Literatura
El caballero de Olmedo; Lope de Vega
INTRODUCCIÓN.
La comedia española del siglo XVII es uno de los fenómenos culturales y literarios más importantes de la historia de nuestro país. El teatro clásico barroco ocupa un lugar destacado en el llamado Siglo de Oro de la cultura española, la cantidad y calidad de las obras escritas y representadas sobrepasa con mucho a las de cualquier otra época del teatro español. Hasta finales del siglo XVI, el teatro español intenta afianzar unas formas y unos géneros dramáticos; el teatro, como espectáculo y como género literario, ha progresado menos que otros géneros.
Tres corrientes dramáticas se perfilan a finales del siglo XVI: una culta, palaciega y renacentista, influida por el resurgir de los autos sacramentales y otras representaciones de hechos litúrgicos; y una tercera corriente, popular, representada por los pasos de Lope de Rueda, principalmente.
El intento de crear una tragedia, en sentido estricto, fracasó, a pesar de que en el empeño estaban escritores de la talla de Cervantes.
Por otro lado, se trataba más de crear una literatura dramática que un teatro como un arte diferenciando de la literatura. Por eso brillantes y tempranas muestras de este tipo de teatro renacentista, como La Celestina, no supusieron ningún tipo de base sobre la que se sustentara un futuro teatro sólido. Iba a ser otra de las corrientes, la popular de Juan de la Cueva o de Lope de Rueda, la que influiría más en la comedia del siglo XVII; si no en los elementos formales, sí al menos en algunos planteamientos temáticos e ideológicos o en la figura del “bobo” o gracioso, de tanta importancia en el teatro barroco.
Pero es sobre todo la personalidad de Lope de Vega la que va a generar la comedia clásica. Su fuerza creadora unida a una visión popular del teatro elementos de diversa procedencia, Lope formula unos principios dramáticos y los lleva a la práctica en sus obras; a la manera de fórmula perfecta, que puede repetirse tantas veces como se quiera, produce cientos de dramas, que son utilizados por otros escritores, en número muy elevado, formando una especie de escuela que durará un siglo.
Guillén de castro, Ruiz de Alarcón, Tirso de Molina... son seguidores de Lope en cuanto a la estructura de la obra dramática. Aunque tradicionalmente se haya venido hablando de dos escuelas teatrales, Lope de Vega es el creador de la fórmula de la comedia clásica y los demás la aplican,
independientemente de la calidad, el mérito o los valores que se asigne a su obra en comparación con la de otros autores.
VIDA Y OBRA DE LOPE DE VEGA
Lope de Vega nació en Madrid, el 25 de noviembre de 1562, en el seno de una familia artesana. Estudió en el colegio de los teatinos de Madrid, su ciudad natal, y después en la Universidad de Alcalá (1577) donde inició la carrera sacerdotal, muy pronto interrumpida.
La peculiar turbulencia y publicidad de sus relaciones amorosas con Elena Osorio (Filis, por nombre poético), esposa de un cómico, la cuál habría de inspirarle los conocidos romances de Balardo y, ya en su vejez, el personaje femenino de "La Dorotea", le ocasionaron un proceso y el subsiguiente destierro.
Participó en la conquista de las Azores (1583) y en la derrota de la "Invencible" (1588).
Con su esposa Isabel de Urbina (Belisa), con la que tuvo dos hijas, residió primero en Valencia y luego (de 1590 a 1595) en Alba de Tormes, al servicio del Duque de Alba. Las tres (esposa e hijas) mueren pronto.
De 1598 a 1600 sirvió y asistió en tercerías amorosas al duque de Sessa, según documenta el epistolario último sostenido con éste. Viudo de Isabel de Urdina, casó de nuevo en 1598 con Juana de Guardo, pero de 1601 a 1606, pasó largas temporadas en Toledo y Sevilla, con su amante Micaela Luján (Camila Lucinda), de la que tuvo siete hijos.
Familiar del Santo Oficio desde 1608, se ordenó sacerdote en 1614. Con todo, vivió con Marta de Nevares (Amarilis) de 1618 a 1632, años ensombrecidos por últimos remordimientos y desgracias familiares.
A su muerte, su biógrafo y editor J.Pérez de Montalbán agrupó los homenajes a Lope dedicados por poetas contemporáneos en el volumen "Fama póstuma" (1636).
Fue hombre de vasta, aunque no muy exigente cultura, familiarizado con la mitología grecolatina, y sobre todo, con la tradición histórica nacional. Extraordinariamente prolífico, abordó con fortuna todos los géneros y modalidades literarias.
De su obra en prosa destacan la novela pastoril "La Arcadia" (compuesta entre 1592 y 1594 y publicada en 1598), la novela de aventuras "Peregrino en su patria" (1603-04) y, en especial "La Dorotea" (escrita en 1588 y reelaborada en 1632), novela dialogada en la que, tras la veladura de la trama y los nombres de los personajes, se esconde la evocación de los amores de Lope de Vega y Elena Osorio, y los de ésta con un sobrino del cardenal Granvela, todos ellos ambientados en un Madrid saturado de intrigas y vertidos en un molde literario de tradición celestinesca.
A las innumerables poesías líricas (unas 1500 entre baladas, elegías, epístolas, sonetos etc.) hay que añadir otras composiciones de diversa índole como "Isidro" (1599), "La hermosura de la Angélica" (1602), "Los pastores de Belén" (1611) y "Laurel de Apolo" (1628).
Escribió unas 850 piezas dramáticas (comedias, intermedios, misterios alegóricos), de las que se conservan 400, publicadas en 25 partes entre 1604 y 1647; las ocho primeras sin intervención de Lope, las doce siguiente bajo su control y las restantes póstumamente.
Frente a las tentativas clasicistas de Juan de la Cueva y Cervantes, la "comedia nueva" de Lope intenta formular aspiraciones y sentimientos nacionales comunes.
Su adhesión a los valores de la época, que jamás problematizó, le permitía una plena libertad de movimiento en el seno de los convencionalismos sociales e ideológicos: la ortodoxia católica y monárquica, el honor como patrimonio esencial de la vida, etc.
A tales esquemas inmutables sometió argumentos y personajes, en cuya composición demostró poseer imaginación, instinto lírico e impulso épico. Sustentada en una previa labor teatral, formuló su teoría dramática en "Arte nuevo de hacer comedias" (1609), entre cuyos postulados figuran: la organización de la pieza en tres jornadas o actos, la acomodación del metro a la naturaleza del pasaje, la coexistencia de lo cómico y lo trágico, de la farsa y la enseñanza moral, y las concesiones exigidas por los gustos del público.
En sus comedias los personajes se repiten y adquieren cierto carácter tipificador: el rey, el caballero, el villano, el galán, la dama, etc. Particular interés ofrece el gracioso o figura del donaire, contrafigura cómica y degradada del caballero, con antecedentes literarios que se remontan hasta el teatro de Plauto. Los asuntos son muy divertidos: históricos o legendarios españoles (El mejor alcalde, el rey) y extranjeros (El castigo sin venganza), costumbristas de capa y espada (El acero de Madrid, La moza del cántaro), de ambiente rural (el villano en su rincón), pastoriles y mitológicos (Belardo el furioso, Adonis y Venus), comedias bíblicas (La creación del mundo), de santos (La buena guarda) y autos sacramentales.
Tres comedias sobresalen entre toda su producción: "Peribáñez y el comendador de Ocaña" (1612), "Fuente ovejuna" (1613) y "El Caballero de Olmedo" (1623). En la primera creó el arquetipo del villano con honra, cuya vida y tradicionales creencias se realzan mediante una visión lírica de la naturaleza y la interpolación de canciones y símbolos de sabor folklórico popular. En la segunda, el protagonista es todo un pueblo, que se rebela y mata al tiránico comendador, castigo que aprueba el rey al término de la obra. La acción dramática de la tercera gira en torno a un cantarcillo tradicional, que pronostica el misterioso y trágico fin del protagonista.
El teatro de Lope sentó las bases de la comedia española del barroco.
3. ANÁLISIS DE LOS PERSONAJES.
- Don Alonso, el Caballero de Olmedo:
Posee todos los rasgos que la poesía española del siglo XVI atribuía a los hombres de su rango: nobleza, generosidad, valor y gentileza. Capaz de enamorarse profundamente. Una honda tristeza se descubre en todas sus palabras; una sensación de fatalidad lo acompaña siempre. Se mueve en un ambiente de pasión, melancolía y tristes imaginaciones.
Don Alonso es el galán de la obra, se enamora de la co-protagonista nada mas verla, esto aparece en el acto primero, al final de la escena I:
“Ojos, si ha quedado en vos de la vista el mismo efeto, amor vivirá perfeto, pues fue engendrado de dos; pero si tú, ciego dios, diversas flechas tomaste, no te alabes que alcanzaste la victoria, que perdiste, si e mí solo naciste, pues imperfeto quedaste”.
Es muy conocido y admirado por todo el mundo gracias a su destreza en el toreo, el rey se queda encantado cuando le ve torear, acto segundo al final de la escena XII, dice el condestable:
“A don Alonso, que llaman “el caballero de Olmedo” hace Vuestra Alteza aquí merced de un hábito”, el rey le responde: “Es hombre de notable fama y nombre. En esta villa lo vi cuando se casó mi hermana”.
También es muy noble ya que salva a su enemigo don Rodrigo de la muerte a manos de un toro, acto tercero al principio de la escena VII cuando unos hombres comentan:
“Cayó don Rodrigo”, don Alonso dice: “afuera”, y los hombres comentan -“¡Qué gallardo, qué animoso don Alonso le socorre!” -“Ya se apea don Alonso” -“¡Qué valientes cuchilladas! - Hizo pedazos al toro.
Con este diálogo sabemos que don Alonso salva a don Rodrigo de una muerte segura. Es un hombre que se deja guiar por las premoniciones, ya que durante la obra aparecen varias como el famoso sueño o cuando se encuentra con el labrador quien canta un cantar popular que dice:
“Que de noche le mataron al caballero, la gala de Medina, la flor de Olmedo”
En el acto tercero escena XVIII. Al final de la obra don Pedro accede a que su hija doña Inés se case con don Alonso tras ver como salvó a don Rodrigo:
“Señor, no puedo dar a Inés a don Rodrigo, porque casada la tengo con don Alonso Manrique, el caballero e Olmedo, a quien hiciste merced de un hábito.”
Estos versos están incluidos en el acto tercero, escena XXIV.
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Doña Inés:
Joven de pelo rizado, bella y fina, de ojos bonitos, manos delicadas blancas como la nieve y mejillas sonrosadas. Es el centro del conflicto.
Doña Inés es la bella enamorada, ejemplo de conducta, virtuosa. Es el retrato idealizado de una mujer noble. Se enamora de don Alonso a primera vista, acto primero escena XIV cuando doña Inés le dice a su hermana Leonor:
“Apenas la blanca Aurora, Leonor, el pie de marfil puso en las flores de abril, que pinta, esmalta y colora, cuando a mirar el listón salí de amor desvelada, y con la mano turbada di sosiego al corazón. En fin, él no estaba allí”.
Pero tiene otro enamorado al que no corresponde, éste es don Rodrigo quien está muerto de celos por ver como don Alonso corteja a su enamorada. Doña Inés se deja engañar por una vieja llamada Fabia; ésta le lleva una carta de don Alonso que dice:
“Yo vi la más hermosa labradora, en la famosa feria de Medina que ha visto el sol adonde más se inclina desde la risa de la banca aurora...”
Esta carta se encuentra el acto primero, escena IX; cuando Fabia le da la carta le dice que la ha escrito un caballero para su enamorada pero que no se la puede entregar a la dama en cuestión, que si ella le hiciese el favor de escribirle unas palabras. Doña Inés cita a don Alonso en su casa para que recoja unos zapatos en señal de su amor, pero en ese momento aparece don Rodrigo quien pide explicaciones; doña Inés para pasar el mal trago le dice a su padre que se va a ordenar monja en un convento de Olmedo, aunque sus verdaderos planes son escaparse con don Alonso. Para este plan le dice a su padre que Fabia será quien le enseñe a comportarse como una monja y Tello, el criado de don Alonso, será su maestro para aprender latín. Durante toda la obra doña Inés dice lo que quiere a don Alonso y que estaría dispuesta a hacer cualquier cosa por el amor que siente hacia él. Cuando su hermana comunica a su padre que doña Inés lo que desea en realidad es casarse, pero no con don Rodrigo sino con don Alonso, su padre se alegra mucho; pero toda esta alegría se ve truncada cuando Tello entra sofocado anunciando que han asesinado a don Alonso; doña Inés al escuchar estas palabras no se lo puede creer y dice:
“Lo que de burlas te dije, señor, de veras te ruego. Y a vos, generoso, rey, desos viles caballeros os pido justicia”
Este fragmento pertenece a la escena XXV del tercer acto.
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Don Rodrigo:
Es el mayor enemigo de don Alonso. Está enamorado de doña Inés y no puede soportar el no ser correspondido, que ella prefiera al Caballero de Olmedo; y por lo tanto, el no poder casarse con su amada.
Es envidioso, egoísta, vengativo y asesino, ya que es el culpable de la muerte de don Alonso. En su etapa final no es feliz ya que termina enjuiciado y odiado por todos a consecuencia del delito que ejecutó.
Es el traidor de la historia. Encarna la figura del enamorado antagonista, para así conseguir un efecto con el fin de realzar la figura del Caballero de Olmedo.
Don Rodrigo está enamorado de doña Inés, pero su amor no es correspondido, aunque tiene el consentimiento del padre de doña Inés para casarse con ella. Tiene un gran amigo llamado Fernando; éste le ayuda y aconseja en todo, e incluso participa a la hora de asesinar a don Alonso. Está muy celoso del caballero, lo cual se hace latente al comienzo de la escena VI del segundo acto cuando don Rodrigo dice:
“Muchas veces había reparado, don Fernando, en aqueste caballero, del corazón solícito avisado. El talle, el grave rostro, lo severo, celoso me obligaban a miralle”
Se observa la manifestación de estos celos en el acto tercero en la escena VIII, en los cuales don Rodrigo le comenta a Fernando:
“Mala caída, mal suceso, malo todo; pero más deber la vida a quien e tiene celos y a quien la muerte deseo”.
Don Rodrigo tiene planeado el asesinato de don Alonso ya que nada más comenzar la escena XVII del tercer acto don Rodrigo le comenta a su gran amigo Fernando:
“Hoy tendrán fin mis celos y su vida”
Con estas palabras sabemos que don Rodrigo tenía claro que iba a matar a don Alonso esa misma noche. A la hora de asesinar a don Alonso, Tello lo ve todo, quien va corriendo a pedir justicia al Rey; éste ordena que sean decapitados por el delito de asesinato, por haberle quitado la vida a don Alonso; las últimas palabras de la obra representan esta situación, en las que el Rey dice:
“Prendedlos, y en un teatro mañana cortad sus infames cuellos: fin de la trágica historia del Caballero de Olmedo”.
- Tello:
Es el criado de don Alonso. Representa el papel del gracioso y fanfarrón, tan típico del teatro español.
Protagoniza momentos divertidos aunque a su vez sabe asumir sus obligaciones y responsabilidades, no flaquea a la hora de pedir justicia al rey cuando su amo es asesinado vilmente por don Rodrigo y su fiel amigo Fernando.
Sirve a don Alonso pero a la vez es también su amigo y consejero. Cuando doña Inés le comenta a su padre que quiere ser monja, él se ofrece para enseñarla latín y así hacer de intermediario entre los dos enamorados, en el acto segundo, escena V donde Tello comenta a don Alonso:
“Pues ha de leer latín, ¿no será fácil que pueda ser yo quien venga a enseñarla? ¡Y verás con qué destreza la enseño a leer tus cartas!”.
En el segundo acto en la escena XI Tello le entrega a don Alonso una carta de Inés:
Don Alonso: “… ¿No me escribe Inés?”.
Tello: “Aquí te traigo cartas de Inés”.
Cuando don Alonso es apuñalado por don Rodrigo y don Fernando es él quien lleva al herido Don Alonso a Olmedo esperando que sus heridas no sean mortales, aunque por desgracia, si lo son. En la escena número XVIII del último acto encontramos estas palabras de Tello:
“¿Cómo, señor, si he tardado? ¿Cómo, si a mirarte llego hecho un piélago de sangre? ¡Traidores, villanos, perros, volved a matarme, pues habéis, infames, muerto el más noble, el más valiente, el más galán caballero que ciñó espada en Castilla”.
Cuando su amo muere va a Medina para pedir justicia al Rey y contar a doña Inés lo ocurrido con don Alonso.
Es el gracioso, cobarde y fanfarrón, es un materialista y regocijado de la vida; fiel a Don Alonso, su señor y anima a Don Alonso y le recuerda su amor hacia Doña Inés.
- Fabia:
Se insinúa en este personaje la influencia de la Celestina. Actúa como celestina para conseguir que entre doña Inés y don Alonso exista una clara relación sentimental. Es una persona hábil, ingeniosa, astuta para conseguir salir de situaciones difíciles y delicadas; es capaz de hacer conjuros e incluso de invocar al mismísimo diablo.
Sabe despertar la curiosidad de las jóvenes y siempre tiene éxito, sabe utilizar sus armas para conseguir sus propósitos debido a su experiencia.
Es una hechicera que con sus artes ha conseguido que muchas parejas se juntasen, aunque utiliza como tapadera la venta de cosméticos y demás pócimas para la higiene personal.
Entra en casa de Inés sin desvelarla su verdadera intención; al principio sólo les habla de su padre y de su madre ya fallecida, más tarde comenta los productos que tiene y por último le dice a Inés:
“Hay en la villa cierto galán bachiller que quiere bien una dama; prométeme una cadena porque le dé yo, con pena de su honor, recato y fama. Aunque es para casamiento, no me atrevo. Haz una cosa para mí, doña Inés hermosa, que es discreto pensamiento. Respóndeme a este papel, y diré que me le ha dado su dama”.
Las palabras anteriormente citadas, se encuentran en la escena V del primer acto.
Fabia no es del agrado de don Rodrigo por ello doña Inés y doña Leonor tienen que engañarle cuando la anciana va a casa de doña Inés en el acto primero, escena VII donde Fabia dice:
Doña Leonor: (A su hermana.) Mira que aguarda por la cuenta de la ropa Fabia.
Doña Inés: Aquí traigo, hermana. Tomad, y haced que ese mozo la lleve.
Fabia: ¡Dichosa el agua que ha de lavar, doña Inés, las reliquias de la holanda que tales cristales cubre! (Abre el papel y hace que lee). Seis camisas, diez toallas, cuatro tablas de manteles, dos cosidos de almohadas, seis camisas de señor, ocho sábanas...”
Esta es la manera en la que ambas tratan de engañar a don Rodrigo, pero Fabia no está mal vista sólo por don Rodrigo, sino que también lo está por don Pedro.
Es Fabia quien hace que canten un romance premonitorio pero don Alonso no hace caso del romance y aparece asesinado; cumpliéndose la premonición de la anciana. Todo lo hace por una cadena que le prometió don Alonso si conseguía que él llegara a amoríos con doña Inés.
- Doña Leonor:
Es la hermana de doña Inés y su consejera. Al anunciar doña Inés a su padre que le gustaría ser monja este le dice a doña Leonor por su parte espera que tenga descendencia, el Rey desea tener nietos. Doña Leonor tiene un enamorado, que es don Fernando, el gran amigo de don Rodrigo. Ayuda a su hermana frente a su padre aunque le gusta como está actuando con respecto a don Alonso, su enamorado. Un claro ejemplo de la colaboración que tiene con su hermana se nos expone en el acto tercero a final de la escena XI cuando le dice a don Alonso:
“Pienso que ha de ser muy presto, porque mi padre de suerte te encarece, que a quererte tiene el corazón dispuesto. Y porque se case Inés, en sabiendo vuestro amor, sabrá escoger lo mejor como estimarlo después.”
O bien en la siguiente escena cuando doña Leonor deja a solas a don Alonso y a doña Inés diciendo:
“Ahora bien, quiéroos dejar; que es necedad estorbar sin celos quien tiene amor.”.
Más tarde le da la noticia a su padre de que su hermana se quiere casar con don Alonso y no don Rodrigo, esto aparece en la escena XXIII de la obra, en el tercer acto, cuando le ésta le dice a don Pedro que:
“Tienen inclinación Inés a un caballero, después que el rey de una cruz le ha honrado; que esto es deseo de honor, y no poca honestidad.”
- Don Fernando:
Es amigo de don Rodrigo y pretende casarse con doña Leonor, la hermana de doña Inés; a doña Leonor ni le disgusta ni le desagrada la idea, este amor se ve en la última escena de la obra cuando el rey pregunta a los dos amigos quienes son y don Rodrigo le responde:
“Yo, señor pretendo, con vuestra licencia, a Inés”
Y acto seguido don Fernando añade:
“Y yo a su hermana le ofrezco la mano y la voluntad.”
Es un gran consejero de su amigo don Rodrigo como sucede en la escena VI del segundo acto cuando éste le dice a don Rodrigo:
“Antes dejarla a don Alonso siento que ha sido como echársela en los ojos. Ejecutad Rodrigo, el casamiento; llévese don Alonso los despojos, y la vitoria vos.”
Fernando ayuda a su amigo don Rodrigo a la hora de asesinar a don Alonso como se puede observar en la escena XXI del tercer acto cuando don Fernando dice:
“El de Olmedo, el matador de los toros, que viene arrogante y necio afrentar los de Medina, el que deshonra a don Pedro con alcahuetes infames.”
O como unos pocos versos después le dice don Rodrigo:
“¡ Bien lo has hecho, Mendo!”
Por estos hechos es condenado por el rey a muerte, junto con su amigo don Rodrigo.
- Don Pedro:
Es el padre de doña Inés y doña Leonor; es un hombre viudo, aunque en la obra no se cita en ningún momento la muerte de su esposa.
Es el alcaide de Burgos, esto se sabe porque está expresado en la escena XVIII del tercer acto.
Quiere ver a sus dos hijas casadas, aunque se ve decepcionado al saber la noticia de que una de ella quiere ser monja, esto viene reflejado en él la escena III perteneciente al segundo acto, doña Inés le comunica sus intenciones de ser monja por lo que don Pedro dice:
”Por una parte, mi pecho se enternece de escucharte, Inés, y por otra parte, de duro mármol le has hecho. Es tu verde edad mi vida esperaba sucesión; pero si esto es vocación, no quiera Dios que lo impida…”
Al comunicarle, doña Inés, la intención que tiene de casarse con don Alonso, esto le llena de alegría por varios motivos, uno de ellos es porque ya no se quiere ser monja, otro es porque don Alonso ha sido reconocido con una cruz que le ha sido impuesta por el rey, esto se demuestra en la escena XXIII del acto tercero, cuando su otra hija, doña Leonor le comenta la decisión de su hermana, por lo que don Pedro dice:
“Es hombre de gran valor, y desde agora me agrado de tan discreta elección; que si el hábito rehusaba, era porque imaginaba diferente vocación. Habla, Inés, no estés ansí”.
- Rey don Juan II:
Es el rey de Castilla, está en Medina de camino para la feria de Mayo; allí espera encontrarse con don Alonso y poder verle torear, aunque anteriormente ya le había visto, como le gustó, por lo que quiere volver a verlo.
Es el encargado de impartir justicia cuando se sabe que don Rodrigo y Fernando habían asesinado a don Alonso:
“Prendedlos, y en un teatro mañana cortad sus infames cuellos: fin de la trágica historia del Caballero de Olmedo”
Estos son los últimos versos de la obra de Lope, que se encuentran en la escena XXV del tercer acto.
- Condestable:
En la obra actúa como acompañante y consejero del rey; como se observa en la escena IX del acto tercero dice:
“Dije a Medina que aprestas para mañana partir; mas tiene tanto deseo de que veas el torneo con que te quiere servir, que me ha pedido, señor, que dos días se detenga Vuestra Alteza.”
-
Ana:
Es la criada de don Pedro, es la encargada de abrir a las visitantes de la casa. Como ocurre en la escena IV del primer acto, cuando dice:
“Aquí, señora, ha venido la Fabia... o la Fabiana.”
Índice
1. Introducción
2. Vida y obra de Lope de Vega
3. Análisis de los personajes:
don Alonso
doña Inés
don Rodrigo
Tello
Fabia
doña Leonor
don Fernando
don Pedro
rey don Juan
condestable
Ana
4. Bibliografía
BIBLIOGRAFÍA
-
Diccionario enciclopédico Larousse 2000.
-
Diccionario enciclopédico abreviado.
-
Nueva enciclopedia del mundo.
-
Libro de Ciencias Sociales 8º E.G.B. editorial Anaya.
-
Libro de 1º Bachillerato de Historia editorial Akal.
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Enviado por: | Madrileña19 |
Idioma: | castellano |
País: | España |