Ética y Moral


Familias de hoy


LA FAMILIA HOY

Buenas tardes, me alegro mucho de haber sido invitado a esta reunión de matrimonios para celebrar y recordar lo importante que es y ha sido para vosotros el echo de casarse por la Iglesia, también es muy importante y significativo que después de tantos años de matrimonio sigáis unidos y que lo celebréis en la Iglesia con vuestras bodas de plata, debo deciros que yo las celebré hace dos años, por lo tanto llevo ya 27 años casado y con la misma; y es más que no me arrepiento de nada y doy gracias a Dios por mi esposa y por mis dos hijas, que han sido dos grandes alegrías en mi vida y mi mujer un apoyo diario e insustituible.

También debo reconocer que mi experiencia matrimonial, como creo que la mayoría, ha tenido sus penas y alegrías, sus luces y sus sombras, pero gracias a la ayuda de Dios y a la buena comunicación que hemos tenido hemos podido solventarlo todo, y salir mas o menos bien de los problemas que han surgido y que seguirán surgiendo.

En todo este tiempo el concepto de familia y sus bases han cambiado notablemente, y estos cambios son los que voy a tratar esta tarde.

En los últimos años, tanto en los estados europeos como en las instancias supranacionales (Parlamento Europeo, Consejo de Europa, Organización de las Naciones Unidas, etc), ha surgido una fuerte preocupación por los problemas de la familia. Se corresponde esta preocupación con la creciente sensibilidad social ante la necesidad de proteger a la familia y los entornos de la vida familiar, de modo que la política familiar ha pasado a ser entendida como una prioridad social y pública.

Las crisis y dificultades sociales, económicas y demográficas de las últimas décadas han hecho redescubrir que la familia representa un valiosísimo potencial para el amortiguamiento de los efectos dramáticos de problemas como el paro, las enfermedades, la vivienda, las drogodependencias o la marginalidad. La familia es considerada hoy como el primer núcleo de solidaridad dentro de la sociedad, siendo mucho más que una unidad jurídica, social y económica. La familia es, ante todo, una comunidad de amor y de solidaridad.

También las propias familias y las asociaciones familiares están demandando insistentemente que, desde el tejidos social y desde los poderes públicos, se ayude a la familia y a cada uno de sus miembros con medidas de carácter político, económico, laboral, social y fiscal, promoviendo y protegiendo sus derechos para que puedan consolidar su unidad y estabilidad y su insustituible función social, esencial para el desarrollo equilibrado del ser humano y para la transmisión de los valores éticos, culturales y sociales.

Desde la Iglesia siempre se ha defendido a la familia en este sentido El papa Benedicto XVI en el Discurso de apertura de la Asamblea de la Diócesis de Roma(6/5/2005)decía :

“ Ya desde hace dos años, el compromiso misionero de la Iglesia de Roma se ha centrado sobre todo en la familia, no sólo porque esta realidad humana fundamental se ve sometida hoy a múltiples dificultades y amenazas, y por eso tiene especial necesidad de ser evangelizada y sostenida concretamente, sino también porque las familias cristianas constituyen un recurso decisivo para la educación en la fe, para la edificación de la Iglesia como comunión y su capacidad de presencia misionera en las situaciones más diversas de la vida, así como para ser levadura, en sentido cristiano, en la cultura generalizada y en las estructuras sociales”

Y que mejor ejemplo de comunión con la Iglesia y de evangelizadores que el vuestro que después de tantos años de casados seguís aquí en la Iglesia y celebrando el acontecimiento de vuestro encuentro como pareja y como sacramento matrimonial que sois, lo testimoniáis al mundo, dando ejemplo de que el amor de Dios sigue actuando en vosotros, y os alienta en los momentos tenues y tristes de vuestra vida familiar.

Ahora vamos a tratar de analizar lo que es la familia hoy, y lo hacemos con un poema de Jalil Gibran:

...y una mujer que estrecha una criatura contra su seno se acercó y dijo: Háblanos de los hijos. Y El respondió:

"Vuestros hijos no son vuestros hijos. Son los hijos y las hijas del anhelo de la Vida, ansiosa por perpetuarse. Por medio de vosotros se conciben, más no de vosotros. Y aunque estén a vuestro lado, no os pertenecen.

Podéis darles vuestro amor; no vuestros pensamientos: porque ellos tienen sus propios pensamientos.

Podéis albergar sus cuerpos, no sus almas: porque sus almas habitan en la casa del futuro, cerrada para vosotros, cerrada incluso para vuestros sueños.

Podéis esforzaros por ser como ellos, mas no tratéis de hacerlos como vosotros: porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.

Sois el arco desde el que vuestros hijos son disparados como flechas vivientes hacia lo lejos.

El Arquero es quien ve el blanco en el camino del infinito, y quien os doblega con Su Poder para que Su flecha vaya rauda y lejos. Dejad que vuestra tensión en manos del Arquero se moldee alegremente. Porque así como El ama la flecha que vuela, así ama también el arco que se tensa".

¿QUÉ ES UNA FAMILIA?

¿Qué es la familia? Pregunta nada fácil de responder pues en las últimas décadas son variadas las formas en que esta ha sufrido cambios que la hacen compleja y a la vez interesante.

La familia constituye el núcleo de la sociedad, representa el tipo de comunidad perfecta, pues en ella se encuentran unidos todos los aspectos de la sociedad: económicos, jurídicos, socioculturales, etc.

Son muchas las definiciones que hay de familia pero la mayoría plantea que es la estructura social básica donde padres e hijos/as se relacionan. Esta relación se basa en fuertes lazos afectivos, pudiendo de esta manera sus miembros formar una comunidad de vida y amor. Esta familia es exclusiva, única, implica una permanente entrega entre todos sus miembros sin perder la propia identidad. Entendemos de esta manera que lo que afecta a un miembro afecta directa o indirectamente a todo la familia; por ello entonces que hablamos de sistema familiar, de una comunidad que es organizada, ordenada y jerárquica y muchas veces relacionada con su entorno.

La familia es una institución que influye con valores y pautas de conducta que son presentados especialmente por los padres, los cuales van conformando un modelo de vida para sus hijos enseñando normas, costumbres, valores que contribuyan en la madurez y autonomía de sus hijos. Influyen de sobremanera en este espacio la religión, las buenas costumbres y la moral en cada uno de los integrantes más pequeños. Por ello, los adultos, los padres son modelos a seguir en lo que dicen y en lo que hacen. La importancia de valores morales como la verdad, el respeto, la disciplina, la autonomía, etc. hace que los hijos puedan enfrentar el mundo que les rodea de manera madura y protagónica.

La familia es un hecho social universal, ha existido siempre a través de la historia y en todas las sociedades. Es el primer núcleo social en el cual todo ser humano participa. Para su constitución requiere del encuentro y relación de un hombre y una mujer que quieren unirse, en un proyecto de vida común, mediante el afecto entre ellos o hacia los hijos que surgirán de su relación.

En cuanto a las funciones que ella tiene, vemos que, independientemente del tipo de familia que se trate, ésta cumple ciertas características básicas que están relacionadas con lo que la familia hace. De hecho, como institución primordial de la sociedad, la familia desempeña ciertas funciones básicas que le son propias; éstas pueden variar en la forma cómo se expresen en el tiempo, pero en todas las épocas las familias las han ejercido.

En líneas generales, la familia se preocupa de la reproducción y del cuidado físico de sus miembros y está a cargo del bienestar y desarrollo psicológico y social de cada uno de ellos.

La familia está orgánicamente unida a la sociedad, en este sentido, transforma la sociedad, es revolucionaria al provocar cambios sustanciales. En la familia se hacen ciudadanos, y éstos encuentran en ella la primera escuela de las virtudes que engendran la vida y el desarrollo de la sociedad, constituyendo el lugar natural y el instrumento más eficaz de humanización de la sociedad; colabora de manera original y profunda en la construcción del mundo, haciendo una vida propiamente humana, en particular protegiendo y transmitiendo las virtudes y valores.

Está fundada en el amor, y esto es lo que mueve a todos sus miembros a construir día tras día una comunidad siempre renovada, en la cual todos tienen igual dignidad e importancia; el amor hace que la unidad familiar se de basándose en la entrega de cada uno en favor de los demás. Es por ello que la familia es el lugar por excelencia donde todo ser humano aprende a vivir en comunidad con actitudes de respeto, servicio, fraternidad y afecto.

En el sentido técnico-jurídico, la familia, "es el conjunto de personas entre las cuales median relaciones de matrimonio o de parentesco (consanguinidad, afinidad o adopción) a las que la ley atribuye algún efecto jurídico". La familia se considera como la unidad social básica, donde el individuo se forma desde su niñez para que en su edad adulta se conduzca como una persona productiva para la sociedad donde se desarrolla.

TIPOS DE FAMILIA

Ofrecer una definición exacta sobre la familia es una tarea compleja debido a enormes variedades que encontramos y al amplio espectro de culturas existentes en el mundo. "La familia ha demostrado históricamente ser el núcleo indispensable para el desarrollo de la persona, la cual depende de ella para su supervivencia y crecimiento". No se desconoce con esto otros tipos de familia que han surgido en estas últimas décadas, las cuales también enfrentan desafíos permanentes en su estructura interna, en la crianza de los hijos/as, en su ejercicio parental o maternal. Por mencionar algunas, la familia de madre soltera, de padres separados las cuales cuentan con una dinámica interna muy peculiar.

Existen varias formas de organización familiar y de parentesco, entre ellas se han distinguido cuatro tipos de familias:

a) La familia nuclear o elemental: es la unidad familiar básica que se compone de esposo (padre), esposa (madre) e hijos. Estos últimos pueden ser la descendencia biológica de la pareja o miembros adoptados por la familia.

b) La familia extensa o consanguínea: se compone de más de una unidad nuclear, se extiende mas allá de dos generaciones y esta basada en los vínculos de sangre de una gran cantidad de personas, incluyendo a los padres, niños, abuelos, tíos, tías, sobrinos, primos y demás; por ejemplo, la familia de triple generación incluye a los padres, a sus hijos casados o solteros, a los hijos políticos y a los nietos.

c) La familia monoparental: es aquella familia que se constituye por uno de los padres y sus hijos. Esta puede tener diversos orígenes. Ya sea porque los padres se han divorciado y los hijos quedan viviendo con uno de los padres, por lo general la madre; por un embarazo precoz donde se configura otro tipo de familia dentro de la mencionada, la familia de madre soltera; por último da origen a una familia monoparental el fallecimiento de uno de los cónyuges.

d) La familia de madre soltera: Familia en la que la madre desde un inicio asume sola la crianza de sus hijos/as. Generalmente, es la mujer quien la mayoría de las veces asume este rol, pues el hombre se distancia y no reconoce su paternidad por diversos motivos. En este tipo de familia se debe tener presente que hay distinciones pues no es lo mismo ser madre soltera adolescente, joven o adulta.

e) La familia de padres separados: Familia en la que los padres se encuentran separados. Se niegan a vivir juntos; no son pareja pero deben seguir cumpliendo su rol de padres ante los hijos por muy distantes que estos se encuentren. Por el bien de los hijos/as se niegan a la relación de pareja pero no a la paternidad y maternidad.

Además de estos tipos de familia, hay otros dos como:

Familia simultánea: conformada por parejas que han tenido uniones anteriores que han concluido en ruptura. A esta familia un cónyuge aporta hijos de uniones anteriores. Se divide en simple padrastral (cuando el hombre entra a formar pareja con una mujer que ha tenido una unión previa y ella aporta los hijos) o simple madrastral, a la inversa de la anterior.

Familia compuesta: son aquellas en las que ambos cónyuges provienen de uniones anteriores rotas y aportan hijos a la nueva unión. Las de tipo mixto, además de aportar cada cónyuge hijos a la nueva unión, tienen hijos en común.

Unidades domésticas: cuando en una vivienda se agrupan personas sin vínculo de consanguinidad o afinidad y se distribuyen los gastos y roles.

La familia es la más compleja de todas las instituciones, aunque en nuestra sociedad muchas de sus actividades tradicionales hayan pasado parcialmente a otras, todavía quedan sociedades en las que la familia continua ejerciendo las funciones educativas, religiosas protectoras, recreativas y productivas.

No falta quien la acuse de incapacidad para la misión encomendada, de que no cumple con su deber, sea por negligencia deliberada o por torpeza moral, pero, evidentemente, esas recriminaciones son absurdas, porque la familia no es una persona ni una cosa, sino un comunidad. Ahora bien, algo de esto hay de cierto al reconocer que no siempre los adultos, en específico los padres, cuentan con todos los elementos que les permitan educar de manera correcta a sus hijos. No es lejana la realidad de la violencia intrafamiliar, abusos sexuales, abandonos de los hijos, problemas de comunicación y comprensión que llevan a los más débiles de la familia, los hijos, a ser vulnerables a un sin fin de riesgos como las drogas, la violencia, y otros delitos contra la sociedad.

En ocasiones algunos padres transfieren a otras instituciones las tareas familiares, no porque la familia sea incapaz de cumplir con su deber, sino porque las actividades que realizan en la actualidad requieren del apoyo de otras instituciones que les proporcionen un medio eficaz de conseguir los mismos propósitos. Entra las más importantes se señala a la escuela.

MODOS DE SER FAMILIA (Personalidad de la Familia)

Como ya hemos visto hay diversos tipos de familia y por ello son múltiples las formas en que cada uno de sus miembros se relacionan y viven cotidianamente. Para entender un poco mejor los modos de ser familia a continuación veremos algunas de sus características más importantes.

Familia Rígida : Dificultad en asumir los cambios de los hijos/as. Los padres brindan un trato a los niños como adultos. No admiten el crecimiento de sus hijos. Los Hijos son sometidos por la rigidez de sus padres siendo permanentemente autoritarios.

Familia Sobreprotectora: Preocupación por sobreproteger a los hijos/as. Los padres no permiten el desarrollo y autonomía de los hijos/as. Los hijos/as no saben ganarse la vida, ni defenderse, tienen excusas para todo, se convierten en "infantiloides". Los padres retardan la madurez de sus hijos/as y al mismo tiempo, hacen que estos dependen extremadamente de sus decisiones.

La Familia Centrada en los Hijos : Hay ocasiones en que los padres no saben enfrentar sus propios conflictos y centran su atención en los hijos; así, en vez de tratar temas de la pareja, traen siempre a la conversación temas acerca de los hijos, como si entre ellos fuera el único tema de conversación. Este tipo de padres, busca la compañía de los hijos/as y depende de estos para su satisfacción. En pocas palabras "viven para y por sus hijos".

La familia Permisiva : En este tipo de familia, los padres son Incapaces de disciplinar a los hijos/as, y con la excusa de no ser autoritarios y de querer razonarlo todo, les permiten a los hijos hacer todo lo que quieran. En este tipo de hogares, los padres no funcionan como padres ni los hijos como hijos y con frecuencia observamos que los hijos mandan más que los padres. En caso extremo los padres no controlan a sus hijos por temor a que éstos se enojen.

La Familia Inestable: La familia no alcanza a ser unida, los padres están confusos acerca del mundo que quieren mostrar a sus hijos por falta de metas comunes, les es difícil mantenerse unidos resultando que, por su inestabilidad, los hijos crecen inseguros, desconfiados y temerosos, con gran dificultad para dar y recibir afecto, se vuelven adultos pasivos-dependientes, incapaces de expresar sus necesidades y por lo tanto frustrados y llenos de culpa y rencor por las hostilidades que no expresan y que interiorizan.

La familia Estable: La familia se muestra unida, los padres tienen claridad en su rol sabiendo el mundo que quieren dar y mostrar a sus hijos/as, lleno de metas y sueños. Les resulta fácil mantenerse unidos por lo tanto, los hijos/as crecen estables, seguros, confiados, les resulta fácil dar y recibir afecto y cuando adultos son activos y autónomos, capaces de expresar sus necesidades, por lo tanto, se sienten felices y con altos grados de madurez e independencia.

Y ¿Qué dice la Iglesia de todos estos tipos de familia y su problemática; pues para eso nos iremos a la carta Magna sobre la familia, que fue escrita por Juan Pablo II en La Exhortación Apostólica “Familiaris Consortio”. Y que dice entre otras cosas.

Situación de la familia en el mundo de hoy

6. La situación en que se halla la familia presenta aspectos positivos y aspectos negativos: signo, los unos, de la salvación de Cristo operante en el mundo; signo, los otros, del rechazo que el hombre opone al amor de Dios.

En efecto, por una parte existe una conciencia más viva de la libertad personal y una mayor atención a la calidad de las relaciones interpersonales en el matrimonio, a la promoción de la dignidad de la mujer, a la procreación responsable, a la educación de los hijos; se tiene además conciencia de la necesidad de desarrollar relaciones entre las familias, en orden a una ayuda recíproca espiritual y material, al conocimiento de la misión eclesial propia de la familia, a su responsabilidad en la construcción de una sociedad más justa. Por otra parte no faltan, sin embargo, signos de preocupante degradación de algunos valores fundamentales: una equivocada concepción teórica y práctica de la independencia de los cónyuges entre sí; las graves ambigüedades acerca de la relación de autoridad entre padres e hijos; las dificultades concretas que con frecuencia experimenta la familia en la transmisión de los valores; el número cada vez mayor de divorcios, la plaga del aborto, el recurso cada vez más frecuente a la esterilización, la instauración de una verdadera y propia mentalidad anticoncepcional.

En la base de estos fenómenos negativos está muchas veces una corrupción de la idea y de la experiencia de la libertad, concebida no como la capacidad de realizar la verdad del proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia, sino como una fuerza autónoma de autoafirmación, no raramente contra los demás, en orden al propio bienestar egoísta.

Merece también nuestra atención el hecho de que en los países del llamado Tercer Mundo a las familias les faltan muchas veces bien sea los medios fundamentales para la supervivencia como son el alimento, el trabajo, la vivienda, las medicinas, bien sea las libertades más elementales. En cambio, en los países más ricos, el excesivo bienestar y la mentalidad consumística, paradójicamente unida a una cierta angustia e incertidumbre ante el futuro, quitan a los esposos la generosidad y la valentía para suscitar nuevas vidas humanas; y así la vida en muchas ocasiones no se ve ya como una bendición, sino como un peligro del que hay que defenderse.

La situación histórica en que vive la familia se presenta pues como un conjunto de luces y sombras.

Entre los signos más preocupantes de este fenómeno, los Padres Sinodales han señalado en particular la facilidad del divorcio y del recurso a una nueva unión por parte de los mismos fieles; la aceptación del matrimonio puramente civil, en contradicción con la vocación de los bautizados a “desposarse en el Señor”; la celebración del matrimonio sacramento no movidos por una fe viva, sino por otros motivos; el rechazo de las normas morales que guían y promueven el ejercicio humano y cristiano de la sexualidad dentro del matrimonio.

Nuestra época tiene necesidad de sabiduría

8. Se plantea así a toda la Iglesia el deber de una reflexión y de un compromiso profundos, para que la nueva cultura que está emergiendo sea íntimamente evangelizada, se reconozcan los verdaderos valores, se defiendan los derechos del hombre y de la mujer y se promueva la justicia en las estructuras mismas de la sociedad. De este modo el “nuevo humanismo” no apartará a los hombres de su relación con Dios, sino que los conducirá a ella de manera más plena.

Pata terminar este análisis unas pequeñas reflexiones para nuestro matrimonio, lo he llamado “El matrimonio se estrena cada día”

Dios hizo el matrimonio para que los hombres encontraran la felicidad en este mundo, pero la triste realidad es que muchos, por no decir demasiados matrimonios no sólo no encuentran la felicidad en él, sino la desesperación, la amargura y el fracaso. ¡Cuántos divorcios, infidelidades, quiebras por ahí, cuánta infelicidad!

En el matrimonio, si de algún modo se descubren las causas de los problemas, se podría poner la solución y, ciertamente, hay causas pequeñas que ayudan al fracaso, pero la causa grave, el verdadero verdugo del matrimonio, se llama "egoísmo".

Una gran parte de los hombres y mujeres se casan por amor, pero luego viven el matrimonio con egoísmo. A las órdenes de ese monstruo que devora tanta felicidad en el hombre.

Salta a la vista el contraste entre el noviazgo y lo que sigue después: Los novios se quieren, se buscan, se adoran, son capaces de grandes sacrificios por el ser querido, no se aburren, no se cansan y si alguna vez se pelean, con un perdón sincero y lágrimas, restauran el cariño y siguen adelante. Es decir, el amor supera todos los obstáculos.

Hay amor y por eso hay soluciones. Pero luego en el matrimonio dan la impresión de que ya no son capaces de perdonar, aceptarse y de seguir adelante a pesar de todas las dificultades del mundo.

Se aburren, se cansan, se hartan y se creen muy justificados echándose la culpa el uno y el otro.

Se casaron por amor, pero ahora viven de egoísmo. El vino bueno del primer amor se ha ido convirtiendo en vinagre.

El amor que no se cultiva, que no se estrena cada día, tiende a desaparecer. Alguien dijo: "No me da coraje el haber perdido el amor, sino que se haya ido poco a poco".

Hay que pagar un precio. Se paga el teléfono y si no te lo cortan, pagas el gas o un día no enciende la estufa, cargas el tanque de gasolina, si no quieres quedarte tirado. Pero, ¿cuánto pagas por recargar tu matrimonio?

Impresiona ver los esfuerzos y sacrificios que realizan algunos por llevar un trabajo floreciente, y qué poco o casi nada de empeño ponen por llevar un matrimonio, no digo floreciente, sino un matrimonio con vida.

Me atrevo a suponer que su matrimonio y su familia les interesa mucho más que su trabajo.

¿Qué inversión haces cada día para aumentar el capital de felicidad dentro de tu hogar? ¿Estrenas cada día el matrimonio? ¿Desde cuándo no tienes un detalle con tu esposo o esposa? ¿El matrimonio es una fecha relevante para los dos? ¿Te preocupas por dar a tu pareja una agradable sorpresa? Por ejemplo: en la comida. Cuando están juntos, ¿disfrutan como viejos enamorados o procuran estar lo menos posible en compañía?

La pregunta clave para saber si quieres a tu pareja es: ¿Lo que más te importa es hacerlo feliz?

En cuestiones de amor sucede lo que con el dinero: "Cuánto más dinero pongas a producir en el banco, más intereses obtienes. Cuánto más inviertes en detalles, delicadezas, comprensión y en todo lo que se llama amor verdadero, más intereses de felicidad para los dos. Pero si de tu cuenta de ahorros sacas más de lo que inviertes, un día te quedarás en ceros".

Honradamente, ¿cuánto invertiste ayer en la cuenta el amor?

El matrimonio se estrena cada día. El amor de hoy debe tener la frescura, la fuerza, la delicadeza del primer día. El matrimonio debe tener la fuerza del primer amor.

El amor que se estrena es maravilloso, es el primer amor. Si tu quieres puedes estrenar cada día tu amor y convertirlo en un día de maravilla.

"No quiero dejar a mi amor envejecer. Quiero sentir la misma frescura y la misma totalidad en el amor". A eso me refiero.

¿Qué facilitaría que el matrimonio sea feliz en el transcurso de los años?

Claro que no hay recetas fijas, pero podemos reflexionar un poco sobre lo que puede facilitar la vida cotidiana.

Amor decidido. Si al contraer matrimonio los cónyuges son conscientes de que toman una decisión para toda la vida y tienen la firme voluntad de permanecer unidos hasta el final, pase lo que pase, en tiempos de sol y de lluvia, de nieve, hielo y tormenta, entonces pueden desarrollarse libremente, en un clima de seguridad y de confianza. Conviene perder el miedo a las crisis. Conflictos y divergencias de opiniones existirán siempre allí donde varias personas viven en estrecho contacto. Lo decisivo es la actitud que se adopta ante aquellas situaciones difíciles, aprovechar la oportunidad de estrechar los lazos de unión superando juntos las dificultades. A menudo, la disposición de perdonar es la única esperanza en el camino hacia un nuevo comienzo. Con los años un cónyuge va amando más al otro porque quiere amarle, porque se ha decidido por el otro de por vida y está dispuesto a soportar desilusiones.

Respeto mutuo. Hoy en día el hombre y la mujer se encuentran en el matrimonio uno junto al otro con la misma dignidad, la misma altura, los mismos derechos y deberes. A veces, existe mucha independencia social y económica y, a la vez, una gran dependencia afectiva. Pero sólo aquel que es interiormente libre y autónomo puede entregarse a los demás. Por tanto, hay que reconocer la necesidad de mantener una sana distancia en el matrimonio. La vida en común no debe convertirse en una atadura o cárcel que restringe la libertad del otro. Un cónyuge no puede quitar al otro la posibilidad de desarrollarse y llevar adelante iniciativas propias; para llegar a una profunda unidad es necesario seguir siendo dos personas individuales. No se ama al otro, mientras no se la ama en sí mismo. El tú no es la prolongación del yo, el tú es el misterio del otro que pide ser afirmado en sí mismo.

Apertura a la vida. Un matrimonio verdaderamente feliz descubre continuamente nuevos horizontes, está abierto a otras personas, también a una futura descendencia. Tiene el valor de transmitir la vida, de conservarla, de amarla y de velar por su desarrollo. Pero si la unión sexual se entendiera exclusivamente como la procreación, se denigraría al cónyuge al tratarlo como un simple medio. En cambio, si están integrados en el amor matrimonial tanto el deseo de tener hijos como la búsqueda de la unión sexual, se puede considerar conseguida la relación.•

Sentido del humor. Sebastianne Chamfort tiene una frase que es muy importante para la vida cotidiana de la familia: “cuando hayas estado un día entero sin reír, habrás perdido totalmente ese día”. El que tiene sentido del humor puede olvidarse de sí mismo y de este modo está libre para los demás. Tendemos a plantearnos problemas existenciales por cosas insignificantes y esto afecta a las relaciones. Debemos esforzarnos por no contemplar las múltiples cosas pequeñas de la vida desde su aspecto negativo. Cada cosa tiene dos caras y vale la pena centrar la vista en aquella cara de la que podemos reírnos a gusto o al menos sonreír.

Mucha gente llega a otra conclusión: ya no quieren casarse porque no quieren llevar una vida de engaño, y tampoco quieren tener las complicaciones de un divorcio. Prefieren vivir algún tiempo juntos. Si van bien, se pueden casar y si van mal, se separan sin grandes problemas y desventajas económicas…

Vivir en una relación abierta, de hecho, es mucho menos atractivo de lo que parece. Si se declara que no es necesario casarse, con frecuencia se llega a exterminar, de un modo muy sutil, el amor entre el hombre y la mujer. Cuando dos personas viven juntas sin casarse, en algún rincón de su corazón queda un resto de desconfianza. Es como decirle: “yo te quiero hoy. Pero no sé si te querré mañana (o dentro de diez años) y por eso prefiero no meterme en líos”. Las relaciones abiertas traen consigo muchas frustraciones y decepciones, el amor se enfría con la falta de confianza.

La familia y también el matrimonio pertenece a lo que la naturaleza humana pide. Cuando digo matrimonio me refiero a una relación estable permanente entre un hombre y una mujer que da seguridad y confianza. Me gusta compararlo con un muro, construido alrededor de una gran plataforma, en la cumbre de un monte alto y escarpado. Gracias a ese muro, los niños pueden correr en la plataforma con toda libertad, pueden hacer sus juegos más salvajes, saltar y bailar, sin peligro alguno de caída. En cambio, cuando falta el muro, uno sólo puede moverse lentamente, con cuidado y miedo de perder la integridad. Disminuye la alegría de moverse, de emprender grandes cosas y comerse el mundo.

En época de dificultad, ¿cómo se replantea la fidelidad?

El matrimonio, vida común indisoluble, es la mejor garantía para la felicidad de la familia. El matrimonio lleva a una felicidad mayor que el amor espontáneo; éste puede ser muy apasionante pero queda inmaduro si huye de la entrega definitiva. Es un desafío mantenerse unidos uno al otro, también en tiempos de crisis o de poca comprensión. Todo matrimonio pasa por tiempos de crisis, igual que toda persona humana, cuando crece experimenta sus conflictos de desarrollo. Es muy normal que haya momentos duros en la vida. Uno puede notar monotonía, desazón, quizá la falta de una plena realización profesional; ve que los planes se derrumban y que los hijos son muy distintos de lo que deseaba. A veces, con los años aparece el remordimiento de no haber dado al otro todo lo que requería… Pero, toda crisis trae consigo un cambio, y puede ser hacia una madurez mayor, hacia una confianza más plena. El día de la boda no es la última estación, sino al contrario, es el comienzo de la verdadera aventura de la vida del amor. Si se tiene la conciencia clara de que el matrimonio dura hasta la muerte, entonces se esfuerza uno mucho más para hacer de él una empresa atractiva.

¿Bastan los deseos de fidelidad?

Todos conocemos muy bien las debilidades y flaquezas de nuestra naturaleza: hoy sentimos gran pasión por una persona; mañana quizá, por otra. Por eso, no bastan los deseos de fidelidad. Hace falta llegar a una alianza objetiva: comprometerse también cara a la sociedad, con implicaciones jurídicas, lo que se traduce en este caso en contraer matrimonio. Esta alianza, hecha exteriormente hacia fuera, es una protección del amor. Es decir a la otra persona: “Yo te quiero verdaderamente, y siempre quiero quererte. No sé todo lo que pasará a lo largo de mi vida. A lo mejor, hay tentaciones y conflictos. Pero tengo la voluntad de superarlas y para probártelo te doy una promesa oficial”.

En esta charla, he pretendido analizar un poco lo que es la familia y lo que significa el matrimonio, no es una clase magistral sobre la familia ni una critica completa sobre todo lo que es la misma, porque para eso necesitaríamos bastante mas de 30 o 45 minutos, porque en nuestro país sobre todo, se está sufriendo un ataque frontal y directo contra todo lo que Iglesia, con todo lo que es la institución matrimonial, y contra todos los valores que el matrimonio cristiano significa; no obstante no nos desanimemos porque vuestra presencia y vuestro ejemplo me parecen algo extraordinario y digno de publicar en las primeras páginas de todos los periódicos.

Y como punto final un pequeño montaje sobre el amor, de nuestro querido S. Pablo.

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Enviado por:Mendogil
Idioma: castellano
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