Los bloqueadores betaadrenérgicos constituyen un grupo farmacológico antiguo, aunque no obsoleto, con múltiples aplicaciones tanto en el ámbito de la patología cardiovascular como en otras enfermedades. Siguen siendo medicamentos de primera elección para el tratamiento cíe la hipertensión arterial y la cardiopatía isquémica por su excelente relación coste-efectividad. El temor a los efectos adversos y el desarrollo de nuevos fármacos han condicionado su progresiva infrautilización en atención primaria.
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad en los países desarrollados y dentro de su abordaje, los bloqueadores betaadrenérgicos han significado un avance importante en el tratamiento de dichas afecciones.
Los bloqueadores beta (BB) constituyen un grupo farmacológico polivalente e interesante para el clínico, ya que sus indicaciones terapéuticas incluyen gran variedad de patologías.
Desde la introducción del propranolol en 1965 ha sido un grupo en expansión durante la década de los setenta y principios de los ochenta, desarrollándose compuestos cada vez más cardioselectivos que mejoraban su eficacia y el perfil de efectos secundarios. En la década de los noventa, los ensayos clínicos con agentes BB con acciones adicionales bloqueadoras alfa han ayudado a desentrañar aspectos novedosos de la fisiopatología de la insuficiencia cardiaca1.
En la actualidad se dispone de un elevado número de BB, concretamente en nuestro país existían 16 comercializados en 1997. A dosis equipotentes su eficacia es muy similar, aunque presentan algunas diferencias farmacológicas con cierta relevancia clínica (tabla 1).
Mecanismo de acción
Los BB son un grupo de fármacos de estructura química muy similar que actúan produciendo un bloqueo competitivo
y reversible de las respuestas de las catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) sobre los receptores betaadrenérgicos.
Existen dos subtipos de receptores betaadrenérgicos: los beta-1 (-1) situados en el músculo cardíaco y los beta-2 (2) localizados en la musculatura lisa bronquial y vascular y en el tejido pancreático endocrino. En función del predominio del bloqueo B 1, B2 o mixto, aparecerán los diferentes efectos sobre los órganos diana (bradicardia, broncospasmo, vasoconstricción periférica, etc.).
Cardioselectividad
Se refiere a la capacidad de bloqueo selectivo de los receptores B 1 cardiacos. Esta propiedad dosis-dependiente (disminuye con dosis altas) es preferible por su mayor especificidad y menor incidencia de efectos indeseables en la mayoría de casos. Son BB cardioselectivos (de mayor a menor potencia):
bisoprolol, atenolol, metoprolol, celiprolol y acebutolol.
Actividad simpaticomimética intrínseca (AsI)
Algunos BB son capaces de, además de bloquear los receptores B, estimular parcialmente dichos receptores (actividad agonista parcial). Esta actividad proporciona un tono simpático en reposo y la acción bloqueante sólo se pone de manifiesto en situaciones de estrés. Los BB con actividad simpaticomimética intrínseca (ASI) son menos bradicardizantes y afectan menos al metabolismo lipídico, pero están desaconsejados, por su menor eficacia, en caso de cardiopatía isquémica, taquiarritmias e hipertiroidismo. BB con ASI (de mayor a menor potencia) son: pindolol, oxprenolol, celiprolol y acebutolol.
Liposolubilidad
Son de solubilidad alta: propranolol, penbutolol, y labetalol; moderada: bisoprolol, celiprolol, metoprolol, oxprenolol, timolol , y débil: acebutolol, carteolol, nadolol, pindolol.
Esta propiedad condiciona: metabolismo hepático; vida media más corta, lo que implica varias tomas al día; facilidad para atravesar la barrera hematoencefálica, lo que explica la mayor penetración en el sistema nervioso central (SNC) y la mayor posibilidad de efectos secundarios de tipo neuropsiquiátrico (pesadillas, alucinaciones, insomnio y depresión).
Por contra, los BB hidrosolubles (atenolol, nadolol, sotalol) tienen un metabolismo renal, vida media más larga y es casa penetración en el SNC.
TABLA 1. Farmacología de los bloqueadores beta comercializados en España (1997)