Este filme es mucho más que una historia sobre cómo un actor termina la película a un director. Minnelli se sirve de la genial interpretación de Kirk Douglas para contarnos el tremendo orgullo que impregna el corazón de un director de cine a la hora de realizar una película. ¿ O quizá sólo sea un hecho puntual ?.
Que un artista quiera tener un control total sobre la producción que está realizando es algo comprensible ; pero ¿ qué hubiera pasado si Velázquez hubiera dejado Las Meninas a medias ?, ¿ alguien hubiera osado completar la obra ?, realmente no lo sabemos, pero es posible que se hubiera quedado sin acabar. ¿ Por qué en una película nunca podrá pasar algo así ?, la respuesta esta clara, el cine es algo más que una expresión artística, es un negocio.
Dentro del entramado que conlleva el rodaje de una película no sería justo que sólo una persona asumiera la potestad última sobre el producto final. En este caso estamos ante un director que permite a su amigo completar la película, pero no soporta que éste se atreva a repetir planos que ya estaban rodados por él. Es un ejemplo del tremendo amor propio que invade a algunos directores y de cómo tiene miedo que el “estilo Kruger” se convierta en “estilo Andrus”.
Este es un buen filme para plantearnos el verdadero poder que tiene un director a la hora de elaborar una historia. ¿ Hasta dónde llega su poder para completar la película ?. ¿ Es imprescindible su presencia en el rodaje... ?. No está claro si la película la hace el director, el productor o los actores. De hecho en la entrega de los Oscars el premio a la mejor película lo recoge el productor y no el director que debería ser el verdadero artífice de la brillantez de la obra. Pero hoy en día el cine es mucho más que un arte. Los directores estrella saben que sólo por salir ellos en los créditos de la película la cinta ya será un éxito de taquilla, y esto es algo que los productores tienen muy en cuenta a la hora de elegir al equipo de la película.
Los personajes que nos encontramos en “Dos semanas en otra ciudad” interpretan de manera espléndida las emociones que viven los diferentes miembros de un equipo de rodaje. Sus conflictos hacen que aflore la vertiente más emocional de ellos y que valores como la amistad se vean suprimidos por el interés de colgarse la medalla por el éxito de la película.
Cine-arte o cine-negocio esta es la dualidad que plantea el director del filme y que queda claro que debe ser una mezcla de los dos.