Filosofía y Ciencia


Filosofía


TEMA 1

EL RENACIMIENTO: Filosofia y Modernidad.

Los orígenes de la modernidad.-

El hombre protagonista de su destino.-

El hombre constructor de la sociedad política.-

El camino hacia un pensamiento secular y libre.-

Revalorización de¡ mundo humano: el amor a la vida.-

Nueva actitud ante la naturaleza.-

Progreso e historia.-

LOS ORIGENES DE LA MODERNIDAD.

Durante toda la Edad Media el cristianismo se nos aparecerá como un oscurecimiento de la obra de la Razón griega. Pero el espíritu que había dado vida al pensamiento filosófico griego; renacería con fuerza en un nuevo mundo en el que la razón sirve de base al sistema de convicciones de los hombres frente a los imperativos de la religión y la teología. El Renacimiento es en principio un intento de revitalización de esa razón griega.

El punto de partida del pensamiento y del mundo moderno podemos situarlo hacia el año 1400 (s.XV) y dura aproximadamente hacia el 1650. Es decir, que se inicia cuando se decide romper con la autoridad eclesiástica y termina cuando ya la mentalidad moderna es un hecho consumado (cuando aparece el Discurso del Método de Descartes). Durante este amplio período se produce una profunda transformación en el pensamiento europeo cuyo resultado final será la formación de una nueva mentalidad que produjo un cambio de equilibrio en la cultura, en la que están implicados, no sólo filósofos, sino también humanistas, artistas, literatos, comerciantes, etc., considerados responsables de ser los iniciadores de la modernidad.

En el Renacimiento se producen dos fenómenos paralelos:

  • Por un lado, la supervivencia, de ciertos aspectos de la vida medieval. No cabe pensar que el Renacimiento surge tras declarar inútil toda la Edad Media, sino que muy al contrario, en esta época, lo viejo y lo nuevo se entremezclan y, durante varios siglos, convivieron ambos sistemas de vida.

  • y, por el otro, la germinación y desarrollo de una vida nueva. Está claro que el Renacimiento modificó completamente el modo de vivir y de pensar de los hombres y que entre la cultura medieval y la moderna hay, en cierta medida, una ruptura aunque no radical que queda expresada en una cita de uno de los protagonistas del Renacimiento: Tomas Campanella: "En cien años nuestra época contiene más hechos memorables que e/ mundo entero en 4.000 años" El hecho de que los pensadores de la época tengan clara conciencia de ello es precisamente lo que marca la distancia y separa al Medievo del Renacimiento.

¿En qué consistió entonces la gran novedad y el carácter revolucionario del Renacimiento? No tanto en la gran cantidad de descubrimientos sino en una nueva actitud que el hombre renacentista mantuvo ante el mundo. Un mundo al que no ve como lugar de paso, sino como algo valioso y bello, digno de contemplación y adecuado para que el hombre pueda construir en él su morada. Pero, sobre todo, lo que hace que los hombres del Renacimiento sean auténticamente modemos es la exaltación de la dignidad y la grandeza del hombre, al convertirle en protagonista de su propio destino.

Los humanistas y filósofos enseñarán que el hombre con su inteligencia y con sus manos es capaz de dominar las cosas y de organizar, de forma racional y libre, la comunidad a la que pertenece. Por tanto, la posición del hombre en el mundo no es fruto de la voluntad divina sino de su libre elección. Con el Humanismo, el hombre se busca en tres direcciones: la imitación de los clásicos, las conquistas y descubrimientos y la nueva ciencia de la naturaleza.

EL HOMBRE PROTAGONISTA DE SU DESTINO.

Un tema central de la literatura, del arte y de la filosofía renacentista es la del papel creador que desempeña el hombre. Esta capacidad creadora, que el hombre es el único en poseer, es lo que hizo que muchos de los filósofos del Renacimiento abandonaran el símbolo medieval de Adán por el de Prometeo, inventor de todas las artes y los instrumentos de la vida civil.

Efectivamente, frente a una concepción estática del hombre que dominaba en el Medievo y que veía a éste como un mero espectador frente a las fuerzas cósmicas y cuya alternativa era confiar en Dios, surgirá en el Renacimiento un nuevo concepto de hombre que, confiado en sí mismo, en su razón, en su capacidad de construir, pasa a convertirse en verdadero protagonista de su historia. En eso consiste precisamente su dignidad y su grandeza.

Entre los textos de exaltación de la grandiosidad humana destaca la famosa Oración sobre la dignidad del hombre de PICO DELLA MIRANDOLA, que representa uno de los legados más preciosos de la cultura renacentista y en la que se recoge, de forma sencilla, la nueva imagen del hombre.

"En el gran teatro del mundo no hay nada más admirable que el hombre. Su grandeza no reside en que ocupa un lugar privilegiado en el Universo, ni en la excelencia de su naturaleza, ni siquiera en el poder de la razón, sino que la grandeza del hombre reside en su libertad para hacerse a sí mismo a su gusto".

Esa grandeza arrastra consigo la responsabilidad de convertirse en un ser perfecto o todo lo contrario, ya que el hombre puede emplear mal su grandeza y no es lo mismo ser una cosa u otra. La libertad es una llamada hacia la perfección aunque también puede convertirse en un proceso corruptor, y en este sentido la miseria del hombre radicará en el mal uso que haga de su libertad.

Para PICO y los demás renacentistas que están en su línea, la depravación no forma parte esencial de la naturaleza humana. Los humanistas no creen que hayamos heredado ningún pecado de Adán, lo que sí afirman es que es posible que sigamos su ejemplo, es decir, podemos corrompernos con nuestro obrar, pero no somos seres depravados y corruptos. Esta concepción del hombre muestra la profundidad de la ruptura renacentista con respecto a la concepción medieval, donde el pecado de Adán hizo perder la dignidad natural al hombre e igualmente pone de manifiesto la radical distancia que separa la concepción humanista del hombre de la concepción que mantiene la Reforma protestante, tanto en Lutero como en Calvino, que niegan la grandeza del hombre e insisten en la pecaminosidad y depravación del mismo, tras la caída de Adán.

La libertad, tal como la entiende PICO es una libertad para hacerse y para obrar, para elegir. El hombre, se presenta como dueño y señor de todas las cosas, modelador de sí mismo y del mundo.

Esta preocupación de PICO por la libertad le llevó a luchar contra el determinismo astrológico, que consideraba que tanto el mundo histórico como el natural eran consecuencia del influjo de los cuerpos celestes.

Con PICO, pues, la libertad se convierte en una auténtica categoría antropológica que afecta a todos los hombres sin distinción, lo cual resultó ser una verdadera revolución que el Renacimiento aportó a la modernidad.

Existe otra línea argumental en el Renacimiento que afirma también la excelencia del hombre pero que no la concibe como PICO y sus seguidores. La realización del hombre sigue estando en la libertad, pero una libertad entendida de forma muy distinta, ya que la libertad queda limitada por el inmutable orden de las cosas al que el hombre como todos los demás seres está también sometido.

Esta línea de pensamiento tiene su máximo representante en POMPONAZZI.

POMPONAZZI va a defender una concepción de la naturaleza rígidamente naturalista y determinista. El orden de la naturaleza es único e indestructible y es una mera ilusión querer estar más allá de él. El hombre está ligado y atado a la naturaleza y su grandeza reside en su virtud moral, lo cual le hace diferente de los otros seres de la creación.

En definitiva, dos polos de la filosofía del Renacimiento que implican dos conceptos distintos del hombre:

Mientras en PICO el hombre alcanza plenamente su fin para el que está destinado cuando se convierte en artífice de sí mismo gracias a su libertad, POMPONAZZI, en cambio, reduce la libertad al marco de las inflexibles leyes generales de la naturaleza, y cree que el hombre se realiza como tal, sólo cuando actúa moralmente.

Así, frente a una concepción del mundo centrada en la humanidad que es entendida como libertad creadora por la que el hombre se distingue de la naturaleza y la supera y la domina, surge otra centrada en la naturaleza, en la que el hombre queda ligado como un simple elemento del todo.

EL HOMBRE CONSTRUCTOR DE LA SOCIEDAD POLITICA

El compromiso político aparece de forma destacada en una gran parte de los escritos humanistas. El hombre es capaz de construir la sociedad política, extendiendo el orden de la razón, tratando de establecer un estado justo, capaz de superar los conflictos y consiguiendo el bienestar para la colectividad de los hombres.

De esta forma, la aportación más importante de los pensadores políticos del Renacimiento fue el descubrimiento de la humanidad como un todo, independientemente de la comunidad particular a que cada uno pertenece. La sociedad humana estaba integrada por seres libres e iguales y los descubrimientos científicos y técnicos eran patrimonio de toda la humanidad. Este ideal de la unidad de la colectividad humana explica las grandes utopías surgidas en el Renacimiento en las que se aspira a la creación de una República Universal.

Todos los pensadores del Renacimiento coincidieron en que el orden político era obra de la comunidad humana pero hubo distintas opiniones sobre cuál debía ser el ordenamiento social y político más adecuado para asegurar mejor el ideal de progreso y de libertad:

  • GIORDANO BRUNO fue entusiasta defensor de la incipiente sociedad burguesa, sosteniendo que el progreso se debe al ingenio, a la sagacidad y al esfuerzo de los individuos, de los que depende su fortuna. Así, el interés de los individuos se convierte en norma reguladora del progreso social, lo cual conlleva una desigualdad entre los ciudadanos. BRUNO es consciente que tal tipo de desarrollo genera el mal y la injusticia, pero también, genera el bien. El mal es algo inevitable y viene a ser el precio que hay que pagar por el progreso liberador.

  • para los pensadores utópicos como el propio CAMPANELLA, la estructura social debe estar formada por seres libres e iguales sin que se admita ningún tipo de esclavitud o servidumbre. Nadie recibirá más de lo que merece, pero tampoco le faltará nada de lo necesario.

  • En total oposición a ellos se encuentra MAQUIAVELO. En su opinión, la condición imprescindible para una acción política adecuada es el conocimiento de los hombres; los cuales son por naturaleza malvados y perversos, sin que tal condición derive como en LUTERO, del pecado original. En su obra El Príncipe nos dice que los hombres son egoístas, cobardes, incrédulos ante lo nuevo, vengativos, mezquinos y ambiciosos. Sólo un estado sólido puede garantizar una adecuada organización de la convivencia humana. Sólo la violencia del Estado puede frenar la violencia salvaje de los hombres y convertirse en garantía de la libertad de todos.

EL CAMINO HACIA UN PENSAMIENTO SECULAR Y LIBRE.

El logro de la libertad del pensamiento, sin la cual no hubiera sido posible ni la Filosofía ni las Ciencias modernas, fue uno de los dones que los filósofos del Renacimiento nos dejaron. Pero fue una conquista que lograron a costa de muchos sufrimientos (proceso de Galileo, cautiverio de Campanella, muerte en la hoguera de Bruno).

Los filósofos renacentistas lucharon en todo momento por un pensamiento libre y autónomo, sustituyendo el principio de autoridad, que era la forma dominante en la época medieval, por el de la libre investigación. El único tribunal posible era el de la razón y no hay testimonio que pueda superar al de la razón.

Con este espíritu, POMPONAZZI, proclamará la necesidad de retomar al puro Aristóteles como modelo a seguir en el uso de la razón científica. Sostuvo que para fundar y construir sobre bases propias la ciencia de la naturaleza, la psicología e incluso la ética no necesitaba en absoluto el mundo de la fe religiosa, y, en ningún momento, pretende conciliar el punto de vista de la razón con el de la fe. De este modo, sostuvo la teoría de la doble verdad como única forma de afirmar la independencia de la filosofía frente a la teología y evitarse además males mayores. Precisamente esa prudencia necesaria, fue la que llevó a mantener en secreto sus dos obras más importantes que, después de su muerte, fueron consideradas como modelos del libre pensamiento.

Al igual que Pomponazzi, CAMPANELLA proclamará el derecho de cada cual a pensar y vivir libremente. El principio de autoridad que ciega y paraliza las mentes y los corazones debía ser sustituido por el de la libre investigación. Nadie puede atreverse a poner límites al pensamiento porque eso es atentar contra el propio hombre y contra Dios mismo. En sus poesías y cartas, escritas la mayoría de ellas en la cárcel, encontramos una denuncia contra la violencia que trata de esclavizar y someter al hombre y una defensa de la libertad y del pensar sin trabas como derechos esenciales a todo ser humano.

GIORDANO BRUNO, fue otro de los grandes filósofos renacentistas luchadores por la libertad filosófica en contra del dogmatismo, la intolerancia y lo que él llamaba la "santa asinitá" (santa ignorancia), propia de los eclesiásticos. Sostuvo que era necesario utilizar la propia cabeza y esforzarnos para abrir los "claustros de la verdad" y no permanecer cruzados de brazos esperando pasivamente que la verdad venga a nosotros en forma de inspiración divina. Perseguido por todos, católicos y protestantes, tuvo que peregrinar a la fuerza por Europa, convirtiéndose en una especie de filósofo errante en busca de un lugar donde exponer libremente su pensamiento. Este hombre sacrificó su vida por sus convicciones filosóficas y por lo que él consideraba como la verdad (murió quemado vivo a manos de la Inquisición. Los inquisidores también quemaron sus obras, que tardaron mucho tiempo en reeditarse, siendo el romanticismo alemán el que lo rescató del olvido).

El último caso que nos interesa es el de GALILEO, que sostuvo una batalla permanente en defensa de la libertad científica, buscando liberar a la ciencia de su antiguo sometimiento a la Teología. Para él, la ciencia y la fe se sitúan en campos completamente distintos y para él, como científico que confía en la objetividad de la ciencia y como creyente católico, ciencia y fe debían ser perfectamente compatibles. GALILEO sostuvo que el saber acerca de la naturaleza sólo se podía adquirir a través de un continuo proceso de investigación que nadie tenía derecho a obstaculizar. La abjuración de GALILEO tras su condena fue el desenlace de este triste episodio de la Historia de la Ciencia.

Ese ambiente de represión intelectual no fue una constante durante todo el Renacimiento. En la primera época hubo bastante tolerancia y libertad, dándose una cierta coexistencia pacífica entre la religión por un lado y la ciencia y la filosofía por otro. El momento clave en el cual se inicia la represión fue el Concilio de Trento (1545-1563). Con él triunfó la Contrareforma y, con ella, dio comienzo una etapa que puso fin al espíritu de tolerancia y libertad que había producido el primer Renacimiento. La iglesia se lanzó no sólo contra la reforma protestante, sino también contra la libertad filosófica y científica que podía poner en peligro la ortodoxia de la fe. La iglesia surgida en Trento trató de impedir a toda costa la libre circulación de ideas y el ambiente de asfixia afectó a todos los órdenes de la cultura.


REVALORIZACION DEL MUNDO HUMANO: EL AMOR A LA VIDA.

Uno de los grandes méritos que cabe asignar a los humanistas es la revalorización de toda manifestación de la vida, que recupera su valor y belleza. El tema de la muerte y la preocupación por el más allá pierden terreno. En este sentido es muy representativo El Decamerón de BOCACCIO (los personajes de la obra, rodeados de la muerte por todas partes no se entregan a penitencias y plegarias sino que llevan una vida de belleza y de placer. Nunca, mientras dura la peste, piensan en la posibilidad de morir).

Los humanistas insistirán en una revalorización plena y total de la vida mundana, exaltando el mundo de las pasiones y el valor del placer. El cuerpo deja de ser objeto de pecado y se convierte en objeto de goce y alegría.

Los renacentistas tratan de superar la oposición entre carne y espíritu que había dominado en la Edad Media y tratan de separar los conceptos de placer corporal con el pecado y unir lo bueno y placentero para encontrar el goce y la alegría. Por eso al tiempo que se sigue exaltando el amor espiritual, cobra cada vez más importancia el amor físico, que además de producir deleite y placer resulta fecundo para el género humano, en tanto que el ascetismo y la virginidad, además de negar y condenar la naturaleza que hay en nosotros, resultan estériles y vacíos. Precisamente esa unión de placer y utilidad para la especie humana llevó a los humanistas a una exaltación del matrimonio.

También el culto a la belleza se convierte en el ideal más representativo de todo el Renacimiento. Los renacentistas, insaciables admiradores de lo bello, liberaron al arte de cualquier tipo de servidumbre y descubrieron el objeto bello como algo digno de admirarse y gozarse por sí mismo. El Renacimiento, en este sentido, se aparta de la doctrina medieval que ve en las imágenes artísticas una especie de "Biblia de los pobres y los ignorantes" y que consideraba al arte, al igual que a la filosofía, al servicio de la teología.

El nuevo gusto estético se manifiesta también en la pretensión de los humanistas en escribir y hablar bien en un intento de expresar el gusto por la forma y la elegancia estética. De ahí su desprecio a la barbarie medieval.

En los humanistas domina la idea de considerar la obra de Dios, tanto la naturaleza como el hombre, como algo digno y valioso en su totalidad. Se trata de recuperar la inocencia y la pureza de lo que ha salido de las manos de Dios; de ahí que ir contra la naturaleza o mutilar al hombre es pecar contra Dios. La naturaleza y el hombre es obra de Dios y todo lo que es natural es divino y bueno.

Los renacentistas no creen en el pecado original que corrompió la naturaleza y el hombre y que provocó en la Edad Media un sentimiento de desprecio del mundo, por tanto, proclaman la alegría y el goce de la vida frente al dolor y el sufrimiento, La pérdida del sentido de pecado es lo que hizo que el "señor del mal", que había tenido un gran protagonismo en la Edad Media, se viese obligado a marcharse a los infiernos, dejando a los hombres libres y tranquilos para vivir y gozar de este mundo. El deseo carnal, la sed de riqueza y el poder dejaron de ser pecado. Efectivamente, los renacentistas valorarán los bienes terrenos, producidos por el trabajo del hombre pues con él el hombre se hace a sí mismo.

El ideal de pobreza, ensalzada en la Edad Media, se convierte en algo despreciable pues la miseria sólo trae consigo males e indignidad. En cambio, la riqueza sólo trae bienes, permitiendo una vida digna.

De todas formas persistieron actitudes tradicionales propias del ascetismo cristiano y a finales del s.XV, brotarían con fuerza las necesidades religiosas, el ideal ascético y de pobreza. La confianza en el hombre y en su capacidad de construir se debilita, crece la desconfianza y se anuncian catástrofes y desgracias. La Reforma y como reacción la Contrarreforma trajeron una oleada religiosa de regeneración de un hombre corrompido por el pecado. La represión de los ideales y de todas las manifestaciones culturales, la intolerancia y el dogmatismo, el caos y el fanatismo provocados por las luchas de religión hizo que el saber renovador afirmado en el Renacimiento quedase interrumpido o al menos frenado.

NUEVA ACTITUD ANTE LA NATURALEZA

El mundo ya no es un valle de lágrimas sino que es el lugar adecuado para que el hombre construya en él su morada. Por ello hay un profundo estudio de la naturaleza cuyo resultado final dio lugar a la aparición de la ciencia moderna y del método científico experimental. Los científicos intentaron una explicación natural o científica del universo al margen de cualquier tipo de recurso a lo sobrenatural.

La exploración científica de la realidad va a desarrollarse en dos líneas de pensamiento diferenciadas:

  • POMPONAZZI y la Escuela Paduana. Defiende una concepción naturalista del mundo, donde se busca una descripción del orden universal en el que las fuerzas que ejercen su acción son siempre las mismas y su influencia se extiende al conjunto de todos los seres. A pesar de que admite un Dios independiente de la naturaleza, ésta se explica por sí misma, pues Dios no actúa directamente, sino a través de los acontecimientos y fuerzas naturales. No hay lugar para acciones milagrosas, divinas o demoníacas: Dios actúa a través de las fuerzas naturales. Utilizan a Aristóteles como modelo.

  • GIORDANO BRUNO que defendió el Panteismo. Defiende la idea de que Dios está presente en todas las cosas que vemos. La infinidad del universo y la divinización de la naturaleza permiten al hombre romper los lazos que limitan la vida para así tomar parte en la vida infinita del universo. La naturaleza es Dios en las cosas (Natura est Deus in rebus)

El nuevo tipo de hombre surgido del Renacimiento gracias a su dominio de la naturaleza alcanzó un considerable grado de libertad y de bienestar y ello debido a que entendió el saber no como mera contemplación sino como obra activa. Así, el hombre del Renacimiento deja de ser el piadoso espectador de las maravillas de Dios para convertirse en un elemento activo que desea hacerse dueño del mundo mediante el poder que le da su conocimiento.

Pero inicialmente, antes de que la ciencia moderna se consolidase, la magia se convirtió en la llave para alcanzar este objetivo. Magia entendida como aquella actividad práctica capaz de transformar la naturaleza y de actuar sobre ella mediante el conocimiento de sus leyes y de las fuerzas que en ella existen. De esta forma la magia venía a ser como la cima de todas las ciencias. La magia renacentista se define a sí misma como un verdadero arte, basado en la observación y el conocimiento de la naturaleza, mediante el cual el mago es capaz de dirigir el curso de las cosas, convirtiendo al hombre en dueño de los poderes de la naturaleza con una clara conciencia de ser el protagonista de todas aquellas cosas que le rodeaban, modelador y dominador del mundo y de sí mismo.

Esta imagen del universo será abandonada totalmente por la nueva ciencia en la que predomina una concepción mecánica del mundo, concebido no como un ser vivo y divino, penetrado por distintas fuerzas o espíritus, sino más bien como un mecanismo de relojería divino o como un sistema matemático orgánico tal como es presentado por Galileo.

Uno de los primeros que reaccionó contra la magia por ser totalmente incapaz de abrir al hombre el dominio sobre la naturaleza fue LEONARDO DA VINCI, que cansado de un mundo dominado por fuerzas ocultas y espíritus se levantó contra la idea de que el saber se limitaba a contemplar y defiende la idea de un saber activo. El reivindicará el arte mecánico, la obra de las manos que es donde triunfa la dignidad del hombre como fuerza activa que se despliega en el mundo. Símbolo de ese saber es la ciencia del pintor que traduce el concepto en obra.

BACON presenta una concepción de la ciencia como poder, que observa e interpreta la naturaleza para dominarla y construir en ella el reino del hombre. Es necesario superar el carácter accidental, casual y arbitrario de los experimentos mágicos, dotando al investigador de un método preciso.

Pero es con GALILEO con quién definitivamente se constituye la Ciencia moderna: La naturaleza es un sistema sencillo y ordenado en el que cada acción está sometida a inexorables leyes matemáticas. El gran libro de la naturaleza está escrito en lenguaje matemático, siendo sus caracteres los números, los círculos, los triángulos y otros elementos matemáticos. En consecuencia, el método de la Filosofía debe ser buscar la verdad con razones claras y no mediante fantasías que a nada conducen. Frente el hombre-mago, el hombre de ciencia para GALILEO debe ser un humilde investigador que busque penetrar algunos de los secretos de la naturaleza con fría objetividad pero siendo consciente de sus propias limitaciones y de que la naturaleza no está hecha a medida del hombre y de su inteligencia.

Sin embargo, el punto que separa el pensamiento mágico del pensamiento científico reside en la cuestión del método de investigación. Frente a la anarquía metodológica del pensamiento mágico, GALILEO va a sostener un método único y preciso para la construcción del saber científico que partiendo de la experiencia concluye en rigurosas demostraciones y en donde las matemáticas se convierten en instrumento indispensable de prueba. En definitiva, los dos elementos indispensables del método científico en GALILEO son: la observación y la demostración.

GALILEO abordó de forma radicalmente nueva el estudio de la naturaleza, dando lugar a la revolución científica del S.XVII que supuso una profunda transformación en el hombre europeo.

De esta forma GALILEO distingue entre "Ciencias Naturales" y lo que él llamó genéricamente "Estudios Humanos", que no pueden constituirse en ciencia al no ser posible hablar en ellos de verdad o falsedad, por no usar demostraciones matemáticas.

Si tuviéramos que establecer las diferencias principales entre el nuevo método científico y la forma tradicional de entender el saber filosófico acerca de la naturaleza, podríamos reducirlas a: utilización de distintos lenguajes, distintos métodos y metas diferentes.

La ciencia necesita un lenguaje preciso y exacto que permita razonamientos rigurosos que hagan posible un saber seguro. Otro aspecto esencial que distingue la vieja filosofía de la naturaleza de la de Galileo reside en los distintos conceptos de método y de demostración. Frente a especulaciones sin base en la experiencia y a las demostraciones faltas de rigor, Galileo elaboró toda una teoría de cómo deben ser el método y la demostración científica.

Finalmente, frente a las soberbias pretensiones de una filosofía que confiaba en conocerlo y explicarlo todo, GALILEO defenderá una concepción de la ciencia más humilde, que avanza paso a paso y con grandes dificultades y que es consciente de su imposibilidad de dar respuestas a todas las cuestiones que preocupan a los hombres. Pero el camino de la ciencia, cree GALILEO que es el único posible para la inteligencia humana y, en consecuencia, los hombres deberán dedicar sus esfuerzos hacia la consecución de ese saber. En definitiva, había que abandonar la filosofía especulativa por la ciencia experimental. La ciencia, no puede basarse en fantasías sino en hechos verificabas.

PROGRESO E HISTORIA

En la Edad Media, la Historia se explicaba en virtud de la Providencia Divina, es decir, en el mundo solo sucedía lo que Dios quería. La historiografía se había reducido a mera crónica y narración de hechos milagrosos. La Historia con los humanistas se convierte en un saber digno que busca descubrir los principios que rigen la sucesión de los acontecimientos humanos. Hay dos tendencias distintas:

  • Algunos, mantuvieron un sentimiento trágico de la Historia, según el cual, la humanidad habría pasado de la Edad de oro primitiva a un proceso de decadencia medieval, pero, los más, defendieron la idea del progreso histórico, ya que el mundo se habría ido convirtiendo en un lugar más habitable. Sin embargo, la forma de entender el progreso varió profundamente de unos pensadores a otros.

  • La raíz y la causa del progreso reside en el poder creador del hombre y en su voluntad para intervenir y definir el mundo de los acontecimientos humanos. Pero puesto que el progreso va unido a la acción de los hombres, no se puede excluir la posibilidad de un retroceso o decadencia.

Es, sin duda, MAQUIAVELO quién más nos ilustra en este punto. Según MAQUIAVELO, los clásicos recibieron una educación que exaltaba el valor y la energía y, por eso, sobresalieron, pero luego llegó la religión cristiana que glorificaba a los humildes y, por ello, la Edad Media supuso un retroceso histórico.

No obstante, para MAQUIAVELO la Historia presenta una concepción cíclica, ya que no todo depende de los hombres sino también la fortuna juega un papel muy importante. Los asuntos humanos están sometidos a un perpetuo movimiento ascendente o descendente y por eso los hombres pueden caer en desgracia o ascender a la mayor fortuna impulsados por una fuerza superior a ellos, que procede del cielo.

En esa misma línea de pensamiento que concibe la historia como un proceso de cambios sucesivos en los que la fortuna juega un papel importante está también BODINO y GUICCIARDINI. No obstante, BODINO explica que la voluntad humana tiene también una gran trascendencia. De esta forma, también se puede hablar de progreso pero dentro de unas condiciones que escapan al control humano.

  • PICO DE LA MIRANDOLA, CAMPANELLA Y GIORDANO BRUNO presentan una postura que afirma la posibilidad para el hombre de un progreso sin límites y sin condicionamientos de ningún tipo que dependía de la inteligencia de los hombres, de sus manos y de su propia voluntad. Para ellos, el hombre puede llegar a serlo todo, enseñoreándose de la propia naturaleza y convirtiéndose en una especie de Dios en la tierra.

BRUNO concibe el progreso como un continuo alejarse de las formas rudimentarias de la vida humana, ascendiendo desde la bestia hasta el hombre. Se trata de un proceso gradual por acumulación de resultados sucesivos en donde las conquistas de las generaciones pasadas se convierten en posibilidades para nuevas y + audaces metas. La existencia de dificultades y las necesidades de los hombres siempre nuevas, hace que éstos agudicen sus ingenios e inventen industrias y artes, triunfando sobre las circunstancias adversas y logrando sus propósitos. Pero el progreso va unido a la acción de los hombres, y exige esfuerzo, voluntad y laboriosidad.

  • Pero no podemos hablar de una Filosofía de la Historia hasta la segunda mitad del s.XVIII, con VICO y su libro Ciencia Nueva, presentado como una Historia de las ideas, costumbres y hechos del género humano. La posibilidad de hacer de la Historia una ciencia se fundamenta en dos principios: el criterio de verdad, esto es, que conocemos sólo aquello que hacemos, y el principio que afirma que la historia ha sido hecha por los hombres y, por tanto, puede ser por ellos conocida.

VICO ve al hombre como protagonista de la Historia y como creador de su propio mundo. Por eso la historia es la primera materia del lenguaje humano y es en ella donde el hombre debe conquistar la ciencia de su naturaleza. El hombre es un ser esencialmente histórico: su naturaleza, su lengua, su derecho, sus instituciones, su forma de pensar se han ido originando históricamente.

VICO criticó el racionalismo a ultranza de Descartes porque mutilaba la verdad de la historia y hacía ininteligible al ser humano. Su critica tiene por objetivo valorar otras fuerzas del espíritu que están presentes y que actúan en la historia humana. Para VICO, el mundo humano no es sólo el mundo de las formas racionales sino que la historia humana es también el mundo de las formas prerracionales, las pasiones, los sentimientos, los instintos y las fantasías. Todas estas son manifestaciones de un determinado grado de desarrollo de la mente humana, que marcan la génesis y el ritmo fundamental de la historia.

La civilización es la resultante del desarrollo y el progreso de la mente que va desde la espontaneidad primitiva hasta la razón, dando así vida a unas formas sociales cada vez más complejas y evolucionadas.

TEMA 2

EL Racionalismo: DESCARTES

La unidad de la ciencia y la necesidad de un método.-

La duda metódica y la creación de una filosofía "more mathemáticd'.-

El Cogito y el criterio de verdad.-

La existencia de Dios y el alma humana.-

Etica provisional y ciencia moral.-

LA UNIDAD DE LA CIENCIA Y LA NECESIDAD DE UN MÉTODO: Plan Metodológico Cartesiano.

La concepción medieval del mundo residía en su constante referencia al más allá, en su interés dominante por la salvación del hombre, lo cual lleva consigo un cierto desprecio hacia el mundo terreno; se trata de una concepción religiosa del mundo, de la vida, centrada o dirigida hacia la divinidad. El Renacimiento, en cambio, vuelve la mirada hacia este mundo, hacia la naturaleza y, por tanto, en el Renacimiento se había ido dibujando una nueva lógica de la investigación y poco a poco se había ido formando la idea de un nuevo método, sobre todo con GALILEO.

El método escolástico (hasta ahora utilizado) se caracterizaba por el criterio de autoridad, el verbalismo y la silogística, un método que no es más que un tópico que encubre los más diversos contenidos.

  • El pensamiento medieval reconocía como válido el llamado criterio de autoridad, es decir, se admitía que lo dicho por ciertas autoridades (la Biblia, la Iglesia, Aristóteles) era verdad por el sólo hecho de que tales autoridades lo afirmasen.

  • b) Calificar al método escolástico como verbalista quiere decir que, frecuentemente, se enredaba en meras discusiones de palabra en vez de ir a las cosas mismas, o que con solo vocablos o distinciones verbales pretendía resolver el problema. Ej.: decir que el opio hace dormir porque posee la virtud dormitiva, no hace más que afirmar que el opio hace dormir porque hace dormir. No se ha enunciado en rigor nada más, el conocimiento no ha aumentado ni avanzado, sino que lo único que se ha hecho es introducir nuevas palabras o expresiones pero de idéntico significado.

  • La ciencia y la filosofía escolástica se valieron en gran medida de silogismos, lo cual puede tener valor como método de exposición, es decir, para presentar ordenadamente verdades ya sabidas, pero no puede servir como fuente para obtener nuevos conocimientos ni permite determinar la verdad de los mismos.

  • (1. Todos los hombres son mortales; 2. Sócrates es hombre; 3. Luego Sócrates es mortal).

    En definitiva, un método inútil e ineficaz que impide cualquier progreso científico. Por tanto, se estima que DESCARTES es el verdadero fundador de la Filosofía Moderna, porque asigna al método una función nueva. Lo malo es que Descartes nunca hizo una exposición concreta de su famoso Método y las reglas que se expresan sobre él son más bien escasas y vulgares.

    En su obra "El Discurso del Método" nos cuenta cómo y cuándo surgió en él semejante idea. El método surgió el 10 de noviembre de 1619 (época de la Guerra de los 30 Años). Es ahí cuando intuye la necesaria unidad de la razón. Desde esa fecha transcurrieron 9 años hasta la publicación del Discurso, años que Descartes dedicó a la investigación de la Física y de las Matemáticas.

    DESCARTES confiesa que abandonó el estudio de las letras tan pronto como salió del Colegio de la Fleche, regentado por jesuitas y que desde entonces recorrió un camino bastante largo por las más diversas disciplinas y ciencias, llegando a las siguientes conclusiones:

    1. Que las lenguas son necesarias para la inteligencia de los libros antiguos.

    2. Que la gentileza de las fábulas despierta el ingenio

    3. Que la historia eleva el ingenio y nos ayuda a formar un juicio

    4. Que la lectura nos descubre lo más selecto de las obras antiguas

    5. Que la elocuencia posee fuerzas y belleza incomparables

    6. Que la poesía tiene delicadeza y suavidad que arrebatan

    7. Que en las matemáticas hay sutilísimas intenciones que pueden ser de mucho servicio, tanto para satisfacer a los curiosos como para facilitar el trabajo de los hombres.

    8. Que los escritos de costumbres encierran enseñanzas y exhortaciones a la virtud

    9. Que la teología enseña a ganar el cielo

    10. Que la filosofía proporciona medios para hablar con verosimilitud de todas las cosas.

    11. Que la jurisprudencia, la medicina y demás ciencias honran y enriquecen a quienes las cultivan

    En suma, todas las ciencias en su conjunto no son otra cosa que la sabiduría humana, una idéntica e invariable, por distintos que sean los objetivos sobre los que se proyecten. Es bueno haberlas recorrido todas, aún las más supersticiosas y falsas, para conocer su justo valor y no engañarse. Nos advierte ante todo sobre las matemáticas, por la certeza y evidencia que poseen sus razones, pero se extraña de que siendo así, no se hubiera construido sobre ellas algo más sólido. Por eso, DESCARTES las utiliza en su método para construir "Mathesis Universales o Matemáticas Universales" que garanticen con certeza todos nuestros conocimientos.

    Pero respecto a la Filosofía nos dice que todos sus argumentos son objeto de disputa y por consiguiente dudosos y, que para mayor desgracia, todas las demás ciencias toman sus principios de ella, con lo cual, no se puede construir nada firme sobre tan endebles conocimientos.

    Esta es la perspectiva que nos brinda DESCARTES de las Ciencias. Por lo tanto, DESCARTES ve la necesidad de una nueva concepción inteligible del Todo, ve la necesidad de construir un método seguro y eficaz para llegar a la verdad y a una certeza absoluta.

    El radicalismo cartesiano se ofrece ante todo como el más tenaz y sostenido esfuerzo, en cualquier dominio que se trate, por alcanzar el último fondo, los principios postreros de las cosas. La palabra radicalismo mienta raíces, es decir, la tendencia que se orienta hacia las verdaderas y profundas raíces de algo, hacia los fundamentos últimos.

    DESCARTES no puede soportar lo dudoso, lo simplemente verosímil. El conocimiento, o ha de ser absolutamente seguro, o ha de ser abandonado como teóricamente insuficiente. Su pensamiento así se caracteriza como filosofía de la desconfianza.

    LA DUDA METÓDICA Y LA CREACION DE UNA FILOSOFÍA "MORE MATHEMATICO".

    DESCARTES por método entiende "las reglas ciertas y fáciles, las cuales, el que las observe, nunca admitirá lo falso como verdadero, y sin malgastar inútilmente las fuerzas de su razón, sino aumentando gradualmente su ciencia, llegará al verdadero conocimiento de todas las cosas de que es capaz".

    La filosofía cartesiana se manifiesta ante todo como preocupación por evitar el error, por eso, DESCARTES comienza en su Método dudando de todo lo que hasta ese momento manteníamos como cierto. Es lo que se conoce como duda cartesiana. La duda metódica no significa dudar simplemente, se trata de hacer de la duda un método, convertir la duda en el Método.

    En primer lugar, la duda es metódica, es decir, que se la emplea como instrumento o camino para llegar a la verdad, y no para quedarse en ella, a la manera de los escépticos. Es, en segundo lugar, universal, porque habrá de aplicarse a todo sin excepción. Y en tercer lugar, la duda es hiperbólica, porque será llevada hasta su último extremo.

    Según DESCARTES, existen al menos cuatro motivos para mantener viva nuestra duda:

    • Los sentidos engañan alguna vez, luego no es ilógico pensar que el conocimiento adquirido a través de los sentidos es completamente erróneo. Por tanto, se deberá desechar el saber que los sentidos nos proporcionan.

    • No tenemos ningún criterio para distinguir el estado de vigilia del sueño pues sucede que alguna vez, en mis sueños, me he imaginado estar despierto cuando en realidad estaba dormido. Por tanto, resulta que todo conocimiento sensible es dudoso.

    • Es posible que Dios sea un engañador, es decir, que me engañe en el conocimiento que he creído adquirir y El puede hacerlo porque es omnipotente, con lo cual, ya no quedan a salvo ni las verdades matemáticas más elementales. (Teoría del "Deus Deceptor").

    • Tal vez exista un genio maligno o duendecillo que ponga todas sus habilidades en engañarme y convierta todos mis conocimientos en juegos de sueños. (Teoría de¡ "Genius Malignus"). Descartes no dice que haya efectivamente tal genio maligno pero es una posibilidad, por más remota y descabellada que parezca. Esta hipótesis debe ser tomada en cuenta porque representa el punto máximo de la duda, el último extremo al que la duda puede llegar.

    De este modo, tanto el conocimiento sensible como el conocimiento racional resultan dudosos. Además, el racionalismo tiende a prescindir del valor y de la experiencia de la historia y, según su opinión, de nada o de casi nada pueden servir los conocimientos suministrados por las distintas realizaciones culturales, pues cuando consideramos las aportaciones de los otros seres humanos y de los otros pueblos no hallamos verdad alguna segura y firme, ya que sus opiniones y sus gustos se encuentran sometidos a continua variedad y cambio y hasta resulta difícil imaginar opinión alguna, por extravagante que parezca, que no haya sido ya imaginada por algún filósofo; por estas razones en lugar de buscar la verdad en el libro del mundo y en las experiencias de nuestros semejantes, conviene volverse de espaldas a ellas y, únicamente, mediante nuestras propias luces naturales, es decir, mediante nuestra razón llevar a cabo nuestras indagaciones científicas: la razón partiendo de sí misma.

    Para DESCARTES la razón y la forma correcta de razonar son universalmente idénticas siempre; sólo existe, pues, una única razón y un único modo correcto de razonar, y tanto éste como aquélla no varían nunca.

    Por tanto, las cuatro reglas o preceptos a los que queda reducido el método:

    1. EVIDENCIA. No aceptar como verdad cosa alguna que no supiera con evidencia absoluta que es tal. Evitar la precipitación y los prejuicios. Los juicios sólo han de contener aquello presentando al espíritu con tanta claridad y distinción que no ofrezcan ninguna duda. Por tanto, nuestras ideas deben ser claras y distintas (que no puedan ser confundidas con otras).

    2. ANALISIS. Dividir cualquier dificultad en cuantas parcelas sea necesaria para su más perfecta comprensión.

    3. SINTESIS. Una vez hecho el análisis, se continúan analizando los objetivos más simples y fáciles de conocer, remontándose lenta y gradualmente hasta el conocimiento de los objetivos compuestos.

    4. ENUMERACION Y REVISION. En esta última fase se tratara de revisar todos los pasos anteriores para estar seguros de no haber cometido ninguna omisión ni error.

    La Primera Regla impone como criterio de verdad la CLARIDAD y la DISTINCION. Por claridad entiende lo propio de aquellos pensamientos cuya verdad es inmediatamente reconocible. Si una idea clara se halla en el pensamiento, sin mezcla de otra idea que la enturbie, diremos entonces que tal idea es clara y distinta.

    La Segunda y Tercera Regla señalan la necesidad de respetar en el razonamiento el orden de la deducción. Resolver un problema equivale a reducirlo a cuestiones elementales. Una vez alcanzadas éstas, y apoyándose solo en ellas, se van abordando las cuestiones intermedias, progresando hasta el problema original. Así, si admito como idea clara y distinta que 3 + 2 = 4 + 1, y si admito también que la igualdad de dos con respecto a un tercero, supone la igualdad de los primeros entre sí; puedo deducir que 3+ 2 = 4 + 1.

    Si ahora verifico que en este problema la parcelación de la dificultad ha sido exhaustiva y que en el proceso deductivo no se ha omitido ningún paso, puede afirmarse que la cadena deductiva es tan evidente como cada una de las verdades particulares. De este modo, el razonamiento matemático es riguroso, y en él cada paso y cada contenido es como tiene que ser y las ciencias matemáticas manifiestan de forma clara e indudable la verdad que en ellas se presenta, de tal modo que entre todos los que han llevado a cabo hasta el presente investigaciones científicas, únicamente los matemáticos han podido presentar razones evidentes e indudables para mostrar sus verdades; por tanto, si los matemáticos han logrado con su método presentar de manera indudable su verdad, apliquemos dicho método al resto de las ciencias y obtendremos idéntica certeza y claridad.

    No obstante, no se trata de una extensión del método matemático al resto de las ciencias sino más bien, al contrario, dado que la razón es una, la ciencia será también una y, consecuentemente, uno también el método: el método racional; lo que ocurre es que, hasta el presente, solamente una parte de dicha ciencia, las matemáticas, han utilizado correcta y adecuadamente el único método científico existente; se trata, por tanto, de que todo el resto de las ciencias utilicen de la misma manera dicho método, único y universal.

    EL "COGITO" Y EL CRITERIO DE VERDAD.

    Hasta ahora nos vemos abocados a una duda de la que parece no haber salida, pero, sin embargo, en el preciso momento en que la duda llega al extremo, esa duda es fecunda y de ella nace, de un modo natural, la primera certeza que es la de¡ "Cogito ergo sum": dudo de todo, pero al dudar, estoy pensando (Pienso, luego existo). Es decir, mientras dudo, estoy pensando y si pienso es que hay algo en mí que existe.

    Este cogito es el punto de apoyo de toda la Filosofía Cartesiana ya que es el primer conocimiento seguro. Con él descubrimos que yo existo como cosa que piensa, yo soy una substancia pensante y eso ya es una superación de la duda, es decir, el punto de apoyo sobre el que se puede construir el edificio de la filosofía y el sistema del saber.

    LA EXISTENCIA DE DIOS Y EL ALMA HUMANA.

    Sabemos que hay una sustancia pensante (el cogíto) y esto es una certeza. ¿Qué piensa el Cogito?. El Cogito piensa IDEAS sobre el mundo.

    DESCARTES admite tres tipos de IDEAS:

    1 . IDEAS ADVENTICIAS. Son aquellas que parecen provenir del mundo exterior mediante los sentidos, como las ideas de rojo, amargo, etc. (digo que parecen provenir porque aún no tengo certeza de que el mundo exterior exista, sólo lo supongo).

    2. IDEAS FICTICIAS. Son aquellas que la imaginación construye a partir de las ideas adventicias. (Por ej.: la idea del centauro)

    3. IDEAS INNATAS. Son aquellas que el pensamiento posee en sí mismo con independencia de la experiencia. De éstas unas representan cosas o propiedades de las cosas (dios, mayor, menor, círculo, alma) y las otras, las llama Descartes Axiomas o verdades externas, y son proposiciones como "el todo es mayor que las partes", "nada puede ser y no ser al mismo tiempo", etc. Con las ideas innatas trabaja propiamente la razón, tal como ocurre, por ejemplo, en el conocimiento matemático; y de ellas sostiene Descartes que, si nos atenemos rigurosamente a las reglas del método, ya establecidas, nos proporcionaran siempre un conocimiento evidente, absolutamente seguro.

    El alma desde que nace posee dos ideas innatas: la del propio cogito y la de Dios.

    Hay tres pruebas mediante las cuales Descartes prueba la existencia de Dios. Las tres parten del mismo punto: la idea de Dios, es decir, la idea de un ser perfecto, independientemente de que crea o no:

    1 . Esa idea de Dios que yo tengo ha de haber sido producida por algo o alguien, es decir, necesita una causa, porque de la nada, nada sale.

    2. Esa causa, además, no puedo ser yo, porque yo soy imperfecto (la prueba está en que dudo), e imperfecto no puede ser causa de lo perfecto, ya que en tal caso habría falta de proporción entre la causa y el efecto, y el efecto no puede ser nunca mayor que la causa. A esta segunda prueba Kant le dio el nombre de argumento ontológíco. Tengo la idea de un ente perfecto. Ahora bien, siendo este ente perfecto, no le puede faltar nada, porque si le faltase algo sería imperfecto; por tanto, tiene que existir, porque si no existiese le faltaría existencia, seria inexistente, y es evidente que esto sería una imperfección.

    3. Es preciso entonces que esa idea me la haya puesto alguien más perfecto que yo, a saber, Dios, por lo tanto, Dios existe.

    Ahora bien, Dios que es una sustancia pensante infinita y que es perfecto, no puede ser engañador, sino veraz; Dios nos ha hecho, pues con nuestra razón y las ideas innatas, lo cual quiere decir que ésta razón y éstas ideas son instrumentos válidos para el conocimiento. De manera que la veracidad de Dios es la garantía y fundamento de la verdad, del conocimiento evidente, claro y distinto. Y si nos equivocamos no ha de ser culpa de Dios, que nos ha hecho tan perfectos como pueden serio los seres finitos, sino por nuestra propia culpa al apresurarnos a juzgar antes de haber llegado al conocimiento claro y distinto.

    De este modo, la idea de Dios es absolutamente clara y distinta. Dios constituye la segunda de las sustancias del aparato cartesiano. RES INFINITA (DIOS).

    Una vez que hemos admitido que Dios me ha creado, entonces es fácil deducir la existencia del mundo o RES EXTENSA.

    Encuentro en mi la facultad de cambiar de lugar, de colocarme en diversas posiciones. El movimiento supone algo que se mueve y sólo es concebible si hay una sustancia espacial a la cual se halle unido. Por ende, los movimientos deben pertenecer a la sustancia corpórea o extensa (Res extensa) y no a una sustancia inteligente, pues la sustancia pensante no necesita para ser espacio alguno sino que es puro pensamiento.

    Por otra parte es imposible dudar de que yo tengo sensaciones, tengo la facultad de recibir ideas de cosas sensibles (ideas adventicias = calor, sabor, dureza). Esas ideas han de tener una causa. Esa causa no puedo ser yo ya que yo no soy consciente de producirlas sino que las recibo pasivamente incluso contra mi voluntad. Por lo tanto, deberán ser efecto de una sustancia diferente a mí. Además siento una fuerte inclinación a creer que las ideas adventicias parten de las cosas corporales. Esta inclinación natural ha sido puesta en mí por Dios. Y como Este no es engañador sino veraz, no puede permitir que yo me engañe al creer que el mundo existe, por lo tanto, el mundo existe.

    Dios ha creado el mundo y me ha creado a mí, de tal manera que yo puedo conocer el mundo, que es la tercera sustancia del sistema cartesiano. RES EXTENSA o mundo, que así se llama porque su carácter esencial es la extensión, el ocupar lugar. La extensión equivale a la materia, de modo que para DESCARTES materia y extensión coinciden (no hay espacio para el vacío).

    Esto no significa que todas las ideas que yo tenga sobre el mundo sean ciertas, porque Dios hace posible que yo conozca el mundo, pero para conocerlo con verdad, debo guiarme de un método y sólo debo admitir como evidentes aquellas ideas claras y distintas de las que hablamos al comienzo.

    ETICA PROVISIONAL Y CIENCIA MORAL

    Consiste en una serie de reglas que DESCARTES se marca mientras acaba de construir su método. Son tres:

    • Fijarse en las opiniones de los más sensatos de entre quienes le rodean culturalmente. Y de entre ellos elegir a los más moderados, ya que todo exceso suele ser malo.

    • Considerar que tales opiniones son absolutamente seguras y ciertas.

    • Procurar siempre vencerse a sí mismo antes que a la fortuna y admitir que hay cosas incomprensibles para nuestro espíritu. Admitir también que tenemos en nuestro poder nuestros propios pensamientos y que esto es lo único que nos hace poderosos y libres.

    TEMA 3

    El empirismo: Hume

    La construcción de una ciencia de la naturaleza humana y la necesidad de contar con un nuevo método. -

    Origen del conocimiento: impresiones e ideas; la asociación de ideas.-

    Alcance y valor del conocimiento: relaciones de ideas y cuestiones de hecho.-

    El análisis de la causalidad.-

    Naturaleza de la creencia.-

    Critica de la metafisica.-

    El escepticismo de Hume.-

    Por qué conviene filosofar o del saludable cultivo de la filosofia.-

    LA CONSTRUCCION DE UNA CIENCIA DE LA NATURALEZA HUMANA Y LA NECESIDAD DE CONTAR CON UN NUEVO METODO.

    En el libro primero del Tratado "investigación sobre el conocimiento humano", Hume confiesa que lo único que espera con su obra es contribuir un poco al alcance del conocimiento, dando un giro diferente a las especulaciones filosóficas, poniendo de manifiesto con precisión aquellos asuntos en que se puede conseguir seguridad y convicción. Tal propósito solo se puede lograr mediante la construcción de la "Ciencia de la Naturaleza Humana", que es la única ciencia del hombre, aunque hasta ese momento haya estado muy olvidada.

    Todas las ciencias dependen más o menos directamente de la Ciencia del Hombre, ya que todas las ciencias se relacionan en mayor o menor medida con la Naturaleza Humana, pues están bajo la comprensión de los hombres. Es necesario volver al estudio de la Naturaleza Humana, preocuparse por el alcance y validez de nuestro conocimiento antes de conocer las cosas mismas pues sólo conociendo el alcance y las posibilidades del entendimiento humano podremos conocer los cambios y progresos que se pueden hacer en las Ciencias.

    ¿Cómo podemos fundar esa nueva ciencia? Para empezar es preciso abandonar los viejos métodos seguidos por los filósofos hasta el presente y utilizar un nuevo método: el método experimental, que tiene que fundamentarse en la observación. En realidad, ese método experimental ya se había aplicado con éxito en el campo de las Ciencias Naturales, sobre todo, con Newton (contemporáneo) y, de hecho, algunos autores afirman que Hume es el Newton de las Ciencias Morales.

    Ese método empírico pasa, desde luego, por evitar cualquier recurso a poderes ocultos de la Naturaleza o de la mente, dejando de lado las hipótesis puramente abstractas. Debe seguirse, por tanto, el criterio o principio empirista que entiende que no hay otra fundamentación sólida que podamos dar a la ciencia del hombre, sino es la experiencia y la observación.

    Hume dice que la ciencia de la naturaleza humana puede tratarse de dos modos distintos, así:

    . un filósofo puede entender que el hombre ha nacido para la acción y, por tanto, intente estimular en él una conducta virtuosa.

    . Otro, puede entender que el hombre es, sobre todo, un ser racional, y por ello, el filósofo se dedicará a la iluminación del entendimiento del hombre, mejor que a perfeccionar su conducta.

    Ambos modos son necesarios, es decir, que la mera especulación metafísica, no lleva por sí a ninguna parte y, por eso, hay que cultivar la verdadera metafísica, para destruir la falsa y adúltera; sólo así se podría establecer la ciencia del hombre sobre una base segura.

    La metafísica no había sido hasta ahora una ciencia, sino un vano deseo de penetrar en lo impenetrable o una obra astuta de la superstición, de las angustias y prejuicios de la religión.

    Para liquidar de una vez por todas las inabordables cuestiones metafísicas, es preciso incidir seriamente en la naturaleza del entendimiento humano, es decir, realizar un ANALISIS exacto de su poder y capacidad.

    ORIGEN DEL CONOCIMIENTO: impresiones e ideas; la asociación de ideas.

    Uno de los objetivos de la ciencia ha de ser conocer las diferentes operaciones de la mente, poner entre ellas algún orden, ya que, cuando tratamos de estudiarlas, nos parecen oscuras y difíciles. No se puede hablar de una verdadera búsqueda de la verdad filosófica, si esa búsqueda no pasa antes por un examen cuidadoso y detallado de las capacidades de la inteligencia humana. Hume entiende que tal tarea, en contra de lo que pudiera pensarse es bastante difícil.

    Para Hume no hay más conocimiento que la experiencia. El conocimiento tiene su base sólida en la percepción. Las percepciones son los contenidos de la mente en general y pueden ser de dos clases:

    . Impresiones e Ideas

    La diferencia entre unas y otras consiste solamente en el grado de fuerza y vivacidad con el que se presentan a la mente.

    Las IMPRESIONES son aquellas percepciones que penetran en mí con mayor fuerza o violencia, como por ejem., las sensaciones, las pasiones o las emociones.

    Las IDEAS constituyen imágenes débiles de las impresiones. Según Hume, todas nuestras ideas derivan de nuestras impresiones sensibles. Ej. Si yo miro este aula, recibo una impresión sensible de ella (la veo). Cuando cierro los ojos y pienso en este aula, las ideas que formo son representaciones de las impresiones que he sentido antes.

    Por tanto, las Impresiones son anteriores a las Ideas y son causa de las mismas, o lo que es lo mismo, que las ideas se derivan siempre de las impresiones. Sin embargo, Hume menciona al menos una excepción. Supongamos que un hombre está familiarizado con todos los tonos del azul, excepto con uno. Si le presentamos una serie graduada de azules que vayan del más oscuro al más claro y si el tono azul en cuestión, que nunca ha visto, está ausente, notará una ausencia en la serie continua. Entonces, puede suplir esta deficiencia mediante el uso de su imaginación y construir la idea de este tono aunque nunca haya tenido la impresión correspondiente. No obstante, debe quedar claro que Impresiones e Ideas aparecen siempre correspondiéndose unas a otras.

    Como se ha visto, el mundo del pensamiento se reduce al mundo de las impresiones y éste es el auténtico desafío de Hume, ya que dice que en demasiadas ocasiones, la metafísica utiliza ideas y conceptos, que, en realidad, no se derivan de ninguna impresión sensible, por tanto, tales ideas serían falsas.

    Hume establece una distinción entre percepciones simples y complejas. Así, por ejem., la percepción de una mancha roja provoca en nosotros una impresión simple y, consiguientemente, una idea simple. Pero, la percepción de Madrid, visto desde el Pirulí, provoca una impresión y una idea complejas. En definitiva, las percepciones simples son aquellas que no admiten distinción ni separación mientras que las percepciones complejas son aquellas que provocan una impresión y suelen dividirse en partes.

    A cada impresión simple le sigue una idea simple, pero, a cada impresión compleja no le tiene porque seguir una idea compleja: puedo imaginar una ciudad como la Nueva Jerusalen, cuyo pavimento es de oro y cuyas paredes son de rubí, aunque no haya visto nunca nada semejante. En este caso, mi idea compleja no corresponde a una impresión compleja.

    Las impresiones pueden dividirse en:

    . Impresiones de sensación: que son anteriores a las ideas

    . Impresiones de reflexión: se derivan de las ideas.

    Así, la idea de placer evocado por la memoria o la imaginación puede producir en nosotros un estado placentero que sería una impresión de reflexión.

    Cuando la mente ha recibido impresiones, éstas pueden convertirse en ideas de dos maneras:

    a) con un grado de viveza intermedio entre el de una impresión y una idea. La memoria es la facultad por medio de la cual repetimos nuestra impresión. Las Ideas de Memoria se producen cuando un recuerdo se ajusta exactamente a las medidas de la impresión.

    b) pueden reaparecer como meras ideas, es decir, como débiles copias o imágenes de impresiones. La imaginación es la facultad mediante la cual repetimos nuestra impresión.

    La memoria conserva no sólo las ideas simples, sino también su orden y posición. Ej. Cuando una persona recuerda bien una partida de póker, queremos decir que no sólo recuerda las incidencias consideradas aisladamente sino también el orden en que sucedieron. Hay por tanto, una conexión inseparable entre las ideas.

    La imaginación, puede combinar arbitrariamente las ideas simples o descomponer ideas complejas en otras simples. Es decir, en la imaginación una idea introduce otra de un modo natural.

    Las cualidades de las que surgen estas asociaciones de ideas y por las que la mente va de este modo de una idea a otra son tres:

    . Semejanza: es aquella cualidad por la que la imaginación se desliza con facilidad de una idea a otra que se le asemeja.

    . contigüidad espacio-temporal: consiste, en que, por una larga costumbre, la mente adquiere el hábito de asociar ideas que son contiguas en el espacio o en el tiempo.

    . relación causa-efecto.

    ALCANCE Y VALOR DEL CONOCIMIENTO: relaciones de ideas y cuestiones de hecho.

    Según Hume, todos los objetos de la razón o de la investigación humana se dividen en dos clases:

    a) Relaciones de Ideas: son las ciencias de la Geometría, el Algebra, la Aritmética y todas aquellas cuyas afirmaciones son ciertas de modo intuitivo o demostrativo. Ej.: 2+2=4. Las relaciones de Ideas no necesitan comprobarse.

    Su mayor exponente son las matemáticas. Las proposiciones matemáticas se refieren sólo a relaciones entre ideas. La veracidad de una proposición matemática no depende de cuestiones de existencia, sino que son relaciones de ideas de verdad. La verdad de una proposición matemática depende sólo del sentido de ciertos símbolos y no requiere ser confirmada por la experiencia.

    b) Cuestiones de Hecho: son los objetos del conocimiento que no son averiguados del mismo modo y necesitan comprobarse por la experiencia. Su verdad no es del mismo tipo que las primeras. Ej.: una afirmación como si el sol saldrá mañana" responde al esquema de una cuestión de hecho, ya que es una verdad que no se demuestra hasta que sucede (eufemismo: se tiene que demostrar).

    Las cuestiones de hecho las acabamos aceptando por el hábito y la costumbre. Con ellas no podemos alcanzar el mismo grado de evidencia que con las relaciones de ideas. Así, una proposición que enuncia una relación de ideas no puede ser negada sin incurrir en contradicción. Dado, por ejemplo, los significados de los símbolos 2 y 4, no podemos negar que 2+2=4, sin incurrir en una contradicción. Pero lo contrario de cada cuestión de hecho es posible porque nunca implica una contradicción. Tan posible es que el sol salga mañana, como que no salga. Hume no quiere decir que la proposición que asegura que el sol saldrá mañana no sea verdadera, sino que decir que el sol no saldrá mañana no implica ninguna contradicción lógica. Lo que se mantiene es que no podemos tener los mismos fundamentos de seguridad de que el sol saldrá mañana como de la veracidad de una proposición matemática pura.

    EL ANÁLISIS DE LA CAUSALIDAD. NATURALEZA DE LA CREENCIA.-

    La verdad de las propuestas de las relaciones de ideas puede ser conocida a priori, es decir, independientemente de la experiencia mientras que las propuestas que se refieren a cuestiones de hecho sólo pueden ser conocidas a posteriori, es decir, dependiendo de que su contenido se dé como tal en la realidad.

    Hume dice que todos los razonamientos concernientes a cuestiones de hecho se fundan en la relación entre causa y efecto, relación que se funda y deriva totalmente de nuestra experiencia, que nos indica que a un hecho en el pasado le sucede siempre otro hecho, pero, en ningún caso, podemos inferir una conexión necesaria entre los mismos (ley de causalidad) sino que el hábito y la costumbre son los responsables de que acabemos por establecer una relación necesaria entre los mismos.

    Cuando, por ejemplo, al ver el fuego, deduzco que ese fuego me quemará si acerco la mano, entonces estoy superando mi experiencia inmediata en base a la relación causa-efecto.

    Por lo tanto, a partir de los datos suministrados por la experiencia, podemos presumir -en ningún caso afirmar- que el futuro será igual al pasado y que las cosas seguirán sucediendo probablemente como hasta ahora, aunque no podemos saberlo con certeza. Confiamos y creemos que así será y esta creencia será suficiente para la vida. La experiencia es la gran guía de la vida humana.

    Hume al contrario que Santo Tomás, que afirma como última causa a Dios, no puede establecer la causalidad como una ley matemática que siempre sucede así, lo cual nos lleva al escepticismo. Hume no quiere que lleguemos al escepticismo para no destruir la confianza en la naturaleza sino sólo establecer sus limitaciones.

    EL ESCEPTICISMO DE HUME

    Hume comenta que el lector de sus libros, muy probablemente, sacará la conclusión de que su filosofía es escéptica y que en realidad, lo que hace es poner de manifiesto la fragilidad de nuestro entendimiento. Pero el escepticismo de Hume no pretende destruir la confianza en la razón humana, sino solamente establecer sus posibilidades y limitaciones. Se trata de un escepticismo moderado del que Hume espera obtener una gran utilidad para la humanidad al limitar nuestras investigaciones a aquellos temas que mejor se adaptan a nuestras capacidades intelectuales.

    El bien positivo que Hume espera obtener de¡ verdadero escepticismo es contribuir a la instrucción de la humanidad, fomentando el espíritu de tolerancia que acabe con todo tipo de fanatismos, sobre todo, los de tipo religioso, que son especialmente peligrosos.

    POR QUÉ CONVIENE FILOSOFAR 0 DEL SALUDABLE CULTIVO DE LA FILOSOFÍA.

    Los filósofos y el mundo en general, han tenido y tienen bastante confusión en torno a estos temas, que les conducen, generalmente, a laberintos sin salida. Para Hume la solución a esta controversia es sencilla.

    Examinemos primero la doctrina de la necesidad. Suele aceptarse que la materia es movida por una fuerza necesaria y que todo efecto natural es consecuencia de una causa determinada. De aquí, surge la idea de la necesidad, de la relación causa-efecto. Si todas las cosas de la naturaleza fueran continuamente cambiadas de forma que ninguna pareja de acontecimientos se pareciera, nunca se habría alcanzado la más mínima idea de veracidad. Por tanto, nuestra idea de necesidad proviene, exclusivamente, de la uniformidad que puede observarse en las operaciones de la naturaleza.

    En efecto, es evidente que los mismos motivos han producido siempre las mismas acciones, los mismos acontecimientos se derivan siempre de las mismas causas: la ambición, la avaricia, el amor propio, la vanidad, la amistad, la generosidad, el espíritu cívico, etc. son pasiones que, desde el principio del mundo, constituyen la fuente de toda acción y empresa que haya podido observarse en la humanidad. Hasta tal punto, la humanidad es la misma en todo momento y lugar que, en este sentido, la historia no nos da a conocer nada nuevo o extraño. Todos los hombres se han movido o se mueven por causas parecidas, todas sus acciones obedecen siempre a los mismos motivos.

    Efectivamente, si no hubiera uniformidad en las acciones humanas, y si toda la experiencia que pudiéramos tener de ellas fuera irregular, sería imposible acumular observaciones generales acerca de la Humanidad. De todas las experiencias pasadas, podemos hacer inferencias acerca del futuro. No se podría hacer ningún tipo de ciencia ni realizar cualquier tipo de acción sino admitiéramos esta necesidad y esta influencia que va desde los motivos a las acciones voluntarias.

    ¿Dónde queda en este esquema la libertad? Sólo podemos entender por libertad el poder actuar o no actuar de acuerdo con las determinaciones de la voluntad, es decir; si decidimos quedarnos quietos, podemos hacerlo o si decidimos movernos, también podemos hacerlo. La libertad existe y es esencial para la vida humana.

    Si las acciones humanas estuvieran sometidas a las mismas leyes de necesidad que las operaciones de la materia, no habría libertad en el Universo. Dios ha querido que el hombre sea libre y responsable de sus propias acciones y, por tanto, aun admitiendo que existe la necesidad, tenemos que suponer, de una manera contundente, la libertad.

    TEMA 4

    La filosofía de la historia en Kant

    El concepto de ilustración en Kant.-

    El hombre y la historia.-

    La idea de finalidad como racionalidad intrahistórica.-

    Principios sobre los que se funda el hilo conductor de la historia.-

    El comienzo y el término de la historia.-

    El sentido del progreso del género humano a través de la historia.-

    Emmanuel Kant nace en Könisberg en 1724. Su vida comprende 80 años de historia prusiana. Hijo de artesanos, fue educado en el pietismo religioso, contra el que reaccionaría más tarde. En 1755 conseguía su grado de doctor y poco después recibió su primer nombramiento de profesor. Sólo ejerció el profesorado en su ciudad natal.

    EL CONCEPTO DE ILUSTRACION EN KANT.

    Para Kant la Ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad.

    . Incapacidad que significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro.

    . Culpable porque la incapacidad no radica en la falta de inteligencia sino en la falta de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro.

    . Pereza y cobardía son causa de que los hombres no sean ilustrados y de que sea fácil para otros erigirse en tutores ya que es más cómodo que alguien decida y elija por nosotros porque así no hay que pensar y habrá otros que tomen a su cargo, en nuestro nombre, tan fastidiosa tarea. Por su parte, los que se erigen bondadosamente como tutores cuidan muy bien que los hombres y, especialmente las mujeres, consideren el pensar por sí mismos extremadamente difícil y peligroso. Además, el hombre se ha acostumbrado a esa tutela con lo que se siente incapaz de servirse de su propia razón. Por esto, pocos son los que logran hacerlo con su propio esfuerzo.

    Sin embargo, si se deja al hombre en libertad es casi inevitable que se ilustre porque siempre encontrará a alguien que piense por sí mismo. Los que anteriormente habían sido tutores y han conseguido librarse de este yugo, pueden encontrarse con que son coartados por aquellos a quienes ellos mismos tutelaron y que son ahora incitados por otros tutores incapaces por completo de toda Ilustración, resultando así perjudicial inculcar prejuicios ya que acaban vengándose de quienes los sembraron.

    El camino hacia la Ilustración debe hacerse paso a paso, pues con la revolución sólo se consigue cambiar unos prejuicios por otros.

    El elemento indispensable para la Ilustración es que el hombre tenga libertad de hacer uso público de su razón íntegramente, pero sucede que casi siempre encontramos limitaciones a esa libertad (Ejército, Hacienda, Ciero).

    A todo el mundo se le debe permitir el uso público de su razón y solamente esto es lo que puede traer ilustración a los hombres. Kant entiende por uso público aquel que, en calidad de maestro, se puede hacer de la propia razón ante el gran público del mundo de los lectores.

    La limitación del uso privado de la razón no repercutirá en gran medida en la marcha de la Ilustración. Entiende Kant por uso privado aquel que ese mismo personaje pueda hacer en calidad de funcionario.

    En interés de nuestra sociedad hay muchas veces que sus miembros, como funcionarios, deben comportarse pasivamente para poder ser dirigidos por el Gobierno hacia los fines públicos. En este caso, deben obedecer y no razonar, pero en calidad de maestros y por escrito pueden hacer uso público de su razón sin que por ello padezcan los negocios en donde les corresponde ser considerados como miembros pasivos.

    Así un oficial no puede argumentar en el cuartel una orden de sus superiores o un ciudadano no puede negarse a contribuir con los impuestos, pero en calidad de expertos y por escrito pueden expresar públicamente su pensamiento. Lo mismo en una comunidad religiosa el clérigo está obligado a predicar con arreglo al credo de la Iglesia a la que sirve. Pero como doctor tiene la libertad y el deber de comunicar al público sus ideas bien probadas e intencionadas acerca de las deficiencias que encuentra en aquel credo.

    Es completamente imposible que una asociación eclesiástica se pueda comprometer por juramento a guardar un determinado credo para asegurar una suprema tutela sobre sus miembros y a través de éstos sobre el pueblo y para siempre. Esto constituiría un crimen contra la naturaleza humana, cuyo destino primordial radica en el progreso. La posteridad tiene derecho a repudiar esa clase de acuerdos, aunque de momento y en espera de algo mejor pueden imponerse a sí mismos esa ley. Pero ni siquiera por el plazo de una generación deben hacerlo porque se destruiría todo un período en la marcha de la humanidad hacia el progreso, lo cual resultaría nefasto para la posteridad.

    Kan piensa que la época en la que está viviendo no es una época ilustrada sino una época de ilustración porque se ha abierto el campo para trabajo libremente en ello y los obstáculos para que el hombre se sirva de su propia razón van desapareciendo poco a poco.

    Por último, considera que el mejor gobierno es aquel que deja libertad de religión al pueblo, porque, entre todas las tutelas, la religiosa es la más funesta y deshonrosa.

    EL HOMBRE Y LA HISTORIA

    Las acciones humanas se hallan determinadas, lo mismo que los demás fenómenos naturales, por las leyes generales de la Naturaleza.

    La Historia se ocupa de la narración de los fenómenos naturales, a pesar de que las causas de estos fenómenos nos sean desconocidos.

    El curso de los acontecimientos humanos, en los sujetos singulares se presenta confuso e irregular a nuestra mirada, sin embargo, este curso de los acontecimientos considerando a la especie humana en su conjunto, puede ser conocido como un desarrollo continuo, aunque lento, de las disposiciones de la Naturaleza. Así, matrimonios, nacimientos y muertes no están sometidos a ninguna regla con la que podamos determinar con anticipación su número, pero las tablas estadísticas anuales de los grandes países, nos muestran que transcurren con arreglo a las leyes naturales constantes.

    No hay por tanto otra salida para el filósofo, ya que no puede suponer la existencia de ningún propósito racional propio en los hombres y en todo su juego, que tratar de descubrir en este curso contradictorio de las cosas humanas alguna intención de la Naturaleza, para que valiéndose de ella, le sea posible trazar una historia de criaturas semejantes, que actúan sin ningún plan propio, conforme sin embargo, a un determinado plan de la Naturaleza.

    LA IDEA DE FINALIDAD COMO RACIONALIDAD INTRAHISTORICA

    Se puede considerar la Historia de la especie humana en su conjunto como la ejecución de un secreto plan de la Naturaleza para la realización de una constitución estatal interiormente perfecta, y con este fin, también exteriormente, como el único estado en que aquella puede desenvolver plenamente en todas las disposiciones de la Humanidad.

    Las acciones humanas se hallan determinadas, lo mismo que los demás fenómenos naturales, por las Leyes generales de la Naturaleza.

    El hombre, como ser moral, es el FIN ULTIMO de la creación: el rey de la creación y como tal, soberano autor también y autoritario, por ejercicio soberano de su mente, de la naturaleza o experiencia.

    La historia que se propone Kant tiene un planteamiento sociológico, como la de Rousseau, pero a diferencia de éste, Kant traslada la conciencia de la pura causación al FIN general. A Rousseau le era ajena la idea de progreso, que, sin embargo, está presente en Kant para la consecución de ese FIN.

    Decir que algo está hecho para un fin, equivale a decir que está hecho según una idea. Incluso en el lenguaje cotidiano, cuando decimos "esto lo hice con idea", queremos decir que lo hicimos con una finalidad.

    Kant lo que hace pues es llegar a la inteligibilidad de las ideas mediante la finalidad.

    PRINCIPIOS SOBRE LOS QUE SE FUNDA EL HILO CONDUCTOR DE LA HISTORIA.

    Las acciones humanas se hallan determinadas, lo mismo que los demás fenómenos naturales, por las Leyes Generales de la Naturaleza. Nada escapa a este propósito, ya que existe un curso regular de los acontecimientos, los cuales en absoluto responden a conductas caóticas. Esto es, la libertad o voluntad de lo singular no afecta para nada al proyecto ineludible de la totalidad. Y en esto consiste la función del filósofo: tratar de descubrir en el curso de las cosas humanas la intención de la Naturaleza y trazar así una historia fiable de la Humanidad. Por eso, Kant intenta buscar los hilos conductores de esa historia: son nueve los principios sobre los que se funda el hilo conductor de la Historia.

    PRINCIPIOS

    1. Todas las disposiciones naturales de una criatura están destinadas a desarrollarse alguna vez de manera completa y adecuada. Esto se comprueba por observación exterior e interior.

    2. Pero, en el hombre (única criatura racional sobre la Tierra) aquellas disposiciones naturales que apuntan al uso de su razón se deben desarrollar completamente en la especie y no en los individuos, pues de lo contrario, sus disposiciones naturales serían ociosas y sin finalidad. Esto es, un individuo particular no puede aspirar a desarrollar en sí mismo todas las potencialidades de la Humanidad, debido a que el desarrollo de éstas exige un tiempo que no es abordable en el período que dura la vida real de un individuo.

    3. La Naturaleza ha querido que el hombre logre completamente de sí mismo todo aquello que sobrepasa el ordenamiento mecánico de su existencia animal y que no participe de ninguna otra felicidad o perfección que la que él mismo, libre de instinto, se procure por la propia razón. Es decir, la Naturaleza dota al hombre de razón y con ella, de la libertad de su voluntad; a partir de aquí el hombre es el único responsable de hacerse a sí mismo, debiendo superar la infinidad de penalidades que le aguardan con el solo uso de su esfuerzo racional.

    4. El medio de que se sirve la Naturaleza para lograr el desarrollo de todas sus disposiciones es el ANTAGONISMO de las mismas en sociedad, en la medida en que ese antagonismo se convierte a la postre, en la causa de un orden legal de aquellas. Entendiendo en este caso por antagonismo la insociable sociabilidad de los hombres, es decir, su inclinación a formar sociedad, que, sin embargo, va unida a una resistencia constante que amenaza perpetuamente con disolverla. Efectivamente, el hombre, según Kant, tiene una disposición natural a formar sociedad con otros hombres, porque así se siente más desarrollado, pero al mismo tiempo, tiene una tendencia a aislarse porque tropieza en sí mismo con la cualidad insocial que le lleva a querer disponer de todo según le place. El hombre trata de superar a otros hombres dentro de la sociedad y dentro de esta competitividad se produce el paso de la rudeza a la cultura, es decir, si no hay lucha no hay superación y sin superación la especie humana no habría podido avanzar culturalmente y la Humanidad no hubiera salido nunca de la más pura animalidad.

    5. El problema mayor del género humano consiste en llegar a una SOCIEDAD CIVIL que administre el derecho en general. Hay que controlar de alguna manera la insociabilidad humana, por eso, es necesario que los hombres se den unas leyes, una constitución civil justa, dentro de la cual, las inclinaciones naturales de los individuos encuentren un marco legal para su desarrollo.

    6. El principio anterior es también el más difícil y el que más tardíamente resolverá la especie humana. ¿Por qué? Porque el hombre es un animal que cuando vive con sus congéneres necesita de un señor, de alguien que no le permita abusar de su libertad. ¿Quién elige a ese señor? ¿Quién controlará a su vez al señor? Es muy difícil que el gobernante, que es a la vez, hombre, sea justo por sí mismo. Por eso esta tarea es la más difícil de todas y sólo se conseguirá como última obra de la especie humana. Pero lo que más se requiere para que tal idea pueda ser un día realidad, es que los hombres tengan buena voluntad y estén dispuestos a aceptarla.

    7. El problema de la institución de una constitución civil perfecta depende, a su vez, del problema de una legal RELACION EXTERNA ENTRE LOS ESTADOS.

    Nos encontramos de nuevo con el asunto de la insociable sociabilidad. A través de la guerra entre los Estados, la Naturaleza empuja a éstos al intento de establecer una unión de naciones, en la que cada Estado debe sentirse seguro, y esa es la finalidad de la gran federación de naciones. Más pronto o más tarde, los Estados deberán tomar la resolución de que no pueden imponerse por la fuerza de su libertad a otros Estados, y ese será el momento de formar la Liga de Estados. Mientras eso no sea conseguido, la Humanidad estará engañada creyéndose civilizada. Dice Kant que solo hemos conseguido un grado de civilización que se circunscribe a las maneras y decoros sociales, pero para que nos podamos considerar como moralizados, falta mucho todavía.

    8. Se puede considerar la historia de la especie humana en su conjunto como la ejecución de un secreto plan de la Naturaleza para la realización de una constitución estatal interiormente perfecta, y con ESTE FIN, también exteriormente, como el único estado en que aquella puede desenvolverse plenamente en todas las disposiciones de la Humanidad. Este principio es consecuencia del anterior. Se pregunta Kant, si en nuestras experiencias cotidianas podemos descubrir algún indicio de este plan de la naturaleza, y la contestación es que es muy poco lo que podemos descubrir, porque ese plan exige un muy largo desarrollo en el tiempo y ha sido todavía muy poco lo que se ha conseguido. Puestos a buscar las señales de tal plan, la más importante es la Ilustración, a la que considera como la encarnación de todas las sucesivas conquistas de la Humanidad. Si los gobernantes fueran ilustrados, poco a poco los Estado irían consiguiendo un desarrollo perfecto de esas secretas intenciones que la Naturaleza nos tiene reservadas, esto es, un estado de ciudadanía mundial o cosmopolita, donde puedan desarrollarse todas las disposiciones primitivas de la especie humana.

    9. Un ensayo filosófico que trate de construir la Historia Universal con arreglo a un plan de la Naturaleza que tiende a la asociación ciudadana completa de la especie humana debemos considerarlo como posible. Además, si suponemos que la Naturaleza procede de acuerdo con un plan secreto que se desarrolla en el tiempo, entonces la Historia debe contarlo así.

    Pero eso no es lo más importante, sino que la ventaja de concebir así la historia es que podemos marcar una perspectiva consoladora del futuro. Esa es la nueva función del filósofo de la Historia, es decir, contar el pasado para prevenir el futuro.

    EL COMIENZO Y EL TERMINO DE LA HISTORIA

    Kant, como no tenemos en absoluto datos para fijar el momento en que surge la Humanidad, ni cómo fue ese nacimiento, propone "emprender un viaje de placer”, dar salida a la imaginación, aunque, eso sí, dentro de lo posible, acompañada de la razón. También, en esta especie de aventura intelectual se acompaña de un texto sagrado, el Libro 1 de Moisés, capitulo II-IV, sirviéndose de él como de "mapa viajero". De este modo, Kant va a hablar del comienzo presunto de la Historia humana, que podría haberse desarrollado en las siguientes condiciones:

    . supongamos la existencia del hombre, ya en su madurez, con facultad de procrear

    . situado en un lugar a resguardo, una especie de jardín bien provisto por la Naturaleza y resguardado de los ataques de las fieras

    . este hombre podría erguirse y andar, y podría hablar según conceptos coordinados y, por tanto, pensar, cualidades todas que tuvo que ganarlas por su mano pues no se heredan.

    . Este hombre comenzó a guiarse movido por sus INSTINTOS como el resto de los animales, instinto que le permitió ponerse en contacto con el mundo: olfato y gusto fueron los inicios. Pero pronto la razón comenzó a animarse y buscó el sentido de la vista. El hombre descubre nuevos horizontes y la imaginación provoca en él nuevos deseos, a veces incluso contra los impulsos naturales. Lo que el hombre ha descubierto es, en definitiva, su situación de privilegio con respecto a los demás animales, su capacidad de escoger por sí mismo una manera de vivir: la razón era una facultad que le permitía traspasar los límites en que se mantienen los animales.

    . Pero a la satisfacción momentánea que este descubrimiento debió producirle, pronto le siguió el miedo y el temor, porque ahora podía elegir y no sabia cómo. Una vez que había probado este estado de libertad ya no podía volver a la obediencia bajo el mando del instinto.

    Este descubrimiento de la razón se logró según Kant después de muchos esfuerzos y constituye la verdadera frontera entre el mundo animal y el mundo humano. Kant habla de cuatro conquistas progresivas de la razón humana:

    1. Instinto de nutrición, por medio del cual la Naturaleza conserva a cada individuo.

    2. Instinto sexual. Por medio de él el hombre descubre que puede superar las posibilidades sexuales de los animales y que no se trata sólo de conservar la especie. La inclinación sexual se convierte en algo más intenso y duradero, lo cual implica "la conciencia de cierto dominio de la razón sobre los impulsos". A partir de ahí surgió una forma de moral (la más primitiva), dibujada por el sentimiento de decencia, que constituye la verdadera base de toda sociabilidad.

    3. El siguiente paso de la razón fue la reflexiva expectación del futuro que constituye la característica más señalada de la prerrogativa humana. El descubrimiento del futuro también implicó el descubrimiento de la muerte y la consiguiente preocupación que ésta acarrea en el hombre.

  • El cuarto y último paso de esa razón que eleva al hombre muy por encima de los animales, fue que comprendió que él constituía el genuino fin de la Naturaleza y en esto nada, ni nadie podía hacerle la competencia. La conciencia de este privilegio hace que el hombre considere al resto de la creación como medios e instrumentos puestos a disposición de su voluntad para el logro de sus propósitos. Pero al mismo tiempo que el hombre descubre su supremacía sobre el reino animal también se da cuenta de que todos los demás hombres son iguales a él en esa supremacía. De este modo, ningún hombre debe servirse de otro. Este es el verdadero principio de la igualdad entre los hombres.

  • De todo lo anterior se deduce, que la aparición de la razón destroza los anteriores esquemas de vida animal y supone el abandono del instinto por la guía de la razón, es decir, de la tutela de la Naturaleza se pasa al estado de libertad.


    Una de las consecuencias más significativas fue que el hombre tuvo que empezar a hacerse su mundo, con su trabajo, su esfuerzo y, sobre todo, con su razón, lo cual supuso una CAIDA o un CASTIGO, un progreso de peor a mejor, porque la razón originó vicios y males, ajenos por completo al anterior estado de ignorancia. Este fue el precio que la especie humana tuvo que pagar por conquistar la razón.

    Término de la Historia

    Después de conquistada la razón, el siguiente paso fue que el hombre pasó de una época de ocio y paz a otra de trabajo y discordia antes de su reunión en sociedad.

    Los hombres llevaban entre sí géneros de vida diferentes: unos se dedicaban al oficio de pastor, sosegado y seguro; frente al oficio de agricultor, penoso e inseguro, dadas las vicisitudes climáticas y la inmobilidad que supone el depender para su sustento del producto de la tierra. Surgió la separación entre ambos, porque los rebaños del pastor no respetaban las cosechas de los agricultores y éstos tuvieron que emplear la violencia como defensa de su medio de vida. También los agricultores decidieron unirse en aldeas para ayudarse mutuamente ante la amenaza de cazadores y pastores.

    De esta unión surge el intercambio de productos, pues necesariamente tuvo que surgir la división del trabajo. De aquí tuvo que surgir la cultura y las primicias del arte. Pero mucho más importante fue la necesidad de crear una constitución civil y una justicia pública, al principio muy rudimentaria, pero suficiente para mantener algo así como un Gobierno encargado de mantener la ley y sin violencia.

    Alcanzado este estado de sociabilidad y seguridad civil los hombres pudieron distribuirse por otras tierras. De estos primeros núcleos de convivencia surge el comienzo de la desigualdad entre los hombres, fuente tanto de males como de bienes para la Humanidad.

    Los pueblos pastores nómadas hostigaban constantemente a las aldeas de agricultores y hubo guerra continua entre los dos. Pero internamente ambos pudieron gozar de libertad, los unos porque el constante peligro de guerra moderaba el despotismo, los otros porque como pobres necesitaban la participación de todos en la conservación del bien común.

    Pero pronto el lujo creciente de los habitantes de la ciudad indujo a los nómadas a unirse con ellos y con este cruce de las dos razas enemigas cesa el peligro de guerra y, al mismo tiempo, muere la libertad, debido al despotismo de los tiranos, el inicio de la esclavitud, etc. con lo que el género humano se aparta de su progreso hacia el bien prescrito por la Naturaleza.

    Como observación final, en el hombre existen unos resquemores:

    . Primero, al considerar los males que pesan sobre la Humanidad y el descontento con la Providencia que gobierna la marcha del mundo. Los mayores males que pesan sobre los pueblos civilizados se derivan de las guerras, que son un medio ineludible para hacer avanzar la cultura de la Humanidad, y solamente cuando la cultura sea del todo completa podrá ser posible una paz perpetua.

    . El segundo descontento de los hombres, reside en la consideración de la brevedad de la vida, pero Kant se pregunta si alargarla más no significaría una prolongación penosa de la lucha y un seguir cometiendo día a día las mismas injusticias por lo que el mejor destino sería desaparecer de la tierra en una inundación general.

    . por último, el deseo o más bien la nostalgia de una edad de oro en la que habría una igualdad completa entre los hombres, paz perpetua y puro goce de una vida despreocupada. Pero el hombre debe conformarse con su actual estado de penalidades. No puede culpar a nuestros primeros padres, ya que en las mismas circunstancias hubieran obrado del mismo modo que ellos. Ni debe culpar a la Providencia ni al destino, sino que él es el culpable de lo que ocurre.

    EL SENTIDO DEL PROGRESO DEL GENERO HUMANO A TRAVES DE LA HISTORIA.

    Lo que se trata de saber es si el género humano se halla en progreso constante hacia mejor. Kant dice que a tal pregunta no se puede responder igual que se responde a cuestiones de física que se ajustan a puras leyes naturales. Sólo es posible dentro de una visión de futuro a la que podríamos llamar historia profética de la Humanidad. Es decir, se trata de que nos hagamos una representación a priori de los hechos que van a venir en el futuro.

    Tres son las hipótesis en que la predicción del futuro de la Humanidad puede imaginarse:

    1. Que el género humano se halla en continuo retroceso hacia peor (terrorismo moral). Esta tesis no se puede sostener en virtud de su propio argumento. En palabras de Kant, la caída a peor no puede continuar en la historia humana indefinidamente, porque al llegar a cierto punto, acabaría destruyéndose a sí misma.

    2. Que el género humano se halla en continuo progreso hacia mejor, también denominado eudemonismo o quiliasmo, hipótesis insostenible puesto que la naturaleza humana contiene un porcentaje de bien y de mal que permanece siempre igual y no se puede aumentar o disminuir.

    3. Que el género humano se halla en un eterno estancamiento de su actual valor moral o hipótesis del abderitismo. El mal y el bien del género humano, no están mezclados, sino que el mal se neutraliza con el bien y así la especie no avanzaría, lo que traería como consecuencia el estancamiento.

    ¿Con qué hipótesis nos quedamos?. No es fácil decidirse por una de ellas, porque, en definitiva, el género humano presenta una mezcla de bien y mal y actúa libremente, por tanto, no podemos predecir cómo actuará en un determinado momento.

    Aún así, es preciso suponer en virtud de alguna experiencia que el género humano camina hacia mejor. De este modo, es necesario, que la historia profética del género humano ancle en alguna clase de experiencia de algún hecho de nuestro tiempo que demuestre esta tendencia moral del género humano. Este hecho no es otro sino la REVOLUCION FRANCESA, pero vista no como conjunto de acontecimientos políticos, sino que lo que importa es el interés, el entusiasmo que tal Revolución despierta en el ánimo de los espectadores, los cuales defienden su opinión y toman partido a pesar de los perjuicios que ello les pueda acarrear.

    Ese interés se ofrece en un doble aspecto:

    . el del DERECHO. Ningún pueblo debe ser impedido para que se dé a sí mismo la Constitución que le parezca.

    . el del FIN (que es al mismo tiempo, deber) ya que sólo aquella constitución de un pueblo será en sí misma justa y moralmente buena, cuando tienda a evitar la guerra agresiva, constitución que no puede ser otra que la REPUBLICANA y, de este modo, se podrá asegurar al género humano su progreso hacia mejor.

    Después de la Ilustración y la Revolución Francesa, según Kant, ya es imposible un retroceso en el desarrollo de estas conquistas de la Humanidad. Ello constituye suficiente presagio para adivinar que el género humano camina en progreso hacia mejor.

    No obstante, existen dificultades que surgen en el progreso mundial en razón de la publicidad. Los filósofos, son los auténticos maestros libres encargados de la "ilustración del pueblo", pero son difamados y perseguidos por los Estados, empeñados en mantener sus viejas estructuras. Así, la prohibición de la publicidad impide el progreso hacia mejor.

    También el Estado tiene otra forma de silenciamiento que impide el progreso de un pueblo hacia mejor. Se trata de la ocultación de la verdadera naturaleza de su constitución política. Esto es, por ejemplo, la monarquía absoluta, a veces encubierta por la limitación que supone una constitución, un Parlamento y donde el único que puede ejercer su voluntad es el monarca.

    Pero estas formas de silenciamiento deben ser superadas, porque la idea de una constitución en armonía ha de realizarse más pronto o más tarde, aunque sea a base de guerras y luchas (que, para Kant son inevitables). Para Kant el ideal de una constitución en armonía es el mismo ideal platónico de la República.

    El progreso hacia mejor del género humano sólo se puede conseguir mediante una educación desde la infancia tanto cultural, como moral y espiritual, a cargo del Estado cuyos dirigentes deben ser instruidos a su vez, para ese menester y sólo así pueden llegar a formarse buenos ciudadanos, dados al bien, capaces de sostenerse y progresar siempre.

    TEMA 5

    La filosofía de la historia en HEGEL

    El fin de la reflexión filosófica ante la historia universal.-

    La visión racional de la historia universal.-

    Las categorías racionales de la historia.-

    La historia universal como progreso necesario y racional del espíritu hacia la conciencia de la libertad.-

    El proceso dialéctico en la historia.-

    El gobierno de la razón en el mundo y en la historia y el problema del mal.-

    La ilustración o la soberanía de la razón, como una revolución en la 'textura' de espíritu.-

    La Revolución Francesa como momento histórico sublime en la conquista de la libertad del hombre.-

    HEGEL es un metafísico comprometido con la realidad e influido por Kant.

    Cuando Hegel habla de Dios, es un Dios comprometido con el mundo, que se manifiesta en la Historia y tiene un proyecto.

    Se puede hablar de tres momentos de la idea de Dios:

    1. TESIS. Dios antes de la creación del mundo. Dios está en sí mismo y se basta a sí mismo.

    2. ANTITESIS/NATURALEZA. Dios decide por un acto de libertad crear el mundo. La idea se despliega en la Naturaleza. Dios se manifiesta dentro de sí mismo y crea. De este modo, Dios se manifiesta en el mundo

    3. SINTESIS. Es el desarrollo del mundo por Dios. La idea se hace espíritu que es igual a la superación de las individualidades a través de las obras y actitudes de los hombres. La idea, a su vez, consta de 3 momentos:

    • Espíritu subjetivo. El espíritu está repartido en cada individuo (César, Napoléon)

    • Espíritu objetivo (El espíritu se revela como Sociedad o Cultura)

    • Espíritu Absoluto. De él se ocupa la filosofía de la Historia.

    LA VISION RACIONAL DE LA HISTORIA UNIVERSAL

    El principio que rige la Historia Universal es el Espíritu absoluto o Espíritu de Todo el Mundo, y por eso, la Historia es el ámbito de desarrollo del espíritu y de la libertad. La HISTORIA es la sucesión ordenada de los diferentes Estados que han existido. Lo que pretende Hegel es aportar la razón a la Historia, con el convencimiento de que la Historia está regida por la razón: todo acontecimiento histórico es consecuencia del desarrollo de la razón. El problema reside en saber a dónde se dirige la Historia y cómo ha de construirse para encontrar este fin (el reencuentro con la idea del Absoluto).

    Los pueblos y los hombres no están abandonados al azar y, por tanto, nuestra razón debe descubrir la razón presente de la Historia. Esta es la postura del filósofo de la Historia, que no es la misma que la del historiador, porque no se trata sólo de recoger los hechos, sino de encontrar las claves para averiguar cómo esos hechos se enmarcan dentro del proyecto de la razón o Dios en la Historia.

    LAS CATEGORIAS RACIONALES DE LA HISTORIA

    Hemos de centrarnos en lo esencial de la Historia Universal y para ello, Hegel nos habla de diferentes categorías racionales de la Historia.

    Las categorías son los principios ordenadores de los hechos históricos y son 3:

    a) Variación. Es lo primero que nos produce la contemplación de la Historia: la multitud de acontecimientos, instituciones, fealdad, libertad y esclavitud. Los pueblos y Estados se suceden unos a otros y nada parece quedar de ellos.

    b) Rejuvenecimiento. Las cosas no suceden exactamente de un modo casual, porque una nueva vida surge allí donde sólo quedaban ruinas y muerte. Nuevos pueblos y nuevos Estados se alzan. El resultado es que nos fatigamos ante esta continua sucesión de formas y pueblos particulares y nos preguntamos ¿cuál es el fin de todas estas formas y creaciones? ¿cuál es el fin último del Espíritu que parece continuarse por toda la Historia?

    c) Razón. Desde siempre, los hombres han tenido la convicción de que los acontecimientos sucedían según un orden racional, un plan. Para los cristianos este es el Plan de la Providencia Divina que gobierna el cosmos. Pues bien, esa Providencia no sólo se manifiesta en las cosas pequeñas sino que adquiere su más perfecta significación en la Historia Universal.

    El hombre es el medio que el espíritu elige para despegarse en la Historia. Esa es la parte física, pero el Espíritu en sí, es lo contrario a la materia y su sustancialidad en la LIBERTAD. Ser libre es obedecer a la Razón, al Espíritu y, por eso, la Historia del Espíritu es la de su libertad. Y ésta es la Historia en la que el hombre se hace pensamiento, elige sus fines y llega a lo Universal.

    El Espíritu es la realización forzosa de la libertad latente en nuestra razón.

    HACIA LA CONCIENCIA DE LO UNIVERSAL (LA LIBERTAD)

    Pero más allá del Espíritu Subjetivo de cada individuo está el Espíritu Universal y Absoluto, cuya obra es la Historia Universal y el fin es el desarrollo de la libertad en la Historia Universal.

    Cada individuo forma parte del Espíritu de la Sociedad (Espíritu Objetivo) y cada sociedad forma parte del Espíritu Absoluto, y unos y otros se ven dirigidos en sus acciones por éste último. Ya no importa la individualidad, sino que interesa que cada pueblo desarrolle su destino histórico como tal pueblo, que no es otro sino el de contribuir a la obra del Espíritu Universal, que es, por otra parte, una manifestación del Espíritu Absoluto, que es Dios.

    Espíritu Subjetivo ! Espíritu Objetivo ! Espíritu Absoluto (Dios)

    ¿Cuándo se sabe que se ha llegado al Espíritu Absoluto? Cuando se llega al máximo grado de libertad, cuando se llega a la identificación mayor del Espíritu de la obra humana con la de Dios.

    EL PROCESO DIALÉCTICO EN LA HISTORIA

    Las fases históricas de la realización de la libertad las divide Hegel en tres:

    a) Infancia de la Humanidad. En el Antiguo Oriente sólo una persona era libre, el autócrata. Por ello, tal libertad es únicamente arbitrariedad y salvajismo: despotismo.

    b) Juventud de la Humanidad. Con los Griegos surge por primera vez la conciencia de la libertad, pero sólo algunos fueron libres, pues siguieron manteniendo esclavos que garantizaban la subsistencia de ese orden. Grecia supuso la Adolescencia y Roma la Virilidad.

    c) Madurez y ancianidad de la Humanidad. Las naciones germánicas han sido las primeras en alcanzar dentro del cristianismo la conciencia de que el hombre es libre en la medida en que es hombre y que la libertad del Espíritu constituye su naturaleza más propia: todos los hombres son libres. El individuo es libre en tanto que pertenece al Estado. El individuo se constituye en destino nacional: Monarquía.

    LA ILUSTRACION 0 LA SOBERANÍA DE LA RAZÓN COMO UNA REVOLUCION EN LA TEXTURA DEL ESPIRITU.

    El principio de la Ilustración es la soberanía de la razón; la exclusión de toda autoridad. La Ilustración impone leyes regidas por el entendimiento.

    Donde mejor se desarrolla este principio es en Alemania, donde el espíritu protestante de Lutero no era tan agobiante como el catolicismo francés. La Ilustración protestante llega a su más alta realización política con Federico II de Prusia. Con él, el interés del Estado obtiene su universalidad y justificación supremas.

    Para Hegel, Federico el Grande es el ejemplo máximo de rey filósofo, ya que fue el primer gobernante que comprendió y afirmó lo Universal, teniendo siempre a la vista el mayor bien de su Estado y no dejando prevalecer lo particular.

    En la Constitución de Alemania, Prusia había merecido un juicio negativo por ser un Estado sin alma y sin libertad, pero para HEGEL, Federico supone la realización de los principios más importantes de la Historia. Es el adelantado de la nueva época en la que el pensamiento alcanza su papel directivo y la racionalidad conforma la vida del Estado.

    La Ilustración tiene su primera gesta en Francia por medio de la Revolución, pero, paradójicamente, su triunfo lo consigue en Alemania, sin revolución.

    LA REVOLUCION FRANCESA COMO MOMENTO HISTÓRICO SUBLIME EN LA CONQUISTA DE LA LIBERTAD DEL HOMBRE.

    A diferencia de la Alemania protestante, Francia no estaba reconciliada con la racionalidad, de cuya enajenación tiene la culpa la Iglesia católica, ya que con ella es imposible una constitución racional. Ello fue la causa de una revolución violenta: frente a un Estado violento, al pensamiento no le queda otra salida que convertirse en violento. La situación en Francia era un caos de privilegios, corrupción y opresión sobre el pueblo.

    La Primera Fase de la Revolución Francesa fue la redacción de la Primera Constitución que consagraba de hecho el predominio del Parlamento. Pero como todos desconfiaban de todos, se instituyó la sospecha y el terror en la política después de Robespierre. La solución definitiva fue Napoleón, el Emperador por excelencia para Hegel, el cual impuso orden en el interior y difundió por todas partes sus propias instituciones. Cuando agotó su obra, fue derribado.

    El caso es que para HEGEL, la Revolución Francesa no fue un acontecimiento interno sino que pertenece a la Historia Universal puesto que tuvo su expansión exterior y se introdujo en las naciones latinas, aunque para ser derrotada, incluida la misma Francia.

    La Francia postrevolucionaria no ha conseguido la paz interna con el restablecimiento de la Monarquía, pues sigue presente la Religión Católica como el máximo enemigo de las instituciones modernas.

    Tras examinar la situación de otros países europeos, el libro termina con el supuesto con el que comenzó: Reconocer que la Historia Universal es el curso evolutivo y la realización del Espíritu bajo el cambiante espectáculo de los acontecimientos y esa es la justificación de Dios en la Historia.

    "Lo único que puede reconciliar al Espíritu con la Historia Universal, y con la realidad, es el conocimiento de que cuanto ha sucedido y sucede todos los días, no sólo proviene de Dios, y no sólo sucede sin Dios, sino que es esencialmente la obra de Dios mismo'.

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    Enviado por:M Luisa Asenjo Ortega
    Idioma: castellano
    País: España

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