Filosofía y Ciencia
Diario de un seductor; Sören Kierkegaard
RESUMEN
Este libro trata sobre un hombre enamorado, Johannes. Éste se acaba de enamorar de una muchacha a la acaba de ver por primera vez. Ha sido un flechazo. El nombre de esta señorita es Cordelia.
El plan de Johannes es seducirla y le va a costar lo suyo.
Lo primero que hace es seguirla a todas partes sin que se dé cuenta, quiere saberlo todo sobre ella.
Tiene 16 años y es muy hermosa. Da una completa descripción sobre ella: su rostro posee un óvalo perfecto, su frente es hermosa, pura y altiva, no tiene el menor defecto. Sus cabellos son oscuros, el cutis transparente y mórbido al tacto; tiene largas pestañas, curvadas como alfileres. Su rostro es como una fruta: se funden sus rasgos, llenos y suaves, su cabeza es pura e inocente; su mano, cándida y de griega perfección y sin siquiera el liso anillo anular. Tiene un hermoso mentón aunque algo agudo, la boca es pequeña. Sus dientes son blancos como la nieve y sus mejillas sonrojadas.
Es indudable que no está prometida.
Johannes piensa que algún día le pertenecerá.
Averigua que vive en Stormgade, una ciudad, y además oye cómo Cordelia queda con un chico. Sabe la hora y el lugar del encuentro. Quedan a la una en una exposición. Johannes va a ir a verla.
Ahora Johannes está en la exposición. Ella también y está esperando a que llegue su amado pero son ya las dos y todavía no a llegado. Entonces Johannes decide dirigirle por primera vez la palabra. Tan sólo le pregunta que si espera a algún familiar y que mire en otras salas por si acaso. Ella le hace una ligera reverencia.
Cordelia sigue esperando pero su amado no aparece. Está muy triste. Johannes decide ir a hablar con ella cuando de repente aparece el tan esperado muchacho. Entonces éste se queda un poco más para ver si logra averiguar algo más de ella. Luego se marcha.
Johannes está triste ya que desde aquella noche lleva un mes y siete días sin saber nada de ella, sale a la calle a buscarla y no la encuentra.
Entonces llega el día en que la ve. Johannes está lleno de felicidad.
Después de seguirla varias veces averigua dónde vive. Vive sola en un lugar por donde nadie pasa nunca. No tiene familia, era hija de un marinero. Por las tardes va a visitar a su tía, a la que Johannes ya conocía.
Su tía se llama Jansen y es la que le presenta a Cordelia.
Johannes quiere tender una trampa a Cordelia. Es un hombre al que le gusta seducir a las mujeres y cuando ya están en sus redes las abandona. Esto es lo que quiere hacer con la pobre Cordelia.
Lo que hace es estar en todos los sitios donde ella vaya como si estuviera allí por casualidad, entonces ella se fijará en él. No le dirigirá ni la más mínima palabra.
Lo siguiente que planea es buscarle un enamorado. Lo encuentra y Johannes y éste se hacen grandes amigos. Este enamorado se llama Eduard. Éste le pide muchos consejos. Entonces a través de Eduard, transmite a Cordelia una serie de ideales. En definitiva trata de cambiar a Cordelia como a él le venga en gana y lo consigue. Hace de ella una mujer totalmente diferente a lo que antes era. La cambia totalmente y también lo hace con Jansen, su tía. Johannes está todos los días en la casa de Jansen con Eduard y Cordelia. Imnotiza a su tía de tal forma que Cordelia se fije en él. Ésta lo hace. Está consiguiendo todos sus propósitos.
Ya es hora de que Johannes revele su amor a Cordelia. Lo hace un día en el que Eduard no está. Va a casa de Jansen y le propone que salgan juntos. Cordelia no dice ni que sí ni que no. Está en duda así que va a pedir consejo a su tía. Ésta le dice que no se lo piense y que salga con él, ya que es un buen hombre.
Cordelia acepta la petición. Johannes lo consigue. Ya queda menos para romperle el corazón.
La relación entre Eduard y Johannes se rompe pero a este último no le importa ni lo más mínimo.
La próxima trampa es que Cordelia se enamore todavía más de él escribiéndole cartas de amor. También lo consigue.
Ahora quiere que ella se desenamore de él, así que deja de escribirle cartas aunque sigue yendo a verla, pero mucho menos que antes. Cuando van a alguna fiesta Johannes se pone a hablar con otras mujeres, llamando la atención de ésta. Cordelia aguanta mucho hasta que decide romper su relación.
Por último Johannes hace ver en Cordelia que sin él, ella no es la misma; que con él se sentía más feliz y que él no tuvo la culpa de nada. Esto llega hasta tal punto que Cordelia quiere casarse con él y entonces Johannes desaparece de su vida.
BIOGRFÍA
Sören Kierkegaard fue filósofo y teólogo danés, cuyo interés por la existencia, la elección y el compromiso individuales tuvo gran influencia en la moderna teología y en la filosofía occidental, sobre todo en el ámbito del existencialismo.
Kierkegaard nació en Copenhague el 15 de mayo de 1813. Su padre era un rico comerciante y un estricto luterano, cuya tenebrosa piedad, dominada por un sentimiento de culpa, y fantasías morbosas influyeron y obsesionaron a Kierkegaard. Sören Kierkegaard estudió teología y filosofía en la Universidad de Copenhague, donde conoció la filosofía hegeliana, contra la que reaccionó con apasionamiento. En la universidad abandonó el protestantismo luterano y durante un tiempo llevó una extravagante vida social y se convirtió en una figura en los teatros y cafés de Copenhague. Tras la muerte de su padre en 1838 decidió reemprender sus estudios teológicos. En 1840 se comprometió con Regine Olson, de 17 años, pero muy pronto se dio cuenta de su incapacidad para aceptar ese vínculo a causa de su naturaleza melancólica y de su vocación filosófica. Rompió el compromiso matrimonial en 1841, pero este hecho fue muy significativo para él y aludió al mismo repetidas veces en sus libros. En esa época se dio cuenta de que no quería ser un pastor luterano. La herencia recibida de su padre le permitió dedicarse por completo al pensamiento filosófico y durante los 14 años que vivió tras este episodio escribió más de 20 obras.
El trabajo de Kierkegaard es poco sistemático de un modo intencionado y reúne ensayos, aforismos, parábolas, cartas ficticias, diarios y otras modalidades literarias. Muchos de sus ensayos fueron, al principio, publicados bajo seudónimos. Aplicó el término existencial a su filosofía porque consideraba a ésta como la expresión de la vida individual examinada con intensidad y no como la construcción de un sistema monolítico a la manera del filósofo alemán del siglo XIX Georg Wilhelm Friedrich Hegel, cuyo trabajo criticó en Notas concluyentes no científicas (1846). Hegel afirmó haber conseguido un absoluto entendimiento racional de la vida humana y de la historia, Kierkegaard, por el contrario, resaltó la ambigüedad y la paradójica naturaleza de la situación de los hombres. Afirmaba que los problemas fundamentales de la existencia desafían una explicación racional y objetiva; la mayor verdad es subjetiva.
Kierkegaard mantenía que la filosofía sistemática no sólo impone una falsa perspectiva de la existencia humana, sino que también, se convierte en una manera de evitar la elección y la responsabilidad. Creía que los individuos crean su propia naturaleza a través de su elección, que ha de hacerse sin el peso de normas universales y objetivas.
En su primer gran trabajo “O lo uno o lo otro” (1843), Kierkegaard describió dos esferas o ámbitos de existencia entre las que podía escoger el individuo: la estética y la ética. La vía estética de la vida es un hedonismo refinado, que consiste en una búsqueda del placer y el cultivo de la apariencia y las formalidades. El individuo que ha seguido la vía estética busca la variedad y la novedad en un esfuerzo por evitar el aburrimiento pero al fin tiene que enfrentarse a éste y a la desesperación. El camino de la vida ética implica un intenso y apasionado compromiso con el deber y con obligaciones sociales y religiosas incondicionales. En sus últimos trabajos, como “Estudios en el camino de la vida” (1845), Kierkegaard percibe en este sometimiento al deber una pérdida de responsabilidad individual y propone un tercer nivel, el religioso, en el que uno se somete a la voluntad de Dios, pero, al hacerlo, encuentra la auténtica libertad. En “Temor y temblor” (1846), Kierkegaard se centra en el mandamiento de Dios según el cual Abraham ha de sacrificar la vida de su hijo Isaac, un acto que viola las convicciones éticas de Abraham. Éste da muestra de su fe al someterse al mandato de Dios, incluso aunque no lo pueda comprender. Esta suspensión de la ética, como lo llamaba Kierkegaard, permite a Abraham alcanzar un auténtico compromiso con Dios. Para evitar la desesperación última, el individuo tiene que dar un salto de fe similar en una vida religiosa, que es en sí misma paradójica, misteriosa y se halla plagada de riesgos. Uno está llamado a ello por el sentimiento de la angustia que es un temor a la nada.
Hacia el final de su vida, Kierkegaard se vio sumido en el núcleo de agitadas controversias, sobre todo con la Iglesia luterana danesa, a la que consideraba mundana y corrupta. Sus últimos trabajos, como “La enfermedad mortal” (1849), reflejan una idea cada vez más pesimista del cristianismo que enfatiza el sufrimiento como esencia de la verdadera fe. También redobló sus ataques, dirigidos contra la moderna sociedad europea, que denunció en “La era actual” (1846) por su falta de pasión y sus valores cuantitativos. La tensión producida por sus numerosos escritos y las controversias en que participó, minaron poco a poco su salud; en octubre de 1855 se desmayó en la calle y murió el 11 de noviembre de 1855 en Copenhague.
La influencia de Kierkegaard se circunscribió al principio a Escandinavia y a la Europa de habla alemana, donde su trabajo tuvo un fuerte impacto en la teología protestante y en escritores como el narrador checo Franz Kafka. Cuando, a principios del siglo XX, el existencialismo surgió como un movimiento generalizado en Europa, las obras de Kierkegaard fueron traducidas con profusión y se le reconoció como a una de las figuras clave de la cultura moderna.
NOTAS QUE LLAMAN LA ATENCIÓN
Voy a dar una serie de pensamientos que me han llamado la atención en Kierkegaard.
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Hace una gran comparación. Dice: “...el corazón me estalla, tempestuoso, como en un mar hinchado por violenta borrasca...” Con esto nos quiere decir que está tremendamente enamorado.
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Habla mucho sobre el azar. Cuando Kierkegaard pierde de vista a Cordelia, le echa repetidamente la culpa al azar. Ejemplo: “¡Maldito azar! Jamás maldije de ti cuando aparecías y te maldigo ahora en que te ocultas. [...] ¡Maldito azar! ¡Tú, mi único amigo íntimo, único ser al que creía digno de confianza, de mi alianza y de mi enemistad, siempre inestable y siempre igual a ti mismo, siempre incomprensible, eterno enigma!...”
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También habla sobre los misterios del amor. Dice que el mayor misterio es el enamoramiento. Dice que la mayoría de los hombres se lanzan por el camino del amor como enloquecidos, se comprometen o hacen otras locuras similares y de este modo logran echarlo todo a perder en un solo instante, sin ver claro en su mente ni lo que han conquistado ni lo que han perdido
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Nos da también algún consejo como éste: “Yo aconsejo a quien no tiene segura ni la mano ni los ojos y, como consecuencia, la victoria, que intente sus maniobras amorosas en el primer estadio de la pasión.”
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Habla sobre la mujer. Nos dice que pertenece al sexo débil. Dice que permanecer sola durante la juventud es para ella mucho más importante que para un hombre. La mujer a de sentirse cómoda en sí misma, aunque sea una ilusión. Dice que el más hondo destino de la mujer es el ser compañera del hombre; en cambio, si se acostumbra a estar demasiado tiempo con personas del mismo sexo, se convierte en dama de compañía.
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Dice que el amor es ciego. El verdadero arte reside en adquirir la perceptividad emotiva mayor que se pueda, saber qué impresión se causa y cuál es la que se percibe de una muchacha.
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Habla sobre las cartas. Dice que en ellas podemos actuar con mucha mayor desenvoltura, cosa que realizada en realidad nos haría aparecer como exaltados y toda ilusión iba a perderse.
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Habla también sobre el beso. Dice que el beso entre varones es insulso y desagradable.
Nos dice que los besos se pueden dividir según su sonido; los hay ruidosos, sonoros, estallantes, gruñidores, detonantes, suspirados, pegadizos, sombríos, suaves como la seda...
Nos dice que también se pueden dividir según los distintos contactos; por eso hay el beso que desflora apenas, el que se da apretando fuertemente con los labios, el que se da en passant...
También se pueden dividir según el tiempo: besos breves y largos
Dentro del tiempo se puede trazar otra división: la diferenciación del primer beso de todos los que le siguen. El primer beso es cualitativamente diferente a los otros.
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Habla sobre el matrimonio y el noviazgo. Dice que aunque el matrimonio lleve consigo el aburrimiento, continúa siendo siempre una institución digna de respeto. El noviazgo, en cambio, es una invención humana, por lo que, al mismo tiempo, es importante y ridícula.
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Vuelve a hablar sobre la mujer. Dice que su mejor definición es la de un ser cuya finalidad está en otro ser, es decir, la mujer es un ser que existe para otros seres, la mujer es el sueño del hombre.
La virginidad en la mujer es abstracción y sólo nos aparece como relación.
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Sigue hablando de la mujer. Dice que sólo comienza a ser libre por el varón. Quien libera es el hombre, quien elige es la mujer. La mujer cree que la conquistan y el hombre cree ser quien vence. La mujer es sustancial y el hombre es reflexión.
La mujer que busca una existencia individual frente al hombre se vuelve repugnante.
Un hombre no puede ser nunca tan cruel como una mujer.
Los hombres deben buscar un ser virginal.
OPINIÓN PERSONAL
La verdad es que no sé muy bien por qué he elegido este libro. No me gustaban los que hablaban de historia, del comunismo y esas cosas y este no me importaba leérmelo así que por eso lo he elegido.
Hablemos del libro.
Creo que Kierkegaard fue un hombre capaz de mirar por encima de sí mismo y de su situación.
Supo encontrar lo que había de interesante en la vida y describir sus sensaciones.
Creo que escribió este diario con el único propósito de un fin interés particular del autor, y no con finalidad literaria o con destino a la imprenta.
Por medio de sus finísimas facultades intelectuales, sabía inducir de forma maravillosa a una muchacha a la tentación, ligarla a su persona incluso sin tomarla, sin desear siquiera poseerla.
Todo esto, sin que él, por su parte, hubiese demostrado el menor acercamiento, sin que aludiese al amor en ninguna de sus palabras, sin una declaración y ni siquiera una promesa. Pero, sin embargo, todo había ocurrido; y la desgraciada, al darse cuenta de esto, sentía una doble amargura, puesto que nada le podía reclamar. Tampoco le quedaba el recurso de confiarse a alguien, pues, nada tenía que confiar.
Las víctimas que él causaba eran de un tipo muy especial, en ellas no se advertía ningún cambio visible, vivían en la relación habitual de siempre, respetadas en el círculo de los conocidos, y sin embargo estaban sufriendo un profundo cambio, en una forma que a ellas les resultaba muy oscura y para los demás totalmente incomprensible.
Para él, los seres humanos no eran más que un estímulo, un acicate; una vez conseguido lo deseado, se desprendía de ellos.
Creo que quien induce al error a los demás, debe caer también en este mismo error.
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Enviado por: | Sara |
Idioma: | castellano |
País: | España |