Charlie era un niño que vivía en una pequeña casita de madera en las afueras de la ciudad. En la casa vivían sus padres y sus cuatro abuelos, los cuales eran pobres. Un día, el padre llegó con una noticia: el famoso propietario de una gran fábrica de chocolate había escondido entre sus chocolatinas cinco billetes dorados, y los cinco niños que encontraran dichos billetes ganarían una visita a la enorme fábrica. A Charlie le encantaban las chocolatinas pero como eran pobres solo recibía una por su cumpleaños y por tanto no habían muchas posibilidades de que le tocara el billete. Un día que iba caminando por la calle, se encontró una moneda y como tenía mucha hambre fue al kiosco más próximo a comprarse una chocolatina, se la compró y la devoró. Como aún le quedaba apetito se compró otra y... ¡encontró el último billete dorado que quedaba por descubrir! En seguida se fue corriendo a su casa a contárselo a sus padres y a sus abuelos. La visita a la fábrica era al día siguiente y Charlie iría con su abuelo Joe. Cuando llegó el gran día, el señor Willy Wonka (propietario de la fábrica) les abrió las puertas de la fábrica a los cinco niños y sus acompañantes: Agustus Gloop, Veruca Salt, Violet Beauregarde, Mike Tevé y Charlie Bucket (el protagonista). Una vez dentro de la fábrica, los niños se fueron extraviando. A cada uno le pasaba una cosa: Agustus Gloop se cayo en un río de chocolate y fue aspirado por un tubo, Violet Beauregarde comió un chicle maravilloso que la convirtió en un arándano, A Veruca Salt la tiraron a los desperdicios unas ardillas y Mike Tevé se envió a si mismo por televisión. El único que quedaba era Charlie, y el señor Wonka le dijo que le regalaba la fábrica. Entonces los tres (Willy Wonka, Charlie y el abuelo Joe) subieron a un inmenso ascensor de cristal lleno de cartelitos con botones y salieron disparados la fábrica para ir volando a la casa de Charlie a recoger a sus abuelos y a sus padres para volver a la fábrica que dirigiría Charlie cuando tuviera la edad suficiente.
El señor Willy Wonka
He elegido este personaje porque es el que más me ha llamado la atención, es el que más destaca y también porque se puede hablar mucho de él. Es muy activo y todos dicen que está loco, aunque quizás tengan un poco de razón. Además hace unas chocolatinas muy originales: caramelos cuadrados que se vuelven en redondo; arbustos, árboles, colinas, hierba y botones de oro comestibles; caramelos que por más que los chupes no encogen y siguen manteniendo su sabor inicial; toffe que te hace crecer el pelo; un chicle que si lo mascabas podrías distinguir tres sabores: primer plato, sopa de tomate; segundo plato, carne asada; y postre, pastel de arándanos (fue por culpa de este chicle que Violet Beauregarde se convirtiera en un arándano); también ha inventado almohadas comestibles de merengue; papel comestible para empapelar los cuartos de los niños con dibujos de frutas y si lames una fresa sabe a fresa, si lames un plátano sabe a plátano...; helados calientes para días fríos; vacas que dan chocolate con leche; bebidas gaseosas que te elevan en el aire y hasta que no eructas no bajas; caramelos de whisky; árboles de manzana de caramelo; caramelos explosivos; chupa-chups luminosos; caramelos de menta que dejan los dientes verdes; caramelos que se mueven dentro del estómago después de comerlos; chocolatinas invisibles para comer en clase; lápices para chupar recubiertos de caramelo; chocolate que cuando se tiene en la mano se saborea en la boca, etc.
Charlie Bucket
He elegido este personaje porque me ha llamado la atención que no me interesara. Normalmente los protagonistas son los más interesantes (o los que más me interesan a mi), o los que mejor hacen las cosas, o los que destacan en algo, etc. Pero Charlie en lo único que destaca es en que gana la fábrica y que es el más educado de los cinco niños que encuentran los billetes dorados.
Todo sucede en la fábrica Wonka pero no se menciona para nada el nombre de la ciudad. Y en cuanto al tiempo, es en invierno porque en los billetes dorados ponía que la visita a la fábrica sería el primer día de Febrero.
El único que quedaba era Charlie, y el señor Wonka le dijo que le regalaba la fábrica y que él y su familia podían quedarse a vivir allí. Fueron a la casita de madera a consultarlo con los padres y los restantes abuelos y a todos les pareció una fantástica idea. Hicieron las maletas, derrumbaron la casa y se mudaron. Y allí vivieron todos muy felices con el señor Wonka en la en la enormemente grande fábrica de chocolate y siguieron haciendo, inventando y creando chocolatinas nuevas y cada vez más originales.