Filosofía y Ciencia


El príncipe; Nicolás Maquiavelo


EL PRÍNCIPE

De inicio Maquiavelo explica que los Estados que han ejercido o que ejercen soberanía son Principados o Repúblicas. La obra de Maquiavelo se basa únicamente en los principados que pueden ser de dos tipos:

a) Nuevos: * O lo son del todo

* O son miembros agregados del Hereditario

b) Hereditario: Los que pasan de una generación a otra.

Y el modo de adquirirlos es por las armas (propias o ajenas), por la suerte o la virtud. Es más fácil conservar un Estado Hereditario que uno nuevo, pues el primero tiene las costumbres y hábitos de una dinastía.

Opino que esto es verdad pues es difícil organizar a mucha gente, más que nada porque es muy importante tratar de llegar a la solución más oportuna para que la mayoría de pobladores de dicho Estado queden conformes con su nuevo gobierno y de este modo no se revelen en contra del príncipe.

Debe tenerse como enemigo a aquellos que se ofendieron cuando el príncipe comenzó a gobernar. Y se puede conservar la amistad de aquellos que ayudaron a la conquista del Estado. Quien posea un principado debe primeramente debe deshacerse de la descendencia del antiguo príncipe y mantener al Estado bajo la misma situación del reinado anterior (sus leyes y tributos).

De lo anterior opino que tiene razón pues muchas veces las personas solemos ir en contra de la corriente y al menor motivo podíamos crear algún problema, y en cuanto a lo de deshacerse de la descendencia del príncipe anterior pues también tiene su lógica, por aquello de que la gente comience a comparar o los mismos descendientes protesten y exijan el poder.

Si un extranjero adquiere un principado será más respetado y tendrá menor riesgo de que perturben su gobierno. Y en cuanto a los hombres hay que conquistarlos o eliminarlos.

Las cosas no han cambiado mucho, pues se que no es una comparación con el ámbito político, pero es a nivel sociedad y me parece bastante importante hacer mención. Hace poco vi un programa en el que una chica extranjera iba a solicitar empleo como en tres sitios el mismo día… en todos la aceptaron. Es una situación indignante pues cada vez nos repudiamos más y vaya, no es que piense que a un extranjero se le deba tratar mal ¡para nada!, pero no debemos olvidarnos de nuestras raíces y que un extranjero no viene aquí por mejores oportunidades y los mexicanos viven soñando con eso… “oportunidades”.

En un principado es bueno formar colonias, pues son fieles y solo perjudican a los despojados que son mínimos. En cuanto a los damnificados son muy pocos, muy dispersos y con ello no pueden lograr nada. El resto no debe sentirse perjudicado pues en cierta forma no lo esta, y además lo más conveniente para todos es que mantengan ellos una posición un tanto neutral.

Esto yo lio comparo con la situación actual de México, cada vez son másmarcadas las divisiónes de la sociedad en la cuestión económica, de modo que cuando alguna desgracia le ocurre a la gente y se les envía un par de “víveres” que se tienen aquí se sienten apoyados y aunque no les es suficiente lo que se les da no hay modo de que puedan reclamar porque más que ser pocos estan muy dispersos, la gente del campo que es la más afectada en muchas ocasiones trata de revelarse pero las autoridades y el pueblo mexicano nos hacemos los sordos ante las peticiones de los campesinos. Y finalmente nosotros que de algún modo logramos sobrevivir somos tan cobardes y otro tanto ignorantes que ni siquiera hablamos del tema.

La ocupación militar es básicamente inútil pues solo genera gastos y crea inconformidad ante el pueblo. Cuando el príncipe anexa naciones distintas tanto en idioma como en costumbres debe tratar de crear un equilibrio de poderío entre las provincias y debe evitar que entre algún extranjero que pudiere ser más poderoso que él.

El príncipe recibe ayuda o de sus ciervos o de los nobles de más antiguo linaje, en cuyo caso el Príncipe posee mayor autoridad.

Hay tres formas de conservar a un Estado que se rige por sus propias leyes:

1.- Destruirlo

2.- Radicar en él

3.- Dejar que se rija con sus leyes, obligarlo a pagar un tributo y establecer un gobierno formado por un pequeño número de personas.

Un príncipe debe destruir aquella ciudad que está acostumbrada a vivir libre si es que desea dominarla. Si se trata de una República lo mejor es destruirla o radicar en ella. Lo que adquiere con dificultad un principado nuevo por sus armas o virtudes, lo hace por las nuevas leyes y costumbres. Los príncipes deben ser designados de acuerdo con sus virtudes.

Cuando al pueblo se le convence de algo lo difícil es mantenerlo fiel, pues se convencen hasta que ven resultados. Cuando las personas hayan dejado de creer, se les debe hacer creer por las fuerza.

No se si podría compararse con el caso México PAN (vota por el cambio). Esta situación me atrevo a decir que “nos la tragamos” todos los mexicanos, pensamos que las cosas iban a mejorar, sin embargo, Fox no mintió, porque efectivamente México ya cambio: cada vez somos más el número de “jodidos” que de ricos. El pueblo ha dejado de creer pero Fox insiste con el uso de su poder carismático y lo peor es que mucha gente le vuelve a creer.

Los que obtienen el poder con armas y/o ayuda de otros, les cuesta mucho trabajo mantenerlo. Los que se convierten en príncipes por mérito o por suerte, se mantienen en el poder por la voluntad de aquellos que lo elevaron. Aquellos Estados que nacen de pronto, deben intentar mantenerse haciendo uso de aquellos recursos con los que cuentan.

También puede llegarse al principado por medio de crímenes. “Llamaría bien empleadas a las crueldades (si a lo malo se le puede llamar bueno) cuando se aplican de una sola vez, por absoluta necesidad de asegurarse”…. Así mismo las ofensas deben cometerse al mismo tiempo para que al durar menos hieran manos. Y a su vez los beneficios deben darse poco a poco para que se saboreen mejor.

Principado civil: Es una persona puede ocupar el principado gracias al favor de sus conciudadanos (puede ser por medio de la nobleza o del pueblo). En todas las ciudades existen las luchas de clase (una trata de oprimir a la otra) y del choque de estas dos surgen tres efectos: o principado o libertad o licencia. Cuando los nobles no resisten al pueblo convierten a uno de los suyos en príncipe, para que con ello puedan hacer lo que se les antoje. En el caso del pueblo, hacen príncipe a uno de ellos cuando no pueden contra los nobles para que éste nuevo líder los defienda.

Es más fácil que se mantenga en el poder el príncipe electo por el pueblo, pues todos lo obedecerán; más en el caso de la nobleza durará poco pues los nobles se sentirán sus iguales. El príncipe debe permanecer con el mismo pueblo pero no con los mismos nobles, pues de los habrá quienes estén con el príncipe por ambición o por cálculo y esperen una pequeña falla para contribuir a la ruina. Un príncipe debe contar con el pueblo, de otro modo peligra ante la adversidad. Es fácil ganarse al pueblo y para ello existen muchas maneras. Cuando el pueblo necesita ayuda de sus conciudadanos hay muy pocos que la brindan.

Cuando el principado pasa de ser civil a ser absoluto peligra pues en medio de la adversidad los magistrados podrían arrebatarle el poder. El príncipe debe hallar la manera de que los ciudadanos necesiten siempre del Estado para que sean siempre fieles a él. Un Estado puede mantenerse si cuenta con abundancia de hombres o dinero, puesto que con ello podrá dar batalla a cualquiera. Difícilmente será atacada aquella ciudad que esté fortificada y que cuente con súbditos fieles. Recomienda tener muros y fosas adecuadas y en caso de un ataque arsenal suficiente comida, bebida y combustible para un año.

Los principados eclesiásticos se adquieren por valor o por suerte y se apoyan en antiguas instituciones religiosas que son muy potentes y mantienen a sus príncipes en el poder. Solo ellos poseen Estado y no los defienden súbditos ni los gobiernan. Son los únicos principados felices y seguros. Por la ambición de los prelados surgen las disensiones y disputas entre los nobles.

Las buenas tropas y las buenas leyes, son los cimientos indispensables de todos los Estados nuevos, antiguos o mixtos. Las tropas con las que un príncipe defiende a su Estado pueden ser mercenarias, propias y auxiliares o mixtas. Los mercenarios y auxiliares siempre desean formar su propia grandeza, ya sea sometiendo al príncipe u oprimiendo a otros a voluntad de éste, y por tal motivo los auxiliares y mercenarios no son dignos de confianza.

El príncipe nunca se mantiene tranquilo pues sabe que el fin de los mercenarios es ambicioso y son amigos por conveniencia; son valientes con los amigos y cobardes con los enemigos.

Las tropas auxiliares son aquellas que se piden a un príncipe para que nos socorra y defienda. Estas tropas pueden ser útiles para sus amos, pero para quien las llama son casi siempre funestas, pues si pierden queda derrotado y si gana se vuelve prisionero.

Todo príncipe prudente ha desechado a estas tropas pues prefiere perder con los suyos a vencer con otros. No son victorias aquellas que se obtienen con armas ajenas. Sin milicias propias no hay principado seguro. Las milicias propias son las compuestas o por súbditos o por los conciudadanos o por servidores del príncipe.

La primera condición para adquirir un buen Estado se encuentra en el ser experto en ese arte, cuya principal pérdida se halla en el olvido de la misma. El príncipe debe ejercitarse más en tiempos de paz que en guerras y tiene dos modos de hacerlo: con el estudio y con la acción.

En México no se sigue esta recomendación pues estoy segura que de estudiar otra cosa sería.

El hombre debe estudiar historia para analizar otras costumbres y otras guerras para tratar de evitar estas y lograr aquellas. El príncipe debe ser tan cuerdo como para saber evitar la vergüenza de las características que significarían para todo el Edo.

El príncipe alabado será aquel que tenga cualidades como: clemencia, prodigalidad, sinceridad, lealtad, debilidad, religiosidad etc. Será censurado: como lo es el ser tacaño, afeminado, pusilánime frívolo, incrédulo, etc.

La prodigalidad debería practicarse virtuosamente, pero cuando se hace de esta forma no hay manera de mostrarlo y parecerá que existe el vicio contrario. Es mejor ser tenido por tacaño pues así podrá acercarse al pueblo (que son la mayoría) y los que son de la nobleza son pocos y no le afecta. A lo largo de la historia se ha comprobado que aquellos que fueron tacaños hicieron grandes cosas. Existen dos maneras en que un príncipe puede combatir:

a) Con las leyes

b) Con la fuerza

La primera es distintiva del hombre y la segunda de la bestia. No es importante que un príncipe posea todas las virtudes pero si es importante que aparente poseerlas. El príncipe debe huir de aquellas cosas que lo hagan parecer odioso, pues la mayoría de los hombres viven felices mientras no se les prive de sus bienes y de su honor

Un príncipe debe temer a dos cosas principalmente, que lo subleven sus súbditos y que lo ataquen las potencias extranjeras. Requiere de buenas alianzas para lo cual necesita armas de claridad. El odio se gana tanto en las acciones benévolas como con las perversas. El príncipe nuevo en un Estado nuevo debe establecer las reglas que considere más pertinentes para la conservación de su Estado.

Cuando el príncipe añada un Edo. nuevo al anterior, debe desarmarlo y quedarse con los súbditos que le rodeaban en el estado antiguo. El príncipe puede sacar provecho de una disputa en su pueblo durante tiempos de paz, pues así podrá mandarlos de un modo más fácil, aunque esto es contradictorio porque en tiempos de guerra no resulta eficaz.

O también puede hacer uso de otro de sus grandes inventos como “el chupacabra” o el clan Trevi -Andrade.

El príncipe debe construir fortalezas cuando le tema más al pueblo que a los extranjeros, no debe ser odiado por el pueblo. Una vez que el pueblo se une con un fin en común que en este caso sería el odio al gobernante, las consecuencias pueden ser gravísimas pues el pueblo unido es más poderoso que cualquier cosa.

Cuando un principado se encuentra en medio de dos naciones que están en disputa, pronto debe tomar partido de una pues el mantenerse neutral le podría ser dañino a la salud del Edo., pero nunca debe unirse a un tercero con el fin de atacar a terceros.

Esto lo vimos con Estados Unidos, se suponía que estabamos en una situación neutral, sin embargo, esto no era cierto pues Fox bien sabía que el estar a favor de Iraq significaba que EUA era nuestro enemigo, por ello por debajo del agua le tendio la mano a Bush para que ante los ojos del mundo México fuera neutral y no fuera duramente juzgado como un país tirano que le pertenece a Bush.

Un buen príncipe debe recompensar a quienes traten de engrandecer al Estado. Debe ser sencillo y generoso con el pueblo pero sin perder la dignidad. Se tendrá por imprudente al príncipe que haga mal elección de sus ministros. Así mismo debe saber diferir entre lo que es bueno y malo, para así poder corregir los errores que pudieran haber en el principado.

El príncipe deberá escuchar consejos y opiniones cada vez que lo considere prudente y será por medio reinterrogación. La prudencia del príncipe no nace de los buenos consejos pues él debe tener la sabiduría que le permita elegir y llevar a cabo el mejor consejo.

Si el pueblo encuentra más virtuosa la conducta de un príncipe nuevo se sentirán agradecidos y se apegarán más a él que al del antiguo linaje. Los hombres se ganan más rápido con las cosas presentes que con las pasadas. El príncipe que cree ciegamente en la fortuna perece al primer cambio. “Es mejor ser impetuoso y no cauto, porque la fortuna es mujer y se hae preciso, si se la quiere tener sumisa, golpearla y zaherirla”.

Lo que más honra a un hombre cuando a adquirido el poder recientemente es tener nuevas leyes y nuevas instituciones ideadas por él.

Virtu contro a furore

Prendero l´arme; e fia ´l combatter corto

Che l´antico valore

NNegl´itailici cuor non e ancor morto.*

La virtud tomará las armas contra el atropello; el combate será breve pues el antiguo valor en los corazones italianos aún no ha muerto.

EN CONCLUSIÓN

“El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo nos deja ver y analizar muchas cosas desde el ámbito político. Definitivamente, muchos gobernantes, funcionarios, políticos, hombres de empresa, etc. han tomado a El Príncipe como un manual, sin tomar en cuenta que cada sociedad es distinta y cada gobierno debe adecuarse según le permita la sociedad hacerlo. Si alguna vez nos hemos preguntado por que las obras de los políticos no terminan de traer el bien común en la mayoría de los países, aquí encontraremos una parte de la respuesta. Para resumir el libro en una frase, Maquiavelo dice que el fin justifica los medios. La crueldad, el engaño y la intriga son medios para que el gobernante conserve e incremente su poder.

Bibliografía: Maquiavelo, Nicolás, El Príncipe, vigésima primera edición, Editorial Porrúa

S.A. de C.V. México 2003, 74pp;

Nicolás Maquiavelo El Príncipe p. 23

Nicolás Maquiavelo El Principe p.66




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Enviado por:Patty
Idioma: castellano
País: México

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