecciones legislativas que tuvieron lugar el 12 de marzo de 2000, y superó en 16 el número de escaños alcanzados cuatro años antes en el Congreso de los Diputados, lo que permitió a Aznar formar un nuevo gobierno sin la necesidad de establecer pacto de legislatura alguno. Investido por segunda vez presidente del gobierno por el Congreso de los Diputados el 26 de abril de ese año, al día siguiente juró el puesto y nombró a los miembros de su nuevo gabinete. En dicho gobierno se mantuvieron en sus cargos Rodrigo Rato y Jaime Mayor Oreja, en tanto que Álvarez-Cascos pasó a estar al frente del Ministerio de Fomento y fue sustituido como vicepresidente primero y como ministro de la Presidencia por Mariano Rajoy.

    Para las elecciones generales de 2004 deja su puesto en manos de Mariano Rajoy. El PP pierde las elecciones del 14 de marzo de dicho año, después de los atentados que golpearon a Madrid, tres días antes, el fatídico 11 de marzo.

  • SU DISCURSO DE INVESTIDURA: (Hablaremos del primer discurso de investidura, el que le llevo a la Moncloa en 1996. Después daremos algunas pinceladas del de 2000 tras ganar las elecciones con mayoría absoluta). Abre su discurso hablando de un CAMBIO venido por la ALTERNANCIA que le ha permitido la sociedad española, derivado del pluralismo político acontecido tras la llegada de la DEMOCRACIA.

  • Hace mención a la situación de mayoría relativa que tiene en el Congreso y que le ha llevado a mantener conversaciones con diferentes grupos políticos (CIU, PNV, Coalición Canaria). Esto lo hace a lo largo de todo el discurso, en el que va a apoyar “todo su programa y decisiones políticas”.

    De los problemas que hay dice que son patrimonio de España, pero que con OPTIMISMO, se podrán sacar adelante. Para su resolución contará con las opiniones de la PLURALIDAD de grupos políticos que representan al pueblo español, y JUNTOS conseguirán nuevas metas. Habla de un programa fruto del DIÁLOGO, de la TRASPARENCIA, la CERCANÍA a los ciudadanos para llegar a un FUTURO mejor.

    Sigue una línea de objetivos que intentan mejorar lo que ya se ha conseguido en el plano interno, como en el externo (ámbito de las CC.EE.) y LUCHAR para conseguir soluciones para aquellas cosas que no se hayan conseguido paliar, como el PARO, la SITUACIÓN ECONÓMICA, los NACIONALISMOS y sobre todo, la VIOLENCIA TERRORISTA. El valor de la SEGURIDAD, la EDUCACIÓN, el PROGRESO, la LIBERTAD y la CULTURA, siguen siendo valores muy en alza en el discurso de este cuarto presidente de la DEMOCRACIA, a la que quiere asentar y darle una mayor legitimidad. Siempre desde el marco de la COHERENCIA, el DIÁLOGO, la JUSTICIA y la SOLIDARIDAD entre todos los formantes del Estado. Esto último aplicándolo al problema de los nacionalismos y para superar los problemas de la violencia y la inseguridad ciudadana.

    Se llevarán a cabo, según este discurso, en esta legislatura reformas que afectan a todos los ámbitos de la vida: social, económico y político, que serán realistas y ambiciosas para alcanzar OBJETIVOS RAZONABLES, para los que se necesitará ESFUERZO y VOLUNTAD de todos (Gobierno, vida política y sociedad) para llegar a una MODERNIZACIÓN y a una sociedad MÁS LIBRE, ABIERTA, FLEXIBLE y FUERTE. Reconociendo y respetando siempre el pluralismo y la diversidad. [el discurso entero está en el Anexo 3]

  • JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO

  • (Valladolid, 1960) Político español, líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y actual presidente del gobierno de España. José Luis Rodríguez Zapatero nació el 4 de agosto de 1960 en Valladolid, porque allí tenía su consulta el abuelo materno, un pediatra de prestigio; pero la familia tenía su residencia en León, donde ejercía la abogacía el padre, Juan Rodríguez, que fue director de los servicios jurídicos del Ayuntamiento de León y decano del Colegio de Abogados.

    'Historia de la propaganda y publicidad electoral en España'

    Zapatero acumuló experiencia política desde muy pronto. Con el recuerdo de su abuelo siempre presente y, últimamente, encandilado por el discurso del secretario general del PSOE, Felipe González Márquez (18 años mayor que él), el 23 de febrero de 1979, cuando el país estaba a punto de coronar con éxito la complicada transición del régimen dictatorial de partido único, agotado tras la muerte de Franco en noviembre de 1975, al Estado de derecho basado en la Constitución y la democracia pluralista, Zapatero se afilió al partido, legal de nuevo desde febrero de 1977, y semanas después se convirtió en secretario general de las Juventudes Socialistas de León.

    En diciembre de 1982, con sólo 22 años, cuando estaba en el último curso en la Universidad y al poco de obtener el PSOE una espectacular victoria en las terceras elecciones generales de la democracia, Zapatero fue elegido secretario de la Agrupación Local del partido en León capital a instancias del entonces secretario general del PSOE en la provincia amén de diputado nacional, Ángel Capdevilla, consiguiendo imponerse sobre militantes históricos locales que en algunos casos le doblaban en edad con creces.

    En 1986 fue incluido en las listas de candidatos socialistas al Congreso de los Diputados (cámara baja de las Cortes Generales o Parlamento) en Madrid como número dos por León y en las elecciones generales del 22 de junio, que reeditaron la mayoría absoluta del PSOE si bien con pérdida de votos y de escaños, Zapatero obtuvo su primer mandato legislativo, convirtiéndose en el diputado más joven de la Cámara e integrando, por tanto, la mesa de edad que desde la tribuna del hemiciclo inauguró el período ordinario de sesiones. Fuera de los plenos, en los años siguientes Zapatero integró las comisiones Constitucional, del Defensor del Pueblo y de Justicia e Interior (en la última, en calidad de portavoz, en septiembre de 1993) así como, desde el 12 abril de 1993, la Diputación Permanente de la Cámara.

    Militante de perfil moderado, conciliador y abierto al diálogo, la sorpresiva elección de Zapatero para la Secretaría General de la Federación Socialista Leonesa (FSL) el 19 de junio de 1988, en el V Congreso del PSOE provincial celebrado en Astorga, fue ligada por los medios de comunicación a un pacto entre los hombres fuertes y facciones del socialismo leonés, caracterizado por los enfrentamientos internos, la tradición sindicalista y un fuerte apego al obrerismo minero. Esta reconocida capacidad para limar las discrepancias ideológicas y personales entre sus compañeros y sosegar los ambientes crispados iba a ser el mejor instrumento en la promoción política de quien todavía era en Madrid un diputado absolutamente anónimo.

    En las elecciones generales del 29 de octubre de 1989, que supusieron la segunda reelección consecutiva del Gobierno de Felipe González aunque prolongando la tendencia descendente de votos, Zapatero renovó su escaño por León, ya como cabeza de lista en la circunscripción, y en noviembre de 1990 fue elegido vocal del Comité Federal, máximo órgano del PSOE entre congresos, en el XXXII Congreso Federal del partido.

    La derrota final del PSOE en los comicios de 1996 a manos del Partido Popular (PP), la gran fuerza de la derecha liberal española liderada por José María Aznar López, puso el colofón esperado a un largo declive en las fortunas de la formación socialista. La tendencia se había acelerado en el último quinquenio por el muy negativo comportamiento de la economía, la contestación social a la flexibilización del mercado de trabajo (capítulo muy sensible, pues España presentaba la tasa de paro más elevada de Europa occidental) y, fermento fundamental de esta erosión, los escándalos de corrupción política y económica, que desde 1992 se sucedieron sin desmayo y que conmocionaron a la ciudadanía con una cascada de imputaciones, dimisiones y procesamientos judiciales de personalidades del partido, el Gobierno, la administración del Estado y el mundo empresarial ligado a los socialistas.

    El 25 de junio de 2000 Zapatero formalizó en León su candidatura a secretario general del PSOE. En el XXXV Congreso, bajo el lema El impulso necesario, se iba a batir con otros tres aspirantes, valedores de propuestas dispares pero ninguno enfrentado personalmente con él, antes al contrario. Éstos eran: el favorito, José Bono Martínez, presidente desde 1983 de la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, candidato oficial del aparato del partido ya dominado por los renovadores y uno de los poderosos barones regionales cuyos sucesivos éxitos electorales en sus respectivas circunscripciones garantizaban un caudal de votos socialistas que en otras comunidades se había evaporado tiempo ha; Matilde Fernández Sanz, ex ministra de Asuntos Sociales con González y una incondicional de Guerra; y Rosa Díez González, eurodiputada y figura emblemática del socialismo vasco por su militancia contra el terrorismo de la banda ETA .

    El 22 de julio se celebró la votación como el punto cardinal del XXXV Congreso y, con sorpresa, aunque no excesiva, Zapatero se adjudicó la victoria con 414 votos, esto es, con el apoyo del 41,7% de los delegados, una ventaja muy exigua sobre Bono, que obtuvo 405 votos, correspondientes al 40,8%. Bastante más atrás quedaron Fernández y Díez. La ex ministra cosechó menos votos de los previstos y los observadores arguyeron que un cierto número de delegados del sector guerrista había votado por el postulante de Nueva Vía sólo para impedir el triunfo de Bono y en la creencia de que su corriente sería luego tenida en cuenta a la hora de alinear la nueva CEF.

    El 14 de marzo de 2004, gana las elecciones generales convirtiéndose en el quinto presidente de la democracia española.

  • SU DISCURSO DE INVESTIDURA: José Luis Rodríguez Zapatero, actual presidente de España, en su discurso de investidura del 15 de abril de 2004 deja presente cual es su programa y las líneas que va a seguir durante el mandato.

  • Lo primero que hace en él es un recordatorio a las víctimas del 11-M, que hace extensivo a las de otros atentados terroristas provocados por ETA durante cuarenta años. Descalifica y deslegitimiza al terrorismo (tanto nacional, como internacional), dando así, una gran importancia al calor de la SEGURIDAD. Para conseguirlo y dignificarlo toma como referencia la palabra LUCHA a la que acompaña de otras como DIÁLOGO y ACUERDO. Piensa y dice que “una sociedad más segura, es una sociedad más libre”

    Una vez tocado un punto que se ha convertido en Historia de nuestro país y ejemplo de cómo una sociedad debe comportarse (solidaridad y efectividad) ante una acción de tales dimensiones, pasa a hablar de cómo va a ser su programa, es decir, la LÍNEA DE GOBIERNO QUE VA A SEGUR.

    Para ello, y en primer lugar, da una serie de precisiones sobre la VOLUNTAD DE CAMBIO que el pueblo español quería de forma mayoritaria. Esta voluntad de cambio (que es una constante en todo el discurso) encierra, en palabras del Presidente, “una fuerte dosis de Esperanza” para lograr (en un FUTURO) una España mejor. El gobierno intentará conseguirlo mediante otra serie de valores abstractos (CERCANÍA, PROXIMIDAD Y PARTICIPACIÓN), que eleva a los primeros puestos de su escala de valores, a los que unirá otros como RESPETO, DIÁLOGO, ESCUCHA Y ENTENDIMIENTO, como trasfondo de toda su línea política (y argumental)

    Une al diálogo, el “problema” (por llamarlo de alguna manera) de no obtener mayoría absoluta en el congreso. Lo ve como un problema, pero , para captar la atención de aquellos que no le han dado su confianza, lo pone como algo positivo; ya que así podrá asentar su legislatura en los valores antes nombrados y en el famoso “talante” del que se hace mentor: que trae consigo “una cámara tan plural, diversa y sin mayoría absoluta”; donde no se puede olvidar historia (“por que son nuestras raíces”) ni “empezar desde cero” (apuesta por una línea de continuidad del anterior ejecutivo en algunos aspectos); a pesar de que “se abre ahora un NUEVO TIEMPO en la vida política de España” en el cual se producirá un cambio asentado en VALORES SOCIALES que se convierten en la bandera de este gobierno y en una constante en el discurso: DIÁLOGO, RESPETO, PLURALIDAD, TOLERANCIA Y TRASPARENCIA.

    El discurso se centra en cinco grandes puntos en los que va a trabajar: renovación de la vida pública, política exterior, políticas sociales, derechos civiles y políticos de los ciudadanos y cultura (de la que dice que es inicio de la convivencia y del progreso. A este le une educación: factor prioritario). Junto a esto recuerda y nombra los VEINTICINCO AÑOS DE DEMOCRACIA y el ANIVERSARIO DE EL QUIJOTE.

    SE puede resumir así: “cambio tranquilo para un tiempo de ciudadanía.... gobernaré firme en los principios, desde el diálogo y para la ESPERANZA, donde nadie viva dominando arbitrariamente. Un gobierno de meollo y de sustancia porque algunas utopías merecen ser vividas y soñadas: dentro de un ansia de paz, el amor al bien y el mejoramiento social de los humildes”. (José Luis Rodríguez Zapatero, discurso ante el Congreso. 15.04.04) [el discurso completo está en el anexo 4]

    Una vez resumidos estos cinco discursos, podemos ver que en líneas generales utilizan la misma dialéctica, el mismo vocabulario y acuden a los mismo valores para presentar la línea de gobierno que van a seguir. Todos hablan del CAMBIO DESEADO por los españoles. Podemos observar una escala de valores muy parecida en todos ellos, donde el diálogo, la tolerancia, la igualdad, la lucha y el compromiso están muy bien posicionados. Esto demuestra que, en líneas generales, hablan desde la perspectiva de hablar para los que todavía no se creen lo que van a conseguir: siguen buscando al electorado indeciso para, durante estos años de ocupación del puesto que les ha otorgado el mercado laboral con su votos, conseguir que un FUTURO (término al que todos hacen referencia y por lo que luchan) su confianza transformada en votos.

    En todos los discursos, junto al cambio, aparecen valores fijos que, a pesar del transcurso de los años, no se han modificado; como son la SEGURIDAD, debido a la amenaza del terrorismo (tanto el nacional -ETA- como el internacional que recientemente ha golpeado la sociedad española, y la mundial), la PAZ y el PROGRESO, al que unen con una EDUCACIÓN y una CULTURA, fuerte y firme para conseguir la mejora tan deseada, en una sociedad, a las que todos dan el nombre de DEMOCRÁTICA. Esto lo resaltan usando los valores LIBERTAD, DERECHOS y el sustantivo CONSTITUCIÓN.

    Otra de las coincidencias se esconde en los puntos que tocan a la hora de desarrollar el discurso para explicar su programa ante la Cámara. Los cinco hablan del “problema” de las nacionalidades, agravado por la política llevada a cabo por el Caudillo. Ante esto todos ponen de manifiesto la UNIDAD de España, como objetivo firme, pero con el RESPETO a unos valores regionales nacidos en el seno de todos los “pueblos” que conforman España: hablan de Estatutos de autonomía cada vez con más competencias a lo largo del transcurso de los años, y en los primeros de la iniciativa para proclamarlos. A esto se suman los objetivos de política exterior, que como hemos visto coinciden en darle un mayor protagonismo a España en el contexto internacional, primer entrando en las Comunidades Europeas (después UE) y, más tarde con Aznar y Zapatero, un mayor peso en las acciones internacionales, siempre respetando la PAZ y la SEGURIDAD para todos. El tercer punto es el avance económico y la resolución de los problemas sociales, que son demanda preferente de una sociedad “nueva”: el paro, la inflación.... para los que se pide COOPERACIÓN y PARTICIPACIÓN. En los últimos párrafos, pero no porque sean menos importantes, aparecen la EDUCACIÓN y la CULTURA, a las que hacer artífices de una sociedad más libre y de progreso.

    En cuanto al problema de la violencia, a lo largo de los años se ha pasado de centrarse sólo en el terrorismo nacional, a luchar también contra el internacional; y en los últimos años la violencia doméstica que ha pasado a convertirse en un “terrorismo doméstico”. Para ello se han lanzado numerosas ofensivas respaldadas todas ellas desde la JUSTICIA.

    En cuanto al lenguaje, observamos también una línea más o menos homogénea. Utilizan muchos adjetivos y sustantivos abstractos para realzar y dar más fuerza a sus palabras; así como la presencia constante de la sociedad y la palabra cambio: si ellos lo quieren, nosotros lo llevaremos a cabo; dotan así de un mayor protagonismo a los miembros de la sociedad; junto a ello no dejan de recordar el carácter democrático de la vida política y la invitación a la participación, ya que todos somos los encargados de llevar al futuro al final. Con estas palabras, montadas a modo de principio, intentan dar dinamismo a su línea. Es decir, todos usan una retórica muy parecida, donde el enemigo que se ha formado es el mismo: la violencia y los problemas sociales. Nos dicen, de manera muy coloquial y sencilla, lo que nos preocupa y que van a intentar solucionar; contando con el factor de “olvido” de la sociedad.

    Las diferencias más importantes, radican en la imagen de los candidatos. Con ello me refiero a que, a medida que han ido pasando los años y han ido ganando los medios de comunicación peso en nuestra sociedad, ésta se ha ido consolidando como factor importante. No es lo mismo leer un discurso o unas declaraciones, que oírlas o que verlas en televisión. Todo está montado para que en el menor tiempo posible, de la forma más sencilla, el titular que todos los medios quieren para luego debatir. Esto de la imagen queda muy claro en televisión, donde cada gesto y cada mirada suponen un giro en el discurso para que los ciudadanos se queden con una cosa restando importancia a otra. Es el juego de la IMAGEN, de la CERCANÍA y la de la oferta de valores, que varían en función del contexto social que se de en el momento de las elecciones.

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    A modo de conclusión y para responder a la pregunta que nos hacíamos en la introducción, podemos decir que no existiría comunicación sin política, y viceversa: sin política no habría comunicación.

    Los medios de comunicación se están convirtiendo en un brazo muy importante en esto de la política, ya que ellos son los encargados de realizar la función de canales para trasmitir lo que nos quieren decir o lo que está sucediendo. Para ellos se hacen las campañas, para ellos se hacen los discursos; para ellos, en general, se hace el discurso porque serán los encargados de sacar los titulares más importantes y sacarlos a la luz al contexto de la sociedad.

    Un ejemplo de esto fue la llamada “noche de los transistores”, donde los medios de comunicación, y en especial la radio, tuvieron un papel muy importante, ya que desataron euforias y temores en la noche del 23 de Febrero de 1981, cuando Tejero intentó tomar las riendas del País con un golpe de Estado.

    (23-2-1981)

    'Historia de la propaganda y publicidad electoral en España'

    En este momento la imagen del Rey en Televisión restándole importancia al asunto y tranquilo, fue un acto importante y ejemplar de comunicación. En esa imagen, se vieron grandes “juegos de los políticos”: el de la escala de valores: la Constitución ante todo. Y la retórica, palabras, de tranquilidad, de confianza y de serenidad. Con brevedad y con “la economía del lenguaje” muy presente en su discurso. (que a continuación transcribo)

    · Discurso del Rey en el 23F

    “Al dirigirme a todos los españoles con brevedad y concisión en las circunstancias extraordinarias que en estos momentos estamos viviendo, pido a todos la mayor serenidad y confianza y les hago saber que he cursado a los Capitanes Generales de las regiones militares, zonas marítimas y regiones aéreas, la orden siguiente:

    Ante la situación creada por los sucesos desarrollados en el Palacio del Congreso y para evitar cualquier posible confusión, confirmo que he ordenado a las autoridades civiles y a la Junta de Jefes de Estado Mayor que tomen todas las medidas necesarias para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente.

    Cualquier medida de carácter militar que en su caso hubiera de tomarse deberá contar con la aprobación de la Junta de Jefes de Estado Mayor.

    La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la Patria, no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza, el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día a través de referéndum”

    Los medios unen rapidez e imagen, en el caso de la televisión, y palabras, la radio, con acontecimientos. De esta unión nace la comunicación política, a mi entender. Ya que La comunicación política habla de los hechos del poder, pero también de los fines de la vida, de los valores, de las metas de la existencia social, de lo bueno y lo malo, lo correcto y lo erróneo, y de todo aquello pro lo cual viven o deberían vivir los miembros de una sociedad. En definitiva, nos hablan de los valores (algo que es intrínseco a la persona) tales como son el problema de la vida y el de la política.

    Esto se ha generado por los avances tecnológicos, sobre todo en el campo de la informática y las telecomunicaciones, que ha convertido la información (y a los medios como herramientas) en el hilo conductor de la vida de la sociedad: una sociedad que se ha pasado a llamar “de la información”. En ella, como hemos dicho anteriormente, la persona es el centro de todo lo que en ella acontece. Se convierte en bien potencial para todas las empresas, consumidor y elector; es decir, a la hora de participar de forma activa en ella, es el encargo de recibir la información y, en muchas ocasiones de emitirla.

    Para concluir, y a modo de resumen, decir que en esta sociedad de la información, el marketing y la imagen son grandes protagonistas de la comunicación, y por consiguiente de la política. A partir de esto, se puede decir que la política se hace para los medios, porque con el alcance que tienen en la actualidad, gracias a los adelantos tecnológicos, todo se hace para ellos: se cuida la imagen de los candidatos, para que la sociedad se vea reflejados en ellos. Además de la imagen se cuida mucho el lenguaje y la forma de expresar lo que se quiere decir; ya que se tiene que ganar al electorado indeciso, porque son éstos los que pueden cambiar el curso de unas elecciones. Para ello se hace uso de la retórica y de los juegos del lenguaje: el del caos (si no gano yo, con el otro vendrá el caos), el del enemigo (se crea una figura del contrincante), el uso de adjetivos calificativos, la escala de valores (siempre teniendo presente el contexto en el que se diga).... En definitiva, la matriz argumental de un discurso, una declaración o un comentario, tiene que ir dirigida con la mayor sencillez posible y la mayor brevedad a un auditorio diverso.

    Todo ello una estrategia de marketing y publicidad, que montan los partidos políticos para lograr que su candidato (persona centro de la sociedad de la información), que representa los valores del grupo, consiga el objetivo deseado por todos: lograr el poder.

    Por esto decimos que publicidad, comunicación y política se encuentran muy ligados en este momento y en este contexto, en el que la imagen tiene tanto poder dentro de una sociedad donde los medios se están convirtiendo en las herramientas perfectas para este juego, presente y cotidiano, de la comunicación política. Sólo hay que ver los ejemplos diarios en periódicos, televisión o radio: contradicciones, venidas e idas, titulares... Todo pensado para una sociedad rápida y que necesita informarse de lo que pasa en su país en poco tiempo y muy simple, por eso un lenguaje publicitario mezclado con imágenes es todo un arte para el estudio de la comunicación, el marketing y la sociología.

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    • ENCICLOPEDIA ENCARTA 2002, vol.2

    • ENCICLOPEDIA PLANETA 2002

    • APUNTES HISTORIA SOCIAL DEL CINE. Julio Montero. Curso 2005/2006

    • DIRECCIÓN DE MARKETING. Kotler. Ed. Pearson.

    • LA ESPAÑA DE JUAN CARLOS I. Historia de España. Periódico ABD

    • NUEVAS GUERRAS, VIEJA PROPAGANDA. Alejandro Pizarroso Quintero. FRONESIS CÁTEDRA PUV.

    • Para los discursos de los Presidentes:

    www.la-moncloa.es/Presidente/PresidentesDeLaDemocracia

    • Para el concepto de ideología política:

    www.mercaba.org/FICHAS/Capel/ideologia_politica_01.htm

    • PROPAGANDA:

    www.ucm.es/BUCM/revistas/inf/ 11370734/articulos/HICS9999110145A.PDF

    • PUBLICIDAD:

    www.educared.net/asp/aulasunidas/ pagines/escaparate/47/1/historia.htm

    • COMUNICACIÓN POLÍTICA

    www.ehu.es/zer/zer1/3artrey.htm

    www.ull.es/publicaciones/ latina/aa2000kjl/x33se/64belisariocr.htm

    • DISCURSO CALVO SOTELO. 18.02.1981

    • DISCURSO FELIPE GONZÁLEZ. 08.11.1982

    • DISCURSO JOSÉ MARÍA AZNAR. 03.05.1996

    • DISCUSO RODRÍGUEZ ZAPATERO. 15.04.04

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    DERECHA

    IZQUIERDA

    AUTORITARIO

    DEMOCRÁTICO

    ETNICIDAD

    INTEGRACIÓN

    SECULAR

    CONFESIONAL

    Tejero en el Congreso de los Diputados 23.02.81

    José Calvo Sotelo, durante una intervención en el Congreso.

    Juan Carlos durante su discurso en televisión el 23-F




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    Enviado por:Carmen
    Idioma: castellano
    País: España

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