Historia
Batalla de Jutlandia
LA BATALLA DE
JUTLANDIA
ÍNDICE DE CONTENIDOS:
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INTRODUCCIÓN ……………………………………………………Pág. 2.
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CARRERA ARMAMENTÍSTICA…………………………………...Pág. 2.
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FUERZAS CONTENDIENTES………………………………………Pág. 5.
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PLANEAMIENTO DE LA BATALLA………………………………Pág. 7.
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DESARROLLO DE LA BATALLA………………………………….Pág. 10.
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CONCLUSIONES; ¿QUIÉN VENCIÓ EN LA BATALLA DE JUTLANDIA?.......................................................................................Pág. 16.
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ANEXO……………………………………………………………….Pág. 17.
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BIBLIOGRAFIA……………………………………………………...Päg. 19.
INTRODUCCIÓN
La batalla de Jutlandia (o Skagerrak) fue la mayor batalla naval desde la de Ecnomo
en 256 aC. Nunca desde entonces se han enfrentado tantas naves y tantos hombres.
La gran flota británica y la flota de alta mar alemana tan solo se enfrentaron una vez durante
la primera guerra mundial. Fue en la batalla de Jutlandia, que suscitó prolongadas
controversias durante más de 50 años desde que tuvo lugar, el 31 de mayo de 1916. Desde
Coronel y las Maldivas hasta Jutlandia solo se registraron escaramuzas de poca importancia
entre unidades de superficie británicas y germanas; le bloqueo británico mantuvo a la flota de
alta mar encerrada en puerto, mientras los submarinos alemanes mantuvieron en tensión a la
marina británica, en intento de repeler sus eficaces ataques. Sin embargo, ambos bandos
vigilaban con recelo a la flota de batalla enemiga, a la espera de la oportunidad de asestarle un
golpe de importancia. Para los británicos, ya muy superiores materialmente al estallar la
guerra en 1914 y que habían incrementado dicha superioridad para 1916, Jutlandia fue el
resultado de un esfuerzo alemán, no para derrotar a la llamada “Grand Fleet “, sino para
reducir su margen de superioridad.
CARRERA ARMAMENTÍSTICA
1916. Por tres largos años los ejércitos de las Potencias Centrales habían estado
luchando contra las fuerzas de la Triple Entente en todos los frentes de Europa. Era una guerra
en una escala nunca visto antes, una guerra en cuál el poder marítimo jugó un papel esencial;
el Káiser Guillermo II estaba bien enterado de esto y ya en 1892 había confiado al Almirante
Alfred von Tirpitz la tarea de convertir sus sueños en realidad con las palabras: "Nuestro
futuro yace en el mar, el tridente de Neptuno debe pasar a nuestras manos".
Tal radical cambio en la política de una potencia esencialmente continental como Alemania
no podía pasar desapercibida a los británicos. En 1904, el Lord del Almirantazgo Sir John
Fisher mostró su interés por tal asunto cuando se dirigió al Rey Eduardo VII con las
siguientes palabras," Su Majestad, debemos tratar a la flota alemana con la misma
importancia que Nelson con los Daneses en la Batalla de Copenhagen", pretendiendo así la
total aniquilación de la fuerza naval alemana.
Fisher estaba preocupado con razón. Apoyado por el dinamismo del mismo von Tirpitz, los
programas navales alemanes tuvieron, en el espacio de unos pocos años, tal empujón que
construían barcos a razón de dos a uno a favor de los alemanes sobre sus competidores
británicos. Von Tirpitz se había planteado una meta: ser capaz de encarar a los británicos con
una fuerza naval por lo menos de dos tercios del tamaño de su adversario. No consideró
necesario llegar a una proporción de 1/1, ya que, en caso de guerra, los británicos deberían
cuidar sus intereses marítimos en los océanos del mundo entero, y, en consecuencia, tan sólo
sería capaz de concentrar una parte de su flota en el Mar del Norte.
Von Tirpitz tenía tres armas para amenazar a los buques de carga británicos en el resto del
mundo: Raiders (cruceros o cruceros auxiliares que irían como buques de carga neutrales
disfrazados), adaptados especialmente a este tipo de guerra; un ejemplo perfecto es el largo y
épico recorrido del EMDEN, que bajo las órdenes del brillante Frigatenkapitan Muller, se las
había ingeniado para mantener ocupadas a las fuerzas navales aliadas por meses, ganando así
el respeto y la admiración de sus adversarios. Unos pocos escuadrones de rápidos navíos de
guerra, como la que, bajo las órdenes del Almirante Graf von Spee, había infligido la derrota a
la Armada Real en Coronel. Y por último, una flota de submarinos, de la cuál Alemania sería
el mayor (y más destructivo) exponente.
Con tales fuerzas dispersadas por los océanos, los alemanes forzarían a los británicos a dividir
su flota, privando así a la Home Fleet de un número considerable de barcos. Lo que quedaría
de la Grand Fleet sería todavía superior en términos de cantidad a la Hochseeflotte que los
alemanes fuesen capaces de reunir, pero, como Von Tirpitz había señalado, una derrota
alemana costaría a los británicos tanto que la Armada Real perdería su supremacía en los
mares durante mucho tiempo.
La aparición en escena, en 1906, de un tipo nuevo y revolucionario de acorazado denominado
Dreadnought dio un empujón adicional a la carrera armamentística. Las innovaciones que
causaron que este tipo de barco fuera considerado tan moderno (y todas las naves anteriores
quedaran relegadas a chatarra) eran esencialmente dos: la adopción de un solo calibre para el
armamento principal, que facilitó en gran medida el suministro de munición. Así se alcanzó
un nivel de disparo de entre 18000 y 25000m, siendo antes totalmente impensable; y, en
segundo lugar, la adopción de la turbina como medio de propulsión en lugar del viejo motor
de vapor. Las turbinas, además de dar a las naves una mayor velocidad (21 -23 nudos) durante
más tiempo, tenían la ventaja de ser mucho más pequeñas, lo que significó que los cascos de
barcos podían tener una forma más baja y la plataforma principal podía ser blindada mejor.
Tanto británicos como alemanes fueron de cabeza a los nuevos programas de construcción.
Así, al principio de las hostilidades en agosto de 1914, los británicos eran capaces de formar
23 dreadnoughts, 12 cruceros de la batalla, 39 pre-dreadnoughts, un gran número de cruceros
y destructores, además de la construcción mientras tanto de 12 dreadnoughts y un crucero de
batalla; los alemanes, por otro lado, tenían 13 dreadnoughts, 5 cruceros de batalla, 22 pre-
dreadnoughts, un número considerable de cruceros y destructores, con 7 dreadnoughts y 2
cruceros de la batalla bajo construcción o listos para ser equipados. La proporción entre los
dos lados era de 87 navíos de guerra británicos frente a 49 alemanes: un poco menos de los
2/3 previstos por von Tirpitz, pero los británicos habían acelerado su programa de
construcción después de ver la amenaza de la flota alemana.
Esta era la situación de ambos lados a vísperas de la batalla, que los británicos llamaron de
Jutlandia y los alemanes de Skagerrak, y que fue, sin duda, la batalla marítima más grande de
la historia moderna. En Leyte (23-28 octubre de 1944) no fueron tan numerosos ni los navíos
ni los hombres en un área tan pequeña y un tiempo tan corto.
FUERZAS CONTENDIENTES
LA BATALLA DE JUTLANDIA (unidades mayores)
Acorazados________________24 Británicos_______16 Alemanes
Cruceros de batalla__________9 Británicos________5 Alemanes
Cruceros acorazados_________8 Británicos________6 Alemanes (acorazados predreadnoughts)
Cruceros ligeros____________23 Británicos________9 Alemanes
Crucero de batalla inglés HMS Queen Mary.
Crucero de batalla inglés HMS Iron Duke, buque insignia de la flota del Almirante Jellicoes
Crucero de batalla alemán Derfflinger.
PLANEAMIENTO DE LA BATALLA
En 1916, los alemanes, muy inferiores en número, tenían que contentarse con
arriesgarse a salir de sus bien protegidas bases en Alemania para tratar de conseguir una
igualdad táctica que les permitiera explotar a fondo su ventaja tecnológica, pero los británicos
no eran tontos y no se arriesgaban a ello. Cada salida de los soberbios cruceros de batalla
alemanes era contrarrestada con la salida, no sólo de sus contrapartes británicos, sino de
varias escuadras de acorazados. Fue entonces cuando el almirante en jefe de la Hochseeflotte
ideó un plan para tratar de atrapar a los cruceros de batalla y a los acorazados que les
acompañaran en una gigantesca trampa que empeñaría a toda la Hochseeflotte. Así se
anunciaba la técnica de "ir hundiéndoles la flota a trozos".
A la izquierda el almirante Reinhard Scheer, comandante en jefe de la Hochseeflote alemana.
A la derecha el almirante sir John Jellicoe, comandante en jefe de la Grand Fleet británica.
Los almirantes jefes de las escuadras de exploración, los cruceros de batalla, eran los
encargados de localizar al enemigo y fijarlo en espera de la llegada de los más lentos pero
mucho más numerosos acorazados. En alta mar, sus escuadras constituían un grupo operativo
independiente.
A la izquierda el almirante Franz Ritter Von Hipper. A la derecha el almirante sir David
Beatty.
Scheer y Hipper estaban perfectamente compenetrados. Durante la guerra, Hipper siempre
secundó certeramente a su jefe interpretando exactamente lo que tenía que hacer y haciéndolo
magistralmente. Jellicoe y Beatty eran como la noche y el día. Jellicoe era cauto y sosegado,
Beatty arriesgado y a veces temerario. No había buena comunicación entre ellos, ni en tierra
ni en el mar, y eso se dejó notar enormemente en la guerra, y sobre todo en Jutlandia, donde
cada uno fue por su lado sin preocuparse del otro. Gran Bretaña soñaba con "otro Trafalgar",
pero Jellicoe estaba muy lejos de Nelson.
El plan de Scheer de "ir hundiéndoles la flota a trozos" era lo único que se podía hacer y era
un buen plan: lanzaría a los cruceros de batalla de Hipper como señuelo, se dejarían ver por
aguas de Jutlandia y cuando apareciera Beatty (como siempre ocurría), Hipper le conduciría
directamente a las garras de toda la Hochseeflotte que le estaría esperando para destrozarlo
antes de que pudiera llegar Jellicoe con el resto de la Grand Fleet (la flota basada en Gran
Bretaña). Y así se preparó todo, pero a pesar de las precauciones alemanas, al mismo tiempo
que se hacía a la mar la Hochseeflotte se hacía también a la mar la Grand Fleet... Toda la
Grand Fleet. ¿Casualidad? Los marinos dicen que la casualidad no existe, y así fue. Los
británicos sabían exactamente lo que los alemanes iban a hacer ya que disponían de las claves
secretas que les permitían descifrar los mensajes de radio que sus poderosas estaciones
interceptaban, gracias a que los rusos las capturaron del crucero MAGDEBURG que encalló
en el Báltico, antes de que los alemanes pudieran destruirlas y rápidamente enviaron copia a
Londres.
Así, la Hochseeflotte aparejó de su base el 31 de mayo de 1916 sin saber que las numerosas
escuadras de la Grand Fleet con sus 14 almirantes a bordo ya se encontraban en alta mar (la
Grand Fleet era demasiado grande para poder estar en un solo puerto) para reunirse todas ellas
en alta mar y salir al encuentro de los alemanes. Scheer se llevó consigo a los 6 acorazados
pre-dreadnoughts del contraalmirante Mauve. Unidades "inútiles" ya, pero los ruegos de
mauve ablandaron el corazón de Scheer a pesar del riesgo que ello comportaba.
DESARROLLO DE LA BATALLA
Una vez en alta mar, ninguno de los almirantes conocía la posición exacta del
enemigo, por lo que las fuerzas de exploración se desplegaron en busca de las naves
enemigas. Jellicoe, consciente de la debilidad de sus cruceros de batalla frente a los alemanes,
había incluido en la escuadra de Beatty a los poderosísimas 4 acorazados clase QUEEN
ELIZABETH del contraalmirante Evan Thomas, que en ese momento eran las más poderosas
naves del mundo. Pero a las 1010, Beatty le ordenó que se situara a 5 millas a su noroeste, con
lo que comenzaron los errores en cadena por parte británica. A las 1415, el crucero ligero
británico GALATEA descubrió al crucero ligero alemán ELBING que procedía a registrar un
mercante danés. Las naves se cañonearon sin consecuencias mientras lanzaban al aire
mensajes pidiendo refuerzos. A las 1435, el GALATEA informó que había avistado una gran
humareda que se acercaba. Eran los 5 cruceros de batalla de Hipper con su escolta de cruceros
y contratorpederos que llegaban para apoyar al ELBING. Inmediatamente, Beatty izó en el
palo de su nave insignia, el LION, la señal para que las naves se dirigieran hacia el
GALATEA a toda máquina, pero Evan Thomas, demasiado alejado, no pudo ver la señal y no
advirtió la maniobra de su jefe hasta minutos después. Otro error más. Cuando Hipper se dio
cuenta de la presencia de Beatty, invirtió su rumbo para atraer a los cruceros de batalla
británicos hacia la Hochseeflotte. A las 1545, el LUTZOW, buque insignia de Hipper, abrió
fuego a una distancia de 14.500 metros. Entonces comenzó un auténtico ejercicio de tiro de
extrema precisión por parte alemana. A las 16.00 el LION, buque insignia de Beatty, recibió
un proyectil en su torre central que le causó un gran incendio. La nave sólo se salvó gracias al
heroísmo de un mayor de los Royal Marines quien, herido de muerte, ordenó por su cuenta y
riesgo abrir los grifos e inundar los pañoles de municiones. Apenas 3 minutos después, el
INDEFATIGABLE recibió dos andanadas sucesivas del VON DER TANN que alcanzaron
sus pañoles de municiones haciéndolos explotar. La explosión partió a la nave británica en
dos pedazos que comenzaron a hundirse rápidamente.
La situación británica era desesperada, pero a las 1608 llegó por fin al lugar Evan Thomas con
sus formidables acorazados que comenzaron a vomitar desde ¡18.000 metros! un terrorífico
huracán de fuego sobre las naves alemanas. El VON DER TANN resultó alcanzado y Hipper
se distanció aunque continuó navegando hacia el sur, hacia la Hochseeflotte que se acercaba a
toda máquina. Beatty se lanzó a la persecución inmediatamente, pero su prisa le costó cara. A
las 1626 el DERFFLINGER alcanzó con dos andanadas seguidas al crucero de batalla
QUEEN MARY que le reventaron los pañoles de municiones ¡otra vez los pañoles! la nave se
hundió rápidamente. De sus 1.275 tripulantes sólo sobrevivieron 9.
Mientras tanto, los contratorpederos de escolta se enzarzaban en su guerra particular,
resultando hundidas 2 naves alemanas y 2 británicas. A las 1633 Beatty recibió un mensaje
que alertaba de la presencia de naves de batalla alemanas al sudeste. Llegaba la Hochseeflotte.
Inmediatamente Beatty viró 180º y se retiró a toda velocidad. De nuevo transmitió sus
órdenes mediante banderas, y de nuevo Evan Thomas no las vio. Por ello sus acorazados se
vieron sometidos al fuego concentrado de los acorazados de la Hochseeflotte que dañaron
considerablemente al BARHAM, su nave insignia. Pero cuando Thomas consiguió colocar a
sus naves en posición táctica favorable, sus magníficos acorazados armados con cañones de
381 mm por fin demostraron lo que valían. En menos de treinta minutos toda la artillería del
VON DER TANN fue desmantelada torre a torre convirtiendo al magnífico crucero de batalla
en un pontón cubierto de escombros y de muertos. El SEYDLITZ recibió 7 proyectiles, el
LÜTZOW 5 y el DERFFLINGER 5.
El crucero de batalla alemán SEYDLITZ desmantelado tras la batalla de Jutlandia. Los daños que sufrió esta nave fueron espantosos.
A las 17.50 comenzaron a verse sobre el horizonte el gigantesco bosque de columnas de humo
que anunciaba la llegada de la Grand Fleet.Jellicoe aún no sabía a qué se enfrentaba. Las
informaciones que le llegaban eran contradictorias y cuando Beatty se cruzó con él le
preguntó por banderas "¿Dónde está el enemigo?". Cuando Beatty le respondió, Jellicoe
ordenó a sus 24 acorazados situarse en línea de fila con objeto de cruzar la perpendicular de la
línea alemana ("cruzar la T") y explotar al máximo su superioridad numérica. Típica respuesta
de manual de academia. No. Evidentemente Jellicoe estaba muy lejos de Nelson. Al advertir
los alemanes la presencia de toda la Grand Fleet no flaquearon. Todo el horizonte estaba lleno
de naves inglesas que se acercaban amenazadoramente, pero Scheer tenía las ideas claras:
había que retirarse... pero antes les harían pagar a los británicos un alto precio.
Los almirantes británicos se frotaban las manos: la Hochseeflotte había caído en la trampa e
iba a ser aniquilada, pero no es conveniente vender la piel del oso antes de cazarlo porque los
zarpazos pueden ser terribles. No había transcurrido un minuto desde que ambas flotas
comenzaron a cañonearse cuando la gran humareda que lo cubría todo se despejó
sorpresivamente para dejar a la vista al crucero de batalla INVINCIBLE, el primer crucero de
batalla del mundo. Aquella oportunidad no podía ser desperdiciada y el DERFFLINGER y el
LÜTZOW centraron inmediatamente a la nave británica que tras dos salvas fue alcanzada en
¡los pañoles!. Las cargas almacenadas explotaron y la nave se partió en dos trozos que
quedaron flotando como corchos. De sus 1.032 hombres sólo sobrevivieron 6. Entre los
muertos estaban el capitán de la nave y el contraalmirante Hood, jefe de la 3ª Escuadra de
Cruceros de batalla.
A pesar de ello, las naves británicas martilleaban a las alemanas. Con casi el doble de cañones
disponibles, los británicos cerraban poco a poco la pinza sobre la Hochseeflotte. El LÜTZOW
fue alcanzado de nuevo ¡más de 20 veces había sido alcanzado y seguía combatiendo! y
Hipper tuvo que transbordar al MOLTKE. Una tras otra, las grandes unidades alemanas
estaban siendo centradas por las cada vez más precisas andanadas británicas. Aquello
prometía ser una matanza despiadada, pero cuando los británicos creían que iban a cerrar la
pinza sobre la Hochseeflotte Scheer demostró que no estaba allí por casualidad. Con
escalofriante frialdad, el almirante alemán esperó el momento justo para ordenar a sus naves
la famosa orden "Virada a un tiempo 180º a estribor", y todas las naves alemanas comenzando
por la más alejada viraron aun tiempo y se alejaron.
Los británicos no podían creer lo que había ocurrido. Como por arte de magia, toda la flota
alemana había desaparecido en menos de 7 minutos. Jellicoe lanzó a sus almirantes ansiosas
preguntas que quedaron sin respuesta. Tras unos momentos de desconcierto comprendió por
fin lo que había ocurrido y se le planteó un dilema: perseguir o no perseguir. Y así continuó
en su dilema hasta que a las 1855 Scheer le atacó a él tratando de romper la línea británica
para poder retirarse a Alemania de una vez. Era muy arriesgado, ya que volvía a caer en la
gigantesca trampa británica, pero Scheer era un hombre de valor y tenía la cabeza fría.
Cuando la Hochseeflotte fue de nuevo sometida al incontenible huracán de fuego de la Grand
Fleet, los cruceros de batalla, ahora al mando del capitán de navío Hartog, del
DERFFLINGER, pusieron en marcha la arriesgadísima maniobra que hoy se conoce como "la
cabalgata de la muerte" en la que el DERFFLINGER, el MOLTKE, el SEYDLITZ y el VON
DER TANN, lanzados a toda máquina, avanzaron contra la Grand Fleet atrayendo sobre ellos
todo el fuego enemigo para dar tiempo a los acorazados a escapar de la trampa. A las 1918
Scheer volvió a invertir la marcha y sus unidades pudieron dirigirse a Alemania antes de que
se cerrara la trampa. Los cruceros de batalla sufrieron un castigo inimaginable, pero gracias al
valor de los contratorpederos alemanes que rociaron de torpedos la línea inglesa, lograron
salir de aquel infierno.
Beatty, que se había lanzado a la persecución, avistó a los malheridos cruceros de batalla
alemanes que navegaban a popa de los acorazados a las 2018 e inmediatamente atacó con su
arrojo habitual. Los cruceros alemanes respondieron con las pocas piezas que les quedaban.
Todo hacía suponer que esta vez la suerte de los cruceros de batalla alemanes estaba echada,
pero el contraalmirante Mauve, con su "inútil" escuadra de acorazados pre-dreadnoughts, se
lanzó a la batalla con un valor inaudito consiguiendo que Beatty se retirara a las 2035 a pesar
de haber alcanzado a 3 unidades alemanas y logrando salvar así a los maltrechos cruceros.
Scheer aprovechó ese momento para zafarse por completo de la Grand Fleet. Sabía que si la
amanecida le sorprendía en aquellas aguas sería aniquilado y maniobró con gran sangre fría
evitando a las naves británicas y escapando de la gigantesca trampa que había estado a punto
de costarle a Alemania su armada.
La jornada de Trafalgar no se había repetido.
CONCLUSIONES
A las 12.00 horas del día 1 de junio la Hochseeflotte ancló en Wilhelmshaven y Scheer
analizó los pros y contras de la batalla, quedando complacido por el resultado final. La
victoria táctica correspondió claramente a los alemanes. Eran menos y no sólo lograron
escapar a la destrucción, sino que lo hicieron llevándose por delante a 14 naves enemigas.
Pero la victoria estratégica correspondió a los británicos que, aunque fracasaron en su empeño
de destruir a la Hochseeflotte, cerraron definitivamente el camino de Alemania al mar
manteniendo su dominio del Mar del Norte hasta el fin de las hostilidades.
ANEXO
ANEXO 1: Teatro de la batalla de Jutlandia: inicio y final de los combates.
ANEXO 3: las flotas convergen.
ANEXO 2: el encuentro de los cruceros.
BIBLIOGRAFÍA
-
“Grandes Batallas. Mar.” W. Koenig, S. L. Mayer
-
“La Primera Guerra Mundial” Carroggio.
-
“Acero y Vapor” José I. Lago.
-
Distintas páginas de Internet.
.
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