Mitología
Hércules: vida y hazañas del héroe mitológico
Infancia y primeras hazañas.
Hércules es el héroe máximo de la mitología clásica, tebano de nacimiento y, durante parte de su vida, también de residencia, aunque tirintio o miceneo por su familia. En cuanto a la transcripción española de su nombre, es recomendable la forma "Hércules" (pura transcripción de la forma latina Hercules ) más bien que la forma "Heracles" ( que pretende ser transcripción directa de la forma griega , pero tan inconsecuente como sería decir " Hecabe" en vez de "Hécuba" o "Eante" en vez de "Ayax", o , en cuanto al acento, como sería decir "Sofocles" o incluso, aunque esta acentuación no es ya ni siquiera latina, "Socrates" en vez de "Sócrates", y ello aun cuando exista la forma inconsecuente, única utilizada en castellano, "Pericles").
Hércules, hijo de Zeus, es el último héroe que éste engendra en mujer mortal, al enamorarse de Alcmena, la hija de Electrión, a la que, encontrándose ella en Tebas, engaña presentándosele con la figura corporal de Anfitrión. Alcmena, establecida en Tebas con Anfitrión, no había consentido en consumar su matrimonio con Anfitrión hasta que éste ejecutara la campaña de castigo contra los Teléboas que Electrión no había podido llevar a efecto. Anfitrión, tras el episodio de la zorra de Teumeso, había partido hacia Tafos y, gracias a la traición de Cometo, había conseguido una total victoria contra Pterelao y los Teléboas. Emprende, pues, Anfitrión su triunfal regreso a Tebas, pero cuando está ya cerca de la ciudad, aproximadamente a 36 horas de camino de la misma, es cuando Zeus, enamorado de Alcmena, se presenta a ella haciéndose pasar por Anfitrión, le cuenta que ha cumplido victoriosamente la misión de castigo contra los Teléboas que ella le había exigido
( por ser los matadores de los hermanos de Alcmena ), y logra así que Alcmena le reciba en su lecho, creyendo que es Anfitrión y consintiendo por fin en la consumación del matrimonio: engaño de los más célebres de toda la mitología clásica.
El entusiasmo de Zeus por Alcmena es tan grande que, habiendo llegado junto a ella al empezar la noche, triplica la duración de esa noche que pasa con Alcmena, haciendo que el sol salga con 24 horas de retraso sobre lo que habría sido su orto ordinario al terminar aquella noche. De hecho, la duración del retraso de la salida del sol es, aún hoy, motivo de controversia para los diversos estudiosos de los textos clásicos.
Terminada la larga noche, Zeus, sin descubrir a Alcmena su verdadera identidad, le regala una copa que dice haber recibido de sus soldados como trofeo de victoria, la copa de Ptérelas, a quien el falso Anfitrión dice haber matado por su propia mano; tras de lo cual, Zeus se marcha, siempre sin dejar a Alcmena el menor indicio o sospecha de que no sea el verdadero Anfitrión. Poco después al parecer, durante el día que sigue a la noche larga, llega el verdadero Anfitrión y le parece que Alcmena lo acoge con cierta frialdad; es más, al referirle los pormenores de la campaña, Alcmena le dice que ya se lo ha contado la noche anterior, noche que ha pasado con ella, lo que alarma grandemente a Anfitrión, que llama a Tiresias para que le ilustre sobre lo que haya podido suceder. Tiresias comunica a anfitrión lo sucedido y Anfitrión considera desde entonces como un honor el tener a su esposa compartida ( aunque solo por esa ocasión, pues Zeus ya no vuelve ) con Zeus. En todo caso Anfitrión a su llegada yace con Alcmena, y ésta concibe dos gemelos, Hércules hijo de Zeus, engendrado una noche antes ( aun siendo una noche equivalente a 3 ), e Íficles, hijo de Anfitrión.
Nace Hércules ( y, tras él, Íficles ) en circunstancias difíciles debido al acoso de Hera, que intenta retrasar su nacimiento mediante una estratagema que fracasa. Hera inicia la persecución contra el niño Hércules cuando éste se encuentra todavía en la cuna, enviándole dos descomunales serpientes que espera que acaben con él. Hércules en ese momento o acababa de nacer o tenía 8 o 10 meses, según la versión. El niño estrangula a las serpientes con sus dos manos. Hay incluso una versión que asegura que fue el propio Anfitrión quien arrojó las serpientes a la cuna para comprobar cual era su hijo y cual de Zeus, y lo comprobó cuando Íficles se asustó y huyó de las serpientes, mientras Hércules les hizo frente y las ahogó.
En Tebas va creciendo Hércules y recibiendo educación: Anfitrión le enseña a conducir carros; Autólico, a luchar con los brazos y cuerpo; Éurito, rey de Ecalia, a disparar el arco; Cástor a luchar con las armas; Lino a tocar la cítara y cantar a sus acordes. A Lino, hermano de Orfeo, lo mata Hércules golpeándole con la lira, irritado porque Lino le había a su vez golpeado.
Juzgado por este homicidio, se defendió Hércules alegando una ley de Radamantis que proclamaba inocente a quien repeliese una agresión injusta, y fue absuelto. Pero Anfitrión, temiendo que Hércules repitiese tal actuación, lo envía a cuidar del ganado vacuno en los pastizales. Allí es donde Hércules se hace adulto, alcanzando una enorme estatura y fuerza.
La primera hazaña de Hércules fue dar muerte al león del Citerón, que causaba estragos en los rebaños vacunos de Anfitrión y de Tespio. Tenía Hércules 18 años, y se encaminó al Citerón con la intención de dar caza la león, cosa que no logró más que al cabo de 50 días, durante cuyas noches se alojaba en casa de Tespio ( o Testio ), rey de Tespias en Beocia. Tenía Tespio 50 hijas (comúnmente designadas con el patronímico de las Tespíades), y concibió el proyecto de que todas ellas tuvieran hijos de Hércules. Para ello cada noche lo hacía acostarse con una distinta, creyendo Hércules que era siempre la misma; rasgo curioso, propio de la "civilización de la oscuridad" que ha durado hasta que en los últimos años del siglo XIX se generalizó la luz eléctrica y que reaparece en el incesto de Esmirna con su padre Cíniras y en varios otros episodios. Hércules engendra así en las Tespíades hasta 50 hijos.
A los 50 días, pues, mata al león, lo desuella, y utiliza la piel como cobertura y las fauces como casco, y éste es el famoso ropaje de Hércules; aunque a veces se menciona en su lugar la piel del león de Nemea como la que lleva Hércules sobre los hombros, Apolodoro afirma que era la del león del Citerón.
La segunda hazaña de Hércules fue liberar a los tebanos del oneroso tributo que estaban obligados a satisfacer al rey Ergino de Orcómeno, rey de los Minias, padre de Trofonio y Agamedes, hijo de Clímeno, nieto de Presbón, y biznieto de Frixo y Calcíope.
El tributo consistía en 100 vacas al año durante un periodo de 20, y había sido impuesto por Ergino a los tebanos, después de causar en ellos gran mortandad y como condición de la paz, en castigo de haber dado muerte a su padre Clímeno un tebano llamado Perieres, auriga de Meneceo.
Venían, pues, los emisarios de Ergino a cobrar el tributo anual, cuando se topa Hércules con ellos y los ultraja con la más refinada ferocidad, cortándoles orejas, narices y manos y atándoselas a los cuellos, tras de lo cual les ordena que vayan a decirle a Ergino ése es el tributo que llevan de Tebas. Ergino vuelve para tomar venganza, pero Hércules, que ha recibido armas de Atenea, y que se coloca a la cabeza del ejército tebano, lo derrota y mata, e impone entonces a los de Orcómeno un tributo doble del que ellos habían impuesto a Tebas. En esta batalla muere Anfitrión. Hércules, en premio de su distinguida actuación, recibe de Creonte la mano de su hija mayor, Mégara, de quien tiene 3 hijos, llamados Terímaco, Creontiades y Deicoonte.
Creonte casa a su segunda hija con Íficles, el hermanastro de Hércules, que, de un matrimonio anterior, con Astimedusa, hija de Alcátoo, tenía un hijo llamado Iolao, que fue siempre muy querido por Hércules, a quien veremos que acompañó a veces en sus empresas. Por su parte Alcmena, al quedar viuda, casa de nuevo con Radamantis, el hijo de Europa y Zeus, que había sido desterrado de Creta por haber dado muerte a su hermano, y ambos viven en Ocáleas de Beocia hasta la muerte de Alcmena, de avanzada edad y después de haber sobrevivido a su hijo Hércules y a su nieto Hilo.
Habiendo Hércules aprendido de Éurito el manejo del arco y flechas, recibe de Hermes una espada, de Apolo un arco, de Hefesto una coraza de oro, de Atenea un Peplo
( y según Diodoro IV 14, 3, de Poseidón caballos ); él mismo se fabrica su otra gran arma característica, la maza ( , lat. clava ), cortándola de un árbol de Nemea.
Pronto halló el héroe una ocasión de mostrar brillantemente su gratitud a los dioses por las grandes distinciones de que le hicieron objeto. Los gigantes, unos monstruos de rostro pavoroso, largo cabello y barba, escamosas colas de dragón en vez de pies, que Gea
( la Tierra ) había concebido de Urano ( el Cielo ), fueron incitados por su madre contra Zeus, el nuevo soberano del universo, sublevada porque éste había arrojado al Tártaro a sus hijos mayores, los Titanes. Los gigantes irrumpieron en la superficie del suelo en la vasta campiña de Flegra, en Tesalia, procedentes del Érebo ( el Infierno ). El terror de su vista hizo palidecer a los astros, y Febo dio media vuelta al carro solar.
- Id y vengadnos, a mí y a los primitivos hijos de los dioses - dijo la madre Tierra -;
a Prometeo le devora el águila, el buitre se ceba con Ticio , Atlante tiene que sostener el cielo, todos los Titanes yacen aherrojados. Id, vengadlos, salvadlos! Emplead mis propios miembros, las montañas, como gradas, como armas ! Escalad los estrellados castillos ! Tú, Alcioneo, arrebata de la mano del tirano el cetro y el rayo ! Encélado, tú te apoderarás del mar y expulsarás a Poseidón ! Que reto le quite a Helios las bridas, y Porfirión se ciña las sienes con el laurel de Delfos y tome el oráculo por su santuario !
A estas palabras los gigantes se animaron, como si ya hubiesen logrado la victoria. como si arrastrasen ya en triunfo a Poseidón o a Ares, y tirasen a Apolo de sus bellísimos cabellos; uno llamaba ya su mujer a Afrodita, otro pretendía a Artemisa, un tercero a Atenea. Y de este modo se dirigían hacia las montañas de Tesalia para, desde sus cimas, arremeter contra el cielo.
Entretanto Iris, la mensajera de los dioses, convocaba a todos los celestiales, a todas las divinidades que habitan en el mar y en los ríos; llamó incluso a las almas de los difuntos de los infiernos. Perséfone abandonó su reino de sombras, y su marido, el Rey de los silenciosos, elevóse al radiante Olimpo montado en sus caballos que huyen de la luz. Así como en una ciudad asaltada por los enemigos los habitantes acuden de todos lados en defensa de la fortaleza, así también las multiformes divinidades corrían a proteger el hogar del padre.
- Ejército de inmortales - arengóles Zeus -, ya veis cómo la madre Tierra se ha confabulado contra nosotros con su nueva prole. Adelante y devolvedle tantos cadáveres como hijos nos envía !
Terminado que hubo el padre de los dioses, retumbó el trueno del cielo, al que contestó Gea desde allá abajo con un estrepitoso terremoto. Todo era confusión en la naturaleza, como cuando la primera creación, pues los gigantes, arrancando de raíz las montañas una tras otra, arrastraban el Osa, el Pelión, el Eta, el Atos.
Desgajaban el Ródope con la mitad de la fuente del Hebro y, encaramándose por aquella escalera de cordilleras hasta las moradas celestes, lanzáronse al asalto del Olimpo armados de enormes tizones de roble y formidables bloques de rocas.
Entonces fue comunicado a los dioses un oráculo según el cual ningún gigante podía perecer por manos de un dios, sino que solamente si un mortal participaba en la lucha morirían. Esto había llegado también a conocimiento de Gea, y así buscaba ella algún remedio que hiciese invulnerables a sus hijos a las heridas de los mortales. y realmente existía una hierba que poseía esa virtud, pero Zeus se anticipó. Prohibió a la Aurora, a la Luna y al Sol que saliesen, y mientras Gea buscaba en la oscuridad, él mismo cortó la planta milagrosa y, por conducto de Atenea, llamó a su hijo Hércules para que tomase parte en la batalla. Entretanto, en el Olimpo arreciaba la lucha. Ares había lanzado su carro de guerra con los relinchantes corceles en medio del tropel más espeso de los fieros enemigos. Su áureo escudo ardía más brillante que el fuego, y el penacho de su yelmo se agitaba refulgente. En el fragor del combate atravesó al gigante Peloro, cuyas piernas eran dos serpientes vivas; luego hizo pasar su carro por encima de los miembros del caído, que se retorcían, con intención de aplastarlos; pero hasta que se mostró el mortal Hércules, que acababa de salvar la última grada del Olimpo, no rindió el monstruo sus 3 almas. Hércules echó una mirada a todo el campo de batalla y escogió un blanco para su arco: la flecha derribó a Alcioneo, que cayó rodando a los abismos, pero que, habiendo tocado el suelo patrio, volvió a levantarse con redoblada fuerza.
Por consejo de Atenea, Hércules descendió también y le persiguió hasta allende la frontera de su país de nacimiento; y no bien el gigante entró en tierra extraña expiró.
Entonces el gigante Porfirión avanzó en actitud amenazadora contra Hércules y Hera a la vez, dispuesto a luchar contra ellos aisladamente; pero Zeus le impidió el anhelo de contemplar el rostro celestial de la diosa, y mientras el tiraba del velo que la cubría, el padre de los dioses le hirió con el trueno, rematándole Hércules con su flecha. A continuación salió de las filas el gigante Efialtes, con sus enormes ojos centelleantes.
- He aquí unos blancos luminosos para nuestras saetas ! - exclamó riendo Hércules, dirigiéndose a Febo Apolo, que combatía a su lado; y de sendos disparos el dios le vació el ojo izquierdo y el semidiós el derecho.
A Reto lo derribó Dionisos con su tirso; una granizada de escorias de hierro incandescentes arrojadas por la mano de Hefestos echó al suelo a Clitio, y contra Encélado, que huía, lanzó Palas Atenea la isla de Sicilia, mientras Polibotes, perseguido mar adentro por Poseidón, refugióse en Cos, pero el dios del océano, rompiendo un trozo de la isla, se lo echó encima. Hermes, calado el casco de Plutón que le hacía invisible, derribó a Hipólito, y otros dos sucumbieron bajo los mazos de bronce de las Parcas. A los restantes los abatió Zeus con su trueno, Hércules los remató a flechazos.
Esta gesta valió al semidiós gran privanza con los celestiales. Zeus dio el nombre de Olímpicos a aquellos de los dioses que habían tomado parte en la lucha para, con este título honorífico, distinguir a los valientes de los cobardes. También confirió la misma dignidad a dos hijos de madres terrenales, Dionisos y Hércules.
Poco tiempo después Hera, que le odia y le perseguirá, como sabemos, tenazmente durante toda la vida, le hace volverse loco, en cuyo estado mata a los hijos que ha tenido de Mégara y a dos de Íficles ( y de la otra hija de Creonte; a Iolao logra salvarlo su padre Íficles ), tras de lo cual recupera la lucidez, es purificado por Tespio, y va a Delfos, a consultar a Apolo dónde debe vivir. Al llegar Hércules a Delfos, recibe por primera vez, de la Pitia, el nombre de Hércules, habiéndose llamado antes Alcida, es decir, el patronímico relativo a su abuelo paterno ( putativo ) Alceo, el padre de Anfitrión, o bien Alceo él mismo exactamente como su abuelo. El nombre griego Herakles sugiere en todo caso, como he dicho antes, una estrecha relación con Hera, como corresponde al odio permanente con que esta le persigue y que es causa inmediata o mediata de buena parte de sus hazañas; pero la verdadera significación de ese nombre, que a primera vista sería algo así como "La gloria de Hera", es oscurísima y ha dado lugar a diversas conjeturas, con las que se encariñan sus autores hasta el extremo de explicar por ellas la totalidad de la mitología de Hércules.
Siendo así que, por mucha importancia que se quisiera dar a Hera, hay otros factores como el de ser el último hijo mortal de Zeus, la extraordinaria pasión de éste hacia Alcmena
y, más aun, las excepcionales dotes personales que unánimemente se atribuyen a Hércules, tanto morales como físicas ( aunque las morales con mucha mezcla de virtudes y vicios, especialmente una enorme ferocidad, muchas veces reiterada ), que explicarían mejor muchos rasgos esenciales de Hércules que su mera relación con Hera.
Dos de esas conjeturas eliminan a Hera y pretenden que Herakles significaría o "Glorioso por sus servicios" o "Héroe Glorioso". Ahora bien, las relaciones de Hércules con Hera se establecen, completamente aparte y antes de los trabajos ( que, siendo la gran empresa de Hera para aniquilar a Hércules, pero teniendo como consecuencia, por el contrario, una inmensa y gloriosa fama para él, y siendo lo que la Pitia prescribe a Hércules inmediatamente de saludarle con este nuevo nombre, constituirían la principal confirmación de la etimología mítica " La gloria de Hera" ), en primer lugar ya antes del nacimiento de Hércules, por el éxito de la doble estratagema de Hera ( engaño a Zeus y demora del nacimiento de Hércules ) con la que consigue que Euristeo nazca antes que Hércules y sea, andando el tiempo, el rey de Micenas y Tirinto. En segundo lugar hay también una importante conexión, establecida principalmente por al tradición característica de la Vía Láctea, que pretende explicar por un suceso de la primerísima infancia de Hércules la apoteosis o divinización solemne y definitiva que recibirá al término de su larguísimo ciclo de hazañas en la tierra; según esta tradición, Hera dio de mamar a Hércules, en todo caso, si bien hay 3 versiones. La primera parece independiente del catasterismo de la Vía Láctea, o por lo menos no lo menciona: Alcmena, por temor a los celos de Hera, abandona a Hércules recién nacido en los campos ( en un paraje denominado después Campo de Hércules ); por allí aciertan a pasar Hera y Atenea; ésta, admirada del niño, convence a Hera de que se lo ponga al pecho, y así lo hace Hera, hasta que el niño le da tales tirones, que la diosa, disgustada, lo arroja lejos de sí; Atenea lo recoge, se lo lleva de nuevo a Alcmena y le ordena que lo críe. La segunda versión cuenta que Hermes, sabiendo que los hijos de Zeus no podrán alcanzar honores celestes si alguno de ellos no mama del pecho de Hera, consigue poner a Hércules, recién nacido, al pecho de Hera ( dormida en Higino ), hasta que esta se da cuenta o se despierta.
Entonces se quita al niño del pecho, pero este ya ha mamado la leche divina que le hará inmortal a su debido tiempo, y la leche que entonces se derrama del pecho de Hera será catasterizada y pasará a ser la Vía Láctea ( esto es el "Camino de la Leche" o en griego el "Círculo de Leche" o "Círculo Galaxias" ). La tercera versión cuenta que el niño mamaba con tal avidez, que la leche de Hera se le derramaba fuera de la boca y así se formó la Vía Láctea. En todos los casos Hera ignora de quién es hijo el niño al que está dando de mamar, ya sea por no conocerlo, y por inadvertencia o por estar dormida, y lo arroja lejos de sí al enterarse o al tirar el niño con excesiva fuerza del pecho de Hera; pero cuando lo arroja o quita, ya el niño tiene la semilla de la inmortalidad, reforzada sin duda o más poderosa que la mera paternidad de Zeus, que no había hecho divinos, de entre sus hijos anteriores a Hércules y de madre mortal, más que a Baco; contemporáneamente con Hércules también será divino Pólux.
Hércules, pues, es saludado en Delfos con el nuevo nombre por la Pitia, que a continuación le comunica que debe ponerse a las órdenes de Euristeo, rey de Tirinto y Micenas, y realizar 10 trabajos que este le mandará, y que una vez los haya llevado a cabo será inmortal ( lo que, habida cuenta de que, aun después de terminados los trabajos, son muchas las hazañas y aventuras mortales y terrenales que aun se atribuyen a Hércules de una manera prácticamente unánime, sólo pudo entenderse en el sentido de que los trabajos eran ya la única condición para alcanzar la inmortalidad, aunque no todavía de una manera inmediata ). El número de trabajos que debía realizar era 10, aunque Euristeo no aceptó dos de los 10 primeros como válidos y le ordenó otras dos tareas; de este modo, fueron 12 los trabajos de Hércules. El nombre de los trabajos o pruebas es en griego ( masculino, de donde atleta, y que debe distinguirse del neutro que designa el premio o galardón obtenido por un ). Euristeo empieza ordenándole directamente a Hércules el primer trabajo; pero partir del segundo el terror que le produce Hércules, y los monstruos que trae por orden suya, es tal que ya no le da ninguna otra orden directamente, sino por mediación del heraldo Copreo.
Los trabajos de Hércules.
Primer trabajo. El primer trabajo que Euristeo ordena a Hércules, único que, como hemos dicho, le ordena directamente, es traerle la piel del león de Nemea. Hércules se pone en camino hacia Nemea, que está a unos 20 km. de Tirinto, y llegado a Cleonas se aloja en casa de un trabajador llamado Molorco, a quien ve dispuesto a ofrecer un sacrificio a Zeus Salvador. Hércules le disuade de hacer entonces el sacrificio, convenciéndole de que espere 30 días, al término de los cuales si Hércules regresa vencedor debía Molorco ofrecer en efecto el sacrificio a Zeus Salvador, y en caso de que Hércules pereciese en el intento, ofrecérselo al propio Hércules en calidad de héroe. A continuación se encamina a los parajes frecuentados por el león, a quien encuentra, y empieza a dispararle sus flechas, no sabiendo que la fiera era invulnerable. Pero al ver que las flechas le rebotaban en la piel. lo persigue con la maza acorralándole en una cueva que tenía dos salidas; después de cegar una de ellas penetra en la cueva, y pasándole el brazo por el cuello lo ahoga o estrangula ( procedimiento que empleó Aquiles contra el también invulnerable Cicno, y en cierto modo similar también al que utilizan los centauros para acabar con el invulnerable Ceneo ). Se dispone después a desollarlo, cosa que no consigue hasta que se le ocurre hacer el primer desgarro con las propias uñas de la fiera. Hércules regresa a casa de Molorco, llevando la piel del león, precisamente el último día del plazo convenido y cuando ya Molorco se disponía a ofrecerle el sacrificio como héroe; juntos, entonces, ofrecen el sacrificio a Zeus salvador. A continuación Hércules lleva la piel del león a Euristeo, quien es presa de tal pavor, que ordena que en lo sucesivo Hércules se quede en las afueras de la ciudad y espere allí las órdenes referentes a los subsiguientes y sucesivos trabajos, que él le dará por mediación de del heraldo Cropeo, mientras él, por su parte, Euristeo, se encierra en una tinaja ( de nuevo , como la de Pandora y la de las Danaides ) que manda poner en un sótano, para encontrarse así a cubierto y resguardado de Hércules y de las fieras que él mismo le manda traer, muertas unas, vivas otras. Euristeo es, así, el gran cobarde de la mitología hercúlea, figura odiosa en todo caso, aunque esta odiosidad pudiera mitigarse por ser el instrumento de Hera.
Segundo trabajo. Por mediación, pues, de Copreo ordena Euristeo a Hércules el segundo trabajo, consistente en dar muerte a la Hidra de Lerna. Hay varias teorías respecto a las propiedades de este monstruo, pero todas coinciden en que tenía múltiples cabezas, que se duplicaban cuando una de ellas desaparecía. Así pues, Hércules monta en un carro conducido por su fiel sobrino Iolao, y llega a las inmediaciones de Lerna ( lago, homónimo de una ciudad y un río contiguos, de la Argólide, al sur de Argos ), y precisamente junto a la fuente Amimone
( hecha brotar por Poseidón 2 siglos antes, enamorado de una de las Danaides llamada Amimone, a quien había defendido del asalto erótico de un Sátiro, y cuyo nombre había dado a la fuente ), donde se encontraba el escondrijo de la Hidra. La obliga a salir de su escondrijo arrojándole flechas encendidas, y con la maza le corta las cabezas, pero sin lograr ventaja alguna, pues brotaban dos por cada una que cortaba. La Hidra se enrosca además en una de las piernas de Hércules, y por otra parte surge un cangrejo gigantesco, enviado por Hera que, como aliada de la Hidra ataca también a Hércules, quien llama por su parte como aliado a Iolao después de dar muerte al cangrejo. Iolao enciende parte del bosque inmediato, y con los tizones quema los cuellos de la Hidra impidiendo así que proliferen las cabezas. Hércules le corta por fin la cabeza inmortal, la entierra colocando encima una pesada roca, abre en canal el cuerpo de la Hidra y sumerge sus flechas en la bilis de la misma, haciéndolas empaparse e impregnarse bien del veneno del monstruo. Esta operación es de consecuencias fatales y decisivas, pues en lo sucesivo las flechas de Hércules, gracias al veneno de la Hidra, producirán heridas necesariamente mortales para los mortales y necesariamente incurables para los inmortales, siendo causa del paso de dios a mortal del centauro Quirón, de la muerte de la mayoría de los centauros, y en especial de la del centauro Neso, que traerá como consecuencia, algún tiempo después, la muerte del propio Hércules por el veneno de una de sus propias flechas. Y, andando en el tiempo, la utilización de estas flechas en el sitio de Troya, imprescindible para la conquista de la ciudad, y en particular la muerte de Paris por una de ellas, disparada por Filoctetes. Así es, pues, como dio cima Hércules a este segundo trabajo.
Euristeo, alegando que no podía ser válido por no haberlo realizado Hércules solo sino con la ayuda de Iolao, lo excluye de la cuenta de los 10 por él ordenados. En cuanto al cangrejo Hera, como premio por el servicio que le ha prestado, aunque infructuosamente, al atacar a Hércules subsidiariamente con la Hidra, lo catasteriza en la constelación zodiacal del Cangrejo o Cáncer.
Tercer trabajo. El tercer trabajo que ordena Euristeo a Hércules es traer viva a Micenas la cierva de Cerínia, comúnmente llamada la cierva de los cuernos de oro. Era este animal doblemente prodigioso, pues siendo hembra de ciervo tenía cuernos, pero los cuernos eran de oro. Pues bien, esta cierva estaba consagrada a Artemisa, y esa parece ser en el mito la causa de que e le ordenara traerla viva, y de que, por añadidura, no quisiera tampoco Hércules herirla. La persigue, pues, cuidadosamente, durando un año entero la persecución, hasta que al final la captura, no sin embargo sin dispararle últimamente una flecha, en el momento en que la cierva estaba pasando el río Ladón; y cargándosela sobre los hombros la transporta a través de Arcadia en dirección a Micenas. Durante este viaje de retorno con la cierva a cuestas, se encuentra Hércules con Apolo y Artemisa; esta le echa en cara su intento de dar muerte a un animal que le estaba consagrado, e intenta, a su vez, arrebatárselo a Hércules; pero éste se disculpa alegando la necesidad en que se encuentra de obedecer a Euristeo, con lo que la diosa aplaca su ira y le permite que se la lleve, como en efecto lo hace, logrando hacerla llegar viva a Micenas.
Cuarto trabajo. Como cuarto trabajo ordena Euristeo a Hércules traer, también vivo, al jabalí del Erimanto, animal que devastaba la Psofide. Este trabajo es poco significativo o importante en sí mismo, pero célebre en cambio por un episodio accesorio, que es el siguiente. En su camino hacia el Erimanto ( montaña de Arcadia ) Hércules se hospeda en Fóloe, en casa del centauro Folo, hijo de Sileno y de una ninfa Melia. Folo ofrece a Hércules carne asada, mientras él mismo la toma cruda. Hércules pide vino.
Folo, a pesar de su amabilidad ( sólo él y Quirón son buenos entre los centauros ), le dice que le parece peligroso abrir el tonel que es propiedad común de los centauros; pero Hércules insiste, Folo lo abre, y al olor del vino acuden los centauros armados con rocas y abetos. Hércules rechaza a los 2 primeros, Anquio y Agrio, con tizones encendidos, y a los demás los persigue a flechazos hasta el promontorio Malea, en el extremo Sur del Peloponeso. Los centauros se amparaban detrás de Quirón, y una flecha lanzada contra uno de ellos, Élato, le atraviesa el brazo y va a clavarse en la rodilla de Quirón, causando enorme disgusto a Hércules, que corre a sacársela y le aplica un remedio que le proporciona el propio Quirón. Pero la herida era incurable por ser Quirón inmortal, y éste, agobiado por los terribles dolores que le producía, pide a Zeus que le haga morir para que cesen sus sufrimientos. Parecía esto imposible, pero se consigue gracias a la intervención de Prometeo, que se ofrece en lugar de Quirón. Esto es sumamente problemático, pero los autores lo justifican de la siguiente manera: habrá un inmortal menos, Quirón, compensado por el perdón otorgado a Prometeo, que ya no tendrá que volver a bajar al Hades; y viceversa, en lugar del suplicio de Prometeo, la muerte voluntaria, sin suplicio, de Quirón. De los restantes centauros, la mayoría de los que lograron escapar fueron acogidos por Poseidón en un monte próximo a Eleusis; uno de los supervivientes, llamado Euritión, se refugia en Fóloe, y luego veremos cómo muere al fin también a manos de Hércules. Pero el más famoso de esos supervivientes es Neso, que llega al río Eveno, en Etolia, y allí permanecerá hasta que lo aniquile al fin Hércules, ya hacia el fin de la vida del héroe. En cuanto a Folo, arranca de uno de los muertos una flecha y se pone a examinarla, maravillándose de que siendo tan pequeña pueda dar muerte a seres tan gigantescos como son ellos, los centauros; pero mientras la está observando se le resbala de la mano, le cae en un pie y lo mata en el acto. Hércules a su regreso a Fóloe da honrosa sepultura al buen centauro Folo, tras de lo cual ( siendo en realidad este episodio de los centauros más importante que el que lo motiva ) parte por fin en busca del jabalí, lo persigue y acosa hasta hacerlo meterse en un paraje donde la nieve es muy profunda, estando ya el animal muy fatigado, lo captura al lazo, y lo lleva vivo a Micenas. Los dientes de este jabalí pretendía n poseerlos, en época histórica, guardados en un templo de Apolo, los habitantes de Cumas.
Quinto trabajo. Como quinto trabajo recibe Hércules la orden de limpiar los establos el rey Augías, sacando en un sólo día todo el estiércol. Era Augías rey de la Élide, hijo ya sea del Sol, ya de Poseidón, ya de Forbante, y poseía enormes rebaños. A él se presenta Hércules, pero en lugar de manifestarle que viene por orden de Euristeo, se lo oculta, y pacta con él la limpieza de los establos en un sólo día al precio de la décima parte de su ganado. Augías accede a este pacto porque no cree a Hércules capaz de cumplirlo así, pero como testigo del pacto actúa el propio hijo de Augías, Fileo. Hércules abre un canal en los cimientos de los establos, y, desviando el curso de los ríos Alfeo y Peneo, logra hacerlos pasar por los establos y que su impetuosa corriente arrastre el estiércol, quedando así limpios en un solo día los establos. Pero Augías, que se ha enterado de que lo ha hecho por orden de Euristeo, se niega a entregarle el salario convenido, mostrándose dispuesto a ir a juicio. En el juicio Fileo testimonia contra su padre y a favor de Hércules, por lo que Augías, encolerizado, los expulsa de su reino a los dos. Fileo va a establecerse en la isla de Duliquio. Hércules marcha por el momento a casa de Dexámeno, en Óleno ( Acaya ), en donde, a petición de Dexámeno, libera a su hija Mnesímaca de la necesidad de casarse a viva fuerza con el centauro Euritión, que a ello quería obligarla, dando muerte al centauro. En cuanto a la limpieza de los establos de Augías, este trabajo fue doblemente inútil para Hércules, pues si por una parte Augías se negó a pagarle el precio convenido, alegando que tenía que hacerlo de todos modos por estar al servicio de Euristeo, a su vez éste se negó a darle validez, alegando que lo había hecho mediante contrato con Augías, por lo que, lo mismo que el segundo trabajo, quedó excluido de la cuenta; y son así los trabajos segundo y quinto los que, al no ser aceptados como válidos por Euristeo, dan lugar a que éste exija otros 2 más en su lugar y a que resulten 12 en total.
Sexto trabajo. El sexto trabajo ordenado por Euristeo fue ahuyentar a las aves del Estinfalo, lago de Arcadia rodeado de espesa selva, en la que se refugiaban, huyendo de los lobos, innumerables aves. No sabiendo Hércules cómo hacerlas salir de la espesura, le da Atenea unas castañuelas de bronce que a su vez ella había recibido de Hefestos. Las hace sonar, y las aves, espantadas, emprenden el vuelo; Hércules entonces las abate a flechazos.
Séptimo trabajo. El siguiente trabajo consistió en traer vivo de Creta un toro; se trataba del toro que hizo brotar del mar Poseidón cuando Minos prometió sacrificar lo que del mar saliese; pues habiendo, en efecto, salido prodigiosamente un magnífico toro, Minos, admirado por su belleza, no quiso sacrificarlo, enviándolo a engrosar sus rebaños y sacrificando otro en su lugar; Poseidón, irritado, hizo salvaje al toro, pero sobretodo, se tomó contra Minos la refinada venganza de hace que su esposa Pasifae, hija del Sol, se enamorase del toro, y de manera tan perdida que, gracias a la ayuda de Dédalo, consiguió llegar a la consumación de este amor bestial, concibiendo del toro el monstruo llamado Minotauro. Pues bien, este toro monstruosamente amado por Pasifae es el que Euristeo mandó a Hércules traer. Hércules se presenta a Minos y le expone su misión; Minos le autoriza a capturarlo si puede. Así lo hace Hércules, y se lo lleva a Euristeo ( cruzando el mar Egeo a lomos del toro según algunas versiones ). Después de mostrárselo, lo dejó suelto. El toro recorre el Peloponeso, atraviesa el istmo y acaba por establecerse en el Ática, en Maratón, donde causa estragos y algún tiempo después lo matará Teseo en lo que será una de las más famosas hazañas de éste.
Octavo trabajo. El octavo trabajo consistió en traer a Micenas las yeguas antropófagas de Diomedes, rey de Tracia e hijo de Ares, poseedor de unas yeguas a las que había enseñado a alimentarse de la carne de sus huéspedes. Hércules parte acompañado de algunos voluntarios, y durante su viaje de ida hace alto en Feras de Tesalia, en el palacio del rey Admeto, a cuya esposa Alcestis libera de los brazos de la Muerte. La historia es la siguiente: El rey Admeto había tenido a su servicio a Apolo, obligado por Zeus a servir a un mortal como castigo por haber Apolo matado a flechazos a los Cíclopes Arges, Estéropes y Brontes ( irritado Apolo por haber Zeus fulminado a su hijo Asclepio ). Durante este servicio Apolo hace a Admeto dos grandes beneficios: unce para él al yugo de un carro un león y un jabalí, condición impuesta por Pelias a quien quisiera casarse con su hija Alcestis, y así la consigue Admeto, que la pretendía. También obtiene de las Parcas que Admeto, llegado el día que su destino le tenga señalado para morir, pueda librarse de la muerte si alguien voluntariamente está dispuesto a morir en su lugar.
Todo ello porque Admeto había sido generoso con él ( hay versiones en las que se cree que Apolo estaba enamorado de Admeto ). Admeto, si encontraba el indicado sustituto, podría vivir otro tanto. Habiéndole llegado a Admeto el momento fatal en el que tenía que morir, buscó a alguien dispuesto a morir en su lugar, pero no encontró a nadie dispuesto, ni siquiera entre sus padres o sus amigos. Sólo su esposa Alcestis se ofreció, y Admeto consintió en que muriese en su lugar. Acababa Alcestis de ser enterrada cuando llega Hércules y, al enterarse, corre a alcanzar a la Muerte ( el personaje masculino, abstracción personalizada del nombre ), que aun no se había sumergido en las profundidades de la tierra, y lucha con ella a brazo partido hasta que logra arrancarle a Alcestis de los brazos y devolvérsela resucitada a Admeto, siendo esta hazaña uno de los más célebres parerga de Hércules. Continua este su viaje, y al llegar a la Tracia, al país de los Bístones, que eran los súbditos de Diomedes, fuerza la entrada a los establos y se lleva las yeguas en dirección al mar. Acuden los Bístones, con Diomedes a la cabeza, y entonces Hércules deja las yeguas al cuidado de su favorito Abdero, y lucha con los Bístones, mata a muchos de ellos incluyendo al rey Diomedes ( dándoselo a devorar a sus propias yeguas ), y pone en fuga a los restantes. Entretanto las yeguas habían devorado a Abdero; Hércules funda allí mismo la ciudad de Abdera, junto al sepulcro en el que entierra a su amigo, y lleva las yeguas a Euristeo. Éste las suelta, y las yeguas se encaminan al Olimpo, donde mueren devoradas a su vez por las fieras.
Noveno trabajo. Como noveno trabajo encarga Euristeo a Hércules que traiga el cinturón de Hipólita, reina de las amazonas. Vivían las amazonas a la sazón en las proximidades del río Termodonte, en la costa sudoriental del Euxino, y eran el pueblo de mujeres solas, belicosas y arrojadas. Tenía su reina Hipólita un cinturón recibido de Ares, su padre, como insignia real. Este cinturón, objeto de los deseos de Admeta, hija de Euristeo, es lo que éste había ahora mandado a Hércules traer. Hércules se embarca, en compañía de aliados voluntarios (entre ellos Telamon e Iolao, e incluso algunos añaden a Peleo al grupo).
Tras algunas escaramuzas en Paros ( donde da muerte a 4 hijos de Minos llamados Eurimedonte, Crises, Nefalión y Filolao y toma a su servicio, en compensación de 2 de sus compañeros que habían sido asesinados por los Parios, a 2 nietos de Minos, hijos de Andrógeo, llamados Alceo y Esténelo ) y en Misia ( donde, en auxilio del rey Lico, quien le da el nombre de Heraclea ), arriba al país de las Amazonas, fondeando en Temiscira. Allí acude a visitarle a bordo la reina Hipólita, quien, después de enterarse por el propio Hércules del propósito que le ha traído, le promete darle el cinturón de buen grado. Mas entretanto Hera, tomando la apariencia de una Amazona, se presenta ante la multitud de estas y les da la falsa noticia de que su reina ha sido hecha prisionera por los extranjeros; las Amazonas entonces se lanzan a caballo contra el navío. Hércules, creyendo que se trata de una emboscada previamente dispuesta, da muerte a Hipólita, le quita el cinturón, y luchando con las restantes Amazonas leva anclas y se hace a la mar, arribando no mucho después a las costas de Troya.
Llega pues Hércules a Troya, y lo que allí lleva a cabo es un parergon muy célebre: la liberación de Hesíone, hija del rey Laomedonte de Troya, seguida de la pérfida conducta de este rey, que ocasionará, andando el tiempo, la primera Guerra de Troya o conquista de la ciudad por Hércules. Al llegar Hércules, Troya se encontraba afligida por una calamidad sumamente parecida, aunque no en su origen, a la que en Etiopía había remediado Perseo, donde liberó a Andrómeda, pues también en Troya estaba la hija del rey, llamada Hesíone, encadenada a una roca para ser devorada por un monstruo marino; pero el origen de esa desgracia había sido la perfidia del rey Laomedonte contra los dioses Poseidón y Apolo. habían venido estos a Troya para ponerse al servicio de Laomedonte, ya fuera en figura humana y para probar a Laomedonte, ya sin disimular su condición de dioses y como castigo impuesto por Zeus por haberse rebelado contra él. Laomedonte, rey perjuro por excelencia, no supera la prueba impuesta por los Apolo y Poseidón, y éstos, en castigo, se vengan: el primero envía una epidemia, y el segundo un monstruo o cetáceo marino que, a favor de una crecida de las aguas del mar, igualmente provocada por Poseidón, invade la planicie de Troya y causa estragos en la población y en los rebaños.
Un oráculo hace saber que sólo cesarán tales calamidades si Laomedonte entrega al monstruo, como pasto, a su hija Hesíone, a la que tiene que encadenar, con esa finalidad, a una roca a la orilla del mar: episodio gemelo del de Andrómeda y Perseo.
Pues bien, en el momento de arribar Hércules, Hesíone está, en efecto, encadenada esperando la llegada del monstruo que ha de devorarla. A partir de aquí ya no hay nada de común con Perseo - Andrómeda salvo el nudo hecho de que Hércules salva a Hesíone matando al cetáceo y mediante un pacto con el padre de la joven, del mismo modo que Perseo había salvado a Andrómeda matando al cetáceo y mediante un pacto con los padres de Andrómeda; pero todo lo demás es ya netamente diferente: el modo de matar al cetáceo, el contenido del pacto, su incumplimiento por Laomedonte, las consecuencias de este incumplimiento y, rasgo muy destacado, la absoluta ausencia de Hércules por Hesíone a diferencia de la ardorosa, fiel y duradera pasión conyugal de Perseo por Andrómeda. Hércules, pues, se ofrece a salvar a Hesíone, pactando con Laomedonte que recibirá en recompensa los caballos divinos que en otro tiempo entregara Zeus a Tros, abuelo de Laomedonte, como reparación por el rapto de su hijo Ganimedes. Pues bien, Hércules espera la llegada del monstruo y le da muerte, tras de lo cual libera a Hesíone y se la entrega a su padre. El episodio de la muerte del monstruo es muy interesante: Hércules penetra en el vientre del monstruo abriéndose paso entre sus mandíbulas, permanece allí 3 días ( como Jonás en la Biblia, pero Jonás sin lucha ), y después de aniquilarlo dando tajos a diestro y siniestro, sale del interior del cetáceo habiéndose quedado completamente calvo. Una vez muerto el monstruo y rescatada Hesíone, Laomedonte se niega a cumplir su parte del trato o intenta engañar a Hércules dándole caballos humanos en vez de los divinos ). Hércules por el momento se limita a amenazarlo con la guerra ( amenaza que cumplirá más tarde, después de terminados los trabajos, en compañía de varios héroes esclarecidos, y constituyendo la empresa colectiva de la primera Guerra de Troya ), y se hace a la mar. Y tras algunas escaramuzas en Eno ( donde da muerte a Sarpedón, hijo de Poseidón ), en Tasos ( donde establece a los hijos de Andrógeno ), y en Torone ( donde da muerte a Polígono y Telégono, hijos de Proteo hijo de Poseidón ), llega a Micenas y entrega a Euristeo el cinturón de Hipólita.
Décimo trabajo. El décimo trabajo consistió en traer vivas a Micenas, desde los confines del Océano, las vacas del monstruoso Gerión ( o Geríones ), ser de 3 cuerpos que habitaba en Eritía, isla situada junto a lo que después fue Cádiz, junto al Océano. Tenía el monstruo los 3 cuerpos fundidos en 1 desde la cintura para arriba, y bien separados o escindidos desde las caderas hacia abajo. Descendía de Crisaor ( , nombre explicado por Hesíodo como " el de la espada de oro ", ) y la Oceánide Calírroe, así que descendía directamente de Medusa, madre de Crisaor y de su hermano Pegaso. Las innumerables vacadas eran pastoreadas por Euritión y guardadas por el también monstruoso perro bicéfalo Orto, hijo de Equidna y Tifoeo. Éste es uno de los viajes más largos de Hércules. En Apolodoro lo empieza por Europa, pero pasa después a África, y arribando más tarde a Tarteso, en la costa meridional de España, coloca allí, en los confines de Europa y África, como recuerdo de su paso, unas columnas que en lo sucesivo se llamarán las Columnas de Hércules. En cambio en Silio Itálico y en Plinio se implica que haría todo el viaje por tierra, sin salir de Europa, y durante este viaje terrestre tiene lugar la aventura de la que resultará, como aition, el nombre del Pirineo o cordillera pirenáica.
En la primera versión de Apolodoro también se hace mención a una interesante anécdota, como es la formación del estrecho de Gibraltar, estableciendo la comunicación entre el Océano y el Mediterráneo, mar este último que según esta tradición mítica era hasta entonces un lago o mar cerrado, concepción a la que corresponde su nombre más generalizado en griego y en latín, que es el de "mar interior", , Mare Internum; menos usual, pero no raro, es el de " mar nuestro ", ' , mare nostrum; y no se encuentra jamás en la antigüedad, esto es antes del siglo VII de nuestra era, concretamente en San Isidoro orig. XIII 16, la denominación de Mediterráneo.
Este adjetivo en latín significa " lo que es de tierra adentro y no está bañado por el mar ", de donde San Isidoro lo aplicó por vez primera a este mar con la significación de
" rodeado de tierras ".
Pues bien, en la versión apolodorea Hércules, después de colocar las dos columnas, prosigue su viaje, pero, recibiendo del Sol un calor excesivo apunta su arco contra el Sol; admirado éste de tanta audacia, le proporciona una vasija de oro que le sirva de embarcación para llegar a la isla de Erítia atravesando el Océano. Así lo hace Hércules, llega a su destino, golpea al perro Orto con la maza, mata al vaquero Euritión, se lleva las vacas, mata también a Gerión que acude, avisado por otro pastor llamado Menetes, a rescatarlas, mete las vacas en la vasija de oro, emprende la travesía de regreso y, habiendo llegado a Tarteso, devuelve la vasija al Sol, continuando su viaje, con el rebaño, a pie, por España e Italia en dirección a Grecia. Al pasar por Liguria 2 hijos de Poseidón llamados Yalebíon y Dercino intentan robarle el ganado y mueren a manos de Hércules. Continúa su viaje por Toscana o Tirrenia, y aquí se inserta el episodio de Caco. Caco es un ser monstruoso hijo de Vulcano y que respiraba llamas y humo; le roba a Hércules algunas de las vacas y se las lleva, tirándoles de los rabos y haciéndolas así andar hacia atrás a la cueva donde solía vivir. Hércules descubre el hurto y el lugar donde había escondido Caco las reses robadas, ya sea porque éstas mugen contestando al mugido de las otras o al percibir por el olor su proximidad, ya por delación de Caca, la hermana de Caco. Hércules acomete a Caco, descuajando los peñascos que formaban el techo de la cueva, y le da muerte, recuperando luego las reses.
Continúa Hércules su viaje de regreso a Grecia y llega a Regio, en el extremo meridional de Italia, donde 1 de los toros emprende veloz carrera, penetra en el mar y llega hasta Sicilia, hasta el campo de Érix, un hijo de Poseidón que reinaba sobre los Élimos, el cual mezcla al toro entre sus propios rebaños. Hércules encomienda a Hefestos la guarda de las vacas, y él pasa a Sicilia en busca del toro desmandado, lo encuentra entre los rebaños de Érix y se lo reclama a éste. Érix le desafía a luchar con él, y tras ser derrotado Hércules 3 veces, acaba por dar muerte a Érix, constituyendo este encuentro con Érix 1 de los más celebrados parerga o hazañas accesorias de Hércules.
Terminado el episodio, con la derrota en todo caso de Érix, Hércules recupera al toro desmandado, se lo lleva, lo une al resto del rebaño de Gerión y se dirige con este rebaño al mar Jónico, que atraviesan, arribando a Grecia. En Grecia se dispersan las vacas por causa de un tábano que envía Hera contra el rebaño; Hércules las persigue por las montañas de Tracia; algunas se le escapan definitivamente y se hacen salvajes; las restantes las recupera, las lleva al Helesponto y, por fin, al parecer pasando de nuevo por Tracia, logra hacerlas llegar a Micenas y entregárselas a Euristeo, quien las sacrifica en honor a Hera. 8 años y 1 mes había empleado Hércules en realizar los 10 trabajos convenidos, pero no habiendo admitido Euristeo la validez de 2 de ellos, le ordena otros 2.
Undécimo trabajo. Como undécimo trabajo le manda que traiga las manzanas de oro de las Hespérides. Hay que destacar en este episodio la gran relación existente entre Atlas y las Hespérides, que se hace patente en la narración. Hércules emprende viaje y llega al río Equedoro, donde combate con Cicno, hijo de Ares y de Pirene; Ares toma parte en la lucha a favor de su hijo, pero un rayo de Zeus separa a los contendientes. Prosigue su viaje y llega al río Erídano ( el Po o el Ródano ), y allí unas ninfas, hijas de Zeus y de Temis, le revelan dónde se encuentra Nereo dormido. Hércules lo agarra y lo encadena, sin soltarlo a pesar de que Nereo toma toda clase de formas ( rasgo propio de las divinidades acuáticas ), hasta que Nereo le indica el lugar donde están las Hespérides y sus manzanas de oro. Recorre entonces África, donde lucha con Anteo, constituyendo esta lucha otro de los más afamados parerga. Era Anteo hijo de Poseidón, o bien de la Tierra; en todo caso, recibía una fuerza invencible de su contacto con ella, y siendo el rey de África, obligaba a trabar combate corporal con él a cuantos extranjeros arribaban a su reino, a los que acababa dando muerte. Hércules logra vencerlo y darle muerte levantándolo en vilo y cortándole así el suministro de energía que recibía de la Tierra. A continuación pasa Hércules a Egipto, donde lleva a cabo un nuevo parergon, igualmente célebre, al enfrentarse con otro temible enemigo, también hijo de Poseidón ( y de Lisianasa, hija de Épafo ), Busiris.
Era Busiris rey de Egipto y acostumbraba a sacrificar a los extranjeros en el altar de Zeus, en virtud del oráculo o profecía que le había formulado un adivino de Chipre llamado Frasio, según el cual cesaría la esterilidad que afligía los campos de Egipto si se sacrificaba a un extranjero cada año. Busiris siguió estas instrucciones, empezando por matar al propio Frasio, y continuando con cuantos extranjeros llegaban al país. También a Hércules intenta sacrificarlo, encadenándolo y llevándolo junto al altar, pero Hércules rompe sus ligaduras y da muerte a Busiris y a su hijo Anfidamante.
Prosigue Hércules su viaje, ahora por Asia, llegando a Termidras, puerto de los Lindios, y después a Arabia, donde da muerte a Ematión, hijo de Titono y de la Aurora. Vuelve a África, recibe de nuevo la vasija del Sol y sale al Océano. Pasa después al continente inmediato, llegando al Cáucaso ( como se ve, este viaje de Hércules es desmesuradamente tortuoso o vacilante, reflejando quizá ideas geográficas sumamente confusas ), donde realiza otro afamadísimo parergon, la liberación de Prometeo. El titán, en castigo a su segundo desacato contra Zeus, estaba encadenado a una roca del Cáucaso, donde un águila le devoraba perpetuamente el hígado, que para ello renacía sin cesar. Hércules mata de un flechazo al águila y libera de sus cadenas a Prometeo, con la aprobación de su padre Zeus, a quien a continuación revela Prometeo el secreto destino referente a la unión que Zeus proyectaba con la Nereida Tetis, destino que Zeus no conocía y que, de no revelárselo a tiempo Prometeo, habría entrañado el destronamiento de Zeus de la soberanía suprema del mundo y de los dioses; pues si Zeus llegaba a consumar su unión amorosa con Tetis, engendraría en ella un hijo que sería más fuerte que él ( como él había sido más fuerte que su padre Crono, y éste que su padre Urano ) y que prolongaría la sucesión que en la soberanía del mundo había quedado detenida en Zeus. Prometeo, además, ofrece también a Zeus la persona de Quirón, en relación con el asunto tratado en el cuarto trabajo. por último Prometeo, agradecido a Hércules, hace también a éste una revelación, consistente en unas instrucciones, que le serán de suma utilidad para dar cima a este undécimo trabajo que hasta el momento no había empezado siquiera, a pesar de tan interminables viajes y tan ilustres parerga: le dice cual es el camino que deberá seguir para llegar por fin a su objetivo.
También le previene además de que no debe ir él mismo hasta el jardín de las Hespérides, sino solamente a presencia de Atlas, a quien deberá convencer de que, dejando mientras tanto descansar la bóveda del cielo en los hombros de Hércules, vaya él a buscar las manzanas.
Hércules cumple puntualmente las instrucciones de Prometeo y llega a presencia de Atlas, que estaba, por castigo de Zeus, sosteniendo el cielo sobre sus hombros. Hércules le convence de que vaya a buscar las manzanas, sustituyéndole Hércules como sostén de la bóveda celeste. Atlas coge en el jardín de las Hespérides las manzanas de oro ( 3 de ellas, que le dan las propias Hespérides ), y regresa con ellas a presencia de Hércules; pero, sintiéndose sin duda muy contento al verse aliviado del peso de la bóveda celeste, se niega a cargársela de nuevo, diciéndole a Hércules que él mismo llevará las manzanas a Euristeo. Entonces Hércules le dice a Atlas que le sostenga un momento el cielo mientras él, Hércules, se pone una almohadilla en la cabeza. Atlas cae en la trampa: deja en el suelo las manzanas y se carga a hombros el cielo, momento que aprovecha Hércules para recoger las manzanas y alejarse a buen paso despidiéndose de Atlas. Luego Hércules lleva las manzanas a Euristeo, quien se las regala al propio Hércules; éste a su vez se las da a Atenea, quien, por último, las devuelve a su lugar de origen, por no estar permitido que estuvieran en ningún otro sitio.
Duodécimo trabajo. El último trabajo que ordena Euristeo consiste en traer del Infierno a Cérbero, el perro de 3 cabezas y con cola de dragón y múltiples cabezas de serpiente en el lomo. Hércules empieza por encaminarse a Eleusis, donde es purificado de la matanza de los Centauros por Eumolpo, y admitido después a los misterios. Marcha luego al extremo meridional del Peloponeso y por una abertura del Ténaro desciende al Infierno. Al verle huyen las almas a excepción de las de Meleagro y Medusa. A ésta la acomete Hércules con la espada, como si estuviera viva, hasta que Hermes le hace saber que es una mera imagen o sombra. Por su parte Meleagro celebra con él una conversación en la que le exhorta a casarse, a su regreso al mundo de los vivos, con su hermana Deyanira, cosa que en efecto hará Hércules y traerá como consecuencia, aunque no inmediata, su propia muerte.
Hércules encuentra, cerca de las puertas del Infierno, a Teseo y Pirítoo, allí encadenados por haber descendido con el propósito de raptar a Perséfone para Pirítoo; Hércules libera a Teseo, pero al intentar hacer lo mismo con Pirítoo se produce un temblor de Tierra y Hércules renuncia a su propósito, por lo que Pirítoo permanece para siempre en el Hades, mientras que Teseo volverá al mundo de los vivos con Hércules.
Seguidamente, Hércules pide directamente a Plutón el perro que ha venido a buscar; Plutón le autoriza a llevárselo si es capaz de apoderarse de él sin hacer uso de sus armas; así lo hace Hércules, resguardado únicamente por su coraza y la piel del león, y agarrando a Cérbero no lo suelta, a pesar de ser mordido por la serpiente que éste tenía en la cola, hasta que Cérbero se muestra domado o dispuesto a seguirle. Tras de lo cual emprende, con él y con Teseo, la ascensión, saliendo a flor de tierra por Trecén, llevando Cérbero a presencia de Euristeo, y volviendo en seguida a llevarlo al Infierno, donde lo deja definitivamente.
Introducción
Desde siempre, la leyenda de un héroe mitológico todopoderoso nos atrae irremisiblemente. Hércules, la personificación del heroe por excelencia, representa todo esto. Un personaje de sorprendentes prodigios, enorme valor y coraje, con un gran atractivo, el hijo del Padre de los Dioses.
Así, mediante este trabajo no queremos sólo describir meramente los hechos que rodean la vida del heroe; intentaremos profundizar en el significado de todas las leyendas y la interpretación para la cultura griega. Hércules es un mito universal, es el Gilgamesh sumerio y es el Sansón judío, así que no pertenece sólo a los griegos.
Además, no nos centraremos solamente en la figura de Hércules; aunque su protagonismo es inevitable, las figuras que lo rodean y las historias paralelas - las llamadas parerga que figuran a lo largo del trabajo - constituyen también una importante fuente de riqueza documental.
Y, sin más, iniciamos la narración sin antes olvidar añadir lo mucho que hemos aprendido buscando información y redactando el texto.
Índice
0.......................................................Índice
1.......................................................Introducción
2.......................................................Infancia y primeras hazañas
3.......................................................Los trabajos de Hércules
4.......................................................Hazañas de Hércules posteriores a los Trabajos
5.......................................................Deyanira y la muerte y apoteosis de Hércules
6.......................................................Los Heráclidas
7.......................................................Bibliografía
Bibliografía
- Schawb, G. Las más bellas leyendas de la Antigüedad clásica
Ed. Labor. Barcelona, 1964
- Ruiz de Elvira, A. Mitología clásica
Ed. Gredos. Madrid, 1975
- Sariol, J. & Moncau, C. La mitologia clàssica. Literatura, art i música
Ed. Barcanova. Barcelona, 1994
- VVAA Mitología. Goldhill, S. Grecia
Ed. Debate. Madrid, 1993
- VVAA. Historia Universal. Vol. II. Rodriguez Neila, J.F. Antigüedad clásica
Ed. Océano, Barcelona, 1991
LA LEYENDA DE HÉRCULES
Història de Grècia Setembre 2000
Hijo de Gea, que se atrevió a tocar a la divina Leto con mano concupiscente, hiriéndole entonces el rayo de Zeus. En el Infierno yacía tendido en el suelo, mientras dos buitres devoraban su hígado, que se iba regenerando constantemente. G. Schwab . Las más bellas ... pág. 160
En la versión de Silio Itálico en III 420-441, Hércules hace todo el viaje por tierra; entra en España por Cataluña; e aloja en casa del rey de los Bébrices, llamado Bébrix, tiene amores con una hija del rey llamada Pyrene y continúa su viaje hacia el sur. Al regresar con las vacas de Gerión, vuelve a pasar por el país de los Bébrices y busca a Pyrene; pero la joven, que entretanto había dado a luz a una serpiente, había huido a los montes y perecido destrozada por las fieras. Hércules la busca en los montes llamándola a grandes voces; encuentra al fin su cadáver, que entierra, y su nombre pasa a ser para siempre el de aquellos montes
( Pyrenaei montes, esto es, " Montes de Pyrene " ). Esta anécdota en Ruiz de Elvira. Mitología Clásica, pág. 234 .
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Enviado por: | Angel J. López |
Idioma: | castellano |
País: | España |