Literatura


Cinco horas con Mario; Miguel Delibes


Índice

Preguntas para contestar Pág. 2

Morfología y tipología de los actantes

-delimitar con precisión los rasgos funcionales de cada uno, apoyándose en algunas tipologías clásicas;

-precisar si pertenecen a tipos fijos -el avaro, el héroe bueno, el criado astuto...- propios de los cuentos populares y/o del mundo de la comedia tradicional;

-precisar si tienen dinamicidad psicológica existencial y complejidad que les aleja de una tipología preestablecida, lo que permitirá un enfrentamiento real con el microcosmos que les rodea (ejemplo, frente al héroe en libertad romántico, el héroe naturalista determinado);

-ver si el actante es un individuo o una colectividad;

-ver la presencia de su sexo: delimitar es la posible relación de los demás personajes en función de su condición de hombre o de mujer y la actitud del narrador frente a él; cuáles son sus atributos sexuales...

-físicos, psicológicos.

Carmen:

Es la protagonista principal de la historia. Carmen Sotillo es la esposa de Mario, y, además, quien relata la historia. Físicamente el libro no nos delata muchos aspectos, aunque sí se menciona en varias ocasiones la belleza de su generoso pecho. También se hace referencia al hecho de que tener tantos hijos le estropeara el cuerpo. Psicológicamente se puede apreciar el sentimiento de frustración con que acompaña cada una de sus palabras, por diversos motivos, entre los cuales, que considera que su marido no sólo no ha demostrado comprensión hacia sus ideas, sino tampoco hacia sus necesidades; siempre le ha molestado que Mario no la tuviera en cuenta. No hay mucha comunicación entre los esposos, e incluso su mujer pretende ser escuchada frente al cuerpo inerte de Mario. Ella tiene su sistema de valores fundado en el éxito que da una buena posición, y realiza un rechazo absoluto de todo el sistema de valores y creencias de Mario. Se opone a todas las reformas sociales apoyadas por su marido. Guardar las apariencias parece ser el tema fundamental que agobia a la viuda. Alguna de las cosas que más le afectaron fue en la noche de bodas, en la que no tuvieran relaciones en la noche de bodas, y ella lo siente como una humillación que no podrá olvidar mientras viva. Otra es el hecho de que Mario no le quisiera comprar un coche, que ella tanto deseaba. Le gusta repartir la limosna directamente a los pobres para verlos expresar su gratitud y para asegurarse de que sólo los que la merecen, la reciben. Hay que mencionar que Carmen es una persona hipócrita, le da mucha importancia a las apariencias, egocéntrica, fascista y pagada de sí misma. Quiere imponer sus valores y creencias a sus hijos, y se queja de de tener que llevar ella sola todo lo referente a la casa y al cuidado de los hijos, sin ninguna ayuda por parte de su marido, y de que Mario nunca la tratase como una mujer, de hecho, incluso le fue infiel. Todo ello es analizado por Carmen, quien posteriormente, se lo reprocha a su marido ya fallecido.

Fragmentos de Menchu

  • Es una mujer de ideas reaccionarias, que nos transmite en un principio una impresión de mujer cálida, cordial y entrañable. Aunque Carmen tenga intransigentes convicciones políticas y religiosas, es evidente que desde el punto de vista humano Carmen es una mujer buena que ha sacrificado su vida por su familia y por un marido al que no quiere. Al analizar sus diálogos, se presenta como una mujer inculta por falta de una instrucción adecuada, pero disfrazada por su condición de niña bien subordinada a los convencionalismos de clase “…que si virgen fui al altar…”, sus buenos modales y su `cierta' clase social. Representa a la típica fiel exponente de la hipocresía y la cursilería del señoritismo provinciano, sin blanca y sin talento, situación ésta muy difícil de llevar por una mujer frustrada e insatisfecha.

  • Es despótica hasta el punto de que rechaza cualquier idea democrática. Incluso desprecia los derechos más básicos que ni siquiera comprende: “…que libertad de expresión, ¿puede saberse para qué la quiere? ¿Quieres decirme qué pasaría si a todos nos dejaran chillar y cada cual chillara lo que le viniera en gana?…”, “y es que un país es como una familia, lo mismito, quitas la autoridad y ¡catapum!, la catástrofe…”.

  • Sin embargo queda claro que Carmen es una mujer muy creyente: “…que aún me duelen las rodillas de rezar, que se me deformaron y todo…”.

  • Menchu se autorretrata como una mujer reprimida sexualmente “pues para lo que se hacen esas cosas, pedazo de alcornoque, para matar el tiempo, a ver, para que se pase sin sentirlo, de eso se trata, vamos, creo yo”. Otro hecho que la define de `antigua' es que defiende al hombre por encima de la mujer en un ejemplo claro de la antigua supeditación de la mujer al hombre: “…Una mujer es un ser indefenso, Mario, necesita que la dirijan…”.

Desde una perspectiva colectiva (simbólicamente), M.ª Carmen representa a la España defensora de las ideas `nacionalistas'. Clasista, odia a los intelectuales y para ella no hay más que una idea de España (hasta la Inquisición le parece justificada “una poquita de Inquisición nos está haciendo buena falta, créeme.” ).

Ve la vida como algo ya escrito que gira sobre unas directrices que no se deben quebrantar, cada cual donde le corresponde, y cada uno a cumplir con lo que le dictan los convencionalismos o el Señor.

Mario Díez:

Es el protagonista secundario decorativo y el marido de Menchu. Físicamente no se le describe mucho, solo hay pequeños comentarios de que era muy “blanquito” de piel y poco atractivo.

Es la antítesis de su mujer. Debido a las evocaciones de su esposa, se nos presenta como un hombre honesto e íntegro, con gran conciencia moral, que pretende ser caritativo y dar el amor al prójimo que propugna el mensaje evangélico (Mario solía leer la Biblia). Era bueno, tenía un puritanismo excesivamente ingenuo, carecía de experiencia en materias sexuales y amorosas (noche de bodas y la declaración de amor) y era muy intransigente en cuestiones económicas. También era raro, justo, desorientado e inseguro. Pasó su vida entera haciendo el bien a los demás sin apenas conseguirlo. Fue un buen profesor de instituto amigo de los pobres y defensor de los débiles. Velaba por la igualdad y la justicia pero era incapaz de transigir y comprender con el fin de conseguir una armoniosa convivencia conyugal.

Carmen define a su marido como un hombre adúltero, pues no en vano parece que mantenía una relación con su cuñada Encarna. Este hecho no lo podemos ver justificado, pero entendemos su óptica del típico varón oprimido en su casa y en el exterior, que no encuentra la comprensión y el amor que necesita.

Mario, pese a su carácter nervioso, vivía en la luna, en la `inopia', como ella decía. Por eso se despreocupaba de los asuntos familiares y vivía centrado en su trabajo y en sus aficiones. Su desorientación le llevó a una fuerte depresión nerviosa durante años que seguramente le llevó a la muerte.

Mario Díez era el perfecto arquetipo del intelectual progresista que teoriza y no resuelve nada. Mario fue un periodista polémico (colaboraba en “El Correo”), un novelista sin éxito y se descubre como un verdadero cristiano que lucha por la democracia y que se encuentra oprimido tanto en casa (con Menchu) como fuera (dictadura o democracia). Mario se englobaría dentro de ese grupo de intelectuales de posguerra que, por defender sus ideales `progresistas', tuvieron que someterse y/o exiliarse, -en el mejor de los casos-, o morir bajo la dura represión del régimen dictatorial que asediaba nuestro país. Mario y Carmen habían estado casados sorprendentemente durante veintitrés años. Ella soportaba todo el peso de llevar un hogar y de educar a los niños mientras que Mario, en la `inopia' (anteriormente comentado), se limitaba a trabajar, escribir y a tertuliar con sus colegas también `progresistas'. Hacía el bien para los demás pero era incapaz de hacer nada práctico para los suyos. La `infelicidad' se debió a una oposición total entre ambos en todos los aspectos: en la educación, en el amor, en el sexo, en la literatura, en la política…

En resumen, Mario es de esas personas que buscan un mundo mejor, donde no haya opresión, ni pobreza… ni desigualdad, en definitiva. Llevando una vida austera, comprometida con los demás, de duro trabajo para conseguir el sustento diario, y de lucha eterna por arreglar el mundo… Una concepción de la vida mal vista durante el régimen franquista, que no se rinde ante el organismo opresor en busca de un mañana mejor. Simbólicamente el protagonista masculino de la obra representa la ideología contraria a la de su esposa (que incluso lo llega a calificar de “rojo”). Mario mira al futuro con ansias e ideales de conseguir la equidad, la justicia, y en definitiva la felicidad que viene dada por la libertad y por la paz…

Valentina:

Representa al co-protagonista de la historia. Es la mejor amiga de Carmen, se queda con ella cuando la gente se va del velatorio. Es su confidente, una persona de fiar. Menchu la describe como un “Sol” y un cielo de chica con muchas ocurrencias y que se cuida mucho. De hecho, Carmen menciona varias veces el hecho de que iba una vez a la semana a limpiarse el cutis y la dejaban estupenda. Tiene sentido del humor y es muy atractiva, hecho que provocaba que se fijasen en ella por la calle, motivo por el cual a Carmen le gustaba ir con ella a pasear. Y lo más importante para Carmen era que poseía dinero.

Mama:

La madre de Menchu representa la idealización. Con el término “mama” hace referencia Carmen a su madre. Era su modelo a seguir. De este personaje se extrae el pensamiento que tenía la viuda sobre lo innecesario de los estudios en una mujer, incluso consideraba que eran perjudiciales. Su madre era una verdadera señora, de aspecto señorial y elegante. Pensaba que a las chicas les bastaba solamente saber pisar, mirar y sonreír, ese era su ideal de feminidad. Era inteligente y excepcional a los ojos de su hija. Poseía una gran facilidad para hacerse cargo de una situación y su tino para catalogar a un individuo maravillaban a su Carmen. Todo era pura intención, ya que su madre no tuvo estudios, excepto el francés, q lo sabia a la perfección.

Encarna:

Representa a la antagonista por excelencia de la protagonista. Encarna es uno de las personas que Menchu más ha odiado en su vida. M.ª Carmen siempre había apreciado cierto interés en Encarna por Mario, sobre todo a raíz de la muerte de su marido, Elviro, pero ya incluso cuando Mario y Menchu eran novios y ella le rozaba en el cine. Esta mujer presenta un carácter, según Carmen, “... bastante raro”. Cuando iba a comer a su casa comía mucha fruta y pescado, y disimulaba echando los restos en el plato de los niños para que no la descubrieran. Además tenía por costumbre encerrarse a leer en el baño porque decía que los chicos la mareaban. Encarna es la perdición de Mario, una enemiga evidente de Carmen que le ha hecho la vida imposible llegando casi a arrebatarle hasta el marido, por lo que se entiende el odio que le tiene Carmen.

Paco:

Paco representa al antihéroe de la novela, el personaje totalmente opuesto a Mario en el que Carmen encuentra atracción y devoción, si cabe. Paco es el típico nuevo rico de la sociedad franquista. Paco había sido de joven un chico corriente, por el que Menchu no sentía ningún tipo de atracción ni nada por el estilo, pues por lo visto era un joven cortado, callado y que no llamaba mucho la atención. Posteriormente se enriqueció y se convirtió en un hombre hecho y derecho en el que Carmen verá la fortuna, el deseo… pero sobre todo se verá seducida por el tiburón (el coche que nunca tuvo). La relación de la protagonista con Paco no se puede calificar de `adulterio', puesto que la relación no se llegó a consumar en virtud a los principios morales que Menchu asegura no haber quebrantado nunca. La importancia de este personaje esta en si tenemos en cuenta que una de las bases sobre las que se fundamenta el discurso de Carmen es justificarse ante su marido -y demostrar- que nunca le fue infiel.

Resto de personajes:

Los demás se pueden considerar personajes episódicos, de los cuales no se describen demasiados aspectos. Como Elviro, uno de los hermanos de Mario. Físicamente valía bien poquito. Era flaco, parecía como k un golpe de viento le fuera a tronchar, encorvado y miope, según las palabras de Carmen. Por otra parte se encuentra José María, el otro hermano de Mario. Era resultón, el más guapo de los tres chicos, y según Carmen, también se podía incluir en esta comparación a Charo, la única chica de los cuatro. Tenía una manera “... de mirar que marea”, como si acariciase sin tocar. Sus ojos eran bonitos, y el borde de las pupilas amarillento, lo cual le daba una expresión felina. También se pueden destacar algunos personajes más cercanos a la pareja protagonista:

  • Ramón Sotillo: padre de Menchu, que influirá en sus ideales y que será presentado como un hombre de corte tradicional, monárquico, muy seguro de sus principios y en definitiva, patriarca de una familia bien. D. Ramón es un hombre viudo, que vive en la capital y es ya bastante mayor. Su papel será esencial en la vida de su hija, es considerado un ejemplo a imitar. Idolatrado y admirado por M.ª Carmen, representará lo contrario a Mario en cuanto a la admiración de su mujer, pues a ésta le gustaban sus libros, sus formas, sus ideas políticas…

  • Mario Díez Sotillo (hijo mayor): estudia en la universidad y sus ideas son fundamentalmente progresistas. Como asegura su propia madre, Mario Jr es el vivo retrato de su padre. Al igual que él, está en contra de los `convencionalismos estúpidos' como el luto, por ejemplo.

  • Mª del Carmen Díez Sotillo (Menchu): es la hija mayor -segunda por edad- de la pareja. Mario se había empeñado en que las niñas estudiaran, en contra de lo que pensaba su esposa. Por ello Carmen (hija) tuvo que estudiar. Menchu se encuadraría mejor dentro del bando materno, por su aversión a los libros y la defensa de los convencionalismos de su madre.

  • Álvaro Díez Sotillo: es el tercero de los hijos del matrimonio. Se sabe que nunca padeció ninguna enfermedad y que tenía fama de `boyescout'. Su madre asegura que es un poco raro puesto que quería irse solo al campo para prender una hoguera.

  • Borja Diez Sotillo: es el más pequeño de los varones. Tiene seis años y el carácter típico de un niño al que su padre le ha permitido todo. Carmen no soportó su frase sin sentido “... yo quiero que se muera papá todos los días para no ir al Colegio” por lo que tuvo que pegarle.

  • Aranzazu Díez Sotillo: es la más pequeña de todos los hermanos de la familia con tan sólo tres años de edad. De ella sabemos bastante poco, salvo que es tan bajita como la hermana de Mario, Rosario (Charo), a la que Menchu califica de `botijito'.

6




Descargar
Enviado por:Dork
Idioma: castellano
País: España

Te va a interesar