Educación Social
Educación para la salud: Autoestima y salud
TEMA 10. AUTOESTIMA Y SALUD
IMPORTANCIA DE LA AUTOESTIMA.
Es la actitud positiva de la persona hacia sí misma. El sistema inmunitario de la vida psíquica. Asegura recursos y los potencia para hacer frente a los conflictos, enfermedades y desafíos de la vida. La ausencia de autoestima crea trastornos psicológicos de origen neurótico que dificultan el desarrollo de la vida personal, individual y social.
La autoestima es la gran ausente de nuestra estructura personal en muchos casos, según los psiquiatras. Se da una autoestima aparente, defensiva, sobrevalorada e incluso agresiva. Detrás de esta fachada no hay más que la ruina personal de una autoestima agonizante, de una ausencia de amor dela persona hacia sí misma, parece que existe amor en nuestras decisiones y conductas, pero muchas de esas conductas no son más que la defensa aparente de un profundo y doloroso desamor hacia uno mismo.
DESCRIPCIÓN DE AUTOESTIMA.
La autoestima es igual a los éxitos divididos por las pretensiones (Burns). No bastan éxitos importantes en todas las dimensiones de la vida para asegurar la autoestima si el denominador pretensiones es muy alto. Personas que, aparentemente lo tienen todo, se vivencian negativa y agresivamente porque esos éxitos se ven disminuidos al aumentar, perfeccionísticamente las pretensiones.
Los logros personales y sociales divididos por las expectativas familiares, comunitarias, culturales, religiosas, etc, conducen en caso de personas poco exitosas a una situación de gran sufrimiento por convivir con sus personas con una ausencia casi total de autoestima. Las pretensiones y expectativas, alentadas por una dimensión perfeccionista puede llevar a la neurosis.
Un ejemplo: es paradójico que una persona se autodesprecie a sí mismo hasta la muerte sólo por ser el segundo boxeador del mundo. Sus triunfos, objetivamente cuantiosos no le merecen estima porque no ha logrado ser el número uno. La verdad es que nuestra sociedad tan competitiva, con todas las tensiones que esto acarrea, nos exige unos logros que vivimos con un profundo sentimiento de inferioridad del cual compulsivamente tratamos de evadirnos y la consecuencia es una experiencia dolorosa de desestima.
El pensamiento a este respecto del psicólogo William James se resume en la famosa “ley de James”: (...) Mis deficiencias no me humillan en absoluto. En el ejemplo anterior, al boxeador no le parecerá nada interesante excepto batir a ese número uno y mientras no lo haga le parecerá que no existe, y verdaderamente no existe.
Nuestra autopercepción depende por completo de lo que nos proponemos ser y hacer.
Branden la define “como la experiencia de ser aptos para la vida y para las necesidades de la vida” La autoestima es la confianza en nuestra capacidad de pensar y afrontar los desafíos básicos de la vida y añadimos la dimensión afectiva. También se afianza en la percepción auténtica de nuestro derecho a ser felices, de ser dignos, de merecer, de tener derecho a afirmar nuestras necesidades, y a gozar de los frutos de nuestros esfuerzos y nuestras necesidades, y de tolerar la frustración.
Si aplicamos esta definición a cualquier drogadicción vemos que la experiencia de ser aptos para la vida se diluye en la incapacidad de afrontar con realismo y dignidad la vida. Creemos tener derecho a la felicidad, y, si no nos autoengañamos, estamos persuadidos de que el camino emprendido no conduce más que a la autodestrucción.
AUTOCONCEPTO.
Es la capacidad de responder quién soy yo, la conciencia de sí mismo. Identificarse y establecerse como sujeto actuando y como sujeto consciente que sume, evalúa, siente lo que hacemos, pesamos, decidimos, experimentamos, etc. Necesitamos de los otros y la intensa relación social para saber quiénes somos. Una vez que podamos responder a la pregunta quién soy yo, para tener y experimentar autoestima necesitamos saber, sin autoengaños, que nuestro autoconcepto es bueno y valioso.
La satisfacción del sujeto consigo mismo y con su funcionamiento conductual, conduce a una autoaprobación y que ayuda a energetizar nuestras conductas a la luz de autoconcepto hacia lo mejor de nosotros mismos.
Cuando, por el contrario, nos rechazamos, levantamos barreras defensivas: inculpando a otros, enfadándonos y dirigiendo nuestra agresividad hacia el entorno, evadiéndonos en todo tipo de huidas que nos confunden, deterioran y destruyen.
“Ama a tu prójimo como a ti mismo” nos indica una dirección para nuestras relaciones humanas y una actitud para con nosotros mismo.
Sin propia autoestima difícilmente nos abrimos a nuestra propia experiencia, no sabemos quiénes somos. La dificultad de ver en nosotros aspectos que no nos gustan, nos invita a cerrar los ojos a nuestra realidad.
James, categorizó dos aspectos del yo global: La experiencia pura (yo) y el contenido de la experiencia (mí). Ninguno puede existir sin el otro. Nosotros somos conocedor y conocido y eso forma nuestro yo global.
En el autoconcepto, este autor habla de un yo material: lo que poseo; un yo corporal; de un yo social: imagen que de mí tienen los demás, y un yo espiritual: mi mundo personal de valores. La autoestima pasa por un autoconcepto adecuado y valorado por todos estos yos. Valoramos sin sobrevalorar el yo material como expresión de nuestra presencia en la sociedad; cuidamos sin idolatrar el yo corporal como huella personal de la historia; apreciamos un yo social que nos pueda reforzar lo mejor de nosotros mismos y cultivamos un yo espiritual que nos da la verdadera talla de nuestra humanidad personal.
Cualquier experiencia evasiva de drogadicción destroza el yo material, enferma el yo corporal, deteriora el yo social y hace inhabitable el yo espiritual.
DIMENSIONES DE LA AUTOESTIMA.
La autoestima conlleva un sentimiento de eficacia personal (autoeficacia) y un sentido de mérito personal (autodignidad).
Autoeficacia significa confianza en el funcionamiento de mi mente, en mi capacidad de pensar, en mi capacidad, sobre todo de elegir, decidir mi vida, asumir y responsabilizarme de mi vida.
Autodignidad significa seguridad en mi valor personal, una actitud afirmativa hacia mi derecho a vivir y a ser feliz, aunque la realización de ese derecho pase por el dolor. Derecho a experimentar necesidades, satisfacerlas en diálogo con la realidad, o tolerar su parcial frustración.
La persona que experimenta estas dimensiones de la autoestima se siente, se intuye fundamentalmente competente ante los desafíos y capaz de conseguir la felicidad, equilibrando sus metas, búsquedas, con sus modestos pero reales logros.
EVASIONES Y ENCUENTRO CON LA DESESTIMA PROPIA.
El aprendizaje de vivir pasa por el aprendizaje de gozar y de sufrir. La huida y el temor al fracaso, al dolor, a la frustración, nos invita compulsivamente, a través de una manipulación de la sociedad, a evadirnos hacia paraísos artificiales. La evasión hacia la drogadicción, el alcoholismo, etc, nos promete evitar el dolor, nos asegura el gozo: pero nos engaña provocándonos a medio y largo plazo más dolor y menos gozo, y un enfrentamiento más conflictivo con una realidad dura en el entorno acarreadora de desestima propia.
Las dos grandes dimensiones que conllevan a la desestima son: la ausencia de amor hacia uno mismo por la vivencia de errores cometidos en nuestra existencia y la desestima que genera el sentimiento de culpabilidad.
MANEJO DE LOS ERRORES
Una de las fuentes más habituales de baja autoestima es la conciencia autoagresiva de los errores cometidos en nuestra vida. La autoestima no tiene en realidad nada que ver con perfección de las obras realizadas, de los éxitos obtenidos, sino con la aceptación incondicional de uno mismo como ser innatamente valioso, independientemente de los errores.
El tratamiento adecuado del error consiste en saber qué es y en reenmarcarlos aumentando el conocimiento consciente y trabajando el error pronto.
El error es algo que después de hecho desearía haber hecho de forma diferente o no haberlo realizado. Para manejar los errores de manera que no sean puentes desgastantes de autoestima, es reenmarcarlos: cambiar su interpretación:
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Los errores son un prerrequisito de cualquier proceso de aprendizaje. Aprender a vivir conlleva aproximarse cada vez más a la realidad de una manera satisfactoria mediante el feedback que proporcionan los errores.
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Los errores hay que considerarlos como información sobre lo válido, valioso y deseable en mí.
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Son también prerrequisitos de la espontaneidad, ser espontáneo conlleva errores que si sabemos escuchar nos reconducirán a una vida sana y auténtica.
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El error, es un dato de la vida; todos los humanos tenemos nuestra cuota de errores.
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Cuando elegimos una acción, tomamos la decisión que más probabilidades tiene de satisfacer nuestras necesidades. La educación ante el peligro de la droga no empieza en el momento de la primera decisión errónea, sino años antes, cuando educamos en relación con necesidades y elaboración de deseos, cuando asumimos valores del entorno que nos producirán satisfacción.
Cuando decidimos hacer algo, los beneficios potenciales parecen compensar las desventajas previsibles, pero el conocimiento consciente es limitado no podemos asegurar todo el camino.
La consciencia genera responsabilidad, es decir, la aceptación de las consecuencias de nuestros actos. Es cierto que no basta con conocer mejor para obrar mejor. Todos tenemos información sobre los efectos de la drogadicción, pero esta información no la transformamos en sentimientos que impulsen conductas saludables. Para evitar errores hay que informar racionalmente y formar emocionalmente.
Hay que intentar ampliar el conocimiento consciente, pues éste tiene límites: la ignorancia, la falta de alternativas, el olvido, etc.
Mejorar la consciencia es comprometernos con todo nuestro ser a predecir las consecuencias probables a corto y largo plazo de un acto. Para mejorarla podemos preguntarnos:
¿He experimentado antes esta situación?
¿Qué consecuencias se produjeron o pueden producirse?
Valen la pena las consecuencias?
¿Conozco alguna alternativa menos negativa?
En los errores crónicos, solemos aconsejar escribir detalladamente las consecuencias negativas del error y después determinar prioridades para conocer si en ella está la base de otras malas decisiones. La terapia empezará reorganizando prioridades tanto a nivel cognitivo como conativo y afectivo.
SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD GENERADO POR ADICCIONES O CONDUCTAS QUE AMENAZAN LA SALUD PERSONAL COMO DISMINUCIÓN ALARMANTE DE AUTOESTIMA.
La culpabilidad suele atacar no sólo la conducta evaluada, sino la autoestima a través de un sentimiento de minusvalía, de defensa.
Hay un sentimiento de culpabilidad sano que pone en cuestión la conducta evaluada respetando el potencial positivo de bondad de la persona, procede de la experiencia de una libertad responsable y genera deseos de edificar conductas sanas sin autoagredirse. El centro de gravedad se sitúa en el otro: atiende más lo que pasó al otro por mi decisión errónea que mi autoconcepto dañado. Esta culpabilidad acepta la gratuidad del perdón y genera conductas no tanto para evitar culpas sino para dinamizar amor.
Los derivados de la drogadicción o enseñados en el proceso de aprendizaje como castigo a conductas no queridas por el educador, suelen ser una autoagresión que se alimenta en círculo vicioso que se generaliza y contamina toda la persona. La evasión, del tipo que sea, disminuye la autoestima y la culpabilidad por evitar la realidad genera culpabilidad. Su retroflexión (se vuelve en contra del sujeto) rompe en mil pedazos la autoestima, y, compulsivamente, para evitar el espectáculo del autodestrozo, nos lleva a conductas evasivas que no harán más que acumentar la culpabilidad y el dolor.
A veces, no queremos asumir nuestra responsabilidad, declarándonos incapaces, así no nos exigimos los mínimos de convivencia social y de salud personal.
Cuando la culpabilidad es sana, la secuencia sería: reconocer el mal realista y responsablemente, reparar las heridas adecuadamente y minimizar el daño con verdaderos gestos compensatorios. Además de perdonarse a sí mismo, sintiéndose merecedor de felicidad.
Cuando es insana, tendré que preguntarme cómo se ha generado en mí, de acuerdo a qué normas; y si esas normas sociales las tenía yo asumidas, si eran válidas y valiosas. Tratar de comprender por qué actué así y aconsejarme como un buen amigo, con una actitud exigente a la vez que amorosa y benévola hacia mí mismo. Soy un hombre culpable pero valioso y capaz de ejercitar esa valía.
Proponemos un ejercicio práctico que nos libere de la culpabilidad insana, tomado del curso de Auto-concepto y Auto-estima del Instituto de Interacción y Dinámica Personal en Madrid.
Relájate
Recuerda alguna conducta que te haya acarreado sentimiento de culpabilidad
Pensar en la manera en que te culpabilizabas y las emociones sentidas
Imaginar que fue otro a quien quieres mucho el que cometió esa acción
Observa cómo le escuchas, le acoges y comprendes
Ayúdale a comprender si eran normas suyas las que le inducían a la culpa o de otros significativos.
Invítale a tratarse comprensivamente reflexionando sobre las circunstancias que le indujeron al acto.
Ayúdale a perdonarse sin agredirse
Invítale a aprender de su conducta
Hazle ver los beneficios que saca de la culpa
Traslada los sentimientos de ese amigo a ti mismo concediéndote permiso para ser feliz
Di adiós al pasado y determínate a amarte y a amar.
PENSAMIENTOS BÁSICOS.
Ejercicios de visualización en los que nos vemos bien con una actitud positiva.
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Soy básicamente bueno
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Soy mayor que mis errores
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Mis errores manejados me pueden ayudar a crecer
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Tengo necesidades legítimas
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Soy responsable de mi vida
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Elijo comprenderme y quererme
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Etc.
La visualización es una técnica de creatividad imaginativa de escenas y secuencias positivas realizadas con un buen nivel de relajación. Viéndonos en positivo podemos incrementar nuestra autoestima y cambiar la forma de relacionarnos con nosotros mismos y los demás. Es eficaz porque no experimentamos la realidad directamente, sino a través de nuestra interpretación. Mente y cuerpo reaccionan de modo muy similar en las experiencias imaginarias y en la reales. En la visualización reprogramamos la interpretación cognitiva y emocional de nuestras conductas en un sentido positivamente constructivo de nuestra persona sana.
VISUALIZACIÓN EFECTIVA PARA LA AUTOESTIMA.
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Imagínate a ti mismo
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Visualiza tu conducta observable
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¿Qué significa para mi la autoestima como conducta? ¿Qué estaría haciendo si no la tuviese?
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Siéntete poseedor de autoestima y observa las conductas corporales, mentales y afectivas que se desprenden
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Imagínate luchando por conseguir metas que te hagan feliz en tu vida real
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Imagínate agradándote a ti mismo y a los demás
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Date permiso para estar bien en este momento respirando con paz tu propia estima.
INDICIOS NEGATIVOS QUE INDICAN UNA AUTOESTIMA DEFICIENTE.
Síntomas:
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Autocrítica rigorista y desmesurada
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Hipersensibilidad a la crítica, echa la culpa de los fracasos a los demás o a la situación, resentimiento.
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Indecisión crónica por miedo exagerado a equivocarse
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Deseo excesivo de complacer por miedo a desagradar y perder la benevolencia o buena opinión del que pide.
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Perfeccionamiento, autoexigencia esclavizadora que conduce a un desmoronamiento interior cuando las cosas no salen como desea.
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Culpabilidad neurótica, exagera la magnitud de los errores y los lamenta indefinidamente
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Hostilidad flotante, siempre a punto de estallar aún por pequeñas cosas.
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Tendencias depresivas, negativismo generalizado e inapetencia del gozo de vivir y de la vida misma.
INDICIOS POSITIVOS QUE INDICAN UNA AUTOESTIMA SUFICIENTE.
La persona:
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Cree firmemente en ciertos valores y principios y los defiende pero está dispuesta a modificarlos si nuevas experiencias le indican que estaba equivocada.
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Obra según crea más acertado, confiando en su propio juicio
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No se preocupa demasiado por lo ocurrido en el pasado, ni por lo que está por pasar.
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Confía en su capacidad para resolver sus propios problemas
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Se considera y se siente igual, como persona, que cualquier otra y reconoce diferencias en talentos específicos, prestigio profesional o posición económica.
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Se supone interesante y valiosa para otros.
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No se deja manipular aunque está dispuesta a colaborar
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Reconoce y acepta en sí misma sentimientos y pulsiones positivas y negativas y está dispuesta, si merece la pena, a compartirlas con otros.
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Disfruta de diversas actividades.
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Es sensible a las necesidades de los demás, respeta las normas y sable que no tiene derecho a medrar o divertirse a costa de los demás.
COMO MEJORAR LA AUTOESTIMA.
La autoestima depende de mi interpretación personal de la realidad. De mi capacidad de aceptar amor, amarme y amar lúcida y auténticamente.
Vivir responsablemente con mi propia experiencia como fuente de información sobre mí mismo, sabiendo mis posibilidades, límites y recursos.
Observar las experiencias que me rodean, que sean sanas y constructivas y poner límites a las que me manipulan.
No jugar a la competitividad, saberme amar en la realidad de mi vida.
Liberación de todo aquello que me resta autoestima
Fomentar el pensamiento positivo. Visualización de conductas positivas que en la práctica me resultan difíciles o inasequibles.
Tener en cuenta los beneficios secundarios de la desestima, a pesar de ser nociva, puede ofrecer beneficios como sentirse necesitado de ayuda, pasivo, etc.
Aprender a no tener lo que se quiere. Vivir el aquí y el ahora con agradecida sorpresa por el gozo que proporcionan las pequeñas cosas.
Escuchar los feedback positivos de los demás para quedarnos con una adecuada imagen de nosotros mismos, sin acentuar sólo los negativos.
Arriesgarse a ser uno mismo y feliz, aunque en ciertas circunstancias la felicidad pase por el dolor y la soledad.
Educación para la Salud
Tema 10. Autoestima y Salud.
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Enviado por: | Beatriz |
Idioma: | castellano |
País: | España |