Literatura


El árbol de la ciencia; Pío Baroja


EL ARBOL DE LA CIENCIA

1º Parte: “La vida de un estudiante en Madrid”

1º Capítulo: En este primer capítulo se describe el primer día de clase en la Universidad del protagonista, Andrés Hurtado, y de sus amigos, Julio Aracil y Montaner.

Los tres van a clase de Química donde, extrañados, observan el ambiente pueril de los alumnos y, en parte, del maestro. Más tarde, van a clase de Zoología y Botánica. Finalmente, se marchan a sus respectivas casas.

2º Capítulo: Este capítulo se centra en la descripción de la situación social de España y, sobre todo, de Madrid. Además, se explica la extraña situación de los estudiantes en la clase de Química.

3º Capítulo: En este capítulo se describe la situación familiar de Andrés Hurtado. Su madre (Fermina) había muerto, y su padre (Pedro) era un déspota. Margarita, Luisito, Alejandro y Pedro eran sus hermanos.

4º Capítulo: Se describe la soledad que siente el protagonista desde que su madre murió y las frecuentes peleas que mantiene con su padre por cualquier motivo. Debido a esto, Andrés era reconcentrado y triste.

5º Capítulo: En este capítulo se describe la casa donde convive la familia de Andrés y otros vecinos, y cómo éste se muda a un cuarto bajo de techo para conseguir más soledad.

Andrés se asusta de no conseguir aprobar la carrera, pero finalmente las aprueba todas menos Química. Avergonzado, le dice a su padre que no se presentó al examen. Su tío Iturrioz le da una recomendación y Andrés se presenta se presenta en casa del catedrático para entregársela. Días después, realiza el examen y lo aprueba.

6º Capítulo: Este capítulo describe la crueldad de las clases de Anatomía (explicadas con más detalle más adelante), así como las nuevas amistades de Andrés: Massó, un chico supersticioso y raro, Rafael Sañudo, un futuro ingeniero cuya principal diversión era discutir sobre música, y Fermín Ibarra, un chico enfermo que se pasa la vida leyendo libros de ciencia recreativa.

Además, habla también sobre la biblioteca de Hurtado y sus pensamientos revolucionarios, así como de su afinidad por los cafés cantantes y lugares peligrosos.

7º Capítulo: Aracil, Montaner y Hurtado acaban el curso. Los dos primeros van a pasar sus vacaciones fuera de Madrid, mientras que el último las pasa leyendo novelas.

Cuando comienzan el siguiente curso, Andrés está muy entusiasmado por estudiar Fisiología, pero pronto se desengaña y descubre que es tan sólo una adversidad más antes de acabar el curso.

Cuando esto sucede, Aracil abandona Madrid, y Andrés y Montaner pasan el verano juntos, lo que estrecha su amistad.

Además, en este capítulo, se describe exhaustivamente las personalidades de Aracil y Montaner.

8º Capítulo: Andrés encuentra un personaje muy curioso: don José de Letamendi. Éste desarrolla una teoría matemático-filosófica, la cual es adoptada firmemente por Andrés, hasta que un día, en una charla del café, un estudiante de ingeniería, amigo de Aracil, la revoca. Entonces, perplejo por la derrota intelectual sufrida, lee otros autores, como por ejemplo, Kant o Fichte.

9º Capítulo: Andrés encuentra una nueva amistad llamada Antonio Lamela. Éste demuestra una personalidad extraña, por lo que es considerado por Andrés bastante curioso. El amor que profesa por una mujer de la aristocracia (muy fea, por cierto) llama la atención del protagonista.

Además, Luisito (el hermano pequeño de Hurtado) cae enfermo gravemente, llevando a su hermano a un gran escepticismo médico, y uniéndolo con su hermana Margarita.

10º Capítulo: Andrés, Julio y Montaner asisten a unos cursos sobre enfermedades venéreas. Esta experiencia es muy importante en la vida de Andrés, ya que lo hace recapacitar sobre la vida (pensamientos analizados más adelante). Además, Andrés asiste a unos mítines que le impresionan bastante, aunque su amigo Julio se encarga de desilusionarlo constantemente, argumentado la pobre historia política madrileña.

11º Capítulo: Julio, Hurtado y Montaner se presentan a un examen de alumnos internos para el hospital, el cual sólo es aprobado por los dos primeros. En este hospital, Andrés encuentra un diario de una monja que le impresiona bastante, debido a la simplicidad con la que describe la vida en el hospital. Cuando indaga un poco sobre ella, descubre que murió al ser contagiada por unos enfermos de tifus. Además, Hurtado conoce al hermano Juan, un hombre misterioso al que algunos consideraban una gran persona, y otros, un enfermo sexual.

Situación cultural de España

Aquí se pueden ver los diversos puntos de vista que tenían las muy diversas clases sociales de la época, además de la enorme pobreza que reinaba en algunos lugares y la inmensa riqueza de otros, las diferencias entre las clases pobres y la burguesía o la Aristocracia, e incluso algunos hechos históricos importantes como la declaración de Guerra a USA, que llevó consigo la pérdida de las colonias españolas en Cuba, hecho que definió a la generación del 98.

Aunque la obra está escrita en 1911, conviene señalar que está ambientada en los años en los que Baroja era estudiante y en los pocos años que ejerció como médico, por lo tanto cabe ubicar a “El Árbol de la Ciencia” en los años 1885-1895, más o menos.

La situación en Madrid estaba muy enrarecida. Las ideas nuevas, las ideas de transformación y cambio habían llegado a otras provincias, pero no a ésta. De modo que una persona no podía elaborar una idea del papel que tenía España dentro de Europa, pues si los demás países bromeaban sobre algo español, era porque nos tenían envidia: todo lo de España era mejor. Esta actitud se reflejaba también en la universidad, donde los catedráticos eran muy ancianos y no eran jubilados por sus influencias. Un buen ejemplo de esto que se da en la obra es el catedrático de Química.

Experiencias importantes

A lo largo de esta parte, hay dos experiencias importantes a destacar: la de la sala de disecciones y la del Hospital de San Juan de Dios.

En la sala de disecciones, Andrés presencia unos espectáculos grotescos, como por ejemplo, la trivialidad y poco respeto con los que son tratados los cadáveres. Éstos les lleva a reflexionar sobre cuestiones morales tales como el deseo de sus madres de no haberles parido si les vieran en esas condiciones, o la aparente crueldad primitiva de la cual hacen gala la mayoría de los estudiantes, ansiosos de clavar el escalpelo en los cadáveres.

En el Hospital de San Juan de Dios (al cual van los tres amigos para asistir a unos cursos sobre enfermedades venéreas), Andrés se indigna por el maltrato que sufren las enfermas por parte de médico, al que considera una persona necia. Un día en concreto, el médico, al descubrir el gato de una de las enfermas, la emprende a palos con él y manda confinar a ella a una guardilla. Éste suceso colma la paciencia de Hurtado e insulta al doctor. Desde ese día, Andrés no vuelve a pasar por el hospital.

2º Parte: “Las carnarias”

Personajes secundarios

- Dña. Leonarda: Madre de Lulú. Representa a la mujer madura de la época de Andrés, volcada a la religión y a los valores tradicionales que la sociedad había impuesto anteriormente.

- Niní: Hija de Dña. Leonarda y hermana de Lulú. Julio Aracil mantiene una relación con ella, aunque sus intenciones no son buenas, pues piensa abandonarla.

- Antonio Casares: Periodista amigo de Julio. Un personaje prepotente y con ciertos aires de Don Juan. Interviene en el conflicto que Andrés sufre con el director de El Masón Ilustrado.

- Doña Virginia: Personaje con cierto parecido a la Celestina. Se gana la vida acogiendo a embarazadas desvalidas, a las que luego utiliza.

- Villasús: Artista mediocre. Tiene dos hijas: Pura, que tenía un hijo con un sainetero estúpido, y Ernestina, que mantiene una relación con un revendedor.

- La Venancia: Mujer mayor que representa, en cierta parte, el conformismo de la sociedad. Trabaja para mantener a su hija, una borracha, y a su yerno, un holgazán cobarde.

- Manolo el Chafandín: yerno de la Venancia. En una de las frecuentes discusiones que mantiene su mujer con su suegra, interviene Lulú, que insulta a ambos. Más tarde, esto provoca una trifulca en casa de ella. Andrés, al defenderla, queda como un héroe.

- Don Martín: Tío de Vitorio (amigo de Aracil y Hurtado). Posee dos tiendas, además de una casa propia. Cree que la sociedad le debe atenciones, las cuales le son negadas.

- Otros personajes: Podemos citar, por ejemplo, a la tía Negra, una vieja borracha y verdulera, a la señora Benjamina (o Dña. Pitusa, como le apodan los vecinos), cuyo hijo, apodado el Chuleta, trabaja en una funeraria, o Don Cleto, un viejecito que vive de las caridades de sus amigos.

Lulú

Lulú, como personaje principal, es caracterizada paulatinamente, al igual que Hurtado o Iturrioz. Parece, en un principio, que no va a tener tanta importancia como cobra al final: se convierte en la esposa de Hurtado.

En el primero, se nos presenta como un producto marchito por el trabajo, la miseria y la inteligencia, se da una descripción física de ella y se la presenta en contraste con su hermana Niní. Antipática y graciosa, con sonrisa de malicia, lúcida y mordaz...

En el segundo, habla de su carácter. Es un personaje con un fondo muy humano y muy noble, tolerante, desenfadada, franca, no aceptaba derechos ni prácticas sociales.

Lulú siente, al igual que Andrés (y Baroja también), esa ternura por los seres desvalidos; es sincera, tiene el afán de analizarlo todo... En los rasgos de Lulú podemos ver proyectado el talante de Baroja, que incluso dedica un capítulo a este personaje en sus memorias.

Es un personaje insignificante en principio, que cobra un desarrollo autónomo y, progresivamente, se hace más importante en la novela hasta convertirse en un personaje principal.

Reflexiones filosóficas

En esta parte, Andrés acude a casa de su tío Iturrioz para calmar sus inquietudes filosóficas.

La conversación comienza con una interrogante bastante amplia en principio: ¿Qué consecuencias pueden sacarse de todas estas vidas? (Refiriéndose a las vidas de los personajes anteriormente comentados). De ésta se suceden una serie de preguntas, que tienen como respuesta unas reflexiones sobre la vida, la justicia o la lucha.

En un principio se trata el tema de la lucha, del que se dice que es un concepto antropomórfico. Cualquier conflicto (sea cual sea) es llamado lucha, porque es el concepto humano que más se aproxima a él. Por ejemplo, si una araña mata a una mosca, nosotros lo consideramos una lucha, pero en realidad se trata de un proceso natural, en el cual la victoria es sobrevivir.

Después, se habla sobre la justicia, que se presenta muy relativa. Según Iturrioz, lo justo es aquello que nos conviene. Se pone el ejemplo de una araña que le asesta una picadura venenosa al hombre, lo cual nos parece muy injusto, pues no nos conviene.

Por último, Iturrioz llega a la conclusión final: el hombre solo tiene dos caminos para vivir su vida. Uno es la abstención y la indiferencia a todo, o la acción en un circulo reducido. Es decir, si un hombre decide llevar a cabo una acción justiciera, debe ceñirse a un círculo pequeño, como por ejemplo, su propia conciencia, la cual, muy probablemente, se le quede grande.

3º Parte: “Tristeza y dolores”

Carácter autobiográfico

En este apartado de la obra, podemos apreciar claramente el fuerte carácter autobiográfico de la novela. Luisito, el hermano pequeño de Andrés, empeora de su enfermedad. Andrés deduce que se trata de tuberculosis, por lo que debe cambiar de aires para fortalecerse. Unos primos de Don Pedro tienen en Valencia unas casas que podrían convenir a la familia Hurtado, y Andrés viaja hasta una de ellas para comprobar su estado. Poco después se mudan a ella, con la consiguiente mejora del estado de salud del hermano menor. Más tarde, se mudan de nuevo a la casa de sus primos en la ciudad. Andrés se opone a esto, pues no lo ve conveniente para la salud de su hermano, pero finalmente acepta. Luego empieza a estudiar las asignaturas del Doctorado y vuelve a Madrid para examinarse. Ya por último, viaja a un pueblo en Burgos para sustituir a un médico durante dos meses; entonces recibe la carta de su hermana contándole la muerte de su hermano. Pero ya es demasiado tarde para ir a verlo, pues han pasado muchos días desde que se envió la carta y ya ha sido enterrado.

¿Qué hay de autobiográfico en este capítulo?

Darío, el hermano de Baroja, murió antes de que la familia de éste se trasladara para vivir en Burjasot, un pueblo cercano a Valencia. Además, Baroja consiguió el Doctorado con la tesis titulada “El dolor. Estudio de psico-física” justo después de la muerte de Darío (y no antes, como ocurre en la novela). También hay que destacar que Baroja estuvo trabajando como médico unos años en un pueblo, hasta que decidió abandonar y dedicarse a otras cosas.

Tanto Julio Aracil como Montaner, representan dos compañeros verdaderos de Baroja, Carlos Venero y Pedro Riu Davets, mencionados a menudo en sus memorias, sobre todo en la parte “De estudiante de medicina”, de “Familia, infancia y juventud”.

El tío Iturrioz es un personaje que había aparecido antes en “La Dama errante”, aunque con distintas características, y que asume un papel importante en esta novela. Se inspira en un tío-primo del novelista llamado Justo Goñi, que vivía en Madrid, y a quien el joven Baroja solía ver a menudo. Retratado por Baroja como un “hombre original, ocurrente, e individualista”, que “había empezado la carrera de ingeniero militar, pero que no la acabó. Luego estudió la de abogado, que también dejó a medio acabar, y por fin se hizo médico”; No obstante no habría por qué creer que las ideas que expresa Iturrioz a lo largo de la obra correspondan siempre a la manera de pensar de Justo Goñi.

Antonio Lamela aparece también brevemente en otras novelas de Baroja. Como Julio Aracil y Montaner, fue un conocido de Baroja en sus años de estudiante, y que es incluido en la novela sin otra modificación que su nombre.

Su función respecto a las dos partes anteriores

En esta parte podemos apreciar un Andrés Hurtado más viejo (psicológicamente hablando) que en las dos partes anteriores, es decir, un personaje más maduro. La preocupación principal de este personaje es la salud de su hermano, por ello, experimenta un proceso antisocial en el periodo de tiempo que transcurre en Valencia. Por otra parte, termina la carrera y el Doctorado, lo cual se puede apreciar indirectamente en la forma de hablar, e incluso, en la forma de actuar.

Por último, creo que es conveniente acentuar la desaparición temporal de personajes, tales como Lulú, Julio o Montaner, al cambiar de ciudad.

Baroja, paisajista

En este capítulo podemos reconocer a Baroja como un gran paisajista, pues describe a la perfección una serie de paisajes, como si fuera un pintor que retrata un cuadro hiperrealista. Son muy importantes las descripciones de la ciudad de Valencia, pues nos hace una idea de la ciudad a principios de siglo, y además, nos transmite parte de las sensaciones que siente el protagonista, al conocer su situación, tanto social como paisajística.

4º Parte: “Inquisiciones”

Inquietudes filosóficas de Baroja

En la obra cabe destacar el pesimismo de Baroja hacia la vida en general, como se puede apreciar en: “... La vida en general y sobre todo la suya, le parecía una cosa fea, turbia, dolorosa e indomable...”, un auténtico resumen de la visión de Baroja acerca de la existencia.

La manera en que Andrés Hurtado se inicia en la lectura de los filósofos alemanes es pura autobiografía Barojiana. Fischte le aburrió muy pronto, pero durante toda su vida consideró a Kant como un símbolo de cultura y marca de prestigio intelectual, aunque no lo entendió directamente sino a través de la interpretación de Schopenhauer, el cual le inspira un gran respeto intelectual.

Esta relación filosófica Kant-Schopenhauer se puede observar con Andrés Hurtado en los capítulos en los que discute con su tío Iturrioz. En éstos, hay una contraposición del pragmatismo filosófico y el utilitarismo inglés, con su método esencialmente anti-metafísico, y se establece que la teoría metafísica de Kant de que los conceptos de espacio, tiempo, y causalidad son propiedades de la inteligencia humana y no de la misma realidad.

En el siguiente capítulo Andrés argumenta que la ciencia es una base más segura porque la inteligencia y el conocimiento están limitados a la experiencia humana y no tienen nada que ver con abstracciones tales como Justicia, Moral o Dios. Schopenhauer cree que lo que experimentamos no es más que un reflejo de la realidad, limitado por el espacio, tiempo y las leyes de la causalidad, y que este conocimiento puede ser determinado y estudiado por la ciencia. La vida misma es una fuerza ciega, desconocida por el hombre e imposible de conocer excepto a través de reflejos de la experiencia. La única verdad, entonces, se halla en la concordancia de nuestras experiencias de conocimientos prácticos.

Entre líneas se puede leer “... Ya se ve claro en estos dos principios: vida y verdad, voluntad e inteligencia...” haciendo referencia a las teorías de Kant, según las cuales, los grandes problemas de la metafísica, como Dios, libertad e inmortalidad, no se pueden resolver por la razón especulativa. Toda cuestión ética parte de una creencia en la existencia de Dios, la libertad y la inmortalidad. Así es que son necesarias para que halla leyes morales. Schopenhauer, sin embargo, da una interpretación conflictiva o pesimista a la “cosa en sí”, como dice Andrés (Baroja) aquí.

Problema que explica el título de la obra

Árbol de la ciencia o árbol de la vida

Éstos términos se refieren a los árboles que aparecen en el Génesis; Iturrioz dice: “...El árbol de la vida era inmenso, frondoso, y, según algunos santos padres, daba la inmortalidad. El árbol de la ciencia no se dice cómo era; probablemente sería mezquino y triste”.

Ambas opciones pueden ser válidas, aunque la complementación de ambas permite llegar a la verdad absoluta. Cuando Andrés (Baroja) dice: “En estas circunstancias el instinto vital se siente herido y tiene que reaccionar y reacciona. Los unos,...,ponen su optimismo en la vida, en la brutalidad de los instintos y cantan la vida cruel, canalla, infame, la vida sin finalidad, sin objeto, sin principios y sin moral, como una pantera en medio de la selva” nos da a entender que si el individuo se fija sólo en lo material, la energía y lo tangible, es decir , en la ciencia, la vida pierde todo su sentido como tal, y sin embargo, como demuestra en la siguiente oración: “Hay quienes desean volver a la tradición, a las viejas ideas, y a los viejos mitos, porque son útiles para la vida” expresa todo lo contrario: vivir feliz, sin preocuparse de la vida, pero vivirla, sin plantearse un objetivo, pero buscándolo.

Baroja no se aleja de la dualidad de opinión al expresarla en: “...¿Qué mejor norma de la vida que su utilidad?...

-Eso llevaría a los mayores absurdos en la teoría y en la práctica. Tendríamos que ir aceptando ficciones lógicas: el libre albedrío, la responsabilidad, el mérito; acabaríamos aceptándolo todo, las mayores extravagancias de las religiones.

-No, no aceptaríamos mas que lo útil.

-Pero para lo útil no hay comprobación como para lo verdadero...”

Y concluye, tras comprobar la obligatoriedad de la existencia de árboles de ambos tipos, con carácter de burla irónica: “Habrá que creer que el árbol de la ciencia es como el clásico manzanillo, que mata a quien se acoge a su sombra.”

5º Parte: “La experiencia en el pueblo”

Lo narrativo y lo descriptivo

En esta capítulo cobran gran importancia las partes descriptivas, pues nos hacen una idea del fabuloso paisaje castellano de Alcolea del Campo. Con muy pocos trazos (como un dibujo sin acabar) podemos divisar los mismos paisajes que Andrés, dejando poco espacio para la duda, tanto sobre los colores como sobre los detalles de los prados del pueblo citado anteriormente. Además, describe con precisión plomiza el pueblo y su clima, es decir, nos transmite esa sensación de bochorno y calor insoportable, como por ejemplo, cuando Andrés y los tres viajantes van al casino: “... Después de comer, Andrés y los tres viajantes fueron a tomar café al casino. Hacía en la calle un calor espantoso; el aire venía en ráfagas secas como salidas de un horno. No se podía mirar a derecha y a izquierda; las casas, blancas como la nieve, rebozadas en cal, reverberaban esta luz vívida y cruel hasta dejarle a uno ciego.”

Por otra parte, también son muy importantes las partes narrativas; después de un capítulo en el que destacan los diálogos, se escriben párrafos largos, con pocos puntos y muchas comas, lo que hace una lectura muy lenta. En cierta parte, este hecho nos transmite también la pesadez de la vida en el pueblo, y el constante aburrimiento de Andrés Hurtado.

Oposición campo/ciudad

La idea de conocer España, la cual estaba muy arraigada y clara en los jóvenes de esa generación, fue la precursora de muchas inquietudes de los jóvenes de hoy en día y que entronca con la inquietud de conocer la tierra y los pueblos de España.

Andrés Hurtado se mueve en una sociedad inmersa en las más diversas miserias y lacras sociales, pero la realidad española se estructura más marcadamente en la contraposición campo/ciudad.

El mundo rural (Alcolea del campo) es un mundo inmóvil (como el propio Andrés Hurtado dice: "...un cementerio bien cuidado") presidido por la pasividad y la insolidaridad de sus gentes ante las injusticias. Palabras como egoísmo, prejuicios, envidia, crueldad, etc., son las que sobresalen en su pintura. Es un pueblo ficticio al que Baroja da características típicas de un pueblo manchego. Así, su crítica socio-política pretende ser de carácter nacional

La ciudad, Madrid, es "un campo de ceniza" por donde discurre una "vida sin vida". De nuevo se nos presentan muestras de la más absoluta miseria, con la que se codea la despreocupación de los pudientes, de los "señoritos juerguistas".

¿Qué ha representado para el protagonista su estancia en un pueblo?

Para Andrés, la estancia en Alcolea del Campo ha supuesto una experiencia más, que probablemente le enriquecerá. En él, Andrés vive una serie de experiencias que no hacen más que reforzar cosas que ya sabía, o clarecen otras que no tenía lo suficientemente claras.

Por ejemplo, allí es víctima de una injusta y falsa fama, que en parte se debe atribuir a Sánchez, su compañero de trabajo, y en parte a la ineptitud del pueblo. El acontecimiento que genera esta situación es la muerte de la mujer de un hombre del pueblo, llamado el Garrota, que divide al pueblo en dos partes, aunque principalmente domina la que defiende la idea de que no fue un suicidio, sino un asesinato. Tanto Andrés como el juez opinan que fue un suicidio, por lo que empieza a notar una cierta hostilidad. Finalmente, decide marcharse del pueblo. Justo antes de esto, ocurre algo importante: se acuesta con la mujer del Pepinito. Ésto le perturba bastante, pues da cuenta de que ya no se reconoce, de que el ambiente le ha enrarecido.

Cuando llega a Madrid, le sorprende el ambiente de la ciudad ante la declaración de guerra a los Estados Unidos. Al encontrarse y hablar de nuevo con su tío Iturrioz, se deshace de sus ideas de posibilidad de victoria española, ya que le parecen algo imposibles.

6º Parte: “La experiencia en Madrid

Encuentros con antiguos amigos y con Lulú

Cuando Andrés llega a Madrid, el primer conocido que encuentra es a su tío Iturrioz, con el que mantiene una conversación sobre su experiencia en el pueblo o la situación de España.

Más tarde encuentra a Montaner. Con éste conversa sobre Julio (el cual parece que ha escalado bastante en la vida, aunque de una manera poco honrosa...), y Cañizo, que tiene un periódico de carnicería y que mantiene una forma de vida triste (según Andrés). Días más tarde se encuentra con Julio, el cual le presenta su punto de vista sobre su situación, y con Fermín Ibarra, el cual está pensando en viajar a Bélgica, ya que en España es imposible hacerse camino en el mundo de los inventos (debido, en parte, a la situación de estancamiento que vive el país).

Finalmente se encuentra con Lulú. Este es un punto decisivo en la historia, pues este personaje interviene notablemente en el estado de ánimo del protagonista, además de convertirse, por fin, en unos de los personajes principales más importantes con su declaración mutua de amor.

Evolución del carácter de Andrés Hurtado

Podemos apreciar en este capítulo una cierta evolución del carácter de Andrés, debido a su nuevo trabajo, en gran parte. Un amigo de Don Pedro le ofrece un trabajo como médico de higiene, el cual acepta, no muy gustosamente. En este período, el carácter de Andrés se vuelve más agrio, e incluso me atrevería a decir, más antisocial que en el resto de la obra, si cabe. Aquí adopta un gran papel Lulú, como “vía de escape” de Andrés. Es decir, Lulú y su tienda, como el propio Baroja dice, se convierte en un oasis para Andrés, el único lugar en el que el protagonista se encuentra a gusto. De este modo, las visitas a Lulú se hacen cada vez más frecuentes, hasta que, llegado cierto punto, acaba por declararle sus sentimientos de amor.

Ideas sobre el amor

Andrés demuestra en este capítulo una filosofía amorosa bastante curiosa. El protagonista asegura que, como en la medicina antigua, hay dos procedimientos: la alopatía, que consiste en la neutralización, es decir, los contrarios se curan con los contrarios, y la homeopatía, que consiste en que los semejantes se curan con los semejantes. El primer procedimiento viene a decir que las personas que son físicamente diferentes y se enamoran, es porque son muy inseguros de sí mismos y de su cuerpo, en cambio, las personas iguales que se enamoran, son pedantes y engreídos, pues confían en su físico.

También posee una teoría sobre el amor, al que considera una mezcla entre el instinto fetichista y el sexual. Es decir, el sexo empuja al hombre a la mujer (y viceversa), pero llega un momento en el que se empieza a idealizar a la persona; es cuando empieza a actuar el fetichismo.

7º Parte: “La experiencia del hijo”

Vida nueva: trabajo y matrimonio

Aquí comienza una nueva etapa para Andrés. Una etapa en la que, al contrario que en las anteriores, destacan la calma y la felicidad. Andrés consigue un nuevo trabajo como traductor de libros científicos, que le produce una gran tranquilidad al no tener que estar en contacto con el público, y además se casa con Lulú, con la que consigue una gran estabilidad emocional. Pero todo esto queda truncado con el embarazo de Lulú, el cual produce un gran impacto en Andrés. A partir de aquí, la tranquilidad y estabilidad comienzan a desvanecerse, hasta que llega el desenlace final.

Desenlace final

El embarazo de Lulú se complica en su final, naciendo el niño muerto y peligrando su propia vida. Así, varios días después muere. Andrés, que no soporta su muerte, se suicida.

De este modo acaba la historia de Andrés Hurtado, un estudiante de medicina inconformista y pesimista, con un suicidio que nos hace pensar sobre la importancia de la vida y los golpes que ésta nos asesta.

Opinión personal

Personalmente, creo que este libro está bastante desequilibrado, pues consta de siete partes, unas muy interesantes, e incluso divertidas, y otras aburridas, soporíferas. Además, creo que son excesivas las descripciones, aunque, todo hay que decirlo, son precisas y breves.

Los personajes están muy conseguidos (tal vez porque se basan en personajes reales, por lo menos la mayoría) y son una muestra de la sociedad de aquella época (finales del siglo XIX y principios del XX). En cuanto al protagonista, Andrés Hurtado, creo que es un personaje que a veces resulta antipático, pero que casi siempre sabe hacerse con la gente, quizás por esa misma antipatía.

El desenlace final me ha conmovido mucho (pues se le llega a coger cariño al protagonista), pero a la vez me ha parecido muy adecuado, ya que sería poco creíble que el personaje, tras haber dado muestra de su pesimismo y debilidad durante toda la obra, superara el golpe final: la muerte de su hijo, y sobre todo, su mujer.

En resumen, me ha gustado mucho leer este libro, pues aunque a veces me ha aburrido bastante, me he sentido identificado en algunos aspectos con el protagonista.




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Enviado por:Carlos Prieto
Idioma: castellano
País: España

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