Historia


Carlomagno


Nombre: .

Fecha: Miércoles 12 de Junio del 2002.

Civilización Mundial I

Tema:

Carlomagno
arlomagno fue uno de los más violentos y sangrientos conquistadores del oscurantismo, eternamente involucrado en conquistas y hazañas de un ego inmaduro. Obligaba a todos sus visitantes, embajadores o reyes, a que se arrodillaran ante él y le besaran los pies. Esto aún cuando su madre y sus dos esposas favoritas desacreditaban su opinión en su propia casa.

Copiando a Harun-al-Rashid instaló para sí mismo un harén que incluía a mujeres "donadas" por las tribus conquistadas como así también a su propia hermana.

A  pesar de todo esto, poseía la llave de la tumba de San Pedro por considerarse no solo Señor absoluto de toda Europa sino también, palabra final en temas de teología Católica por ser coronado por el mismo Papa con el nombre de “Carlos el Augusto Coronado por Dios…” 

Se desarrolló en una época donde el poder cristiano había logrado eliminar casi totalmente las escuelas y aunque no sabia ni leer ni escribir ordenó varios concilios y convenciones para establecer temas religiosos a su gusto y placer.

Los enormes territorios ocupados que cubrían del Mar del Norte al Mediterráneo y del Atlántico al Danubio eran divididos en secciones que eran supervisadas por un "graf". Un sistema muy similar al que usaría Hitler.

Sus representantes llamados Missi Dominici, eran provistos por él de gran poder. Estos tenían el deber de colectar los impuestos y tributos y las denominadas "donaciones voluntarias".

Los vasallos indolentes o incompetentes eran rápidamente eliminados.

Empleó y entrenó mercenarios para combatir a sus vecinos. Invadió a los Sajones venciéndolos y obligándolos a la conversión, los bautizaba con su propia mano o sentenciaba a muerte, llegando así a decapitar en un día a 4500 personas que se negaron a ser bautizadas. Así se transformó en uno de los misioneros más efectivos de su época. Originó la palabra “esclavitud” por su práctica de vender eslavos después de haber invadido sus pueblos.

Continuó su campaña de terror como propagador de la fe y decidió invadir España despues de tener "visiones" de Santiago quien lo inspiró para "combatir a las gentes Infieles".

Ya para esta época el terror de sus hordas militares era conocido y las tribus desmoralizadas se sometían fácilmente al tirano.

Carlomagno hizo realidad la idea de una Europa unida bajo un Santo Imperio Romano. Un continente encadenado y esclavizado el cual hundiría a Europa en un oscurantismo de 1000 años. Atribuirle a este monstruoso y siniestro gobierno cualquier tipo de beneficios seria como acreditar al Zar con el florecimiento de la literatura rusa o a Hitler con el conocimiento alemán de la física atómica. 

Fue enterrado en una catedral la cual el mismo construyó y más tarde fue canonizado por la Iglesia Católica el 28 de diciembre del año 1164.

Fue rey de los francos (768-814) y emperador de los romanos (800-814). Hijo del monarca franco Pipino el Breve, fundador de la dinastía carolingia y forjador de un gran Estado que comprendía Austrasia, Neustria, Borgoña, Auvernia, Aquitania, Septimania y Provenza, en el 768 Carlomagno heredó de su padre la mitad occidental del reino de los francos, con capital en Noyon, mientras que su hermano Carlomán recibía la mitad oriental, cuya capital era Soissons.

Luego de tres años de intrigas y rivalidades, en que cada hermano buscó alianzas con el duque de Baviera, la monarquía lombarda y el Papado para debilitar la posición del otro, la prematura muerte de Carlomán permitió a Carlomagno restablecer la unidad territorial del reino franco (771).

En el año 773, el rey lombardo Desiderio entró en Roma y sometió al papa Adriano I, quien hubo de pedir ayuda a Carlomagno.

Éste, viendo la posibilidad de intervenir en Italia, no dudó en acudir en auxilio del pontífice, y al año siguiente derrotó a Desiderio en Pavía, victoria que le permitió proclamarse rey de los lombardos y recibir del Papa el título de patricio o protector de la Iglesia.

Mucho más dura resultó la conquista de Sajonia, entre el bajo Rin y el Elba, ya que durante más de treinta años, del 772 al 804, los sajones, encabezados por el noble Widukind, opusieron tenaz resistencia tanto a la dominación franca como a la penetración del cristianismo.

Tan sólo una veintena de campañas militares y la aplicación de métodos muy violentos como las ejecuciones, las deportaciones y las conversiones forzosas en masa permitieron a Carlomagno someter y cristianizar a los sajones, no sin antes haber sufrido serios reveses.

No obstante, en los Pirineos, en el paso de Roncesvalles, tras intentar tomar Zaragoza y devastar Pamplona, fue donde el ejército franco sufrió su derrota más humillante, al ser aniquilada su retaguardia por vascos y gascones, acción en que perdieron la vida diversos notables de la corte, como el duque Rolando (778); la batalla daría origen al célebre cantar de gesta conocido como la Chanson de Roland.

Este desastre convenció a Carlomagno de la necesidad de establecer una marca (zona fronteriza fortificada) frente a los musulmanes, deseo que se concretó en la creación de la Marca Hispánica en el nordeste de la península Ibérica.

Una vez conquistadas las ciudades de Gerona (785) y Barcelona (801). Paralelamente, en Europa septentrional, Carlomagno sometió a los frisones (785), mientras que, en el este, incorporó Baviera y Carintia (788) e instituyó una especie de protectorado sobre los ávaros en la Panonia superior (805).

El día de Navidad del año 800, de nuevo Carlomagno en Roma para restablecer al Papa en sus funciones, perturbadas por desordenes locales, León III lo coronó emperador, título que le confería un rango superior al resto de monarcas cristianos. La pretensión de restablecer el Imperio de Occidente, sin embargo, provocó el recelo de Bizancio y una guerra con los griegos por el dominio de Venecia y Dalmacia, conflicto que finalizó con la aceptación de la dignidad imperial del rey franco por parte del emperador bizantino Miguel I (812).

Gran protector de las letras y de las artes, Carlomagno fue, además, el promotor del llamado renacimiento carolingio, un movimiento intelectual y literario surgido en la corte imperial e impulsado por sabios como Alcuino de York, Eguinardo, Pablo Diácono, Pablo de Pisa y Teodulfo, que promovió una profunda renovación cultural en el Occidente europeo.

A su muerte, acaecida en Aquisgrán el 28 de enero del 814, el Imperio Carolingio pasó a manos de su hijo Ludovico Pío y entró en una lenta pero irreversible decadencia.

Fue el rey más influyente en Europa durante la edad media.

Juventud de Carlomagno

Carlomagno nació probablemente en Aquisgrán (Aix-la-Chapelle, en la actual Francia) el 2 abril del 742, hijo del rey franco Pipino el Breve y nieto de Carlos Martel. En el 751 Pipino destronó al último rey Merovingio y asumió el título real.

Fue coronado por el papa Esteban II en el 754. Al lado del ya consagrado Pipino, el papa Esteban ungió a Carlomagno y a su hermano menor, Carlomán.

Ese mismo año, Pipino invadió Italia para proteger al papa de los lombardos, y en el 756 de nuevo tuvo que acudir en ayuda de aquél. Desde el 760 los principales esfuerzos militares de Pipino se centraron en la conquista de Aquitania, esto es, las tierras al sur del río Loira. Carlomagno acompañó a su padre en la mayoría de esas expediciones.

Campañas militares

Cuando Pipino murió en el 768, el gobierno de sus reinos fue compartido entre sus dos hijos. Carlomagno buscó una alianza con los lombardos al casarse en el 770 con la hija de su rey Desiderio (que reinó entre el 757 y el 774). En el 771 Carlomán murió repentinamente. Carlomagno entonces se apoderó de sus territorios, pero los herederos de Carlomán buscaron refugio en la corte de Desiderio. Por entonces, Carlomagno había repudiado a su esposa y Desiderio dejó de ser su aliado. En el 772, cuando el papa Adriano I pidió la ayuda de Carlomagno contra Desiderio, el rey franco invadió Italia, derrocó a su antiguo suegro (774) y asumió el título real. Entonces viajó a Roma y reafirmó la promesa de su padre de proteger las tierras papales. En una fecha tan temprana como el año 772, Carlomagno combatió las furiosas incursiones de los sajones en su territorio. Animado por su éxito en Italia, se embarcó en el 775 en una campaña para conquistarles y cristianizarles.

La campaña tuvo algún éxito inicial pero se alargó durante treinta años. Combatió en la península Ibérica en el 778; en su viaje de regreso, su retaguardia, mandada por Roland, fue objeto de una emboscada, historia inmortalizada en La Canción de Roland. En el 788 sometió a los bávaros a su poder, y entre los años 791 y 796 los ejércitos de Carlomagno conquistaron el territorio de los ávaros.

Coronación

Establecido de este modo el dominio franco sobre muchos otros pueblos, Carlomagno había construido de hecho un Imperio y se había convertido en un emperador.

Únicamente le restaba adoptar el título. El día de Navidad del 800, Carlomagno se arrodilló para orar en la basílica de San Pedro en Roma.

El papa León III colocó sobre su cabeza una corona y la gente reunida en la iglesia le aclamó como el gran y pacífico emperador de los romanos.

El biógrafo de Carlomagno, Eginardo, relata que el rey quedó sorprendido por esta coronación y que si él hubiera sabido con antelación lo que en realidad ocurrió no habría entrado en la iglesia aquel día. Esta información ha sido objeto de muchas especulaciones entre los historiadores. Carlomagno probablemente deseaba y esperaba obtener el título imperial, que posteriormente utilizó.

En el 814 designó su sucesor al único hijo que le quedaba, Luis (que pasó a ser conocido como Luis I el Piadoso o Ludovico Pío), y lo coronó personalmente.

Administración

Carlomagno estableció una capital regia más duradera de lo que había sido la de sus predecesores. Su residencia favorita se situó en Aquisgrán desde el 794. Allí había construido una iglesia y un palacio, basado en parte en influencias arquitectónicas tomadas de Ravena y Roma. En su palacio reunió eruditos de toda Europa, el más famoso de los cuales fue el clérigo inglés Alcuino de York, al que puso a cargo de la escuela palatina.

La administración del Imperio fue confiada a unos 250 administradores reales denominados condes. Carlomagno emitió cientos de decretos, llamados capitulares, tratando un amplio abanico de asuntos, desde cuestiones jurídicas y militares hasta cuestiones relativas a monasterios, a la educación y a la gestión de los dominios imperiales.

El Imperio no se amplió después del 800; de hecho, ya en la década del 790 las costas y los valles ribereños sufrieron las primeras y temibles incursiones de los vikingos. Carlomagno ordenó una especial vigilancia en cada puerto, pero con escasa efectividad. Murió antes de que la completa y destructiva fuerza de los vikingos se desatara sobre el territorio imperial.

ANTECEDENTES.

Hacia el año 774 el emir omeya de Córdoba, Abderrahman, tuvo noticias de que el valí de Zaragoza, Husayn ben Yahya Al Abdari (o Al Ansari) ben Saad deb Obada, conspiraba para restablecer la soberanía del califa abasida en Al Andalus probablemente en colaboración con la aristocracía yemenita de la Frontera Superior. El emir ordenó su destitución, y Huseyn, al enterarse de ello, se rebeló abiertamente.

Fue enviado como gobernador de la Frontera Superior y presumiblemente valí de Zaragoza el general Abd el Melek ben Umar. Éste se presentó con fuerzas importantes y recibió la sumisión de Abu Taur, valí de Huesca y complice de Husayn en la conspiración pro-abasida, y del valí de Tudela, que también había colaborado con Al Abdari. Las tropas de ambos reforzaron las fuerzas de Abd el Melek, que puso sitio a Zaragoza. Los hechos siguientes no son conocidos, pero sospechamos que la ciudad no pudo ser tomada, pues Husayn aparece aun como valí en el año 778, y no es probable que hubiera sido restablecido después de una destitución formal por el emir. Parece que mientras las tropas omeyas se ocupaban de la revuelta en Zaragoza. El Fatimi reanudó sus actividades. Mientras tanto los francos pacificaban Aquitania: el rebelde Eudes II murió en combate (775), y aunque su lugar fue ocupado por su hijo Atón o Haltón la rebeldía parecía controlada.

El emir optó por dirigir las operaciones militares más importantes contra El Fatimí, cuyo dirección encomendó a dos "mawla" cuyo nombre arabigo era Abu Uthman Ubard y Tamman Ibn Alqama. La fortaleza de Sopetran, uno de los centros principales de El Fatimí, fue sitiada, aunque sin éxito (776).

No obstante no se descuido la revuelta cesaragustana, y parece que un ejército fue enviado de nuevo a sitiar la ciudad, aunque no ha podido determinarse si se trata del ejército mandado por Tsalaba ben Obaid del que más tarde hablaremos.

Mientras los abasidas no permanecían impasibles, y el emir de Ifriquiya envió a Hispania a Abderrahman ben Habib al Fihri, pariente del último emir hispano dependiente del Califato abasida, Yusuf el Fihri.

Abderrahman era conocido por El Siklabi (El Eslavo) y llevaba el encargo de sublevar algunas regiones contra la dinastía omeya. El Siklabi desembarcó en la costa murciana, la más cercana al puerto de salida en Africa, y recorrió la zona costera hasta Barcelona, donde gobernaba como valí Sulayman Kelbi ben Yakthan Al Arabi, con quien probablemente ya había entrado en contacto con anterioridad. Probablemente Sulayman preparaba su rebelión, quizás alentado por el éxito de Husayn de Zaragoza, y aprovecho la presencia de El Siklabi para tomar partido por los Abasidas. En tales circunstancias es normal que entraran en contacto con Husayn Al Abdari, de Zaragoza, cuya rebelión se había hecho en nombre del Califa Abasida. A través de Husayn el valí de Huesca, Abu Taur, se unió de nuevo a la causa (en la que probablemente creía aunque se hubiera sometido al emir omeya).

Pero en los siguientes meses las cosas no evolucionaron muy bien para los rebeldes. Parece que las fuerzas omeyas prosiguieron el sitio de Zaragoza, y la flota del emir destruyó las naves de El Siklabi ancladas en la costa de Todmir (Murcia) en el 777. El Siklabi, que desde Barcelona volvía hacia el Sur, quedo sitiado en Valencia, en unos montes cercanos a la ciudad (777).

Muchos autores opinan que fueron estos reveses los que indujeron a Sulayman a solicitar la ayuda de los francos, único poder accesible que parecía podía evitar el hundimiento de la revuelta, aunque en esta opción es posible que no participara Husayn.

En todo caso Sulayman y Abu Taur, al menos, acordaron pedir ayuda a Carlomgano, para lo cual Sulayman (quizás acompañado de Abu Taur) viajarían a la corte de éste.

Las causas de la opción abasida de Sulayman son inciertas. Abadal le supone independentista y Salrach francofílo, pero me permito dudar de estos calificativos diseñados en otras épocas. Aunque pudieron jugar multiples factores, el esencial debían ser las ambiciones personales de Sulayman. Desgraciadamente la personalidad de éste no ha sido estudiada a la luz de las fuentes que se poseen, y probablemente sería necesaria la aparición de otros documentos para fijar con mayor seguridad su pensamiento político.

El 777 Carlomagno conovocó una gran asamblea en Paderborn, con el objeto de que los sajones le presentaran su sumisión.

En el transcurso de esta asamblea se presento Sulayman al Arabi, quien ofreció a Carlomagno su sumisión y la de las ciudades y territorios que gobernaba (Barcelona y Girona), a cambio de su ayuda contra los omeyas. Ofreció además la sumisión de Zaragoza y de Huesca.

LA EXPEDICION.

A principios del año 778 encontramos a Carlomagno en plenos preparativos para la expedición. La nobleza acudió a la convocatoria, creyéndose que el punto de reunión fue la ciudad aquitana de Poitiers. Componían la expedición numerosos condes y otros nobles acompañados de algunos de sus familiares y de sus servidores; también había numerosos clérigos. Los miembros estrictamente militares estaban integrados por los oficiales de los nobles y los soldados.

Por parte del rey acudieron diversos oficiales de la administración (senescales, vizcondes, condes palatinos, jueces y otros) que a su vez disponían de algunas tropas. Cada noble ostentaba su propia enseña distintiva, y procedían de Neustria y de Aquitania. El propio Carlomagno ostentaba el mando supremo.

Carlomagno escribió al Papa Adriano para explicarle los motivos de la expedición, pues se supone que había despertado algunos recelos al efectuarse en colaboración con jefes musulmanes. La carta del rey franco se ha perdido, pero conocemos en cambio la respuesta, y de ella podemos suponer el contenido: probablemente Carlomagno se refería a moviles políticos y de seguridad de sus fronteras meridionales, y tal vez a deseos de expansión y de gloria, pero en ningún caso se vislumbran motivos religiosos.

Ello no debe sorprendernos, pues la "liberación" de los cristianos no podía ser esgrimida, pues sabemos que los cristianos al Sur de los Pirineos no eran perseguidos, aunque más tarde (el Concílio de Frankfurt, año 794) se alegó tal motivo.

Mientras el ejército real se concentraba en Aquitania, otro ejército formado por nobles borgoñones, austrasianos, bavaros, lombardos, provenzales y galos de Septimania, se concentro en algún punto de la Narbonense, tal vez en Nîmes. Las fuentes son precisas al afirmar que el ejército era muy numeroso, aunque resulta difícil cuantificarlo. En aquella época los ejércitos eran a menudo unas decenas, a lo sumo unos centenares de hombres. Los dos ejércitos reunidos por Carlomagno debían ser varios millares (quizás cerca de unos quince mil hombres) lo que realmente podía considerarse una fuerza muy poderosa.

La concentración, como era habitual, debió realizarse con el comienzo de la primavera, seguramente en el mes de Abril. Los dos ajércitos no cruzaron los Pirineos (cada uno por su zona) hasta el mes de Mayo. Se cree que el ejército al mando de Carlomagno pudo cruzar las montañas por el paso o Collado de Ibañeta, para seguir después al Sur en dirección a Pamplona. Los Anales Reales dicen: "Entonces nuestro señor el rey Carlos recorrió Hispania por dos caminos; uno por Pamplona por la cual el susodicho gran rey se encaminó hacia Zaragoza. Otros venían de Burgundia, Austrasia, Baviera, Provenza, Septimania y Lombardia y se reunieron en la antedicha ciudad con la otra parte del ejército".

Los Anales Mettenses hacen una leve referencia a motivos religiosos al afirmar el que rey Carlos "movido por los lamentos de los cristianos de Hispania que estaban bajo el yugo de los sarracenos, llevo un ejército a esta región; él mismo evidentemente llevó el fuerte contingente por Aquitania, continuó cruzando los Pirineos y alcanzó la ciudad de Pamplona". Asimismo dichos anales coinciden con que otro ejército con Austrasianos, Burgundios, Bavaros, Provenzales y Lombardos, desde Septimania, alcanzó Barcelona y que ambos ejércitos debían encontrarse después en Zaragoza

El ejército de Carlomagno alcanzó Pamplona. que fue ocupada. Sabemos (mas tarde veremos la cita de varios anales) que las fuerzas francesas sometieron a los vascones hispanos, que no podían ser otros que los vascones sometidos al emir de Hispania, y por tanto hemos de suponer que el 778 los árabes volvían a dominar Pamplona el 778 y sus habitantes vascones, así como los de la región circundante, serían los "vascones hispanos".

Si los árabes dominaban Pamplona hay que suponer que un valí residiría en la ciudad. Con él habría algunos auxiliares en la administración (por ejemplo el juez o cadí), y todos ellos podían contar con familiares y servidores, probablemente no vascones y mayoritariamente musulmanes.

Tal vez algunos mercaderes, viajeros y artesanos musulmanes pasaban por la ciudad periodicamente y es posible que algunos estuvieran en Pamplona en aquel momento. El valí local controlaría a jefes locales de algunos castillos o aldeas, o a guarniciones establecidas estategicamente.

Las cronicas de los francos hablan también de la sumisión de los "navarros" y visto lo anterior, éstos solo podían ser los vascones no sometidos al poder del valí de Pamplona. El centro de los "navarros" podría haber sido la fortaleza de Navardun (de hecho sabemos que hacia el Este la poblaciones locales eran vasconas o vasconizadas, y en el extremo Noroeste de Catalunya, en la Val d'Aran, se habla todavía hoy un dialecto gascón, y nombres vascos son identificables en las comarcas pirenaicas catalanas).

La hipotesís de que los vascones hispanos fueran los habitantes de la actual Euzkadi o de las montanas del Oeste y Noroeste de Navarra, habría que descartarla. No es probable que las tropas de Carlomagno se aventuraran a un región sin interés militar o político desviándose de su ruta. Si tal hubiera sido el caso, los vascones navarros hubieran sido los habitantes de Pamplona pero los pamploneses no se dieron este nombre en épocas tan tempranas. No es posible tampoco identificar como "vascones navarros" a los habitantes de los montes del Oeste y Noroeste de Navarra o de Guipuzcoa, zonas alejadas de la ruta de Carlomagno, cuyo ámbito de actuación debio ser desde Pamplona hacia Oriente.

Como sabemos que la región de la Baja Navarra ya no era considerada territorio musulman unos meses después hemos de sospechar que las fuerzas árabes de Pamplona fueron expulsadas. Lo más conveniente hubiera sido que el valí formara parte del grupo de rebeldes de la Marca Superior, pues de no ser así parece extraño que el ejército franco eligiera Pamplona para acceder a Hispania.

No obstante la fortaleza del ejército franco, y precisamente la conveniencia de asegurarse la posesión precisamente de aquellas ciudades de la Marca que no estaban sometidas, es la que permite hacer verosimil la hipotesís de un valí leal al emir. Por tanto hemos de suponer que el valí local era leal al emir, como le era el valí de Tudela (la lealtad de éste está acreditada) y resistió con sus escasas fuerzas (tal vez doscientos hombres). Resulta imposible determinar la actitud de los vascones locales. Suponemos al jefe vascón local tradicionalmente hostil a la dinastía carolingia, pero tampoco podemos suponerle muy vinculado al gobierno del emir. Por tanto la actitud de los vascones podría haber sido pasiva. Se plantean diversas posibilidades:

1) Los vascones eran leales al emir y siguieron siendolo pese a la ocupación.

2) Los vascones estaban sometidos al emir, y se sometieron a los francos por la fuerza de las armas.

3) La población vascona estaba sometida al emir, pero no era verdaderamente leal, y cambió de bando y ayudó a la toma de la ciudad por los francos, como habían hecho los godos con Narbona en el 759 (en este caso, no obstante, los godos fueron leales hasta el último momento, cuando lo desesperado de la situación les impulso a cambiar de bando).

4) La población vascona era complice de los francos y colaboró con ellos en la conquista de Pamplona. Agentes francos habían concertado una actuación combinada contra los árabes. Esta posibilidad se basa en el hecho de que un cronista alude a la perfidia de los vascos en Roncesvalles (cuando los francos se retiraron), y por tanto consideraría como perfidia el que primero actuaran como aliados y a la hora de la derrota actuaran como enemigos.

5) La población vascona dominaba Pamplona y resistió a los francos.

Una vez ocupada Pamplona los árabes fueron expulsados, quizás con excepción de los agentes de Sulayman (que servirían como enlaces con la población local y como guias), y Carlomagno estableció una guarnición en la ciudad. La población local vascona de alguna forma hubo de negociar con los nuevos dominadores, suponiéndose que fueron sometidos por la fuerza por el uso de la palabra "subyugados" en los Annales.

Carlomagno debió establecer contacto con el Reino de Asturias para iniciar su aventura. Las relaciones entre los francos y los asturianos son desconocidas, pero no por ello hay que suponerlas inexistentes. Planeada la expedición el 777 el rey carolingio tuvo tiempo suficiente de enviar emisarios a Asturias para asegurarse el flanco occidental.

En cuanto a la subyugación de los vascos navarros, mi opinión es que la sumisión fue voluntaria. Los vascos pirenaicos debían ser hostiles a los musulmanes y apoyarían un poder enemigo. Los jefes de los valles vascones, de castillos y aldeas, debían constituir nucleos de resistencia, y veremos después que fueron castigados por el emir.

No obstante hay que interpretar esta resistencia no como una simbolo de renacimiento visigotista, sino en el marco de una resistencia nacional a la dominación extranjera, y es en este contexto que sorprende una sumisión espontanea a los carolingios. Pero ni de las fuentes ni de la cronología nos parece probable que las tropas invasoras se hubieran detenido en la sumisión de los reconditos valles y castillos de los señores vascones del Noreste.

No obstante parece seguro que los jefes vascones de los valles de Zubiri o Arga, del Valle del Erro y quizás del Valle de Ulzama prestaron obediencia a los carolingios, y la zona de Sangüesa está acreditada en el futuro como lugar tradicionalmente pro-franco. La sumisión de los vascones de Roncesvalles, donde se situa el puerto de Ibañeta, parece quedar acreditada por el hecho de que fuera elegido para el cruce (tanto a la ida como a la vuelta), si bien lo poco fiable de la sumisión quedará después demostrada con el ataque por sorpresa que los vascones dirigiran contra el ejército franco en retirada.

Después de ocupar Pamplona las tropas del ejército franco al mando de Carlomagno se dirigieron hacia Zaragoza, en Junio, donde debía confluir también el otro ejercito procedente de Septimania. Éste había cruzado los Pirineos por El Portus, y a través de Girona debió llegar sin dificultad alguna a Barcino (Barcelona), gobernada por su aliado Sulayman al Arabi, quien recibió a los nobles francos y se unió a su ejército con algunas fuerzas (se cree que unos cien hombres).

Todos juntos emprendieron camino a Zargoza por la vía romana que llevaba a dicha ciudad (Mayo). Ya cerca de Zaragoza debió unirseles un pequeño contingente mandado por el valí de Huesca Abu Taur, otro de los implicados en la rebelión. Abu Taur había sido complice de Husayn de Zaragoza en su rebelión contra el emir, pero después se sometió y fue perdonado. Cuando llegaron las noticias del desembarco del agente abasida Sulayman al Suklavi ("El Eslavo") Abu Taur se concertó con Sulayman al Arabi para rebelarse, y probablemente le acompañó a Paderborn (777).

Zaragoza constituía el primer objetivo importante de Carlomagno, que pensaba dirigirse después contra Tortosa, estableciendo una marca fronteriza con todas las tierras entre los Pirineos y el Ebro, cuyo flanco occidental quedaba asegurado por la alianza asturiana y la presencia de los vascones.

Los dos ejércitos confluyeron en la ciudad en Junio del 778.

Zaragoza era el principal objetivo de Carlomagno según se desprende de los textos francos. A la llegada de los dos ejércitos, Carlomagno debió enviar un emisario a la ciudad (donde al parecer este año no habían acudido fuerzas omeyas a sitiarla) para recabar la adhesión de Husayn y la entrega de la ciudad. No obstante el valí cesaraugustano no se mostró dispuesto a ello. Se supone que Sulayman había prometido en Paderborn más de lo que podía cumplir (pues tal vez Husayn no participó en la decisión de pedir ayuda a los francos), o bien había cambiado de parecer. Lo cierto es que Husayn, probablemente un abasida convencido, de quien esperaba ayuda era del rubio El Siklabi y del Califa abasid, en nombre del cual se pronunciaban las oraciones en Zaragoza y por encargo del cual se titulaba valí (gobernador) no solo de Zaragoza, sino de todo El Andalus, es decir de todas las zonas de Hispania bajo dominio musulman.

Tal vez Sulayman había pensado que Husayn no tendría otra alternativa que someterse al rey franco, pero el díscolo gobernador debía preferir que la ciudad cayera en manos de los omeyas que de los "infieles".

Además la población de la ciudad debía estar mayoritariamente islamizada o guardaba fidelidad a los musulmanes y se hubiera mostrado hostil a la rendición, sobre todo cuando, seguramente en previsión de un nuevo sitio por las fuerzas del emir omeya, la ciudad disponía de todos los elementos necesarios para resistir al sitio. Aunque Sulayman y Abu Taur intentaron convencer a Husayn, sus esfuerzos resultaron inutiles. Sin duda Carlomagno recordó la promesa de sumisión, pero probablemente Husayn contestó que tal promesa se había hecho en su nombre, pero no por él, y que él personalmente nunca la hubiera realizado. Seguramente el rebelde cesaraugustano, que ya había resistido el sitio de las fuerzas del emir con éxito, no se sentía gravemente amenazado o bien se sentía capaz de resistir al emir sin ayuda externa.

Tras varios días de gestiones diplomaticas Carlomagno decidió utilizar la fuerza, y Huseyn optó por la resistencia (lo que prueba que se sentía con fuerza suficiente para resistir). Las tropas carolingias iniciaron formalmente el sitio. Parece ser que durante éste se recibió la noticia de un alzamiento de los Sajones, y como la toma de Zaragoza no debía parecer inminente, Carlomagno decidió regresar. Parece ser que Sulayman al Arabi quedo como rehen del rey de Francia; según unos se entrego inmediatamente al ser desairado por Husayn y según otros fue capturado por la fuerza; en todo caso fue llevado con el ejército que regresó a Francia (Agosto del 778). Los Annales q.d. Einhardi hablan en este caso de una aceptación clara por parte de Sulayman y de Abu Taur, al afirmar que ambos aceptaron constituirse en rehenes, así como también otros sarracenos (presumiblemente de su séquito) y con todos ellos volvieron los francos a Pamplona.

Eginhard, biógrafo oficial de la corte carolingia (autor de la "Vita Karolis Imperatoris") describe un regreso casi triunfal, pero ni política ni militarmente podía hablarse de un éxito.

Los acontecimientos acaecidos durante el regreso son objeto de discusión, y varian según las fuentes, pero trataremos de situarlos.

En primer lugar Ibn al Athir menciona un golpe de mano que los musulmanes llevaron a cabo contra la retaguardia de los francos, cuando tras pasar el Ebro se internaban en la Baja Navarra. Aysun y Matruh, hijos de Sulayman aprovecharon el momento en que tras abandonar el territorio musulman los francos ya se creían seguros, para caer sobre ellos y liberar a su padre. Todos juntos regresaron a Zaragoza, donde se reconciliaron con Husayn y continuaron unidos en rebelión contra el emir cordobés. El episodio ha llegado a ser asimilado a la batalla de Roncesvalles, pero parece que se trató solo de un golpe de mano audaz que logró un éxito importante.

En la acción debió participar un fiel servidor de Aysun, llamado Amrus, destinado más tarde a jugar un papel importante en la Marca Superior. Parece que después de estos hechos la hostilidad de Aysun y los francos fue duradera y el citado texto de Al Udri le presenta más tarde luchando contra los francos en una época indeterminada que debe fijarse entre el 778 y el 801. El golpe de mano de Aysun y Matruh es silenciado por todos los cronistas francos, pero no hay que dudar de su veracidad, pues sabemos que unos meses después (antes del 780) Sulayman al Arabi resultó muerto a causa de unas querellas con Husayn, lo cual hubiera resultado improbable de haber sido llevado como rehen a Francia avanzado ya el año 778.

El segundo hecho es la hostilidad de los vascones Pamploneses. Los Anales llamados de Einhardi dicen: "De regreso a Pamplona, para que las murallas no cayeran en manos de rebeldes, fueron destruidas hasta su base, tras lo que decidió el regreso atravesando los montes Pirineos".

Es evidente que una vez que las tropas francesas abandonaran la ciudad, ésta iba a quedar en manos de elementos hostiles, que no debían ser precisamente árabes pues se los califica de rebeldes.

En este contexto aparece la extraña cita de los Annales Reales o Laurissenses: "Destruida Pamplona, subyugados los vascones hispanos y también los navarros, volvio de regreso a Francia". La frase ha dado pie a innumerables controversias ¿Había diversos poderes en Navarra y Pamplona?. A mi juicio la interpretación correcta es la que se desprende del mismo texto: los francos habían sometido a los vascones sometidos al poder del emir de Hispania, y a los navarros, que probablemente al Norte y Este de Pamplona, no obedecían al emir y se mantenían independientes. La denominación de navarros es nueva en los textos, y podría derivar de la fortaleza de Navardum.

Por lo que hay que suponer que la denominación "navarros" se aplicaba a los vascones que poblaban la zona al Norte y Este de Pamplona.

La cita de los Anales se reproduce con ligeras variaciones en los Anales Mettenses priores y en los Annales Mettenses posteriores. En los primeros (que narran los acontecimientos hasta el año 805) puede leerse: "La solida ciudad de Pamplona fue tomada y destruida subyugándose a los vascones hispanos y navarros, regresándo (Carlomagno) tras la victoria a su patria". Los Anales posteriores (que llegan hasta el 903) dicen lo siguiente: "Arrojados también de Pamplona los sarracenos y derruidos los miros de la misma ciudad, subyugados ya los vascones hispanos y los navarros, (el rey) regresó a Francia"

La cita de los Anales Reales es precisa al indicar que Pamplona fue destruida y viene confirmada. Los Anales Mettenses añaden además que se expulso de ella a los sarracenos. Parece probable que agentes de Aysun y Matruh fomentaran una rebelión de los vascones locales, probablemente hostiles a los francos, para evitar las represalias por la acción de liberación de su padre. En tal caso algunos musulmanes adictos a Sulayman y sus hijos habrían tomado el poder en Pamplona junto al jefe local vascon.

Pero aun en este caso ¿que motivo indujo a Carlomagno a destruir la ciudad?.¿No bastaba con tomarla? Los Anales reales mencionan que la destrucción se efectuó para que no sirviera a los rebeldes ¿Quienes eran éstos?. En el campo de los musulmanes podían ser Matruh y Aysun, rebeldes al emir y ahora también rebeldes contra Carlomagno; o bien partidarios de Husayn de Zaragoza (si se hubiera tratado de fuerzas del emir no se les habría llamado rebeldes). En el campo de los vascones los rebeldes solo podían ser elementos hostiles a los francos, que podían ser independentistas (aunque ocasionalmente se aliaran a uno u otro poder) o favorables a los árabes probablemente del emir;

En el primero de los supuestos su lider debía ser Iñigo, cuya familia debía estar muy vinculada (al menos por lazos de amistad y alianza) a la dinastía aquitana rebelde representada por Hatón y que tradicionalmente se oponía a los carolingios, al cual hay que suponer en contacto estrecho con los vascones de Aquitania.

Cuando Carlomagno abandonó Zaragoza y volvió a Pamplona, la ciudad podía estar en manos de:

a) Musulmanes leales a Carlomagno, en cuyo caso la destrucción resultaria inexplicable.

b) Musulmanes leales a Sulayman y Husayn, que habrían permanecido en el poder a la llegada de Carlomagno pero ahora serían expulsados a a consecuencia de la acción de Aysun y Matruh. No obstante Ibn al Athir da a entender que las fuerzas francesas fueron sorprendidas en la Baja Navarra cuando ya se consideraban seguras por haber salido de territorio musulman.

c) Musulmanes leales al emir, sometidos por la fuerza de las armas pero a la espera de su oportunidad para rebelarse. También en este caso la creencia de que la Baja Navarra ya no era territorio musulman juega en contra de esta presunción.

d) Vascones leales a Carlomagno, instalados por éste en el poder tras expulsar a un valí leal al emir.

e) Vascones sometidos a los francos pero a la espera de su oportunidad para rebelarse y recobrar la independencia.

f) Vascones sometidos a los francos por la fuerza pero aliados de Sulayman y Husayn.

g) Vascones sometidos a los francos pero leales al emir.

h) Vascones hostiles a los francos que se habrían rebelado y habrían tomado el poder durante su ausencia, y que a su vez podrían ser de tres tendencias:

Si la ciudad se había sometido voluntariamente hubiera sido conveniente conservarla para erigirla en uno de los baluartes defensivos de la futura marca que se pretendía crear entre los Pirineos y el Ebro. Por tanto hay que suponer que Pamplona se había sometido forzada por las circunstancias.

Evaluación

Carlomagno es importante no sólo por el número de sus victorias y la dimensión de su Imperio, sino también por la especial combinación de tradición e innovación que representó. Por un lado, era un tradicional guerrero germánico que pasó la mayor parte de su vida adulta combatiendo. En las campañas contra los sajones impuso el bautismo por la fuerza y se deshizo de los rebeldes con matanzas sin piedad. Por otra parte, puso todo su inmenso poder y prestigio al servicio del cristianismo, de la vida monástica, de la enseñanza del latín, de la copia de libros y del imperio de la ley. Su vida, tomada como modelo para la mayoría de reyes posteriores, personificaba la fusión de las culturas germánica, romana y cristiana, que se convertiría en la base de la civilización europea.

Fuentes Bibliograficas:

World Wide Web:

  • http://www.terra.es/personal8/biografia/carlomagno.htm

Universidad de Especialidades “Espíritu Santo”

Samborondon - Ecuador

Carlomagno

Pagina # 22 De 23

El Apostol Santiago inspira a Carlomagno en sueños a destruir a los "infieles". ¿Inspiración celestial o consejo criminal?

Palacio Principal de Carlomagno.

Coronación de Carlomagno




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Enviado por:Alfonso Roldós Kozisek
Idioma: castellano
País: Ecuador

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