Filosofía


Filosofía y Ética del Comportamiento


EL ÁMBITO DE LA ACCIÓN (TEMA 9)

El hacer consciente.

Al referirnos a nuestras acciones nos referimos a aquellas cosas que hacemos conscientemente, no a las que hacemos sin darnos cuenta.

El hacer consciente y voluntario.

En el conjunto de nuestro comportamiento consciente hay cosas que hacemos intencionadamente, voluntariamente, y otras, sin querer, como ocurre con los actos reflejos. De ahí que, para determinar lo que llamamos “acción”, sea conveniente realizar una distinción entre las formas de acción, atendiendo al grado de protagonismo que en ellas ejerce el sujeto.

  • Acciones involuntarias:

  • Forzosas: son las que una sujeto realiza por la fuerza, como por ejemplo, que a una persona la arrastre el viento.

  • Por ignorancia de las circunstancias de la acción. Como cuando un conductor atropella a un peatón porque no lo había visto.

  • Acciones voluntarias:

  • Son aquellas que tienen su origen en la persona que las realiza y, por lo tanto, es responsable de ellas. De entre las voluntarias, llamamos mixtas a las que se realizan por temor a un mal mayor.

Así, podemos decir que “acciones” en el sentido estricto son las conscientes y voluntarias, las que el sujeto realiza con una intención para conseguir un fin.

Los elementos de la acción.

Para que se produzca una acción son necesarios al menos cuatro elementos:

  • Intención: observando la conducta de algunas personas vemos que tienen tendencia a hacer determinadas cosas. Cuando atribuimos a una persona la tendencia a hacer una cosa decimos que tiene una inclinación a hacerla. Las inclinaciones pueden ser inconscientes o conscientes, y en este segundo caso todavía pueden ser espontáneas y asumidas. Así, las intenciones son inclinaciones conscientemente aceptadas, que me llevan a hacer algo en cuanto tengo oportunidad.

  • Fines: los fines de una acción son las ideas que un sujeto desea realizar de un modo consciente y explícito; es decir, nuestros fines son deseos de los que nos hemos hecho conscientes y que nos proponemos realizar.

  • Consecuencias: para llevar a cabo su intención, el sujeto suele realizar distintas acciones ligadas entre sí, en las que cabe distinguir distintas fases, la primera de las cuales consiste en concebir la intención. Si en la última fase la intención se realiza, hemos conseguido el resultado de la acción. Sin embargo esta acción puede conllevar unas consecuencias. El sujeto es responsable del resultado de su acción así como de sus consecuencias previsibles.

  • Sentido: es lo que nos permite comprender por qué ocurre y por qué se ha desarrollado de un modo y no de otro: es lo que la hace comprensible, inteligible.

Describir los hechos, comprender las acciones.

En el caso de las acciones es más importante comprender su sentido que describir como se desarrollan o tratar de explicarlas por causas. Pero para comprender una acción es imprescindible en muchas ocasiones interpretarla desde el contexto en el que se realiza, que es el de una biografía personal del agente y el del conjunto de tradiciones de la sociedad en la que vive.

Saber teórico y saber práctico.

Aristóteles distingue entre dos tipos de saber:

  • El saber teórico: es propio de la razón contemplativa o científica, que tiene por objeto aquellos seres cuyos principios no pueden ser de otra manera. Por eso solo cabe contemplarlos, conocerlos, como ocurre con las matemáticas, la física...

  • El saber práctico: es propio de la razón calculativa o deliberativa, que se ocupa de los seres cuyos principios sí pueden ser de otro modo, es decir, de la acción.

Entre estos tipos de saberes se establece una jerarquía: el saber teórico es más deseable y digno que el práctico, por eso quien lo posee es el auténtico sabio. Las razones por las que el saber teórico es superior son, ante todo, tres:

  • Es un saber desinteresado, que se busca por sí mismo el placer que proporciona.

  • Se refiere a objetos duraderos, de forma que el que lo posee no se verá privado de él porque los objetos no cambian.

  • Está socialmente mejor considerado.

La primacía de la praxis.

Tras Aristóteles, numerosas corrientes han considerado que la acción tiene una primacía frente a la contemplación. La primera de las razones a favor de esta primacía es que, a fin de cuentas, la contemplación es una forma de acción, y la vida teórica una forma de vida. Además de esta se han dado otras cuatro razones:

  • La autonomía de la razón práctica (Kant). Se distinguen dos modos de usar la razón: el teórico o especulativo, en el que la razón se pone en movimiento espontáneamente cuando los sentidos son impresionados por la realidad sensible; y el práctico, en el que la razón nos dice lo que hay que hacer de manera autónoma, sin tener en cuenta la experiencia.

  • Razón e interés: también Kant muestra que la razón, sea teórica y práctica, siempre se pone en movimiento impulsada por los intereses. El saber teórico se interesa por lograr la perfección del conocimiento y el saber práctico por descubrir cual es el destino del ser humano.

  • La praxis marxista: el marxismo insiste en la primacía de la acción, pero en otro sentido. No son las ideas lo que rige el mundo, sino la acción transformadora, tanto de la naturaleza, como de la sociedad.

  • La acción creadora: es señalar la primacía de la acción pero desde una perspectiva muy distinta. Los seres humanos pensamos para sobrevivir bien, satisfaciendo nuestras aspiraciones y deseos , para lo cual hemos de desarrollar nuestra capacidad creadora.

Saber moral y saber técnico.

Aristóteles distingue entre dos tipos de sabiduría práctica: la prudencia, que tiene por objeto la acción propiamente dicha y la técnica, que tiene por objeto un tipo de acción al que llamamos producción. Ambas se diferencian entre sí:

  • Por sus fines: el prudente es el que realiza acciones buenas en sí mismas y, por tanto, no las hace por un fin distinto de ellas. El técnico produce objetos, con lo cual la acción de producir es medio para obtener un fin distinto de ella misma.

  • Por el tipo de virtud que es preciso adquirir para realizar bien esas actividades. Quien es capaz de producir objetos bellos o útiles posee la técnica, y quien sabe actuar bien posee la prudencia.

  • Por el tipo de bien que proporcionan. La técnica produce bienes particulares, mientras que es prudente quien organiza su vida para conseguir la felicidad.

La filosofía práctica.

La felicidad personal no parece posible si la persona no vive en un marco político bien ordenado. Por tanto es preciso añadir dos nuevas formas de saber práctico: política y economía.

El concepto de acción social.

En una acción social contamos con más de un sujeto, y el sentido que cada un da a su acción depende del comportamiento de los demás.

10º Tipos de acción social.

  • La acción teleológica: es aquella en la que el actor elige los medios que considera más oportunos para alcanzar una meta, calculando las consecuencias de su decisión. Puede ser instrumental (si se atiene a reglas técnicas. En este caso cada sujeto se sirve de un objeto como medio para sus fines) o estratégica (cuando los objetos se consideran como medios para sus fines y, por tanto, se instrumentalizan entre sí).

  • La acción comunicativa: es la interacción de dos sujetos, que entablan una relación interpersonal, con el propósito de comunicarse, de entenderse sobre una situación.

11º Las pretensiones de validez del habla.

Organizamos nuestra vida a través de acciones comunicativas. Éstas suelen tener éxito porque el hablante, implícitamente, eleva unas pretensiones de validez que el oyente acepta. Estas pretensiones son: inteligibilidad, verdad, corrección y veracidad.

12º Los tres mundos: ciencia, moral y arte.

Cuando un hablante realiza una acción comunicativa presupone que existe una relación entre él y tres mundos:

  • Un mundo objetivo sobre el que formula enunciados verdaderos o falsos.

  • Un mundo social, al que el hablante pertenece como persona.

  • Un mundo subjetivo, entendido como la totalidad de sus deseos y vivencias.

Por tanto:

  • Cuando un hablante tiene su proposición por verdadera, está suponiendo que existe un mundo objetivo. Este es el mundo de las ciencias.

  • Cuando pretende estar hablando desde un contexto de normas correcto, es porque supones que esas normas han sido creadas intersubjetivamente. Este es el mundo de lo moral.

  • Cuando pretende ser veraz, es porque supones que existe el mundo de sus propias vivencias. Este es el mundo del arte.

13º La sociedad del trabajo.

Al menos cinco características del trabajo explican su protagonismo:

  • El trabajo confiere valor a las cosas.

  • El trabajo justifica el derecho de propiedad.

  • El trabajo es medida del intercambio.

  • El trabajo es el factor estructural de la sociedad.

  • El trabajo es “la esencia del ser humano”.

LA PERSONA, REALIDAD MORAL (TEMA 10)

1º Moral y ética.

Para ser persona en el pleno sentido de la palabra es necesario entrenarse, y este entrenamiento consiste fundamentalmente en tres aspectos:

  • Forjarse un buen carácter.

  • Agudizar la conciencia.

  • Adquirir criterios morales y sabiduría práctica.

La ética es una parte de la filosofía que reflexiona sobre la moral y que se distingue de ésta en que, mientras la moral forma parte de la vida cotidiana, la ética es un saber filosófico.

2º Moral, derecho y religión.

Moral, derecho y religión tratan de orientar las acciones humanas y, en este sentido, son saberes normativos, dan normas. Los tres son necesarios para las personas, aunque es verdad que están estrechamente relacionados entre sí y se complementan. Las diferencias entre ellos radican en:

  • Quién es el que promulga el mandato y exige su cumplimiento.

  • Quienes son los destinatarios.

  • Ante quién está obligado a responder el que lo infringe.

  • De quién se puede esperar obediencia.

3º Tareas de la ética.

Para cumplir su cometido, la ética se enfrenta ante todo a tres tareas:

  • Tratar de aclarar en qué consiste lo moral.

  • Intentar fundamentar por qué hay moral.

  • Procurar aplicar cuanto haya descubierto para orientar la acción en los distintos ámbitos de la vida de la persona y de la sociedad.

4º No hay personas amorales.

Imaginar posibilidades, tener que elegir entre ellas y justificar la acción son tres momentos de la estructura moral de las personas que hacen que ninguna sea amoral. Un ser es amoral cuando actúa automáticamente y, por lo tanto, no es dueño ni responsable de sus actos.

5º La forja del carácter.

Según los filósofos griegos, mientras que los animales nacen con unas propiedades y no pueden modificarlas a su gusto, las personas podemos modificarlas y adquirir otras. Nacemos con un determinado temperamento que resulta difícil de modificar, con un talante, incluso con un carácter que nos viene natural y socialmente dado, pero podemos adquirir un nuevo carácter al elegir reiteradamente las propiedades que mejor nos realizan. Por eso, los seres humanos tenemos dos tipos de propiedades: unas por naturaleza y otras por apropiación.

Para adueñarse de una propiedad atractiva es necesario repetir actos en una misma dirección, con lo que se logran unos hábitos de comportamiento. Si nos predisponen a obrar bien se llaman virtudes y si nos predisponen a obrar mal se llaman vicios.

6º La conciencia moral.

La conciencia moral es la capacidad de captar los principios por los que distinguimos entre lo moralmente bueno y lo moralmente malo. Otra de sus funciones es formular juicios en función de los valores y de la situación concreta, así como ser autocrítica, provocando en el sujeto satisfacción o remordimiento.

7º El desarrollo de la conciencia.

La estructura universal de los juicios morales se desarrolla a través de unas etapas, que siguen una secuencia idéntica en personas de diversas culturas y se ordenan en tres niveles:

  • El nivel preconvencional, la persona tiene por justo lo que satisface sus intereses concretos.

  • El nivel convencional: la persona considera justo lo que concuerda con las leyes dictadas por su sociedad.

  • El nivel postconvencional: la persona distingue entre las normas de su sociedad y los principios morales universales.

8º El relativismo moral.

Consiste en afirmar que para decidir qué es justo hemos de situarnos dentro de un grupo determinado y ser conscientes de que los resultados a los que lleguemos valen para él, pero no para los restantes.

El relativismo nació en Grecia con los sofistas, especialmente Protágoras. Hoy el relativismo sigue presente en el relativismo cultural, el contextualismo y el etnocentrismo.

9º El escepticismo.

El escepticismo, iniciado por Pirrón y su escuela, afirma que, puesto que no podemos encontrar ningún criterio para preferir unas opciones o otras, es imposible distinguir entre lo justo y lo injusto o entre lo bueno y lo malo.

10º El subjetivismo.

Para el subjetivismo, las cuestiones morales, a diferencia de las científicas, son subjetivas, porque en el caso de los juicios morales no se puede hacer experimentos y, por lo tanto, es imposible llegar a ponerse de acuerdo con razones.

11º El emotivismo.

Según los emotivistas, las afirmaciones morales solamente pretenden expresar emociones y sentimientos, y no aumentar nuestro conocimiento, porque de ellas no puede decirse que sean verdaderas ni falsas. El emotivismo nació en el siglo XVIII, especialmente con la obra de Hume, quien afirmaba que la maldad o bondad de un acto se percibe por el sentimiento que experimentamos ante él.

12º Principales puntos débiles de estas posiciones.

Las posiciones antes vistas presentan al menos dos puntos débiles: son incapaces de explicar el significado de algunos términos morales y no pueden explicar el hecho de que argumentemos sobre cuestiones morales.

13º Saber ser feliz.

Moralmente, sabio es aquél que sabe ser feliz. Para ser feliz es necesario cultivar una serie de virtudes, la más importante de las cuales es la prudencia. Es prudente quien sabe actuar buscando lo que le conviene en el conjunto de su vida.

Sin embargo, la felicidad plantea a la ética al menos tres problemas:

  • No todos tenemos el mismo ideal de felicidad. Los ideales de felicidad no son, pues, universalizables.

  • Alguien puede entender que su felicidad justifica el sufrimiento de otros. Este tipo de felicidad no es verdaderamente humano, sino que es “bienestar”, y el bienestar se opone muchas veces a la justicia.

  • Ser felices no depende sólo de nosotros, también de la suerte y de otras personas. La felicidad es conquista y don.

14º Saber ser justo.

Saber ser justo es ser capaz de ignorar el interés de unos pocos a favor del interés de todos. Lo justo se refiere a aquello que es exigible a cualquier ser racional que quiera pensar moralmente, mientras que lo bueno, lo es sólo para una persona, grupo o cultura.

15º Éticas de la justicia y éticas de la felicidad.

Las éticas de la justicia o éticas de mínimos se ocupan de aquellos deberes de justicia exigibles a cualquier ser racional y que, en definitiva, componen unas exigencias mínimas.

Las éticas de la felicidad, por el contrario, intentan ofrecer ideales de vida buena, en los que el conjunto de bienes de que las personas podemos gozar se presentan jerarquizadamente como para producir la mayor felicidad posible.

LA LIBERTAD (TEMA 11)

Libertad externa y libertad interna.

Consideramos dos formas de libertad:

  • La libertad externa, propia del mundo jurídico y político, que consiste en la posibilidad de obrar en un sentido u otro dentro del marco social, sin que nadie me lo impida.

  • La libertad interna, propia del mundo moral, que es la libertad de querer una cosa u otra.

El mundo de las libertades civiles y políticas.

Benjamin Constant se refirió a dos formas de libertad civil y política, la de los antiguos y la de los modernos, teniendo en cuenta que por libertad civil y política entendemos la capacidad de elegir y de actuar en una comunidad política sin ser coaccionados por otras personas.

Podemos decir que el tránsito a la modernidad conlleva al menos cuatro consecuencias para el concepto de libertad:

  • La libertad se universaliza: toda persona tiene la capacidad de ser libre y el derecho de ejercer su libertad.

  • Nace el término “libertad de los modernos” que se entiende más como independencia individual que como participación política directa.

  • Surge la forma de organización política representativa, en la que el pueblo no gobierna directamente, sino a través de sus representantes.

  • Los ciudadanos deben participar eligiendo y controlando a sus representantes.

Así, podemos decir que la libertad externa o libertad legal puede ser de dos formas:

  • La libertad de los antiguos o libertad positiva, en la que el ciudadano toma parte activa en la actividad pública. Se la llama “libertad para” porque se es libre para participar.

  • La libertad de los modernos, también llamada “libertad de” o libertad negativa, porque consiste en el derecho de actuar en mi vida privada sin interferencias ajenas. Se trata más bien de independencia.

Un callejón sin salida.

La libertad es una facultad de la voluntad de actuar en un sentido u otro sin ser determinada por algo ajeno a ella. Desde antiguo, el fenómeno de libertad nos ha conducido a un “callejón sin salida” entre dos actitudes:

  • La de quien está convencido de que nada acontece sin causa, actitud que es determinista si pretende explicar tambien causalmente la conducta humana.

  • La conciencia espontánea que tenemos de actuar en ocasiones libremente, aunque estemos condicionados a obrar en un sentido u otro.

Condicionamiento y determinación.

Estar condicionado significado no ser libre de un modo absoluto, pero sí conservar la libertad suficiente como para saberse responsable de sus actos. Estar determinado significa, por el contrario, negar incluso este mínimo de libertad.

La libertad humana está condicionada por el temperamento con que nacemos, por el medio social y la educación, por la situación económica y política en que vivimos, de suerte que no somos absolutamente libres.

El determinismo cosmológico: el destino.

Según Heráclito, todo se explica por alguna razón, y como la serie de razones no puede ser infinita, ha de haber una razón común, que es la Ley que rige el Universo. Los estoicos entendieron que, si esa razón es la Ley del Universo, entonces es también el destino lo que rige nuestras vidas.

El determinismo teológico: la predestinación.

Esta doctrina cree que, si Dios es omnisciente, es decir, lo sabe todo, será porque ha determinado las cosas y, si es la causa de todo, también lo será de las acciones humanas. Pero entonces, ¿por qué hacer a las personas responsables de sus actos?. Ante esta pregunta, las religiones monoteístas han adoptado dos actitudes extremas: el pelagianismo, que propone el esfuerzo personal, incidiendo en la libertad de las personas; y el jansenismo, que invita a abandonarse en manos de Dios.

El determinismo científico.

Intenta dar razón a la conducta humana desde una sola de sus dimensiones. Practica entonces un reduccionismo, porque intenta reducir la complejidad y riqueza de las dimensiones humanas en una sóla, y explican desde ella los restantes.

Crítica del determinismo.

Las posiciones reduccionistas son incapaces de justificar los siguientes hechos, que sólo se entienden si suponemos que somos libres:

  • La convicción con que actuamos de ser libres.

  • El hecho de que nos hagamos responsables de nuestros actos como si fuéramos dueños de realizarlos.

  • La alabanza y la reprobación de ciertas conductas.

  • La creatividad estética y científica.

  • La existencia del mundo moral, jurídico, político y religioso, construido sobre el cimiento de la libertad.

La diferencia entre el ser humano y el animal.

Los seres humanos nos caracterizamos frente a los animales por ser “necesariamente” libres, ya que nuestra estructura biológica nos obliga a serlo. Todo ser vivo ha de ser viable en relación con su medio porque, si no, perece. Para ello ha de responder a las provocaciones del medio ajustándose a él. La estructura básica de la relación de cualquier organismo con su medio es “suscitación - afección - respuesta”.

En los animales, la suscitación procede de un estímulo, al que responde de forma ajustada, gracias a su dotación biológica. El ser humano, sin embargo, no responde automáticamente, sino que la suscitación da comienzo en él a un proceso en el que destacan los siguientes pasos:

  • El ser humano, gracias a su inteligencia, capta el estímulo como algo real y se siente afectado por esa realidad.

  • Al sentirse afectado imagina las distintas posibilidades de respuesta. Éste es el nivel más básico de la libertad, al que ningún ser humano puede renunciar.

  • Para elegir una de las posibilidades ha de renunciar a las demás y justificar su elección.

Así, como animal de realidades y de posibilidades, abierto al mundo, el ser humano es forzosamente libre porque se ve obligado a elegir entre ellas y justificar su elección.

10º Libertad como autonomía.

Kant ofreció una caracterización de la libertad que va más allá de la elección entre los medios para llegar a un fín ya dado. No se trata sólo de que puedo escoger diversos medios de comunicación para ir a Roma, pero estoy obligado a ir allí; es que puedo proponerme ir o no. Las personas podemos proponernos unos fines u otros: somos autónomas, nos damos nuestras propias leyes.

11º Libertad concreta.

Hegel criticó la idea kantiana considerando que se trata de una libertad abstracta y no de una libertad concreta. Para que la libertad se realice plenamente, es preciso que los individuos se percaten de que son personas autónomas, capaces de darse sus propias leyes.

12º La emancipación social.

El marxismo asume la idea de que el individuo aislado no existe, sino que el hombre es un conjunto de sus relaciones sociales. Por tanto, la libertad de cada persona exige la emancipación de la sociedad en su conjunto.

13º Libertad dialógica.

Autores como G. H. Mead explican que el proceso por el que los individuos se constituyen como personas es inseparable del proceso por el que devienen miembros de una sociedad. De ahí que Mead llegue a afirmar: “somos lo que somos gracias a nuestra relación con los demás”.

14º Libres desde la comunidad.

Los filósofos comunitarios afirman que la libertad debe entenderse como autonomía: los miembros de cada comunidad tienen que conquistar juntos su autonomía, y para eso es preciso ir generando una voluntad común.

15º Libertad humana.

En resumen, podemos decir que la libertad humana, condicionada sin duda por factores biológicos y sociológicos, tiene su base biológica en la hiperformalización del ser humano. En virtud de ella capta el medio como realidad a través de su inteligencia y responde creando un mundo de posibilidades entre las que ha de elegir y justificar su respuesta.




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Idioma: castellano
País: España

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