egún las diversas hipótesis sobre el autor del “Cantar de Mío Cid”, nos centraremos en la de Javier Sainz Moreno. Dicha hipótesis sitúa al autor dentro de la clerecía en su sentido más restringido, como hombre de iglesia, perteneciente, por ejemplo, a la demarcación de Fresno de Caracena, del obispado de Burgos, o incluso atribuyendo la autoría al propio obispo don Jerónimo, que acompaña al Cid en todas sus empresas militares.
Javier Sainz Moreno llega a esta conclusión debido a una serie de hechos. La Torre del Galllo de la catedral de Salamanca fue lo que le condujo al autor del Poema de Mío Cid, el campeador durante su campaña de Valencia, el clérigo guerrero hecho por el primer obispo de la ciudad, el monje cluniacense traído a España por Bernard de Sérdirac, primer arzobispo de Toledo y reformador cluniacense, el receptor de un importante donativo del Cid en el año 1098 y de otro de doña Jimena en el año 1101 entregándole en diezmo de sus bienes y confirmándole el donativo de su marido, ya muerto en el año 1099.
Teniendo en cuenta que los almorávides ocupan Valencia en año 1102 Jerónimo de Perigord se ocupa ya como primer obispo de Salamanca de las obras de la catedral románica de Salamanca, pensando que Jerónimo Visqué hubiera dedicado a esa obra los donativos recibidos para la Iglesia de Valencia y que no habría podido gastarse allí dado el poco tiempo transcurrido entre los donativos y la nueva ocupación árabe de la ciudad en el año 1102. Pensando que había sido obra suya por el célebre cimborrio que corona su crucero, la conocida Torre del Gallo con elementos de procedencia francesa concretamente de Perigord.
Jerónimo Visqué fue nombrado obispo de Salamanca y construyó un cimborrio muy del gusto de Jerónimo de Perigord, una torre como las de su tierra natal.
Sabido que don Jerónimo, al huir de Valencia, abandonada por Alfonso VI ante el ataque almorávide, se llevó a Salamanca los dos documentos acreditativos de las donaciones de Rodrigo Díaz y de doña Jimena, que hoy se conservan en el Museo Diocesano, muy probablemente el archivo personal del Cid, la enseña cristiana que junto a Rodrigo Díaz de Vivar marcaba la presencia del obispo en los combates y bajo la que hoy está enterrado. El año 1140, se asigna a la finalización de la construcción de la Torre del Gallo, es en el que Ramón Menéndez Pidal fecha el Cantar de Mío Cid, fue lo que llevó a Javier Sainz Moreno a formular dicha teoría, no desmentida por el hecho de que el obispo muriera antes, en el año 1120, pues una torre tarda en construirse bastante tiempo desde el momento que se elige y se proyecta. En el año 1140 que también se señala como el del Decreto de Graciano, la colección legislativa canónica, apellidada gregoriana por ser del tiempo de Gregorio VII, el gran Papa reformador.
Pero antes de llegar a la conclusión de la participación activa del obispo Jerónimo en la composición del Poema, el obispo murió en el año 1120 y Javier Sainz Moreno daba como bastante probable el año 1140 como fecha de la composición del cantar, por lo tanto pensó que entre los sucesores, acompañantes, albañiles y servidores del obispo Jerónimo había de estar el desconocido poeta. Alguien que hubiera nacido en Cardeña o en San Esteban de Gormaz. Por ahí es donde el autor sigue pensando que hay que buscar a los segundos autores del poema de Mío Cid, los que lo ampliaron y le añadieron versos, tal vez hacia el año 1140, uno, y hacia el año 1207 otro. Esa es la que pista que según J.S.M. hay que seguir.
El mejor símbolo de la unidad cultural que forman la Torre del Gallo de la catedral románica de Salamanca y el Cantar de Mío Cid se encuentra precisamente en el nombre y en la veleta de un gallo que corona la cúpula. El propio poema dice en sus versos 1701 y 1702:
“A los mediados gallos, antes de la mañana,/ el obispo don Jerónimo la missa les cantava”
El gusto por la imagen del gallo campea a lo largo del Poema de Mío Cid ya que el gallo es la alegoría de la vigilancia, según Durando de Mende en su obra, animal que también aparece en muchos ejemplares franceses y es símbolo muy empleado en aquel país.
A lo largo del poema aparecen gallos continuamente. Demostrada la teoría que el obispo sigue al Cid en todas sus campañas de Valencia y que también fue un hábil obtenedor de diezmos, se ocupó de las obras de la catedral románica, observado el cimborrio de la catedral como obra del románico francés de la zona de donde procede Jérôme, veremos, según digo, la Torre del Gallo como la imagen de un guerrero cristiano el Cid y el obispo Jerónimo, levantada sobre dos cuerpos de luces y techada en forma de flecha puntiaguda recubierta por escamas de piedra. Esta teoría, también fue propuesta por Gastón París y Eduardo de Hinojosa en 1904. Según Javier Sainz Moreno sostiene que Jerónimo de Pergueux vino a España para llevar adelante la reforma cluniacense y para impulsar la Reconquista expandiendo el cristianismo y haciendo retroceder al Islam, que por ello nogustaba que Rodrigo Díaz de Vivar hubiera servido al rey moro de Zaragoza y hubiese luchado contra el conde Barcelona don Berenguer Ramon, el Fratici- da, mientras que en cambio le incita en las campañas de Valencia, y que, siendo ya obispo de Salamanca, compone el poema de Mio Cid, con la ayuda de asesores y rapso- das locales, conciviendo el poema en base a los años vividos junto a él. Pretendiendo difundir a las gentes en pueblos monastiores con enseñanza de los dogmas de la Iglesia y de las virtudes y valores cristiano-medievales.
En el poema queda claro que se trata de un monje guerrero y feudal debido a los rasgos de la poesía y los temas a tratar.