Sociología y Trabajo Social


Condiciones sociales


Asignatura:

La República Dominicana Hoy

Curso:

4to. de Bachillerato A

Tema:

Fecha:

Lunes 4 de diciembre del 2000

Presentado por:

Durante ese periodo se modernizaron los servicios siguientes: las principales vías de comunicación del país, se ampliaron las redes eléctricas, la comunicación telefónica y la dotación de agua potable también se ampliaron, se crearon numerosos nuevos empleos, creció la escolaridad, entre otros.

Durante la década de los ochenta el país enfrentaba una crisis económica sin precedentes. En este contexto, la sociedad experimentó cambios substanciales en su modelo, de ser una economía basada en la productividad agrícola, se concentró en actividades urbanas de servicios. A finales de la década, la mitad de la población tenía ingresos por debajo de la línea de la pobreza, el 25% de la misma se encontraba en situación de indigencia. Más del 60% de los dominicanos no tenían acceso a los servicios públicos, además de tener un nivel de desempleo que alcanzó al 25% de la PEA (Población Económicamente Activa).

Como en otros países latinoamericanos al iniciarse los noventa, el gobierno dominicano inició la implementación de un programa económico integral con el objetivo de consolidar los logros de estabilización macroeconómica, profundizar el proceso de ajuste estructural (con el apoyo financiero de la Facilidad Ampliada de Ajuste Estructural del FMI), intensificar aún más los esfuerzos para la consecución de la viabilidad externa, a partir del control de factores internos. El énfasis del programa se concentra en una mayor reducción del sector público, el desarrollo de condiciones propicias para la inversión privada, la creación de empleo productivo, el alivio de la pobreza y el mejoramiento de la administración de los recursos naturales. En lo externo, incrementar las reservas de divisas, equilibrio en la balanza comercial y corrección del déficit en la balanza de pagos.

Por otra parte, con el agotamiento del modelo de sustitución de importaciones y el predominio de políticas destinadas a fortalecer el turismo y las zonas francas se registra un estancamiento y disminución del sector industrial y del agropecuario. Como consecuencia de la disminución de la actividad agropecuaria se genera una alta tasa de desempleo rural forzando una migración campo-ciudad de la fuerza de trabajo, que no es absolutamente absorbida por nuevas actividades económicas, engrosando de esta manera el ya creciente sector informal de la economía interna.

En término de indicadores macro económicos, la economía dominicana ha experimentado una mejora sustancial. De 1991 a 1995 el PBI dominicano a precio de 1970 creció a una tasa de 1.22% y en términos Per Cápita Real tuvo un crecimiento de 1.13%. En junio de 1997 el PBI alcanzó un crecimiento de 6.9%, superando con 0.5 puntos la tasa de crecimiento registrada el año anterior. En este resultado incidió el dinamismo de sectores de comunicación, (16.6%), construcción (16.1%), electricidad y agua (11%), hoteles y restaurantes (9.5%), transporte (8.1%), comercio (7.9%) y manufacturas (5.8).

De acuerdo a estimaciones de la Oficina Nacional de Planificación (ONAPLAN), en 1996, aproximadamente el 56% de los hogares dominicanos, viven en condiciones de pobreza y el 19% se encuentra en situación de pobreza extrema. El número de personas en condiciones de pobreza extrema sería de 1,619,399. Los indicadores económicos y sociales señalan que en el último período se registra una fuerte tendencia al aumento de las desigualdades y falta de equidad, proceso que tiene su expresión directa en las condiciones de vida y de salud de la población dominicana.

A esta situación se suma el descuido del medio ambiente, ya que el desarrollo de actividades económicas en la República Dominicana, incluyendo el desarrollo de la industria turística y de zonas francas, se ha llevado a cabo, en su mayoría, sin contemplaciones en cuanto a su preservación. Sólo en los últimos años se han comenzado a institucionalizar los mecanismos de control ambiental.

En conclusión, los diferentes modelos económicos de la República Dominicana han logrado un crecimiento macro-económico que no se corresponde con los parámetros de la sostenibilidad del desarrollo. Sin embargo, la tendencia actual es hacia el reconocimiento de la importancia de conservar la base de recursos para perpetuar el desarrollo económico.

Desigualdad social:

El reparto social de bienes y servicios fue muy desigual, favoreciendo mayormente a las élites y a algunos estratos de la clase media, a costa del empobrecimiento generalizado del campesinado y los trabajadores asalariados rurales y urbanos.

Por ejemplo, entre 1966 y 1978, se verificó una excesiva concentración del ingreso per cápita en los grupos privilegiaos protegidos por el Estado mediante contratos, préstamos y exoneraciones. En cambio, los sueldos y salarios de los trabajadores permanecieron estancados a muy bajos niveles; a la vez, el gasto social el gobierno en salud y educación fue muy limitado.

De hecho, en ese tiempo la pobreza se convirtió en uno de los problemas más preocupantes del país, afectando una proporción cada vez mayor de sus habitantes, tanto del campo como de los centros urbanos.

Conforme a los resultados de distintos estudios oficiales, en 1976, el 49% de la población dominicana tenía ingresos per cápita por debajo de la línea de la pobreza, mientras que el 6% de los habitantes controlaba el 43% del ingreso total que se generaba en el país.

Igualmente se estimó que, entre 1960 y 1976, los ingresos el campesinado eran equivalentes a la mitad de los que percibían los trabajadores urbanos.

Población:

La RD tuvo una elevada tasa de crecimiento demográfico durante el decenio de 1960, un promedio de 3.0% anual. Se calcula que la población en 1970 era de 4.1 millones de habitantes. En comparación, en 1950 la población era de 2.1 millones. El Centro Latinoamericano de Demografía CELAE estimó la tasa bruta de natalidad en 48.5 nacimientos vivos por 1,000 habitantes (Promedio de los años 1965-1970)

Según la información preliminar del censo de 1970, en la última década sólo hubo pequeñas modificaciones en la composición por edades de la población. Aproximadamente el 48% tenía 15 años o menos (tal vez el porcentaje más alto en toda América Latina), mientras el 50% se encuentra en los años productivos (15 a 64).

Desarrollo urbano:

Según el censo de 1970, la RD tenía una población urbana de 1,818,190 personas o aproximadamente el 43% de la población total. La capital y Santiago tuvieron un gran crecimiento demográfico en el periodo intercensal 1960-1970, más del 6.1% anual.

En los últimos años, todos los organismos oficiales participaron en la construcción de viviendas. Además, existía un sector privado de construcción muy activo; el sistema de ahorro y préstamo que, en 1971, contaba con 50,000 afiliados en 11 asociaciones, financió la construcción de 4,394 unidades en 1969-1972.

Las dos ciudades más importantes han experimentado en los últimos años una proliferación desmesurada de poblaciones espontáneas. Aunque no se dispone de cifras exactas, se calculó que en SD y Santiago el número de precaristas excedía el 20% de la población total.

Desarrollo rural:

En 1962 se promulgó una ley de reforma agraria y se estableció el Instituto Agrario Dominicano (IAD) para distribuir las tierras públicas, crear unidades de producción eficientes consolidado los predios pequeños y conceder asistencia técnica y crédito a los pequeños agricultores con ingresos reducidos. Las tierras se redistribuyeron a los campesinos que carecían de ellas teniendo en cuenta factores tales como el número de hijos, la edad y el domicilio del beneficiario. Entre 1968 y 1972 el IAD distribuyó unas 60,000 hectáreas de tierras a 11,261 familias.

En 1968 se comenzó un plan nacional de abastecimiento de agua a las zonas rurales, mediante el cual se pretendía construir 650 sistemas de agua que beneficiarían a 600,000. A finales e 1972 ya estaban funcionando 161 de estos sistemas que proporcionaban servicio a 226,000 personas y cuyo costo de construcción ascendía a $6.5 millones.

Según el censo de 1970, la RD tenía una población rural de 2.4 millones de habitantes, de los cuales unos 600,000 recibían servicio eléctrico. De 1968 a 1971, se extendieron los servicios de electricidad a 71 comunidades rurales.

A pesar de todo este desarrollo, la persistencia de bajos salarios, junto a la escasez de tierras, la desatención oficial y las difíciles condiciones de comercialización imperantes en el campo, agudizaron la crisis agrícola y la descomposición del campesinado.

Como resultado de este proceso, la producción agraria de alimentos para consumo diario decayó notablemente. Se encareció el costo de la vida, afectando sobre todo a los sectores de más bajos ingresos, a tal punto que, a mediados de los años 70, el 75% de la población dominicana estaba subalimentada.

La marginalidad urbana:

La pobreza o marginalidad es la circunstancia económica en la que una persona carece de los ingresos suficientes para acceder a los niveles mínimos de atención médica, alimentos, vivienda, ropa y educación.

La pobreza relativa es la experimentada por aquellas personas cuyos ingresos se encuentran muy por debajo de la media o promedio en una sociedad determinada. La pobreza absoluta es la experimentada por aquellas personas que no disponen de los alimentos necesarios para mantenerse sanos. Sin embargo, en el cálculo de la pobreza según los ingresos también hay que tener en cuenta otros elementos esenciales que contribuyen a una vida sana. Así, por ejemplo, las personas que no pueden acceder a una educación o a servicios médicos deben ser considerados en situación de pobreza aunque dispongan de alimentos.

Las personas que, por cualquier razón, tienen una capacidad muy por debajo de la media para ganar un salario es probable que se encuentren en situación de pobreza. Históricamente, este grupo viene formado por personas mayores, discapacitados, madres solteras y miembros de algunas minorías. Hoy en Occidente, un sector considerable de población en situación de pobreza (el 30%) está constituido por madres solteras con hijos. Esto no se debe únicamente a que las mujeres que trabajan fuera de casa suelen ganar menos que los hombres, sino fundamentalmente a que una madre soltera tiene dificultades para poder cuidar a sus hijos, ocuparse de su casa y tener unos ingresos adecuados al mismo tiempo. Otros grupos son los discapacitados con personas a su cargo, familias numerosas y otras en las que el cabeza de familia está en situación de desempleo o tiene un salario mínimo.

La falta de oportunidades educativas es otra fuente de pobreza, ya que una formación insuficiente conlleva menos oportunidades de empleo.

Gran parte de la pobreza en el mundo se debe a un bajo nivel de desarrollo económico. China e India son ejemplos de países superpoblados en vías de desarrollo en donde, a pesar de la creciente industrialización, la pobreza es notoria. El desempleo generalizado puede crear pobreza incluso en los países más desarrollados. La crisis de 1929 empobreció a millones de estadounidenses y europeos durante la década de 1930. Lógicamente las fluctuaciones económicas menos graves, denominadas recesiones, causan un aumento menor del índice de pobreza.

Decenas de miles de personas en situación de pobreza fallecen cada año a causa del hambre y la malnutrición en todo el mundo. Además, el índice de mortalidad infantil es superior a la media o promedio y la esperanza de vida inferior.

Parece inevitable que la pobreza esté, según los criminólogos, vinculada de una forma estrecha al delito, aun cuando la mayor parte de los pobres no son delincuentes y estos últimos no suelen sufrir graves carencias. Otros problemas sociales, como las enfermedades mentales y el alcoholismo, son más habituales, debido a que son causas y efectos de la escasez de recursos económicos y de una atención médica inadecuada.

La pobreza ha sido considerada como indicador de desigualdad de clase social y sexo en las sociedades industriales, en donde las mujeres que viven solas y las familias de clase baja presentan el nivel más bajo de pobreza. Asimismo, ha sido considerada como un indicador de trato económico desigual entre los países desarrollados y en vías de desarrollo, estando la riqueza acumulada en los primeros y la pobreza en los segundos, lo que forma la denominada línea norte-sur.

En términos generales, la población marginal sobrevive bajo condiciones de pobreza extrema. Sus miembros adultos carecen de una ocupación definida e ingresos fijos o estables.

A finales de los años 70, alrededor de un tercio de la población de Santo Domingo residía en barriadas marginales, tales como El Caliche, La Ciénaga, los Tres Brazos, Los Angeles y otras.

En contraste a las condiciones de vida referidas durante el período estudiado, las élites dominicanas consolidaron su posición económica, desplazando al Estado en la dirección de la economía nacional, sobretodo el sector industrial y financiero.

La población rica adoptó estilos de vida propios de los países desarrollados, estableciéndose en barriadas exclusivas, como Cuesta Hermosa, Altos de Arroyo Hondo, Cerros de Gurabo, etc.

A las élites tradicionales se sumaron nuevos miembros procedentes de la burocracia estatal y otros sectores económicos. Para legitimar su estatus social, los nuevos ricos fueron imponiendo otros valores sociales, potenciando el afán de lucro en desmedro del interés general y un estilo de vida que se caracteriza por el consumismo, el lujo y la ostentación.

Las clases medias y ciertos componentes de los sectores populares pasaron a identificarse con estas nuevas mentalidades, para las que el éxito parece ser el norte de sus vidas.

Las migraciones internas:

La población de un país no tiene una ubicación estable. Se mueve constantemente de un lugar a otro. En cada área geográfica hay determinados puntos de atracción en torno a los cuales se ha concentrado la población. Al movimiento de la población de un área a otra se denomina migraciones internas. La población de nuestro país se mueve principalmente de la zona rural a la urbana, hacia las grandes ciudades: Santo Domingo, y Santiago. Detrás de estos movimientos migratorios está el deterioro en la calidad de la vida en el campo y las localidades pequeñas. En el campo, estimula el fenómeno migratorio, el predominio de una estructura minifundista, el subempleo, el bajo nivel de ingreso y la deficiente infraestructura de servicios. A las migraciones internas puede atribuirse el extraordinario crecimiento demográfico de Santo Domingo, las encuestas más recientes señalan que más de un 90% de los residentes en los barrios marginados proceden del interior del país o del campo en particular. La capital absorbió en 1970 un 89% de los saldos migratorios positivos y un 81% de los saldos migratorios positivos netos.

Las migraciones campo-ciudad explican el rápido crecimiento de la población urbana en 1920 representaba un 18% y ya en 1981 aproximadamente un 52%. Hoy casi se acerca en casi un 60%.

Se estima, que uno de cada dos habitantes de la ciudad capital, procede del campo.

Los datos sobre inmigración y emigración en cada provincia derivados de un censo cualquiera presentan el inconveniente de que no permiten establecer períodos de referencia durante los cuales se han producido los movimientos migratorios, ya que la fecha en que se movió cada persona no está determinada. De manera que las cifras acerca de los volúmenes y saldos migratorios obtenidas de un censo reciente pueden proporcionar una imagen falsa de las tendencias migratorias en los últimos años, a causa del efecto acumulado de los movimientos ocurrios en épocas anteriores.

Efectuando las diferencias entre los inmigrantes en 1960 y 1970 por un lado y los emigrantes empadronados en las mismas fechas por el otro, previa aplicación a los migrantes registrados en el primer censo de una probabilidad de supervivencia durante el decenio, es posible obtener para cada provincia una estimación de los movimientos migratorios que la afectaron en el período intercensal.

Las causas fundamentales de esta gran migración de la zona rural a la zona urbana son varias: en primer lugar está el problema de la tenencia de tierras. La mayoría e nuestros campesinos no poseen tierra y si la tienen son minifundios que no les permiten producir el sustento necesario para ellos y su familia. Así vemos como en 1981 el número de fincas de 8000 tareas y más era de sólo un 1.8%; entre 80 y 800 eran de 16.5%, mientras que los de menos tareas de 80 era un total e 81.82%.

Por otra parte, están los problemas de las injustas condiciones de trabajo del hombre del campo y de los bajos niveles de vida en la zona rural en cuanto a: vivienda, salud, educación, servicios eléctricos y sanitarios, comunicación, diversiones.

Otro hecho que agrava aún más la situación es la poca posibilidad de empleos que hay en la zona rural, ya que el comercio y la industria están concentrados en la zona urbana.

La migración que se efectúa desde la zona rural a la zona urbana ocasiona problemas en ambas zonas.

En la zona rural se observa la disminución de la producción, el desarraigo del hombre del capo a su medio, entre otras cosas.

En la zona urbana aumenta el índice de desempleo y subempleo, aumentan los problemas de vivienda, educación, servicios sanitarios, agua potable, recogida de basura, electricidad, etc.

Por otra parte, en la zona urbana también aumentan considerablemente los barrios marginados, especialmente en la ciudad de Santo Domingo, ya que las personas que se trasladan a las grandes ciudades carecen de trabajo y por tanto, de los medios para pagar el alquiler de casa; por ello, se ven obligados a construir en zonas o terrenos del Estado o del Ayuntamiento que no reúnen condiciones ni físicas ni de servicios para ser urbanizados. Por ejemplo, en barracones, en hoyos, en las orillas de ríos y próximos a industrias con problemas de contaminación, etc.

Las migraciones hacia el extranjero también ocasionan problemas al país. Por ejemplo, el país pierde recursos humanos valiosos en la mayoría de los casos.

Educación:

Basándose en el censo de 1970 se calculó en ese año una tasa de alfabetización entre la población de 15 años y más aproximadamente el 67%; en 1960 la proporción era del 60%. La matrícula primaria para el año 1970-1971 fue de 756,000 alumnos, o sea un 10% más que la de 1968-1969. En el mismo periodo, la matrícula de la enseñanza intermedia se elevó un 22%, pasando de 88,6000 a 108,000 alumnos.

En 1971 se inscribieron 29,000 estudiantes en las instituciones e enseñanza superior, en comparación con la matrícula de 11,000 alumnos en 1968. El gran aumento de la matrícula se debe al esfuerzo concertado para lograr más recursos humanos con instrucción universitaria. De las seis instituciones de tipo universitario, sólo la UASD fue fundada antes de 1962. La UASD experimentó el mayor aumento en la matrícula; de 7,328 alumnos en 1968 pasó a 23,028 en 1971.

Salud:

Entre 1960 y 1971 la tasa general de mortalidad de la RD bajó de 9 defunciones por 1,000 habitantes a 6.1 aproximadamente, según información oficial. Aunque al tasa de mortalidad urbana por 1,000 habitantes fluctuó entre 8.4 y 9.4 en 1968-1971, la tasa rural se redujo de 5.6 a 3.6. La disminución de esta última década quizá se deba a la mejoría en los servicios sociales y de salud. En 1960-1971 la mortalidad infantil el país bajó de 100 a 40 defunciones por 1,000 nacimientos vivos; este hecho puede atribuirse a la disponibilidad de mejores servicios de cuidado pre y postnatal y al mejoramiento general de la infraestructura social.

Seguridad social:

En 1971 el Instituto de Seguros Sociales proporcionó protección en los casos de invalidez, vejez, muerte y maternidad a unos 150,000 obreros y riesgos de accidentes y enfermedades en el trabajo a unos 162,000. Unas 6,000 personas recibieron pensiones en 1971.

Compendio del panorama político desde 1965 hasta la actualidad:

Después de la revolución de abril de 1965, entró a formar parte de nuestra historia política, el gobierno provisional de Héctor García Godoy, quien prepara el terreno para las elecciones de 1966, siendo ganadas por el Dr. Joaquín Balaguer, el cual se reelige sucesivamente hasta 1978.

En el período de los “12 años” de Balaguer, la liberta de expresión fue silenciada con la muerte de varios periodistas y algunos lideres izquierdistas, como Orlando Martínez. Existía una organización paramilitar llamada “La Banda”, compuesto por desertores de los partidos de izquierda y matones profesionales pagados con fondos de los organismos de inteligencia militar. Este grupo estaba dirigido por el conocido líder reformista Ramón Pérez Martínez, alias “Macorís”, quien paradójicamente se convirtiera, años después en administrador de la extinta Corporación Dominicana de Electricidad (CDE), hoy EDENORTE y EDESUR, acabando con SITRACODE (Sindicato de Trabajadores de la Corporación Dominicana de Electricidad), uno de los grupos sindicales más organizados del país.

“La Banda” se encargó de desaparecer todo aquel contrario al régimen. Fue idea original de los altos jefes militares del gobierno de Balaguer, como son: Ramón Emilio Jiménez y Rafael Pérez y Pérez.

Durante ese período ocurrió un hecho trascendental en nuestra historia que lo fue el desembarco de Playa Caracoles donde desembarcó el líder indiscutible de abril de 1965: Francisco Alberto Caamaño Deñó y otros compañeros constitucionalistas. Caamaño fue apresado vivo y muerto vilmente en manos de los altos mandos militares. El terror y la angustia se apoderaron de la población en general.

En términos sociales, no todo fue negativo. Las grandes obras de infraestructura dirigidas a la clase media baja, avenidas como la 27 de febrero y otras edificaciones de igual importancia, constituyeron la tónica de este período de gobierno.

En 1978, toma el poder el representante perredeísta Antonio Guzmán. Su mayor logro fue la despolitización de las Fuerzas Armadas y el florecimiento total de la agricultura, cuyo titular lo fue el actual presidente de la república, Ing. Agrónomo Hipólito Mejía.

Lamentablemente, el final de este gobierno fue trágico por el suicidio e Don Antonio el 4 de julio de 1982, producto de la corrupción y del alejamiento de sus más allegados, práctica esta que es común en las postrimerías de los gobiernos. Le sucedió por un período de 43 días su vicepresidente, el extinto Lic. Jacobo Majluta.

De 1982 al 1986 se produce el gobierno del Dr. Salvador Jorge Blanco, de la misma tendencia ideológica de Don Antonio Guzmán, aunque era enemigo acérrimo de este último, producto de las tendencias e intereses particulares de nuestros políticos. Durante ese período se negoció con el Fondo Monetario Internacional, organismo que impusiera una serie de restricciones económicas que provocó la insurrección del pueblo dominicano, el 24 de abril de 1984, terminando con la matanza de más de 70 dominicanos.

El gobierno de Jorge Blanco se ha considerado como el más corrupto en términos económicos, prueba de ello fue el sometimiento y posterior condena del presidente de la República, el cual fue hecho prisionero y liberado por alegados motivos de salud.

Aunque fue condenado, Jorge Blanco no cumplió su condena pese a todos los esfuerzos de su mayor acusador el abogado y jurista Marino Vinicio Castillo, alias “Vincho” y hoy esas páginas de la historia se le dio un borrón y cuenta nueva, a l ser amnistiado por el gobierno del actual presiente de la república.

Los 10 años posteriores, del 1986 al 1996 recayeron una vez más en quien ha sido 6 veces presidente de este país, considerado uno de los hombres más inteligentes políticamente y nosotros agregamos, más maquiavélico de la historia dominicana, aún más que Trujillo, porque él fue el artífice y soporte intelectual del tirano: el Dr. Joaquín Balaguer Ricardo.

Este período de gobierno fue menos dramático que el de los “12 años”, pero es de todos conocido que estos 3 períodos los ganó de manera fraudulenta; especialmente el último, que fue recortado a 2 años, arrebatándole el triunfo al líder indiscutible de masas el extinto Dr. José Francisco Peña, y que paradójicamente nunca pudo alcanzar la más alta magistratura del estado.

Peña Gómez fue nueva vez candidato por el PRD en el periodo 1996-2000, convirtiéndose en el político más votado de la R.D. pero una vez más vencido por las artimañas del Dr. Balaguer, quien firmó el llamado “Frente Patriótico” y que le dio la victoria al candidato del PLD, Dr. Leonel Fernández. El tiempo aún es virgen para analizar su gobierno. Para muchos fue una buena administración, para otros el gobierno que se olvidó de los pobres y por esta razón se le dio el mote de los coméoslos.

Las denuncias de corrupción de este gobierno se campean hoy en la administración de Hipólito Mejía, pero será la historia y el tiempo quien tendrá las últimas palabras.

La sociedad en la actualidad:

Aún cuando el país refleja índices de crecimiento económico, el impacto de estas actividades en el desarrollo y calidad de vida de la sociedad dominicana no ha sido equitativo.

En los últimos años, el país ha producido una serie de cambios importantes en los aspectos legales e institucionales. Se ha realizado la reforma tributaria y arancelaria, se aprobó un nuevo Código Laboral, y un nuevo Código Monetario-Financiero, además están en el Congreso propuestas de Ley de Inversión Extranjera y Ley de Energía.

En lo referido al sector social, se ha realizado un amplio proceso participativo para la reforma de la educación, mediante la elaboración e implementación del Plan Decenal de Educación. En el sector de Salud vienen realizándose esfuerzos para la modernización del Sistema Nacional de Salud y la aprobación de la Ley General de Salud. Por otro lado, se ha formulado un Plan Nacional de Desarrollo Social y se opera un Fondo de Compensación Social conocido como Fondo para la Promoción de las Iniciativas Comunitarias. Las asignaciones presupuestarias para los renglones salud y educación han sido significativamente incrementadas para el año 1998.

En el ámbito de la descentralización, se han creado los Consejos de Desarrollo Provinciales, con la finalidad de promover la formulación de planes de desarrollo basados en la participación de los diferentes sectores y actores municipales y provinciales.

Además, se ejecuta, con el apoyo del PNUD, un Programa Sub-regional de Desarrollo Humano Sostenible y se trabaja en la formulación de la Estrategia y Programa Nacional de Desarrollo Sostenible mediante el trabajo que realiza la Comisión de Seguimiento a los Acuerdos de la Cumbre para la Tierra, con el apoyo del proyecto Programa 21 Nacional.

Así mismo, se ha iniciado un proceso de reforma de la justicia, del sistema administrativo y presupuestario. En la agropecuaria, la industria, y el comercio existen propuestas específicas para la modernización y adecuación de estos sectores a la globalización y la competencia.

En febrero y marzo de este año se llevó a cabo el Diálogo Nacional, donde se discutieron y acordaron cerca de 2,000 propuestas que definen la voluntad de la nación, en aspectos tales como las políticas sociales, políticas económicas, medio ambiente, políticas internacionales, entre otras.

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Tras aproximadamente 30 años de políticas de estabilización y ajuste estructural en Centroamérica y la República Dominicana, se plantea la urgente necesidad de recuperar la dinámica de inversiones y crecimiento anterior a la década de los ochenta. Sin embargo, las dificultades de balance de pagos y de acumulación de deuda externa que dieron lugar a la crisis de ese período y, más recientemente, la vulnerabilidad coyuntural asociada a los abundantes flujos de capital externo de corto plazo, han generado una discusión sobre la sostenibilidad del crecimiento. El análisis empírico sugiere que los países con altas tasas de ahorro registran también altas tasas de crecimiento del producto.

Economía:

En la década de los años 70, la base económica del país estaba fundamentada en la exportación de productos agrícolas, principalmente azúcar, café, cacao y tabaco. Este modelo agro-exportador fue disminuyendo significativamente con el surgimiento del modelo basado en los servicios (zonas francas y turismo) registrándose una tasa acumulativa anual de 18.5 % entre 1977 y 1986.




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Idioma: castellano
País: República Dominicana

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