Literatura
Der Schimmelreiter; Theodor Sturm
Mysterienam Damm: Kritik der Tradition undder Aberglaubeder Gesellschaftin"DerSchimmelreiter"
Von: Gabriel Amoedo Castro
Kurs: Panorama da literatura alemá I
1-La figura del Deichgraf.
El Deichgraf, encargado oficial de la administración y conservación de los diques, es una de las figuras principales de la obra. Es el conductor entre uno de los elementos principales de la obra, el dique, y los personajes. Podríamos decir que es una figura representativa de la tradición. El Deichgraf anterior a Hauke Haien lo era porque se padre ya lo había sido, su título es transmitido de generación en generación, y además tenía una gran cantidad de parcelas, y no porque realmente fuese un buen Deichgraf que hiciese bien su trabajo. Por otra parte, aunque Hauke Haien sabía lo que era beneficioso para la construcción y el mantenimiento de los diques, no pudo ser Deichgraf si no se casase con la hija del anterior Deichgraf, Elke, ni consiguiese una cierta cantidad de tierras para ser considerado a tener en cuenta para desempeñar tan importante oficio. Hauke no soportaba que la gente pensase que era Deichgraf gracias a su mujer por lo que decidió construir un nuevo dique para demostrar que valía en su oficio.
En cualquier caso, por su riqueza y por encargarse del dique, elemento fundamental para que la aldea prosperase y no fuese destruida, el Deichgraf era la persona más importante de la aldea, la que tenía más poder y vivía mejor:
“-¡Callaos!-chilló. Os quiero dar una lección. Decidme: ¿Quién es la primera persona en la aldea?
Guardaron silencio unos instantes; después, dijo una voz:
-Creo que es el Deichgraf.
-Bueno- dijeron los demás- por nosotros, aceptado.”
De él dependía la supervivencia del pueblo pero no necesariamente era aceptado por todos. El Deichgraf anterior a Hauke tenía fama de tonto e inútil, que dependía de su hija Elke para realizar los cálculos, por lo que era despreciado por algunos; Hauke, por su parte, aún era menos respetado, ya que su relación con la gente de la aldea no era del todo buena y era criticado y temido como si fuese la representación del mismo diablo. Sobre el Deichgraf de la posada y sobre el Deichgraf abuelo de Elke no se deduce gran cosa en la obra, pero parecen más respetados que los antes citados, sobre todo el abuelo de Elke que parecía ser un Deichgraf inteligente y capaz, que se llevaba bien con su gente. En la obra aparece un personaje que es el superior del Deichgraf, el Oberdeichgraf, pero que tiene escasa importancia en la historia.
Cuando Hauke Haien se convierte en el nuevo Deichgraf tienen lugar acontecimientos importantes en la obra. Empieza a ser temido por el pueblo y a convertirse en el punto central de las habladurías de los aldeanos. Pero realiza un importante proyecto, la construcción del nuevo dique, que será el desencadenante de la tragedia final de la obra, pero que duraría siglos en pie.
2-El dique: tradición versus modernidad.
El dique, como ya se ha citado en el punto anterior, es uno de los elementos principales sobre el cual gira la obra y el que desencadena la tragedia final. El dique mantiene a salvo a los habitantes de la aldea pero también aporta trabajo y tradiciones.
El viejo dique representa la tradición, las viejas costumbres, uno de los temas centrales de la obra. El viejo dique tenía sobre unos treinta años cuando se propuso construir el nuevo, y los anteriores que habían sido construidos sobre éste habían durado más o menos el mismo tiempo. En vez de construir uno nuevo siempre se volvía a construir otro sobre el anterior, como era costumbre. Sobre la construcción de un dique que abarcase también las tierras exteriores, como el que sería el nuevo dique de Hauke, se decía que para que durase había que meter dentro un ser vivo y utilizarlo como material de obra del dique (en cierta época hasta se había sacrificado un niño comprado a unos gitanos). En la construcción del nuevo dique los que trabajaban en la obra pretendían enterrar un perro, como se hacía tradicionalmente en ese tipo de diques, pero Hauke lo salva para calmar su conciencia, ya que, al salvar a un animal, compensaba el haber matado al gato de Trin’ Jans.
El nuevo dique, que se acaba conociendo como Dique Hauke Haien, que es el orgullo del propio Hauke y considerado por él como una victoria ante la naturaleza y la sociedad, representa la modernidad, que se contrapone a la tradición. Al plantear la construcción de un nuevo dique que abarcase las tierras exteriores, que tuviese mayor altura que el viejo y que durase cientos de años, Hauke va encontrar de las tradiciones populares. También acaba con la tradición citada anteriormente de arrojar a un ser vivo al dique durante su construcción. El nuevo dique representa pues un futuro mejor, una evolución. Pero, para conservar el nuevo dique, hubo que sacrificar el viejo; se sacrifica la tradición para que pueda llegar la modernidad y la evolución. Varios apoderados eran reacios a la nueva construcción, ya que eran partidarios del viejo dique, de la tradición; era más cómodo seguir las antiguas costumbres que esforzarse para mejorar con lo nuevo.
Tradición y modernidad, por lo tanto, se contraponen totalmente, y logra sobrevir lo que se moderniza y cambia: El nuevo dique logra sobrevivir cientos de años. El dique nuevo también es signo de la victoria de Hauke Haien contra la naturaleza, a la cual Hauke desafía constantemente. Al construir el dique va en contra de la fuerza del mar y la naturaleza, en el pulso por controlar las tierras de la costa.
3-La superstición: elemento negativo de la tradición.
La superstición es un elemento clave de la obra; es por esta superstición que el maestro narra la historia en la posada y es un elemento que se haya presente a lo largo de la obra, siendo uno de los rasgos característicos de la sociedad a la que se critica.
La superstición es la creencia en hechos sobrenaturales y fantásticos que no son explicables de forma científica o se desconoce su causa, debido al temor o a la ignorancia. Es por esa crítica a la ignorancia de la sociedad que la superstición tiene tanta importancia en la obra. Es, además, una forma negativa de tradición, que pasa de generación en generación y que sólo se supera mediante la educación y el conocimiento, y el avance hacia la modernidad de la sociedad.
3.1-Conversación en la posada: Introducción al elemento fantástico y de superstición.
La narración de la historia de Hauke Haien comienza en la posada, cuando un hombre llega allí huyendo de una terrible tempestad. El elemento fantástico y de superstición empieza a aparecer en ese momento, cuando el hombre ve la figura de un jinete sobre un corcel blanco y esquelético, que más tarde se conocerá como el jinete del caballo blanco:
“[…] creí reconocer una figura oscura, que, al fin, dada la rapidez con que se acercaba, vi que marchaba sobre un caballo, un caballo blanco, esquelético, de largas patas. Un capote oscuro envolvía el cuerpo de la figura y, al pasar volando, me miraron dos ojos llameantes, hundidos en una faz pálida. […] y entonces me di cuenta de que no había oído ningún ruido de cascos, ningún resoplido de caballo, y eso que jinete y caballo cruzaron casi rozándome.”
En la posada el narrador cuenta a los hombres que estaban reunidos allí lo que le aconteció antes de llegar y lo del extraño jinete. Esto provoca un movimiento de pánico supersticioso y es tomado como un augurio. Esta situación hace que el maestro le narre la historia de Hauke Haien en la que se mezclan nuevos elementos de superstición. Es, por tanto, esta superstición la que da motivo a la narración principal.
3.2-El jinete del caballo blanco.
La figura que da título a la obra, el jinete del caballo blanco (En alemán, “Der Schimmelreiter”, la misma palabra integra al jinete y al caballo en una misma unidad), es el elemento clave de lo fantástico y lo supersticioso en la historia. Es la representación, asimismo, de lo sobrenatural y lo diabólico y fundamenta las supersticiones de la gente de la aldea.
Aparece al inicio de la narración, como una figura misteriosa sobre la cual no se sabe nada aún y que desencadena la historia que narra el maestro; y aparece dentro de la historia de Hauke Haien, dónde aparece con su verdadera identidad, que es la del propio Hauke.
3.2.1-La figura del corcel.
El caballo blanco, que puede ser interpretado como un elemento diabólico y relacionado con la naturaleza, aparece por primera vez en un islote llamado Jeverssand o Jevershalling cuando es visto allí por los mozos de Hauke. Atrajo la atención de los mozos, ya que era muy inusual que hubiese un caballo en ese lugar y no se explican cómo pudo llegar allí ni como podía alimentarse cuando se suponía que ya no crecía el pasto en el islote. Por eso, uno de los mozos pensó que sería la montura del diablo. Esta es otra manifestación de la superstición irracional para entender un hecho que no se sabe explicar. En este episodio sucede además que un esqueleto de caballo que debería estar en ese lugar, ya no se encuentra ahí, por lo que otra vez es la superstición la que intenta explicar los hechos. Esta vez es el recadero el que cuenta una leyenda que dice que en ciertas noches los huesos del caballo se levantan y cobran vida; esta vez el mozo no lo toma enserio y dice que es un cuento de viejas. Esta es la manifestación más clara de que esta sociedad utiliza la superstición para aclarecer hechos inexplicables o sobre los que se desconoce la causa.
El caballo, no se sabe a ciencia cierta si es el mismo o no, vuelve a aparecer esta vez por medio de Hauke. Éste le cuenta a su mujer como se hizo con el blanco corcel. Hauke se lo compró a un individuo extraño, de aspecto descuidado y que parecía tener garras en vez de manos, que soltó una risa que a Hauke le pareció diabólica tras venderle el caballo. Por esta razón y porque el mismo caballo sería considerado un animal demoníaco, se puede pensar que ese hombre era el mismo diablo, apareciendo como una nueva figura de carácter fantástico y sobrenatural.
Cuando el mozo se entera de que su amo ha comprado un caballo blanco parecido al que habían visto aquella noche, vuelve a pensar de manera supersticiosa asociando al caballo del islote y al mismo demonio, quedando como caballo infernal durante el resto de la obra y tratándolo con temor. A raíz de esto, la superstición y el miedo hacia el caballo se generalizó entre la gente del pueblo, viendo con otros ojos al jinete, el Deichgraf Hauke.
Fuese como fuese, no se puede saber con certeza si el caballo realmente era un ente sobrenatural o sólo un producto de la superstición irracional de los aldeanos de la historia.
3.2.2-El caballo como elemento de transformación en Hauke.
Desde que Hauke compra el caballo, este comienza a cambiar. Cada vez más, se aleja de la sociedad y se aísla en sí mismo y en su familia. A menudo va montado en su caballo, que sólo se deja montar por él, lo que aumenta el recelo y el temor que los aldeanos sienten hacia Hauke, a revisar la construcción del nuevo dique, inspirando temor entre los trabajadores y los aleja aún más de él. Se vuelve cada vez más ambicioso y se cree superior a los demás. La gente lo empieza a ver como un ser demoníaco como su corcel. Pero, ¿Es realmente el caballo el que produce esa transformación en Hauke? El miedo y la superstición hacen que la gente cambie su opinión sobre Hauke pero esto no puede cambiar su forma de ser. Realmente la ambición ya forma parte de él desde muy joven y su sueño por vencer a la naturaleza y conseguir ser la persona más importante e influyente de la aldea, el Deichgraf. Pero es el caballo el que desata su parte negativa y hace que aparezca en él un rasgo que se podría considerar maligno o diabólico.
3.3-Sociedad y superstición.
La sociedad de la obra, y más concretamente la de la historia de Hauke Haien, es una sociedad bastante inculta, predominantemente de trabajadores del dique y campesinos en general; ni siquiera el Deichgraf es un personaje suficientemente culto ni con una buena educación. Es por eso que se trate de una sociedad guiada por la tradición y las supersticiones, ya que no conocen el porqué de muchas cosas que les causan temor o incertidumbre. Al no poder ser guiados correctamente por la razón recurren a mitos y leyendas fantásticas y a costumbres fuera de toda lógica para intentar explicar lo que desconocen desde el punto de vista de la percepción subjetiva. Un ejemplo de esto es la absurda tradición de usar un ser vivo como material de construcción para el nuevo dique; tradición que probablemente venga de antiguo y representase algún tipo de sacrificio a un dios. Otra de estas manifestaciones es la leyenda que cuenta que en ciertas noches de luna los huesos del caballo del islote cobran vida, lo que hace que le achaquen al caballo de Hauke una esencia demoníaca. Casi al final de la obra aparece otra gran manifestación de esta superstición sin sentido: Empiezan las habladurías supersticiosas sobre diversos sucesos paranormales que supuestamente habían ocurrido en la aldea como signo de que iba a acontecer una desgracia:
“Bueno, bueno, ¿a mí que me importa? Allí enfrente, en el otro lado, aún es peor que aquí. No han llovido solamente moscas y bichos; también ha caído sangre del cielo, y el domingo por la mañana el pastor encontró dentro de su palangana cinco calaveras del tamaño de un guisante y todos fueron a verlo.”
Esa ignorancia impide que la sociedad se modernice; prueba de ello fue el recelo hacia la construcción del nuevo dique o hacia cualquier tipo de mejora en el antiguo. Por supuesto, no todo el mundo tenía en cuenta esas supersticiones y las tachaban de cuentos de viejas, e incluso hubo quien utilizaba la superstición para poner al pueblo en contra de alguien, como hacía Ole Peters contra Hauke. Aún con todo era una sociedad bastante religiosa, llegando a existir una secta como ᵹnventikel, que contaba cada vez con más miembros. Esta secta, en la que cualquiera podía hacerse sacerdote y a la que acudían mujeres y gente sin ocupación, era rechazada por Hauke, por lo que se tomó como una prueba más de su herejía.
4-Trin’ Jans, Elke y Wienke Haien: el papel de las mujeres en la sociedad de la obra.
En la obra, se puede apreciar que en la sociedad las mujeres no tenían la misma consideración que los hombres, sino que estaban subordinadas a ellos. A lo largo de la historia se puede comprobar cómo apenas tenía voz ni voto en los asuntos de algo que no fuese el propio hogar; por ejemplo en la partida que jugaban los hombres en el Eisboseln, las mujeres no podían participar ni tenía derecho a voto. Ellas debían ser sumisas y hacer lo que el marido o el padre les ordenaban:
“Y así vivían, él y la hija del Deichgraf, uno al lado del otro; ella también con el silencio propiode una muchacha, […]”
Además debían encargarse de los labores del hogar:
“Después llamó a la joven criada para que la ayudase a poner los enseres de la habitación, en otra disposición mejor, de modo que pareciese más amplia y más clara. Sonriéndose dijo: “esto sólo lo sabemos hacer las mujeres””
Las mujeres que tienen un papel más importante en la novela son Trin’Jans, Elke Volkerts y Wienke Haien.
Elke, mujer de Hauke e hija del anterior Deichgraf, es una persona inteligente y trabajadora, que ayudaba a su padre con las cuentas cuando era Deichgraf y que al casarse con Hauke le permitió a éste ser el nuevo Deichgraf. Se preocupa mucho por su marido y por su hija y de la labor del hogar por lo que se considera una buena esposa para su sociedad. Su hija, Wienke, es una niña con deficiencias mentales, algo que sus padres al principio no les agrada pero que al final la quieren como si no lo fuese. Está muy ligada al mundo sobrenatural y a la vieja Trin’Jans, que le cuenta cuentos fantásticos que para ellas son reales pero que Hauke despreciaba y le decía a Wienke que no los creyese, que eran cuentos de viejas. Por su parte, Trin’Jans era una mujer anciana que vivía sola con su gato hasta que Hauke lo mata. Para compensarla, tiempo después le invita a vivir en su casa con otra mascota, esta vez una gaviota. Trin’Jans es una mujer bastante independiente para la sociedad en la que vivía y no estaba subordinada a nadie. Su relación con Hauke es compleja, cordial y amistosa en general, pero interrumpida por un periodo de hostilidad por la muerte de su gato, hasta que lo perdona al finalizar el partido en el Eisboseln. La relación con su hija Wienke es la de una abuela-nieta o incluso tratándola como a la hija que nunca tuvo. Puede decirse que es el personaje desencadenante de la tragedia final, ya que poco antes de morir dice unas extrañas palabras que serán tomadas como la predicción de una gran catástrofe:
“¡Ayúdame, ayúdame, tú que estás en el agua!... ¡Misericordia para los demás!”
Es así una figura representante de lo supersticioso y lo sobrenatural, que intenta transmitir sus saberes a las nuevas generaciones (Hauke, Wienke) como se solían transmitir estas tradiciones.
Bibliografía
- Theodor Storm: El jinete del caballo blanco (1888). Madrid: Valdemar 1994.
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