Religión y Creencias


Brujería e inquisición en Chile


Introducción

Si somos conscientes de la brujería y magia negra como un fenómeno social que ha venido evolucionando a través del tiempo, al igual que nuestra civilización, podemos ver que este proceso se ha realizado conforme a importantes influencias que afectan tanto al fenómeno en sí como a nuestra sociedad.

La brujería y la magia negra son el resultado de creencias que se dan simultáneamente entre quienes la practican y el resto de la sociedad, ya que es ella quién fija los parámetros para el desarrollo de sus principios y sus campos de influencia. Es por tanto, al igual que el arte y la ciencia, una construcción colectiva que sólo adquiere sentido en sociedad.

Es por esta razón, que preguntarnos sobre las diferencias que la brujería y magia negra adquieren dentro de nuestro propio país, y las expectativas en su desarrollo, ya sea, en zonas urbanas y rurales, nos servirían para proyectar una posible dirección que llegase a tomar este fenómeno a futuro.

Por lo tanto, preguntas como: ¿Existen diferencias en torno a la brujería y magia negra, entre los sectores urbanos y rurales de nuestro país?, ¿De qué manera influyen la familia, las creencias religiosas, la ubicación en sectores urbanos o rurales, la educación y el progreso científico en el establecimiento de este fenómeno?, ¿La tradición juega un papel determinante en el sentido que adquiere la práctica de brujería y magia negra en cada sector?, ¿Qué grado de compromiso existe en ambos sectores, rural urbano, con respecto al desarrollo de la brujería y magia negra?, ¿De qué manera cada uno de estos sectores ayuda al desarrollo de la brujería y magia negra?, No son poco significativas, si pensamos que con ellas podremos establecer un modelo que refleje nuestra sociedad en estos días, y cómo y en qué dirección se mueven sus fuerzas en el ámbito de nuestras propias creencias.

INQUISICIÓN

Inquisición, institución judicial creada por el pontificado en la edad media, con la misión de localizar, procesar y sentenciar a las personas culpables de herejía. En la Iglesia primitiva la pena habitual por herejía era la excomunión. Con el reconocimiento del cristianismo como religión estatal en el siglo IV, los herejes empezaron a ser considerados enemigos del Estado, sobre todo cuando habían provocado violencia y alteraciones del orden público. San Agustín aprobó con reservas la acción del Estado contra los herejes, aunque la Iglesia en general desaprobó la coacción y los castigos físicos.

ORIGENES

En el siglo XII, en respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada. La doctrina y práctica albigense parecían nocivas respecto al matrimonio y otras instituciones de la sociedad y, tras los más débiles esfuerzos de sus predecesores, el papa Inocencio III organizó una cruzada contra esta comunidad. Promulgó una legislación punitiva contra sus componentes y envió predicadores a la zona. Sin embargo, los diversos intentos destinados a someter la herejía no estuvieron bien coordinados y fueron relativamente ineficaces.

La Inquisición en sí no se constituyó hasta 1231, con los estatutos comunican del papa Gregorio IX. Con ellos el papa redujo la responsabilidad de los obispos en materia de ortodoxia, sometió a los inquisidores bajo la jurisdicción del pontificado, y estableció severos castigos. El cargo de inquisidor fue confiado casi en exclusiva a los franciscanos y a los dominicos, a causa de su mejor preparación teológica y su supuesto rechazo de las ambiciones mundanas. Al poner bajo dirección pontificia la persecución de los herejes, Gregorio IX actuaba en parte movido por el miedo a que Federico II, tomara la iniciativa y la utilizara con objetivos políticos. Restringida en principio a Alemania y Aragón, la nueva institución entró enseguida en vigor en el conjunto de la Iglesia, aunque no funcionara por entero.

Dos inquisidores con la misma autoridad nombrados directamente por el Papa eran los responsables de cada tribunal, con la ayuda de asistentes, notarios, policía y asesores. Los inquisidores fueron figuras que disponían de imponentes potestades, porque podían excomulgar incluso a príncipes. En estas circunstancias sorprende que los inquisidores tuvieran fama de justos y misericordiosos entre sus contemporáneos. Sin embargo, algunos de ellos fueron acusados de crueldad y de otros abusos.

PROCEDIMIENTOS

Los inquisidores se establecían por un periodo de fin de semanas o meses en alguna plaza central, desde donde promulgaban órdenes solicitando que todo culpable de herejía se presentara por propia iniciativa. Los inquisidores podían entablar pleito contra cualquier persona sospechosa. A quienes se presentaban por propia voluntad y confesaban su herejía, se les imponía penas menores que a los que había que juzgar y condenar. Se concedía un periodo de gracia de un mes más o menos para realizar esta confesión espontánea; el verdadero proceso comenzaba después.

Si los inquisidores decidían procesar a una persona sospechosa de herejía, el prelado del sospechoso publicaba el requerimiento judicial. La policía inquisitorial buscaba a aquellos que se negaban a obedecer los requerimientos, y no se les concedía derecho de asilo. Los acusados recibían una declaración de cargos contra ellos. Durante algunos años se ocultó el nombre de los acusadores, pero el papa Bonifacio VIII abrogó esta práctica. Los acusados estaban obligados bajo juramento a responder de todos los cargos que existían contra ellos, convirtiéndose así en sus propios acusadores. El testimonio de dos testigos se consideraba por lo general prueba de culpabilidad.

Los inquisidores contaban con una especie de consejo, formado por clérigos y laicos, para que les ayudaran a dictar un veredicto. Les estaba permitido encarcelar testigos sobre los que recayera la sospecha de que estaban mintiendo. En 1252 el papa Inocencio IV, bajo la influencia del renacimiento del Derecho romano, autorizó la práctica de la tortura para extraer la verdad de los sospechosos. Hasta entonces este procedimiento había sido ajeno a la tradición canónica.

Los castigos y sentencias para los que confesaban o eran declarados culpables se pronunciaban al mismo tiempo en una ceremonia pública al final de todo el proceso. Era el sermo generalis o auto de fe. Los castigos podían consistir en una peregrinación, un suplicio público, una multa o cargar con una cruz. Las dos lengüetas de tela roja cosidas en el exterior de la ropa señalaban a los que habían hecho falsas acusaciones. En los casos más graves las penas eran la confiscación de propiedades o el encarcelamiento. La pena más severa que los inquisidores podían imponer era la de prisión perpetua. De esta forma la entrega por los inquisidores de un reo a las autoridades civiles, equivalía a solicitar la ejecución de esa persona.

Aunque en sus comienzos la Inquisición dedicó más atención a los albigenses y en menor grado a los valdenses, sus actividades se ampliaron a otros grupos heterodoxos, como la Hermandad, y más tarde a los llamados brujas y adivinos. Una vez que los albigenses estuvieron bajo control, la actividad de la Inquisición disminuyó, y a finales del siglo XIV y durante el siglo XV se supo poco de ella. Sin embargo, a finales de la edad media los príncipes seculares utilizaron modelos represivos que respondían a los de la Inquisición.

EL SANTO OFICIO

Alarmado por la difusión del protestantismo y por su penetración, en 1542 el papa Pablo III hizo caso a reformadores como el cardenal Juan Pedro Carafa y estableció la Congregación de la Inquisición, conocida también como la Inquisición y el Santo Oficio. Seis cardenales, incluido Carafa, constituyeron la comisión original, cuyos poderes se ampliaron a toda la Iglesia. En realidad, el Santo Oficio era una institución nueva vinculada a la Inquisición medieval sólo por vagos precedentes. Más libre del control episcopal que su predecesora, concibió también su función de forma diferente. Mientras la Inquisición medieval se había centrado en las herejías que ocasionaban desórdenes públicos, el Santo Oficio se preocupó de la ortodoxia de índole más académica y, sobre todo, la que aparecía en los escritos de teólogos y eclesiástico destacado.

Durante los 12 primeros años, las actividades de la Inquisición romana fueron modestas hasta cierto punto, reducidas casi por completo. Cuando Carafa se convirtió en el papa Pablo IV en 1555 emprendió una persecución activa de sospechosos, incluidos obispos y cardenales. Encargó a la Congregación que elaborara una lista de libros que atentaban contra la fe o la moral, y aprobó y publicó el primer Índice de Libros Prohibidos en 1559. Aunque papas posteriores atemperaron el celo de la Inquisición romana, comenzaron a considerarla como el instrumento consuetudinario del Gobierno papal para regular el orden en la Iglesia y la ortodoxia doctrinal; por ejemplo, procesó y condenó a Galileo en 1633. En 1965 el papa Pablo VI, respondiendo a numerosas quejas, reorganizó el Santo Oficio y le puso el nuevo nombre de Congregación para la Doctrina de la Fe.

BRUJERÍA

Brujería, conjunto de prácticas que realizan personas que sé autodenominan brujos y brujas, a las que se supone dotadas de poderes sobrenaturales que ponen en práctica mediante ritos mágicos, en general para causar un perjuicio. Se conoce también como magia negra o hechicería.

La brujería se extiende por todo el mundo, pero ha desempeñado funciones muy distintas según la época y el lugar. La antropología moderna distingue entre la hechicería (que hace referencia a la brujería más simple practicada en las sociedades más antiguas), la brujería diabólica (los supuestos cultos al Diablo de las brujas y su persecución y la moderna brujería (el movimiento neopagano).

La brujería constituía la reliquia de determinados aspectos de ritos arcaicos populares, y en especial los cultos a la fertilidad. Según esto, los antiguos ritos convivieron con el cristianismo durante la época medieval, aunque poco a poco fueron perdiendo adeptos e importancia. A medida que el cristianismo fue adquiriendo mayor relevancia, las autoridades eclesiásticas y los cristianos ortodoxos empezaron a considerar a los dioses adorados en este tipo de ritos como demonios y a los que los practicaban como brujos.

ORÍGENES

“las bases religiosas hasta la antigüedad clásica”

La brujería es la degeneración de una de las primeras etapas de creencias y prácticas religiosas de la humanidad. A lo largo de la historia, ha añadido a su primitiva esencia parodias de las distintas religiones posteriores, en lucha con ella, y que después de generaciones la han hecho permanecer en la oscuridad. La historia del culto de las brujas se puede comprender únicamente considerando el desarrollo religioso en su conjunto.

La religión, es decir, la relación del individuo con el cosmos, se consideró en un principio algo exclusivo de un grupo, y el sentimiento religioso creció apoyándose en la danza.

Originariamente al hombre protopaleolítico solo se le puede considerar en grupo, con un sentido de grupo, motivado fundamentalmente por sus deseos de alimento, sexo, y autopreservación, y que ejercita un sentido de unidad psicológica con la danza.

Gradualmente y durante un extenso período de tiempo se empieza a desarrollar el sentido de individualidad personal. El mecanismo del grupo se altera, y de ser un matriarcado dominado por las mujeres, se convierte en un patriarcado dominado por el hombre.

El individualismo provoca soledad y miedo. Como consecuencia de este miedo, el individuo trata de ampararse en el grupo y el éxtasis de la danza le proporciona la deseada protección, corriendo a cargo del más viejo de los varones o de las hembras del grupo Al organizarla. Así llegamos a los primeros sacerdotes, hechiceros e iniciados.

La danza se convierte en una experiencia emocional para la persona, es decir, una liberación y una solución de los problemas individuales así como una práctica de grupo, un ejercicio de la comunidad con objeto de alcanzar el propósito general.

El desarrollo del conocimiento del mundo exterior había conducido al animismo y al culto de los fenómenos naturales, incluyendo el culto a los antepasados. El hombre es todavía parte de la naturaleza, pero se van dando cuenta de que está escapando de ella y trata por todos los medios de permanecer identificado. Hace ofrendas a los árboles, y trata de mantenerse unido al mundo animal del cual se está alejando. Sé autoconoce, tiene conciencia de su sexualidad y trata apasionadamente de volver al edén. Durante algún tiempo lo consigue por medio de la danza y de los ejercicios religioso, pero poco a poco se convierte en un simple truco. Cuando se da cuenta de ello y de que es incompatible con sus anteriores creencias, entonces el anterior liberador se convierte en superstición y el hombre lo inscribe en la historia como magia.

El mundo creció y las culturas se separaron aún más, definiéndose cada vez más la personalidad individual. Lograr aquella psíquica liberación dependió progresivamente de ejercicios establecidos de antemano. Podíamos llamarlos religiosos cuando se llevaron a cabo de buena fe y con un fin inconsciente, y se convirtieron en magia cuando se procuraron de forma consciente como una liberación individual. Así pues, la religión, que es algo que ofrece, se convirtió en algo diferente de la magia, que recibe.

Los poderes y las prácticas

La brujería, considerada como una oposición a la Iglesia y un organizado culto al diablo, constituyó una ofensa contra la sociedad, pero fueron los actos de perversidad individuales los que provocaron la mayor parte de las acusaciones.

Al considerar los hechos atribuidos a las brujas, relativos a un tipo de magia natural y benéfica, es importante recordar que la simple fe en la curación y la venta de puerta en puerta de remedios a base de hierbas no pueden ser considerados en absoluto como brujería. La brujería propiamente dicha existió tan sólo cuando los poderes convocados se consideraban diabólicos, y cuando los implicados en este tipo de operaciones buscaban ayuda en alguna fuerza exterior no aceptada por las instituciones y creencias ortodoxas.

Los recursos y métodos de las brujas fueron los de los pueblos prehistóricos. Poseían fragmentos del antiguo conocimiento de las hierbas, de sus propiedades ya olvidadas, y conservaban la destreza, mantenida durante generaciones, en el trato con los animales.

La forma más común de provocar un mal, o en ocasiones, algún beneficio era utilizando la magia de simpatía: la ley de la similitud El mal de ojo fue simplemente una señal de hechicería, en el sentido de que el ojo puede tener el significado de un compromiso personal e íntimo. Los conjuros fueron innumerables: cada deseo maligno podía representarse por un símbolo mágico que ejercía su acción en el sujeto que lo llevaba.

“la situación contemporánea”

Si las prácticas originales primitivas guardan relación en diferentes partes del mundo, lo mismo sucede con la tradición esotérica - la corriente secreta de la magia y las creencias por las cuales los primitivos poderes fueron conservados entre los adeptos enfrentándose a filosofías y religiones que no poseían -. La alta magia, la “doctrina secreta”, debe vivirse para comprenderla. Proporciona la propia identificación con el cosmos y con los poderes inherentes a él. Persiste en muchas formas y lugares. Sus enseñanzas que son heréticas para cualquier religión ortodoxa, tan sólo son perversas y constituyen la magia negra, cuando se emplean para fines personales.

Magia y religión son términos similares en cualquier tipo de sociedad. Ambas generan poder. Si este poder se encauza de forma errónea o cualquier tipo de convencimiento, constituye la magia negra. La magia negra o su conocimiento superficial, buscando ganar y no dar, alcanzar y no contribuir, es lo que los adictos conocen como el “sendero de la mano izquierda”. Proclaman que es muy poderoso y sus practicantes a menudo terminan trastornados con la ayuda de drogas y las prácticas que impone. Llegan a este estado, o bien por convicción, o por reacción contra alguna creencia establecida y son los compañeros intelectuales de las brujas.

Aunque la brujería, clandestinamente, se sigue practicando en aquellos lugares donde subsiste una fuerte y primitiva creencia religiosa, en la actualidad puede considerarse prácticamente extinguida en Europa y en América.

Qué hacer contra las brujerías

Al enterarse de que alguien le está haciendo un "trabajo" de brujería, muchas personas tienen miedo. Esto es lo que él quiere ya que por el miedo puede dominarnos. Debemos recordar que el demonio nada puede contra los que son fieles a Dios. Nuestro Padre Celestial es Todopoderoso y nos ama. El demonio sólo puede con aquellos que no confían en Dios y por falta de fe están espiritualmente débiles o muertos. Son como pollitos que se han alejado de la protección de la gallina y se exponen al gavilán. Por eso Jesús nos dice:

¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido!

Quién está amenazado por brujerías que recurra al Señor por protección y no tema. Debe poner en Dios toda su confianza y practicar su fe, no por miedo a la brujería sino por convicción: acercarse a los sacramentos, la oración personal y pedir a los hermanos que oren por él. La gracia del Señor jamás faltará a quién la busque.

Jamás debemos ir a otro brujo para "defendernos". Eso sería caer en la trampa del demonio haciendo lo que él quiere: que desconfiemos de Dios para que recurramos a él.

Muchas veces las personas recurren a la brujería en momentos de desesperación, cuando creen que es el último recurso que les queda. En ese momento vulnerable alguien les ofrece la brujería como una solución fácil. Como católicos jamás recurren a ningún medio espiritual fuera de Dios. Cuando pedimos la intercesión de los santos, por ejemplo, no buscamos una vía alterna sino que buscamos su ayuda tan solo y precisamente para mantenernos fieles al Señor como ellos lo hicieron. Hay dos familias: la de Dios y la del demonio. Cada uno recurre a los miembros de la suya. Pidamos a Dios que prefiramos morir antes de buscar algo del demonio.

LA MANDRÁGORA, PLANTA DE LAS BRUJAS

Resulta imposible hablar de brujas sin mencionar la mandrágora. Los jueces que juzgaron a Juana de Arco la acusaron de llevar oculta en la ropa una raíz de mandrágora, de la cual obtenía su maravilloso poder de adivinación y su don de mando. Las voces que oía la Doncella eran proferidas, según ellos, por la mandrágora. El jesuita Martín del Río eminente demonólogo, había descrito en 1429 los maravillosos poderes de esta raíz y dijo que, en cierta ocasión, hallo entre las pertenencias de un hombre sospechoso de practicar la brujería un libro de fórmulas mágicas y una mandrágora que lanzó al fuego ante la mirada aterrorizada de los presentes, seguros de que no tardaría en producirse una tragedia.

Esta raíz, que adopta a veces la forma humana, fue conocida en la antigüedad y estudiada por Hipócrates. Pertenece a la familia de las solanáceas, y está emparentada con la patata, la belladona y el tomate, y parece poseer virtudes afrodisiacas y estupefacientes. Se aconsejaba preparar con esta raíz filtros y encantamientos mágicos y medicinales.

En el Antiguo Testamento se alude a sus poderes extraordinarios: la bella Raquel, que era estéril, fue madre después de tomar una infusión de mandrágora, y la misma receta fue infundida en Italia medieval y en la renacentista. Según la tradición rabínica, la mandrágora crecía al pie del árbol del Edén y, en opinión de Lorenzo Catelán (1568-1674), “la raíz de mandrágora no es otra cosa que esperma viril”.

Durante la Edad Media se la consideró el mejor de los medicamentos. Se aplicaba en forma de cataplasma o se tomaba en caldo, o se hacía al enfermo sostenerlo con la mano derecha. Curaba la languidez, la jaqueca y los dolores de cuello. Hildegardo de Bigen detalló sus virtudes en el siglo XII: tomada con vino, la mandrágora ahuyenta la melancolía del alma y reanima a quien sufre náuseas. Y Pierus Valerian, nacido en 1477, decía que esta raíz humana da un humo al arder cuya fuerza está entre el veneno y el sueño.

Se decía que sus virtudes maravillosas procedían del hecho de ser el producto vivo de donde salió Adán, el primer elemento vital de la humanidad, de los animales y las plantas. Viejas leyendas afirman que son precisas ciertas precauciones para recoger la mandrágora en la tierra: escoger el día propicio, que podía ser el viernes, o día de Venus, o el sabbat, es decir, el sábado. Unos aconsejaban la oscuridad de la noche y otros el alba. Otros más, los primeros días de septiembre.

Escogido el momento, se rodeaba la planta de un triple círculo mágico y se grababa en su corteza la triple señal de la cruz. Un perro negro entrenado para hurgar la tierra ayudaba a arrancar la raíz atándola a su cuerpo. Corrían en pos de su amo llevando consigo la planta entera, que lanzaba gemidos de niño herido. A continuación era sacrificado el perro a las divinidades subterráneas y se enterraba en el mismo agujero de donde salió la raíz.

Era espantosa la semejanza que tenía la raíz de mandrágora con el cuero humano. Una vez arrancado, era preciso bañarla, alimentarla con leche o vino, vestirla de rojo y blanco para ahuyentar a las potencias demoníacas que quisieran apoderarse de ella. Después era conservada en un armario bien protegido o en una caja en cuya tapa se hubiera dibujado una horca, un ahorcado y una planta, porque era creencia generalizada que la mandrágora crecía bajo los ahorcados y su esperma la generaba.

La mandrágora contenía el alma de los desesperados y quien la poseía podía a los atentados y volverse invisible. Indicaba también dónde estaban ocultos los tesoros, fecundaba a las vacas y les daba doble leche. Y al cumplirse siete años de haber sido arrancada, se transformaba en un niño si habían sabido cuidarla con esmero. Por desgracia, en la actualidad es muy difícil encontrarlas.

LAS SANGRIENTAS MISAS NEGRAS

Desde mediados del siglo XVII, los aquelarres comenzaron a sufrir sensibles cambios en cuanto a los individuos que en ellos intervenían. Dejó de acudir el pueblo, tal vez por el temor que sentían sus miembros a la tortura y a la muerte en la hoguera, y fueron ocupando sus lugares las clases sociales más elevadas, que no tenían por qué temer a las persecuciones. Eran los burgueses adinerados, los nobles, los médicos y los militares deseosos de vivir grandes emociones. Se reunían para adorar al diablo, por pura curiosidad, por si se le ocurría aparecer y veían cómo era en realidad, pero terminó por imponerse lo que ellos buscaban: dar rienda suelta a sus pasiones eróticas. La gran mayoría de los nuevos aficionados al aquelarre sufrían desviaciones sexuales. Había sadomasoquistas -anticipándose al nacimiento del marqués de Sade, flagelantes, homosexuales y otros representantes de la vida difícil.

En los comienzos del siguiente siglo, la Enciclopedia anunció su llegada de la mano de Diderot, D´Alembert, Montesquieu, Voltaire, Rousseau y otros hombres ilustres que pretendían ofrecer una nueva imagen racionalista del mundo. Era una obra monumental el primer tomo apareció publicado en 1751 y el 17º y último en 1772- que se convirtió en el instrumento ideológico de los intelectuales. Su misión sería acabar con el oscurantismo y el dogmatismo tradicional que frenaban el progreso de las naciones.

Si la libertad concedida por Luis XIV al pueblo francés para que practicara la brujería todo el que sintiera deseos de hacerlo tuvo cierto éxito, la corriente enciclopedista terminaría de apagar los fuegos de la magia popular y supersticiosa. Desaparecieron, como por ensalmo, los aquelarres, los brujos y los hechiceros de carácter popular; apareció entonces un nuevo tipo de ceremonia, como fueron las misas negras. Y surgieron, al mismo tiempo, unos magos más de acuerdo con la época como fueron Cagliostro y el conde Germain.

Tuvo lugar el auge de ciertas fraternidades y sociedades secretas hasta en ¡entonen medio clandestinas, como la francmasonería y los rosacruces, entre otras. Previendo los cambios espirituales que iban a producirse sin mucho tardar, enviaron sus representantes por toda Europa para dar a conocer sus doctrinas y ganar adeptos, en especial, entre las clases sociales elevadas, que eran las que interesaban. Y aquellos esoteristas contribuyeron a acabar con los último brujos, por el temor a ser confundidos con ellos.

En qué consisten las misas negras

Quienes a partir del siglo XVII comenzaron a acudir a las misas negras, lo hicieron por una de estas tres razones, o por las tres: para romper con la aburrida monotonía de su vida cotidiana, por esnobismo o por el deseo sincero de adorar a Satanás al mismo tiempo de renegar de Dios, en cuyas bondades se confiaba muy poco. Eran estos últimos fanáticos a los que la religión había desengañado o hundido en la desesperación. Figuraban también entre los participantes en estas ceremonias los que iban en busca de nuevos placeres eróticos dominados casi siempre por el sadismo.

Nacieron las misas negras en forma de tres clases de ceremonias que se celebraban dé acuerdo con una orden, siempre el mismo. Se daba inicio renegando de Jesucristo, escupiendo sobre las hostias, pisándolas y atravesándolas con alfileres. Las hostias habían sido compradas o fabricadas de un templo católico. Seguía a esto una serie de cánticos confusos, que entonaban los asistentes sin abandonar su sitio, moviendo su cuerpo acompasadamente.

La ceremonia se celebraba en un local cerrado que tenía como fondo lienzos negros colgando de los muros y se iluminaban con cirios también negros. Además, ardían diversos pebeteros con incienso y drogas enervantes. Desde el principio era de esperar que los asistentes a la misa negra cayeran en un estado de creciente excitación. Quedaban listos para la siguiente fase de la reunión demoníaca.

Aquel acto de apostasía, o abandono de la religión católica, realizado de forma blasfema e insultante, daba paso al sacrificio sangriento celebrado ante el cuerpo desnudo de una sacerdotisa a cuyos costados ardían sendos pebeteros. El humo de ellos desprendido contribuía a crear una atmósfera alucinante y los vapores emitidos embriagaban hasta el delirio a los fanáticos aficionados a la misa negra. Se iban exacerbando los ánimos de todos y en especial la sensibilidad de la joven tendida sobre el altar.

El sacrificio consistía a veces en la simple introducción de una hostia consagrada, debidamente enrollada, en los dos orificios naturales de la sacerdotisa, casi siempre joven y hermosa. De esta tarea se ocupaba el sacerdote oficiante, que pertenecía al sexo masculino. Pero era frecuente que antes de realizarse este acto se procediera a la muerte ritual de un animal, como sucede en el vudú haitiano, un claro ejemplar de misa negra.

En tales casos era degollado un gallo, un cordero o una cabra jóvenes, entre otros animales, sobre el cuerpo de la mujer. La sangre debía cubrirle el cuerpo entero, en especial el sexo. La sacerdotisa sobre cuyo cuerpo caía la sangre se iba excitando más y más conforme el líquido tibio y palpitante iba cubriendo su cuerpo entero.

La mujer comenzaba a lanzar roncos gemidos, mientras el oficiante, una vez vaciado de su sangre el animal sacrificado, dejaba caer sobre ella, gota a gota, el contenido de un recipiente con forma de cáliz cuya composición debía asemejarse a la de los famosos ungüentos de las brujas antes de volar al aquelarre. Finalmente, el sacerdote deslizaba la hostia por la piel de todo el cuerpo de la joven, la doblaba y la introducía en su sexo abierto. Llegaba así a su fin la segunda fase de la misa negra.

Los asistentes a la ceremonia estaban ya preparados para pasar a la etapa final, que era la carnal. Cada uno de los presentes se abalanzaba sobre la persona que encontraba más cerca. En aquel momento, a la luz mortecina de los lirios y enardecidos por los vapores desprendidos de los pebeteros, resultaba imposible averiguar a qué sexo pertenecía el ser que había al costado. Sólo el sacerdote sabía a quién dedicaba su entusiasmo erótico: a la sacerdotisa que yacía sobre su altar, que lo recibiría sin protestar, incluso con entusiasmo, sabiendo de antemano cuál era el papel que tenía que representar.

Se realizaba la orgía, o última fase de la misa negra. El sexo era, como puede verse, el digno remante de una ceremonia practicada en el siglo XVIII que tuvo sus antecedentes en las ceremonias sagradas de la antigüedad y que ha renacido hoy con increíble vigor. Pero las misas negras y el satanismo actual se han extendido por todo el mundo asociado ahora con una extraordinario consuma de enervantes.

LA BRUJERIA Y SUS PERSONAJES

La Quintrala


Catalina de los Ríos y Lisperguer: 1604-1665

Catalina de los Ríos y Lisperguer, quien es más conocida como la Quintrala derivación popular del apócope o diminutivo de Catalina, Catrala nació en Santiago hacia 1604, y falleció en 1665.

Sus padres fueron Gonzalo de los Ríos y Encío y Catalina Lisperguer y Flores, criollos santiaguinos. Sus antepasados por ambas líneas paternas
llegan hasta la Conquista, encontrándose entre ellos a Bartolomé Flores, quien se casó con la hija del cacique de Talagante, doña Elvira, bisabuela de la Quintrala.

Para comprender las acciones por las que Catalina de los Ríos pasó a la historia, se debe considerar su crianza y especialmente la personalidad de su madre y su tía, las hermanas Catalina y María Lisperguer, respectivamente. Incluso, a ellas se las acusa de haber intentado envenenar al gobernador Alonso (1604), hecho que - según se ha asegurado- se debió al despecho de María ante el clandestino matrimonio de Ribera con Beatriz de Córdoba.

Ordenada la prisión de las hermanas, María recibió el asilo de los agustinos, mientras que Catalina fue ocultada, primero por los dominicos, y después por los mercedarios. La inmunidad eclesiástica y las poderosas relaciones familiares y sociales de las hermanas Lisperguer y Flores, dejaron sin efecto la acusación. María, quien era tenida por bruja y encantadora, se casó con Juan de Añasco con quien se fue a vivir a Lima. Nada más se supo sobre ella.

  • El destino de su madre

Catalina Lipserguer se casó con Gonzalo de los Ríos, rico heredero de tierras en la Ligua y Longotoma. Al parecer, al poco tiempo de casados Catalina mató a una hija natural de Gonzalo. Al respecto, el obispo Francisco González de Salcedo decía al Consejo de Indias, en 1633: "Fue esta doña Catalina mujer cruel, porque mató con azotes a una hija de su marido, y asimismo mató a un indio a quien pidió las yerbas con que quiso envenenar el agua de la tinaja de que bebía el Gobernador".

Catalina Lisperguer y Flores tuvieron dos hijas: Águeda - casada con el oidor de Lima, Blas de Torres Altamirano- y Catalina.

  • La muerte de su Padre

La Quintrala entró a la historia acusada de haber asesinado a su Padre con un pollo envenenado que le ofreció en su lecho de enfermo, hacia 1622. La acusación hecha por su tía paterna no conoció proceso, tal vez porque nuevamente el peso de las relaciones de la parentela con el gobierno debió surtir efecto.

La impetuosa y sorprendente personalidad de Catalina ha sido asociadas a una serie de delitos cometidos durante su vida. Habría sido la culpable de la muerte de un encumbrado caballero de la Orden de Malta, a quien invitara a su lecho, donde lo asesinó. Sin embargo, la responsabilidad del hecho fue atribuida a uno de sus esclavos, quien fue ahorcado en la plaza de Santiago.

En otra ocasión, como señala el obispo Salcedo en su informe: "Quiso matar por su persona a don Juan de la Fuente Loarte, Maestra - escuela de esta Santa Iglesia y vicario general de este obispado, corriéndolo con un cuchillo porque procuraba impedir sus liviandades", lo que habría ocurrido en 1625 ó 1626, cuando Catalina tenía 23 ó 24 años.

  • Su matrimonio

A instancias de su abuela, Águeda Flores, quien desde la muerte de sus padres era su tutora, Catalina contrajo matrimonio (septiembre de 1626) con el caballero y soldado Alonso Campofrío Carvajal, de poca fortuna. La novia llevó al matrimonio una dote de 45.349 pesos, suma bastante cuantiosa en aquella época. En 1643, Campofrío fue elegido alcalde de Santiago en reemplazo de Juan Rodulfo Lisperguer y Solórzano, primo de su mujer, hecho que demuestra la influencia de la familia. Luego del matrimonio, la pareja se trasladó a la hacienda de La Ligua.

Según el historiador Benjamín Vicuña, el esposo no estuvo ajeno a las costumbres despiadadas de su mujer, convirtiéndose en su cómplice.

Alonso y Catalina habrían mandado asesinar al vicario de la región, quien fue ultimado por un esclavo y un primo de Catalina, el que, curiosamente, era religioso. El matrimonio

Campofrío de los Ríos tuvo un hijo, llamado igual que su Padre, pero el niño falleció a la edad de 10 años. Su Padre murió hacia 1650, dejando viuda a Catalina.

  • Propietaria

Catalina de los Ríos heredó los ricos valles de Longotoma y La Ligua, a los que agregó, en 1615, vastas tierras en el departamento de Petorca, y otras en San Juan de Cuyo, al otro lado de la cordillera. Desde 1638 disfrutó de los repartimientos indígenas de Codegua, que habían pertenecido a su hermana Águeda. Se supone que Catalina, rica hacendada y ganadera, dirigía personalmente las actividades de sus propiedades, montando a caballo por los valles donde le complacía vivir con su esposo, ya que la ciudad le era odiosa.

Según la tradición, en la hacienda de La Ligua era donde azotaba y mataba a los indígenas a su servicio y a sus esclavos, sin miramientos.

  • Otros crímenes

Hacia 1634, el obispo Salcedo pidió la investigación de todos los sangrientos sucesos de La Ligua. Sin embargo, tuvieron que pasar 30 años para que la justicia se empeñara en conocer e informar de tales acusaciones. De hecho, la Real Audiencia comisionó a Francisco Millán para que secretamente se constituyera en La Ligua con el fin de escuchar los reclamos de sus víctimas, sin la intervención de Catalina, su sobrino y su mayordomo. Habiendo encontrado evidencias de la veracidad de las acusaciones, el oidor Juan de la Peña Salazar se trasladó a la hacienda, apresó a Catalina y la llevó a Santiago para seguirle juicio criminal. Este no estuvo exento de las influencias de su nombre y las relaciones familiares con los oidores, quienes favorecieron la causa de la rea, a quien, en total, se le atribuye la autoría de cuarenta crímenes.

Así se desprende de la acusación hecha en su contra: "Tiene la dicha (la costumbre) doña Catalina de cometer semejantes delitos como constan largamente probados en las causas criminales que actualmente están pendientes en esta por la Real Audiencia de que resultan más de cuarenta muertes que todas están probadas y comprobadas con las señales de azotes y quemaduras que en toda la gente de sus servicios ha hecho la dicha doña Catalina a que se allega la fama pública de los delitos que toda su vida ha cometido así en personas libres como en los indios de su encomienda y además de su servicio...".

  • Su muerte: ¿un arrepentimiento?

El 10 de mayo de 1662 Catalina dispuso su testamento. Casi toda su fortuna fue legada en beneficio de su alma, para ser rescatada del purgatorio. Estableció que se dijeran 20 mil misas, para lo que dispuso 20 mil pesos.

En los días siguientes a su entierro, debían oficiarse otras mil misas, y también mandó se dijeran 500 misas más, esta vez por las almas de los indígenas que habían fallecido debido a sus malos tratos.

Mediante otras disposiciones, favoreció a algunos parientes y amigos cercanos. Por último, legó 6 mil pesos al Señor de la Agonía o Cristo de Mayo, para seguir realizando la procesión expiatoria de los días 13 de mayo, cuando se recordaba el terremoto acaecido en esa fecha. Sus funerales fueron realizados con una ostentosa pompa, que incluyó mil cirios para la iglesia. Ataviada con el hábito de San Agustín, fue enterrada en el templo de esa orden.

EL BRUJO

Los brujos en Chiloé, son miembros de una institución secreta, la Brujería. A muchos le llama la atención que en Chiloé, haya hombres que practican la brujería, pero también la ejercen mujeres.

El hecho de ingresar a la Brujería es un verdadero privilegio, dándosele preferencia los familiares e hijos de brujos. Cuando en un brujo o bruja es Padre de muchos hijos, el elegido es trasladado y preparado en diferente forma de los demás, hasta que logra la madurez.

Una vez seleccionada muy meticulosamente el candidato se le somete a una serie de pruebas.

Entre estas pruebas están: ingerir alimentos indigestos y baños en el Penchaico, durante las noches más heladas del invierno, emboscadas en caminos solitarios, las permanencias nocturnas recostado sobre la tumba de algún cementerio.

También se le somete a baños en el Trequen, con el objeto de borrarle el bautismo cristiano. Para esto el elegido debe ir 12 noches consecutivas a una pequeña cascada donde recibirá un chorro de agua en medio de la coronilla.

Otra forma de borrar el bautismo es lavar la cabeza y cuerpo del iniciado con sangre un recién nacido no bautizado.

Las pruebas que después vienen son muy duras, y ningún humano que no posea las cualidades necesarias, las soporta.

Con todas estas pruebas logran una gran fortaleza mental y una sensibilidad tan aguda que pueden percibir los pensamientos hasta de los humanos más puros.

Una vez echo esto el iniciado está casi listo para ingresar a las filas de los sin alma.

Al término de este período es llevado ante la presencia de la Mayoría en la Cueva Mayor, ubicada en las cercanías de Quicaví (de quinconocer y cahuinreunión para aprender). Esta cueva es un sitio subterráneo que posee varias dependencias, mide aproximadamente 200 mts. De largo por 3 de alto, y es iluminado por antorchas y cántaros de aceite humano.

El candidato es introducido en la Cueva y presentado ante la jefatura, reunida en sesión solemne y presidida por el Buta (Brujo Mayor, de Futagran), quienes dictaminarán la última prueba. Esta prueba consiste generalmente en dar muerte al ser más querido. La ejecución de esta prueba se llevará a efecto un día martes en la noche.

Una vez tomado el juramento de rigor, que incluye la adhesión al Demonio que es jefe supremo de la Brujería, se le ciñe un chaleco, el Macuñ, hecho con la piel del pecho de una mujer muerta en estado de virginidad, confeccionado previamente por el mismo aspirante a brujo, y que le permitirá volar. Todo esto es luego celebrado con un suculento banquete, cuyo plato principal lo constituye la deliciosa carne de guagüita asada.

Luego se le recluye algún tiempo portando una lagartija en la frente sujeta con una pañuelo rojo, para que le comunique sabiduría.

Posteriormente el aprendiz de brujo es puesto en manos de miembros antiguos, quienes le enseñarán a volar, transformarse en diversos animales, introducirse en la casa para dañar a sus moradores, a conocer los poderes tóxicos y medicinales de diferentes plantas, utilizar el caballo marino, adormecer personas, etc., menos violar o robar, lo cual está prohibido por Código de Moral de los brujos.

Los brujos tienen el poder de dañar a otras personas, siempre y cuando hayan sido autorizados por la jefatura de la Brujería. Cuando una persona es afectada por alguno de estos hechizos se dice que se le han hecho un mal, el cual puede ir desde simples sajaduras (largos rasguños), hechas e diferentes partes del cuerpo, hasta el Llancaso (de llancúncaer) o muerte lenta por envenenamiento y la toma de alientos, que termina en una angustiosa muerte del afectado. Este tormento es efectuado por el Brujo, en el organismo de un sapo que representa a la persona a la que se le está haciendo el mal.

Cuando el Brujo desea volar, debe someterse a un régimen sin sal, y está listo cuando le lagrimea un ojo. Hecha entonces el poncho hacia atrás y deja descubierto el macuñ e invoca al Demonio pronunciando con firmeza "arrehalhue", elevándolo así por el aire a gran velocidad.

El macuñ, aparte de permitir al brujo el vuelo de una isla a otra, o más allá, es un instrumento que orienta su vuelo, señalando su camino con un a luz blanquecina, suave y penetrante, producida por la magia de los cauquiles (anélido fosforescente, nortiluca) de los cuales está impregnado. Cuando el Brujo desea descender, dice Macuñ: Arréame Diablo" y desciende rápidamente, pero aterrizando con suavidad.

El Macuñ, es de propiedad del Brujo y posee vida propia, que le une inseparablemente a su amo, a tal punto que si llega a perder, basta que el Brujo diga "che-che", para que vuelva a sus manos. Cuando el brujo se lo quita para guardarlo, este se enrosca sobre sí mismo, y si algún extraño osa tratar de tocarlo, se extiende bruscamente produciendo un fantasmal grito que ahuyenta al intruso.

El sitio de reunión de los brujos es la Cueva, cuya entrada se encuentra en una quebrada cubierta de quilas y otras plantas. Además esta protegida la entrada por el Invuche.

La jefatura del Consejo de la Cueva la presiden 13 brujos, que controlan el comportamiento de sus subalternos. Para poder realizar su tarea con mayor facilidad se sirven del Chayanco, aparato está instalado en una de las dependencias de la cueva, similar a un computador conectado a Internet, que permite que registra y permite observar todos los actos de cada uno de los miembros de la logia, desde el primer momento en que ingresó a la brujería.

En otra dependencia alejada de la entrada los brujos mantienen lo que se llama el Levisterio o Reviserio, instrumento que se utiliza para hacer diversos exámenes.

Los Brujos posen mucho conocimiento de la vida y de la muerta, emiten un fluido mágico, que trasforma la mente de los demás.

  • Como protegerse de los brujos

  • Errores al reconocer brujos

  • Relatos sobre brujos

COMO PROTEGERSE DE LOS BRUJOS

Para contrarrestar la poderosa influencia de los brujos, se dan algunas recetas, como por ejemplo:

  • Sacarse la ropa y colocársela al revés.

  • Si durante la noche se ven luces que se le vienen a uno encima (la luz del macun), hay que darse vuelta la ropa, y morder una champita de pasto, de esta manera el brujo caerá a sus pies, descubriendo así su identidad.

  • Andar trayendo sal y un cuchillo nuevo. Se hace una cruz en el camino, y se clava en el centro el cuchillo, para luego rociar sal a su alrededor. El ejecutante de la acción se debe colocar boca abajo, apoyando el cuchillo en el pecho. Si el brujo anda volando cerca, caerá sobre la sal violentamente.

  • Lavarse la cara con orina.

  • Colocar grupo de 4 chalotas (pequeñas cebollas chilotas, muy sabrosas) en cada una de las 4 esquinas de la casa. El número 4 (meli), es sagrado en la Brujería.

  • Andar trayendo chalotas en los bolsillos.

  • Dejar una vieja red de pesca impregnada de ajo en el suelo. Si algún brujo la pisa, se enredará en ella, y no podrá escapar.

  • Poner sobre el umbral de la puerta dos agujas nuevas formando una cruz. Ningún brujo podrá entrar a una casa que esté protegida de esta manera, y si entra no podrá escapar de la casa.

  • Dejar por la casa tijeras abiertas en forma de cruz.

  • Hacerse una cruz con ajo molido en el pecho.

ERRORES AL RECONOCER BRUJOS

Generalmente se comete el error de identificar como brujo a las personas feas, viejas, indígenas, pobres desvalidos, ignorantes, deficientes mentales, etc.

Muchas veces se acusa alguno de brujo con el fin de causarle problemas. Por ejemplo, al igual que en la edad media si alguien quería quedarse con los bienes de otra persona, lo acusaba de brujo.

También hay personas que ayudadas por sus facinerosos amigos, emboscan a alguien odiado durante la noche en algún lugar solitario y le hacen algún tipo de daño físico, que en algunos casos ha llegado hasta él cortarle una oreja o quebrarle un brazo. Al día siguiente les cuentan a sus vecinos que fueron atacados por un brujo convertido por ejemplo en perro, pero que se defendió y logró cortarle una oreja, mostrándola más encima. Los vecinos encuentran entonces a la desafortunada víctima con el daño descrito e inmediatamente recuerdan lo contado por el malintencionado, y se corre el rumor de que tal o cual persona es brujo.

En Chiloé en el año 1879 se llevó a efecto uno de los juicios más estúpidos en el Juzgado de Ancud. Jueces crédulos con la mentalidad de la Edad Media hicieron torturas a personas inocentes, logrando sacarles mentiras o verdad.

Y como fuera poco en 1890, fue calumniado de practicar la Brujería un señor de apellido Cárdenas, quien fue traido encadenado desde Achao. Luego fue juzgado por los frailes y encerrado en el Convento Franciscano de Castro.

También durante un tiempo se acusó de brujo a todo aquel que hablará en Veliche, la lengua de los Huilliches, indígenas habitantes del archipiélago de Chiloé.

RELATOS SOBRE BRUJOS

  • El perro negro

  • Yo estuve en la cueva

  • Él actúa del río

  • La cabra de puntra

EL PERRO NEGRO

En uno de los campos chilotes, vivía un matrimonio, en el cual el marido se desempeñaba como pescador artesanal.

Muchas veces el marido pasaba varios días trabajando en el mar, con lo cual la su mujer quedaba sola en casa.

Una noche cuando la mujer estaba sola en casa, tras acostar a los niños, y se había ido a dormir, sintió a los perros aullar fuera de la casa y las gallinas cacareaban asustadas. De pronto se escucho el grito del coo que se posó sobre la casa.

De pronto la asustada mujer vio como una luz penetraba a través de la pared para luego convertirse en un horrible perro negro.

Horrorizada, la mujer veía como el perro gruñía y mostraba los dientes junto a la cama, pero no podía hacer nada, pues una misteriosa fuerza la aplastaba contra la cama, impidiéndole todo movimiento.

El perro se quedó en esa posición hasta que empezó a amanecer, y la mujer semidormida vio como el perro se alejaba otra vez en forma de luz.

Cuando el marido volvió a casa, ella le contó lo ocurrido, pero él no le creyó.

Entonces, cuando vino la noche, y el matrimonio se fue a dormir, el siniestro suceso ocurrió otra vez... primero se sintió el grito del coo, luego el perro entró a la casa a través de la pared, y se sentó junto a la cama mostrando los dientes y gruñendo. Ahora ni el hombre ni la mujer se podían mover, pues la extraña fuerza mantenía a ambos presionados contra la cama.

Cuando empezó a amanecer vieron como el perro se iba tal como llegó, luego se escuchó el grito del coo, y entonces el matrimonio recuperó la capacidad de movimiento.

El hombre al otro día, aún muy nervioso le contó la historia a un amigo. Y este le dijo que el perro era un brujo transformado.

Su amigo, además le dio un consejo para liberarse de la pesadilla. Debería tomar una vieja red de pesca, untarla con ajo, y dejarla a la entrada de puerta, entonces cuando el perro entrara, quedaría atrapado en al red.

El hombre hizo tal como le dijo su amigo, tomó una red, la untó con ajo, y antes de irse a dormir la dejó delante de la puerta.

Vino la noche, se sitió el coo, y luego entró el perro a la casa, pero cuando pisó la red, se enredó en ésta, y no pudo moverse más.

Entonces el hombre ahora si se pudo levantar de la cama. Agarró al perro a patadas y lo insultó con cuanto garabato se le vino en mente. Luego agarró un cuchillo y a pesar de que su asustada mujer trató de impedírselo, diciéndole que el brujo se podía vengar, castró al perro.

Pensando que el perro había muerto debido a la hemorragia, lo lanzó fuera de la casa y siguió durmiendo.

Al otro día el hombre se levantó, y fue a observar el cadáver del perro, pero encontró en su lugar sólo un charco de sangre.

Los días pasaron, y ni el perro ni el pájaro se volvieron a ver.

Algunos días después, un vecino llegó con la novedad de que había muerto un hombre, sobre el cual siempre había caído la sospecha de que era brujo. Además el vecino dijo que no se sabía de que había muerto, pues la esposa del difunto, no dejó que nadie le ayudase a vestirlo, y sólo dijo que el tipo había sufrido un accidente entre las piernas que le provocó una horrible hemorragia.

El matrimonio no dijo nada, y sólo se miraron a los ojos sorprendidos.

YO ESTUVE EN LA CUEVA

Relato hecho por don Chato (69 años) y que aparece en el libro Casos de brujos en Chiloé (por Umiliana Cárdenas Saldivia).

Nací en Chaulinec, una de las tantas islas del archipiélago de Chiloé, pero cuando ya era un joven, mis padres se trasladaron a la isla de Chuit.

Unos de mis vecinos en Chuit tenían una hija muy enferma, y pensaban que era un mal provocado por brujos.

Yo tenía fama de buen bogador, por lo que me pidieron que los acompañara a Achao, y de ahí a Atenúan, en chalupa a remos. Ibamos cuatro personas.

Al llegar a Atenúan de repente apareció una bandada de lechuzas, que invadieron la pequeña embarcación.

Luego desde Tenaún fuimos a Quicaví a ver a la mayoría.

Cuando Llegamos a la Casa Grande, ésta estaba toda iluminada. Nos introdujimos en ella, y en la puerta había una persona que cobraba $ 5 por la entrada. En el interior, en torno a una mesa se encontraban un Juez y una Secretaria.

Doña Isidora Leviñanco presentó la denuncia, y el resto de nosotros servimos de testigos, para la cual debimos dar nuestros nombres, apellidos y domicilio.

A doña Isidora le cobraron $ 200 para mejorar a su hija. Doña Isidora pidió además, que sea dañada la persona que había provocado el mal.

El Juez cortó una especie de estampilla de papel, y se la pasó a la Secretaria, quien provista de aguja e hilo dorado, realizó varias puntadas en estampilla, como dibujando algo...

Acto seguido, abrió una ventana, por la cual apareció una paloma, quien recibió en su pico la estampilla, y desapareció volando velozmente en la oscuridad de la noche.

Al cabo de una hora, el Juez y la Secretaria colocaron en un lavatorio con agua, 5 bolitas de vidrio y un espejo. De pronto en el espejo apareció el rostro del culpable, era Evaristo de Chuit.

Al cabo de un año don Evaristo falleció, y la hija de doña Isidora se mejoró.

Pero no solo en Quicaví hay cueva. En Peuque también hay, y yo estuve en ella por equivocación.

Una noche salí de casa de las hermanas Saldivia, y en vez de tomar el camino que conduce a mi casa por el cerro, bajé a la playa de Peuque con la intención de visitar a mi cuñado Checho. Desde la playa vi luces en el barranco. Camine hacia allá con la esperanza de llegar a casa de mi cuñado; pero grande fue mi sorpresa al llegar a la entrada de una cueva, en la que estaba de portero uno de mis vecinos, quienes no me dejó entrar. Sin embargo vi desde la puerta, como una mujer bailaba, mientras los hombres que estaban allí la acariciaban.

Todo pasó como una película, porque de pronto perdí el conocimiento, y cuando volví en mí, mi vecino se ofreció para ir a dejarme a casa de mi cuñado. Sin darme cuenta, en un santiamén me encontraba fuera de la casa del Checho, donde pernocté.

He viajado mucho por la isla de Chiloé y estoy convencido que en la mayoría de los barrancos cercanos a las playas hay cuevas, pero para poder entrar en ellas hay que ir acompañado de un brujo.

EL ATAUD EN EL RIO

Relato extraído del libro Casos de brujos en Chiloé (por Umiliana Cárdenas Saldivia).

Vivía en una localidad de Chiloé un jovencito que se las daba de valiente y decía no tener miedo a los brujos, por lo cual muchas veces se atrevía a llegar su hogar, pasada a media noche.

Una de estas noches, se encontró con una sorpresa. Al tratar de cruzar una puente de tierra, se encontró con un ataúd justo por donde tenía que pasar. Sin ningún miedo, le dio un puntapié haciéndolo a un lado, y pasó. Producto de esto, desde esa misma noche comenzó a sentir un dolor en la rodilla, que no se lo quitó nadie. Tanta era la molestia, que tuvo que operarse; y los médicos le extrajeron de la rodilla una especie de larva, que aún sumergida en los líquidos más fuertes, se resistía a morir. Mientras tanto nuestro enfermo en vez de mejorar, por el contrario, cada día empeoraba más y más.

Sus dos hermanos mayores, se turnaban en las noches para cuidarlo; teniendo para ello, que mantenerse despiertos toda la noche.

Pero cosas extrañas tuvieron que afrontar. Una vez que el resto de los moradores se dormía, los perros comenzaban a ladrar y se sentían extraños ruidos en las piezas contiguas desocupadas, como si alguien arrastrase objetos.

Ante esto, los hermanos que hacían de enfermeros, se decidieron a entrar a las piezas donde se sentían los ruidos, pero para sorpresa ellos, no lograron ver nada. Desde entonces y en adelante, se tuvieron que quedar despiertos los dos hermanos para cuidar del enfermo.

Una noche, el mayor salió de la casa y se ocultó en una pesebrera, para observar por qué ladraban los perros. Vio acercarse a la casa a uno de sus vecinos. Un poco nervioso sacó su cuchillo, pero como no tuvo el cuidado de guardar silencio, el intruso se percató del hecho y huyó corriendo con todas sus fuerzas, perseguido por los perros y el joven, quien le lanzaba improperios y lo llamaba por su nombre. Faltó muy poco para que el malhechor fuese capturado, pero logró introducirse en su propia casa, sin recibir castigo.

Otra noche, el otro hermano enfermero, conversaba sentado junto a la cama del enfermo, hasta que este último se quedó dormido. Entonces, sigilosamente se levantó, y se acercó la ventana para contemplar la noche. Como si lo hubiesen despertado de un sueño, y sin poder explicarse por qué, se dio cuenta de que estaba completamente desnudo.

Así, sucedían muchas cosas sin explicación lógica. Los familiares del enfermo desesperados al ver que el enfermo no presentaba ningún síntoma de mejoría, sino todo lo contrario, recurrieron a una sortera (persona que ve la suerte con el naipe español). La sortera les dijo que no había esperanza, y que el enfermo iba a morir muy pronto. Además les dijo que los culpables eran un matrimonio vecino, y que serían identificados, porque llegarían a la casa a visitar al enfermo, trayendo como presente una gallina negra.

Efectivamente así sucedió. Llegó la vecina llevando la gallina negra para el enfermo, quien falleció pocos días después.

Coincidencia o no así se desarrollaron los hechos.

LA CABRA DE PUNTRA

Dos hermanos jóvenes y solteros salieron en su camioneta para ir a Pid-Pid (lugar de Chiloé), a visitar a un amigo que vendía chicha de manzana. Como su madre no aprobara mucho este tipo de salidas, no le dijeron a dónde irían, si no que solamente que irían a dar una vuelta por ahí.

A poco andar, sintieron ruidos extraños en al parte posterior del vehículo. Se bajaron, y fueron a ver que pasaba. Grande fue su sorpresa al encontrarse con que una cabra se había subido a la camioneta en forma inexplicable. Sin pensarlo dos veces, ataron el animal a la camioneta, y con el pensamiento de comérsela en casa de su amigo, continuaron felices su camino, comentando que les había caído carne del cielo, y que tal vez al pasar cerca de algún cerrito, la cabra saltó a la camioneta, y después no se pudo bajar. Además estaban contentos, porque con la cabra como regalo, tal vez el amigo ni les cobraría la chicha.

Al llegar a la casa del amigo, descendieron y se dirigieron a la parte posterior de la camioneta para sacar a la cabra. Pero, ¡Oh sorpresa!... ya no estaba la cabra, sino que en su lugar había una perra furiosa amarrada a la camioneta. Con cuidado bajaron al animal, que les ladraba e intentaba morderlos, por lo cual no dudaron en agarrarla a garrotazos, puntapiés e improperios, tirándola semimuerta a la vera del camino. No contentos con eso, les hicieron una herida en la vulva, y la soltaron, pensando que de esta manera, podrían luego identificar al animal, y saber quién sería su dueño.

Bastante molestos por lo sucedido, entraron a la casa de su amigo, y bebieron bastante chicha.

De regreso a casa iban comentando lo acontecido, y acordaron contárselo a su madre.

Cuando llegaron a su hogar, estaba avanzada la noche, y su señora madre ya estaba acostada y al parecer profundamente dormida. Tratando de no hacer ruido, se fueron a sus respectivos dormitorios quedándose también profundamente dormidos, producto de haber consumido tanta chicha.

Al día siguiente, los hermanos se levantaron, y les llamó mucho la atención que mamá no estaba todavía en pie; cosa muy rara, pues la mujer era una persona muy madrugadora. Pensaron que tal vez estaría algo cansada, así que no la molestaron. Sin embargo, como transcurrían las horas, comenzaron a inquietarse, y pensando que podría estar enferma, fueron a verla. Grandes sería la sorpresa y el dolor al encontrar a su madre muerta. Mayor sorpresa les causó aún, que al ver en el suelo, había un hilillo de sangre desde la cama hasta la entrada de la casa. Siguieron esta sanguinaria huella por el camino, hasta llegar al punto donde ellos mismos habían maltratado a la perra.

Estos hermanos no sabían que su madre era bruja.

LA VOLADORA

Al igual que en cualquier organización, la mujer siempre presta una importante colaboración en el mundo de la brujería. En el caso de la Brujería Chilota hay mujeres que hacen las veces de mensajeras, y son conocidas con el nombre de Voladora.

La Voladora también es una bruja. Pero no participa en todas las actividades brujeriles, pues muchos de sus secretos le están vedados.

A pesar de esto, la Voladora esta dotada de atributos muy especiales: tiene el poder de convertirse en bauda.

Para remontar los aires, la Voladora, debe efectuar un proceso mágico para alivianar su cuerpo. Este proceso consiste en vomitar sus intestinos en una lapa de madera, la cual deja muy oculta en el bosque.

Tras realizar ésto se convierte en bauda, y bajo la forma de este inofensivo pájaro, evita ser reconocida por lo humanos.

Gracias a esta transformación no requiere del famoso macun para volar, a diferencia del brujo corriente.

Mientras vuela, la Voladora lanza desagradables gritos a modo de histéricas y burlonas carcajadas

Hay quienes dices que no es la Voladora quien remonta vuelo, sino que en su lugar lo hace el Diablo en persona, mientras ella permanece en tierra en actitud y movimiento de volar.

La Voladora termina su misión al amanecer, y en ese momento debe volver a tierra y tragar sus intestinos para recuperar su forma humana.

Si alguien llegara a robar la lapa con sus intestinos, la Voladora estaría condenada a permanecer bajo la forma de ave durante aproximadamente un año, para luego morir inevitablemente.

EL INVUNCHE

El "Invuche" o "Machucho de la Cueva" es un monstruo que protege la entrada a la "Cueva de los Brujos". Cuando los brujos quieren hacerse de un guardián para su cueva, ellos raptan el primogénito de alguna familia. Se dice también que muchas veces es el mismo Padre quien vende al niño, o lo da a cambio de favores por parte de los brujos.

La manera que los brujos utilizan para transformar a un niño en Invunche consiste en quebrarle una pierna, y torcérsela sobre la espalda. Luego aplican en la espalda del desafortunado niño un hungüento mágico que hace crecer gruesos pelos. Por último le parten la lengua en dos, imitando la lengua de las serpientes.

Se dice que los brujos alimentan al niño con carne de difuntos. Se dice también que primero le dan leche de "gata" (Esto no significa leche de felino, sino que se refiere a la leche de una nodriza india); cuando el Invunche es un poco más grandecito le dan carne de "cabrito" (carne de niño), y por último carne de "chivo" (persona adulta).

El Invunche no puede hablar, y sólo emite sonidos guturales, ásperos y desagradables. El Invunche obtiene su alimento de los brujos, y sólo cuando la comida escasea los brujos le permiten salir de la cueva que protege en busca de alimento.

Caminando en tres pies el Invunche vigila la cueva de los brujos. Y cuando alguien desea penetrar a ella, primero debe hacer una reverencia al Invunche y darle un beso en el ano.

EL CABALLO MARINO

Parecido a un caballo corriente, pero de largo hocico, con patas en forma de aletas y una firme cola propulsora, semejante a la cola de un pez, los Caballos Marinos habitan en gran cantidad en los mares frente a la Costa Occidental de la Isla Grande de Chiloé. Se alimentan de algas marinas, especialmente de luche y cochayuyo, por lo cual se explica su color verdoso amarillento obscuro.

Sólo los brujos pueden ver a los Caballos Marinos, y por eso son ellos quienes pueden aprovechar los servicios de estos hermosos animales.

Como son sabidos los brujos tienen la capacidad de volar, ya sea usando el macun, o transformándose en algún tipo de ave. Sin embargo las leyes de la brujería, le impiden utilizar estos métodos para llegar al Caleuche, del cual forman una importante parte de la tripulación. Para abordar el Caleuche sólo se le autoriza usar a los Caballos Marinos como medio de transporte.

Durante los recorridos del submarinos del Caleuche, los brujos aprovechan la oportunidad para elegir Caballos Marinos de su grado, a los cuales le colocan su marca para que el animal quede en forma permanente a su servicio.

Cuando el brujo necesita viajar en el Caballo Marino, se acerca a la orilla del mar y lanza cuatro silbidos especiales. Con el último silbido, aparece el Caballo marino siempre fiel y atento al llamado de su amo, el cual se acerca al brujo, entonces éste lo enlaza con una cuerda hecha de sargazo y le palmotean las ancas, para luego subirse al suave lomo del animal. Luego el Caballo Marino se desliza velozmente tras el Caleuche, dejando una estela en la superficie de las aguas y adelantándose a cualquier otra criatura marina.

Cada brujo puede tener más de un Caballo Marino. Los hay pequeños para uso personal, y otros tan grandes que pueden transportar comitivas completas de 13 brujos.

Los caballos marinos tiene una corta vida de sólo 4 años y cuando mueren se convierte en gelatina, que luego se disuelve en el mar.

EL VILPOÑI

El Vipoñi (de viluserpiente, reptil y poñipapa, patata) es un reptil muy parecido a una lagartija, pero de gran tamaño. Durante el día permanece oculto durmiendo bajo la paja almacenada en galpones o "campanarios" donde se guarda parte de las cosechas. Se alimenta de ratones y arañas, que abundan en su escondite, protegiendo así indirectamente la cosecha de su algunos Brujos, que tienen el privilegio de contar con los servicios de este animal.

Al caer la noche despierta muy hambriento, y orientado por las órdenes de su dueño come los tiernos tallos de las siembras de papas de infortunados agricultores que no han pagado al brujo por la protección de sus cosechas.

El daño es tan severo, que a veces las cosechas quedan totalmente arruinadas. Gracias a la magia brindada por el brujo, junto con mermar la producción de los campesinos que se negaron a pagar el tributo, aumenta la producción de los sembradíos de su amo y de los que si pagaron sin protestar para asegurar el rendimiento de sus cosechas de papas.

Cuando la temporada de cosechas termina, el Vipoñi entra en hibernación y despierta sólo cuando tiene hambre.

EL COO

Para el cumplimiento de determinadas funciones, los brujos disponen de diversas criaturas, especialmente aves. Estos animales, a los cuales de les han transmitido algunas cualidades mágicas, realizan misiones definidas por los brujos, evitando así estos últimos su comprometedora presencia en el lugar de los hechos.

El Coo es una de estas criaturas, cuyo aspecto es el de un ave de color pardusco, de grandes ojos redondos y brillantes, muy parecida en tamaño y formas a la lechuza, suponiéndose por esto que pueda tratarse de alguna de ellas, que ha sido tomada al servicio de un brujo.

En obscuras y tempestuosas noches el Coo avanza en vuelos verticales u oblicuos, hasta la solitaria casa de campo o de algún pequeño villorrio; se acerca a la ventana, débilmente iluminada por la tenue luz de una vela, o de un titilante mechero; agita sus alas y golpea con ellas los vidrios; por instantes se detiene, atrayendo la atención del enfermo que yace postrado en su humilde lecho, y la de sus familiares, que aterrados clavan la vista en la ventana, pues saben que esa siniestra figura, anuncia a través de sus ojos movedizos y chispeantes, el dictamen de la brujería, es decir el fatal y próximo desenlace de la convalecencia del enfermo.

LA QUEPUCA

Piedras de Sílice, poderosamente mágicas, que usan los brujo en los ritos de fertilización.

Las quepucas son dos piedras (hembra y macho), que son tomadas por el brujo para frotarlas sobre las semillas de papa, antes de ser sembradas en el papal.

El rito se completa una vez que el papal comienza agarran; entonces antes de que salga el sol se queman flores de papa en honor a las Quepucas.

Conclusión

Sentimos frustración porque en ocasiones nos dábamos cuenta que nos habíamos desviado mucho del tema. Pese a todo, evaluamos esta investigación como algo muy positivo que nos sirvió para aprender nuevas cosas y vivir nuevas experiencias como estudiantes.

Estas diferencias que producían según nuestra hipótesis un efecto positivo o negativo, en la realidad, no producen un efecto mayor con respecto que perjudique o impulse la practica de brujería y magia negra. Por lo tanto, la variable educación no se relaciona con el fenómeno estudiado.

Las primeras cuentan con un mayor conocimiento de las consecuencias de las practicas de brujería y magia negra, ellos mismos nos indicaron “todo el mal que uno puede hacer se devuelve”, de esta forma vemos un cierto temor frente a estas practicas, quizás los urbanos por desconocimiento son menos inhibidos.

Para finalizar, comentaremos que nuestra hipótesis se cumplió en parte, puesto que habíamos incluido en ella a las creencias religiosas como un factor o variable. Sin embargo, lo que no supusimos fue que iba a ser la más importante, por sobre la educación, la familia y tradición, e incluso el progreso científico, que si bien es importante con relación al escepticismo de las personas frente al tema, no determina a las demás variables como lo hace las creencias religiosas.

Bibliografía

  • “Ritos de vida y muerte: brujas y hechiceras”, Sonia Montecino, Editorial Sernam, Primera edición 1994. Colección: Mujeres en la cultura chilena.

  • Biblioteca de consulta Microsoft encarta 2003




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Enviado por:Ricardo Faundez Carrasco
Idioma: castellano
País: Chile

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