Flauta dulce o Flauta de pico, es la flauta más habitual en Europa desde el año 1500 hasta el 1750 aproximadamente y antes, en la época medieval, de uso común entre juglares y trovadores. Ha reaparecido y se la ha fabricado masivamente en el siglo XX. En esta flauta se sopla por la embocadura de silbato, situada en un extremo, que dirige el aire a una abertura estrecha realizada en el tubo, y contra el bisel practicado en la madera. Las flautas pequeñas, al parecer de origen asiático, eran conocidas en Europa en el siglo XI. Hacia 1500 había adquirido su aspecto actual con siete agujeros y otro trasero para el pulgar. Estos instrumentos se agrupaban para tocar música de cámara, desde la sopranino hasta la gran flauta baja. A mediados del siglo XVII el constructor parisino Jean Hotteterre inició su construcción en tres piezas con un extremo cónico más pronunciado. La mayoría de la música orquestal compuesta entre 1600 y 1750 incluye la flauta dulce y así Jean Baptiste Lully en Psyché llegó a emplear seis flautas de pico. La flauta travesera (llamada flauta alemana) desplazó a la de pico hacia 1750. Lully también la introdujo en la orquesta de ópera. Las flautas dulces más extendidas son la contralto, muy utilizada en la música barroca, que tiene una extensión de dos octavas a partir del fa 4, y la soprano o discanto, usada hoy en los colegios, con una tesitura de dos octavas desde el do 5. Entre las obras más notables para este instrumento se incluyen el Concierto de Brandeburgo nº 4 de Johann Sebastian Bach, siete conciertos de Antonio Vivaldi y muchas sonatas de Georg Philipp Telemann. La flauta de pico está muy relacionada con el flageolet, instrumento popular que apareció a principios del siglo XIX.
Flauta, instrumento musical, que consta de un tubo cilíndrico, en el que vibra el aire cuando el soplo del intérprete se dirige contra el filo de la embocadura. Pueden abrir o cerrarse agujeros adicionales para producir diferentes notas. En las flautas transversales, como la flauta travesera de la orquesta europea y la di china, la embocadura está abierta a un lado del tubo. En las flautas verticales el agujero puede estar al final del tubo (por ejemplo, en la flauta árabe llamada ney). En las de bisel, como la flauta céltica, la de pico, el pito, y la ocarina, la embocadura conduce el aire contra el filo de un agujero. En Latinoamérica, las flautas rectas o traveseras hechas con caña, huesos o barro cocido, son muy numerosas. Los ejemplos más conocidos son: la flauta de Garricio, en Cuba, la antigua tlapitsali de México, hecha de arcilla y la quena o kena, llamada flauta de los Andes, descendiente de las antiguas flautas del imperio Inca.
La flauta travesera, la más conocida en la música occidental, aparece en China en torno al año 900 a.C. Hacia el 1100 d.C. pasa a Europa, donde se convierte en la flauta militar en las zonas de habla alemana (de ahí su antiguo nombre de flauta alemana). En la música de cámara de los siglos XVI y XVII, se tocaban conjuntos de flautas, desde la soprano hasta la bajo. Se hacían en una sola pieza y tenían un tubo cilíndrico con seis orificios. La flauta fue alterada a finales del siglo XVII por la familia Hotteterre, de los que el más famoso es Jacques Martin, Le romain, constructores de instrumentos de viento franceses, que la fabricaron en tres piezas con una llave y un tubo cónico ahusado hacia afuera desde el intérprete. Esta flauta desplazó a la habitual hasta ese momento en la orquesta de finales del siglo XVIII. Se fueron añadiendo más llaves gradualmente para mejorar la afinación de ciertas notas; así, en torno a 1800, la flauta de cuatro llaves era común, y se desarrollaron flautas de ocho llaves durante el siglo XIX.
En 1832 el constructor alemán de flautas Theobald Böhm creó una con tubo cónico, que patentó en 1847. Éste será el modelo más extendido durante el siglo XX. La flauta Böhm está hecha de metal o madera, y tiene treinta o más orificios controlados por un sistema de llaves de tapón. Su extensión es de tres octavas a partir del do central. Otras flautas orquestales son el flautín o piccolo (una octava más agudo que la flauta soprano), y la flauta contralto, el bajo de las flautas.