Filosofía y Ciencia


Cándido; Voltaire


“Cándido”

Voltaire

Fecha de entrega: 29 de mayo de 2001

Resumen de los Capítulos

Capítulo I: Cándido se crió en un castillo en la Westalfia escuchando las explicaciones del preceptor Pangloss. Cándido fue expulsado del castillo por haber besado a la hija del barón: la señorita Cunegunda.

Capítulo II: Una vez fuera del castillo de Thunder-ten-tronckh conoció a unos búlgaros, quienes lo invitaron a compartir una cena con ellos, le compraron vestimenta. Cándido se había convertido en el héroe de los búlgaros por haber citado una frase del señor Pangloss: “todo va del mejor modo posible”. En poco tiempo fue encarcelado y azotado por los mismos búlgaros. Estuvo por ser ejecutado cuando el rey de los búlgaros lo absolvió puesto que éste era un joven metafísico que ignoraba las cosas de ese mundo.

Capítulo III: Cándido presenció escondido la batalla entre los búlgaros y los ávaros. Trató de refugiarse en una aldea, pero al ver que esta había sido incendiada por los búlgaros huyó rápidamente a otra. Escapándose de la guerra llegó a Holanda, donde pidió ayuda a varios señores de los castillos, quienes lo hicieron.

Capítulo IV: El protagonista tropieza con un mendigo a quien le da una limosna. El mendigo resultó ser Pangloss; estaba en un estado deplorable. Cándido lo llevo a la casa de un anabaptista para que le curasen sus heridas. El castillo donde habitaba su enamorada, Cunegunda, había sido atacado por los búlgaros y ella había sido destripada. Al cabo de dos meses de estancia en casa del anabaptista Jaques, viajaron los tres a Lisboa por necesidades del anfitrión.

Capítulo V: Sólo tres de los náufragos lograron salvarse. Pangloss, Cándido y un bruto marinero. Cuando llegaron a las costas de Lisboa notaron que había un terremoto. Fue una gran catástrofe y Pangloss y Cándido ayudaron a socorrer a todos los habitantes

Capítulo VI: Cándido fue azotado en una ceremonia que se suponía que era para que la tierra no temblase más. Fue castigado junto a un vizcaíno y Pangloss fue ahorcado. Luego de esta terrible ceremonia Cándido se fue arrastrándose y en ese camino conoció a una vieja, quien le ofreció su ayuda.

Capítulo VII: La vieja atendió y curó a Cándido, le ofreció albergue durante un tiempo. La vieja lo llevó al encuentro con Cunegunda, quien había sido violada y torturada pero no había muerto. Cándido contó su historia.

Capítulo VIII: Cunegunda contó a Cándido todas sus desventuras ocurridas en el castillo de Thunder-ten-trockh. Habían matado a su madre, padre y hermano. Un capitán búlgaro que se indignó al ver como era violada Cunegunda, mató al violador y ella fue tomada como prisionera de guerra. Un judío que sentía gran atracción por ella la rescató, pero no consiguió nada de ella; luego Cunegunda era compartida entre el judío y Monseñor el inquisidor.

Capítulo IX: El israelita entró en la casa y vio juntos a Cándido y a Cunegunda. Entró en cólera y propuso un pleito contra Cándido; fue ganado por este último. A la madrugada del día siguiente Cándido sin vacilar dio muerte al inquisidor que había ido a disfrutar de los placeres de la bella Cunegunda. Inmediatamente la vieja propuso huir en caballos hacia Cádiz. Los tres pararon en una hostería de Avacena.

Capítulo X: En Badajoz fueron despojados de sus bienes y tuvieron que vender un caballo para poder llegar a Cádiz. Allí se estaba equipando una flota para combatir contra los jesuitas del Paraguay; los tres se embarcaron hacia América. Por algunas discusiones surgidas entre Cándido y Cunegunda, sobre su desdicha y sobre lo mejor que sería el nuevo mundo, la vieja tuvo la obligación moral de contarles su historia, para que ambos se dieran cuenta de que ellos no son los mas desdichados.

Capítulo XI: La vieja contó que hasta los principios de su adolescencia había vivido en un palacio, puesto que era hija del Papa y de una princesa. Contó lo bella que era y que su prometido la había engañado con otra mujer; por esto la madre decidió alejarse del lugar por un tiempo. Se embarcaron hacia Gaeta pero en el camino fueron abordados por unos piratas turcos, los cuales las desnudaron; luego la vieja fue llevada como esclava a Marruecos en compañía de su madre. En una guerra civil en dicho país su madre murió y ella fue violada; después de huir entre los cadáveres que habían quedado como saldo de esa guerra, la vieja fue encontrada por un hombre blanco.

Capítulo XII: El hombre la llevó para que la asistiesen, resultó ser un maestro de la infancia. Cunegunda fue llevada a Argel y vendida al rey. Allí contrajo una peste africana. Fue pasando de mano en mano entre mercaderes de distintos países, finalmente fue llevada a la frontera de Azov que estaba siendo invadida por los rusos. Ante la desesperación de los soldados por no tener que comer, decidieron comer una nalga de casa mujer; de esta forma la vieja perdió una porción de su nalga. Luego, en Rusia, trabajo bajo azotes pero al cabo de dos años pudo huir hacia Alemania. Finalmente terminó sirviendo en la casa de Isacar, el judío, donde conoció a Cunegunda y luego a Cándido.

Capítulo XIII: Una vez en Buenos Aires, los tres se trasladaron a la casa del gobernador, allí acordaron contraer matrimonio Cunegunda y el gobernante. Al día siguiente arribó un pequeño navío del cual bajó un franciscano, era el que había robado las joyas que tenía Cunegunda. El fraile quiso vender algunas piedras precisas pero el joyero las reconoció como pertenecientes al gran inquisidor. El franciscano antes de ser ahorcado confesó que las había robado. En Buenos Aires corrió un rumor que decía que estaba por desembarcar un alcalde que perseguía a los asesinos del inquisidor. Por esta razón Cándido se tuvo que separar de la vieja y de su amada.

Capítulo XIV: Cándido había traído de Cádiz a un criado, se llamaba Cacambo, ambos abandonaron Buenos Aires para dirigirse al Paraguay, lugar que Cacambo ya conocía puesto que había nacido en Tucumán. Cuando llegaron al primer puesto fronterizo Cacambo pidió de hablar con el comandante, fueron bien recibidos. Como Cándido era alemán, el comandante quiso hablar con él, puesto que sabía hablar alemán. El comandante era el hermano de la bella Cunegunda.

Capítulo XV: El comandante le contó a Cándido como se había salvado de la muerte, cuando Cándido contó que sus planes eran casarse con Cunegunda, su hermano lo llamó insolente y lo golpeó con su espada. Cándido desenvainó la suya y dio muerte al hermano de su amada. Cuando Cacambo se enteró, le hizo poner a su amo las ropas del difunto para que no los reconocieran mientras huían.

Capítulo XVI: Mientras estaban descansando los dos viajeros, sintieron unos gemidos que aparentaban ser de mujer. Eran de dos muchachas completamente desnudas que eran corridas por dos monos. Cándido mató rápidamente a los dos monos quienes fueron abrazados muy tiernamente por las dos muchachas. A la mañana siguiente no pudieron moverse porque habían sido atados por unos orejones, quienes tenían intenciones de comerlos porque creían que los viajeros eran jesuitas. Cacambo les propuso a los orejones que llevaran la ropa de su amo a un puesto fronterizo; de esta forma quedó demostrado que Cándido había matado a un jesuita y los viajeros fueron liberados.

Capítulo XVII: Decidieron ir a Cayena, una colonia francesa, durante el camino murieron sus caballos y agotaron sus provisiones; tuvieron que vivir de la naturaleza. Subieron a una canoa que encontraron a la orilla de un río y lograron llegar a un lugar habitado: Eldorado. Los niños jugaban con tejos de oro, s}las vestimentas tenían piedras preciosas; recogieron todo lo que pudieron. Luego entraron en una hostería. Fueron atendidos muy bien por la gente del país.

Capítulo XVIII: Cándido y Cacambo estaban admirados por la riqueza de ese país, pero más les llamaba la atención que los habitantes no le dieran importancia. El hostelero informó a Cacambo sobre toda su organización y cultura. Los dos viajeros fueron al palacio del rey donde estuvieron alojados un mes; decidieron partir, se llevaron cien corderos cargados con diamantes y oro.

Capítulo XIX: A los cien días de marcha sólo quedaron dos corderos. Estaban en Surinam cuando decidieron embarcarse para ir a rescatar a la señorita Cunegunda, el capitán informó a Cándido que era muy peligroso pues ella era la favorita de Su Excelencia. Los viajeros optaron por separarse: Cacambo partió hacia Buenos Aires para rescatar a la señorita Cunegunda y llevarla a Venecia, Cándido fue estafado por un capitán, perdió casi toda su fortuna. Hizo una reunión para seleccionar a un compañero de viaje puesto que no quería sentirse el más desdichado de todos. Eligió a un viejo sabio, su nombre era Martín.

Capítulo XX: Cándido y su nuevo compañero se embarcaron para Burdeos. Durante el viaje presenciaron una batalla entre dos navíos, unos de estos pertenecía al capitán que había estafado a Cándido; fue asi como recuperó un cordero.

Capítulo XXI: Entre largas discusiones de un carácter bastante filosófico, llegaron a Burdeos.

Capítulo XXII: Cándido cedió sur rojo cordero a la Academia de Ciencias de Burdeos para que estudiaran el color de su lana. Inmediatamente se enfermó y por sus riquezas fue rodeado por medicos, devostas y personas que querían ser su amigo. Unos de sus seguidores era un abate del Périgord, llevaba a Cándido y a Martín a la comedia. Cándido quedó encantado por una actriz y el abate quiso presentárseala. El del Périgord los llevó a la casa de una dama donde podrían conocer a la actriz. En esta circunstancias Cándido le fue infiel a Cunegunda, por lo que se lamento largo tiempo. Una mañana Cándido recibió una carta de Cunegunda: estaba en esa ciudad y cerca de la muerte, postrada en una cama. Los dos viajeros fueron a la posada donde estaba la enferma, Cándido dejó unos diamantes y repentinamente apareció el abate con dos oficiales; fue así como fueron aprendidos y llevados fuera de Francia. Sacaron por conclusión que la señorita que decía ser Cunegunda era una bribona y el abate del Périgord un bribón.

Capítulo XXIII: Cuando los viajeros llegaron a las costas de Inglaterra como fusilaban a un almirante. Lo fusilaban para motivar a los demás soldados, Cándido se estremeció por esta situación. Acordaron con un capitán que los llevaría a Venecia.

Capítulo XIV: En Venecia no encontraron a Cunegunda ni nada que tuviera que ver con ella. En una plaza vieron a un pareja que paseaba de la mano y la invitaron a almorzar; la muchacha era Paquette y Cándido no la había reconocido, su acompañante era Fray Alhelí. Una vez que Cándido y Martín estuvieron solos, conversaron sobre el senador Pococurante, una persona que recibía bien a los extraneros. Acordaron ir a visitarlo.

Capítulo XXV: Pococurante los recibió de una manera muy formal y distante. Estuvo en desacuerdo con casi todas las críticas positivas de Cándido con respecto del teatro, las novelas, la música, los cuadros. Cándido creyó que era el hombre más feliz de todos porque estaba por encima de todo lo que tenía, pero Martín dijo que no lo era, pues el senador estaba disconforme con todo. Cándido asintió.

Capítulo XXVI: En una cena de la hostería en la que Cándido y Martín paraban, conocieron a seis reyes que habían sido destronados. Cacambo era servidor de uno de aquellos reyes, e informó Cándido que su amada estaba en Constantinopla. Como el amo de Cacambo tenía que ir para esa ciudad, convenció a su amo para que lleve a Cacambo y Martín en su embarcación.

Capítulo XXVII: Durante el viaje observaron como eran azotados dos remeros, eran Pangloss y el hermano de Cunegunda. Pangloss no había sido ahorcado por completo y un médico que había comprado el cadáver para examinarlo le salvó la vida. El barón no murió puesto que su herida le causó un desvanecimiento y no su muerte. Cándido pagó al capitán de la nave por los sus dos amigos y tomaron otra galera para ir a rescatar a Cunegunda.

Capítulo XXVIII: Mientras iban en busca de Cunegunda, Pangloss y el barón contaron sus historias y la forma en que habían llegado a la galera. Cada uno explicó detalladamente como habían sobrevivido a la muerte.

Capítulo XXIX: Cuando desembarcaron en las costas de la Propóntide, se dirigieron a la casa del príncipe de Transilvania, donde se encontraba Cunegunda, cuando la vieron se sorprendieron: tenía patas de gallo, el pecho liso, la cara arrugada. Había perdido toda su belleza pero Cándido rescató tanto a Cunegunda como a la vieja. Esta última propuso que se quedaran en una alquería lindera. Cándido contó que iba a casarse con Cunegunda como lo había prometido, pero el barón se opuso.

Capítulo XXX: Cándido preguntó a sus amigos que podían hacer con el barón, decidieron enviarle a Roma si que su hermana se enterase. El barón fue embarcado y Cándido pudo casarse con Cunegunda. Todos analizaron sus aventuras y desventuras, Pangloss se enfrentó a un filósofo turco que parecía bastante aislado. Finalmente Cándido, que había comprado el huerto, propuso cultivarlo entre todos.

Biografía de Voltaire

Voltaire (1694-1778), escritor y filósofo francés que figura entre los principales representantes de la Ilustración.


François Marie Atouet nació en París, el 21 de noviembre de 1694, hijo de un notario y a partir de 1718 adoptó definitivamente el nombre de Voltaire. Estudió con los jesuitas en el colegio Louis-le-Grand.

2. PRIMEROS ÉXITOS  
Voltaire decidió desde muy joven emprender una carrera literaria. Comenzó a moverse en los círculos aristocráticos y pronto fue conocido en todos los salones literarios de París por su ingenio sarcástico. Varios de sus escritos, especialmente un libelo en el que acusaba al regente Felipe II, duque de Orleans, de atroces crímenes, precipitaron su ingreso en la prisión de la Bastilla. Durante los once meses de encierro completó su primera tragedia, Edipo, basada en la obra homónima del dramaturgo griego Sófocles, y comenzó un poema épico sobre Enrique IV de Francia. Edipo se estrenó en el Théâtre-Français en 1718 y fue acogida con enorme entusiasmo. La obra sobre Enrique IV se imprimió anónimamente en Génova bajo el título de Poème de la ligue (1723). En su primer poema filosófico, Los pros y los contras, Voltaire ofrece una elocuente descripción de su visión anticristiana y su credo deísta de carácter racionalista.

Tras una disputa con un miembro de una ilustre familia francesa, Voltaire fue encarcelado por segunda vez en la Bastilla, pero fue liberado al cabo de dos semanas bajo la promesa de abandonar Francia y establecerse en Inglaterra. Pasó entonces dos años en Londres, y no tardó en dominar la lengua inglesa. Con la intención de preparar al público británico para una edición ampliada de su Poème de la ligue, Voltaire escribió dos notables ensayos en inglés: uno sobre poesía épica y otro sobre la historia de las guerras civiles en Francia. Durante algunos años, el católico y autocrático gobierno francés prohibió la edición ampliada del Poème de la ligue, que finalmente adoptó el título de La Henriade. La aprobación para publicarlo llegó en 1728. Esta obra, una elocuente defensa de la tolerancia religiosa, obtuvo un éxito sin precedentes, no sólo en la Francia natal de Voltaire, sino en todo el continente europeo.

3. POPULARIDAD EN LA CORTE  
En 1728 Voltaire regresó a Francia. Durante los cuatro años siguientes residió en París y dedicó la mayor parte de su tiempo a la composición literaria. La principal obra de este periodo, inspirada en su contacto durante su estancia en Inglaterra con Pope, Swift, Congreve y Walpole, es Cartas inglesas en 1734, de la que realizó una nueva edición con el título de Cartas filosóficas en 1737. Se trata de un ataque encubierto a las instituciones políticas y eclesiásticas francesas que le causó problemas con las autoridades, y una vez más se vio obligado a abandonar París. Se refugió entonces en el Château de Cirey, en el ducado independiente de Lorena. Allí entabló una larga relación sentimental con la culta aristócrata Gabrielle Émilie Le Tonnelier de Breteuil, marquesa de Châtelet, que ejerció sobre él una importante influencia intelectual.

La época de Voltaire en Cirey en compañía de la marquesa de Châtelet fue un periodo de intensa actividad literaria. Además de un impresionante número de obras de teatro, escribió Elementos de la filosofía de Newton, y produjo novelas, cuentos, sátiras y poemas breves.

Esta estancia se vio interrumpida en varias ocasiones. Voltaire viajaba con frecuencia a París y Versalles, donde, gracias a la influencia de la marquesa de Pompadour, la famosa amante de Luis XV, se convirtió en uno de los favoritos de la corte. En primer lugar fue nombrado historiador de Francia y más tarde caballero de la Cámara Real. Finalmente, en 1746, fue elegido miembro de la Academia Francesa (véase Instituto de Francia). Su Poème de Fontenoy (1745), donde relata la victoria de los franceses sobre los ingleses durante la Guerra de Sucesión austríaca, y El siglo de Luis XV, además de otras obras de teatro como La princesa de Navarra o El triunfo de Trajano, marcaron el inicio de la relación de Voltaire con la corte de Luis XV.

A la muerte de madame de Châtelet en 1749, Voltaire aceptó una antigua invitación de Federico II el Grande para residir de manera permanente en la corte prusiana. Viajó a Berlín en 1750, pero no permaneció allí más de dos años, pues su ingenio más bien ácido chocó con el temperamento autocrático del rey y fue la causa de frecuentes disputas. Durante su estancia en Berlín completó El siglo de Luis XIV, un estudio histórico sobre el reinado de ese monarca (1638-1715).

4. ATAQUES A LA RELIGIÓN  
Por espacio de algunos años Voltaire llevó una existencia itinerante, pero finalmente se estableció en Ferney, en 1758, donde pasó los últimos veinte años de su vida. En el intervalo comprendido entre su regreso de Berlín y su establecimiento en Ferney, terminó su obra más ambiciosa, el Ensayo sobre la historia general y sobre las costumbres y el carácter de las naciones (1756). Esta obra, que no es otra cosa que un estudio del progreso humano, censura el supernaturalismo y denuncia la religión y el poder del clero, si bien afirma su creencia en Dios.

Una vez establecido en Ferney, Voltaire escribió varios poemas filosóficos, como El desastre de Lisboa (1756), sobre el tremendo terremoto que asoló la ciudad en 1755, varias novelas satíricas y filosóficas, entre las que cabe destacar Cándido (1759), la tragedia Tancredo (1760) y el Diccionario filosófico (1764). Desde la seguridad que le proporcionaba su retiro, lanzó cientos de panfletos en los que satirizaba los abusos del poder. Quienes eran perseguidos por sus creencias encontraron en Voltaire un elocuente y poderoso defensor. El talante de sus actividades podría resumirse en una frase que el propio autor empleaba muy a menudo: écrasons l'infâme (`aplastemos al infame'). Con esta frase se refería a cualquier forma de religión que persigue a quienes no la profesan, que practica el fanatismo. Oponía el deísmo, una religión puramente racional, a la religión cristiana. En Cándido, Voltaire analiza el problema del mal en el mundo y describe las atrocidades cometidas a lo largo de la historia en nombre de la Religión. Voltaire murió el 30 de mayo de 1778 en París.

5. CRÍTICA  
El carácter contradictorio de Voltaire se refleja tanto en sus escritos como en las opiniones de otros. Parecía capaz de situarse en los dos polos de cualquier debate, y en opinión de algunos de sus contemporáneos era poco fiable, avaricioso y sarcástico. Para otros, sin embargo, era un hombre generoso, entusiasta y sentimental. Esencialmente, rechazó todo lo que fuera irracional e incomprensible y animó a sus contemporáneos a luchar activamente contra la intolerancia, la tiranía y la superstición. Su moral estaba fundada en la creencia en la libertad de pensamiento y el respeto a todos los individuos, y sostuvo que la literatura debía ocuparse de los problemas de su tiempo. Estas opiniones convirtieron a Voltaire en una figura clave del movimiento filosófico del siglo XVIII ejemplificado en los escritores de la famosa Enciclopedia francesa. Su defensa de una literatura comprometida con los problemas sociales hace que Voltaire sea considerado como un predecesor de escritores del siglo XX como Jean-Paul Sartre y otros existencialistas franceses.


Todas las obras de Voltaire contienen pasajes memorables que se distinguen por su elegancia, su perspicacia y su ingenio. Sin embargo, su poesía y sus obras dramáticas abusan a menudo de un exceso de atención a la cuestión histórica y a la propaganda filosófica. Cabe destacar, entre otras, las tragedias Brutus (1730), Zaire (1732), Alzire (1736), Mahoma o el fanatismo (1741), y Mérope (1743); el romance filosófico Zadig (1747); el poema filosófico Discurso sobre el hombre (1738); y el estudio histórico Carlos XII (1730).

“..... quedó sorprendido ante la belleza de los cuadros. Preguntó de quién eran los dos primeros.

- Son de Rafael - dijo el senador -; hace unos años los pagué muy caros por vanidad; dicen que es lo más hermoso que hay en Italia, pero a mí no me gustan nada: el color es muy oscuro, las figuras no están suficientemente bien trazadas, y les falta relieve; los ropajes no se parecen en nada a una tela; en una palabra, digan lo que quieran, no me parece una imitación verdadera de la naturaleza.”

“Este ruido - dijo el Pococurante - puede distraer durante una media hora, pero si dura más fatiga a todo el mundo, aunque nadie se atreva a confesarlo. Hoy la música ya no es más que el arte de ejecutar cosas difíciles, y lo que sólo es difícil, a la larga no gusta.”

“Tal vez me gustara más la ópera, si no hubieran descubierto el secreto de hacer de ella un monstruo que me indigna. Vaya a ver quien quiera malas tragedias con música, en las que las escenas sólo están destinadas a dar ocasión, muy inoportunamente, a dos o tres canciones ridículas que permiten el lucimiento de la garganta de una actriz; puede desmayarse de placer quien quiera o quien pueda viendo a capón gorjeando en el papel de César o de Catón, y paseando con aire torpe por el escenario; por lo que a mí respecta, hace tiempo que he renunciado a estas mezquindades, que hoy constituyen la gloria de Italia, y que hay soberanos que pagan tan alto precio.”

“.... pero esta repetición continua de combates, todos tan parecidos, estos dioses que obran siempre para no hacer nada decisivo, esta Helena que es el motivo de la guerra, y que apenas interviene en la obra; esta Troya que se sitia, y que no cae en manos de los sitiadores: todo esto me causaba el aburrimiento más mortal.” (está haciendo referencia a una obra de Homero)

“Convengo - contestó el Pococurante - en que el segundo, el cuarto y el sexto libro de su Eneida, son excelentes; pero por lo que se refiere a su piadoso Eneas, al fuerte Cloante, al amigo Acates, al pequeño Ascanio, al imbécil rey Latino, a la burguesa Amata y a la insípida Lavinia, no creo que haya nada tan frío ni más desagradable. Prefiero al Tasso y a las inverosímiles historias del Ariosto.”

“ Podría haberlas - dijo el Pococurante -, si uno solo de los autores de esta balumba de escritos hubiese inventado aunque sólo fuera el arte de hacer alfileres; pero en todos estos libros no hay más que vanos sistemas, y ni una sola cosa útil.” (estas palabras son una crítica a ochenta volúmenes de publicaciones de una Academia de Ciencias”

Todas estas citas corresponden al capítulo XXV.

Voltaire expresa las gravísimas contradicciones que le obsesionaban. Bajo el disfraz de la extravagancia y de lo bufo, el escritor se confiesa con toda claridad que un hombre de su temperamento, te reacio a las expansiones de ese tipo y de las confidencias personales, puede hacerlo.

Este escrito es llamado Cándido porque el personaje principal que Voltaire utiliza para su expresión tiene dicho nombre.




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Enviado por:Ironman
Idioma: castellano
País: Argentina

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