Educación y Pedagogía
Educadores
1º audición Y Lenguaje
Trabajo realizado por:
ÍNDICE
1. Introducción
2. La profesión docente
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Orígenes de la función docente
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Evolución de la función docente
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¿Hacia el fin de la función docente tradicional?
3. La condición social de los educadores
4. Perfil del educador
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Actitud y aptitud del profesor
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Importancia de la empatía
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Estilos de educación
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Consideraciones prácticas que potencian los resultados del profesor
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Gestión del estrés
5. Métodos pedagógicos
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clasificación de los métodos pedagógicos
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Lección magistral
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Tutoría
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Seminarios
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Enseñanza a distancia
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Ejercicio
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Caso
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Juego de empresas
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Juego de roles
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Philips 66
- Tormenta de ideas
6. Medios pedagógicos
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Pizarra
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Lectura
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Transparencias
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Diapositivas
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Ordenado
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Vídeo
7. Evaluación
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necesidad de evaluar
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Evaluación de los alumnos
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Evaluación del profesorado como docente
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Evaluación del programa de formación
8. Bibliografía
INTRODUCCIÓN.
No se puede mantener por más tiempo que saber enseñar sea “algo que le viene a uno por naturaleza”. A lo largo de la Historia, especialmente en los Estados Unidos, se ha sostenido un debate apasionado entre los educadores a cerca de si la enseñanza es un arte o una ciencia. Hoy en día mucho educadores aceptan sin dudarlo que la enseñanza requiere arte al igual que la investigación y el desarrollo científico. Aunque existen muchas facetas espontáneas e impredecibles en el proceso enseñanza - aprendizaje, son esenciales una organización y una intención consciente para conseguir los resultados pedagógicos deseados.
La enseñanza, como la más bella de las artes, está sujeta a normas inherentes o a menudo completamente arbitrarias de orden y función. Por ejemplo, el compositor usa los elementos de la música y los combina de manera singular en una obra de arte. De la misma manera, el profesor puede usar ciertas destrezas y rudimentos para efectuar una variación artística en su actuación instruccional conservando su individualidad creativa. Desde esta perspectiva la enseñanza se convierte en la aplicación del conocimiento científico y la expresión singular del profesor individual en un contexto de aprendizaje específico. Desde el momento en que el profesor despliega y personaliza su repertorio de destrezas y estrategia instruccionales, aumentan sus oportunidades de llegar a ser un profesor eficaz con más estudiantes.
Hasta hace poco tiempo, los profesores que querían mejorar su enseñanza tenían que confiar en el recuerdo fortuito de acontecimientos y de condiciones acaecidos durante su formación, y si tenían tiempo dedicaban un momento de reflexión sobre su propia docencia.
En general, si un profesor quiere intentar una técnica nueva o diferente en una lección particular tiene que esperar al trimestre o al año siguiente. Con la llegada de las técnicas d microenseñanza, observación sistemática, análisis de interacción y retroacción en vídeo, el profesor dispone ahora de medios para analizar su eficacia y para modificar su actuación.
A lo largo del trabajo exponemos lo que es, en términos generales, la historia de la función docente, y pretendemos dar una perspectiva general de cómo debe ser el educador y de cómo puede desarrollar su función a través de distintos métodos y medios.
2. LA PROFESIÓN DOCENTE.
ORÍGENES DE LA FUNCIÓN DOCENTE.
Es ésta una función muy antigua, que poco a poca se ha ido separando del conjunto de funciones ejercidas por la familia, para ser confiada a particulares poseedores de un cierto saber, encargados de enseñar a los niños la lengua, las técnicas, y de transmitir a través de ellas los elementos y los valores de una determinada cultura.
Así, en el antiguo Egipto encontramos las escuelas de escribas, esas diligentes hormigas del faraón que atendían la administración.
En Roma cada maestro enseñaba a su manera, transmitiendo su saber gramatical, por ejemplo, a los hijos de los ciudadanos que recibían sus lecciones. Entre los romanos, al menos hasta el Alto Imperio, no existía ni uniformidad ni reglamentación de los estudios, sino unas sólidas costumbres. La función docente ya tenía un cierto aspecto que los historiadores se han encargado de darnos a conocer desde hace mucho tiempo.
En cambio, en la civilización griega, que precedió a la romana antes de helenizarla, la función docente estaba mejor estructurada; los padres no se encargaban de la completa educación de los hijos, y en cuanto a las hijas se contentaban con la del gineceo, como en casi todas las civilizaciones de la Antigüedad.
En Atenas se establecían varios grupos en la función docente. El joven, al salir del gineceo, hacia los siete años, pasaba al gramático, que no había recibido una formación pero había estudiado y sabía enseñar los elementos y las reglas del griego, tan difícil como el francés actual. En los bajorrelieves de la estatuaria de la edad de oro ateniense podemos ver al muchacho correteando cerca de su esclavo que es también su criado, junto al pedagogo, que hace de profesor particular, y que atiende al mismo tiempo, de acuerdo con la familia, a la formación de su carácter. En el pedagogo griego, y después en el romano, se conjugan las dos funciones educativas, la intelectual y la moral.
En Grecia las cuestiones educativas están íntima y naturalmente ligadas a la política general de las ciudades, a su organización, así como a su sistema de valores. En la época alejandrina, y más tarde durante el Bajo Imperio, célebres escuelas de retóricos imparten una elevada enseñanza oratoria que proporciona un gran prestigio a la función docente. Pero no es hasta a partir de la Edad Media cuando la función docente está realmente organizada y es, en cierta medida, comparable a la nuestra.
EVOLUCIÓN DE LA FUNCIÓN DOCENTE.
En la Edad Media la enseñanza es una de las funciones principales de la Iglesia, depositaria de la cultura después del naufragio de las grandes invasiones.
El clero monástico la atiende en las abadías docentes; el clero secular, bajo la dirección del obispo o de su delegado controla las numerosas pequeñas escuelas populares de las ciudades. Pronto entra en conflicto con las nacientes Universidades. Son estas las que dan a la función docente su impulso, su nivel superior, su organización según el modelo corporativo de la época, sus métodos y su brillantez, con sus facultades y colegios universitarios sumamente jerarquizados, donde imparten sus enseñanzas Gerson y Abelardo, san Alberto Magno y santo Tomás de Aquino.
Durante el Renacimiento y la Reforma se produce el mismo enfrentamiento entre las academias protestantes y los colegios creados en los tiempos de la Contrarreforma, sobre todo por los jesuitas. Estos colegios eclipsan a las Universidades que se han estancado en el escolasticismo. En ambos bandos la función docente tiene unos objetivos religiosos que rigen la enseñanza de las humanidades y de la formación moral, en los internados, mediante el sistema pedagógico de la clausura, lejos de los ruidos del mundo ensangrentado por las guerras de religión.
Muy esquemáticamente puede decirse que lo que la Edad Media hizo por la enseñanza superior y el siglo XVI por la secundaria, el final del siglo XVII y la primera mitad del XVIII lo hicieron por la enseñanza primaria popular, en las escuelas de los hermanos de las escuelas cristianas. A partir de ese momento puede hablarse de una función docente fuertemente implantada en Europa y fuera de ella.
Desde entonces asistimos al paso progresivo de la enseñanza a manos del Estado. En Francia, por ejemplo, y en menor medida que en otros países vecinos como Bélgica e Italia, los maestros y maestras de la enseñanza laica desplazan a los religiosos y religiosas dedicados a la enseñanza.
En la época contemporánea los enseñantes constituyen una verdadera clase social, muy numerosos, con sus grados y sus propios sistemas de formación. Esta clase social de los enseñantes en las democracias de régimen liberal, capitalista y burgués, tiene su equivalencia en las democracias de régimen totalitario, socialista y comunista, en las que el control de la función docente es ejercido sobre todo por el partido.
El ejercicio de esta función, en una época en que la educación está en plena expansión, requiere unos gastos considerables, a tal punto que, en países muy desarrollados, constituye el presupuesto más alto de todos. La imagen característica del enseñante varía profundamente a lo largo de la evolución expuesta. De la misión religiosa de educar a los jóvenes se pasa al ejercicio de un oficio, mejor o peor retribuido; de la vocación entendida como una llamada, agnóstica o no, a una profesión, sin que desaparezcan completamente las viejas motivaciones y sean reemplazadas por una escala de valores prácticos y utilitarios.
¿HACIA EL FIN DE LA FUNCIÓN DOCENTE TRADICIONAL?
El ataque se remonta por lo menos a finales del siglo XIX. Es entonces cuando adquiere mayor importancia un poderoso movimiento que se opone a la enseñanza didáctica. Este movimiento, por el contrario, preconiza el desarrollo del niño en un clima de libertad, mediante métodos educativos activos, próximos a la vida de los alumnos y a sus necesidades. Dewey, M. Montessori, Claparède, Decroly, Binet, etc., y más aún los movimientos pedagógicos libertarios de Eislander y de Wynekeu, hacen el papel de revolucionarios respecto a la escuela tradicional. Sin poner radicalmente en cuestión la escuela que pretende renovar la educación nueva de esa época, la del siglo del niño, reacciona violentamente contra la función de los enseñantes preocupados por hacer aprender y transmitir un saber apropiado para asegurar el éxito social de los jóvenes. De lo que se trata es de despertar lamente del niño en contacto con las cosas que hace. El learning by doing (aprender actuando) de Dewey exige que la enseñanza haga descubrir al niño la realidad a través de sus actos. El maestro autoritario de otros tiempos, que utilizaba la palmeta para hacerse obedecer por el alumnado, cede el paso a un guía benevolente que ha de conocer a sus alumnos para poder ayudarles a formar su espíritu y su personalidad.
En las instituciones docentes, la mayoría privadas, que aplican esta doctrina pude decirse que la función de los enseñantes ha cambiado radicalmente de sentido. Pero esta revolución pedagógica no alcanza ni a la masa de enseñantes ni a los medios populares, porque es cara, sobre todo cuando existe el régimen de internado.
En esta época la escuela secundaria, y no digamos la Universidades en general, permanece sorda a la renovación y fiel a los hábitos de la enseñanza clásica. En cuanto a la escuela primaria, es cierto que experimenta una renovación más o menos completa en la función docente.
A mediados del siglo XX la inmensa mayoría de los maestros franceses seguía transmitiendo a los alumnos, mediante lecciones y deberes, el caudal de conocimientos establecido en los programas, bajo el temido control de los inspectores.
Pero el edificio escolar ya empieza a verse minado por otros enemigos de la función tradicional de los enseñantes.
Primero, los efectos de la “explosión escolar”, esto es, de una escolarización que crece bruscamente debido al aumento de nacimientos a partir de 1943 y más tarde a la gratuidad de la enseñanza secundaria. Para hacer frente a esta explosión se requería un gran número de enseñantes, la mayoría de los cuales no había recibido una formación pedagógica previa.
3. Pero fundamentalmente ha sido la irrupción en el mundo de los nuevos medios de comunicación de masas lo que ha contribuido a trastornar la función docente. A pesar de los múltiples intentos, la escuela solo había utilizado mínimamente las posibilidades, primero de la prensa y del cine y más tarde de la radio. Y lo grave es que no eran tanto las dificultades debidas a la rigidez de los horarios o de los programas o a la insuficiencia de material audiovisual las que se oponían a la integración de los medios de comunicación de masas en nuestro sistema de enseñanza, como el peso de las costumbres que se veían alteradas, así como la falta de formación de quienes debían utilizarlos.
El rapidísimo desarrollo de la televisión, la difusión incesante e inmediata del alud de informaciones convierten hoy a la pequeña pantalla en el instrumento casi voluntario de un “educación paralela”, hasta el momento tan poco coherente como poderosa y condicionadora.
A menudo el maestro se siente dominado y a veces se enoja o se hace el sordo, y trata de conservar su buena conciencia cumpliendo su papel habitual “como si” los medios de comunicación de masas fueran algo ajeno a su tarea, sin ignorar por ello, a través de las observaciones de sus alumnos y de su propia experiencia de espectador y de oyente, todo lo que los medios audiovisuales acarrean en la vida cotidiana de cada uno de nosotros.
Si el enseñante no quiere verse reducido a ofrecer una educación residual, tiene que replantearse todo su trabajo, asociarlo con las aportaciones invasoras de los medios de comunicación de masas y, para poder hacerlo, recibir previamente una formación.
4. En esta historia acelerada que padecemos y a la vez provocamos, otros acontecimientos vienen a sumarse a este cuestionamiento de la función de los enseñantes; en concreto, la rebelión estudiantil de mayo de 1968 en Francia y sus consecuencias. La enseñanza tal como se impartía normalmente en las facultades fue precisamente una de las razones frecuentemente invocadas para justificar ese movimiento, que tenía además otras más profundas. En medio de un clima de protesta generalizada, los centros de enseñanza secundaria también se vieron afectados por imitación, de rechazo, etc. Puede afirmarse que un profesor, lo quiera o no, no puede seguir enseñando como antes sin correr el riesgo de traicionar a su auditorio, provocar diversas reacciones de oposición y perder toda su influencia.
La función docente dirigida a alumnos mayores de diez años es impensable de ahora en adelante sin tener en cuenta ampliamente su opinión.
5. Las nuevas corrientes pedagógicas que se desarrollaron sobre todo a partir de 1945, bajo la influencia conjugada o no del psicoanálisis, han contribuido también de un modo eficaz esta puesta en cuestión.
En lo referente a las ciencias de la educación, sus análisis instruyen sobre el acto pedagógico, los diferentes momentos de la función docente, el diálogo con los enseñados, la evaluación de los resultados, etc.
6. Las críticas virulentas dirigidas contra la “escuela inmovilizada” o la “escuela capitalista”, cómplice de la “desigualdad de oportunidades”, se ven hoy superadas por las teorías de la antiescuela de Goodman y sobre todo de Illich y sus discípulos, que preconizan una “sociedad sin escuelas”. Según ellas, la función docente desaparece en pro de un nuevo estado social en el que la “convivialidad” ocupa un amplio lugar.. Por lo demás, es posible que también estas teorías se vean superadas, dado que el pensamiento humano es en su estilo una fuente inagotable de creatividad.
3. LA CONDICION SOCIAL DE LOS EDUCADORES.
A decir verdad, la función docente se ha convertido últimamente en el blanco idóneo para recibir críticas de todas partes. Padres y alumnos, por razones a veces opuestas, acusan a la escuela de todos los fracasos educativos y sociales, y agreden a la institución a través de los que la representan, es decir, los educadores. A estos entonces les queda la posibilidad de volverse contra la sociedad, lo cual es bastante difícil, o volverse contra si mismos interiorizando os reproches de que son objeto.
La condición social puede, pues, definirse como un conjunto de derechos y deberes que caracteriza la función de un individuo en sus relaciones con los demás. Es considerada, la mayoría de las veces como la suma de las condiciones parciales que el individuo asume en cada uno de los distintos grupos en los que participa. La suma de estas condiciones puede llevar a cabo numerosos conflictos y contradicciones que el individuo debe asumir ante los demás y ante sí mismo. La condición social del enseñante siempre ha logrado escapar a todo intento de valoración comparada. No ocupa una posición estable en las escalas jerárquicas de las distintas profesiones, según la elección de los criterios mantenidos. El salario se coloca en una posición muy desfavorable. Por el contrario, el título -en cuanto al conocimiento y al saber- se coloca en posiciones más favorables. Pero esta primera observación formulada a diario por enseñantes y no enseñantes, apenas resiste a una investigación más profunda. Además existe una jerarquía de los saberes. La procedencia social de los educadores según su especialidad demuestra cómo se realizan acaparamientos de saber por determinadas clases sociales, es decir, todo el mundo piensa que un profesor de matemáticas tiene más prestigio que un profesor de música (aunque no se esté en lo cierto)
Para nosotros la condición social de la función docente comprende el estudio tanto de la posición social de esta función, como de los papeles que le incumben: lo que esperan los demás grupos sociales, lo que perciben los otros educadores, etc. La condición social de los enseñantes es inseparable de las imágenes vinculadas a esa condición. La imagen de uno mismo y la imagen del otro se relacionan recíprocamente. Esas imágenes resultantes de la interacción varían según la posición social de los interlocutores, y la parte de poder institucional que estos acaparan o sufren.
Por otra parte, en la enseñanza se observan las consecuencias de la desigualdad entre los sexos. Por lo general, las chicas abundan más en las facultades de letras o en las de ciencias que preparan para una función docente. La feminización del cuerpo docente ilustra muy claramente la discriminación de los sexos según el poder, el prestigio y los ingresos. Las mujeres ocupan masivamente los puestos de enseñanza primaria. A medida que se va desvalorizando la enseñanza secundaria van ocupando los puestos de profesores rechazados por los hombres. Entre los hombres, el profesorado no representa más que una proporción reducida del conjunto de empleos.
4. PERFIL DEL EDUCADOR.
INTRODUCCIÓN.
A pesar de que todos los elementos son importantes, el profesor es posiblemente uno de los componentes decisivos de cualquier proceso de formación. El profesor debe considerarse un proveedor de formación cuyo cometido es la satisfacción de necesidades de formación a través de su participación en el diseño y desarrollo de programas. A continuación se exponen aquellas consideraciones que parecen más relevantes en relación con el profesor.
LA ACTITUD Y LA APTITUD DEL EDUCADOR.
La actitud y las aptitudes del educador son claves para que el proceso pedagógico alcance los objetivos previstos. El conocimiento de su materia por parte del educador es necesario pero no suficiente. Por tanto la actitud del profesor en relación con su papel y hacia los alumnos, así como sus aptitudes pedagógicas, condicionan los resultados finales. En función de cómo sean estas características, el profesor estará en mejores o peores condiciones para conseguir un clima adecuado en la relación profesor - alumno.
Cuando la actitud del educador hacia sus alumnos es negativa los resultados son más desfavorables por varios motivos:
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Esta actitud es detectada fácilmente por los alumnos que perciben que son poco valorados por el profesor y, en consecuencia, se desmotivarán más fácilmente.
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El profesor está poco motivado y dedica menos esfuerzo al proceso.
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El profesor estará más mentalizado para evaluar negativamente a los alumnos al final del proceso de formación.
En cambio, si la actitud del profesor hacia los alumnos es positiva el proceso será más exitoso. Esta actitud positiva se caracteriza por:
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Conocer el perfil e intereses de los alumnos.
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Tener expectativas favorables sobre el nivel de los alumnos. El proceso funcionará mejor si el profesor valora el nivel de los alumnos.
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Estar convencido de la influencia que se ejerce en relación con los alumnos.
Las aptitudes pedagógicas del profesor constituyen otro elemento decisivo. El profesor debe dominar:
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Aspectos físicos: En primer lugar, debe moverse adecuadamente para evitar la monotonía pero también el exceso de movimiento que se convierte en un factor distorsionador. En segundo lugar, ha de saber utilizar los movimientos de brazos y otras partes del cuerpo para reforzar el discurso con medios de comunicación no verbales. En tercer lugar, el tono y volumen de la voz. Otro factor importante, es la administración adecuada de las pausas.
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Métodos pedagógicos: Activos o pasivos.
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Medios pedagógicos: Desde la pizarra hasta el ordenador.
IMPORTANCIA DE LA EMPATÍA.
La empatía es distinta a la simpatía o a la antipatía. Se la podría definir como la facultad de ponerse en la piel de alguien. Esta facultad es de gran ayuda para el educador, ya que permite:
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Identificar las necesidades y perfil de los alumnos.
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Escoger los métodos más adecuados.
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Formarse una idea en cada momento en relación a lo que piensan los alumnos.
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Ayudar a los alumnos a conseguir sus objetivos.
La empatía facilita la adaptación requerida para cada tipo de audiencia. No se puede explicar lo mismo, y de idéntica forma, a distintas clases de alumnos. Existen profesores que solo son exitosos con determinados tipos de alumnos. En cambio, no conectan adecuadamente con otros grupos a causa de una deficiente adaptación. Un caso algo habitual es el de aquellos profesores que funcionan perfectamente en asignaturas de licenciaturas o diplomaturas universitarias y que en cambio tienen problemas importantes cuando intervienen en programas de post - grado. Normalmente, una de las causas es que tratan al participante, que suele ser un directivo de edad comprendida entre los treinta y cincuenta años, como a un alumno de veinte años. Estas situaciones denotan que el profesor debe adquirir aquellas habilidades pedagógicas que lo hagan efectivo en relación con un determinado programa. En caso contrario, deberá renunciar a dar clases a aquellos grupos a los que no se adapta adecuadamente.
ESTILOS DE EDUCACIÓN.
Los estilos de educación que siguen los educadores pueden clasificarse de formas diversas, entre éstas destacamos la clasificación siguiente:
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Autoritario o clásico: Es el estilo seguido por el profesor que se concentra en el objetivo de suministrar información a los alumnos. Los alumnos sólo se han de preocupar de escuchar y apuntar todo lo que el profesor explica.
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Democrático - liberal: Los principales objetivos perseguidos por el profesor están relacionados con la consecución y perfeccionamiento, destrezas y actitudes por parte de los alumnos. El peso del educador en clase se reduce en beneficio del aumento de la participación de los alumnos.
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Democrático: El profesor intenta que los alumnos optimicen al máximo su capacidad intelectual, así como su desarrollo integral como personas. La participación de los alumnos es mucho más activa que el estilo autoritario y la relación de profesor - alumno es más de igual a igual.
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Autogestionario: El profesor es ante todo el facilitador de un proceso en el que los alumnos participan integralmente. Esta participación va desde la fijación de objetivos hasta la exposición de temas en clase.
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“Dejar hacer” o “laissez faire”: El profesor se convierte en un mero espectador pasivo y deja que los alumnos lo hagan todo. Es un estilo peligroso si el grupo no es suficiente maduro, ya que es más difícil que se consigan los objetivos pedagógicos.
CONSIDERACIONES PRÁCTICAS QUE POTENCIAN LOS RESULTADOS DEL EDUCADOR.
Cualquier profesor interesado en mejorar día a día tiene que:
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Replantearlo todo (objetivos docentes, medios, etc.) de forma periódica.
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Considerar a los alumnos como clientes a los que sirve.
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Trabajar como un equipo compacto y coordinado con sus compañeros de departamento y con el personal de administración y servicios.
Las principales características del profesor que consigue que la acción de formación alcance los objetivos deseados son las que se relacionan en los siguientes cuadros:
Principales características de los profesores que maximizan los resultados de los programas de formación y disfrutan con su trabajo.
Preparación de la primera clase.
Antes de impartir la primera clase el profesor novato ha de prepararse de forma especial para vencer lo que se denomina “miedo escénico”. Para amortiguar los efectos de este nerviosismo se recomienda utilizar técnicas como las siguientes:
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Vale la pena efectuar previamente grabaciones en vídeo para corregir posibles deficiencias, con la ayuda de un profesor más experimentado. Así se descubren “tics verbales” y errores tanto de comunicación verbal como de no verbal.
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No hay que decir nunca a los alumnos que es la primera clase. En general, cuando los alumnos saben que el profesor tiene poca experiencia existe una alta probabilidad de que valoren menos positivamente su labor. El profesor debe dar sensación de seguridad a sus alumnos en todo momento.
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La temática de la sesión ha de dominarse al máximo para suplir las consecuencias de un exceso de nerviosismo y de falta de experiencia.
Utilización del humor en clase.
En general es recomendable usar el humor, sin abusar, para mantener el interés de los alumnos y evitar que la atención decaiga. Sobre todo para resolver las situaciones difíciles. Una de las maneras de contestar a un alumno que hace un comentario que intenta poner en evidencia o ridiculizar al profesor consiste en contar una anécdota divertida que tenga que ver con el tema que se está exponiendo y ayude a clarificarlo. De esta forma se quita hierro al asunto al mismo tiempo que se resuelve la situación planteada.
De todas formas, vale la pena considerar las siguientes prevenciones:
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Cada profesor debe encontrar el tipo de humor que más encaja con su personalidad para evitar fracasos y situaciones embarazosas.
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Debe tenerse mucha precaución con aquellos comentarios relacionados con la política, religión, deporte, etc. que puedan herir la sensibilidad de los alumnos.
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El humor, tanto en cuanto a la temática como en cuanto al sentido, varía considerablemente de un país a otro.
Profesores con problemas.
No todos los profesores desarrollan su actividad exitosamente. Bastantes tienen problemas importantes como pueden ser los siguientes:
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Enemigo: Su problema es que considera que los alumnos no tienen nivel ni interés (menosprecia a los alumnos). La acción a desarrollar sería plantearse cual es su verdadera vocación y comprobar las cualidades positivas de los alumnos.
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Falta de base: Su problema es que no conoce el contenido suficientemente. La acción a desarrollar consistiría en preparar mejor los contenidos.
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Payaso: Su problema es que suple sus carencias de contenido, o pedagógicas con un exceso de bromas que desvirtúan la acción profesora. La acción a desarrollar sería dosificar las bromas, comprobando que están relacionadas con el tema del curso.
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Egocéntrico: Sólo se centra en él y no piensa en los intereses de los alumnos. La solución sería intentar que el centro sean los alumnos.
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Sabio: Sólo está interesado en demostrar que él sabe mucho, no le interesa que los demás aprendan. Su solución consistiría en preocuparse más por el aprender que por el enseñar.
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Nervioso: Su problema es que actúa con inseguridad, miedo y vergüenza, muy por debajo de sus posibilidades. La acción a desarrollar sería formarse como formador.
Presentación del profesor.
La presentación inicial del profesor y de la asignatura en la primera sesión también tiene su importancia. Al presentarse puede ser de utilidad el hacer referencia a aquellos aspectos del currículum que más puedan interesar a los alumnos: 2 o 3 frases (estudios, experiencia profesional). También puede contar alguna anécdota curiosa o divertida relacionada con el curso o programa para relajar un poco el ambiente.
GESTIÓN DEL ESTRÉS.
Formar es una actividad que genera un elevado desgaste psíquico en el educador. Muchas personas consideran equivocadamente que el profesorado realiza actividades mucho menos estresantes que las correspondientes a otras profesiones. La realidad es que una buena parte de los profesores trabajan con un alto índice de estrés por diversos motivos, como por ejemplo los que exponemos a continuación.
Tiempo de preparación de las clases.
Una clase nunca acaba de estar totalmente preparada. Por tanto, en función del nivel de perfeccionismo que quiera alcanzar el profesor es posible que duerma poco y tenga poco tiempo de ocio antes de impartir la clase.
Vale la pena preparar la clase con tiempo, no dejando temas pendientes para el último día o para horas antes de la sesión. Tampoco es recomendable dejar que la improvisación resuelva aquello a lo que no se ha dedicado suficiente tiempo.
En cambio, es útil dejar un espacio de tiempo antes de la clase para repasar el programa y los materiales docentes, tales como las transparencias, por ejemplo.
La tensión previa a la clase.
En las horas antes de impartir una clase, la mayoría de profesores están en un estado de cierta tensión, que es consecuencia de la combinación del nerviosismo y la concentración que se necesita para estar mental y físicamente preparado para la clase.
La tensión puede reducirse si se dominan los contenidos y metodología y se preparan suficientemente las clases.
Agotamiento por esfuerzo físico y mental.
Una clase exige un esfuerzo físico y mental considerable. Por tanto, a medida que la carga docente aumenta y Las clases son más largas el agotamiento se incrementa.
El profesor debe conocerse suficientemente bien para saber hasta dónde puede llegar en relación con el número de horas de clase. A nivel anual el número de horas de clase debería estar entre 150 y 250, aunque esto depende de aspectos tales como las materias, los programas, la metodología utilizada, otras responsabilidades que tenga el profesor, o la edad, por ejemplo.
Saber decir no.
El educador suele ser una persona que disfruta con su trabajo y que a menudo no sabe decir no a las propuestas profesionales que le hacen continuamente; escribir un artículo, dar una conferencia, impartir una nueva asignatura, etc. Esto hace que a menudo el profesor haga más de lo realmente debería para poder disfrutar con su trabajo y hacerlo correctamente.
Se debe continuar de forma continuada el programa anual del profesor para saber en todo momento a qué se puede decir sí y a qué se debe decir no.
De todas formas, en todas las instituciones académicas existen los “eternos profesores del no” que nunca cooperan con los compañeros de departamento. Quizás estas personas deberían cuestionarse hasta qué punto valdría la pena un incremento de colaboración que prestan. En definitiva, hay que buscar un equilibrio entre el exceso de “síes” y el exceso de “noes”.
Conflictos entre académicos.
El profesor suele ser una persona más anárquica, individualista y maniática que la media. Esto le lleva a considerar que lo más importante del mundo es lo que hace él y que lo que hacen sus compañeros no interesa a nadie, lo cual es una fuente de conflictos permanentes entre profesores por los temas más peregrinos que uno pueda imaginarse. Esto además se agrava por el hecho de que en cualquier institución académica siempre hay un reducido número de profesores que hacen su trabajo y el que no hacen los demás, en lo que se refiere a clases, investigación, tareas de coordinación y administración de programas, etc.
Todo profesor debe procurar valorar el trabajo de los demás e intentar aprender de sus compañeros. Asimismo, hay ciertas tareas (coordinación de programas, por ejemplo) que deberían ser hechas entre todos, aunque sea rotativamente.
5. MÉTODOS PEDAGÓGICOS.
INTRODUCCIÓN.
Un método pedagógico puede definirse como “un conjunto de reglas y de principios normativos sobre los cuales descansa la enseñanza”. En otras palabras, un método pedagógico consiste en una forma de ordenar la actividad docente para conseguir los objetivos que se han definido.
La siguiente figura muestra el lugar que ocupan estos métodos en el proceso de diseño y desarrollo de un programa de formación.
Los métodos pedagógicos en el ciclo del diseño y realización de un programa de formación.
Cada profesor, en función de sus características, del perfil de los alumnos y de los objetivos del programa, debe seleccionar aquella combinación de métodos que incremente la probabilidad de que se alcancen los objetivos de aprendizaje.
CLASIFICACIÓN DE LOS MÉTODOS DIDÁCTICOS.
Los métodos didácticos pueden clasificarse en base a diversos criterios:
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Según la forma de razonamiento:
Métodos deductivos: son ordenados y consisten en una serie de razonamientos encadenados formulados por el profesor. Estos métodos se basan sobre todo en el discurso del profesor.
Métodos inductivos: son más participativos ya que el profesor asume el rol de facilitador y ha de conseguir que los alumnos aprendan de su propia interacción. Estos métodos se basan sobre todo en la acción.
Métodos analógicos: se presentan datos concretos con el objetivo de efectuar comparaciones que llevan a una conclusión por semejanza.
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Según la actividad de los alumnos:
Métodos pasivos: el peso del proceso de enseñanza recae en el profesor.
Métodos activos: el peso del proceso de enseñanza recae en los alumnos y, por tanto, son eminentemente participativos.
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En cuanto al trabajo del alumno:
Trabajo individual: las tareas asignadas han de ser resueltas por los alumnos de forma aislada.
Trabajo colectivo: las tareas asignadas han de ser resueltas en grupo por los alumnos.
Trabajo mixto: se simultanea el trabajo individual con el trabajo colectivo.
Existe una gran variedad de métodos pedagógicos con distintas potencialidades y normalmente es recomendable usar una combinación de varios simultáneamente. Es habitual que en las instituciones docentes existan disputas entre profesores que defienden unos métodos, en contraposición a otros. En estas situaciones es conveniente evitar las posiciones excesivamente dogmáticas e intentar que impere la camaradería suficiente como para favorecer un clima en el que unos profesores aprendan de otros y viceversa.
A continuación vamos a exponer los métodos pedagógicos más relevantes.
LECCIÓN MAGISTRAL.
Sin duda, es el método más utilizado en la Universidad y en las conferencias. En este método, el profesor es ante todo un transmisor de los conocimientos que los alumnos reciben, en primer lugar, en clase y, en segundo lugar, a través de los materiales docentes seleccionados (libros y apuntes, básicamente).
Los alumnos adoptan una actitud pasiva ya que no se espera de ellos que intervengan en clase sino que capten todo lo que el profesor transmite. El profesor habla y los alumnos escuchan. Se espera que los alumnos que tomen nota de todo lo que el profesor expone. Así, posteriormente, la temática expuesta podrá ser memorizada.
La actitud del profesor suele ser paternalista y autoritaria.
Las clases se estructuran en tres partes: presentación o introducción, exposición del tema y conclusiones.
La primera parte, de introducción o presentación, suele comenzar con un breve resumen sobre las sesiones anteriores para poder así relacionarlas con la sesión del día. También se utiliza para que los alumnos planteen dudas o cuestiones relacionadas con temas anteriores. Además, no hay que olvidar que en los primeros minutos de la sesión es conveniente no iniciar la exposición del tema del día porque es posible que aún haya alumnos entrando en el aula o desconectando de la asignatura anterior o del fin de semana. Esta primera parte se acaba enunciando el tema de la sesión y el esquema que se seguirá.
La segunda parte o fase central se dedica a explicar el tema de la sesión.
La tercera parte, o fase final, trata de hacer un resumen o síntesis sobre todo lo que se ha expuesto. También es conveniente facilitar una relación de la bibliografía que se recomienda a los alumnos para estudiar o ampliar más el tema. Al final, se suele anunciar el tema que se desarrollará en la sesión siguiente.
A lo largo de la sesión es importante que el profesor controle la posible fatiga de los alumnos. En caso en que se perciban síntomas de cansancio en los alumnos será conveniente evitar el discurso monótono e introducir algún elemento que contribuya a elevar el nivel de atención.
Objetivos.
Transmitir información del profesor a los alumnos. Hay materias en las esta información se transmite mejor oralmente que con una lectura de textos por parte de los alumnos. La lección magistral permite introducir a los alumnos en un tema ya que da una perspectiva general y al mismo tiempo una visión panorámica.
Otro objetivo de este método es clarificar temas de difícil asimilación por parte del alumno. Asimismo permite que el alumno aprenda aquellas materias que tienen una bibliografía insuficiente, inexistente o muy dispersa.
Aplicaciones.
Es un método especialmente recomendado cuando se trata de transmitir información, esencialmente oral y que después ha de ser memorizada, a grupos numerosos de alumnos. Entre sus ventajas cabe resaltar que es un método flexible, en el sentido de que puede combinarse fácilmente con otros métodos, y que no precisa de medios complejos para implementarlo. Tiene el inconveniente de que fomenta la actitud pasiva de los alumnos y de que puede ser mal recibida por aquellos alumnos que esperan participar y “vivir” activamente la sesión.
TUTORÍA.
Este método tradicionalmente ha sido poco usado en nuestras universidades, a diferencia de las universidades inglesas donde tiene una gran tradición. No obstante, también se está utilizando con resultados muy positivos en instituciones académicas de todo el mundo.
La tutoría es “una reunión semanal del estudiante, solo o en pequeños grupos, de aproximadamente una hora de duración, con el profesor que le ha sido asignado”. En cada caso puede variar tanto la periodicidad de la reunión como la duración de la misma. El tamaño de los grupos suele limitares a un máximo de cuatro alumnos con el fin de favorecer el trato personalizado de los mismos.
Objetivos.
La tutoría pretende dar un trato personalizado al alumno con el fin de que pueda llevar a buen término su proyecto de aprendizaje, ya sea una tesina o un trabajo semejante.
Aplicaciones.
La tutoría puede utilizarse cuando los alumnos han de realizar una tesina o un trabajo similar guiados por el profesor que asume el papel de tutor.
SEMINARIO.
Este método consiste en un grupo, de unos cinco a quince alumnos, que estudian un tema y lo debaten conjuntamente. El profesor escoge los temas, aunque a veces la selección es hecha por los propios alumnos, y asigna tareas a cada uno de los componentes del grupo.
Para que el método funcione, todos los integrantes del grupo tienen que saber sacar el máximo provecho de las reuniones. Por tanto:
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Todos han de preparar adecuadamente la sesión.
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El profesor tiene que gestionar adecuadamente la sesión.
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Han de participar todos.
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Todas las opiniones son respetables, aunque puedan ser discutidas.
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Han de escucharse los unos a los otros.
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Alguien tiene que tomar nota de todo lo que se va tratando.
Objetivos.
El seminario pretende que un grupo reducido de alumnos supervisados por un profesor investigue algún tema y lo discutan entre ellos. Se trata de formar a los alumnos como investigadores.
Aplicaciones.
Es un método muy utilizado en programas de doctorado. También se aplica cuando interesa relacionar la investigación con la docencia.
ENSEÑANZA A DISTANCIA.
Este método se caracteriza por el hecho de que el alumno sigue el curso alejado del centro docente. En su forma más tradicional, en este método el alumno recibe por correspondencia unos materiales que ha de estudiar. A medida que los va estudiando ha de ir resolviendo preguntas o ejercicios de autoevaluación que la permiten comprobar si va asimilando todo lo que ha leído.
Dado que el alumno estudia individualmente los materiales docentes es muy importante que éstos estén correctamente elaborados. Cada palabra y cada frase debe ser cuidadosamente analizada por el profesor con el fin de que el alumno tenga las menores dificultades posibles. El nivel del tema ha de ir aumentando lenta y progresivamente.
En este tipo de educación, al principio, el alumno contactaba con el profesor a través de la correspondencia. Posteriormente se empezó a utilizar el teléfono y
actualmente el contacto se realiza a través del ordenador con la ayuda de programas de correo electrónico. También se ha empezado a utilizar el vídeo, la videoconferencia y las emisiones vía satélite en programas de educación a distancia.
Los materiales docentes han pasado del soporte exclusivo en papel a complementarse con medios audiovisuales como vídeos, casettes o diskettes informáticos. Algunas instituciones ya disponen de la tecnología suficiente para que los alumnos interactúen entre sí a distancia, a través de ordenadores y /o vídeos, con programas de correo electrónico o con la tecnología RDSI (Red Digital de Servicios Integrados) que permite integrar ordenador, vídeo y teléfono.
El alumno regula su propio ritmo de trabajo ya que es él quién decide cuándo empieza y cuándo acaba la sesión de estudio de los materiales docentes. Por este motivo, se requiere una cierta madurez y capacidad de trabajo para que el método sea efectivo.
Objetivos.
Se trata de formar a alumnos que por causa de distancia geográfica, o por algún otro motivo, no pueden desplazarse para recibir la formación en presencia.
Aplicaciones.
Este método puede ser indicado para la formación de adultos cuando no es posible la formación en presencia por la distancia geográfica o por no poderse adaptar al horario.
Por otro lado, vale la pena añadir que este método es uno de los que va a experimentar un mayor desarrollo en los próximos años a medida que se vayan perfeccionando y abaratando medios tales como la videoconferencia, el correo electrónico, la enseñanza asistida por ordenador, etc.
No es aventurado afirmar que el profesor va a aumentar su papel como tutor y facilitador de programas de formación en los que el alumno estará la mayor parte del tiempo delante del ordenador y del vídeo, en lugar de estar en el aula. En este sentido, las universidades, escuelas y centros de formación verán aumentados los espacios dedicados a la grabación y emisión de programas audiovisuales. Por tanto, se parecerán más a unos estudios de televisión y los profesores tendrán que potenciar sus habilidades pedagógicas relacionadas con el vídeo, la informática y la enseñanza a distancia.
EJERCICIO.
El ejercicio es un complemento de la teoría y a veces se tarta, aunque no siempre, de un problema numérico de solución única o de un mini - caso con múltiples soluciones. En la mayor parte de sesiones prácticas se utilizan ejercicios para que el alumno comprenda mejor lo que se ha expuesto en las sesiones teóricas.
Una modalidad de ejercicio es la denominada “bandeja de entrada” que consiste en una serie de documentos o pequeños temas de reflexión que se van pasando a los alumnos para que tomen decisiones prácticas al respecto en plazos muy breves de tiempo. Este método es usado cuando se quiere entrenar a los alumnos en la toma rápida de decisiones.
Objetivos.
Tratan de conseguir que el alumno comprenda la teoría y que aprenda el “saber - hacer” relacionada con la misma.
Aplicaciones.
Es un método muy utilizado en la asignaturas de tipo técnico ya que facilita el trasvase de la teoría a la práctica.
Es frecuente que al finalizar una sesión se propongan ejercicios para que los alumnos los preparen antes de la sesión siguiente. Estos ejercicios pueden resolverse en clase con posterioridad.
En algunos casos el profesor puede solicitarlos a los alumnos para comprobar el seguimiento del programa o incluso para evaluar de forma continuada. La devolución debe hacerse tan pronto como sea posible ya que en caso contrario se causa una impresión de dejadez ante los alumnos y se dificulta la corrección sobre la marcha de los errores. Al devolver los ejercicios a los alumnos conviene anotar las impresiones obtenidas por el profesor para ayudar al alumno en el proceso de aprendizaje. Se recomienda iniciar y finalizar los comentarios con mensajes positivos.
CASO.
El método del caso es uno de los métodos clásicos utilizados en la enseñanza de administración de empresas, medicina y derecho.
En este método se facilita al alumno un informe en el que se describe una situación vivida por una empresa real. En el caso se suele aportar información sobre la historia de una empresa, sector, productos, trayectoria, etc.
Hay distintos tipos de casos utilizables en la enseñanza empresarial:
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Caso prototipo: el alumno ha de resolver un problema concreto o incidente.
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Caso estimación: se persigue que el alumno proponga aquellas modificaciones que considere oportunas a las prácticas descritas o las soluciones presentadas.
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Caso ciego: el fenómeno descrito no queda perfectamente determinado de modo que el alumno tendrá que identificarlo para proponer la solución.
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Caso iceberg: aporta información insuficiente, por lo que el alumno debe precisar la información que necesita para su solución y los medios que utilizaría para alcanzarla.
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Caso serie: los distintos problemas de cada caso están interrelacionados, de modo que las diferentes soluciones son interdependientes.
El papel del profesor es sobre todo el de facilitador para conseguir que los alumnos reflexionen e interaccionen a lo largo de la discusión. El profesor ha de escuchar atentamente todo lo que van diciendo los alumnos a fin de poder analizar cuidadosamente todo lo que ocurre en clase. El profesor ha de conseguir integrar al grupo y que todos los alumnos participen evitando los que monopolizan el tiempo de discusión y los que por timidez no dicen nada. Ha de fomentar que los alumnos se escuchen los unos a los otros.
El profesor, como moderador del debate, ha de ir conduciendo el grupo pero dejando que sean los propios alumnos los que resuelvan la situación planteada en el caso.
Además, el profesor ha de conseguir estimular suficientemente a los alumnos para que setos preparen adecuadamente los casos. En caso contrario, el método podría fracasar ante la falta de participación de una parte de los alumnos.
Objetivos.
Se trata de formar y perfeccionar a los alumnos en lo que se refiere a la capacidad de identificación de problemas, de análisis y de síntesis de situaciones, y de búsqueda de posibles alternativas. También se pretende fomentar las habilidades de toma de decisiones, de racionar la teoría con la práctica, de comunicación y de trabajo en grupo.
Aplicaciones.
El método del caso, que se usa en la mayoría de instituciones académicas de todo el mundo, está indicado especialmente para la formación de adultos en temas en los que no hay verdades absolutas y en los que una buena parte del aprendizaje se produce a través de la participación activa del alumno y de la interacción del propio grupo. Está especialmente indicado en los programas de post - grado.
El éxito del método exige que los alumnos participen activamente y que el tamaño del grupo no sea ni demasiado pequeño ni excesivamente grande.
JUEGO DE EMPRESA.
El juego de empresa consiste en un ejercicio de toma de decisiones secuenciales estructurado alrededor de un modelo de una actividad empresarial en el que los participantes gestionan esa actividad. Se trata de entrenar a los alumnos a poner en práctica los conocimientos que han adquirido en situaciones que emulan la realidad. En definitiva, se pretende que se “aprenda haciendo”.
Normalmente, los alumnos, en grupos de trabajo, compiten entre sí de manera que al final puede haber ganadores y perdedores. La utilización de ordenadores y las metodologías de simulación han hecho que la utilización de este método aumente día a día.
Es conveniente que la complejidad del juego no sea excesiva porque o bien se puede obligar al alumno a invertir una gran cantidad de tiempo en el estudio de la normativa del juego o bien se corre el riesgo de que los alumnos jueguen sin conocerlo suficientemente.
Objetivos.
Uno de los principales objetivos es conseguir que los alumnos integren conocimientos adquiridos en asignaturas diversas. Asimismo, es un método que facilita el desarrollo de actividades tales como el trabajo en grupo, predicción, planificación, etc.
Aplicaciones.
Este método suele usarse al final de un ciclo en el que se han desarrollado varias asignaturas que precisan ser interrelacionadas.
Una de las prevenciones a tener en cuenta es que no se debe jugar por jugar. Precisamente, una de las ventajas de los juegos de empresa es que los alumnos se divierten, pero si solo se trata de un juego, sin aportación de valor añadido puede ser una pérdida de tiempo. Si se selecciona un determinado juego es para maximizar la productividad de la sesión en relación con los objetos pedagógicos.
JUEGO DE ROLES.
Este método consiste en que los alumnos simulen personajes definidos con antelación. De esta forma, pueden observar desde perspectivas distintas los comportamientos de cada actor según el papel que desempeña.
Para que el método funcione es preciso que haya suficiente confianza entre los alumnos y que los papeles estén correctamente definidos.
Durante el juego, el profesor ha de asumir el rol de facilitador sin intervenir, ya que puede condicionar y distorsionar las acciones de los alumnos. Las únicas intervenciones del profesor pueden estar relacionadas con el suministro de información adicional en caso de que haya dudas sobre el papel de alguno de los alumnos que está actuando.
Objetivos.
El juego de roles se utiliza para conseguir que los alumnos comprendan el comportamiento de personas que tienen intereses diversos. También ayuda a cada alumno a conocerse mejor a sí mismo y al grupo.
PHILLIPS 66.
El proceso de este método se inicia con el planteamiento de un problema por parte del profesor. Inmediatamente los alumnos se dividen en subgrupos, normalmente de seis personas cada uno, para plantear posibles soluciones o ideas. Es habitual que cada componente del grupo exponga su opinión durante un minuto. Precisamente, la denominación de 66, o de 6/6, que tiene este método está relacionada con el hecho de que los alumnos se dividen en grupos de seis e intervienen todos ellos por espacio de seis minutos. Inmediatamente después, cada grupo elige un portavoz para presentar las ideas del subgrupo a todos los demás alumnos. A continuación, se discuten las conclusiones presentadas.
El paso siguiente es que cada subgrupo elige un representante que se reunirá con los representantes de los demás grupos para intentar alcanzar una propuesta consensuada entre todos ellos. Posteriormente, cada representante expondrá a su subgrupo la propuesta alcanzada.
Objetivos.
Se trata de conseguir que todos los alumnos participen dando su opinión sobre el problema planteado.
Aplicaciones.
Se aplica cuando interesa obtener muchas opiniones sobre todos los alumnos en un espacio de tiempo corto. El principal inconveniente es que no es aplicable cuando se pretende que los temas se profundicen al máximo.
TORMENTA DE IDEAS.
Este método es una técnica de discusión en grupo. Se reúne a un grupo de personas para que propongan ideas que permitan solucionar un determinado problema. Para que las intervenciones sean lo más espontáneas y creativas posible es preciso que se respeten todas las intervenciones.
Objetivos.
Se pretenden conseguir ideas creativas para resolver problemas o situaciones determinadas.
6. MEDIOS PEDAGÓGICOS
Los medios pedagógicos son indispensables para poder desarrollar la metodología seleccionada, y han de tenerse en cuenta al diseñar el programa.
En los últimos años ha aparecido una explosión de medios cada vez mas sofisticados para llevar a cabo las acciones de formación de maestros y educadores. Seguidamente vamos a analizar desde los medios mas clásicos hasta los mas modernos, ya que para cada uno de ellos hay una serie de recomendaciones que potencian su efectividad.
LA PIZARRA:
Es el medio tradicional por excelencia. Sus principales ventajas son que su nivel tecnológico es reducido y, por tanto, es difícil que se estropee y, en cambio es de fácil utilización. Además es un medio barato. Suele ser muy grande por lo que puede permitir la visualización de una gran cantidad de datos, y a menos que haya alumnos muy alejados de la pizarra, se ve bien.
Es importante escribir con letra grande y clara, si es posible con dos o tres colores y ordenadamente. Otras consideraciones practicas que pueden ayudar al maestro a la hora de conectar en sus explicaciones son por ejemplo no hablar a la pizarra, borrar cuando ya se ha leído o escrito lo que había, etc.
Es bastante frecuente que el profesor utilice la pizarra de forma intuitiva, poco premeditada y, a veces desordenada e ilegible, lo que va en contra de la claridad de la exposición. Por ello es recomendable reflexionar antes de la sesión para tener una idea clara de cómo va a quedar la pizarra al final de la misma. D esta forma habrá mas coherencia entre lo que se escribe y los objetivos de la sesión.
LECTURA:
En ciertas asignaturas, la lectura es un complemento muy utilizado. La lectura consiste tanto en un documento, como en un articulo o en una nota técnica. Es importante que vaya enumerado y que se lea previamente antes de una sesión. Es preferible no leer durante la sesión a menos que sea muy breve.
Conviene explicar a los alumnos, cuando se les pode que lean, el por qué se ha seleccionado cada una de las lecturas. Las instrucciones de lectura es conveniente proporcionarlas por escrito para evitar confusiones.
TRANSPARENCIAS:
Las transparencias están inundando actualmente los congresos y las aulas: es decir, han entrado a formar parte del universo educativo. A pesar de ser una tecnología sencilla, requieren proyector, corriente eléctrica, pantalla o pizarra blanca.
A menudo los alumnos se quejan de que las transparencias no se ven bien. Antes de iniciar una sesión el profesor debe asegurarse de que las transparencias se visualizan correctamente desde todas las sillas del aula. Para evitar problemas y conseguir que las transparencias sean efectivas, tienen que tener letra grande, a ser posible a maquina, y con pocas líneas por transparencia. No es recomendable reproducir; lo que vale es lo que entiende el receptor y el emisor es responsable de lo que este entiende
Existen programas informáticos idóneos para la confección de transparencias. Es conveniente no utilizar muchas transparencias en poco tiempo ya que se debe dar tiempo para que los alumnos puedan leerlas y reflexionar sobre ellas. Por otro laso hay que evitar dar la sensación de que el profesor se esta limitando a leerlas; lo que debe hacerse es ir comentando lo que en ellas se lee.
Las transparencias tienen importantes ventajas que ayudan a la hora de llevar una clase, por ejemplo evitan la memorización de la clase por el profesor, evitan tener que escribir en la pizarra, son fáciles de utilizar, atraen la atención, etc.
Suele recomendarse el uso de un puntero para señalar aquellas partes de la transparencia que se esta comentando.
DIAPOSITIVAS:
Al igual que las transparencias, las diapositivas también requieren proyector, corriente eléctrica, pantalla, etc. Además, se precisan otros requisitos tales como:
-el profesor debe conocer bien el funcionamiento del proyector para poder resolver sobre la marcha las incidencias.
-la sala tiene que tener una adecuada luminosidad para que se vean las diapositivas
-comprobar la correcta ordenación de las diapositivas antes de empezar.
Su principal ventaja es que atraen la atención, pero presentan algunos inconvenientes, por ejemplo son caras, no permiten mucha flexibilidad en la exposición, y si se pasan muchas y con comentarios poco estimulantes provocan cansancio.
Las diapositivas se recomiendan cuando tiene que hacerse una presentación de alta calidad.
ORDENADOR:
Con su utilización se puede desarrollar la enseñanza asistida por ordenador (computer based training).Pero además el ordenador se puede utilizar tanto en la enseñanza por correspondencia como en la enseñanza en presencia, como un complemento de otros métodos pedagógicos.
Actualmente, es imprescindible su utilización en la mayor parte de programas de formación. Pero como a veces la tecnología puede fallar, el profesor debe estar preparado para poder desarrollar la sesión aunque no disponga de este medio.
El uso de ordenadores en el proceso de formación pretende ante todo aproximar la actividad docente a la realidad del mundo profesional, en el que los ordenadores ocupan un lugar importante y creciente.
VIDEO:
Es otro de los medios modernos. Para que su uso potencie la acción informativa se debe conocer bien su funcionamiento y usarlo en el momento apropiado.
Se puede usar para ver una película grabada anteriormente. Su uso creciente se basa en que una imagen vale mas que mil palabras . Pero para que su uso sea adecuado hay que recordar que aumenta la atención si no dura mas de 30 minutos, y que antes de usarlo se debe exponer lo que se pretende. Después de usarlo conviene dedicar el tiempo suficiente para comprobar que los objetivos de aprendizaje se han conseguido.
Por otro lado, en los últimos años se ha hablado mucho de videoconferencias ya que permiten que intervengan en una misma sesión personas que están en distintas ciudades, pero esta técnica resulta algo costosa.
En conclusión, los medios deben ser conocidos por los profesores. De todas formas, como aquellos pueden fallar se debe estar siempre preparado para poder impartir la sesión sin otro recurso que la voz. Además también se puede añadir que todo medio es un instrumento al servicio de los objetivos de aprendizaje a alcanzar, no un fin en sí mismo; y que las características de la materia, el numero de alumnos, así como el perfil de estos, condicionan la combinación de medios a utilizar.
7. EVALUACIÓN
La evaluación es la ultima etapa del ciclo de diseño y realización de una acción de formación antes de iniciarlo de nuevo. Consiste en la emisión de un juicio tras la recogida de información suficiente.
La evaluación tiene varias facetas. Por un lado, esta la evaluación de los alumnos. Pero además, también se ha de evaluar a los profesores y al proceso de formación, para comprobar tanto su efectividad como las posibilidades de mejora.
NECESIDAD DE EVALUAR
La evaluación es imprescindible para dictaminar sobre los resultados de cualquier programa de formación. De esta forma se obtiene información sobre los objetivos que se han alcanzado y sobre los efectos del proceso desarrollado. La evaluación del profesorado permite irlo perfeccionando. Al mismo tiempo, la evaluación de los alumnos es necesaria, tanto para poder establecer las calificaciones correspondientes como para medir el nivel de aprovechamiento.
Por lo que respecta a los alumnos, la evaluación resulta de un proceso de comparación entre las conductas que manifiestan en una circunstancia dada. El profesor valora los resultados logrados en relación con los que pretendía que se alcanzaran. La evaluación también es un elemento motivado el informador de los alumnos. Además, no podemos olvidar que la evaluación permite calificar y seleccionar a los alumnos, que son actos que tienen que ser realizados por el profesor. Otra finalidad de la evaluación y es medir la efectividad de los métodos y medios pedagógicos utilizados.
EVALUACIÓN DE LOS ALUMNOS
Con estas evaluaciones se puede conocer la efectividad de los alumnos, y también la del binomio alumnos-profesor. Sin lugar a dudas, cuando un porcentaje muy elevado de alumnos suspende una determinada asignatura es posible que exista algún tipo de problemas de relacionado con el profesor que ha impartido dicha materia.
Lo mismo podríamos afirmar en relación con institución. Si comparamos dos universidades, una en la que finalizan una determinada licenciatura el 70% de los alumnos que la iniciaron, y otra en que sólo la completan el 10% de los alumnos, es posible que en la segunda se produzca algún tipo de error grave. Esta situación puede estar relacionada con los criterios de selección de los alumnos que entran en la universidad, el número de alumnos por grupo, la motivación de los profesores, los métodos docentes, etc.
Las técnicas que se suelen utilizar para evaluar a los alumnos son el examen oral y escrito y los trabajos realizados. Complementariamente, en la medida en que los grupos de alumnos no sean excesivos se puede evaluar también a partir de la participación en clase.
Cada vez se utiliza más el sistema de evaluación continuada. Este sistema reduce el peso específico del examen final en beneficio de los exámenes parciales, de los trabajos y de la participación en clase. La evaluación continuada tiene como principal ventaja que tanto el profesor como los alumnos tienen más información sobre los resultados que se están alcanzando con el proceso formativo antes de llegar al final del mismo. De esta forma, ambas partes pueden tomar medidas correctivas en caso de que se produzcan desviaciones en relación a los resultados esperados.
EVALUACIÓN DEL PROFESOR COMO DOCENTE
La búsqueda de la calidad total está llegando a todos ámbitos de nuestra vida y, lógicamente, también afecta a la actividad docente. Esta búsqueda va pasa necesariamente por un control de calidad de enseñanza y una de los mecanismos imprescindibles es la evaluación de los profesores. Esta evaluación es muy sencilla de efectuar cuando se trata de obtener la opinión de los alumnos sobre el profesor. Al profesor le puede ser de gran utilidad que sus alumnos evalúen aspectos tales como los siguientes:
-claridad de exposición
-conexión entre teoría y práctica
-metodología utilizada
-conocimiento del tema
-nivel de aprovechamiento y utilidad de los conceptos introducidos
-utilidad y calidad de la documentación .
En los cuestionarios de evaluación es interesante combinar las preguntas cerradas, con las preguntas abiertas que amplían la calidad de los datos obtenidos. De todas formas, a menudo cuando los alumnos valoran positivamente a un profesor es más consecuencia de la simpatía que transmite esté que de su efectividad como formado. Por tanto, también conviene medir el nivel de consecución de los objetivos de la acción de formación desarrollar. Para ello, pueden estudiarse los exámenes, trabajos o ejercicios elaborados por los alumnos, si previamente se ha tenido la precaución de diseñarlos para comprobar el nivel de consecución de los objetivos del programa de formación.
EVALUACIÓN DEL PROGRAMA DE FORMACIÓN
Un programa de formación puede evaluarse desde varias perspectivas o niveles tal y como lo expresa el siguiente cuadro:
El primer nivel de evaluación, que es el que utilizan prácticamente todas las instituciones, es el que pretende obtener información sobre la reaccion de los alumnos durante y al finalizar un programa concreto de formación. En este nivel, la técnica más utilizada es la encuesta que contestan los alumnos, generalmente de forma anónima para conseguir la máxima confidencialidad en las respuestas. Esta encuesta suele tener cuestiones sobre el diseño del programa, el profesor, la metodología utilizada, la organización, la documentación facilitada, etc. este nivel de evaluación consigue información muy importante sobre el instructor. Con esta información se pueden introducir cambios en la acción formativa para que la próxima vez los alumnos queden más satisfechos.
Los aspectos negativos de este nivel es que no mide la eficacia de la acción formativa y por tanto es incompleta. Además es totalmente subjetiva.
El segundo nivel es el de aprendizaje de conocimientos. A partir de este nivele se considera la formación como una iniciativa que pretende asimilar el perfil de conocimientos y capacidades profesionales. La acción de formación tiene precisamente como principal objetivo cubrir la necesidad de formación consecuencia de las diferencias entre los perfiles del profesor-alumno. Este nivel trata de analizar hasta qué punto se han adquirido los conocimientos (saber) que se pretendían con la acción formativa. Para esta valoración de aprendizaje se suele utilizar los exámenes. Normalmente, estos exámenes tienen lugar de la formación. Sin embargo, también se hacen evaluaciones antes y después de la formación para evaluar la provisión que ha tenido el alumno (evaluación progresiva).
El tercer nivel va más allá de la valoración del SABER del ya que se concentra en las capacidades profesionales (SABER-HACER). En este caso se trata de analiza hasta qué punto los participantes en una acción de formación han aprendido a hacer algo que se requiere de acuerdo con el perfil del puesto de trabajo. En este nivel, el método de evaluación más usado es lo que se llama situación-prueba. Una de las ventajas de este nivel de valoración es que facilitan la transferencia de los conocimientos aprendidos a comportamientos en el puesto de trabajo. De esta forma se reduce el riesgo de lo que se aprende en un aula sea difícilmente aplicable en el trabajo.
El cuarto nivel consiste en analizar si lo aprendido gracias a una acción de formación se puede aplicar a la vida real, o si en un futuro se utilizarán en el puesto de trabajo.
El quinto nivel exige que antes de la acción de formación se definan los parámetros que sufrirán cambios como consecuencia de la formación. Estos parámetros están relacionados normalmente con la calidad o productividad del trabajo realizado por los alumnos. Al hacer esta evaluación se suele comparar el valor de estos indicadores antes de la formación con el valor alcanzado tras la formación y con el valor que se había marcado como objetivo antes de la acción formativa.
En resumen, la evaluación es una de las etapas de todo proceso formativo ya que permite controlar el nivel de calidad de cada programa, proporciona información para introducir las modificaciones oportunas para alcanzar los objetivos previstos, y mide el efecto generador en los alumnos.
8. BIBLIOGRAFÍA.
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AMAT, ORIOL (1996): Aprender a enseñar. Barcelona. Ediciones gestión 2000, S.A.
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DEBESSE, M. Y MIALARET, G. (1980): La función docente. Barcelona. Oikos - tau, S.A.
-
COLOM, A.J. (1997): Teorías e instituciones contemporáneas de la educación. Barcelona. Ariel.
-
VILLAR, L.M. (1982): La formación del profesorado. Madrid. Santillana.
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