Literatura


El hobbit; John Ronald Reuel Tolkien


Ficha:

Título: El Hobbit

Autor: J R R Tolkien

Nº Páginas: 310

Género: Literatura fantástica

Editorial: Ediciones Minotauro

(Edición de bolsillo 23ª reimpresión: septiembre de 2001)

Análisis de personajes:

Bilbo Bolsón: Bilbo, como todos los hobbits, era bajo, más o menos de la mitad de nuestra altura, de pelo castaño y rizado en la cabeza, de rostro amable y vientre grueso. Con abundante bello en el reverso de las manos y los pies. Los hobbits vestían de forma llamativa, sobretodo con colores brillantes, como el verde y el amarillo; no usan zapatos, ya que tienen suelas naturales de piel. Los hobbits tienen la habilidad de desaparecer rápida y sigilosamente. Otra particularidad de los hobbits es que tienen al día un número de comidas mucho mayor al nuestro. Bilbo es amable, tranquilo, comodón y holgazán, le encanta vivir en su agujero-hobbit, sin aventuras. También es prudente y está siempre dispuesto a ayudar (algunas veces no le queda otro remedio).

Gandalf: Mago de la Tierra Media. Era alto y delgado. Tenía el pelo de la cabeza y la barba largo y cano. Llevaba bastón y vestía una túnica grisácea y envejecida, y un sombrero puntiagugo. Era sabio e inteligente; cualidades posiblemente adquiridas con la edad. Es de gran ayuda en la aventura, ya sea por su sabiduría o por su capacidad de lanzar hechizos, pero de vez en cuando desaparecía, ya que tenía “otros asuntos que atender”.

Los trece enanos: Dwalin, de barba azul, recogida en un cinturón dorado, y ojos muy brillantes bajo un capuchón verde oscuro; Balin: muy viejo, de barba blanca y capuchón escarlata; Kili y Fili, ambos con capuchones azules, cinturones de plata y barbas amarillas; Dori, Nori, Ori, Oin y Gloin, todos con capuchones, (dos de ellos eran de color púrpura, uno gris, uno castaño y uno blanco), y cinturones de oro y plata; Bifur, Bofur, Bombur y Thorin también llevaban capuchones, dos de ellos amarillos, uno verde muy pálido y otro celeste con una gran borla de plata, (este último pertenecía a Thorin Escudo de Roble hijo de Thrain, hijo de Thor, legítimo heredero del reino de los enanos en la Montaña Solitaria, un enorme, arrogante e importante enano). Ellos, como todos los enanos eran maestros mineros y artesanos y los mejores trabajadores de la piedra. Eran gentes con un gran sentido práctico y de lealtad, y adoraban los tesoros y demás cosas brillantes, lo que les hacía ser algo avariciosos. Eran fuertes y resistentes, inmunes a las altas temperaturas y de una dureza superior a la de las demás razas de la Tierra Media. Son mortales, aunque sus vidas son más largas que las de los hombres y los hobbits.

Gollum: Fue una vez un hobbit pescador de la rama de los Fuertes. Se llamaba Sméagol y nació en los Valles del Anduin. Su primo Déagol encontró el Anillo Único de Saurón cuando estaba pescando y por él Sméagol le mató. El poder del Anillo alargó la vida de Sméagol, pero también lo deformó hasta dejarlo irreconocible. Perdió el pelo y la piel se le volvió oscura y húmeda. Los ojos se le volvieron saltones como los peces, le crecieron los dientes y sus pies de hobbit se le volvieron planos y palmeados. Desde ese entonces, se le llamó Gollum, por los ruidos que hacía cuando hablaba. El Anillo convirtió a Sméagol en una criatura fantasmal y miserable que evitaba la luz, por lo que estuvo viviendo durante largo tiempo bajo las Montañas Nubladas.

En las cavernas, Gollum vivía solo, comía pescado crudo y asesinaba con ayuda del anillo que poseía, hasta que un día se topó con Bilbo, que había encontrado el Anillo que él había perdido. Bilbo logró escapar de las montañas y de Gollum y éste se quedó sin su más preciado tesoro.

Beorn: Es uno de los personajes más misteriosos de esta historia. No se sabe a ciencia cierta si es descendiente de los primeros hombres o de los osos de las montañas, ya que puede convertirse en un oso mediante un sortilegio. Es una persona de gran tamaño y fuerza, amigo de los animales, muy suspicaz y poco amigable. Acoge en su casa a los enanos en su camino a Erebor, donde descansan y reponen fuerzas sin alimentarse de carne, tomando hidromiel. Camino del Bosque Negro, Beorn vigila el viaje de la compañía de los enanos en forma de un gran oso.

En la Guerra de los Cinco Ejércitos, Beorn tuvo un papel muy importante por su gran fuerza y tamaño, apartando a todos los trasgos y lobos, que caían a sus pies por donde pasaba. Acabó con la vida de Bolgo el trasgo aplastándolo y recogió a Thorin cuando yacía en el suelo herido de muerte.

Bardo: Hombre de Valle y matador de dragones. Descendiente de Girión, Señor de Valle y heredero de la ciudad a la muerte de Smaug. Durante el reinado del dragón bajo la Montaña Solitaria, Bardo se crió y vivió exiliado entre los Hombres del Lago, en la ciudad de Esgaroth.

Bardo era el capitán de los arqueros, el de la voz severa y la cara ceñuda, a quien los amigos habían acusado de profetizar inundaciones y pescado envenenado, aunque sabían que era un hombre valiente y con coraje. Aparece en la última parte del libro, aunque juega un importante papel lanzando la flecha que acabó con el dragón Smaug..

Smaug: Arrasó el reino de los enanos en la Montaña Solitaria. Era un dragón con escamas durísimas, unos dientes grandes y afilados y unas garras como lanzas. Su pecho estaba protegido por un chaleco de piedras preciosas, por los años que había pasado tumbado sobre el tesoro que robó a los enanos.

Smaug habitó la morada de los enanos, tranquilo, sin nadie lo molestara, hasta que Bilbo y compañía llegaron dispuestos a terminar con el poder y la devastación que provocaba el dragón.

Cuando Bilbo robó uno de los objetos del tesoro, Smaug salió de su morada directo a Esgaroth, para vengarse, ya que creía que el robo había sido idea de los hombres. Destruyó la ciudad flotante en el lago, aunque lo mató una flecha disparada por Bardo.

Resumen:

Bilbo era un tranquilo hobbit que vivía en La Comarca. Un día aparece el mago Gandalf en su casa, con el propósito de convencerlo para que les haga de saqueador. No muy decidido, se une a un grupo de enanos sin hogar, encabezados por Thorin Escudo de Roble, que intentan recuperar el gran tesoro que ocultaba la Montaña Solitaria, antes de los enanos, pero ahora custodiada por el dragón Smaug.

Una noche que caminaban por el bosque junto con los poneys, (que les llevaban las provisiones, herramientas, armas, etc...), y vieron una luz roja que brillaba muy clara entre los árboles, no mucho más allá. Los enanos mandaron a su saqueador a investigar la luz, muy a pesar suyo. Aquella luz era un fuego, y a su alrededor estaban sentadas tres grandes criaturas: eran trolls. Bilbo intentó robar a uno de los trolls pero lo atraparon en el intento. Los trolls discutían cómo cocinarlo y se enzarzaron en una tonta pelea. Gracias a esto Bilbo pudo esconderse entre los arbustos, pero los enanos, al ver que Bilbo no volvía fueron llegando a la hoguera y fueron capturados y metidos en sacos. En ese momento regresó Gandalf, que hasta entonces estaba con sus asuntos en otro lugar. Los trolls estaban pensando como comerlos y de vez en cuando Gandalf les decía algo que contradecía el anterior acuerdo, cosa que incentivó la discusión (los trolls son muy cortos y cuando hablaba Gandalf creían que hablaba uno de ellos...). Así estuvieron hasta que amaneció y los trolls se convirtieron en piedra, (ya que no pueden ser tocados por los rayos del Sol). Buscaron el refugio donde los trolls se ocultaban durante el día y encontraron víveres y algunas espadas que les serian de utilidad.

Días después llegaron un valle habitado por elfos, donde vivía Elron, un viejo amigo de Gandalf. Allí pudieron descansar y reaprovisionarse para la expedición. El día de la partida, Elrond se fijó en las espadas que habían encontrado y él, que sabia mucho de runas, les contó que esas eran espadas forjadas por elfos hace muchísimo tiempo. Una era Orcrist, “la Hendedora de trasgos”, la otra era Glamdring, “Martillo de enemigos”. Decía la leyenda que sus hojas brillaban cuando los trasgos estaban cerca.

Cuando ya continuaban con la expedición llegaron al pie de las Montañas Nubladas. Tenían dos opciones: pasar por debajo de ellas atravesando las minas o escalarlas por sus senadas y desfiladeros. Escogieron esta segunda opción. Por la noche encontraron una cueva donde poder dormir y así lo hicieron hasta que de madrugada una grieta se abrió en el fondo de la cueva y empezaron a salir trasgos que secuestraron al hobbit y los enanos, pero no a Gandalf. Llevaron a los secuestrados ante el Gran Trasgo para interrogarlos, pero cuando vieron la espada Orcrist, o como ellos la llamaban, “la Mordedora”, el Gran Trasgo los mandó encarcelar, pero en ese momento se apagaron las luces de las antorchas y la Glamdring, o como ellos la llamaban, la “Demoledora”, atravesó al Gran Trasgo dándole muerte. Era Gandalf, que liberó al hobbit y a los enanos y comenzaron la huida, durante la cual, Bilbo se separó del grupo y se perdió. Bilbo fue tambaleándose hasta llegar a un oscuro lago donde habitaba una húmeda y viscosa criatura llamada Gollum, antes un hobbit pero ahora un horrible ser corrupto por el Anillo de Poder. Gollum quería comerse a Bilbo pero llegaron al acuerdo de jugar a las adivinanzas y si Bilbo ganaba, Gollum lo llevaría hasta la salida, pero si perdía, acabaría en el estómago de Gollum. Finalmente ganó Bilbo pero Gollum no estaba dispuesto a dejarlo marchar de modo que comenzó a perseguirlo. Bilbo tropezó y sin querer deslizó por el dedo índice, un anillo que tenia en el bolsillo y que había encontrado antes de llegar al lago. Sorprendentemente mientras Bilbo estaba en el suelo, Gollum pasó de largo, sin verlo. Ese anillo tenia la capacidad de volver invisible. Con él en su poder, Bilbo no tuvo ningún problema para salir del hogar de los trasgos por la puerta principal, y llegar hasta donde se encontraban Gandalf y los demás, pero no había tiempo para explicaciones ya que los trasgos los buscaban enfurecidos.

Cuando creían que ya habían escapado, oyeron aullar a lo lejos. Legaron a un claro y subieron a los árboles. Desgraciadamente para ellos, ese claro era un punto de reunión para lobos y trasgos, que a menudo, planeaban juntos fechorías para llevarlas mas tarde a cabo y repartirse los beneficios. Poco a poco empezaron a llegar lobos al claro; por suerte para Bilbo, los lobos no podían trepar, de modo que lo más que podían hacer era lanzar dentelladas al aire. Gandalf les lanzaba piñas repletas de llamas, ya que a los lobos les aterrorizaba el fuego. Poco después comenzaron a llegar trasgos. Ahora tenían un problema ya que a los trasgos no les asustaba lo mas mínimo el fuego. Pronto los trasgos tramaron un plan para deshacerse de Bilbo, los enanos y el mago: comenzaron a apilar helechos y brezos alrededor de los árboles donde estaban y les prendieron fuego mientras cantaban y se reían de ellos. En el momento en el que Bilbo y compañía iban a morir achicharrados, llegó el Señor de las Águilas acompañado de otras tantas águilas. Las águilas odiaban a los trasgos y éstos les tenían miedo. Mientras algunas águilas atacaban a los trasgos y los lobos, otras rescataban a Bilbo y los demás, para llevarlos volando hasta un alto desfiladero donde tenían los nidos. Afortunadamente, no llegaban allí como prisioneros, ya que Gandalf había ayudado en una ocasión al Señor de las Águilas curándolo de una herida de flecha, y ya se conocían. En el desfiladero Bilbo y los enanos pudieron cenar conejos, liebres e incluso una pequeña oveja, que las águilas habían cazado para ellos, y así reponer fuerzas.

A la mañana siguiente, las águilas devolvieron a Bilbo y los enanos a tierra firme para que pudieran seguir su camino. Antes de seguir con misión, fueron a casa de Beorn, un cambia pieles del que había oído hablar Gandalf, (cambia pieles no significaba que fuese peletero, sino que podía cambiar de piel y convertirse en oso), para pedir consejo. Cenaron y contaron a Beorn el propósito de su aventura y todo lo que les había ocurrido hasta ahora. A la mañana siguiente Beorn les dio abundantes víveres y les prestó algunos poneys y un caballo. Bilbo, Gandalf y los enanos se dirigieron al Bosque Negro. Cuando llegaron a los lindes del bosque Gandalf se despidió de ellos, ya que tenia un asunto que resolver al sur.

Llevaban varias noches avanzando por el bosque, y una noche vieron el resplandor de una hoguera y oyeron voces que cantaban y reían. Cuando llegaron al claro donde estaba la hoguera, ésta se apagó y cesaron las voces. En la completa oscuridad a los enanos les costó mucho reagruparse. Más avanzada la noche volvieron a ver el resplandor de una hoguera que provenía de otro claro. Ocurrió lo mismo que la vez anterior, pero en esta ocasión Bilbo no encontró al grupo de enanos. En lugar de eso, una gran araña lo encontró a él. Intentó enredarlo en su tela e inmovilizarlo con su veneno, pero el hobbit reaccionó a tiempo, desenvainó la espada y dio muerte a la araña de un solo tajo. Cuando volvió en sí, ya que el veneno llegó a hacerle efecto, ya era de día. Se puso el anillo mágico y comenzó a buscar a los enanos. Pronto los encontró, estaban en un claro, cubiertos de telarañas y rodeados por estos arácnidos. Bilbo comenzó a tirar piedras y a cantar, (aprovechando que era invisible), para enfurecer a las arañas y atraerlas bosque adentro. Cuando las hubo despistado volvió al claro para desatar a los enanos, pero al poco tiempo comenzaron a llegar las arañas y empezó la persecución. Bilbo ya estaba cansado pero las arañas dejaron de perseguirles; habían llegado a un círculo en el que habían ardido fuegos elfos, no sabían si eran los de la noche anterior, pero persistía allí algún encantamiento bienhechor que no parecía gustar a las arañas.

Allí comprobaron si estaban todos, pero faltaba Thorin, que había sido capturado la noche anterior por los Elfos del Bosque, ya que creían que los enanos habían intentado atacarlos la noche anterior. Poco después los otros enanos corrieron la misma suerte; todos menos Bilbo, que se deslizó el anillo en el dedo y siguió a los elfos desde una distancia prudencial. Bilbo consiguió entrar en el palacio y los enanos, como se negaban a contar la verdad, fueron encerrados en celdas separadas. Pasadas unas semanas Bilbo encontró las celdas en las que estaban encerrados los enanos, y la celda de Thorin, que estaba en un lugar mucho más oscuro y profundo. Bilbo se puso en contacto con Thorin y comenzó a pensar una manera de salir de allí. Un día tuvo la suerte de escuchar la conversación entre un mayordomo y el carcelero: había llegado un nuevo vino y se disponían a probarlo ellos dos antes del banquete. Era un vino muy fuerte y el mayordomo y el carcelero quedaron profundamente dormidos. Bilbo aprovechó esta ocasión para robar las llaves al carcelero y sacar de sus celdas a los enanos. Bilbo había descubierto días antes que pasaba un río por debajo del palacio y que los elfos comerciaban con mercancías a través del río, metiéndolas en barriles. Había una habitación llena de barriles que tenia en el suelo una trampilla que daba al río. Los enanos no sabían nadar, de modo que los fue metiendo en barriles junto con algo de paja para acolchar los golpes y los tiró por la trampilla. Cuando hubo acabado de lanzar a los enanos se tiró el también.

Flotando por el Río del Bosque llegaron hasta la orilla del Lago Largo. Después de que Bilbo sacara a los enanos de los barriles, pasaron una noche en la orilla, ya que estaban exhaustos y magullados. A la mañana siguiente se dirigieron a la Ciudad del Lago, que estaba no muy lejos de allí. Aquí los recibieron contentos ya que las canciones decían que cuando regresase el Rey de la Montaña (ese era Thror, el abuelo de Thorin) la riqueza manaría en fuentes y los ríos en corrientes doradas. En la Ciudad del Lago se alimentaron y repusieron fuerzas hasta que llegó el momento de partir hacia la Montaña Solitaria.

Una vez llegaron a la montaña pasaron unos días hasta que encontraron la entrada secreta. Cuando consiguieron abrirla, le tocó a Bilbo entrar a echar un vistazo. Bilbo se quedó sin aliento: en un inmenso salón, un gran dragón yacía dormido sobre el mayor tesoro que había visto en su vida. Bilbo, como buen saqueador que era, avanzo sigilosamente hasta un gran copón de doble asa, de los mas pesados que podía cargar, lo cogió y subió rápidamente por el pasadizo hasta donde lo esperaban impacientes los enanos. Los enanos no paraban de felicitar y palmear a Bilbo cuando de pronto, algo retumbó en el interior de la montaña. Smaug había despertado y sabia que faltaba algo de su enorme tesoro. Smaug salió enfurecido de su guarida y comenzó a dar vueltas alrededor de la montaña intentando localizar al ladrón, pero no lo encontró ya que todos se met6ieron en el pasadizo y cerraron la puerta. Cuando Smaug se cansó de dar vueltas regresó a su lecho dorado para dormir y reponer fuerzas.

Cuando Bilbo creyó que Smaug ya estaba dormido, se puso el anillo y comenzó a bajar de nuevo al salón. Antes de que pudiera poner un pie en el salón, Smaug (que en realidad no estaba dormido) lo olió y comenzó a hablarle para intentar engañarlo; pero Bilbo no era tan tonto. En medio de la conversación Smaug cometió el error de enseñar a Bilbo el pecho, ahora parecía una armadura de diamantes después de estar tanto tiempo tumbado sobre el tesoro, pero en la parte izquierda del pecho tenia una zona desnuda. Ahora que Bilbo sabia todo lo que quería saber volvió a subir junto con los enanos. Después de la conversación, Smaug pensaba que el saqueador era habitante de la Ciudad del Lago, de modo que salió de la montaña y partió hacia allí. Bilbo y los enanos, que lo vieron alejarse, bajaron hasta el salón donde estaba el tesoro. Todos estaban muy cansados y hambrientos ya que hacía dos noches desde que Smaug había destrozado la puerta y había partido hacia el lago, de modo que decidieron partir hacia un antiguo observatorio que había en la ladera de la montaña, por si volvía el dragón. Pero el dragón no volvería, porque ya había muerto (aunque los enanos y el hobbit no lo sabían todavía). Dos días antes, después de destrozar la puerta, el dragón se dirigió hasta la Ciudad del Lago. Las alarmas sonaron en la ciudad y los soldados tomaron las armas. El dragón destruyó casi toda la ciudad pero Bardo, el capitán de los arqueros, cuando ya no le quedaba ninguna otra flecha, lanzó la flecha negra, una flecha que nunca le había fallado y que siempre había recuperado después de lanzarla. Con esa flecha que heredó de su padre, y éste del suyo, consiguió acertar al dragón en la parte del pecho donde no tenía diamantes, dándole muerte.

Cinco días después de la muerte del dragón , llegaba a la orilla del lago el Rey Elfo, (que se había enterado por medio de sus mensajeros de la muerte del dragón), para prestar ayuda a los Hombres del Lago. Los soldados que quedaron y las fuerzas del Rey Elfo partieron hacia el norte, a la Montaña, dispuestos a repartirse el botín que había dejado Smaug, (creían que Smaug había acabado con los enanos). Bilbo y los demás se enteraron de que Smaug estaba muerto gracias a Roäc, un cuervo centenario hijo de Carc, (cuervo siempre había sido amigo de la familia de Thorin). Roäc también les contó que los Hombres del Lago y los Elfos del Bosque pretendían quedarse con su tesoro, de modo que le dieron las gracias y se encerraron dentro de la fortaleza bajo la montaña para proteger el tesoro.

Enanos, hombres y elfos no llegaron a un acuerdo sobre cómo repartir el tesoro, pero en el momento en el que los enanos iban a atacar, (habían llegado docenas de enanos familiares de Thorin), una gran sombra de murciélagos cubrió la montaña y comenzaron a llegar trasgos y lobos por todas partes. En ese momento comenzó la Batalla de los Cinco Ejércitos: de una parte luchaban los trasgos y los lobos salvajes, y por la otra, los Elfos, los Hombres y los Enanos. Desde que el Gran Trasgo de las Montañas Nubladas había caído, los trasgos juntaron un inmenso ejército dispuestos a caer sobre los elfos, los hombres y los enanos.

En medio de la batalla, Bilbo fue golpeado por una piedra y perdió el conocimiento, cuando despertó todo había acabado. Le contaron que habían ganado; poco después de comenzar la batalla llegaron las águilas y tiempo después llegó Beorn. Gandalf, que había llegado poco antes de la lucha también participó. En la batalla hubo numerosas bajas, entre ellas estaba Thorin Escudo de Roble y Fili y Kili, que murieron defendiéndole.

El oro se repartió equitativamente entre los que participaron en la batalla, pero Bilbo no aceptó su parte ya que le esperaba largo camino hasta La Comarca y no lo podría transportar. De modo que con las manos vacías parte Bilbo en compañía de Gandalf hacia La Comarca. Antes de llegar hasta allí pasaron por el lugar donde estaban todavía los trolls petrificados y desenterraron el botín que estos habían robado antes de que los enanos se cruzaran en su camino. Gandalf y Bilbo se repartieron el oro entre los dos. Y siguieron con su camino.

Opinión Personal:

Es un libro que me ha gustado mucho. Te entretiene desde el principio hasta el final. Tolkien sabe combinar muy bien partes de descripción con partes de aventura: “Smaug yacia, con las alas plegadas como un inmenso muciélago, medio vuelto de costado, de modo que el hobbit alcanzaba a verle la parte inferior, y el vientre largo y pálido incrustado con gemas y fragmentos de oro de tanto estar acostado en ese lecho valioso. Detrás, en las paredes más próximas, podían verse confusamente cotas de malla, y hachas, espadas, lanzas y yelmos colgados; y allí, en hileras, había grandes jarrones y vasijas, rebosantes de una riqueza inestimable”

“El rugir de la voz de Beorn era como tambores y cañones; y se abrían paso echando a los lados lobos y trasgos como si fueran pajas y plumas. Cayó sobre la retaguardia, y como un trueno irrumpió en el círculo. [...] Retornó enseguida, con una cólera redoblada, de modo que nada podía contenerlo y ningún arma podía hacerle mella. Dispersó a la guardia, arrojó al propio Bolgo al suelo, y lo aplastó”

También abundan las metáforas: “¡Mi armadura es como diez escudos, mis dientes son espadas, mis garras lanzas, mi cola un rayo, mis alas huracán, y mi aliento muerte!” Y los acertijos: “Yo soy el descubre-incendios, el corta-telarañas, la mosca de aguijón. Fui elegido por el número de la suerte. [...] Yo soy el que entierra a sus amigos vivos, y los ahoga y los saca vivos otra vez de las aguas. Yo vengo de una bolsa cerrada, pero no he estado en ninguna bolsa. [...] Yo soy el amigo de los osos y el invitado de las águilas. Yo soy el Ganador del Anillo y el Porta Fortuna; yo soy el Jinete del Barril.”

En fin, pienso que es un libro muy recomendable. A quién le gusten los libros de aventuras y de mundos y razas imaginarias creo que éste le gustará.

Pueblos:

Los Elfos: Los elfos o Quendi son de los hijos de Ilúvatar, los primeros nacidos. Su espíritu está atado al destino de la Tierra, que fue cantado en la Música de los Ainur y por tanto no la puede abandonar. Son inmortales y si su cuerpo llega a ser destruido, pueden renacer. La muerte solo les puede llegar por violencia o por agotamiento del mundo, cuando son consumidos por la pena hasta que pierden la voluntad de vivir. En este caso, los elfos muertos se reúnen en las estancias de Mandos.

Fueron de todas las criaturas que habitaron en Arda las más hermosas y sabias, y las que, según Ilúvatar, serían más felices y padecerían más sufrimientos. Aunque son muy similares a los hombres, comparten en gran medida la naturaleza de los poderes de los Valar en mayor medida que los Segundos Nacidos.

En la Primera Edad, antes de que aparecieran el sol y la luna, los elfos fueron llamados a las Tierras Imperecederas del oeste, cuando la Tierra Media solo era iluminada por las estrellas, para protegerles de las tinieblas y de Melkor. Pero no todos los elfos quisieron abandonar la tierra donde habitaban.

Los elfos que marcaharon hacia el oeste fueron los Eldar, "Pueblo de las Estrellas", y los que rehusaron fueron los Avari, "los Renuentes". De los Eldar había tres estirpes de Elfos:

Los Vanyar, que tenían los cabellos dorados y eran los más hermosos de todos, de espíritu gentil y amable.

Los Noldor que eran pálidos, de pelo oscuro y ojos grises, más altos y fuertes que todos los demás. Entre los Elfos, eran los más sabios y más hábiles.

Los Teleri, casi todos de cabellera plateada o clara, eran los mejores cantantes de la Tierra y amaban sobre todo al mar.

Todos los elfos fueron convocados por los Valar para que habitaran junto a ellos en Valinor. Los Vanyar, los Noldor y parte de los Teleri llegaron al otro lado del mar. Se los llamó Calaquendi o Altos Elfos. A los Teleri que emprendieron el camino y no consiguieron llegar se los llamó Sindar o Elfos Grises y a los que rehusaron a hacer el viaje se los llamó Moriquendi o Elfos oscuros, pues vivían felices bajo la luz de las estrellas.

Durante la estancia de los Noldor en las Tierras Imperecederas, Fëanor creó los Silmarils, tres joyas que brillaban con la luz de los Árboles de Valinor y que fueron robados por Melkor durante la Larga Noche que se hizo cuando junto a Ungoliant destruyó los árboles de los Valar. Fëanor juró venganza y abandonó las Tierras de Occidente junto con parte de los Noldor, y se convirtieron en un pueblo maldito cuando mataron a sus hermanos elfos de Alqualondë para cruzar el Gran Mar.

Así comenzó la Guerra de las Joyas contra Morgoth, como llamaron a Melkor, en la que pocos elfos sobrevivieron y que terminó cuando los Valar fueron a luchar contra el enemigo oscuro del mundo.

Después de esta guerra, la mayoría de los elfos volvieron a las Tierras Imperecederas, y los que se quedaron, fundaron nuevos reinos. El principal en aquella época fue Eregion, donde fueron forjados los Anillos de Poder mediante los engaños de Sauron, servidor de Morgoth. Estos Anillos eran gobernados por el Anillo Único, creado por él mismo, y que provocarían muchas guerras.

Los elfos siguieron en la Tierra Media, luchando contra Sauron, hasta que se desató la Guerra del Anillo, donde éste fue destruido y Sauron y sus servidores desaparecieron para siempre.

Entonces llegó la Cuarta Edad, la del Dominio de los Hombres, cuando los elfos dejaron definitivamente la Tierra Media a bordo de las últimas naves que construyó Círdán, para seguir el Camino Recto hasta el reino solo conocido por los hombres a través de las leyendas.

Los Hombres: Los hombres son creación de Ilúvatar y son los Segundos Nacidos, pues decidió que aparecerían en Arda después de los elfos y con el Nacimiento del Sol. Son mortales, con vidas más cortas que las de los enanos, y sucumben con facilidad a las enfermedades y epidemias, pero en cambio, Ilúvatar les dio la facilidad de adaptarse al lugar donde viven y la capacidad de reproducirse con rapidez.

Cuando los hombres vinieron al mundo, en los tiempos de Morgoth, no tardaron en caer bajo su dominio. Veneraban la oscuridad, pero la temían y erraron hacia el oeste. Algunos llegaron a Belerian, donde fueron conocidos como los Edain y se hicieron amigos y aliados de los elfos. En las guerras contra el Señor de la Oscuridad cumplieron grandes hazañas junto a ellos.

En la Gran Batalla, al final de la Primera Edad, cuando Morgoth fue derrotado, solo Los Edain de entre las tribus de los hombres lucharon al lado de los elfos, mientras que muchos otros lo hicieron al lado de Morgoth. Para los Padres de los Hombres de las tres casas que fueron fieles, se creó una tierra en el mar cercana a Valinor que se llamó Númenor. Aquí los hombres vivieron felices y prosperaron de nuevo, hasta que declararon la guerra a los Valar por los engaños de Sauron y fueron destruidos, aunque unos pocos que eran fieles a los Valar se salvaron.

Los hombres que se salvaron volvieron a la Tierra Media y fundaron nuevos reinos que prosperaron, Arnor y Gondor. Pero el Poder Oscuro volvió a crecer y llegaron de nuevo las guerras y se produjo la última gran alianza entre los elfos y los hombres. La Alianza venció e Isildur consiguió arrebatar el Anillo a Sauron, que quedó vagando sin forma por el mundo y llegó a su fin la Segunda Edad.

En la Tercera Edad, Isildur, que no había destruido el Anillo, fue asesinado por los siervos de Sauron y el Anillo se perdió durante siglos. Al final de esta edad se libró la Guerra del Anillo y el ejército de Sauron fue derrotado. Aragorn, heredero de Isildur, fue nombrado Rey de los reinos unificados de Arnor y Gornor y en la Cuarta Edad, la del Dominio de los Hombres, hizo la paz entre todos los hombres de la Tierra Media.

Los Enanos: Los enanos fueron creados por el Vala Aulë, el herrero de los Valar. Dio forma a los Siete Padres a partir de la tierra durante las Edades de la Oscuridad, cuando Melkor y sus siervos dominaban la Tierra Media. Fueron creados incluso antes que los elfos, pues Aulë pensó que su obra pasaría desapercibida al resto de los Valar e incluso de Ilúvatar.

Cuando Eru se enteró de la creación de Aulë, le obligó a destruirlos, pues los elfos tenían que ser los Primeros Nacidos. Pero sintió piedad por los enanos y les perdonó la vida, ya que consideró que había sido un acto sin malicia, con la condición de que no despertasen sobre la Tierra hasta después de hacerlo los elfos.

Cuando los Siete Padres despertaron sobre Arda, se dispersaron y cada uno de ellos construyó una gran mansión bajo las montañas de la Tierra Media.

Los enanos son maestros mineros y artesanos y los mejores trabajadores de la piedra. Son gentes con un gran sentido práctico y de lealtad. Aulë hizo a los enanos fuertes y resistentes, inmunes a las altas temperaturas y de una dureza superior a la de las demás razas de la Tierra Media, porque cuando les creó Melkor era fuerte y poderoso y tenían que estar preparados. Son mortales, aunque sus vidas son más largas que las de los hombres y los hobbits.

Viven en tierras altas y rocosas. Forman grupos cerrados y prefieren las ciudades subterráneas que suelen estar excavadas en colinas o en montañas, como el reino bajo la Montaña Solitaria, o el de Khazad-dûm, que después fue llamado Moria.

Los Hobbits: Los Hobbits son una subespecie de los Hombres, por lo que son mortales. Su estatura varía entre los sesenta y los ciento veinte centímetros y tienden a la gordura. Son incluso más pequeños que los enanos. Tienen el cabello castaño y rizado y no tienen barba, excepto algunos hobbits de la rama de los Fuertes.

Sus manos son de dedos largos y hábiles y sus pies son tan peludos y la planta tan dura, que no necesitan zapatos.

Tienen una íntima amistad con la naturaleza, cultivan la tierra y trabajan artesanalmente con cualquier herramienta manual, aunque no les gustan las máquinas. Sus costumbres son sencillas: viven en agujeros con todas las comodidades posibles, visten con colores vivos y les gusta comer seis veces al día. Les gusta fumar hierba en pipa, lo que consideran una de sus aportaciones al mundo.

Los Hobbits se dividen en tres razas diferentes: los Fuertes, los Pelosos y los Albos. Los Pelosos son de piel oscura y cuerpo menudo. Los Fuertes son de constitución más sólida, con pies y manos más grandes, y los Albos son de piel y cabellos más claros, más altos y delgados que los demás.

Las primeras noticias que se tienen de los hobbits son entorno al año 1050 de la Tercera Edad, cuando vivían entre las Montañas Nubladas y Bosqueverde con los Hombres del Norte. Es posible que abandonasen esta zona cuando entró una fuerza maligna en este bosque y que haría que se conociese como el Bosque Negro. Posteriormente, fueron emigrando hacia el oeste, cruzaron las montañas y se establecieron en Eriador. Los primeros fueron los Pelosos, después fueron los Albos y por último los Fuertes.

No fue hasta el año 1601 cuando los hobbits que primero se habían asentado en las proximidades de Bree, volvieron a ir hacia el oeste y atravesaron el río Brandivino. Allí fundaron la Comarca, guiados por los hermanos Albos Marcho y Blanco, y que sería conocida como la patria de los hobbits, aunque no era el único lugar donde vivían.

En este lugar, los hobbits vivieron en paz y armonía durante largo tiempo, lejanos a los peligros y dificultades que tenían que pasar la mayoría de pueblos en la Tierra Media.

Hasta que tuvieron lugar las misiones de la Montaña Solitaria y del Anillo, nunca hubo un hobbit verdaderamente famoso, ya que toda la raza de por sí era desconocida para el mundo, pero a partir de las hazañas de Bilbo Bolsón, y después de Frodo, Sam, Merry y Pippin, la raza de los hobbits fue conocida, respetada y admirada por todos.

Bestiario:

Trolls: Se cuenta que los trolls fueron creados por Melkor, el Señor Oscuro, en los pozos de su fortaleza de Angband, en el noroeste de la Tierra Media. Crió una raza de gigantes, crueles y con una gran fuerza, porque envidiaba a los ents, los pastores de árboles, y deseaba tener una raza tan poderosa como éstos.

Eran criaturas el doble de grandes y robustas que los más altos de los hombres y con una piel tan fuerte y resistente como una armadura de piedra, pero sin apenas inteligencia. Tenían la sangre negra como todas las criaturas de Melkor y se alimentaban de carne cruda.

Sin embargo, tenían un punto débil, la luz. El sortilegio de su creación se realizó en la oscuridad y la luz no podía caer sobre ellos. En este caso, el sortilegio se rompía y su piel crecía hacia dentro, transformándose en piedra, como estatuas.

Aunque eran adversarios temibles, eran tan estúpidos que muchos de ellos no podían ni hablar, y si se enfrentaban a alguien lo suficiente inteligente eran fáciles de derrotar. Pero, en las cavernas de las montañas, o en los bosques frondosos y sombríos donde vivían, eran enemigos mucho más peligrosos y siempre que era posible eran evitados.

Se cuenta que Saurón, para aprovechar la fuerza de los trolls, creó otra raza de estas criaturas, mucho más inteligente, ágil e inmune a la luz del sol, a la que llamaron olog-hai, bestias más peligrosas aún que los primeros trolls.

Con la destrucción del Señor Oscuro, el sortilegio de estos seres se rompió, y sin la dirección de su amo, perdieron la orientación y los sentidos y a pesar de su descomunal fuerza, fueron fácilmente aniquilados.

Trasgos: En el mundo de Tolkien se utilizan dos nombres para referirse a las mismas criaturas, los trasgos y los orcos, criatuas horribles y malvadas, fieles siervos del Señor Oscuro. A los primeros se les menciona en las historias de El Hobbit y a los segundos en las de El Señor de los Anillos y en el resto de historias de la Tierra Media.

Estas criaturas fueron creadas por Melkor en la Primera Edad del Sol en su fortaleza de Utumno, cuando capturó a algunos de la recién surgida raza de los elfos. En sus pozos, con las artes de la crueldad, corrompiéndolos y esclavizándolos, y con hechicería, creo una raza de bestias, por envidia y en mofa de los elfos de los que después fueron sus más fieros enemigos a lo largo de todas las guerras que tuvieron.

Eran criaturas desfiguradas por el odio y el dolor, con una forma horrible. Encorvados y con los brazos largos y fuertes, eran soldados fieros y peligrosos y se reproducían con gran rapidez. Su piel era oscura, los colmillos amarillos y la lengua larga y roja. Los ojos eran pequeños y cerrados, como brasas ardientes, con los que veían perfectamente en las cavernas en las que vivían.

Temían a la luz del sol, aunque no más que a su amo, excepto una raza superior de éstos, los uruk-hai, que no temían a la claridad. Luchaban y mataban allí donde se encontrasen y eran temidos por su gran crueldad.

En los tiempos de la Misión de Thorin y los enanos, habitaba un gran número de ellos en las Montañas Nubladas. Cuando Bilbo y sus compañeros de viaje cruzaron estas montañas les apresaron y solo con la ayuda de Gandalf y su magia pudieron escapar, matando a su jefe.

Al fin de la Guerra del Anillo, cuando fue destruido el Señor Oscuro, la mayoría de ellos perecieron y solo unos pocos sobrevivieron, aunque nunca llegaron a ser tan numerosos ni llegaron a alcanzar el poder maligno que antes tuvieron.

Lobos: De los lobos de la Tierra Media se cuentan pocas historias, aunque se sabe que eran criaturas malvadas que estaban al servicio del Señor Oscuro. Odiaban la luz y el fuego y eran aliados de los trasgos, los que frecuentemente les montaban par a ir a las guerras. Aunque eran amigos, a veces se alimentaban de ellos.

El más temible de los lobos fue Carcharoth, conocido también como Anfauglir, de la raza de Drauglin, quien arrancó con sus dientes la mano de Beren para arrebatarle el Silmaril que portaba. Fue muerto por el gran perro lobo de Valinor, Huan, en Doriath, que a la vez fue muerto por Carcharoth.

Cuando Gandalf mató al jefe de los trasgos en las Montañas Nubladas y éstos quisieron vengarle, se unieron a los trasgos. También en la batalla de los Cinco Ejércitos, los lobos participaron junto a ellos y eran temibles y feroces, pero fueron derrotados.

Águilas: Las Águilas fueron creadas por los Valar Manwë, Señor del Aire, y Yavanna, Reina de la Tierra y siempre fueron mensajeras y siervas de ellos.

En la Primera Edad del Sol, habitaba en Arda una poderosa rama de estas criaturas. Se las conocía como Águilas de las Montañas Circundantes y vivían en nidos en altas montañas. Estas águilas alcanzaron gran fama por sus hazañas en la Guerra de las Joyas y la Guerra de la Ira. Combatieron continuamente contra las criaturas del Señor Oscuro, y sobre todo contra las más terribles, los dragones. Su jefe era Thorondor, la más grande y majestuosa de ellas.

En la Tercera Edad de la Tierra Media, Gwaihir, el Señor del Viento, era el jefe de las águilas. Aunque no alcanzaba las dimensiones de la más pequeña de las águilas de la Primera Edad, era la más grande de su tiempo. Fueron unos de los más temibles enemigos de las criaturas de Sauron y lucharon siempre contra él.

En la Misión de Erebor de Bilbo y los enanos las águilas les ayudaron a escapar de los trasgos y lobos y en la Batalla de los Cinco Ejércitos fueron pieza clave en la derrota del ejército oscuro en la Montaña Solitaria.

Después, en la Guerra del Anillo, Gwaihir, con su hermano Landroval y con Meneldor el Veloz, ayudó a combatir contra los orcos al frente del ejército de águilas a las puertas de Mordor, y después rescataron junto a Gandalf a los Portadores del Anillo en la Montaña del Destino.

Arañas: Las Grandes Arañas se encuentran entre los seres más malvados de los que habitaron la Tierra Media. Eran de gran tamaño, peludas y tenían la sangre negra. Tejían telarañas que provocaban una densa oscuridad y las ayudaba a apresar a sus víctimas, a las que envenenaban con una picadura para adormecerlas y después devorarlas con tranquilidad.

Ungoliant fue un espíritu poderoso que tomó la forma de una gran araña. Llegó a Arda en los primeros tiempos, donde vivió sola durante mucho tiempo en Avathar alimentándose de luz. La luz la devolvía en forma de una oscuridad que llamaban Noluz, a través de la que ni siquiera podían ver los ojos de Manwë.

Fue corrompida por Melkor, y le ayudó a destruir los árboles de Valinor, sumiendo al mundo en oscuridad. Le había prometido lo que quisiera, pero Melkor no cumplió su promesa y Ungoliant estuvo muy cerca de acabar con el señor Oscuro, cosa que impidieron los balrogs. Ungoliat huyó y tuvo descendientes, que se establecieron en las montañas que rodeaban el Reino de Mordor.

En la Tercera Edad algunas arañas llegaron a Bosqueverde al que convirtieron en un lugar oscuro y maldito conocido como el Bosque Negro. Estas arañas estaban muy lejos de parecerse a sus antepasados, pero eran malvadas y numerosas y pusieron en un gran aprieto a Bilbo y los enanos cuando cruzaron el siniestro bosque.

Ella-Laraña fue la más grande de los hijos de Ungoliant y la única que se acercaba a su poder. Vivía en el desfiladero de Cirith Ungol en las Montañas de las Sombras donde devoraba a todos aquellos que intentaban ir a Mordor por ese paso. En la Guerra del Anillo fue derrotada por el hobbit Samsagaz.

Al término de esta guerra, y con la destrucción del poder de Sauron, las arañas de las Montañas de las Sombras y del Bosque Negro desaparecieron.

Cuervos: Entre las aves que habitaban en la Tierra Media, se encontraban los cuervos, criaturas sabias que alcanzaban edades muy avanzadas.

En la Montaña Solitaria de Erebor habitaban en la Tercera Edad algunas de estas criaturas que convivían con los enanos del linaje de Durin. Los cuervos eran sus consejeros y mensajeros, ya que podían comunicarse con ellos en la lengua común, y los enanos les recompensaban con objetos brillantes que los cuervos escondían en sus moradas.

Durante el reinado de los enanos bajo la montaña, vivía sobre la caseta del guarda un cuervo llamado Carc, que gobernó hasta la llegada del dragón.

En los tiempos de la muerte de Smaug, el jefe de los grandes cuervos de la montaña era el hijo de Carc, Roäc, el que anunció a los enanos de Thorin y a Bilbo la muerte del dragón y les daba noticias de todo lo que acontecía tras verse liberados del mal de Smaug. Fue a buscar la ayuda de los enanos de las Montañas del Norte y de Durin, cuando Thorin creía que iban a robarles el tesoro de la montaña.

Dragones: En la Primera Edad de la Tierra Media, cuando Morgoth se escondía en su fortaleza de Angband, creó a los dragones mediante el fuego y la hechicería.

Los hizo de tres clases: grandes serpientes que se arrastraban, reptiles que se movían caminando y los dragones voladores. A su vez, de cada una de las clases había otras dos: los dragones de frío que luchaban con las garras y los colmillos con los que les había dotado, y los terribles urolóki, los dragones con aliento de fuego.

Estaban protegidos con escamas de hierro impenetrables y tenían dientes y garras afiladas como espadas. Morgoth les dio una vista aguda, un fino oído y un olfato que distinguía cualquier cosa. Los dragones que tenían alas arrasaban todo a su paso con vientos huracanados y los de fuego lanzaban grandes llamas que destruían sin piedad. Eran inteligentes y crueles, pero odiaban la luz y el agua.

El primero de los dragones de Morgoth fue Glaurung. Fue llamado el Padre de los Dragones, un dragón de fuego aunque sin alas, que fue el terror de la época. Intervino en grandes guerras y saqueos y hechizó a grandes héroes y fue muerto por Túrin en la garganta de Cabed-en-Aras.

La historia de los grandes dragones se pierde después de la última batalla del Reino de Morgoth, en la que muchos murieron y otros huyeron hacia el norte, hacia las Montalas Grises, donde vivieron en sus desiertos.

El último dragón fue Smaug el dorado, el que atacó el reino de los enanos en la Montaña Solitaria llegando del norte, donde estuvo dos siglos hasta los tiempos de la Misión de Erebor de Thorin Escudo de Roble, cuando fue muerto por Bardo en la ciudad de Esgaroth.

Se decía que algunos dragones siguieron viviendo más allá de las Montañas Grises, pero ninguna historia contó nada más de ellos.

El autor:

John Ronald Reuel Tolkien nació en la ciudad de Bloemfontein, Sudáfrica el 3 de enero de 1892 y su hermano, Arthur Hilary, nace 1894. Fueron llevados por su madre, Mabel Tolkien, a Inglaterra después de la muerte de su padre, Arthur Tolkien, en 1896. Su madre cambia de la religión Anglicana a la Católica y sus dos hijos la siguen.

En 1904 su madre muere a causa de la diabetes, cuando solo contaba con 34 años de edad. Los hermanos se van a vivir a casa de una tía en Birmingham, pero es al confesor de Mabel, el padre Francis Morgan, a quién se le encomienda el cuidado y educación de ellos. Desde ese momento John Ronald abraza con mayor fervor el Catolicismo.

Estudió en la escuela King Edward en Birmingham, en la escuela de Gramática Saint Philip y en la Universidad de Oxford. En 1915 se gradúa con honores en la licenciatura de lengua y literatura inglesas. Ese mismo año se enlistó en el ejército británico. Antes que tuviera que ir a Francia a combatir en la Primera Guerra Mundial, se casó con Edith Bratt, la novia de su adolescencia. Tolkien estuvo en la Batalla de Somme como segundo teniente y ahí enfermó de la fiebre de trinchera, que lo mantuvo hospitalizado la mayor parte del año 1917. Durante ese año nace su primer hijo, John y comienza a escribir el Libro de las Historias Perdidas, que contiene las narraciones de los Primeros Días.

Es ascendido a teniente y destinado en Staffordshire. Al finalizar la guerra regresa con su familia a Oxford, en donde se une al grupo que elabora el Nuevo Diccionario de Inglés. En 1920 nace su segundo hijo, Michael, en 1924 nace su tercer hijo, Christopher y en 1929 nace su hija menor, Priscila.

Desde temprana edad, Tolkien se interesó por el lenguaje, especialmente por los del norte de Europa y de ahí surgió uno de sus hobbies: inventar idiomas. Su principal interés profesional fue el estudio de la lengua anglosajona y su relación con otros idiomas del mismo origen. Era un experto en la literatura que fue escrita en estos idiomas. Fue profesor de lengua inglesa en la Universidad de Leeds (1924) y de Anglosajón en la Universidad de Oxford (1925-1945).

Tolkien y E. V. Gordon publican Sir Gawain y el Caballero Verde en 1925. Durante el año 1926 conoce a C.S. Lewis y hace una estrecha amistad con él.

Tolkien también dio importantes conferencias, en las que destacan Beowulf: "Los Monstruos y los Críticos" de 1936, donde justifica la presencia de las criaturas mitológicas como el monstruo Grendel y el dragón en este poema medieval y "Cuentos de Hadas" en 1939, donde expone su teoría crítica sobre la fantasía.

Su interés en las lenguas, los mitos y las historias de héroes influenciaron fuertemente su trabajo. Las leyendas de los Primeros Días sirvieron de base para sus más famosas obras: El Hobbit y El Señor de los Anillos y para los idiomas que había inventado.

La primera versión de El Hobbit es publicada en 1937 y comienza a escribir lo que después será El Señor de los Anillos, trabajando sin descanso en este proyecto durante toda la Segunda Guerra Mundial. El Señor de los Anillos es terminado hacia 1948 y publicado, los primeros dos volúmenes en 1954 y el tercero en 1955. Conforme progresaba la trilogía, hubo algunos cambios en la naturaleza del Anillo que encontró Bilbo en El Hobbit y que no concordaban con la nueva idea que tenía Tolkien de ese mismo Anillo, así que volvió a escribir un capítulo entero de El Hobbit, para que así coincidieran las nuevas características del Anillo entre un libro y otro.

En 1949 publica "Egidio, el Granjero de Ham", en 1962 "Las Aventuras de Tom Bombadil", en 1964 "Árbol y hoja" y en 1967 "El Camino sigue y sigue" y "El Herrero de Wooton Major".

En 1959 Tolkien se jubila como profesor.

En 1965 Se publican las ediciones de bolsillo norteamericanas de El Señor de los Anillos. Comienza el culto a la novela en los recintos universitarios y aparecen en los muros de muchas ciudades del mundo graffiti alusivos a los personajes de estos libros.

En el año 1968, los Tolkien se mudan a Poole, cerca de Bournemouth y en 1971 Muere Edith Tolkien, a los 82 años de edad. Un año después de la muerte de su esposa, Tolkien regresa a Oxford y recibe de manos de la reina Isabel la Cruz del Imperio Británico.

John Ronald Reuel Tolkien muere a los 81 años de edad el 2 de septiembre de 1973. Su hijo Christopher se hace cargo de publicar las obras que su padre no pudo publicar en vida, como El Silmarillion en 1977, "Cuentos Inconclusos" en 1980 y otros más.




Descargar
Enviado por:Iván Sánchez
Idioma: castellano
País: España

Te va a interesar