Arte
Biografía de Francisco de Goya
BIOGRAFÍA DE : FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTES
Nació el 30 de marzo de 1746 en la pequeña localidad aragonesa de Fuendetodos (cerca de Zaragoza). Recibió su educación en las Escuelas Pías de Zaragoza y inició con 14 años su formación artística, momento en el que entró como aprendiz en el taller de José Luzán, pintor local competente aunque poco conocido, donde Goya pasó cuatro años. En 1763 partió a Madrid, con el fin de conseguir un premio en la Academia de San Fernando. No lo consiguió, pero conoció al artista aragonés, Francisco Bayeu, quien influyó notablemente en su formación y a él debe su participación en los frescos de la iglesia de la Virgen del Pilar en Zaragoza (1771,1780-1782), y a su instalación algún tiempo después en la corte. En 1789 Carlos IV le nombró pintor de cámara, convirtiéndose al año siguiente en el pintor oficial de Palacio. El Museo de Prado de Madrid heredó una parte muy importante de sus obras. Los cartones para tapices que realizó a finales de la década de 1780 y comienzos de 1790 fueron muy apreciados por visión fresca y amable que ofrecen de la vida cotidiana española. En el invierno de 1792 contrajo una grave enfermedad que le dejó totalmente sordo y marcó un punto de inflexión en su expresión artística. Entre 1797 y 1799 dibujó y grabó el aguafuerte, permitiéndole una mayor libertad creativa, menos tiempo y mayores efectos. Con esa técnica realizó copias de las pinturas de Velázquez como Retrato ecuestre de doña Isabel de Borbón, el de Margarita de Austria o el de Felipe III. La primera de sus grandes series de grabados, Los Caprichos, en los que satiriza los defectos sociales y las supersticiones de la época. Tras éstos aparecen algunas series como Los desastres de la guerra o Fatales consecuencias de la sangrienta guerra en España con Buonaparte y otros caprichos enfáticos, (1810) y Los disparates (1820-1823). Los horrores de la guerra dejaron una profunda huella en Goya, que contempló las batallas entre franceses
y españoles durante los años de la ocupación napoleónica. En sus pinturas refleja el horror y dramatismo de las brutales masacres de grupos de españoles desarmados que luchaban en las calles de Madrid contra los soldados franceses. Sencillez y honestidad directas también se aprecian en los retratos que pintó en la cúspide de su carrera, como La familia de Carlos IV (1800, Museo del Prado), donde se muestra a la familia real sin la idealización habitual. Las célebres pinturas negras (1820, Museo de Prado), son las obras más destacadas de los últimos años. Se destacan: Saturno devorando a un hijo, Aquelarre, el gran cabrón. Predominan los tonos negros, marrones y grises y demuestran que su carácter era cada vez más sombrío. En 1824 se exilió en Francia. En Burdeos trabajó la técnica de la litografía, con la que realizó una serie de escenas taurinas. Falleció el 16 de abril de 1828 en este país. En el Museo de Bellas Artes de Santiago, la Fundación Galdiano -de dependencia estatal, pero de origen privado-, por primera vez monta colección temática tan extensa fuera de España. Las setentas piezas ilustran el ambiente que rodeó a Goya en su larga vida. La muestra permanecerá hasta el 14 de enero.
CONTEXTO HISTÓRICO ( Goya y su época)
Goya como pintor de cámara de Carlos IV
En 1789 Goya fue nombrado pintor de cámara por Carlos IV y en 1799 ascendió a primer pintor de cámara, decisión que le convirtió en el pintor oficial de Palacio. Goya disfrutó de una posición especial en la corte. En sus obras, entre las que se incluyen los retratos oficiales y los cuadros de historia. Éstos últimos se basan en su experiencia personal de la guerra y trascienden la representación patriótica y heroica para crear una salvaje denuncia de la crueldad humana. Los cartones para tapices que realizó a finales de la década de 1780 y comienzos de la de 1790 fueron muy apreciados por la visión fresca y amable que ofrecen de la vida cotidiana española. Con ellos revolucionó la industria del tapiz que. Algunos de los retratos más hermosos que realizó de sus amigos, de personajes de la corte y de la nobleza datan de la década de 1780. Obras en las que se demuestran que en esa época pintaba con un estilo elegante.
Goya y su visión de la Guerra de la Independencia
En el invierno de 1792, Goya contrajo una grave enfermedad que le dejó totalmente sordo y marcó un punto de inflexión en su expresión artística. Entre 1797 y 1799 dibujó y grabó al aguafuerte la primera de sus grandes series de grabados, Los caprichos, en los que, con profunda ironía, satiriza los defectos sociales y las supersticiones de la época. Series posteriores, como los Desastres de la guerra y Los disparates (1820-1823), presentan comentarios aún más cáusticos sobre los males y locuras de la humanidad. Los horrores de la guerra dejaron una profunda huella en Goya, que contempló personalmente las batallas entre soldados franceses y ciudadanos españoles durante los años de la ocupación napoleónica. En 1814 realizó El 2 de mayo de 1808 en Madrid y El 3 de mayo de 1808 en Madrid. Estas pinturas reflejan el horror y dramatismo de las brutales masacres de grupos de españoles desarmados que luchaban en las calles de Madrid contra los soldados franceses.
Pralelamente a estas obras dramáticas, pintó en 1800 La familia de Carlos IV, done mediante sencillez y honestidad muestra a la familia real sin la idealización habitual de la época.
Restauración del Antiguo Régimen. Regreso de Fernando VII
En 1820 la sublevación de Riego abre paso de nuevo a la esperanza para los liberales españoles y la Constitución de Cádiz es puesta en vigor otra vez, pero el envío de los Cien Mil Hijos de San Luis por parte de las potencias de la Santa Alianza supone el restablecimiento de los derechos absolutos de Fernando VII y el comienzo de una oleada de terror y represión.. Esto se ve reflejado en las célebres Pinturas negras de Goya; donde se demuestra que su carácter era cada vez más sombrío caracterizándose por ser un tipo de pintura alegórica, fantasmal y delirante, que tiene un significado pesimista y tenebroso, con temas como la muerte, la maldad, la guerra y la violencia.
El exilio de Goya en Burdeos
Tras la primera etapa absolutista del rey fernando VII y el Trienio constitucional (1821- 1823), Goya, decidió exiliarse a francia en 1824. Allí pintó nuevos retratos y excelentes pinturas taurinas. Es precisamente un magnífico retrato de entones -La lechera de Burdeos- el que cerró el ciclo pictórico de Goya que, en las puertas de la muerte, siguió fiel a su conocido lema: Aún aprendo
La lechera de Burdeos
IDEOLOGÍA DE GOYA
Su evolución ideológica personal refleja la evolución de muchos de los ilustrados españoles. Durante la segunda mitad del siglo XVIII Goya se identificaría con el reformismo borbónico, evolucionando en torno al cambio de siglo hacia posiciones liberales. Afrontará en silencio, quizá con grandes dudas, el giro violento de la revolución francesa. En cualquier caso, durante esta época, Goya se nos revela tomando partido claramente por la Luz de la Ilustración frente a las Tinieblas del Antiguo Régimen, y asumiendo todas las contradicciones de los ilustrados españoles de su época.
La invasión napoleónica le arrojará, como a tantos compatriotas, a un abismo de amargura y descreimiento en las posiciones políticas que había defendido. Ese cambio tardará en hacerse evidente en Goya, comprometido en silencio contra la camarilla reaccionaria de Fernando VII.
Hacia el final de su vida terminará refugiándose en buena medida en una religiosidad intimista, manifiesta, por ejemplo, en el fantástico San Pedro en oración que nuestro pintor ejecutó hacia 1920. La profundidad de su sentimiento cristiano no afectará, sin embargo, a su firme posición liberal en materia de costumbres y vida social, mantenida en los mismos umbrales de su muerte, y demostrada en los magníficos dibujos de su última época. Algunos autores han llevado más lejos de lo prudente la interpretación pro-ilustrada y pro-liberal de Goya, hasta dibujar una retrato del pintor que le asimila a un panfletista gráfico, revolucionario y despiadadamente anticlerical.
Quizá en muchas ocasiones, su despiadada crítica social sea, simplemente, el resultado de una mirada irónica que se centra sobre todo en las contradicciones que la realidad le ofrece, que puede ser interpretada tanto en clave de descreimiento como producto de su búsqueda de autenticidad.
Tal vez en otras, es el fruto del compromiso de un pintor -al que siempre se le ha reconocido comprometido con su público, fuera el que fuera, y, ciertamente, oportunista- con la economía de escala que la técnica del grabado exigía, y, en particular, con sus clientes de la burguesía.
Sin duda, es fruto también de la estrecha relación que mantuvo en la Corte con el partido ilustrado, preocupado por la educación, el relanzamiento de las actividades productivas, y la crítica de los vicios y costumbres sociales que obstaculizaban la necesaria reforma. En definitiva, Goya ejerció como un burgués de su época en todos los aspectos de su vida, incluidas sus ideas sociales y políticas.
Obras de tema histórico
La lucha de los mamelucos del 2 de mayo
La Guerra de la Independencia supone para Goya, igual que para miles de españoles, un aterrador dilema; su filosofía ilustrada, favorable a la reforma de España y contraria al mal gobierno de Carlos IV y Godoy, le hacen alinearse, formando parte de los afrancesados, con el rey José I; pero su elevado patriotismo y su razón no entienden la masacre que se está produciendo en el país. Tiene, pues, el corazón dividido y estos seis años de conflicto armado van a provocar un importante cambio en su pintura, que se hace a partir de entonces más suelta, más violenta, más negra en definitiva. Contra lo que puede parecer lógico, tanto el Dos de Mayo como su compañero El Tres de Mayo, no se pintaron al iniciarse la contienda, sino al finalizar ésta en 1814. Goya se dirige al Consejo de Regencia, presidido por el cardenal D. Luis de Borbón, solicitando ayuda económica para pintar las hazañas del pueblo español, el gran protagonista de la contienda, en su lucha contra Napoleón; desde febrero hasta mayo de 1814 va a estar el artista ocupado en realizar ambos lienzos. Goya ha querido representar aquí un episodio de ira popular: el ataque del pueblo madrileño, mal armado, contra la más poderosa máquina militar del momento, el ejército francés. En el centro de la composición, un mameluco, soldado egipcio bajo órdenes francesas, cae muerto del caballo mientras un madrileño continúa apuñalándole y otro hiere mortalmente al caballo, recogiéndose así la destrucción por sistema, lo ilógico de la guerra. Al fondo, las figuras de los madrileños, con los ojos desorbitados por la rabia, la ira y la indignación acuchillan con sus armas blancas a jinetes y caballos mientras los franceses rechazan el ataque e intentan huir. Es significativo el valor expresivo de sus rostros y de los caballos, cuyo deseo de abandonar el lugar se pone tan de manifiesto como el miedo de sus ojos. En suma, Goya recoge con sus pinceles cómo pudo ser el episodio que encendió la guerra con toda su violencia y su crueldad para manifestar su posición contraria a esos hechos y dar una lección contra la irracionalidad del ser humano, como correspondía a su espíritu ilustrado. La ejecución es totalmente violenta, con rápidas pinceladas y grandes manchas, como si la propia violencia de la acción hubiera invadido al pintor. El colorido es vibrante y permite libertades como la cabeza de un caballo pintada de verde por efecto de la sombra. Pero lo más destacable del cuadro es el movimiento y la expresividad de las figuras, que consiguen un conjunto impactante para el espectador. Otra guerra, en este caso la Civil española de 1936, provocó serios daños en el lienzo. Al ser transportado el cuadro y su compañero desde Valencia a Barcelona, por orden del gobierno de la República para evitar que las tropas del general Franco tomaran el tesoro pictórico que constituía el Museo del Prado, la camioneta que los llevaba sufrió un accidente, rompiéndose la caja que los protegía y rasgando el lienzo en la parte izquierda. Tras la restauración de las obras, se dejaron en esa zona sendos espacios pintados en marrón, de nuevo para recordarnos la sinrazón de la guerra.
Fusilamientos del 3 de mayo.
Ya en 1814, después de la expulsión de los franceses que habían invadido España, Goya realiza estos dos cuadros, el 2 de mayo y el 3 de mayo en Madrid, para los que pidió una cantidad de dinero a la Regencia. Goya en esa época era sospechoso de afrancesado, y se inicia en él un sentimiento de ser perseguido o amenazado por el retornado Fernando VII. Aparte de la viva impresión que le había causado la guerra, que le impulsó a realizar sus famosos Desastres, estos dos cuadros le permiten en cierta manera afirmar su adhesión al pueblo español, más allá de sus compromisos intelectuales que le aproximaban a la cultura y la política de la Ilustración. En todas sus obras el protagonista absoluto es el pueblo, en su masa anónima, héroe colectivo y no figura particular como podía serlo el general victorioso o el rey en el campo de batalla. Éste es un concepto claramente romántico y moderno de entender la guerra y los logros nacionales, que se atribuyen al pueblo y su voluntad, más que a sus dirigentes. En el cuadro de los Mamelucos es la masa popular la que envuelve a los guardias egipcios que formaban parte de la tropa francesa, tristemente célebre por su ferocidad en los ataques a la población civil. En éste de los Fusilamientos, lo que vemos son las consecuencias de aquella resistencia de los madrileños. El modo de componer la escena determina las características de los dos grupos protagonistas: por un lado los ejecutados, ofreciendo su cara al espectador y al grupo de los verdugos, rostros vulgares, atemorizados y desesperados, en toda una galería de retratos del miedo que Goya nos ofrece. Cada uno se recoge en una postura diferente, según sea su actitud ante la muerte: está el que se tapa el rostro porque no puede soportarlo o el que abre sus brazos en cruz ofreciendo su pecho a las balas. Este personaje en concreto es un elemento terriblemente dramático, puesto que mira directamente a los soldados, y su camisa blanca atrae el foco de luz como una llamada de atención a la muerte que se acerca. A sus pies, los cuerpos de los ajusticiados anteriormente caen en desorden. Detrás, los otros sentenciados que aguardan su turno para ser fusilados. El otro grupo, paralelo al anterior, lo conforman los soldados franceses que van a ejecutar a los patriotas. Los soldados están de espaldas al espectador, que no puede ver sus rostros, puesto que no tienen importancia: son verdugos anónimos, ejecutando una orden. Su formación es perfecta, en alineamiento mortalmente eficaz, con un movimiento unísono en todos ellos; su operatividad aterra. Todos ellos se encuentran en un exterior nocturno, indefinido, pero que históricamente se sabe fue la montaña de Príncipe Pío, donde según las crónicas se pasó por las armas a los sublevados de la jornada anterior. La pincelada de Goya es absolutamente suelta, independiente del dibujo, lo que facilita la creación de una atmósfera tétrica a través de las luces, los colores y los humos. La composición fue prácticamente copiada por un gran admirador de la pintura española, el impresionista Manet para la Ejecución de Maximiliano en México. Tanto el 2 de Mayo como el 3 de Mayo aparecen en el Museo del Prado desde el primer momento. La única ocasión en la que salieron fue en la evacuación que los republicanos efectuaron en 1936 para salvaguardar las grandes obras de la pintura del Prado durante la Guerra Civil.
GRABADOS
Los caprichos
serie de ochenta grabados derivados de la fantasía del autor, donde se representan ataques satíricos a las costumbres de la época, los abusos de la iglesia y escenas de brujería, con temas parecidos a los de las pinturas negras del final de su carrera. Un ejemplo de esta serie de grabados es:
No saben el camino
Nos resulta difícil interpretar el mensaje de esta estampa en la que nobles y clérigos forman parte de una cuerda de presos. Con el título quizá Goya plantee que las clases acomodadas no saben el camino que España ha elegido - la Constitución de Cádiz - y cuando regresen a sus puestos - privados de ellos por José I - volverán al anterior camino improductivo para el país.
Los desastres de la guerra
Constituyen la serie más dramática y terrible entre los grabados de Goya. Consta de 82 estampas que fueron realizadas por el maestro hacia 1810, aunque se introdujeron las últimas escenas hacia 1815. Temeroso de una persecución política por la dureza de los grabados, las guardó a buen recaudo y fue en 1863 cuando fueron publicadas por primera vez. La serie supone una brutal crítica a la sinrazón de un conflicto armado, sin tomar partido ni por "los buenos" ni por "los malos". Su espíritu ilustrado, que había depositado su confianza en la monarquía de José I, se vió traicionado por las brutalidades de los soldados de Napoleón. Así muestra a los franceses, de la misma manera que hace con los españoles, como auténticas máquinas de matar
Acontinuación dos ejemplos de Los desastres de la guerra:
Qué valor!!
Que valor! es la única estampa de la serie en la que el anciano pintor alude a un personaje concreto: Agustina de Aragón y su heroica actuación en la defensa de Zaragoza, personalizando el valor desbordado por las mujeres durante la Guerra de la Independencia. La mujer trepa por los cadaveres de los anónimos artilleros para disparar el cañón que salve a su ciudad y a la patria ante el ataque francés. La belleza de esta estampa viene motivada por su monumentalidad y su clasicismo.
Estragos de la guerra
Un bombardeo contra la población civil es el tema elegido por Goya para esta estampa, mostrando en toda la serie los estragos del conflicto desde el fusilamiento - No se puede mirar - a la violación - Ya no hay tiempo -. Con estas estampas el pintor quiere exhibir la sinrazón y la crueldad de la guerra, convirtiéndose la serie en intemporal, desgraciadamente
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El coloso
Goya está en plena crisis de identidad cuando realiza este tremendo cuadro. Sus ideales de ilustrado, su fe en la Razón, la educación, aquellas lecciones aprendidas del Enciclopedismo francés, se volvían contra él y contra su pueblo en forma de masacre, destrucción y expolio. Las tropas de Napoleón habían invadido España y estaban cometiendo todo tipo de tropelías, como se encargó de relatar fielmente en sus Desastres. La cultura de Goya y su adhesión a un círculo de reformadores ilustrados, pertenecientes a las principales familias de la nobleza, se volvían ahora en su contra. Tachado de afrancesado, sospechoso de traición a la patria, hubo de contemplar impotente el aniquilamiento de su tierra y de sus más íntimas convicciones. Este coloso que se mueve de espaldas, entre nubes de humo, llenas de reflejos sanguinolentos, provoca la huida de un ejército desbandado. Es el coloso de la Guerra, o tal vez el gigante de la Razón que se ve acosado y envuelto en las humaredas de los cañones. Quizás incluso sea la propia España, que retrocede y da la espalda a su futuro, rematada por las armas y el miedo al progreso que viene de fuera y que a la vez es causa de su propia muerte. Goya enfermó gravemente durante la guerra. Este hecho unido al miedo de ser perseguido políticamente le impulsó a viajar a casa de sus amigos, en un período que le sirvió para realizar ésta y otras muchas pinturas dedicadas a la Guerra de Independencia. A su regreso, el miedo y el odio a Fernando VII favorecieron su retiro de la Corte y su posterior exilio a Burdeos.
BIBLIOGRAFÍA
-
HISTORIA DE ESPAÑA, Volumen 17 y 18. Salvat
-
ÁLBUM DE LA HISTORIA DE ESPAÑA. Fernando García de Cortázar. Biblioteca de álbumes Culturales del Círculo de Lectores.
-
ARTEL- 10. GUÍA PARA FORMACIÓN ESCOLAR. Historia.
-
GRANDES BIOGRAFÍAS, Napoleón Bonaparte. Idea Equipo Editorial, S.L.
-
GRAN DICCIONARIO ENCICLOPÉDICO UNIVERSAL, Club Internacional el Libro.
-
HISTORIA DE ESPAÑA, Bachillerato. Ed. Teide.
INDICE
1. BIOGRAFÍA 1
2. CONTEXTO HISTÓRICO 2
- Goya como pintor de Cámara de Carlos IV 2
- Goya y su visión de la guerra de la Independencia 2
- Restauración del Antiguo Régimen 3
- El exilio de Goya en Burdeos 3
3. IDEOLOGÍA DE GOYA 4
4. OBRAS DE TEMA HISTÓRICO 5
- La lucha de los mamelucos del 2 de mayo 5
- Fusilamientos del 3 de mayo 6
- Grabados 7
. Los Caprichos 7
No saben el camino 8
. Los desastres de la guerra 8
¡Qué valor! 9
Estragos de la guerra 9
- El Coloso 10
5. BIBLIOGRAFÍA 11
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