Sociología y Trabajo Social
Drogas y su problemática
DROGA
Droga es cualquier sustancia que, una vez introducida en el organismo a través de distintas vías (esnifada, inyectada, fumada o tragada), tiene capacidad para alterar o modificar las funciones corporales, las sensaciones, el estado de ánimo o las percepciones sensoriales (vista, oído, tacto, gusto, olfato) Existen muchas clases de drogas. Algunas son legales como el alcohol, el tabaco o los fármacos; otras son ilegales como el hachís, la cocaína, la heroína... Todas las drogas tienen un denominador común: al ingerirlas -sea cual sea la forma- pasan a la sangre y, a través de ella, al cerebro y a todo el organismo, provocando los diferentes efectos que la caracterizan: excitar, relajar o distorsionar la realidad.
PELIGROS DE TOMAR DROGAS
Todas las drogas afectan a la salud de las personas y su desarrollo personal. Sin embargo, este dato se potencia aún más en el caso de los jóvenes, puesto que cada vez que se recurre a las drogas como muleta para disfrutar de la vida o enfrentarse a sus exigencias, se está limitando la oportunidad de demostrar y desarrollar los recursos y las capacidades propias.
El consumo de drogas induce, por otra parte, a comportamientos “descontrolados” que se llevan a cabo bajo los efectos de las drogas, conductas, en muchos casos, en las que no se miden los riesgos, ni las consecuencias de lo que se está haciendo.
Un riesgo de las drogas -quizá el más importante- es su capacidad de crear dependencia. Todas las drogas presentan esta característica. Aunque se afirma que algunas drogas no generan dependencia física (cannabis, alucinógenos, éxtasis,...), éste es un asunto controvertido. En lo que sí hay unanimidad es en la capacidad de las drogas APRA provocar dependencia psicológica o emocional. Si bien es cierto que la facilidad para que se cree una dependencia física depende de muchos factores, también lo es que no hay ninguna persona tan segura que pueda afirmar que controla plenamente los riesgos de hacerse dependiente.
Además, muchas de las drogas que se encuentran en el mercado ilegal están con frecuencia sometidas a procesos de adulteración. En estos casos, el posible consumidor no sabe qué es lo que está tomando y, por lo tanto, se sitúa ante unos imprevisibles riesgos añadidos.
EFECTOS
Para determinar qué efectos pueden producir las drogas hay que considerar, en primer lugar, cuáles son sus principios activos. Las experiencias y los efectos son distintos en las personas y dependen de diversas circunstancias:
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La composición y riqueza del producto (cantidad de principio activo, presencia de adulterantes)
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Las características fisiológicas del consumidor (edad, sexo, complexión física, estado del organismo en el momento de tomar la droga, etc.)
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La personalidad del consumidor.
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Las expectativas del consumo (lo que le han dicho que produce y, por lo tanto, espera conseguir al tomarla)
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Las experiencias previas con la droga en cuestión.
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La frecuencia del uso.
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El ambiente en que se toma (espacio físico, personas con las que se consume, etc.)
¿LAS DROGAS TIENEN RIESGOS?
Todas dañan la salud y, si se toman con frecuencia, algunas pueden provocar daños irreparables, biológicos o psicológicos. Asimismo, se pueden correr riesgos muy serios si se padece algún tipo de patología, como, por ejemplo, cardiaca o hipertensión, que puede que aún no se haya manifestado o no la haya diagnosticado el médico.
Las drogas ilegales, además, pueden estar sometidas a grandes procesos de adulteración, sistema utilizado por los traficantes para multiplicar los beneficios pero que supone un riesgo suplementario para quien las consume, ya que no sabe realmente que está tomando.
Muchas veces las drogas se ingieren mezcladas unas con otras, por ejemplo; porros y alcohol, éxtasis y alcohol, cannabis y cocaína, etc., sometiendo, de esta forma, al sistema nervioso a sacudidas contradictorias o multiplicando los efectos de ambas sustancias. En estos casos, los riesgos que se asumen son mucho más imprevisibles.
También existen riesgos relacionados con el comportamiento que los consumos facilitan o impiden controlar (comportamientos impulsivos, descontrolados, desinhibidos, etc.)
Un riesgo -quizá el más importante- es su capacidad para crear dependencia. Todas las drogas presentan esa característica. Aunque se afirma que algunas drogas no producen dependencia física (cannabis, alucinógenos, éxtasis...), éste es un asunto controvertido sobre el que los expertos han manifestado opiniones muy diferentes. En lo que sí hay unanimidad es en la capacidad de todas las drogas para producir dependencia psicológica o emocional.
El hecho de tomar alguna droga se asocia normalmente a una determinada actividad como: poder ligar estando bebidos, bailar puestos de éxtasis, escuchar música emporrados, solucionar los conflictos colocándose, salir y divertirse con drogas, etc. De esta manera, la mayoría de las veces de forma inconsciente, se va fomentando un hábito de conducta en el que la droga se va incorporando a la vida cotidiana. Al cabo de un tiempo ya no se sabe ligar, bailar, solucionar los problemas, salir y divertirse sin drogas. Ha aparecido la dependencia psicológica o emocional.
Algunos jóvenes piensan que limitar el consumo de alcohol o de otras drogas al fin de semana las hace inofensivas, pero no es así.
En primer lugar, se va creando una asociación sistemática entre salir-colocarse-divertirse, de tal forma que, a la larga, resulta cada vez más difícil hacerlo sin ellas.
En segundo lugar, pasarse todos los fines de semana -más de 100 días al año, sin contar los periodos de vacaciones- supone una situación de riesgo nada despreciable, además de las grandes cantidades y mezclas que se pueden tomar en cortos periodos de tiempo, aunque sea distanciados en la semana.
En tercer lugar, los principios psicoactivos de la mayoría de las drogas se van eliminando lentamente del cuerpo, acumulándose y manteniéndose en algunas partes del organismo (tejidos grasos, pulmones, hígado, etc.) durante varios días. Muchas veces, antes de que se hayan podido eliminar, ya están en la sangre y el cerebro recibiendo y almacenando nuevas dosis.
Por otro lado, la resaca se suele prolongar a los primeros días de la semana siguiente, impidiendo funcionar con normalidad.
Por último, hay que tener en cuenta el peligro que conllevan algunos comportamientos bajo los efectos de las drogas: conducir un coche o una moto, mantener relaciones sexuales sin precauciones, complicarse en peleas y actos de violencia callejera, cometer imprudencias, etc.
Las personas tendemos a ver siempre los problemas en los demás y pocas veces nos fijamos en nosotros mismos; esto también ocurre con las drogas. Los jóvenes que abusan del alcohol piensan que ellos nunca serán alcohólicos porque éstos son los que están tirados en la calle; los que abusan de otras drogas piensan que ellos no serán nunca drogadictos, porque sólo lo son los yanquis; ellos nunca llegarán a ser drogodependientes, porque cuando quieran lo pueden dejar, etc. todas estas afirmaciones ponen de manifiesto la convicción de que se controla, lo que se transforma en un síntoma de riesgo adicional. Siempre creemos que podemos controlar todas las situaciones y, en el caso de las drogas, esta creencia puede hacer que nos confiemos y perdamos de vista los peligros de algo con lo que estamos jugando.
Si bien es cierto que muchos de los que consumen drogas no llegan a ser drogodependientes, no lo es menos que los drogodependientes no llegaron a serlo de la noche a la mañana, sino que todos ellos empezaron primero probando a ver que pasaba, luego tomando ocasionalmente, después un poco más a menudo... hasta que, casi sin darse cuenta, se fue convirtiendo en un hábito. En algún momento todos creyeron que controlaban e, incluso, algunas personas enganchadas siguen manteniendo que ellos cuando quieran lo pueden dejar.
DROGAS BLANDAS Y DURAS
Ante el creciente consumo mundial tanto de las llamadas “drogas duras” como de fármacos de parecida peligrosidad para el organismo, es conveniente tener ideas claras al respecto y conocer cuáles son estos productos capaces de causar efectos tan nocivos para la salud.
De acuerdo con el tipo de dependencia que generan, las drogas pueden clasificarse en “duras”, que son aquellas que provocan una dependencia física y psicosocial, es decir, que alteran el comportamiento psíquico y social del adicto, como el opio y sus derivados, el alcohol, las anfetaminas y los barbitúricos, y en “blandas”, que son las que crean únicamente una dependencia psicosocial, entre las que se encuentran los derivados del cáñamo, como el hachís o la marihuana, la cocaína, el ácido lisérgico, más conocido como LSD, así como también el tabaco.
Esta división en “blandas” y “duras” es cuestionada por muchos estudiosos del tema ya que consideran que se podría sugerir con ella que las “duras” son malas y, por consiguiente, las “blandas” son buenas o menos malas y no es así, ya que a partir de determinadas dosis y según la forma de ser administradas, las drogas “blandas” pueden tener efectos tan nocivos como las “duras”.
La dependencia es el estado del individuo mediante el cual crea y mantiene constantemente un deseo de ingerir alguna sustancia. Si este deseo se mantiene por mecanismos metabólicos y su falta crea un síndrome de abstinencia, se denomina dependencia física. Si la dependencia se mantiene por mecanismos psicosociales, suele definirse como dependencia psíquica o psicosocial.
Desde un punto de vista farmacológico, las drogas se dividen en narcóticos, como el opio y sus derivados (morfina, codeína y heroína); estimulantes, como el café, las anfetaminas, el crack y la cocaína, y alucinógenos, como el LSD, la mescalina, le peyote, y los derivados del cáñamo, como el hachís.
NARCÓTICOS
La palabra narcótico es un vocablo griego que significa “cosa capaz de adormecer y sedar”. A pesar de que esta palabra se usa con frecuencia para referirse a todo tipo de drogas psicoactivas, es decir, aquellas que actúan sobre el psiquismo del individuo, el campo de los narcóticos se puede dividir en la actualidad en varios grupos, que son los siguientes:
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Opio, opiáceos y sucedáneos sintéticos.
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Neurolépticos o tranquilizantes mayores.
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Ansiolíticos o tranquilizantes menores
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Somníferos o barbitúricos.
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Grandes narcóticos o anestésicos generales.
Se trata de drogas con composiciones y orígenes distintos, que tienen en común su efecto en el organismo, aunque éste se manifieste de manera y en grados diferentes.
Pero el elemento fundamental que las une consiste en que todos los narcóticos causan adicción física. Es adictivo aquel fármaco que, administrado en dosis suficientes durante períodos de tiempo relativamente largo, induce un cambio metabólico. Cuando deja de administrarse desencadena una serie de reacciones conocidas como “síndrome de abstinencia.”
EL OPIO
El opio, como sustancia administrable, es un jugo extraído de las cápsulas verdes de la planta papaver somníferum o adormidera (hierba del sueño), del que se obtienen 24 alcaloides distintos.
Al ser un gran depresor del sistema nervioso central, su sobredosis puede producir la muerte por paro o coma respiratorio o, en caso de intoxicación grave o aguda, miosis o contracción de la pupila, depresión, espamos gastrointestinales, shock, vómitos y disminución de la agudeza sensorial.
Cabe tener en cuenta que, ante un caso de intoxicación aguada o sobredosis, y administrar un enefgizante o un estimulante puede contrarrestar los efectos y viceversa, de modo que una intoxicación aguda tanto por narcóticos como por estimulantes puede ser tratada con fármacos de efectos opuestos.
La intoxicación crónica puede causar anorexia o pérdida del apetito, delgadez, estreñimiento y endocarditis, entre otros trastornos. Por lo genral, el opio se consume mediante inyeccónes intravenosas, aunque también se puede administrar por vías oral (comido o bebido), vía rectal (supositorios) y fumado.
Inmediatamente después de tomarlo, la persona experimenta una contracción de las pupilas, y a medida que el sistema nervioso va perdiendo tensión, la respiración se hace cada vez más superficial.
Si el contenido en morfina del opio fuese del 10%, la dosis mortal media para un adulto sería de unos 150 miligramos por kilo de peso, que en el caso de una persona de 70 kilos equivalen a poco más de 10 gramos en una sola dosis, aunque cabe señalar que se han producido casos de coma y muerte con una única dosis de cinco gramos.
De todas formas, la tolerancia al opio es elevada. Un consumidor habitual puede llegar a tomar cantidades diez veces superiores a las de una persona que se inicia en su consumo sin que ello le ocasione otros efectos. Su hábito motiva que desaparezcan los efectos con mayor rapidez y que se precisen nuevas dosis para sentirse bien, una desmesura que a su vez tiene un efecto paradójico puesto que quien necesita intoxicarse para no sentirse intoxicado ya está en la situación del que puede experimentar un síndrome de abstinencia si no recurre, naturalmente, a dosis cada vez mayores.
El síndrome de abstinencia amplia el sufrimiento de dos tipos de trastornos: el primero es un cuadro caracterizado por bostezos, sudoración, secreción nasal, ansiedad, respiración agitada, temblores ocasionales, “carne de gallina” y retortijones, manifestaciones que generalmente van remitiendo hasta desaparecer en unos tres días. El segundo efecto es un trastorno general de ánimo, que persiste durante mucho más tiempo, que puede acarrear una pérdida de los límites entre el estado de vigilia y la somnolencia, y que también suele provocar insomnio y desasosiego.
ALGUNOS SUCEDÁNEOS DEL OPIO
METADONA: Analgésico más potente que la morfina. Utilizada como droga de rehabilitación y tratamiento para heroinómanos. Produce una gran adicción y el síndrome de abstinencia dura el doble que el de los opiáceos.
BUPRENORFINA: Con efectos similares a la metadona, provoca un síndrome de abstinencia que es más prolongado que el de la heroína, y tiene lugar varios días después de haber suspendido su consumo.
PENTAZOCINA: Menos potente que la morfina, como analgésico y sedante. Produce graves efectos secundarios, tales como depresión respiratoria, taquicardia y brusco aumento de la presión arterial, brotes de conducta demente e intensos estados de malestar.
EFECTOS
Bautizada así por evocación a Morfeo, dios griego del sueño, la morfina fue aislada como componente del opio a principios del siglo XIX. Los primeros empleos masivos del fármaco tuvieron lugar en la Guerra de Secesión (1861-1865), norteamericana, y en la franco-prusiana (1870-1871), en las que se usó para mitigar el dolor de los heridos.
Los efectos y las consecuencias provocados por la morfina son similares a los ya descritos respecto al opio, si bien la morfina no altera el ánimo ni la percepción.
Esta droga se administra generalmente por vía intramuscular, por aspiración nasal o por medio de supositorios. Su tolerancia es también muy alta, por lo que un adicto puede consumir en un día cantidades que matarían a ocho o diez personas que no estén habitadas. Las dosis mortales se presentan, generalmente, a partir de los dos o tres gramos por vía intravenosa y de una sola vez.
En casos de sobredosis, sobreviene un coma respiratorio que puede durar varias horas y que, por lo general se presenta junto con otras complicaciones.
LA HEROÍNA
Llamada así por las cualidades “heroicas”, ya que adormece todo sentimiento de temor, constituye probablemente la droga que provoca mayor adicción, ya que su efecto suele ser el más fuerte de todos los opiáceos, y su síndrome de abstinencia aparece en menos tiempo con las demás sustancias.
Como se ha experimentado legalmente con esta droga sobre diversos tipos de pacientes, se ha podido comprobar que al suministrarla por cualquier vía (fumada, aspirada, pero sobre todo inyectada) a personas sanas, éstas experimentaban sensaciones muy desagradables, tales como náuseas y vómitos; mientras que un grupo de personas con problemas graves de salud declaraban sentirse más aliviadas desde el principio y querían repetir el experimento.
Distintos análisis efectuados en dosis de la droga que se adquiere en la calle han demostrado que ésta tiene un porcentaje que casi nunca supera el 5% de heroína pura, ya que por lo general se vede en su lugar morfina, codeína o drogas de farmacia cargadas con excipientes tales como lactosa, cacao en polvo u otras sus de las drogas APRA provocar dependencia psicológica o emocional. Si bien es cierto sustancias presumiblemente inocuas.
Aparte de la dependencia física, lo que fascina al heroinómano es el ritual de la aguja y su papel social de irresponsable, tanto como en las pautas de vida cotidiana, como en el lenguaje, el vestuario, el empleo del tiempo y las relaciones, así como en la posibilidad de reclamar la atención ajena.
En resumen, aparentemente, los “yanquis” se sienten atraídos tanto por el estigma de lo prohibido como por la sustancia en sí misma.
NEUROLÉPTICOS O TRANQUILIZANTES MAYORES
Se trata de sustancias utilizadas para tratar la depresión, las manías y las psicosis, y muchas de ellas se venden sin prescripción médica en la mayoría de farmacias. Entre éstas se encuentran las fenotiazinas, el haloperidol y la reserpina.
Conocidos como neurolépticos (del griego neuro, “nervio” y lepto, “atar”), producen un estado de indiferencia emocional, sin laterar la percepción ni las funciones intelectuales.
Sumamente tóxicos, poseen efectos secundarios tales como parkinsonismo, destrucción de células de la sangre, arritmia cardiaca, anemia, obstrucción hepática, vértigos, retención urinaria, etc. Contando también con síndromes malignos con hipertermia y muerte inesperada.
ANSIOLÍTICOS O TRANQUILIZANTES MENORES
Habitualmente usados para tratar las neurosis, la etimología de su nombre, ansiolíticos, significa “liquidador de la ansiedad”. En el mercado español se comercializan con distintos nombres.
Según estadísticas farmacológicas actuales, estas drogas constituyen la mitad de todos los psicofármacos consumidos en el mundo, a pesar de que producen un síndrome de abstinencia muy grave.
En dosis pequeñas se administran como sedantes, y en dosis mayores funcionan como hipnóticos o inductores del sueño; también algunos se usan como relajantes musculares.
Producen letárgica, estupor y coma, con relativa facilidad. En caso de adicción pueden inducir a la aparición de alteraciones hemáticas.
Al abandonar su consumo pueden aparecer episodios depresivos, desasosiego o insomnio, que suelen ser muy duraderos.
SOMNÍFEROS O BARBITÚRICOS
Estas sustancias se popularizaron cuando en Estados Unidos aparecieron las primeras leves que prohibían el alcohol, el opio y la morfina.
Su uso puede provocar lesiones en el hígado o los riñones, producir erupciones cutáneas, dolores articulares, neuralgias, hipotensión, estreñimiento y tendencia al colapso circulatorio.
La intoxicación aguda puede llegar a provocar la muerte, que sobreviene por lesión del cerebro debida a la falta de oxígeno y a otras complicaciones derivadas de la depresión respiratoria.
La dependencia física se genera entre las cuatro y las seis semanas. Con frecuencia, el síndrome de abstinencia suscita cuadros de delirium tremens.
GRANDES NARCÓTICOS
Existen varias sustancias usadas en anestesia general que merecen estar incluidas en este grupo por su capacidad de producir sopor o estupefacción, mayor que la de cualquier estupefaciente en sentido estricto. En dosis leves producen una primera fase de excitación cordial, como el alcohol, y luego sedación y sopor.
También generan tolerancia y, en consecuencia, adicción, pudiendo ocasionar intoxicaciones agudas, en incluso la muerte.
El fentanil, dentro de grupo de los grandes narcóticos, posee cuarenta veces más potencia que la heroína y es el más usado actualmente en las intervenciones quirúrgicas, debido a su bajo índice de toxicidad para el corazón y para el sistema nervioso.
ESTIMULANTES
Tradicionalmente usados para combatir la fatiga, el hambre y el desánimo, los estimulantes provocan una mayor resistencia física transitoria gracias a la activación directa del sistema nervioso central.
ESTIMULANTES VEGETALES
El café, el té, el mate, la cola, el cacao, el betel y la coca son plantas que crecen en muchas partes del mundo. A pesar de que algunas de estas plantas suelen consumirse repetidas veces al día durante buena parte de la vida, son sustancias tóxicas que poseen efectos secundarios.
Los efectos de la intoxicación crónica se pueden observar en los catadores de té. Tanto los catadores británicos como los hindúes padecen cirrosis, agitación, angustia, temblores, insomnio, náuseas y vómitos.
El cacao era consumido por los aztecas debido a su contenido de cafeína y de teobromina. Sin embargo, los chocolates actuales no suelen contener estos alcaloides.
El consumo abusivo de café puede causar hipertensión y gastritis, sin contar que también contiene alquitranes cancerígenos.
ESTIMULANTES QUÍMICOS
LA COCAÍNA
En los casos de intoxicación aguda, sus efectos, que consienten en la hiperestimulación, el aumento de la presión sanguínea y la aceleración del ritmo cardiaco, seguidos de una sobestimulación, con parálisis muscular y dificultades respiratorias, pueden terminar en un colapso cardiocirculatorio.
La pasta base de la coca mezclada con bicarbonato sódico es conocida con el nombre de crack, que es mucho más toxico que el clorhidrato de cocaína. Aunque no se dispone todavía de estudios sobre su uso, efectos secundarios y contraindicaciones, se sabe que existen numerosas víctimas mortales por sobredosis de esta sustancia.
LAS ANFETAMINAS
Las anfetaminas fueron utilizadas como estimulantes, luego en forma de inhaladores, para el tratamiento de catarros y congestiones nasales, más tarde como píldoras contra el mareo y para disminuir el apetito en el tratamiento de la obesidad y, finalmente, como antidepresivos.
Presentan una elevada tolerancia, que produce habituación y necesidad de dosis progresivamente más elevadas.
ALUCINÓGENOS
Las drogas conocidas como alucinógenas son fármacos que provocan alteraciones psíquicas que afectan a la percepción. Pueden destacarse dos grandes grupos: el de aquellas cuyo efecto es más breve y menos profundo, como los derivados del cáñamo y el éxtasis, y las de mayor potencia, como el LSD y la mescalina.
ÉXTASIS
El consumo de éxtasis fue prohibido en 1985. Tras su ilegalización, empezaron a circular grandes partidas de pastillas con este nombre, de procedencia desconocida, distribuidas en discotecas de todo le mundo como afrodisíacos.
Debido a su descubrimiento reciente y a la posterior prohibición, no existen muchos datos sobre sus efectos reales en el sistema nervioso humano, si bien parece probado que crea adicción.
DERIVADOS DEL CÁÑAMO
Los efectos de la marihuana consisten en un aumento de la percepción señorial, ya que las sensaciones se hacen más intensas, y en cierta desinhibición, que le ha otorgado, entre algunos jóvenes, el papel antes desempeñado por el alcohol como animador de las reuniones sociales.
Provoca, además, efectos secundarios tales como sequedad de la boca, aumento de apetito, dilatación de los bronquios, somnolencia y analgesia.
El hachís resulta todavía más tóxico que la marihuana, si bien la toxicidad varía según la forma en que se ingiere el producto por vía oral, por ejemplo, puede ocasiona intoxicaciones graves. La tolerancia que genera desaparece en uno o dos días de privación.
LSD, MESCALINA Y HONGOS PSILOCIBIOS
La acción de estas sustancias se suele centrar en el hipotálamo, y son metabolizadas de forma muy rápida.
La dietilamida del ácido lisérgico (LSD) no tiene ninguna tolerancia, ya que si algún adicto quiere prolongar sus efectos con dosis sucesivas o mayores, se hace completamente inmune a sus efectos.
En el aspecto clínico, la intoxicación aguda produce incoordinación motora, hipertensión arterial, despersonalización y agudización de os sentidos, y un síndrome psicótico en el caso de existir una intoxicación crónica.
La mescalina es un alcaloide extraído del peyote, cactus que se desarrolla en casi todo el mundo, y suele provocar experiencias muy intensas. Debido a su desagradable sabor provoca náuseas y vómitos, y, como los demás alucinógenos, no posee tolerancia, si bien puede llegar a producir episodios psicóticos en ciertas personas.
Por otra parte, entre América, Europa y Asia existen unas diez especies de hongos, llamados psilocibios, que tienen efectos alucinógenos parecidos a los del LSD.
EL ALCOHOL Y EL TABACO
LAS BEBIDAS ALCOHÓLICAS
La cultura occidental ha convertido la elaboración de las bebidas alcohólicas en un arte diverso y sofisticado. Los consumidores han aprendido a conocerlas y a disfrutar de sus ventajas, aunque socialmente se observan ciertas consecuencias como violencia, embrutecimiento e infinidad de accidentes como resultado de los excesos.
El alcohol tiene poder de relajación para hacer frente a la ansiedad. Mezcla con la desinhibición sentimientos tan opuestos como la extroversión y la depresión, la actividad y el sopor, o la autosuficiencia con una frágil sensibilidad.
Todas las personas conocen los erectos del exceso del alcohol en el organismo. No obstante, pocos saben las consecuencias que acarrea a los alcohólicos intentar dejar de beber asiduamente. Quienes lo hicieron, experimentaron temblores y convulsiones, además de alucinaciones desagradables y una completa desorientación mental, situación conocida como delirium tremens, durante casi una semana, lo cual produce un deterioro mental irreversible en una elevada proporción de individuos.
EL TABACO
El tabaco y el alcohol forman parte del entorno ambiental del individuo y son aceptados por la sociedad, la cual permite y fomenta su consumo.
El tabaco proviene de la elaboración de diversas especies de plantas originarias de América, la más importante de las cuales es la Nicotina tabacum, de la familia de las solanáceas.
Según la Organización Mundial de la Salud, el tabaco crea una “dependencia psíquica fuerte y una dependencia física leve”. Se acepta según esto, que la forma más extendida de dependencia de una droga. Los efectos nocivos son causados por los componentes del humo del tabaco, que son la nicotina, el monóxido de carbono, las sustancias irritantes y los distintos compuestos cancerígenos, el principal de los cuales es el alquitrán.
La nicotina es la sustancia química responsable de la dependencia del tabaco, del síndrome de abstinencia y del conjunto de molestias que se producen al dejar de fumar. Es el componente esencial que convierte al tabaco en una droga.
El alquitrán está formado por un gran número de sustancias, algunas de ellas como los benzopirenos, con acción cancerígena.
El monóxido de carbono es un gas integrante del humo del tabaco. Tiene una gran capacidad de combinación de la hemoglobina a la sangre, disminuyendo la capacidad de ésta para transportar oxígeno a los diferentes tejidos del cuerpo, debido a lo cual, provoca, sobre todo, trastornos de tipo nervosos y circulatorio.
Las sustancias irritantes (como la acroleína) irritan las mucosas respiratoias y son las responsables de la tos típica del fumador.
Las percusiones que el hábito de fumar tiene sobre la salud del fumador pueden ser muy graves y también pueden tenerlas los fumadores pasivos. Es un error creer que los efectos negativos se limitan a una simple irritación que provoca tos o bronquitis. Está perfectamente demostrado que la expectativa de vida de los fumadores es más baja que la de los no fumadores, y que guarda relación con el consumo diario y con la edad que se empezó a fumar.
PREVENCIÓN Y RECUPERACIÓN
La prevención de las drogodependencias, según los expertos tiene tres objetivos:
El primero consiste en tratar de evitar la aparición de la drogodependencia antes de que se produzca.
El segundo tiene como fin el descubrir cuanto antes la drogodependencia, de modo que permita atajarla o como mínimo evitar que siga progresando.
El tercero tiene como objeto frenar la drogodependencia e iniciar la recuperación del drogadicto.
La prevención de la aparición de la drogodependencia es una batalla que hay que librar en varios frentes. El primero de ellos es el interior del grupo familiar, procurando proporcionar a los hijos la información precisa sobre las nocivas consecuencias del consumo de drogas y sobre todo potenciando un ambiente familiar donde el joven se sienta orientado y comprendido. Esta labor informativa debe ser completada por la escuela, los medios de comunicación y la sociedad en general.
Otra batalla para la prevención ha de ser liberada por los administradores del Estado haciendo todo lo posible para reducir, e idealmente eliminar, la posibilidad de disponer de drogas por parte de ciudadanos, combatiendo el narcotráfico.
Desgraciadamente las medidas preventivas a veces no son suficientes y por ello, hay que estar atentos para detectar si alguien de nuestro entorno ha sido atrapado por la droga.
Los síntomas son muy variados, según la droga que esté administrando, peor los más visibles y comunes suelen consistir en un cambio muy notable del comportamiento que entraña el alejamiento del núcleo familiar, el descenso notable en el rendimiento escolar, el cambio de amigos, los cambios súbitos e injustificados de humor, el abandono de las que habían sido sus aficiones y mayor necesidad de dinero cuyo destino le resulta difícil explicar, entre otros.
Si se han detectado estos síntomas, la actitud a adoptar por otra parte de padres y educadores ha de consistir no sólo y en primer lugar, en evitar una actitud de rechazo, sino en propiciar además un acercamiento, con el fin de establecer un diálogo fructífero que permita al afectado comentar sus problemas con personas de su contorno, evitando así que sólo se sienta comprendido por su “basca”, por el círculo de compañeros en su misma situación, quienes en nada podrán ayudarle.
Son muchos pasos los que hay que dar y mucha la paciencia necesaria para ayudar a un drogodependiente en su recuperación e imposible enumerarlos todos aquí, por lo que es muy aconsejable contactar desde el primer momento con cualquiera de las muchas instituciones que se dedican a la recuperación de drogodependientes donde aconsejarán a los familiares sobre la actitud a seguir.
Cuando el drogadicto ha llegado a tomar conciencia de que, debido a la droga que está tomando, se halla expuesto a problemas, se ha dado ya el primer paso para su recuperación. Entonces es el momento de acompañarle a un centro de recuperación para iniciar el tratamiento.
Es cierto que el tratamiento suele ser largo y no son suficientes las recaídas, pero no es menos cierto que existe un margen para la esperanza ya que, en muchos casos, la recuperación es total.
DATOS SOBRE LA DROGA
El diccionario la define así:
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DROGA (del hol. Drogo, seco) f. Nombre genérico de sustancias vegetales, minerales, animales o de síntesis, utilizadas en química, industria, farmacia, etc.// Sustancia o preparado de efecto estimulante, deprimente o narcótico. // Cosa desagradable o molesta. // --blanda Aquella que no crea dependencia y cuyos efectos nocivos son limitados, como son las derivadas del cannabis. // --dura La que produce fuerte dependencia y estragos físicos, como la heroína, la cocaína, etc. // QUÍM. Drogas sintéticas Tipos de dorgas sintetizadas mediante procesos químicos. La más conocida se le denomina éxtasis, un derivado sintético de la anfetamina combinado con una gran variedad de sustancias como antibióticos, cafeína y ácido acetil salicílico. Sus primeros efectos producen una sensación de autoconfianza, comunicación y simpatía; posteriormente puede provocar ansiedad, depresión, paranoia, epilepsia e incluso infartos o insuficiencia renal, pudiendo causar la muerte. También se las denomina drogas de diseño.
LAS DROGAS:
Las drogas pueden ser un problema para cualquier persona que las consuma. Actualmente los estereotipos sociales identifican las drogas como una cosa de los jóvenes o de personas marginadas, sin embargo están presentes en todos los estratos sociales y se toman a todas las edades. Es cierto que existen algunas drogas más consumidas por los jóvenes, como puede ser el hachís, pero el consumo de la mayoría de las drogas está extendido por todos los grupos de edad. Los adultos también consumen drogas, muchas de ellas legales (alcohol, fármacos, tabaco) y otras ilegales (cocaína, heroína).
Normalmente, también se suele relacionar uso de drogas con marginación. Sin embargo, en todas las clases sociales se consumen drogas. Aunque estos estereotipos (por ejemplo, droga = heroína = marginado) pueden contener una parte de verdad, el problema aparece cuando a partir de esa parte de verdad se define el todo, convirtiendo la realidad en tópicos a los que la gente recurre para dar explicaciones simplificadas a hechos complejos.
PREVENCIÓN
Prevenir es anticiparse, adelantarse, actuar para evitar que ocurra algo que no queremos que pase, en este caos, que se consuman drogas. Pero, si ya se están tomando drogas, prevenir es intentar evitar que el problema vaya a más y, en caso de existir alguna situación de dependencia, ayudar a las personas a recibir tratamiento para superarla y a salir de ella.
La prevención es una labor de todos, no sólo de los expertos en drogas. Se compone de la suma de pequeñas aportaciones que cada uno podemos ofrecer desde el papel que desempeñamos y desde el lugar que ocupamos. Todos tenemos algo que decir y algo que hacer y nadie puede hacerlo todo por sí solo:
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Los padres fomentando en sus hijos, desde pequeños, hábitos y costumbres saludables, acompañándoles y apoyándose en su desarrollo personal como sujetos responsables, libres y maduros, e informando y dialogando con los hijos sobre las drogas.
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El profesorado en los centros educativos inculcando la importancia de la salud, orientando sobre la manera de mantenerla y mejorarla, priorizando los aspectos educativos sobre los conocimientos y fomentando un clima de relaciones y un ambiente que contribuya a la evolución y a la madurez de sus alumnos.
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Los médicos y el personal sanitario promoviendo la mejora de la salud de la comunidad, informando objetivamente sobre los efectos y riesgos de las drogas y proporcionando tratamiento a los afectados por su consumo.
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Los policias y los jueces actuando fundamentalmente sobre la oferta y la disponibilidad de drogas, persiguiendo a los narcotraficantes, etc.
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Los legisladores promulgando leyes que limiten la venta de dorgas legales a menores y que sancionen los comportamientos ilícitos de producción y venta de drogas.
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Los trabajadores sociales apoyando y orientando ante situaciones de desestructuración social y marginación que generan mayor debilidad ante las drogas en algunas familias, barrios, ciertos colectivos, etc.
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Los mediadores y las asociaciones juveniles favoreciendo alternativas de ocio y tiempo libre saludables para los jóvenes, facilitando la formación de nuevos grupos de amigos, etc.
En definitiva, se trata de que todos juntos vayamos reduciendo los factores de riesgo y creemos un estilo de vida saludable, tanto individual como colectivo, que haga innecesario recurrir al consumo de drogas.
SIN DROGAS
Podemos hacerlo intentado:
Informarnos sobre los efectos y los riesgos reales que provocan las drogas, cuestionando y contrastando los tópicos que circulan sobre ellas.
Mantener una actitud crítica ante las presiones para consumir. No olvides que las drogas, al igual que se hace con cualquier otro producto, son objetos de consumo que nos intentan vender. Rebeldía no es hacer lo que está de moda. ¡Qué no te vendan la moto!
Romper los tópicos que la sociedad adulta atribuye a los jóvenes: noche, música desenfrenada, superficialidad, pasarlo bien y ante todo, divertirse... drogas. La juventud no es una masa uniforme, sino que existen los y las jóvenes, con muchas cosas en común, pero también con grandes diferencias. ¡Atrévete a ser diferente!
Defender las propias opciones. En algunos grupos de amigos, las opiniones y las actitudes las establecen siempre los mismos y el resto se deja llevar por estos cabecillas o líderes del grupo. Suelen ser grupos intolerantes que no permiten expresarse ni ser cómo quieren a sus miembros.
Ser tolerante con las opiniones y decisiones que tomen tus colegas está bien, muy bien, aunque no tienes por qué reírles las gracias si están borrachos o pasados, pero, sobre todo, ¡fórmate tu propia opinión y mantén firme tu actitud, aunque los demás piensen de otra manera! ¡No seas un borrego!
Decidir en libertad. Libertad es poder decidir, pero también es darse cuanta de qué estás decidiendo. Es lo más opuesto a dejarse levar y, para no dejarse llevar, lo mejor es pensar lo que vamos a hacer y valorar si va contra nuestros intereses ¿por qué hago esto?... ¡Haz lo que tú quieras, no lo que tus amigos quieran que hagas!
Manifestar nuestras propias experiencias personales con energía, pero sin necesidad de ser un borde. No se trata de rechazar a la persona, sino lo que nos propone hacer y nosotros no queremos ¡Aprende a decir “no”!
Atrevernos a hacer frente a la incertidumbre, a los problemas y a los desafíos por nosotros mismos, sin apoyarse en muletas químicas, asumiendo el riesgo de equivocarnos. Sólo así podremos desarrollar y entrenar nuestras capacidades para manejar las situaciones conflictivas que se nos presentan a lo largo de la vida.
Ocupar nuestro tiempo libre y divertirnos de maneras distintas; no todo es salir y bailar. Podemos hacer excursiones al campo y a la playa, descubrir y disfrutar de la naturaleza, viajar y conocer mundo, hacer deporte, realizar y asistir a actividades culturales (cine, teatro, exposiciones de pintura, etc.), escuchar y practicar música... Podemos ahcer muchas cosas y divertirnos sin necesidad de drogas.
Vivir en colectividad. Vivimos en una comunidad con problemas y conflictos. No nos situemos al margen de ella para luego quejarnos de que se margina a los jóvenes. Es importante interesarse, opinar y actuar ante los problemas de neustra sociedad (injusticias, racismo, desigualdades sociales, problemas ecológicos, etc.) Nuestra participación es clave. Hay muchas maneras de hacerlo a través de las múltiples asociaciones existentes.
MANERA DE ACTUAR DE LOS PADRES
Los padres tiene un papel clave en la prevención ya que en la familia y desde la primera infancia se van creando y desarrollando los valores, las actitudes, los hábitos de conducta y los comportamientos que pueden ser saludables o poco saludables. En definitiva, se van fomentando estilos de vida que estrechan las posibilidades de tener problemas con las drogas o, por el contrario, se van configurando estilos de vida que facilitan los problemas con ellas.
Estilo de vida
El estilo de vida es la manera de estar, de entenderla, la forma en que cada uno de nosotros organizamos la vida cotidianamente: lo que comemos, las horas que dormimos, cómo ocupamos nuestro tiempo libre, cómo nos relacionamos con los demás, nuestros gustos, nuestras costumbres, lo que valoramos o consideramos importante, lo que opinamos, la postura personal ante todo lo que nos rodea; en definitiva, nuestra forma de vivir.
Los padres pueden fomentar estilos de vida saludables en sus hijos desde pequeños. Así, los jóvenes tendrán más capacidad para resistirse a los ofrecimientos de consumo de drogas -a los que inevitablemente van a estar expuestos- y, en el caso de consumirlas, mayores recursos para escapar de su dependencia.
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Mantener una actitud de diálogo constante con los hijos. Escuchar sus opiniones, sus inquietudes, sus problemas por pequeños que nos parezcan, etc.
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Tratar el tema de las drogas con normalidad, como una cuestión más, abiertos al diálogo, transmitiendo una información objetiva sobre los efectos y sobre los riesgos de las drogas. Para ello es necesario estar informados y, sobre todo, resaltar lo positivo de no tomarlas.
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Desmitificar el consumo de drogas, cuestionando sus estereotipos, los significados que les atribuyen los jóvenes, su uso como bien de consumo, la seducción de las modas, etc. es fundamental fomentar una actitud crítica ante las incitaciones al consumo en general y al de las drogas en particular.
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Tener en cuenta el consumo de drogas que efectuamos delante de nuestros hijos, sean legales o ilegales. Los niños aprenden no sólo de lo que les decimos, sino fundamentalmente de lo que ven, ha de existir coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos.
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Transmitirles valores como: la salud como un bien que hay que cuidad y mantener, responsabilidad ante sus actos, esfuerzo por conseguir las metas que se propongan, tolerancia y respeto hacia las opiniones y actitudes de los demás, participación y compromiso con la comunidad en la que viven, interés y solidaridad con los problemas del mundo que les rodea.
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Facilitar la construcción y el desarrollo de su proyecto de vida autónomo, en el que: aprendan a tomar decisiones por sí mismos progresivamente y conforme a su edad, asuman responsabilidades desde niños sobre las cosas que tienen más próximas y que les afectan, sepan decir “no” ante comportamientos que no deseen hacer y en los que se sientan presionados por su entorno, mediten las consecuencias de cada decisión que adopten en su vida y se enfrenten a sus problemas responsablemente, sin intentar ocultarnos o evadirse de ellos.
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Proporcionar unas normas, unas pautas de comportamiento y unos límites claros y constantes que, a ser posible, hayan sido razonados previamente con los hijos.
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Enseñarles a soportar las frustraciones y a saber controlar sus deseos inmediatos, no dándoles todos los caprichos.
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Compartir actividades con ellos en nuestro tiempo libre, enseñarles a divertirse, despertar y desarrollar en ellos desde pequeños inquietudes culturales, deportivas, de conocimiento y valoración de la naturaleza, aficiones, etc. y fomentar el contacto con asociaciones juveniles, grupos deportivos, ecologistas, etc.
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Potenciar su autoestima, ayudarles a quererse y respetarse así mismos, aceptarles tal y como son, valorando sus logros y sus esfuerzos y no sólo resaltando sus limitaciones o sus fallos.
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Adoptar una actitud distante con nuestros hijos, sin darles oportunidad de expresarse y sin prestar atención a sus inquietudes, sus ideas, sus opiniones, no compartiendo ni dando importancia a sus problemas, aunque estos puedan parecernos irrelevantes.
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Eludir hablar de drogas con nuestros hijos o hacerlo con exageración, deformando la realidad, dramatizando, con amenazas o castigos. También debemos evitar, aunque intentemos hacerles conscientes de su responsabilidad ante el consumo de drogas, que el diálogo se convierta en una regañina o en un interrogativo.
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Transmitir actitudes positivas hacia el consumo de drogas, ya que, en muchos casos, aunque sea de manera inconsciente, hacemos justo lo contrario, por ejemplo: asociar el consumo de alcohol a la diversión, a la evasión de problemas, a la llegada de la madurez, a la virilidad, etc., es decir, evitar comunicar un modelo de actitudes y de conductas en el cual se recurra a sustancias químicas para transformar los estados de ánimo.
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Modificar constantemente los límites y las normas que les marcamos en sus comportamientos según nos convenga o no preocuparnos de señalar cuáles son esas referencias mínimas.
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Proteger en exceso a los hijos, de tal manera que: siempre tomemos decisiones por ellos, solucionemos su problemas, no tengan oportunidad de equivocarse, les demos todo hecho y, si es posible, todo lo que quieran, les tratemos siempre como niños, justifiquemos todo lo que hacen aunque no sea correcto, etc.; en definitiva, no permitirles crecer.
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Tener una actitud indiferente ante sus vidas, no saber por dónde andan, estar siempre demasiado ocupados para ellos o, por el contrario, atosigarles exageradamente.
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Angustiarnos demasiado por nuestras limitaciones y nuestros fallos, culpabilizarnos de todo lo que les pasa.
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Mantener en familia un clima de intolerancia, de falta de diálogo y respeto entre los miembros de la familia.
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Menospreciar a los hijos porque no son como esperábamos, sin tener en cuenta sus cualidades y sus esfuerzos, teniendo muy presentes sus defectos y, por lo tanto, alentando una imagen negativa de sí mismos.
CONSUMO DE DROGAS:
Actuar con calma, sin dramatizar. La drogodependencia es un proceso lento y no inevitable, que transcurre por etapas sucesivas y que no supone necesariamente una escalada forzosa, sino que puede detenerse incluso espontáneamente. Es fundamental conocer en qué momento del proceso se encuentra nuestro hijo, puesto que puede que haya realizado una primera experimentación o esté consumiendo esporádicamente o, por le contrario, realice un consumo más regular y habitual. En cualquiera de los casos, antes de actuar es necesario recabar toda la información posible sobre la situación.
Hablar con nuestro hijo sin sacar las cosas de quicio, con confianza. Por encima de todo, es importante adoptar una actitud de acogida y no de rechazo par que, de esta forma, nuestro hijo lo perciba como una ayuda y no como una censura o control, pero subrayando seriamente nuestra desaprobación. No hay que hacerlo si está borracho o colocado, sino esperar a que se le pase. Se trata de intenta hablar con él de:
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Las sustancias que está tomando.
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Las dosis y la frecuencia.
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El grado de conciencia que tiene sobre los riesgos o sobre los posibles problemas que tiene el consumo que está realizando.
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La función que está cumpliendo para él o para ella la droga o las drogas que está utilizando.
Buscar soluciones. Para apoyar a nuestros hijos podemos:
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Ofrecerle una información fiable y realista sobre los efectos nocivos de las sustancias que consume y sobre los riesgos de su uso.
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Ayudarle a analizar los motivos por los que las toma.
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Facilitarles la búsqueda de alternativas que sustituyan la función que están cumpliendo las drogas: motivarle hacia diversas aficiones, despertar nuevos intereses y nuevos entretenimientos, abrir su abanico de amistades poniéndole en contacto con otros jóvenes, compartir más tiempo con ellos, etc.
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Estar a su lado si intuimos que tienen algún conflicto escolar, amoroso, de relaciones sociales, de identidad, etc. hay que hacerles ver que, para compartir sus problema y para ayudarles a completar sus propios recursos, pueden contar con nosotros, buscando posibles soluciones conjuntamente.
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Marcar unos horarios y unas normas de convivencia en casa que han de ser respetadas, ya que esto facilita el clima de entendimiento en la familia y ayuda a controlar riesgos.
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Actuar cuanto antes en el caso de detectar un consumo abusivo o una dependencia; es necesario no ocultar el problema y actuar cuanto antes. El primer paso es solicitar orientación y ayuda. Este primer contacto con profesionales es fundamental para no sentirnos solos y perdidos.
ESTRATEGIAS:
Las estrategias básicas de prevención de la demanda son tres y, dentro de ellas, se pueden emprender muchas actuaciones
El primer paso es intentar estar bien informados, enterarnos de los problemas que están causando las drogas, cuáles son las drogas más consumidas, cuáles son sus formas de uso, cómo afectan a los distintos colectivos, etc. Se trata de hacer un esfuerzo por objetivar el problema, cuestionando y contrastando estereotipos y clichés.
Una vez que estaos informados, podemos transmitir, especialmente a los jóvenes, una información realista y objetiva, no exagerada ni dramática, en la que se recojan los riesgos del consumo de drogas y sus comportamientos asociados (conducir bajo sus efectos, prácticas sexuales inseguras, asociar consumo y diversión, etc.) Aunque necesaria, la información por sí sola no es suficiente, puesto que esta medida sirve de poco si no va acompañada de otras acciones.
Otra medida, en este sentido, es contribuir a desmitificar el consumo de drogas, cuestionando los símbolos y significados que se les atribuyen, la seducción de las modas, su uso como bien de consumo...
Aunque la familia y la escuela son las dos instituciones educativas básicas, cualquier adulto que entra en contacto con un adolescente o con un joven se convierte, consciente o inconscientes, en una referencia para ellos y, por consiguiente, tiene un papel de educador. Todos podemos ayudar a los adolescentes y a los jóvenes a desarrollar sus capacidades personal. Se trata de contribuir a su desarrollo como personas libres, autónomas y responsables, ayudándoles a construir un estilo de vida saludable, tanto en sus aspectos físicos (preocupación y cuidado de su organismo) y psíquicos (desarrollo equilibrado de su personalidad) como en sus aspectos sociales capacidad de relacionarse con los demás y de integrarse de forma positiva y constructiva en la sociedad en la que viven)
La mayoría de los consumos se producen en situaciones de ocio y tiempo libre. Está de moda el uso de drogas con una finalidad recreativa. Existen dos tiempos delimitados y definidos: el de ocio, en el cual todo está permitido con tal de incrementar y alargar los momentos de diversión, facilitar la relación grupal y la desinhibición, combatir la apatía y el aburrimiento a través del riesgo y de experiencias novedosas... y el tiempo de trabajo o de estudio en el cual se prescinde normalmente de las drogas. Esta distinción esta originando que, sobre todo entre los jóvenes, exista una asociación sistemática entre salir-divertirse y beber o colocarse.
Podemos hacer prevención buscando y ofertando alternativas de ocio y tiempo libre en las cuales no sea omnipresente el consumo de drogas, tales como: hacer deporte, disfrutar de la naturaleza, despertar inquietudes culturales de todo tipo, tener aficiones diversas...
Es importante también fomentar el interés, el compromiso y la solidaridad con los problemas de nuestro entorno y de la comunidad en la que vivimos. La participación social es clave para buscar soluciones entre todos a los problemas de nuestro tiempo y caminar hacia una sociedad menos conflictiva, más comunicativa, menos estresante, más solidaria... en definitiva, menos necesitada de drogas.
ALUCINÓGENOS
Fumar es una de las adicciones más comunes en la sociedad actual, a pesar de su relación con su gran número de enfermedades respiratorias y cardíacas, incluyendo, entre otras, el cáncer. El tabaco genera una dependencia física y psicológica, y resulta muy difícil abandonar el hábito de consumirlo.
A mediados del siglo XVI se introdujo en Europa la costumbre de consumir hojas secas de tabaco, que en poco tiempo se convirtió en un importante producto del comercio colonial.
El consumo de tabaco continuó aumentando en todo el mundo hasta el año 1973, momento en que empezó a observarse una disminución, aunque sigue siendo uno de los hábitos más comunes de la actual sociedad.
A pesar de que se hayan comprobado los efectos nocivos que el tabaco tiene sobre la salud, los individuos encentran diferentes razones para adquirir y mantener esta costumbre social.
Los fumadores pasivos son aquellas personas que, a pesar de no consumir tabaco, están en contacto directo con el humo de los cigarrillos y, por tanto, también pueden contraer enfermedades como el cáncer de pulmón, ya que se ha demostrado que el cigarrillo, al consumirse, emana dos veces más alquitrán y nicotina que los inhalados por el fumador, y que el nivel de monóxido de carbono en la sangre de los no fumadores se eleva cuando se encuentran dentro de una habitación llena de humo de cigarrillos.
Información General sobre las Drogas
¿Cuáles son los tipos, aspecto, consumo, EFECTOS, y Riesgos de las drogas?
Sustancias | ¿Qué aspecto tiene? | ¿Cómo se toma? | ¿Qué efectos produce? | ¿Cuáles son los riesgos de su uso? |
ALCOHOL | Líquidos, de varios colores, sabores y texturas. | Se bebe | Relaja, disminuye el dolor y la ansiedad, desinhibe. Provoca descoordinación y torpeza y altera la atención y el rendimiento intelectual. | Alteraciones en el aparato digestivo (inflamaciones, úlceras, degeneraciones) circulatorio (infartos, arteriosclerosis) y mentales (demencia, delirios) |
TABACO | Hojas secas en forma de hebras o de color marrón | Se fuma. | Estimula y favorece el estado de alerta. Puede funcionar como un hábito tranquilizador. | Alteraciones en el sistema respiratorio: bronquitis, enfisema, cáncer. Alteraciones en el sistema circulatorio: infartos y arteriosclerosis. |
FÁRMACOS ESTIMULANTES (anfetaminas) | Cápsulas, comprimidos o ampollas inyectables | Se tragan o se inyectan | Estimulan, excitan, quitan el sueño, aumentan la vivencia de energía y disminuyen la sensación de fatiga y el apetito | Alteraciones mentales (delirios, alucinaciones, insomnio, irritabilidad) Alteraciones cardiocirculatorias: hipertensión, taquicardia, infartos. |
FÁRMACOS DEPRESORES (barbitúricos, tranquilizantes, hipnóticos) | Cápsulas, comprimidos o ampollas inyectables | Se tragan o se inyectan | Tranquilizan, calman la excitación nerviosa y dan sueño. | Alteraciones neurológicas: temblores, vértigo. Alteraciones mentales: irritabilidad, depresión, deterioro psicológico general. |
HACHÍS (porros) | Bolas o planchas; como barro prensado de color marrón oscuro (chocolate) Hojas secas. | Se mezcla con tabaco y se lían unos cigarrillos que se llaman porros, petas, canutos. A veces se come. | Relaja y desinhibe. Puede funcionar como facilitador de las relaciones sociales. | Alteraciones psicológicas: dificultades de memoria y concentración, alteraciones perceptivas, disminución del interés y la motivación. |
COCAÍNA | Polvo blanco cristalino, parecido a la sal. | Normalmente se esnifa, también se inyecta y se fuma mezclada con tabaco. | Estimula, excita, disminuye la fatiga, el sueño y el apetito. Aumenta la seguridad subjetiva y produce vivencias de bienestar. Puede provocar agitación, impulsividad y agresividad. | Alteraciones cardiocirculatorias: infartos, hipertensión, hemorragias cerebrales. Alteraciones mentales: delirios, agitación insomnio, irritabilidad, depresión de rebote. Lesiones locales de la mucosa nasal. |
DROGAS DE SÍNTESIS (éxtasis) | Patillas de distintas formas, tamaños y colores. | Se tragan. | Estimulan y disminuyen le sueño y el cansancio. Desinhiben y proporcionan una vivencia de fácil contacto interpersonal. | Alteraciones mentales: ansiedad, pánico, depresión de rebote, delirios, insomnio, trastornos de memoria y concentración. Riesgo de shock: golpe de calor. |
ALUCINÓGENOS (ácido, LSD...) | Patillas en un trozo de papel secante impregnado con el ácido | Se tragan. | Provocan alteraciones en la forma de ver la realidad, ampliando o distorsionando las formas de las cosas, los colores, los tamaños y los sonidos. | Alteraciones mentales: insomnio, delirios, alucinaciones, trastornos del estado de ánimo, irritabilidad. |
HEROÍNA | Polvo de color blanco como la harina o marrón oscuro como el azúcar moreno. | Se inyecta, se fuma o se inhala. | Relaja y elimina el dolor y la ansiedad. Induce el sueño y disminuye el estado de alerta y el funcionamiento mental. | Alteraciones digestivas: falta de apetito, estreñimiento. Alteraciones cardiocirculatorias: hipotensión. Alteraciones del sistema nervioso, trastornos de la memoria y atención, pérdida de motivación, depresión. Alteraciones metabólicas. |
Sustancias | ¿Qué aspecto tiene? | ¿Cómo se toma? | ¿Qué efectos produce? | ¿Cuáles son los riesgos de su uso? |
¿Cuáles son los riesgos de un consumo continuado?
Todas las drogas producen dependencia psíquica y, la mayoría, también física.
DATOS
Datos sacados de:
LIBRO: Guía médica familiar.
EDICIÓN ORIGINAL: Editorial Planeta-De Agostini, S.A.
DE ESTA EDICIÓN: Editorial Prensa Valenciana, S.A.
Editorial Prensa Alicantina, S.A.
Editorial Balear, S.A.
La Opinión de Murcia, S.A.
Diario de Ibiza, S.A.
Con la supervisión médica de la obra:
Dr. Jordi Curell Guerra, Doctor en medicina por la Universidad de Barcelona y especialista en Patología del aparato digestivo. Doctor internista y especialista en enfermedades infecciosas del Instituto Catalán de la Salud. Autor y asesor científico médico habitual de obras de medicina.
Dr. Santigo Dexeus, Director del Departamento de Obstetricia y Ginecología.
Dr. José Luis Doreste, Doctor especialista en Medicina Deportiva.
Dr. José Mª Gairí, Jefe de la Unidad de Hospitalización Pediátrica.
INTERNET: http://www/personales.mundivia.es/antorva/drogas/drogas1.htm
DICCIONARIO: Gran Vox Multimedia. Biblograf, S.A. 1997
La Droga siempre y cuando sea por motivos científicos habrá que aceptarla, peor para la diversión, es mejor divertirse por uno mismo, no hace falta estar bebido o drogado para sonreír o pasárselo en grande con los amigos.
CONCLUSIONES SACADAS:
Se va a empezar a partir de los 14-18 años la proporción de consumidores de cannabis, alucinógenos y psicoestimulantes (anfetaminas, drogas de diseño y cocaína)
Entre los jóvenes se ha consolidado un patrón de consumo de alcohol que se caracteriza por:
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Producirse principalmente fuera del ámbito doméstico, en grupo y durante el fin de semana.
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Centrarse principalmente en el consumo de cerveza y combinados.
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Asociarse con cierta frecuencia con episodios de embriaguez.
La instauración de este patrón de consumo parece que acerca a los jóvenes españoles a los patrones del centro y norte de Europa y los aleja del patrón mediterráneo tradicional caracterizado por el consumo cotidiano de vino y, quizás, por una menor frecuencia de embriaguez.
No parece, sin embargo, que el consumo de alcohol esté extendiéndose ni que esté aumentando la intensidad de consumo.
Ha aumentado la proporción de fumadores.
No se han observado cambios importantes en la proporción de consumidores de otras sustancias como la heroína, los tranquilizantes y las sustancias volátiles.
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Enviado por: | Cindirella |
Idioma: | castellano |
País: | España |