Historia
Fases de la Revolución Industrial
REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
ð Conjunto de modificaciones en la estructura económica de los países occidentales que se produce en el período comprendido desde mediados del siglo XVIII hasta finales del XIX aproximadamente; se caracteriza por el desarrollo del capitalismo, la expansión de la industrialización y la aparición del maquinismo.
El nacimiento del capitalismo facilitó el desarrollo de las técnicas modernas debido a que se estableció un sistema económico basado en el dinero que fomentaba la búsqueda de beneficios económicos.
El cambio de una "economía de trueque" a una" economía de dinero" con una estructura de crédito internacional (oro, cheques, letras de cambio) desarrolló los hábitos científicos del pensamiento. La Ciencia y el dinero eran la misma clase de poder: el poder de abstracción y de cuantificación. Con ello se fomentaron los hábitos abstractos de pensamientos, intereses pragmáticos y estimaciones cuantitativas.
Las máquinas, la producción fabril y la necesidad de nuevas armas para equipar a los ejércitos provocaron demandas directas de capital. Probablemente las máquinas no se hubieran inventado ni difundido tan rápidamente sin el incentivo adicional del beneficio. La técnica tiene una gran deuda con el capitalismo y con la acción bélica.
La época que precede a la revolución industrial se caracteriza por la rápida difusión de los conocimientos a causa de la introducción de la imprenta en Europa, por el desarrollo de nuevas armas debido a los avances de la minería y de la industria metalúrgica y por la afluencia en Europa de nuevos productos como consecuencia de los grandes descubrimientos geográficos.
Nace también el espíritu científico y la ciencia en sentido moderno, realizándose grandes avances en matemáticas, física, química y biología. En relación a la tecnología, el progreso técnico dependía aún de la utilización de métodos empíricos.
Después de 1750 la industria llega a una nueva fase, con una fuente de energía, materiales y objetivos sociales diferentes. Esta revolución se dirige hacia la cuantificación de la vida. El atraso industrial original de Gran Bretaña ayudó a establecer su hegemonía en la fase paleo técnica, primera fase de la revolución industrial. El trabajo ya no era algo necesario para vivir, se convirtió en un fin.
La industria se trasladó a nuevos lugares, instalándose en suburbios o en distritos rurales fuera del alcance de la legislación, donde no se conocía otra tarea que el incesante trabajo. Las operaciones eran repetitivas y monótonas, dentro de un ambiente sórdido. Los jornales disminuyeron debido a la competencia de la máquina y nunca estuvieron muy por encima de un nivel mínimo de subsistencia.
La fase paleo técnica alcanzó su punto culminante en Londres a mitad del siglo XIX, en la primera Exposición Mundial celebrada en el nuevo Palacio de Cristal de Hyde Park en 1851, una victoria aparente para el libre comercio, la libre empresa, el invento libre y el libre acceso a todos los mercados mundiales. Este período puede considerarse que se inició en 1700, en 1870 como su punto culminante y en 1900 como su punto descendente. Pero es a partir de 1750 cuando realmente comienzan los grandes cambios industriales, y se distinguen varias etapas diferenciadas en relación al desarrollo industrial experimentado.
ETAPAS.
1750-1792. PERÍODO DE ACELERACIÓN INDUSTRIAL.
Comienza la revolución industrial en Gran Bretaña. Se caracteriza por el desarrollo de la industria textil, las mejoras de Watt incorporadas a la máquina de vapor y el crecimiento de la industria metalúrgica. Aunque la revolución industrial se estuvo gestando años atrás, es en este período cuando aparece en Gran Bretaña debido a una serie de gobiernos estables, a guerras llevadas a cabo por profesionales que no dañan la economía, a un comercio en expansión, a una clase media que puede optar a un nivel de vida superior y aspirar a ser valorada en términos de distinciones intelectuales, sociales y políticas. Adam Smith publica La riqueza de las naciones, que representa el pensamiento del liberalismo económico con su planteamiento sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de la naciones, formulando una teoría relativa al crecimiento económico y la importancia de la producción, el comercio y el trabajo.
1792-1815. PERÍODO DE LAS GUERRAS NAPOLEÓNICAS.
Con las guerras napoleónicas la revolución industrial se vio afectada por la economía de guerra (no hay que olvidar que 1815 es el año de la batalla de Waterloo); como consecuencia se desarrollan las industrias de armamentos, la naval y la textil. Los sufrimientos que trae consigo la guerra se asocian a la revolución industrial y surgen modificaciones en las reglamentaciones legales como la supresión del sindicalismo. A medida que la máquina de vapor sustituyó a la rueda hidráulica como fuente de energía, el trabajo se concentró en las ciudades, dando lugar a zonas urbanas que presentaban viviendas de un nivel de calidad muy bajo.
1815-1851. PERÍODO DE WATERLOO A LA GRAN EXPOSICIÓN.
Las naciones europeas intentan seguir a Gran Bretaña en relación a los avances de su industria. Se desarrolla el ferrocarril con una ampliación de su red de comunicaciones, que fue el avance tecnológico promovido por Gran Bretaña más significativo de la época, seguido por los Estados Unidos. Los inventores americanos destacaron rápidamente en la tarea de patentar diversos medios para ahorrar fuerza de trabajo. Esto se hizo evidente en la Gran Exposición de 1851, donde los americanos llamaron la atención con su segadora McCormick, la máquina de coser y el revólver Colt.
1851-1871. PERÍODO DE LUCHAS NACIONALISTAS.
Este período se denomina así pues coincide con la guerra civil estadounidense y diversas guerras europeas. En esta época Gran Bretaña se convirtió en el taller del mundo, vendía todo lo que era capaz de fabricar y mantenía la supremacía en la industria textil. La utilización, cada vez mayor, del hierro y del vapor en la navegación amplió el campo de acción de los fundidores de aquel metal y de los constructores de maquinaria. La invención de un acero barato, gracias a los procedimiento de Bessemer y de Siemens, permitió a Gran Bretaña forjar y trabajar un nuevo material y aplicarlo en la construcción de raíles para el transporte ferroviario, pues además un raíl de acero duraba diez veces más que uno de hierro. John Stuart Mill publica Principios de Economía Política, donde pone en duda que el progreso hubiera disminuido las penalidades de los obreros, y de hecho estos tuvieron que esperar unos años para que los salarios se incrementaran por encima de la subida de los precios; hasta entonces realmente no se habían vistos favorecidos por la revolución industrial.
1871-1900. LA ÉPOCA DEL MATERIALISMO.
Hacia 1900 el ferrocarril había cuadruplicado su red en el trascurso de una generación con el fin de unir las grandes zonas continentales con los numerosos puertos, en los que atracaban los buques de vapor, y a los cuales el canal de Suez proporcionó una ventaja importante sobre los veleros en relación al transporte intercontinental. El consumo mundial del carbón se incrementó tan rápido como el kilometraje de vías férreas, mientras que la sustitución del hierro por el acero como material básico en la construcción de máquinas, barcos y edificios contribuyó a la durabilidad de los bienes de la industria pesada, que se producían en cantidades cada vez mayores. Surgen nuevas técnicas, como los grandes avances de la electricidad y de la industria química. Se introduce el motor de combustión interna, que va a proporcionar nuevas comodidades en el transporte.
FUENTES DE ENERGÍA.
El gran cambio en la población y la industria durante el siglo XVIII se debió a la introducción del carbón como fuente de energía mecánica, que logró medios que hicieron más efectiva la energía -la máquina de vapor- y métodos para fundir y trabajar el hierro. El uso del carbón se generalizó entre los distintos fabricantes de la época. A principios del siglo XVII se intentó sustituir el carbón de leña por el carbón mineral en la producción del hierro, siendo logrado por Darby en 1709. Gracias a este invento fue posible el alto horno de gran potencia, aunque no se extendió su empleo hasta el año 1760. Posteriormente se perfeccionó la fabricación del hierro colado con la introducción de una bomba que proporcionaba al horno un chorro más efectivo de aire, gracias a la bomba de vapor de Watt.
A finales del siglo XVIII, el carbón ocupó el lugar de las fuentes corrientes de energía utilizadas para la iluminación. Como además el carbón podía extraerse con antelación al momento de su uso y se podía almacenar, situó a la industria fuera del alcance de la influencia de la meteorología, a diferencia de lo que ocurría en el período anterior que dependía del viento y del agua para la generación de energía. Al explotar a gran escala las vetas de carbón, la industria empezó a vivir de la acumulación de energía potencial, derivada de los helechos del período carbonífero. El capital en forma de yacimientos de carbón, hizo girar alrededor del carbón y del hierro a todo el organismo social y económico de la época.
En este momento, la industria dependía de la mina y ella fue la que determinó los inventos y perfeccionamientos típicos de esta fase, tales como la bomba de vapor, la máquina de vapor, la locomotora de vapor (en las minas de construyeron vías con raíles de madera), el barco de vapor, la escalera mecánica, el ascensor, etc. La mina respondía al modelo de explotación capitalista, y la necesidad de una explotación más eficiente que alcanzara vetas más profundas impulsaron el esfuerzo para idear una bomba más poderosa, regular y accesible, para evacuar el agua de las galerías, y de aquello surgió el proyecto de Tomás Savery cuya invención, denominada el "Amigo del Minero", data de 1698. Papin trabajó sobre los mismos aspectos y describió a su máquina como un medio nuevo para crear energía motriz a bajo precio. Newcomen, en 1712, construyó un tipo perfeccionado de la bomba, pero ineficiente pues perdía grandes cantidades de calor con la condensación, aunque superaba en potencia a cualquier otra máquina anterior. Watt incrementó la eficiencia creando una cámara separada de condensación y utilizando la presión expansiva del vapor. Las máquinas iniciales de Watt fueron todas bombas hasta que en 1781 inventó una máquina rotatoria.
La mejora de Watt de la máquina de vapor exigió el perfeccionamiento en la metalurgia. La técnica de la madera se perfeccionó en el material más difícil y refractario, el hierro. La turbina hidráulica se desarrolló en 1832, y se convirtió en el símbolo de la eficiencia.
La energía del vapor aumentó la superficie de las áreas urbanas, pues con la integración del sistema de ferrocarriles y el incremento de los mercado internacionales, la población tendió a aglomerarse en las grandes ciudades.
MATERIALES.
El hierro se convirtió en el material universal, su producción eficiente fue la consecuencia de la gran demanda militar de este producto, surgiendo mejoras en el procedimiento de obtención, como el procedimiento de pudelación de Cort (1784), la descarbonización del hierro colado en un convertidor oval de Bessemer (1856), el procedimiento Siemens-Martin para fabricar acero,... Todo ello hizo posible equipar grandes ejércitos (cañones, buques, etc.), mientras el ferrocarril facilitaba la comunicación con el campo de batalla. La guerra se convirtió en un sector de producción en masa a gran escala.
La principal virtud del hierro consiste en su resistencia y maleabilidad; es resistente a compresión y a tracción. Como a gran escala el hierro exige producción de energía, el hierro fundido no se obtuvo hasta el siglo XIV, cuando los fuelles movidos por el agua hicieron posible la gran temperatura necesaria para el alto horno. El martinete a vapor Nasmyth (1838) fue uno de los pasos finales que facilitaron el trabajo de este material.
Esta utilización del metal, fundamentalmente del hierro, no llegó antes debido a que los metales existen generalmente como componentes de minerales y estos, a su vez, son a menudo difíciles de encontrar y de extraer. Además, la obtención de metales exige altas temperaturas durante un tiempo considerable, son duros de trabajar, pues predominan las operaciones de machacado: la piqueta, el acotillo, el triturador del mineral, la máquina de machacar, el martinete a vapor. Por tanto se debe o bien fundir o bien romper el material, con el fin moldearlo.
LA INDUSTRIA.
La máquina de vapor condujo al monopolio y a la concentración de la industria, pues tanto ella como el carbón, su fuente de energía, eran costosos. El funcionamiento durante veinticuatro horas, característico de la mina y del alto horno, se trasladó a otras industrias, con el objeto de rentabilizar las altas inversiones. Con la energía del vapor se tendió hacia grandes instalaciones industriales y se aceptó la concentración y el gigantismo como condición de funcionamiento, pues se suponía que la eficiencia era razón directa del tamaño.
Por otra parte, la demanda de hierro para armamento llevó a la producción en masa que exigió una fabricación cooperativa en una escala mucho mayor, y cuyos efectos fueron el establecimiento de la técnica de partes intercambiables, la estandarización en la fabricación de productos, la división del trabajo, y en consecuencia la especialización. La presión de la demanda militar aceleró la organización de la fábrica. La estandarización y la producción en masa de mosquetes se iniciaron a finales del siglo XVIII. En 1785, Le Blanc, en Francia, fabricó mosquetes con piezas intercambiables, una gran novedad en la producción. En 1800, Eli Whitney, produjo un arma estándar en su nueva fábrica de Whitneyville. Se dio un paso parecido hacia la producción normalizada en la marina británica, de forma casi simultánea. Todo ello sirvió de modelo a otras industrias.
La demanda a gran escala de mercancías totalmente estandarizadas surge con el uniforme militar, usado en gran escala en el siglo XVII, por primera vez. Las industrias textiles fueron las primeras en notar esta demanda, y cuando Thimonnet inventó la máquina de coser en 1829, el Ministerio de la Guerra francés fue el primero en utilizarla.
La especialización provocó que se volcaran los recursos, la energía y la mano de obra en la industria y que se descuidara la agricultura. Una localidad se dedicaba a la fabricación de un solo producto sin diversificar la manufactura, y a causa de esta especialización, se incrementaron los costes de transporte de los productos, y el cierre de una sola fábrica llevaba al colapso de toda la comunidad local. El resultado fue una industria insegura, una vida social desequilibrada y un empobrecimiento de los recursos intelectuales.
Los requisitos del sistema fábrica eran la anulación de la destreza, el cierre de toda ocupación alternativa a causa de los monopolios y la imposibilidad del aprendizaje de un oficio debido a la especialización de las tareas, que se convirtieron en operaciones meramente mecánicas. No había otra norma que los grandes beneficios y para ampliar el margen de ventas en un mercado competitivo, se redujeron los salarios, se alargó la jornada laboral, se aceleraron los ritmos de producción y se disminuyó el tiempo de descanso de los obreros y bajo la presión de la competencia, se adulteraron los productos, como era el caso de la harina a la que se la añadía yeso, de algunos alimentos a los que se les trataba con ácido bórico y de la leche que para evitar que se agraria se la trataba con líquido de embalsamar. Las máquinas eran cada vez más automáticas y se intentaba producir toda cantidad de artículos que fuera posible vender con beneficios, lo que llevaría, en principio, a abrir nuevos mercados.
Todo ello condujo a un desequilibrio entre agricultura y producción y a una división del mundo en zonas productoras de máquinas y zonas productoras de materias primas. Pero los países que fueron zonas de consumo originales, rápidamente fueron capaces de producir artículos fabricados a máquina, por lo que los países avanzados dejaron de estar a la cabeza, pues el sistema máquina era universal.
En la instalación industrial se empleaba el método de ensayo y error, debido a que el conocimiento científico estaba poco estimado, predominando el hombre práctico. La industria carecía de toda planificación, así como el mercado de la mano de obra y la ubicación de las industrias. Además los secretos comerciales retrasaron la expansión de conocimientos, que es la base de todo adelanto técnico.
Hubo un denominador común en todos los sectores, el aumento de energía. El principal uso de la energía era disminuir el tiempo de realización de los trabajos, pero el tiempo ahorrado se desperdició en la producción desordenada, en paros derivados de las debilidades de las instituciones sociales y en desempleo. En consecuencia, medido en trabajo efectivo, la eficiencia real fue muy pequeña. Con el incremento de energía y la aceleración del ritmo de trabajo, se ahorró en mano de obra, y este ahorro se volvió a invertir en nuevas formas de explotación.
La primera marca de esta industria fue la polución del aire. Las fábricas construyeron máquinas de vapor y chimeneas que no conservaban la energía, se quemaban totalmente los productos de la combustión; no se utilizaron los productos derivados de los hornos de coque ni se quemaron los gases producidos en el alto horno. La máquina de vapor sólo era eficiente en un 10%, el otro 90% se escapaba en radiación y parte del combustible se esfumaba por la chimenea. Era inevitable el deterioro del medio ambiente. En las industrias químicas de este período no se combatió la contaminación del aire ni de las aguas, ni se alejaron estas industrias de las zonas habitadas, de ellas salían polvo, humos, efluvios, nocivos para el organismo humano. También se produjo la contaminación de las aguas, se vertían productos de desecho químicos e industriales en las corrientes de agua. Otra forma de contaminación fue el excremento humano vertido sin consideración en los ríos y las aguas de las mareas sin ningún tratamiento previo; se carecía de los más elementales medios sanitarios.
FACTOR TRABAJO.
El trabajador fue tratado como un medio para la producción mecánica barata. La mano de obra era un recurso que se había de explotar. La responsabilidad sobre la vida del trabajador y su salud terminaba con el pago de su jornal por cada día de trabajo. Hacia la mitad del siglo XVIII el artesano había sido reducido, en las nuevas industrias, a un mero competidor de la máquina.
Los trabajadores carecían de los incentivos de los capitalistas de la ganancia y la oportunidad social e intentaron modificar el sistema de libre competición de salarios y contratación, su meta era el control del mercado de la mano de obra, obteniendo una parte más amplia de los costes de producción, pero no buscaban la participación en el negocio; surgen de esta manera las agrupaciones sindicales.
A medida que aumenta el ritmo de ciertos procesos mecánicos, se incrementaba el peligro para la salud y la seguridad en la industria. Con el repentino crecimiento demográfico, la mano de obra apareció como un recurso natural. Con la organización en gran escala de la fábrica se hizo necesario que los obreros pudieran por lo menos leer los avisos que la dirección les notificaba y a partir de 1832 se introdujeron medidas en Gran Bretaña para proporcionar educación a los hijos de los trabajadores.
El elemento crucial de la degradación del trabajador fue la tremenda intensidad del trabajo. Había nacido un nuevo tipo de personalidad, el hombre económico, que sacrificó los placeres de la existencia civilizada por el afán de poder y de dinero. La máquina desplazó cualquier clase de valor, porque era por naturaleza el elemento más progresivo en esta economía. El progreso sólo era posible con el incremento de la producción, que llevaba a mayores ventas, y éstas a su vez eran un incentivo para perfeccionamientos mecánicos y nuevas invenciones que satisfacían las necesidades de la población. Así la lucha por el mercado era el factor dominante para el progreso y el trabajo sólo era un producto, cuyo valor variaba según la cantidad de otros trabajadores de los que se dispusiera para realizar la misma tarea.
COMUNICACIONES.
El sector del transporte sufrió cambios radicales debido a la aplicación de la máquina de vapor en la navegación y en el ferrocarril. En los primeros años del siglo XIX fue espectacular la utilización que se dio a las máquinas de vapor fijas, y de esta aplicación nace la vinculación de las máquinas de vapor al desarrollo de formas modernas de transporte.
El americano Robert Fulton, en 1807, logró el primer éxito comercial con una máquina conducida al vapor mediante ruedas de paletas Clermont, desde Nueva York a Albany. El primer barco a vapor europeo entró en servicio en 1812, y era similar impulsado por una máquina similar a la de Fulton.
El barco de vapor sufrió un cambio decisivo con la sustitución de las ruedas de paletas por hélices. En 1842, la Marina de los Estados Unidos introdujo en uno de sus barcos, el Princeton, un motor de hélice diseñado para mantener toda la maquinaria del barco debajo de la línea de flotación con objeto de lograr una mayor seguridad. Un año después el barco Great Britain fue la primera nave de vapor que cruzó el océano Atlántico.
Los problemas para resolver la ubicación de la máquina de vapor dentro de unos límites tan reducidos como los de los locomóviles por carretera y por ferrocarril se resolvieron cuando Stephenson construyó la locomotora Rocket, en 1814.
En el primer año del siglo XIX, Trevithick, sacó a la luz su primer carruaje movido a vapor; ideó una combinación de la locomotora de vapor y de los raíles, dado su convencimiento de la importancia que tendría en el futuro este tipo de transporte tanto para mercancías como para pasajeros. En 1804, Trevithick diseñó una locomotora capaz de arrastrar una carga de 10 toneladas sobre raíles a lo largo de un recorrido de 15,5 Km y a la velocidad de 8 km/h. Según se iba incrementando la fabricación y el uso de las locomotoras, se fue perfeccionando su diseño, y a mediados del siglo XIX, las velocidades habituales eran ya de 95 km/h. Uno de los objetivos de los diseñadores de locomotoras fue el de economizar combustible a base de usar máquinas de expansión múltiple, pues la distancia que la máquina podía recorrer sin detenerse estaba limitada por la cantidad de combustible y agua que podía llevar encima y la exigencia de reducir la proporción peso-energía era constante. A finales del siglo XIX, la expansión múltiple estaba totalmente implantada.
En la segunda mitad del siglo XIX, las locomotoras experimentan un considerable incremento de tamaño, el uso de los modernos boogies de cuatro ruedas contribuyó a alentar la construcción de locomotoras más grandes y potentes, así como los frenos Westinghouse utilizados por primera vez en 1868 en trenes americanos de pasajeros. En la segunda mitad del siglo XIX la máquina de vapor se adueñó del mundo civilizado, la red de comunicaciones atendida por los barcos de vapor y el ferrocarril se iba ampliando día a día.
CAPITAL Y BANCA.
El cambio industrial y económico tan profundo experimentado en este período requirió fuertes sumas de capital, lo que trajo consigo el desarrollo de la Banca y la organización del crédito. La moneda metálica, fabricada en metales como oro, plata y cobre, seguía existiendo, pero había mayor demanda de ella, y hasta mediados del siglo XIX, con el descubrimiento de nuevos yacimientos de estos metales, no se producían en cantidad suficiente, según la demanda del mercado.
Se emitía también papel-moneda o moneda fiduciaria, a cargo de bancos de emisión con garantía estatal. Este papel-moneda era convertible en monedas de oro o plata en cualquier momento. De hecho, los bancos estaban obligados a mantener una reserva de oro y plata para garantizar dicha conversión y facilitar así su empleo. Con ello, los bancos controlaban el capital y de esta forma las industrias, pues ellas tienen que acudir a estas instituciones para obtener los créditos.
TRANSFORMACIONES SOCIALES.
El desarrollo industrial y económico trajo consigo una profunda transformación social; aparece de hecho la sociedad de clases, donde predomina la burguesía. Dentro de ella, se diferencia la gran burguesía, formada por los banqueros industriales, y los grandes comerciantes y funcionarios, que controlan las nuevas actividades económicas; la burguesía media, constituida por intelectuales y funcionarios, y la pequeña burguesía formada por los pequeños comerciantes e industriales. Existe también la clase popular, integrada por los campesinos, habitualmente analfabetos, y por los obreros industriales, explotados, fundamentalmente en la primera fase de la revolución industrial.
OTROS AVANCES FUNDAMENTALES
Además se sucedieron una serie de importantes avances en esta fase, como consecuencia de todos los acontecimientos descritos:
- Se impuso el tiempo estándar definitivamente en 1885, dividiéndose el planeta en una serie de zonas horarias.
- Se desarrolló tecnológicamente el sector ferroviario, que, como consecuencia, fue el primero en beneficiarse de la electricidad con el empleo del telégrafo, lo que hizo posible un sistema de señalización a larga distancia y de control remoto.
- Se aplicó, aunque de forma esporádica, la ciencia a la producción industrial, fundamentalmente en el perfeccionamiento de los engranajes.
- Se llevaron a cabo realizaciones mecánicas, como el perfeccionamiento de las principales máquinas-herramientas (taladradora, cepilladora, torno), se crearon vehículos accionados por energía, apareció la prensa rotativa, se incrementó la capacidad de producir, transformar y manipular el metal, se empleó el hierro a gran escala. La más importante de todas las máquina-herramientas, es el torno; su conjunto de rueda y eje, se considera el adelanto técnico que caracteriza la Edad Moderna, pues permitió el paso de los movimientos alternativos a los movimientos rotatorios. Sin una máquina para tornear cilindros, tornillos, pistones, instrumentos perforadores, sería imposible crear otros instrumentos de precisión: la máquina-herramienta hizo posible la máquina moderna.
Descargar
Enviado por: | El remitente no desea revelar su nombre |
Idioma: | castellano |
País: | Colombia |