Imagen, Audiovisuales y espectáculos
Guión de cine: La construcción del personaje
La construcción del personaje
EL PERSONAJE DE LOS MANUALISTAS
Piedra fundamental del edificio dramático, el estudio del
personaje encuentra lugar preponderante en todos los manuales de
dramaturgia: no existe, prácticamente, narración sin
personaje(1), razón por la cual, su inclusión en cualquier
modelo de construcción dramática, se da por descontado. Hay sin
embargo, algunos presupuestos, tácitamente aceptados por los
manualistas que ameritan una breve discusión:
- El término personaje abarca, generalmente, el ámbito particular
del personaje naturalista, cuya manifestación más acabada la
podemos encontrar en el moderno drama psicológico
(paradigmáticamente, en dramaturgos como Ibsen). Este personaje,
definido sociológicamente, poseedor de una identidad psicológica
y moral similar a la de los hombres, es un efecto de persona y
como tal, es aproximado, para su construcción, con variables
idénticamente "realistas". Cabe destacar que el personaje
naturalista no agota en ningún modo el inventario de los grandes
personajes dramáticos, ni del teatro ni del cine(2).
- Una segunda distinción, en general eludida en los manuales,
prevé la diferenciación entre lo que Pavis denomina personaje
leído y personaje visto, diferencia que remite, en su vertiente
de escritura, a la existente entre el personaje creado para ser
leído (personaje del guión) y el personaje encarnado por el actor
e integrado al filme. El personaje inventado por el dramaturgo
participa de algún modo de una doble realidad, compleja y, en
cierto modo, inaprensible: es, inevitablemente, un efecto de
texto, en el preciso sentido de Genette, y también, una invención
sígnica que reproduce, en un grado imposible de identificar -a no
ser a través de la subjetividad del escritor- el producto de una
"puesta en escena imaginaria" que tiene lugar en la mente del
dramaturgo(3). De estas dos vertientes, es solamente la textual
la única susceptible de ser analizada con precisión y, poste-
riormente, modificada a partir de ese análisis. De una manera u
otra, todo escritor construye su objeto en un va et vient del
texto a su escena imaginaria.
- Toda discusión en relación al personaje, se sitúa, desde
Aristóteles, dentro de un continuum en cuyos extremos el
personaje, o es postulado como esencia que actúa (ser que hace),
o es descrito como resultado de una acción (hacer que hace
ser)(4) La conciliación de estos dos extremos, presente en
las teoría del relato desde Propp y afirmada por analistas menos
formales como Bentley(5), constituye, a nuestro entender, un
enfoque de incuestionable poder a la hora de la construcción
dramática.
LA ESENCIA DEL PERSONAJE
La discusión en torno a la primacía entre el personaje y la
acción se concreta en la manualística del guión, en forma de
predilección, ora esencialista, ora dinámica, en los
autores estudiados. Lajos Egri introduce, en su excelente
manual, una descripción que pretende ser exhaustiva. Para
la elaboración de la estructura básica (bone structure) del
personaje, Egri procede, en primer lugar, a la construcción
de lo que denomina el diseño de su tres dimensiones:
Dimensión física-fisiológica: sexo, edad, descripción física
(peso, altura), apariencia, defectos deformidades, enfermedades);
Dimensión social: clase social, ocupación, educación, religión,
raza, nacionalidad, filiación política; Dimensión Psicológica:
historia familiar, Vida sexual, autoestima, actitud frente a la
vida, habilidades, cualidades, I. Q.
Bajo la visión de Egri, el escritor debe, en primer lugar, agotar
una construcción del personaje que sea capaz de definir,
orgánicamente, cada uno de los componentes de las dimensiones
antes citadas. Lejos de constituir este recurso una técnica de
acumulación de datos, el autor quiere motorizar una reflexión
dinámica, que permita llevar a cabo dicha construcción. Sin
embargo, el enfoque dialéctico de Egri no se agota en una tal
enumeración. Egri pide que el personaje sea elaborado en
relación dialéctica con su ambiente, que se trabajen sus
vínculos y sus contradicciones internas y externas y -aspecto
dinámico muy importante- que el personaje construido sea capaz de
crecer, con fuerza de carácter en torno a la unidad de
opuestos(6). La orquestación, por otra parte, asegura la
diversidad de apariencias y actitudes de los personajes que
intervienen en el universo dramático. Cucca afina tal
diversidad hasta la configuración de grados de disimilitud (1°,
diversidad física; 2°, de objetivos; 3°. de comportamiento; 4°,
diferencias de comportamiento en un mismo personaje). Por
último, Egri solicita del dramaturgo la construcción de la
dialéctica interior del personaje, es decir, el universo de
motivaciones y de causas y efectos que llevan al personaje a ser
lo que es.
Este último aspecto, es desarrollado por diferentes autores en
detalle. Para Eugene Vale se reduce a la determinación del
motivo (razón por la cual el personaje quiere o necesita lograr
el objetivo), la intención (situada a nivel volitivo) y el
objetivo (meta a lograr u objeto a obtener por el personaje),
mientras que Cucca, rozando quizás involuntariamente el aspecto
de lo que podrían denominarse los niveles conscientes e
inconscientes del personaje, diferencia entre las necesidades
propiamente dichas del personaje y sus intenciones. Por su parte
Syd Field engloba motivo, intención y objetivo en el concepto
de necesidad dramática (dramatical need), concepto que parece
emparentarse con el de super-objetivo de Kulechov.
Para dar cuenta de los aspectos relacionales del personaje
también con mayor detalle, Cucca habla del comportamiento. Así,
la caracterización del personaje requiere del conocimiento de su
comportamiento ante las acciones de los demás personajes, ante
los obstáculos y en relación al lugar en que se desenvuelva.
Para Field esto se resume en el problema del punto de vista del
personaje (una escogencia de perspectiva, al decir de Pavis en
relación al conflicto principal.
Según Antoine Cucca la dramaturgia del cine europeo se
caracteriza porque, en ella, la individuación de los personajes
sirve de punto de partida para el desarrollo de las acciones. El
cine de los Estados Unidos prefiere descubrir
(¿aristotélicamente?) al personaje directamente por las acciones.
Esta afirmación, quizás teñida de subjetividad, se constata sin
embargo en los principales manualistas norteamericanos(7).
Field, el más importante de ellos, lo dice de un modo
contundente: el personaje es lo que hace. Su interior es todo lo
que suponemos le ha acontecido antes del tiempo presente narrado
en el film y que conforma su carácter actual. (Es precisamente
ese el sentido de la sucinta biografía que el autor recomienda
construir para el personaje)(8). Su exterior es lo que cuenta en
el presente diegético y se revela, casi exclusivamente, a través
de la acción(9). Esta subordinación del ser del personaje a la
acción dramática es patente en otro autor importante: Dwight
Swain. Para el autor de Film Scriptwriting, cada uno de los
factores constituyentes del personaje se construye alrededor de
la acción: aspectos externos como la impresión dominante
(overall impact) o las etiquetas de reconocimiento o tags (de
apariencia, del habla, "manierismos") y aspectos internos, como
el punto de vista, la actitud dominante, los intereses y lo
que Swain denomina el potencial climático, cuya definición
resalta el carácter dinámico de una capacidad del personaje:
Climax potential: "goal-motivated character's capacity for
harboring two strong emotions at once. [...] [A character who
has climax potential] though driven well-nigh compulsively by
desire, still can feel the pull of another, contradictory
emotion. (10)
La biografía queda reducida en Swain a la mera recopilación de
circunstancias del personaje que motivan o explican acciones que
tienen lugar en la historia y el mismo Field, al postular los
tres niveles de definición del personaje (profesional, personal e
íntimo), no hace más que indagar en tres niveles posibles de las
acciones. Este modo de proceder, aunque extremo, es, no
obstante, cercano al razonamiento de un teórico de la profundidad
de Howard Lawson, para quien, las características que definen a
un personaje, deben surgir de un proceso dinámico de selec-
ción no narrativo, "buscando [no material psicológico e
ilustrativo] ... sino un sistema de acciones". Muy lejos, sin em-
bargo de aquella petición, citada por el mismo Howard Lawson,
que, en su libro The Inn of Tranquility, conmovía a Galsworthy:
El dramaturgo que subordina sus personajes a la trama, en vez de
subordinar la trama a sus personajes, es culpable de un pecado
mortal.
En síntesis, aunque el diseño del personaje toca ciertos
aspectos que pueden considerarse como esencialistas y que lo
deparan un "cuerpo", una "vida" y una "historia", hay un énfasis
claro en los manuales de considerar como elemento esencialísimo
de construcción el hacer del personaje y de referir sus factores
constituyentes a la dinámica de su transformación.
LA MODIFICACION DEL PERSONAJE
"There is one realm in which
characters defy natural laws
and remain the same: the realm
of bad writing."
Lajos Egri. "The Art of Dramatic Writing"
No es posible hablar del personaje sin convocar su requisito
obligado: el de la modificación. Ya Aristóteles al hablar de la
acción, sitúa en la peripecia, el reconocimiento y la pasión,
tres instancias modificatorias del personaje. Aun cuando este
aspecto de la modificación será desarrollado con mayor detalle
más adelante, adelantaremos una breve discusión en relación al
uso que le dan los autores estudiados.
Para Lajos Egri, el llamado crecimiento del personaje constituye
una condición indispensable del buen drama:
...characters move relentsly from one state of mind to another;
they are forced to change, grow, develop...(11)
Ese crecimiento gradual, que evita las transiciones bruscas o
injustificadas en el personaje, tiene su origen en el conflicto:
The contradictions within a man and the contradictions
around him create a decision and a conflict. These in
turn force him into a new decision and a new conflict
(12)¨
Un ejemplo de esta gradualidad que lleva al personaje de un
extremo al otro, y por ende, de un universo de acciones al
universo opuesto, es el que proporciona Egri(13):
Amistad --> desencanto --> disgusto --> irrita-
ción --> rabia--> agresión--> amenaza --> preme-
ditación --> asesinato
Conviene señalar que las etiquetas del ejemplo describen
indistintamente tipos de vinculación (amistad), emociones
(rabia), sentimientos (disgusto, irritación) y acciones con-
sumadas (agresión, amenaza, asesinato). Esta imprecisión podrá
ser subsanada al recoger de Greimas la formulación de la acción
en términos de relaciones sujeto-objeto, como haremos más
adelante.
Los autores norteamericanos, aunque sin preocuparse del detalle,
también hablan de la modificación del personaje como de un
elemento de primera importancia. Swain la contempla como un
aspecto central en el diseño del personaje, asociándola con la
posesión de secretos (el personaje sería modificado, en ciertos
casos, por el descubrimiento o la revelación de ese secreto).
Tanto este autor, como James Boyle y Syd Field hablan del
cambio confinándolo al reino de los personajes protagónicos. Los
personajes secundarios, y sobre todo el antagonista, son
personajes que no cambian, o cambian muy poco (14).
Cucca sitúa la modificación del personaje dentro de un ciclo
apuntalado por los estados de la condición, aspiración y la
realización del personaje. Nuevamente nos situamos bajo un punto
de vista de la modificación del personaje que toma en cuenta su
voluntad consciente como instrumento de modificación. Este sesgo,
típico de una filmografía que prioriza la acción exterior y por
ende, la relación consciente con el medio, es precisamente el
compartido por los manualistas norteamericanos. Curiosamente, es
Lawson, un socialista (y norteamericano) quien los expresa más
explicitamente:
El significado de las situaciones se encuentra en el grado y
clase de voluntad consciente ejercida, y en cómo ésta funciona;
la crisis, la explosión dramática, se crea mediante una ruptura
entre el objetivo y el resultado; en otra palabras, mediante un
cambio de equilibrio entre la fuerza de la voluntad y la fuerza
del cambio social. Una crisis es el punto en el cual el balance
de fuerzas es tan tenso que a veces se quiebra, y causa así una
nueva alineación de fuerzas, un nuevo esquema de relaciones.
Por último, cabe citar el inventario, parcialmente aristotélico,
que lleva a cabo Chion, al enumerar los elementos que modifican
al personaje o, con el nombre que lleva el capítulo, "Qu'est ce
qui fait courir les personnages (et marcher les spectateurs)?"
Estos elementos son: el terror, la conmiseración, el cambio de
fortuna (la metabasis aristotélica), los ya mencionados
reconocimiento y peripecia (o coup de thèâtre(15)), el
malentendido o quiproquo, la deuda (de dinero, de un servicio
recibido, de la vida), la condición social, los valores morales,
las perturbaciones, las dificultades, la voluntad, la presencia
de un antagonista o de un objeto de extremado valor como el
llamado "Mac Guffin"(16). Toda esta agotadora enumeración tiene
sin duda el valor de recoger procedimientos de reconocida
universalidad, pero peca, en su particularismo, de mostrarnos un
universo fracturado en el cual, la característica esencial del
mecanismo de modificación del personaje, aparece diluida. Nos
volveremos a preguntar acerca de ese mecanismo posteriormente.
PERSONAJES Y PERSONAS
Remarquemos, una vez más, que a través de la discusión
precedente, nos hemos referido al personaje como a una instancia
obligatoria de la invención dramática(17), que de alguna manera
toma su fuente de inspiración en la persona humana. No obstante,
este componente narrativo, este efecto de texto como ya lo hemos
señalado, no debe confundirse nunca con un ser humano.
Hasta un pragmático como Swain no puede dejar de afirmar en su
manual:
A film character is a simulation and simplification of a
person. Though played by a living actor, he is not an actual
human being(18).
Hay que subrayar que las investigaciones de los semiólogos ha
deslindado para el texto la total autonomía de sus
actantes(19), incluso, en la instancia del narrador(20),
circunstancia que eleva a nivel semiótico la imagen de
cualquier ser humano apenas es objeto de un relato, o, para
decirlo con la hermosura de las palabras de Gérard Genette:
...Paris et Balbec sont au même niveau, bien que l'un soi
réel et l'autre fictif, et nous sommes tous le jours objects
du récit, sinon héros de roman (21).
Esta previsión, si duda nada redundante, nos guardará, si no de
cometer errores, por lo menos de caminar con el máximo cuidado a
la hora de establecer algunos paralelos con objetos más terrenos
y riesgosos como los de la lingüística y el psicoanálisis.
EL USO DE ALGUNOS MODELOS FORMALIZADOS
En lo que sigue se intenta ampliar la reflexión acerca del
personaje mediante la revisión de ciertas formalizaciones
extraídas de la semiología y de la lingüística. Se espera que,
lejos de obstaculizar el curso de la intuición en la tarea
creadora, estas reflexiones puedan contribuir a enriquecer
territorios sobre las cuales la inventiva, elevándose sobre la
técnica, debe siempre desplazarse libremente, sabiendo
aprovechar los aportes que una mesurada consideración teórica
pueda proveer.
PERSONAJE, OBJETO Y FALTA
El personaje es personaje porque es y porque hace, porque
instaura su identidad sobre el universo que le diseñamos y se
debate entre el deseo que le inventamos y la fatalidad que
decidimos imponerle. El azar del personaje es la conveniencia de
nuestro texto, y el mundo de casualidades en que éste se mueve,
no es más que la manifestación superficial de una lucha entre
dos fuerzas que tensan la estructura narrativa: una que se define
a partir de las intenciones del personaje y otra que impone el
desenlace previsto por el autor: el texto es arena para la Ley y
el Deseo, digámoslo una vez más, pero para la Ley y el Deseo tal
y como se enfrentan y transmutan en el imaginario del escritor.
Nos encontramos entonces con el hecho de que uno de los motores
del relato se inscribe en el personaje: la historia es porque el
protagonista quiere algo. Desea. O, dicho de otro modo, carece de
algo. Ya Propp, en su análisis del cuento maravilloso, señala
esta importancia de la carencia:
La carencia (o privación) inicial es una situación que,
imaginamos, data de muchos años cuando comienza la acción. Pero
llega un día en que el mandante (o el buscador) se da cuenta de
pronto que le falta algo, y este instante origina la motiva-
ción, ya sea para el envío de una expedición, ya sea para
marcharse directamente a la búsqueda.
Este énfasis en la falta como constitutiva es, según creemos,
vital en el diseño de un personaje con capacidad de actuar y nos
ha llevado, en nuestra primera búsqueda de modelos
extra-literarios, hasta Lacan. La vacuidad sustancial en la
constitución del sujeto aparece, según Lacan, en la denominada
fase del espejo. En palabras de Hornstein:
Para Lacan el yo se forja como una envoltura psíquica ortopédica
desde la trama intersubjetiva y en función del desamparo
infantil. Hay una coincidencia imposible entre el yo del
enunciado y el sujeto del inconsciente. El yo se origina en una
dialéctica de identificaciones narcisistas con imagos que generan
una discordancia progresiva entre el yo y el sujeto: desde la
fase del espejo el niño es capturado por una cadena causal de la
que nunca será otra cosa que efecto.
Lacan explica la formación de la identidad sobre una primera
carencia constitutiva: somos, porque alguna vez alguien deseo que
fuéramos. Somos deseo del otro sobre un pre-sujeto que no es, y
que construye su identidad en la complacencia de este deseo
materno. Somos, pues, por haber sido objeto de un deseo
exterior, signados por una primera carencia desde que nos
constituimos en sujeto. Esta carencia motoriza y direcciona
nuestros movimientos posteriores:
El deseo no es ni el apetito de la necesidad, ni la demanda de
amor: a la realidad del deseo no se llega partiendo de la
necesidad, sino que es el deseo del deseo, inscripto en el orden
del significante. El placer está ligado a la búsqueda de un
objeto que no cobra su valor sino de su diferencia con otro
perdido.
Agrega Kizer:
A partir de la falta, de la castración, [la teoría lacaniana] nos
enseña su función determinante en la organización y la repetición
insistente de la cadena significante, lo cual ocurre en las
estructuras míticas y utópicas. En ambas se parte de la falta,
que tratan de obturar en el pasado (mito) y en el futuro
(utopía).(22)
Las consideraciones anteriores nos llevan a nuestra primera
formulación en relación al diseño del personaje: más que un
cúmulo de virtudes, más que un agregado de cualidades que visten
una corporeidad imaginada, un personaje puede ser diseñado a
partir de sus carencias constitutivas. No es que las cualidades,
las características del personaje en el sentido ya estudiado,
sean innecesarias: por el contrario, su diseño contribuye a la
investidura temática del personaje, a su poder representativo en
términos de los valores que circulan en el relato. Pero lo que
confiere al personaje la posibilidad de actuar es precisamente lo
que no tiene, la carencia de algún objeto perdido. A esta altura
es pertinente incorporar una definición formalizada por Greimas
y Courtés y que nos parece de definitiva relevancia: la defini-
ción de actante.(23)
El actante puede concebirse como el que realiza o el que sufre el
acto, independientemente de cualquier otra determinación. Así,
citando a L. Tesnière de quien se toma este término, "los
actantes son los seres o las cosas que, por cualquier razón y de
una manera u otra -incluso a título de simples figurantes y del
modo más pasivo- participan en el proceso..."
Cada personaje es susceptible de desempeñar un rol actancial,
según realice o sufra determinados actos. Para hablar con rigor,
hay que distinguir previamente entre dos tipos de enunciados que
aparecen en el texto: en primer lugar, los enunciados de estado,
los cuales "corresponden a la relación entre un sujeto y un
objeto" (24) y las transformaciones o enunciados de hacer, que
implican cambios entre enunciados de estado.
Si bien el interés de Greimas se sitúa a nivel del análisis del
enunciado, nivel en el cual se ejecuta la distinción entre, por
ejemplo, una estado de conjunción y otro de disjunción, a
nosotros nos interesa una interpretación de estos modelos
actanciales más referida al significado (al efecto de realidad)
que nosotros conferimos al personaje. No se tratará de considerar
los enunciados que remiten a tal a cual estado, sino de
interpretar las representaciones formales como estados mismos que
adjudicamos a los personajes. Valgan algunos ejemplos:
- El diseño del héroe de aventuras -en consecuencia con los
estudios de Propp - supone el de un sujeto (digamos Indiana
Jones) en disjunción de un objeto de valor (el Santo Grial). La
historia transcurre para que se opere la transformación del
estado disjunto al estado conjunto.
- Toda historia de amor supone el diseño de personajes (por lo
menos dos) para quienes el personaje amado (objeto de amor)
invoca una obligante emergencia conjuntiva. De no alcanzarse la
conjunción, sobreviene la tragedia (Romeo y Julieta, por
ejemplo).
Volviendo al problema del diseño del personaje en términos de sus
carencias, podríamos reformular las consideraciones previas
señalando que inventar un personaje, y más generalmente, formular
un actante, implica escoger un conjunto de objetos de valor en
disjunción con el mismo, es decir, formularlo como un sujeto
carenciado, signado por la falta que representa la no conjunción
con dichos objetos. Cada personaje es, en cierto sentido, como el
sujeto tachado de Lacan, S, un sujeto definido por su falta. En
términos de una metodología constructiva, podríamos comenzar
diciendo que el primer paso en el diseño de un personaje
consistirá en la determinación de sus faltas y, en particular, en
la formulación del objeto de valor principal asociado al
personaje. Esta formulación generará a su vez una construcción
en dos sentidos: hacia el "pasado" del personaje, y por ende, a
la construcción de su historia previa, en la búsqueda de las
determinaciones "psicológicas" o "históricas" en general que han
motivado dichas carencias (y que aflorarán, explicativa o
temáticamente en el transcurso de la diégesis); y, princi-
palmente, una construcción orientada hacia el futuro, que dará
cuenta del itinerario de "alejamientos" y "acercamientos" entre
sujeto y objeto y constituirá la acción dramática misma.
Algunas las "leyes" (ver Capítulo: De Leyes y Caprichos) que
afectan la construcción del personaje podrían comentarse a la luz
de esta consideración:
- La autonomía del personaje está relacionada con la esfera de
sus intereses propios, es decir, con sus carencias esenciales.
El personaje será fiel a su búsqueda (con una fidelidad que le
es específica) lo cual es también un modo de asegurar su
consistencia.
- La fuerza de la voluntad de un personaje no es más que un
síntoma de la profundidad o de la esencialidad de su falta. El
empeño persecutorio de un policía no nos habla más que de su
potencia reparadora. Idénticamente, la intensidad de una obsesión
amorosa de la necesidad ser de amado, etc.
- En términos globales, la orquestación demandará una repartición
de faltas entre los personajes, faltas que resultarán ser de
naturaleza diferente e incluso contrastante (el que tiene dinero
no tiene amor, el que tiene amor es impotente, la de gran corazón
no es bella, etc.). De esta manera se asegura la circulación de
una variedad de objetos de valor que serán intercambiados en el
relato.
ESTILO DEL PERSONAJE
Los modos de consecución de un objeto de valor constituyen un
estilo del personaje y pudieran ser asimilados a los que en el
Análisis Transaccional se denominan Guiones de vida, debidos a
Eric Berne. Un guión de vida es para Berne, según cita G.
Gutiérrez en un trabajo publicado por Roman J. M.:
... un programa en marcha, desarrollado en la primera
infancia bajo la influencia parental que dirige la conducta
del individuo en los aspectos más importantes de su vida.
James y Jongeward distinguen cuatro niveles en dichos guiones:
guiones culturales, guiones sub-culturales, guiones familiares
y guiones individuales. Cada una de estas instancias señala un
modelo actitudinal en una esfera específica del comportamiento
humano, un "rol" a ser cumplido por el individuo y cuyo contenido
básico puede ser encerrado en una etiqueta. Por ejemplo, el
guión cultural de un expedicionario inglés a comienzos de siglo
podría englobarse bajo el término de "civilizador(25)",
posición que comporta un catálogo de actitudes más o menos
previsibles. El guión sub-cultural se refiere al patrón de
comportamientos y valores de porciones homogéneas que comparten
una identificación en el seno de una cultura: West Side Story, el
film de Robert Wise y Jerome Robbins, nos habla del choque entre
dos guiones sub-culturales (jóvenes norteamericanos "puros" y
puertorriqueños). El guión familiar define un cuerpo de
comportamientos propio de un apellido, de una estirpe (El Honor
de los Prizzi, de John Huston, o casi cualquier tragedia griega).
Por último, el guión individual define una suerte de programa-
ción personal, segun James y Jongeward, referida a las
preguntas "¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? ¿Quiénes son los otros?"
(Para responderse, por ejemplo, como el detective Gites de
Chinatown de Huston: "Soy un terco. Me encanta meter las narices
donde no debo. Hay muchos que andan por ahí jugando sucio", o
bien, como Mr. Cross, el magnate corrupto del mismo film: "Soy un
triunfador. Soy dueño de lo que me rodea. Puedo hacer lo que
quiera con todo el mundo").
Guiones culturales, guiones sub-culturales, guiones familiares
y guiones individuales, constituyen pues, esquemas de conducta
que una vez escogidos, sitúan al personaje en el universo de sus
actitudes posibles y lo preparan para el desempeño de sus
acciones dentro de una modo particular de relacionarse con los
demás personajes.(26)
OTROS APORTES DEL ANALISIS TRANSACCIONAL
Si el diseño de los guiones de vida constituye un instrumento de
construcción a nivel macroscópico, hay otras dos herramientas
del análisis transaccional que pueden funcionar con eficacia para
el estudio microscópico de la acción, entendiendo por tal, a
aquel que se sitúa en el nivel de las modificaciones del
personaje en cada escena. Estas herramientas son el triángulo
dramático de karpman y el miniguión.
Karpman, discípulo de Berne, ha sintetizado en tres roles básicos
las posiciones que adoptan los individuos en sus interacciones
"dramáticas". Cita James y Jongeward:
En el análisis de un drama solamente se necesitan tres roles para
representar los reveses emocionales que constituyen el drama.
Estos roles activos ... son el de Perseguidor, el de Salvador y
el de víctima (o P, S y V en el diagrama). El drama comienza
cuando estos roles son establecidos o cuando los espectadores los
preven. No hay drama a menos que no haya cambio de roles... El
drama es comparable a los juegos transaccionales, pero el drama
cuanta con mayor número de sucesos, un mayor número de cambio de
roles por suceso y una sola persona representa a menudo dos o
tres roles al mismo tiempo.
P S
----------------
. .
. .
. .
.
V
Cada posición del triángulo se vincula con el guión de vida en
la medida en que cada individuo ocupa una posición preferencial
durante el transcurso de su existencia: un individuo es
fundamentalmente víctima, aun cuando en sus interacciones
(necesariamente) adopte los roles(27) complementarios de
salvador y perseguidor. En este sentido, la posición preferente
del personaje en el triángulo es uno de los datos que se
requieren para configurar su respectivos guiones de vida. Sin
embargo, es a nivel de lo que hemos denominado la interacción
microscópica donde el uso del modelo cobra la mayor importancia:
el cambio de posición en el triángulo de Karpman garantiza el
predominio del cambio de situaciones(28).
Algunas variantes del triángulo de Karpman pueden ser
considerados, ya sea dentro del análisis transaccional o en
modelos que por lo menos tienen en común con éste la preocupación
por definir las relaciones interpersonales en términos de
posiciones vacías capaces de ser ocupadas por el mismo personaje
individual. Uno de ellos, el miniguión, , creado por Taibi Kahler,
reduce la dinámica de la conducta (conflictiva) personal a cinco
mandatos (sé perfecto, date prisa, compláceme, trata más, y sé
fuerte), mandatos que, por una parte, se manifiestan
conjuntamente con una esterotipia verbal, gestual, postural, etc.
y, por otra, condicionan la conducta a una secuencia de estados
relativamente previsible, la cual constituye, precisamente, el
miniguión. De nuevo, estamos ante itinerarios conductuales
altamente reconocibles, que orientan unos atributos psicológicos
y una conducta posibles. M. Poblete presenta otro modelo creado
por K. Mellor y E. Schiff en 1975 para el estudio de los
"mecanismos que utiliza la gente para mantener y confirmar sus
puntos de vista acerca de sí misma, de los otros y del mundo",
mecanismos a los cuales denomina roles definitorios. El
mencionado modelo no hace más que contrastar las posiciones
predominantes en el nivel social (N.S.) con las posiciones que
adopta el individuo a nivel psicológico (N.P.). Logra así la
caracterización de seis posiciones, cuyas etiquetas son:
trabajador duro (N.S.: salvador, N.P.: víctima o perseguidor;
cuidador (N.S.: salvador; N.P.: perseguidor o víctima; virtuoso
enojado (N.S.: perseguidor; N.P.: víctima); virtuoso desdichado
(N.S.: víctima; N.P.: perseguidor); malhechor enojado (N.S.:
víctima; N.P.: perseguidor); malhechor desdichado (N.s.:
perseguidor; N.P.: víctima). En resumen:
--------------------------------------------------------
CUIDADOR
N.S.: S
N.P.: P ó V
VIRTUOSO ENOJADO MALHECHOR ENOJADO
N.S.: P V
N.P.: V P
VIRTUOSO DESDICHADO MALHECHOR DESDICHADO
N.S.: V P
N.P.: P V
TRABAJADOR DURO
N.S.: S
N.P.: V ó P
--------------------------------------------------------
La virtud del modelo es que contrasta el lugar que el individuo
ocupa socialmente (en el "exterior"), con el lugar que
psicológicamente quiere ocupar (en su "interior") y, por tanto,
facilita el diseño multidimensional del personaje. Tomemos por
ejemplo un Kane- malhechor desdichado por excelencia- para
quien la posesión de un poder social ilimitado se opone la
carencia de ese mismo poder en el nivel psicológico (en
particular, el de sentirse amado). El genio de Welles sintetiza
en dos objetos la tragedia de esta disociación: Xanadu, el
castillo del Kane omnipotente y multimillonario; Rosebud, el
trineo del muchacho trágicamente arrancado a su niñez.
El denominador común en los ejemplos estudiados lo constituye la
modelización del sujeto -por parte del análisis transaccional-
como un ente capaz de ocupar, en cada momento, alguna de las
posiciones vacías que constituyen su estructura. Por esta razón,
no será posible citar tales modelos sin considerar aunque sea
brevemente la muy conocida estructura de los estados del yo
propia del AT. Para James y Jongeward:
Cada persona tiene tres estados del yo que son fuentes separadas
y diferentes de conducta: el estado Padre del Yo, el estado
Adulto del Yo y el estado niño del Yo.
Harris agrega:
Estos estados del ser no son papeles sino realidades
psicológicas... El estado es producido por la reproducción de
datos registrados de acontecimientos del pasado, que se refieren
a personas reales, tiempos reales, decisiones reales y
sentimiento no menos reales.
Cada individuo, entonces, refiere su conducta a una de estas tres
posiciones: Padre - Adulto - Niño, desde las cuales ejerce
interacciones típicas. Berne ha dedicado su esfuerzo al estudio
de los conjuntos de posibles interacciones (o intercambios de
caricias) que se prolongan en forma de Juegos Psicológicos y que
conforman buena parte del objeto de estudio del AT. Las
transacciones o conciliaciones constituyen la unidad básica de
este intercambio y se ejercen entre un estado del yo de un
individuo y un estado del yo de otro individuo.
Para el dramaturgo son de particular importancia las
transacciones conflictivas: las llamadas transacciones cruzadas y
sobre todo, las trasacciones ulteriores. Las primeras se refieren
a un error (psicológico) de lectura (Por ejemplo, un esposo
solicita -adultamente - un cierto favor de su mujer; la mujer
responde desde su estado Niño, defendiéndose de lo que percibe
como una exigencia paterna). Las transacciones ulteriores
encarnan acciones de "doble sentido" (en particular parlamentos y
diálogos) que ponen en actividad simultáneamente dos estados del
yo (por ejemplo, el Adulto, que se dirige al Adulto, y el Niño
que al mismo tiempo se dirige al Niño) y están presentes en
cualquier comunicación con "espesor" dramático, es decir, en la
que se eluda la explicitud y la obviedad. (Un ejemplo típico lo
proporciona la seducción: caso del personaje Sergio del film
Memorias del Subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez Alea, quien seduce
al personaje de Elena a través del ofrecimiento, falsamente
adulto, de unas prendas de vestir). En síntesis, podríamos decir
que la consideración del análisis de las transacciones puede
orientar al escritor en relación al sentido del intercambio entre
dos personajes: cada personaje buscará cierto tipo de caricias
(por ejemplo, de Padre a niño) y querrá, "inconscientemente"
culminar un cierto juego (por ejemplo "Patéame"(29) ). Por otro
lado, la bidireccionalidad presente en las transacciones ul-
teriores, remite a una suerte de regla que regula las inte-
racciones dramáticas: la del ocultamiento de las verdaderas
intenciones del personaje(30). En tal sentido, las
transacciones ulteriores, serán de preferencia en el catálogo del
dramaturgo(31).
OTROS ENFOQUES
Así como la aproximación transaccional arroja luz sobre la
dinámica de las interacciones entre personajes, otros modelos, al
aproximarse al estudio de la comunicación interpersonal,
introducen variantes dignas de mención. Es por ejemplo el caso
de Virginia Satir quien al estudiar sus modelos de comunicación,
introduce cuatro posiciones comunicativas que son típicas en
situaciones de baja estima: el aplacador, el acusador, el
superrazonable, y el irrelevante. Las cuatro posiciones, que
corresponderían a modos de gestión con los que un personaje se
hace cargo de la carencia de un poder-hacer psicológico, están
tipificadas tanto a nivel de su estereotipia corporal (lo que el
cuerpo dice (32)) como a nivel del discurso interior del
individuo (lo que éste siente cuando actúa así). El primer
aspecto posibilita la configuración de una imagen mental de la
conducta externa del personaje, el segundo facilita al escritor
un conocimiento del discurso interno del personaje, actúa en
favor de un desdoblamiento que es indispensable para la
escritura de los parlamentos y la descripción de las acciones
de cada personaje(33).
Este último aspecto de la "interioridad" del personaje remite en
particular a la problemática de la percepción interpersonal tal y
como la estudia Laing. Para este psiquiatra inglés, el estudio
de la conducta entre dos individuos remite al análisis de las
fantasías que cada uno de ellos configura en relación al otro y a
las fantasías que hace (parcialmente debido a su experiencia)
sobre estas mismas fantasías. Cada par o díada constituye así una
"espiral de perspectivas recíprocas" que condiciona la conducta
interpersonal:
Los seres humanos piensan constantemente en los otros y en lo que
los otros piensan acerca de ellos, y en lo que los otros piensan
que ellos piensan acerca de los otros, etc. Podemos preguntarnos
qué sucede en el interior del otro. Deseamos o tememos que otras
personas sepan qué ocurre en nuestro propio interior.
Laing formula una sencilla notación que da cuenta de estos
niveles de perspectiva: si "p" designa a un sujeto dado, "o",
designa al otro sujeto en la díada y "x ---> y" representa el
"modo como x ve a y", entonces una expresión como:
p --> ( o --> (p -- >p))
representa "la idea de "p" de la idea de "o" de lo que "p" piensa
de sí mismo. (La perpectiva de una perspectiva es llamada por
Laing una metaperspectiva). La comparación entre las diferentes
perspectivas para medir su similaridad o diferencia (y con ellos
"objetivar" las distintas fantasías de quienes c
onforman la
díada), arroja alguna luz hacia lo que podría designarse con el
término de "nivel de la perspectiva de un personaje en relación
al otro personaje". En la medida que la acción de un personaje
revela una metaperspectiva objetiva y más general que la
perspectiva del personaje con el que interactúa, se revela
también una ventaja estratégica de ese personaje. Dicho en otros
términos, el objetivar metaperspectivas constituye una
competencia (saber-hacer, poder-hacer) en relación a las
interacciones con los demás personajes. El análisis somero de la
escena de clímax del film "El Ciudadano Kane" (Orson Welles,
1962), aquella en que la revelación de sus amores prohibidos con
la cantante Susan Alexander da al traste con su carrera
política, serviría para dar ejemplo de las anteriores
consideraciones ("p" designará a Kane, "q" a Susan Alexander,
"r" al inescrupuloso Paul Gettys)
Kane se revela como un personaje que actúa a partir de la idea,
poco objetiva, que tiene de sí mismo y del mundo, de donde:
p ---> p ; p ---> q ; p ---> r
Susan, situada en una metaperspectiva que se ocupa de la visión
que los demás tienen de ella (y que es idéntica a la perspectiva
que ella tiene de sí misma), es poseedora de una mayor
competencia, la cual, de hecho, utiliza en su manipulación de
Kane. Luego:
q ----> (p ----> q) = (q ---> q)
Gettys, por último, personaje ganador de la contienda, posee una
rica metaperspectiva desde la cual ubica a los personajes en
relación a su visión de ellos mismos y a la visión que cada uno
de ellos tiene de él como persona. De allí obtiene su ventaja al
manipular a los demás. Representamos sus metaperspectivas así:
r----> (p---->p) ; r---->(q ----> q)
Y además:
r----> (p---->r) ; r---->(q ----> r)
La consideración de las perspectivas puede constituir un recurso
constructivo que permite diferenciar las competencias de los
personajes en relación a sus posibilidades de manipulación, que
explícita el contraste entre los diferentes personajes en
términos de esta capacidad y que proporciona una cierta medida
de la "interioridad" de cada uno de ellos en términos de su
"capacidad" de estar "alerta" en relación a los demás
personajes(34).
Mencionaremos los trabajos de otros autores que modelizan el
funcionamiento psicológico individual y que en algo tocan las
situaciones recientemente discutidas. Gear y Liendo, en un primer
modelo del sujeto psicológico describe la psiquis conflictiva
como constituida por una estructura binaria de dos posiciones
vacías complementarias ocupadas alternativamente por el sujeto
(culpador-culpado y culpado-culpador; abandonador-abandonado y
abandonado-abandonador; atormentador- atormentado y
atormentado-atormentador, etc.). El conocimiento de tal
estructura proporciona la posibilidad de la construcción de un
itinerario para el personaje que se debatirá en un conflicto
signado por esos dos polos y que los ocupará alternativamente en
su desarrollo. Posteriormente, Liendo se ocupará de una
modelización, ya no puramente semiótica sino también cibernética,
en la que el sujeto conflictivo aparece caracterizado por una
serie de respuestas estereotipadas que ponen en juego al propio
sujeto (ego) y a otro sujeto capaz de "tener con éste relaciones
pertinentes al conflicto" (alter). El énfasis del modelo está en
el desfase entre lo que el ego dice hacer y lo que hace en cada
interacción, así como lo que el ego hace hacer y hace decir que
hace en el ego. A pesar de que el estudio de tales estereotipos
tienen interés clínico, constituye claramente otro modelo de
conductas posibles que acotan las acciones de un personaje de
acuerdo a una conflictiva escogida por el escritor.
Por último, caben ser destacados tanto los trabajos previos de
Lieberman acerca del "estilo en las diferentes clases de
pacientes" que sistematizan ciertas pautas lingüísticas y
comunicacionales para determinados tipos
psicológicos (habla así de "pacientes con estilo narrativo",
"pacientes con estilo lírico", "pacientes con estilo dramático y
suspenso", etc.), como los realizados por Lieberman y Maldavsky,
próximos a los de Liendo aunque con diferente sentido, en los
que el famoso cuadrado semiótico de Greimas es utilizado para
categorizar las "dimensiones semánticas personales" en el aspecto
emocional y conativo(35). Estos modelos, como todos los
anteriores estudiados, podrían servir de marcos formales,
continentes y no restrictivos, para la estructuración del
carácter del personaje.
La definición de acción dramática
HACER Y VER HACER: ESCRITURA Y ANALISIS DE LA ACCION
DRAMATICA.
Acción es lo que pasa. Así, sin más, define Syd Field
un concepto fundamental para la estructura dramática del guión
cinematográfico. Y sigue: "Hay dos clases de acción: acción
física y acción emocional [...] acción emocional es lo que pasa
dentro del personaje durante la historia". Con este margen de
imprecisión, pero con la certeza de que el término remite a un
concepto por todos conocidos, los manualistas del guión elaboran
un discurso que encuentra precisamente en el concepto de acción
uno de sus pilares fundamentales. Cucca, sin molestarse en
definir el término, elabora una distinción que separa las
acciones de base (fundamentos esenciales de la historia) de las
acciones complementarias (acciones de transición que ilustran
el carácter de un personaje o dan información) y Lajos Egri, en
el estudio del conflicto, discute el origen de las acciones,
conformándose con hacer mano de un muestrario de metáforas
climáticas y antropológicas:
"The walking of a man is action, the flight of a bird,
the burning of a house, the reading of a book. Every
manifestation ot life is "action" (36).
Eugene Vale es tan sucinto como Field: un verbo representa
acción. Y desarrolla todo un capítulo para estudiar la transición
de la acción. Swain analiza tanto la descomposición de las
acciones como sus antecedentes sin preocuparse ni un instante
por definir el término. Chion se pregunta qué es la acción,
sin llegar jamás a respondérselo, adelantando tan sólo algunas
previsiones de alcance absolutamente particular. Y Gutiérrez
Espada, quizás el más prolijo de todos en relación al tema,
esboza los términos de una discusión histórica que remite a
Kulechov y a Gorki y que se reduce a destacar el alcance y la
importancia de la acción, sin, en principio, definirla. No
obstante, al querer diferenciar entre acción externa e interna,
Gutiérrez Espada asoma una discusión que toca aspectos más
profundos del problema:
La experiencia demuestra que los films saturados de acción han
tenido siempre un éxito indiscutible. Por ello la acción debe
estar presente ya en el guión, como condición importantísima.
Pero entiéndase que nos referimos a un concepto exterior de
acción, exclusivamente, como si se tratase de acción "mecánica",
por así decir, donde abunda el movimiento de las cosas, sino que
la acción debe resultar enlazada con el conflicto que se produce
entre los personajes, o en las ideas que se exponen, que son como
las líneas de fuerza que mantienen en tensión todo el discurso
narrativo. La acción, muchas veces, es el resultado de la
situación emotiva de un personaje o de un grupo de ellos, cono
efecto de su conducta y actitudes.
En Howard Lawson ese "movimiento general que da lugar a que
algo nazca, se desarrolle y muera entre e comienzo y el
final"(37), es analizado con mayor detalle. Para ello, recurre
a una definición que suministra Schlegel en su Curso de Arte
Dramático:
¿Qué es la acción? ... En su significación más profunda, la
acción es una actividad que depende de la voluntad humana. Su
unidad consiste en su dirección hacia un solo fin y su totalidad
la compone todo lo que se encuentra entre la primera
determinación y la ejecución del hecho.
Tal definición, suficiente para Brunetière, para quien el uso de
la voluntad consciente sirve para diferenciar la acción del
movimiento o agitación (Las Leyes del Drama, citado por Howard
Lawson), es sin embargo criticada por Howard Lawson, quien
introduce el problema del sentido. Dice Lawson:
La acción es una especie de actividad, una forma de movimiento en
general. La efectividad de la acción no depende de lo que hace la
gente, sino del significado de lo que hace.
Esta última aproximación introduce un elemento vital en la
discusión: la acción, así considerada, refiere su importancia, no
a su magnitud medida en términos de "realidad" (lo cual
configuraría una referencia extra-textual), sino al sentido que
tiene dentro de la estructura y, en particular, respecto a la
acción base. Sin embargo, hay que ir hasta Pavis, cuya
preocupación por la acción proviene del análisis semiótico, para
transitar el camino hacia una formalización que permita
aprovechar el descubrimiento. La discusión de Pavis va desde una
definición tradicional según la cual la acción dramática
consiste en una "Serie de hechos y actos que constituyen el
argumento de una obra dramática o narrativa", hasta una
definición semiológica, construida sobre el modelo actancial,
para la cual la acción se produce como cambio de posición de los
actantes en la configuración actancial.
Observamos entonces cómo la idea de acción ocupa un lugar nodal
en la preceptiva dramaturgica del guión, a pesar de que su
contenido jamás se conceptualiza dentro de un marco de rigor.
ACCION Y ESTRUCTURA
El papel estructural de la acción, esto es, la función
específicamente dramática de este elemento constitutivo, es
considerado por Howard Lawson con cierto cuidado. Preocupado por
diferenciar la simple actividad de la acción dramática, Howard
Lawson logra una descripción dinámica de la acción dentro de la
estructura:
La acción (en contraposición a la actividad) debe estar en
proceso de realizarse, así que debe brotar de otra acción, y
conducir a otra diferente. Cada cambio de equilibrio implica
cambios de equilibrio anteriores y venideros. Esto también signi-
fica que debe considerarse el tiempo dedicado a cada acción, el
tiempo que resulta necesario en relación con la cantidad de
actividad.
Howard Lawson establece también una diferenciación entre acción
externa y acción interna, siempre, claro está, dentro de las
limitaciones que le imponen sus presupuestos según los cuales en
el drama se enfrentan la voluntad consciente, a nivel
individual, y las fuerzas sociales, a nivel social. En este
respecto el autor puntualiza:
La extensión de la acción interna está limitada a las causas
que se encuentran en la voluntad consciente de los personajes.
La extensión de la acción externa está limitada a las causas
sociales que constituyen el contexto de hechos dentro del cual
se mueve la acción.
Para Lawson la acción-base es aquella transformación esencial que
tiene lugar en la obra y que en general se resuelve en el clímax
principal. Lawson estructura la obra alrededor de la acción-base
de manera análoga a la que Egri construye la armazón sobre la
base proporcionada por la premisa: la estructura completa se
condiciona al éxito de la acción-base. En sus principios de la
continuidad, Lawson da un dibujo de cómo es esta estructura y
de cómo se desarrolla en ella la acción:
1. La exposición debe estar plenamente dramatizada en términos de
acción.
2. La exposición debe presentar posibilidades de extensión que
sean iguales a la extensión de la acción-base
3. Pueden seguirse dos o más líneas de causalidad si encuentran
su solución en la acción-base.
4. La acción creciente se divide en número indeterminado de
ciclos.
5. Cada ciclo es una acción y tiene la progresión característica
de una acción: exposición, ascenso, choque y clímax.
6. El aumento de la tensión cuando cada ciclo se acerca a su
clímax, se logra mediante el incremento de la carga emocional;
esto puede hacerse enfatizando la importancia de lo que está
sucediendo, subrayando el miedo, el valor, la ira, la histeria,
la esperanza.
7. El tempo y el ritmo son importantes para mantener e
incrementar la tensión.
8. El eslabonamiento de las escenas se logra mediante contrastes
abruptos o por superposición de líneas de interés.
9. Cuando los ciclos alcanzan la acción-base, el tempo se
aumenta, los clímax subordinados son más intensos y están más
estrechamente agrupados, y la acción entre los puntos culminantes
se acorta.
10. La probabilidad y coincidencia no depende de la probabilidad
física, sino del valor del incidente en relación con la
acción-base.
11. La obra [...] no es una simple continuidad de causa y
efectos, sino una interacción de fuerzas complejas; pueden ser
introducidas nuevas fuerzas sin preparación previa, siempre que
su efecto en la acción sea manifiesto.
12. La tensión depende de la carga emocional que la acción pueda
soportar antes [de] que se alcance el momento de la explosión.
Otros autores, preocupados por el mismo problema del lugar que
ocupa la acción en la armazón dramática, distinguen en el relato
las "zonas" en la que la acción se concentran de manera crucial
para configurar la historia, de aquellas otras en que aparecen
diluido, facilitando las transiciones y las descripciones. No son
otra cosa las mencionadas acciones de base y acciones
complementarias de Cucca o núcleos de acción(38). En
resumen, podemos decir que, para los manualistas consultados, la
acción es un elemento constitutivo de primer orden cuya
disposición inicial constituye la columna vertebral de la
estructura dramática. En esta vertebración primaria la
acción-base, o acción principal, ocupa un lugar medular que actúa
como eje rector en relación al cual se disponen y cobran sentido
las demás acciones.
FORMALIZACIONES DE LA ACCION
Greimas y Courtés entiende por acto el cambio de estado de un
sujeto en relación a la conjunción o disjunción de un objeto
valor. Estos objetos, o bien representan cosas, entes materiales
valorados cuya posesión se disputa en el relato, o bien
describen valores psicológicos o abstractos. La formulación de un
acto, viene dada por una expresión del tipo:
F (S1) ----> [ (S v O)-------->(S ^ O) ]
Cabe señalar que esta definición abarca incluso los llamados
actos de habla, actos en los que pueden distinguirse varios
niveles de acción: como actividad somática que pone en conjunción
a un sujeto y un hacer gestual significante, como un hacer-saber,
es decir "como un hacer que produce la conjunción del sujeto
enunciatario con un objeto del saber" , y también, como un
hacer-hacer, "es decir, como una manipulación de un sujeto por
otro mediante el habla). Esta distinción, revela un aspecto de
importancia central para el dramaturgo cinematográfico y en
particular para el dialoguista: la dimensión de los actos de
habla en términos de la acción dramática, al descubrir para el
escritor los diferentes sentidos en que el acto de habla es
acción. Lozano resume claramente la referida tricotomía analítica
proveniente de Austin:
A la luz de la hipótesis "hablar es hacer", el uso del lenguaje
consiste en una actividad que incluye: el acto de decir algo, el
que tiene lugar al decir algo y el que acaece por decir algo.
Austin los denomina respectivamente acto locucionario,
ilocucionario, y perlocucionario, aun cuando no constituyen
propiamente actos distintos, sino tres subactividades
analíticamente discernibles en cada ejecución lingüística o acto
de habla.
Colocados en este punto, podemos distinguir en el personaje -y
sobre todo en el personaje que habla, en esa instancia
constitutiva del personaje que es el parlamento- diferentes
niveles de su hacer lingüístico. Lo más común es que el escritor
-e incluso el manualista- ponga el acento en el nivel
locucionario y se preocupe del decir del personaje, del
"contenido" de ese decir. Pero una visión más profunda nos lleva
a postular como esenciales los dos niveles restantes, destacando
por ejemplo, los enunciados ilocutorios, aquellos, cuya "función
primera e inmediata consiste en modificar a los interlocutores",
(Ver Ducrot y Todorov). Repensados de esta manera, los
parlamentos (y los diálogos) participan de la acción de una
manera distinta según prioricen uno u otro nivel: pueden ser
portadores de información unidimensional o, simultáneamente,
remitir a diversos niveles de la acción(39) (y de la
información)(40).
Ahora bien, ¿cuáles son los problemas generales en relación a los
cuales la disponibilidad de una definición rigurosa de la acción
puede jugar un papel esclarecedor, aún en lo operativo, es decir,
en la escritura guionística? Una serie de preguntas naturales
rondan el diseño de la acción:- ¿Como se identifica una acción
dramática? ¿Cómo se dispone la acción en la estructura general
de los acontecimientos? ¿Como progresa o se detiene? ¿Cómo se
logra su gradación? ¿Qué caracteriza la acción importante, cómo
se "mide" su intensidad? ¿Que diferencia dos acciones en la
misma estructura dramática?
La aproximación greimasiana comporta de por sí la virtud de una
definición operacional: hay acción cuando hay intercambio de
objetos, cuando el estado de un sujeto cambia. A la pregunta
"¿Qué pasa?" se le podrá responder siempre afirmativa o
negativamente. Por otra parte, para intentar respuestas
(parciales) a las restantes preguntas, hay que recurrir
primeramente a una distinción debida a Moles entre la llamada
importancia intrínseca de una acción -referida a la secuencia de
acciones posteriores a dicha acción dentro de la historia
contada- e importancia extrínseca, aquella que es adjudicada
por el espectador a la acción en sí. Retomemos el comentario
ya citado de H. Lawson, dentro de un nuevo contexto:
La acción es una especie de actividad, una forma de movimiento en
general. La efectividad de la acción no depende de lo que hace la
gente, sino del significado de lo que hace.
Si entendemos por efectividad la importancia intrínseca de la
acción, lo que esto significa es que cada acción define su
significado en relación la acción-base, esta última interpretada
en el sentido que le da el mismo Howard Lawson. En términos de
nuestra definición, una acción-base del tipo:
F (S1) ----> [ (S v O)-------->(S ^ O) ]
presupone su descomposición en una secuencia de acciones se-
cundarias que se gradúan y definen relación a esta acción
principal(41). Una caracterización plausible de las acciones
que constituyen una tal secuencia es la proporcionada por
Moles(42). Cada uno de los actos mínimos (actomas) que
constituyen una secuencia, queda caracterizado por:
a) Su importancia relativa [extrínseca o intrínseca]...
b) Su grado de implicación, medida de cero a uno, es decir, la
estimación subjetiva del grado de causalidad.
c) Su valor como acontecimiento o valor de imprevisibilidad para
el observador o el lector (tasa de sorpresa de lo inesperado).
d) Su complejidad, es decir, la medida de su entropía en relación
con los actomas más simples, en el nivel inmediatamente inferior
de la observación.
e) Su tasa de riesgo, ligada a la atención emocional que provoca
en el actor o en el espectador.
f) Sus estrategias alternativas o posibilidades de reemplazo de
un actoma particular por otro que desemboque en el mismo
resultado.
g) El portador de la acción (actante), que impone las condiciones
de sujeción a los actos: que estos sean sucesivos, que sean
conjuntos si ocurren en el mismo lugar, y que sean desunidos
[disjuntos] si tienen lugar en sitios diferentes, por los de-
talles t=x/v, siendo x la distancia y v la velocidad máxima de
traslado de un lugar a otro.
h) La duración de la acción en unidades compatibles con el
conjunto.
i) El lugar geográfico donde tiene lugar (líneas del universo).
Un análisis de los aspectos anteriores a la luz de las
consideraciones que se vienen analizando, arroja:
a) La importancia relativa intrínseca se mide en relación a la
acción-base. Vale decir, cada acción que integra la armazón
narrativa cobra sentido respecto a la acción fundamental,
aquella que pone en juego el objeto principal en disjunción
(caso más frecuente) o conjunción con el sujeto principal (el
héroe). Puede pensarse entonces la acción base como descompuesta
en actomas -haciendo nuestra la terminología de Moles- que
componen la acción principal y, por tanto, al objeto principal
como aproximable mediante una cierta sucesión de objetos que
llamaríamos componentes (objetos modales). Formalmente, tal
consideración estaría comprendida dentro de lo que Greimas y
Courtés llaman un programa narrativo complejo(43) -relativo a
la acción principal- el cual está constituido por programas de
uso respecto de los cuales dicho programa se denomina programa
de base. Más allá de la terminología escogida, lo que resulta
valioso desde el punto de vista de la escritura es que la
determinación de la importancia relativa intrínseca de cada
acción, podría hacerse manifiesta a través del análisis de la
medida en que cada objeto componente (cada transformación de un
programa de uso) colabora en la realización de la acción
principal (es decir, en el cumplimiento del programa de base).
"¿Qué requisitos debe cumplir el personaje para el logro de su
objetivo?", es la pregunta que conduce a la descomposición de la
acción principal en actomas. "¿Cuánto acerca una acción dada
sujeto y objeto principal?", es la pregunta que, a nivel de la
acción particular (el actoma), remite a su importancia.
b) La medida del grado de implicación es una prueba frecuente a
la que se somete la escritura dramática y actúa sobre lo que,
siguiendo a Barthes, denominamos núcleos del relato. El
procedimiento consiste en la remoción de una unidad con el fin
de determinar los efectos sobre las unidades subsiguientes (¿Qué
pasaría si tal personaje no hubiera hecho tal cosa?). En un
relato de acción, donde la supremacía de los núcleos sobre las
unidades indiciales debe ser manifiesta, el escritor procede a
determinar la densidad de la acción, es decir, el número de
unidades nucleares por cada tantas unidades de su segmentación
(por ejemplo, una escena de acción por cada cinco escenas o tres
escenas de acción por cada cinco escenas). Este procedimiento
permite, entre otras cosas, identificar las "lagunas"
innecesarias, los puntos muertos que detienen el curso natural de
la acción dramática.
c) El valor de imprevisibilidad está ligado al recurso -
mencionado al revisar algunos manualistas norteamericanos (ver
capítulo dedicado a los modelos de construcción- del revés. La
acción debe avanzar la historia pero por una vía plena de
originalidad que eluda las previsiones y suposiciones del
espectador. El escritor -como en el comentario de Swain- diseña
todas las alternativas esperadas y escoge una nueva que, con el
mismo efecto neto, se salga de lo previsto. En particular, en el
revés, el cambio hacia un "nuevo sistema de valores" para el
conflicto equivale a la imposición de un nuevo programa narrativo
(Indiana Jones tiene en sus manos el tesoro buscado, pero ahora
el puente por el que transita cede bajo sus pies). La pregunta en
estos casos entonces es: ¿Qué nueva situación impensada se
introduce con cada ganancia parcial del personaje? La mejor res-
puesta es que la mejor situación es una que cumpla a la vez con
los requisitos de ser verosímil y poco probable.
d) Una acción compleja será aquella que se descomponga en una
multiplicidad de actomas. La gradación en las acciones también
podrá comprender un crecimiento en términos de la complejidad,
dejándose para la crisis una acción de complejidad considerable.
e) Ninguna acción dramática debe estar asegurada de antemano, la
probabilidad de que el sujeto involucrado en la acción alcance su
objetivo (es decir, su junción con el objeto) debe ser, en
general, media o baja. Eso no es más que una manera de decir
que cada acción debe ser diseñada de tal forma que cree una dosis
de suspenso. El escritor crea obstáculos que se oponen a la
junción y que disminuyen la probabilidad del final esperado para
la unidad considerada. Globalmente, también, reparte el riesgo
entre las diferentes unidades, cuidando matizar sus efectos con
el espectador(44), buscando la manipulación de sus emociones
básicas.
f) La búsqueda de alternativas para cada acción constituye el
derrotero obligatorio de un escritor en casi todo momento de su
escritura: enfrentado al paradigma cambiante que le impone el
texto en cada una de sus encrucijadas y a las exigencias de su
imaginación, evalúa constantemente sus propias propuestas. El
procedimiento más efectivo sería quizás el que recomiende la
consideración del mayor número de posibilidades (aun de las más
descabelladas) y la evaluación de estas alternativas a la luz de
los requerimientos, tanto intrínsecos como extrínsecos, que se
imponen al lugar vacío que con la acción se intenta llenar.
g) Acción y personaje están ligados hasta el punto que cualquier
diseño de acciones que resulte impropio del personaje provoca en
el texto un efecto de intervención exterior, de deus ex machina
actuando caprichosamente según sus propias necesidades. Así como
el personaje nace de sus carencias esenciales y es, en cierto
modo, acción potencial(45) (acción que se manifiesta en las
circunstancias apropiadas), la acción debe ser evaluada a la
luz del personaje construido. La acción revela al personaje
cuando proviene de lo que hemos internalizado como su necesidad
más íntima.
h) El problema de la distribución de las acciones en el tiempo se
hace patente sobre todo en los filmes en los que predomina la
acción exterior (persecuciones, enredos, etc). En este caso el
diseño de las coincidencias espaciales, de los equívocos y las
apariciones inoportunas requiere de un cuidadoso cálculo de las
posibilidades de desplazamiento del personaje (no puede
encontrarse en dos sitios a la vez, requiere de cierto tiempo
para desplazarse de un lugar a otro, etc). El olvido de tales
consideraciones acarrea en ciertos casos una ubicuidad contraria
a la verosimilitud.
h) La duración de la acción - como cada uno de los aspectos
anteriores- debe estar medida en términos del conjunto. Pero es
sobre todo en relación a su propia temporalidad que la acción
corre sus mayores riesgos: el timing, el tempo casi musical que
requiere la acción obliga al escritor a suprimir las
divagaciones y las extensiones ociosas. Cada acción tiene su
ciclo de agotamiento, la manera de conducir su propia extinción.
i) En el guión, la consideración del lugar geográfico es
delicada materia de discurso: el ambiente- el contexto icónico-
podría decirse, condiciona la lectura de manera definitiva: en el
cine todo sucede en un lugar espectacular, es decir, propio de un
espectáculo. ¿Dónde situar la acción diseñada? Una amplia
evaluación de los elementos del paradigma conducirá a la opción
adecuada.
Una última consideración en cuanto a la acción es la referida a
lo que se ha llamado el uso del detalle significativo(46).
Como hemos dicho, cada personaje es un sentido acción
potencial, acción que no se desencadena debido a las
circunstancias. Es el detalle imprevisto -pero significativo y
pertinente, capaz de catalizar el comienzo de una acción- el que
aparece signa de verosimilitud su desencadenamiento. En este
aspecto, claro está, también la originalidad es un requisito de
primera línea, al detalle previsible (el choque inesperado de la
pareja de futuros amantes, la caída nerviosa del botín oculto) se
opone la invención (el viento que revela el rostro codiciado en
Rashomon, la primera debilidad los invitados en El Angel
Exterminador).
Construir la acción dramática y evaluar objetivamente su
construcción, son dos caras obligatorias de la escritura.
Mientras más amplio sea el panorama de su visión analítica, más
ricas serán las opciones del escritor en su búsqueda de la
solución óptima para el guión cinematográfico.
Triángulos y conflictos
TRIANGULOS Y CONFLICTOS.
El de conflicto es un concepto que los manualistas del guión
cinematográfico han tratado con precisión definitiva. Dice Dwight
Swain:
Conflict [is] the interplay between forces seeking to attain
mutually incompatible goals(47).
Y agrega Syd Field:
...the basis of all drama is conflict; once you can
define the need of your character, that is, find out
what he wants to achieve during the screenplay, what his
goal is, you can create obstacles to that need. This
generates conflict...(48)
Lajos Egri lo formula a su manera:
No dialogue, even the cleverest, can move a play if it
does not further the conflict. Only conflict can
generate more conflict, and the first conflict comes
from a conscious will to achieve a goal which was
determined by the premise of the play(49).
Para Eugene Vale "un relato sin lucha nunca puede ser
dramático" y esta lucha "es una lucha para eliminar la
alteración.", es el "resultado de la intención y la dificultad".
Vale distingue cuatro estadios en el progreso de la acción
hacia el conflicto: El estadio inalterado, la alteración o
perturbación, la lucha y el ajuste.
Vale analiza con detalle la naturaleza de la dificultad
dramática postulando tres tipos esenciales: el obstáculo, la
complicación y la contra-intención. "El obstáculo es una
dificultad de naturaleza circunstancial" y "la complicación de
naturaleza accidental". La contra-intención, definida como la
intención de un personaje de evitar el cumplimiento de la
intención de otro personaje, es considerada por Vale como la
dificultad dramática más efectiva. Vale abunda en la evolución de
la lucha entre intención y contra-intención, de una manera muy
clara:
... la lucha es una pelea entre fuerzas que se oponen,
ya sean ataque y resistencia o ataque y contraataque.
Cualquier pelea entre fuerzas que se oponen debe
terminar en victoria a menos que se interrumpa o que
termine en un empate. Tal interrupción no está permitida
en el relato dramático. La victoria y la derrota son
idénticas al cumplimiento de la frustración de la
intención, respectivamente. La decisión final se emite
en el clímax... (50)
Pero para los manualistas, la intención puesta en juego en el
conflicto -que es necesariamente la intención del héroe o
protagonista, si se trata del conflicto principal- es una
intención consciente, un acto de voluntad. Dice Brunetière
(citado por Howard Lawson)
Lo que pedimos [...] es el espectáculo de la voluntad que lucha
por alcanzar un objetivo, consciente de los medios que emplea
[...] el drama es la representación de la voluntad del hombre en
conflicto con los poderes misteriosos o las fuerzas naturales que
nos limitan y empequeñecen; es uno de nosotros, arrojado vivo
sobre la escena para luchar contra la fatalidad, contra las leyes
sociales, contra la otros hombres, contra sí mismo y, si es
necesario, contra las ambiciones, los intereses, los prejuicios,
la locura y la malevolencia de quienes nos rodean
Howard Lawson, al suscribir la idea, agrega:
Shakespeare vio la lucha entre el hombre y su conciencia (que
es, en esencia, una lucha entre el hombre y las
necesidades del medio, no sólo como una lucha entre el
bien y el mal, sino como un conflicto de la voluntad
donde la tendencia a actuar se equilibra con la tendencia a huir
de la acción.
Vemos entonces que a la clara definición del conflicto dramático
se superpone una consideración restrictiva que lo pretende
categorizar como una oposición entre voluntad consciente y sus
obstáculos correspondientes. Pero tal oposición obviamente puede
extenderse hasta configuraciones que, conservando la estructura,
no nieguen la oposición de fuerzas dramáticas cualesquiera,
fuerzas que, en particular, pueden generarse desde el
inconsciente (al menos una de ellas, como suele suceder).
El conflicto entonces es el modo de ser de la acción en el drama
y por tanto, su presencia es absolutamente obligatoria en el
film narrativo. ¿Cómo se inserta dentro de la estructura
dramática general? Hemos visto que el conflicto aparece como el
producto de un desequilibrio de una estabilidad primigenia. En
la dramaturgia clásica este desequilibrio tiene lugar en el
error (la hamartia de Aristóteles) que, cometido por el héroe,
lo hace caer en desgracia. Dice Torok:
La grande faute, cést l'hamartia qui, observe Corneille, peut
signifier en grec tantôt erreur, tantôt faute; c'est une pure
malchance, ou bien una faute morale, ou quelque chose entre les
deux. Elle est le pivot d'un renversement de grande amplitude qui
conduit du bonheur au malheur un homme qui, n'etant pas méchant,
ne mérite pas son sort. [...] Ce renversemente suscite
l'inquietude chez le spectateur, c'est-à-dire, au sens propre,
détruit le repos, le sentiment d'attente confortable dans le quel
le tenait le prologue, et le plonge dans l'agitation(51).
El desequilibrio que motoriza la acción y que por lo general se
ubica en los comienzos del film, se problematiza y complica en
forma creciente hasta un punto de máxima tensión y se resuelve
por el triunfo de una de las fuerzas que lo integran. En ese
itinerario, el conflicto sufre modificaciones cuantitativas
(por incremento de la tensión, es decir, por el aumento de
la magnitud de las fuerzas en pugna) y cualitativas(52). La
modificación cualitativa del conflicto ha sido una preocupación
primordial de la manualística norteamericana. James Boyle la
denomina reversal (revés) o shifting point, término que designa
el "desplazamiento de las tensiones crecientes hacia un sistema
de valores diferentes" y Syd Field construye su paradigma (un
modelo estructural estándard para la construcción guionística)
sobre la base del llamado plot point, un punto de giro de la
acción que cambia su sentido, "an incident, or event, that hooks
into the story and spins it around into another
direction"(53), o en otros palabras, una circunstancia que
cambia los términos del conflicto.
La antedicha evolución explica claramente que el conflicto es un
elemento estructurador que secciona el film en lo que
clásicamente se conoce como la exposición, el nudo y el de-
senlace o bien como la crisis, el clímax y la resolución. Dado
que el conflicto se constituye por la agregación de conflictos
menores, es natural que esta disposición ternaria pueda ser
encontrada en diferentes niveles de descripción (a nivel del film
completo, de la secuencia o de la parte, de la escena,
etc.(54)).
El estudio detallado del conflicto conduce a la consideración de
cómo se jerarquizan varios conflictos dentro de una misma
estructura. En este sentido, pueden adelantarse dos
observaciones. Por una parte, la estructuración de un conflicto
principal(55), soporte de la acción principal (regularmente
acción del héroe) no invalida la posibilidad de que se
construyan otros conflictos independientes que den lugar a líneas
narrativas secundarias(56). El cine narrativo (y en particular,
el cine narrativo norteamericano) tiende en general a manejar
varios conflictos paralelamente, aún cuando es usual que las
líneas secundarias sean desarrolladas muy débilmente. En segundo
lugar, un mismo conflicto puede acumular, por decirlo así, varios
niveles de enfrentamiento que particularizan una oposición
genérica: Los hermanos que combaten en ejércitos enemigos
(primera oposición), que se enfrentan personalmente (segunda
oposición) y que generan en el interior de uno de ellos un
conflicto de conciencia (tercera oposición).
Por último, es necesario considerar, aunque sea a grosso modo,
las relaciones entre conflicto externo y conflicto interno.
Aunque los manuales no hacen referencia explícita a esta
distinción, parece claro que el conflicto trabajado por
excelencia es el conflicto externo, esencialmente, aquel que está
dado por el enfrentamiento entre la voluntad de un individuo y
otra voluntad individual o social (ver supra). No obstante, se
colige de algunas de las discusiones, que muchos conflictos
externos se traducen o tienen su correlato en el interior del
héroe en forma de conflicto interno. No es otra cosa la que
afirma Swain cuando pide del personaje, con el nombre de
potencial de clímax, la capacidad de manejar dos emociones
contradictorias.
FORMALIZACIONES PARA EL CONFLICTO
Enunciaremos de entrada aquello que nos resulta central en la
formulación del conflicto: su aspecto triangular. Todo conflicto
puede reducirse a un conflicto triangular en uno de cuyos
vértices se sitúa el sujeto conflictuado. Greimas y Courtés
dirían que, en cada conflicto, a cada programa narrativo (y
en particular el del protagonista) se opone un anti-programa
narrativo (el del oponente o antagonista). Un objeto valor se
disputa entre dos sujetos con junciones contrarias (S1 no tiene
lo que tiene S2 o viceversa). Cuando S1 y S2 no coinciden en el
mismo personaje, se tiene un conflicto externo, cuando repre-
sentan modalidades actanciales propias de un mismo personaje (de
un mismo actor, nos encontramos con un conflicto interno. Por
tanto, en cada conflicto:
- Un objeto se disputa entre dos sujetos.
- El estado conjunto S1 ^ O y el estado conjunto S2 ^ O son
excluyentes (no se pueden dar simultáneamente).
- Tal oposición puede interpretarse como la pertenencia a un
triángulo en el que el personaje se debate entre los términos en
riesgo: la conjunción o la disjunción con el objeto.
- Los conflictos externos son "vividos" por el personaje en
términos de "toma de partido" por uno de los estados en disputa
("búsqueda" de la conjunción, "defensa" de la disjunción). Los
conflictos internos son "vividos" por el personaje como
verdaderos triángulos amorosos, en los cuales el personaje
constituye el territorio común de dos sujetos en pugna
(corrientemente, sujeto del deseo y sujeto de la ley).
- El personaje podría pensarse como ocupando una posición vacía
entre los dos términos en conflicto(57), susceptible de
aproximarse a los otros dos vértices del triángulo, situación que
podría representarse por:
S ^ O S v O
. . . . . . . . .
. .
. .
. .
.
S
- Los triángulos no se dan de manera aislada, sino que el espacio
narrativo está a menudo configurado por una verdadera retícula
de tales triángulos que se complementan y comparten sus vértices.
Algunas formalizaciones en ciencias sociales son próximas a las
enunciadas. Por ejemplo:
- Es clara la vinculación de esta interpretación del conflicto
interno con las ideas freudianas y postfreudianas que sitúan en
el complejo de Edipo la primera relación triangular que vive el
hombre y que formulan para tal relación el carácter de matriz
primaria según la cual el hombre vivirá sus sucesivas
identificaciones e ingresará en sus posteriores conflictos.
- Algunos trabajos sobre terapia de familia -los de Virginia
Satir, Salvador Minuchin y, bajo otro punto de vista, Cooper -
utilizan las configuraciones triádicas en su explicación de la
dinámica de la conflictiva familiar. En particular el triángulo
de Karpmann, proveniente del análisis transaccional, parece un
instrumento adecuado para describir típicas situaciones
conflictivas con intercambio de roles temáticos entre un
perseguidor, una víctima y un salvador(58).
- De un modo más general, en un contexto que toca el estudio de
organizaciones, empresariales, humanas y literarias, los trabajos
de Caplow valorizan el análisis de las interacciones y las
coaliciones en las tríadas.
Las estrategias de escritura debe asegurar, para cada personaje
en conflicto, la pertenencia (por lo menos) a una situación
triangular, así como la evolución dramática de tales triángulos.
El escritor, muy tempranamente, escogerá las situaciones
triangulares a ser desarrolladas por cada personaje, diseñará sus
posibles complicaciones y su devenimiento en otros triángulos y
la resolución final que tiene como resultado la rotura de la
situación triangular, es decir el cese del conflicto.
LEYES Y CAPRICHOS
LEYES Y CAPRICHOS
Para poder inventar libremente hay que ponerse límites.
Umberto Eco. Apostillas a El Nombre de la Rosa.
Una revisión de algunos manuales clásicos de escritura
guionística revela la aplicación de ciertas reglas cuya aparición
generalizada le confiere una categoría de preceptos para la
"buena escritura" del guión. No está demás recalcar el carácter
relativo y, sobre todo, lábil, que presenta la aplicación de
tales reglas, las cuales, sólo por comodidad llamaremos leyes.
En el análisis que hagamos de cada una de ellas podrá notarse
este carácter restringido de su aplicabilidad, el uso
determinado por condicionantes históricos, ideológicos o sociales
y, lo que es más importante, su propia naturaleza relativa a cada
obra artística.
Adoptaremos la distinción entre historia y discurso introducida
por Tzvetan Todorov y desarrollada por Gérard Genette según la
cual la historia consiste en el significado o contenido
narrativo de una narración y el discurso (o relato) es el
significante, enunciado, discurso o texto narrativo en sí. (En
términos menos formales, historia es lo que se narra, discurso,
cómo se narra lo que se narra). Nos alejamos así de otra acepción
de estos dos términos que proviene de Benveniste y que ha sido
adoptada por muchos teóricos preocupados por el problema de la
enunciación cinematográfica, entre ellos Gianfranco
Bettetini(59).
LEYES QUE ACTUAN A NIVEL DE LA HISTORIA
LA COHERENCIA
La idea de coherencia, tal y como es postulada por autores como
Pavis, esto es, como "la armonía y no-contradicción entre
elementos de un conjunto", contiene dentro de sí dos
significaciones que hemos diferenciado. En primer término,
remite a la idea de homogeneidad de las estructuras (narrativa,
temática, estilística, etc.), aspecto al que designaremos
propiamente con el término de coherencia. En segundo lugar el
carácter de no-contradicción envía al sistema de supuestos que
gobiernan un relato, es decir, a lo que Todorov llama la lógica
de las acciones y hemos preferido, en el momento de referirnos a
ella, hablar de consistencia. Dejaremos este segundo aspecto para
más adelante.
La coherencia dramática, en el sentido que nos ocupa, es
claramente formulada por Pavis:
La dramaturgia clásica ... se caracteriza por una gran
unidad y homogeneidad tanto en los materiales que
utiliza como en su composición. La fábula forma un todo
lógico y orgánicamente articulado en partes
constituyentes de la acción .... El personaje asume y
representa en su conciencia unificada las
contradicciones de la obra, coincide perfectamente con
el conflicto ... La obra dramática se asemeja a una
transposición mimética de la realidad y facilita el paso
de una a otra.
Esta coherencia es un presupuesto -tácito en algunos casos- de
los manualistas y abarca aspectos como la conservación del
sentido en la información (la información que se da de un
personaje o de una situación mantiene su validez a través de toda
la obra y sólo se modifica cuando otra información o situación
redefine su veracidad), el mantenimiento del carácter del
personaje y de su entorno, el cierre de las líneas narrativas
correspondientes a cada uno de los personajes, etc.
En realidad, la coherencia no sino una generalización del viejo
criterio aristotélico de unidad, válido para todos los géneros
miméticos:
Es preciso, pues, que, a la manera como en los demás casos de
reproducción por imitación, la unidad de la imitación resulta de
la unidad del objeto, parecidamente en el caso de la trama o la
intriga; por ser reproducción imitativa de una acción debe ser la
acción una e íntegra, y los actos parciales estar unidos de un
modo que cualquiera de ellos que se quite o se mude de lugar se
cuartee y descomponga el todo, porque lo que puede estar o no
estar en el todo, sin que en nada se eche de ver, no es parte del
todo.
CONSISTENCIA
La consistencia asegura la preservación lógica del mundo
dramático, la inviolabilidad de las leyes que lo rigen, (y, en
particular, de las reglas del género al que la obra pertenece).
Un relato es consistente cuando no contradice sus propios
postulados, es decir, cuando no atenta contra el cuerpo de
verdades relativas que le sirven de axiomas. Quizás la manera más
clara de dar cuenta de tal regla consiste en observar la fragi-
lidad, evidente aún para el espectador común, a la que se somete
un film cuando contradice las leyes que propone. Así, la
consistencia se emparenta con principios como el de la
gradualidad de las transiciones (un personaje no puede cambiar
abruptamente, por ejemplo, si esto contradice la "velocidad" con
la que él se transforma dado su carácter, sus motivaciones, las
condiciones de su entorno, etc.) y la verosimilitud (Ver infra)
En otro nivel, la consistencia remite a reglas más profundas que
subyacen el texto y que rigen el universo moral del relato, en
otros términos, a la Ley en el sentido de Lacan(60). No parece
ser de otra naturaleza las reglas que Todorov desentraña en su
análisis de la novela Les Liaisons Dangereuses de Choderlos de
Laclos: los principios morales que conforman el mundo galante
del París del siglo XVIII descrito por el autor, principios que,
en particular, condenan a los personajes amantes a su
destrucción. La novela de Laclos (y con ella, el film de Stephen
Frears) es consistente por que no contradice las normas de su
mundo, porque condena a Valmont a la destrucción cuando se atreve
a violar las leyes que él mismo, con su conducta, ha ayudado a
sostener.
VEROSIMILITUD
La exigencia de respetar la verosimilitud en el drama aparece
claramente estipulada por primera vez en la Poética:
Es preciso en los caracteres, al igual que en la trama de las
cosas, buscar siempre o lo necesario o lo verosímil, de manera
que resulte o necesario o verosímil el que el personaje de tal
carácter haga o diga tales o cuales cosas, y el que tras esto
venga estotro.
Esta exigencia no se detiene en la preferencia, sino que supera,
en algunos casos, a las leyes del mundo natural:
Es preferible imposibilidad verosímil a posibilidad increíble, y
no se han de componer argumentos o tramas con partes
inexplicables o inexplicadas.
Los dos fragmentos resumen con claridad el tipo de exigencia que
ha soportado el drama por cientos de años: el de ser regido por
la posibilidad según verosimilitud, es decir, el de que la
lógica que gobierna el texto dramático, descanse,
fundamentalmente, en la veracidad que le confiere el lector
común(61). Si en términos de la premisa, una narración
dramática se equipara a la demostración de un teorema, entonces
sus reglas de inferencia recurren a una lógica que no es
racional, sino emocional. No es otra cosa lo que afirma de J. D.
Garcia Bacca en su prólogo a la Poética:
... no interviene en la poesía el logos o razón,
razonamiento... en cuanto tales, sino que tienen que ser
modificados, y saber el logos no a principio de
sabiduría, sino a deleite...
Y agrega:
...[que] siempre que las cosas que haga o diga tal o
cual persona [en el drama] interesen sentimentalmente y
hablen al alma, dando origen a un entimema, y que el
silogismo que se construya a partir de ciertos dichos
o hechos para llegar verosímil o necesariamente a otros
dichos o hechos, sean silogismos entimemáticos (62).
Recíprocamente, Boileau(63) sostiene que "Lo verdadero puede a
veces no ser verosímil." Tomashevski, llamando motivaciones a
las reglas de causalidad que gobiernan el universo ficcional
de una obra, utiliza esta observación para distinguir entre
motivación realista- aquella que remite a las probabilidades de
ocurrencia de un hecho en el mundo real- y motivación estética,
causalidad que surge desde el interior del texto y que, según
él, constituye el elemento variante que emerge en la transición
de una escuela poética a la siguiente. Dicho entonces con
palabras de Tomashevski, es "necesario que cada texto actúe de
acuerdo a las restricciones que le impone la estética a que
pertenece" (64).
Una última palabra:. cada texto fílmico, aún el más con-
vencional, busca un compromiso entre la previsibilidad que le
impone la verosimilitud y la imprevisibilidad que requiere en
términos de la captación del interés del espectador (de allí, por
ejemplo, los consejos respecto a la imprevisibilidad de el
manualista Swain) o, dicho en la terminología de la teoría de
la comunicación, entre la redundancia y la originalidad de sus
mensajes. No es otra cosa la que le preocupa a Eugene Vale
cuando analiza los efectos del film sobre el espectador, y, en
particular, sus posibilidades de anticipación respecto a los
sucesos del relato(65).
LEYES QUE AFECTAN EL PERSONAJE
AUTONOMIA
El vocablo autonomía engloba una serie de exigencias parciales
que convergen en la demanda, para el personaje, de un efecto de
existencia que se manifiesta en la caracterización, en sus
acciones, y, sobre todo, en los diálogos. El personaje cobra
vida en la medida de que aparece dentro de la diégesis como
motor de sus propias decisiones y como artífice de sus propios
parlamentos(66). Varias son las vertientes que se alimentan de
esta regla general:
- El diálogo aparece como el producto de una operación "interna"
del personaje, de un tamizado que regula su interioridad y, que
la más de las veces, oculta, más que muestra, sus verdaderas
intenciones. De allí las metáforas que presentan al parlamento
cinematográfico como "iceberg" que tan sólo revela parte de la
intención del personaje y el valor altamente connotativo del
diálogo cinematográfico en general. Además, el diálogo es
vehículo de un hacer "personal" del personaje, es decir,
constituye su modo particular de actuar hacia los objetivos
específicos que lo mueven.
- Tanto el diálogo como las acciones son gobernadas, en su
decurso, por una "línea de pensamiento" que se adjudica al
personaje y no al autor. Precisamente, la violación de esta regla
desemboca en la construcción de personajes que "telegrafían" las
soluciones autorales, que parafrasean monocordemente el
dialogismo del creador y que aparecen como títeres claramente
conducidos por una mano externa.
- También el gesto, soporte supremo de la emoción(67) , es
portador de esa autonomía que diferencia al personaje y, aunque
en el guión sólo aparece esbozado, constituye una guía segura de
que su interioridad no se diluye en las palabras.
- Por último, a nivel de la ideología, la autonomía del
personaje demanda una orquestada repartición de roles temáticos
que deshomogeniza la postura ideológica de los personajes,
evitando el panfleto y, sobre todo, el enmascaramiento de una
voluntad que utilice los personajes con un puro utilitarismo
persuasivo.
CONSISTENCIA
Hablar de la consistencia del personaje es repetir lo que se ha
dicho respecto a la estructura, haciendo el énfasis en la
preservación de personaje como elemento cuyos rasgos, un vez
dados, se conservan válidos para el resto del film. Tal previsión
obliga a que las modificaciones del personaje respeten el
principio de no-contradicción. En este aspecto, el equilibrio
dinámico entre acción y personaje, entre hacer y ser, juega un
papel preponderante. En otros términos, el personaje mantiene su
consistencia en medio de una constante tensión entre la fuerza
centrípeta de su ser y las demandas de la acción. Una excesiva
polarización conduce al estatismo, en el primer caso, y a la
inconsistencia del personaje en el segundo.
Vale en su estudio de la caracterización, introduce dos términos
que resultan valiosos para la consideración de la consistencia:
característica y emoción. El primero alude a una cualidad
entendida como constituyente del personaje, la segunda, describe
una situación afectiva pasajera:
Hacer una afirmación amarga puede ser incidental, pero
si una persona hace continuamente afirmaciones amargas
será porque así es su carácter. [...] La actitud
permanente distingue la característica del humor
pasajero. Entonces la constancia es un atributo esencial
del carácter. [...] una vez que se ha establecido una
característica estamos forzados a creer en su
existencia continua.
Es claro que la consistencia, por otra parte, remite al problema
de la modificación de los personajes y en este sentido, un buen
equilibrio dramático supone la posibilidad de que las
transformaciones se operen con un mínimo suficiente de
imprevisibilidad que, sin embargo, respete la consistencia de los
personajes.
CRECIMIENTO
Para Lajos Egri, el llamado crecimiento del personaje constituye
una condición indispensable del buen drama:
...characters move relentsly from one state of mind to
another; they are forced to change, grow,
develop...(68)
Ese crecimiento gradual, que evita las transiciones bruscas o
injustificadas en el personaje, tiene su origen en el conflicto:
The contradictions within a man and the contradictions
around him create a decision and a conflict. These in
turn force him into a new decision and a new conflict
(69)¨
Un ejemplo de esta gradualidad que lleva al personaje de un
extremo al otro, y por ende, de un universo de acciones al
universo opuesto, es el que proporciona Egri:
Amistad --> desencanto --> disgusto --> irrita-
ción --> rabia--> agresión--> amenaza --> preme-
ditación --> asesinato
Conviene señalar que las etiquetas del ejemplo describen
indistintamente tipos de vinculación (amistad), emociones
(rabia), sentimientos (disgusto, irritación) y acciones con-
sumadas (agresión, amenaza, asesinato). Esta imprecisión podrá
ser subsanada al recoger de Greimas la formulación de la acción
en términos de relaciones sujeto-objeto. (Ver capítulo: Hacer y
ver Hacer: Escritura y análisis de la acción.)
Los autores norteamericanos, aunque sin preocuparse del detalle,
también hablan de la modificación del personaje como de un
elemento de primera importancia. Swain la contempla como un
aspecto central en el diseño del personaje, asociándola con la
posesión de secretos (el personaje sería modificado, en ciertos
casos, por el descubrimiento o la revelación de ese secreto).
Tanto este autor, como James Boyle y Syd Field hablan del
cambio confinándolo al reino de los personajes protagónicos. Los
personajes secundarios, y sobre todo el antagonista, son
personajes que no cambian, o cambian muy poco (70).
Cucca sitúa la modificación del personaje dentro de un ciclo
apuntalado por los estados de la condición, aspiración y la
realización del personaje. Nuevamente nos situamos bajo un punto
de vista de la modificación del personaje que toma en cuenta su
voluntad consciente como instrumento de modificación. Este sesgo,
típico de una filmografía que prioriza la acción exterior y por
ende, la relación consciente con el medio, es precisamente el
compartido por los manualistas norteamericanos. Curiosamente,
es Lawson un socialista (y norteamericano) quien los expresa
más explicitamente:
El significado de las situaciones se encuentra en el grado y
clase de voluntad consciente ejercida, y en cómo ésta funciona;
la crisis, la explosión dramática, se crea mediante una ruptura
entre el objetivo y el resultado; en otra palabras, mediante un
cambio de equilibrio entre la fuerza de la voluntad y la fuerza
del cambio social. Una crisis es el punto en el cual el balance
de fuerzas es tan tenso que a veces se quiebra, y causa así una
nueva alineación de fuerzas, un nuevo esquema de relaciones.
Por último, cabe citar el inventario, parcialmente
aristotélico, que lleva a cabo Chion, al enumerar los elementos
que modifican al personaje o, con el nombre que lleva el capítulo
de su libro, Qu'est ce qui fait courir les personnages (et
marcher les spectateurs)? Estos elementos son: el terror, la
conmiseración, el cambio de fortuna (la metabasis aristotélica),
los ya mencionados reconocimiento y peripecia (o "coup de
thèâtre"(71) ), el malentendido o quiproquo, la deuda (de
dinero, de un servicio recibido, de la vida), la condición
social, los valores morales, las perturbaciones, las
dificultades, la voluntad, la presencia de un antagonista o de
un objeto de extremado valor como el llamado "Mac Guffin"(72).
Toda esta agotadora enumeración tiene sin duda el valor de
recoger procedimientos de reconocida universalidad, pero peca,
en su particularismo, de mostrarnos un universo fracturado en el
cual, la característica esencial del mecanismo de modificación
del personaje, aparece diluida.
El crecimiento del personaje resulta crucial para la estructura
dramática y, por tanto, aparece reiteradamente en los manuales.
Resta decir que tal regla de construcción, consecuencia de una
concepción que sostiene que sin acción no hay drama, constituye
probablemente el más sólido legado aristotélico. Sometido
entonces el personaje a los designios de la acción, está
condenado a crecer o a desaparecer en el decorado.
ORQUESTACION O CONTRASTE
La orquestación es una regla que recomienda la mayor diversidad y
contraste en el diseño de los personajes. En principio, podrían
señalarse para ella dos motivaciones de diferente nivel. Por un
lado, la orquestación atiende a un problema de composición(73):
se requiere que los personajes conformen un todo que disponga
sus diferencias y sus semejanzas de manera armónica (armonía que
depende, por supuesto, de la escogencia de una visión estética,
de una "poética" como se suele decir), de manera similar como en
la composición pictórica se disponen los colores, las texturas y
las masas, o en la composición musical se orquestan (y de allí
el uso del término) el color de las diferentes voces, las
intensidades y los timbres. Así, los diferentes personajes podrán
constituir un todo orquestado y bello (bello, repetimos, para
una particular visión de la belleza) en donde acciones y
caracterizaciones conformen una estructura de contrapunto, mas
que monódica.
El otro nivel al que alude la orquestación es el de las acciones
y, en él, la situación se reduce al problema de la economía de
los roles. La regla de orquestación apunta a la supresión de las
duplicaciones de tales papeles, así, habrá un sólo protagonista o
un sólo avaro, se evitará la repetición del personaje chistoso o
depresivo o lo que fuere. Al obrar así, la orquestación evita la
redundancia paradigmática(74), facilita las oposiciones y por
tanto, propicia los conflictos y propulsa la acción(75).
FUERZA DE VOLUNTAD
La fuerza de la voluntad es un requerimiento soportado por el
héroe o protagonista y constituye una garantía para el
mantenimiento de la acción. Significa que el personaje principal
adquiere dentro de la historia el compromiso irrenunciable de
alcanzar su objetivo. De la intensidad de ese compromiso depende
la magnitud del conflicto, al enfrentarse las acciones
determinadas por esa voluntad, con los obstáculos dramáticos que
impedirán su alcance.
Ya hemos comentado el papel que asigna Lawson a esta fuerza de
voluntad, considerándola como actividad medular en la
conformación del drama. Lajos Egri también sustenta una postura
similar:
A weak character cannot carry the burden of protracted
conflict in a play. He cannot support a play. We are
forced, then, to discard such a character as a
protagonist(76).
Dicho a la manera de Swain, se requiere que todo personaje
principal posea un potencial de clímax de suficiente intensidad
como para arribar al final del film.
Restaría acotar que la introducción de una temática psicológica
que aborde la problemática del inconsciente, pone en duda el
alcance de esta regla que reduce las intenciones esenciales de
los protagonistas al reino de lo consciente(77). Baste citar a
manera de ejemplo, el caso de filmes como Looking for Mr. Goodbar
de Richard Brooks o Sex, Lies and Videotape de Soderbergh, en
los que la búsqueda compulsiva de cierto tipo de actividad
sexual por parte de la protagonista constituye la fuerza de
primera magnitud que motoriza la acción. Esta "búsqueda de un
goce sexual para huir del amor" como comenta Lander tiene muy
poco de acto voluntario y sí bastante de impulso indoblegable
impuesto por un deseo inconsciente(78).
CARACTERIZACION
La caracterización, vista como ley, es una operación que obliga
al escritor a la construcción textual de los personajes, vale
decir, a la puesta en práctica de ciertos dispositivos de su
discurso que tengan como resultado el nacimiento de un
personaje. Ciertos aspectos de esta construcción ya han sido
mencionados. En resumen:
- El personaje queda construido en el texto, en primer término,
por sus acciones. Esta tendencia, heredera de la poética clásica,
prevalece en los manualistas.
- Secundariamente, el personaje es construido a través de sus
diálogos, bien porque el uso performativo configure al acto de
habla como un a modalidad de la acción(79), bien porque
semánticamente el diálogo sea portador de informaciones que
aludan al personaje o porque su enunciación,
paralingüísticamente, revele aspectos incidentales del personaje
enunciador (como las emociones) o constitutivas del mismo (a
través de usos idiolectales, sociolectales, etc.).
- Adicionalmente, la caracterización de un personaje se logra a
través de las acciones y de los diálogos de los otros personajes.
En particular, los personajes protagónicos son construidos a
través de las acciones y los diálogos de los personajes
secundarios, (como la heroína de la telenovela por los chismes de
la servidumbre).
LEYES DE LA ACCION
UNIDAD
Con la expresión unidad de acción se designa una de las llamadas
tres unidades aristotélicas que por tanto siglos impusieron a la
dramaturgia fuertes restricciones en cuando a su estructura. Dice
Pavis:
La acción es una (o unificada) cuando toda la materia narrativa
se organiza en torno a una historia principal, cuando todas las
historias anexas son referidas al tronco común de la fábula.
[...] La unidad de acción es la única que los dramaturgos, al
menos parcialmente, han respetado.
El cine narrativo clásico se conserva relativamente fiel a este
postulado sobre todo por una razón de tipo práctico: un film
generalmente no rebasa las dos horas de duración, hecho que
impide la multiplicación - y sobre todo la autonomía- de muchas
líneas narrativas. Esta regla de la unidad es coherente con
cuanto se ha dicho de la acción, centrada en un personaje
protagónico y orientada hacia la consecución de un logro que
magnetice el movimiento principal.
AVANCE
La "ley" de avance es quizás la más meticulosamente subrayada por
los manualistas, al demandar del escritor una fase de
comprobación en la que la estructura es sometida a la prueba de
la progresión de la acción entre sus unidades componentes. Para
Syd Field esta operación se lleva a cabo a nivel de cada uno de
los tres actos que conforman su paradigma, (Ver capítulo: Un
vistazo a algunos Modelos de Construcción del Guión.) para el
resto de los estudiados aquí, la revisión de la progresión se
ejecuta en el nivel de la scaletta. Macroscópicamente la ley
significa que, de cada situación a otra (de cada unidad que
conforma la scaletta o que estructura los actos) la acción debe
avanzar. Dicho de otra forma, entre dos unidades consecutivas, se
espera, salvo excepciones programadas, un progreso en la acción.
A nivel de la escena esta regla de avance obliga a la constante
modificación de los personajes y las situaciones, los
personajes interactúan para modificarse y todas sus acciones
tienen carácter modificatorio.
La antítesis del avance es el estatismo, concepto execrados de la
dramaturgia clásica.
GRADUALIDAD DE LAS TRANCISIONES
Este aspecto ya fue tocado más arriba e implica el control sobre
la velocidad de los cambios que se operan en las situaciones y
los personajes. Howard Lawson, en algunos de los "principios que
gobierna la continuidad dramática", alude a esta gradualidad. Los
más relevantes son:
- La acción creciente se divide en número indeterminado de ciclos
[...]
- Cada ciclo es una acción y tiene la progresión característica
de una acción: exposición, ascenso, choque y clímax. [...]
- El aumento de la tensión cuando cada ciclo se acerca a su
clímax, se logra mediante el incremento de la carga emocional;
esto puede hacerse enfatizando la importancia de lo que está
sucediendo, subrayando el miedo, el valor, la ira, la histeria,
la esperanza.
- Cuando los ciclos alcanzan la acción-base, el tempo se
aumenta, los clímax subordinados son más intensos y están más
estrechamente agrupados, y la acción entre los puntos
culminantes se acorta.
Los principios recogidos dan cuenta adicionalmente de un fenómeno
de ritmo que se encuentra condicionado por las transiciones: en
efecto, en muchos filmes narrativos -pero sobre todo en los
filmes de aventura- la velocidad con que se modifican las
situaciones es cada vez mayor (otro de los principios de Lawson)
a medida que se aproximan al clímax principal.
RESPIRACION
Las situaciones de reposo, de detención en el progreso de la
acción, constituyen un dispositivo destinado a contrastar el tipo
de información enviado por el texto, sobre todo con miras a
variar el efecto sobre el espectador. Para Chion:
Les scènes de respiration y de repos ('relief' en
anglais) sont considérés comme nécessaires a unu
histoire bien equilibré, afin d'éviter l'affablissement
du rire ou de l'émotion par saturation d'effets comiques
ou dramatiques. Dans le filmes sérieux, voire tragiques,
ce sont des scènes d'humour, de détente, d'intimité; et
dans les films comiques au contraire, de scènes
d'émotion, qui donnent aux personnages plus de intimité.
(80)
El reposo permite el descanso (y por tanto, la variación) al
cesar, por algunos momentos, las tensiones de los conflictos en
juego, "porque uno no puede sostener una tensión continua" (Lewis
Herman, citado por Chion). Las llamadas situaciones
interlineales de transición postuladas por Cucca se incluyen
entre estas situaciones de reposo de la acción principal en las
que el avance de la acción se ve sustituido o bien por la
profundización en el estudio de los caracteres, o por el
desarrollo de situaciones secundarias menores.
MOTIVACION
La dramaturgia guionística exige que las acciones no se
produzcan porque sí, sino que aparezcan justificadas, motivadas
por un complejo de hechos o situaciones que actúan como su causa:
So it seems that conflict does spring from character
after all, and if we wish to know the structure of
conflict, we must first know character. But since
character is influenced by environment, we must know
that too. It might seem that conflict springs
spontaneously from one single cause, but this is not
true. A complexity of many reasons makes one solitary
conflict(81).
Egri, agrega:
Action is not more important than the contributing
factors which give rise to it(82).
Este énfasis en la motivación realista (en el sentido en que
anteriormente mencionado, aparece en todos los manuales en par-
ticular en Vale, en Cucca, y en Swain. En este último, en forma
de recomendación operacional que determina la construcción de las
historia previa de los personajes en busca, precisamente, de las
motivaciones que hacen a los personajes ser lo que son y lo que
hacen.
LEYES DEL CONFLICTO
CONSERVACION DE LA TENSION
El término tensión merece, por lo menos, dos interpretaciones.
Por una parte se refiere a un aspecto cuantitativo de la
manifestación de un conflicto: la tensión dramática será más
fuerte en la medida en que sean mayores las fuerzas en oposición
que definen dicho conflicto. Por otro lado, el término remite a
un efecto sobre el espectador y, en este sentido, denota la
ansiedad a la que éste se somete con relación al acontecer
próximo futuro de la obra, ya sea por que el espectador tiene
dudas del cumplimiento de la intención, conocida por él, de un
personaje (y se tiene el suspenso), o porque ciertos indicios
han generado en él una curiosidad de fuerza suficiente (y cuyo
remate final, es en general, el de la sorpresa). En la primera de
estas interpretaciones -que será la que consideraremos- el
problema de la tensión se circunscribe a la historia, y su
estudio es textual. En el segundo caso, apunta más bien hacia el
manejo de la información, a las relaciones historia-discurso, y
se vincula con un componente extra-textual (el espectador
pragmático).
Un conflicto entonces, nace para que la tensión que éste genera
-entendiéndola en el primer sentido precisado- se mantenga hasta
el final de la resolución. Esta regla obliga a la conservación y
desarrollo de las fuerzas que se oponen en cada conflicto y a la
frecuente redefinición de los sistemas de valores en los que se
sustenta el conflicto, como en el caso del revés.
LEYES DEL CONFLICTO
UNIDAD DE LOS OPUESTOS
La unidad de los opuestos es, según Lajos Egri, la característica
diferencial del conflicto de una buena estructura dramática.
Existe unidad de opuestos cuando el conflicto es tal que su
resolución exige la destrucción definitiva de una de las fuerzas
que lo integran: las fuerzas en conflicto están unidas para su
aniquilamiento; no hay compromiso posible entre las partes. Egri
provee algunos ejemplos de fuerzas que al enfrentarse, provocan
un conflicto con unidad de los opuestos:
ciencia vs. superstición
religión vs. ateismo
capitalismo vs. comunismo
Ahora bien, lo importante de este esta regla de conservación de
unidad de los opuestos consiste en que, en cada conflicto con
unidad de los opuestos podemos determinar un sentido de atracción
entre las fuerzas en pugna, una alianza para la destrucción. Los
ejemplos señalados por Egri no representan verdaderas situaciones
de unidad de los opuestos a menos que cada una de las fuerzas
enfrentadas no defina su oposición en función de la existencia o
la oposición contraria. Así, la ciencia, cuando se define en
términos de constituirse en la antítesis de la superstición,
existirá justamente para negarla, para oponerse a ella, para
destruirla. E idénticamente, la religión, auto-definida como
negación del ateismo (o la creencia en otro dios, de allí las
guerras santas). Etcétera.
Podríamos decir que en el fondo, todos los conflictos con unidad
de los opuestos tienen en común un elemento de amor-odio: las
fuerzas libertarias que se erigen en país invadido se definen,
existen y crecen en función de su invasores y, en cierto sentido,
necesitan de ellos para odiarlos, para reafirmar su patriotismo
y su amor a la patria. Idénticamente, las ya citadas relaciones
de simbiósis, tipifican relaciones erigidas en el centro de una
relación doble, donde la negación del opuesto es tan importante
como la necesidad que se tiene de su existencia(83).
LEYES QUE ACTUAN A NIVEL DEL DISCURSO
DRAMATIZACION
La dramatización, tal como la entiende Chion, es una regla
general que obliga la transformación de cualquier contenido para
su puesta en discurso como drama.
Il ne suffit pas de rapporter un événement en soi
particulièrement étonnant, ou un événement réel, pour
avoir une drame; il faut le dramatiser. Cést pourquoi
bien des films adaptés de faits divers se laissent
piéger; trop confiants dans le pouvoir dramatique des
événements relatés, parce qu'ils ont réellement eu
lieu, ils omettent de leur donner une logique dramatique
interne(84).
Para Chion las operaciones que se realizan sobre el material
original con vías a su dramatización, son las siguientes:
1. Concentración. Con la finalidad de unificar la historia y de
regular la información hasta límites digeribles por el
espectador.
2. Emocionalización. Es decir, búsqueda de una participación
emocional del espectador en el drama: el discurso dramático
apelará a las posibilidades de identificación y de repulsa del
espectador con la finalidad de convertirlo en espectador activo y
parcializado.
3. Intensificación. Exageración de los sentimientos, de las
situaciones vividas por los personajes y de la irrupción de los
detalles significativos (podríamos agregar, de una suerte de
casualidad orientada).
4. Jerarquización. De los acontecimientos que constituyen la
historia previa: el drama no contará cada evento de la misma
manera, sino que conferirá valor dramático adecuado a cada uno de
ellos, situándolos en diferentes niveles de importancia,
omitiéndolos o enfatizándolos.
5. Creación de una curva dramática. Ya no tanto referido al
discurso con exclusividad, sino a la transformación global del
contenido, este aspecto comprende, por una parte, la selección de
los sucesos en orden ascendente de acuerdo al avance de la acción
y el incremento de la tensión; por otra, la contribución a nivel
del discurso de dicho avance de la acción: aceleración del
tiempo, incremento en número de elípsis y recursos de montaje
(entendido como operación previa del guión y no como montaje
definitivo de la cinta), etc.
REPETICION
La repetición es, según Chion, uno de los recursos básicos de la
narración, un mecanismo constructivo que permite unificar el
discurso sobre la base de la redundancia. Se repiten
informaciones, hechos, detalles, rasgos de los personajes,
etc. En el caso de las informaciones, la repetición asegura la
univocidad de lectura en el nivel básico del relato, de manera
que el espectador logre configurar sus datos esenciales:
objetivos de los personajes, variaciones significativas de
información que cada uno maneja, etc. A este respecto, Vale
aconseja utilizar los diferentes recursos que provee el cine para
llevar a cabo la repetición (una información que provee un
diálogo la repetirá la imagen, o algún trazo gráfico o alguna
variante sonora).
Según el autor la repetición cumple tres funciones básicas, a
saber:
1. Permite, como se ha mencionado, instalar ciertos datos
esenciales de manera de asegurar la eficacia del relato.
2. Como en la música -en la que la repetición juega un papel
central (la idea de comparar la estructura fílmica con la musical
es de Eisenstein, según cita Chion) - la reiteración contribuye a
la unidad del relato.
3. Por contraste, ciertas repeticiones permiten destacar cuáles
elementos cambian al manifestarse dentro del telón que ofrecen
los elementos inalterados.
La idea de las repeticiones en un texto narrativo se emparente
con el concepto -más general- de isotopía (en este caso, de
isotopía semántica), tal y como lo desarrolla Greimas y para
fines de análisis semántico.
Leyes y caprichos
LEYES Y CAPRICHOS
Para poder inventar libremente
hay que ponerse límites.
Umberto Eco.
Apostillas a El Nombre de la Rosa.
Una revisión de algunos manuales clásicos de escritura
guionística revela la aplicación de ciertas reglas cuya aparición
generalizada le confiere una categoría de preceptos para la
"buena escritura" del guión. No está demás recalcar el carácter
relativo y, sobre todo, lábil, que presenta la aplicación de
tales reglas, las cuales, sólo por comodidad llamaremos leyes.
En el análisis que hagamos de cada una de ellas podrá notarse
este carácter restringido de su aplicabilidad, el uso
determinado por condicionantes históricos, ideológicos o sociales
y, lo que es más importante, su propia naturaleza relativa a cada
obra artística.
Adoptaremos la distinción entre historia y discurso introducida
por Tzvetan Todorov y desarrollada por Gérard Genette según la
cual la historia consiste en el significado o contenido
narrativo de una narración y el discurso (o relato) es el
significante, enunciado, discurso o texto narrativo en sí. (En
términos menos formales, historia es lo que se narra, discurso,
cómo se narra lo que se narra). Nos alejamos así de otra acepción
de estos dos términos que proviene de Benveniste y que ha sido
adoptada por muchos teóricos preocupados por el problema de la
enunciación cinematográfica, entre ellos Gianfranco
Bettetini(59).
LEYES QUE ACTUAN A NIVEL DE LA HISTORIA
LA COHERENCIA
La idea de coherencia, tal y como es postulada por autores como
Pavis, esto es, como "la armonía y no-contradicción entre
elementos de un conjunto", contiene dentro de sí dos
significaciones que hemos diferenciado. En primer término,
remite a la idea de homogeneidad de las estructuras (narrativa,
temática, estilística, etc.), aspecto al que designaremos
propiamente con el término de coherencia. En segundo lugar el
carácter de no-contradicción envía al sistema de supuestos que
gobiernan un relato, es decir, a lo que Todorov llama la lógica
de las acciones y hemos preferido, en el momento de referirnos a
ella, hablar de consistencia. Dejaremos este segundo aspecto para
más adelante.
La coherencia dramática, en el sentido que nos ocupa, es
claramente formulada por Pavis:
La dramaturgia clásica ... se caracteriza por una gran
unidad y homogeneidad tanto en los materiales que
utiliza como en su composición. La fábula forma un todo
lógico y orgánicamente articulado en partes
constituyentes de la acción .... El personaje asume y
representa en su conciencia unificada las
contradicciones de la obra, coincide perfectamente con
el conflicto ... La obra dramática se asemeja a una
transposición mimética de la realidad y facilita el paso
de una a otra.
Esta coherencia es un presupuesto -tácito en algunos casos- de
los manualistas y abarca aspectos como la conservación del
sentido en la información (la información que se da de un
personaje o de una situación mantiene su validez a través de toda
la obra y sólo se modifica cuando otra información o situación
redefine su veracidad), el mantenimiento del carácter del
personaje y de su entorno, el cierre de las líneas narrativas
correspondientes a cada uno de los personajes, etc.
En realidad, la coherencia no sino una generalización del viejo
criterio aristotélico de unidad, válido para todos los géneros
miméticos:
Es preciso, pues, que, a la manera como en los demás casos de
reproducción por imitación, la unidad de la imitación resulta de
la unidad del objeto, parecidamente en el caso de la trama o la
intriga; por ser reproducción imitativa de una acción debe ser la
acción una e íntegra, y los actos parciales estar unidos de un
modo que cualquiera de ellos que se quite o se mude de lugar se
cuartee y descomponga el todo, porque lo que puede estar o no
estar en el todo, sin que en nada se eche de ver, no es parte del
todo.
CONSISTENCIA
La consistencia asegura la preservación lógica del mundo
dramático, la inviolabilidad de las leyes que lo rigen, (y, en
particular, de las reglas del género al que la obra pertenece).
Un relato es consistente cuando no contradice sus propios
postulados, es decir, cuando no atenta contra el cuerpo de
verdades relativas que le sirven de axiomas. Quizás la manera más
clara de dar cuenta de tal regla consiste en observar la fragi-
lidad, evidente aún para el espectador común, a la que se somete
un film cuando contradice las leyes que propone. Así, la
consistencia se emparenta con principios como el de la
gradualidad de las transiciones (un personaje no puede cambiar
abruptamente, por ejemplo, si esto contradice la "velocidad" con
la que él se transforma dado su carácter, sus motivaciones, las
condiciones de su entorno, etc.) y la verosimilitud (Ver infra)
En otro nivel, la consistencia remite a reglas más profundas que
subyacen el texto y que rigen el universo moral del relato, en
otros términos, a la Ley en el sentido de Lacan(60). No parece
ser de otra naturaleza las reglas que Todorov desentraña en su
análisis de la novela Les Liaisons Dangereuses de Choderlos de
Laclos: los principios morales que conforman el mundo galante
del París del siglo XVIII descrito por el autor, principios que,
en particular, condenan a los personajes amantes a su
destrucción. La novela de Laclos (y con ella, el film de Stephen
Frears) es consistente por que no contradice las normas de su
mundo, porque condena a Valmont a la destrucción cuando se atreve
a violar las leyes que él mismo, con su conducta, ha ayudado a
sostener.
VEROSIMILITUD
La exigencia de respetar la verosimilitud en el drama aparece
claramente estipulada por primera vez en la Poética:
Es preciso en los caracteres, al igual que en la trama de las
cosas, buscar siempre o lo necesario o lo verosímil, de manera
que resulte o necesario o verosímil el que el personaje de tal
carácter haga o diga tales o cuales cosas, y el que tras esto
venga estotro.
Esta exigencia no se detiene en la preferencia, sino que supera,
en algunos casos, a las leyes del mundo natural:
Es preferible imposibilidad verosímil a posibilidad increíble, y
no se han de componer argumentos o tramas con partes
inexplicables o inexplicadas.
Los dos fragmentos resumen con claridad el tipo de exigencia que
ha soportado el drama por cientos de años: el de ser regido por
la posibilidad según verosimilitud, es decir, el de que la
lógica que gobierna el texto dramático, descanse,
fundamentalmente, en la veracidad que le confiere el lector
común(61). Si en términos de la premisa, una narración
dramática se equipara a la demostración de un teorema, entonces
sus reglas de inferencia recurren a una lógica que no es
racional, sino emocional. No es otra cosa lo que afirma de J. D.
Garcia Bacca en su prólogo a la Poética:
... no interviene en la poesía el logos o razón,
razonamiento... en cuanto tales, sino que tienen que ser
modificados, y saber el logos no a principio de
sabiduría, sino a deleite...
Y agrega:
...[que] siempre que las cosas que haga o diga tal o
cual persona [en el drama] interesen sentimentalmente y
hablen al alma, dando origen a un entimema, y que el
silogismo que se construya a partir de ciertos dichos
o hechos para llegar verosímil o necesariamente a otros
dichos o hechos, sean silogismos entimemáticos (62).
Recíprocamente, Boileau(63) sostiene que "Lo verdadero puede a
veces no ser verosímil." Tomashevski, llamando motivaciones a
las reglas de causalidad que gobiernan el universo ficcional
de una obra, utiliza esta observación para distinguir entre
motivación realista- aquella que remite a las probabilidades de
ocurrencia de un hecho en el mundo real- y motivación estética,
causalidad que surge desde el interior del texto y que, según
él, constituye el elemento variante que emerge en la transición
de una escuela poética a la siguiente. Dicho entonces con
palabras de Tomashevski, es "necesario que cada texto actúe de
acuerdo a las restricciones que le impone la estética a que
pertenece" (64).
Una última palabra:. cada texto fílmico, aún el más con-
vencional, busca un compromiso entre la previsibilidad que le
impone la verosimilitud y la imprevisibilidad que requiere en
términos de la captación del interés del espectador (de allí, por
ejemplo, los consejos respecto a la imprevisibilidad de el
manualista Swain) o, dicho en la terminología de la teoría de
la comunicación, entre la redundancia y la originalidad de sus
mensajes. No es otra cosa la que le preocupa a Eugene Vale
cuando analiza los efectos del film sobre el espectador, y, en
particular, sus posibilidades de anticipación respecto a los
sucesos del relato(65).
LEYES QUE AFECTAN EL PERSONAJE
AUTONOMIA
El vocablo autonomía engloba una serie de exigencias parciales
que convergen en la demanda, para el personaje, de un efecto de
existencia que se manifiesta en la caracterización, en sus
acciones, y, sobre todo, en los diálogos. El personaje cobra
vida en la medida de que aparece dentro de la diégesis como
motor de sus propias decisiones y como artífice de sus propios
parlamentos(66). Varias son las vertientes que se alimentan de
esta regla general:
- El diálogo aparece como el producto de una operación "interna"
del personaje, de un tamizado que regula su interioridad y, que
la más de las veces, oculta, más que muestra, sus verdaderas
intenciones. De allí las metáforas que presentan al parlamento
cinematográfico como "iceberg" que tan sólo revela parte de la
intención del personaje y el valor altamente connotativo del
diálogo cinematográfico en general. Además, el diálogo es
vehículo de un hacer "personal" del personaje, es decir,
constituye su modo particular de actuar hacia los objetivos
específicos que lo mueven.
- Tanto el diálogo como las acciones son gobernadas, en su
decurso, por una "línea de pensamiento" que se adjudica al
personaje y no al autor. Precisamente, la violación de esta regla
desemboca en la construcción de personajes que "telegrafían" las
soluciones autorales, que parafrasean monocordemente el
dialogismo del creador y que aparecen como títeres claramente
conducidos por una mano externa.
- También el gesto, soporte supremo de la emoción(67) , es
portador de esa autonomía que diferencia al personaje y, aunque
en el guión sólo aparece esbozado, constituye una guía segura de
que su interioridad no se diluye en las palabras.
- Por último, a nivel de la ideología, la autonomía del
personaje demanda una orquestada repartición de roles temáticos
que deshomogeniza la postura ideológica de los personajes,
evitando el panfleto y, sobre todo, el enmascaramiento de una
voluntad que utilice los personajes con un puro utilitarismo
persuasivo.
CONSISTENCIA
Hablar de la consistencia del personaje es repetir lo que se ha
dicho respecto a la estructura, haciendo el énfasis en la
preservación de personaje como elemento cuyos rasgos, un vez
dados, se conservan válidos para el resto del film. Tal previsión
obliga a que las modificaciones del personaje respeten el
principio de no-contradicción. En este aspecto, el equilibrio
dinámico entre acción y personaje, entre hacer y ser, juega un
papel preponderante. En otros términos, el personaje mantiene su
consistencia en medio de una constante tensión entre la fuerza
centrípeta de su ser y las demandas de la acción. Una excesiva
polarización conduce al estatismo, en el primer caso, y a la
inconsistencia del personaje en el segundo.
Vale en su estudio de la caracterización, introduce dos términos
que resultan valiosos para la consideración de la consistencia:
característica y emoción. El primero alude a una cualidad
entendida como constituyente del personaje, la segunda, describe
una situación afectiva pasajera:
Hacer una afirmación amarga puede ser incidental, pero
si una persona hace continuamente afirmaciones amargas
será porque así es su carácter. [...] La actitud
permanente distingue la característica del humor
pasajero. Entonces la constancia es un atributo esencial
del carácter. [...] una vez que se ha establecido una
característica estamos forzados a creer en su
existencia continua.
Es claro que la consistencia, por otra parte, remite al problema
de la modificación de los personajes y en este sentido, un buen
equilibrio dramático supone la posibilidad de que las
transformaciones se operen con un mínimo suficiente de
imprevisibilidad que, sin embargo, respete la consistencia de los
personajes.
CRECIMIENTO
Para Lajos Egri, el llamado crecimiento del personaje constituye
una condición indispensable del buen drama:
...characters move relentsly from one state of mind to
another; they are forced to change, grow,
develop...(68).
Ese crecimiento gradual, que evita las transiciones bruscas o
injustificadas en el personaje, tiene su origen en el conflicto:
The contradictions within a man and the contradictions
around him create a decision and a conflict. These in
turn force him into a new decision and a new conflict
(69)¨
Un ejemplo de esta gradualidad que lleva al personaje de un
extremo al otro, y por ende, de un universo de acciones al
universo opuesto, es el que proporciona Egri:
Amistad --> desencanto --> disgusto --> irrita-
ción --> rabia--> agresión--> amenaza --> preme-
ditación --> asesinato
Conviene señalar que las etiquetas del ejemplo describen
indistintamente tipos de vinculación (amistad), emociones
(rabia), sentimientos (disgusto, irritación) y acciones con-
sumadas (agresión, amenaza, asesinato). Esta imprecisión podrá
ser subsanada al recoger de Greimas la formulación de la acción
en términos de relaciones sujeto-objeto. (Ver capítulo: Hacer y
ver Hacer: Escritura y análisis de la acción.)
Los autores norteamericanos, aunque sin preocuparse del detalle,
también hablan de la modificación del personaje como de un
elemento de primera importancia. Swain la contempla como un
aspecto central en el diseño del personaje, asociándola con la
posesión de secretos (el personaje sería modificado, en ciertos
casos, por el descubrimiento o la revelación de ese secreto).
Tanto este autor, como James Boyle y Syd Field hablan del
cambio confinándolo al reino de los personajes protagónicos. Los
personajes secundarios, y sobre todo el antagonista, son
personajes que no cambian, o cambian muy poco (70).
Cucca sitúa la modificación del personaje dentro de un ciclo
apuntalado por los estados de la condición, aspiración y la
realización del personaje. Nuevamente nos situamos bajo un punto
de vista de la modificación del personaje que toma en cuenta su
voluntad consciente como instrumento de modificación. Este sesgo,
típico de una filmografía que prioriza la acción exterior y por
ende, la relación consciente con el medio, es precisamente el
compartido por los manualistas norteamericanos. Curiosamente,
es Lawson un socialista (y norteamericano) quien los expresa
más explicitamente:
El significado de las situaciones se encuentra en el grado y
clase de voluntad consciente ejercida, y en cómo ésta funciona;
la crisis, la explosión dramática, se crea mediante una ruptura
entre el objetivo y el resultado; en otra palabras, mediante un
cambio de equilibrio entre la fuerza de la voluntad y la fuerza
del cambio social. Una crisis es el punto en el cual el balance
de fuerzas es tan tenso que a veces se quiebra, y causa así una
nueva alineación de fuerzas, un nuevo esquema de relaciones.
Por último, cabe citar el inventario, parcialmente
aristotélico, que lleva a cabo Chion, al enumerar los elementos
que modifican al personaje o, con el nombre que lleva el capítulo
de su libro, Qu'est ce qui fait courir les personnages (et
marcher les spectateurs)? Estos elementos son: el terror, la
conmiseración, el cambio de fortuna (la metabasis aristotélica),
los ya mencionados reconocimiento y peripecia (o "coup de
thèâtre"(71)), el malentendido o quiproquo, la deuda (de
dinero, de un servicio recibido, de la vida), la condición
social, los valores morales, las perturbaciones, las
dificultades, la voluntad, la presencia de un antagonista o de
un objeto de extremado valor como el llamado "Mac Guffin"(72).
Toda esta agotadora enumeración tiene sin duda el valor de
recoger procedimientos de reconocida universalidad, pero peca,
en su particularismo, de mostrarnos un universo fracturado en el
cual, la característica esencial del mecanismo de modificación
del personaje, aparece diluida.
El crecimiento del personaje resulta crucial para la estructura
dramática y, por tanto, aparece reiteradamente en los manuales.
Resta decir que tal regla de construcción, consecuencia de una
concepción que sostiene que sin acción no hay drama, constituye
probablemente el más sólido legado aristotélico. Sometido
entonces el personaje a los designios de la acción, está
condenado a crecer o a desaparecer en el decorado.
ORQUESTACION O CONTRASTE
La orquestación es una regla que recomienda la mayor diversidad y
contraste en el diseño de los personajes. En principio, podrían
señalarse para ella dos motivaciones de diferente nivel. Por un
lado, la orquestación atiende a un problema de composición(73):
se requiere que los personajes conformen un todo que disponga
sus diferencias y sus semejanzas de manera armónica (armonía que
depende, por supuesto, de la escogencia de una visión estética,
de una "poética" como se suele decir), de manera similar como en
la composición pictórica se disponen los colores, las texturas y
las masas, o en la composición musical se orquestan (y de allí
el uso del término) el color de las diferentes voces, las
intensidades y los timbres. Así, los diferentes personajes podrán
constituir un todo orquestado y bello (bello, repetimos, para
una particular visión de la belleza) en donde acciones y
caracterizaciones conformen una estructura de contrapunto, mas
que monódica.
El otro nivel al que alude la orquestación es el de las acciones
y, en él, la situación se reduce al problema de la economía de
los roles. La regla de orquestación apunta a la supresión de las
duplicaciones de tales papeles, así, habrá un sólo protagonista o
un sólo avaro, se evitará la repetición del personaje chistoso o
depresivo o lo que fuere. Al obrar así, la orquestación evita la
redundancia paradigmática(74), facilita las oposiciones y por
tanto, propicia los conflictos y propulsa la acción(75).
FUERZA DE VOLUNTAD
La fuerza de la voluntad es un requerimiento soportado por el
héroe o protagonista y constituye una garantía para el
mantenimiento de la acción. Significa que el personaje principal
adquiere dentro de la historia el compromiso irrenunciable de
alcanzar su objetivo. De la intensidad de ese compromiso depende
la magnitud del conflicto, al enfrentarse las acciones
determinadas por esa voluntad, con los obstáculos dramáticos que
impedirán su alcance.
Ya hemos comentado el papel que asigna Lawson a esta fuerza de
voluntad, considerándola como actividad medular en la
conformación del drama. Lajos Egri también sustenta una postura
similar:
A weak character cannot carry the burden of protracted
conflict in a play. He cannot support a play. We are
forced, then, to discard such a character as a
protagonist(76).
Dicho a la manera de Swain, se requiere que todo personaje
principal posea un potencial de clímax de suficiente intensidad
como para arribar al final del film.
Restaría acotar que la introducción de una temática psicológica
que aborde la problemática del inconsciente, pone en duda el
alcance de esta regla que reduce las intenciones esenciales de
los protagonistas al reino de lo consciente(77). Baste citar a
manera de ejemplo, el caso de filmes como Looking for Mr. Goodbar
de Richard Brooks o Sex, Lies and Videotape de Soderbergh, en
los que la búsqueda compulsiva de cierto tipo de actividad
sexual por parte de la protagonista constituye la fuerza de
primera magnitud que motoriza la acción. Esta "búsqueda de un
goce sexual para huir del amor" como comenta Lander tiene muy
poco de acto voluntario y sí bastante de impulso indoblegable
impuesto por un deseo inconsciente(78).
CARACTERIZACION
La caracterización, vista como ley, es una operación que obliga
al escritor a la construcción textual de los personajes, vale
decir, a la puesta en práctica de ciertos dispositivos de su
discurso que tengan como resultado el nacimiento de un
personaje. Ciertos aspectos de esta construcción ya han sido
mencionados. En resumen:
- El personaje queda construido en el texto, en primer término,
por sus acciones. Esta tendencia, heredera de la poética clásica,
prevalece en los manualistas.
- Secundariamente, el personaje es construido a través de sus
diálogos, bien porque el uso performativo configure al acto de
habla como un a modalidad de la acción(79), bien porque
semánticamente el diálogo sea portador de informaciones que
aludan al personaje o porque su enunciación,
paralingüísticamente, revele aspectos incidentales del personaje
enunciador (como las emociones) o constitutivas del mismo (a
través de usos idiolectales, sociolectales, etc.).
- Adicionalmente, la caracterización de un personaje se logra a
través de las acciones y de los diálogos de los otros personajes.
En particular, los personajes protagónicos son construidos a
través de las acciones y los diálogos de los personajes
secundarios, (como la heroína de la telenovela por los chismes de
la servidumbre).
LEYES DE LA ACCION
UNIDAD
Con la expresión unidad de acción se designa una de las llamadas
tres unidades aristotélicas que por tanto siglos impusieron a la
dramaturgia fuertes restricciones en cuando a su estructura. Dice
Pavis:
La acción es una (o unificada) cuando toda la materia narrativa
se organiza en torno a una historia principal, cuando todas las
historias anexas son referidas al tronco común de la fábula.
[...] La unidad de acción es la única que los dramaturgos, al
menos parcialmente, han respetado.
El cine narrativo clásico se conserva relativamente fiel a este
postulado sobre todo por una razón de tipo práctico: un film
generalmente no rebasa las dos horas de duración, hecho que
impide la multiplicación - y sobre todo la autonomía- de muchas
líneas narrativas. Esta regla de la unidad es coherente con
cuanto se ha dicho de la acción, centrada en un personaje
protagónico y orientada hacia la consecución de un logro que
magnetice el movimiento principal.
AVANCE
La "ley" de avance es quizás la más meticulosamente subrayada por
los manualistas, al demandar del escritor una fase de
comprobación en la que la estructura es sometida a la prueba de
la progresión de la acción entre sus unidades componentes. Para
Syd Field esta operación se lleva a cabo a nivel de cada uno de
los tres actos que conforman su paradigma, (Ver capítulo: Un
vistazo a algunos Modelos de Construcción del Guión.) para el
resto de los estudiados aquí, la revisión de la progresión se
ejecuta en el nivel de la scaletta. Macroscópicamente la ley
significa que, de cada situación a otra (de cada unidad que
conforma la scaletta o que estructura los actos) la acción debe
avanzar. Dicho de otra forma, entre dos unidades consecutivas, se
espera, salvo excepciones programadas, un progreso en la acción.
A nivel de la escena esta regla de avance obliga a la constante
modificación de los personajes y las situaciones, los
personajes interactúan para modificarse y todas sus acciones
tienen carácter modificatorio.
La antítesis del avance es el estatismo, concepto execrados de la
dramaturgia clásica.
GRADUALIDAD DE LAS TRANCISIONES
Este aspecto ya fue tocado más arriba e implica el control sobre
la velocidad de los cambios que se operan en las situaciones y
los personajes. Howard Lawson, en algunos de los "principios que
gobierna la continuidad dramática", alude a esta gradualidad. Los
más relevantes son:
- La acción creciente se divide en número indeterminado de ciclos
[...]
- Cada ciclo es una acción y tiene la progresión característica
de una acción: exposición, ascenso, choque y clímax. [...]
- El aumento de la tensión cuando cada ciclo se acerca a su
clímax, se logra mediante el incremento de la carga emocional;
esto puede hacerse enfatizando la importancia de lo que está
sucediendo, subrayando el miedo, el valor, la ira, la histeria,
la esperanza.
- Cuando los ciclos alcanzan la acción-base, el tempo se
aumenta, los clímax subordinados son más intensos y están más
estrechamente agrupados, y la acción entre los puntos
culminantes se acorta.
Los principios recogidos dan cuenta adicionalmente de un fenómeno
de ritmo que se encuentra condicionado por las transiciones: en
efecto, en muchos filmes narrativos -pero sobre todo en los
filmes de aventura- la velocidad con que se modifican las
situaciones es cada vez mayor (otro de los principios de Lawson)
a medida que se aproximan al clímax principal.
RESPIRACION
Las situaciones de reposo, de detención en el progreso de la
acción, constituyen un dispositivo destinado a contrastar el tipo
de información enviado por el texto, sobre todo con miras a
variar el efecto sobre el espectador. Para Chion:
Les scènes de respiration y de repos ('relief' en
anglais) sont considérés comme nécessaires a unu
histoire bien equilibré, afin d'éviter l'affablissement
du rire ou de l'émotion par saturation d'effets comiques
ou dramatiques. Dans le filmes sérieux, voire tragiques,
ce sont des scènes d'humour, de détente, d'intimité; et
dans les films comiques au contraire, de scènes
d'émotion, qui donnent aux personnages plus de intimité.
(80)
El reposo permite el descanso (y por tanto, la variación) al
cesar, por algunos momentos, las tensiones de los conflictos en
juego, "porque uno no puede sostener una tensión continua" (Lewis
Herman, citado por Chion). Las llamadas situaciones
interlineales de transición postuladas por Cucca se incluyen
entre estas situaciones de reposo de la acción principal en las
que el avance de la acción se ve sustituido o bien por la
profundización en el estudio de los caracteres, o por el
desarrollo de situaciones secundarias menores.
MOTIVACION
La dramaturgia guionística exige que las acciones no se
produzcan porque sí, sino que aparezcan justificadas, motivadas
por un complejo de hechos o situaciones que actúan como su causa:
So it seems that conflict does spring from character
after all, and if we wish to know the structure of
conflict, we must first know character. But since
character is influenced by environment, we must know
that too. It might seem that conflict springs
spontaneously from one single cause, but this is not
true. A complexity of many reasons makes one solitary
conflict(81).
Egri, agrega:
Action is not more important than the contributing
factors which give rise to it(82).
Este énfasis en la motivación realista (en el sentido en que
anteriormente mencionado, aparece en todos los manuales en par-
ticular en Vale, en Cucca, y en Swain. En este último, en forma
de recomendación operacional que determina la construcción de las
historia previa de los personajes en busca, precisamente, de las
motivaciones que hacen a los personajes ser lo que son y lo que
hacen.
LEYES DEL CONFLICTO
CONSERVACION DE LA TENSION
El término tensión merece, por lo menos, dos interpretaciones.
Por una parte se refiere a un aspecto cuantitativo de la
manifestación de un conflicto: la tensión dramática será más
fuerte en la medida en que sean mayores las fuerzas en oposición
que definen dicho conflicto. Por otro lado, el término remite a
un efecto sobre el espectador y, en este sentido, denota la
ansiedad a la que éste se somete con relación al acontecer
próximo futuro de la obra, ya sea por que el espectador tiene
dudas del cumplimiento de la intención, conocida por él, de un
personaje (y se tiene el suspenso), o porque ciertos indicios
han generado en él una curiosidad de fuerza suficiente (y cuyo
remate final, es en general, el de la sorpresa). En la primera de
estas interpretaciones -que será la que consideraremos- el
problema de la tensión se circunscribe a la historia, y su
estudio es textual. En el segundo caso, apunta más bien hacia el
manejo de la información, a las relaciones historia-discurso, y
se vincula con un componente extra-textual (el espectador
pragmático).
Un conflicto entonces, nace para que la tensión que éste genera
-entendiéndola en el primer sentido precisado- se mantenga hasta
el final de la resolución. Esta regla obliga a la conservación y
desarrollo de las fuerzas que se oponen en cada conflicto y a la
frecuente redefinición de los sistemas de valores en los que se
sustenta el conflicto, como en el caso del revés.
LEYES DEL CONFLICTO
UNIDAD DE LOS OPUESTOS
La unidad de los opuestos es, según Lajos Egri, la característica
diferencial del conflicto de una buena estructura dramática.
Existe unidad de opuestos cuando el conflicto es tal que su
resolución exige la destrucción definitiva de una de las fuerzas
que lo integran: las fuerzas en conflicto están unidas para su
aniquilamiento; no hay compromiso posible entre las partes. Egri
provee algunos ejemplos de fuerzas que al enfrentarse, provocan
un conflicto con unidad de los opuestos:
ciencia vs. superstición
religión vs. ateismo
capitalismo vs. comunismo
Ahora bien, lo importante de este esta regla de conservación de
unidad de los opuestos consiste en que, en cada conflicto con
unidad de los opuestos podemos determinar un sentido de atracción
entre las fuerzas en pugna, una alianza para la destrucción. Los
ejemplos señalados por Egri no representan verdaderas situaciones
de unidad de los opuestos a menos que cada una de las fuerzas
enfrentadas no defina su oposición en función de la existencia o
la oposición contraria. Así, la ciencia, cuando se define en
términos de constituirse en la antítesis de la superstición,
existirá justamente para negarla, para oponerse a ella, para
destruirla. E idénticamente, la religión, auto-definida como
negación del ateismo (o la creencia en otro dios, de allí las
guerras santas). Etcétera.
Podríamos decir que en el fondo, todos los conflictos con unidad
de los opuestos tienen en común un elemento de amor-odio: las
fuerzas libertarias que se erigen en país invadido se definen,
existen y crecen en función de su invasores y, en cierto sentido,
necesitan de ellos para odiarlos, para reafirmar su patriotismo
y su amor a la patria. Idénticamente, las ya citadas relaciones
de simbiósis, tipifican relaciones erigidas en el centro de una
relación doble, donde la negación del opuesto es tan importante
como la necesidad que se tiene de su existencia(83).
LEYES QUE ACTUAN A NIVEL DEL DISCURSO
DRAMATIZACION
La dramatización, tal como la entiende Chion, es una regla
general que obliga la transformación de cualquier contenido para
su puesta en discurso como drama.
Il ne suffit pas de rapporter un événement en soi
particulièrement étonnant, ou un événement réel, pour
avoir une drame; il faut le dramatiser. Cést pourquoi
bien des films adaptés de faits divers se laissent
piéger; trop confiants dans le pouvoir dramatique des
événements relatés, parce qu'ils ont réellement eu
lieu, ils omettent de leur donner une logique dramatique
interne(84).
Para Chion las operaciones que se realizan sobre el material
original con vías a su dramatización, son las siguientes:
1. Concentración. Con la finalidad de unificar la historia y de
regular la información hasta límites digeribles por el
espectador.
2. Emocionalización. Es decir, búsqueda de una participación
emocional del espectador en el drama: el discurso dramático
apelará a las posibilidades de identificación y de repulsa del
espectador con la finalidad de convertirlo en espectador activo y
parcializado.
3. Intensificación. Exageración de los sentimientos, de las
situaciones vividas por los personajes y de la irrupción de los
detalles significativos (podríamos agregar, de una suerte de
casualidad orientada).
4. Jerarquización. De los acontecimientos que constituyen la
historia previa: el drama no contará cada evento de la misma
manera, sino que conferirá valor dramático adecuado a cada uno de
ellos, situándolos en diferentes niveles de importancia,
omitiéndolos o enfatizándolos.
5. Creación de una curva dramática. Ya no tanto referido al
discurso con exclusividad, sino a la transformación global del
contenido, este aspecto comprende, por una parte, la selección de
los sucesos en orden ascendente de acuerdo al avance de la acción
y el incremento de la tensión; por otra, la contribución a nivel
del discurso de dicho avance de la acción: aceleración del
tiempo, incremento en número de elípsis y recursos de montaje
(entendido como operación previa del guión y no como montaje
definitivo de la cinta), etc.
REPETICION
La repetición es, según Chion, uno de los recursos básicos de la
narración, un mecanismo constructivo que permite unificar el
discurso sobre la base de la redundancia. Se repiten
informaciones, hechos, detalles, rasgos de los personajes,
etc. En el caso de las informaciones, la repetición asegura la
univocidad de lectura en el nivel básico del relato, de manera
que el espectador logre configurar sus datos esenciales:
objetivos de los personajes, variaciones significativas de
información que cada uno maneja, etc. A este respecto, Vale
aconseja utilizar los diferentes recursos que provee el cine para
llevar a cabo la repetición (una información que provee un
diálogo la repetirá la imagen, o algún trazo gráfico o alguna
variante sonora).
Según el autor la repetición cumple tres funciones básicas, a
saber:
1. Permite, como se ha mencionado, instalar ciertos datos
esenciales de manera de asegurar la eficacia del relato.
2. Como en la música -en la que la repetición juega un papel
central (la idea de comparar la estructura fílmica con la musical
es de Eisenstein, según cita Chion) - la reiteración contribuye a
la unidad del relato.
3. Por contraste, ciertas repeticiones permiten destacar cuáles
elementos cambian al manifestarse dentro del telón que ofrecen
los elementos inalterados.
La idea de las repeticiones en un texto narrativo se emparente
con el concepto -más general- de isotopía (en este caso, de
isotopía semántica), tal y como lo desarrolla Greimas y para
fines de análisis semántico.
Algunos modelos de construcción del guión de cine
La mayoría de los manuales de guión anticipan sus virtudes al
lector con algún sinónimo de este título promisor: Cómo Escribir
un Guión. Muchos de ellos, sin embargo, decepcionan las
expectativas, al suministrar, en lugar de una metodología
orgánica, un cúmulo de observaciones más o menos heterogéneas de
los componentes que integran un guión cinematográfico y de
ciertas reglas que rigen su combinación. Otros pocos, combinan
la sistematicidad de una metodología de escritura, con la
coherencia de un sistema de construcción a partir de los
elementos y reglas enunciadas. Hemos seleccionado cuatro autores
que, a nuestro juicio, reúnen un mínimo de estas dos virtudes.
EL MODELO DE LAJOS EGRI
LA PREMISA
El punto de partida de la metodología de este autor lo constituye
lo que podríamos denominar el "mensaje" (85) del texto que el
escritor construye, aunque formulada de manera particular. En
términos simples, la premisa es lo que el autor quiere decir con
su obra y debe ser formulada como una proposición (en el sentido
lógico). Debe estar enunciada de tal manera que contenga en sí
misma al personaje principal (el héroe), al conflicto principal y
al desenlace de la obra. Un ejemplo basta para aclarar el
mecanismo de su formulación: una proposición como: "La
drogadicción conduce a la destrucción", es una premisa en el
sentido de Egri, ya que su sujeto presupone la existencia de un
personaje adicto a alguna droga, inmerso en un conflicto en
relación a esta condición dominante, y actor de un drama cuyo
desenlace es inevitablemente la autodestrucción. De manera
similar, una proposición como "Los Estados Unidos siempre
vencerán al comunismo", presupone la existencia de un héroe
típica y paradigmáticamente norteamericano, que lucha contra la
amenaza marxista y que al final, pedagógicamente, resulta
vencedor (Rambo, sin ir más lejos). Egri proporciona una buena
colección de ejemplos: "El gran amor desafía la muerte" (Romeo y
Julieta"), "La ambición desmedida conduce a la autodestrucción"
(Macbeth) y algunos otros.
La premisa es, al decir del autor, una sinopsis en miniatura cuya
prueba es el fin indeclinable de la obra. Metafóricamente, uno
podría pensar la premisa como una suerte de hipótesis cuya
veracidad la obra se encarga de probar, de la misma manera que un
teorema garantiza la veracidad de su hipótesis a través de la
prueba. Egri sustenta su sistema en este hallazgo básico para el
escritor: la premisa "claramente definida" (clear-cut premise)
une así, el tema escogido por el escritor y los elementos básicos
para la construcción del drama:
TEMA
¦
¦
¦
PREMISA
¦
¦
PERSONAJE ------------- CONFLICTO
El segundo paso en la construcción de la estructura dramática, lo
constituye el diseño del personaje y del ambiente. Para lo
primero, Egri echa mano de su concepto, ya comentado, de
tridimensionalidad. Para la construcción del ambiente Egri toma
en cuenta la medida en que éste determina el actuar del personaje
(86). Seguidamente, sobre la base de su "enfoque dialéctico"
Egri asegura las existencia de motivaciones del personaje y de su
capacidad de crecimiento dentro del drama. La consideración de
la fuerza del carácter del personaje, le permitirá la
construcción del protagonista, del antagonista y del resto de
los personajes, contrastados todos bajo el principio de
orquestación.
Es importante remarcar que para Egri el personaje se sitúa en
posición generadora respecto a sus acciones. En otros términos,
no es la acción la que precede al personaje- como sostiene el
precepto de la Poética de Aristóteles- sino que es la
construcción dialéctica del personaje a la luz de la premisa la
que abre el camino para la construcción de las acciones(87).
Una vez diseñado el personaje se procede al estudio del
conflicto, siempre, de cara a la premisa. En primer lugar se
estudia el origen de las acciones, vale decir, el cuerpo de
circunstancias ligadas a la biografía del personaje que explican,
en términos de causa y efecto, el desarrollo de las acciones.
Así, lo que en la superficie del drama aparece como una
confrontación, incluye en su seno el desarrollo de una lucha
gestada desde el personaje. Dicho por Egri:
On the surface, a healthy conflict consists of two forces in
opposition. At bottom, each of these forces is the product of
many complicated circumstances in a chronological sequence,
creating tension so terrific that it must culminate in an ex-
plosion(88).
Estas acciones así diseñadas, se estructuran en ciclos ternarios
comenzados cada uno por una crisis, seguido por el clímax y que
culminan en la resolución. Cada una de estas unidades -que uno
supondría constituyentes de un esqueleto básico de acciones o
scaletta- debe ser abordada en un momento estratégico de la
acción o punto de ataque y deben disponer un crecimiento gradual
de la acción, que evite los saltos y el estatismo y crezca
gradualmente hacia el clímax general de la obra, en el que se
manifiesta el último enfrentamiento de las fuerzas en conflicto y
que desemboca, por tanto, en la resolución. Una vez más, si esta
estructura así nacida prueba la premisa, se ha obtenido la
estructura de una obra cinematográfica.
EL PARADIGMA DE SYD FIELD
En su texto ya clásico Screenplay, The foundations of
Screenwriting, publicado por primera vez en 1979, Syd Field
formula una metodología de escritura que ha devenido en para-
digmática para la guionística norteamericana. Su libro, traducido
a varios idiomas, ha visto nacer un sucesor titulado The
Screenwriter Workbook en cuyas páginas, como en las del primer
texto, el autor establece con rotundidad los términos de una
metodología pragmática y pretendidamente universal.
LA IDEA Y EL SUJETO
Los primeros pasos de escritura de un guión, según el método del
autor norteamericano, van de la idea al sujeto, es un proceso de
búsqueda de la estructura dramática, esta última definida como:
"...a linear arrangement of related incidents,
episodes, and events leading to a dramatic reso-
lution"(89).
¿Cómo se sigue este proceso? En primer término, para Field la
idea(90), difusa por naturaleza, debe avanzar hasta
constituir el germen del argumento, lo que el autor denomina el
subject, el sujeto del guión. Si la idea, en general, corresponde
a una vaga tematización (por ejemplo, del personaje protagonista,
"un emigrante español en la Venezuela de los años cincuenta"), el
sujeto ya contiene los rudimentos de la acción principal ("un
emigrante español emprende la tarea de defender un poblado
indígena, para finalmente sucumbir ante la voracidad de los
terratenientes locales"). El sujeto se logra mediante la
dramatización de la idea por medio de la búsqueda del personaje
(principal) y de la acción.
Reduce your idea into a character and an action in a few
sentences, no more than three or four...(91).
La operación referida debe dar como resultado el hallazgo de unas
tres o cuatro líneas que resumen, en el sujeto, la idea
estructurada, punto de partida para las siguientes operaciones de
construcción, basadas en la consideración del paradigma.
EL PARADIGMA: PRINCIPIO, FIN, PUNTOS ARGUMENTALES
Un aspecto central de la construcción en Field es el paradigma:
"Un modelo, un esquema conceptual" mediante el cual es posible
visualizar la estructura del guión como un todo. Según éste,
todo guión se divide en tres actos: Acto I o presentación, Acto
II o confrontación y Acto III o resolución, del conflicto
principal(92). Los soportes divisorios, por decirlo así, entre
los diferentes actos, lo constituyen los llamados puntos
argumentales o plot points (en la figura, PA1 y PA2).
Lo dicho se resume en el siguiente esquema:
---------------------------------------------------------------------
ACTO 1 ACTO II ACTOIII
Planteamiento Confrontación Solución
p. 1-30 p. 30 - 90 p.90 -120
PA1 (p.25 A 27) PA2 (p.85 A 90)
| +-------------------x----+
| ¦ ¦
------------x--+ +-------------------
Comienzo Fin
----------------------------------------------------------------------
Un punto argumental es acontecimiento que cambia radicalmente el
sentido de la acción. Field preve dos de estas unidades, una al
final del Primer Acto y otra hacia el final del Segundo Acto. En
un guión de 120 páginas, Field sitúa el primer punto argumental
entre las páginas 25 y 27, y el segundo punto argumental, entre
las páginas 85 y 90 (Ver esquema).
Una vez dispuesto el material según el paradigma, Field
recomienda al escritor el abordaje de la siguiente etapa: el
diseño del principio, del fin y de los dos puntos argumentales.
Para Field, estas cuatro unidades constituyen la armazón básica
del guión. Una vez conocidas, el resto de la escritura se
concentrará en completar la estructura que presuponen.
Before you can express your story dramatically, you
must know four things: ending, beginning, Plot Point I
and Plot Point II. These four elements are the
structural foundation of your screenplay. You "hang"
your entire story around these four elements(93).
Field dispone estos hallazgos de estructura en cuatro páginas
cuya disposición es la siguiente:
- una media página para la escena o secuencia de comienzo.
- una media página para describir la acción general del primer
acto.
- una media página que describe el primer punto argumental.
- una media página describir la acción general del segundo acto.
- una media página que describe el segundo punto argumental.
- Tres cuartos de página a una página para el tercer acto.
LAS BIOGRAFIAS
Una vez configurada esta estructura básica, Field procede a
escribir la biografía de los personajes.
Field coincide con Lajos Egri al demandar una biografía
exhaustiva:
... character biography traces your character's life form birth
to the time your story begins. Writing it will help to form the
character...(94)
Al final del proceso de escritura, el escritor habrá encontrado
la "voz" de su personaje, sus particularidades y habrá podido
encarnar, en un ente verosímil, los cuatro aspectos estructurales
básicos que el autor demanda para el personaje: el imperativo
dramático (dramatic need), el punto de vista, los cambios y la
actitud del personaje.
Adicionalmente, la investigación -de campo o bibliográfica- podrá
enriquecer el conocimiento del personaje y de su biografía.
Demás está decir que en algunos casos, (Rain Man, de Barry
Levinson) la investigación es un requisito obligado de un guión
que atienda con pertinencia las particularidades de su personaje
principal.
LA ESTRUCTURA DE LOS ACTOS
El procedimiento de escritura tiene lugar sobre la base
estricta del paradigma. La escritura se sucede de acuerdo a la
división establecida en tres actos y cada acto es estructurado
separadamente. Sin embargo, ciertas particularidades tiñen el
procedimiento constructivo en cada acto.
El Acto I para Field, abarca las primeras 30 páginas del guión y
en él se establecen las condiciones iniciales de la historia
(setup). Las primeras 10 páginas dan cuenta de la presentación
del personaje principal, las 10 siguientes exponen el problema
(la crisis o alteración) del personaje, las últimas 10
dramatizan dicha alteración, colocan al personaje en la búsqueda
activa de su objetivo, de la resolución de su necesidad
dramática.
En la práctica, la estructuración del Acto I se lleva a cabo
mediante la elaboración de una suerte de scaletta parcial para
cuya estructura el autor recomienda el uso de fichas que puedan
eliminarse o cambiarse de lugar. Cada ficha contendrá unidades de
acción que, posteriormente, en la etapa de redacción, podrán
convertirse en escenas o secuencias del guión literario. No hay
que olvidar que el final del Acto I contiene el primer punto
argumental, coup de thèâtre que dará un vuelco al sentido de la
acción y que determinará el desarrollo del Acto II. La estructura
del acto I es como sigue:
---------------------------------------------------------------
ACTO I
¦ ¦
Páginas 1-10 ¦ Páginas 11 a 20 ¦ Páginas 21 a 30
--------------+-----------------------------+----------------
Presentación ¦ Exposición del "problema" ¦ Definición y
personaje ¦ del personaje principal ¦ dramatización
principal ¦ ¦ del "problema"
---------------------------------------------------------------
La estructuración del segundo auto se lleva a cabo de idéntica
manera, aún cuando Field introduce en un texto posterior el
nuevo paradigma(95), una variante del paradigma original que
en sus modificaciones, afecta específicamente este momento de la
escritura: se trata, por una parte, de la introducción del
punto medio o midpoint, un "evento" o "incidente" que conecta la
primera y segunda parte del Acto II, y, por otra, lo que
podríamos denominar "puntos de enlace" (pinchs), cuya función es
la de mantener el ensamblaje de la primera y segunda partes del
acto segundo. Un esquema permite visualizar la estructura
propuesta:
---------------------------------------------------------------
ACTO II
Primera mitad del Acto | Segunda mitad del Acto.
|
1er p. de enlace | 2° P. de enlace
| | |
--------------x-------------X---------------x----------------
| |
---------------------------------------------------------------
Las unidades de acción del Acto II se disponen en fichas de
manera que pueda llevarse a cabo un afinamiento de esta segunda
sección de la estructura hasta niveles satisfactorios.
No es mucho lo que hay que agregar en relación al Acto III, salvo
acerca del hecho de que en este acto se resuelven todas las
expectativas abiertas en el guión. Nuevamente, se procede a
estructurar el acto mediante fichas hasta lograr una estructura
que se ajuste tanto a los requerimientos del acto, como a los del
guión como un todo.
La fase final en la metodología estudiada corresponde a la
escritura del guión. Field procede a rellenar el esqueleto
determinado por la estructura, cuidándose de respetar en esta
etapa ciertos imperativos que imponen el lenguaje cinematográfico
al discurso (uso de acciones visuales, pertinencia
cinematográfica de los diálogos, etc.).
LA METODOLOGIA DE ANTOINE CUCCA
DESCUBRIMIENTO DE LA IDEA
Como para otros autores, el germen inicial del guión se encuentra
en la idea. Cucca define la idea en estos términos:
Par les mots idée cinematographique, on definit le motif
de fond, le contenu rationnel, culturel et fantastique
qui caractérisent l'ouvre filmique: le point de départ,
la première condition interpretative et creative de
l'auteur; un messsage rapide, synthétique, de valeur
absolue et universelle en mesure d'exposer les contenus
de l'ouvrage cinematographique...(96)
La idea, así definida, primer paso en la secuencia de
construcción. Esta idea debe cumplir con el requisito de ser
visual -los elementos portadores de la historia expuesta deben
contener desde un primer momento la dimensión característica de
lo fílmico; emocional - los elementos contenidos en la idea deben
poseer una capacidad sugestiva; debe ser creíble - las
consecuencias de ella deben ser inmediatamente aceptables, sin
reserva, en tanto que elementos narrativos posibles y
naturales; y, por último, debe ser universal, es decir, debe
describir situaciones tales que cada persona pueda fácilmente
comprenderlas e identificarse con ellas.
CONSTRUCCION DEL ASUNTO
El asunto o argumento(97) constituye un desarrollo completo de
la historia a la luz de consideraciones estructurales. Su
elaboración presupone el hallazgo del tiempo en el relato, de los
personajes, de las acciones y de las situaciones. Para el
desarrollo del tiempo se toman en cuenta: el tiempo de la
relación de la historia, es decir, la temporalidad real a la que
remite la historia contada; el tiempo de la evolución de la
historia, o tiempo diegético , tiempo que recorta y organiza la
trama a partir del tiempo de la evolución de la historia; el
tiempo de la organización del drama, que corresponde a la
organización discursiva del tiempo de la historia; y el tiempo
en la composición escénica, referido al valor compositivo de la
temporalidad, en términos de ritmo, del valor de las pausas y los
apresuramientos, etc.
En segundo lugar, Cucca analiza las posibilidades de la acción
de los personajes a nivel del argumento. O bien las acciones
hacen descubrir a los personajes, o por el contrario, los
personajes generan las acciones.
En tercer lugar Cucca dispone las sucesivas acciones que
conformarán el argumento, cuidándose de distinguir entre
las acciones de base, ya mencionadas anteriormente y que hacen
avanzar la acción, y las acciones complementarias.
La última fase en la elaboración del argumento está constituida,
según Cucca por la elaboración de las situaciones:
"Une situation est une unité supérieure de récit, un
état caractéristique fixé par l'ensemble des actions et
des personnages ... Dans le récit filmique les
situatios, prises singulèrement, disposent d'un arc
évolutif relativement fermé, indépendantes les unes des
autres ... Une situation est donc l'équivalent du
chapitre d'un roman..."(98)
Las situaciones pueden ser de base (según contengan por lo menos
una acción de base) o complementarias (si constan solamente de
acciones complementarias). Esta últimas constituyen un
ornamento, un relleno que hacen el relato "más incisivo y
variable".
Las estructura de las situaciones comporta la clásica en división
en tres momentos dramáticos tantas veces estudiada y que Cucca
denomina premisa (o conjunto de condiciones de los personajes al
comenzar la situación); desarrollo (de estas condiciones en
busca de modificación) y resolución.
ELABORACION DE LA SCALETTA (CANEVAS)
ESTRUCTURA Y FUNCION DEL PERSONAJE
La estructuración del personaje requiere en primer término del
estudio del carácter y de las necesidades. Hay que distinguir
entre las necesidades propiamente dichas y las intenciones. De la
misma manera, el estudio del personaje comprende la estimación
del comportamiento ante las acciones de otros personajes, ante
los obstáculos y en relación al lugar. Por último, la
consideración de la diversidad en varios grados (1°, la
diversidad física, 2° de objetivos, 3° de comportamiento y 4°
las diferencias de comportamiento en un mismo personaje)
conforman el contraste del universo que impone cada situación.
REVELACION DE LOS PERSONAJES
Según Cucca el personaje se revela en la economía de la historia
a través de las acciones que gradualmente modifican la linealidad
de su comportamiento. Es así como la evolución del personaje
puede ser referida, en cada momento, a su condición original, a
su aspiración o deseo y a la realización de estas aspiraciones.
El establecimiento a nivel de la scaletta, de estos parámetros
para cada personaje constituye, un paso obligado de la
construcción.
EL LUGAR
Otro aspecto a considerar para la escritura de la scaletta se
refiere al lugar. Una vez evaluado el espacio en sus
posibilidades temáticas, contextuales y de acción , y deter-
minadas las posibilidades de juego del lugar dentro de la
estructura, se procede a determinar la ubicación espacial de
cada componente de la scaletta.
ESTRUCTURA DE LAS SITUACIONES
El siguiente paso en la construcción de la scaletta se refiere a
la estructuración de las situaciones que la conforman. En primer
lugar, estableciendo claramente su contenido, en segundo término
procediendo a la individualización de los elementos que integran
cada situación (personajes, acciones) y de las situaciones entre
ellas mismas. Esta individualización puede proceder por analogía
(examinando y descomponiendo el contenido de una situación, por
ejemplo) o mediante un procedimiento de carácter inductivo "un
lugar. un personaje, la causa o el efecto de una cierta acción,
contribuye así a definir todas las otras".
En lo que se refiere a la exposición de las situaciones en el
contexto de la scaletta, es necesario considerar los diferentes
niveles de lectura del tiempo (como se dijo, de la relación de la
historia, de la evolución de la historia y de la organización del
drama).
Por último, el desarrollo del drama requiere de la elaboración de
la situación de comienzo y la configuración de las situaciones
sucesivas, situaciones, que, según el autor, se remitirán a algún
caso dentro de la siguiente tipología:
- Situación de apertura. Constituyen las "premisas del desarrollo
fílmico, el eje en torno al cual se mueve la historia". Abren
expectativas inacabadas y se remiten a otras situaciones. La
mayoría de las situaciones de un film pertenecen a este tipo.
- Situación conflictual. En las que se desarrollan los
conflictos. Pueden ser principales o secundarias, según
desarrollen conflictos de primer orden o conflictos subsidiarios.
- Situaciones interlineales de transición. Sirven de ligazón
entre las situaciones conflictuales y las de cerradura. En ellas
no se manifiestan los conflictos sino la confrontación entre los
personajes, el contraste entre su modo de actuar.
- Situación de cerradura relativa. Concluyen una situación de
apertura o conflictual. Constituyen el elemento "tranquilizador"
de la estructura narrativa.
Ultimo paso en la elaboración del guión. Consiste en el "relleno"
de la estructura dada por la scaletta. Con ella concluye el
procedimiento de escritura formulado por Cucca.
EL TRATAMIENTO DE SWAIN
En un capítulo ("The story outline") Swain resume lo esencial de
una metodología que destaca por su pragmatismo. Resumamos los
cinco pasos con que el autor aproxima la escritura del
tratamiento de la historia.
Paso 1. En primer lugar, el escritor debe ocuparse del anclaje de
la acción en el pasado que antecede la película. Para ello debe
construir el background, el bagaje histórico que remite y explica
la conflictiva a desarrollarse en el presente fílmico.
Paso 2. Establecer los elementos fundamentales de la historia, a
saber: personajes(99), situaciones, escenarios de la acción,
tonos y atmósferas.
Paso 3. Establecer el comienzo o apertura del film. Para ello es
indispensable diseñar:
a. El gancho (the hook). Un incidente o acción que provoque la
suficiente curiosidad en el espectador como para que éste
permanezca interesado en el desarrollo de la historia(100).
b. El compromiso (the commitment), del personaje principal en
relación al alcance de su objetivo, Swain puntualiza:
... you establish the tale's unifying story question:
Will Character succeed in his efforts to accomplish his
purpose, or won't he?" ... Indeed, often it is wise to
build to characters commitment...(101)
Paso 4. Planificar, entre el comienzo y el final del
tratamiento, las crestas (peaks) de la acción, puntos que
marcan las confrontaciones del personaje principal en su lucha
por alcanzar el objetivo. Dichas confrontaciones se planifican:
a. Evitando lo predecible: "Hero's effort to improve his
situation should end up making said situation worse..."(102).
b. Acentuando, entre dos soluciones posibles para una
confrontación del personaje, la solución negativa la cual, según
Swain, siempre resulta ser la más creíble).
c. Espaciando las crisis: "The tension can't just build [...]
You need valleys between your peaks"(103).
Paso 5. Resolver las situaciones pendientes. Tal resolución se
lleva a cabo de dos maneras:
a. Liberando las tensiones creadas por dispositivos mecánicos o
externos. La regla básica consiste en traicionar la anticipación
previsible del espectador: "You figure out what the audience
expects... you device a different alternative..."(104).
b. Dando salida a las tensiones latentes en los personajes:
"You give each character what he's demonstrated he deserves, on a
basis of both competence and conduct"(105).
De la historia al discurso
FABULA Y TRAMA
Referir una historia no es sólamente mostrar el aceitado
mecanismo que une personajes, conflictos y acciones, sino, sobre
todo, construir una estructura discursiva capaz de hacer
atractiva esa historia por la manera que ella es contada. los
estudios realizados por los formalistas rusos constituyen una
invalorable ayuda en este sentido, pues enseñan al guionista
algunos aspectos estructurales que rigen las relaciones de la
historia (o de la fábula, como fue denominada por ellos), con la
arquitectura final que exhibe una obra (en nuestro caso, un guión
de cine) y que constituye siempre una selección de aquellos
acontecimientos que se contarán y de las modalidades según las
cuales se contarán estos acontecimientos para que el espectador
infiera la fábula. Los formalistas, con Shklovski a la cabeza,
denominaron syuzhet a esta organización discursiva del material,
término que a menudo se traduce trama. Así, si la fábula es
aquello que se cuenta y que finalmente el espectador reconstruye
como mundo posible, la trama no es más que el rompecabezas que el
guión propone para que el espectador deduzca la fábula. Por
tanto, estructurar un guión, es proponer un esquema dinámico de
juego (y no, simplemente, deshilar una sucesión de
acontecimientos). David Bordwell (y, en un sentido hasta cierto
punto equivalente, Umberto Eco), han logrado, al trabajar con el
problema de la actividad del receptor de un texto narrativo,
algunos resultados que pueden ser muy útiles a la hora de
estructurar un guión y que esbozaremos brevemente.
La primera consideración importante consiste en reconocer la
cantidad de modificaciones, de deformaciones podríamos decir, que
el guionista introduce sobre la fábula que previamente ha creado
para contarla. Al contar, la trama omite, recalca, repite,
comprime, distiende, anticipa o retarda la información de la
fábula con la finalidad de concitar en el espectador variados
efectos. La omisión de una información crucial (por ejemplo, el
desenlace de una acción que venía ejecutando el personaje) hace
que el espectador necesariamente produzca diversas hipótesis en
relación a los datos que le faltan. El retardo de una
información importante tiende a generar suspenso (¿qué habrá
pasado con la muchacha en los rieles del tren?). La brusca
liberación de una información omitida, es causa de sorpresas y
así sucesivamente. La trama es el lugar de la manipulación y
manipulando el conocimiento y, en consecuencia, los sentimientos
es como llega la historia al espectador (106).
Algunas de estas "distorsiones" discursivas han sido estudiadas
ampliamente, pues forman parte de la forma usual de relatar una
historia. En particular, son valiosos los trabajos de Gérard
Genette, los cuales, aunque inicialmente surgieron del análisis
literario, muy pronto encontraron su aplicación en análisis del
fenómeno fílmico(107) Les daremos un breve vistazo.
USO DE LA VOZ
Inventar una narración significa, en primer término, inventar un
narrador, circunstancia a la que se someten todos lo que han
tenido la experiencia de escribir un relato de ficción: cada
relato tiene su manera de ser narrado, su ritmo y su tono y
detrás de estas escogencias, se oculta la figura discursiva del
narrador, un fenómeno de voz, al decir de Genette.
El tránsito entre el guión literario y el film acabado revela
para el cine el síntoma de una singularidad que ha sido la base
de una larga polémica: aquella que gira en torno a la existencia
de un narrador dentro del film o, más aún, que reflexiona en
torno al hecho de si el cine puede explicarse bajo las
consideraciones de una teoría diegética (es decir, como acto
narrado por un narrador) o, por el contrario, de una teoría
mimética (como imitación, a la manera del teatro, de un mundo
ficcional (108)) Afortunadamente, cuando el film es todavía
guión, la polémica no tiene lugar: el soporte literario en este
estado previo del film no admite discusiones, nos encontramos
directamente con la existencia de un narrador.
¿Qué opciones tiene el escritor para establecer su narrador? En
primer lugar, tiene opciones de nivel(109). Puede decidir
contar su historia directamente a través de acotaciones y
diálogos o puede establecer niveles más profundos de narración,
por ejemplo, al designar como narradores a uno o varios de sus
personajes (Ejemplo paradigmático: Rashomon, de Akira Kurosawa).
En el primer caso se tiene un narrador extradiégetico, término
que, según el neologismo ya universalizado por Genette, designa
a aquel narrador que figura como instancia productora del relato
principal (y que es el caso más frecuente, el productor de las
acotaciones y los diálogos en el guión de cualquier film
narrativo tradicional). Correlativamente, Genette llama narrador
intradiegético a cualquier narrador que produce un relato
anidado dentro del relato primero, esto es, a cualquier
personaje que es representado en el acto de narrar. El relato
producido en este último caso es denominado por Genette
metadiégesis o relato metadiegético.
¿Cuáles son las reglas que rigen el uso de estos niveles? O más
aún, ¿podríamos hablar de reglas? Dos circunstancias pueden ser
consideradas. En primer lugar, es innegable que desde su
comienzos, el cine ha establecido códigos(110) en base al uso
y a su aceptación. En segundo lugar, dichos códigos son abiertos,
en el sentido de que cada nuevo texto tiene la posibilidad de
establecer modificaciones y proponer expansiones del código.
Dentro de esta perspectiva, enumeremos algunas convenciones en el
manejo de los niveles narrativos.
- Desde el punto de vista del lenguaje cinematográfico, el cambio
de narrador cuenta con convenciones bastante generalizadas: un
primer plano seguido por una disolvencia constituye la
articulación de paso entre las historia del primer nivel y la
historia contada (inclusive pensada o imaginada) por un
personaje. En oportunidades la disolvencia es sustituida por un
corte directo pero siempre el señalamiento de la delegación en
nuevo narrador se realiza a través de la escala.
- El uso de la denominada voice-over (111) (o voz de un
narrador coincidente con la imagen), es un recurso claro de
señalamiento del narrador y permite denotar con claridad el nivel
de narración.
- También se ha convencionalizado el marcaje del comienzo y el
final de un relato metadiegético, por lo que al final de un tal
relato es pertinente el regreso al comienzo de la situación
enunciadora, por ejemplo, mediante el remate de la historia
metadiegética en boca del personaje narrador.
- Una vez establecida la situación metadiegética, ésta se
mantiene hasta que se opere nuevamente un cambio de narrador. La
violación de esta convención (la cual se enmarca dentro de las
figura denominadas metalepsis por Genette) actúa como una fórmula
de extrañamiento, situación evitada en la narrativa clásica.
- En todo caso, lo importante radica en la claridad en la
estructuración de los niveles narrativos, en la identificación de
los diferentes niveles de narración y sus consecuentes
narradores.
un vistazo a las funciones capaces de ser llevadas a cabo por un
relato metadiegético, sirve para ubicar al escritor frente a un
escenario de posibilidades del cual no siempre tiene conciencia:
puede cumplir esencialmente una función explicativa (señalando
una causalidad entre los acontecimientos relatados en la
metadiégesis y aquellos que ocurren en la diégesis); una función
predictiva (los acontecimientos de la metadiégesis indican, no
las causas previas, sino las posteriores consecuencias de la
situación diegética); una función temática (el eslabón entre
diégesis y metadiégesis es puramente temático); una función
persuasiva (la metadiégesis constituye en sí un discurso
persuasivo intradiegético, ejemplo típico: Las Mil y Una Noches
de Pasolini) o una función distractiva y/o obstructiva (el acto
narrativo metadiegético en general sirve como obstáculo para la
comunicación, por ejemplo, actuando como elemento de retardo, de
ocultamiento, etc.).
USO DEL TIEMPO.
ORDEN
Genette estudia la disposición temporal del discurso en relación
a la cronología de la historia atendiendo al hecho de que casi
todo relato altera la secuencia temporal de los hechos
narrados(112) . Discrimina así, por un lado, variaciones del
orden temporal en las que segmentos previos a la historia en
curso se insertan en el presente relatado -los llamados
flash-backs y que Genette denomina analepsis- y, por otra parte,
las prolepsis o anticipaciones, que insertan en el discurso
segmentos de la posterioridad de la historia.
El aspecto central del manejo del orden para el escritor consiste
en que éste provee la posibilidad de reordenar los
acontecimientos en el discurso de acuerdo a consideraciones
dramáticas. Algunos ejemplos bastan para hablarnos de cómo se
explotan las posibilidades de reordenamiento.
- Las analepsis explicativas(113) (ver supra) constituyen no
pocas veces el cuerpo casi entero del relato e introducen en el
espectador la curiosidad y el interés. Ejemplos: Seguro Está el
Infierno, del hispano-venezolano José Alcalde; Le Jour se Lève de
Marcel Carné.
- Otras veces, las analepsis metadiegéticas conforman, en sí
mismas, episodios insertos dentro de la diégesis principal: caso
ya citado de Las Mil y Una Noches.
- La función obstructiva/distractiva, como elemento constructivo
del suspenso, ejecutada algunas veces por el montaje paralelo,
puede hacer uso de las inserciones acronológicas: The color
Purple, de Steven Spielberg, muestra una escena en la que la
tentación de un asesinato se ve distendida por la introducción de
atropelladas escenas de un rito africano de circuncisión.
DURACION
El problema de la duración remite a las figuras de compresión o
dilatación del tiempo diegético, o, en términos precisos, a las
relaciones comparativas entre el tiempo de la historia y el
tiempo del discurso. Un principio ya mencionado, el de
concentración, presupone, entre otras cosas, el recorte de la
sustancia temporal de la historia para su instalación en el
discurso: el discurso muestra sólo los momentos escogidos por la
narración y, por tanto, a menudo hace uso de la elipsis con el
fin de obviar los momentos muertos (o, como ya dijimos, de omitir
retazos cruciales para mostrarlos posteriormente). Como resultado
de esta operación, el film presenta, generalmente, en el
transcurso de unos noventa minutos, una historia que acaece en
lapso variablemente mayor. El tiempo diegético es casi siempre
mayor que el tiempo fílmico.
Pero el cine (y no solamente el cine, claro está) cuenta con la
posibilidad de relatar un acontecimiento en un tiempo mayor que
el tiempo de la ocurrencia original: es lo que sucede, por
ejemplo, con la cámara lenta o el uso de fotos fijas.
Por último el cine tiene la posibilidad de igualar la
temporalidad relatante con la relatada, igualando el tiempo
fílmico al tiempo diegético, como lo hace Hitchcock en The Rope,
donde la acción relatada dura tanto como el tiempo que se utiliza
para relatarla.
Teniendo estos grados de libertad, el escritor procede a
administrar el tiempo dentro del marco que le imponen las
restricciones usuales: no cuenta, salvo en poquísimas
excepciones, con más de dos horas para su relato(114).
Finalmente hay que acotar que las decisiones en cuanto a la
duración intervienen en el ritmo del guión, circunstancia
importante tanto para la construcción literaria del film en el
guión, como para su posterior realización.
FRECUENCIA
Ya tratamos el tema de la repetición y ahora precisaremos los
sentidos en los cuales el estudio de la frecuencia podría ayudar
a una mejor consideración de ese aspecto. La frecuencia, para
Genette, mide comparativamente el número de ocurrencias de un
hecho en la historia en relación al número de mostraciones de ese
mismo hecho en el film. Si los acontecimientos no aparecen con
ninguna repetición, Genette habla de que su frecuencia de
presentación es singulativa. Si un acontecimiento que se tiene
como ocurrido una sola vez en la historia se muestra varias
veces, Genette habla del uso de la frecuencia repetitiva. Por
último, todas aquellas figuras que denotan, a través de un sólo
acontecimiento, la ocurrencia repetida de una misma acción a
través del tiempo, es referida como producto del uso de la
frecuencia iterativa (en literatura, las mencionadas figuras
equivaldrían al uso del imperfecto en oraciones como "La niña
solía tomar sol por las tardes" o "Acostumbraba beber cerveza
cuando se encerraba en su habitación").
La repetitividad es un recurso de énfasis, la iteratividad un
recurso constructivo. Mediante la primera es posible recalcar una
idea obsesiva (uso frecuente que le dan, por ejemplo, algunos
imitadores de Hitchcock, para hablar de un personaje perseguido
por una obsesión "traumática"), la segunda está de hecho presente
en cada acto del personaje el cual sirva para caracterizarlo, aún
cuando su uso se reserva para cuando la iteración es fuertemente
enfatizada. Con la repetitividad se logra la resemantización de
segmentos particulares del film, con la iteratividad, la
construcción económica de situaciones(115). Estas
observaciones no cubren exahustivamente el uso constructivo de la
frecuencia, suministran más bien la perspectiva de los recursos
con los que cuenta un escritor al utilizarla.
DE LA PERSPECTIVA.
En el aspecto de la perspectiva Genette sitúa la problemática
que, en el seno de la tradición narrativa, ha girado alrededor
del llamado problema del punto de vista. Por punto de vista
entiende Eloise Jarvis Mc Graw el "ángulo a través del cual el
autor provoca en el lector su visión de la obra"(116).
Genette formula su noción de focalización atendiendo a una
distinción de Todorov que reconoce "los diferentes tipos de
percepción recognoscibles en el relato...", para los que logra
una clasificación ya clásica en los estudios narratológicos:
1. Una "visión por detrás" que equivale a la tradicional
posición de omnisciencia;
2. Una "visión con el personaje", característica del punto de
vista a través de un personaje y
3. La visión "desde afuera del personaje", en la que el
personaje es visto en su aspecto exterior, bajo la convención de
que el narrador no puede penetrar en el mundo interno del
personaje.
Estas tres posiciones narrativas, las cuales, para Vanoye
surgen en respuesta a la pregunta: "¿Quién ve?" (así como la
voz responde a la pregunta: "¿Quién habla?"), Genette las
retoma en su discusión de la perspectiva, introduciendo la idea
de una especie de filtro que actúa sobre la información del
drama. Genette distingue tres tipos de focalización que
corresponden al los casos estudiados. Una focalización de grado
cero, una focalización interna y una focalización
externa (117).
"It is all in your point of view", así titula Jarvis su
capitulo dedicado al punto de vista. Y es que, en efecto, las
decisiones en torno al punto de vista juegan un papel definitivo
sobre lo que Vale denomina el efecto sobre el espectador. Recoge-
remos algunos observaciones aisladas que fundamente este aserto.
- En primer término, la identificación - entendida como fenómeno
mediante el cual el espectador hace suya la gesta del héroe- se
logra a menudo mediante el uso de la focalización interna:
espectador y personaje comparten un mundo de conocimientos que se
hace mundo de sentimientos. Las películas de la serie negra hacen
uso canónico de este principio. Sin ir más lejos: Chinatown de
Roman Polansky.
- La focalización cero (narración omnisciente) constituye una
convención de "objetividad". Así, si un film habla de la historia
de tres hermanas, escogerá, en la focalización cero, la
adherencia a un punto de vista equilibrado y "objetivo": Tres
Mujeres de Robert Altman.
- El suspenso es a menudo un producto del cambio de
focalización: la focalización interna que nos identifica con un
personaje es sustituida de súbito por una focalización cero: de
saber tanto como el personaje pasamos a saber más que él y a
conocer los peligros que él ignora. North by Northwest del
maestro Hitchcock.
- La focalización externa permite la manipulación de la
curiosidad y la irrupción de la sorpresa. Del no saber pasamos al
saber con el desconcierto propio del engaño o del chiste: No way
out (sin salida) de Donaldson, donde el héroe se revela espía en
las últimas escenas del film. (En literatura El juguete rabioso,
novela de Roberto Arlt, lleva a cabo exactamente la misma
triquiñuela, haciendo al personaje narrador inesperadamente
traidor).
En conclusión, el conocimiento de estas técnicas de construcción
(118) que provienen de la literatura y que perviven en el
cine, son otro recurso más para que el guionista una su talento
a la reflexión, el análisis a la creatividad.
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Notas
(1) Las excepciones, pertenecientes a textos límites, confirman
vigorosamente la regla.
(2) Sin necesidad de mencionar a Beckett o a Ionesco, bastaría
pasearse por algunos grandes protagonistas del cine de
ficción, desde Nosferatu hasta Batman.
(3) Esto, entre otras cosas. El proceso psicológico que
desemboca en la creación de una obra dramática es, a todas
luces, altamente complejo, y está muy lejos el presente
trabajo de cualquier discusión en torno a él.
(4) La dicotomía entre film de acción y film de personaje
apuntada por Michel Chion y por Cucca se emparenta con la
distinción de R. Barthes entre relatos nucleares (llenos de
acción) y relatos indiciales (en los que prevalecen
atmósferas y personajes). En la práctica, sin embargo, la
escogencia de uno de los polos por el escritor no lo exime en
términos del otro, por lo que, como afirman Bentley y Vale,
acción y personaje parecen ligados en forma indisoluble.
Chion, lo formula en estos términos:
"Avec beacoup d'action, les personnages tendent a devenir des
ionnettes, et avec grande subtilité psychologique
(disent certains), action se ralentit et perd son importance.
L'ideal serait combiner et d'imbriquer caractère et action,
ce qui est s facile à postuler dans l'abstrait qu'à réaliser
dans faits"
("Con mucha acción los personajes tienden a convertirse
en marionetas, y con grandes sutilezas
psicológicas (según dicen algunos) la acción se hace lenta y
pierde su importancia. Lo ideal sería combinar carácter y
acción, cosa que resulta más fácil de postular en abstracto
que de realizar en los hechos")
(5) Para Bentley: "Personaje y acción se hallan tan
perfectamente coordinados que la cuestión de la prioridad
de unos sobre otros pierde toda su pertinencia". En
realidad, el análisis contemporáneo del personaje sigue
fluctuando entre ambos polos, pero resuelve esta
multiplicidad ejecutando "niveles de lectura" del personaje:
en un nivel, el personaje, es acción pura (en acto o en
potencia). En otro, es, esencialmente, un haz de atributos.
(6) La unidad de opuestos de Egri implica la coexistencia
irreductible de dos fuerzas en pugna, características según
el autor, del buen conflicto dramático. Sólo a través de una
tal unidad, el personaje, sobre todo el protagónico, es capaz
de modificarse. Un caso claro de la unidad de los opuestos lo
constituye la simbiosis. Brian de Palma tiene un bello
ejemplo en el film "Las Siamesas Diabólicas", inseparables y
mutuamente execradas.
(7) Egri, por su parte, opta por la idea del personaje como
instancia generadora de la acción. No en vano un capitulo de
su libro se intitula: Characters Plotting Their Own Play.
(8) Según Howard Lawson (1949:327), Ibsen construye sus
personajes (por lo menos en el caso de "Casa de Muñecas")
"proyectando toda una serie de crisis en su vida anterior".
(9) Nótese que esta distinción temporal presupone una
escogencia discursiva que evada las complicaciones
cronológicas, lo cual es otra manera de decir que, para
Field, cine es el cine narrativo norteamericano, (cine, por
excelencia, convencional y "anti-brechtiano", como más
sinceramente lo admite James Boyle, profesor de una escuela
de cine de los Angeles.) Idéntica observación se puede
formular en relación al llamado paradigma de Field, de
extendida difusión entre los profesores de guión de los
Estados Unidos y que para su autor participa de una
universalidad dentro de la que se ajustan desde un Spielberg
hasta un Kurosawa o un Bergman.
(10) "Potencial climático: capacidad del personaje, orientada
hacia un fin, para manejar dos emociones fuertes a la vez.
... Un personaje con potencial climático, aunque se mueve
esencialmente compelido por el deseo, todavía es capaz de
sentir la demanda de otra emoción contradictoria".
(11) "Los personajes se mueven incansablemente de un estado
mental a otro; están forzados a cambiar, a crecer, a
desarrollarse..."
(12) "Las contradicciones en el interior del hombre y las
contradicciones a su alrededor crean una decisión y un
conflicto. Estas a su vez lo obligan a tomar una nueva
decisión y a participar en un nuevo conflicto".
(13) Linda Seger, en su manual de reescritura guionística traza
lo que denomina el "arco de transformación" que va de la
posición inicial del personaje hasta una posición extrema de
modificación, pasando por una posición moderada o intermedia,
considerando así instancias posibles de transformación que
podrán ser escogidas en el guión (y que, definirán posibles
personajes)
(14) La dinámica de la relación antagonista-protagonista es
indicada claramente por Boyle: el protagonista no se
modifica, sino que su oposición al antagonista, provoca un
cambio en él. Recuérdese a Yago, el gran antagonista.
(15) "Le coup de thèâtre (plot point des Américains,
'peripeteia' d'Aristote), est un brusque revirement qui
modifie la situation et la fait rebondir de façon
imprévue..." Chion (1985:153) (El coup de thèâtre (plot point
de los americanos) es un cambio brusco que modifica la
situación y la hace "rebotar" de manera imprevista).
(16) Para Hitchcock, según cita Chion, el "Mac Guffin" es un
objeto extremadamente importante para el personaje -un
documento secreto, un mapa, secretos militares o políticos-
pero sin ninguna importancia para el narrador.
(17) Hay varias maneras de abordar esta distinción: una, ya
mencionada, consiste en postular varios niveles de lectura
del personaje, como lo hace Casetti en "Como Analizar un Film".
Otra es hacer énfasis en el efecto-persona, como lo hace Jose
María Diez Borque en "El Personaje Dramático."
(18) Un personaje de películas es una simulación y una
simplificación de una persona. Aunque representada por un
actor viviente, no es un verdadero ser humano.
(19) Ver Greimas y Courtes.
(20) El análisis narrativo contemporáneo, en sus diversas
manifestaciones, ha autonomizado el texto, incluso, en la
instancia del narrador, al afirmar que, desde el punto de
vista semiológico, "el narrador y el personaje están en el
mismo plano textual, mientras que autor es un término
extratextual", como bien lo señala Palomero en su tesis
doctoral.
(21) "Paris y Balbec están al mismo nivel, así el uno sea real y
el otro ficticio y nosotros somos, todos los días, objetos de
relato, cuando no héroes de novela".
(22) La castración, propia de la fase del Edipo, reafirma esta
carencia inicial al negar en el infante su posibilidad de
fusión con el Otro, y por ello, su completud. A partir de
allí, el sujeto se percibirá incompleto, carente -castrado-
del falo, destinado a su búsqueda permanente.
(23) Tan es así que, como era de esperarse, los más recientes
manuales franceses hacen uso del esquema actancial. Este es
el caso de Pierre Jenn, quien en su "Techniques du Scénario"
lo utiliza directamente para la construcción del personaje y
de Francis Vanoye, quien recurre al mencionado esquema para
el análisis de los modelos de personaje, en su "Scénarios
Modèles, Modèles de Scénarios. "
(24) Ver la obra del "Groupe d'Entrevernes".
(25) Otra aproximación permitiría utilizar la codificación de
los roles narrativos debida a Claude Bremond (En su "Logique
du Récit") para generalizar, "a nivel de la historia", el
proceso que se lleva a cabo desde un rol. Así, un
"civilizador" puede en la historia actuar como un "protector"
o como "degradador", según intervenga en un proceso de
salvaguarda de un cierto personaje (o rol) sometido a una
posible degradación (una comunidad indígena, por ejemplo) o
bien, participe modificadoramente propiciando la degradación
(al esquilmar a nuestra hipotética comunidad).
(26) Al respecto de una concepción del personaje como "relación",
Juán Carlos Genet dice: "... un personaje "no es", sino en
"relación activa" (por la acción), con los otros personajes.
La tan mentada 'psicología' del personaje no existe a priori,
antes de la acción. Existe sólo una manera de "hacer en"
"procura de algo"" (Los subrayados son de Genet). Más
formalmente, Philippe Hamon, en su renombrado artículo "Pour"
"un Statut Sémiologique du Personnage, "no hace más que definir
el personaje en términos relacionales, destacando la
supremacía de la red interaccional de los personajes, por
sobre el "ser" individual de cada uno de ellos.
(27) Aquí se ve cómo los roles psicológicos pueden jugar tanto
un papel atributivo (un personaje "víctima" puede,
narrativamente, ser un degradador), como un papel propiamente
narrativo (al coincidir el rol psicológico con el rol
narrativo, por ejemplo, el Rocco de "Rocco y sus Hermanos" de
Visconti, salvador en todo terreno).
(28) La relación entre los intercambios de rol y la situación
dramática, tal como la entiende Pavis, es decir como
"congelación" del desarrollo de la acción a partir de la cual
se obtienen "cuadros estáticos", debe ser estudiada más a
fondo. En particular, la relación entre los mencionados
intercambios y las configuraciones actanciales propias de
cada situación dramática.
(29) Bergman, como es de suponer, tiene más de un brillante
ejemplo de tales juegos. En Fanny y Alexander, una breve
escena entre un tío de los niños y su mujer, da cuenta de la
dramática eternidad que condena a la pareja a jugar el juego
sado-masoquista de "Patéame": brillante muestra del
triángulo del Karpmann, de los juegos psicológicos y del
talento del director.
(30) Este ocultamiento a veces está altamente codificado: caso
de las telenovelas o en la comedia ligera en las que el "No"
de un personaje, acompañado de cierto titubeo, significa
inequívocamente un "Sí".
(31) Hay otra razón por la cual lo "obvio" y lo "explícito" es
tan mal visto por la preceptiva dramatúrgica, por qué "ofende
la inteligencia del lector". Lo que se requiere del buen
drama es que ponga en participación al espectador, que lo
demande para la reconstrucción de lo "no dicho" (a través,
sobre todo, de sus propios "no dichos").
(32) La coincidencia o el contraste entre lo que el sujeto dice
analógicamente (con su cuerpo, con sus gestos, etc), lo que
postula digitalmente (con sus palabras), y del sentimiento
interior que se revela como resultado de sus acciones,
constituye un punto central en ciertos análisis terapéuticos
(Por ejemplo para los seguidores de las teorías
bioenergéticas). De nuevo nos encontramos con sentido
múltiple en la comunicación que le da "espesor" a lo que hace
el personaje, a la puesta en texto de la eterna contradicción
entre lo se que dice y lo que se siente, lo que se desea y lo
que se prohibe.
(33) Todo escritor es un esquizofrénico en el momento de la
escritura: Mario Vargas Llosa lo ilustra convincentemente en
su novela La Tía Julia y El Escribidor. Un escritor es
alguien que puede ponerse simultáneamente en el lugar de sus
personajes y un un lugar exterior que no está en ninguno de
ellos (¿El lugar de Dios?).
(34) En realidad, un inmenso terreno de posibilidades se abre
al estudio de las interacciones personales mediante modelos
formales. Apenas mencionaremos los trabajos de Watzlawick
acerca de la comunicación, los estudios de Georg Gerbner, los
trabajos de antropología aplicada de Brembeck y Howell, etc.
Véase, por ejemplo, el libro de Valbuena de la Fuente.
(35) La polaridad presente en el carácter obsesivo, por
ejemplo, queda reorganizada según Lieberman y Maldavsky, de
acuerdo al cuadrado semiótico, en la cuadrupla siguiente:
ser ordenado <------------> ser vicioso
| |
| |
| |
ser virtuoso <------------> ser desordenado
Los elementos de la columna de la izquierda (deixis
izquierda) corresponden al carácter obsesivo, los de la
derecha -ya en el marco de la desestructuración
intrapersonal, es decir, de la psicopatología- a la
psicopatía. Idénticos cuadrados son formulados en relación a
las histerias, las ciclotimias, etc.
(36) "Un hombre caminando es acción, un pájaro volando, una
casa en llamas, la lectura de un libro. Cada manifestación
de la vida es 'acción'".
(37) Según la definición de Touchard citada por Bentley.
(38) También Luis Espinal hace uso del concepto de "núcleos" "de"
"acción" para descubrir la estructura de un cuento cuya
adaptación ilustra su breve manual.
(39) "Te juro que lo mataré", dice el héroe al soplón. Triple
indicación que remite al suministro de una información ("A
quiere matar a B"), a la conjunción del personaje enunciador
con un objeto (el compromiso), y a una consecuencia (la
delación del soplón).
(40) Otro aspecto de la multiplicidad del parlamento es el que
se pone de relieve al analizar lo que Bandler y
Grindler denominan la "referencialidad" y que remite al grado
de ocultamiento que hace cada parlamento de sus referentes.
Utilizando las categorías Chomskianas de "estructura"
"superficial" y "estructura" "profunda" será posible determinar qué
oculta cada parlamento (y cómo lo oculta). La distancia
entre el "decir" y el "hacer" es casi un requisito constituyente:
la distancia entre estos dos términos -entre estructura
superficial y estructura profunda- se acorta a medida que se
acerca el clímax, momento en que se presupone un
"desnudamiento" psicológico (por ejemplo en el final de "Casa
de Muñecas" de Ibsen, o en "Sex, Lies and Videotape" de
Steven Soderbergh).
(41) En este caso, la saga por la consecución del objeto
configura un programa narrativo susceptible de ser
descompuesto en diferentes acciones: la búsqueda del tesoro
presupondrá desplazamientos, peleas, indagaciones, etc. Cada
una de estas acciones cobra su significado en relación a la
consecución del tesoro, cabiendo la posibilidad de que dos
actividades (el desplazamiento en un bote y en un avión)
tengan exactamente el mismo "significado" en relación a la
acción base.
(42) Sin embargo, no estamos de acuerdo con el autor cuando re-
duce la acción dramática a una sucesión de actos comportamen-
tales de los cuales -explícita e inexplicablemente- excluye
los actos de habla y, tácitamente, las modificaciones
psicológicas, (que pueden hacerse manifiestas por un simple
cambio gestual). Para Moles, el análisis de las acciones
teatrales se limita casi al de un problema de cinemática
(¿Quién hace qué, cuándo y dónde?), mientras que su estudio
de los actos cinematográficos no es más que un catálogo
permutable de acciones vistosas.
(43) El estudio de los programas narrativos, y de sus etapas
(manipulación, adquisición de la competencia, realización y
sanción), puede constituirse en una ayuda invalorable para
el guionista (que no hace otra cosa que estructurar
programas narrativos). A través del análisis abstracto se
pueden "ver" las piezas constituyentes de la acción y
detectar las piezas faltantes.
(44) De allí las metáforas que confieren al itinerario a que es
sometido el espectador una suerte de disposición geográfica o
melódica, con cimas escarpadas, colinas y valles para el
descanso.
(45) Un valioso comentario de Chatman comentando a Todorov
distingue entre personajes "apsicológicos" y personajes
"psicológicos", definiendo los primeros como aquellos
personajes que son pura potencialidad en base a sus
atributos: el "malo" hace maldades, la "seductora" solo seduce (y
solamente es seductora) y los segundos como aquellos cuyos
atributos conforman un exceso, un lujo en beneficio de su
"psicología".
(46) O, lo que es lo mismo en términos formales, las
posibilidades de que la manipulación (en el sentido
greimasiano) intervenga para proponer un nuevo contrato, es
decir, la obligación, para el sujeto, de llevar a cabo un
nuevo programa narrativo. El detalle no es más que la
expresión de ese poder de azar que constituye la carta
secreta de todo relato: al final todo lo que ocurre en
cualquier historia es una casualidad ventajosa a su creador.
(47) "Conflicto es el inter-juego entre fuerzas que apuntan
hacia objetivos mutuamente incompatibles"
(48) "La base de todo drama es el conflicto; una vez que Ud.
define la necesidad de su personaje, esto es, que encuentra
qué es lo que él quiere alcanzar en el transcurso del guión,
cuál es su objetivo, puede crear obstáculos a esa necesidad.
Esto genera conflicto..."
(49) Ningún diálogo, aun el más agudo, puede dar movimiento al
drama si no sigue al conflicto. Sólo el conflicto puede
generar más conflicto, y el primer conflicto proviene del
ejercicio de una voluntad consciente que decide alcanzar un
objetivo determinado por la premisa de la obra.
(50) Esto, sin duda, es un postulado básico de la dramaturgia
clásica. Corneille ("Discurso Sobre el Poema Dramático"),
citado por Pavis, lo formula de manera casi idéntica: "la
acción debe ser completada y acabada, es decir que en el
acontecimiento final el espectador debe estar perfectamente
instruido de los sentimientos de todos cuantos han
intervenido en ella, de manera que salga con el espíritu en
calma y no tenga duda de nada" y Hegel en su Introducción a
la Estética, señala, tal como lo reproduce Pavis, que el
conflicto es lo característico de la acción dramática: "La
acción dramática no se limita a la tranquila y simple
realización de un objetivo determinado. Por el contrario,
tiene lugar en un medio constituido por conflictos y
colisiones, y es el blanco de las circunstancias, de pasiones
y caracteres que la contrarrestan o se le oponen. Estos
conflictos y colisiones engendran a su vez acciones y
reacciones que, en un momento dado, hacen que la calma sea
necesaria".
(51) "La gran falta es la hamartia que, según observa
Corneille, puede significar en griego tanto error como falta;
es un producto de la mala suerte o una falta moral o
cualquier cosa entre las dos. La hamartia es el pivote de un
trastocamiento de gran amplitud que conduce de la felicidad a
la desgracia a un hombre que, no siendo malo, no merece su
suerte ... Este trastocamiento suscita la inquietud en el
espectador, es decir, en el propio sentido, destruye el
reposo, el sentimiento de comodidad en que lo había colocado
el prólogo y lo sumerge en la agitación"
(52) También aquí la dramaturgia clásica caracteriza para la
tragedia este cambio cualitativo con acontecimientos como la
peripecia, que es, al decir de Aristóteles "la inversión de
las cosas en sentido contrario" y el reconocimiento, que es
"... una inversión o cambio de ignorancia a conocimiento que
lleva a amistad o a enemistad de los predestinados a mala o
buena ventura".
(53) "Un incidente, o evento, que se 'engancha' en la historia y
la hace girar en otra dirección"
(54) Mencionamos informalmente una división del film que es en
realidad la base de una delicada discusión. Por una parte, en
términos de escritura, el guionista maneja los conceptos de
escena, secuencia y parte, con referencia inmediata al
problema técnico de la filmación: así una escena constituye
una unidad íntegramente filmable sin que haya movilización
del equipo (de ahí que se exija la unidad de tiempo y de
lugar y del señalamiento de las condiciones de filmación:
exterior o interior). Por otra parte, la naturaleza dramática
de su material lo obliga a la creación de unidades -escenas
si se quiere, y también secuencias- cuyo principio integrador
lo constituye la acción y que en algunos casos no coinciden
con las escenas en el primer sentido mencionado (de aquí que
la "scaletta" preliminar o disposición en serie de las escenas
a ser escritas no coincida con un listado de la escenas del
guión). Otro problema muy distinto -complejo y que escapa a
los objetivos del presente estudio- es el de la segmentación
del film ya elaborado en escenas, secuencias y partes en
atención tanto a su contenido dramático como los elementos
expresivos del film (continuidad en la imagen y el sonido,
elementos de modificación de los registros, como a las
disolvencias y los fundidos, etc.).
(55) La dramaturgia teatral de los siglos XVI y XVII,
consecuente el precepto pretendidamente aristotélico de la
unidad de acción, reducía el conflicto a uno solo y por ende
la trama a una sola línea narrativa. Muchos films, muestran
esta estructura más característica de lo "teatral".
(56) La cantidad de conflictos secundarios que soporta un
género depende esencialmente de sus posibilidades de
extensión. Así, a la casi obligatoria unicidad del conflicto
teatral, se opone la multiplicidad de líneas narrativas de la
novela televisiva. El cine se situaría entre estos dos
extremos.
(57) Hemos constatado posteriormente en la obra de Anne
Ubersfeld un estudio de los "triángulos actanciales" que se
emparenta con las presentes consideraciones.
(58) Modelo aplicable tanto para un conflicto externo (Indiana
Jones, durante cualquiera de sus persecusiones que
intercambian vertiginosamente estos roles) como interno
(muchos filmes de Bergman).
(59) En este otro contexto, el discurso es el "mundo comentado,
lugar de la comunicación". La historia constituye "el
mundo relatado, 'otro mundo' concluido". Relato y
comentario, (discurso e historia), son manifestaciones de
dos actitudes lingüísticas diferentes del sujeto de la
enunciación en relación con el enunciado.
(60) Aumont ha dicho que todo relato describe un itinerario de
lucha entre el Deseo y la Ley.
(61) Visto así, habría que preguntarse acerca de la naturaleza
de lo verosímil, porque el término que introducimos -bastante
difuso- de "lector" "común" remite, o bien a una abstracción tex-
tual: el "lector" "modelo": o bien al "lector" "pragmático" (Ver
Lector in Fabula, de Umberto Eco), individuo particular en
cada ocurrencia de lectura, cuya condiciones de credibilidad,
sin duda, tienen que ver con su psicología individual. En
este sentido, quien desee profundizar en el concepto clave de
"verosimilitud", puede consultar el número 11 de "Comunications:"
"Lo" "Verosimil", citado en la bibliografía.
(62) Un silogismo entimemático es "un silogismo retórico que
consta de premisas probables y es usado con la finalidad de
persuasión y no con la de instrucción". O también: "es un
silogismo que procede de signos aparentes para llegar a
probables realidades que están detrás de los signos". (Tomado
de Niccola Abbagnano, Diccionario de Filosofía.)
(63) Citado por Tomashevski.
(64) Para una ampliación de las motivaciones, ver el texto de D.
Bordwell.
(65) Vale analiza los efectos emocionales sobre el espectador
en términos del placer y la frustración que le provoca el
material que el relato anticipa. El placer se alcanza cuando
una anticipación realizada por el espectador es cumplida por
el relato, circunstancia que concita en éste una posición de
omnipotencia. La frustración aparece cuando una expectativa
es burlada, lo que desemboca en la sorpresa y en el
nacimiento de nuevas anticipaciones. Este peremne juego
entre el poder del "yo" y el poder del "otro" sobre el destino
que impera en la diégesis, constituye el desafío de toda
buena narración. Algunos géneros, no obstante, obtienen sus
dividendos del desarrollo que se opera en uno de los dos
extremos: caso de las llamadas "comiquitas", que refuerzan la
fantasía de la omnipotencia infantil y colocan al niño en
completo control del mundo relatado. Caso también, por qué
no, de la mayoría de las telenovelas, que, con su
previsibilidad, refuerzan las expectativas emocionales de
sus espectadores, con la consiguiente ganancia ideológica
para el texto y para quienes se encuentran detrás de él.
(66) Al respecto, dice Umberto Eco, al comentar la autonomía de
uno de sus personajes: "Que no se piense que esta es una
posición 'idealista', como si se dijese que los personajes
tienen vida propia y que el autor, como un 'medium', actúa
siguiendo sus propias sugerencias. Tonterías que pueden
figurar entre los temas de un examen de ingreso a la
universidad. Lo que sucede, en cambio, es que los personajes
están obligados a actuar según las leyes del mundo en que
viven".
(67) Para Pudovkin "El gesto es la manifestación directa del
estado interior del hombre, el gesto precede a la palabra".
No se olvide además que el uso del Primer Plano asegura para
el cine una supremacía del detalle, y en particular una
valorización del gesto, desconocida -e imposible- en el
teatro.
(68) "Los personajes se mueven incansablemente de un estado
mental a otro; están forzados a cambiar, a crecer, a
desarrollarse..."
(69) "Las contradicciones en el interior del hombre y las
contradicciones a su alrededor crean una decisión y un
conflicto. Estas a su vez lo obligan a tomar una nueva
decisión y a participar en un nuevo conflicto".
(70) La dinámica de la relación antagonista-protagonista es
indicada claramente por Boyle: el protagonista no se
modifica, sino que su oposición al antagonista, provoca un
cambio en él. Recordemos a Yago, el gran antagonista.
(71) Dice Chion: "Le coup de thèâtre (plot point des
Américains, 'peripeteia' d'Aristote), est un brusque
revirement qui modifie la situation et la fait rebondir de
façon imprévue..." (El coup de thèâtre (plot point de los
americanos) es un cambio brusco que modifica la situación y
la hace "rebotar" de manera imprevista).
(72) Para Hitchcock, según cita Chion, el Mac Guffin es un
objeto extremadamente importante para el personaje -un
documento secreto, un mapa, secretos militares o políticos-
pero sin ninguna importancia para el narrador.
(73) W. H. Clarence afirma: "Llamo composición [de una obra
fílmica] a la estrecha relación de dependencia que han de
tener unos elementos con otros, de tal modo que no quede
jamás un cabo suelto, ni una situación planteada en el aire,
ni aparezca nada, ni en imagen ni en diálogo, que carezca de
valor como elemento del conjunto".
(74) Con esto queremos decir que cualquier corte paradigmático
del texto mostrará un tejido rico de por sí en la medida en
que en él se muestre la intervención orquestada de diferentes
personajes, y por ende, diferentes actitudes, puntos de
vista y acciones. A nivel sintagmático, sin embargo, es
inevitable (y necesaria) la redundancia, o bien porque los
personajes repiten sus actos a diferentes niveles de
intensidad (de hecho, el carácter cíclico con que aparecen
las crisis, los clímax y sus resoluciones, es eminentemente
repetitivo) o bien porque el manejo de la información
recomienda un uso estimable de la redundancia.
(75) Una tercera vertiente, ésta extra-narrativa, es la que
abre Carlos Castilla del Pino. El personaje real, las
personas que son personajes (entre nosotros, un cómico como
el "Joselo" de la televisión), requieren, en su dinámica
social, de una unicidad tipológica similar a la literaria.
Una suerte de orquestación parece regir los grupos humanos.
(76) "Un personaje débil no puede cargar con el peso de un
conflicto prolongado, no puede sustentar el drama. Estamos
forzados a descartar tal tipo de personaje como
protagonista".
(77) Dos de las definiciones de voluntad que da el diccionario
de Psicología de Warren son las siguientes: "1. Función o
grupo de funciones relacionadas con una reacción consciente."
"2. Decisión consciente de actuar o emprender un curso de
acción".
(78) Comentario similar merecen filmes como "Belle" "de" "Jour", de
Luis Buñuel y "Crimes" "of" "Passion" de Ken Russel.
(79) En el sentido formulado por Austin. Véase, por ejemplo, el
libro de Ricoeur.
(80) "Las situaciones de respiración y de reposo ('relief' en
inglés) son consideradas como necesarias para una historia
bien equilibrada al fin de evitar el debilitamiento de la
risa o de la emoción, por saturación de efectos cómicos o
dramáticos. En los films serios, inclusive en los trágicos,
las escenas de respiración son aquellas de humor, de
descanso, de intimidad; y en los films cómicos, por el
contrario, son las escenas de emoción que dan a los
personajes más intimidad".
(81) "De manera que, después de todo, parece que el conflicto sí
se desprende el personaje y que si queremos conocer la
estructura del conflicto, primero tenemos que conocer al
personaje. Pero como el personaje es influenciado por el
ambiente, debemos conocer también el ambiente. Pudiera
parecer que el conflicto se desprende espontánamente de una
única causa, pero esto no es cierto. Una complejidad de
muchas razones hace un único conflicto".
(82) "La acción no es más importante que los factores
contribuyentes que le dan origen".
(83) Rambo necesita de sus enemigos para ser héroe- suerte de
imperativo ontológico de los personajes dramáticos- y los buenos
detectives aman a distancia la astucia de sus perseguidos: todo
encuentro entre titanes contrapuestos es un encuentro de
admiración y de amor: Batman y El Guasón, Marlowe y cualquiera de
sus enemigos. En el Nombre de la Rosa Eco, hace explícito este
carácter amoroso de la relación perseguidor-perseguido en un
largo discurso del villano.
(84) "No es suficiente reportar un acontecimiento en sí mismo
impresionante, o un acontecimiento real, para tener un drama;
es necesario dramatizarlo. Esta es la razón por la cual
muchos films adaptados de acontecimientos diversos se dejan
entrampar; demasiado confiados en el poder dramático de los
acontecimientos relatados, debido a que éstos han ocurrido
realmente, dejan de proporcionarles una lógica dramatica
interna".
(85) Este hecho, de entrada, es susceptible de claras
objeciones. Si bien es cierto que algunos autores piensan
previamente en el "mensaje" que quieren dar a través de su
obra, otros, que no son minoría, expresan su total de interés
por lo que suponen debe ser, si acaso, un resultado de la
lectura del texto que producen. Sin embargo, no se trata aquí
sino de entender el valor operacional de un instrumento que
tan sólo se propone servir de núcleo de construcción y que,
en modo alguno, representa, y mucho menos, agota las
significaciones temáticas de la obra, de hecho,
inevitablemente, múltiples.
(86) Debido a que el texto de Egri no habla específicamente de
la construcción cinematográfica sino de la escritura
dramática en general, este aspecto requiere ser
reinterpretado a la hora de pensar en el guión de cine.
(87) Por supuesto, ya la escogencia de la premisa presupone la
escogencia de una acción.
(88) "En la superficie, un sano conflicto consiste en dos
fuerzas en oposición. En lo profundo, cada una de esas
fuerzas es el producto complejo de muchas circunstancias
dispuestas en una secuencia cronológica que crea una tensión
tan terrible que debe culminar en explosión".
(89) "Un arreglo lineal de incidentes, episodios y
acontecimientos relacionados entre sí, que desemboca en una
resolución dramática".
(90) En Field, como en Gutiérrez Espada, la "idea" es un término
no definido.
(91) "Reduzca su idea hasta conformar un personaje y una acción
en pocas líneas, no más de tres o cuatro..."
(92) De nuevo encontramos la clásica disposición ternaria tantas
veces mencionada.
(93) "Antes de que pueda expresar su historia dramáticamente,
debe conocer cuatro cosas: Comienzo, Final, Punto Argumental
I y Punto Argumental II. Estos cuatro elementos constituyen
el basamento estructural de su guión. Usted 'cuelga' su
historia completa sobre esos cuatro elementos".
(94) "... la biografía del personaje hace un seguimiento de la
vida del personaje desde su nacimiento hasta el momento en
que su historia comienza. Escribirla ayudará a construir el
personaje..."
(95) El esquema completo del nuevo paradigma luce así:
---------------------------------------------------------------
Acto I Acto II Acto III
¦ Midpoint ¦
----------x---+---x--------x---------x--+--x-------------
Plot point 1 ¦pinch 1 pinch 2 ¦ plot point 2
¦ ¦
¦ ¦
---------------------------------------------------------------
(96) "Por las palabras 'idea cinematográfica' uno define el
motivo de fondo, el contenido racional, cultural y fantástico
que caracteriza la obra fílmica: el punto de partida, la
primera condición interpretativa y creativa del autor; un
mensaje rápido, sintético, de valor absoluto y universal
capaz de expresar los contenidos de la obra cinematográfica".
(97) En este contexto nos parece pertinente identificar el
término "sujet" con el castellano, "argumento", sobre una base
menos etimológica que práctica. En efecto, nos parece que de
lo que se trata aquí, en términos prácticos, es de construir
una primera versión del guión que de cuentas de los elementos
argumentales básicos. En todo caso, hay que subrayar la
notable diversidad en la aplicación de los vocablos que hace
de cada uno de ellos, casi podría decirse, un concepto propio
del autor. A manera de ejemplo se podría citar el
significado que se da al término "sinopsis" en dos autores
como Field y Gutiérrez Espada. Para el primero, la sinopsis
es un esbozo mínimo de argumento, una suerte de idea
ampliada. Para el segundo, muy por el contrario, la sinopsis
vendría a ser el producto de una operación sintetizadora que
tiene lugar después de la escritura de la "scaletta" y que
constituye una primera versión literaria, visual y
pre-cinematográfica del guión entero.
(98) "Una situación es una unidad superior del relato, un estado
característico determinado por el conjunto de acciones
y personajes .... En el relato fílmico las situaciones
consideradas aisladamente, disponen de un arco evolutivo
relativamente cerrado, independientes las unas de las
otras .... Una situación es por tanto, equivalente al
capítulo de una novela..."
(99) Para este propósito, Swain recomienda: "a. Establecer el
personaje tempranamente. b. Establecer el carácter del
personaje: b.1. Establecer la impresión dominante. b.2.
Establecer el gusto por el personaje. b.3. Establecer el
personaje como una persona interesante. b. 4. Establecer el
potencial: b. 4.a Potencial físico para la acción. b.
4.b Potencial de clímax."
(100) Típico de la narrativa norteamericana, el "gancho" es un
recurso obligado de los seriales televisivos. Un opening
aparatoso, con marcada preferencia por las explosiones y el
destrozo automotor, asegura el éxito de una audiencia
cautiva, según el decálogo de una muy difundida preceptiva
comercial.
(101) "... Ud. establece la pregunta unificante de la historia:
¿Tendrá éxito el personaje en sus esfuerzos de lograr su
propósito o no? ... En verdad, a menudo es sabio construir
sobre la base del compromiso de los personajes..."
(102) "El esfuerzo del héroe en mejorar su situación debe
culminar haciendo esta situación."
(103) La tensión no puede nada más crecer ... Ud. necesita de
valles entre sus picos."
(104) "Ud. calcula qué es lo que la audiencia espera... luego
diseña una alternativa diferente."
(105) "Ud. le da a cada personaje lo que él demuestra que merece,
sobre la base tanto de su competencia como su conducta".
(106) El estudio de los tipos de omisiones, de las tácticas
posibles de construcción de la trama y de las estrategias que
utiliza la trama para modular la fábula, constituyen la idea
central de un interesante trabajo de David Bordwell
"(Narration in the Fiction Film"). Creemos posible -aunque no
lo intentaremos en esta oportunidad- esbozar algunas
recomendaciones genéricas de construcción guionística que
tomaran en cuenta estos resultados como instrumentos para la
configuración del suspenso, de las sorpresas y, en general,
de la "forma de contar" propia del género escogido para cada
guión.
(107) Ver por ejemplo los trabajos de F. Vanoye y S. Zunzune-
gui.
(108) Bordwell dedica un capítulo a analizar esta diferencia y
a desarrollar una tercera opción explicativa que, de
entrada, niega la pertinencia del concepto de narrador
cinematográfico como instancia productora de la diégesis. En
el otro extremo, Andre Gaudreault ha querido sentar las
bases para una teoría diegética sólida.
(109) En términos de temporalidad, parec no tener alternativas:
el guión se escribe invariablemente en presente, uso
universal que, hasta lo que sabemos, no tiene excepciones.
(110) Usamos este término en el preciso sentido que le da Umberto
Eco (1976) y que (Pavis,1983,60) define como "una regla que
asocia arbitrariamente, pero de una forma fija, un sistema a
otro", o más precisamente, que asocia una estructura
sintáctica a una estructura semántica. En términos formales
un código no es más que una función (en el séntido
matemático) del conjunto (estructurado) de posiciones
sintácticas en el conjunto (también estructurado) de sus
posibles significaciones.
(111) La voz sobrepuesta o "voice-over", es a menudo llamada,
erróneamente, "voz en off", que es más bien la voz de un
personaje fuera del cuadro, es decir, "off screen".
(112) Característica nada novedosa en la narrativa, por más que
el cine la pusiera en evidencia con la figura del flash-back.
Examínese, como muestra, la estructura de cualquier relato
oral cotidiano: "Venía subiendo y un carro volcó" -dice Ud a
un compañero-. A la demanda de detalles de su interlocutor,
Ud. responderá retrospectivamente, reconstruyendo el relato
cuyo final ya conocemos.
(113) Linda Seger advierte: "Los "flashbacks", como medio de
explicar los motivos, raras veces funcionan bien."
(114) No se puede afirmar que las razones por las cuales el
tiempo de proyección de un film oscila entre los noventa y
los ciento veinte minutos sean puramente comerciales. El
problema del tiempo de atención efectiva del espectador ha
sido considerado por algunos investigadores y aunque no
constituye el objetivo de este trabajo, es bueno mencionarlo.
En todo caso, vale recalcar que, como el cuento y la obra
teatral, y a diferencia de la novela, cuyos límites de
extensión son altamente flexibles, la obra fílmica nace
siempre con fuertes restricciones temporales.
(115) Por ejemplo, la iteratividad permite hablar del agotamiento
de una situación: un matrimonio que se aburre de sí mismo en sus
desayunos (Ciudadano Kane, de Orson Welles), una pareja que se
agota a medida de que la mujer progresa en su psicoanálisis
(Annie Hall, de Woodie Allen).
(116) "Viewpoint is the angle from wich the writer causes the reader
to watch his drama"
(117) El concepto de punto de vista ha generado cierta confusión
al ser aplicado al cine en virtud de que ha llegado a
identificarse el nivel visual (el punto de vista sería por
ejemplo, lo que en efecto ve un personaje) con el nivel
cognoscitivo. A este respecto los trabajos de F. Jost han
sido esclarecedores, logrando discernir lo pertinentemente
narrativo en la focalización -referida exclusivamente al
nivel cognoscitivo, lo que un personaje sabe- de lo visual.
Para ello Jost introduce las categorías de ocularización -que
se refiere a la instancia con la cual se identifica la
"visión"de la cámara- y aún de auricularización, referida a
la identificación focalizante de la instancia sonora.
(118) Técnicas que constituyen una retórica, como dice "Wayne"
"Booth".
La ventana imposible
He pensado lo siguiente: para que el suceso más trivial se convierta en aventura, es necesario y suficiente contarlo. Esto es lo que engaña a la gente; el hombre es siempre un narrador de historias; vive rodeado de sus historias y de las ajenas, ve a través de ellas todo lo que le sucede, y trata de vivir su vida como si las contara.
Jean Paul Sartre. La Nausea.El lenguaje es el peor de los artificios, porque en sí mismo, no es más que artificio. Ese hilo precario que nos ata al mundo, se inscribe la paradoja del fantasma: invoca a la realidad por lo que niega de ella, produce la realidad a la medida de su propia inexistencia. Pero el lenguaje es un espejismo demasiado confiable y, como el Mago de Oz, siempre pone a sus escuchas a inventar una presencia humana detrás de la voz que construye. Un relato de J. D. Salinger (Para Esmé con amor y sordidez) ostenta lo que podría pensarse la irreductible omnipotencia del discurso, al ocultar uno de sus personajes con tanta astucia que ni el lector más inteligente puede reconocerlo: el personaje se oculta en el lenguaje (1). Seres de lenguaje, como somos, no tenemos otra certeza que su verdad evanescente. Sucumbimos ante ella. Asistimos, primitivos y desnudos, a sus avatares. No hay sentido sin lenguaje y por tanto, sin el lenguaje ya no somos. El lenguaje es el más allá de la existencia y el más acá del ser: en esa coyuntura deleznable queremos seguir siendo y por ello, extasiados, creemos en la magia que nos brinda.
Es esta potencia del lenguaje lo que lo hace a la vez omnipotente e ilusorio decir verdad o decir mentira es creer en el lenguaje, avalar una verdad primera que lo sustenta en tanto juez. Metalenguaje de sí mismo, el lenguaje engaña siempre, haciéndose o, más bien, haciendo realidad.
Entre realidad y lenguaje se instruye el engaño más artero: la de la representación. Somos gestores incansables de un compromiso que no se sella nunca, trazando linderos que no terminan de coagularse. ¿Dónde termino yo y dónde comienzan mis palabras? ¿Quién soy yo -este yo de papel que sólo existirá cuando alguien (por ejemplo yo) lo invente con su mirada- ¿Qué circula entre éste, mi instante efímero frente a la máquina de signos, y el embrujo que invento para hacerlo testimonio hacia un tiempo incierto? ¿Qué representa todo esto?
Es tan eficaz el encantamiento del lenguaje que engaña hasta sus más desconfiados espeleólogos. Cuando te nombro, nombro un nombre que ya eres tú y no puedo salirme de esa trampa. Te digo mortal y ya no eres Sócrates, sino un hombre y un hombre es nadie. Cuando veo tu imagen (en una frase, en una fotografía), me conmueve ese ser que te niega y te reconfirma. Sólo la muerte rompe la ilusión: por eso el lenguaje está más allá de la vida, porque es ilusión pura.
Hombres precavidos sucumben en las trampas del lenguaje.
Un Francesco Casetti(2), armado del más sofisticado instrumental (Christian Metz lo considera uno de los semiólogos del cine más equipado para esta tarea de andar auscultando los mecanismos del cine), hace un viaje hacia ese signo de lenguaje que es el personaje cinematográfico y regresa confundido: lo descubre peligrosamente representativo y queriendo desinfectarlo de esa referencialidad que confunde Mia Farrow en la Rosa Púrpura del Cairo, termina creyendo que el signo es la persona(3).
Quizás la única manera de mantenerse a salvo es considerarlo al lenguaje por lo que es: una mentira, siempre. Es una mentira el lenguaje formal(4), que nos modela mundos inexistentes, que nos encadena, a partir de una creencia piadosa (por ejemplo, que por un punto, pasan infinitas rectas), a una interminable sarta de fantasías dependientes de la primera. Es doblemente mentira el lenguaje literario, construido sobre la libertad alucinatoria de lo imaginario. Y de esa mentira, brota una verdad de otro tipo, que poco tiene que ver con la realidad que nos rodea, o que tiene que ver con ella tan sólo como discurso.
Esa es la materia misma del texto artístico, de la novela, del filme: un sueño del mundo. Claro que el matemático también sueña con mundos (im)posibles, habitados por esferas multidimensionales, por amebas infinitas. E idénticamente el físico postula escenarios del mundo, gobernados por dragones ciegos y sometidos a designios inexorables. Pero el sueño de la novela, del cine o la poesía es sueño del sueño: sueño con la libertad de creer que el espacio que lo rige no es el de un sueño aún más profundo.
El sueño y la censura.
No hay sueño sin censura: el sueño es un tamiz, el lenguaje es un tamiz. Simbolizar es seleccionar del mundo piezas para componer una imagen, más aún, recoger las sombras de estas piezas y proyectar con ellas una sombra más densa. Es urdir ese abalorio de cuentas alternas cuya escogencia tanto ha ocupado a los lingüistas. Pero toda selección es también, una selección de ausencias; cada recorrido hacia un ejemplar del paradigma, deja tantos huecos como especímenes abandonados y la trama se urde sobre la memoria de la ocultación.
Lo innombrado parece estar en la esencia del lenguaje. Todo lo dicho evoca todo lo por decir. Mostración y ocultación son sus dos caras naturales y pedirle a la lengua que únicamente muestre, es esperar de una luz que no produzca sombras al proyectarse sobre los objetos que pueblan una habitación.
Por esto el texto es un territorio de relieves: es un tapiz. Es un mundo de contrastes y de valores. El texto nace de un sin diferencias que se ejecutan en cada paso y en cada nivel de lectura. Pero esas diferencias se instituyen, por decirlo así, sobre una gran diferencia entre lo dicho y lo por decir, entre lo oculto y lo nombrado, entre lo soñado y lo que escatima la censura.
No hay texto sin censura: decir es ocultar. El ingenuo mira la carta la amada y la recupera en cada palabra que lo nombra; el amante inventa otra mujer detrás de cada trazo: una escribiente que se lleva la pluma a los labios en cada pausa de la escritura. Decir es un acto de desnudamiento, pero de desnudamiento imposible e incompleto, apuntado hacia ese más allá, nunca desvestible.
Todo texto expresa la voluntad de una ocultación, de una mediación. Como el sueño, el texto se hace filtro interesado, translúcido, pretendidamente ingenuo. El texto es una celosía tejida por el interés del creador, pero también, por sus temores y sus visiones y, en último término, por la destreza de sus manos. El texto es el sueño: la diferencia la establece su distancia relativa a la vigilia, nunca su estructura.
Los encantos.
Desde el territorio de la semiología se libra una batalla contra el encantamiento (batalla imposible, por que sus huestes sucumben en la fascinación de los castillos que quieren abordar): se desmontan espejos y decorados, se entienden las grúas y el tráfago detrás de bastidores, se trata de desnudar la lógica que arraiga al texto con mundo: a lo representado, a la enunciación. Pero es precisamente en este intento en donde el texto exhibe sus ventajas, porque el analista es bestia de lenguaje y está ciego por los espejismos que lo constituyen. Buscar una significación en el texto es buscarme a mí en el texto mismo, con mi yo precario de este momento, con mis zapatos y mis manos y mi gripe. Es establecer un puente imposible entre ese objeto de maravilla y mis creencias: mi ser en el mundo. Por eso necesito un texto dócil, porque en él se disciplinan mis inexplicables. Quiero subordinar entonces al texto y con él, a su más allá de lenguaje: tarea inútil cómo se ha visto. El lenguaje me constituye y me rebasa, tiene sus leyes propias que me gobiernan por fuera. Y sobre todo, es lo que no se puede ser: todopoderoso.
La verosimilitud.
De tanto ver el mundo que he querido ver, creo que mi mirada proyecta la realidad, la inaugura. Es verosímil lo que se acomoda a una explicación y una explicación es lo que me tranquiliza. Todo lo dicho debe ser explicado. En cierto modo, somos celópatas del texto, porque éste siempre nos traiciona. ¿Cómo es que has podido verlo, decirlo, ocultarlo?... La verosimilitud es exigencias de justificaciones. Pido a mi amada que me diga lo que vio, lo que oculta, lo que pretende, lo que piensa (¿acaso ella misma lo sabe?) y en esa angustia invoco un segundo lenguaje que lo explique todo. Pero el lenguaje mismo no se explica cómo fenómeno: es, y a partir de esta esencia es que comienza toda explicación. El lenguaje oculta porque no es sino eso, lenguaje, o más que eso, está en cierto modo más allá de la verdadera ocultación. Seres porosos de lenguaje, somos inconformes: pedimos constituciones, dónde solo nos puede responder la ingravidez de lo significado.
Por eso, toda travesía hacia el texto debe partir de la desconfianza: no, esto no es una selva, son palabras, una selva de palabras. A cada paso salta una palabra nueva y conmueve al autómata prodigioso que dormita en el subsuelo de la significación(5). Lo verosímil del lenguaje es, en definitiva todo -o sea nada- ya que el lenguaje se ajusta a toda verosimilitud. Lo verosímil del lenguaje -ya se sabe- hay que buscarlo en el texto mismo y no en el mundo que supone representar.
El Punto de Vista.
Todo texto es un recorte de lo imaginario -macla donde se amalgaman materiales de distinta índole- que parece provenir de una ventana hacia la realidad. La ventana simula una coyuntura, una articulación entre dos mundos. La ventana propone una manera de ser visto, un ángulo, una preferencia de lectura. Pero la ventana no existe, es texto mismo en otro de sus engaños: es una ventana pintada por Magritte.
El texto se cuida de sus simulacros, para traicionar los siempre: "los diferentes tipos de percepción recognoscibles en el relato...", (Todorov) organizan una concepción tripartita del punto de vista, de acuerdo a una cierta funcionalidad:
Hay una "visión por detrás" (la de la narración clásica) que equivale a la tradicional posición de omnisciencia y que Todorov sintetiza con la fórmula:
NARRADOR > PERSONAJE
Una "visión con el personaje" (la característica de un Henry James, por ejemplo), que utiliza como pretexto informativo lo que conoce un personaje:
NARRADOR = PERSONAJE
La visión "desde afuera del personaje" (la de la narración objetiva, como en The Killers, de Hemingway), "en la que el personaje es visto en su aspecto exterior, bajo la convención de que el narrador no puede penetrar en el mundo interno del personaje":
NARRADOR < PERSONAJE
Pero esta clasificación deriva enseguida hacia el hallazgo de las excepciones. Genette (6) formula su noción de focalización atendiendo a la distinción de Todorov. Distingue tres tipos:
Focalización de grado cero: En la que la información otorgada por un texto fluye sin aparente restricción. Corresponde a la narración omnisciente.
Focalización interna: corresponde al modo de funcionamiento, por el cual, la información que recibe el lector se ejecuta a través de un personaje que actúa como "filtro" que la tamiza.
Focalización externa: propia de una posición en la que el personaje es visto desde fuera y en la que se enfatiza o, por lo menos se deja en evidencia, la imposibilidad del narrador de conocer cierta información básica del personaje.
Pero las restricciones del campo cognitivo que impone la cada focalización son a menudos irrespetadas durante el proceso de su ejecución, bien por que se niega el acceso presupuesto por su alcance (al no liberar parte de la información supuesta por el lugar de visión escogido (una ventana al lector que se opaca sin aparente razón, figura que Genette llama paralepsis) o bien porque se introducen informaciones "objetivas" que violan subrepticiamente dicho alcance (una ventana con inesperados orificios hacia otros lugares donde no mira, Genette las llama paralipsis).
Paralésis, paralípsis, excepciones de una naturalidad supuesta para la representación. Sin embargo, lo que provoca la excepción ¿no es más bien es la arquitectura según la cual suponemos construidas las casas de ese mundo? Lo que traiciona, ¿no es la escogencia de una geometría, que intenta describir euclidianamente lo que está construido con los ladrillos elásticos del lenguaje? Las casas de la realidad son rígidas y tienen ventanas que no pueden dar a todas partes: las del lenguaje, son topológicas y pueden abrirse simultáneamente a mil lugares (7).
Más allá de Genette.
Genette divorcia voz y visión: lo que yo digo no es lo que veo, pongo mi mirada en la ventana y mi voz libre asume otro recorrido: el narrador es un ventrílocuo. Divorcio indispensable, habíamos creído que los seres del lenguaje tenían un cuerpo heredado el mundo y no es así: el texto es un territorio polimorfo, una mesa de disección. Por la gracia del lenguaje me fragmento, me diluyo en una ubicuidad omnipotente y primigenia, cuyo vórtice centrípeto lo recoge la fantasía de mi yo. Mis ojos no están encadenados a mi voz. Y con los ojos fijos y la voz como testigo, se moviliza una discusión interminable: Friedman, Booth, Chatman... François Jost (8), sumado a la discusión, propone una mutilación aún más radical del aparato narrativo: ya no es sólo mi voz (que en el cine, vista así, es una voz que habla imágenes y sonidos como producto de una extraña fonación (9) sino que también mi oído se independiza: auricularización, ocularización, focalización son las potencias de cada fragmento de ese cuerpo, todo poderoso y desmembrado que se hace cargo del texto. Solo la fantasía de un cuerpo real mantiene la unidad del texto y obliga a las explicaciones.
El relato cotidiano.
No hay reinos únicos para que el lenguaje despliegue su libertad. Lo que funciona en la novela más construida, se ha ejercido también en alguna ocurrencia del lenguaje (10): el texto es territorio para un juego que no tiene dimensiones fijas. Nada gobierna mi discurso más que mi necesidad y mi capricho: las miradas que me restringen son las que veo o siento ver, lo que miro, lo que oigo, lo que escucho y, sobre todo, lo que quiero decir acerca de todo eso, se regula más allá -y más acá- de toda realidad perceptiva. Mi discurso es libre de decir y de adjudicar. Pero, aún cuando no ubique su raíz en ninguna de mis operaciones perceptivas, el discurso inventa. Su modo de ser no requiere sino de sí mismo.
El Desembrague
Un término de la lingüística greimasiana formaliza esa justificación que proyecta al enunciador sobre el enunciado: el desembrague. El desembrague coloca el mundo en el discurso, dobla su tiempo, su espacio y sus actores reales y los redimensiona en tiempo textual, en deícticos, en actantes. Pero, la naturaleza de la operación proyectiva, no es homomórfica -el discurso es una pantalla que conserva la geometría de este mundo - sino, al menos, homeomórfica, vale decir, el discurso se mantiene sobre una superficie alabeada, atemporal, no métrica. El desembrague es la manera de simular que el texto se parece al mundo. Pero por debajo de su superficialidad operativa, el enunciador es voz y necesidad y sólo la voz se vehicula en el desembrague: la necesidad siempre perfora el texto, pero se esconde en el acto mismo de su producción. Hay un resto que no es el del mundo, sino del lenguaje: siempre éste dirá más porque puede decir (por que lo que hace es sólo decir (11) y dirá menos (porque no hace otra cosa que decir). El desembrague es la sombra incompleta de un acto visible regido por lo invisible.
El cuerpo.
¿Qué ha hecho tan ardua la tarea de explicar el fenómeno del punto de vista? ¿No es, acaso, la misma tiranía de esa verosimilitud, esa esclavitud de motivaciones realistas (12), de corsets de una modelación antropomorfa que no logra independizar lo que, constitucionalmente, tiene la libertad - ¿la anormalidad?- de ser del hombre, de hacer al hombre y de no ser como el hombre? Del lenguaje al hombre hay la distancia del sueño y del mito: el lenguaje es la única posibilidad de deificación. El lenguaje es omnipotente y, posiblemente, Dios es de lenguaje (13). Dicho de un tirón: el lenguaje hace un mundo y lo reparte a su antojo y de ese caos siempre primigenio que tiene la fuerza y la potencia de toda creación, se intenta reorganizar una representación del mundo en que vivimos. En principio todo, es libertad; después surgen los acomodos, la puesta en cuerpo, la justificación. Nos hacemos adultos para que el lenguaje hable por nosotros y explique las pulsiones que nos desorganizan, pero el lenguaje apenas requiere de un cuerpo.
La Subjetividad.
Jaques Fontanille (14) lleva un paso más allá la osadía de Genette: en su mesón son extirpadas las últimas conexiones entre el narrador y su "punto de vista". Nace el observador y el narrador queda reducido a un mero emisario de su voluntad cognoscente. Este actante vacío, o más bien, vaciado de sus privilegios (antropomorfos) de tantas centurias, se acurruca a un costado del texto para apenas referir los signos que dicta un cerebro que lo gobierna a distancia y decir un cerebro, es todavía decir unos ojos, unos oídos, ¿un tacto?. El observador tiene a cargo la administración cognitiva del texto, abre y cierra las ventanas por donde nos asomamos a su contenido y según se desembrague en distintos estratos del texto, deviene en focalizador, en espectador o en asistente, instancias, todavía antropomorfizadas, de este nuevo actante.
La formulación del actante observador tiene un efecto multiplicador en las entrañas del texto. El texto ya no se erige en foco unidimensional que inocentemente refleja una realidad- así sea éste regulado por las aberturas que escoge para "observar" su universo- sino que en su seno se independizan y hasta divergen haceres emancipados. De esta multiplicación sólo resta dar cuenta de la voluntad que gobierna su efectividad, de su competencia.
La Competencia Cognitiva.
El punto de vista quiere explicar un resultado del cual no tiene el control: no son las aberturas por donde se mira lo que guarda el texto las que garantizan la efectividad de la mirada. La suprema libertad del texto impone el alcance de del punto de vista (ver supra: Genette). Para Fontanille cada observador esta limitado por las modalizaciones que afectan su competencia: L'a inaccessiblité caractérise dans l'image ce qui se refuse a l'observateur, comme par exemple ce qui se trouve hors des limites latérales du champ de vision Pero esta voluntad que fija en cada momento un lugar de observación, hay que buscarla en alguna parte.
Las Estrategias de la Ocultación.
Una perspectiva -en el texto- no nace de una ubicación en el mundo, sino de una ubicación (una concesión) del mundo en el texto. Si hay manzanas que flotan sobre los hombres en el espacio de un lienzo, no es porque la fantasía asalte el reino del lenguaje, es porque el lenguaje es el reino de la fantasía. La poesía revela la sintaxis natural del lenguaje: la sacrosanta libertad que regula sus apariciones. Sólo lo verosímil exige del lenguaje lo que su naturaleza aleja en perenne tensión.
La comunicatividad.
David Bordwell, en un contexto que quiere separarse de las teorías de la enunciación, introduce las coordenadas de una ejecución que activa constantemente esta libertad del texto de decir lo que quiere al margen de cualquier arreglo con lo verosímil: la llama la comunicatividad. En cada momento (si el texto se soporta en el transcurrir temporal), una voluntad (¿actancial?) regula la cantidad de lo dicho en el decir. La comunicatividad legaliza las transgresiones de Genette: las hace ley. Y, en cierto sentido, instituye un hacer perpendicular al que tiene lugar en el punto de vista: veo, pero digo lo que quiero, oigo, pero no digo nada. En última instancia -y en todo momento- el discurso es soberano sobre lo que revela, aún cuando la censura se verosimilice: "Akakiy Akakievich meneó la cabeza sonriéndose y prosiguió su camino. ¿Por qué sonreiría? Tal vez porque se encontraba con algo desconocido, para lo que, sin embargo, muy bien pudiéramos asegurar que cada uno de nosotros tiene un sexto sentido. [...] También puede ser que ni siquiera pensara en esto, pues es imposible penetrar en el alma de un hombre y averiguar cuanto piensa."(15) La visión autorizado por el punto de vista, sólo es ejecutada efectivamente en virtud de la comunicatividad.
¿Otra ortopedia?
Llegamos así hasta un horizonte en el que las formalizaciones organizadoras rozan lo que esencialmente carece de organización (o se organiza caóticamente). De lo que se trata es adjudicar un nombre a la libertad del discurso. No obstante, vislumbrar una ley de la arbitrariedad es ya, de por sí, disminuir la arbitrariedad de la ley. Salimos del cuerpo y dejamos que el texto se reconstituya en lo imaginario. En suma: no necesito ojos -mis ojos- para ver lo que digo, ni oídos para escuchar lo que quiero decir: Lo sé. Digo cuanto pronuncia mi primera palabra y esa palabra se valida por sí misma, en el acto de su aparición. No es posible someter el lenguaje a las leyes de este nuestro (su otro) mundo. O al menos, debemos permitir que alguna de las dimensiones que insertamos en él para satisfacernos con explicaciones, porten, modelen, su libertad. Sólo así aceptaremos al texto por lo que es y no por lo que queremos que sea: lejano reflejo de nuestra realidad deleznable, sometida a los avatares de es mundo que no es de lenguaje.
(1) El ingenioso mecanismo del cuento convierte un personaje narrador en personaje narrado, dejando para el final el develamiento de la inesperada operación.
(2) Casetti Francesco y Federico Di Chio. Cómo Analizar un Film. Instrumentos Paidos. Barcelona, 1991.
(3) Casetti postula una disección que separa al personaje-como-persona, de esas otras facetas con que éste opera semióticamente: el personaje es un rol (un traje, una posición, una actitud, asumidos en un universo ficticio) y, además, un actante (la pieza de un ajedrez lógico). Y sin embargo, al encarar el personaje-como-persona, ese efecto de texto, el semiólogo italiano no puede evitar el análisis de los personajes en función de categorías como aquellas que los definen como personajes planos y redondos o unidimensionales, es decir, en cuanto a construcciones. El desplazamiento entre el signo y el efecto se ejecuta inadvertidamente: Es obvio que no hay personas planas, ni redondas (a los mejor ni siquiera hay personas buenas ni antipáticas, o las hay en un sentido aproximado, muy diferente a lo que puede ser un personaje contrastado). El lenguaje, claramente, le juega una mala pasada.
(4) Aún cuando los lenguajes formales estén más allá del problema de la verdad o la mentira, "no se ocupan de los hechos", como dice Mario Bunge (Bunge, M. Las Ciencia, su Método y su Filosofía. Ed. Siglo Veinte, Buenos Aires, 1981.) son, en relación con la "realidad", una ilusión, una manera de organizar ciertas fantasías que no tienen cabida en el mundo.
(5) Eco, Umberto. Tratado de Semiótica General. Ed. Lumen. Barcelona, 1985.
(6) Genette, Gérard. Figures III. Editions du Seuil. Paris, 1972.
(7) Como el Aleph de Jorge Luis Borges, metáfora poco casual.
(8) Jost, F. L'oeil Caméra: Entre filme et roman. Presses Universitaires de Lyon. Lyon, 1987.
(9) En un texto reciente (Metz, Christian, L'Enonciation impersonnelle, ou le Site du Film. Méridiens Klincksieck. Paris, 1991) propugna por una denominación de intercambio en el cine (entre una fuente y un destino) que eluda lo que el denomina, no sin ironía, la "enunciación antropoide).
(10) ¿Qué hay de específico en las operaciones que estructuran en el discurso narrativo de ficción? El chisme, por ejemplo, articula en miniatura, muchos de los principios que con un mayor desarrollo, elaboran los vericuetos de una obra como A la recherche du temps perdu. El chismoso (o la chismosa) construye su discurso sobre las figuras de alteración temporal (del orden) como el flash-back, (la analepsis), la anticipación (la prolepsis) y la aglomeración temática (la silepsis). Idénticamente recurre a variaciones de la frecuencias y a variaciones de la velocidad, deteniéndose en las escenas más sustanciosas, omitiendo los detalles superfluos y resumiendo, largos fragmentos de la historia narrada. Demás está decir que puede hacer uso extenso de la focalización, insertando puntos de vista diversos y, eventualmente, de la voz, llegando incluso a marcar con cambios de entonación la intromisión de sus narradores intradiegéticos.
(11) No es que el decir no constituya en sí un sin fin de acciones (Searle, Austin), sino que no hay otro hacer propio en el lenguaje que el de la palabra.
(12) Bordwell, David. Narration in the Fiction Film. The University of Wiscosin Press. Madison, Wiscosin, 1985.
(13) De ahí, la narración omnisciente. No hay casualidades en este ámbito.
(14) Fontanille, Jacques, Les espaces subjectifs. Hachette, Paris, 1989.
(15) Gogol, "El Capote".
El ser sin territorios
Una tortuosa reflexión transita desde la oscura fragua donde,
lentamente, se edifica el personaje, hasta la ostensión de un
signo(1), vivo de seducciones, convincente y más engañoso que cualquier otro signo. ¿Cómo se forma un personaje en mi cabeza, qué tiene de mí (todo, dice Viki King(2), y tiene y no tiene razón) y cuánto recibe del mundo que me rodea? No sé muy bien qué es el personaje cuando lo invento, pero ya me seduce su corporeidad imaginaria. Es una persona en mí cabeza -una persona imaginaria, claro está-. En la criba en que se funden sus
materiales primigenios, concurren, una razón que cree aprehenderlo y una intuición que se sorprende de sus propios hallazgos. Pero no sé todavía qué es el personaje.
Cuando se crea un personaje, se participa de una doble ingenuidad. Se cree inventar una persona y se le asignan biografías, anatomías, fisiologías y psicologías. Pero a la vez, esa construcción padece genéticamente de las restricciones de mi capricho y mi necesidad, esa persona no es libre ni completa, sino que se recorta a la medida de mis exigencias. No es una persona, en fin, es un personaje. Pero, correlativamente, creo que la distorsión que moldea mi construcción, es casual en un mundo posible, que el personaje "puede" ser así (¿Por qué no?), que, en el fondo, mi personaje es una persona.
Esto me permite hacer vivir al personaje en mi imaginario (¿Acaso las otras personas no son también personajes en mi cabeza -y, sobre todo, yo mismo, el mejor de ellos(3)?-). Cohabita con mis fantasmas y por ende, comparte el estatus con que suelo investir mi íntima realidad. Y sin embargo, el personaje sólo nace verdaderamente cuando lo expulso de mi imaginación y lo transformo en signo fuera de mí. Esas palabras que se conjugan de esta manera, que articulan un sentido que parece cobrar vida propia y huir felizmente de mis manos son, por fin, mi personaje.
Este es el personaje del escritor. Un cúmulo de palabras, una arquitectura lingüística que porta la magia de repetir mis confusas empatías, mis angustias o, simplemente, mis ignorancias. En el cine, largo será el tránsito hasta que otro concrete mi sueño en gestos y movimientos, en colores, en un descubrimiento de su propio rostro. Cada quien tiene un personaje en su cabeza y de él va naciendo uno que no es el personaje de ninguno, sino otro producto insólito y distinto del milagro de la significación.
De manera que, a través de este proceso que va desde mi angustia hasta su construcción, no ha habido ninguna persona que alimente al personaje. La existencia personal del personaje no ha aparecido en ninguna parte, sino como reflejo de nosotros desde este mundo donde hilamos palabras o somos actores o miramos los ojos de otro en busca de las imágenes que creemos tener por dentro. El personaje ha nacido por las personas y también sin ellas.
Esa es una visión. La otra, es la del espectador, que mira en cualquier relato un recorte de una realidad con la que se conecta a través del vehículo siempre demasiado cercano del lenguaje. Si es de palabras, el personaje nace de una mediación que se figura cierta por la gracia misma de la enunciación: decir, es remitirse
a una referencia que se supone existente en un mundo hecho posible por la misma circunstancia de hacer sido nombrado -el escucha parece siempre originalmente crédulo(4) -. Y si es personificado, como en el caso del cine (como lo han estudiado Christian Metz y tantos otros) entonces el efecto de persona se impone demoledoramente, opacando el signo.
La semiología ha intentado diversificar la lectura del personaje, desnudarlo de su investidura de persona(5). Ha querido ver en él, la confluencia de varios sistemas de signos (Kowzan(6)), el nodo de una intrincada red semiótica, (Hamon, Sinisterra(7)) el centro de una operación en la cual el texto se inscribe a modo de lugar geométrico (Burgoyne(8)), y también, el resultado de la decantación de varias operaciones lógicas, miméticas y figurativas (Greimas, Ubersfeld, Casetti(9)). De todo esto, el personaje resulta descubierto en su esencia de efecto de lenguaje: la persona-personaje, que es lo que vemos y creemos, es el resultado de este rostro y este movimiento, de este sombrero que se coloca en el momento justo, de este simulacro deliciosamente calculado que se desea aún más real que la persona misma.
Así se crea y se perpetúa el personaje: fantasma múltiple que circula de uno a otro imaginario y que desplaza su ser de fantasía con un peso que ya envidiaríamos nosotros los mortales. Por eso el personaje se eterniza frente a los ojos del hombre: porque es como él, en lo mejor de su imaginación y desvanece, en la misma operación que lo hace nacer, todo vestigio carnal que lo emparente con la precariedad humana.
(1) Habría que hablar de un fenómeno infinitamente más complejo, modos de producción de signos y todo lo demás. Bástenos retener esa primera connotación de engaño codificado e inaprensible que tiene el término signo, para situar nuestro discurso, más amoroso que formal. Para apaciguar otras inquietudes puede leerse a Eco. (Tratado de Semiótica General. Ed. Lumen. Barcelona, 1977.)
(2) Viki King: "How to write a Movie in 21 days". Harper & Row, New York, 1988. Un manual de penetración inusitada en el problema de la creación, a pesar de lo deprimente que puede resultar el título.
(3) O, dicho de otra manera más metafísica: ¿En nuestra imaginación ¿no nos relacionamos solamente sino con personajes?
(4) La incredulidad viene después, con la madurez y la experiencia. Es decir, con la desconfianza en el lenguaje.
(5) "Cómo Analizar un Film". Ediciones Paidós. Buenos Aires, 1990).
(6) Kowzan, T. "El Signo en el Teatro". En "El Teatro y su Crisis Actual". Monte Avila. Caracas, 1989.
(7) Hamon, "Pour un statut sémiologique du personagge". En Littérature, 6. Larousse. Paris, 1972; Sinisterra en "Teoría del Personaje". Alianza Editorial S. A. Madrid, 1989. (Comp. Carlos Castilla del Pino).
(8) Burgoyne, Robert. "The interacion of Text and Semantic Deep Structure in the Production of Film Characters". En "Iris" n° 7. 2° semestre 1986. Fontag Press, Limoges.
(9) Greimas, A. J. Semántica Estructural. Gredos, Madrid, 1973; Ubersfeld, Anne. Semiótica Teatral. Ed. Cátedra. Madrid, 1989; Casetti, Op. Cit.
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TIPS PARA LA ESCRITURA DE UN GUIÓN DE CINE
Primera serie.
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Un guión no se escribe con imágenes: se escribe con acciones. La acción es la unidad estructural del guión narrativo.
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Una acción es más valiosas cuanto más permite que el espectador infiera, a partir de ella, un sentido. Las acciones que podemos llamar significativas suelen ser particulares, nunca genéricas. El verbo comer, no describe, en general, una acción significativa. Por el contrario, la oración Luis se comió una tarántula describe una acción significativa.
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En el cine la palabra es acción. Lo que importa en los diálogos cinematográficos son los actos de habla. Lo realmente crucial no es tanto lo que los personajes dicen, sino lo que hacen con aquello que dicen.
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Todo diálogo es una contienda: los personajes hablan para ganar una competencia. Un personaje bien dialogado es como un jugador que es capaz de sorprender a sus contendores (y al público) con la originalidad, la efectividad y la rapidez de sus jugadas.
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Protagonista es aquel personaje que puede sostener el sentido fundamental de sus acciones durante toda la historia. Dicho sentido apunta hacia el logro de un objetivo dramático.Antagonista es aquel personaje cuya acción tiene una finalidad que es incompatible con el logro del objetivo del protagonista.
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En términos de la confrontación que los ocupa, el protagonista y el antagonista no tienen las mismas capacidades. El protagonista suele ser potencialmente mas apto, pero su situación inicial suele ser desventajosa. Solo en el clímax, se equilibran las cargas.
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Enviado por: | Julio Lara |
Idioma: | castellano |
País: | Chile |