La imagen que nos ocupa es la fachada de la Universidad de Alcalá de Henares, concebida como retablo. Es renacentista de estilo purista. Su autor fue Rodrigo Gil de Hontañón. Fue realizada en el siglo XVI.
Está realizada principalmente en piedra caliza, colocadas en forma de soga. Consta de tres pisos diferenciados por un entablamento. En ellos se sobreponen tres espacios verticales. La central es la más rica en decoración, y a la vez la que centra la mayor atención de toda la composición.
Aunque no abunden las figuras decorativas podemos observar un Dios Pantocrátor en el frontón y podemos encontrar mitología griega, como por ejemplo los Atlantes que sostienen las pilastras adosadas al muro, calaveras medievales o ángeles renacentistas.
En el primer piso, la entrada, está rematada por un gran portón. A ambos lados de la portada, cuatro ventanas en cuyos frontones aparecen representados los padres de la Iglesia Católica. En las ventanas inferiores están coronadas con unos frontones triangulares.
Sobre la puerta de entrada, el segundo piso nos ofrece una ventana suntuosamente decorada. En el medallón aparece San Ildefonso. Se encuentra flanqueado por dos blasones de Cisneros, escudo que tomó la Universidad como suyo propio. Simbólicamente esta ventana está custodiada por dos expresivos alabarderos, soldados casi invencibles de Carlos V. Tras esta ventana se encuentra la Biblioteca. Sujetando las columnas, las mayores esculturas de la fachada, dos esforzados atlantes. Las ventanas laterales presentan dos medallones con las figuras de San Pedro y San Pablo que sujetan respectivamente las llaves y la espada, símbolos de la iconografía de estos dos seguidores de Cristo.
Ya en el tercer piso, se encuentra un escudo del Rey de España y Emperador de Alemania, Carlos V. Al igual que en Toledo, nos sorprende el águila bicéfala timbrada con la corona imperial. En el interior, un escudo cuarteado donde aparecen los reinos que consigue reunir en su persona. A los lados, sendas columnas de Hércules donde ya aparece la leyenda “Plus Ultra”, recordando que estamos en una época de largos viajes a América y África. Sobre las columnas, dos cruces con las coronas imperial y real, reflejo de los títulos de emperador y rey. Bordeando las armas de Carlos V, dos pares de pilares, entre ellos, dos figuras a la romana.
Sobre los diez ventanales superiores, aparece la influencia gótica de esta obra; las gárgolas, en las que se mezclan fantasías animales y humanas. Finalmente, el frontón triangular con la figura de Dios Padre. Rematando el frontón, cuatro figuras humanas unidas por guirnaldas de frutas. Las de la izquierda son dos varones, uno joven y otro viejo, sucediendo lo mismo a la derecha con dos mujeres, representación del paso del tiempo. En el vértice, los restos de una custodia, símbolo de Cristo. A la misma altura, una balaustrada con 12 antorchas.
El estilo renacentista se introduce en España a finales del siglo XV, gracias a las relaciones con el reino de Nápoles. En la arquitectura de este gran estilo, encontramos tanto edificios civiles como religiosos, teniendo como ejemplo las catedrales de Granada, Jaén o Málaga, o los palacios, casas, hospitales o colegios universitarios. Este aumento de las construcciones se debe al cambio de pensamiento, se comienza los primeros éxodos rurales (del campo a la ciudad). En el estilo español, podemos distinguir tres etapas distintas:
Plateresco, desarrollado en el primer tercio de siglo XVI. En él abundan los elementos decorativos, ocupa prácticamente toda la fachada. Los autores más importantes son Lorenzo Vázquez de Segovia, que trabajo para la familia de los Mendoza, y realizó, siendo esta su obra más importante, el colegio de Santa Cruz, de Valladolid; Pedro Gumiel, siendo el Paraninfo de la Universidad de Alcalásu obra más importante; así pues tenemos un núcleo en Salamanca de obra anónimas, muy significativas para este estilo, así son la Casa de las Conchaso la Fachada de la Universidad de Salamanca.
Purista, desarrollado en el segundo tercio del siglo XVI. En él se reducen los elementos decorativos pero aumentado su proyección adquiriendo mayor volumen. Destacan Rodrigo Gil de Hontañón, con el Palacio de Monterrey; Pedro Machuca, con el Palacio de Carlos V, en la Alhambra de Granada.
Herreriano, desarrollado en el último tercio del siglo XVI. Es un estilo sobrio, monumental y austero, apenas tiene decoración superflua. Su obra más importante es el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, fundado por Felipe II.