Historia
Descubrimientos geográficos
Índice del Trabajo:
Cristóbal Colón Pg. 4
Vida de Cristóbal Colón. Pg. 5
Primer Viaje Pg. 6
Segundo Viaje Pg. 10
Tercer Viaje Pg. 15
Cuarto Viaje Pg. 19
Anexos Pg. 24
Las tripulaciones
Cargos y oficios a bordo
Personajes relacionados con el descubrimiento
Los barcos
La vida a bordo
Dos tumbas de Colón
Biografía del Almirante
Mapa Histórico Pg. 42
Vasco Núñez de Balboa Pg. 43
Vida de Vasco Núñez de Balboa Pg. 44
Historia de Vasco Núñez de Balboa Pg. 45
Anexos Pg. 50
Mapa de “Theatrum orbos terrarum” de A. Ortelius
Fragmento de “Vasco Núñez de Balboa, descubridor de la Mar del Sur” de Manuel Lucena Salmoral
Fragmento de “Núñez de Balboa” de Octavio Mendez Pereira
Mapa Histórico Pg. 55
Francisco de Pizarro Pg. 56
Introducción: Configuración de Sudamérica Pg. 57
Francisco de Pizarro (1472,1541) Pg. 58
Actuación previa a la conquista del Perú
Conquista del Perú . Inicios
Caída del Imperio incaico
Anexos Pg. 63
Llamadas del texto
Texto del requerimiento
Mapa Histórico Pg. 67
Hernán Cortés Pg. 68
Vida de Hernán Cortés Pg. 69
Llegada a América Pg. 70
Conquista de México Pg. 73
Gobierno de Cortés Pg. 76
Últimos años de Cortés Pg. 78
Anexos Pg. 79
Fragmento de “La Noche Triste” de Antonio Gutiérrez Escudero
Mapa Histórico Pg. 83
Bibliografía del trabajo Pg. 84
1.1.Vida de Cristóbal Colón
Navegante al servicio de los Reyes Católicos y "descubridor" del continente americano, nació en Génova hacia 1451 y murió en Valladolid entre el 20 y el 21 de mayo de 1506.
Hijo de Doménico Colombo y de Susana Fontanarossa, fue el mayor de cinco hermanos. Se cree que hacia 1468 empezó a navegar, alternando sus actividades de tejedor con viajes comerciales de cabotaje por las costas cercanas a Génova. A mediados de 1476 dirigiéndose a Inglaterra, en un ataque corsario, el buque donde navegaba Colón se hundió, por lo que tuvo que llegar a nado hasta las costas de Portugal.
Entre 1480 y 1483 Colón forjó su opinión de que navegando directamente por occidente se podía llegar a oriente, hasta las tierras que Marco Polo había descrito en el relato de sus viajes, Cathay (China) y Cipango (Japón), ricas en especias y otros bienes.
Una vez preparado su proyecto, Colón lo presentó al rey de Portugal, Juan II, solicitando su apoyo pero en 1484 el monarca lo rechazó. Decepcionado, Colón decidió en 1485 marchar a España encaminándose al monasterio franciscano de La Rábida, en Huelva. Colón logró en enero de 1486 exponer a los Reyes su plan en Alcalá de Henares, que, en un primer momento rechazaron el proyecto.
En agosto de 1489 la reina Isabel recibió a Colón en Jaén y le ofreció volver a considerar su proyecto cuando se tomara Granada, el último reducto musulmán en la Península. El final de la guerra de Granada, facilitó la firma de las Capitulaciones de Santa Fe el 17 de abril de 1492 entre Colón y la Corona.
1.2.Primer viaje de C. Colón
Una circunstancia que contribuyó a retrasar el viaje fue la expulsión de los judíos. En principio se había decidido que todos los judíos no conversos abandonarían el país antes del 30 de junio, pero la imposibilidad de cumplir dicho plazo hizo ampliar la fecha límite hasta el 2 de agosto. Los judíos más ricos fletaron barcos en todos los puertos españoles y los cargaron de gente y efectos personales. Quizá los armadores de Moguer y Palos pensaron que podían obtener mayores beneficios si los dedicaban al transporte de judíos, y por ello no estuvieron bien dispuestos a fletar sus carabelas a Colón, quien a menudo se quejó de las malas cualidades marineras de la Santa María. Según las versiones la cifra de judíos expulsados en 1.492 oscila entre 160.000 y 800.000.
El 23 de mayo de 1,492, los vecinos de la pequeña villa de Palos fueron convocados en la iglesia parroquial de San Jorge, donde en presencia de Colón y fray Juan Pérez se leyó la orden real. El pueblo de Palos era requerido para abastecer y armar dos carabelas, a fin de que Colón pudiera salir donde los soberanos le enviaban. La Corona pagaría por anticipado cuatro meses de sueldo a las tripulaciones, en la cuantía normal para la navegación de altura.
Se consiguieron la Pinta (de Gómez Rascón y Cristóbal Quintero) y la Niña (de Juan Niño). Seguramente fue Juan Pérez quien atrajo a la causa a los hermanos Pinzón, pertenecientes a una antigua familia de marineros y armadores de Palos. Las tripulaciones afluyeron incluso para la tercera unidad, la nao la Gallega ( de Juan de la Cosa), fletada por Colón y rebautizada con el nombre de Santa María. Tanto Santángel como Colón pidieron considerables cantidades de dinero a préstamo.
Colón aguardó hasta el último momento la fecha de expulsión, y entonces fijó su salida para el 3 de agosto. Las tripulaciones subieron a bordo la tarde del día 2.
En las tres naves embarcaron noventa hombres, aunque algunos hablan de ciento veinte. En la nao capitana acompañaban a Colón, capitán general, el maestre y propietario Juan de la Cosa y el piloto Peralonso Niño. En la Pinta iba el capitán Martín Alonso Pinzón; Francisco Martín Pinzón era maestre, y Cristóbal García Sarmiento, piloto. La Niña era mandada por Vicente Yáñez Pinzón; el propietario de la nave, Juan Niño, iba como maestre, y Sancho Ruiz de Gama como piloto.
El 6 de septiembre, las tres naves zarparon de La Gomera (I. Canarias) rumbo al Oeste. El 7 de octubre alteraron el rumbo al Oessudoeste. Dos horas antes de la medianoche del 11 de octubre atisbaron una luz, y San Salvador (Guanahaní) fue avistado al amanecer.
Colón desembarcó y tomó posesión de la isla para España. Sucesivamente, las naves visitaron Santa María de la Concepción (Rum Cay), Fernandina (Long Island), Isabela (Crooked Island) y la isla de Arena (Little Ragged Island), antes de fondear en un puerto de Cuba llamado posteriormente San Salvador (Bahía Blanca). Colón se creía en Cipango, pero llamó al país Juana. Navegaron al Oeste hasta el Río de Mares (Puerto Gibara), y encontraron vientos de proa cerca del actual Puerto Padre. La convicción de que aquella costa pertenecía al continente asiático comenzó a prosperar. Regresaron al Río de Mares y navegaron hacia el Este rumbo a las islas Doradas de Babeque (Gran Inagua).
El 22 de noviembre, la Pinta se apartó de las otras naves. La Santa María y la Niña fondearon en el puerto de Santa Catalina (Puerto Cayo Moa), Puerto Santo (Baracoa), Puerto de San Nicolás (Haití), Puerto de la Concepción (Baie des Moustiques) y Mar de Santo Tomás (Baie de l´ Ácul). El 24 de diciembre, la Santa María encalló y se hundió a la altura del actual cabo Haitien. Dos días después se fundó la fortaleza de La Navidad, primer asentamiento colonial en América. El 6 de enero de 1.493, la Pinta se reunió con la Niña a la altura de Monte Cristi (República Dominicana). Cinco días más tarde, los españoles lucharon por primera vez contra los taínos en Puerto de las Flechas (Bahía de Samaná). El 16 de enero, las dos naves iniciaron el viaje de regreso. Un temporal las separó, y tras una breve escalada en Santa María, la Niña fondeó en Rastelo, el puerto exterior de Lisboa. El 9 de marzo, Colón visitó a Juan II en Val do Paraiso, y el 15 la Niña arribó a Palos.
A primeros de abril, encontrándose en Sevilla, el Almirante recibió una carta de los reyes, que le confirmaban los títulos prometidos en Santa Fe y le rogaban que acudiese a Barcelona a fin de preparar una nueva expedición. Antes de partir, el Almirante escribió un largo memorial destinado a Isabel y Fernando, donde daba sus ideas para la primera colonización a gran escala de las tierras recién descubiertas. Entre otras cosas sugería que la Española fuese colonizada por dos mil emigrantes voluntarios, y proponía medidas para el control del oro que se hallase. En el momento del triunfo hizo una propuesta que después lamentaría: la de permitir el descubrimiento de nuevas tierras a cuantos quisieran realizarlo.
Para obtener del papa Alejandro VI el reconocimiento de sus derechos sobre las islas y cualquier continente que pudiera encontrarse, los reyes enviaron inmediatamente instrucciones a su representación en Roma. A finales de marzo, la carta que Colón había enviado a Luis de Santángel fue impresa en Barcelona; en 1.493 aparecían nueve ediciones en idiomas distintos.
El Almirante fue recibido a mediados de abril por los reyes en el palacio del Tinell de Barcelona. Allí hizo Colón el relato del viaje, presentó a los seis indios que habían sobrevivido a la travesía de regreso y mostró el oro recogido. Los soberanos se arrodillaron y con ellos todos los presentes, agradeciendo a Dios los favores recibidos. A Colón se le concedió el privilegio de incluir en su escudo de armas los emblemas oficiales de Castilla y de León, y se le otorgó una donación de mil doblones. Los indios fueron bautizados, actuando como padrinos los propios reyes.
La decisión del papa Alejandro VI, español de nacimiento, llegó a Barcelona a finales de mayo: era una bula mediante la que disponía que todas las tierras descubiertas por los soberanos de Castilla les pertenecían, siempre y cuando no fuesen ya propiedad de otro príncipe cristiano. Como una bula Anterior prohibía a los españoles hacer descubrimientos al sur de las Canarias, y de la carta de Santángel se deducía que las islas recién descubiertas estaban al sur de las Canarias, Colón propuso una gestión que indujese al papa a asignar a Castilla todas las tierras al occidente de una línea de polo a polo, cien leguas al Oeste de las Islas Azores y Cabo Verde. Una nueva bula, que ampliaba la concesión papal a Castilla, fue publicada el 26 de septiembre. El soberano portugués no se amilanó, consciente de que su superioridad naval le permitía obstaculizar a los castellanos el acceso a las Indias, optó por negociar directamente con los Reyes Católicos. El resultado, obtenido cuando Colón ya se hallaba nuevamente en América, fue el Tratado de Tordesillas de junio de 1.494, por el que la línea de demarcación era trasladada 370 leguas al Oeste de Cabo Verde, lo que permitió que el futuro Brasil quedase en el área portuguesa.
1.3.Segundo viaje de C. Colón
El 29 de mayo de 1.493, Colón recibió instrucciones reales, según las cuales el primer objetivo de la nueva expedición era la conversión de los nativos y el segundo la explotación económica del descubrimiento. La organización de la vasta flota patrocinada por Isabel y Fernando fue obra conjunta del propio Colón y del archidiácono de Sevilla Juan de Fonseca.
Diecisiete navíos y mil doscientos hombres integraron la expedición. La Capitana, que bien podía tener unas doscientas toneladas, fue llamada Santa María, como su predecesora; perteneciente a Antonio de Torres. Otras naos grandes eran la Gallega y Colina. Se embarcaron cinco religiosos, entre ellos el benedictino catalán fray Buil, y numerosos hombres de armas, incluidos veinte caballeros con sus monturas y también arcabuceros y ballesteros; además, centenares de labradores y artesanos, entre los que abundaban los albañiles. La flota partió de Cádiz el 25 de septiembre de 1.493. Cristóbal Colón, capitán general de la misma, iba acompañado por su joven hermano Diego.
No se conserva el diario de a bordo del Almirante ni hay transcripción de Las Casas, por lo que resulta imposible seguir este viaje con la precisión del anterior. Sin embargo, dos miembros de la expedición escribieron interesantes relatos: Michele de Cuneo, de Savona, amigo de infancia del Almirante y Diego Álvarez Chaca, médico de Sevilla y cirujano principal de la expedición.
Tras la usual escala en Canarias, el 13 de octubre comenzó la auténtica travesía del Atlántico. El rumbo dispuesto por Colón era Oeste cuarto del Sudoeste, a fin de alcanzar las islas habitadas por los indios caribes, que no había podido visitar el año anterior. Esta ruta discurría enteramente por la zona de los alisios, que le llevaron a su destino en sólo tres semanas. En la madrugada del domingo 3 de noviembre avistaron una isla a la cual Colón dio el nombre de Dominica en atención al día.
Desde allí describieron un arco hacia el Noroeste y Oeste hasta llegar a San Juan Bautista (Puerto Rico), costeando las bellas islas de sotavento, que el Almirante bautizaba a medida que aparecían en el horizonte: Santa María de Guadalupe, Santa María de Monserrate (Montserrat), San Jorge (St. Kitts), Santa Cruz (St. Croix), las Once Mil Vírgenes (Virgin Islands).
Desde Puerto Rico se dirigieron rápidamente hacia La Española. El 27 de noviembre, la flota fondeó a la altura de La Navidad, para descubrir que la guarnición había sido aniquilada por los taínos.
Tras navegar hacia el Este ciñendo el viento, anclaron en una bahía donde Colón fundó el asentamiento de Isabela, en la actual República Dominicana. Hojeda y Corbalán exploraron Cibao y regresaron con noticias de haber encontrado oro abundante. El 2 de febrero Antonio Torres volvió a España con doce naves y el memorial que Colón le había entregado para los reyes.
Del 12 al 29 de marzo Colón recorrió Cibao y ordenó construir el fuerte de Santo Tomás en el interior de la isla, al sur de la llamada Vega Real; allí dejó un destacamento de cincuenta hombres mandados por Pedro Margarit. Luego navegó hacia el Oeste con la carabelas Niña, Cardera y San Juan. Sucesivamente fondearon en el cabo Alfa y Omega (Cabo Maisi, en Cuba), en Puerto Grande (bahía de Guantánamo) y en el emplazamiento del actual Santiago de Cuba. Era un viaje de aparente recreo, pero Colón seguía buscando la identificación de Catay con Cuba; hizo un viraje lateral y descubrió Jamaica. Luego surcó las aguas poco profundas y salpicadas de islotes del Jardín de la Reina (Laberinto de las Doce Leguas), hasta la actual bahía Cortés. Allí, su secretario Pérez de Luna obligó a las tripulaciones a firmar una declaración en el sentido de que consideraban a Juana (Cuba) como parte de un continente. El 13 de junio comenzaron el largo viaje hacia el Este, barloventeando.
Tras contornear Jamaica y La Española, Colón observó un eclipse de luna en la Bella Saonesa (la actual Saona). Su salud se había quebrantado: se le nublaba la vista y ocasionalmente caía en coma cuando fondearon en Isabela el 29 de septiembre.
En Isabela Colón tuvo la alegría de encontrar a su hermano Bartolomé, a quien no había visto en cinco o seis años, y que acababa de llegar al mando de tres carabelas. Pero los informes de su otro hermano, Diego, a quien había dejado como presidente del Concejo, eran preocupantes. Insatisfechos, los hombres de Pedro Margarit habían saqueado Vega Real y sometido bárbaramente a los indios. Cuando la situación se hizo ingobernable, Pedro Margarit comenzó a discutir con Diego Colón el mando de la isla y finalmente, se embarcó con el padre Buil y otros clérigos, rumbo a España, en las carabelas que había llevado Bartolomé Colón.
Pequeñas partidas de soldados continuaban empeñadas en luchas y saqueos. Los indios tomaron represalias y algunos españoles fueron acechados y muertos.
A finales del otoño de 1.494 Alonso de Torres volvió de Castilla con cuatro carabelas bien pertrechadas y una carta, en la que los reyes pedían a Colón que regresase para ayudarles a determinar la línea de demarcación indicada por el Tratado de Tordesillas. Pero el Almirante todavía se encontraba enfermo y no deseaba informar del desorden imperante en su virreinato. Retomó la presidencia del Concejo y envió una expedición de castigo contra los indios. Los españoles, que luchaban con armas blancas y de fuego, caballos y perros, tornaron a Isabela con mil seiscientos prisioneros taínos, que fueron repartidos o enviados a Castilla como esclavos, en las carabelas de Torres.
El Almirante acabada de dar el título de Adelantado a su hermano Bartolomé, lo que convertía a éste en su segundo, cuando supo que el cacique Guatiguaná había reunido una fuerza en Vega Real y planeaba atacar a los españoles. Recuperada la salud, Colón marchó al frente de una tropa de doscientos ballesteros y mosqueteros, veinte lanceros, veinte perros y un número indeterminado de indios rivales de Guatiguaná. Dice Hernando Colón que acometieron tan vigorosamente al ejército de indios hostiles que " todos, siguiendo y matando, hicieron tal estrago, que en breve fue Dios servido tuviesen los nuestros tal victoria, que siendo muchos muertos, y otros presos y destruidos".
Seguidamente, Colón quiso anular a Caonabo, el cacique de Maguana, a quien se suponía instigador de la matanza de La Navidad. Mediante un ardid, Alonso de Hojeda consiguió apresar al cacique y lo llevó en triunfo a Isabela, donde Caonabo permaneció encadenado casi un año, antes de ser enviado a Castilla.
Aunque todavía hubo escaramuzas en diversos lugares de las islas, el Almirante no tuvo mayores dificultades.
Restablecida la paz, impuso a los indios onerosos tributos en oro. Incapaces de reunir las cantidades exigidas y obligados a descuidar sus cultivos, muchos taínos murieron de hambre; otros se suicidaron para escapar al acoso. Un tercio de la población indígena de La Española pereció entre 1.494 y 1.496.
En octubre de 1.495 arribaron cuatro carabelas castellanas. Los reyes habían escuchado las quejas de fray Buil y Pedro Margarit y enviaban a un cortesano llamado Juan Aguado para que informase de las condiciones de la colonia. A principios de 1.496 Colón hizo botar una nueva carabela llamada la India. La Niña fue carenada y calafateada y el 10 de marzo el Almirante salió de Isabela rumbo a Castilla. Bartolomé quedó al mando de La Española, encargado de buscar emplazamiento para una nueva población con buen puerto; el Adelantado fundaría Santo Domingo al sur de la isla, en el estuario del río Ozama.
El Almirante decidió gobernar al sur para evitar tempestades; los consiguió, pero a costa de realizar un viaje muy largo. El 11 de junio de 1.496 la India y la Niña fondeaban en Cádiz con 225 españoles y poco más de 30 indios cautivos.
En Burgos, vestido con el humilde hábito franciscano que había adoptado como penitente, Colón se arrodilló ante Fernando e Isabel, les hizo un relato del viaje y comprobó que, pese a los informes desfavorables que habían recibido, mantenían su confianza en él. Pero los gastos que suponían las alianzas matrimoniales y la guerra contra Francia impidieron que los reyes pudieran satisfacer inmediatamente su demanda de emprender una nueva expedición. Hasta el 23 de enero del año siguiente no lograría enviar dos carabelas ( la veterana Niña y la India) a La Española con víveres, abastecimientos y mujeres. Mientras, Vasco de Gama había salido de Lisboa con la intención de doblar el cabo de Buena Esperanza y llegar a la India.
1.4.Tercer viaje de C. Colón
La preparación de la flota para la tercera expedición fue en extremo laboriosa, en parte por la lentitud con la que llegaba el dinero prometido por la Corona y, en parte, por la renuencia de los patrones y la dificultad de encontrar voluntarios; de nuevo los reyes concedieron el perdón a cuantos delincuentes embarcaran, salvo en los casos más graves.
Para la nueva expedición se fletaron seis barcos, que levaron ancla el 30 de mayo de 1.498. Tres fueron directamente a La Española, mientras Colón, al mando de los otros tres - la Santa María de Guía, la Vaqueños y el Correo -, seguían una derrota más al sur. Gracias a las buenas relaciones ahora existentes entre los dos reinos ibéricos, Colón pudo recalar en la isla de Cabo Verde. La flota avanzó luego hacia el Sudoeste, impulsada por un viento cada vez más leve, que cesó por completo el 13 de julio. Se hallaban en la zona más tórrida y clama del Atlántico en aquella estación, Parece ser, que tras ocho días sin viento, sopló el alisio del Sudeste, ya que en el extracto de la carta a los reyes que hizo Las Casas consta que se sucedieron diecisiete días de vientos favorables.
Como no se atrevía a ir más al sur a causa del calor, el almirante enmendó el rumbo al Oeste. El 31 de julio, cuando el agua potable comenzaba a escasear a bordo, avistaron Trinidad y al día siguiente divisaron al Sur lo que les pareció una isla y que era la actual punta Bombeador, en el gran delta del Orinoco. Por primera vez se hallaban los españoles ante el continente sudamericano.
Una inmensa ola, probable consecuencia de una erupción volcánica submarina, zarandeó a la flota en la Boca de las Sierpes, entre Trinidad y el delta. Atravesado el estrecho, Colón penetró en el plácido golfo de Paria, donde observó que los indios se adornaban con perlas. Navegaron después hacia una tierra montañosa que resultó península (península de Paria) y cuya costa meridional exploraría buscando una salida. El 13 de agosto abandonaron el golfo de Paria por la Boca del Dragón y vislumbraron Belaforma (Tobago) y Asunción (Granada). Colón se encontraba enfermo y casi ciego, como durante el viaje anterior. Llegó a presentir que había descubierto "tierra infinita", esto es, un nuevo continente. Pero, negando esta opinión razonable, terminó persuadiéndose a sí mismo de que había llegado al umbral del Paraíso Terrenal, el bienaventurado dominio cuya ubicación había sido discutida tan vivamente por los geógrafos medievales.
Preocupado por su enfermedad y porque los víveres se corrompían, el Almirante se dirigió a La Española, a la que llegó con rumbo seguro.
El 31 de agosto fondeaba en la boca del Ozama y se reunía con su hermano el Adelantado, que le transmitió noticias descorazonadoras. Los españoles habían levantado la nueva colonia de Santo Domingo, donde se hallaban en una relativa paz con los taínos; pero la escasez de víveres y la falta de noticias de la metrópoli habían propiciado que, aprovechando la ausencia de Bartolomé, dedicado a la recaudación de impuestos en la provincia de Xaragua, el alcalde mayor Francisco Roldán y otros descontentos se rebelaran. A instigación de Roldán, los sublevados se aliaron con los súbditos de Guarionex, cacique antaño poderoso, a quien prometieron la abolición de impuestos a cambio de su ayuda para atacar el fuerte de Concepción de la Vega, en el camino entre Isabela y Santo Domingo.
Bartolomé regresó a tiempo, incendió los poblados de Guarionex y finalmente prendió a éste. La intentona del Roldán pudo terminar en aquel punto; pero los tres navíos de abastecimiento que habían precedido a Colón fueron a recalar cerca de los rebeldes y parte de sus tripulaciones se habían unido cuando llegó el Almirante.
En octubre de 1.498 Colón envió a su capitana y a la carabela El Correo de regreso a Castilla, con su carta a Isabel y Fernando y un informe de los sucesos de la Española; requería sacerdotes y un juez para ejercer la autoridad real. Incapaz de actuar con energía y de obligar a Roldán a la sumisión en nombre de los reyes, Colón empezó a negociar con el jefe rebelde, que pidió y obtuvo que se retirasen las acusaciones contra él, que se le confirmara en su puesto de alcalde mayor y que se le concediera, como a sus hombres, tierras e indios.
El 15 de octubre Colón supo que una flota al mando de Alonso de Hojeda había fondeado en el cercano puerto de Brasil. Tras tener noticias de los descubrimientos del Almirante en Trinidad, Paria y zona del Paraiso Terrenal, Hojeda había obtenido la ayuda de Juan de Fonseca para efectuar una expedición a dichas regiones; con él fueron Juan de la Cosa y Américo Vespucio. Hojeda y sus hombres llegaron a Trinidad y descubrieron las ricas pesquerías de Cubagua y Venezuela, antes de dirigirse al Norte y arribar a Brasil, en La Española, donde se dedicaban a cortar árboles de palo brasil y a cazar indios.
Como el oro, el palo brasil pertenecía a la Corona, y el Almirante estaba en el derecho de intervenirlo. Roldán se ofreció para capturar a Hojeda, quien tras breves escaramuzas, se retiró y fue a las islas al norte de La Española y luego a Castilla, con sus carabelas cargadas de esclavos.
Otros navegantes como Peralonso Niño y Vicente Yáñez Pinzón habían sido autorizados para descubrir nuevas tierras en las Indias, como consecuencia de la pérdida de influencia de Colón en la corte.
Viendo la falta de confianza del Almirante en sí mismo, los antiguos rebeldes aspiraron a nuevas concesiones y volvieron a sublevarse. El 23 de agosto de 1.500, mientras el Almirante reprimía un levantamiento local en Concepción de la Vega y Batolomé Colón otro en Xaragua, una flota castellana entró en el estuario del Ozama. Al mando iba el nuevo gobernador Francisco de Bobadilla, enviado por los reyes para ejercer la justicia. Acababa de desembarcar Bobadilla cuando vio los cuerpos de siete españoles que pendían de la horca.
Diego Colón, al mando de Santo Domingo en ausencia de sus hermanos, le hizo saber que eran rebeldes y que otros cinco iban a ser colgados al día siguiente. Tras una rápida investigación, Bobadilla arrestó a Diego Colón y mandó una orden a Concepción de la Vega para que regresara el Almirante. Al volver, éste fue preso y encadenado. El Adelantado intentó liberar a sus hermanos por la fuerza de las armas, pero el Almirante le conminó a obedecer a Bobadilla, que parecía actuar de acuerdo con las instrucciones reales. En consecuencia, Bartolomé fue también arrestado.
Bobadilla había decidido enviar a los tres hermanos a Castilla. Durante su prisión en Santo Domingo, Colón escribió a Juana de la Torre, hermana de Antonio Torres y persona próxima a la reina, dando rienda suelta a su amargura. Se le había juzgado, decía, como a un gobernador cualquiera, y no como a un capitán que estaba ganando nuevas tierras para España.
A comienzos de octubre de 1.500 el Almirante fue embarcado en la carabela la Gorda; él y sus hermanos iban encadenados. El 20 de noviembre arribaron a Cádiz, desde donde el Almirante dirigió un mensaje a Isabel y Fernando, que se hallaban en Granada. Los reyes dieron orden de dejarlo libre, así como a sus hermanos y le enviaron dos mil ducados para que pudiera presentarse en la corte de un modo digno, pues todos sus bienes habían sido incautados por Bobadilla. El 17 de diciembre los reyes recibieron a los hermanos Colón en la Alhambra. El Almirante consiguió palabras de consuelo y la restitución de sus bienes, pero no fue repuesto como gobernador de La Española.
En Granada, donde permanecería, Colón encontró a sus hijos Diego y Hernando, convertidos en pajes de la reina. Tuvo noticias de las Indias, que él mismo comenzó a llamar Indias Occidentales para distinguirlas de las que Vasco de Gama había descubierto al navegar al Sur y al Este de África. Un explorador portugués llamado Cabral había descubierto tierras al Sudoeste (el futuro Brasil) y de Inglaterra se sabía que Giovanni Caboto, de Génova, había encontrado tierra al Oeste (la costa oriental norteamericana).
Pensando que así se libraría de la injusticia y el posible olvido real, el Almirante ocupó su tiempo en redactar memoriales sobre sus títulos y privilegios y reunió cuarenta y cuatro documentos con el título de Libro de los Privilegios. Escribió también el Libro de las Profecías , con gran número de pasajes proféticos de la Biblia, con la intención de presentarse como elegido por Dios para llevar el cristianismo al fin de la tierra y obtener allí el oro necesario para reconquistar Jerusalén.
1.5.Cuarto viaje de C. Colón
En septiembre de 1.501 los reyes nombraron a Nicolás de Ovando gobernador y juez supremo de las Indias. En la flota de éste fueron el joven Bartolomé de las Casas y Alonso Sánchez de Carvajal, encargado de recaudar para Colón los beneficios correspondientes del comercio de las Indias y del oro. El Almirante había empezado a preparar otro viaje de descubrimiento y escribió a Isabel y Fernando pidiendo las necesarias instrucciones y documentos. Respondieron los reyes autorizando la expedición, pero le prohibieron hacer esclavos y tocar tierra en La Española, salvo en el viaje de regreso.
El 11 de mayo de 1.502, ya con cincuenta años y la salud quebrantada, y al mando de cuatro pequeñas carabelas - la Capitana, Santiago de Palos, Gallego y Vizcaíno - Colón zarpó rumbo a la más arriesgada de sus expediciones. Le acompañaban su hermano Bartolomé y su hijo Hernando. Por la acostumbrada ruta de Canarias, el 29 de junio ancló ante Santo Domingo, decidido a sustituir la nave Santiago de Palos por otra.
Notó inequívocos signos de que se avecinaba una gran tormenta y así se lo comunicó al gobernador Ovando, a quien solicitó permiso para entrar en el estuario y recomendó que no dejara partir a una numerosa flota a punto de regresar a España. De acuerdo con las instrucciones de los reyes, Ovando negó su permiso e, ignorando los consejos, ordenó la salida de la flota. Las carabelas de Colón tuvieron, pues, que afrontar fuera del puerto el huracán que se abatió sobre Santo Domingo. Sólo la nave del Almirante pudo mantenerse anclada; las demás, rotas las amarras, fueron arrastradas lejos de la costa. Las cuatro, sin embargo, lograron reunirse días después. En cambio, la flota que regresaba a España perdió veinte barcos y más de quinientos hombres.
El 24 de julio fondearon en una isla del Jardín de la Reina (quizás el actual Cayo Largo) y el 1 de agosto descubrieron la América Central a la altura de la punta de Caxinas (cabo Honduras). El Almirante no buscaba un estrecho, como pretendió Hernando Colón cuando ya era notorio que existía un breve istmo de separación entre el Atlántico y el Pacífico, sino un cabo, el más meridional de la provincia de Chiamba, la larga península que constituía el límite oriental de Asia. Costeando sucesivamente los actuales países de Nicaragua, Costa Rica y Panamá, las cuatro carabelas barloventearon hacia el Este. Cuando los indios le hablaron de la dorada tierra de Veragua y de Ciguare, al otro lado de la cadena montañosa, Colón entendió que Ciguare era lo mismo que Chiamba y que había llegado al lugar donde la península era más estrecha. Supuso que de allí a once días de viaje por las montañas se encontraba el Índico. Asombrosamente, la prolongada península desmentía los mapas asiáticos y torcía al Sudeste y al Este, en vez de hacerlo al Sudoeste y al Oeste.
Durante la navegación fondeaban de noche donde podían o se aguantaban al pairo. Tras zarpar de río Cativa (río Cherebequi) lucharon con temporales durante dos meses. Del 17 al 20 de diciembre anclaron en Puerto Grande (bahía Manzanilla en el moderno Colón, a la entrada del Canal de Panamá). Concentró entonces el Almirante sus esfuerzos en la búsqueda del oro y desde la parte oriental de Panamá, retrocedió al Oeste hasta la tierra que los indios llamaban Veragua, donde le habían informado de la existencia de minas. Este retroceso se convirtió en una de las etapas más duras del viaje, a causa del mal tiempo y de la comida agusanada. Finalmente, el 6 de enero de 1.503, fondearon junto al río Belén. Encontraron yacimientos de oro y se dispusieron a fundar una colonia, Santa María de Belén, que quedaría a cargo de Bartolomé. Sin embargo, los indios se manifestaron tan hostiles y los elementos tan inclementes que, tras perder una docena de hombres, el Almirante desistió de la empresa.
El 15 de abril Colón partió de Río Belén con la Capitana, la Santiago y la Vizcaíno; la Gallego, más dañada por el temporal y la broma, fue abandonada. En Puerto Bello renunciaron también a la Vizcaíno y continuaron costeando hasta cabo Marmóreo, probablemente el actual cabo Tiburón, en la frontera entre Panamá y Colombia, para seguir al Norte de regreso a La Española. Pasaron junto a Las Tortugas (Little Cayman y Cayman Brac) y fondearon en la costa sur de Cuba. El 25 de junio, la Capitana y la Santiago, ya inútiles a causa de la broma, quedaron varadas y apuntaladas en la playa de Santa Gloria (St. Ann´s Bay), Jamaica. El 7 de julio Colón terminó su carta a los reyes, que diez días después entregaría a Diego Méndez, criado del Almirante y a Bartolomé Fieschi, antes capitán de la Vizcaíno, que marcharon a buscar socorro a La Española. Iban en canoas nativas, a las que le añadieron batemares, falsas quillas y velas.
Quiso el Almirante mantener una estricta disciplina para evitar conflictos con los nativos y prohibió que la tripulación bajara a tierra sin su permiso. Mediante un organizado sistema de trueques obtenía víveres de los indios. Más de cien hombres yacían amontonados en las cubiertas y toldillas, protegidos con hojas de palmeras; unos cuarenta padecían desnutrición y fiebres. El 2 de enero de 1.504 se declaró un motín, encabezado por los hermanos Francisco y Diego de Porras. Sólo el temor al castigo real salvó la vida de Cristóbal Colón y de su hermano. Los amotinados intentaron alcanzar La Española en canoas, pero fracasaron y de regreso a Jamaica establecieron su propio campamento.
Viendo que los extranjeros se habían debilitado por las discordias y, hartos de cuentas, cascabeles y bonetes, los indios manifestaron que no les proporcionarían más víveres. Colón resolvió el problema de un modo espectacular. Leyó en el Almanach Perpetuum, de Abrahám Zacuto que en el plazo de tres días, el 29 de febrero, se produciría un eclipse total de luna y advirtió a los indios que iba a pedir a su Dios que los castigara, privándoles de la luz lunar. En la tarde anunciada, cientos de indígenas se congregaron ante los barcos. Cuando salió la luna ya estaba parcialmente oscurecida y el pánico cundió entre los nativos al verla menguar.
Rogaron al almirante que la hiciera volver y éste pidió a cambio la reanudación de los suministros. Colón aprovechó el eclipse para calcular la posición de Santa Gloria: determinó la latitud con precisión notable, pero se equivocó en la longitud, situando Jamaica en un punto que correspondía al Pacífico, al Oeste de la costa mejicana.
Ocho meses después de la partida de Fieschi y Méndez, algunos hombres que habían permanecido fieles al Almirante planearon un nuevo motín. En plena conspiración les visitó un navío enviado por el gobernador Ovando para conocer su situación, pero sin intención de rescatarles; les llevaron, al menos, una carta de Diego Méndez, que prometía un pronto socorro.
En vista de la carta, el Almirante ofreció amnistiar a los amotinados. Pero estos quisieron imponer sus condiciones. Rehusó Colón y, anticipándose, envió al Adelantado al mando de cincuenta hombres armados. Hubo combates: murieron algunos rebeldes y el resto huyó. Francisco de Porras fue capturado y puesto en el cepo. Hasta fines de junio no llegó el navío fletado y pertrechado por Méndez. Habían permanecido más de un año en Jamaica. El viaje fue lento, en contra del viento y las corrientes y el 13 de agosto arribaron a Santo Domingo. Allí Colón fletó otro navío y el 12 de septiembre partió de aquellas Indias a las que nunca regresaría.
El 26 de noviembre de 1.504, tres semanas después de la llegada del Almirante a Sanlúcar, fallecía la reina Isabel. Colón quería visitar al rey, pero estaba demasiado enfermo para cabalgar y se entretuvo enviando cartas a su hijo Diego, describiendo sus recelos sobre el desarrollo de las Indias y exagerando sus dificultades económicas. Hasta mayo de 1.505 no pudo realizar el proyectado viaje a Sevilla. Cuando el rey Fernando le recibió en audiencia, Colón reclamó los privilegios que antaño le habían sido concedidos en Santa Fe.
La corte se trasladó a Salamanca en octubre y en abril a Valladolid. Colón y sus allegados la siguieron, pero el rey tenía poco tiempo para atender al Almirante y, seguramente, se sentía molesto por sus cartas reiterativas, a las que contestaba con evasivas y cumplidos.
En un último intento por que se hiciera justicia, Colón se dirigió a Juana, la heredera de la corona de Castilla y a su esposo Felipe de Habsburgo, ofreciéndoles sus servicios.
El 19 de mayo firmó testamento el Almirante, viendo el fin de su vida próximo y el 20 de mayo de 1.506 falleció en Valladolid, siendo enterrado en primera instancia en el convento de San Francisco.
1.7.Anexos
1.7.1.Las tripulaciones
Nadie sabe a ciencia cierta cuentos hombres componían las tripulaciones de las tres carabelas que partieron en la primera expedición con Cristóbal Colón. Hay quienes hablan de 90, 100 e incluso 120 hombres, pero pocas son las pruebas que se pueden aportar sobre la cifra verdadera.
La lista de embarque que a continuación se expone es una de las muchas que existen y no tiene más valor, que el de ser una de las más aceptadas por estudiosos e investigadores.
Tripulación de la Santa María.
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Cristóbal Colón....... Capitán general.
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Juan de la Cosa...... Propietario y patrón.
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Diego de Arana....... Contramaestre.
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Pedro Gutiérrez....... Administrador real.
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R. de Escobedo...... Notario. (De Segovia).
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Rodrigo Sánchez.... Veedor. (De Segovia).
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Diego de Salcedo... Sirviente de Colón.
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Luis de Torres........ Intérprete. (Judío converso).
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Rodrigo de Jerez.... Natural de Ayamonte.
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Alonso Chocero.
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Alonso Clavijo.
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Andrés de Yruenes.
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Antonio de Cuéllar.. Carpintero.
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Bartolomé Biues.
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Bartolomé de Torres.
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Bartolomé García.... Contramaestre.
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Chachu.................. Contramaestre.
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Cristóbal Caro......... Orfebre.
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Diego Bermúdez.
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Diego Pérez.
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Domingo de Lequeitio.
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Domingo Vizcaíno.... Tonelero.
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Gonzalo Franco.
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Jacomel Rico.
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Juan........................ Sirviente.
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Juan de Jerez.
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Juan de la Plaça.
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Juan Martines de Acoque.
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Juan de Medina.
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Juan de Moguer.
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Juan Ruiz de la Peña.
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Juan Sánchez............ Médico.
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Lope......................... Carpintero.
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Maestre Juan.
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Marín de Urtubia.
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Pedro de Terreros...... Grumete.
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Pedro Alonso Niño..... Piloto.
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Pedro Yzquierdo.
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Pedro de Lepe.
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Rodrigo Gallego........ Sirviente.
Tripulación de la Pinta.
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Martín A. Pinzón.............. .Capitán.
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Francisco M Pinzón........... Patrón.
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Cristóbal García Xarmiento.. Piloto.
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CristóbalQuintero............... Copropietario.
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Francisco García Vallejo.
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García Hernández............. .Administrador.
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Gómez Rascón................. Copropietario.
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Juan Bermúdez.
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Juan Quintero.
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Juan Rodíguez Bermejo..... (R. de Triana).
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Pedro de Arcos.
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Alonso de Palos.
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Álvaro Pérez.
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Antón Calabrés.
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Bernal............................... Sirviente.
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Diego Martín Pinzón.
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Fernando Mendes.
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Francisco Mendes.
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Gil Pérez.
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Juan Quadrado.
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Juan Reynal.
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Juan Verde de Triana.
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Juan Vecano.
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Maestre Diego.................... Cirujano.
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Pedro Tegero.
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Sancho de Rama.
Tripulación de la Niña.
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Vicente Yáñez Pinzón..... Capitán.
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Juan Niño....................... Propietario y patrón.
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Francisco Niño.
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Bartolomé Roldán........... Aprendiz de piloto.
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Alonso Morales............... Carpintero.
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Andrés de Huelva.
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Bartolomé García........... Contramaestre.
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Diego Lorenzo.
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Fernando de Triana.
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García Alonso.
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Juan Arias....................... Grumete.
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Juan Arraes.
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Juan Romero.
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Maestre Alonso................ Médico.
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Miguel de Soria............... Sirviente.
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Pedro Arraes.
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Pedro Sánchez.
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Rodrigo Monge.
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Sancho Ruiz de Gama...... Piloto.
1.7.2.Cargos y oficios a bordo.
Capitán.- Ostenta el mando supremo de la nave. En las expediciones que salían a descubrir, era nombrado por el rey.
Piloto .- Era el responsable de la seguridad del barco, de elegir la ruta adecuada y de llegar con acierto al puerto de recalada. Para ejercer este oficio, había que superar un examen en la Casa De Contratación.
Maestre .- Hombre de gran experiencia en el mar, con probada habilidad en las maniobras y buen conocimiento de la nave. Ocupaba el mando en ausencia del capitán.
Contramaestre .- Lugarteniente del maestre. Era el responsable de las velas, aparejos, jarcias, anclas, etc. y de todo lo estibado a bordo. Dirigía a la marinería.
Marinero .- Solía tener de 20 a 40 años. Realizaba todas las maniobras a bordo y llevaba el timón, "...mas no estaba obligado a servir personalmente a ningún oficial".
Grumete.- Entre 17 y 20 años. Se les consideraba aprendices de marineros y estaban de ayudantes de estos.
Paje .- No podían ser menores de 10 años ni sobrepasar los 16. Efectuaban las labores domésticas, velaban la ampolleta, recitaban las oraciones y servían a los oficiales.
Artillero .- Dirigidos por el condestable, además de manejar las lombardas y falconetes, fabricaban la pólvora y cuidaban de todos los útiles de artillería.
1.7.3.Personajes relacionados con el Descubrimiento
Isabel y Fernando .- En 1.469 se celebró secretamente en Valladolid el matrimonio entre Isabel, heredera de la corona de Castilla y Fernando, heredero de la corona de Aragón. De este modo se produjo la unión dinástica de los dos principales reinos de España. Durante su reinado se puso fin a la Reconquista con la toma de Granada, se conquistaron las Canarias y se anexionó el reino de Navarra en el año 1.512. En política internacional los RR.CC. pretendieron aislar a Francia, su principal enemigo, además de anexionarse Portugal mediante enlaces matrimoniales de conveniencia.
Nicolás de Ovando .- Sustituyó a Bobadilla en el cargo. Sometió con mano dura a los levantiscos españoles, así como a los indios rebelados por las depredaciones de los colonizadores. Introdujo el sistema de las encomiendas. Fue sustituido en 1.509 por Diego Colón.
Juan de la Cosa .- Cartógrafo y piloto español nacido en Santa María del Puerto (Hoy Santoña). Pertenecía a una afamada familia de marinos, realizó muchas travesías en las que recorrió la costa occidental de África. Seguramente esta experiencia náutica es la que hizo que Colón requiriera su nave, la Gallega, para su primera travesía, nombrando a su propietario maestre del barco. Juan de la Cosa realizó siete expediciones a América. Murió en 1. 510 a manos de los indios en territorio perteneciente a la actual Colombia.
Luis de Santángel .- Fue un destacado colaborador de los RR.CC en las tareas financieras. era judío converso y entró al servicio de la casa real en 1.478. Su intervención fue decisiva para el buen éxito de las negociaciones de Santa Fe entre Colón y los reyes. Contribuyó a la empresa colombina con 140.000 maravedís y se vio recompensado por los monarcas con los bienes confiscados por la Inquisición a los herejes y apóstatas en el reino de Valencia.
Fray Bartolomé de las Casas.- (1.474-1.566) Poseyó muchos papeles escritos por el propio Colón, con los cuales escribió "Historia de las Indias" y compendió la relación de la primera expedición. El original del Diario de Colón se perdió, y se llama Diario a la transcripción hecha por Las Casas.
Fray Juan Pérez.- Religioso franciscano confesor de la reina Isabel. Recibió a Colón en la Rábida, le alentó en sus planes y también intercedió ante la reina en favor del Almirante.
Antonio de Marchena .- Era eclesiástico y astrónomo. Fue superior del monasterio de la Rábida y mantuvo una gran amistad con Colón con el que sostenía frecuentes contactos.
Pedro de Ailly .- Clérigo y teólogo francés autor del "Imago Mundi" donde intuye la esfericidad de la Tierra. Esta obra influyó poderosamente en C. Colón.
Francisco de Bobadilla .- Gobernador español de las Indias de 1.499 a 1.501. Fue nombrado juez pesquisidor por los RR.CC. al tener noticias de las luchas entre los colonos y de su descontento con C. Colón y sus hermanos Diego y Bartolomé. Actuó con rapidez y dureza contra el Almirante y sus partidarios a los que detuvo y mandó a España.
Toscanelli .- Geógrafo italiano , médico y aficionado a la astronomía. Concibió la idea de llegar a Asia partiendo de Portugal y yendo en línea recta a través del Atlántico y calculó en 3.000 millas marinas la distancia entre Canarias y Cipango.
1.7.4.Los barcos
Durante el S. XV surgieron una serie de barcos de vela robustos y de fácil maniobrabilidad que permitieron pasar de la navegación de cabotaje a la de altura. Todos ellos pertenecían al tipo de barco redondo, corto de eslora y de perfil mazacote. Existían tres clases, diferenciadas fundamentalmente por el tamaño. El mayor, la carraca, era de alto bordo y podía cargar más de mil toneladas; su aparejo se componía de tres palos y el bauprés. La nao era un barco intermedio, con una capacidad de entre 200 y 300 toneladas y que podía utilizarse tanto para el comercio como para las empresas de exploración y descubrimiento. La menor, la carabela, sólo cargaba cien toneladas y era particularmente útil para navegaciones rápidas. Carraca, nao y carabela no podían moverse a remo y su maniobrabilidad residía en la adecuada combinación de velas: de los pesados buques nórdicos tomaron la vela cuadrada, buena para navegar con viento de popa, y de los árabes la vela triangular, que aprovechaba el viento de costado.
Al aumentar el transporte de mercancías en grandes cantidades, los fletes se abarataron y pudieron establecerse rutas más directas, sin tantas escalas. Fue desarrollándose así una forma de navegar en la que el conocimiento de los vientos y corrientes y de sus variaciones estacionales adquiría mayor importancia.
Venecianos y genoveses arribaban en sus repletas embarcaciones a Lisboa, Southampton y Amberes, donde no sólo compraban y vendían productos concretos, sino que hacían préstamos y cobraban intereses.
Pero, a mediados del S. XV, este tráfico sufrió un duro golpe. En su avance hacia el Bósforo, los otomanos saquearon los depósitos de mercancías, asesinaron a cónsules y mercaderes y menguaron el poderío económico de los europeos. Las vías comerciales cayeron bajo el dominio turco, y los elevados derechos exigidos por Egipto para el tránsito de los productos orientales hicieron que sólo la potente Venecia continuase abasteciendo a una Europa ávida y curiosa.
Nao "Santa María".
Eslora máxima: 29,60 mts.
Eslora de quilla: 16,10 mts.
Manga máxima: 7,96 mts.
Puntal: 3,24 mts.
Desplazamiento máximo: 223,88 toneladas.
Superficie vélica: 269,85 mts. cuadrados.
Carabela "Pinta".
Eslora máxima: 22,75 mts.
Eslora de quilla: 16,12 mts.
Manga máxima: 6,60 mts.
Puntal: 2,21 mts.
Desplazamiento máximo: 115,50 toneladas.
Superficie vélica: 186,62 mts.cuadrados.
Carabela "Niña".
Eslora máxima: 21,40 mts.
Eslora de quilla: 15,55 mts.
Manga máxima: 6,28 mts.
Puntal: 2,00 mts.
Desplazamiento máximo: 100,30 toneladas.
Superficie vélica: 178,85 mts.cuadrados.
1.7.5.La vida a bordo
La vida cotidiana a bordo de las naves de los siglos XV y XVI, no contaba con ningún tipo de comodidades. Para dormir, los tripulantes utilizaban una esteras que extendían sobre la cubierta: generalmente los marineros se acostaban debajo del castillo y los mandos debajo de la tolda.
De los cerca del centenar de hombres que componían la primera expedición de Colón a las Indias, solamente el Almirante tenía su cámara, llamada "La chupeta", que estaba situada en la cubierta toldilla. Esta cámara iba muy sobriamente decorada y llevaba como mobiliario una cama, una mesa, un sillón frailero, dos sillas de tijeras y dos arcones.
Las naves iban permanentemente lastradas de manera que el francobordo no variara y así no alterara en absoluto sus condiciones de estabilidad y navegabilidad.
El lastre solía ser de piedra o arena, y se colocaba más o menos lastre, dependiendo de la carga que se metiera en la bodega. En ocasiones y concretamente cuando el consumo de alimentos y agua había modificado sensiblemente le francobordo, y la nave estaba lejos de tierra, la lastraban rellenando con agua salada los toneles vacíos.
De pino era la arboladura de la nao y las carabelas que descubrieron un Nuevo Mundo. arbolaban estas naves tres palos trinquetes a proa, mayor en el centro y mesana a popa. El trinquete instalado en la cubierta castillo se apoyaba en la roda. El mayor, compuesto de macho y mastelero, atraviesa la cubierta principal a través de la "fogonadura" y su parte inferior se sujeta en una carlinga hecha firma en la sobrequilla. El más pequeño, el mesana, montado sobre la cubierta de tolda, lleva una ligera caída hacia popa.
Habas, garbanzos, arroz, tocino, cecina, pescado salado, miel, vino, vinagre y bizcocho, constituían la alimentación básica de los marineros de los S. XV y XVI: “...Que para cada persona se dé de ración cada día libra y media de pan, y tres quartillas de agua para beber e uno para guisar, e dos quartillas de vino, que es la ración ordinaria...”.
La comida la preparaban el el “fogón”, construido con chapas de hierro y en cuyo fondo se colocaba arena para proteger la cubierta de la nave del fuego. El fogón se encendía al amanecer y se mantenía viva la llama hasta la puesta de sol. Esto obligaba a los maestres de las naves a meter en sus bodegas una buena cantidad de leña. Colón nos habla repetidamente de la necesidad de tocar tierra para proveerse de leña y agua. Dadas las características de los materiales utilizados a bordo de estas naves: jarcias de cáñamo, velas de tejido vegetal generalmente de cáñamo, gruesos vergos de pino, pesados motonos, grandes anclas de acero forjado con cepo de madera, cabos de fondeo de esparto, etc., todas las maniobras a realizar eran pesadas, lentas y en consecuencia exigían, además de una gran experiencia, un notable esfuerzo de los tripulantes.
Para facilitar estas maniobras, especialmente levar anclas, subir la verga mayor, meter cargas pesadas en la bodega y meter el batel a bordo, utilizaban un cabrestante colocado generalmente en la cubierta principal y muy cerca del palo mayor. Este cabrestante lo movían cuatro hombres por medio de cuatro pértigas de madera colocadas horizontalmente.
Grandes timones llevaban estas naves. Estos timones, de madera de roble generalmente, tenían la misma anchura que el codaste y se sujetaban a el mediante herrajes de hierro forjado.
Con un mínimo de mar, manejar la caña obligaba a que los hombres encargados de llevar el rumbo fueran sustituidos continuamente. Para facilitar su manejo instalaban, o bien un aparejo con unos motones hecho firmes a la caña y a ambos costados de la cubierta, o un pinzote vertical que salía por la cubierta de la tolda.
Lombardas y falconetes componían la artillería que portaban esta naves, además de armas de infantería -espadas, picas, ballestas, rodelas, cascos, petos, cuchillos y arcabuces-. Los marinos españoles utilizaban la artillería tanto para defenderse, como para lanzar salvas festejando la arribada a una nueva tierra o en honor de los indígenas que salían a recibirles. Los proyectiles eran bolaños de piedra y en algunas ocasiones de hierro forjado.
1.7.6.Dos tumbas para Colón
Dos tumbas distintas y un solo cadáver verdadero. Dos catedrales se disputan el honor de poseer los restos de Cristóbal Colón: la de Santo Domingo y la de Sevilla. El Almirante fue sepultado primero en Valladolid, donde había muerto el 20 de mayo de 1.506: Después ,en ese mismo año, su hijo Diego trasladó los restos a Sevilla. Diego Colón, que sustituyó a Ovando como gobernador de la Española, falleció en 1.526. Su viuda, María de Toledo y Rojas, virreina de las Indias, trasladó los restos de Diego y de su padre a La Española, donde fueron enterrados en la catedral de Santo Domingo . En 1.795, cuando España cedió a Francia la isla, entre los objetos evacuados a Cuba iba una cajita que contenía los restos de Colón, que fueron sepultados en la catedral de La Habana. Pero en 1.877, durante unas obras en la catedral de Santo Domingo, apareció una caja funeraria rotulada con el nombre del Almirante ("C.C.A"). En la caja había vértebras y fragmentos de otros huesos, junto con una delgada chapa de plata que llevaba la inscripción -- U" A P"TE DE LOS RTOS DEL PMER ALTE D CRISTOVAL COLON DES -- (última o única parte de los restos del primer almirante Don Cristóbal Colón descubridor), y una bala del plomo que algunos atribuyeron a un hipotético disparo recibido por el Almirante en su juventud. El arzobispo de aquella archidiócesis, el italiano Rocco Cochia, anunció que aquellas eran las verdaderas reliquias del Almirante. Pero, la Real Academia de la Historia, a instancias de Cánovas del Castillo, emitió su veredicto: " Los restos de Colón yacen en la catedral de La Habana a la sombra de la gloriosa bandera de Castilla ".
En 1.898, cuando España se retiró de Cuba, los restos colombinos de la catedral de La Habana se trasladan a la metrópolis y fueron sepultados en Sevilla, donde todavía permanecen. Cuando abrieron la caja que los contenía las personalidades invitadas al solemne acto pudieron contemplar " una porción de tierra que no levantaba dos centímetros y algunas astillas de hueso ". Recientemente se celebró un congreso colombino en Sevilla. Durante la visita a la catedral, el delegado dominicano se negó a posar junto a la tumba del Almirante. El representante del arzobispo zanjó sabiamente la polémica: " Aquí están los restos de Colón. Luego, cuando salgan, discutan ustedes lo que quieran ". Algunos investigadores barajan la posibilidad de que el hallazgo de 1.877 no sea una falsificación, y que los restos de Sevilla pudieran pertenecer a Diego Colón.
1.8.Biografía del Almirante
Los primeros años:
1451-- Nace en Génova. Es hijo de un comerciante de sedas y tejedor.
1476-- Nada hasta la costa cuando su barco es hundido por piratas en Portugal.
1476-- Se une a su hermano Bartolomé, cartógrafo en Lisboa.
1477 a 1482-- Realiza viajes comerciales a Islandia y Guinea.
1484-- Concibe «La Empresa de las Indias.» Intenta convencer al rey Juan de Portugal para que apoye su plan.
1485-- Se dirige a España.
2/1/1492-- Fernando e Isabel conquistan Granada, la última ciudad musulmana en España.
El primer viaje:
2/8/1492-- Parte del puerto de Palos (Huelva).
6/9/1492-- Parte de La Gomera (Islas Canarias) después de efectuar reparaciones y repostar. 12/10/1492-- El Nuevo Mundo es avistado a las 2 a.m. por Rodrigo de Triana.
29/10/1492 -- Llega a Cuba.
22/11/1492-- Martín Alonso Pinzón, capitán de la Pinta, deserta en la expedición a Cuba.
1/12/1492-- Colón llega a la Española.
25/12/1492-- La Santa María naufraga en la Española. Colón funda el fuerte de La Navidad.
6/1/1493-- Pinzón se reúne de nuevo con Colón. 16/1/1493-- Colón parte de la Española rumbo a España.
15/2/1493-- Avista la isla Santa María en el archipiélago de las Azores.
4/3/1493-- Llega a Lisboa.
15/3/1493-- Regresa a Palos, España.
El segundo viaje:
9/1493-- Una gran flota con 17 barcos parte de Cádiz.
13/10/1493-- Parten del Hierro (Islas Canarias), poniendo rumbo W-S-W.
3/11/1493-- Avista la isla Dominica al alba; poco después avista la isla Guadalupe.
22/11/1493-- Llega a la Española.
28/11/1493-- Regresa a La Navidad. Encuentra el fuerte destruido.
8/12/1493-- Funda una nueva colonia en La Isabela.
24/4/1494-- Navega desde la Isabela en busca de tierra firme.
30/4/1494-- Llega a Cuba.
5/5/1494-- Llega a Jamaica.
14/5/1494-- Regresa a Cuba.
13/6/1494-- Parte de regreso para La Isabela.
20/8/1494-- Llega a La Española.
10/3/1496-- Parte de La Isabela rumbo a España.
8/6/1496-- Alcanza las costas de Portugal.
El tercer viaje:
30/5/1498-- Parte desde Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) con seis barcos.
19/6/1498-- Llega a La Gomera (Islas Canarias); divide la flota en dos grupos.
4/7/1498-- Parte desde la Islas de Cabo Verde.
31/7/1498-- Llega a Trinidad.
13/8/1498-- Abandona el Golfo de Paria, llega a Margarita.
19/8/1498-- Llega a La Española.
10/1500-- Colón es arrestado y enviado a España encadenado.
El cuarto viaje:
11/5/1502-- Parte de Cádiz con cuatro barcos.
29/6/1502-- Llega a Santo Domingo ( La Española).
30/7/1502-- Llega a la Costa de los Mosquitos (actualmente Nicaragua).
9/1/1503-- Establece una guarnición en Río Belén.
6/4/1503-- La guarnición es atacada por los indios y abandonada..
16/4/1503-- Abandona Río Belén poniendo rumbo a España.
25/6/1503-- Los barcos encallan y son abandonados en Jamaica. La tripulación está aislada.
29/6/1504-- La tripulación es rescatada de Jamaica.
7/11/1504-- Colón regresa a España.
20/5/1506-- Colón muere en Valladolid.
1.7.Mapa Histórico
Vasco
2.1.Vida de Vasco Núñez de Balboa
Vasco Núñez de Balboa nació en 1475 en Jerez de los Caballeros, en la región española de Extremadura. Su familia pertenecía a la nobleza menor extremeña, grupo que tradicionalmente se dedicaba a la guerra y que, tras el descubrimiento de América, se alistó en las filas conquistadoras. Su educación fue propia de su condición social; ingresó como paje de Pedro Portocarrero, señor de Moguer, donde se formó como escudero.
Moriría en enero de 1519 ejecutado en Acla. La razón de su ejecución sería traición a la Castilla del oro.
2.2.Historia de Vasco Núñez de Balboa
La primera información histórica que tenemos es que figuró en la expedición de Rodrigo de Bastidas, que recorrió el litoral caribeño, y lo superó, al explorar las actuales Venezuela y Colombia. Después de esto, se estableció en la isla Española, en el pueblo de Salvatierra de la Sabana. La vida reposada y tranquila del granjero no cuadraba bien con sus grandes alientos y espíritu aventurero y enérgico; sin embargo, acosado por las deudas se veía atado al terruño, por no permitir las autoridades de la isla que se alistasen en las empresas de descubrimiento y colonización los que no dejaran solventadas sus trampas. Mientras se equipaba el navío en que el bachiller M. Fernández de Enciso iba a llevar socorros a los españoles del Darién (gobernación de Urabá), entró furtivamente en él, y oculto entre las velas, según F. de Oviedo, o en un tonel, según Las Casas, se hizo a la mar. Lejos de la costa salió de su escondite y se descubrió su presencia. Enciso le perdonó a ruegos de la tripulación.
El barco rindió viaje en el poblado de San Sebastián, situado en el borde oriental de la entrada del golfo de Urabá. Triste era la situación del asentamiento fundado por Alonso de Ojeda; los indígenas habían incendiado la fortaleza construida por los españoles, y las 30 casas que allí tenían. Para remediar el fracaso se escuchó la opinión de todos, y precisamente se acepta la del ex polizón N. de B., expresada, según Las Casas, con estas palabras:
“yo me acuerdo que los años pasados, viniendo por esta costa con Rodrigo de Bastidas a descubrir, entramos en este golfo, ya la parte del Occidente, a la mano derecha según me parece, salimos en tierra, y vimos un pueblo de la otra banda, de un gran río, y muy fresca y abundante tierra de comida, y la gente della no ponía hierbas en sus flecha”.
La realidad confirma la buena información de N. de B.; así surgió la segunda fundación española en América del Sur, Santa María de la Antigua, situada casi enfrente de San Sebastián y al otro lado de la entrada del golfo de Urabá. De momento, el gobierno y administración de la nueva colonia correspondía de derecho a Enciso, ya que Ojeda le había asignado la alcaldía mayor de Urabá. N. de B. aprovechó su prestigio en Santa María la Antigua para conseguir mayoritariamente, según procedimiento demográfico, destituir a Enciso y crear un municipio que los gobernase, nombrando por alcaldes a N. de B. Y a Benito Palazuelo. No hay que decir que el destituido Enciso no quedó sin el apoyo y estimación de algunos. Pronto se dibujaron dos partidos en la colonia: por una parte, los seguidores de N. de B.; por otra, los valedores de Enciso. Uno y otro bando actuaron como pudieron, por medio de emisarios o legados, muchas veces con manejos más o menos turbios en La Española y en España, dando lugar así a un constante estado de tensión y desasosiego en Tierra Firme; incómoda situación que terminó trágicamente. N. de B., hombre de arrestos y con pasión de mando, se atribuyó las funciones de gobernador, cosa que le fue fácil una vez inutilizado Enciso y expulsado Nicuesa de la colonia, cuando iba a sustituir a Ojeda. Trató de acreditar su posición, no muy legal, gobernando con sensatez la fundación y organizando expediciones bélicas, tendentes a ampliar y mejorar la posición de los españoles en el Darién.
Cuando N. De B. Estaba en tierras del cacique Comagre tuvo noticia de la existencia hacia el sur de un vasto mar y de un pueblo rico en oro. Sería la primera alusión concreta que tendrían los españoles de la existencia del mar del Sur y del rico país que después se llamaría Perú. En seguida N. de B., deseoso de acumular méritos que fortificaran su postura, concibió la idea de llegar a ese mar aludido por Panquiano, el mayor de los hijos de Comagre. El 1 de septiembre inició la empresa, con 1.000 hombres (entre indígenas y españoles) tripulando un bergantín y 10 grandes canoas indígenas. Los expedicionarios desembarcaron en Acla, cerca del actual Puerto Bello (Panamá), dentro de los dominios del cacique Careta o Chima, cuya hija acabó por ser la compañera de N. de B.
Desde Acla N. de B. y su ejército emprendieron camino hacia los dominios del cacique Ponca, y hacia la parte más agreste y montañosa del istmo americano. Se Iniciáron entonces duras y agotadoras jornadas por un medio de difícil viabilidad, entre denso bosque y cruzado por arroyos. De las tierras de Ponca pasaron los españoles a los dominios del cacique Torecha. Cientos de indios, armados a su modo, se disponían a impedir el avance de la tropa de N. de B. Todo su aparato bélico se vino al suelo tan pronto como se oyeron las armas de fuego; y asustados, emprendieron la huida, en la que eran perseguidos no por las gentes de N. de B. sino por los perros de presa amaestrados. Murieron el cacique Torecha y sus principales acompañantes. A muchos prisioneros los tomó N. de B. como guías en la ascensión por la cordillera. Cuando los que abrían la marcha por la escarpada cuesta de la cordillera, la divisoria entre el Atlántico y Pacífico, comunicaron a N. de B. que quedaba poco para culminarla y contemplar desde su cresta el agua del mar. Mandó entonces hacer alto a todos, mientras él, presuroso y jadeante, continuó la ascensión con redobladas fuerzas. Quería ser el primero en contemplar el espectáculo. Todo emocionado admiró de hinojos en lontananza la rizada superficie del mar que llamó del Sur, ya que caminando en esa dirección lo iba a alcanzar.
Saturado ya a solas, llamó a los suyos para que compartieran con él el gozo. El escribano Valderrábano levantó acta del descubrimiento, haciendo constar en ella el nombre de los 67 españoles presentes (25 nov. 1513). En el descenso hacia el mar se contó con la hospitalidad del cacique de Chiapes. El 29 sept. 1513 N. de B., con la espada desnuda en una mano y el pendón real en la otra, avanz ómajestuosa mente por las aguas, y cuando estas le llegaban a la rodilla se detuvo y con voz tonante tomó posesión, en nombre de los reyes de España, del mar del Sur.
N. de B. se reintegró en Santa María la Antigua a mediados de enero de 1514. Pasados seis meses entró en la colonia la nutrida y fastuosa armada de Pedrarias Dávila; era el nuevo gobernador de Castilla del Oro, nombre que se dio al área conjunta de los gobiernos de Urabá (Darién) y Veragua. Cuando la corte supo detalles del descubrimiento, nombró a N. de B. gobernador de Coiba y Panamá y adelantado del mar del Sur. El supuesto de una buena inteligencia y colaboración entre N. de B. y Pedrarias Dávila fue del todo gratuito; los nombramientos dichos empeoraron la situación de N. de B., ni siquiera soslayada por su desposorio por poderes con la hija del gobernador, ni con los buenos oficios del obispo Quevedo. N. de B. consiguió, por lo menos, reforzar el asentamiento de Acla, para convertirlo en punto de apoyo de una gran expedición y empresa al mar del Sur e islas perlíferas del golfo de San Miguel. Pedrarias Dávila confió a desgana el mando de las mismas a N. de B., aunque imponiéndole una limitación temporal para ultimarlas. El plazo concluyó; una ampliación de cuatro meses era bien poca para acarrear materiales, armar los navíos en el río Balsas y verificar las exploraciones pertinentes en el mar del Sur. Impaciente N. de B., y disgustado por intrigas, manejos y equívoca conducta de Pedrarias Dávila, cometió algunas imprudencias, suficientes para que pudiera ser acusado de traición al gobernador de Castilla del Oro.
Pedrarias Dávila, en amable carta, invitó a N. de B. a presentarse en Acla. Lo hizo y quedó preso. Antes lo habían sido otros miembros de la llamada conjuración. El licenciado Espinosa fue encargado de formar proceso a N. de B.; no hay duda de que sirvió magníficamente a la insania de Pedrarias Dávila, y la sirvió con la mayor diligencia, ya que en poco tiempo ultimó todas las formalidades procesales. El fallo de Espinosa declaró culpables a N. de B., Argüello, Muñoz, Botello y Valderrábano; Pedrarias Dávila dictó y firmó su sentencia de muerte. Los cinco reos debían ser decapitados en la plaza de Acla, y se les negaba el recurso de apelación ante el rey. No puede precisarse el día en que fueron degollados, por traidores y usurpadores, dichos condenados. Debió de acaecer el luctuoso acontecimiento en la segunda quincena del mes de enero de 1519. Pedrarias Dávila, según el testimonio de Fernández de Oviedo, presenció las ejecuciones. La decapitación de N. de B. tuvo como verdadera causa la envidia y el odio de los que con su muerte veían expedito el camino para saciar su ambición, realizando expediciones en el mar del Sur.
2.3.Anexos
2.3.1.Mapa de “Theatrum orbos terrarum” de A. Ortelius
Mapa histórico que A. Ortelius realizó poco tiempo después del descubrimiento del pacífico. El original esta representado en pergamino pero, al parecer, este no está conservado.
2.3.2.Fragmento de “Vasco Núñez de Balboa, descubridor de la Mar del Sur" De Manuel Lucena Salmoral
Capítulo III: La Mar del Sur.
Era poco antes de las diez de la mañana de aquel 25 de septiembre de 1513 cuando los guías mostraron una cima a Balboa y le dijeron que desde allí vería la otra mar. El gobernador mandó detenerse a la hueste y subió solo hasta la cumbre, pues deseaba ser el primer español que divisara el nuevo océano. En unos minutos coronó la montaña y contempló en silencio la majestuosidad del mar. Fernández de Oviedo, que tuvo en sus manos el diario, hoy perdido, que hizo el escribano y registrador oficial de la expedición don Andrés de Valderrábano, escribe: «Y en martes veinte y cinco de aquel año de mil e quinientos y trece, a las diez horas del día, yendo el capitán Vasco Núñez en la delantera de todos los que llevaba por un monte raso arriba, vido desde encima de la cumbre de la mar del Sur, antes que ninguno de los cristianos compañeros que allí iban.
Balboa gritó a sus compañeros que subieran y contemplaron extasiados la otra mar. Se hincó de rodillas para dar gracias a Dios y tomó posesión de dicho mar en nombre de los Reyes de Castilla: Cortó las ramas de los árboles con la espada, amontonó piedras y grabó sobre los troncos cruces y los nombres del rey Fernando y de la reina doña Juana. Los indios miraban asombrados todo aquello sin comprender la causa de tanto júbilo ni el porqué de tanta ceremonia. Balboa mandó venir al escribano y le pidió que anotara uno por uno los nombres de todos los castellanos que habían estado presentes en tan solemne momento. Valderrábano escribió sesenta y siete nombres. El primero de ellos era «el señor Vasco Núñez, y él fue el que primero de todos vido aquella mar e la enseñó a los infrascriptos». Le sigue luego, por respeto, el del clérigo Andrés de Vera. El tercer nombre de la lista es el del eterno teniente del Darién, don Francisco Pizarro, el hombre que en aquella mar descubriría el fabuloso Perú. Luego van apareciendo los restantes, incluido el de Valderrábano.
Los sesenta y siete castellanos y el séquito emprendieron el descenso hacia la orilla del mar. Antes de llegar a la playa acamparon en unos bohíos pertenecientes al cacicazgo de Chape, cuyos moradores habían huido al ver venir a los españoles. Balboa mandó llamar a los hombres que habían quedado en Quareca.
El 29 de septiembre, festividad de San Miguel Arcángel, el capitán español decidió tomar posesión en el mar. Seleccionó a veintiséis hombres y partió con ellos de Chape. Todos iban preparados para la ceremonia luciendo sus mejores galas de combate: corazas, cascos, plumas y un estandarte con una imagen de la Virgen y las armas de Castilla. Leoncico, el perro del gobernador, caminaba alegre junto a su amo, luciendo un hermoso collar de oro que se había ganado combatiendo.
Balboa y sus hombres llegaron a orillas del mar, a un ancón de lo que en el futuro se llamaría el golfo de San Miguel, hacia las dos de la tarde. El gobernador quedó consternado porque la marea había bajado mucho y no se veía más que un fangal enorme, totalmente inadecuado para una toma de posesión. Había calculado mal la marea, pues el Atlántico no tenía la oscilación del Pacífico. En vista de la situación se sentó a esperar con sus compañeros hasta que la mar subiera. Fernández de Oviedo extractó del diario de Valderrábano esta frase: «Llegó a la ribera a la hora de vísperas y el agua era menguante. Y sentáronse él y los que con él fueron, y estuvieron esperando que el agua cresciese, porque de bajamar había mucha lama e mala entrada; y estando así cresció la mar, a vista de todos, mucho y con gran ímpetu».
El capitán se puso entonces su coraza y el yelmo, tomó el estandarte en la mano derecha y con la espada desnuda en la izquierda se fue adentrando unos pasos en la mar, hasta que el agua le llegó a las rodillas. Empezó a pasear de un lado para otro mientras recitaba la acostumbrada y larguísima pieza retórica, cuyo comienzo era: «Vivan los muy altos e muy poderosos Reyes don Fernando e doña Juana, Reyes de Castilla e de León, e de Aragón, etc., en cuyo nombre e por la corona real de Castilla, tomo e aprehendo la posesión real e corporal e actualmente destas mares e tierras, e costas, e puertos, e islas australes…». Preguntó luego desafiante si alguno de los presentes se oponía a la posesión, pero nadie dijo ni palabra. Luego les preguntó si estaban dispuestos a defender la posesión del mar por los reyes y todos dijeron que sí. En vista de lo cual ordenó al escribano que diera fe de todo y anotara los nombres de los testigos. Valderrábano anotó veintiséis, encabezados por el de Balboa y el de Pizarro, pues esta vez el religioso se había quedado en Chape. A continuación los testigos probaron el agua del mar y dijeron que era salada, como la de la otra mar. Finalmente Balboa dio unos sablazos a las aguas y salió a la playa donde hizo con su puñal tres cruces en tres árboles, en nombre de la Santísima Trinidad. Los otros españoles le secundaron en esto de hacer cruces y cortar ramas. Todo se hizo como estaba mandado, aunque nadie sabía por qué se hacía así, y los Reyes de Castilla quedaron tan dueños del mar y de la tierra que le circundaba como los sátrapas de la antigüedad de sus tierras y ríos.
Al caer la tarde abandonaron la playa y regresaron a la aldea de Chape en una comitiva deslucida.
2.3.3.Fragmento de “Núñez de Balboa” de Octavio Mendez Pereira
Balboa mandó entonces hacer alto. Y luego, ante la exptectación ansiosa de sus hombres, continuó solo hacia la cumbre señalada. De improviso lo vieron clavar la vista en el espacio, quitarse el sombrero empenachado y caer de rodillas, en uncioso recogimiento. Así, desde lejos, mientras el viento azotaba la cabellera rubia y el sol quebraba sus rayos como lampos de oro en las placas de la armadura, los españoles vieron a Vasco Nuñez como un dios en el momento de la creación suprema.
Cuando éste les hizo señas de que se acercaran, estaban ya seguros de que había descubierto, de que había creado con su sueño un océano.
Aquí estaba, en efecto, el mar inmenso como una llanura de plata, confundido en la lejanía con el claro cristal del cielo. Las montañas descendían en escalas desnudas para ir a bañarse en sus playas o se hacían bosques de verduras para cubrir los brazos de sus esteros.
2.4.Mapa Histórico
3.1.INTRODUCCION : CONFIGURACION DE SURAMERICA
Aunque la costa suramericana fue descubierta tempranamente, en el tercer viaje de Colón, su territorio fue prácticamente desconocido hasta la tercera década del siglo XVI. El hecho se debió a la dificultad geográfica de acceder a su interior y a la falta de atractivo para los españoles.
En Tierra Firme encontraron tribus caribes, muy difíciles de dominar y escasas evidencias de oro. Por tal motivo, se limitaron a establecer algunos centros costeros de población en lo que hoy es Venezuela y la costa atlántica colombiana. La zona del Río de la Plata fue considerada paso al Estrecho aunque Gaboto inició ya una política fundacional de escasa repercusión. La franja pacifica era desconocida y escondía la alta cultura incaica, cuyo hallazgo motivaría realmente el asalto al interior del continente.
Suramerica se configuró así en la decena de años transcurrido de 1530 a 1542. Las Leyes Nuevas promulgadas este último año y la prohibición de nuevas conquistas ordenada a mediados de siglo supusieron el final de la etapa expansiva española, que se redujo a partir de entonces a un lento proceso en las zonas marginales.
3.2.FRANCISCO DE PIZARRO (1472,1541)
Nacido en Trujillo (Cáceres) hijo natural de Gonzalo Pizarro y Francisca Gonzalez.
3.2.1.Actuación previa a la conquista del Perú
Característica de esta nueva etapa descubridora es que el hallazgo de nuevas tierras es seguido de inmediato por una acción conquistadora, terminada la cual se pasa a la colonización. Descubrimiento, conquista y colonización son por ello tres empresas casi simultaneas, difíciles de separar.
De los muchos descubridores-conquistadores-colonizadores de la época podemos destacar dos que hicieron la interiorización hacia la región andina, verdadera espina dorsal del subconsciente y fueron Pizarro y Jiménez de Quesada. Vamos a ocuparnos del primero en este trabajo.
Francisco Pizarro es el típico conquistador indiano. Nació en Trujillo en el seno de una familia humilde hacia 1472, fue soldado de las campañas de Italia con el Gran Capitán (1) y embarcó para Indias en 1502, participando en la odisea del cuarto viaje de Colón. En 1509 se enroló en la hueste de Alonso de Ojeda (2) y fue fundador de San Sebastián de Uraba. Allí le dejó Ojeda con el nombramiento de teniente, para que decidiera el futuro de la hueste en el caso de que no volviera con los auxilios de la isla Española . (3)
Pizarro despobló San Sebastián y partió con sus hombres hasta encontrar al bachiller Enciso. Luego estuvo en la fundación de Santa Maria la Antigua del Darién y en las expediciones de Balboa, junto con el cual atravesó el itsmo de Panamá y descubrió el mar del Sur (1.513). Siguió a las órdenes de Pedrarias Davila (4) y en las entradas de Gaspar de Morales a la isla de las Perlas.
Mas tarde, se instaló en Panamá donde logró una posición acomodada. Tenia ya 50 años cuando decidió embarcarse en su empresa capital, la conquista de Perú.
3.2.2.Conquista del Perú . Inicios
Del misterioso Pirú o Virú, un país de inmensa riqueza, se venia hablando en Panamá desde 1513, cuando Balboa descubriera la Mar del Sur.
Incluso había intentado llegar a dicho Perú don Pascual de Andagoya (5) en 1522, si bien no alcanzó a pasar mas que hasta el Chocó colombiano, donde se dio una “ remojada ” y volvió a Panamá con calenturas. Pizarro propuso la empresa del Perú a dos socios, Diego de Almagro (6) y el padre Luque (7), que le hicieron compañía. Almagro sería su socio conquistador y estaría encargado de buscar refuerzos. El padre Luque sería el socio capitalista y puso en realidad dinero ajeno, el del licenciado Gaspar de Espinosa (8). A ultima hora se añadió un socio imprevisto, el gobernador Pedrarias, que pidió parte del negocio a cambio de autorizar la expedición.
Pizarro salió de Panamá al descubrimiento del Perú el 14 de noviembre de 1524, dejando a Almagro para que le reforzara. Llegó hasta Puerto del Hambre, de donde regresó derrotado y con siete heridas, a Almagro le fue aún peor porque no encontró a su socio en el puerto de Quevedo y los indios le dejaron tuerto de un flechazo. La segunda salida la hicieron en 1526 alcanzando Atacames. Ante la agresividad de los indios decidieron replegarse a la isla del Gallo. Allí quedo Pizarro con sus hombres mientras que Almagro fue a Panamá por refuerzos. Don Pedro de los Ríos nuevo gobernador de Panamá, decidió acabar con aquella sangría de hombres y mando a su lugarteniente Tafur que fuese a la isla del Gallo y recogiese a toda la gente para traerla la ciudad. Tafur cumplió su orden pero cuando llego a la isla se encontró con la obstinación de Pizarro a permitir que su hombres reembarcaran.. Final mente viéndolo todo perdido, apeló al recurso de la voluntariedad. Trazo una raya en el suelo y dijo que la pasaran quienes quisieran ir con el al Perú .La cruzaron trece “los de la fama” , mientras que el resto prefirió volver a Panamá.
Pizarro ordenó trasladarse luego a la Isla Gorgona, donde esperaron seis meses a que el gobernador cambiara de opinión .Don Pedro de los Ríos envío entonces una nave con Bartolomé Ruiz para auxiliar a aquellos tercos y dio un plazo de seis meses a Pizarro para terminar su aventura peruana .Don Francisco de Pizarro hizo entonces lo que tenia que haber echo al principio .Embarcado en la nave de Ruiz, navego toda la costa hasta alcanzar la ciudad de Tumbez (1528),entrada del imperio incaico .Envió varios emisarios a tierra que le contaron las maravillas que vieron: una bella ciudad, rebaños de ovejas(llamas), gentes vestidas con ropas finas y un templo de vírgenes donde se adoraba al sol. Prosiguieron luego por la costa hasta la desembocadura del Río Santa y volvieron a Panamá.
3.2.3.Caída del Imperio incaico
Pizarro viajó a España con muestras de la riqueza del Perú que había obtenido y capituló su conquista en 1529.
El 26 de julio de 1529 firmó Pizarro con Carlos V , el Rey Emperador, las capitulaciones de conquista . Logró también que el Emperador le nombrara gobernador y capitán general del Perú. Para su socio Almagro sacó solo la tenencia de la fortaleza de Tumbez y para el otro socio, el padre Luque , el obispado de Tumbez y el cargo de protector de unos indios que no había visto. De regreso a Panamá salió para su tercera y ultima expedición al Perú en enero de 1531 con tres navíos que eran bergantines (9) 180 hombres y 37 caballos. Nuevamente Almagro quedó recogiendo gente. Pizarro llego a Tumbez, donde la población se hallaba en plena guerra civil por la sucesión al imperio entre Huascar y Atahualpa (10), que eran hermanos. Siguió luego la costa hasta Tangarará, donde fundó San Miguel (1532).
Avanzó luego hacia Piura y Caxas, tratando de entrevistarse con el inca Atahualpa , quien marchaba entonces hacia Cajamarca. El 15 de noviembre de 1532 los españoles entraron en la ciudad de dicho nombre, que estaba vacía. Pizarro dispuso el orden de combate para cuando llegaran los incas. Y llegaron , en efecto, al día siguiente Atahualpa venia en una litera rodeado de guerreros. Entró confiado en la plaza de la ciudad donde se destacó el padre Valverde para leerle el requerimiento que iba traduciendo malamente un indio de Puná, que sabia poco quechua (11) y menos español. Quizá el inca tiró la Biblia cuando se la enseño el padre, como dicen algunos cronistas, o quizá hizo un gesto de estar harto de escuchar aquel discurso descabellado. Lo cierto es que el cura se dirigió a Pizarro y este dió la orden de ataque. Rugió la artillería bramaron los caballos y gritaron ¡Santiago! los españoles, que se lanzaron sobre la persona de Atahualpa a quien atraparon y mataron .
Los guerreros incas se retiraron asustados, y aquella tarde, la del 16 de noviembre de 1532 cayó el imperio incaico.
Aliado a grupos indígenas enemigos del imperio inca y con la ayuda de Diego de Almagro, llegó a Cuzco (12) , que conquisto el 14 de noviembre de 1533. Pizarro decidió establecer en la costa la capital de Tierra Firme (después virreinato del Perú), Lima (13) - que el llamo ciudad de los reyes -para evitar el aislamiento respecto a España y para afianzar las comunicaciones con Panamá. Como había sucedido en México, se implantaron unas estructuras administrativas similares a las españolas.
Pizarro dispuso expediciones a todos los sitios para averiguar todos los secretos de la tierra. El capitán Agüero encontró el lago Titicaca (14).
Se enviaron expediciones al Alto Perú; Benalcázar (15) partió hacia Quito y Almagro, a descubrir Chile. En 1535 se fundó Lima y empezó la fase de colonización propiamente dicha.
Mientras tanto, Francisco Pizarro había recibido el título de marqués y se habían ampliado los limites de Castilla del Oro para incluir a Cuzco , concediéndose a su socio Almagro una gobernación que recibió el nombre de Nueva Toledo y que se extendía 200 leguas hacía el sur, en el Chile actual.
En este tiempo, se produjo la sublevación de los quechuas, acaudillados por el Manco Inca. Almagro , que regresaba de Chile, derroto a los quechuas completando así la unión de Perú a España (1.537).
Pero pese a éste éxito, el enfrentamiento entre los dos conquistadores se acentuó, ya que Almagro se resistía a abandonar el cargo de gobernador de Cuzco y tomó prisioneros a los hermanos de Pizarro, Juan y Gonzalo, liberándoles sólo tras entrevistarse con su antiguo socio. El enfrentamiento degeneró en guerra civil entre pizarristas y almagristas.
El 8 de julio de 1538 Diego de Almagro murió tras ser apresado por Hernando Pizarro en la batalla de las Salinas, en el transcurso de las llamadas “guerras civiles” que se iniciaron a su regreso de Chile y al reclamar de nuevo la ciudad de Cuzco como parte de su gobernación.
Unos años más tarde el 26 de junio de 1541, Francisco Pizarro fue asesinado en Lima por los partidarios de Diego de Almagro, Juan de Roda y sus secuaces, Martín de Bilbaoy Juan Rodriguez Barragán.
Puede decirse que Pizarro, en sus conquistas, no tuvo un triunfo fruto de la casualidad, ni tan rápido como el de Hernán Cortés. Tuvo medios inferiores a éste y el territorio a conquistar estaba más alejado de la base de operaciones del Caribe.
3.3.ANEXOS
3.3.1.Llamadas del texto.
Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba. Militar español.
Alonso de Ojeda, Navegante y conquistador español.Gobernador de Nueva Andalucía (Colombia ).
Isla Española, Isla de las Antillas, actulmente dividida entre República Dominicana y Haiti. Descubierta por Colón en 1.942
Pedrarias Dávila, conquistador español, Gobernador General de Tierra Firme. Ambicioso, tuvo grandes enemigos.
Pascual de Andagoya, descubridor español, fundador de la ciudad de Panamá. A partir de sus informes Pizarro y Almagro emprendieron la conquista del Perú.
Diego de Almagro, conquistador español. Enfrentado a Pizarro, realizó expediciones al actual Chile.
Padre Luque Hernando, amigo y protector de Pizarro. Fue nombrado obispo de Túmbez.
Gaspar de Espinosa, funcionario de Darién (Panamá).
Bergantines, barcos veleros de dos palos, trinquete y mayor.
Atahualpa, soberano Inca. Derrotó a su hermano Huascar . Su muerte ocasionó el humdimiento del imperio Inca . Le sucedió Manco Capac.
Quechua, lengua andina de los incas con numerosos dialectos. Todavía se habla en Perú, Bolivia y Ecuador.
Cuzco, ciudad más importante del Imperio Inca, significa “ombligo del mundo “.
Lima, fundada por Pizarro en 1.535, se le llamó ciudad de los Reyes en honor a Carlos V y Juana la Loca.
Lago Titicaca, lago de América del Sur, entre Bolivia y Perú, 8.340 Km.2.
(15) Benalcázar, conquistador español.Conquistó Nicaragua. Se unió a Pizarro organizando expediciones a Quito ( Ecuador).
3.3.2.Texto del Requerimiento
Texto del requerimiento enviado a Francisco Pizarro por el Rey Carlos V para que pudiera continuar las conquistas de las proximidades del Perú:
<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN"><!-- saved from url=(0041)http://www.ub.es/hvirt/dossier/requer.htm -->
Provisión que se manda al marqués don Fransisco Pizarro para que pudiese continuar las conquistas dc las provincias del Perú
La forma y orden que se ha de tener en el requerimiento que de parte de su Magestad se ha de hazer a los Indios Caribes, alzados de la provincia del Perú, es el siguiente:
De parte del Emperador y Rey don Carlos, y doña Juana, su madre, Reyes de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdova, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarves, de Algecira, de Gibraltar, de las islas de Canaria, de las Indias, islas e tierra firme del mar Océano, Condes de Barcelona, Señores de Viscaya y de Molina, Duques de Atenas y de Neopatria, Condes de Ruysellón y de Cerdeña, Marqueses de Oristán y de Gociano, Archiduque de Austria, Duques de Borgoña y de Bravante, Condes de Flandes y de Tirol, etc. Domadores de las gentes bárbaras.
Sus criados os notificamos y hazemos saber, como mejor podemos, que Dios nuestro Señor, uno y eterno, crió el cielo y la tierra, e un hombre e una muger, de quien nos e vosotros y todos los hombres del mundo fueron y son descendientes e procreados, e todos los que después de nosotros vinieren. Mas por la muchedumbre de la generación que destos ha salido desde cinco mil y hasta más años que el mundo fue criado, fue necessario que los unos hombres fuessen por una parte e otros por otra, y se dividiessen por muchos Reynos e provincias, que en una sola no se podían sostener y conservar.
De todas estas gentes Dios nuestro señor dio cargo a uno, que fue llamado S. Pedro, para que de todos los hombres del mundo fuesse señor y superior a quien todos obedeciessen, e fue cabeza de todo el linage humano, quierque los hombres viniessen en cualquier ley, seta o creencia; y dióle todo el mundo por su Reyno e jurisdicción, y como quier que él mandó poner su silla en Roma como en lugar más aparejado para regir el mundo, mas también le permitió que pudiesse estar y poner su silla en qualquiera otra parte del mundo, e juzgar e governar a todas las gentes, christianos, moros, judíos, gentiles o de qualquiera otra seta o creencia que fueren. A este llamaron Papa, porque quiere decir, admirable, mayor padre e governador de todos los hombres.
A este San Pedro obedecieron e tomaron por señor, Rey y superior del universo los que en aquel tiempo vivían, y ansí mismo han tenido a todos los otros que después dél fueron al pontificado elegidos, e así se ha continuado hasta agora, e continuará hasta que el mundo se acabe.
Uno de los Pontífices pasados que en lugar deste sucedió en aquella dignidad y silla que he dicho, como señor del mundo hizo donación de estas islas e tierra firme del mar Océano a los dichos Rey y Reyna e sus sucessores en estos Reynos, con todo lo que en ella ay, según se contiene en ciertas escrituras que sobre ello passaron, según dicho es, que podréis ver si quisiéredes. Ansí que sus Magestades son Reyes y señores destas islas e tierra firme por virtud de la dicha donación; y como a tales Reyes y señores algunas islas más y casi todas a quien esto ha sido notificado, han recibido a sus Magestades, y los han obedecido y servido y sirven como súbditos lo deven hazer, e con buena voluntad y sin ninguna resistencia y luego sin dilación, como fueron informados de los susodichos obedecieron e recibieron los varones religiosos que sus Altezas les embiavan para que les predicasse y enseñassen nuestra Santa Fe y todos ellos de su libre, agradable voluntad, sin premia ni condición alguna, se tornaron christianos e lo son y sus Magestades los recibieron alegre e benignamente, y assí los mandaron tratar como a los otros súbditos e vasallos; e vosotros sois tenidos y obligados a hazer lo mismo.
Por ende, como mejor podemos, vos rogamos y requerimos que entendáis bien esto que os hemos dicho, e toméis para entenderlo e deliberar sobre ello el tiempo que fuere justo, y reconozcáis a la yglesia por señora y superiora del universo mundo, y al Summo Pontífice, llamado Papa, en su nombre, y al Emperador y Reyna doña Juana, nuestros señores, en su lugar, como a superiores e señores e Reyes de essas islas e tierra firme, por virtud de la dicha donación e consintáis e déis lugar que estos padres religiosos os declaren y prediquen lo susodicho.
Si ansí lo hiziéres, haréis bien, e aquellos que sois tenidos y obligados, y sus Altezas e nos en su nombre, vos recebiremos con todo amor e caridad, e vos dexaremos vuestras mugeres e hijos e haziendas libres e sin servidumbre, para que dellas e de vosotros hagáis libremente lo que quisiéredes por bien tuviéredes, y nos vos compelerán a que vos tornéis christianos, salvo si vosotros informados de la verdad os quisiéredes convertir a nuestra santa Fe Católica, como lo han hecho casi todos los vezinos de las otras islas, y allende desto sus Magestades os concederán privilegios y exenciones, e vos harán muchas mercedes.
Y si no lo hiziéredes o en ello maliciosamente dilación pusiéredes, certifícoos que con el ayuda de Dios, nosotros entraremos poderosamente contra vosotros, e vos haremos guerra por todas las partes e maneras que pudiéremos, e vos sugetaremos al yugo e obediencia de la yglesia e de sus Magestades, e tomaremos vuestras personas e de vuestras mugeres e hijos e los haremos esclavos, e como tales los venderemos e dispornemos dellos como sus Magestades mandaren, e vos tomaremos vuestros bienes, e vos haremos todos los males e daños que pudiéremos, como a vasallos que no obedecen ni quieren recibir a su señor y le resisten e contradizen; y protestamos que las muertes y daños que dello se recrecieren sea a vuestra culpa e no de sus Magestades, ni nuestra, ni destos cavalleros que con nosotros vienen; y de como lo dezimos y requerimos pedimos al presente escrivano que nos lo dé por tesimonio signado, y a los presentes rogamos que dello sean testigos.
Señalada del Conde, Doctor Beltrán. Licenciado Carabajal. Licenciado Bernal. Licenciado Mercado de Peñalosa.
Esta se despachó para el Marqués don Francisco Pizarro en ocho de Marzo, de mil quinientos y treinta y tres, cuando se le embió provisión para que pudiesse continuar la conquista y población de las provincias del Perú
(CHP, vol. IX, pp. 338-341)
3.4.Mapa Histórico
4.1.Vida de Hernán Cortés
Hernán Cortés, (1485-1547), conquistador de México. Nacido en Medellín (Badajoz), tuvo por padres a Martín Cortés y a Catalina Pizarro.
4.2.Llegada a América
A los 19 años, se embarcó con rumbo a Santo Domingo, en donde actuó como escribano en la villa de Azua. Acompañó a Diego Velázquez en 1511 en la conquista de Cuba. Fue secretario del mismo y más tarde alcalde de Santiago de Baracoa. A pesar de las controversias con Diego Velázquez, al casarse en 1514 con Catalina Juárez Marcaida, logró que él fuera su padrino. Esta relación, así como el conocimiento de las capacidades de Cortés, propiciaron que, después de las dos expediciones a la tierra firme de lo que hoy es México, las capitaneadas por Francisco Hernández de Córdoba y Juan de Grijalva, confiara el gobernador Velázquez a Cortés la organización de una tercera expedición.
El gran interés que puso Cortés en la preparación de la Armada que iba a capitanear, despertó en Diego Velázquez sospechas de traición. Sin embargo, no pudo impedir que el 18 de febrero de 1519 zarpara llevando 11 navíos, más de 500 soldados, cerca de 100 marineros, 16 caballos, 14 cañones, 32 ballestas y 13 escopetas. Pocos días después llegó a la isla de Cozumel, de la que los indígenas se habían retirado. Entrando al fin en contacto con algunos, inquirió acerca de los náufragos españoles que sabía se hallaban cautivos en las tierras cercanas
Las embarcaciones de Cortés costearon luego los litorales de la península de Yucatán hasta el río de Tabasco que se conoció ya como Grijalva. En el pueblo de Centla, en Tabasco, se produjo el primer enfrentamiento bélico con los indios. Consumada la victoria de Cortés, los señores mayas agasajaron a los españoles haciéndoles entrega de veinte jóvenes mujeres entre las que estaba la célebre Malintzin o Malinche. Esta última fue entregada a Alonso Hernández Portocarrero.
Continuando la navegación, llegó Cortés a la región conocida como Chalchicueyecan ('el lugar de la diosa de la falda de jade'), en donde el Viernes Santo de 1519 hizo la fundación de la Villa Rica de la Veracruz. Cortés, decidido a romper toda relación de obediencia con Diego de Velázquez, creó el cabildo de esa Villa Rica, el cual a su vez lo nombró Capitán General y Justicia Mayor. Acerca de esto informaría él muy pronto al emperador Carlos V (Carlos I de España). De este modo su única vinculación iba a ser ya con la Corona.
Estableció luego Cortés contacto con indígenas totonacas en Zempoala. Recibió también una primera embajada de Moctezuma con grandes presentes de joyas, oro, plumajes y varios atavíos. Según los testimonios indígenas que se conservan, Moctezuma, hondamente preocupado por las noticias que le llegaban de las costas del Golfo, pensó que los recién venidos eran Quetzalcóatl y otros dioses que lo acompañaban. Nuevamente envió mensajeros que llevaron, entre otras cosas, dos grandes discos, uno de oro y otro de plata artísticamente trabajados. Esos mensajeros regresaron a México-Tenochtitlán y refirieron a Moctezuma todo lo que habían visto. El señor de los aztecas (mexicas) se sumió entonces en profunda consternación.
Hernán Cortés dispuso una embajada que debía zarpar con rumbo a España. Se redactó entonces la que se conoce como Carta del Cabildo, fechada el 10 de julio de 1519. En ella se hace saber a Carlos V que el dicho cabildo ha nombrado a Cortés capitán general y justicia mayor. Dos semanas después se embarcan los enviados de Cortés, yendo como procuradores Alonso Hernández Portocarrero y Francisco de Montejo. Llevaron consigo presentes para el emperador, entre ellos algunos códices indígenas. Poco después Cortés ordena el desmantelamiento de sus naves. A mediados de agosto de ese mismo año emprende su salida hacia el interior de México.
Dejando en la Villa Rica de la Veracruz al Ayuntamiento que había fundado, salió con 400 peones, 15 jinetes, 6 piezas de artillería.Después de cruzar la sierra, se aproximó a la región tlaxcalteca. Valiéndose de un grupo otomí sometido a ellos, los tlaxcaltecas pusieron a prueba la fuerza militar de los españoles. Al ver cómo los otomíes eran fácilmente vencidos, quedaron persuadidos de que esos blancos barbudos eran mucho más poderosos. Decidieron entonces aliarse con ellos con la esperanza de derrotar así a sus antiguos enemigos, los señores de México-Tenochtitlán. A fines de septiembre de 1519 los españoles entraban en la capital de los tlaxcaltecas, Ocotelulco, quedando desde entonces como aliados.
Procedió luego su avance Cortés hacia la metrópoli de los mexicas. Al pasar por la gran ciudad de Cholula, sometida entonces al poderío mexica, según las crónicas españolas se descubrió una traición de sus habitantes dirigida a dar muerte a los españoles. Según las crónicas indígenas, la traición fue perpetrada en realidad por los mismos españoles y los aliados indígenas. El hecho es que allí tuvo lugar una matanza de indígenas por orden de Hernán Cortés.
4.3.Conquista de México
El 8 de noviembre de 1519, después de atravesar los volcanes, Cortés y su gente hicieron su primera entrada en México-Tenochtitlán, llegando por la calzada de Iztapalapa que unía a la ciudad con la ribera del lago por el sur. Alojados en los palacios reales, pudieron percatarse de la grandeza y poderío de la ciudad. Moctezuma, que los recibió como huéspedes, pronto se convirtió en su prisionero. En mayo de 1520 llegó Pánfilo de Narváez a la región de Zempoala, enviado por el gobernador de Cuba para deponer y hacer preso a Cortés. Este salió de México-Tenochtitlán para hacerle frente y derrotó a Narváez en Zempoala. Esto le permitió acrecentar el número de sus hombres, ya que muchos de los que venían con Narváez se pasaron a sus filas. En tanto que Cortés había estado fuera, Pedro de Alvarado acometió súbitamente a los mexicas durante la gran fiesta de Tóxcatl, en honor de su dios Huitzilopochtli. Los textos indígenas que hablan de ese episodio son en verdad dramáticos.
Al regresar Cortés a la ciudad, la encontró con gran inquietud. Consideró que lo mejor era salir de ella oculto. Fue entonces cuando perdió la vida Moctezuma. Según unos, al tratar de apaciguar a los mexicas, le lanzaron éstos varias pedradas, una de las cuales lo hirió en la cabeza; según otros, a mano de los españoles que le dieron más de una cuchillada en el bajo vientre. La noche del 30 de junio de ese año Cortés y sus hombres con gran sigilo abandonaron la ciudad. Los mexicas, que dieron la voz de alarma, los acometieron con furia. Los españoles perdieron entonces más de la mitad de sus hombres así como todos los tesoros de que se habían apoderado. Esta derrota se conoce con el nombre de 'la noche triste'.
Los conquistadores marcharon en busca del auxilio de sus aliados tlaxcaltecas y no fue sino hasta casi un año después, es decir el 30 de mayo de 1521, cuando dieron principio al asedio formal de la ciudad de México-Tenochtitlán. Para ello concentró Cortés más de 80.000 tlaxcaltecas y reforzó sus propias tropas con la llegada de otras varias expediciones a Veracruz. Desde fines de abril de ese mismo año había botado al agua trece bergantines que jugaron un papel muy importante en el asedio de la isla donde se erigía la ciudad.
Las crónicas indígenas hablan de la elección del señor Cuitláhuac como sucesor de Moctezuma y de la epidemia de viruelas en la que murieron él y otros muchos. También describen con detalle la nueva elección y actuaciones del joven príncipe Cuauhtémoc. Unos y otros, los cronistas españoles e indígenas, refieren luego lo que fueron el asedio y la resistencia indígena a lo largo de casi ochenta días de sitio. El 13 de agosto de 1521 cayó la ciudad México-Tenochtitlán en manos de Hernán Cortés que aprisionó al joven Cuauhtémoc. Cortés se establece entonces en Coyoacán, en tanto que se procedía a la reconstrucción de la ciudad de México concebida con nueva planta al modo renacentista. Su mujer, Catalina Juárez Marcaida, llega procedente de Cuba y unos meses después muere misteriosamente en Coyoacán. En agosto del mismo 1523 desembarcan los tres franciscanos flamencos, Pedro de Gante, Juan de Tecto y Juan de Ayora. Enterado Cortés de que Cristóbal de Olid, enviado suyo a la región de las Hibueras, se había rebelado, dispuso entonces una expedición para someterlo. Abandonó Cortés la ciudad de México en 1524 dejándola al cargo de varios oficiales reales los que, además de reñir entre sí, cometieron numerosos atropellos. Cortés, tras una expedición llena de sinsabores e inútil porque, al llegar a las Hibueras ya había muerto Cristóbal de Olid, regresó a la ciudad de México hacia mediados de 1526.
Casi simultáneamente recibió una orden de Carlos V para que enviara una armada hacia las Molucas en auxilio de las que, zarpando desde España habían llegado a esas islas. Coincidió todo esto con la venida del juez Luis Ponce de León para tomar juicio de residencia a Cortés. Muerto poco tiempo después, se hizo cargo del juicio Marcos de Aguilar. Éste falleció asimismo en pocos días. Cortés, que tenía ya en construcción varias embarcaciones, despachó tres con rumbo a las Molucas y a las órdenes de Álvaro de Saavedra Cerón, su primo, para auxiliar a la armada de fray García Jofre de Loaisa. Esa armada zarpó de Zihuatanejo el 31 de octubre de 1528. Uno de los barcos de la misma llegó a las Molucas.
4.4.Gobierno de Cortés
Entrado ya el año siguiente, y obedeciendo instrucciones de Carlos V, Cortés emprendió un viaje a España. Llegó al puerto de Palos y tras pasar por Sevilla, Medellín y el monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, se entrevistó con el emperador en Toledo. Aunque no recobró el gobierno de la Nueva España, obtuvo al menos el título de marqués del Valle de Oaxaca, así como 22 villas y 23.000 vasallos. Casado con doña Juana de Zúñiga, hija del conde de Aguilar, regresó a México hacia mediados de 1530.
Con base en las capitulaciones que había celebrado durante su estancia en España, Cortés emprende en 1532 una serie de expediciones en el mar del Sur (océano Pacífico). A mediados de ese año envía dos naves al mando de Diego Hurtado de Mendoza, sin alcanzar resultado alguno. El propio Cortés dirige personalmente en Tehuantepec la construcción de otras naves en el astillero que allí tiene establecido. El año siguiente zarpan otras dos embarcaciones desde el puerto de Santiago en Colima. Una de ellas, al mando Juan de Grijalva, descubre las islas Revillagigedo. La otra, al frente de la cual iba Diego Becerra, tras un motín a bordo, alcanzó a llegar al extremo sur de la Baja California. Allí la mayor parte de los que iban a bordo perdieron la vida en un enfrentamiento con los indios.
Porfiando con la fortuna, según la expresión de su mujer doña Juana Zúñiga, emprendió Cortés en 1535 una tercera expedición yendo personalmente al frente de ella. Fundó entonces una pequeña colonia en la bahía de la Paz, que designó como de la Santa Cruz. Más de un año después regresó a México sin haber alcanzado cosa alguna en esa tierra que más tarde se llamó California. Incansable, envió luego dos naves con rumbo al Perú para auxiliar a Francisco Pizarro que se encontraba sitiado en Lima. En 1537 dio principio a una ruta de comercio marítimo, desde el puerto de Huatulco hasta Panamá y Perú. En 1539 despachó su cuarta expedición al Mar del Sur. Encomendó esta empresa al capitán Francisco de Ulloa que penetró hasta la desembocadura del río Colorado y, regresando hasta el extremo sur de la península, remontó por el Pacífico hasta más allá de la isla de Cedros. Como lo muestra la cartografía universal, que se producía entonces, gracias a las expediciones de Hernán Cortés comenzó a conocerse mejor el perfil geográfico de los litorales del Pacífico norte del Nuevo Mundo.
Para hacer defensa de sus derechos, Cortés emprendió nuevo viaje a España. Entre otras cosas dirigió allí un memorial a Carlos V quejándose de los agravios que, en su opinión, había recibido del primer virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza. Los restantes años de su vida que transcurrieron todos en España fueron para Cortés tiempo difícil en que se vio envuelto en una serie de litigios y agobiado por el nunca terminado juicio de residencia.
4.5.Últimos años de Cortés
Con intención de regresar a México, llegó a Castilleja de la Cuesta, cerca de Sevilla. Allí poco antes había dictado su testamento. El 2 de diciembre de 1547 murió a la edad de 62 años. Le sobrevivieron su 2ª mujer, sus hijos Martín y Luis, así como María, Catalina y Juana nacidas de su 1ª esposa, además de otros tenidos también fuera de matrimonio, como aquella doña Leonor, nacida de doña Isabel de Moctezuma, y Martín nacido de Malinche.
El primer entierro de Cortés fue en la iglesia de San Isidoro del Campo en Sevilla. Años después, sus restos fueron trasladados a la Nueva España y enterrados en la iglesia adjunta al convento de San Francisco en Tezcoco. De allí pasaron a la Capilla Mayor del convento de San Francisco en la ciudad de México. Su último reposo lo alcanzó en la iglesia de Jesús Nazareno, contigua al Hospital de Jesús fundado por él. En la actualidad se conservan en una urna colocada en un nicho en el muro del costado del Evangelio. Numerosas son las biografías que se han escrito acerca del conquistador de México. Algunos lo han considerado un villano y otros un héroe. La historiografía moderna ha logrado una imagen más equilibrada de este personaje ciertamente extraordinario.
4.6.Anexos
4.6.1.Fragmento de “La noche Triste” de Antonio Gutiérrez Escudero
Capítulo II: Alvarado en la conquista de México.
Un cúmulo de circunstancias confluirán para crear uno de los momentos más dramáticos en la vida de Alvarado. A la inferioridad numérica de los españoles, se unió la convicción indígena de que la ocasión era propicia para erradicar la presencia extranjera de la ciudad. De nuevo volvieron a repetirse algunos sucesos dados en Cholula: escasez de alimentos, recelos, maniobras sospechosas de los dirigentes aztecas, etc. Todo ello vino a coincidir con la celebración de las fiestas del mes de Toxcatl, en honor de uno de los dioses nativos, y que debía celebrarse en una plaza situada frente al lugar donde se alojaban los soldados hispanos. Una gran multitud de nativos se concentró por los alrededores para participar en los festejos.
En el momento en que la fiesta se encontraba en su apogeo, apareció Alvarado con sus soldados y procedió a una matanza horrible en la que perecieron gran parte de la nobleza y caciques aztecas que se encontraban desarmados. No están muy claras las razones que movieron a Alvarado a actuar de esta forma, que suele destacarse como ejemplo de la crueldad de los españoles, en general, y de nuestro conquistador, en particular. Las crónicas indígenas y fray Bartolomé de Las Casas hablan de ferocidad, saña y codicia por parte hispana, opiniones que son rebatidas por Bernal Díaz. Alvarado disculparía su acción alegando una serie de razones justificativas: confidencias recibidas de algunos nativos leales que aseguraban que se estaba preparando una insurrección general con los festejos como excusa, actitudes provocativas de los mexicanos con intentos de celebrar sacrificios humanos cuando les estaba prohibido, pretensiones de sustituir las imágenes de la Virgen María por las de sus dioses, comentarios sobre cómo iban a liberar a su emperador y degollar a los españoles, etc. Ciertamente, la reunión de tantos indígenas sería un motivo de preocupación para las exiguas fuerzas hispanas y es de pensar que temieran lo peor. El recuerdo del resultado de la matanza de Cholula habría pesado a la hora de tomar una determinación. Esta parece ser la causa: un intento de provocar el miedo entre los nativos que degeneró, por los efectos de la lucha, en una escabechina, y no lo «que dicen algunas personas, que el Pedro de Alvarado por codicia de haber mucho oro y joyas de gran valor con que bailaban los indios, les fue a dar guerra, yo no lo creo, ni nunca tal oí, ni es de creer que tal hiciese (…), sino que verdaderamente dio en ellos por meterles temor». (Bernal Díaz).
Cortés fue avisado prontamente del grave suceso acaecido y de que los españoles se encontraban sitiados en el palacio. El levantamiento de la población mexicana parecía total, y de nada habían servido los intentos apaciguadores de Motecuhzoma, que comenzaba a ser cuestionado por su pueblo como jefe supremo en vista de su actitud dubitativa que, a veces por miedo y a veces por inseguridad personal, había entregado el imperio azteca en manos de los extranjeros.
El 24 de junio de 1520 entraba Cortés en México-Tenochtitlán contemplando, por doquier, un ambiente hostil a causa de la matanza de Tlatelolco propiciada por Alvarado. Más de un mes llevaban éste y los suyos sitiados y defendiéndose desesperadamente, confiando en la pronta llegada de refuerzos; ninguno de ellos, y en especial Alvarado, se libró de la reprensión cortesiana. Todo un plan de dominio pacífico desaparecía a consecuencia de una imprudencia temeraria. Diversos intentos por aplacar los ánimos resultaron inútiles, de todas partes afluían guerreros mexicas dispuestos a dar la vida en su deseo de exterminar a los españoles; las batallas continuaban con inusitada violencia y las bajas se producían en ambos bandos, pero con mayor incidencia en el hispano, que no podría sobrevivir por mucho tiempo en una ciudad en pie de guerra.
Cuando a oídos de Cortés llegó la noticia de la destitución de Motecuhzoma como jefe de los aztecas y el nombramiento de un sucesor, comprendió que la única solución posible consistía en salir de la ciudad hacia las poblaciones de los indígenas amigos. Una primera salida de Diego de Ordás fue rechazada, así como posteriores tentativas. En un desesperado intento por ganar tiempo se utilizó a Motecuhzoma para proponer una tregua, pero el prestigio del emperador no era ya reconocido por sus compatriotas; a poco de comenzar a hablar fue alcanzado por piedras lanzadas precisamente por aquellos que habían sido sus súbditos, muriendo a los tres días, al parecer de tétanos.
Muerto Motecuhzoma, se perdía cualquier pretensión de apaciguamiento y sólo quedaba una retirada ordenada. Esta se dejó para la noche del día 30 a fin de aprovechar la oscuridad y el descanso entre batallas, eligiéndose la calzada de Tacuba, la más corta de las tres, para emprender la huida. El grupo español se organizó de manera que en la vanguardia figuraban Gonzalo de Sandoval y Diego de Ordás; el centro lo defendían Hernán Cortés y otros oficiales; la retaguardia quedaba a cargo de Juan Velázquez de León y de Pedro de Alvarado. Sin duda alguna, era éste el puesto más comprometido, pues debía cubrir las posibles avalanchas nativas cuando comprobaran que los hispanos emprendían la fuga. De nuevo se volvía a confiar en Alvarado para ocasiones en las que era necesario una persona de valor contrastado, sin temor a la lucha abierta y con probadas dotes de osadía y arrojo.
Pese a todas las precauciones desplegadas, los aztecas se percataron de la maniobra de los españoles y atacaron con renovados bríos a lo largo del recorrido de la calzada.
No pocos soldados tlaxcaltecas, caballos, cañones, armas y equipajes fueron cayendo en las zanjas que de trecho en trecho jalonaban el camino. Sandoval, Ordás, Cortés y parte de la expedición consiguieron llegar los primeros a tierra firme, pero la retaguardia sufrió considerables pérdidas. Pedro de Alvarado logró salvarse milagrosamente gracias, según la tradición, a un supuesto salto con una lanza o palo que a modo de pértiga le pemitió superar las cortaduras. Sobre este asunto existen ciertas dudas y ha sido negado por parte de algunos contemporáneos, Bernal Díaz entre ellos; incluso se afirma que Alvarado abandonó a su suerte a los soldados que le acompañaban con tal de salvar la vida, pero se olvidan de que iba herido y de que en esos momentos de confusión cada cual hace uso de cualquier recurso, aunque sea de moralidad dudosa, con tal de conseguir su salvación.
A marchas forzadas, Cortés y los supervivientes de la Noche Triste trataban de llegar a Tlaxcala perseguidos continuamente por los mexicanos. El día siete de julio no era ya posible evitar el encuentro que va a producirse en la llanura de Otumba. La batalla se presentaba incierta, pues el ejército azteca era poderosísimo mientras los españoles «éramos pocos, no quedábamos sino cuatrocientos y cuarenta, con veinte caballos y doce ballesteros y siete escopeteros, y no teníamos pólvora, y todos heridos y cojos y mancos». Un golpe de suerte inclinará la balanza a favor de los hispanos. En las primeras escaramuzas, Cortés y el capitán Juan de Salamanca mataron al principal jefe militar de los indígenas, quienes al verlo caer huyeron en desbandada sin proseguir la lucha.
Ya en Tlaxcala pudieron los españoles descansar de las tribulaciones padecidas. Es de destacar que el buen recibimiento de los tlaxcaltecas se debe, en parte, a la unión de Alvarado con Luisa Xicoténcatl, pues desde México-Tenochtitlán se promovió un movimiento general indígena para expulsar definitivamente de aquellas tierras a los intrusos. La alianza solicitada por los mexicas no fue aceptada por este pueblo que siempre se mostró orgulloso del enlace de su princesa con el capitán hispano. Encontrar un pueblo que les recibiera como amigos fue un gran apoyo para Hernán Cortés y los maltrechos soldados hispanos, que no renunciaban a sus propósitos de llevar a cabo la conquista de todo el territorio azteca.
4.7.Mapa Histórico
5.Bibliografía
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Buscador de páginas web “Google” (usado para los trabajos de Vasco Núñez de Balboa y Hernán Cortés)
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Buscador de páginas web “Yahoo” (usado para el trabajo de Cristóbal Colón)
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Enciclopedia Microsoft Encarta '99 (usada para los trabajos de Cristóbal Colón, Vasco Núñez de Balboa, Francisco de Pizarro y Hernán Cortés)
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Nueva historia de España de Edaf ediciones (usada para los trabajos de Cristóbal colón y Vasco Núñez de Balboa)
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Enciclopedia de Durvan editoriales (usada en el trabajo de Cristóbal Colón)
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Diccionario enciclopédico Espasa (usado en el trabajo de Hernán Cortés)
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Atlas histórico universal de El País-Aguilar (usado en el trabajo de Hernán Cortés)
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Enciclopedia universal de la cultura de El Mundo (usada en el trabajo de Hernán Cortés)
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Mil años de historia de España de Alianza editorial (usada en el trabajo de Francisco de Pizarro)
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Mil figuras de la historia, Instituto Gallach, Vicens Vives (usado en el trabajo de Francisco de Pizarro)
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Cuadernos de historia, nº 16, Manuel Lucena Salmoral (usado en el trabajo de Francisco de Pizarro)
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Historias de los conquistadores de Larousse (usado en el trabajo de Hernán Cortés)
-
Vasco Núñez de Balboa descubridor de la Mar del Sur, Biblioteca Iberoamericana Rei (usado en el trabajo de Vasco Núñez de Balboa)
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Las rutas Españolas de los siglos XV y XVI Vasco Núñez de Balboa
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