Salud


Estrés crónico en sanitarios


INDICE.

  • Introducción.

  • El estrés en los profesionales sanitarios de emergencia.

  • ¿Qué tan serio es el estrés sostenido?

  • Fuentes de estrés.

  • 2.1 Variables y factores relacionados.

  • Consecuencias.

  • Caracterización.

  • Estadios del estrés.

  • ¿A quién afecta?

  • ¿Cómo reconocerlo?

  • ¿Cómo se desarrolla?

  • Perjudicados.

  • 9.1 La empresa.

    9.2 El entorno social de la persona afectada.

  • Buscar una solución.

  • ¿Enfermedad Profesional?

  • ¿Por qué es importante para los sanitarios?

  • Un poco de historia.

  • Manifestaciones del burnout.

  • Propensiones al burnout

  • Desencadenantes del burnout.

  • ¿Cómo evitar el burnout?

  • Conclusiones.

  • Bibliografía

  • 1. INTRODUCCIÓN

    1.1 El estrés en los profesionales sanitarios de emergencia

    Es un privilegio tener la posibilidad de ayudar a los demás, pero conlleva la obligatoriedad ética de dar soporte emocional. Este soporte no siempre esta presente, unas veces por desconocimiento acerca del modo de ofrecerlo y otras como consecuencia de un intento activo de defenderse ante el contacto con el sufrimiento. Tanto el exceso de la distancia como la sobre implicación pueden causar sentimiento de impotencia y frustración.

    El estrés surge como consecuencia de un balance negativo entre las amenazas (factores de riesgo) y los recursos personales (factores de protección). Ambos presentes cada día en el trabajo de los profesionales sanitarios en los servicios de emergencia, que tienen que dar una respuesta eficaz que optimice su desempeño. Estas respuestas comprenden entre otras, la atención a los estímulos que le rodean, el procesamiento rápido de la información del entorno, la valoración, la toma de decisiones, el contacto interpersonal con el usuario para resolver problemas, el contacto con el resto de los profesionales de la emergencia.

    Todas estas tareas se suelen desempeñar en entornos físicos muchas veces complejos o poco cómodos, además de requerir una buena preparación físico-técnica, requiere también de unas condiciones y habilidades psicológicas concretas. Respecto a estas últimas, es fundamental la capacidad de tolerancia y resistencia a las fuentes de desgaste. Fuentes que sobre el profesional vierten chorros de estresares durante su jornada laboral.

    En este trabajo queremos enfocar cómo afecta el estrés a los profesionales sanitarios, en concreto en los servicios de emergencia, con el objetivo de que éstos adquieran un modelo efectivo de resistencia al estrés, es decir, fortaleza psicológica.

    1.2 ¿Qué tan serio es el estrés sostenido?

    En estos tiempos, mantener una situación de alerta puede ayudar en determinadas situaciones, como actividades deportivas, una reunión importante o en verdaderas situaciones de peligro. Pero en otras situaciones o si fallan los mecanismos de relajación que debe haber luego del estrés, todos los sistemas involucrados en la respuesta (cerebro, corazón, pulmones, aparato digestivo, etc.) se vuelven crónicamente sobre activados, lo cual produce daños físicos y psicológicos.

    Las emociones son necesarias para el mantenimiento de la vida, un nivel moderado de activación facilita nuestro rendimiento, tiene un efecto motivador, nos ayuda a resolver problemas, etc. Sin embargo, cuando las emociones que presentamos son excesivas o no las manifestamos de forma adecuada, provocamos altos niveles de sobreexcitación dando lugar al estrés.

    El estrés es algo común e inherente a todos nosotros. Empieza siendo un estado de sobre-activación que contribuye en gran medida a nuestra supervivencia, a un adecuado rendimiento en las actividades que realicemos y un desempeño más eficaz en muchas esferas de nuestra vida.

    Sin embargo, cuando la activación biológica es demasiado frecuente, intensa, excesivamente prolongada o la persona no tiene, o cree que no tiene, las habilidades suficientes (cognitivas, emocionales, conductuales) para afrontar las demandas del entorno y percibe que no puede dar una respuesta efectiva a la situación, el estrés se convierte en fenómeno negativo.

    El estrés puede verse trasladado al entorno laboral, siendo el Burnout un tipo específico de éste. Es padecido por los profesionales de la salud y educadores principalmente, los cuales, en su voluntad por adaptarse y responder eficazmente a un exceso en las demandas y presiones laborales, se esfuerzan de un modo intenso y sostenido en el tiempo, con una sobre-exigencia y tensión que originan importantes riesgos de contraer enfermedades y afectar negativamente el rendimiento y la calidad del servicio profesional.

    El síndrome de Burnout es una respuesta al estrés crónico. Los mecanismos que intervienen para pasar a un estado de estrés crónico, son muy complejos e intervienen factores de tipo cognitivo y emocional, que corresponden a la estructura biológica y la personalidad del sujeto, así como al contexto dado por la realidad externa. Si el estímulo es real o imaginario pero perdura en el tiempo con más o menos intensidad, se denomina estrés crónico, dicho estrés es causado por situaciones diarias continuas y repetitivas en donde la persona no es capaz de reaccionar en alguna forma, es decir, cuando el organismo se encuentra bajo presión continua o en situación de emergencia constante y se agotan los recursos fisiológicos y psicológicos de defensa del individuo y el estrés provoca patología.

    Muchos autores estudiaron el tema y han ido agregando nuevas ideas con respecto a él, entre estos podemos citar a Cherniss, Edelwich, Pelman y Hartman, Pine, Aronson y Kaffry, aunque por supuesto resaltando a las doctoras S.Jackson y C.Maslach.

    También se define como “una pérdida progresiva del idealismo, energía y motivos vividos por la gente en las profesiones de ayuda, como resultado de las condiciones del trabajo”.

    2. FUENTES DE ESTRÉS

    2.1 Variables y factores relacionados (incluye factores adicionales en el trabajo de los profesionales de emergencia)

    Componentes del modelo secuencial estrés-respuesta-consecuencia de Peiró.

    • Estresores: factores activadores y determinantes capaces de cambiar el estado presente de un individuo y producir notables reacciones físicas y/o psicosociales. Pueden ser internos y externos:

    • Internos:

      • Falta de conocimientos suficiente (déficit en formación técnica y capacitación).

      • Miedo a cometer errores (déficit de habilidades de autocontrol para el manejo de las emociones).

      • Dificultad en la habilidad de comunicación.

      • Sentirse escrutado (déficit de habilidades de resolución de problemas y toma de decisiones -responsabilidades-)

      • El aprendizaje previo: el desarrollo anterior de un individuo, incluyendo sus experiencias con los factores estresantes, puede influir sobre la respuesta y adaptación a los factores actuales. Muchas de las respuestas son aprendidas, a menudo de la familia.

      • Estadio de desarrollo: cada fase de la vida tiene unas vulnerabilidades relativas al estrés. Los diferentes estadios de la infancia presentan factores determinados de este tipo y necesitan adaptaciones. Normalmente se identifica a éstos como retos para el desarrollo, pero se pueden convertir en períodos de tensión sin el apoyo apropiados. También pueden aumentar la susceptibilidad a otros elementos estresantes.

    • Externos:

      • Del ambiente físico: Los acontecimientos en la vida de una persona presentan un grado de estrés altamente individual. La investigación ha demostrado que la gente que tiene un nivel elevado de estrés es más supcentible a la enfermedad y dispone de una capacidad menor para hacer frente a ella y a sus consecuencias. Problemas con la luz, el espacio y la temperatura. Ruido. Falta de recursos. La salud, la enfermedad en sí misma es un factor estresante. La persona que ha estado enferma durante algún tiempo puede tener agotados sus mecanismos de defensa y disponer por ello de poca energía para hacer frente a otros factores estresantes.

      • Demandas del puesto de trabajo: sobrecarga asistencial, urgencias, falta de definición clara de las competencias, afrontamiento del sufrimiento del paciente y de la familia, muertes repetidas, agonías prolongadas, estados de deterioro progresivo y rápido.

      • Estresores organizacionales: comunicación difícil con el equipo, objetivos no compartidos por el equipo, falta de autonomía asistencial, falta de autonomía profesional...

      • Relaciones interpersonales dentro del ambiente laboral: tipo de relaciones con sus superiores, compañeros, subordinados, con usuarios. Relacionados interpersonales de desconfianza, poca cooperación y destructivas general altos niveles de tensión.

    1º Superiores: Estilo de dirección caracterizado por la "indefinición", insensibilidad a los aspectos personales de la interacción, estilo alternante entre autoritario y condescendiente. Este estilo es estresante para los subordinados.

    2º Compañeros: Rivalidad, falta de apoyo emocional en situaciones difíciles, falta de relación entre iguales, estilos de protagonismo, etc.

    3º Subordinados: Conflicto entre la existencia de mayor productividad y una dirección respetuosa y el rechazo de los subordinados a participar.

    A esto hay que sumarle la falta de cohesión del grupo y la presión. Así como la falta de reconocimiento y de retroalimentación (feedback) acerca del trabajo realizado y sus consecuencias, por parte de la organización, la escasez de valoración por comportamiento de esfuerzo que afecta al nivel de satisfacción y motivación.

    Las posibles reacciones son: buscar apoyo profesional, reflexiones sobre la situación, buscar estrategias positivas, estables prioridades, ser mas organizado, expresar sentimientos, sentir la pérdida de los pacientes que fallecen, impotencia, recordar lo bueno que se ha hecho por el paciente, buscar la distancia, cuidar sin sobre implicarse, buscar actividades extralaborales, mecanismos de autodefensa...

    • Reacciones: respuestas individuales biológicas o psicosociales ante un estresor.

    • Inicio: ansiedad, fatiga, irritabilidad

    • Continuación (según el grado): depresión, incluso suicidio; tendencia a distintas adicciones: drogas, alcohol, juego...; insomnio, hipertensión; trastornos cardiocirculatorios, articulares y musculares; cefaleas, fatiga crónica, desórdenes gastrointestinales...

    • Psicológicos y comportamentales: superficialidad en el trato, incremento de conductas de riesgo, aumento de las conductas violentas, mala concentración.

    Cualquier suceso que genere una respuesta emocional, puede causar estrés. Esto incluye tanto situaciones emocionalmente positivas como negativas. El estrés también surge por malestares menores, como esperar demasiado en una cola o por el tráfico. Sin embargo no existe un estímulo “estresor” estándar que afecte con la misma intensidad a todas las personas, es por ello que, situaciones que provocan estrés en una persona puedes ser insignificantes o placenteras para otra

    Virtualmente todos estamos expuestos a experimentar alguna situación estresante en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, muchos factores influyen en la susceptibilidad: los jóvenes, las mujeres, las madres que trabajan, divorciados, viudos, los que tienen menos nivel de educación y de ingresos. Dependen de:

    • Factores genéticos: Algunas personas, por factores heredados o fisiológicos, son más vulnerables que otras a sufrir los efectos perniciosos del estrés.

    • Respuesta enfermiza a episodios frecuentes: En algunas personas, la exposición frecuente a situaciones de estrés puede producir elevación de la presión arterial que, con el tiempo, pueden enfermar el corazón.

    • Incapacidad de adaptarse a factores estresantes no peligrosos: En la mayoría de las personas, la exposición repetida a situaciones específicas que, aún produciendo estrés, no son peligrosas (como hablar en público) produce una reducción del nivel de estrés que genera esa situación. En otros, sin embargo, la exposición repetida no consigue reducir la magnitudad de la respuesta.

    • Ausencia o inadecuada respuesta de relajación: En algunas personas, los niveles hormonales producidos por el estrés permanecen elevados en lugar de volver a niveles normales.

    • Diferencias en la actividad de respuesta al estrés: En algunas personas, partes de la respuesta normal al estrés está bajo lo normal, provocando que otras partes respondan por demás.

    • Edad: Nadie es inmune al estrés, aunque puede pasar desapercibido al niño o al anciano. Los chicos son frecuentes víctimas de situaciones estresantes. El envejecimiento puede disminuir la respuesta del individuo, volviendo al cuerpo ineficiente.

    • Personalidad: La personalidad puede hacer a ciertas personas más o menos vulnerables a los efectos del estrés. La personalidad tipo A -- agresiva, inquieta e irritable -- ha sido utilizada desde siempre como ejemplo de una personalidad negativamente influenciada por el estrés. Aquellos con espíritu optimista, alta autoestima, confianza en su capacidad de controlar situaciones, son menos vulnerables a los efectos destructivos del estrés.

    • Aislamiento: La carencia de una red de contención familiar o de amigos es otro importante factor que predispone a los trastornos provocados por el estrés. El aislamiento pone a las personas en riesgo de sufrir depresión. Así es como algunos estudios muestran que los casados viven más que los solteros.

    • Factores laborales y familiares: El estrés que se experimenta en el trabajo corre el riesgo de transformarse en un proceso crónico por el número de horas que el individuo pasa en esa actividad. A su vez, el estrés reduce la eficacia del individuo en su trabajo porque reduce la concentración, altera el sueño, lo predispone a enfermedades, accidentes y a perder el tiempo. El individuo altera su carácter, volviéndose en ocasiones hostil.

    Las personas más expuestas a sufrir esta alteración son aquellas que sienten que no tienen control sobre las circunstancias. Esto es más factible en una organización que carece de comunicación efectiva y métodos de resolución de conflictos; que no participa a sus empleados de las decisiones; les impide desarrollar su creatividad; en la que los empleados carecen del control sobre sus responsabilidades. En esta época se agrega, además, la falta de seguridad en mantener el empleo; el excesivo tiempo sin contacto con la familia y el hogar; los conflictos entre los empleados; los salarios y las demandas de desempeño en ocasiones extraordinarias.

    En realidad, los efectos se deben no tanto al trabajo en sí sino a la forma en que la gente maneja el estrés y los hábitos poco saludables a los que recurre para sobrellevar la situación: el tabaco, las dietas ricas en sal o grasas, abuso de alcohol y vida sedentaria.

    Las madres que trabajan enfrentan más estrés, no tanto en sus lugares de trabajo como en sus hogares. Y estas situaciones tienen un "efecto dominó". Los chicos tienen más posibilidades de tener trastornos de comportamiento cuanto mayor sea el número y tipo de situaciones estresantes familiares que tenga en su hogar.

    3. CONSECUENCIAS:

    Las consecuencias son secuelas de las reacciones. La atención al paciente es la primera causa de estrés, así como la satisfacción laboral. El sufrimiento o estrés interpersonal del profesional se origina por la identificación con la angustia del enfermo y de sus familiares, por la reactivación de sus conflictos propios y la frustración de sus perspectivas diagnósticos-terapéuticas con respecto al padecimiento del enfermo.

    Es conocida la relación entre Burnout y sobrecarga laboral en los profesionales asistenciales, de manera que este factor produciría una disminución de la calidad de las prestaciones ofrecidas por estos trabajadores, tanto cualitativa como cuantitativamente. Sin embargo no parece existir una clara relación entre el número de horas de contacto con los pacientes y la aparición de Burnout.

    Podemos distinguir los siguientes núcleos etiológicos:

    1. EL FACTOR PERSONAL

    2. FACTOR PROFESIONAL

    3. FACTOR EMPRESARIAL

    Las causas principales son: contacto sostenido con sufrimiento, dolor y muerte; sobrecarga laboral frente a escasez de recursos y disminución de estímulos de todo tipo y menor consideración social de la profesión.

    Estas variables del estrés sostenido, serán apreciables de diferentes formas según los siguientes conceptos:

    1º la edad: aunque parece no influir en la aparición de estrés se considera que puede existir un período de sensibilización debido a que habría unos años en los que el profesional sería especialmente vulnerable a éste, siendo estos los primeros años de carrera profesional dado que sería el periodo en el que se produce la transición de las expectativas idealistas hacia la práctica cotidiana, aprendiéndose en este tiempo que tanto las recompensas personales, profesionales y económicas, no son ni las prometidas ni esperadas.

    2º el sexo: sería principalmente las mujeres el grupo más vulnerable, quizá en este caso de los sanitarios por razones diferentes como podrían ser la doble carga de trabajo que conlleva la práctica profesional y la tarea familiar así como la elección de determinadas especialidades profesionales que prolongarían el rol de mujer.

    3º El estado civil, aunque se ha asociado más con las parejas que no tienen pareja estable, tampoco hay un acuerdo unánime; parece que las personas solteras tienen mayor cansancio emocional, menor realización personal y mayor despersonalización, que aquellas otras que o bien están casadas o conviven con parejas estables. En este mismo orden la existencia o no de hijos hace que tengan mayor capacidad para afrontar problemas personales y conflictos emocionales; y ser más realistas con la ayuda del apoyo familiar.

    4º La turnicidad laboral y el horario laboral: pueden conllevar para algunos autores la presencia del síndrome aunque tampoco existe unanimidad en este criterio, siendo en enfermería donde esta influencia es mayor.

    5º La antigüedad profesional: algunos autores encuentran una relación positiva manifestada en dos periodos, correspondientes a los dos primeros años de carrera profesional y los mayores de 10 años de experiencia, como los momentos en los que se produce un menor nivel de asociación con el síndrome. Naisberg y Fenning encuentran una relación inversa debido a que los sujetos que más estrés experimentan acabarían por abandonar su profesión, por lo que los profesionales con más años en su trabajo serían los que menos estrés presentaron y por ellos siguen presentes.

    6º El salario ha sido invocado como otro factor que afectaría al desarrollo de Burnout en estos profesionales.

    También, podemos apreciar similitudes dentro de las variables anteriores, estas similitudes pueden ser biológicas, psicológicas, sociales; también positivas (mayor experiencia y habilidad, cohesión con el equipo, crecimiento personal y profesional, mayor autocontrol, cambio en el estilo de vida, motivación, optimismo, satisfacción) y negativas a corto y medio plazo [perturbaciones cognitivas (pensamientos negativos, dificultad para analizar la situación y tomar decisiones, bloqueos mentales, etc.), problemas emocionales (sensación de ansiedad, impotencia, inseguridad, etc.), reacciones psicofisiológicas (taquicardia, disnea, temblor, sudor, etc.), comportamientos inadecuados (pasividad, conducta agresiva, acciones precipitadas, errores, etc.)] y a largo plazo [trastornos fisiológicos (insomnio, dolor de cabeza, taquicardia, asma bronquial, alergias, úlcera gástrica, impotencia, eyaculación precoz, etc.) trastornos psicológicos: crisis de ansiedad, alcoholismo, drogodependencia, depresión, etc.), problemas socio familiares: separación, divorcio, aislamiento social, etc.), problemas laborales (absentismo, bajas, incremento de los accidentes,etc.)]

    • Efectos psicológicos Sin duda, el estrés disminuye la calidad de vida. Se alteran las relaciones interpersonales y los trastornos emocionales tienden a empeorar con el tiempo, llevando a ansiedad o depresión. Los suicidios, accidentes o episodios relacionados al uso de alcohol son más frecuentes en estos casos, especialmente en los hombres.

    • Corazón: El estrés está identificado como un disparador de angina de pecho y constituye un factor de riesgo importante en el desarrollo de ataques cardíacos. En muchas ocasiones, preceden a muertes inesperadas. El estrés puede afectar al corazón porque cierra las arterias coronarias, reduciendo la cantidad de sangre que el músculo cardíaco recibe. También predispone al corazón a alteraciones del ritmo. La sangre se espesa, aumentando la posibilidad de formación de coágulos. Al menos temporariamente, se liberan grasas a la circulación, con los que los niveles de colesterol se elevan, al menos transitoriamente. En las mujeres, el estrés crónico puede reducir los niveles hormonales, que constituyen un factor protector reconocido. El estrés continuado puede alterar el revestimiento interior de los vasos, predisponiendo a la aterosclerosis. También predispone a niveles altos de presión arterial

    • Trastornos de la circulación cerebral: El estrés prolongado puede producir el engrosamiento de las arterias carótidas, que llevan sangre a la mitad frontal del cerebro. Su alteración son una causa importante de accidentes cerebro vasculares. En un estudio llevado a cabo en prisioneros de guerra se demostró que sufrían problemas circulatorios cerebrales mucho más frecuentemente que en soldados comunes. Los hombres que tienen situaciones estresantes en forma continua están más propensos a sufrir trastornos circulatorios cerebrales que aquellos que no los tienen

    • Tendencia a enfermar: Algunos estudios sugieren que el estrés activa al sistema inmunitario. Sin embargo, si el estrés se vuelve crónico, termina deprimiéndolo. Los glóbulos blancos (que reaccionan como defensa) se reducen y las personas se vuelven sensibles a situaciones tan simples como resfriados. Los conflictos con otras personas vuelven a las personas sensibles a las infecciones. Actualmente se tiende a culpar a los contaminantes de las oficinas de efectos perjudiciales (cefaleas, lesiones en la piel, asma, etc.) que parecen más bien ser producidos por el estrés del trabajo en ellas. También tiene algún papel en el desarrollo de tumores.

    • Problemas digestivos: El estrés puede alterar el sistema digestivo, irritando el intestino grueso y causando diarreas, constipación, cólicos y distensión abdominal. La producción excesiva en el estómago puede causar acidez. Si bien ha perdido vigencia la teoría de que la úlcera era causada únicamente por estrés, se sabe que otra alteración digestiva (el colon irritable) sí tiene un fuerte vínculo con él.

    • Peso: El estrés produce variados efectos en el peso de las personas. Algunos sufren pérdida del apetito y pierden peso. Otras personas sufren necesidad compulsiva de comer con sal, grasas o azúcar para contrarrestar la tensión y, de esa forma, ganan peso.

    • Diabetes: El estrés crónico se ha asociado al desarrollo de resistencia a la insulina, un factor primordial en la diabetes.

    • Funciones músculo esqueléticas: El dolor crónico causado por la artritis y otras enfermedades puede agravarse por el estrés. También contribuye a las cefaleas tensionales o por contracturas musculares, que generan dolores en la frente, la nuca o el cuello. Dolor de cuello y hombro son comunes. Las cefaleas tensionales pueden durar minutos o días y pueden aparecer diariamente. Los dolores de espalda también son comunes en las personas estresadas.

    • Trastornos del sueño: La tensión de problemas no resueltos frecuentemente causa insomnio y mantiene al individuo despierto o despertándolo en el medio de la noche.

    • Disfunción sexual y reproductiva: El estrés puede llevar a una disminución en el deseo sexual o en la incapacidad de obtener orgasmos. Los hombres pueden tener dificultad en las erecciones, las mujeres pueden desarrollar irregularidades menstruales y hasta se puede alterar la fertilidad. Hasta se puede anular la menstruación por completo. El estrés en el embarazo puede provocar alteraciones en el parto. Se ha asociado a bajo peso al nacer o a nacimientos prematuros, los que, a su vez, aumentan la mortalidad infantil. Del mismo modo, el estrés se acompaña de hábitos nocivos de comida o sedentarismo, que pueden dañar al feto.

    • Memoria, concentración y aprendizaje: El individuo sufre pérdida de la concentración, tanto en el trabajo como en su casa, y se vuelve ineficiente y más propenso a tener accidentes. La pérdida de memoria a veces es más importante que la que produce la edad. Si el estrés es suficientemente severo y prolongado, la pérdida de memoria puede ser permanente.

    • Piel: El estrés exacerba muchas enfermedades de la piel, incluyendo el acné, la psoriasis y los eccemas.

    4. CARACTERIZACIÓN.

    Los rasgos definitorios del síndrome de burnout provienen de los trabajos de Maslach y Jackson (4, 5, 9, 21-27) quienes consideran tres componentes esenciales:

    • Agotamiento emocional: constituye el elemento central del síndrome y se caracteriza por una sensación creciente de agotamiento en el trabajo, “de no poder dar más de sí”, desde el punto de vista profesional. Para protegerse de este sentimiento negativo, el sujeto trata de aislarse de los demás, desarrollando así una actitud impersonal, deshumanización de las relaciones hacia las personas y miembros del equipo, mostrándose distanciado, a veces cínico y usando etiquetas despectivas o bien en ocasiones tratando de hacer culpables a los demás de sus frustraciones y disminuyendo su compromiso laboral. De esta forma intenta aliviar sus tensiones y trata de adaptarse a la situación aunque sea por medio de los mecanismos neuróticos que son el elemento central y constituye la primera fase. Se caracteriza por una progresiva pérdida de las energías vitales y una desproporción fuerte entre el trabajo realizado y el cansancio experimentado. Se pierde la capacidad de disfrutar de las tareas realizadas, con lo cual los que lo padecen se vuelven más irritables, y es así como los demás los perciben además de insatisfechos y quejicas.

    • Despersonalización: se refiere a una serie de actitudes de aislamiento de caliz pesimista y negativo, que va adoptando el sujeto y que surgen para protegerse de agotamiento es un modo de responder a los sentimientos de impotencia, indefensión y desesperanza personal. Un intento de adaptación para protegerse. En lugar de expresar estos sentimientos y resolver los motivos que los originan, muestran una fachada hiperactiva que incrementa su sensación de agotamiento. En esta fase alternan la depresión y la hostilidad hacia el medio.

    • Falta de la realización personal: el sujeto puede sentir que las demandas laborales exceden su capacidad, se encuentra insatisfecho con sus logros profesionales (sentimientos de inadecuación profesional) si bien puede surgir el efecto contrario, una sensación paradójica de impotencia que le hacen redoblar sus esfuerzos, capacidades, intereses, aumentando su dedicación al trabajo y a los demás de forma inagotable. Es un sentimiento complejo de inadecuación personal y profesional al puesto de trabajo, que surge al comprobar que las demandas que se le requieren exceden de su capacidad para atenderlas. Es la tercera fase. Consiste en el retiro progresivo de todas las actividades que no sean las laborales causantes del estrés crónico (impotencia causada por hacer cada vez mayores esfuerzos pero infructuosos). Hay pérdida de ideales y un creciente apartamiento de actividades familiares, sociales y recreativas. El individuo es percibido como un fanático depresivo y hostil.

    • Deshumanización.

    • Disminución de energía física y psíquica.

    • Desmotivación generalizada

    • Sentimiento de incompetencia.

    Estos aspectos están ligados entre sí a través de una relación asimétrica, donde el agotamiento emocional como primer componente conduce a la obtención de los demas, la despersonalización y a la auto evaluación negativa. Por otro lado, este síndrome está considerado como una variable continua, que se extiende desde una presencia de nivel bajo o moderado, hasta altos grados en cuanto a sentimientos experimentados.

    Además, la progresión no es lineal, más bien es un proceso cíclico, que puede repetirse varias veces a lo largo del tiempo, de forma que una persona puede experimentar los tres componentes varias veces en diferentes épocas de su vida y en el mismo o en diferente trabajo, así mismo las otras características pasaran casi desapercibidas.

    El Síndrome de Burnout o de agotamiento profesional se considera un proceso continuo y los aspectos indicados pueden estar presentes en mayor o menos grado, siendo su aparición no de forma súbita, sino que emerge de forma paulatina, larvada, incluso con aumento progresivo de la severidad. Es difícil prever cuándo se va a producir.

    5. ESTADIOS DEL ESTRÉS.


    Podemos estratificar el estrés crónico en tres estadios que se corresponden con los tres componentes esenciales:

  • Primer estadio: en el que las demandas laborales exceden los recursos materiales y humanos, dándose una situación de estrés. El estrés es un fenómeno clave y fundamental y cada persona presenta sus propios mecanismos para enfrentarse a él. Hay una serie de factores o situaciones que nos conducen al estrés como el desencanto en el trabajo, exceso de compromiso, responsabilidad y enfrentamiento a situaciones difíciles y un excesivo contacto directo con otros seres humanos. La sintomatología pasa por varias etapas:

    • Aparecen síntomas premonitorios como la hiperactividad, trabajan más horas sin cobrarlas, sienten que nunca tienen tiempo, manifiestan sentimientos de desengaño.

    • Se disminuye el nivel de compromiso, comienza a deshumanizarse la tarea, se altera la atención, se tienen aspiraciones excesivas, comienza la pérdida de ilusión, aparecen celos y problemas con el equipo de trabajo.

    • Comienzan las reacciones emocionales, sentimientos de culpa, depresión, agresividad.

    • Se inicia una desorganización progresiva, disminuye la capacidad cognitiva, la creatividad, la motivación y disminuye la diferenciación. 

    • Se instaura la indiferencia en la vida emocional, social y espiritual.

    • Se manifiestan reacciones psicosomáticas. 

    • Hace aparición la desesperación, inclinaciones que pueden conducir al suicidio en situaciones de extrema gravedad.

    • Segundo estadio: en la serie de excesos o sobre esfuerzos en los que el sujeto daría una respuesta emocional a ese desajuste, aparecen signos de ansiedad y fatiga. Esta situación exige al sujeto una adaptación psicológica. 

    • Tercer estadio: el enfrentamiento defensivo le conduce a un cambio de actitudes frente a lo que le supone una situación laboral intolerable. Esta fase requiere tratamiento adecuado del sujeto en todos sus componentes físicos y psíquicos.
      Se observa en las personas afectadas del síndrome una falta de energía y entusiasmo, una disminución del interés por los pacientes, se percibe la frustración, la desmotivación, aparecen los deseos de dejar a un lado el trabajo para ocuparse en otra cosa y sobre todo una gran desmoralización. Se sienten agotados todos los recursos humanos emocionales y no les queda nada que ofrecer a los demás. Comienzan a desarrollar actitudes negativas (aumento del consumo de drogas, alcohol, tabaco, juego, etc.) y se insensibilizan ante los problemas que requieren ayuda. Aparecen frecuentemente los sentimientos de culpa y no son capaces de resolver los problemas. El individuo se siente agotado, hastiado del trabajo, se aleja de la familia y de los amigos y a veces se hunde en la depresión, incluso en casos avanzados en el suicidio, le falta el control sobre sí mismo, y actúa de forma imprevisible. Esto suele ocurrir en personas, como ya dijimos anteriormente, con mayor dedicación, entrega y a los más dispuestos a ayudar a los demás.

    • 6. ¿A QUIÉN AFECTA?

      El perfil de la víctima suele ser el de una personalidad perfeccionista, con un alto grado de autoexigencia, idealista y con una gran tendencia a implicarse en el trabajo. Si las expectativas de la persona no se ven cumplidas, el profesional comienza a entrar en una desilusión que de prolongarse puede desembocar en una depresión.

      El síndrome del burnout afecta especialmente a los profesionales cuya labor está basada en la relación con otras personas, ya sean clientes o personal de la empresa, ya sean del mismo nivel jerárquico.

      * Estrés del aburrimiento (mecánicos, trabajos rutinarios, cadenas de montaje, etc.)

      Según este cuadro, ninguna profesión se libra del peligro que entraña caer en una enfermedad como el síndrome del `burnout'.

      Las características individuales como la personalidad del trabajador, son factores del estrés crónico. Según Maslach y Jackson el deseo de destacar y obtener resultados brillantes puede desembocar en estados de ansiedad y frustración. La vida privada del trabajador también influye en el desarrollo del síndrome. Si alguien tiene problemas en el trabajo y en la vida privada de forma simultánea, y el balance entre ambos no es bueno, existe una predisposición. Las personas más vulnerables son las que tienen un alto grado de auto exigencia con baja tolerancia al fracaso, buscan la perfección absoluta, necesitan controlarlo todo en todo momento, desarrollan el sentimiento de indispensabilidad laboral y son muy ambiciosos.

      Todo esto se acentúa si el trabajador reúne alguna o varias de estas características:

      • Si no tiene una preparación adecuada. En caso de tener expectativas de trabajo muy altas

      • Si tiene dificultad para pedir ayuda a los compañeros

      • No comparte los ideales de grupo de trabajo o de la empresa

      • Siempre que no sea capaz de compartir con su pareja o familia las preocupaciones o miedos laborales

      • Al no descansar lo suficiente

      • Ante el deseo de querer cambiar de trabajo y no encontrar otro


      7. ¿CÓMO RECONOCERLO?

      El síndrome del `burnout' ha sido descrito por expertos como una tipología de estrés, cuyas características son:
      1. Es crónico progresivo por lo que no se da de forma inmediata. Generalmente se gesta en un tiempo de 1 a 3 años.
      2. No se genera por sobrecarga de trabajo.
      3. Se produce en personas muy motivadas.
      4. Los síntomas son una disminución de la productividad y un empobrecimiento de las relaciones personales, seguido de absentismo (despistarse en el trabajo) y ausentismo.
      5. La solución no está en el descanso.

      8. ¿CÓMO SE DESARROLLA?

      De forma continua y fluctuante en el tiempo. Según Chernis, el Síndrome se desarrolla en tres fases evolutivas.

    • En la primera, tiene lugar un disbalance entre las demandas y los recursos, es decir se trataría de una situación de estrés psicosocial.

    • En la segunda, se produce un estado de tensión psicofísica.

    • En la tercera, se suceden una serie de cambios conductuales, consecuencia de un afrontamiento de tipo defensivo y huidizo, que evita las tareas estresantes y procura el alejamiento personal, por lo que hay una tendencia a tratar a los pacientes de forma distanciada, rutinaria y mecánica, anteponiendo cínicamente la gratificación de las propias necesidades al servicio que presta.


    • En general el Síndrome se caracteriza por

      Es insidioso:

      Se impregna poco a poco, uno no esta libre un día y al siguiente se levanta quemado, va oscilando con intensidad variable dentro de una misma persona (se sale y se entra). Con frecuencia es difícil establecer hasta que punto se padece el síndrome o simplemente sufre el desgaste propio de la profesión y donde esta la frontera entre una cosa y la otra.

      Se tiende a negar:

      Ya que se vive como un fracaso profesional y personal.
      Son los compañeros los que primero lo notan; lo que representa un una baza importante para el diagnostico precoz. Existe una fase irreversible:

      • Entre un 5% y 10 % de los sanitarios, el síndrome adquiere tan virulencia que resulta irreversible y hoy por hoy la única solución es el abandono de la asistencia. En la profesión hay bajas.

      Por esta razón merece la pena realizar medidas preventivas ya que con frecuencia el diagnostico precoz es complicado y la diferencia entre un simple desgaste y el síndrome es muy sutil

      9. PERJUDICADOS.

      9.1 La empresa.
      No sólo es el trabajador el que se ve perjudicado por el síndrome, también la empresa sufre las consecuencias. El burnout supone una tercera parte de las bajas por causas psicológicas (un 20% del total de bajas). Se calcula que un 30 % de las bajas en sectores como la enseñanza se deben a este síndrome, al igual que un elevado porcentaje de las que se dan en sanidad.

      9.2 El entorno social de la persona afectada

      Este entorno se ve perjudicado por el cambio en la personalidad de dicho individuo, sobre todo, a la hora de tratar con él, ya sea en conversaciones, en convivencias o en otras situaciones similares.


      10. BUSCAR UNA SOLUCIÓN

      Normalmente la recuperación va en el camino de mejorar el rendimiento laboral y la salud del afectado potenciando su autocontrol, si el caso es muy grave, puede que los médicos opten por recetar antidepresivos. El apoyo de los familiares y amigos es también fundamental así como un aumento de la vida extralaboral y del ocio.
      Dentro de las empresas una solución es establecer cursos de formación que ayuden a aumentar los recursos emocionales del profesional y a fortalecer su salud psicológica, cursos para el tratamiento y control del estrés y de la inteligencia emocional aplicada al trabajo, así como potenciar recursos emocionales.

      La comunicación entre empleados y superiores y entre los mismos compañeros también puede resultar crucial para prevenir e incluso curar el problema.

      11. ¿ENFERMEDAD PROFESIONAL?

      Aunque todo el mundo hable del síndrome del Burnout como una enfermedad que se gesta en el trabajo, no está considerada una enfermedad profesional. No obstante, algunas empresas, sobre todo grandes multinacionales, lo contemplan en sus planes de prevención de riesgos laborales, ya que influye en la productividad de los empleados.

      12. ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE PARA LOS SANITARIOS?

      El S. de Burnout es un importante mediador patogénico que daña la salud del médico.

      Los problemas emocionales de los médicos han sido con frecuencia ocultados y mal afrontados. Los numerosos estudios revelan, con contundencia, que las tasas del alcoholismo y adicción a drogas, así como los conflictos matrimoniales, trastornos psiquiátricos, depresión y suicidio, son varias veces superiores a las de la población general, Asimismo, las tasas de morbimortalidad por enfermedad cardiovascular, cirrosis hepática y accidente de tráfico son tres veces más altas entre los médicos que en la población general.

      13. UN POCO DE HISTORIA

      En 1974, Herbert Freudenberger psiquiatra que trabajaba como asistente voluntario en la ciudad de Nueva York en una clínica para toxicómanos, junto a otros voluntarios jóvenes e idealistas, observó luego de un año de empezar a trabajar, la mayoría sufría una progresiva pérdida de energía, hasta llegar al agotamiento, así como desmotivación para el trabajo, junto con varios síntomas de ansiedad y depresión. Freudenberger describió cómo estas personas se vuelven menos sensibles, poco comprensivas y hasta agresivas en relación con los pacientes, con un trato distanciado y cínico, con tendencia a culpar al paciente de los propios problemas que padece. Y utilizó la misma palabra burnout que empleaban para referirse a los efectos del consumo crónico de las sustancias tóxicas de abuso (se puede entender el burnout, como la causa de un “estrés crónico”).

      Freudenberger lo define como "un estado de fatiga o de frustración que se produce por la dedicación a una causa, forma de vida o de relación que produce el esperado refuerzo".

      En 1976 la psicóloga social Cristina Maslach estudiaba las respuestas emocionales de los empleados de profesiones de ayuda a personas. Lo eligió porque los afectados se sentían fácilmente identificados con este termino y no era estigmatizador como los diagnósticos psiquiátricos (perdida de interés y responsabilidad profesional respecto a los clientes). El mismo término que empleaban los abogados californianos para describir entre sus colegas el proceso gradual de pérdida de responsabilidad profesional y de interés cínico hacia sus compañeros de trabajo. El término de burnout tuvo finalmente fortuna y aceptación social, por ser descriptivo y no estigmatizar a las personas como los diagnósticos psiquiátricos.

      En la actualidad, el término burnout se utiliza para referirse al desgaste profesional que sufren los trabajadores de los servicios a personas (sanidad, enseñanza, administración pública, policía, servicios sociales, etc.) debido a unas condiciones de trabajo que tienen fuertes demandas sociales.

      14. MANIFESTACIONES DEL BURNOUT.

      El síndrome burnout recoge una serie de respuestas a situaciones de estrés que suelen provocar la "tensión" al interactuar y tratar reiteradamente con otras personas.

      El síndrome se manifiesta en los siguientes aspectos:

      A. Psicosomáticos: fatiga crónica, frecuentes dolores de cabeza, problemas de sueño, úlceras y otros desórdenes gastrointestinales, pérdida de peso, dolores musculares, etc.

      B. Conductuales: absentismo laboral, abuso de drogas (café, tabaco, alcohol, fármacos, etc.), incapacidad para vivir de forma relajada, superficialidad en el contacto con los demás, comportamientos de alto riesgo, aumento de conductas violentas.

      C. Emocionales: distanciamiento afectivo como forma de protección del yo, aburrimiento y actitud cínica, impaciencia e irritabilidad, sentimiento de omnipotencia, desorientación, incapacidad de concentración, sentimientos depresivos.

      D. En ambiente laboral: disminución de la capacidad de trabajo, disminución de la calidad de los servicios que se presta a los clientes, aumento de interacciones hostiles, comunicaciones deficientes.

      Este síndrome se da más en profesionales de la enseñanza, en profesionales de la salud; por ejemplo psiquiatras y psicólogos. Los factores personales, familiares, y organizacionales se hallan implicados en el surgimiento de este síndrome. Su prevención es compleja, pero cualquier tipo de técnica adecuada en el tratamiento del estrés es una técnica adecuada de intervención.

      En mi opinión personal, este tipo de síndrome así como otro tipo de alteraciones son consecuencia de ciertos factores estructurales de vulnerabilidad. Cualquier intervención tendría que ir dirigida también a estos factores estructurales, sino las recaídas son frecuentes.

      15. PROPENSIÓN AL BURNOUT.

      Se ha determinado que algunas de las características de la personalidad pueden llevar más fácilmente a la persona sometida a un exceso de estrés a desarrollar un burnout. Estas características son:

      *Sensibilidad a los sentimientos y necesidades de los otros.

      *Dedicación al trabajo.

      *Idealismo.

      *Personalidad ansiosa.

      *Elevada autoexigencia.

      16. DESENCADENANTES DEL BURNOUT.

      * Sobrecarga de trabajo y ocupación poco estimulante.

      * Poca o nula participación en la toma de decisiones.

      * Falta de medios para realizar la tarea.

      *Excesiva burocracia: no importa el resultado, solo hacer las cosas de una determinada forma.

      *Pérdida de identificación con lo que se realiza.

      *Percepción de que no se recibe refuerzo cuando el trabajo se desarrolla eficazmente; sin embargo, sí se puede producir castigo por hacerlo mal.

      *Baja expectativa de qué hacer para que el trabajo sea tenido en cuenta y valorado.

      17. ¿CÓMO EVITAR EL BURNOUT?

      Actualmente resulta necesario considerar los aspectos de bienestar y salud laboral a la hora de evaluar la eficacia de una determinada organización, pues la calidad de vida laboral y el estado de salud física y mental que conlleva tiene repercusiones sobre la organización (absentismo, disminución de la productividad, disminución de la calidad, etc.).

      Las estrategias para la intervención deben contemplar tres niveles:

      * Individual: desarrollo de conductas que eliminen la fuente de estrés o neutralicen las consecuencias negativas del mismo: olvidar los problemas laborales al acabar el trabajo, practicar técnicas de relajación, tomar pequeños descansos durante la jornada y marcarse objetivos reales y factibles de conseguir.

      * Grupal: fomento del apoyo interpersonal y fortalecer los vínculos sociales entre los compañeros, tanto en el aspecto emocional como en el profesional.

      * Organizacional: desarrollo de programas de prevención dirigidos a mejorar el ambiente y el clima de la organización. Resultaría muy positivo acercar a los nuevos profesionales a la realidad laboral y evitar el choque con unas expectativas irreales (sistema tutorial de acogida). Se deben instaurar sistemas de retroinformación desde la dirección de la organización y desde la unidad dónde se ubique el trabajador.

      18. CONCLUSIONES.

      • El burnout es consecuencia de eventos estresantes que disponen al individuo a padecerlo. Estos eventos son de carácter laboral, fundamentalmente, ya que la interacción que el individuo mantiene con los diversos condicionantes del trabajo son la clave para la aparición del síndrome.

      • Es necesaria la presencia de “interacciones humanas” trabajador-cliente, intensas y/o duraderas para que el síndrome aparezca. El burnout es un proceso continuo que va surgiendo de forma paulatina y que se va “instaurando” en el individuo hasta provocar en este los sentimientos propios del síndrome.

      En definitiva, el Síndrome de Burnout es una cronificación del estrés. Aparece paulatinamente con lo cual es difícil prever su aparición. La diferencia fundamental con el estrés simple es que, mientras que el estrés puede desaparecer tras un período adecuado de descanso y reposo, el Burnout no declina con las vacaciones ni con otras formas de descanso. Se da más y es más grave en personas con mayor dedicación entrega y en los más dispuestos a ayudar a los demás.

      A pesar de que sea un tipo de estrés, el síndrome del Burnout no es sinónimo de una situación estresante. Tampoco lo es de un momento de depresión o falta de motivación. Todos los profesionales se han encontrado en ocasiones un poco apáticos y sin ganas de trabajar. El problema y la enfermedad, en este caso, vienen cuando estos síntomas se prolongan y agudizan progresivamente.

      Detectar el síndrome a tiempo, no sólo es necesario para salvar la vida laboral de la persona afectada, sino para mejorar todos los ámbitos de su intimidad. Sin duda, el problema más grave que entraña esta situación es que la falta de motivación y de ganas de hacer cosas no se limita al trabajo sino que se traslada a otras esferas de la vida personal.

      Los daños psicológicos mencionados van acompañados de trastornos físicos, como resfriados, dolores de cabeza, insomnio, dolores de espalda, cansancio y agotamiento.

      Además el estrés crónico eleva el riesgo de cáncer de cérvix, así como también puede causar daños en el cerebro debido a la acción continua de las hormonas del estrés.

      BIBLIOGRAFIA:

      • Libros:

        • Kalimo, R.Cooper; CL. el Batawi M.A y OMS "Los factores psicosociales en el trabajo y su relación con la salud".

        • Flórez Lozano J.A (1994) "Síndrome de estar quemado"

        • Gándara Martín J.J.d.l (1998) "Estrés y trabajo, Síndrome Burnout".

        • J. Carlos Mingote Adán, Santiago Pérez García " El cuidado del cuidador". Dias de Santos 2003.

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    Enviado por:Aracheli20
    Idioma: castellano
    País: España

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