Filosofía y Ciencia
Filósofos: Los 14 pensadores principales del Siglo XX
LOS 14 PENSADORES DEL S. XX
FERDINAND DE SAUSSURE
Nació el 26 de noviembre de 1857 en Ginebra. Cursó estudios de ciencias en la universidad de Ginebra antes de retomar sus estudios lingüísticos en Leipzig en el año 1876. Su obra más importante fue la Mémoire (sobre el sistema vocálico del protoindoeuropeo), impresa en 1879. Trabajó en filología y dos años después de haber publicado su tesis o Mémoire fue profesor de Sánscrito y de Gramática comparada en la universidad de Ginebra. Reconocido por el Cours de Linguistique Générale (Curso de Lingüística general, 1916) redactado a partir de sus notas preparatorias para las clases. La verdadera revolución en la lingüística teórica la produjo Ferdinand de Saussure con la publicación, que hicieron sus discípulos Bally, Frei y Sechehaye, de su obra como reacción a los neogramáticos. Expone que la facultad de hablar, el lenguaje, se estructura en un completo sistema de signos, la lengua, que se hace presente en cada una de las realizaciones de los hablantes, el habla. El sistema de signos que es la lengua debe estudiarse dentro de una ciencia general, la semiología, que abarca toda la teoría de los signos. Diseña el signo lingüístico como la unidad de la lengua que tiene dos caras, el significante, esto es, los sonidos y las formas de las palabras, y el significado, lo que esos sonidos y palabras significan dentro y sólo dentro del sistema que es la lengua. Con él se fundamenta la fonología, que otros desarrollarán después.
SIGMUND FREUD
Nació el 6 de mayo de 1856 en Freiberg (hoy Príbor, República Checa). Después de escuchar una conferencia en torno al ensayo Sobre la naturaleza (atribuido a Goethe) decide estudiar medicina. Comenzó a estudiar en la Universidad de Viena en 1873. En el tercer curso, comenzó investigaciones sobre el sistema nervioso central de los invertebrados, en el laboratorio de fisiología dirigido por Ernst Wilhelm von Brücke. En 1881, tras haber cumplido un año de servicio militar obligatorio, terminó su licenciatura. Permaneció en la universidad como ayudante en el laboratorio de fisiología. En 1883, y bajo la presión de Brücke, abandonó la investigación teórica. Pasó tres años en el Hospital General de Viena, dedicándose a la psiquiatría, la dermatología y los trastornos nerviosos. En el año 1885, fue profesor adjunto de Neuropatología en la Universidad de Viena. A últimos de ese año, consiguió una beca del gobierno para estudiar en París junto al neurólogo Jean Charcot, que trabajaba en el tratamiento de transtornos mentales mediante la hipnosis, en el manicomio de Salpêtrière. Sus estudios junto a Charcot, centrados en la histeria, lo dirigieron a la psicopatología. En 1886 contrae matrimonio con Martha Bernaysse y se establece como médico privado en Viena, especializándose en los trastornos nerviosos. Su trabajo inicial sobre psicopatología fue Sobre la afasia (1891); donde desarrollaba un estudio sobre este trastorno neurológico en el que la capacidad para pronunciar palabras o nombrar objetos comunes se pierde. Su último trabajo sobre neurología, fue artículo, `Parálisis cerebrales infantiles', escrito en 1897. Sus siguientes trabajos se inscriben en lo que él mismo había bautizado como psicoanálisis en 1896.
EDMUND HUSSERL
Nació el 8 de abril de 1859 en Prossnitz, Moravia (hoy en la República Checa). Estudió ciencias, filosofía y matemáticas en las universidades de Leipzig, Berlín y Viena. Fue discípulo de matemáticos como Kronecker y Weirstrass. Su tesis doctoral versó sobre el cálculo de variaciones. Mostró gran interés por la base psicológica de las matemáticas y, poco después de ser nombrado profesor en la Universidad de Halle, escribió su primer libro, Filosofía de la aritmética (1891), en el que sostuvo la hipótesis de que las leyes matemáticas tienen validez independientemente de cómo el pensamiento llegue a formularlas y a creer en ellas. Husserl creía que la labor del filósofo es la superación de las actitudes naturalista y psicologista mediante la contemplación de las esencias de las cosas, que podían ser identificadas de acuerdo a las leyes sistemáticas que rigen la variación de los objetos en la imaginación. Admitió que la conciencia está permanentemente dirigida hacia las realidades concretas y llamó a este tipo de atención intencionalidad. Estuvo varios años en la Universidad de Gotinga. Allí atrajo con sus teorías a muchos estudiantes.
Aportó análisis detallados de las estructuras mentales implicadas en la percepción de objetos particulares; describiendo de modo muy minucioso, por ejemplo, la forma en la que captaba un manzano en su jardín. Así, aunque la fenomenología no asume la existencia de nada, no es sin embargo una disciplina descriptiva; de acuerdo con Husserl, la fenomenología se dedica, no a inventar teorías, sino a describir las "cosas en sí mismas". Tras 1916 impartió clases en la Universidad de Friburgo. Falleció en Friburgo el 6 de abril de 1938.
MARTIN HEIDEGGER
Nació en Messkirch, Baden (Alemania), el 26 de septiembre de 1889. Su padre, Friedrich Heidegger (1851-1924) es sacristán católico y maestro tonelero, su madre es Johanna Heidegger, de soltera, Kemp (1858-1927).
Cursó sus estudios de teología católica y después filosofía occidental en la Universidad de Friburgo, donde fue alumno de Edmund Husserl, el fundador de la fenomenología. Ya en el año 1915 comenzó a ejercer como profesor en Friburgo. Tras impartir clases durante cinco años en Marburgo, llegó a ser profesor de filosofía en Friburgo en 1928.
En 1933 le nombran rector de la universidad de Friburgo y se afilia al partido nacionalsocialista (NSDAP). Pronuncia la prelusión rectoral sobre Autoafirmación de la Universidad alemana. Organización del campamento de la ciencia. Apariciones propagandísticas en Leipzig, Heildelberg y Tubinga. Colaborador en la reforma de la Universidad de Baden (introducción de principio del caudillaje). Renuncia al rectorado al año siguiente por discrepancias con el gobierno y deja de ocuparse de política. Comienza un periodo de casi absoluto silencio: Heidegger no publicará casi nada hasta 1942. En cambio dicta regularmente sus cursos académicos. Falleció en Messkirch el 26 de mayo de 1976. Heidegger se encontró muy influenciado por los presocráticos de la filosofía griega, por Kierkegaard, y por Nietzsche. En su obra más importante e influyente, Ser y tiempo (1927), Heidegger se preocupó de lo que consideraba la cuestión filosófica (y humana) esencial: ¿Qué es ser? Esto le llevaba a la pregunta, qué clase de ser (Sein) tienen los seres humanos.
BERTRAND RUSSELL
Nació el 18 de mayo de 1872, en Trelleck (Gales). Cursó sus estudios en el Trinity College de la Universidad de Cambridge, graduándose en 1894. Este año pasó por Francia, Alemania y Estados Unidos, y algún tiempo después le nombraron miembro del consejo de gobierno del Trinity College. Mantuvo colaboración durante ocho años con el filósofo y matemático británico Alfred North Whitehead con el fin de elaborar la monumental obra Principia Mathematica (Principios Matemáticos; 3 volúmenes, 1910-1913. Su siguiente gran obra fue Los problemas de la filosofía (1912). Desde el primer momento de la I Guerra Mundial, Russell mostró su desacuerdo. Por este rechazo fue encarcelado y privado de su puesto de trabajo en Cambridge. Durante su permanencia en prisión escribió Introducción a la filosofía matemática (1919). Cuando la guerra finalizó, visitó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y en su libro Práctica y teoría del bolchevismo (1920) mostró su desacuerdo con la forma en que allí se llevaba a cabo el socialismo. No estaba de acuerdo con los métodos que se utilizaban para alcanzar un sistema comunista. Entre 1921 y 1922 trabajó como profesor en la Universidad de Pekín (China). Regresó a su país y, desde 1928 a 1932, dirigió el Beacon Hill School, escuela privada y muy progresista donde se aplicaban innovadores métodos de enseñanza para niños. Desde 1938 hasta 1944 continuó impartiendo clases en varias instituciones de los Estados Unidos.
En 1944 volvió a Inglaterra donde fue restituido en su puesto del Trinity College. Tuvo que dejar el pacifismo para apoyar la causa aliada en la II Guerra Mundial, pero fue un ardiente y activo detractor de las armas nucleares. En 1949 el rey Jorge VI le concedió la Orden al Mérito. En 1950 consiguió el Premio Nobel de Literatura y fue calificado como "un campeón de la humanidad y de la libertad de pensamiento". Falleció el 2 de febrero de 1970.
LUDWING WITTGENSTEIN
Nació en Viena el 26 de abril de 1889 en el seno de una familia ilustrada. Su casa fue visitada por Sigmund Freud, por los compositores Johannes Brahms y Gustav Mahler, y por el artista Gustav Klimt. Su padre fue un industrial del hierro y acero en Austria, un hombre duro que demandó mucho de sus hijos varones. Tres de los cuatro hermanos Wittgenstein se suicidaron. Ludwig fue un jóven sensible, con inteligencia extraordinaria y talentos musicales, que no tuvo interés alguno en el mundo de los negocios. Cursó estudios en Linz y Berlín, posteriormente viaja a Gran Bretaña para estudiar ingeniería en la Universidad de Manchester. Muy interesado por las matemáticas puras entra en el Trinity College (Cambridge) para estudiar con Bertrand Russell. Investigó principalmente dentro del ámbito de la lógica y la filosofía del lenguaje. Al estallar la primera guerra mundial, se alista en el ejército Austro-Húngaro como soldado raso. Fue capturado por los Italianos en las semanas finales de la guerra, y pasó casi dos años en un campamento de prisioneros en Italia. Dio clases en un pueblo de Austria. En 1929 fue designado al Trinity College. Llevó un estilo sencillo de vida se retiró en 1947. Falleció en Cambridge el 29 de abril de 1951. Wittgenstein concibió la filosofía como un análisis conceptual o lingüístico.
THEODOR ADORNO
Nacido en Frankfurt del Main el 11 de septiembre de 1903, doctorado en filosofía en la Universidad Johann Wolfgang Goethe. En 1925 fue alumno del compositor Alban Berg en Viena. En el año 1933 viaja a Gran Bretaña y también Alemania; allí adoptó el apellido de soltera de su madre, Adorno, para firmar unos artículos en los que aplicaba los conceptos marxistas a la filosofía y la música. En 1938 se translada a Estados Unidos, donde trabaja con Max Horkheimer en la elaboración de Dialektik der Aufklärung (Dialéctica de la Razón, 1947). Adorno y Horkheimer regresaron a Alemania en 1949 y enseñaron en Frankfurt desde 1951. A diferencia de Horkheimer, Adorno siguió trabajando en el tema de la división de clases en un libro titulado Minima Moralia (1951), una explicación al colapso de la civilización europea durante la II Guerra Mundial, en Jargon der Eigentlichkeit (Jerga de autenticidad, 1964), critica al filósofo pro-nazi Martin. Falleció el 6 de agosto de 1969. Adorno entrelaza estrechamente la investigación filosófica con la sociología y psicología y declara que se inspira en Hegel, Marx y Freud. Pero, por un lado, se refiere a Hegel para insistir en el absolutismo de la razón y en el carácter negativo o dialéctico de la misma razón, ignorando o desconociendo la identidad positiva de realidad y racionalidad que es la tesis fundamental de Hegel. La influencia de Adorno se debe a los conceptos que elaboró en unión con Horkheimer como el de 'razón instrumental', que habla de la corrupción de los ideales de la Ilustración bajo los actuales sistemas de dominio; 'la cultura industrial', que transforma obras de arte en objetos al servicio de la comodidad; y 'la personalidad autoritaria' de los conformistas, que prefieren obedecer órdenes antes que afrontar y superar las dificultades cotidianas.
HEBERT MARCUSE
Nació el 19 de julio de 1898 en Berlín. Cursó estudios superiores de Filosofía en las universidades de Berlín y Friburgo, centro este último donde recibió las influencias de Edmund Husserl y Martin Heidegger y por el que se doctoró en 1922. Desde 1923 hasta 1932 desarrolló sus primeros estudios y análisis filosóficos en Friburgo y, en 1933, ingresó en el Instituto de Investigación Social de la Universidad de Frankfurt, unidad académica en la que se originó la denominada Escuela de Frankfurt, a la cual también se encontraban unidos los nombres de Theodor Adorno y Max Horkheimer. El ascenso al poder en Alemania, ese mismo año, de Adolf Hitler y del Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo tuvo como consecuencia la clausura del Instituto. Marcuse emigró a Estados Unidos, país en el que se estableció y cuya nacionalidad adoptó en 1940. Comenzó entonces una intensa actividad investigadora y académica en el Instituto de Investigación Social de la Universidad de Columbia (1934-1940) que abandonó durante la década de 1940 (en la que trabajó para distintos departamentos del gobierno federal estadounidense) y que continuó posteriormente en las universidades de Columbia y Harvard (1951-1954), Brandeis (1954-1965) y de California en San Diego (1965-1976). Falleció el 29 de julio de 1979 en Starnberg (República Federal de Alemania).
JEAN PAUL SARTRE
Filósofo, dramaturgo, novelista y periodista político francés, uno de los principales representantes del existencialismo. Sartre nació en París el 21 de junio de 1905; estudió en la Escuela Normal Superior de esa ciudad, en la Universidad de Friburgo (Suiza) y en el Instituto Francés de Berlín (Alemania). Enseñó filosofía en varios liceos desde 1929 hasta el comienzo de la IIGuerra Mundial, momento en que se incorporó al Ejército. Desde 1940 hasta 1941 fue prisionero de los alemanes; después de su puesta en libertad, dio clases en Neuilly (Francia) y más tarde en París, y participó en la Resistencia francesa. Sartre dejó la enseñanza en 1945 y fundó, con Simone de Beauvoir entre otros, la revista política y literaria Les temps modernes, de la que fue editor jefe. Se le consideró un socialista independiente activo después de 1947, crítico tanto con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) como con Estados Unidos en los años de la Guerra fría. En la mayoría de sus escritos de la década de 1950 están presentes cuestiones políticas, incluidas sus denuncias sobre la actitud represora y violenta del Ejército francés en Argelia. Rechazó el Premio Nobel de Literatura que se le concedió en 1964, y explicó que si lo aceptaba comprometería su integridad como escritor. Sartre afirma que la influencia de la sociedad moderna sobre el individuo es tan grande que produce la serialización, lo que él interpreta como pérdida de identidad y que es equiparable a la enajenación marxista. El poder individual y la libertad sólo pueden recobrarse a través de la acción revolucionaria colectiva. A pesar de su llamamiento a la actividad política desde ópticas marxistas, Sartre no se afilió al Partido Comunista Francés, y así conservó la libertad para criticar abiertamente las intervenciones militares soviéticas en Hungría (1956) y en Checoslovaquia (1968). Murió en París el 15 de abril de 1980.
MICHEL FOUCAULT
filósofo francés que intentó mostrar que las ideas básicas que la gente considera verdades permanentes sobre la naturaleza humana y la sociedad cambian a lo largo de la historia. Sus estudios pusieron en tela de juicio la influencia del filósofo político alemán Karl Marx y del psicoanalista austriaco Sigmund Freud. Foucault aportó nuevos conceptos que desafiaron las convicciones de la gente sobre la cárcel, la policía, la seguridad, el cuidado de los enfermos mentales, los derechos de los homosexuales y el bienestar.
Nacido en Poitiers, Foucault estudió filosofía occidental y psicología en la École Normale Supérieure de París. Durante la década de 1960, encabezó los departamentos de filosofía de las Universidades de Clermont-Ferrand y Vincennes (conocida de forma oficial como Centro Universitario Experimental de Vincennes). En 1970 fue elegido para el puesto académico más prestigioso en Francia, en el Collège de France, con el título de profesor de Historia de los Sistemas de Pensamiento. Durante las décadas de 1970 y 1980, su reputación internacional creció gracias a las numerosas conferencias y cursos que impartió por todo el mundo.
KARL POPPER
Popper nació el 28 de julio de 1902 en Viena (Austria), en una familia judía que más tarde se convirtió al protestantismo. Después trabajo por algún tiempo en la clínica infantil de Alfred Adler; se intereso por la música y la historia de la misma. Obtuvo su doctorado en filosofía por la universidad de su ciudad natal en 1928. En 1929 obtiene la cátedra de matemática y física en enseñanza secundaria. Aunque no fue miembro de la llamada escuela de filosofía de Viena, Popper simpatizó con su actitud científica, pero criticó algunos de sus postulados. Desde 1937 hasta 1945 trabajó como profesor en la Universidad de Canterbury, en Nueva Zelanda, y más tarde en la Universidad de Londres. En 1965 le fue otrogado el titulo de Sir. Ha enseñado de profesor visitante varias universidades extranjeras, y sus obras se han traducido a más de veinte lenguas. Falleció el 17 de septiembre de 1994. La contribución más significativa de Popper a la filosofía de la ciencia fue su caracterización del método científico. En su Lógica del descubrimiento científico (1934) criticó la idea prevalente de que la ciencia es en esencia inductiva. Propuso un criterio de comprobación que él denominó falsabilidad, para determinar la validez científica, y subrayó el carácter hipotético-deductivo de la ciencia. Las teorías científicas son hipótesis a partir de las cuales se pueden deducir enunciados comprobables mediante la observación; si las observaciones experimentales adecuadas revelan como falsos esos enunciados, la hipótesis es refutada. Si una hipótesis supera el esfuerzo de demostrar su falsedad, puede ser aceptada al menos con carácter provisional. Ninguna teoría científica, sin embargo, puede ser establecida de una forma concluyente.
JüRGEN HABERMAS
Nació en Düsseldorf en 1929 y cursó estudios en Gotinga, Zurich y Bonn; doctorado por Marburgo, profesor de filosofía en Heidelberg y profesor de filosofía y sociología en Francfort. Entre 1971 y 1980 fue director del Instituto Max Planck en Stamberg. Ayudante de Theodor Adorno en Francfort desde 1954 hasta 1959, Habermas es heredero de la Escuela de Francfort y el representante más conocido de la teoría crítica en la actualidad. La Escuela de Francfort surgió en los años veinte en torno a un grupo de pensadores marxistas que querían desarrollar una teoría crítica de la sociedad, para sacar a luz sus deficiencias con vistas a la liberación del ser humano. Su obra constituye un ataque al positivismo y la ciencia. La pretensión de reducir todo conocimiento al modelo de las ciencias empíricas y al dominio de la técnica, como si la razón no tuviera otros aspectos y otros campos de actuación. De esta forma la razón y la ciencia se han convertido en herramientas de dominación. Siguiendo la tradición de la Escuela de Francfort, que combina las aportaciones de la filosofía y las de las ciencias sociales, Habermas hace una crítica del positivismo y de la técnica en su obra Ciencia y técnica como ideología (1968), planteando una serie de interrogantes sobre las posibles formas de convivencia entre las sociedades industriales avanzadas y la democracia. La obra principal de Habermas es probablemente su Teoría de la
acción comunicativa, publicada en dos volúmenes en 1981.
SIMONE DE BEAUVOIR
Nació en París (Francia). Perteneció a una familia de la burguesía tradicional y católica, pero desde muy joven mostró su anticonformismo convirtiéndose en lo que ella llamó "una chica comprometida", negándose a aceptar su destino como mujer de madre y esposa. Conoció en 1929 a Jean Paul Sartre en la Sorbona, cuando ambos ejercían como profesores de Filosofia, quien fue decisivo, según ella "el acontecimiento fundamental de mi existencia". Estuvieron unidos intelectual y sentimentalmente hasta que Sartre falleció en 1980. Con él llevó a cabo una serie de principios basados en su concepción de la mujer y de la pareja. Fue profesora de filosofía hasta 1943, momento en el que entró a trabajar como redactora de la revista Tempes modernes, dirigida por Sartre. Durante su vida se dedicó a viajar contínuamente, visitando Estados Unidos de América, la Unión Soviética y China y Cuba. Su filosofía, el existencialismo y su compromiso político de izquierdas entraron en crisis ante las consecuencias de la II Guerra Mundial. Quizás fue por ésto por lo que dejó el genero novela y se adentró más en la autobiografía, que le permite analizarse a sí misma. Cuando Sartre murió en 1980, le inspiró La ceremonia del adiós.
Falleció el 14 abril de 1986 en París.
En su primera novela, La invitada (1943), trató los dilemas existencialistas de la libertad, la acción y la responsabilidad individual, temas que estudiará igualmente en novelas posteriores como La sangre de los otros (1944) y Los mandarines (1954), novela por la que consiguió el Premio Goncourt.. Entre sus ensayos escritos destacaríamos El segundo sexo (1949), un profundo análisis que se ha convertido en la piedra angular del feminismo,y que examina, desde una perspectiva histórica, social y filosófica, la alienación de la mujer; La vejez (1970), sobre el proceso de envejecimiento donde critica apasionadamente la actitud de la sociedad hacia los ancianos, y La ceremonia del adiós (1981), donde evoca la figura de su compañero y colega de tantos años, Jean Paul Sartre.
HANNA ARENDT
Nació en Hannover el 14 de octubre de 1906. Tras ampliar sus estudios en tres universidades, obtuvo su doctorado con 22 años en humanidades en la Universidad de Heidelberg. En 1933 se exilio en Francia durante el movimiento nazis y en 1941 huyó a Estados Unidos, cuya nacionalidad adoptó en 1951. Trabajó en una editorial neoyorquina y ocupó altos cargos en varias organizaciones judías. Después de la publicación de Orígenes del totalitarismo (1951), Arendt impartió clases en las universidades de California (en Berkeley), Princeton y Chicago. Se puede destacar entre sus obras La condición humana (1958), Entre el pasado y el futuro (1961), Sobre la revolución (1963) y la polémica Eichmann en Jerusalén (1963), basada en su informe sobre los juicios de los criminales de guerra nazis en 1961. Sus memorias, Correspondencia, 1926-1969, se publicaron en 1992. Sus obras siguen siendo muy leídas, sobre todo por quienes luchan bajo regímenes totalitarios. Ejercieron una gran influencia entre los signatarios de Carta 77, movimiento a favor de los derechos humanos en la Checoslovaquia posestalinista.
Falleció el 4 de diciembre de 1975
MOVIMIENTOS QUE MARCARON EL SIGLO XX
FENOMENOLÓGICO
La Fenomenología fue un movimiento filosófico del siglo XX que describe las estructuras de la experiencia tal y como se presentan en la conciencia, sin recurrir a teoría, deducción o suposiciones procedentes de otras disciplinas tales como las ciencias naturales.
El fundador de la fenomenología, el filósofo alemán Edmund Husserl, introdujo este término en su libro Ideas. Introducción general a la fenomenología pura (1913). Los primeros seguidores de Husserl, como el filósofo alemán Max Scheler, influenciado por su libro anterior, Investigaciones lógicas (1900-1901), proclamaron que el cometido de la fenomenología es estudiar las esencias de las cosas y la de las emociones. Aunque Husserl nunca renunció a su interés por las esencias, con el tiempo mantendría que sólo las esencias de ciertas estructuras conscientes particulares constituyen el objeto propio de la fenomenología. Husserl, a partir de 1910, definió la fenomenología como el estudio de las estructuras de la conciencia que capacitan al conocimiento para referirse a los objetos fuera de sí misma. Este estudio requiere reflexión sobre los contenidos de la mente para excluir todo lo demás. Husserl llamó a este tipo de reflexión `reducción fenomenológica'. Ya que la mente puede dirigirse hacia lo no existente tanto como hacia los objetos reales, Husserl advirtió que la reflexión fenomenológica no presupone que algo existe con carácter material; más bien equivale a “poner en paréntesis la existencia”, es decir, dejar de lado la cuestión de la existencia real del objeto contemplado.
Lo que Husserl comprobó cuando analizaba los contenidos de la mente fue una serie de actos como el recordar, desear y percibir, e incluso el contenido abstracto de esos actos, a los que Husserl llamó `significados'. Esos significados, proclamó, permitían a un acto ser dirigido hacia un objeto bajo una apariencia concreta, y afirmó que la direccionalidad, que él llamaba “intencionalidad”, era la esencia del conocimiento. La fenomenología trascendental, según Husserl, era el estudio de los componentes básicos de los significados que hacen posible la intencionalidad. Posteriormente, en Meditaciones cartesianas (1931), introdujo la fenomenología genética, a la que definió como el estudio de la formación de esos significados en el curso de la experiencia.
Todos los fenomenólogos siguieron a Husserl en el intento de utilizar descripciones puras. Así, suscribieron la frase de Husserl que conducía a aprender “las cosas mismas”. Sin embargo, diferían entre sí tanto en lo referente a si la reducción fenomenológica puede ser llevada a cabo, como en lo tocante a lo que es evidente para el filósofo al dar una descripción pura de la experiencia. El filósofo alemán Martin Heidegger, colega de Husserl y su crítico más brillante, proclamó que la fenomenología debe poner de manifiesto qué hay oculto en la experiencia común diaria. Así lo mostró en El ser y el tiempo (1927) al describir lo que llamaba la `estructura de la cotidianidad', o `ser en el mundo', que pensó era un sistema interrelacionado de aptitudes, papeles sociales, proyectos e intenciones.
Para Heidegger, el individuo, y, por extensión el ser humano, es lo que uno hace en el mundo, pues una reducción fenomenológica a la experiencia privada es imposible, y como la acción humana se compone de un dominio directo de los objetos, no es necesario situar una entidad especial mental, llamada significado, para explicar la intencionalidad. Para Heidegger, la situación dentro del mundo entre las cosas en el momento de realizar proyectos es un tipo de intencionalidad más trascendente y fundamentadora que el manifestando sólo con mirar o pensar sobre los objetos, y es esta intencionalidad más fundamental la que hace posible la direccionalidad analizada por Husserl desde el saber científico.
El filósofo francés Jean-Paul Sartre, uno de los principales representantes del existencialismo, trató de adaptar la fenomenología de Heidegger a la filosofía de la conciencia, recobrando de ese modo, las enseñanzas de Husserl. Coincidió con éste en que el conocimiento está siempre orientado hacia los objetos, pero criticó su afirmación de que tal direccionalidad fuera posible sólo por medio de entidades mentales peculiares llamadas significados. Otro filósofo francés, Maurice Merleau-Ponty rechazó la idea de Sartre de que la descripción fenomenológica revelara que los seres humanos son puros, aislados y con una conciencia libre. Recalcó el papel de un cuerpo activo y comprometido en todo el conocimiento humano, y por esta vía amplió las nociones de Heidegger destinadas a incluir en la fenomenología el análisis de la percepción. Como Heidegger y Sartre, Merleau-Ponty es un fenomenólogo existencial que niega la posibilidad de situar la experiencia del hombre entre paréntesis o en suspenso respecto a la conciencia del ser.
La fenomenología ha tenido una influencia creciente sobre el pensamiento del siglo XX. Se han desarrollado interpretaciones fenomenológicas de teología, sociología, psicología, psiquiatría y crítica literaria, y la fenomenología sigue siendo una de las escuelas más importantes de la filosofía actual.
EL PSICOANÁLISIS
Las técnicas del psicoanálisis y gran parte de la teoría psicoanalítica basada en su aplicación fueron desarrolladas por el neurólogo austriaco Sigmund Freud. Sus trabajos sobre la estructura y el funcionamiento de la mente humana tuvieron un gran alcance, tanto en el ámbito científico como en el de la práctica clínica.
La primera de las aportaciones de Freud fue el descubrimiento de la existencia de procesos psíquicos inconscientes ordenados según leyes propias, distintas a las que gobiernan la experiencia consciente. En el ámbito inconsciente, pensamientos y sentimientos que se daban unidos se dividen o desplazan fuera de su contexto original; dos imágenes o ideas dispares pueden ser reunidas (condensadas) en una sola; los pensamientos pueden ser dramatizados formando imágenes, en vez de expresarse como conceptos abstractos, y ciertos objetos pueden ser sustituidos y representados simbólicamente por imágenes de otros, aun cuando el parecido entre el símbolo y lo simbolizado sea vago, o explicarse sólo por su coexistencia en momentos alejados del presente. Las leyes de la lógica, básicas en el pensamiento consciente, dejan de ejercer su dominio en el inconsciente.
Comprender cómo funcionan los procesos mentales inconscientes hizo posible la comprensión de fenómenos psíquicos previamente incomprensibles, como los sueños. A través del análisis de los procesos inconscientes, Freud vio que este estado servía para proteger el sueño (el reposo) del individuo contra los elementos perturbadores procedentes de deseos reprimidos, relacionados con las primeras experiencias del desarrollo que afloran en ese momento a la conciencia. Así, los deseos y pensamientos moralmente inaceptables, es decir, el `contenido latente' del sueño, se transforman en una experiencia consciente, aunque no inmediatamente comprensible, a veces absurda, denominada `contenido manifiesto'. El conocimiento de estos mecanismos inconscientes permite al analista invertir el proceso de elaboración onírica, por el que el contenido latente se transforma en el contenido manifiesto, accediendo a través de la interpretación de los sueños a su significado subyacente.
Una suposición esencial de la teoría freudiana es que los conflictos inconscientes involucran deseos y pulsiones (instintos), originadas en las primeras etapas del desarrollo. Al serle desvelados al paciente los conflictos inconscientes mediante el psicoanálisis, su mente adulta puede encontrar soluciones inaccesibles a la mente inmadura del niño que fue. Esta descripción de la función que cumplen las pulsiones básicas en la vida humana es otra de las aportaciones cruciales de la teoría freudiana.
El esfuerzo por clarificar el desconcertante número de observaciones interrelacionadas puestas a la luz por la exploración psicoanalítica, condujo al desarrollo de un modelo de estructura del sistema psíquico. Tres sistemas funcionales, o instancias, se distinguen en este modelo: el ello, el yo y el superyó.
La primera instancia se refiere a las tendencias impulsivas (entre ellas, las sexuales y las agresivas) que parten del cuerpo y tienen que ver con el deseo en un sentido primario, contrarias a los frutos de la educación y la cultura. Freud llamó a estas tendencias triebe, que literalmente significa `pulsión' pero que a menudo se traduce con impropiedad como `instinto'. Estas pulsiones exigen su inmediata satisfacción, y son experimentadas de forma placentera por el individuo, pero desconocen el principio de realidad y se atienen sólo al principio del placer (egoísta, acrítico e irracional).
Cómo conseguir en el mundo real las condiciones de satisfacción de esas pulsiones básicas es tarea de la segunda instancia, el yo, que domina funciones como la percepción, el pensamiento y el control motor, para adaptarse a las condiciones exteriores reales del mundo social y objetivo. Para desempeñar esta función adaptativa, de conservación del individuo, el yo debe ser capaz de posponer la satisfacción de las pulsiones del ello que presionan para su inmediata satisfacción, con lo que se origina la primera tensión. Para defenderse de las pulsiones inaceptables del ello, el yo desarrolla mecanismos psíquicos específicos llamados mecanismos de defensa. Los principales son: la represión —exclusión de las pulsiones de la consciencia, para arrojarlas a lo inconsciente—, la proyección —proceso de adscribir a otros los deseos que no se quieren reconocer en uno mismo— y la formación reactiva —establecimiento de un patrón o pauta de conducta contraria a una fuerte necesidad inconsciente. Tales mecanismos de defensa se disparan en cuanto la ansiedad señala el peligro de que las pulsiones inaceptables originales puedan reaparecer en la conciencia.
Una pulsión del ello llega a hacerse inadmisible, no sólo como resultado de una necesidad temporal de posponer su satisfacción hasta que las condiciones de la realidad sean más favorables, sino, sobre todo, debido a la prohibición que los otros (originalmente los padres) imponen al individuo. El conjunto de estas demandas y prohibiciones constituye el contenido principal de la tercera instancia, el superyó, cuya función es controlar al yo según las pautas morales impuestas por los padres. Si las demandas del superyó no son atendidas, la persona se sentirá culpable, culpabilidad que también se manifiesta como ansiedad y/o vergüenza.
El superyó, que según la teoría freudiana se origina en el esfuerzo de superar el complejo de Edipo, es parcialmente inconsciente, debido a que tiene una fuerza semejante (aunque de signo opuesto) a la de las pulsiones, y puede dar lugar a sentimientos de culpa que no dependan de ninguna transgresión consciente. El yo, instancia mediadora entre las demandas del ello, las exigencias del superyó y el mundo exterior, puede no tener el poder suficiente para reconciliar estas fuerzas en conflicto. Es más, el yo puede coartarse en su desarrollo al ser atrapado en sus primeros conflictos, denominados fijaciones o complejos, pudiendo volverse hacia modos de funcionamiento primarios en el desarrollo psíquico y hacia modos de satisfacción infantiles.
Piedra angular de la teoría y la práctica del psicoanálisis moderno es el concepto de ansiedad, un tipo de experiencia que implica una reacción contra ciertas situaciones peligrosas. Estas situaciones de peligro, tal como las describe Freud, son el miedo a ser abandonado, a perder el objeto amado, el miedo a la venganza y al castigo, y la posibilidad de castigo por parte del superyó. En consecuencia, los síntomas, los desórdenes de la personalidad y de los deseos, así como la propia sublimación de las pulsiones, representan compromisos, diferentes formas de adaptación que el yo intenta desarrollar con mayor o menor éxito, para reconciliar las diferentes fuerzas mentales en conflicto.
MOVIMIENTO ANALÍTICO EN OXFORD, CAMBRIDGE Y EN EEUU
Movimiento teórico aparecido en el siglo XX, dominante en Gran Bretaña y Estados Unidos desde la II Guerra Mundial, que trata de aclarar el lenguaje y analizar los conceptos expresados en él. Este movimiento ha recibido diversas designaciones, como análisis lingüístico, empirismo lógico, positivismo lógico, análisis de Cambridge y filosofía de Oxford. Las dos últimas clasificaciones se derivan de las universidades inglesas donde este método filosófico ha sido influyente de una forma especial. Aunque ninguna doctrina específica o dogma son aceptados por el movimiento como un todo, los filósofos analíticos y lingüistas están de acuerdo que la actividad propia de la filosofía es aclarar el lenguaje o, como algunos prefieren, esclarecer conceptos. El objeto de esta actividad es solucionar las disputas filosóficas y resolver los problemas filosóficos, los cuales, afirman, se originan en la confusión lingüística.
Una considerable diversidad de opiniones existe entre los filósofos analíticos y lingüistas en cuanto a la naturaleza del análisis conceptual o lingüístico. Algunos están interesados sobre todo en aclarar el significado de palabras específicas o frases como un paso esencial para hacer afirmaciones filosóficas claras y precisas. Otros están más ocupados en determinar las condiciones generales que deben darse para que una declaración lingüística tenga sentido; su propósito es establecer un criterio que diferencie entre las oraciones significativas y las absurdas. Otros analistas se interesan en crear lenguajes formales, simbólicos, que responden en su origen a una estructura matemática. Su afirmación es que la solución a los problemas filosóficos puede hacerse con mayor eficacia si son formulados en un lenguaje lógico riguroso.
Por contraste, muchos filósofos asociados al movimiento han enfocado el análisis del lenguaje común o natural. Las dificultades surgen cuando conceptos como tiempo y libertad, por ejemplo, son considerados al margen del contexto lingüístico en que suelen aparecer. La atención al lenguaje utilizado de una forma común es la clave, razonan, para resolver numerosos problemas filosóficos.
El análisis lingüístico como método de filosofía se remonta a la Grecia clásica. Algunos de los diálogos de Platón, por ejemplo, están, de una forma específica, destinados a aclarar términos y conceptos. Sin embargo este estilo de reflexionar filosóficamente ha cobrado un renovado énfasis en el siglo XX. Influenciado por la tradición empírica británica de John Locke, George Berkeley, David Hume y John Stuart Mill y por los escritos del matemático y filósofo alemán Gottlob Frege, los filósofos ingleses del siglo XX George Edward Moore y Bertrand Russell fueron los fundadores de esta tendencia analítica y lingüística contemporánea. Como compañeros en la Universidad de Cambridge, Moore y Russell rechazaron el idealismo hegeliano, como quedó expuesto de forma clara en la obra del metafísico inglés Francis Herbert Bradley, quien mantenía que nada es real por entero excepto lo absoluto. En su oposición al idealismo y en su concepción de que la atención esmerada al lenguaje es crucial en la investigación filosófica, fijaron el modo y el estilo de desarrollar la filosofía en el mundo de habla inglesa durante gran parte del siglo XX.
Para Moore, la filosofía fue el primer y principal campo de análisis. La labor del filósofo implica aclarar proposiciones complejas o conceptos por indicación de proposiciones menos complejas o conceptos, los cuales se tienen por equivalencia lógica con los originales. Una vez que esta labor ha sido completada, la verdad o falsedad de afirmaciones sobre problemas filosóficos puede ser determinada de modo más adecuado. Moore fue célebre por sus minuciosos análisis de proposiciones filosóficas enigmáticas como "el tiempo es irreal", estudios que entonces le ayudaron a determinar la verdad contenida en dichas afirmaciones.
Russell, muy influido por la precisión de las matemáticas, se interesó por el desarrollo de un lenguaje lógico ideal que reflejara de forma fiel la naturaleza del mundo. Proposiciones complejas, mantenía Russell, pueden ser resueltas gracias a sus componentes simples, que llamaba "proposiciones atómicas", últimos constituyentes del universo. El enfoque metafísico basado sobre este análisis lógico del lenguaje y la insistencia en que las proposiciones significativas deben corresponderse con hechos constituye lo que Russell llamaba "atomismo lógico". Su interés en la estructura del lenguaje también le llevó a diferenciar entre la forma gramatical de una proposición y su forma lógica. Las afirmaciones, Juan es bueno y Juan es alto tienen la misma forma gramatical pero diferente forma lógica. El fallo para reconocer esto llevaría a uno a tratar la propiedad de la bondad como si fuera una característica de Juan en el mismo modo que la propiedad altura es una característica de Juan. Tal fallo motiva la confusión filosófica.
La obra de Russell en el ámbito de las matemáticas atrajo a Cambridge al filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein, quien llegó a ser una figura central en el movimiento analítico y lingüístico. En su primera obra importante, Tractatus logico-philosophicus (Tratado de lógica filosófica, 1921), en el que presentaba su teoría del lenguaje, Wittgenstein razonaba que "toda filosofía es una crítica del lenguaje" y que "la filosofía aspira a la aclaración lógica de los pensamientos". El resultado de los análisis de Wittgenstein recordaba el atomismo lógico de Russell. El mundo, argumentaba, se compone al final de hechos simples, que es el objeto del lenguaje a representar. Para ser significativo, las afirmaciones sobre el mundo deben ser reducibles a declaraciones lingüísticas que tengan una estructura similar a los simples hechos representados. En este temprano análisis de Wittgenstein, las proposiciones que representan hechos —las proposiciones de ciencia— son consideradas significativas de una forma objetiva. Oraciones metafísicas, teológicas y éticas se juzgan como objetivamente insignificantes.
Bajo la influencia de Russell, Wittgenstein, Ernst Mach y otros, un grupo de filósofos y matemáticos vieneses, durante la década de 1920, iniciaron el movimiento conocido como positivismo lógico. Encabezado por Moritz Schlick y Rudolf Carnap, el Círculo de Viena comenzó uno de los capítulos más importantes en la historia de la filosofía analítica y lingüística. De acuerdo con el positivismo, la labor de la filosofía es la aclaración del significado, no el descubrimiento de nuevos hechos (el trabajo de la ciencia) o la elaboración de relaciones comprensivas de la realidad (el erróneo objetivo de la metafísica tradicional).
EL NEOPOSITIVISMO VIENES
El neopositivismo está representado por el neopositivismo filosófico de Russell y Wittgenstein y el Círculo de Viena y por el neopositivismo sociológico de Lundberg y posteriormente Lazarsfeld, Guttmann, Blalock, Boudon y otros. Además tiene fuerte influencia en el racionalismo crítico de Popper y Albert, entre otros.
En general, el neopositivismo presenta las siguientes características:
Sigue el modelo de las ciencias naturales.
Se inscribe en el operacionismo y en el cuantitativismo, lo cual se pone de manifiesto en el auge y perfeccionamiento de los procedimientos estadísticos, especialmente los cálculos de probabilidad.
Las investigaciones tienen un marcado elementarismo o atomismo (opuesto al "holismo").
Pretende la objetividad o sea, una ciencia Iibre de valoraciones.
Si bien deja de lado la aplicación estricta de los criterios de las ciencias físicas, el "fisicalismo" (que caracteriza al positivismo clásico), considera que el procedimiento lógico de la explicación causal debe ser el mismo en todas las ciencias.
Las concepciones evolucionistas (y organicistas) dejan de tener la importancia que se les asignaba en el positivismo clásico.
Las críticas al positivismo y neopositivismo son muy variadas. Algunas se mencionan en el apartado sobre objetividad en las ciencias sociales. Bourdieu (1978, p. 19) señala lo siguiente: el positivismo efectúa sólo una caricatura del método de las ciencias exactas, sin acceder ipso facto a una epistemología exacta de las ciencias del hombre. De hecho, el carácter subjetivo de los hechos sociales y su irreductibilidad a los métodos rigurosos de la ciencia, conforma una constante en la historia de las ideas que la crítica del positivismo mecanicista sólo reafirma (Bourdieu p. 19).
Otra crítica es formulada por Kon (p.72): Como la tarea de la ciencia se reduce a un análisis de las "manifestaciones", que siempre están en un sólo plano, desaparece así el problema del deslinde entre lo casual y lo necesario, el fenómeno y la esencia, los procesos profundos y los superficiales, etc., reduciendo la tarea de la sociología a una simple descripción del fenómeno.
En el marco de este estudio se puede agregar que el positivismo implica una marcada separación entre el sujeto (investigador) y el objeto (la realidad investigada, inclusive las personas investigadas). Por otra parte, la filosofía del positivismo induce al mantenimiento del status y a la monopolización del conocimiento por parte de una élite intelectual, mayormente al servicio de la clase dominante.
Mansilla (p. 80) dice: "Comte se interesaba por la investigación de los hechos en lugar de ilusiones trascendentes, por la certeza en lugar de la duda, por la organización en lugar de la negación y la destrucción. La teoría de Comte fue una apología ideológica de la sociedad burguesa. Aparte de ello, llevaba el germen para la justificación de un sistema autoritario. El irracionalismo que contenía y que caracterizó la posterior ideología autoritaria, inició el ocaso del liberalismo".
La ideología influye en la metodología de la investigación social, como podemos demostrar en el ejemplo del individualismo (que está fuertemente representando en muchas teorías del aprendizaje). Por ejemplo, el individualismo filosófico de René Descartes, el individualismo político de John Locke, el individualismo pedagógico de Jean Jacques Rousseau, el individualismo económico de Adam Smith.
Esta influencia se refleja todavía en la preponderancia del empleo del método de la encuesta a través de un cuestionario. El empleo de este método (sobre todo en combinación con esa técnica) tiene como una de sus características más sobresalientes: la investigación de una realidad social por medio de la obtención de información verbal de sujetos, a quienes se les trata como individuos fuera de su contexto social y de su realidad histórica.
El positivismo ha impulsado fuertemente el empirismo en la investigación social. El empirismo se caracteriza por el individualismo, la atomización de la sociedad y la incapacidad de captar las estructuras sociales, inclusive la explicación de los cambios sociales por la falta de perspectiva histórica; Lowy (1979, pp. 17 y 18), lanza la siguiente crítica al positivismo que, en lo que se refiere a la investigación social, se comparte en este estudio.
El error fundamental del positivismo es pues la incomprensión de la especificidad metodológica de las ciencias sociales en relación a las ciencias naturales, especificidad cuyas causas principales son:
El carácter histórico de los fenómenos sociales, transitorios, perecederos, susceptibles de ser transformados por la acción de los hombres.
La identidad parcial entre el sujeto y el objeto del conocimiento.
El hecho de que en los problemas sociales están en juego las miras antagónicas de las diferentes clases sociales.
Las implicaciones político-ideológicas de la teoría social: el conocimiento de la verdad puede tener consecuencias directas sobre la lucha de clases.
La pretensión de muchos sociólogos empiristas de abstenerse de juicios sobre la realidad social no solamente ha dado las pautas para investigaciones descriptivas con métodos parecidos a los empleados en las ciencias naturales. También ha impulsado trabajos que refuerzan el statu quo. Sin embargo, no se puede negar gran precisión en los datos cuantitativos.
El significado subjetivo de la dialéctica se refiere a la relación tensa entre el sujeto humano y la realidad objetiva (Bertels, p. 17).
Los neo-marxistas buscan la relación entre la objetividad y las experiencias subjetivas, como se puede percibir en los nuevos estudios de la alienación, en el sentido de experiencia humana, en los trabajos de Marcuse, Kolakowski y parcialmente también en el romanticismo de Bloch.
La misma diferencia metodológica se puede percibir entre los existencialistas (experiencia) y los analíticos (ej. Wittgenstein y sus reglas lógicas).
Es evidente que en la filosofía de las ciencias se encuentra una gran variedad de enfoques.
Retomamos el ejemplo del positivismo, siendo éste actualmente la tendencia central en la investigación social, que se opone al método fenomenológico.
Se le puede ilustrar a través de un representante del positivismo estricto, como Mario Bunge, quien expresa en toda su obra una fuerte preferencia por el método experimental: "El método científico, aplicado a la comprobación de afirmaciones informativas, se reduce al método experimental" (Bunge, 1977, p. 52).
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Enviado por: | Alejandro Cabrera |
Idioma: | castellano |
País: | Colombia |