Humanidades
Fundamentos de la Historia del Arte
- Apuntes -
Fundamentos de la Historia del Arte
Tema 1. - La naturaleza del arte
La mimesis según Platón y Aristóteles. Kandinsky y la abstracción. Ortega y Gasset y la deshumanización del arte.
Kandisnky. Pensadores: Platón, Aristóteles, Ortega y Gasset.
En otras épocas, como la de Goya por ejemplo, nos encontramos ante una situación en la que la pintura necesariamente hablaba sobre la pintura, y que representaba sobre todo elementos del mundo exterior. Más adelante, Kandinsky protagoniza un verdadero salto en la pintura. Éste escribe en una de sus obras, Sobre lo espiritual en el arte, en la que presenta una oposición a la manera impura de valorar el arte. S su vez, proponía un arte puro y que la pintura se liberase de esa dependencia que tenía con el mundo exterior. Reivindicaba un arte que siguiera su estricta necesidad interior.
Con el arte abstracto nace una nueva manera de mirar y entender el arte. La obra es juzgada desde un punto de vista estético, el arte se emancipa y se valora por si mismo, no por lo que reproduce. Antes del arte abstracto, nos encontrábamos ante un arte humano, ante una subordinación del arte a la vida; a través del arte, vivimos las alegrías y los goces humanos. Esto es precisamente lo que Kandinsky intentará cambiar, evocando a una deshumanización del arte.
Por otra parte, otros autores como Ortega y Gasset, hace dos distinciones del arte; uno humano y el otro puramente artístico, estético, que no permite ninguna otra mirada que no sea la artística. Según este autor, debemos dejar de mirar a través de una ventana el paisaje exterior, y debemos centrarnos más en observar el vidrio y no a través de él. Según Ortega y Gasset, el arte era considerado un arte reproductivo, representativo, mimético, que representaba al mundo y la naturaleza.
El término mimesis, es acuñado por primera vez por Platón. Originariamente se centraba en la imitación de las acciones humanas relacionadas con los movimientos y los rituales de los cultos dionisíacos. Más tarde, el término mimesis, sería aplicado al arte, la música, la escultura y la poesía.
El concepto de arte en Platón era muy amplio. En su obra República, divide las artes entre aquellas que utilizan cosas, aquellas que producen cosas, y aquellas que las imitan. A su vez, en el Sofista distingue entre artes ectéticas (las que utilizan lo que ofrece la naturaleza) y las artes poéticas (las que producen lo que no se encuentra en la naturaleza). De las últimas el hombre obtenía un mayor provecho, aquellas que eran útiles para el hombre.
A su vez, en la misma obra vemos un rechazo a la poesía imitativa por parte del autor. Así por ejemplo dice que para realizar su trabajo, los artesanos (que no son artistas) parten de una idea como modelo, la copian y la reproducen, y que algunos pintores hacían lo mismo que estos. De esta manera critica a aquellos que imitaban la realidad, ya que solo componen a los ojos de quienes no conocen la verdad, no componen más que apariencias.
Así, el arte mimético de estos artistas que intentan imitar la realidad, no solo está a triple distancia del ser, sino que además copia lo malo. A su vez cree que este arte cegaba al hombre, ya que le gusta el arte solo porque lo engaña y es incapaz de descubrir la esencia de lo bello.
Para Platón el arte mimético se equiparaba a la mentira, era una perversión. Se indigna ante el arte perverso que es susceptible de mostrar imágenes que son mentira debido a que la información que muestran no se corresponde con la realidad, por ejemplo, la representación de un caballo que debido a que está en movimiento aparece con tres patas, cuando tiene 4.
El arte mimético es aquel que copia, imita o que reproduce otra cosa material. En algunas de sus interpretaciones hace referencia al espejo, diciendo que la obra de arte es como un espejo que refleja la realidad. En él, las imágenes son huidizas y una imagen en un espejo es tan solo un simulacro de un objeto. La metáfora del espejo será utilizada en la etapa clásica para explicar lo artístico como mimesis de la realidad. Este símil sirve también para explicar la idea de apariencia. Por otra parte, la mentira en el arte se basa en que donde creemos ver una cosa, no hay nada. El arte puede representar las cosas como aparecen, presentándonos así como verdaderas las cosas más superficiales.
De los textos de Platón se pueden extraer las conclusiones de que la imitación realmente válida es la de las ideas; las imitaciones de las artes plásticas y de la poesía tienen un valor secundario y son copias de una copia; la imitación de los hechos, acciones y sentimientos debe ser rechazada.
Por otra parte, para Aristóteles los modelos y formas para la imitación artística son escogidos de los objetos de la percepción sensorial. El arte, no las cosas, sino las ideas de las cosas. El arte no nos proporciona mentiras sino por el contrario, verdades.
Las artes según Aristóteles, o bien contemplan lo que la naturaleza no ha terminado, o bien la imitan. El arte perfecciona y acaba lo que la naturaleza no puede acabar e imita a la misma naturaleza. No entendía la mimesis como una copia literal de la naturaleza, sino que en el artista se encontraba la representación mental del fin al que se encamina el proceso artístico. El arte es una actividad del espíritu ya que el resultado procede de la imaginación. La inclinación a la imitación, dice Aristóteles, es natural. Las artes plásticas imitan directamente las formas externas. Así, en el concepto aristotélico de imitación hay una nota de necesidad y dice así, por ejemplo, que mejor es presentar los imposible de manera tal que parezca verosímil, que presentar lo posible como inverosímil. En su teoría de la imitación hay una inclinación idealizadora; conviene que un pintor embellezca y supere su modelo, ya que no tiene por que alterar lo que en verdad es.
Tanto la escultura como la pintura con miméticas. Para Aristóteles el placer que se experimenta ante las obras plásticas tiene tres causas: el reconocimiento del modelo, la reproducción, y la belleza de los colores y las formas en sí. Por otra parte, la música es la imitación de las emociones. Interpreta el ritmo del alma; al escucharla uno puede experimentar y disfrutar las sensaciones expresadas también en la realidad.
La reflexión contemporánea sobre la imitación artística. Para Ortega y Gasset el arte abstracto divide a la población en dos grupos: los que lo entienden y los que no. A su vez, es un arte intrascendente que renuncia a los temas y contenidos; no transmite nada, es un arte que no admite traducción.
Para Kandinsky, el arte abstracto puede ser tan emocionante como cualquier otro tipo de arte; tan emocionante puede ser un círculo que está a punto de tocarse en una tangente con una línea recta, como los dedos de la capilla Sextina. El arte abstracto deja atrás las imágenes y las referencias al mundo exterior para acercarse a las imágenes que no nos conducen necesariamente hacia el mundo.
Tema 2. La creación artística
El genio. Kant, Valery y Duchamp. La ironía.
En el siglo XIX, irán apareciendo nuevos artistas en los que veremos una progresión artística. Será entonces, por ejemplo, que Courbet incorporará a su pintura contenidos doctrinales; el cuadro deja de estar organizado como un organismo que transmite una manera de pensar. Esta vez, se acercará más a la experiencia visual y no tanto a una experiencia moral.
Con la aparición de otros movimientos, como el Futurismo, por ejemplo, veremos que se acerca también a la experiencia visual, al igual que lo hará el cubismo.
Duchamp, en 1912, vemos como a través de sus obras incorpora las ideas futuristas y cubistas. Un año más tarde, introduce, de cierta manera, una revolución artística en su obra. Duchamp cambia su manera de pensar y cita que tras la incorporación de estos movimientos en sus obras, su arte se había convertido en un arte físico. Hace referencia a lo físico de la pintura y cree que el futurismo es un arte visual y físico, mientras que ahora a lo que él aspira es a una pintura que esté al servicio del espíritu.
Duchamp quiere romper con todo aquello reinterpretando la pintura, y a lo que el creador debe hacer con ella, dándole más importancia a una representación de las ideas que no al acto físico o visual en ella. La pintura no ha de ser retiniana. A su vez cree que los títulos de la pintura pueden ayudar a guiar al espectador.
Duchamp, juega en sus obras, con la firma y con las palabras. Rompe con la teoría del creación artística que se entendía hasta el momento y concibe al creador como alguien que opera de manera anestésica, intelectual, donde no interviene la fuerza física, sino simplemente la elaboración mental. Así veremos como a través de una de sus obras, Duchamp reinterpreta la famosa obra La Gioconda, dibujándole bigotes y barba y colocando debajo la inscripción (donde vemos su particular juego de palabras) L.H.O.O.Q. que significa <<ella tiene el culo caliente>>.
Asimismo, en obras posteriores como la de Joseph Kosuth, <<Una y tres sillas>> de 1965, cuyo arte podemos calificar como arte conceptual, vemos como ya no será necesaria la utilización de los cinco sentidos para apreciar una obra artística, sino que se trata de un arte deshumanizado, literario, verbal, conceptual, e incluso filosófico, que va dirigido directamente a la materia gris.
La idea del creador en la Antigüedad. De cierta manera, según Aristóteles, podríamos decir que el arte es congénito, es un defecto de nacimiento, una peculiaridad fisiológica, genética. Para Platón, el artista es algo en lo que no interviene la razón ni la voluntad.
Así, vemos como Platón en uno de sus diálogos hace referencia al poeta y dice cosas como que el poeta es una pieza divina, los buenos poetas hacen los poemas inspirados o poseídos; elaboran las bellas poesías con el alma, alejados de la razón. Los poetas hablan por una fuerza divina, ya que Dios los toma como ministros y se expresa a través de ellos; por esta razón, los poemas son cosas divinas ya que los poetas están poseídos por los dioses. El arte es algo que se elabora, se estudia y se aprende a través de la razón. En el momento del acto creador el artista está poseído y no controla sus actos, realizando una obra que será algo irrepetible.
A su vez, Aristóteles creía que el artista no es amo de sus actos en el momento de la creación de la obra de arte.
La idea del creador como GENIO después de la ilustración. Diderato vemos que realiza una separación entre el gusto y el genio. Al gusto lo define como una obra del tiempo; un estudio del conocimiento de las reglas, que tiene que ser perfecto y que produce bellezas convencionales. Por otra parte, el genio es un don que otorga la naturaleza, es algo imperfecto y desenfadado, que carece de gusto. Es algo sublime, grandioso, e incluso patético. El genio produce la obra de un momento. Según Diderato, el artista no es trabajo, paciencia y disciplina, sino que es un don, un instante, una irregularidad, que va en contra del gusto mayoritario y que desmiente las leyes y las reglas. Para Diderato, el creador es un genio. En la naturaleza se encuentra el creador que encarna la verdad. Hay una oposición entre la naturaleza y las reglas.
Para otros pensadores como Kant, en una de sus obra Críticas del juicio, dice que el genio tienen una capacidad espiritual a través de la cual manifiesta las reglas del arte. Kant no identifica al genio con el individuo, sino con una facultad espiritual de algunos individuos. A su vez, la naturaleza se manifiesta a través del talento de un individuo. No hay arte sin regla, sino que la producción de una obra de arte ha de transcurrir por un camino. Al arte se llega por un camino, por unas reglas, y no por pura casualidad. Pero seguir unas reglas concretas a la hora de producir una obra de arte, no da lugar a producir una obra artística, sino que lo que se produce es simplemente una obra artesanal. Por lo tanto, para Kant, las reglas que se han de seguir son aquellas reglas que se manifiestan a través de la naturaleza y que el genio, gracias a su capacidad espiritual, es capaz de comprender.
Según Kant, la naturaleza funciona a través de unas reglas, siguiendo un itinerario, al igual que lo hace un artista a la hora de producir una obra: sigue un itinerario. Pero de este itinerario no es consciente el creador, ya que un creador no puede explicar por qué ni cómo hace lo que hace; a diferencia de un técnico o un científico sí pueden hacerlo.
La naturalidad a la hora de realizar algo no supone un esfuerzo para la atención. Quien realiza algo de manera natural no piensa ni es consciente de seguir unas reglas, de manera que todo aquel que es consciente de seguir unas reglas no actúa de forma natural. Un genio, es aquel que sigue una regla sin conciencia. Un genio tiene la facultad de crear, mientras que la capacidad de juzgar queda en manos del gusto.
El arte no se puede copiar, sino que se han de producir obras originales que sirvan para su estudio. Una obra de arte se consigue gracias a la capacidad de un individuo de convertir unos conocimientos en algo absolutamente espontáneo y natural. Lo innato es poder convertir las reglas en algo natural.
El artista no sigue unas reglas sino que éstas van surgiendo a medida que progresa la obra. Una obra genial, es fruto de la libertad, la idiosincrasia y en ella no hay nada casual. Kant, hace referencia al genio como alguien que obra de forma natural; la naturaleza se abre con facilidad y sigue unas reglas de las cuales tampoco ella es consciente.
Por otra parte, en la ciencia se siguen una serie pasos que se estudian con la finalidad de asimilar unas reglas. Así por ejemplo, si estudiásemos las reglas de Newton podríamos llegar a ser como él; mientras que un artista, no se puede copiar, no se puede llegar a ser jamás como él, porque la copia de una de sus obras representaría simplemente una obra artesanal y no artística. De manera que el concepto de genio funciona solo para las bellas artes.
El operar de manera artística, es operar de manera natural. De esta manera el artista ignora por qué hace lo que hace, y por ello, si logra realizar una obra magnífica, aunque intente seguir unas reglas no lo podrá hacer y no conseguirá realizar otra obra de la misma magnificencia. De la misma forma, el artista que crea una obra, no está más cualificado que otro para opinar sobre la obra, sino que ambos se encuentran al mismo nivel, ya que, mientras que el científico que crea una fórmula seguramente se encuentre más cualificado para explicarla hasta que otro la asimile, puede hacerlo debido a que es consciente de las reglas que ha seguido, sin embargo, un artista, debido a que no es consciente de las reglas, está tan capacitado como otro para explicarla.
Las obras de un genio pueden funcionar para otros artistas como ejemplares, ya que su propia ejemplaridad y genialidad, puede estimular a otros artistas. Pero ello no significa que se pueda copiar, ya que hacerlo no daría como resultado una obra de arte puesto que no aportaría anda nuevo.
La genialidad es una facultad del espíritu, es una capacidad creativa; mientras que el gusto es simplemente una facultad del juicio. Por otra parte, un genio ha de combinar su capacidad creativa con su capacidad de juzgar, para conseguir que sus obras sean asimilables; para darle una apariencia tolerable. El genio ha de darle un camino a su creatividad, para poder comunicar algo. Por ello Kant cree que no solo es importante la capacidad creativa de un genio sino también su capacidad de juzgar para canalizar su obra, puesto que muchos artistas se han perdido ya que solo han sido creativos y no han podido transmitir sus obras a un receptor.
Según otro pensador, Poe, un artista sabe de qué manera ha conseguido su obra; la actividad del artista no es diferente de la ciencia ya que es perfectamente consciente de lo que hace, aunque ésta sea fruto de su propio inconsciente. Poe escribe un poema, que según él es fruto de un plano organizado y real para producir emociones en el lector y del cual él es perfectamente consciente y sabe como ha llegado a lo que ha llegado.
A juzgar por Valery, el romanticismo ha confundido una obra de arte con un poema. En ciertas ocasiones el estado poético sí que desemboca en un poema, pero no siempre. A su vez, el estado de poesía es frágil; todo lo bello de la Tierra está oculto y a veces lo conseguimos como producto del azar, pero esta belleza oculta no sería nada sin el trabajo humano inteligente.
Por otra parte, un poema no se puede improvisar de una sola vez por simple inspiración ya que en ese caso, el poeta es simplemente un medio momentáneo. El poeta ha de seleccionar los pensamientos que le vienen a la mente ya que algunos le pueden resultar aprovechables, pero otros no. Para Valery no existe diferencia entre un artista y un científico. La idea de un creador universal ampara la idea de universalidad en las que están activas las funciones conscientes y racionales.
El yo creador es diferente del yo personal, del yo del hombre, ya que el primero es impersonal, a diferencia del segundo, es universal.
Volviendo a Duchamp, está en contra de la idea de inconsciencia ya que ésta daría lugar a la irracionalidad y la animalidad. Reivindica un arte literario, espiritual. Niega la singularidad del arte dentro de un objeto. Sustituye la idea de gusto por la de ironía, debido a que funcionaba como principio último que sitúa la obra dentro de su propia tradición. A su vez, esta ironía no solo actuaba corrosivamente, sino que a la vez es creativa ya que se critica a si misma; de manera que la ironía origina obras.
Un objeto para ser considerado una obra de arte, primero ha de imitar la naturaleza. Duchamp está en contra del tipo de arte considerado como un arte físico. El genio era aquel que podía convertir en fácil algo que para otros era difícil; sino que desaparece la singularidad del artista como un arte físico; es entonces que el arte se desmaterializa.
La obra es producto de la conciencia y no exige ningún tipo de habilidad especial para que un individuo pueda producir una obra artística. La obra es un producto de la ironía, y ésta, es una de las caras de la actitud crítica. Cuando la ironía se aplica, pone en duda y des-fundamenta todo lo que hasta el momento era asumido como algo indudable. El principio de ironía se caracteriza por ser llevado a las últimas consecuencias y resulta irónica hasta con la propia ironía.
Por otra parte, el surrealismo y el dadaísmo, consideran que la pintura ha de ser intelectual mientras que Duchamp intentará que la obra no sea tan solo un goce intelectual, sino más bien literaria. Duchamp apuntaba hacia una disolución de los límites y hacia una diferencia entre una producción artística y cualquier otro objeto.
Tema 3. La obra de arte
Autonomía del arte. Warhol, Banjamin y Danto; la pérdida del aura.
Andy Warhol busca alejarse del acto físico y trabaja a partir de un material previo. Reclamaba el uso de un material que estuviese ya en circulación. De esta forma, el material que utilizará serán imágenes cinematográficas, de moda, de publicidad, etc, como vemos en su obra Vegetable soup, o Díptico de Marilyn Monroe.
Warhol es un artista reelaborado, para quien la realidad es prácticamente irrelevante. El material de base con el que trabaja no es de la naturaleza sino que son unas imágenes de la realidad.
Warhol vive un horizonte en el que la realidad no existe, vive inmerso en un mundo en que la realidad se convierte en algo más bien virtual. La vida real es más insustancial e inconsciente. El gran flujo de imágenes y la idea de belleza pierde sentido, ya que la vida real no pasa en el mundo sino en un mundo real de las imágenes.
Nos encontramos en un momento en el que las imágenes sustituyen la realidad misma, y a su vez, éstas se caracterizan por una nivelación estética, donde es imposible distinguir la cultura popular de una elitista.
El resultado de las obras de Warhol es difícil de definir. Actualmente es difícil distinguir entre la cultura de una elite y la cultura de masas., ya que hay una inmensa cantidad de imágenes, que incluso pueden llegar a ser manipuladas. A partir de un cierto momento se hace una reproducción desmedida de las imágenes, que se convierte en una reproducción técnica o mecánica, y de aquí se obtienen las reservas de imágenes. Esta reproducción supone una pérdida del aura, : el concepto de modelo original pierde peso y la obra se valora en cuanto que una imagen tiene un mayor número de multiplicaciones.
Hasta entonces, el aura era sinónimo de algo único y de distancia, es decir, de imposibilidad de acceso a las obras y al aprendizaje de estas, ya que por ejemplo La Gioconda se encontraba en el Louvre, de la que solo existía un ejemplar, pero actualmente, esta imagen ha sido reproducida enormemente. Así, con esta multiplicación mecánica, la obra pierde dependencia y gana en autonomía. Lo artístico es aquello que no tiene ningún otro servicio; mientras que por ejemplo las obras de arte medieval se encontraban al servicio de la religión. Hasta este momento, el arte no estaba emancipado de seguir una finalidad concreta. Se desvalora el original de una obra ya que para conocerla y estudiarla ya no hace falta el original de esta, gracias a las numerosas copias de las que se dispone.
Por otra parte, el yo no se coloca a si mismo en primer lugar, sino que se distancia de sí mismo y abandona las motivaciones artísticas, ya que es fruto del desinterés. La finalidad del objeto artístico reside en sí mismo. La obra no es manipulable y tiene una identidad muy concreta. Se ha llegado así a la situación de indefinición entre lo que es arte y lo que no lo es.
Por otra parte, Walter Benjamin, parte de la idea de que hasta entonces, las obras se caracterizaban por un ahora y un aquí; tenían una historia y una condición física determinada. Define el aura como la condición de una cosa única y lejana. Para Benjamin, la reproducción técnica hace imposible el aura. Distingue entre reproducción de arte y reproducción de la que no lo es. Por otra parte, la reproducción técnica no duplica la obra, sino que nos ofrece el original de otra forma. Esta reproducción puede ofrecer diferencias con el original, ya que por ejemplo a través de la fotografía se puede conseguir una variación en el tamaño del original., algo que con la obra real no es posible. Además, la experiencia aurática de las obras de arte se caracteriza por la lejanía y la por su carácter único, mientras que con la copia la obra se vuelve accesible.
Según Benjamin la obra va a la masa, y la masa va a la obra. Que la obra va a la masa quiere decir que es accesible a todos. Este pausa de una época aurática a otra post-aurática se ha conseguido gracias a la reclamación de las masas por un acceso a la cultura. Ante la pérdida del aura la obra de arte pasa a tener un valor culto a tener un valor de uso. El valor artístico de una obra ya no será lo más importante en ella.
El arte se convierte en no arte, ya que ésta es absorbida por el mercado y la situación actual, es la de una industria cultural, ya que los bienes culturales se han convertido en bienes de difusión, de especulación, etc. queda entonces diluida la distinción entre las que son obras de arte y las que no lo son.
El pensador Danto, define su situación actual como el fin de la historia y la muerte del arte. Ello no quiere decir que los artistas ya no producen obras de arte sino que no se distingue entre las que son obras de arte y las que no, observando una de las exposiciones de Warhol. A partir de entonces es que el problema yace en definir qué es el arte para poder hacer así una diferencia entre lo que no es y lo que es artístico. Según Danto, el arte tiene una condición y naturaleza vagamente análogas a las palabras, es decir, que la naturaleza del arte participa de la naturaleza de las palabras. Por otra parte, la obra de arte se relaciona con las cosas de manera intensiva.
La obra posee una intencionalidad; implica conciencia, una intención significativa, por eso es una obra de arte; así, mientras que una lata de sopa Campbell's no quiere decir nada, el cuadro de Warhol en el que ésta se representa sí, ya que está expresando algo de manera intencionada. La naturaleza de las obras de arte es metafórica, ya que la obra de arte significa algo, puede establecer una relación entre dos temas, y su significado, aún no queriendo expresar nada en concreto, significa que no quiere expresar nada. En las obras de arte el medio de expresión forma parte del contenido mismo de la obra. La manera en como “la cosa” queda, forma parte de la obra.
Anteriormente, una obra de arte bien hecha, debía ser una muestra de habilidad y destreza; por ejemplo, en el caso de una pintura, una manzana se debía representar con absoluta precisión. Por otra parte, Danto en unas de sus obras hace referencia a la alquimia del arte; el arte se caracteriza por una transfiguración de los objetos banales, de los objetos cotidianos. La obra se realiza desde el conocimiento del artista y es como una palabra, ya que señala o indica algo; está cargada de intencionalidad y afirma sobre alguna cosa. La obra de arte no se limita al que sino que también incorpora el como y los objetos son el resultado de una absoluta transparencia. Entre las cosas que el artista afirme, bien puede afirmar algo como no hacerlo, pero el no hacerlo implica igualmente afirmar sobre algo, afirma que no afirma nada, y por ello es que no deja de ser una afirmación.
Danto considera que se ha llegado a una situación en la que se niega la autonomía del arte.
Tema 4. La recepción de la obra de arte
La experiencia estética. Schopenhauer, Heidegger, Gadamer y la hermenéutica.
Joseph Beuys sostiene un concepto de arte ampliado que lo asimila a una especie de praxis social o política. Es una práctica que el artista ejerce de cambiar las consecuencias y llegar a transformar la sociedad. Para Beuys el arte se encontraba en el origen de la transformación del mundo. El arte no es solo un cuadro, sino que comienza cuando forma parte de la conciencia del individuo. La obra de arte se ha de entender como una praxis social. La obra se encuentra inacabada y es simplemente un incentivo que sirve para ocasionar un efecto.
La obra se completa cuando hay un receptor que lleva la obra a su consolidación plena. La finalización de la obra corresponde a los receptores. El arte es algo en lo que todos participan.
Kant llega a la conclusión de que el juicio estético expresa una sofisticación sin interés. También afirma que el objeto estético tiene una finalidad sin fin.
El juicio de gusto no es un juicio científico ni objetivo. Para Kant, cuatro son los parámetros que sirven para caracterizar el juicio de gusto:
Satisfacción sin interés
Universalidad sin concepto
Finalidad sin fin
Necesidad sin regla
Si tenemos en cuenta los conceptos 2 y 4, nos encontramos ante un acto del conocimiento pero de forma relajada. Con el juicio de gusto expresamos que conocemos algo, pero no es el mismo que un conocimiento científico. La experiencia de la obra nunca nos llevará a una cristalización.
Schopenhauer entiende que el tejido último de nuestras vidas es una carrera en la cual se alternan deseos momentáneos, objetivos, etc. Nuestras vidas están plagadas de nuevos deseos, es como una carrera alocada de la que no podemos salir. El tejido último de la realidad es una voluntad, un querer, desear y seguir deseando.
A medida que el sujeto desaparece, inmerso en la experiencia estética ante un objeto, en la que olvida la trama de finalidades, se convierte en un sujeto puro, sin intereses determinados, ni voluntad específica; se convierte en sujeto del conocimiento puro. Ya no es una realidad que entiende al mundo en términos de utilidad, sino que a medida que aparece el sujeto puro, también lo hace la realidad profunda que esta detrás de eso. Además, a medida que se esclarecen los deseos, seríamos liberados de esta satisfacción de nuevos deseos.
El sujeto individual también será un sujeto sustraído del tiempo. La diferencia que hay entre ir caminando por ir a un jugar o ir paseando, es que en el primer caso el mundo es simplemente un objeto para llegar a un lugar, mientras que en el segundo, el mundo ofrece otra cara, en la que somos sujetos puros de conocimiento y donde el tiempo no pesa. La experiencia estética hace salir así lo mejor de nosotros mismos. Este sujeto puro obtiene un conocimiento del mundo. La experiencia estética proporciona una liberación de los fines concretos.
Proust en una de sus obras cita que la experiencia estética es la contemplación de un recuerdo y que ello suscita un placer desinteresado. Un recuerdo no se puede manipular, como pasa con la belleza. Cuando el recuerdo surge no puede haber otra relación que la contemplativa. La imagen del recuerdo tampoco se puede utilizar. Ayuna vivencia que se libera de la trama del tiempo, es un momento de eternidad en la que el individuo aparece liberado del tiempo. La experiencia estética puede producir experiencias de eternidad en el interior del tiempo. Estos momentos son posibles gracias a la experiencia estética. Ante una vivencia de eternidad es cuando logramos despojarnos del tiempo.
La experiencia estética, es una experiencia pasiva, en la que la obra es algo acabada en si misma. De todas formas, se establece una disconformidad entre la actividad creativa que lleva la obra acabada y la recepción de ésta. Hay una distancia entre contemplador y creador.
Beuys cree que la obra de arte debía ser continuada por el espectador. Es tan creador quien realiza la obra como quien la contempla; ambos contribuyen en partes iguales. No existe una diferencia entre creador y contemplador, ya que la obra no se acaba hasta que llega a éste último.
En cuanto a la experiencia de la contemplación artística, Heidegger afirma que la obra de arte tiene un carácter de origen. Las cuestiones de estética son inseparables de las filosóficas. La realidad es aquello que aprendemos. La manera de pensar occidental ha permitido que la ciencia manipulara la realidad. Se dedica a manipular y dominar las cosas. Según Heidegger la verdad, tal como las entendemos los occidentales, es un concepto erróneo. Propone entender la verdad en términos de aletheia. La verdad es el resultado de la polémica y la dialéctica. Afirmar que la verdad es aletheia, implica que siempre que un ente se hace visible, no solo en entendimiento sino también en percepción, alguna parte siempre queda oculta. La verdad no es ponerse en disposición de las cosas; sino que es a la vez esconderse y quedar en un fondo inaprensible. La verdad no es algo que está esperando nuestra manipulación, sino que es algo que aparece solo en determinados momentos. La verdad es aletheia, algo que acaece.
En la obra de arte, la verdad se manifiesta en términos de aletheia. La obra de arte es resultado de la polémica entre dos términos: mundo y tierra. El mundo, según Heidegger, es la red de significados en el que vivimos. La obra es el resultado entre el mundo y la tierra, es decir, la materia sobre la que todos los cambios suceden. En la obra de arte, un mundo se abre y la tierra se deja ver como tal. En ella se despliega un mundo. A la vez, este mundo se abre en un plano puramente abstracto.
El arte es ponerse en obra de la verdad. Ésta última es algo que no está disponible, sino que es algo que sucede o que se pone en obra en determinadas ocasiones. La obra de arte es siempre un origen, poner las cosas nuevamente en un punto cero. En ella todo lo que era estable se des-estructura y las cosas aparecen por primera vez. Una obra de arte es el lugar más apropiado en el que se pone en obra la verdad. La belleza es ponerse en obra de la verdad. El artista lleva su obra hacia la verdad. Si el arte es origen, es necesaria una actividad posterior capaz de mantener la obra en este aparecer de la verdad.
En la medida que la verdad es un embalarse, nos deja puestos a disposición del mundo. Esta verdad relampaguea, sucede, le corresponde una naturaleza energética. La verdad debe ponerse en orden, y la obra de arte es idónea para ello, ya que en ella se abre un mundo y una concepción de las cosas.
La obertura de sentidos no aparece de manera inequívoca, sino que a pesar que se percibe y revela un sentido del mundo, se ilumina y aparece pero de manera oscura. En una obra de arte hay una dinámica entre revelarse y ocultarse. Es un lugar idóneo para la manifestación de la verdad en sentido de aletheia. La obra no pone nada en disposición, sino que constituye un lugar abierto, por eso, constituye siempre un origen. Se caracteriza por ser un lugar incierto donde no se muestra ninguna verdad objetiva; no está nunca acabada sino que está siempre volviendo a comenzar.
La obra de arte no se ha de reconducir al conocimiento objetivo. Se trata de acercarnos a la obra sin que ésta sea operativa, puesto que sino ahogaríamos el potencial de la obra. La obra es, en determinados casos, todo aquello que sea operativo. Reverimiento es volver a convertir la obra en obra. A través de esto, la obra vuelve a ser obra. Hemos de inserirnos dentro de la obra y dejarnos cautivar por ella. La obra no se debe encajar dentro de un conocimiento previo.
En el origen de la obra, Heidegger hace su discurso entre los entes y las cosas, y el ser. El lenguaje funciona como una cosa que es lo que lo hace posible. Un tipo de lenguaje, como el de la poesía, evidencia lo que hay detrás de las cosas, el lenguaje.
Gadamer, reformula lo que dice Heidegger tomando la idea de interpretación. Dice que la auténtica experiencia estética es la interpretación. La hermenéutica, es la ciencia de la interpretación. Por otra parte, cree que no existe la obra de Bethoven, sino que sabemos como eran sus obras a través de las partituras. La verdad es también una verdad hermenéutica, es decir, no hay obra más allá de la interpretación de ésta. Para Gadamer, el creador es lo mismo que el contemplador. La obra de arte es actualidad, presencia. Hay una indistinción estética, no existe un original.
Tema 5. Las categorías artísticas.
La belleza y el arte “desestetit”. S. Tomás, Tàpies, Adorno.
La palabra belleza presenta una identidad de origen entre bondad y belleza. Bien y bueno es indistinguible a la hora de referirnos a la belleza. Originariamente, el término hacía referencia a la medida, a la proporción; lo desmesurado era un error.
Pitágoras es el primero que hace explícita esta identidad cuando la utiliza, para referirse al universo, la palabra cosmos, revelando una relación entre límite y belleza; designaba orden. La primera definición de belleza hacía referencia al orden y la proporción. La belleza es una cualidad objetiva, que no depende del gusto de los sujetos.
Para Platón, las cosas son bellas si se ajustan a la realidad. Si un objeto es bello a medida que refleja una idea, las definiciones han de ser satisfactorias, y por lo tanto los objetos, cuando estas ideas son completadas.
Una definición es buena cuando es simple. Las definiciones han de ser claras, también ha de ser estable, eterna e inmóvil. Algo es bello cuando se ajusta a su idea. Las cosas bellas son las que se presentan como totalidades unitarias, simples, que son claras.
Otra definición de belleza es la de S. Tomás, quien cita que se requieren tres cosas para la belleza: integridad, perfección y proporción. Algo es feo cuando es deforme. Lo bello es lo hermoso, que es correlativo a su forma.
Las cosas son bellas gracias a la unidad, a la simplicidad, son claras y estables. La belleza es aquello que tiene que ver con las nociones de medida y límite, no solo en términos de ritmo sino también de adecuación a la cosa. Además, la belleza es una cualidad objetiva, no tiene nada que ver con el gusto de quien juzga una obra, ya que juzgar es certificar simplemente, que algo tiene unas características.
La belleza tiene su manifestación en el cosmos, en la naturaleza. Tiene una propiedad que estimula la vida, sirve para estructurar el alma y no provoca ni asco ni angustia. Está vinculado al ser en la medida que está vinculada al cosmos y que estimula la propia vida.
El universo no tiene límite, es infinito. Ante estas circunstancias, los antiguos valores de belleza quedan desarticulados. Desaparece la noción de unidad y simplicidad. El universo es oscuro y no es estable, sino que está en movimiento permanente.
La importancia del ser también queda desvirtuada. La categoría de lo sublime es la categoría ética; lo sublime se sitúa en un plano de igualdad, no la belleza. Lo sublime es la negación de limitación, experiencia de lo sin límite o de lo que tiene proporciones sobrehumanas.
La categoría sublime, según Kant, no descansa en el ser de las cosas sino que reposa en la subjetividad del que realiza la experiencia estética.
Anteriormente, belleza significaba una cosa, pero con el tiempo pierde ese significado. El artista intenta pulverizar los antiguos valores de la belleza. La fealdad es la sensación de lo que los propios autores denominan “placer negativo”, un placer mitificado, relacionado con la repugnancia.
La experiencia de belleza será secundaria, rebajada, deberá tener unas gotas de repugnancia. El arte contemporáneo busca esta distorsión y repugnancia.
Lo Kitsch, es aquello que en su día fue bello pero que se ha convertido en feo, en algo que no tiene peso estético. . por otra parte, lo que antes era feo ahora se convierte en atractivo. De esta manera, el arte queda des-estetizado.
Adorno, defiende al arte des-estetizado, y lo hace argumentando que un arte bello camufla el sufrimiento, lo tapa, actúa como consuelo. Por otro parte, el arte no-estético es el único que consigue dar testimonio del mundo contemporáneo y no es cómplice del sufrimiento sino que lo denuncia. Este arte no consuela las penas de la vida, sino que muestra el sufrimiento, de manera que potencia nuestro carácter revolucionario. Además, este arte que no es asimilable por nuestro gusto, apunta a un estado de cosas utópica. Un arte que no sea asimilable, es el único que apunta a una situación futura, utópica, pero nunca hacia el presente. Por eso, este arte no estético apunta hacia un mundo utópico, desconocido.
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Duchamp, Mona Lisa
Joseph Kosuth, Una y tres sillas.
Kandinsky
A. Warhol, Vegetable soup.
Díptico de Marilyn Monroe, A. Warhol.
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Enviado por: | Acechadora |
Idioma: | castellano |
País: | España |