Historia
Crisis Económica de los 80
CRISIS ECONOMICA DE LOS 80'
Los primeros efectos de la globalización
CAUSAS DE LA CRISIS DE 1982
En la vida económica, Chile enfrenta en 1982 una de sus crisis más profundas. Recordemos que desde 1976 el país ha experimentado una muy notable expansión económica que ha traído, no solamente mayor bienestar, sino que ha abierto las puertas a nuevas aspiraciones en que los chilenos entienden que, con esfuerzo y disciplina, es posible alcanzarlas. Sin embargo, el escenario internacional experimenta un cambio importante a partir del año 1979, en que los Estados Unidos manifiesta su preocupación por desacelerar el proceso inflacionario que había caracterizado la administración del Presidente Carter. Como es lo obvio, en una política destinada a reducir presiones inflacionarias, que originan ineficiencia en la asignación de los recursos económicos, decisiones de política monetaria, definen un alza importante en las tasas de interés. Chile, gracias a su política económica, orientada con claros propósitos e implementada con acciones coherentes, ha logrado atraer abundante crédito externo, que ha sido el sustento para alcanzar más altas tasas de crecimiento. De esta forma, su nivel de endeudamiento ha crecido de manera significativa y, muy en especial, en el sector financiero privado, cuyas normas de regulación no se han adecuado a la presencia de mercados más abiertos y competitivos. Asimismo, a fin de estimular menores expectativas de inflación doméstica, se ha decidido una política de tipo de cambio fijo. Estas nuevas condiciones externas, como también decisiones de política interna, generan una situación que lleva, finalmente, a mediados del año 1982 a decidir la devaluación del peso, cuya relación de cambio con el dólar se había mantenido fijo por espacio de tres años. Ello, evidentemente, da lugar a un creciente deterioro del sistema financiero nacional, a lo cual se une, pocos meses más tarde, el desarrollo de una crisis internacional, que se inicia con la declaratoria de moratoria de pagos por parte de México. Esto significa, prácticamente, una paralización del flujo de crédito hacia las economías latinoamericanas, lo cual complica gravemente la situación de Chile, que en ese momento mostraba un excesivo gasto que pretendía ser financiado con créditos provenientes del exterior. La economía chilena entra así, en la más seria crisis experimentada desde el año 1929, que significó una caída en el producto, sólo en el segundo semestre de 1982, de casi 15%, llevando a la tasa de desempleo a niveles por sobre el 25%.
La poca capacidad de la región de desvincularse de la dependencia externa explica que la región haya recibido tan fuertemente el impacto de la crisis internacional donde factores de carácter recesivo coyunturales se han superpuesto a tendencias estructuras antiguas. Entre los factores internos que contribuyeron a multiplicar el efecto de la crisis están los errores de las políticas económicas de los países latinoamericanos en ese tiempo, pero el hecho de que todos los países fueran afectados, dice que la mayor causa fue externa. El papel de la recesión internacional a partir del´80, que frenaron la expansión exportadora americana, al deprimir los términos de intercambio. También la aplicación de políticas monetarias restrictivas por parte de los países industrializados, lo que provocaron una subida espectacular de las tasas de interés en los mercados financieros internacionales, que desembocaron en el aumento del peso de los servicios de la deuda externa para los países de la región.
El efecto combinado del descenso del valor exportado y el aumento de remesas por concepto de amortización e intereses de la deuda fue reforzado por la brusca reversión de los movimientos netos de capital hacia la región, que en 1982 se redujo a la mitad.
Este fenómeno se origino por el extraordinario clima de permisividad financiera internacional que prevaleció en ´70, cuando los bancos privados competían por colocar sus excedentes. Se agravo debido a la aplicación de estrategias de desarrollo que estuvieron basadas en el endeudamiento externo de los países de A. Latina. El elevado costo que tuvo obtener créditos después de 1980 y la brevedad de los plazos a que se sujetaron tornaron gravoso el servicio de la deuda y costosas e inciertas las soluciones.
DESARROLLO DE LA CRISIS
El éxito económico fue palpable entre 1978 y 1980. La inflación siguió bajando (llegando a un promedio de 35% en estos 3 años). El crecimiento económico alcanzó a un 7,5% en promedio. Sin embargo, el desempleo siguió siendo alto. El dólar se fijó en $ 39 lo que inundó el mercado interno con productos extranjeros a bajo precio, con lo cual la producción nacional se debilitó aún más.
El éxito producido por la bonanza económica entre 1977 y 1980 llegó drásticamente a su fin. La quiebra de la Compañía Refinería de Azúcar (CRAV) marcó el primer paso de una larga lista de empresas arruinadas. El gobierno tuvo que intervenir cuatro bancos y cuatro financieras. La situación era crítica, ya que en el contexto de una crisis económica mundial, los créditos externos fueron escasos y con una alta tasa de interés. El peso se devaluó, el desempleo aumentó y con ello el malestar de la población, lo que derivó en una ola de protestas en 1983.
La economía chilena entra así, en la más seria crisis experimentada desde el año 1929, que significó una caída en el producto, sólo en el segundo semestre de 1982, de casi 15%, llevando a la tasa de desempleo a niveles por sobre el 25%.
La mitad de los pasivos exigibles de la banca nacional corresponde a obligaciones con el exterior, en particular créditos financieros otorgados por la banca internacional. Hasta fines de 1981, el endeudamiento externo continuó aumentando, pero durante 1982 se fue haciendo evidente la pretensión de la banca internacional de disminuir su exposición en el país.
Por otra parte, la devaluación incentivó el prepago de deudas en moneda extranjera y la acumulación de moneda extranjera en lugar de depósitos del sistema financiero. Sólo el apoyo del Banco Central permitió que en los últimos meses de 1982 las tasas de interés no alcanzaran niveles extraordinarios que, por temor a un quiebre total del sistema, habrían originado una fuga aún mayor de depósitos.
Se puso término al cambio fijo del dólar. Comenzaron las licitaciones de empresas estatales como Chilectra, CAP y la Compañía de Teléfonos. Se rebajaron los sueldos. Se intervinieron cinco bancos más. La cesantía llegó a un 30% y la inflación superó el 20%.
Se descuidaron algunos aspectos claves del manejo macroeconómico, como el cuidado de la administración de las cuentas externas (déficit en cuenta corriente, Ej. Se envío fuera mayor cantidad de capital nacional que el internacional que ingresaba al país, las importaciones fueron mayores que la exportaciones), y la regulación financiera. Por ello, si bien el PIB creció a una alta tasa (8% por año entre 1977 y 1981), el proceso tuvo un desbalance externo serio (déficit en cuenta corriente de 15% en 1981) y agudos problemas en el plano financiero. Ello llevó a una alta vulnerabilidad del país, que se vio enfrentado a una crisis de proporciones en 1982 cuando el PIB cayó un 14% como respuesta al cese de flujo de capitales y la consiguiente crisis financiera.
Las cifras de 1982: crecimiento, menos 14%; desempleo abierto y encubierto -los programas estatales de empleo mínimo, PEM y POJH-26%, reservas internacionales US$1.200 millones al rojo; déficit fiscal, 2.3%; aumento del salario real 0.3% (sería menos 10.9%al año siguiente); inflación, 20,07%
En mayo de 1983 difícilmente pueda imaginarse una situación financiera más crítica que la chilena: las pérdidas de capital de empresas y personas son de tal magnitud que la mayoría de los deudores sólo podrían cumplir sus compromisos financieros cediendo gran parte o todos sus activos. La resistencia natural a realizar semejantes pérdidas ha comprometido la solvencia de casi todas las instituciones financieras que se han asociado de hecho con los deudores en los intentos de éstos por transferir parte de las pérdidas a sus acreedores o a terceros.
Inmediatamente, esta reacción de los deudores ha agravado la caída en las actividades productivas hasta niveles jamás sospechados, pudiendo afirmarse que la solución del problema financiero es condición necesaria para la recuperación de la producción. Además, los intentos de los deudores se han traducido en presiones sobre la autoridad política, de lo cual se ha derivado un cuestionamiento global de la estructura normativa e institucional de la actividad financiera.
CONSECUENCIAS DE LA CRISIS
SE PROFUNDIZA LA CRISIS ECONOMICA
Se responsabilizó de la crisis económica al ministro de Hacienda de la época, quien fue reemplazado por Sergio De la Cuadra, de la misma línea económica. Los generales Danús y Frez asumieron en el Ministerio de Economía y en ODEPLAN. Se puso término al cambio fijo del dólar. Comenzaron las licitaciones de empresas estatales como Chilectra, CAP y la Compañía de Teléfonos. Se rebajaron los sueldos. Se intervinieron cinco bancos más. La cesantía llegó a un 30% y la inflación superó el 20%.
COMIENZAN LAS PROTESTAS
En 1983, la crisis económica, sumada al creciente fortalecimiento del movimiento sindical, motivaron una ola progresiva de protestas, a las que el gobierno de la época respondió con una violenta y masiva represión. Además, el asesinato de Tucapel Jiménez, dirigente de los empleados públicos, llevó a la radicalización de las posturas. Los trabajadores convocaron a un paro nacional para el 11 de mayo. Esa noche los automóviles tocaron sus bocinas y en las casas las cacerolas sonaron estruendosamente.
LA PROTESTA Y LA REPRESION.
El éxito del paro pacífico sólo se empañó por la violencia de grupos extremos de ambos bandos. El Presidente de la época reaccionó y comenzó un proceso contra dirigentes que convocaron a la protesta. La Corte Suprema señaló que las protestas no eran ilegales, marcando con ello un antecedente importante para la oposición. La más dura de las protestas se dio en los días 11 y 12 de agosto de 1983.
CONSECUENCIAS EN LA EDUCACIÓN
Durante los ochentas la educación inicia su actual decadencia. Por una parte, los colegios fiscales son traspasados a las municipalidades. Como consecuencia se inicia una seria desigualdad en cuanto a la calidad de la enseñanza, y la profesión docente pasa a ser de una de las laboralmente más estables, a una de las más inseguras, provocándose una rotativa de maestros, que en definitiva perjudica a una buena enseñanza. También disminuye el salario real de los profesores, lo cual redunda en una carrera poco atractiva para los jóvenes y por lo tanto comienza a bajar la calidad de los postulantes a esa profesión en las universidades. Los colegios se transforman en negocios; que se traducen en promover de curso sin realmente aprender, a un relajamiento en la disciplina y a estar guiados más por embellecer una estadística que por realmente enseñar.
CAIDA DEL PIB
El proceso de liberalización de mediados de los setenta descuidó algunos aspectos claves del manejo macroeconómico, como el cuidado de la administración de las cuentas externas (déficit en cuenta corriente), y la regulación financiera. Por ello, si bien el PIB creció a una alta tasa (8% por año entre 1977 y 1981), el proceso tuvo un desbalance externo serio (déficit en cuenta corriente de 15% en 1981) y agudos problemas en el plano financiero. Ello llevó a una alta vulnerabilidad del país, que se vio enfrentado a una crisis de proporciones en 1982 cuando el PIB cayó un 14% como respuesta al cese de flujo de capitales y la consiguiente crisis financiera.
LA BANCA ROTA
El 82 y 83 fueron malos años. El fantasma de la bancarrota se paseó por toda la estructura productiva y financiera del país. Las tasas domésticas de interés alcanzaron rangos incompatibles con la función productiva y con los retornos normales de los negocios, el poder adquisitivo de los trabajadores acusó contracciones que corrieron a parejas con la caída de los ingresos del país. Y a su vez Pocas personas entendieron que ninguna legislación laboral puede evitar que las remuneraciones bajen si la economía entra en una fuerte recesión.
MEDIDAS ECONÓMICAS
Después de dos años de fuerte incertidumbre política y económica, el país retomó la senda de crecimiento, reforzando los avances en materia de liberalización micro-económica, pero complementándolos esta vez con un estricto manejo macro- económico, que apuntó principalmente a una regulación financiera más exhaustiva, al control de los flujos de capitales de corto plazo y, finalmente, a la promoción sostenida de las exportaciones por la vía de un régimen de crawling peg en el tipo de cambio.
Así entonces, desde 1985 en adelante, el país ha seguido una estrategia tanto micro-económica como macroeconómica. En el aspecto micro, se refuerzan las normas de libre mercado realizadas con anterioridad, consolidándose el protagonismo de la empresa privada, nacional o extranjera, como el motor del desarrollo. En el aspecto macro, se le da particular énfasis a evitar que la demanda agregada crezca por arriba de niveles sustentables. Esto ha sido consolidado también con la autonomía otorgada al Banco Central desde 1990.
El proceso económico iniciado por Hernán Büchi, llevó a la transformación no sólo económico sino también de la mentalidad de los empresarios. Al mismo tiempo que el país alcanzaba buenos niveles de crecimiento, sus productos en el extranjero eran muy cotizados. La exportación de frutas y algunos productos no tradicionales como muebles finos o harina de pescado eran parte de una gama de nuevos productos de exportación no tradicional que facilitaron que el país experimentara un proceso modernizador. Chile dejó de depender exclusivamente del cobre y fortaleció la economía social de mercado.
ALGUNAS MEDIDAS IMPORTANTES
Primero, el gobierno estableció un régimen de flexibilidad laboral y evitó que el salario mínimo subiera en términos de provocar su efecto más nocivo: el desempleo de los más pobres.
Segundo, procuró una reducción de los costos de contratar trabajadores con una reforma previsional privatizadora que, además, mejoró las pensiones (AFP)
Tercero, redujo los impuestos a las empresas, lo cual estimuló la inversión y el empleo.
Cuarto, desburocratizó y suprimió trámites inútiles, como la exigencia de una cantidad de “carnets” y “permisos” entrabadores de la libre iniciativa. Este espíritu se transmitió a la administración pública y municipal.
Quinto, mediante un manejo fiscal y monetario prudente (esto último fue reforzado con la creación de un Banco Central autónomo), se logró equilibrar el presupuesto y se redujo paulatinamente la inflación de tres dígitos.
Sexto, fueron privatizadas empresas estatales y se restituyó al sector privado bancos intervenidos durante la crisis de 1982, a través del capitalismo popular, lo que permitió al Estado disponer de más fondos para el gasto social.
De este modo, Chile pudo exhibir en enero de 1990 una tasa de desempleo de la tercera parte que en 1982 (cinco contra quince por ciento) y alcanzó ya en 1988 tasas de crecimiento anual superiores al siete por ciento (10% en 1989.) No extrañó, entonces, que se empezara a hablar del “jaguar chileno” y de la “economía estrella de América Latina”.
DECISIONES CON HISTORIA
1981 - 1983 ODEPLAN crea los programas de empleo PEM (Programa de Empleo Mínimo) y POJH (Programa de Obras para Jefes de Hogar.)
1981 Creación del sistema ISAPRE.
1981 Luis Danús, ministro de economía, anuncia la devaluación de la moneda y el precio del dólar salta a 46 pesos (junio)
1982 El ministro de Hacienda Rolf Lüders interviene los principales bancos.
1985 Comienza la segunda ola privatizadora de empresas públicas, destacando el traspaso de Endesa y Chilmetro.
1985 Hernán Büchi decreta rebaja de aranceles e impulsa la conversión de deuda externa.
1986 Tras la crisis del año 1982-83 se dicta una ley de Bancos, que permite a estos crear filiales si bien se fijan severas normas sobre créditos relacionados.
1989 La ley Orgánica del Banco Central consagra autonomía técnica y patrimonial de la institución.
CHICAGO BOYS
El proyecto económico: el neoliberalismo
Cuando los socialismos reales estaban en auge, Milton Friedman, fue casi el único intelectual que se atrevió a cuestionar cada una de las teorías del “padre” de la economía del siglo XX, Lord Maynard Keynes. Cercano a las ideas del partido republicano norteamericano, también trabajó como asesor durante los gobiernos de Richard Nixon y Ronald Reagan. Fue profesor de varias generaciones de chilenos que durante los años setenta hicieron postgrados en la escuela de economía de la Universidad de Chicago, éstos regresaron al país y transformaron, con la anuencia de Pinochet, el centralizado y estatista sistema económico nacional.
Este grupo de economistas chilenos (los “Chicago Boys”) fue el encargado de implementar el programa económico de la junta a partir de 1975. Las principales figuras de los “Chicago Boys” eran los economistas Sergio de Castro (ministro de economía desde abril de ese año), Álvaro Bardón y el ingeniero Hernán Büchi. Se buscaba la transformación radical del sistema económico nacional, cambios que estaban dirigidos, en el corto plazo, a disminuir el gasto fiscal, permitir la apertura comercial a través de la rebaja de aranceles y combatir la inflación. La meta última era la consecución de una economía de libre mercado en Chile.
Recién en 1986 se comenzó a visualizar el éxito del sistema económico; comienza a crecer la productividad, a mejorar el nivel de vida y finalmente a disminuir la cesantía. Este éxito económico se basa en el uso de la iniciativa privada en la ejecución de empresas, en la libre competencia de precios y en un control del Estado en garantizar la calidad de los productos y en evitar los monopolios. Además el Estado se reserva para sí, las riquezas mineras. Así el Estado maneja el 45% del producto y los particulares el resto. La eficiencia industrial aparece en Chile, y también su gran consecuencia: la capacidad exportadora.
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Enviado por: | Travelcruz |
Idioma: | castellano |
País: | Chile |