Derecho


Filosofía del Estado


E L E S T A D O

Los ideólogos de la burguesía presentan el Estado como una fuerza sobrenatural que Dios concediera al hombre desde tiempos inmemoriales. Lo presentan como un ingenuo instrumento del orden y árbitros sin carácter de clase, llamado a ventilar los posibles litigios que surjan entre los hombres, independientemente de la clase a que pertenezcan.

  • Origen y Esencia del Estado

  • El estado, producto del desarrollo histórico de la sociedad

    El marxismo ha mostrado que el Estado no es una fuerza impuesta a la sociedad desde fuera. Es producto del desarrollo interno de ésta. Fue originado por los cambios que se operaron en la producción material. La sustitución de un modo de producción por otra condiciona la sustitución de una estructura estatal por otra.

    El estado no ha existido siempre. Las relaciones entre los hombres se basaban en aquel remoto tiempo en la fuerza de la opinión pública.

    Así, el Estado es producto de la sociedad de clases. Apareció cuando aparecieron las clases.

    Esencia del Estado

    El Estado es un instrumento político, una máquina para mantener el dominio de una clase sobre otra.

    ¿Cuáles son, pues, los rasgos del Estado?

    El rasgo principal del Estado es la existencia del poder público (social), que expresa los intereses de la clase económicamente dominante y no de toda la población. Este poder se apoya en la fuerza armada: el ejército, la policía y los gendarmes.

    El Estado nace de la unión de varias tribus bajo un solo jefe ó de muchos comunes bajo una ciudad capital. Supone un pueblo, un territorio y la autonomía. Así Aristóteles, quien decía que el Estado era una comunidad de familias y de lugares, teniendo por objeto la prosperidad y la dicha, y le daba, por materia la agregación y por forma el orden. Platón opinaba que para alcanzar el bien se necesitaba la armonía de nuestras facultades morales, la cual se obtiene por la perfecta organización del Estado, al que llamaba el hombre completo, el hombre en grande.

    Hacer posible la moralidad y obligatorio el derecho, este es el fin del Estado. El hombre se identifica con el Estado, mas sin perder por esto su individualidad propia. Así define Blunstschli el Estado: una reunión de hombres que componen una persona orgánica y moral bajo la forma de gobernantes y gobernados, ó más brevemente, el Estado es la persona de la nación políticamente organizada en un país determinado.

    Platón escribió: El estado es más perfecto, cuanto más se asemeja al hombre. Si una parte del Estado padece, todo el cuerpo se resiente. Para Aristóteles el hombre es un animal político por naturaleza, y el Estado el producto de la naturaleza humana.

    Por naturaleza el hombre es un ser social, toda vez que para tener una existencia plena de satisfacciones, se organiza con sus semejantes y busca mecanismos que coadyuven a su desarrollo en forma integral; a fin de lograrlo, deberá avanzar en forma positiva, al ritmo de sus pensamientos, para encontrarle sentido a la vida y lograr el éxito.

    La historia nos demuestra que el hombre, desde que aparece en la Tierra, se ha visto envuelto en la necesidad de formar grupos sociales (hordas, clanes, tribus) que le permitieran resolver sus necesidades de sobrevivencia. La alimentación, el vestido y la habitación, han sido y serán los problemas básicos de la humanidad, lo que originó que ciertos bienes como el agua y el suelo, fueran objeto de codicia y acaparamiento, toda vez que en lo intrínseco eran factores de riqueza que daban la posibilidad de poder sobre quienes no los poseían, amén de satisfacer el bienestar propio, aumentando por estas circunstancias el comercio, naciendo así la imperiosa necesidad de ofrecer seguridad social.

    En algún tiempo imperó entre la humanidad la ley del más fuerte. El concepto de fuerza fue sufriendo cambios significativos, hasta surgir la comunidad política, teniendo como objetivo conservar y proteger lo que se ha ido considerando valioso para la sociedad a través del tiempo.

    Entre las organizaciones que conocemos encontramos la polis de la Grecia clásica, y en un sentido más amplio y completo la figura surgida de la Roma antigua, la típica domus romana, la cual era el conjunto de personas sujetas a la potestad de un mismo jefe y constituía la base de una organización. Al inicio de nuestra era aparece la Iglesia como comunidad universal. En 1684, con la paz de Westfalia, surge el Estado moderno, sistema por el que se reconoce que el poder dimana del pueblo y se instituye para su beneficio.

    En las organizaciones políticas que hemos conocido, sabemos que todas tienen un mismo común denominador, el poseer un orden normativo con el propósito de que quienes las integran gocen de convivencia pacífica entre ellos y frente a otras comunidades, y así garantizar el desarrollo socio-cultural de acuerdo a los principios rectores del momento histórico de la comunidad.

    Se instituye el Estado con un afán de libertad, donde los que detentan el poder político se sujetan al imperio de las leyes, dando así garantía a la justicia y al bienestar social, significando de esta forma una expresión genuina de democracia. El Estado es creado para ordenar y servir a la sociedad, justificando su existencia por los fines que se le han encomendado.

    El Estado como estructura organizada de efectividad tiende a la realización del bien común, la seguridad jurídica y económica de la comunidad política para este fin, desarrolla actividades diversas comprendiendo todos los aspectos de la vida humana.

    Una de las funciones primarias del Estado es crear el derecho, debido a la integración política de la sociedad. Puesto que en el Estado “la sociedad alcanza el grado más alto de seguridad jurídica, toda vez que cuenta con órganos dedicados a la aplicación y ejecución del derecho positivo; para este importante concepto debemos contar con una soberanía estatal, ya que su cualidad de unidad suprema de acción y decisión es lo que permite ver al derecho como una unión”.

    Podemos aseverar entonces que la actividad estatal está sujeta al orden jurídico que se ha dado, puesto que es su elemento primordial para llevar a cabo su cometido, pues carecería de efectividad todo cuanto hiciera por cumplir su misión.

    La creación de la ley es decisiva, pero para que tenga vigencia plena debe tener aplicación y ejecución. Gabino Fraga define la actividad del Estado como “el conjunto de actos materiales y jurídicos, operaciones y tareas que realiza en virtud de las atribuciones que la legislación positiva le otorga”. Andrés Serra Rojas, opina que es “el conjunto de operaciones, tareas y facultades para actuar, jurídicas, materiales o técnicas, que le corresponden como persona jurídica de derecho público y que realiza por medio de sus órganos”.

    Las actividades jurídicas del Estado están encaminadas a la creación, aplicación y cumplimiento de la ley.

    Las actividades técnicas son las que se encuentran sujetas a conocimientos técnicos o científicos. Dichas actividades se vinculan en la esencia de la estructura estatal, puesto que es por su conducto que se brindan todos los servicios de carácter público para satisfacer que se procura el perfeccionamiento del organismo político. Por eso es que se diferencian las funciones judicial, legislativa y ejecutiva, en el sentido de que cada una de ellas tiene su propia naturaleza que impide su traslado o confusión en lo material y en lo formal.

    Por lo tanto, las atribuciones del Estado han consistido en:

  • Atribuciones de mando, de policía o de coacción, que comprenden todos los actos necesarios para el mantenimiento y protección del Estado, así como de la seguridad, la salubridad y el orden público.

  • Atribuciones reguladoras de las actividades económicas de los particulares.

  • Atribuciones para la creación de los servicios públicos.

  • Atribuciones para la investigación directa en la vida económica, cultural y asistencia del país.

  • De lo que se desprende que la actividad del Estado es el conjunto de operaciones jurídicas destinadas a la conservación, organización y desarrollo.

    La actividad del Estado es tan amplia que no podemos percibirla plenamente en su totalidad ya que, siguiendo el pensamiento del ilustre jurista Luis Recasens Siches, el Estado es la organización jurídico - política de un complejo sistema de procesos sociales que tienen como fuente la voluntad preponderante de los hombres que los protagonizan; su actividad, por tanto, tenderá a la estructuración de un mando supremo de carácter legítimo y a la consecución de los fines individuales mediatos y de los colectivos inmediatos.

    También afirma que “el Estado representa una unidad colectiva, que se cristaliza en el ordenamiento jurídico”; ahora bien, esta ordenación constituye una unidad social como en general la constituyen todas las ordenaciones vigentes de la conducta.

    Dentro de la normatividad y la normalidad, para que surja una organización de una unidad social es necesario que se establezca una instancia para resolver los conflictos, y para lograr que sus mandatos sean obedecidos. La organización de esta instancia es, de hecho, la realidad de la unificación del ordenamiento social; pero debe existir una instancia de poder, rectora de la organización social, para determinar e imponer la decisión pertinente.

    El Estado y el derecho poseen una implicación mutua: los dos procuran la convivencia pacífica, armónica y justa de los seres humanos que se someten a ellos. El Estado como detentador del monopolio de la coacción física legal que caracteriza y hace factible el derecho, y el derecho que es quien estructura al Estado y legítima su mando supremo.

    Es importante destacar la opinión del maestro García Oviedo, en el sentido de que dependiendo del momento histórico que vive cada país, los fines estatales adquieren mayor o menor relevancia y por ende, un orden de consecución prioritario; afirma que “El Estado debe tener como fundamento de su existencia un contenido axiológico expresado y tutelado por normas jurídicas que fomentan comportamientos destinados al perfeccionamiento material y espiritual de la humanidad”.

    Según Kant “el fin del Estado no es el bien o la felicidad de los ciudadanos, sino el acuerdo de la constitución con los principios de derecho; la voluntad general del Estado sólo puede aspirar a una cosa: a la seguridad de los derechos de todos”.

    Para el maestro Andrés Serra Rojas, “los fines del Estado están contenidos en el cuadro del orden jurídico de un país, en principio en la estructura constitucional y en la legislación ordinaria y reglamentaria”, sobre este punto de vista expresa que “la Constitución de 1857 declaró los fines del Estado mexicano en una forma general.

    Por lo que deducimos que el derecho y el Estado en sus fines se identifican; que el segundo no es una entidad teológica en sí misma, sino una organización jurídico-política concreta, existe en tanto los seres humanos que lo crean persistan en realizar las conductas adecuadas y precisas para sostenerlo; en cuanto a esas conductas, suponen la creación y cumplimiento de normas jurídicas de diversa índole, cuyos fines son la cristalización de las necesidades y aspiraciones de los mismos seres humanos que intervienen en los procesos sociales, entendidos como la base fundamental del orden jurídico.

    DE LOS DERECHOS ABSOLUTOS DE LOS ESTADOS

    El Estado, como persona libre, puede ejercitar cualquier acto soberano, siempre que no perjudique los derechos de los demás Estados. Ningún Estado extranjero puede oponerse a un cambio interior de la forma del gobierno ó del jefe del Estado. Se oponen como excepciones a esta regla las convenciones especiales o motivos evidentes de seguridad propia. No intervenir es la regla general: todas las excepciones deben estar justificadas por necesidad absoluta.

    Todo Estado está investido de un poder exclusivo de legislación en cuanto concierte a los derechos personales de sus súbditos, aun los residentes en el extranjero, y a los bienes inmuebles que se hallen en su territorio, ya pertenezcan a los nacionales o a extranjeros. En cuanto se relaciona con el orden público y la seguridad, la ley del país obliga tanto a los naturales como a los que vayan a ponerse bajo su protección.

    El dominador político, explotando la fuerza que le proporciona una organización rígida, logra la sumisión forzada de una colectividad cuyos componentes le son hostiles en la mayoría; y ocurre así, porque el denominador posee el resorte de la disciplina, la fuerza de la inercia que se da en una organización, resortes de los cuales carecen los individuos aislados, de modo que éstos son llevados a servir de instrumento de aquel poder, que repudian en el fondo de su conciencia. Pero estos casos de poder social no elaborado ni apoyado efectivamente sobre la auténtica realidad social, sino logrado bien por la violencia, bien por la argucia de una organización que anula las oposiciones - en cuanto impide que éstas se conecten -, llevan dentro de sí el germen de su inevitable derrumbamiento.

    Hace unos cuarenta años, se había registrado el fenómeno de que un mando político contrario a la opinión pública predominante hubiese durado largo tiempo. Todas las tiranías, que fuesen real y efectivamente tales, se derrumbaron en corto periodo de tiempo.

    Ahora bien, aun expresadas las reservas que anteceden, queda como realidad normal del Estado el hecho del mando de la opinión pública, que es el que produce la instancia unitaria de decisión, sobre la cual se basa el ordenamiento normativo.

    Hay que tener en cuenta además que, para que la opinión pública actúe eficazmente como poder social, es preciso que se convierta en algo más que opinión, que se transforme en voluntad en caminada a la acción; es menester que no se limite a puros pensamientos internos, sino que se torne conducta efectiva. Claro es que el antecedente del comportamiento real lo suministra un fenómeno de opinión. Cierto también que la mera existencia de una determinada corriente de opinión pública poderosa influye ya de por si en los cimientos del Estado y en los caminos que éste siga, sobre todo en regímenes auténticamente democráticos, que abren anchas vías al desenvolvimiento de todas las directrices de la opinión, y cuyos titulares del poder no se aferran contra viento y marea a sus puestos de mando, antes bien permanecen en ellos tan sólo cuando cuentan con un apoyo efectivo de la opinión preponderante.

    BIBLIOGRAFIA

    Filosofía del Derecho. Luis Miraglia

    Fundamentos de Filosofía. U. Afanasieu

    Tratado general de filosofía de derecho. Luis Recasens Siches

    Filosofía del Derecho. Preciado Hernández

    UNIVERSIDAD AUTONOMA DE SINALOA

    FACULTAD DE DERECHO

    EL ESTADO

    MATERIA:

    FILOSOFIA DEL DERECHO

    ALUMNO:

    GRUPO:

    4

    AÑO:

    QUINTO

    INTRODUCCION

    En el presente trabajo trataremos de desarrollar el tema del Estado desde un punto de vista filosófico.

    Trataremos de definir los aspectos fundamentales del Estado, como lo es su origen, su esencia, así como las diferentes posiciones ideológicas de diversos autores del concepto de Estado, la trascendencia y los rasgos del mismo.

    Así también abarcaremos el poder absoluto del Estado sustentado y basado en la opinión publica predominante.

    También la sujeción del Estado a la creación de su normatividad por parte de la instancia unitaria de decisión.

    CONCLUSION

    Determinamos en el presente trabajo el vínculo entre el derecho y el Estado, el Estado como máxima figura dentro de la sociedad debe de apoyarse en los ordenamientos normativos, para que su poder pueda subsistir, así como también debe de haber la intervención de la opinión pública, por eso es que el Estado es considerado una organización jurídico-política, en la cual deben de existir las conductas adecuadas para sostenerlo, que estas mismas conductas dieran inicio a la creación y cumplimiento de ordenamientos normativos, que tienen como fin regular las conductas de estos, así como sus necesidades y deberes.




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    Enviado por:Jesús Arturo
    Idioma: castellano
    País: México

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