MATERIA DEL ÁREA DE FILOSOFÍA E HISTORIA SOCIAL II
CARRERA: FILOSOFÍA
8º SEMESTRE
ENSAYO REFLEXIVO SOBRE LA ILUSTRACIÓN
La ilustración es un fenómeno de gran complejidad con una difícil delimitación histórica, tan es así que Adorno y Horkheimer (si no es que hasta Nietszche) lo remontan hasta la Grecia antigua. Si nos limitamos a ubicarlo como fenómeno posterior al renacimiento la tarea se facilita, pues identificar el concepto en cualquier época diluye su consistencia.
Podemos empezar por considerar que el mismo término “ilustración” obedece a la contraposición de las luces de la razón con el oscurantismo medieval. En ese sentido, la ilustración se constituye como el uso de una razón combativa en contra de la superstición, la autoridad y la mediocridad. Pero no solamente es el uso de la razón, sino también de la emoción, pues la ilustración también es ese sentimiento irracional de combatividad en nombre de la razón, tal como sostenía Schaftesbury.
Es así como la ilustración combate lo subjetivo del moralismo (como en Sade) y lo objetivo del idealismo (como en LaMettrie), frente al conservadurismo, el dogmatismo e incluso el monoteísmo. Asimismo, la ilustración combatió la erudición de aquellos que saben mucho, pero no proponen nada, así como a los poetas que se disfrazan de filósofos, aquéllos que se quedan en la superficie de las cosas y las pintan con colores brillantes. También criticó a los genios: aquéllos que escriben lo más confuso posible y a los que buscan el aplauso fácil del público.
Por otra parte, hay una tendencia a identificar ilustración y positivismo por parte de autores como Adorno y Horkheimer, por ejemplo, el hecho de que se pretenda dominar a la naturaleza tiende a la enajenación y a la pérdida del sentido; sin embargo esto puede ser más un mal necesario que una regresión, pues el hombre mismo se ha constituido con base en el dominio de la naturaleza exterior e interior, tal como explica Engels.
Es decir, que si bien el avance de la razón y la técnica ha provocado una alienación en la humanidad, solamente mediante el desarrollo de nuestras capacidades es como podemos lograr en un futuro una integración mayor con la naturaleza, mayor que aquella que teníamos con el mito y la celebración ritual. Pues la razón es un arma de dos filos: nos permite destruir nuestro entorno y a nosotros mismos, pero también nos permite conocer y mejorar nuestro ambiente y nuestras vidas, todo depende de la madurez social que alcancemos, pues los mismos ilustrados fueron los que nos avisaron del peligro de la tecnificación y del abandono de la naturalidad.
Asimismo, la ilustración pretendió combatir los mitos, pero mediante la razón creó una nueva forma de mito, que incluye la confianza en la ciencia y el olvido del ser. En ese sentido, los ilustrados fueron presa de su entusiasmo, pero su mito pertenece a una categoría distinta a los mitos en las culturas antiguas, es un mito más sutil y más fácil de superar, pues nos acerca a un razonamiento crítico y nos aleja del dogma, así como el agua de Tales tenía cierto misticismo, pero era ya un intento de explicación más reflexiva que la mitología que le precede.
Además, no podemos trazar un avance lineal en la historia de la humanidad que coloque a la ilustración como el grado más alto de progreso, pues eso sería positivista.
Lo que sí podemos hacer es reconocer su entusiasmo y confianza en las capacidades humanas, tales como la razón, la emoción, la experimentación y la lucha social. Tampoco podemos confundir la ilustración con la razón instrumental, pero sí podemos señalar que ambos son fenómenos fundamentalmente burgueses que forman parte de nuestra historia.
En nuestra época el proyecto de la ilustración puede servirnos como propuesta para nuevos desafíos. Si la ilustración combatió el dogma y el moralismo, nosotros podemos combatir el postmodernismo y el neoliberalismo, es decir, combatir los extremos de la emoción y la razón, y buscar integrar ambos elementos en una práctica reflexiva, aquélla que busque la emancipación de la humanidad ante la explotación y la enajenación.
Podemos recuperar el entusiasmo ilustrado para forjar una sociedad en donde todos tengamos la capacidad social de crear, donde todos disfrutemos de los beneficios de la ciencia y podamos recuperar el sentido de la existencia, aquél que vislumbramos en los orígenes de la humanidad. Puede sonar utópico, pero al menos es un proyecto, un objetivo a seguir y no una mera crítica que pretenda meter a la ilustración, el positivismo, el pragmatismo y la ciencia en un solo costal y tirar el agua de la bañera junto con el niño.
BIBLIOGRAFÍA
Horkheimer, Max y Theodor W. Adorno. Dialéctica de la Ilustración: fragmentos filosóficos. Akal, Madrid 2007.
Plebe, Armando. Qué es verdaderamente la ilustración. Doncel. Madrid. 1971
Cassirer, Ernst. Filosofía de la Ilustración. FCE. México. 1975.