Antropología
Estructura de la sociedad romana
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Estructuras básicas de la sociedad romana
La importancia de la organización familiar originaria, bajo la autoridad del padre (pater familias) atravesará los siglos. La familia romana incorporaba a muchas más personas que la de nuestro tiempo: además de los relacionados por lazos de sangre, estaban los clientes, hombres libres que buscaban el amparo de los padres, y así poder vivir tranquilos en Roma, prestando servicios al pater familias, y los siervos (esclavos), comprados o hechos tales en las campañas militares. Correspondía al pater familias administrar a todo este conjunto velando por su continuidad para hacer posible, a través de las generaciones, el culto a los antepasados, a la vez que cuidando de su patrimonio. Los miembros de las antiguas familias romanas son los patricios; que forman una verdadera nobleza -esto es, los que tienen antepasados conocidos—con un extraordinario espíritu de disciplina, de austeridad y de devoción a su ciudad. Estos padres de familia se reunían en una asamblea (el Senado) que sería la que iba a dar a Roma, durante un milenio, las grandes orientaciones políticas. Pero hay que recordar que, en los orígenes de la ciudad, estos senadores junto a sus hijos y parientes cercanos -- constituyendo el grupo de los ciudadanos que en idioma latín se denominaba populus (pueblo)-- eran también los valientes defensores armados de su ciudad, que habían construido con sus propias manos, tal como cultivaban los campos que la rodeaban. Estos agricultores apreciaban la paz, que permite que los sembrados maduren y que las cosechas puedan recogerse oportunamente; pero la paz debía ser defendida con las armas cada vez que fuera necesario (¡y muchas veces lo fue!), no solo para rechazar los ataques e invasiones, sino también para ir ganado cada vez más tranquilidad, al someterse a posibles enemigos antes de que llegasen a ser un peligro. Esta realidad quedó recogida en la sentencia romana "si vis pacem para bellum" (Si quieres la paz, prepara la guerra).
Estas continuas guerras hicieron necesario contar también con la ayuda militar de los pobladores no patricios de la ciudad, denominados plebeyos; los plebeyos no tenían patrimonio ni representación legal, pero a medida que se iban incorporando al ejército romano, exigían también una participación en el gobierno de la República y, poco a poco, fueron consiguiendo el derecho de elegir y ser elegido para ciertas magistraturas, como el consulado.
A la par de las victorias de su ejército, crece el poder y prestigio de Roma, lo que sus magistrados supieron aprovechar muy bien para conquistar la amistad de otros pueblos, que pasaban a ser aliados de Roma; a cambio de obediencia y servicio militar. Roma los protegía con sus armas y con sus leyes. Así, con extraordinaria habilidad, los romanos supieron ir ordenando y reglamentando estas nuevas situaciones para incorporar bajo su gobierno a conquistados y aliados, cada cual con sus derechos y obligaciones.
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La Sociedad Romana
Los romanos eran una civilización eminentemente urbana, donde se daba gran prioridad a la vida política, guerrera y a las relaciones sociales, que se hacían tanto en las casas de los individuos, como en lugares públicos como el Coliseo, donde se realizaban combates con gladiadores y luchas contra animales salvajes; o los Baños públicos, que tenían capacidad para unas 3.000 personas y contaban con piscinas, baños a vapor, gimnasios y bibliotecas.
La sociedad de la antigua Roma era estratificada existiendo una gran diferencia entre los patricios, que formaban el grupo alto de la sociedad, poseían las riquezas y gran parte de las tierras, a la vez que participaban en política; y los ple-bellos, quienes inicialmente no fueron considerados ciudadanos romanos y por lo tanto, no gozaron de derechos civiles; aunque sí tenían varios deberes y prohibiciones. Un grupo aparte eran los esclavos, quienes no poseían derechos, sino solamente obligaciones que les imponían sus dueños.
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La Vivienda
Como en todas las grandes civilizaciones no existe en Roma un tipo de vivienda uniforme y aunque la vida política y cultural romana estaba centrada en las ciudades, la mayoría de los habitantes del imperio vivía en un medio rural, en casas precarias, sencillas y pequeñas.
Sin embargo, los sectores acaudalados podían gozar de casas amplias, sólidas (de adobe o piedra) y cómodas, que eran verdaderos palacios, donde se daba una gran importancia a la decoración de las habitaciones utilizando materiales como el mármol, el alabastro y realizando pinturas y mosaicos. Para evitar la oscuridad de las noches, las viviendas eran alumbradas con lámparas de aceite, llamadas candiles, de barro o de bronce.
Debido al sentido religioso de los romanos, todas las casas poseían un lugar sagrado en que les rendían culto todos los días a los muertos, dedicándoles ofrendas y solicitándoles su protección y ayuda.
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La Alimentación
La base de la dieta alimenticia de los romanos eran productos cultivados en el imperio y territorios dominados, como los cereales, especialmente una antigua variedad de trigo llamada escanda, con la que se fabricaba pan y otros alimentos. También consumían legumbres, especialmente lentejas, judías, aceitunas, uvas, que hacían fermentar para hacer vino, altamente apetecido por los romanos.
La actividad ganadera les proporcionó carne de cabra, vaca, cerdo, leche y queso para su alimentación; mientras que la caza de aves y la pesca les entregaba otras alternativas de comidas.
En general los romanos se preocuparon tanto de la comida por su condición de alimento, como del sabor y ornamentación de los platos, aderezados con salsas y adornados con hierbas.
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Creencias religiosas y mitológicas
Los antiguos romanos creían que su ciudad había sido fundada por Rómulo quien, junto a su hermano Remo, habían sido amamantados por una loba, luego que su madre los había arrojado al río Tíber en una artesa que se detuvo afuera de la cueva de la loba.
De esta manera, la loba se convirtió en símbolo de la ciudad.
Eran politeístas, entre sus principales divinidades destacaban: Júpiter, el dios creador, del cielo; Juno, la diosa protectora; Minerva, la diosa guerrera; Baco, dios del vino y las fiestas; Marte, dios de la guerra; y Venus, diosa del amor y la fertilidad.
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Creaciones artísticas
El desarrollo del arte romano estuvo fuertemente influido por las formas culturales griegas, especialmente desde el siglo III a.C., cuando los romanos conquistaron la Magna Grecia. Así, el mundo romano fue un fiel continuador de las formas artísticas griegas en la pintura y escultura, pero supo incorporar valiosas innovaciones en la arquitectura.
Los arquitectos romanos crearon un nuevo estilo con el desarrollo de las construcciones abobedadas, en las que destacan el arco, las bóbedas y el mortero.
Entre las principales obras arquitectónicas romanas sobresalen templos, basílicas, foros, termas (Termas de Caracalla), circos, anfiteatros (como el coliseo), arcos de triunfo (Arco de Constantino), acueductos y puentes.
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