Historia
Devastaciones de Osorio
LAS DEVASTACIONES DE OSORIO
Las devastaciones de 1605 y 1606. Después de largas discusiones en la corte española, el rey Felipe III decidió despoblar totalmente las comarcas donde se llevaban a cabo los contrabandos y trasladar sus habitantes a zonas interiores cercanas a la ciudad de Santo Domingo. Felipe II había contemplado muchos años esa posibilidad pero nunca se resolvió a llevarla a cabo, quizás consciente de la peligrosidad que envolvía. Felipe III decidió atenerse a las recomendaciones de López de Castro un oficial real en desgracia que entonces visitaba la corte y propuso de nuevo la medida. Encomendó las devastaciones al Gobernador Osorio y al Arzobispo Dávila Padilla, otorgándoles poder para cualquier medida que consideraran prudente.
El anuncio de las Devastaciones provocó las protestas de todos los vecinos de la isla y principalmente de los de las regiones afectadas, a través de peticiones de los cabildos en que se solicitaba la revocación de la medida. A pesar de eso, el Gobernador Osorio, quien por el fallecimiento del Arzobispo Dávila y Padilla no tenia poder para realizar la medida, decidió cumplir al pie de la letra con lo estipulado en las Reales Cedulas que la disponían.
Para llevar a cabo las Devastaciones se hizo traer un contingente de tropas del presidio de Puerto Rico, ya que se esperaba que los habitantes de las regiones afectadas resistieran con las armas en las manos. Estas tropas también tendrían la misión de combatir a los piratas y contrabandistas que localizaran en el momento de efectuar el traslado forzado de las poblaciones. Además debían garantizar, mediante rondas punitivas periódicas, que no quedaran personas en las zonas despobladas principalmente negros cimarrones, e imposibilitar que los extranjeros comerciaran con ellas o se dedicaran directamente a matar las reses salvajes de los lugares despoblados o a utilizarlos como punto de refugio y bases para atacar a los navíos y territorios españoles.
Desde antes de efectuarse las Devastaciones se estuvo consciente de la posibilidad de que los enemigos de España se instalaran duraderamente en los sitios despoblados, pero parece que en el mismo momento de decidirse la medida, tal posibilidad no se temió mucho porque, en los hechos, todavía estas naciones no tenían establecimientos en América, si se exceptúan algunos intentos en la Florida y la ocupación como base de piratería de algunas pequeñas islas de las Antillas Menores. Pero precisamente desde inicios del siglo XVII es que se iniciaba el proceso de colonización en América por parte de franceses e ingleses, tanto en la zona del Caribe como en la América del Norte, Proceso que coincide con las devastaciones, por lo que estas dieron lugar, a larga, a la formación de la colonia francesa en las zonas abandonadas.
Las causas de las Devastaciones fueron de diversos ordenes. En primer lugar estaba el problema comercial. España trataba de mantener el esquema monopólico en el comercio con las colonias. Los rescates de los habitantes de la isla con los extranjeros inferían grave daño a los intereses de la burguesía comercial de Sevilla y al propio Estado español que dejaba de recaudar sumas importantes por concepto de impuestos. En otro orden de ideas, el Estado Español interpretaba el comercio ilegal como fuente de enriquecimiento de los países enemigos, por lo que las motivaciones económicas se unían a las de índole política y militar.
En el aspecto políticos la Corona temía que la generalización del contrabando conllevara a la posibilidad de secesión de la isla e incluso de otros territorios americanos, al surgir claros intereses en la clase esclavista local contra el exclusivismo monopólico (de hecho las protestas de los Cabildos de la isla contra las Devastaciones y la Rebelión de Guaba muestran que tal posibilidad era real). Las reivindicaciones de la clase esclavista y la clase media contra el monopolismo español, que como hemos visto tenían casi un siglo de manifestaciones, se habían agudizado con la practica continua del contrabando durante mas de 30 años y la decadencia de España.
Otra causa fue el ya señalado desplazamiento de la actividad económica de la isla de la región Este a las zonas del Norte y Oeste por el cambio de la industria azucarera a la ganadería.
Las devastaciones tuvieron que ver, por último, con el divergente de España y otros países europeos. Mientras en España se entronizó plenamente la reacción feudal y desaparecieron las manufacturas y los gérmenes de capitalismo, en Inglaterra y Holanda las relaciones capitalistas y el crecimiento manufacturero avanzaron con gran rapidez en la segunda mitad del siglo XVI. A pesar del monopolio, España dependía de estos A pesar del monopolio, España dependía de estos manufacturados tanto la península como las colonias. De ahí que la incapacidad de competencia comercial de España era absoluta.
A pesar del dispositivo militar utilizado por las autoridades españolas gran parte de los vecinos y otros habitantes de las zonas en que se llevaban a cabo las Devastaciones se declararon en estado de rebelión. Muchos de ellos, después de un intento infructuoso, emigraron al oriente de Cuba donde trataron de ser procesados por Osorio quien tenia allí autoridad judicial como presidente de la Audiencia de Santo Domingo, Otro grupo se mantuvo mas tiempo en estado de rebelión en la zona norte, en el valle Guaba, bajo el mando del rico mulato Hernando de Montoso. Esta rebelión fracaso porque los holandeses no materializaron la ayuda que había prometido a trabes de una proclama del jefe de una escuadra holandesa en la zona. Sin embargo la rebelión se prolongo durante cierto tiempo, ya que los rebeldes agruparon a todos los sectores sociales de la región, incluidos los esclavos, opuestos unánimemente a la medida. Al perder perspectivas, muchos de los rebeldes tendieron a entregarse aprovechando indultos, o a escapar a Cuba y presumiblemente otros a Holanda, como en el caso de Montoso. Pero todavía después del fracaso de la rebelión de Guaba se mantuvieron en los bosques grupos de alzados de negros, blancos y mulatos dedicados a la cacería de reses y a esporádicos contactos con los piratas que merodeaban las costas. Probablemente en estos grupos que consignados por las fuentes históricas, entraron negros que eran cimarrones desde antes de las Devastaciones. Las cuadrillas de españoles los persiguieron tenazmente y capturaron a muchos de sus integrantes por lo que ya años mas tarde los únicos grupos que probablemente se mantenían estaban compuestos exclusivamente por negros alzados.
Las poblaciones despobladas fueron trasladadas a dos puntos cercanos a Santo Domingo. Los habitantes de Bayajá y Yaguana fueron ubicados en Bayaguana y los de Puerto Plata y Monte Cristy en Monte Plata, que como se ve ambos nombres resultan de la combinación de los lugares despoblados. De un total de unas 100,000 reses vacunas mansas que tenían los habitantes de las zonas despobladas, a estos nuevos sitios apenas pudieron llegar 2,000 con vida. El resto o fue sacrificado o se hizo cimarrón en aquellas regiones para ser abundante presa de los bucaneros que poco después empezarían a establecerse en esas regiones. Los habitantes además perdieron mucho porque las tierras despobladas eran muy favorables para la ganadería y fueron establecidos, en una zona de malas tierras con pantanos y pocas aguadas. Al poco tiempo, la gran mayoría de pobladores de Monte Plata y Bayaguana habían perecido o habían podido, pese a las prohibiciones, emigrar a la ciudad Santo Domingo o a otras colonias españolas de América. El resto se encontraba en la miseria más espantosa, tan desesperante que los mismos habitantes de Bayaguana incendiaron sus casas tratando de que se les volviera a sus lugares de origen o que se les dejara emigrar a cualquier otro lugar.
Consecuencias de las Devastaciones. El efecto inmediato mas importante de las Devastaciones fue causar un agudizamiento de la decadencia economica que desde hacia un tiempo era palpable en la isla. Con la medida, las mayores riquezas ganaderas fueron prácticamente liquidadas; ademas numerosos bienes en casas, muebles, etc. De los vecinos se perdieron para siempre. La mitad de la isla dejó de ser aprovechada en todos los sentidos y quedó totalmente deshabilitada. Desde 1606 Osorio extendió los despoblaciones a zonas más orientales dejando como limites del territorio poblado las ciudades de santiago en el Norte, y Azua en el Sur. Entre los daños causados por las Devastaciones se encuentra la destrucción de los ingenios mas importantes de la isla en ese momento, los cuales estaban en Puerto Plata, Yaguana y San Juan de la Maguana. Se observa que después de las despoblaciones solo quedaron 12 ingenios con un total de 888 esclavos, incluyendo los del servicio domestico.
El estado Español trató de revivir la actividad comercial de la isla después de las Devastaciones. Para eso proveyó protección a los comerciantes e instituyo cuotas obligatorias de participación comercial con la isla al comercio español con América. Si vemos el cuadro de navegación se observa que efectivamente hay un aumento relativamente importante de la navegación después de 1605 hasta aproximadamente 1620. Estos paliativos, sin embargo, no pudieron ser duraderos ni consistentes pues las Devastaciones agudizaron extremadamente las tendencias decadentes de la colonia de Santo Domingo. Por otra parte., al propiciar el establecimiento de extranjeros en las zonas occidentales, unido al aumento de la piratería, la seguridad en la isla se hizo extremadamente precaria, de donde se acrecentó rápidamente la tendencia migratoria de esclavistas, esclavos y personas de las clases medias a otras colonias americanas.
Censo de Osorio, Situación Socio-económica tras Devastaciones. El estado Social de la Isla después de las Devastaciones es fácilmente interpretable a partir de los datos que proporciona el censo realizado por el gobernador Osorio en 1606. En términos de distribución de la población se observa la concentración en torno a la ciudad de Santo Domingo. El 56 o/o de los vecinos de toda la isla estaba en esa ciudad y seguramente en mayor proporción los esclavos en las haciendas de los alrededores.
Entre los vecinos propietarios de unidades agrícolas, el 50 o/o residía en Santo Domingo. Por otra parte la capital de la colonia era la única aglomeración urbana propiamente dicha, entendida, como centro de comercio y producción artesanal. En el cuadro del censo de Osorio se observa la existencia de un numero apreciable de artesanos con variadas especialidades. En cambio las villas interiores no tenían ningún artesano o muy pequeño numero y variedad. Sobre todo en estas villas no se advierte la presencia de comerciantes (se'vo en Santiago donde había 4 y en la Vega 1), contra unos 45 comerciantes de diversos tipos en Santo Domingo. Claro que la importancia mercantil de Santo Domingo ya estaba en pleno descenso y esa tendencia aumentaría notablemente durante todo el siglo XVII, aunque por su posición demográfica, administrativa, económica y militar, la capital de la colonia mantuvo ciertos rasgos urbanos en ese siglo, a diferencia de todas las restantes villas.
Se observa que todavía la polarizacion entre población de blancos y negros era muy importante, cerca de 10,000 personas eran esclavas, seguramente casi todas de raza negra, y al parecer el número de mulatos entre los libres no era todavía predominante. Se evidencian dos tipos de unidades productivas básicas; los hatos y las estancias a la producción de jengibre (Santo Domingo y Puerto Rico eran los únicos territorios autorizados en toda América para producir este articulo) Así como frutos menores para consumo de las ciudades, ingenios o para la exportación, principalmente maíz y yuca para casabe. En toda la isla había 102 estancias de jengibre y frutos menores, en total 430 con 6,790 esclavos de acuerdo a las estimaciones del censo, lo que da un promedio de 15 esclavos por estancia. Eso quiere decir que todavía eran unidades medianas de tipo esclavista, donde la productividad era bastante alta y los índices de exportación importantes. En la primera mitad del siglo XVII se mantuvo la importancia de este tipo de unidades, en reemplazo de los ingenios azucareros, hasta tanto algún comercio existió y no llego una crisis completa, con los ataques de los piratas y los bucaneros, la paralización casi completa de la navegación y el hundimiento completo de la economía española por la disminución de producción de plata en México y Perú, como veremos que sucedió en segunda mitad del siglo XVII. Las estancias estaban concentradas en torno a la ciudad de Santo Domingo, lo que las personas con ciertos recursos de capital y niveles mercantiles y de explotación esclavista a concentrarse en la capital de la colonia.
El otro tipo importante de unidad productiva era el hato. Existían en toda la isla uno 190 hatos, con unos 550 esclavos, dando un promedio de cerca de 3 esclavos por cada hato, es decir netamente inferior al de las estancias agrícolas. Los hatos estaban además mas diseminados por la isla (solo el 50 o/o era de propiedad de vecinos de Santo Domingo y en su mayoría se encontraban afuera de la jurisdicción de la ciudad).
Por ultimo, estaban los ingenios que, a pesar de tener aún en el censo mayor numero de esclavos, producían menores valores que los hatos. La industria azucarera estaba ya en una crisis total, como evidencia la disminución del numero de ingenios desde mas de 30 en los años 60 del siglo XVI a solo 12, y la disminución del promedio de esclavos en ellos, de unos 100 a 150 en el primer periodo a solo 66 de trabajo. A partir de 1606 la decadencia de la industria se aceleraría y a mediados del siglo XVII solo quedaban unos pocos trapiches que casi no producían ningún azúcar sino melaza y aguardiente.
La Industria azucarera fue la mas concentrada en torno a Santo Domingo por las Devastaciones, siguiendo una vieja tendencia, pues de los 12 ingenios, solo uno estaba fuera de la jurisdicción de la ciudad en la de AZUA, casi todos estaban entre los ríos Haina y Nizao.
Los judíos que residían en España desde el siglo III de la era cristiana, eran comerciantes, prestamistas, profesionales en diversas ramas y artesanos. Profesaban la religión judaica o hebrea.
Los árabes trabajaban la agricultura y la metalurgia, y eran de confesión musulmana y mahometana.
Al lograr los Reyes Católicos la unificación política del reino, mediante la rendición de Boaddil, el emir de Granada, el 2 de enero de 1492, Isabel la Católica decidió expulsar a los sectores de la población que no eran cristianos; los judíos y los árabes. El 31 de marzo de dicho año firmo el decreto de expulsión de los judíos, y en 1502 comenzó la salida forzosa de los árabes.
La expulsión de centenares de miles de judíos y árabes causo una disminución de la producción en España, por lo que dicha nación se vio obligada a comprar muchos artículos franceses, ingleses, holandeses y de otros europeos, que hacían falta en sus colonias hispanoamericanas y en el propio territorio español.
Algunas mercancías solicitadas por las colonias hispanoamericanas les llegaban con varios años de retraso, y a precios muy elevados.
Con la finalidad de debilitar económicamente al imperio español, Francia e Inglaterra fomentaron el corso en el transcurso del siglo XVI/
El corsario, recibía de un monarca francés o ingles “una patente de corso”, que lo autorizaba a asaltar naves españolas y ciudades hispanoamericanas.
Los piratas hacían lo mismo, pero a diferencia de los corsarios actuaban libremente, por iniciativa propia, sin recibir autorización de ningún rey para cometer fechorías.
Los piratas también conocidos con el nombre de filibusteros tuvieron su principal base de operaciones en la Isla de La Tortuga.
Los ataques de piratas y corsarios obligaron a la Corona española a Prohibir la navegación de barcos solitarios porque estos eran fácilmente tomados por dichos aventureros. A partir de 1543 el intercambio comercial comenzó a organizarse sobre la base de dos flotas anuales, que zarpaban de Sevilla y pasaban por las Antillas, para llegar; una a Cartagena, Colombia y a portobello. Panamá y la otra a Veracruz, México. Luego se unían en la habana con el fin de emprender juntas el viaje de regreso a España.
Dado que para entonces La Española tenia poca importancia comercial, la flota no atracaba en esta isla. Se decidió que tres barcos de seiscientas toneladas cada uno arribarían al puerto de Santo Domingo anualmente. Pero sucedía que venían de manera irregula, y habían ocasiones en que en todo un año no llegaba ninguno.
Con mucha frecuencia los barcos eran fletados por casas mercantiles establecidas en Sevilla para traer mercancías únicamente a sus agentes comerciales en Santo Domingo quienes, debido a esta situación de monopolio, las vendian muy caras.
Los habitantes del noroeste y del sudoeste veían dañarse sus artículos por falta de embarcaciones que lo transportasen a España, por lo que a partir de la década de 1560 comenzaron a canjear cañafístula, jengibre, tabaco, maderas, miel, cacao, sebo, azúcar, cueros de res y otros artículos, mayormente tropicales por esclavos africanos, sedas, lienzos, vinos, armas, aceites, herramientas, cerámica y otros artículos de origen europeo, traídos en barcos franceses, ingleses, portugueses y mayoritariamente holandeses, por ser la marina mercante neerlandesa la mayor del mundo en esa época.
El principal producto de intercambio que tenían los residentes en la Española, era el cuero de res. Mas de cuarenta mil cueros de res eran adquiridos anualmente por los capitanes de esas naves extranjeras, por tener gran demanda en Europa, donde su uso en carteras, zapatos, forros de libros, muebles y otros artículos estaba de moda.
El canje era ilegal porque solamente los barcos españoles que zarpaban del puerto de Sevilla podían comerciar con las colonias hispanoamericanas, mediante un trafico mercantil reglamentado y controlado por la casa de contratación de Sevilla, la que prohibía a los barcos holandeses, ingleses, franceses y portugueses y a cualesquiera otros que no fuesen españoles ir a las colonias españolas del nuevo mundo. El capitán y los demás miembros de la tripulación que violasen dicha disposición, podían ser condenados a la pena de muerte.
El trueque de mercancías entre los criollos del noroeste y del suroeste y los franceses, ingleses, holandeses y portugueses que iban a dichos lugares, eran llamado “rescate”. Los criollos que lo practicaban “rescatadores”, y los extranjeros “herejes” por ser protestantes los holandeses y los ingleses.
El negocio prospero mucho, porque los “herejes” vendían diversas mercancías a precios muy bajos, y compraban productos a sumas mucho mas elevadas que las pagadas por los comerciantes establecidos en Santo Domingo. Mientras entregaban mercancías por un valor de veinte pesos a cambio de un cuero de res, los mercaderes radicados en la principal ciudad de la isla solamente pagaban diez pesos
La Yaguana, urbe situada en la sudoeste, prospero tanto que adquirió mayor importancia económica que Santo Domingo.
Muchos habitantes de esta ultima ciudad se fueron a residir al noroeste y al sudoeste, con el fin de dedicarse al rescate.
La mayoría de la población, se beneficiaba de la practica del contrabando. Los cojines sobre los que se sentaban los jueces de la Real Audiencia, habían sido introducidos a la isla de manera ilegal.
Esta actividad provoco que decayeran considerablemente los ingresos que las autoridades colonitas percibían por concepto de derechos aduanales por el puerto de Santo Domingo.
LA OCUPACION FRANCESA DE LA PARTE OCCIDENTAL DE LA ISLA DE SANTO DOMINGO
Las devastaciones de Osorio (1606), despoblaron las zonas norte y oeste de la isla. Los aventureros franceses e ingleses, instalados en la isla de la Tortuga, aprovecharon la situación para incursionar en la zona despoblada en busca de ganado cimarron que allí abundaba. Esos “bucaneros” poco a poco, se fueron estableciendo en esas tierras que asumieron como propias.
La isla de la Tortuga era asiento de contrabandistas, corsarios, piratas y bucaneros, pero no pertenecía a ninguna potencia europea.
En 1664, la Corona francesa nombro como gobernador de la isla de la tortuga a D'oregon, el cual extendió sus dominios a los territorios de la parte oeste de la isla de Santo Domingo. Los aventureros establecidos en esa Zona eran, en su mayoría franceses, reconocieron con entusiasmo la soberanía de Francia, pues así estarían protegidos de posibles desalojos por parte de España.
El enfrentamiento entre España y Francia se producía en el escenario internacional. Ambas naciones europeas aspiraban a imponerse una sobre la otra, en el plano colonial, comercial, militar y político.
¿Cómo se legalizó la ocupación del Santo Domingo Francés?
Entre 1648 y 1678 (siglo XVII), Francia y España se enfrentaron en una larga guerra que concluyó con la firma de la paz de Nimega. Con este tratado de paz (1678), Francisco Sandoval y Castillo, gobernador de la Española, reconoció y acepto la presencia de Francia en el oeste de la isla.
Povencay, gobernador de la Tortuga, y Sandoval, gobernador de la Española, fijaron los limites fronterizos de manera provisional; el rio Rebouc (Guayubin) sirvió de frontera en el Norte y el Rio Neiba en el Sur.
El despojo de la parte occidental de la Española se fue consolidando “legalmente”, con distintos tratados y convenios a favor de la presencia francesa. En 1697 se firmó el Tratado de Ryswick, mediante el cual, España acepto la ocupación francesa de la zona occidental de la isla y se consolidó la colonia francesa.
ANEXO
LA OCUPACION FRANCESA DE LA PARTE OCCIDENTAL DE LA ISLA DE SANTO DOMINGO
Las devastaciones de Osorio (1606), despoblaron las zonas norte y oeste de la isla. Los aventureros franceses e ingleses, instalados en la isla de la Tortuga, aprovecharon la situación para incursionar en la zona despoblada en busca de ganado cimarron que allí abundaba. Esos “bucaneros” poco a poco, se fueron estableciendo en esas tierras que asumieron como propias.
La isla de la Tortuga era asiento de contrabandistas, corsarios, piratas y bucaneros, pero no pertenecía a ninguna potencia europea.
En 1664, la Corona francesa nombro como gobernador de la isla de la tortuga a D'oregon, el cual extendió sus dominios a los territorios de la parte oeste de la isla de Santo Domingo. Los aventureros establecidos en esa Zona eran, en su mayoría franceses, reconocieron con entusiasmo la soberanía de Francia, pues así estarían protegidos de posibles desalojos por parte de España.
El enfrentamiento entre España y Francia se producía en el escenario internacional. Ambas naciones europeas aspiraban a imponerse una sobre la otra, en el plano colonial, comercial, militar y político.
¿Cómo se legalizó la ocupación del Santo Domingo Francés?
Entre 1648 y 1678 (siglo XVII), Francia y España se enfrentaron en una larga guerra que concluyó con la firma de la paz de Nimega. Con este tratado de paz (1678), Francisco Sandoval y Castillo, gobernador de la Española, reconoció y acepto la presencia de Francia en el oeste de la isla.
Povencay, gobernador de la Tortuga, y Sandoval, gobernador de la Española, fijaron los limites fronterizos de manera provisional; el rio Rebouc (Guayubin) sirvió de frontera en el Norte y el Rio Neiba en el Sur.
El despojo de la parte occidental de la Española se fue consolidando “legalmente”, con distintos tratados y convenios a favor de la presencia francesa. En 1697 se firmó el Tratado de Ryswick, mediante el cual, España acepto la ocupación francesa de la zona occidental de la isla y se consolidó la colonia francesa.
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