Sociología y Trabajo Social


Globalización y mundialización económica


0.- INDICE

1.- INTRODUCCION Pag. 1

2.- ¿QUE ES LA GLOBALIZACION? Pag. 3

3.- CAUSAS Pag. 7

4.- PAPEL DE LAS INSTITUCIONES Y ORGANIZACIONES. Pag. 10

5.- CONSECUENCIAS DE LA GLOBALIZACIÓN Pag. 16

6.- EVOLUCION Pag. 24

7.- CONCLUSIONES Pag. 32

8.- BIBLIOGRAFIA Pag.

1.- INTRODUCCION.

Durante los últimos tiempos, no hay debate, coloquio, tertulia o artículo de economía en los que no se hable de globalización, mundialización o economía de mundo. Todas estas palabras son expresiones con las que se trata de definir un fenómeno aparentemente nuevo: la forma en que el capitalismo actual se ha internacionalizado, desbordando los estrechos marcos de los mercados nacionales para invadir completamente el mundo en la inmensa mayoría de las facetas de la actividad económica. La invasión de mercancías extranjeras en los supermercados de los países industriales; la amplia gama de vehículos de todas las marcas, nacionales o extranjeras, que se ponen a disposición de los posibles compradores; el considerable avance de las telecomunicaciones, del que Internet no es más que un botón de muestra; la rapidez con la que los grandes medios de comunicación transmiten las informaciones y las noticias de uno a otro lado del mundo, o, en fin, la gran movilidad con que los capitales se desplazan de uno a otro lado del mundo, son algunos de los ejemplos que muestran que, en los albores del siglo XXI, el mundo entero parece haberse convertido en una gran aldea global.

La palabra “globalización” está profundamente introducida en nuestra vida cotidiana. Estamos tan acostumbrados a oírla que ni siquiera nos damos cuenta de que, en la mayoría de los diccionarios y/o enciclopedias, el vocablo “globalización” brilla por su ausencia, incluso en aquellos diccionarios en los que se incorporan términos relativamente recientes, como “hardware” o “software”, entre otros.

La globalización, como veremos más adelante, es algo mucho más complejo y oscuro que lo que parece a simple vista.

Los sucesivos descubrimientos del hombre le han permitido una mejora considerable de sus condiciones de vida. Así por ejemplo, el invento del ferrocarril multiplicó por quince la velocidad de traslado de personas y mercancías, haciendo posible la Revolución Industrial.

Si bien el proceso creativo se ha desarrollado durante todo el camino evolutivo, ha sido ahora en este siglo que acaba cuando más pensante se ha hecho la capacidad de nuestra especie. Desde la invención del transistor en 1947, las innovaciones tecnológicas en el campo de la electrónica y las comunicaciones han cambiado radicalmente nuestro comportamiento y nuestra forma de ver el mundo.

La posibilidad de intercambiar información instantáneamente y a escala mundial ha provocado el debilitamiento de las fronteras y el mutuo contacto de los pueblos de la Tierra.

En pocas palabras, podemos decir que la globalización tiene objetivos y orígenes políticos y económicos, está cimentada por los Medios Masivos de Comunicación, y su influencia es sobre los aspectos socioculturales, políticos y económicos de los involucrados (el mundo entero, en otras palabras). Pero para entender esto es necesaria una explicación, a la cual se procederá en estos momentos.

2.- ¿QUE ES LA GLOBALIZACIÓN?

La “globalización” económica es un proceso histórico, el resultado de la innovación humana y el progreso tecnológico. Se refiere a la creciente integración de las economías de todo el mundo, especialmente a través del comercio y los flujos financieros. En su aspecto más básico la globalización no encierra ningún misterio. El uso de este término se utiliza comúnmente desde los años ochenta, es decir, desde que los adelantos tecnológicos han facilitado y acelerado las transacciones internacionales comerciales y financieras. Se refiere a la prolongación más allá de las fronteras nacionales de las mismas fuerzas del mercado que durante siglos han operado a todos los niveles de la actividad económica humana: en los mercados rurales, las industrias urbanas o los centros financieros.

Podemos definir tres tipos de globalización:

  • Globalización económica: Podríamos definir la globalización económica como el proceso que tiende a la eliminación de las trabas que los países aún mantienen ante la libre circulación de capital y mercancías. Está impulsada fundamentalmente por las grandes multinacionales y los centros del poder económico internacional (como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional). Su herramienta esencial serán las nuevas tecnologías de la comunicación, como Internet. De consumarse, todo el planeta sería un único mercado en manos de grandes multinacionales: capital y mercancías se moverían libremente por todo el planeta. La globalización económica supondrá un cambio trascendental en el precario equilibrio económico del mundo actual, aportará ventajas e inconvenientes, por lo que es menester que nos manifestemos al respecto.

  • Globalización social: Se podría definir la globalización social como el reconocimiento efectivo de la dignidad inherente a todas y cada una de las personas. Esa premisa debe ser el punto de partida de cualquier sociedad que pretenda edificarse sobre las bases de la igualdad y la justicia, la única vía que nos puede garantizar un mundo sin guerras, sin hambre, sin miserias y sin diferencias insultantes entre diferentes grupos sociales. Supondría dejar de ver el mundo como una especie de corral en el que caben diferentes niveles de dignidad humana, diferentes castas, diferentes oportunidades para conseguir una vida cómoda. Un mundo globalizado socialmente estaría constituido por un único grupo humano, diverso en cuanto a su procedencia cultural, escrupulosamente respetuoso con las diferencias culturales, pero con un mismo objetivo: el de conseguir un mundo mejor para todos, para todos sin excepción. El camino hacia un mundo así será largo y tortuoso, pero llegar hasta el final es posible. Si se pretende globalizar el capital y el comercio, ¿no será más importante y perentorio globalizar a las personas?

  • Globalización política: Podríamos definir la globalización política como la extensión por todo el mundo del sistema político que ha resultado más provechoso en el reconocimiento de la dignidad de la persona, la democracia. Tomando como punto de arranque que todo ser humano tiene derecho a vivir bajo el amparo de un sistema democrático, un sistema global en lo político deberá basarse en un marco jurídico que garantice el estado de derecho, y en una separación de los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial.

Gracias a la globalización, es posible beneficiarse de mercados cada vez más vastos en todo el mundo y tener mayor acceso a los flujos de capital y a la tecnología, y beneficiarse de importaciones más baratas y mercados de exportación más amplios. Pero los mercados no garantizan necesariamente que la mayor eficiencia beneficiará a todos. Los países deben estar dispuestos a adoptar las políticas necesarias y, en el caso de los países más pobres, posiblemente necesiten el respaldo de la comunidad internacional a tal efecto.

La globalización no es un fenómeno reciente. Algunos analistas sostienen que la economía mundial estaba tan globalizada hace 100 años como hoy. Sin embargo, nunca antes el comercio y los servicios financieros han estado tan desarrollados e integrados. El aspecto más sorprendente de este proceso es la integración de los mercados financieros, que ha sido posible gracias a las comunicaciones electrónicas modernas. Los términos “global” y “globalización” comenzaron a ser utilizados en las escuelas de negocios de las universidades de Harvard, Columbia, Stanford y otras de los Estados Unidos de América a principios de los años 80. A partir de allí se impusieron mundialmente popularizadas por las publicaciones de esas universidades y por la prensa económica y financiera angloparlante.

El pensamiento liberal las adoptó rápidamente y se convirtieron en el centro de su discurso, especialmente por la preeminencia que a través de esos términos se le ha dado a la actividad de la empresa privada en relación a la actividad de los distintos gobiernos y por la idea de desregulación que implícitamente se le ha atribuido a esos términos.

Existen otras posibles definiciones acerca de la globalización. Una mayoría de autores entienden la globalización como simplemente la continuación de la tendencia de los últimos cincuenta años hacia una mayor integración económica internacional. La diferencia es que actualmente los mercados son más grandes, más complejos y más interrelacionados entre sí como nunca antes. Otros autores la precisan como una nueva fase de la internacionalización de los mercados, que pone en dependencia recíproca a las firmas y a las naciones en grados absolutamente originales e inigualados en el pasado.

Desde este punto de vista, aunque la globalización posee un cierto número de características propias en relación al pasado, se la considera como una tercera fase del proceso de internacionalización de los mercados, cuyas anteriores fases van, la primera, desde finales del siglo XIX hasta antes de la Segunda Guerra Mundial y la segunda, desde esa última guerra hasta mediados de los años 80. Hay que reconocer que estas definiciones insisten en el aspecto económico e internacional del proceso y dejan a un lado aspectos de orden cultural y de tecnología.

La globalización económica, o el aumento del comercio exterior, se ve favorecido por la apertura y liberalización de los mercados y por el impacto de la actual revolución tecnológica sobre las comunicaciones tanto físicas (transportes), como electrónicas (información). Uno de los aspectos clave es la gran movilidad del capital financiero, la existencia de un mercado planetario donde diariamente y a la instantánea velocidad de la luz, las redes electrónicas mueven e intercambian sin control, 1,5 millones de millones de dólares. El 20% de los bienes y servicios producidos anualmente son exportados e importados.

La globalización supone también la desaparición de las fronteras geográficas, materiales y espaciales. Las redes de comunicación, desde Internet a los teléfonos móviles, ponen en relación e interdependencia a todos los países y a todas las economías del mundo, haciendo realidad la llamada aldea global. Globalización y neoliberalismo no son términos sinónimos, pero actualmente se produce una repetida concordancia entre el fenómeno físico de la globalización y el fenómeno ideológico del neoliberalismo. La redistribución de la renta, a escala nacional y mundial, se relega completamente, y la única esperanza es un utópico derrame.

Los Medios Masivos de Comunicación son los cimientos de la globalización. Sin ellos, ésta no sería posible. Tanto porque permiten difundir ideas a cientos o miles de millones de personas como por la naturaleza de esas ideas: los Medios Masivos de Comunicación nos convencen de todas las “ventajas” de la globalización, y nos muestran que “carece” de desventajas (o que éstas son mínimas), por lo cual es lo mejor que nos puede haber pasado.

Claro está, esta información (si se la puede llamar así), tan repetida, desde la niñez hasta la vejez, convence al hombre de todo esto, particularmente a menor edad, donde el ser humano es más influenciable. No es casual, pues, que los mayores convencidos de las ventajas de la globalización sean los jóvenes, y sus mayores detractores, los ancianos.

Los Medios Masivos de Comunicación necesitan tecnología, la cual, como ya sabemos, nace y crece en los países más desarrollados, justamente los que buscan imponer la globalización.

El sentido de todo esto es el siguiente: los Medios Masivos de Comunicación transmiten información (cuidadosamente seleccionada), ideas (más cuidadosamente seleccionadas aún), etc., a cientos o miles de millones de personas, ubicadas en cientos de países distintos, en forma simultánea y generalmente en “tiempo real”, es decir, en el instante en el que ocurre una noticia, por ejemplo.

3.- CAUSAS.

  • La liberalización de los mercados financieros:

Se intercambian instantáneamente día y noche datos de un extremos a otro de la tierra. Las principales Bolsas están vinculadas entre sí y funcionan a bucle, sin interrupción.

Las economías nacionales se sienten impotentes ante los movimientos de una masa gigantesca de capitales virtuales, capaces de desplazarse instantáneamente y hacer caer las monedas más sólidas, la economía financiera se ha liberado de cualquier forma de control social o político. La globalización financiera no significa la desaparición de las tensiones económicas por el dominio del mundo.

Son los mercados quienes tienen el sentido de Estado a través de unas pantallas se aprovechan las ventajas de las tecnologías para movilizar virtualmente millones de dólares. El mercado se ha convertido en instantáneo, planetario, inmaterial, etc.

  • La revolución de las comunicaciones y de la informática:

Los medio de comunicación son fundamentales en la globalización de los mercados. La explosión que a finales de siglo se ha dado en la tecnología, a la información y las comunicaciones consiste en una revolución del conocimiento a la que se suma una rápida y masiva difusión de la información.

La industria de la comunicación está ya determinada por la fusión tecnológica de los medios, de las telecomunicaciones y del tratamiento electrónico de datos, terrenos hasta hace muy poco eran independientes entre sí. La tecnología y la información están entrelazados.

En este sector el mercado ha dejado de ser nacional y es como poco europeo y en la mayor parte de los casos, mundial.

El concepto de autopistas de la información encarna hoy lo que las infraestructuras del transporte por carretera representan a mediados del siglo XX. Hay una retirada de los Estados nacionales de la política de los medios y una tendencia continuada a la desregulación, privatización, diversificación, etc.

Ahora nos trasladamos más aceleradamente de la “era audiovisual en la comunicación” a la “era de la integración de los sistemas informáticos e informativos”.

La revolución mediática: está en curso enormes megafusiones entre gigantes del cable, el satélite, la informática, el vídeo, los medios de comunicación. La nueva utopía es el mercado de la información y de la comunicación totalmente integrado gracias a las redes electrónicas, funcionando en tiempo real y de forma permanente. Hacia mediados del año 1995 esas megacompras multimedia se daban entre industrias del mismo sector, a partir de ese ejercicio se fusionan sociedades de distintos ámbitos y los gigantes de la industria y de los servicios deciden que su futuro pasa por dominar el panorama audio-televisivo. Todo cabe: radio, televisión convencional, televisión por cable, televisión por satélite, televisión digital, periódicos, cine, sistemas de distribución, agencias de publicidad, etc.

En 1995 se desregularon en EEUU los mercados del teléfono, del cable y de la propiedad de los medios, entonces todas las compañías telefónicas competirán por repartirse los hogares con televisión por cable, pero las empresas del cable también podrán hacer negocio con la telefonía. La concentración empresarial responde a las leyes del sistema capitalista y al proceso de acumulación de capital necesario para participar en esta actividad: los avances tecnológicos necesitan de unas inversiones gigantescas, que ofrecen la posibilidad de generalizar y universalizar el mercado.

“A la luz de esta situación concluye el documento de las Naciones Unidas, que las oportunidades a escala mundial se distribuyen de manera desigual”. El primero es, sin duda, la tecnología. El desarrollo de nuevas tecnologías en el transporte y en las telecomunicaciones ha permitido que sus costes caigan de una manera espectacular. El segundo factor ha sido la liberalización de los intercambios de bienes, servicios y capitales, tanto a través de negociaciones multilaterales, como por decisiones unilaterales y bilaterales de las autoridades económicas de los países o de las áreas de integración en las que se encuentran inmersos. Con anterioridad a la primera revolución industrial (mitad del siglo XVIII), la renta per cápita en Europa occidental era tan sólo un 30 por 100 superior a la de China y la de India. La principal causa del aumento de la disparidad de renta fue la paralela industrialización de Europa y desindustrialización del resto del mundo, que se aceleró con la expansión del comercio internacional. En 1850, antes de que empezase el proceso de globalización, la diferencia entre los países más ricos (Gran Bretaña, Australia, Suiza) y los más pobres de los que había estadísticas (China, India, Pakistán) era de 4 a 1.

Al final del primer proceso de globalización en 1913, dicha diferencia había aumentado y era de 10 a 1. En 1960, la diferencia de renta por habitante entre la media de los países de la OCDE y la de los más pobres era ya de 30 a 1 y en 1997 era de 74 a 1, es decir, se había más que duplicado.

Los países más pobres del mundo tienen hoy un 80 por 100 de su población empleada en una agricultura de subsistencia o de baja productividad, por eso son tan pobres. El reverso de este fenómeno ha sido un constante aumento del empleo en el sector servicios en los países más desarrollados. En Estados Unidos el porcentaje actual es del 74 por 100 del empleo total, la media de la OCDE es del 64 por 100, en la Unión Europea del 65 por 100, y sólo en Japón es algo menor con el 62 por 100 del total del Empleo (OCDE, 1999).

Pues bien, ahora le toca el turno a la industria, y es muy probable que dentro de pocas décadas el empleo industrial en los países de la OCDE caiga por debajo del 10 por ciento del empleo total. No debemos preocuparnos porque la industria, primero la más intensiva en mano de obra y luego el resto, se vaya poco a poco deslocalizando a otros países. Hay que olvidarse, primero, de la producción industrial en masa que se llevaba a cabo por una compañía en un país y en una planta, ya que la producción se ha convertido en un proceso que se efectúa en muchas plantas, en muchos países y por muchas empresas.

En definitiva, la desindustrialización de los países desarrollados no puede considerarse como un síntoma del fracaso del sector manufacturero o de la economía en general. Por el contrario, la desindustrialización es una característica general del proceso de desarrollo económico que ocurre en las economías avanzadas y que tiene una relación muy estrecha con el aumento del nivel de vida

4.- PAPEL DE LAS INSTITUCIONES Y ORGANIZACIONES.

El objetivo primordial de la política gubernamental en cuanto a la economía consiste en desplegar los recursos de un país (trabajo y capital) con unos altos y crecientes niveles de productividad. El objetivo del gobierno debe radicar en crear un entorno en el que las empresas puedan mejorar las ventajas competitivas de los sectores establecidos mediante la introducción de una tecnología y unos métodos avanzados y mediante la penetración en segmentos más avanzados.

La política gubernamental también debe fomentar la capacidad de las empresas de un país para penetrar en sectores nuevos en los que se pueda conseguir una productividad mayor que en las posiciones cedidas en sectores y segmentos menos productivos.

Si el primer requisito previo para una política sensata sobre industria es contar con las metas adecuadas, el segundo es disponer de un modelo idóneo de medidas que pueden apoyar el éxito competitivo.

Convertir una colección de negocios nacionales en un sólo negocio mundial con una estrategia global integrada es uno de los retos más serios para los administradores de hoy. Por las dificultades de ello poder desarrollar y poner en práctica una estrategia global eficaz, es la prueba de fuego de una compañía bien administrada. Muchas fuerzas están impeliendo a las empresas de todo el mundo a globalizarse en el sentido de ampliar su participación en mercados extranjeros, pero también necesitan globalizarse en otro sentido; integrando su estrategia mundial. Esta integración mundial contrasta con el enfoque multinacional, en el cual las compañías establecen sucursales nacionales que diseñan, producen y distribuyen productos o servicios adaptados a la necesidad locales. Este modelo multinacional se cuestiona hoy y se puede considerar como una “estrategia multilocal”, a diferencia de una estrategia global.

Una industria es global en el grado en que haya conexiones entre países. Una estrategia es global en el grado en que éste integrada entre diversos países. La estrategia global no se debe equiparar con ningún elemento particular: productos estandarizados o un mercado mundial o una red manufacturera global; por el contrario, debe ser una comunicación flexible de muchos elementos.

Casi todos los productos y servicios de las principales economías del mundo tienen competidores extranjeros. La lista es casi interminable y está creciendo rápidamente. El aumento de la competencia extranjera es por sí mismo una razón para que los negocios se globalicen, a fin de adquirir tamaño y destrezas que les permitan competir eficazmente. Pero una motivación aun mayor para la globalización es el advenimiento de nuevos competidores globales que se le arreglan para competir sobre una base global integrada.

Por otra parte la revolución de las comunicaciones y de la informática ha hecho posible administrar de una manera globalmente integrada.

Una estrategia global consta de tres componentes distintos:

  • Desarrollar la estrategia básica: Que es la base para una ventaja estratégica sostenible. Esto se hace primero, por lo general, aunque no necesariamente, para el país sede. Sin una sólida estrategia básica en la cual apoyarse, un negocio mundial no puede pensar una estrategia global.

  • Internacionalizar la estrategia básica: Mediante la expansión internacional de actividades y adaptación de la estrategia básica. Las compañías necesitan dominar primero los fundamentos de los negocios internacionales antes de intentar una estrategia global (porque ésta con frecuencia implica quebrantar las reglas de los negocios internacionales).

  • Globalizar la estrategia internacional integrando la estrategia para todos los países.

  • El auténtico papel del gobierno en la ventaja competitiva nacional es el de influir en los cuatro determinantes:

  • Condiciones de los factores.

  • Condiciones de la demanda.

  • Sectores afines y de apoyo.

  • Estrategia, estructura y rivalidad de la empresa.

  • Los condicionantes de los factores se ven afectados por las subvenciones, la política respecto a los mercados de capital, la política educativa y otras intervenciones por el estilo. El papel del gobierno al moldear las condiciones de la demanda local es más sutil. Los entes gubernamentales establecen normas o reglamentos locales concernientes al producto que delimitan las necesidades de los compradores o influyen sobre ellos. El gobierno también suele ser un comprador importante de muchos productos de una nación, entre los que cabe destacar productos para la defensa, equipo de telecomunicaciones, aviones para las líneas aéreas nacionales y muchos más. La forma en que se desempeñe este papel de comprador puede ayudar o perjudicar a la industria de la nación. El gobierno puede moldear las circunstancias de los sectores conexos y de apoyo de otras e incontables maneras, tales como el control de los medios publicitarios o el establecimiento de normativas para los servicios de apoyo. La política gubernamental influye también en la estrategia, estructura y rivalidad de la empresa, por medio de mecanismos tales como la regulación de los mercados de capitales, la política fiscal y la legislación antitrust. Es evidente que la influencia del gobierno en los determinantes fundamentales de la ventaja competitiva nacional puede ser positiva o negativa.

    Actualmente, los gobiernos de casi todas las naciones están tomando medidas para aumentar la competitividad. Algunas de las políticas más importantes son las siguientes: devaluación, liberación, privatización, atenuación de las normas relativas a productos y medioambiente, promoción de la colaboración entre empresas de varios tipos, fomento de las fusiones, reforma fiscal, desarrollo regional, negociación de restricciones voluntarias o de acuerdos pactados de comercialización, esfuerzos para mejorar el conjunto del sistema educativo, ampliación de la inversión oficial en investigación, programas gubernamentales para financiar nuevas empresas y un papel mas dinámico en cuestiones de defensa y otras formas de aprovisionamiento oficial.

    Entre los papeles más importantes, y más tradicionales, de cuantos desempeña el gobierno está el de crear y mejorar los factores, ya se trate de recursos humanos cualificados, de conocimientos científicos básicos, de información económica o infraestructura. Los países consiguen ventajas no tanto de los factores de que disponen en el presente sino de la existencia de unos mecanismos institucionales únicos que los mejoren constantemente (educación y formación, ciencia y tecnología, infraestructura, capital, información, subvenciones directas).

    Los países tienen gobiernos con diferentes estilos en cuanto al papel que desempeñan, lo cual depende de factores sociales, culturales y políticos. Así por ejemplo en Europa occidental, países con sociedades más orientadas al mercado como Inglaterra y Alemania tienen gobiernos menos directores que los países con sociedades más dependientes del estado como Italia o con preferencia hacia el sector público como Francia. En los dos primeros las políticas se adoptan y los problemas se resuelven a través de un amplio consenso público. En segundos, los intereses sectoriales se hacen sentir más y conducen a la estrategia de concesiones recíprocas en detrimento del interés general.

    La centralización de las negociaciones salariales causa menor diferenciación: los salarios más bajos son “levantados” en Europa por razones de supuesta equidad. Y esto lleva a que no pueda existir un ajuste necesario hacia un nuevo equilibrio con pleno empleo. Por ello, vemos que al no poder ajustar el precio, el mercado de trabajo ajusta por cantidades, generando desempleo. Europa, exceptuando al Reino Unido, muestra una baja dispersión salarial, en tanto que Estados Unidos exhibe una tendencia creciente a la diferenciación salarial. Las características institucionales del proceso de negociación salarial también difieren en ambas regiones. En Europa predomina la determinación de salarios en nivel nacional o por industria, en tanto que en Estados Unidos las condiciones de negociación son propias de una economía de mercado: se negocia por empresa, existe descentralización, bajo nivel de sindicalización y casi nula coordinación de cambios de salarios en nivel nacional, lo cual facilita adaptar las condiciones de trabajo a la realidad de cada empresa. Como medida de cuan flexibles son las normas institucionales en uno y otro continente, se observa que cuando el desempleo cobra importancia se necesita 1 año en Estados Unidos para generar la mitad del ajuste salarial necesario, en tanto que en Europa el período necesario es de 3 años y medio para Francia o 4 años para Alemania.

    En los países en desarrollo como en el caso de América Latina, las sociedades dependen del estado en gran medida y éste afecta directamente a las personas por medio del empleo público, de los contratos con el estado y por el impacto de las medidas reguladoras sobre los individuos y las empresas. Consecuentemente, los intereses sectoriales se hacen sentir de forma extremadamente fuerte y en algunos casos en forma virulenta y se resuelven a favor de los que tienen más peso y poder, y no necesariamente atendiendo al bien general de la sociedad. A esto hay que añadir la frecuente desconexión entre legitimidad -democracia- y racionalidad de las decisiones públicas. La democracia no necesariamente garantiza la racionalidad de las decisiones públicas, como tampoco la garantizaban los regímenes no democráticos. Por otra parte, los dispares niveles de vida de las personas y los bajos salarios de la mayoría de la población fomentan conflictos extremos e incluso violentos y un exceso de demandas dirigidas al estado. En consecuencia, las opciones electorales y decisiones públicas se presentan como asuntos de vida o muerte. Asimismo, existe una amplia y profunda pérdida del respeto por la autoridad lo que eventualmente genera condiciones que favorecen la desobediencia civil y el ejercicio de la violencia privada por grupos representativos de intereses sectoriales y por malhechores y criminales.

    De acuerdo con el pensamiento neo-liberal, el Gobierno debe de dejar a un lado el papel de rector y director y tomar el de facilitador para que el mercado funcione en óptimas condiciones tome las decisiones que más le convengan y resuelva a su manera los diferentes problemas que puedan suscitarse dentro de la actividad de generación y distribución de la riqueza.

    Pero, la evidencia empírica muestra que los países que durante los últimos cuarenta años han logrado avanzar económicamente de manera sensible lo han hecho bajo gobiernos que enérgicamente han influenciado la dirección y políticas de desarrollo y crecimiento, incluyendo los programas del sector privado y, además, han sido gobiernos fuertes en términos de gobernabilidad en general. Esto último significa entre otros, gobiernos que se han caracterizado por una sólida, suficiente y equitativa recaudación de impuestos, una eficiente seguridad ciudadana, una oportuna y justa aplicación de la justicia, una decisiva capacidad de acción en los campos de la educación y a la salud y un impulso claro, coherente y definido en favor de la actividad productiva del sector privado empresarial y laboral.

    En los países industrializados lo que actualmente causa temor e intranquilidad es el desplazamiento de la democracia hacia el mercado que se percibe, en tanto que en los países en desarrollo el temor es que la democracia completa no llegue sino hasta que se solucionen los problemas de crecimiento y desarrollo de esos países. Obviamente, ambas cosas son altamente preocupantes para todos los espíritus democráticos.

    Las instituciones nacionales e internacionales, que inevitablemente están influenciadas por las diferencias culturales, desempeñan un papel importante en el proceso de globalización. El FMI nos expone, estas reflexiones sobre el papel de las instituciones:

    “. . . Que el surgimiento de mercados de productos básicos y de mercados financieros altamente integrados esté acompañado de tensiones comerciales y problemas de estabilidad financiera no debería ser una sorpresa... La sorpresa es que estos problemas no sean incluso más graves hoy, cuando la integración ha alcanzado un grado tan alto”.

    “Una posible explicación [para esta sorpresa] es la función estabilizadora de las instituciones creadas en el intervalo. En el ámbito nacional, cabe mencionar los mecanismos de protección social y financiera, y a nivel internacional, la OMC, el FMI y el Comité de Basilea de Supervisión Bancaria. Estas instituciones quizás estén lejos de ser perfectas, pero es mejor que existan, a juzgar por la correlación histórica entre el grado de integración, por una parte, y la cantidad de litigios comerciales y el nivel de inestabilidad financiera, por la otra”.

    5.- CONSECUENCIAS DE LA GLOBALIZACIÓN.

    La globalización viene a ser el resultado de la imposición de la agenda corporativa. La continuación de este programa conduce a una crisis que ni la humanidad ni la naturaleza están en condiciones de pagar. El costo de la imposición del proyecto del sistema es: desigualdad, autoritarismo, hambrunas, guerras, discriminación, contaminación.

    Sobre los países desarrollados: muchos países se ven constreñidos económicamente a elegir entre desempleo con altas normales de seguridad social de la calidad de servicios públicos y salarios reales altos, y empleo con bajos salarios y pobres servicios públicos. En teoría, las empresas exitosas pueden salir triunfantes en el proceso de globalización, sin que se pueda decir lo mismo necesariamente de los trabajadores profesionales.

    Sobre los países en desarrollo: a medio plazo, pueden beneficiarse tanto de un aumento de empleo, transferencia tecnológica y calidad y precio de bienes y servicios, como de la presión a desarrollar instituciones educativas, sociales y políticas que mejoren la productividad y la institucionalidad. Podemos distinguir dos cales de países: los que han hecho un esfuerzo enorme por desarrollar y copiar tecnologías sofisticadas para la exportación de bienes; y países que simplemente han abierto sus fronteras a la inversión extranjera en desmedro de empresas nacionales privadas y estatales.

    La globalización genera la concentración de riquezas en aquellos que son dueños del capital los que ahora además no tienen patria, por lo tanto no beneficia a naciones sino a determinado grupos oligarcas con trascendencia planetaria.

    Ese enfoque afirma que si los individuos pueden libremente perseguir sus propios intereses, las consecuencias colectivas serán mucho más beneficiosas que la acción gubernamental. Esta proposición constituye, por lo demás, el fundamento del llamado individualismo metodológico, que es desde un punto de vista teórico el corazón mismo de la teoría liberal.

    Gracias a la globalización el consumo ha llegado a sitios donde jamás lo hubiera hecho con el aislamiento y la autarquía. Sin esa internacionalización de la economía no habrían fluido capitales hacia algunos países emergentes, lo que les ha permitido financiar su deuda y ha facilitado el crecimiento de sus economías.

    La globalización no existe en sentido estricto; no hay una mundialización absoluta de los intercambios, existen zonas enteras del planeta en los que los grandes inversores están desinteresados (África). La globalización económica redistribuye fondos, los concentra y discrimina a amplias regiones del mundo, no siempre por criterios estrictamente técnicos.

    Efectos de la globalización:

    • Crea temor, inseguridad, desigualdad, peligro para el ciudadano.

    • La renta media por habitante en todo el planeta se ha multiplicado, pero el reparto de esa nueva riqueza ha acrecentado las desigualdades. Entre 1965 y 1980 se contabilizan 200 millones de personas cuyas rentas habían retrocedido, pero entre 1980 y 1993 se han empobrecido más de 1000 millones de personas.

    • Se ha producido una concentración de la extrema pobreza y de la extrema riqueza. Las distribuciones no son homogéneas, tanto dentro como fuera de los países se mantienen las diferencias.

    • Se han multiplicado los movimientos migratorios: la globalización es de mercados y de capitales, no de personas. En Europa hay libertad total de movimientos de capitales desde el 1 de Enero de 1992, pero aún no existe la libertad real de trabajadores.

    • Crisis de desempleo: el paro es cada vez de más larga duración, nos hemos acostumbrado de forma progresiva a la idea de que no se puede encontrar remedio.

    • Empobrecimiento y desintegración de los países menos desarrollados que no participan en la globalización económica (continente africano).

    • Lo que une al Sur con el Norte ya no es fundamentalmente una dependencia entre las materias primas y los productos manufacturadas, sino los flujos migratorios, el narcotráfico y las enfermedades infecciosas.

    • Especulación y crisis.

    • El mundo se desarrolla a dos velocidades: por una parte el Norte y el Este desarrollado y por otra el Sur se empobrece.

    • En el seno de cada una de esas zonas coexisten tres clases diferentes: los satisfechos de las clases alta y media, que participan en el sistema, los desfavorecidos clásicos, y un tercer grupo, completamente marginal y urbano.

    • En nombre de la flexibilización y la competitividad se somete al hombre al drama individual de la pérdida del trabajo, de la precariedad, de la baja de salarios y al drama colectivo de la pérdida del estado del bienestar.

    • Desde los años 70, a pesar del crecimiento económico los asalariados han visto retroceder sus rentas frente a un incremento de las tasas de beneficio empresarial. La respuesta teórica hegemónica alude a la competencia internacional y da como solución una menor intervención estatal (privatizaciones y disminución de los servicios sociales) e incentivar las inversiones (disminución impositiva de las ganancias del capital).

    La actividad de las CTNs (Corporaciones Transnacionales) sigue fundada en la extorsión de ganancias y la lucha por el alza de las tasas de ganancia y comparte las condiciones generales del método de producción capitalista, mientras el Sistema Mundial Corporativo -como forma social de producción- hace surgir ciertas características que afectan a numerosos sujetos sociales y a una cierta orientación de la historia.

    De las características de las CTNs destacamos que:

  • Surgen como una línea de continuación de una actividad del capital monopólico ya reconocida en la primera mitad de este siglo.

  • Las CTNs se extienden, sobre todo a partir de situaciones críticas que afectan al mantenimiento de las tasas de ganancia y responden a una cierta racionalización capitalista, hasta llegar a ser la forma lógica de organización del gran capital. Este desarrollo se da sobre un nuevo avance de las fuerzas productivas encaramadas en nuevas revoluciones tecnológicas; con una nueva organización del trabajo, al servicio de nuevos estadios de la competencia que se dan por lo general en el seno de un orden oligopólico. Se enlaza todo esto con la tendencia a controlar mercados más allá de las fronteras nacionales y con nuevas maneras de construir ganancias extraordinarias que llevan a la disposición de grandes capitales con fuertes problemas de realización.

  • Las CTNs en su extensión internacional, explotan factores sociopolíticos favorables, como la quiebra del sistema del Este, la descomposición de los movimientos nacionalistas en el Tercer Mundo, etc., buscando expropiar a su favor el capital social.

  • Responden también -y esto se refleja en su estructura—a la mayor centralidad en la acumulación del capital, que definió la situación hegemónica Trilateral. Las más fuertes CTNs tienen sus bases en los países centrales.

  • En un sentido vinculado estrechamente con el número anterior, las CTNs han crecido apoyando la hegemonía central en el control mundial de materias primas y energía.

  • Las CTNs crecen también controlando los diversos procesos vinculados con la realización internacional del valor, valores mercantiles en general y particularmente la fuerza de trabajo.

  • En este último sentido, uno de los misterios de la globalización -que a veces se define en términos de “flujo de capitales o de inversión directa” hacia países periféricos- queda explicado por la operación que provee mano de obra barata o materia prima o energía en condiciones ventajosas.

    Es en este terreno político que se ha echado a andar la idea de que los estados -fuera de ser “estados de competencia”- sólo tienen como función hacer más trasparentes sus fronteras para la entrada del capital transnacional, y no tienen otra cosa que hacer que impedir -en esta transición- cualquier desarrollo de proyectos alternativos internos, que se ven como una subversión peligrosa. A esto se agregan también las sugerencias de que en este nuevo mundo “globalizante” ya no se necesita del estado. Todo lo contrario. Las CTNs están muy activas en la manipulación de la violencia y del autoritarismo de los estados, en una escala antes no conocida. Ellas llevan consigo una estructura autoritaria. Además, no hay que olvidar que ellas son las fabricantes y las dueñas de todo el arsenal del planeta, y que también han montado la organización que apoya la expansión y resguardo de sus intereses, con estrategias militares bien planeadas. Al respecto, está la experiencia de la expansión de la OTAN.

    El proceso globalizador profundiza en la minusvaloración de los valores culturales y sociales de las distintas comunidades del planeta. Los estados - nación generaban un proceso de homogeneización cultural y reprimían en muchos casos la diversidad de las diferentes comunidades, pero el nuevo modelo destruye la diversidad desde la base, eliminando el espacio geopolítico donde perviven las identidades culturales. Un claro ejemplo de este efecto de la globalización es el movimiento del grupo ELZN que lleva luchando desde el año 1994 por los derechos indígenas mexicanos y contra el sistema neoliberal impuesto por el gobierno mexicano.

    En lo referente a la explotación de recursos naturales y el medio ambiente la actual concepción económica impuesta por la globalización a significado un serio deterioro en el medio ambiente planetario, esto debido a que existen economías cuya base de su crecimiento ha sido la explotación irracional de recursos naturales.

    Algunos países han obviado normativas medio ambientales para el funcionamiento industrias que producen un serio deterioro medio ambiental esto argumentando la necesidad de inversiones en sus territorios.

    Tanto la explotación irracional de recursos naturales como la ausencia de normas medio ambientales significan pan hoy y mucho hambre mañana ya que la capacidad de resistencia de nuestros ecosistemas se encuentran absolutamente colapsadas generando problemáticas cuyo costo de restitución es infinitamente mayor a las escuálidas ganancias que deja en los países los capitales transnacionales.

    Desde la ideología dominante en el orden económico vigente se lanzan una serie de soluciones contradictorias respecto a este problema: la inversión medioambiental genera empleo y puede revitalizar la economía, la defensa medioambiental reduce las tasas de crecimiento económico, la solución para el problema ecológico es la internacionalización de los costes medioambientales, no se debe restringir el comercio internacional en ningún modo, el propio mercado toma las medidas para la superación de la crisis de sostenibilidad ecológica, pequeñas pero eficaces medidas reguladoras serían suficientes...

    En la práctica los problemas medioambientales crecen con mayor rapidez que la expansión de los principios neoliberales. Los intereses comerciales han sacrificado formas de vida y medio ambiente de las zonas explotadas para la obtención de materias primas, transformación y comercialización de mercancías, y desecho de residuos.

    La globalización, propiciada por la ideología neoliberal y su visión economicista de la realidad, ha provocado un debilitamiento del estado nación y de la economía del bienestar y ha fomentado una sociedad del riesgo, desarticulando los mecanismos compensadores y solidarios del estado. La globalización es un proyecto político que se presenta de forma apolítica y supedita todo a un mercado libre y globalizado.

    El estado nación pierde su fuerza y con él se vienen abajo los contrapesos políticos que defendían la situación de los asalariados frente al poder de la minoría social que controla el capital.

    Frente a esta situación surgen varias reacciones. Una intenta recomponer un estado fuerte que defienda los valores conservadores y el control social tradicional. Otros defienden la aplicación de los mecanismos democráticos a nivel internacional, para generar ciertos contrapesos sociales al nuevo mundo al que se enfrentan los pueblos. Ciertas posturas sindicales aluden al refuerzo del estado y las empresas públicas demandando protección para los asalariados mediante barreras proteccionistas o ahondando en la regulación de la economía. Por último, aparece una defensa de la actividad económica a un nivel comunitario y local desde posturas ecologistas.

    El proceso de globalización está haciendo obvio lo que ya mucha gente sabía: que ni en el mundo en su conjunto ni en los países ricos puede hablarse propiamente de “democracia”. ¿Qué democracia, cuando muchas de las decisiones que nos afectan se toman en despachos de las multinacionales? ¿Qué democracia, cuando el “gobierno mundial” de la OMC, no ha sido votado por la gente? Además, sin transparencia no puede haber democracia.

    Hemos mencionado que el proceso de globalización tiene graves consecuencias sociales, medioambientales y políticas. La mayor parte de la gente tiene mucho que temer de este proceso. Por ello, organizaciones y movimientos populares de todo el mundo se están coordinando para luchar contra el mismo. Un ejemplo de estas nuevas alianzas es la Acción Global de los Pueblos. Otro ejemplo, la protesta en Seattle y otros lugares del planeta el pasado 30 de noviembre del 2000.

    La sucesión de crisis financieras de los años noventa —México, Tailandia, Indonesia, Corea, Rusia y Brasil— llevan a pensar que algunas de ellas son el resultado directo e inevitable de la globalización. En realidad, cabe preguntarse si, tanto en las economías avanzadas como en las economías de mercados emergentes, la globalización crea mayores dificultades para la gestión económica.

    Obviamente, si las economías no hubiesen estado expuestas a los mercados mundiales de capital las crisis no se habrían producido de la misma manera, pero las tasas de crecimiento económico de estos países tampoco habrían llego a niveles tan excepcionales sin estos flujos de capital.

    Estas crisis fueron complejas debido a que fueron el resultado de la interacción de las deficiencias de las políticas nacionales y las del sistema financiero internacional. Los países y la comunidad internacional en su conjunto están tomando medidas para reducir los riesgos de que se produzcan crisis en el futuro.

    A escala nacional, aun cuando varios de los países habían logrado excelentes resultados económicos, no estaban plenamente preparados para hacer frente a las conmociones que podían propagarse a través de los mercados internacionales. La estabilidad macroeconómica, la solidez financiera, la apertura de la economía, la transparencia y la buena gestión son igualmente condiciones esenciales que los países deben reunir para participar en los mercados mundiales. Cada uno de los países afectados adolecía de deficiencias en uno o más de estos aspectos.

    A nivel internacional, se quebrantaron varias líneas de defensa importantes contra las crisis. Los inversionistas no evaluaron adecuadamente los riesgos. En los principales centros financieros, las autoridades de reglamentación y supervisión no efectuaron un seguimiento suficientemente atento de la evolución de la situación. Además, la información sobre algunos inversionistas internacionales, sobre todo de instituciones financieras extraterritoriales, era insuficiente. En consecuencia, los mercados se mostraron proclives a un “comportamiento de rebaño” que provocó cambios repentinos de la actitud de los inversionistas y rápidos movimientos de salida o entrada de capitales, sobre todo de flujos financieros de corto plazo.

    La comunidad internacional está respondiendo a las dimensiones mundiales de la crisis mediante un esfuerzo continuo por fortalecer la arquitectura del sistema monetario y financiero internacional. El objetivo básico es lograr que los mercados funcionen con más transparencia, equidad y eficiencia. Al FMI le cabe un papel central en este proceso.

    Con lo visto hasta ahora la globalización ¿a quién beneficia?¿los beneficios de la inversión son para los países desarrollados o subdesarrollados? Pudiésemos pensar que la globalización beneficia a aquellos países que han alcanzado altos niveles de desarrollo, por ejemplo si ponemos el caso del NAFTA, ¿a quién beneficia la rebaja de aranceles, a Estados Unidos o a México?, bueno pues a ninguno de los dos países ya que en ambos pierden los más pobres y sólo ganan los empresarios dueños de los capitales, lo que queremos demostrar aquí es que la globalización económica sólo beneficia al 20% de la población mundial que tienen en sus manos el control de la economía planetaria, como decíamos anteriormente la globalización no conlleva beneficios territoriales sino al capital.

    Entre los principales ganadores están:

    • Los países preparados para competir industrialmente.

    • Los países donde las empresas ya compiten intensamente en el mercado interior.

    • Las grandes empresas multinacionales.

    • Un 20% de la población activa.

    • El 1% de las familias más ricas.

    • El capitalismo financiero.

    • Los altos directivos.

    6.- EVOLUCION

    Desde 1950, la economía mundial ha experimentado una progresiva integración económica internacional. No obstante, hubo una pronunciada aceleración del proceso de globalización en los últimos veinticinco años del siglo XX. Algunos autores se atreven a afirmar que ya a finales del siglo XIX y principios del XX hubo un primer proceso de globalización, que se vio interrumpido por un conflicto bélico a nivel mundial, “Primera Guerra Mundial”.

    El atributo fundamental de la globalización es el creciente grado de apertura en la mayoría de los países. El comercio, la inversión y las finanzas son el fuerte de la globalización.

    • Comercio internacional.

    En la segunda mitad del siglo XX hemos presenciado una expansión formidable de las corrientes comerciales internacionales.

    Una parte cada vez mayor de la producción mundial ingresó al comercio mundial. El porcentaje de exportaciones mundiales del Producto Interno Bruto (PIB) mundial aumentó de un 6 por ciento en 1950 a un 12 por ciento en 1973 y un 16 por ciento en 1992. Para los países industrializados, esa proporción aumentó de un 12 por ciento en 1973 a un 17 por ciento en 1992. Esto no es nuevo para la economía mundial. En el período que va desde 1870 a 1913 se experimentó una expansión similar de las corrientes de comercio internacional. Para los 16 principales países industrializados, ahora en la OCDE, la participación de las exportaciones en el PIB aumentó del 18,2 por ciento en 1900 al 21,2 por ciento en 1913.

    La evolución resulta más clara si se consideran las evidencias en determinados países industrializados, en los cuales la participación de las inversiones en el PIB arrojan las siguientes cifras. En el Reino Unido, el aumento fue desde el 14,4 por ciento en 1950 al 16,4 por ciento en 1973 y al 18,2 por ciento en 1992. En Francia, se paso del 10,6 por ciento en 1950 al 14,4 por ciento en 1973 y 17,5 por ciento en 1992. En Alemania, la participación de las exportaciones en el PIB aumentó del 8,5 por ciento en 1950 al 19,7 por ciento en 1973 y 24 por ciento en 1992. En Japón, la participación de las exportaciones en el PIB aumentó del 4,7 por ciento en 1950 al 8,9 por ciento en 1973 y al 9 por ciento en 1992. En Estados Unidos, la variación fue del 3,6 por ciento en 1950 al 5% en 1973 y al 7,1 por ciento en 1992.

    • Corrientes de inversión internacional.

    En el caso de las corrientes de inversión internacional, sucede algo muy parecido. El volumen de inversión extranjera directa en la economía mundial aumentó de 68.000 millones de dólares en 1960 a 502.000 millones en 1980 y 1,9 billones en 1992. Las corrientes de inversión extranjera directa en la economía mundial aumentaron de menos de 5.000 millones de dólares en 1960 a 52.000 millones en 1980 y 171.000 millones en 1992. Por consiguiente, el total de la inversión extranjera directa en el mundo como proporción de la producción mundial aumentó del 4,4% en 1960 al 4,8% en 1980 y al 8,4% en 1992. En el mismo período, las corrientes de inversión extranjera directa mundial como porcentaje de la formación bruta de capital fijo mundial aumentaron del 1,1% en 1960 al 2% en 1980 y al 3,7% en 1992. En los países industrializados, esta proporción aumentó del 2,3% durante el período 1981-1985 al 4,4% en el período 1986-1990, pero cayó al 2,9% en 1992. No obstante, en los países en desarrollo aumentó levemente del 2,4% durante el período 1981-1985 al 2,7% durante el período 1986-1990, pero saltó al 7,8% en 1992.

    A precios de 1980, la inversión extranjera total en la economía mundial en 1914 fue de 347.000 millones de dólares, comparada con la masa real de inversión extranjera directa de 1980, de 448.000 millones. La masa de inversión extranjera en los países en desarrollo, tanto directa como en cartera, aumentó de 5.300 millones de dólares en 1870 a 11.400 millones en 1900 y 22.700 millones en 1914.

    A continuación se consideran las diferencias en cuanto al destino geográfico, la distribución sectorial y la forma de riesgo de la inversión.

    En 1914, el total de inversiones extranjeras a largo plazo en la economía mundial se distribuían de la manera siguiente: 55% en el mundo industrializado (30% en Europa, 25% en Estados Unidos) y 45% en el mundo subdesarrollado (20% en América Latina y 25% en Asia y África).

    En 1992, el total de inversión extranjera directa en la economía mundial estaba distribuida de manera mucho más dispareja: 78% en los países industrializados y 22% en los países en desarrollo. Durante la década de los 80, los países industrializados absorbieron el 80% de los ingresos de inversión extranjera directa de la economía mundial, mientras que los países en desarrollo recibieron sólo el 20%. Resulta claro que los países en desarrollo son ahora mucho menos centrales para el proceso.

    La cantidad de receptores es ahora mucho mayor y la Distribución sectorial es también considerablemente diferente. En 1913, el sector primario representaba el 55% de la inversión extranjera mundial a largo plazo, mientras que el transporte, el comercio y la distribución representaban otro 30%, el sector manufacturero representaba sólo el 10% y gran parte de este volumen se concentraba en América del Norte o Europa. En 1992, el sector primario representaba menos del 10% del volumen mundial de inversión extranjera directa, mientras que el sector manufacturero representaba alrededor del 40% y el sector servicios el restante 50%.

    • Internacionlacización de los mercados financieros.

    Esta internacionalización de los mercados financieros tiene cuatro dimensiones: divisas, préstamos bancarios, valores financieros y bonos del gobierno.

    En los mercados de divisas, en 1973 el giro comercial alcanzaba un nivel modesto de 15.000 millones de dólares diarios. Aumentó a 60.000 millones diarios en 1983, y se remontó a 900.000 millones diarios en 1992. Por consiguiente, la relación entre las transacciones mundiales de divisas y el comercio mundial aumentó de 9 a 1 (9:1) en 1973, a 12 a 1 (12:1) en 1983 y a 90 a 1 (90:1) en 1992. Algunos números absolutos ayudarían a situar estas magnitudes en perspectiva. En 1992, por ejemplo, el PIB mundial era de 64.000 millones de dólares por día mientras que las exportaciones mundiales eran de 10.000 millones diarios, comparadas con las transacciones mundiales de divisas, de 900.000 millones por día. Las transacciones diarias de divisas en la economía mundial fueron mayores que las reservas de divisas de todos los bancos centrales juntos, que ascendieron a 693.000 millones de dólares en 1992.

    La expansión de la banca internacional también ha sido espectacular. Como proporción de la producción mundial, los préstamos netos de la banca internacional aumentaron del 0,7% en 1964 al 8,0% en 1980 y al 16,3% en 1991. Como proporción del comercio mundial, los préstamos de la banca internacional aumentaron del 7,5% en 1964 al 42,6% en 1980 y al 104,6% en 1991. Como proporción de la inversión interna fija bruta mundial, los préstamos netos de la banca internacional aumentaron de 6,2% en 1964 a 51,1% en 1980 y a 131,4% en 1991.

    Las obligaciones interbancarias transfronterizas aumentaron de un nivel modesto de 455.000 millones de dólares en 1970 a 5,5 billones en 1990.

    El mercado internacional de valores financieros experimentó un crecimiento similar, si bien sus inicios fueron algo más tardíos. Entre 1980 y 1993, las ventas brutas y compras de bonos y acciones entre residentes extranjeros y nacionales aumentó de menos de un 10% del PIB en Estados Unidos, Alemania y Japón, a 135% del PIB en Estados Unidos, 170% del PIB en Alemania y 80% del PIB en Japón. En el Reino Unido, el valor de dichas transacciones fue mayor a diez veces el del PIB en 1993. De manera similar, entre 1980 y 1993 la proporción de bonos y aciones extranjeras en los fondos de pensión aumentó del 10% al 20% en el Reino Unido, del 0,7% al 6% en Estados Unidos y del 0,5% al 9% en Japón. Las estimaciones del FMI indican que la propiedad transfronteriza total de los valores comercializables fue de 2,5 billones de dólares en 1992.

    Los bancos mercantiles o los bancos de inversión fueron los intermediarios para facilitar estas corrientes de capital entre las instituciones individuales y financieras privadas de estos países industrializados en busca de inversiones a largo plazo, por un lado, y las empresas o gobiernos, en su mayoría de los países recientemente industrializados o los países subdesarrollados, que emitieron obligaciones a largo plazo, por el otro.

    La diferencia más notable es la dimensión de los mercados financieros internacionales en términos absolutos. No obstante, hay diferencias importantes en cuanto al destino, el objeto, los intermediarios y los instrumentos. En los últimos 25 años del siglo XIX, las corrientes de capital fueron un medio para transferir recursos invertibles a los países subdesarrollados o a los países recientemente industrializados con las oportunidades de crecimiento más atractivas. En los últimos 25 años del siglo XX, esas corrientes de capital están destinadas mayoritariamente a los países industrializados, con altos déficits y tasas de interés elevadas, para financiar el consumo público y los pagos de transferencia, más que como inversión productiva.

    En la segunda fase, desde principios de los 70, las corrientes financieras están constituidas en gran medida por movimientos de capital a corto plazo, sensibles a los tipos cambiarios y a las tasas de interés, en busca de ganancias de capital. Los intermediarios también son diferentes.

    A fines del siglo XIX los bancos fueron los únicos intermediarios entre los prestatarios y los prestamistas, bajo la forma de bonos con vencimientos a muy largo plazo. A fines del siglo XX, los inversionistas institucionales, tales como los fondos de pensión y los fondos mutuos, son más importantes que los bancos, que siguen actuando como intermediarios pero que ahora piden prestado a corto plazo para prestar a largo plazo, lo que da como resultado un desfasaje de los vencimientos. Por consiguiente, los instrumentos financieros son ahora mucho más sofisticados y diversificados que antes. A fines del siglo XIX había mayoritariamente bonos a largo plazo con garantías soberanas concedidas por las potencias imperiales o los gobiernos de los países prestatarios. A fines del siglo XX hubo una cantidad enorme de innovación financiera a través de la introducción de derivados (futuros, swaps y opciones). Estos derivados son una forma de administrar los riesgos financieros asociados con la inversión internacional. Esto es esencial ahora porque, a diferencia de la fase de globalización anterior, existe un desfasaje en los vencimientos y los estados nacionales no ofrecen una seguridad efectiva.

    Los mercados financieros internacionales simplemente desarrollaron los instrumentos para cubrir las necesidades de la época. Es paradójico que esos derivados, que fueron introducidos para contrarrestar los riesgos, puedan, de hecho, aumentar el riesgo asociado con las corrientes financieras internacionales aumentando la volatilidad de los movimientos de capital a corto plazo.

    • Mano de obra

    La primera etapa de la globalización a fines del siglo XIX estuvo caracterizada por una integración de los mercados a través de un intercambio de bienes que fue facilitado por el movimiento de capital y mano de obra a través de las fronteras nacionales. Esto se asoció con una división vertical simple de la mano de obra entre los países de la economía mundial. La segunda etapa de la globalización, a fines del siglo XX, está caracterizada por una integración de la producción con vínculos más profundos y amplios, salvo que prácticamente no existe movilidad laboral. Esa integración se refleja no solamente en el movimiento de bienes, servicios, capital, tecnología, información e ideas, sino también en la organización de las actividades económicas a través de las fronteras nacionales. Esto está asociado con una división del trabajo más compleja, en parte horizontal y en parte vertical, entre los países industrializados y un pequeño grupo de países en desarrollo de la economía mundial.

    • Globalización según países.

    Debería ser obvio que el proceso de globalización no reproducirá a Estados Unidos en todos lados, tal como un siglo antes no reprodujo a Gran Bretaña en todos lados. En ese entonces estuvo asociado con un desarrollo desigual, al igual que ahora, no sólo entre países sino también dentro de los países.

    El proceso de la globalización fue disparejo entonces, y lo es ahora. Hay menos de una docena de países en desarrollo que son parte integral de la globalización a fines del siglo XX: Argentina, Brasil y México en América Latina, y Corea, Hong Kong, Taiwán, Singapur, China, Indonesia, Malasia y Tailandia en Asia. Estos once países representaron en el período de 1970 a 1980, aproximadamente el 30% del total de exportaciones de los países en desarrollo. Esta cuota aumentó a 59% en 1990 y 66% en 1992. Los mismos países, incluida Corea, fueron también los principales receptores de inversión extranjera directa en el mundo en desarrollo, representando el 66% del promedio de corrientes anuales durante el período 1981-1991. No hay datos firmes sobre la distribución de las inversiones en cartera, pero existe bastante certeza de que los mismos países, descritos como “mercados emergentes”, fueron los destinatarios de una parte mayoritaria de las corrientes de inversión en cartera al mundo en desarrollo. Esta evidencia indica que la globalización es más dispareja en su aplicación y que existe una exclusión en el proceso.

    El África subsahariana, el occidente de Asia, Asia central y el sur de Asia simplemente no aparecen en el escenario, aparte de varios países de América Latina, Asia y el Pacífico, que fueron dejados fuera.

    • La tendencia negativa de la globalización.

    El proceso de globalización ha sido disparejo a lo largo del tiempo y a través del espacio. Las desigualdades y asimetrías implícitas en el proceso que llevaron a un desarrollo desigual a fines del siglo XIX, en gran medida por razones políticas, están destinadas a crear un desarrollo desigual a fines del siglo XX, en gran medida por razones económicas. Existe el peligro real de que algunos países queden excluidos de este proceso de globalización, al igual que muchas personas dentro de esos países quedarían excluidas de la prosperidad. Esa exclusión del proceso de desarrollo aumentaría la distancia económica entre países y ampliaría las disparidades de ingreso entre los pueblos del mundo. Esto sería difícil de mantener en un mundo donde los efectos de la exhibición son fuertes y están reforzados por la globalización, que crea fuertes aspiraciones de modelos de consumo o estilos de vida. La privación económica podría acentuar las divisiones sociales y la alienación política.

    Los estados nacionales del mundo en desarrollo no pueden eludir estos problemas. Los entusiastas de la globalización deben reconocer que no llegamos ni al final de la historia ni al final de la geografía. No llegamos al final de la historia pues la economía de mercado tuvo su tope en Europa oriental, donde no mejoró las condiciones de vida de la gente y el proceso electoral está haciendo retornar al poder a los partidos comunistas reformados. No llegamos al final de la geografía pues los estados nacionales no pueden existir en un vacío político y deben luchar por mejorar las condiciones económicas de sus pueblos. Por lo tanto, existe una economía estratégica y un papel político para el Estado que es necesario reconocer. De lo contrario, la historia se reiteraría y la globalización sólo reproduciría un desarrollo desigual.

    • España ante la globalización

    Para España, que fue la economía europea más cerrada durante el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, el inicio de la globalización empieza, con la apertura del Plan de Estabilización de 1959, y con la vuelta de los primeros turistas europeos tras la contienda civil española y la mundial. En 1960, las exportaciones representaban el 8,9% del PIB y las importaciones el 7,4%. El comercio total representaba el 16,3% del PIB. Dentro de la OCDE sólo había un país más cerrado que España: Turquía.

    Desde 1960 la apertura de la economía española en términos de comercio de bienes y servicios ha sido espectacular. En 1990 ya se había pasado del 16,3% al 37,5% del PIB. Finalmente, en 1999, la proporción había subido al 58,5%. De esta apertura tan rápida se sacan una serie de conclusiones preliminares. La primera es que la apertura se ha acelerado conforme el proceso de globalización se aceleraba, es decir a partir de los años noventa. Entre 1993 y 1999 se ha pasó del 44% del PIB al 58,5, es decir casi 15 puntos porcentuales en sólo seis años, dos puntos y medio por año, lo que no ha conseguido ningún otro país europeo. La segunda es que, en 1999, España había superado a Francia, donde el peso del comercio exterior alcanzaba el 51,2% del PIB; a Italia donde era del 48,6% y a Alemania con un 52%, quedándose muy cerca de la media de la Unión Europea, cuya apertura alcanza ya el 61,2 por 100 del PIB europeo.

    En conclusión, la apertura de la economía española ha permitido explotar beneficiosamente el proceso de globalización ya que ha ido reduciendo su déficit comercial, ha conseguido superávits en cuenta corriente gracias a los crecientes ingresos netos por turismo que, en 1998, alcanzaron los 22.300 millones de euros cuando el déficit comercial era de 16.600 millones; y ha aumentado sus inversiones en el exterior, lo que permite a las empresas españolas internacionalizarse, ganar mayores cuotas de mercado en los países donde se ubican y aumentar la diversificación. Esto lógicamente reduce el riesgo que pueden provocar choques o perturbaciones asimétricas en la economía española dentro de la Unión Europea.

    7.- CONCLUSIONES

    De este análisis se desprenden algunas conclusiones políticas de la mayor importancia. La primera, es que el rechazar esta “globalización” y defender una política económica más nacional no es una manifestación de atraso, es un acto de defensa de los intereses de las clases trabajadoras y de las propias naciones. No tiene sentido -y dejarse capturar por una ideología que en todo y por todo favorece a las burguesías- quedarnos intimidados delante de la defensa por los liberales de las ventajas de la “apertura” y de la “globalización” o de temer que seamos llamados “nacionalistas”. Los electores europeos que comienzan a manifestar, por intermedio del voto, la desconfianza en el proceso maastritchtiano de la constitución de la moneda única, está revelando una persecución correcta de cuales son sus intereses. Por otro lado, la política de formación de bloques puede tener un papel positivo, si respeta varias condiciones. Ampliar, y no reducir derechos laborales y sociales; ser conducida en función de los intereses de los pueblos, y no de los “mercados”. En el caso de países dependientes como el Brasil y demás países del MERCOSUR (Mercado común del Sur), esto significa que este bloque puede tener un papel positivo si funciona como una defensa ante el mercado mundial, y no como camino para reducir la protección. Obviamente, sólo pueden interesar bloques que tengan países de nivel de desarrollo más o menos próximo.

    La segunda conclusión es que, en esta “globalización” que esta en curso, no hay ni un mínimo aspecto positivo. Ella no abre ninguna oportunidad nueva para los trabajadores, inclusive del progreso técnico que facilita el intercambio internacional. Estar en contra de la llamada “globalización” no significa estar en contra de Internet, por ejemplo. La Internet -y toda la tecnología de información- son medios fantásticos de reducción del tiempo y del costo de transmisión de información, y luego una forma de aproximar a los individuos y a los pueblos. Pueden cumplir, inclusive, una función importante en la ampliación de la democracia a nivel internacional. En sí misma, no tiene ninguna ligazón con la mayor “libertad” de los capitales en elegir donde quieren buscar su valorización.

    Rechazar esta seudo-globalización, por lo tanto, es perfectamente coherente con la defensa de otro proceso de integración mundial, a partir de los intereses y de las decisiones conscientes de los pueblos; este proceso, con todo, no está a la vista, depende de una alteración radical de la correlación de fuerzas de capital y trabajo a nivel mundial.

    Rechazar esta “globalización” y defender los sistemas de protección nacional en el comercio, y principalmente en los movimientos de capital, no significa estar a favor de un aumento general de proteccionismo. Aquí, es sin duda necesario evaluar las medidas posibles con mucho cuidado. Alguna liberalización del comercio puede ser positiva.

    La tercera conclusión fundamental que podemos sacar de este análisis es que, siendo resultado de las alteraciones en la correlación de fuerzas y de opciones políticas de las burguesías, y no de la marcha inexorable de la historia, la “globalización” actual puede ser perfectamente revertida como antes aconteció en el pasado.

    Los Estados nacionales -que, en esta fase de la historia, continúan siendo instrumentos necesarios para la defensa de las naciones- no están condenados a desaparecer tragados por los mercados, ni aún cuando sus dirigentes así lo quieran.

    El argumento de que la única cosa que se puede hacer es adaptarse, buscar una “integración competitiva” o “soberana” en el orden mundial, es falso, y apunta hacia una perspectiva ilusoria.

    El necesario camino de la resistencia sólo puede apuntar, por lo tanto, hacia la construcción de un nuevo orden mundial, a partir de una alteración en la correlación de fuerzas. Un primer paso para esta alteración, modesto pero fundamental, es el rechazar los mitos ideológicos difundidos por el adversario.

    8.- BIBLIOGRAFIA.

    Internet:

    Globalización Revista Web Mensual de Economía, Sociedad y Cultura.

    Identidad y globalización. Las alternativas en el mundo de crisis.

    Federico García Morales

    La globalización y el trabajo.

    Federico García Morales

    Fondo monetario internacional.

    Libros:

    • La nueva economía. La globalización. Joaquín Estefania. Editorial debate.

    ¿Q es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización. Ulrich Beck. Ediciones Paidos.

    TRANSPARENCIAS

    Desde 1950, la economía mundial ha experimentado una progresiva integración económica internacional. No obstante, hubo una pronunciada aceleración del proceso de globalización en los últimos veinticinco años del siglo XX

    El atributo fundamental de la globalización es el creciente grado de apertura en la mayoría de los países.

    Los puntos fuertes de la globalización son:

  • El comercio internacional

  • Las corrientes de inversión internacional

  • La internacionalización de los mercados financieros.

  • El proceso de globalización no incluye a todos los países por igual, sino que se han establecido claras diferencias en toda la geografía mundial.

    En España la glabalización empieza con la apertura del Plan de Estabilización de 1959, y con la vuelta de los primeros turistas europeos tras la contienda civil española y la mundial.

    COMERCIO INTERNACIONAL.

    • Una parte cada vez mayor de la producción mundial ingresó al comercio mundial.

    • El porcentaje de exportaciones mundiales del Producto Interno Bruto (PIB) mundial aumentó de un 6% en 1950 a un 12% en 1973 y un 16% en 1992.

    Participación de las inversiones en el PIB en diferentes paises.

    1950

    1973

    1992

    UK

    14.4%

    16.4%

    18.2%

    FRANCIA

    10.6%

    14.4%

    17.5%

    ALEMANIA

    8.5%

    19.7%

    29%

    JAPON

    4.7%

    8.9%

    9%

    EEUU

    3.6%

    5%

    7.1%

    CORRIENTES DE INVERSIÓN INTERNACIONAL.

    • El total de la inversión extranjera directa en el mundo como proporción de la producción mundial aumentó del 4,4% en 1960 al 4,8% en 1980 y al 8,4% en 1992.

    • En 1914, el total de inversiones extranjeras a largo plazo en la economía mundial se distribuían de la manera siguiente: 55% en el mundo industrializado (30% en Europa, 25% en Estados Unidos) y 45% en el mundo subdesarrollado (20% en América Latina y 25% en Asia y África).

    • En 1992, el total de inversión extranjera directa en la economía mundial estaba distribuida de manera mucho más dispareja: 78% en los países industrializados y 22% en los países en desarrollo.

    Resulta claro que los países en desarrollo son ahora mucho menos centrales para el proceso.

    INTERNACIONLACIZACIÓN DE LOS MERCADOS FINANCIEROS.

    • Esta internacionalización de los mercados financieros tiene cuatro dimensiones: divisas, préstamos bancarios, valores financieros y bonos del gobierno.

    • En los mercados de divisas, en 1973 el giro comercial alcanzaba los 15.000 millones de dólares diarios, se remontó a 900.000 millones diarios en 1992.

    • Las obligaciones interbancarias transfronterizas aumentaron de un nivel modesto de 455.000 millones de dólares en 1970 a 5,5 billones en 1990.

    • El mercado internacional de valores financieros experimento también un notable crecimiento, entre 1980 y 1993, las ventas brutas y compras de bonos y acciones entre residentes extranjeros y nacionales aumentó de menos de un 10% del PIB en Estados Unidos, Alemania y Japón, al 13.5% del PIB en Estados Unidos, 17.0% del PIB en Alemania y 80% del PIB en Japón.

    • Las estimaciones del FMI indican que la propiedad transfronteriza total de los valores comercializables fue de 2,5 billones de dólares en 1992.

    hay diferencias importantes en cuanto al destino, el objeto, los intermediarios y los instrumentos.

    • En los últimos 25 años del siglo XX, esas corrientes de capital están destinadas mayoritariamente a los países industrializados, con altos déficits y tasas de interés elevadas, para financiar el consumo público y los pagos de transferencia, más que como inversión productiva.

    • A fines del siglo XX, los inversionistas institucionales, tales como los fondos de pensión y los fondos mutuos, son más importantes que los bancos, que siguen actuando como intermediarios pero que ahora piden prestado a corto plazo para prestar a largo plazo, lo que da como resultado un desfasaje de los vencimientos.

    • Los instrumentos financieros son ahora mucho más sofisticados y diversificados que antes.

    GLOBALIZACIÓN SEGÚN PAISES.

    • El proceso de globalización no reproducirá a Estados Unidos en todos lados, tal como un siglo antes no reprodujo a Gran Bretaña en todos lados.

    • En ese entonces estuvo asociado con un desarrollo desigual, al igual que ahora, no sólo entre países sino también dentro de los países.

    • El proceso de la globalización fue disparejo entonces, y lo es ahora. Hay menos de una docena de países en desarrollo que son parte integral de la globalización a fines del siglo XX: Argentina, Brasil y Méixco en América Latina, y Corea, Hong Kong, Taiwán, Singapur, China, Indonesia, Malasia y Tailandia en Asia. Estos once países representaron en el período de 1970 a 1980, aproximadamente el 30% del total de exportaciones de los países en desarrollo. Esta cuota aumentó a 59% en 1990 y 66% en 1992.

    • El África subsahariana, el occidente de Asia, Asia central y el sur de Asia simplemente no aparecen en el escenario, aparte de varios países de América Latina, Asia y el Pacífico, que fueron dejados fuera.

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    El fenómeno de la globalización y las tecnologías de la información GLOBAL SOFT CO.




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    Enviado por:Potxolo
    Idioma: castellano
    País: España

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