Ecología y Medio Ambiente
Ecología urbana
Ecología urbana
1.INTRODUCCIÓN
¿Qué es una ciudad?
Aunque el título de nuestro trabajo sea “El ecosistema urbano”,hay opiniones encontradas sobre si la ciudad es o no un ecosistema ;este término es el mas utilizado y aceptado hoy ,pero, por ejemplo ,en 1977 los científicos del proyecto MAB apoyaron la utilización del término “sistema urbano” ,pues consideraban incorrecta la aplicación del concepto ecosistema a un espacio creado por el hombre, y mantenían que solo ciertas zonas del espacio urbano ,como espacios abiertos cubiertos de vegetación ,tenían características propias de un ecosistema.
¿Es entonces la ciudad un ecosistema? nosotras pensamos que si .Cierto es que es una sustitución de los espacios naturales por un medio supuestamente mas favorable para el hombre ,en la que este es la especie dominante .Pero por mucho que el aspecto de la ciudad, asfaltada, abarrotada de edificios y de gente, difiera mucho de los espacios no alterados , no hay que olvidar que el hombre no es mas que un ser de la naturaleza, con un increíble poder de transformación del medio en que vive. Y este medio que ha transformado y organizado para permitir su supervivencia, es a su vez un complejo sistema en el conviven multitud de especies, vegetales o animales; nativas , introducidas, cultivadas o naturalizadas; que se interrelacionan entre ellas y con el hombre ,creando lo que parece lógico llamar un ecosistema.
Es desde luego un ecosistema con unas características especiales y muy distintas de su medio rural, ya que la actividad urbana altera factores tan importantes como el clima, el ciclo biológico, ect...Para establecer estas características hay que tener en
cuenta los siguientes parámetros:
1.Utilización y consumo de energía secundaria a gran escala.
2.Importación y canalización de agua.
3.Acumulación y aislamiento de materiales procedentes de la construcción, así
como alteraciones de la topografía provocadas por movimientos de tierras a gran
escala y por obras.
4.Los factores antes mencionados y el gran número de núcleos de condensación
en el aire , debidos al alto grado de contaminación ambiental , provocan un
cambio en el equilibrio térmico, que se materializa en forma de isla térmica urba-
na y en el efecto invernadero.
5.Preponderancia de la actividad consumidora del hombre; pequeña producción
primaria; empobrecimiento en las poblaciones de organismos detritívoros.
6.Incremento de las importaciones y exportaciones; acumulación de grandes
cantidades de basura generadas por el hombre.
7.Aumento de la contaminación aérea, acuática y terrestre.
8.Espacio estructurado muy heterogéneamente.
9.Marcando descenso de las especies autóctonas de vegetales y animales.
10.Aumento de especies adaptadas, fundamentalmente de zonas más
meridionales.
Para los hombres,las ciudades representan los centros de vida cultural, así como del poder político, social y económico; puntos de intersección de comunicaciones y cuyas actividades principales son industriales y de servicios, siendo prácticamente inexistente la actividad agrícola.
1.2 Historia y evolución
Hace aproximadamente 12.000 años, algunos hombres, cansados de recorrer kilómetros en busca de sustento y refugio , se convirtieron en sedentarios. Para sobrevivir , idearon un revolucionario método de conseguir alimentos: la agricultura y la ganadería. Es aquí, en los primeros asentamientos urbanos, donde empiezan las primeras transformaciones importantes del medio natural por parte del hombre .
Para conseguir terrenos cultivables y de pastos, se talaron bosques, se drenaron las tierras que eran demasiado húmedas y se nivelaron los terrenos, eliminando las piedras. Posteriormente se introdujo el uso de fertilizantes y del arado. Se seleccionaron plantas cultivables y se domesticaron ciertos animales por medio de una selección artificial más adaptada a las necesidades del hombre; se exterminaron ciertas plantas y animales por ser plagas, depredadores o malas hierbas. Así como se introdujeron ,de forma consciente o accidental, especies vegetales o animales no autóctonas.
En el mundo antiguo las ciudades tenían gran importancia, y tenían todos o casi todos los atributos que hoy podemos darle a una ciudad, alcantarillado, red de distribución de agua, calzada, grandes edificios y densidad de población, suburbios, zonas de recreo, monumentos, palacios... (con su respectiva e importante transformación del medio) Solo hay que fijarse en las grandes y legendarias ciudades, como Roma ,Atenas, Cartago, Constantinopla...muchas de las cuales, tras siglos de guerras, decadencias y resurgimientos, aun siguen en pie. Sin embargo, estas ciudades llegaron a tener como mucho 700.000habitantes, lo cual se queda en nada frente a los 10 millones que tiene, por ejemplo, Londres en la actualidad.
En la edad media, las ciudades tenían una elevada densidad de población y edificaciones. Aunque poco a poco la actividad agrícola se traslada fuera de la ciudad, en el siglo XIX , la sexta parte de una ciudad como París se dedicaba a la actividad agrícola. Hasta la edad moderna los animales domésticos vivían en las casas, y la falta de higiene hacía que continuamente se declarasen epidemias, las ciudades no eran el mejor sitio para vivir.
Pero el crecimiento mas espectacular, rápido y brutal para el medio, llegó con la revolución industrial y el inicio de la edad contemporánea. Hasta 22 millones de personas pueblan ciudades como Tokio. Las ciudades se extendieron sustancialmente sin la presencia de zonas verdes, lo que las convirtió en monstruos. El automóvil sustituyó al caballo y la presencia de animales se redujo a algunos domésticos y a animales de compañía. Comodidades como el automóvil, la calefacción, la industria...hacen que la contaminación aumente, y no es hasta hace poco que los ciudadanos toman conciencia de este problema.
Hoy en día se habla mucho de las ciudades sostenibles, mas acordes y respetuosas con la naturaleza, pero hoy por hoy no son más que palabras; quizá en las ciudades del futuro sea un hecho.
2. FACTORES ABIÓTICOS
2.1 Clima
Las condiciones climatológicas se han alterado tanto como consecuencia de la presencia del característico paisaje urbano, que es posible hablar de un "clima urbano". El concepto de "climatología urbana" es mas viejo que los correspondientes a otras ramas de la ecología, tales como "botánica urbana" o "entomología urbana". La naturaleza del clima de la ciudad se puede resumir con el concepto de "isla térmica urbana".
Siempre que observemos datos climatológicos de una ciudad , hay que tener en cuenta que estos dependen fundamentalmente del tamaño del asentamiento y de su topografía. Muchos de los estudios realizados al respecto hacen referencia a ciudades cuyo clima está poco influenciado por las condiciones topográficas. Es necesario juzgar críticamente estos factores, ya que sólo se podrían considerar fiables si se tienen en cuenta condiciones más variadas y se comparan el campo y la ciudad.
-Pluviosidad y humedad :
El grado de humedad en las ciudades es menor que en su entorno rural por la disminución de la evapotranspiración en estas. Sin embargo, se producen también por las noches en épocas de buen tiempo, y en invierno cuando consecuencia del sobrecalentamiento, aumenta la condensación. En aquellas zonas donde existe una alta concentración de edificaciones o de plantas industriales es donde, como consecuencia de la disminución del viento, se alcanzan los valores de pluviosidad más altos y frecuentes.
La formación de nubes se produce por la presencia de núcleos de contaminación y el estancamiento del calor en estas zonas relativamente cálidas, lo que puede cambiar totalmente la economía acuífera de las regiones cercanas a la ciudad.
-Viento :
La construcción de tipo vertical en las ciudades, que aumenta las desigualdades del terreno, hace disminuir la velocidad del viento a nivel del suelo. Esta menor velocidad del viento se correlaciona positivamente con la altura de los edificios. Sin embargo, esto depende en gran medida de si los edificios bloquean las corrientes de aire o, por el contrario, provocan un efecto de cañón reforzándolas.
A veces se da el caso paradógico que a pesar de que los vientos predominantes fuera de la ciudad son suaves, las turbulencias térmicas en ella pueden generar grandes corrientes de aire. Este mismo fenómeno se puede dar por las noches cuando el calor desprendido por los edificios hace aumentar las turbulencias.
Los gradientes de temperatura entre las zonas urbanizadas y las zonas verdes o las masa de agua, mejoran las relaciones de intercambio entre ellas. En este sentido, los ríos pueden actuar como pasillos de aire frío.
2.2 Balance hídrico
El balance hídrico está determinado por las condiciones climáticas de la zona, la topografía, el grado de urbanización y el aporte de recursos acuíferos para uso doméstico e industrial.
En las grandes ciudades europeas, en general, el consumo de agua es de aproximadamente 61 millones de m^3 anuales, procedente toda ella de sus alrededores. Los recursos acuíferos suelen ser el resultado de la precipitación anual sobre la región, menos las pérdidas por transpiración (50%). Las aguas residuales se vierten al río que cruza la ciudad.
Las aguas subterráneas son otra importante fuente de suministro. En varias ciudades de Alemania, debido a su alto nivel de contaminación en sus ríos y lagos, ha sido necesario recurrir a las reservas de aguas subterráneas para asegurar el suministro y como consecuencia, estas se han reducido drásticamente en varios metros, sobre todo en zonas próximas a los manantiales.
Debido a la urbanización excesiva, en las ciudades se llega a perder hasta el 90% del agua procedente de la lluvia.
2.3 La Contaminación :
-Contaminación del aire:
A continuación, se van a tratar algunos aspectos de este tema, ya que existe una amplia documentación.
Según un estudio realizado en el aire del área de la ciudad de Colonia, de los más de 100 componentes químicos identificados, aproximadamente 20 o 30 tienen una importancia ecológica esencial, distinguiéndose entre contaminantes aéreos de tipo gaseoso y los formados por partículas sólidas. Dentro del primer grupo están: anhídrido sulfuroso, ozono, monóxido de carbono, vapores nitrosos, flúor, cloro gaseoso y ácido clorhídrico, hidrocarburos y amonio. Los dos primeros (SO2 y O3 ) son los componentes principales de los dos tipos más importantes de “smog”. El anhídrido sulfuroso es el principal componente del llamado “smog de Londres”, que aparece prioritariamente en los períodos cálidos de invierno. El ozono y el nitrato de peroxiacetil (PAN) son los componentes más importantes del “smog de Los Angeles” o “smog” fotoquímico, aparece en los meses de verano como consecuencia de la insolación intensiva y de la fuerte generación de NO2 procedente, por ejemplo, de los humos de escape de los coches. Los agentes polucionales formados por partículas sólidas, se dividen en partículas sedimentarias y partículas en suspensión. Estas últimas afectan al sistema respiratorio humano y animal. Los efectos tóxicos de los distintos tipos de partículas se deben a la presencia de sustancias como plomo, cadmio, zinc, cobre y flúor.
El alto nivel de contaminación ambiental se produce por la gran concentración industrial, de tráfico y de asentamientos humanos. Las industrias y las centrales eléctricas, que consumen grandes cantidades de combustibles fósiles, son las responsables del 70% al 90% de la contaminación, correspondiendo el resto a los combustibles de uso doméstico. Por otra parte , la gran densidad de tráfico existente en las ciudades es el responsable de la contaminación por monóxido de carbono, plomo y , en parte, por vapores nitrosos. La contaminación por partículas sólidas procede especialmente de las plantas de incineración de basuras, fábricas de cemento e industrias metalúrgicas.
En algunas ciudades se ha conseguido disminuir los niveles de contaminación ambiental por SO2 de unos años a esta parte debido, en parte, a la utilización de combustibles con un menor contenido de azufre. Sin embargo, diversos análisis han demostrado también que un considerable porcentaje de la contaminación generada en éstas, se ha ido desplazando hacia las zonas rurales que las rodean. Así, esta mayor calidad ambiental conseguida en las ciudades por medio de normativas más estrictas al respecto, como por ejemplo la concerniente a la construcción de chimeneas más altas, se ha realizado en detrimento de las regiones colindantes que han visto aumentar sus niveles de contaminación en los últimos años.
En diversas ciudades (por ejemplo, Berlín, Frankfurt, Londres y Los Angeles) se realizan medidas periódicas de la calidad del aire para controlar los niveles de los principales contaminantes, especialmente de los SO2. Debido al constante aumento de la contaminación, algunos países han regulado recientemente sus niveles máximos admisibles.
-Contaminación del agua:
Como consecuencia de la gran concentración de SO2 en la atmósfera, la lluvia caída en las ciudades es muy ácida, pudiendo alcanzar un pH menor de 3. Esto, a su vez, hace aumentar la acidez de los suelos y las masa de agua de sus alrededores, mientras que en los centros urbanos este efecto se amortigua por la eutrofización. Además, el agua de lluvia puede llevar grandes concentraciones de metales pesados.
Las industrias y las viviendas son los principales contaminantes de mares, lagos, ríos y aguas subterráneas. En cuanto a la contaminación industrial, depende, lógicamente del tipo de industria; las más contaminantes son las químicas, metalúrgicas y papeleras. En los ríos se pueden encontrar hasta 1 millón de sustancias nocivas procedentes de los vertidos industriales. Los residuos domésticos contienen un gran porcentaje de componentes fosfatados y nitrogenados que contribuyen considerablemente a la eutrofización de las aguas. En los países industrializados se calcula una cantidad media de residuos generados de 150 litros diarios por habitante. La escorrentía está, en sí misma, fuertemente contaminada con los resultados de la abrasión de los pavimentos, las ruedas, los aceites, las sales contra el hielo y las partículas con contenido de metales pesados. La escorrentía también contribuye considerablemente a la eutrofización con concentraciones de fosfatos aproximadamente 5-30 mg/l.
La relación de intercambio que se establece entre las aguas subterráneas por un lado, y la lluvia y las aguas superficiales contaminadas por otro, hace que las primeras se vean también afectadas por la contaminación. Eisen y Anderson detectaron contaminación por cloruros, sulfatos, nitratos y bacterias coliformes y estreptococos en ellas.
Los ríos que pasan por zonas muy urbanizadas e industrializadas sufren aumentos de temperatura de 5ºC o más, y la incorporación de grandes cantidades de aguas residuales. Según un estudio de Lester, la proporción de caudal del río frente a estas aguas residuales era de 5:1, mientras que en periodos de sequía, caía hasta 2,5:1.
Para depurar las aguas se suele utilizar tratamientos biológicos y mecánicos, pero sólo el tratamiento químico es verdaderamente eficaz para reducir la concentración de sustancias orgánicas y evitar la eutrofización.
2.4 El suelo
El suelo, como elemento del ecosistema natural, cumple una función importante. Es un espacio vivo que sirve de nutriente a plantas y animales, garantiza la renovación de las aguas subterráneas y representa un sistema de filtrado y amortiguación vital.
En el medio urbano, donde el suelo sirve esencialmente para el asentamiento de edificaciones, estas funciones se restringen exclusivamente a los espacios abiertos que quedan en él. Esto, unido a la tensión ambiental, hace que la capacidad del suelo disminuya sustancialmente.
Las características iniciales del suelo se han modificado a lo largo de la historia de los asentamientos humanos, estableciéndose un equilibrio acuífero y ambiental diferente. Este proceso ha ido acompañado de una disminución en el nivel de las aguas subterráneas y de la formación de un “estrato cultural” de suelo sin aguas subterráneas. El citado estrato cultural, formado principalmente por escombros y mortero, consiste en suelos calcáreos aireados con aportación de rocas bastas, y se puede clasificar como suelo ruderal. El aumento de la actividad humana ha llevado a una mayor compresión del suelo, descendiendo su porosidad, y deteriorando el equilibrio hídrico del agua. Por otra parte, la variedad de usos que se dan al suelo ponen en relación una gran cantidad de nutrientes diferentes, con lo que aumenta la diferenciación. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la diferenciación afecta casi exclusivamente a suelos que van de neutros a ligeramente alcalinos y, sólo en casos extremos, a los muy alcalinos. La mayor parte de los suelos calcáreos se eutrofizan por la gran cantidad de partículas alcalinas y materiales de deshecho, y por la utilización de fertilizantes, lo que hace que los terrenos oligotróficos no sean frecuentes en las ciudades. Así en los asentamientos urbanos se dan valores de pH que van de 6 a 8.5. La eutrofización afecta especialmente a zonas húmedas donde predominan los suelos ligeramente oligotróficos por exceso de lluvia.
La compresión y aislamiento del suelo hacen disminuir el número de organismos presentes en él, hasta el extremo de carecer casi completamente de vida. También hay que considerar otro factor adicional, que es el ejercido por la contaminación, que excede con mucho la capacidad amortiguadora del suelo y alcanza a menudo niveles tóxicos.
En varias ciudades de Estados Unidos se realizó un análisis extensivo de sus suelos, comparando los de zonas suburbanas con los del centro de la ciudad. En el centro se encontraron mayores concentraciones de metales pesados (cadmio, plomo, etc.) y de residuos procedentes de pesticidas, que en los suelos suburbanos. Como conclusión, se puede afirmar que, en general, el tipo de contaminación característico de los suelos urbanos es debido a la presencia de los metales pesados, mientras que los residuos de pesticidas se encuentran en grandes concentraciones en los parques. Así mismo, es interesante descartar que el nivel general de residuos de pesticidas es más alto en las ciudades que en las zonas agrícolas.
Los suelos cercanos a las carreteras son poco porosos, menos permeables, altamente alcalinos y muestran una alta relación C:N. La relación C:N es un indicador de la disminución de la actividad de descomposición como consecuencia de la contaminación (o mejor, de sus efectos), que reduce el número de microorganismos presentes y la actividad de los enzimas.
La gran contaminación de las ciudades provoca tales desajustes en la actividad del suelo que sus características de amortiguación y filtrado no son suficientes para evitar la concentración de metales pesados, cloro, nitratos y otras sustancias en las aguas subterráneas
3. FACTORES BIÓTICOS
3.1 Flora
La evolución de la ciudad como "paisaje cultural" densamente edificado, conlleva la destrucción de los ecosistemas naturales y la desaparición total de la vegetación autóctona. Incluso en los espacios no edificados, las especies autóctonas son sustituidas por otra vegetación planificada y por plantas ornamentales no propias del lugar. Así mismo, las características del suelo se modifican por la aportación de otros tipos de tierra. Como consecuencia, en las zonas urbanas sólo quedan pequeñas muestras de vegetación natural tales como bosques urbanos o vegetación de riberas de ríos.
En general, las zonas verdes de los centros urbanos se caracterizan por dos extremos, ya que, o son sometidas a una planificación y cuidado intensivo, que es lo que sucede normalmente, o se abandonan totalmente, convirtiéndose en basureros sin control alguno.
Los pocos espacios semi-naturales que quedan son sometidos también a alteraciones como consecuencia de las influencias antropógenas de su entorno ambiental. Estas alteraciones son debidas a factores tales como la presión que las distintas especies ejercen unas sobre otras por su supervivencia, su utilización como zonas de recreo y otras influencias negativas como consecuencia de la tensión y de los cambios en las características ambientales.
-Función de las zonas verdes urbanas:
A los espacios verdes y a las plantas que hay en ellos se les ha asignado una función ornamental en cuanto a su diseño y dispersión óptica, aunque cumplen también una función recreativa y de contacto con la naturaleza para el hombre sin salir del entorno densamente edificado en el que vive. Así, los parques urbanos de grandes dimensiones y los bosques cercanos a las ciudades cumplen un importante papel como zonas de expansión de la población urbana.
Otras funciones asignadas a las zonas verdes están en relación con el bienestar de los hombres. Se mejoran las condiciones climáticas de la ciudad al actuar como refrigeradores y reguladores del intercambio del aire. Las plantas cumplen además la función de reducir la contaminación ambiental. Este es un proceso en el cual las zonas verdes actúan como elementos no contaminantes en los que se depositan partículas polucionantes que luego, son absorbidas por el suelo. Por ello, en muchos países se han dictado normas estrictas que obligan a rodear a las plantas industriales de franjas arboladas o bosque.
Las coníferas, por ser árboles de hoja perenne cumplen mejor la función de filtrantes que los de hoja caduca y, además, permiten un mejor asentamiento de éstas en sus largas agujas.
Sin embargo, y dado que la mayor parte de las coníferas no pierde sus hojas al final de la época de crecimiento, están más expuestas a sufrir el ataque de la contaminación que los árboles que sólo la sufren en verano. Las plantas, especialmente los líquenes, se utilizan también como bioindicadores del grado de contaminación ambiental.
La vegetación juega, a veces, un factor económico, especialmente en el caso de los árboles. En algunas ciudades, los bosques urbanos se utilizan para producir madera. Los jardines pequeños y los de las afueras de las ciudades se utilizan, en parte, para la producción de alimentos, especialmente de frutas y verduras. Actualmente en las zonas urbanas es excepcional que haya alguna hectárea de suelo dedicada a la agricultura; por el contrario, en el siglo XIX la mayor parte de la superficie de las ciudades se dedicaba a este propósito.
Los espacios verdes del interior de las ciudades cumplen, además, otra función particularmente importante en cuanto a la conservación de la naturaleza, que consiste en proporcionar espacios naturales para los animales.
Por otra parte, las plantas y las zonas verdes responden también a otras necesidades de los hombres, ya que son puntos de unión con el pasado especialmente cuando deben su existencia a regímenes de organización de la tierra que no se practican hoy en día, como praderas naturales, sotobosques, viejos brezales, antiguos estanques de peces, etc. Las zonas verdes registran los cambios temporales sufridos por los espacios vivos y, entre otras cosas, permiten al hombre experimentar el paso de las estaciones.
-Plantas vasculares en el medio urbano:
Al contrario de lo que sucede en Norte América, en Europa y Japón se han realizado numerosos estudios sobre la flora silvestre en pequeñas y grandes ciudades.
La fluctuación en el inventario de especies es considerable como consecuencia de la presión ejercida por las especies inmigrantes y la fuerte tensión ambiental existente. Aproximadamente el10% de la flora de las grandes ciudades corresponde a especies efímeras.
Según distintos estudios se sabe que la mayoría de especies del centro de las ciudades son características del medio urbano.
Los espacios abiertos de grandes dimensiones cubiertos por vegetación tienen una importancia decisiva para el mantenimiento de la variedad de especies en los centros urbanos, ya que hay una correlación directamente proporcional entre el número de especies presentes y el tamaño de la zona.
La distribución de las especies en las ciudades y su adaptación a lo urbano no se puede explicar sólo en base al traslado de semillas de un lugar a otro y a los cambios ambientales, sino que también hay que tener en cuenta las alteraciones genéticas sufridas por las plantas para adaptarse a un amplio abanico de posibilidades. La creación de zonas de cultivo en el ámbito urbano supone un cambio evolutivo más rápido.
Los rápidos cambios a los que está sometido el medio urbano también influyen en la estructura de las comunidades vegetales. La adaptación de la vegetación natural a esta situación es escasa. Los efectos de la contaminación ambiental en la estructura de las asociaciones vegetales empieza por una fase de degradación o de fragmentación de las comunidades específicas, cuyo desarrollo estará marcado por la tendencia hacia la uniformidad, y por el aumento de comunidades antropógenas sin características distintivas claras, lo que dificultará mas su clasificación sintaxonómica y su valoración. Como consecuencia, la sucesión se establecerá desde puntos de partida totalmente nuevos.
Las formaciones dominantes son las que están en el primer o segundo nivel de la sucesión. Como ejemplo podemos nombrar las asociaciones de Plantaginetalia, Artemisietalia y Sisymbrietalia.
-Forestación urbana:
La mayoría de las ciudades so verdaderos bosques (comunidades de árboles y otras plantas leñosas ). Una simple ojeada a la ciudad desde un lugar privilegiado o desde un avión, nos confirmará que lo que vemos es realmente un bosque. Aunque esta definición no la podremos tomar sin reservas ya que existen muchos limitantes.
Cuando hablamos de árboles en la ciudad y leemos estudios sobre el tema, lo primero que nos viene a la cabeza son los árboles de las calles, que además, al estar sometidos a una tensión extrema presentan a menudo, una apariencia enfermiza.
Los desastres provocados por enfermedades epidémicas como la "grafiosis" del olmo, o la mortandad de árboles por la utilización de sales contra el hielo, han obligado a tomar conciencia sobre la particular importancia de la " forestación urbana". Por ello, a partir de 1978 se empezaron a realizar inventarios de árboles y catálogos de especies arbóreas, comprobándose que su presencia en distintas ciudades había decrecido.
Los bosques, como biotopos naturales de las especies arbóreas, alcanzan su grado de sucesión más avanzada o su estado de clímax, en aquellas zonas de la tierra con una pluviosidad alta y con una estación de crecimiento suficientemente larga. Excepto en el caso concreto de algunas especies pioneras, como el abedúl (Betula pendula) o la falsa acacia (Robinia pseudoacacia), los árboles dependen de la etapa en que esté el suelo dentro de su proceso de formación e incluso, de una avanzada mineralización del suelo, así como de una ubicación parcialmente sombreada y de un microclima favorable. Partiendo de estas premisas podemos saber cuales son los problemas más importantes que afectan a la vitalidad de los árboles urbanos: sequedad; contaminación por sales; compresión del suelo y deficiencia de nutrientes. En ciudades pequeñas, donde la incidencia del clima propiamente urbano es menor, los factores que más inciden en el desarrollo de los árboles son de tipo mecánico a través del tráfico rodado, los proyectos de construcción y el vandalismo.
La mayor parte de la flora en las ciudades pertenece sólo a unas pocas especies como Acer platanoides y Platanus hispanica que, por motivos económicos, se prefieren a otras. La adopción de este tipo de medidas simplificatorias pueden, crear graves problemas, como se ha demostrado en el caso de la "grafiosis".
La flora de los parques y otras zonas verdes urbanas se caracteriza por el alto porcentaje que las especies foráneas, elegidas por su forma o su color, representan sobre el total.
Los bosques urbanos son además de vital importancia para la supervivencia de aquellas especies vegetales y animales que están poco o nada adaptadas a las condiciones urbanas, constituyéndose además en potenciales reservas para la "urbanización" de otras especies.
-Líquenes, musgos y hongos:
El objetivo de los sucesivos estudios realizados sobre líquenes y demás especies vegetales en las proximidades de las ciudades y zonas industriales ha sido aportar información sobre la incidencia de la contaminación ambiental propia del clima urbano.
Los líquenes de la especie Hypogymnia physodes han resultado ser buenos bioindicadores por no ser demasiado sensibles a la contaminación ambiental, lo que permite aplicar un sistema de evaluación diferencial.
Los hongos, musgos y líquenes epifitos han demostrado la reacciones más sensibles a los contaminantes ambientales. No se encuentran en los centros urbanos o están escasamente representados. Esta zona se llama "desierto de líquenes". Una de las especies de líquenes epífitos más resistentes a la contaminación es Lecanora conizaeoides. Las zonas en las que sólo se dan unos pocos líquenes epífitos se llaman "zona de conflicto de líquenes".
Por otra parte, la distribución de las especies saxícolas de musgos y líquenes se adapta bien al medio urbano, que les proporciona una gran cantidad de sitios donde desarrollarse, como vallas, fachadas de edificios, etc. Estas especies son normalmente menos sensibles a la contaminación que las epífitas. La especie Lecanora muralis, que está muy extendida en las ciudades, pertenece a este grupo de especies. Este es un líquen incrustante bastante natural de riscos nitrófilos.
En 1.970 se intentó establecer una secuencia entre la contaminación por SO2 y la forma de crecimiento de musgos y líquenes. Sólo los líquenes demostraron ser útiles en este sentido. El resultado de esta investigación fue el desarrollo de la siguiente secuencia de los más sensibles a los más resistentes: fruticosos, foliares, incrustantes y leprarioires.
Como las plantas superiores, los criptógamos resistentes se caracterizan por una tasa de crecimiento rápida. Se suele denominar a estos musgos como musgos ruderales.
El musgo eurioico Bryum argenteum es uno de los pocos musgos acrocarpales que se considera relativamente resistente, estando muy extendido en las ciudades del centro y oeste de Europa. Los musgos pleurocarpales se consideran normalmente más resistentes que los anteriores.
3.2 Fauna
-Mamíferos:
El número de mamíferos que se encuentra normalmente en las ciudades es relativamente pequeño. Sólo la rata parda (Rattus rattus) y el ratón casero (Mus musculus) son omnipresentes, encontrando condiciones de vida ideales en alcantarillas, basureros y edificios.
Los mamíferos de mayor presencia en las ciudades europeas son: la ardilla, la garduña, los topillos y las musarañas; un poco menos abundantes, el conejo, el erizo y el topo y, entre los mamíferos superiores, el más representativo es el zorro que coloniza parques, terrenos sin construir y jardines de los centros urbanos. Los corredores con vegetación seminatural sirven de soporte para la expansión de mamíferos como, por ejemplo, el ratón de campo.
La ecología del zorro y su adaptación a la ciudad se conocen relativamente bien comparadas con las de otros mamíferos. Su inmigración masiva empezó hace sólo 30 ó 40 años, convirtiéndose en un mamífero bastante común, sobretodo en las ciudades de Gran Bretaña. Mientras que en las ciudades europeas no hay apenas otros omnívoros que le hagan la competencia, en las de Estados Unidos, además de estar menos extendido, otros animales como el mapache, la zarigüeya, la mofeta y, en ciertas zonas, el coyote, le hacen la vida más difícil.
Entre los mamíferos urbanos debemos incluir también a los perros y gatos, que viven en diferentes condiciones que la mayoría de los mamíferos, ya que normalmente se encuentran conviviendo con el hombre. Estos son los más abundantes en todas las ciudades del mundo y ocupan un lugar destacado entre los animales urbanos de gran tamaño.
En muchas especies se produce una reacción típica de adaptación al medio urbano reduciendo el ámbito de su territorio, como es el caso del zorro, del mapache y de la ardilla. La causa de esta reducción del territorio está posiblemente en la densa estructuración del espacio físico urbano y en la excesiva densidad de población existente, así como en la facilidad para abastecerse de comida.
Las condiciones de vida de los límites de la ciudad han resultado ser muy favorables para los depredadores: mustélidos (Mustela sp y Martes foina) y zorro (Vulpes vulpes). Estas zonas les proporcionan estructuras de paisaje lineal apropiadas para la caza, con gran cantidad de micromamíferos, sus principales presas. En este biotopo el zorro reduce al máximo su territorio, quedando limitado a la mitad de su tamaño habitual en el medio rural. En el centro urbano, éste depende del tamaño de los parques, terrenos no construidos y jardines que, sin embargo, no permiten alcanzar densidades de población tan altas como en las afueras.
La situación de las ardillas se ve favorecida por el aporte de comida adicional por parte de los hombres, que se divierten alimentando a estos curiosos animales. Además, el biotopo urbano proporciona a la ardilla cantidad de sitios seguros, como vallas, terrazas y cercados, donde esconderse.
Los mapaches utilizan de forma extensiva, como las ratas, el sistema de alcantarillado y los basureros.
En los mamíferos omnívoros (al igual que en reptiles y anfibios) se da una tendencia ecológica de desplazamiento hacia el centro de la ciudad, sobretodo en especies como la rata, el ratón casero, el erizo, el zorro, etc. En el caso concreto del zorro, es especialmente destacable su capacidad para adaptar su estrategia poblacional a los diferentes biotopos urbanos.
Se ha realizado un estudio sobre las características genéticas dominantes que inciden en la pigmentación de la piel de las ardillas como consecuencia de una selección alterada por la presión, ya que en el medio urbano se dan muchas más variedades de pigmentación que en las poblaciones forestales.
Los efectos de la contaminación en los mamíferos pequeños han sido estudiados por varios autores. En estos estudios registraron, en un muestreo sobre musarañas, grandes concentraciones de plomo y cadmio, sin encontrar que esto tuviera consecuencias para la cadena alimenticia. Se encontraron también estos altos niveles de plomo en poblaciones de pequeños mamíferos que viven en zonas de mucho tráfico y que, según ellos, amenazaba la salud de las especies. Sin embargo, también constataron que los niveles de plomo encontrados en los animales que viven en los parques de los centros urbanos no son mayores que los de los animales que viven en los alrededores de la ciudad.
-Aves:
Existe abundante documentación sobre aves en el medio urbano por su atractivo y por el hecho de que pueden observarse y escucharse con facilidad. Existen profundos estudios al respecto y publicaciones ornitológicas que aparecen, regularmente, en diversas ciudades (Hamburgo, Berlín, Londres y otras).
Las aves atraen además la atención de gran cantidad de aficionados, por lo que una cantidad importante del material existente sobre ellas se basa en observaciones realizadas por estos.
Las aves se distinguen de los demás vertebrados por su gran movilidad, lo que les permite no sufrir, tan directamente, los efectos de la urbanización. Las zonas de nidificación, alimentación y caza pueden estar lejos unas de otras, como ocurre, por ejemplo, con los Accipiter sp.
Las aves cuyo biotopo original es el paisaje rocoso, no se dan en los centros urbanos. En Europa central estas especies son la paloma bravía (Columba livia), el vencejo común (Apus apus), el colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros), la grajilla (Corvus monedula) y el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus). Las especies de llanura colonizan los centros urbanos y otras zonas dispersas; entre las más representativas se encuentra el gorrión común (Passer domesticus). La mayor parte de estas aves de los centros urbanos son trogloditas y granívoras. En las ciudades europeas las especies dominantes son la paloma doméstica y el gorrión común. En las zonas de construcción dispersa y en parques grandes, las especies mejor representadas son las insectívoras. Las especies aparecen allí donde los biotopos originales eran bordes de bosque o cubiertas forestales. Los fringílidos y el mirlo (Turdus merula) se encuentra entre éstas. Sin embargo, las especies estrictamente forestales no se dan en este medio, ya que el biotopo urbano no puede satisfacer sus necesidades.
En las grandes ciudades se pueden encontrar más de 100 especies reproductoras distintas, aunque se establece un claro gradiente entre el centro y las afueras. Según estudios comparativos, existe un gradiente de diversidad en función del cual ésta aumenta desde el centro de la ciudad hacia sus alrededores, para lo cual se estableció una correlación directa entre la diversidad de estructuras y el grado de cubierta vegetal presente y la diversidad de aves. Según las personas que realizaron estos estudios, las zonas más favorables son los extrarradios de la ciudad, esto se debe a la existencia de amplias zonas de borde con árboles y arbustos.
La disponibilidad de comida para los omnívoros urbanos es muy grande. No se sabe con exactitud el papel que juega, dentro de esta disponibilidad, la aportación por parte de los hombres de comida extra, aunque a veces parece bastante probable que cubra hasta el 50% de las necesidades alimenticias de las aves que viven en los centros urbanos.
Tanto en el conjunto de la ciudad como en el centro, la biomasa de aves es muy alta, hasta el extremo de que las especies dominantes ésta es mayor que en sus biotopos normales. Esto es un claro exponente del desequilibrio ecológico propio del espacio urbano y de su dependencia respecto a su entorno rural.
Las altas densidades de población que se alcanzan en este medio se deben, probablemente, a la gran variedad de zonas alimenticias posibles en las distintas estructuras urbanas. La mayoría de las especies implicadas son las que tienen unas exigencias menos estrictas respecto a un determinado espacio alimenticio.
El alto número de individuos está también relacionado con la ausencia de enemigos naturales. Las rapaces sólo se dan en grandes cantidades en los límites de las ciudades, por ejemplo, en los alrededores de la ciudad de Valladolid se ven milanos en numerosas ocasiones. La mortalidad de la mayoría de las aves urbanas se debe a factores tales como el tráfico, los cables del tendido eléctrico, etc.
La ciudad asume una función importante como zona de invernada y descanso, sobre todo para algunas especies amenazadas. En la ciudad se encuentran más especies migradoras o invernantes que reproductoras. En los centros urbanos se constata la ausencia de aves reproductoras que nidifican en el suelo, siendo escasa su presencia en las afueras, ya que las perturbaciones en este medio son demasiado grandes.
Entre las rapaces, sólo el cernícalo vulgar ha conseguido asentarse en los centros urbanos. Por otra parte, es de destacar que las especies europeas se han adaptado mejor a las condiciones impuestas por el medio urbano que las norteamericanas. En los centros urbanos de Estados Unidos las aves dominantes son la paloma europea y diversas especies de gorrión.
Actualmente, se está investigando en profundidad la adaptación de otras especies de aves al medio urbano. Entre estas se encuentran la gaviota argéntea (Larus argentatus),el zorzal real (Turdus pilaris) y la paloma torcaz (Columba palumbus).
-Reptiles y anfibios:
Al igual que en los mamíferos, el número que se encuentra de ellos en las ciudades es relativamente pequeño.
Entre los anfibios y reptiles, sólo las lagartijas (Lacerta sp.) están ampliamente introducidas en el medio urbano. Las únicas especies que actualmente están aumentando en las ciudades son el lagarto ágil (Lacerta agilis) y el sapo común (Bufo bufo). La reacción del sapo común al estímulo tigmotáxico y su limitado campo visual supone evidentemente una ventaja.
Las alteraciones producidas en los biotopos acuáticos son el factor que más incide en la disminución del número de reptiles y anfibios y en el grado en el que están amenazados. Orser y Shure determinaron en un estudio comparativo de diversas poblaciones de salamandras, que cuanto más aumenta el grado de “urbanización” de las aguas corrientes, más decrecen sus poblaciones. Esto se debe a que la erosión de los cauces altera la estabilidad de las riberas y, por tanto, la estabilidad de las poblaciones que dependen de ellas. Los anfibios y muchos reptiles necesitan para poder vivir zonas de transición entre la tierra y el agua, y viceversa. Esta condición no se da en los cauces rodeados por muros de contención. Estas especies necesitan, además, la existencia de una vegetación ribereña intacta.
Los estudios realizados sobre el género Lacerta revelan un claro gradiente entre la ciudad y sus alrededores, considerando además que los lagartos son organismos indicadores fiables por ocupar un nivel de tráfico alto, como las aves, aunque son menos móviles.
-Invertebrados:
Este apartado trata fundamentalmente de los artrópodos (y, en particular, de los insectos), ya que dentro de los invertebrados son los más investigados.
En cuanto a los estudios referentes a los grupos de invertebrados en el medio urbano, tenemos, entre otros, estudios de gasterópodos, lumbrícidos e invertebrados en general.
Es bastante difícil encontrar características generales aplicables a los invertebrados o, en particular, a los artrópodos.
Los invertebrados que actúan como plagas son parásitos o producen enfermedades y han sido especialmente investigados. Existen numerosos estudios concretos sobre estas especies, mientras que las que no son perjudiciales han sido largamente ignoradas. Por ello, no es sorprendente que la mayoría de la gente sólo muestre una actitud positiva hacia algunos grupos de invertebrados, tales como las “atractivas” mariposas o las especies “útiles”, como las abejas y las lombrices.
La mayoría de las especies de importancia médica viven muy próximas a los espacios humanos y, como consecuencia, pertenecen en menor medida a las llamadas especies silvestres.
Uno de los objetivos de ecólogos y conservacionistas deberá ser intentar convencer a la gente de que estos grupos de animales son parte esencial del sistema ecológico, y su control no debería ser sinónimo de exterminio. Sirva de ejemplo el caso de las impopulares moscas, como las de los géneros Musca, Lucilia, etc., que cumplen un papel decisivo para acelerar la descomposición de las basuras. Estas utilizan en su propio beneficio la baja densidad de población de otros detritívoros en el medio urbano.
Las larvas tienen una especial importancia en el ciclo de nutrientes (más incluso que los imagos). Los hábitats predominantes de las larvas son la tierra, las masas de agua y el follaje de las plantas. Los daños causados por algunos fitófagos (por ejemplo, las gasterópodos) se deben a menudo ala desaparición de sus recursos alimenticios naturales por prácticas como la destrucción del follaje muerto, la erradicación de las malas hierbas y otras operaciones de “limpieza”. Como consecuencia, tienen que buscarse otros recursos como hojas de col o de arbustos ornamentales.
Los restos de plantas y el follaje son los principales lugares de invernada de muchos artrópodos. Los insectos tienen una dependencia directa de las plantas muy grande. Muchos insectos dependen de las flores, mientras que la mayoría, por lo menos en ciertas fases de su vida, se comporta como fitófago, incluso los que se alimentan de néctar y polen.
La adopción en las ciudades de ciertas prácticas de cultivo, por motivos estéticos o en ciertos biotopos (jardines botánicos), permite alargar la vida de una variada selección de flores. Estas medidas, a su vez, mejora la situación de los insectos.
La mayoría de los pequeños invertebrados necesitan biotopos más diferenciados y complicados que los vertebrados, que precisan áreas relativamente grandes y más fáciles de percibir por nosotros. Muchos artrópodos necesitan además biotopos distintos según estén en la etapa larvaria o sean adultos.
Las siguientes condiciones generales y hábitats específicos, favorecen la abundancia relativa de la entomofauna:
-Amplio abanico de comunidades y especies vegetales diferentes, desde jardines botánicos a praderas, desde las plantas exóticas a las malas hierbas.
-Edificios, puentes y vallas son habitados son habitados por insectos; los primeros, por sus condiciones climáticas, son sitios excelentes para la reproducción de cucarachas, moscas, etc.
-Los materiales de construcción de madera son los sitios preferidos para termitas y escarabajos.
-Los mosquitos se propagan en el agua y en macizos de flores.
-Los vertederos potencian la riqueza de especies.
-Animales domésticos y excrementos.
-Aguas residuales e instalaciones de desagüe.
-Zonas de almacenamiento, tratamiento y consumo de alimentos
-El propio hombre.
Las comparaciones entre la ciudad y el campo indican que la diversidad de insectos en la primera es relativamente alta, como ocurre con plantas y aves.
Se ha mostrado la importancia de evaluar la composición cualitativa de las especies. Se observaros pequeñas correlaciones entre carábidos y arácnidos de los biotopos rurales y de algunas zonas céntricas de la ciudad. Los isópodos y los diplópodos sólo se adaptaron a montes arbolados urbanos, como alternativa a los bosques, cuando había hojarasca y escasas alteraciones mecánicas. Sin embargo, las arañas y los quilópodos fueron indiferentes a estas circunstancias.
Como ocurre con otros organismos, los artrópodos también son más abundantes en las zonas limítrofes de las ciudades. Son relevantes los jardines suburbanos para los artrópodos, por la enorme cantidad de especies que se localizaron en éstos. Más tarde, se llegó a la conclusión de que los valores de diversidad dependen fundamentalmente del tamaño de la zona verde.
Las poblaciones de artrópodos más estudiadas son las de carábidos, arácnidos y lepidópteros.
Los Artrópodos de los centros urbanos son en su mayoría voladores o de pequeño tamaño y pueden exhibir alas de poca envergadura como sucede, por ejemplo, con los lepidópteros.
Partiendo de un estudio sobre mariposas, se establecieron los factores urbanos que influyen en la presencia o ausencia de especies y los que afectan a su desarrollo. Los factores claramente negativos son:
-Grandes poblaciones de aves durante todo el año, dado que la tasa de mortalidad invernal de éstas disminuye por el aporte de comida extra.
-Debido a la intervención humana, los insectos depredadores predominan sobre los insectos fitófagos.
-Las mariposas son capturadas y coleccionadas por los hombres. Los factores que influyen positivamente en la presencia y desarrollo de las mariposas son:
-Destrucción de parásitos por el uso de pesticidas.
-Mayor abundancia de flores para los animales adultos.
-Desarrollo de la resistencia genética a los agentes contaminantes.
-Melanismo.
-Modificación de las exigencias alimenticias.
-Adaptación a espacios verdes de menor extensión, desarrollando alas más pequeñas, etc.
Según Nelson, las condiciones ambientales urbanas producen tensiones que favorecen el desarrollo de tasas de reproducción más altas.
Los estudios sobre la posibilidad de utilizar a los artrópodos como bioindicadores, se ha realizado fundamentalmente con carábidos y arácnidos por ser más fácilmente clasificables especialmente que, por ejemplo, los lepidópteros. Los estudios más recientes se han hecho con colémbolos (que son bastante comunes en las zonas verdes de los centros urbanos) y con ácaros.
3.4 El hombre
¿Qué es el hombre? , el hombre no es más que un ser vivo, uno más de los que pueblan la tierra. Un vertebrado, de sangre caliente, mamífero, bípedo. El hombre depende del medio, como cualquier ser de la tierra. Pero la especie humana tiene unas características tales que lo hacen increíblemente tolerante a las condiciones del medio, su estructura orgánica es la más generalizada que ha existido nunca en la naturaleza, y esto, junto a su superior capacidad mental, le ha permitido extenderse a prácticamente todos los rincones del mundo, en gran número, además.
Todo el mundo asume la dependencia de los pueblos llamados salvajes del medio en que viven, desde nuestra visión urbana se nos aparecen como seres continuamente preocupados por su supervivencia, pendientes de la búsqueda de alimento y refugio, indefensos ante una naturaleza que no controlan. Estos pueblos de economía recolectora no se distinguen significativamente de otros animales, las relaciones con otros organismos son íntimas y familiares, estos hombres no establecen una clara distinción entre sí mismos y el resto de la vida, lo cual es un privilegio que ha asumido el hombre civilizado.
Es cierto, el progreso humano nos hizo ascender, en un espacio de unos 15000 años desde un estadio rudimentario a uno de complejidad inestimable, todo esto sin ningún cambio biológico paralelo en el organismo, y pasamos de un status de meros influyentes, al de dominantes. De este modo, el desarrollo de la dominación humana mediante la cultura implica la reconstrucción de la comunidad biótica. Los hombres primitivos acomodan sus actividades a la asociación de la vida natural, el hombre civilizado regula la comunidad biótica según sus necesidades, introduce especies que le convienen y elimina las que le causan problemas, transforma el medio para su comodidad.
Todo esto no significa que el hombre civilizado no dependa del medio, al contrario, ha creado un mundo mucho más complejo en el que la satisfacción de sus nuevas y abundantes “necesidades” le implica mas absolutamente que nunca en el medio natural. El hombre moderno hace uso de una mayor variedad de materiales, vegetales, animales, y por supuesto inorgánicos, que cualquier pueblo primitivo.
El hombre civilizado ha venido usando , cada vez más, materiales inorgánicos para enfrentarse con sus exigencias vitales, aquí entra su peculiar modo de construir su medio particular, compuesto de carreteras de cemento, edificios de cristal, acero , cemento, etc, del que la ciudad moderna es su máxima expresión. En la ciudad el hombre pretende aislarse virtualmente de su medio natural, en ella se siente seguro, controla casi completamente el resto de organismos vivientes que habitan en ella, es la expresión más completa de la dominación humana.
En definitiva, el hombre ocupa en la ciudad la indudable posición de especie dominante , controla prácticamente al resto de especies, el planta los jardines, decide que especies vivirán y cuales son plagas que hay que eliminar. Un ejemplo de esto es un rumor que corría el año pasado por Valladolid, en esta ciudad, cientos de gatos pueblan (o poblaban si lo que se dice es cierto) el Campo grande, hasta que algunos humanos decidieron que las ardillas eran mucho más encantadoras y simpáticas que estos desafortunados felinos, con lo que se acordó envenenar a todos los gatos para sustituirlos por las adorables criaturas. La verdad es que no se si esto es cierto, pero vale como ejemplo del trato que da el hombre a las especies que conviven con él, exterminando e introduciendo a su capricho a estas en su implacable dominio. Otro ejemplo es el de las palomas, que en su tiempo compartían sin problemas la ciudad con el hombre y ahora oyen voces de exterminio contra ellas porque, dicen, echan a perder los monumentos .
Sin embargo, este dominio no es absoluto, si lo fuera, no habría cucarachas en las casas, y estos fastidiosos animalillos no corretearían por las calles y casas en las noches de verano sin mayor problema que algún cepo con insecticida, tampoco se poblarían los solares de malas hierbas, ni crecerían en las hendiduras de las piedras, no habría ratones, ni moscas, ni mosquitos, ni avispas....es curioso observar como la mayoría de animales que convive con nosotros en las ciudades son insectos, y no precisamente porque los humanos les tengamos aprecio. Estos animales poseen ,como nosotros, muy buenas cualidades para la adaptación, no hemos podido echarles de nuestros dominios, precisamente a esos insignificantes y diminutos insectos...da que pensar. Hay quien afirma que no nos encontramos en la era del hombre, sino en la era de los insectos.
Pero el hombre no podría vivir en ciudades en las que todo menos él fuera inerte, se asfixiaría sin los parques, aunque sean de árboles japoneses, que nos proporcionan espacios de recreo ,sin los jardines, sin los setos de las calles, sin los árboles de los paseos, sin las amapolas de los solares, toda esa flora urbana que nos renueva el aire, sin los gorriones, las tórtolas , las urracas, las cucarachas, las hormigas, las moscas, y toda esa vida mas o menos salvaje que se cuela en nuestras ciudades ,con o sin nuestro consentimiento.
4.PLANIFICACIÓN URBANA
La ciudad no es un hábitat homogéneo, es muy diferente el hábitat que presenta la zona más céntrica que ,por ejemplo, las afueras. Esta heterogeneidad se puede dividir, aproximadamente, en diferentes zonas que representen el gradiente desde el extrarradio hasta el centro.
1.Centro urbano, de edificaciones próximas que suelen ser bloques.
2.Borde del centro, edificaciones continuas, pero con jardines y patios.
3.Zona de construcción abierta, con bloques de pisos y zonas verdes.
4.Extrarradio, con casa unifamiliares, zonas verdes y áreas de transición al campo
circundante.
4.1 Centro urbano-extrarradio
Si hacemos un análisis de la ciudad partiendo del centro hacia las afueras, podremos comprobar como cambian las condiciones de vida según lo cerca o lejos que estemos del núcleo más céntrico.
En las zonas del centro es donde mayor concentración de edificaciones existe, la gran mayoría de la superficie está pavimentada, las zonas verdes son muy escasas y están aisladas. Aun así , en el centro de las ciudades europeas suele existir un gran espacio verde, parques de estilo francés o inglés que se empezaron a construir en los siglos XVII y XVIII, y que en su mayoría siguen existiendo, con multitud de especies forestales ya desarrolladas y adultas, que crean condiciones ideales para la vida “salvaje”. Pero estos parques poseen , muchas veces, especies introducidas, no autóctonas de la zona en la que se encuentra la ciudad, tanto vegetales (grandes castaños de indias, secuoyas, y otros árboles exóticos ), como animales (por ejemplo los pavos reales del Campo grande de Valladolid). Parques como El Retiro en Madrid, El Campo Grande, en Valladolid, o el Salón en Palencia, espacios que sin duda contribuyen a mejorar la calidad de vida de los habitantes del centro.
Fuera de estas zonas excepcionales, los espacios verdes del centro quedan restringidos a los árboles de los paseos, pequeños jardines a la entrada de los edificios, o ,por ejemplo en Valladolid, macetas que decoran las calles o se situan a la entrada de los comercios. Las especies que pueblan el centro suelen ser en su mayoría emigrantes, pioneras y tolerantes del estrés; muchas de ellas pertenecientes a la flora ruderal.
Este predominio de especies introducidas, y la extrema disminución de la flora y fauna nativas es un hecho que se podría y debería solucionar, creando nuevas zonas verdes, y elevando la calidad de los biotopos de las zonas verdes existentes.
Según nos alejamos del centro, crece la influencia del campo, aumenta el tamaño de las zonas verdes, y la concentración de edificios es menor, así como el porcentaje de las superficies pavimentadas. La distancia entre los bloques se va haciendo mayor, y entre estos surgen jardines, parques, incluso patios comunes ajardinados. En estas zonas verdes ajardinadas por el ayuntamiento, aún predominan las especies introducidas, aunque también es muy común encontrarse con plantas tan autóctonas como el pino piñonero, muy usado en jardinería.
Si nos alejamos del centro aún más y nos situamos en las afueras de la ciudad, podremos observar como aumentan considerablemente los espacios verdes. Comienzan a aparecer casas unifamiliares, con sus jardines o patios, aunque en el caso de las ciudades españolas estas viviendas no abunden tanto como en otros países.
Aparecen los terrenos baldíos, solares, descampados, etc, que son prácticamente los únicos espacios verdes en los que las especies nacen espontáneamente, no son plantadas por el hombre. Son importantes, por su diversidad, mayor que en parques y otros espacios , aunque están bastante infravalorados por los habitantes.
Aunque las casas sean bloques de pisos, estos son mucho mas abiertos, y se multiplican los parques, casi todos los edificios tienen un jardín. A veces, los parques están muy cerca del campo circundante, y se acaban confundiendo con el. Las gentes de la ciudad disfrutan de estos espacios , que son lo mas cercano que tienen a la naturaleza.
En estas zonas la población humana disminuye su densidad y abre su espacio, permitiendo condiciones de vida que no solo favorecen su desarrollo, sino el de otras especies. No así en el centro, donde su concentración de edificios y falta de espacios no asfaltados o cubiertos, y su ir y venir incesante de individuos, hacen la vida muy difícil para otras especies, como no sea aquellas que se han adaptado perfectamente a vivir entre los humanos, por no decir de ellos; como palomas, roedores, cucarachas...
Pero este gradiente muchas veces no se corresponde con la realidad, a veces, los barrios de las afueras son suburbios donde los edificios se apiñan para arañar el espacio, y es precisamente en las afueras donde se construyen los polígonos industriales, que no son precisamente un ejemplo de abundancia de espacios verdes.(aunque si abiertos) También hay barrios céntricos con casas bajas y llenos de parques,...
4.2 Ciudad-campos circundantes
Si en el apartado anterior distinguimos las diferencias entre el centro y las afueras de una ciudad, en este no vamos a ver las diferencias entre el campo y la ciudad, sino la relación entre ambos.
La ciudad y el área que le rodea deben ser vistas como complementarias y como una unidad, la conexión entre ambas debe ser llevada a cabo de manera que la influencia de éstas alcance profundamente a la ciudad, y se pueda lograr el propósito de armonizarlas y es esta la función de la zona del extrarradio. Esta zona es la que más influencia tiene del campo cercano, las afueras de una ciudad rodeada de bosque, se encuentran pobladas por especies forestales, y aquellas que limitan con dehesas o praderas son pobladas por especies típicas de estas, aunque la estructura de lo dos barrios sea la misma. Estas zonas deberían ser preservadas de la plantación excesiva de plantas introducidas, típica de las ciudades. Cuando se plantan estas especies decorativas, por lo general, acaban entrando en las comunidades nativas circundantes, y pueden cambiar en gran medida las existencias de especies.
A pesar de su importancia, las afueras están manejadas sin ningún cuidado. Hay una sobresaturación desordenada de asentamientos, casas de fin de semana, industrias, autopistas, etc .A esto hay que añadir la presión de la sociedad que usa el campo circundante como área recreativa.
Pero el verdadero problema está en que para la política local, estas zonas se consideran como suelo para el futuro desarrollo de la ciudad, sin pensar en la necesidad de conservarlas como zonas verdes. Para evitar esto se puede fomentar el uso agrícola de esta tierras, así como en los lados de carreteras y en el borde del campo.
Es importante proteger los paisajes semi-naturales que aun quedan en las afueras, estas deben ser protegidas del desarrollo y del aislamiento.
Las áreas en las que existen estructuras naturales originales, tales como un relieve típico o unas relaciones semi-naturales en el suelo, y que han sido alteradas aunque no de forma irreversible por su uso, ofrecen buenas posibilidades para el desarrollo de biotopos semi -naturales, y deberán ser protegidas.
También son interesantes los terrenos agrícolas próximos a las ciudades que cumplen un papel recreativo para la gente, donde se puede pasear y entrar en contacto con un medio rural. Sobre todo las separaciones entre parcelas pueden ser importantes biotopos y además ejercen un positivo efecto en el paisaje; por ello, en algunos países, se trabaja junto a los agricultores, procurando que estos dejen estas separaciones o franjas libres de pesticidas para que puedan desarrollarse estos biotopos.
Pero por lo general, nuestras ciudades no cumplen en casi ningún caso las necesidades para que las zonas de transición entre la ciudad y el campo cumplan su cometido , para ello habría que; preservar y proteger los espacios semi - naturales, restablecer los cursos naturales de las aguas, fomentar el uso agrícola en terrenos baldíos, lados de carreteras y bordes de los campos, cuidar las estructuras vegetales importantes del extrarradio, como árboles viejos, arboledas o matorrales, prestar atención a las influencias mutuas entre las afueras y el campo que le rodea, y usar plantas nativas como zonas de amortiguación y de borde para el campo circundante.
5. BIOTOPOS
5.1 Zonas verdes del centro
Por lo general estos espacios son biotopos bastante pobres, y suele ser limitada la cantidad de especies presentes en ellos. Esto es porque las zonas verdes del centro suelen ser pequeñas y estar aisladas, además sufren cuidados demasiado intensivos de jardinería, presión por parte de los humanos, pavimentación innecesaria y, a menudo, alta emisión de contaminantes procedentes del tráfico.
Estas zonas suelen ser parques cubiertos de césped poblado con macizos cuidadísimos de flores ornamentales, salpicados con algún árbol exótico, como cedros, castaños de indias, etc, que por lo general son más viejos que en las afueras, donde acaban de plantarse. Se usan plantas fáciles de mantener, y cuyo cuidado se haga rápidamente con maquinaria(cortacesped, etc) Este cuidado de los jardines céntricos incluye la eliminación sistemática de cualquier asomo de vegetación espontánea, la cual sería positivo mantener, o incluso sustituir por el césped, ya que las praderas de pastos silvestres presentan una mayor diversidad, tanto de especies animales como vegetales, y cuando en primavera, estallan de flores, no tienen nada que envidiar al tapiz monótono de césped ornamental, que muchas veces ni siquiera se puede pisar.
Los espacios situados entre los bloques de edificios suelen ser zonas de césped estéril, con algún seto del tipo del cotoneaster, fácil de mantener, y tienen muy baja calidad como biotopos. En Hamburgo, una empresa constructora y una asociación para la conservación de la naturaleza, llevaron a cabo un experimento consistente en crear una serie de biotopos de interés en estas zonas, y se comprobó un importante enriquecimiento de la fauna. Sería interesante que nuestros espacios verdes del centro tuvieran una mayor diversidad de especies y fueran más cercanos a la naturaleza salvaje, pero es evidente que al humano urbano no le interesa esto para nada. No quieren espacios con hierbas altas donde se refugien los chinches, prefieren la refinada y limpia naturaleza de los parques con césped bien segado, con bancos y caminos asfaltados, y un hermoso macizo de clavellinas.
Las zonas de juego se deben considerar también zonas verdes, ya que presentan ciertas características que posibilitan el desarrollo de los biotopos. Estos espacios deberían servir para el desarrollo de los niños y, al mismo tiempo contribuir a su familiarización con el medio ambiente, y los espacios yermos y el desarrollo de vegetación espontánea, se deberían fomentar . Pero sabemos que por lo general estas zonas, y sobre todo en el centro, no se caracterizan por la abundancia de vegetación espontánea, que sería lo más positivo, ya que las madres suelen ser reacias a que sus hijos jueguen en zonas “sucias”, llenas de altas hierbas pobladas de posibles insectos “peligrosos”, y prefieren un pequeño espacio de arena con un tobogán. Son los niños de las afueras los más privilegiados en lo que a estas zonas se refiere, y es rara la pandilla que no haya hecho alguna vez una “casita” en un solar. Los niños de las afueras disfrutan de estas zonas hasta que gradualmente los adultos los convierten en zonas urbanizadas, parques, etc.
5.2 Parcelas y pequeños jardines
La apariencia de los jardines privados y parcelas a cambiado, sustancialmente, en las últimas décadas. En principio, excepto la clase social alta, los pequeños jardines se utilizaban como huertas para proporcionar frutas y verduras. Aún hoy se pueden ver pequeñas huertas en algunas casas, que se plantan más por afición que por necesidad, y en muchas casas antiguas perduran viejas higueras, y otros frutales típicos de los patios.En otras no tan antiguas aún es costumbre plantarlos, aunque conviven con árboles ornamentales, y los patios hoy en día cumplan una función recreativa y decorativa.
En los jardines ornamentales y huertas se puede encontrar una gran diversidad de especies de insectos, dado que normalmente hay muchas especies vegetales diferentes en espacios relativamente pequeños. Aquí se encuentran insectos hebívoros, aquellos que se sienten atraídos por las flores, y los que viven en el compost y en el abono, fundamentalmente mariposas, escarabajos, moscas e himenópteros.
La riqueza o pobreza de estos biotopos depende de cómo sea el jardín, los hay pobres y muy parecidos a los jardines públicos, con césped y pocos árboles, rodeados por setos de cupresus, los hay de tipo más salvaje, con madreselvas y otras plantas trepadoras, que se tapizan con trébol en lugar de césped, sembrados de flores que ,aunque plantadas ,nacen y se desarrollan espontáneamente, decorados con plantas aromáticas como el romero o tomillo, jardines más abiertos y espontáneos, que no requieren tanto cuidado, los hay más o menos pavimentados, sobre todo en zonas con una gran cantidad de viviendas adosadas, aquellos que se construyen con pequeñas piedras adoquinadas adecuadamente permiten el asentamiento de pequeños biotopos entre ellas. Hay gran variedad de jardines, todo depende del gusto de su dueño.
Un problema que tienen casi todos los jardines es el de los suelos ,que están sometidos, frecuentemente, a grandes tensiones por la excesiva utilización de fertilizantes y pesticidas artificiales, lo que , como consecuencia, da lugar a altas concentraciones de metales pesados y componentes orgánicos tóxicos y, de esta manera, fosfatos y nitratos superfluos.
Los jardines privados son las zonas verdes predominantes en aquellas zonas de la ciudad donde abundan las viviendas unifamiliares y adosadas. Estas se encuentran normalmente en las afueras y, por tanto, tienen gran importancia como zonas de transición entre la ciudad y el campo. Los suburbios que tienen muchas casa con jardín y parcelas deberían integrarse en un sistema de biotopos. Las obras públicas, el apoyo financiero y, en lo posible, las normas de ámbito local deberían también ampliarse a este tipo de superficies verdes.
Estos jardines deberían cumplir fundamentalmente una función recreativa , para adaptarlos a estas necesidades deberían incluirse en las asociaciones comunales. Estas funcionarían entonces como zonas de amortiguación y de conexión radial apropiadas al lugar.
5.3Tejados y fachadas
Los edificios , artificiales y construidos por el hombre, que ocupan la mayor parte del espacio urbano, también pueden servir como un peculiar espacio verde. Esto, en el centro, puede compensar el “stress” de estas zonas densamente construidas, tener un uso recreativo y conducir a la mejora del clima urbano y de la conservación del agua en la ciudad.
Muchos tejados y pequeñas terrazas se ven reverdecidos , con plantas trepadoras o que caen en cascada desde las ventanas, los ya típicos geranios, pequeños rosales...multitud de especies , cultivadas por lo general, pueblan estos espacios verdes tan cercanos, y son los propios inquilinos los que se encargan de su selección y cuidado, como en el caso de los jardines particulares. Además del gusto de muchos humanos por decorar y enriquecer su hogares con flores y plantas, que es algo que se viene haciendo desde siempre, se están desarrollando cada vez más técnicas de construcción ecológica y biológicamente conscientes, que integran los espacios verdes en los edificios .
Por supuesto, lo ideal sería poblarlos de plantas autóctonas y espontáneas, pero es difícil convencer a una ama de casa de que quite sus preciosos rosales enanos para plantar lo que ella llamaría “hierbajos”, además no son muchas las especies vegetales autóctonas y no cultivadas que soporten las condiciones que se dan en estas zonas. No hay que olvidar que estos espacios suelen pertenecer a particulares.
Unos experimentos realizados en Berlín han mostrado que los tejados reverdecidos también pueden tener una función específica de biotopos. En tejados mantenidos extensivamente , solo se encuentra un pequeño número de especies vegetales que pueden soportar las condiciones extremas mientras que, por el contrario, hay una gran cantidad de pequeños animales, incluyendo saltamontes y escarabajos. Eso significa que, al menos en cierta medida, los tejados reverdecidos sirven como hábitat escalón.
En cuanto a las fachadas, cuando están reverdecidas por plantas trepadoras que las cubren, ejercen también influencias positivas en el bienestar general, mejoran considerablemente el aspecto de los edificios y ayudan a mejorar el clima urbano.
Estas son más abundantes en las ciudades de clima húmedo y suave, como en el norte de España, donde estas plantas trepadoras crecen por muchas fachadas sin ninguna atención humana( a no ser que quiera eliminarlas ), en casas habitadas y deshabitadas, que invaden con mucha más fuerza. Y, curiosamente, suelen ser especies autóctonas. En muchos casos se debería mejorar el suelo y ayudar a las plantas a trepar, y por supuesto es necesaria una zona de plantación, en aquellas zonas donde las plantas no se desarrollen por si solas. Las casas antiguas con un poco de jardín son las que más tienen este tipo de vegetación, en los edificios actuales es más raro encontrarlas, por la falta de un sitio al pie del edificio donde arraigarse, y porque a muchos humanos les resulta incómodo, feo y sucio tener tan cerca esa espesura, donde viven arañas y otros invertebrados no muy apreciados.
Estos edificios verdes son áreas vitales para pájaros (esto es fácil de comprobar si se pasea por la calle Portugalete de Valladolid, donde sorprende el griterío de las aves que viven en la pared cubierta de hiedra de la catedral), insectos fitófagos y depredadores , arañas...,así que, juegan una importante función como biotopos en el centro urbano.
Pero tanto fachadas reverdecidas, como terrazas, etc, son superficies verdes desconectadas del suelo y no pueden alcanzar la calidad de las superficies verdes a nivel del suelo, aunque según algunos cálculos, si todos los edificios estuvieran reverdecidos, se conseguiría más superficie verde que la originalmente perdida. (Esto, por supuesto, en cantidad, no en calidad)
5.4 Zonas ribereñas
Los bosques naturales de galería protegen las cuencas fluviales. Estabilizan las pendientes, minimizan la erosión, reducen el aporte de sedimentos en los cursos fluviales y mantienen la calidad y Tª del agua. Además ,tiene gran importancia en el movimiento del agua desde la atmósfera a la Tierra y de esta de nuevo a la atmósfera, y, junto a las masas de aguas de la superficie del subsuelo, juega un importante papel de almacenamiento.
Pero en las ciudades, lo más corriente es que estos bosques hayan desaparecido. Muchas veces los ríos que pasan por el centro de las ciudades son canalizados y desviados, y estos biotopos son completamente destruidos. Se sustituye el cauce natural por un canal artificial y muy pocas veces se toman medidas de revegetación. Otras veces aunque no se canalice el río sus riveras se transforman en paseos, parques y zonas recreativas acondicionadas al modo humano, eliminando la vegetación original, pavimentando las orillas, construyendo playas artificiales, etc; ya que estas zonas son muy apreciadas por los ciudadanos para pasear a sus animales domésticos , pescar, bañarse...
Sería positivo que , por lo menos, estos paseos no se hicieran directamente a lo largo de la orilla, unos pocos metros entre el paseo y el agua pueden marcar una gran diferencia. También es un problema las calles que corren directamente a lo largo de los ríos, y si se hiciese una planificación a largo plazo del tráfico debería dejar estas calles como inservibles, y así poder ganar las orillas de los ríos para los peatones, las plantas y los animales, (cosa bastante improbable, por otra parte)
Sin embargo, por lo menos así ocurre en la ciudad en que vivo, aún hay tramos de riberas que conservan, mas o menos, su vegetación original . La fauna y flora de estas zonas es muy específica, dependen del agua e incluyen muchas especies amenazadas, y sería muy interesante conservar estas zonas , aunque sean pequeñas y comprendan solo los taludes del río . No deberían ser pavimentadas ni reforzadas, ya que la transición directa entre tierra y agua es muy importante, sobre todo para aquellos animales que viven en ambos medios, ya sea permanentemente o en diferentes fases de su vida. Pero, si existen estas zonas, al menos en mi ciudad, es poco probable que se hallan mantenido por una conciencia de conservar los espacios naturales. No es que el hombre las halla mantenido, es que han sobrevivido milagrosamente, y seguramente, cuando se hallan solucionado otros asuntos urbanísticos más prioritarios,(como, por ejemplo, la construcción incontrolada de fuentes y el suministro de boliches y macetas a todas las calles) , se pasará a un plan, que seguro que existe, de acondicionamiento de las riberas del río, que probablemente consistirá en la eliminación de esa maleza que no permite que los vallisoletanos paseen al perro por las orillas del río.
5.5. Terrenos baldíos
En este caso cuando hablamos de terrenos baldíos nos referimos a solares vacíos a los que no se ha dado el uso que en principio se pensaba. Estos solares vacíos de las ciudades son biotopos potenciales muy especiales.
Los censos han revelado que el porcentaje de terrenos baldíos en los asentamientos urbanos es sorprendentemente alto. Los terrenos baldíos se concentran en: a) las afueras de la ciudad, donde éstos no se utilizan para la agricultura porque se ha previsto su urbanización; b) zonas industriales y de negocios, donde éstos están pensados para ampliaciones o nuevos asentamientos; c) las viejas ciudades industriales, como resultado de los cambios económicos; d) a lo largo de las vías del ferrocarril, especialmente cuando están fuera de servicio. En las zonas urbanas es frecuente encontrar pequeños solares de menos de 1ha repartidos por toda la ciudad.
Los terrenos baldíos poseen un enorme valor cuantitativo en cuanto a zonas verdes potenciales para la ciudad, y en lo que respecta al desarrollo de la flora y la fauna. Pero este valor cuantitativo está desgraciadamente desatendido. En la planificación del uso del suelo o en las estadísticas oficiales, los terrenos baldíos no están incluidos o lo están inadecuadamente. La urbanización de estas áreas no está considerada como pérdida de paisaje o de zonas verdes, aunque, evidentemente, esto es lo que ocurre actualmente.
En varios estados europeos se está descubriendo ahora que los solares vacíos pueden usarse como reservas, con buenos resultados; de esta manera, se evita la urbanización en áreas aisladas. Estos solares se mantienen a la expectativa para su futura urbanización o, en unos pocos casos, para poner en ellos zonas verdes, en cuyo caso hay que asegurarse cuidadosamente de que son biotopos válidos.
Los terrenos baldíos, quizás con unas pocas excepciones, constituyen las únicas superficies urbanas con vegetación espontánea. Los diferentes estados sucesionales que se derivan de la duración del período de tiempo durante el cual han sido perturbados o han permanecido inactivos, y la heterogeneidad del suelo producido por el hombre en el interior de la ciudad, normalmente mezclado con escombros son indicadores del desarrollo no programado de biotopos en la ciudad.
Los solares vacíos constituyen en muchos casos zonas de refugio para especies amenazadas, teniendo además una alta diversidad. Una comparación con las zonas verdes públicas demostró que, en promedio, los terrenos baldíos tenían un mayor número de especies. Los sitios vacíos grandes y relacionados son hábitats particularmente destacados, yendo desde estados pioneros, en las zonas fuertemente alteradas, hasta estados forestales en otras.
Los solares vacíos en zonas industriales se sitúan, a menudo, en senderos típicos para plantas y animales (por ejemplo, a lo largo de las vías del ferrocarril o de canales), de manera que pueden ser centros de dispersión para especies no nativas, dependiendo del tipo de negocios en la zona, o pueden servir como importantes zonas de refugio. A veces, la localización de estos solares vacíos en zonas industriales y de negocios, hace que estén protegidos contra las influencias directas y que puedan desarrollarse sin alteraciones.
Los muchos solares vacíos, pequeños y dispersos de la ciudad, normalmente, tienen pocas especies raras o amenazadas, que van siendo aún menos conforme aumenta su proximidad al centro de la ciudad. Sin embargo, la suma de todas estas pequeñas superficies revela un asombroso potencial total de especies, y apunta la necesidad de conservar un espectro de este tipo de superficies en la ciudad. El asunto estriba no tanto en poner un único sitio bajo protección como en conservar su potencial como tal. No está claro todavía como llevar a cabo este propósito.
Las siguientes conclusiones se refieren a los terrenos baldíos:
-Los terrenos baldíos deben ser vistos como zonas verdes potenciales dentro del sistema urbano y deberían cualitativa y cuantitativamente.
-Los solares vacíos grandes y aquellos que estén en estado avanzado de sucesión, deberían ser conservados como zonas verdes merecedoras de protección.
-Los usos extensivos (por ejemplo, para zonas de juegos o recreativas) son posibles en sitios grandes. Las perturbaciones son necesarias para cierta vegetación ruderal (estados pioneros). La planificación debería esforzarse por mantener cierto potencial de biotopos ruderales, sobre todo en zonas de negocios e industriales, y a lo largo de vías férreas y de canales.
-Los numerosos solares vacíos pequeños no deberían ser considerados, automáticamente, como sitios para edificar. Sobre todo en las áreas urbanas que tengan pocas zonas verdes, pueden contribuir a mejorar el balance verde. También son apropiados para usos extensivos, pero sólo deberían ser usados como zonas de aparcamiento cuando fuera absolutamente necesario. Desgraciadamente, hoy en día, casi todos estos solares se usan como aparcamientos.
-La edificación en solares vacíos debería considerarse como una pérdida de espacio verde, y deberían tomarse medidas para compensarlo.
-Muchos habitantes en las ciudades consideran estos espacios como "sucios" y descuidados, por esta razón, a menudo los utilizan como vertederos. Habría que enseñar al público a verlos como superficies ecológicamente valiosas.
5.6. Superficies verdes en patios
El reverdecimiento de patios en las zonas más urbanizadas de las ciudades, donde las zonas verdes públicas son escasas, representa un potencial útil y necesario.
Muchas ciudades, han puesto en marcha programas para fomentar el reverdecimiento de los patios. Estos se formalizan, normalmente, por medio de concursos o informes gratuitos, o pequeñas ayudas financieras. La concesión de subsidios directos, no es una política habitual y, hasta ahora, estos programas se han centrado en el aumento de los espacios verdes para uso de los residentes. A pesar de que siempre existen observaciones sobre los beneficios que reporta la naturaleza a la ciudad, nunca se aprecian ni utilizan sus posibilidades para el desarrollo de biotopos. No se pide su opinión a los expertos en el tema. La función más importante de los patios será siempre la de su utilización por parte de los residentes de la zona; sin embargo, diversos casos han demostrado en Estados Unidos y en Berlín, que estos espacios también representan posibilidades para el desarrollo de biotopos.
En 1973 se puso en marcha en Estados Unidos un programa sobre "vida silvestre en patios" en el que se fomentaba y alababan, regularmente, una serie de medidas concretas. Se constató una mayor presencia de mamíferos y aves, en particular en los sitios convertidos en patios, y en menor medida de reptiles y anfibios. Los invertebrados no estaban contemplados en este programa. Así mismo, se constató que los perros y gatos eran un obstáculo para el fomento de la fauna.
Las condiciones normales que afectan a los suelos de los patios de los edificios de varias alturas y de apartamentos son los siguientes:
suelos ricos en nitrógeno, umbríos y húmedos;
un nivel relativamente alto de humedad;
por ser zona de paso, se les somete a una gran tensión.
El suelo es extremadamente seco en las zonas vacías que quedan entre los edificios o los patios grandes. La flora y fauna se caracterizan por estas dos situaciones extremas por lo que, raramente se encuentran plantas y animales en los patios traseros por consecuencia de la tensión, el mantenimiento erróneo y la cantidad de zonas pavimentadas en ellos.
A continuación se resumen las conclusiones aplicables a la mejora ecológica de los patios:
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Se deberían tomar medidas, sobre todo de ayuda financiera directa, para fomentar el reverdecimiento de patios.
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Estas superficies verdes deberían incluirse en el sistema de biotopos urbanos.
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Se deberían eliminar las zonas pavimentadas en aquellos sitios donde sea posible, y utilizar materiales ecológicamente apropiados donde sea necesario construir caminos.
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Deberían preservarse aquellos sitios especiales, como las vallas, que permiten la existencia de distintos biotopos a pequeña escala y biotopos pequeños esenciales.
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Se deberían proporcionar zonas de reproducción para pájaros, tales como cajas nidos.
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Los tejados y fachadas deberían "reverdecerse" en aquellos sitios donde sea posible.
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Las actividades de uso y cuidado de los patios deberían ser apropiadas para la protección de los biotopos.
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Las superficies verdes deberían evaluarse según el grado de naturalidad, tamaño, edad, estructura, diversidad específica y de las comunidades, intensidad de uso y ubicación; así mismo, habría que integrar las zonas verdes en el sistema de grupos de biotopos y determinar sus posibilidades de desarrollo ecológico.
5.7. Árboles de las calles
De cara a hacer una buena planificación para el desarrollo de árboles en las calles, es útil tener una buena visión en conjunto, con la ayuda de un inventario de árboles, que debería incluir los siguientes puntos: el tipo, edad y tamaño de los árboles según clases; su condición también deberá reflejarse. Esto último puede hacerse muy bien con fotografías aéreas. Estos datos darán un análisis de la condición actual de los árboles, permitirán predecir su desarrollo y planificar su restablecimiento.
Deberían ponerse especies nativas de árboles, bien sustituyendo a otras, bien como nuevas plantaciones. Las especies autóctonas deberán plantarse, sobre todo, en aquellas zonas de la ciudad sometidas a las menores tensiones ecológicas, donde las especies más frágiles podrán sobrevivir; pero, incluso en zonas de grandes tensiones, se puede plantar especies autóctonas si el suelo es adecuado y se les dedican cuidados intensivos. Probablemente no podrán evitarse un compromiso a favor de las especies residentes en enclaves de las partes centrales de la ciudad. El promedio de vida de los árboles situados a lo largo de las calles está decreciendo.
Para evitar enormes pérdidas de árboles debidas a la muerte de especies concretas, deberán plantarse especies variadas. Los grupos de árboles dominantes pueden estar en concordancia con las condiciones originales del paisaje, pero pueden no tener cabida como árboles de las calles, ya que éstas no pueden ser vistas como parte del paisaje. Sin embargo, la variedad de especies no deberá obtenerse plantando especies exóticas. La variedad no deberá ser el objetivo de las expectativas en lo que se refiere al paisaje.
Las hileras de viejos árboles en las calles son una de las más valiosas ayudas para aumentar el atractivo de la ciudad, así como para la calidad de los biotopos , y deberían ser necesariamente protegidas.
Las hileras aisladas de árboles deberían convertirse en cinturones de árboles. Si son demasiado pequeños o delgados y se les puede cuidar intensivamente, es posible lograr una buena calidad de biotopo. Deben tomarse precauciones, en el centro de la ciudad, para que estas zonas no se usen como aparcamiento. Debería permitirse el crecimiento espontáneo alrededor de las hileras de árboles. La siega cada dos o tres años podría ser un mantenimiento adecuado. Debería darse al público una explicación de la importancia de estas zonas "descuidadas". En algunas ciudades se han hecho campañas para que los residentes patrocinen actividades tales como el cuidado de zonas verdes, la mejora del suelo, o de su riego. Estos esfuerzos sólo tendrán éxito cuando los residentes se identifiquen plenamente con el área en el que viven.
5.8. Parques:
Los grandes parques urbanos y las zonas de parque del centro o las que se extienden por la ciudad, tienen una función básica para las especies. Por regla general, estas áreas son los espacios verdes urbanos mejor comunicados y continuos. Algunos de ellos alcanzan tamaños de varios cientos de hectáreas. Las superficies de los parques de las ciudades contrastan fuertemente con los otros usos de la superficie en el sistema urbano. Aquí puede encontrarse un suelo casi natural, las aguas subterráneas están menos afectadas directamente y estas áreas poseen un alto valor para el clima de la ciudad.
En estos grandes parques se puede encontrar un mayor porcentaje de especies forestales y de especies que dependen de zonas acuáticas que en cualquier otra zona verde de la ciudad. Esto es debido a que en ellos todavía existen zonas boscosas y a que el público disfruta con las pequeñas masas naturales de agua, ambas protegidas. En algunas ciudades los parques están situados a lo largo de las orillas de algún curso de agua, por ejemplo, en Munich.
Las estadísticas oficiales sobre el tamaño de estas zonas normalmente no reflejan el tamaño actual como biotopos completos. El principal problema es que, a menudo, calles con un intenso tráfico cruzan los parques y la fragmentación de las zonas verdes afecta a las poblaciones animales. En estos parques el objetivo principal deberá ser mantener su tamaño. Con el fin de restablecer la continuidad de los parques que ya han sido fragmentados, debería plantearse la posibilidad de reducir las calles.
Dado que los parques de los centros urbanos cumplen una función fundamentalmente recreativa que no se puede evitar, las posibilidades de mejorar la situación de flora y fauna por medio de sistemas más naturales quedan limitadas.
Los grandes parques ofrecen la posibilidad de que cada zona pueda organizarse de acuerdo con diferentes intensidades de uso. Existen posibilidades directas e indirectas para controlar el uso público de las diferentes zonas, tales como las que se han utilizado en paisajes abiertos. La división de estos espacios deberá determinarse teniendo en cuenta las intensidades de uso existentes en el momento, el valor específico de los biotopos y las posibilidades de desarrollo de éstos. Ello supone construir un sistema de grupos de biotopos estratificados del parque en cuestión. El área debería organizarse de acuerdo con los diferentes tipos de uso: intensivo, extensivo y zonas libres.
La crítica a los parques existentes en la actualidad debe, sobre todo, centrarse en su concepción y cuidado. Los siguientes factores ejercen una influencia negativa en las especies que viven en ellos:
-Frecuentes movimientos de césped.
-Eliminación de todo el material segado.
-Eliminación del material vegetal vivo y muerto situado debajo de los árboles.
-Formaciones de árboles aislados o en pequeños grupos sin maleza.
-Porcentaje innecesariamente alto de árboles y arbustos no nativos.
-Construcción y reforzamiento de las zonas ribereñas.
-Sistemas de pavimentación de caminos a gran escala.
Las zonas tranquilas, libres de uso, no deberían someterse a cuidados intensivos y, por regla general, deberían incluirse en ellas las zonas de bosque. Deberá hacerse todo lo posible para establecer una superficie mínima para todas las zonas de bosque. Existen diversas opiniones sobre las dimensiones de esta superficie mínima, unos creen que se deberá disponer de una superficie mínima de aproximadamente 2000 metros cuadrados para permitir la reproducción de las aves que viven en los bosques y otros que se necesita una superficie mínima de 1600 metros cuadrados para disponer de unas condiciones lumínicas que influyan de forma favorable en el estrato herbáceo.
Es necesario además proteger a los bosques de las especies agresivas, tales como las zarzas. En estos casos, se rodearán los bosques con una hilera estrecha de setos para dificultar el paso de las especies que tienen una gran demanda de luz, estas estrechas hileras de setos pueden servir también de barrera para los visitantes del parque. Estos hábitats de barrera cumplen una función muy importante como biotopos para una gran variedad de especies. Durante su planificación se debería tener en cuenta que son biotopos de transición con un alto valor ecológico. En esta etapa, es decisiva la construcción de barreras estratificadas escasamente organizadas.
Las zonas limítrofes y las uniones entre las zonas de bosque y los campos o zonas de césped abiertas no deberían situarse exactamente a lo largo de caminos y paseos. Otros proyectos alternativos proporcionarán zonas sombreadas variadas y distancias diferentes a las áreas sensibles tan necesarias para las diferentes especies. Este tipo de estructuras limítrofes son además más interesantes para los que visitan los parques.
En resumen, para favorecer el desarrollo del ecosistema urbano, entre otras cosas, en los parques deberemos realizar las siguientes actuaciones:
-Preservar el tamaño de la zona y, si fuera posible, restablecer sus dimensiones originales y su continuidad interna.
-Desarrollar un sistema estratificado de intensidades de uso y zonas protegidas dentro del parque.
-Fomentar el desarrollo de bosques completos sobre todo en las zonas libres.
-Cambiar el césped ornamental por praderas mantenidas de forma extensiva, en todos los sitios posibles.
-Desarrollar conexiones intactas entre los diferentes biotopos.
Varias de estas actuaciones que favorecen al medio, no se realizarán porque, en general, en las ciudades se considera más importante la estética o la comodidad de los ciudadanos que el desarrollo de sus ecosistemas.
5.9 Instalaciones deportivas y las piscinas públicas al aire libre:
Las instalaciones deportivas y las piscinas públicas al aire libre se consideran, frecuentemente, en los planes urbanos como zonas verdes, olvidando que éstas son utilizadas por grupos específicos de gente o que sólo están abiertas durante un período determinado del año. Las funciones ecológicas de este tipo de instalaciones son limitadas, exceptuando quizás su influencia en el clima. Las instalaciones deportivas se construyen utilizando de forma cada vez más frecuente césped y praderas artificiales, desplazando, como consecuencia, las superficies verdes que quedan a los límites externos de éstas. Ciertas partes de su infraestructura, tales como sedes de clubes, aparcamientos y caminos (normalmente de grandes dimensiones) suponen también la pavimentación de sus alrededores.
La calidad de los biotopos de las superficies de césped sometidas a muchas tensiones y expuestas al continuo pisoteo, es realmente pobre. Esto significa que las zonas centrales de las instalaciones deportivas y las piscinas públicas, no tienen gran valor desde el punto de vista de conservación de la naturaleza. Los planes que proponen establecer estas instalaciones en un parque intacto o en las afueras de la ciudad suponen un ataque tan violento para los biotopos como si se intentara construir un bloque de apartamentos allí.
La apertura de las instalaciones deportivas y piscinas y piscinas al aire libre, incluyendo sus alrededores, a un mayor número de usuarios o durante todo el año podría servir de ayuda para disminuir la tensión en otras superficies verdes. Los límites externos de éstas, que sirven como zonas de protección contra el viento o espectadores indeseables, podrían asumir las funciones necesarias para los biotopos. Por tanto, es importante que estas franjas de monte se puedan desarrollar como verdaderas zonas de transición. Estas deben tener las dimensiones necesarias y estar estratificadas con niveles de hierbas, arbustos y árboles. Los árboles de crecimiento rápido, tales como los chopos, deberán ser sustituidos a largo plazo por árboles propios de la zona. Un estrato de arbustos bien desarrollado sirve también como barrera contra el viento y los espectadores indeseables. Se deberán desarrollar pasillos verdes intactos y zonas de amortiguación adecuadas al espacio rural circundante, en aquellas zonas exteriores donde se pretendan edificar instalaciones deportivas y de tiempo libre. Estas zonas de transición, no deberán ser ocupadas por instalaciones deportivas.
5.10.Terraplenes de las calles e isletas de las carreteras:
Los terraplenes de las calles y las isletas de las carreteras, cuando son suficientemente anchas, pueden servir como conexiones lineales entre diferentes biotopos. Se usan como sendas por muchas plantas y animales, pero no sustituyen a las porciones verdes que no contienen rutas de tráfico. El “stress” ecológico causado por el tráfico de las calles es muy grande, y muchas especies no pueden tolerarlo. Esto significa que, en interés de la conservación de la naturaleza y el paisaje, se debe evitar la construcción de más calles y carreteras.
Las franjas verdes a lo largo de las calles y carreteras sufren grandes presiones derivadas de las emisiones, ruido, herbicidas y sales y, normalmente, están mantenidas intensivamente. Las mayores presiones se dan justo en el borde de la calle. Al contrario que las vías férreas y los canales, las calles y las zonas verdes próximas están a menudo cortadas por cruces en los que los animales se ven muy entorpecidos, y en los que algunas especies no pueden superar el obstáculo o lo hacen con gran peligro.
Los terraplenes de las calles y las isletas de las carreteras deberían plantearse de manera que recuerden a los bordes naturales o a los biotopos de orla. Deberían plantarse prados pobres en nutrientes en aquellas zonas que vayan a permanecer sin árboles, ya que son ricos en especies y únicamente requieren unos cuidados limitados. Sólo la zona directamente adyacente a la calle o carretera debería ser frecuentemente segada. Donde haya una pendiente orientada al sur, deberían plantarse céspedes secos. Según Ellenberg, los bordes de las carreteras deberían tener al menos ocho metros de ancho, dimensión a menudo imposible de alcanzar en la ciudad. En cualquier caso, es cuestionable si ocho metros constituyen una anchura suficiente desde el punto de vista de la ecología animal.
Donde se altere la situación del tráfico, por ejemplo con medidas para facilitarlo, se debería de considerar la destrucción de calles existentes.
Estas bandas verdes entre calles y paseos deberían estar disponibles para el asentamiento espontáneo de plantas y animales y ser segadas sólo extensivamente. En la mayoría de los casos no serán necesarios los herbicidas, ya que no existirá la posibilidad de que las plantas tapen la visión donde sea necesaria, o planteen algún peligro de otra manera.
5.11. Cementerios:
Hay varios tipos de cementerios en Europa, desarrollados como resultado de diferentes culturas. Hay cementerios forestales y como parques, instalados normalmente en los siglos XVIII y XIX, modernos, ornamentales, que son los más extendidos actualmente, casi sin árboles y otros casi sin vegetación. Estos últimos se encuentran normalmente en la Europa meridional.
Los dos primeros tipos ofrecen las mejores posibilidades para la flora y la fauna, mientras que los extendidos cementerios “ornamentales” se caracterizan por la concentración de sepulturas, los grandes sistemas de paseos y la abundancia de coníferas no nativas.
En los cementerios hay zonas verdes públicas y, como tales, muchas contribuyen significativamente al espacio verde de la ciudad. Los cementerios deberían ser planificados también como sistema como sistema de espacios verdes.
Los cementerios viejos y demasiado grandes son hábitats muy valiosos en los que se encuentra una alta concentración de aves, y son además hábitats ideales para artrópodos y mamíferos pequeños. Su alta calidad como biotopo es resultado de la riqueza de vegetación, del número de árboles (incluyendo algunos viejos y muy grandes) con sotobosque, y del hecho de estar básicamente inalterados y con continuidad de uso a largo plazo. En estos viejos cementerios, los árboles deberán ser protegidos y, si fuera necesario, reemplazados por otros del mismo tipo. El suelo típico, muy sombreado, húmedo y rico en nitratos, debería ser necesariamente protegido como un pequeño biotopo específico.
Cuando se planifican nuevos cementerios o se remodelan los existentes, habría que basarse en los cementerios-parque más que en los cementerios ornamentales normales, que sirven principalmente intereses económicos o tecnológicos. Esto significa que el número de tumbas individuales y lechos decorativos de flores debería de reducirse para permitir suficiente espacio para otra vegetación. El sistema de paseos no debería ser demasiado largo y habría que evitar su pavimentación. Las coníferas decorativas, no nativas y de bajo crecimiento, no ofrecen ninguna posibilidad para que se desarrolle un biotopo de alta calidad; en su lugar, deberían plantarse árboles caducifolios, como se hacía antiguamente. Los rincones y pequeñas zonas sombreadas y desatendidas deberían también ser potenciadas, de cara a proteger el suelo húmedo y rico en nitratos. Ello implica que deberá permitirse la vegetación espontánea donde sea posible.
BIBLIOGRAFÍA
_“ Ecología humana” / Amos H. Hawley
_ “Naturaleza y ciudad: planificación urbana y procesos ecológicos” / Michael hough
_ “Naturaleza en las ciudades” / Monografías de la dirección general de medio ambiente
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Enviado por: | Carmela |
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