Antropología


Atahualpa


ATAHUALPA

INDICE GENERAL

I EL ULTIMO INCA

Nacimiento de Atahualpa....................................................................3

Muerte de Huayna Cápac....................................................................4

Relación entre Atahualpa y Huáscar...................................................5

II GERRAS DE ATAHUALPA

Guerra entre Atahualpa y Huáscar......................................................6

Combates de Mocha y Ambato.............................................................7

Primera Batalla de Tomebamba...........................................................8

Prisión y fuga de Atahualpa................................................................8

Segunda batalla de Tomebamba...........................................................9

Incursiones en la Región Oriental......................................................10

Victorias de Cusibamba y Cochahuailla.............................................11

Triunfos quiteños en Bombón y Yanamarca.......................................12

Batalla de Angoyaco..........................................................................13

Batalla de Chontacajas y Quipaipán.................................................13

Prisión de Huáscar.............................................................................14

Castigos impuestos a los vencidos......................................................15

III EL ULTIMO INCA

Primer viaje de Pizarro.......................................................................16

Segundo viaje de Pizarro....................................................................17

Pizarro ordena a Soto a ver a Atahualpa ..........................................18

Encuentro de Atahualpa con Hernando Pizarro y Soto ....................19

Atahualpa Marcha a Cajamarca....................................................20-21

Atahualpa en Prisión.....................................................................22-23

Juicio para Atahualpa...................................................................24-25

Condena de muerte para Atahualpa..............................................26-27

Muerte de Atahualpa.........................................................................28

Glosario.............................................................................................29

Bibliografías......................................................................................30

I EL ULTIMO INCA

NACIMIENTO DE ATAHUALPA

ATAHUALPA, es figura histórica ancestral en el Ecuador y en América del Sur. En el sé unieron las antiguas estirpes reales de los Incas del Cuzco y de los Shyris de Quito.

Hay distintas versiones acerca de su lugar de nacimiento algunos cronistas dicen que nació en el Cusco, otros aseguran y consideran que nació en Quito, probablemente en los últimos años del siglo XV (1497, mas o menos , apenas terminaba la conquista de los Quitus).

Los padres de Atahualpa fueron su madre: Tocto Coca, (que descendía del linaje de Pachacútec) y Huayna Cápac su padre, que fue el ultimo Emperador Inca del Tahuantinsuyo.

Atahualpa vivió siempre junto a su padre Huayna Cápac en Quito, Atahualpa en el aprendió muchas cosas, una de ellas, la mas importante, fue el de ser un buen gobernador y el de ejercer las armas contra los enemigos.

Se dice que Atahualpa fue una persona de un hermoso aspecto físico “de contextura robusta, tez canela, ojos negros, fuerte, arrogante y señorial”.

Atahualpa vivía en armonía con su pueblo. Llegaba a las batallas junto con su padre Cápac, a su temprana edad llego a ser valorado y respetado por los demás en el campo militar, tenia un gran corazón por todos que le acompañaban, fue conquistador, leal y triunfador.

En las guerras supo ser el primero, valiente y audaz, rico en expedientes, en la paz fue; magnánima, caballeroso, deseoso de conservarla siempre. Y en el castigos de quien consideraba sus enemigos , traidores o cobardes fue cruel vengativo y extremista.

MUERTE DE Huayna Cápac

Hacia el año 1526 el inca Huayna Cápac resolvió visitar el imperio, e inicio el viaje por Tomebamba, su ciudad natal.

En ella se encontraba cuando recibió la noticia de que en las costas de Esmeraldas y Manta, apareció una embarcación extraña con hombres misteriosos de rostro blanco y amplia barba; era el piloto andaluz Bartolomé Ruiz y sus acompañantes, descubridores de las costas ecuatorianas. Tales noticias intranquilizaron al anciano monarca que, en seguida regreso a Quito lleno de funestos presagios. Fue recibido por Atahualpa, que estaba gobernando en ausencia de su padre.

A la angustia moral se sumo pronto la enfermedad física y ambas acabaron con la vida del inca. Antes de morir Huayna Cápac hizo su testamento. Dividió en dos partes el imperio : una para su hijo Cuzqueño, Huáscar, que comprendía desde Jauja hasta Chile; otra, cuya mayor parte había pertenecido a los antiguos Quitus y a sus tribus confederadas, para su hijo quiteño Atahualpa, legitimo heredero de estas tierras por parte de su madre.

El primogénito de Huayna Cápac, que había de heredar todo el Tahuantinsuyo era Ninancuyúchig, pero su muerte a temprana edad dejó abierta la posibilidad para los otros dos. Además el Inca en su testamento, pedía que su cuerpo fuese enterrado junto a sus antecesores en el Cuzco, pero que antes le sacasen el corazón y lo conservaren en un vaso de oro en el templo del sol que se levantaba en Quito, como señal del inmenso amor que había tenido para este reino y su señora. Ese mismo año de 1526 murió Huayna Cápac, victima de violenta enfermedad. Su cadáver fue embalsamado y llevado en andas a Tomebamba y luego al Cuzco.

RELACION ENTRE ATAHUALPA Y Huáscar

Una nueva lectura de los cronistas ha permitido entender mejor la relación de estos dos hermanos en disputa por el poder del reino, este sistema (aunque no ha resuelto con absoluta claridad las funciones que cumplía cada uno de los Incas). Cada acceso al poder significaba un conflicto ritual entre los candidatos, que definía el que quedaba como Inca Hanan y, en consecuencia, el que sería Inca Hurin. Siempre se ha presentado a los últimos Incas como hermanos encarnizadamente enemigos, dirigentes de dos facciones rivales que los endiosaban, defensor el uno “Atahualpa” de una situación "legítima" y ordenada. Mientras a Huáscar se le consideraba siempre hijo "legítimo" por ser el primero. Su poder y sus funciones quedaban regidos por una normatividad que se basaba en la dualidad del poder, ambos eran opuestos y complementarios. Atahualpa y Huáscar representan facciones diversas, es cierto, pero también simbolizan puestos rituales que requieren de mayor investigación... La importancia de Atahualpa está en su condición de lnca Hanan. Atahualpa aparece siempre claramente relacionado con los ejércitos de Huayna Cápac como corresponde a un lnca Hanan..." Por otro lado... la propia definición de Huáscar como Inca Hurin explica más fácilmente por qué Huáscar siempre vivió en el Cusco..." Pero esta definición no es claramente exacta con otros cronistas, como sabemos Atahualpa tuvo mas aprecio y valor por su padre. Un echo es el de que Huayna Cápac halla vivido aquí siempre con su hijo Atahualpa en Quito y no en el Cuzco su hijo mayor, Huáscar.

Cuatro o cinco años vivió en paz, según lo deseaba con su hermano Huáscar. Pero pronto este comenzó a portarse contrario con la fama creciente de Atahualpa , por otra parte la madre del inca Cuzqueño, Mama-Ragua-Ocllo, empezó con una campaña de intrigas e incitaciones con el objeto de que Huáscar se lanzare contra su hermano. La corte del Cuzco no se conformaba con el desmembramiento de parte tan difícilmente lograda, y tan rica como Quito. Huáscar, que al comienzo resistió con temor esta campaña, se animo por fin a provocar la guerra a su hermano Atahualpa y le envió un mensajero que le decía que renuncie a su cargo de gobernador en Quito , y que le entregase sus territorios y se sometiese a su poder. Para respaldar tales pretensiones preparo sus ejércitos y los envió al norte, bajo las ordenes del general Atoco, mientras tenia un infructuoso cambio de embajadas.

II GERRAS DE ATAHUALPA

Guerra entre Atahualpa y huáscar

Antes del enfrentamiento de estos dos hermanos ocurrió algo que causo mucha cólera en Atahualpa. A la muerte de Chamba, principal cacique de Atahualpa, llego un sucesor de éste, llamado Chapera, sin consentimiento de Atahualpa y otorgado por Huáscar, y que además lo daba poderío en una tribu sometida a su hermano, esto le provocaba directamente la guerra y daba ocasión a la furia de Atahualpa.

Huáscar respaldaba enseguida a Chapera, dando protección con el ejercito de Atoco, quien ocupó militarmente la ciudad de Tomebamba y todo el territorio cañari. Estas medidas de Huáscar, verdadero desafío al poder de su hermano Atahualpa , fueron la ocasión inmediata dela guerra que tanto anhelaban los cuzqueños.

Al saber Atahualpa de la deslealtad de Chapera, el desafío de su Hermano Huáscar al confirmar como cacique a este sin tener ningún derecho para hacerlo, y la llegada a Tomebamba de las tropas de Atoco, reunió a sus generales Quisquis, Caracuchima y Rumiñahui, y les pidió consejo ante el peligro que vendría por los actos de su hermano Huáscar, no sin dejar constancia de que el, en todo momento había buscado la paz con éste.

La respuesta de los generales quiteños no se hizo esperar. Reunieron a sus tropas en la planicie de Turubamba y delante de ellas contesto Caracuchima en nombre de todos , a las consultas de Atahualpa : Pelead como varones-dijo a los soldados allí congregados-, que en defensa de vuestra tierra, vida, padres, hijas y hermanos peleéis; nadie ande hoy en adelante sin armas; apercibios, hermanos, con varonil denuedo, no a morir sino a vencer, no a huir sino a avanzar, porque el que es cobarde en su mismo escondrijo halla la muerte, y el que es valeroso, con hacerle rostro, la espanta” (Cabello Balboa).

COMBATES DE MOCHA Y AMBATO

Mientras tanto, Atoco y sus tropas, ayudados por Chapera, avanzaban hacia Quito. Atahualpa envió a su ejercito, que ocupo el puente del río Ambato, y marchó hacia Mocha, donde encontró, las huestes enemigas. El combate se inicio al punto y sangriento y prolongado. Esta fue la primera batalla de la guerra, fue favorable a los invasores; las tropas quiteñas después de brava lucha sufrieron un descalabro y emprendieron dándose la fuga. Recibida en Quito la noticia de la triste derrota en Mocha, Atahualpa reunía a todas las tropas que podía y las llevo a Latacunga.

Desde allí ordeno a Caracuchima , que detuviese la huida y enfréntese a Atoco, siguiendo su marcha, Atahualpa recogía a los soldados que venían de la derrota de la lucha de Mocha, reprendiéndoles por su falta de valor y dándoles animo para la siguiente batalla. En Ambato se unió con Caracuchima que había obedecido sus ordenes, enseguida se lanzo con furia contra el enemigo. La batalla fue larga y sangrienta. Duró un día entero , pero al llegar la noche , la victoria fue declarada por los quiteños, las tropas de Atoco fueron desbaratadas y éste así mismo como el cacique Cañari Chapera cayeron prisioneros, al igual que otros jefes y soldados. El numero de los que quedaron en el campo fue enorme.

Con un gran botín de guerra regreso Atahualpa a Quito donde ejecuto sin demora al traidor Chapera, atormento a Atoco hasta hacerle declarar cuanto necesitaba saber defenderse mejor de Huáscar y por ultimo, lo mando a azotarlo hasta morir. Atahualpa ordeno a que se detengan sus generales , pues el quería saber la reacción de su Hermano Huáscar ante esta derrota y llegar a un acuerdo de paz.

PRIMERA BATALLA DE TOMEBAMBA

Al conocer Huáscar su derrota y la ejecución de Atoco y Chapera en Ambato, sin dar muestras de pesadumbre reúne nuevas tropas y designó general a su hermano Huanca Auqui, quien marcho de inmediato y llego a Tomebamba. Allí recibió a los emisarios de Atahualpa para manifestarles que este solo amaba la paz y la deseaba, siempre y cuando Huáscar no le hiciese la guerra.

Pero de nada sirvió estos intentos , pues los jefes cuzqueños ya habrían determinado con eliminar al ultimo Inca shyri. Avanzo entonces Atahualpa con su ejercito convenientemente equipado y ocupó el puente del río Tomebamba antes de que llegase Huanca Auqui. Entonces allí mismo empezó una escaramuza que se convirtió en tan formidable combate que duro dos días enteros y termino con la victoria de los cuzqueños y la triste circunstancia de que fue tomado prisionero Atahualpa.

PRISIÓN y fuga DE ATAHUALPA

A pesar del triunfo ante Atahualpa e incluso la captura de éste, no pudo sacar de provecho, ya que este en la batalla sacrificó muchos hombres y su perdida fue mas que los Quitus. de Atahualpa.

La captura de Atahualpa trajo bajo estima y dolor a los Quitus pues estos comprendían que no solo perdieron la batalla sino la captura de su monarca y que este iba a ser eliminado inmediatamente.

Atahualpa era llevado a una celda, para que al segundo día al amanecer fuese llevado al Cuzco frente a su hermano Huáscar, en donde seria cruel mente asesinado.

Pero ocurrió que una doncella cañari, de nombre Quella, consiguió permiso de Huanca Auqui para visitar al shyri aquel mismo día y disimuladamente le llevo una barra de plata y cobre. Y con tal útil instrumento, y después de grandes esfuerzos enormes, hizo Atahualpa durante la noche un foramen en la pared de la prisión donde se hallaba y logro escapar a la madrugada sin ser percibido por sus enemigos.

Grande fue la sorpresa y alegría de sus tropas al verle aparece: para levantarles la moral y la desdicha de la batalla, Atahualpa les dijo que su padre el Sol deseaba la inmediata derrota del desleal Huáscar y que para ello le había permitido escapar convertido en serpiente ( Amaru ) por un estrecho agujero.

Esta historia inventada por Atahualpa con astucia lleno de jubilo y engrandeció a sus soldados, maravillándoles con mucho honor hacia el. Convencidos todos de que el Sol estaba de su parte, fueron con toda la fe a combatir con renovado optimismo, y con deseos ardientes de vengarse de la derrota y castigar a quienes habían apresado a su monarca.

SEGUNDA BATALLA DE TOMEBAMBA

Después de la derrota e las tropas quiteñas en la primera batalla de Tomebamba, éstas se reunieron en desorden, reagrupándose el cerro de Molleturo. Allí fueron cercadas por Huanca Auqui y allí las encontró Atahualpa, que después de escapar , logro atravesar por medio de sus enemigos. Ya entrado el día se inicio de nuevo el combate. Los quiteños animados por la presencia de Atahualpa entraron en combate, lucharon con tal furia que rompieron el cerco y saliendo a la llanura desbarataron a las tropas cuzqueñas que, emprendieron una fuga de Tomebamba . Caricuchima y Quisquis, después de esta victoria, reunieron a su gente, la hicieron descansar algunos días y enseguida emprendieron la marcha sobre Tomebamba.

Huanca Auqui también había aprovechado el tiempo para reorganizar sus fuerzas y salió al encuentro del ejercito quiteño. Después de un choque sangriento los del Cuzco se retiraron y en las afueras de la ciudad se libro la segunda batalla de Tomebamba, con tanto coraje, como si por primera vez hubiesen luchando. Furiosamente acometieron Caricuchima y Quisquis contra Huanca Auqui , obligándole a declarar la retirada que, poco a poco, se convirtió en fuga. Muchos se arrojaron al río creyendo escapar, pero ahí encontraron la muerte. En Pumapungo hubo una gran matanza. La victoria fue declarada a favor de los soldados de Atahualpa. Huanca Auqui se detuvo en la llanura de Cusibamba, en la actual provincia de Loja, y Atahualpa entró triunfante en la capital cañari.

Lleno de cólera por la traición de Chapera , Atahualpa resolvió escarmentar a los Cañaris por haber combatido a favor de Huáscar. Hizo asaetear a los principales jefes y extermino a todos los que habían levantado armas contra él. También hizo victimas de su venganza a las esposas de estos y aun a sus hijos, y con feroz determinación , ordeno que se extrajesen los corazones de los muertos y se sembrasen en las llanuras Cañaris.

Incursiones en la región oriental

Como Huanca Auqui no volvió a dar señal de guerra y Atahualpa seguía deseando la paz, resolvió permanecer a la expectativa hasta ver que planes tenia su hermano Huáscar. Pero no quería el shyri que su tropas permaneciesen ociosas, por lo que , dejando fuertes guarniciones en los lugares fronterizos, penetro a la región oriental y sujeto fácilmente a los quijos que habitaban en las márgenes de los ríos Coca, Quijos y alto Napo, los cuales por lo demás, desde antes se hallaban en contacto con las tribus serranas del área panzalea. Huanca Auqui sin fuerza para enfrenta a Atahualpa, quiso dar también ocupación a los suyos y se lanzo a la conquista de los bracamoros, a los que no había podido sujetar Túpac Yupanqui. Tan desventurada fue la empresa que Huanca Auqui fue nuevamente derrotado, esta vez por feroces tribus selváticas, con perdida de mas de 12.000 soldados.

Cuando llegaron al Cuzco las noticias de la derrota de Cusibamba y del fracaso frente a los bracamoros, Huáscar monto en cólera contra su hermano Huanca Auqui y se acrecentó su odio contra Atahualpa. El inca cuzqueño, creyendo que tantas derrotas se debían a la cobardía de sus tropas y la torpeza de su general, envió como castigo para Huanca Auqui y a sus capitanes sendos de vestidos de mujer obligándolos a presentarse con ellos cuando fuesen al Cuzco.

Les colmo además de vituperios y pensó en la necesidad de reemplazar a los jefes de su ejercito.

Entre Cusibamba, donde se hallaba Huanca Auqui y Tomebamba , en donde estaba Atahualpa se había establecido la línea fronteriza a los dos ejércitos durante la tregua que hubo cuando sus jefes resolvieron cada cual por su lado, penetrar al oriente. Amargado Huanca Auqui por la afrentosa represión de Huáscar resolvió demostrar que no era cobarde como en el Cuzco se pensaba, y preparando intempestivamente, su ejercito cayo de sorpresa sobre los quiteños que guarnecían la frontera, les derroto y regreso en seguida a Cusibamba.

VICTORIAS DE CUSiBAMBA Y COCHAGUAILLA

Atahualpa que había retornado a Quito se indignó por el ataque sorpresivo de Huanca Auqui y reuniendo nuevas y esforzadas tropas les envío a combatir bajo el mando de Quizquiz cuyos ayudantes, por orden expresa del shyri, debían ser Caracuchima y Rumiñahui. En Cusibamba les esperaba Huanca Auqui y allí mismo se libro la batalla, que termino con la derrota y fuga de los cuzqueños. Estos, atravesando el Huancabamba, no detuvieron su huida sino en Cajamarca donde hallaron un refuerzo de 10.000 chachapoyas, con los cuales reorganizaron sus fuerzas. Huanca Auqui las envió entonces a detener a Quisquis que avanzaba victorioso. En Cochaguailla, situada entre Huancabamba y Cajamarca , chocaron una ves mas los ejércitos de Atahualpa y Huáscar. En aquel combate el genio militar de Quisquis se puso de manifiesto y la derrota de Huanca Auqui fue total y definitiva. No le quedó sino huir en dirección al Cuzco.

TRIUNFOS QUITEÑOS EN BOMBON Y YANAMARCA

Atahualpa avía advertido as sus generales que ocuparan Cajamarca y avanzaran después solamente hasta Huamacucho y los ríos Pacasmayo y Yanamayo, en donde se encontraba el límite de su jurisdicción, ya que lo demás era de Huáscar, de acuerdo con lo señalado por su padre Huayna Cápac en su testamento. Quisquis y Caracuchima, en efecto cumpliendo ordenes de su señor, entraron en Cajamarca y avanzaron hasta el sitio señalado. Pero ocurrió que Huanca Auqui, al llegar al rió Bombón, encontró un gran y lucido ejercito enviado por Huáscar, con ellos deseoso de vengar tantas derrotas, retorno de inmediato a enfrentar a Quisquis y la lucha que se inicio en el lugar donde se encontraron los ejércitos que terminó tres días después, a orillas del río Bombón, con gran desangrantamiento.

Quisquis, cuyo ejército no había descansado desde Cusibamba, perdió enorme cantidad de gente, pero la victoria le fue favorable. Huanca Auqui, derrotado, siguió su fuga rumbo al Cuzco . desesperado Huáscar Inga con tanto descalabro, terminó de matar, en venganza, a todos los Quitus, que seis años antes, había ida al Cuzco conduciéndole cadáver de Huayna Cápac. También hizo victimas de su furor a los Cañaris, que desde tiempos de su padre, guarnecían el Cuzco. Luego, en el colmo de la exasperación, insultó a su propia madre y a su esposa. A estas acusaba de haberle impulsado a la guerra; a los Cañaris, de inducirle a aceptarle, y a los Quitus de ser espías de Atahualpa. Por ultimo hizo reclutamiento general de refuerzos y nombro a Mayta Yupanqui en reemplazo de Huanca Auqui. Mayta Yupanqui salió con sus tropas al Cuzco, resulto a detener a Quisquis.

En Jauja encontró a Huanca Auqui y los restos de su ejército que regresaban al Cuzco en desesperada fuga. Les increpó de cobardes, les reorganizó y salió enseguida a enfrentar a los Quitus. En el valle de Yanamarca se dio el combate, uno de los mas sangrientos que en América se había vivido. Tantos fueron los muertos que servían para trincheras de los que seguían combatiendo. La derrota de Mayta Yupanqui fue peor que la de Huanca Auqui y sus tropas se desbandaron en incontenible fuga.

BATALLA DE ANGOYACO

En el río de Angoyaco se detuvieron los Cuzqueños y esperaron a las victoriosas tropas Quiteñas. Quisquis, con sus escuadras desplegadas, llego en efecto y derroto a Mayta Yupanqui. Este envió al Cuzco noticias de sus derrotas justificando a Huanca Auqui. Huáscar, desesperado, consulto a los sacerdotes del sol y estos le dijeron que triunfaría si salía personalmente a dirigir a sus soldados. Huáscar, al comprender que sus generales no habían tenido culpa de las derrotas, les ratificó entonces su confianza. Pidió refuerzos a todas las provincias del imperio que todavía estaban en su poder y salió a enfrentarse con Quisquis y Caracuchima. La vanguardia de Huáscar encontró en Tovaray al ejército de Caracuchima, y después de una reñida lucha en laque murieron 10 000 soldados de Atahualpa, Caracuchima fue derrotado, pero se retiró . Ese día s cubrió de gloria y murió heroicamente Tumarimay, valeroso capitán quitu. Mayta Yupanqui el general cuzqueño que obtuvo esta victoria, envió a Huáscar las cabezas de los Quitus muertos, a cuyo recibimiento las tropas del inca cuzqueño adquirieron nuevos bríos y salieron a enfrentar a Quisquis. Caracuchima se había replegado con su gente después de la derrota de Tovaray a esperar a Quisquis. Juntos los dos marcharon en busca del enemigo para vengar la derrota. Se encontraron en el río Cotabamba. La victoria volvió a favorecer a las tropas de Huáscar, y los generales quiteños se retiraron.

BATALLA DE CHONTACAJAS Y QUIPAIPAN

Para su desgracia, las tropas del inca Huáscar no aprovecharon esta victoria y en vez de perseguir a los derrotados se dedicaron a celebrar sus triunfos con grandes fiestas. Quisquis, que había previsto el regocijo de los vencedores, logro que sus hombres se replegaran ordenadamente en Cotabamba. Pese a las grandes perdidas sufridas conservó la disciplina y la moral de las tropas. Y aprovechó la noche para reorganizar sus cuadros y hacerlos descansar. La mañana siguiente, mientras los soldados de Huáscar estaban rendidos por la orgía que siguió a su triunfo, el ejército de Atahualpa, comandado por Quisquis, Caracuchima y Rumiñahui, se presento en formación aguerrido y resuelto, y ofreció combate al enemigo. La sorpresa de este fue enorme.

A duras penas pudieron organizarse para luchar. Huáscar , que había precedido las fiestas, al ver las fuerzas quiteñas vistió armadura de oro y desde una cima, se apresuró a mirar el combate. Quisquis animó a sus soldados con ardientes palabras, y como viese el reflejo de la armadura de Huáscar, consiguió el plan de apoderarse de él. En efecto, dirigió el combate hacia unas laderas llamadas Chontacajas, en donde chocaron los gruesos de ambos ejércitos en furor sin igual, pues todos comprendían que aquella batalla era definitiva. El estruendo de la lucha se escuchó en el mismo Cuzco. Al caer la noche, en el sitio llamado Quipaipán, las armas quiteñas obtuvieron la mas resonante victoria. Cuando llego la noticia que su soberano había caído prisionero los cuzqueños comenzaron a huir despavoridos.

PRISIÓN DE HUASCAR

Mientras los ejércitos luchaban con denuedo en Chontacajas, un selecto grupo de guerreros Quitus convenientemente aleccionados por Quisquis, se dirigieron con resuelta cautela hacia el lugar donde se encontraba Huáscar observando los incidentes de la lucha. Sorpresivamente cayeron sobre el grupo de los orejones que le hacían guardia y después de encarnizada refriega los vencieron y se apoderaron de Huáscar, que al intentar defenderse fue derribado por tierra. La noticia de su presión llego de inmediato a los combatientes que se encontraban ya en la llanura de Quipaipán, y sirvió para dar nuevos bríos a los quiteños y desaliento a los cuzqueños. De estos los que no murieron, huyeron aceleradamente, o cayeron prisioneros y fueron ejecutados de inmediato, pues como suele acontecer con la guerras fraticidas, estas lo eran sin cuartel. Mensajeros especiales llevaron la noticia a Quito, donde se hallaba Atahualpa, y a todos los confines del Tahuantinsuyo. Los generales quiteños encontraron vencedores en la ciudad sagrada del Cuzco, capital del imperio.

CASTIGOS IMPUESTOS A LOS VENCIDOS

La venganza de los generales de Atahualpa fue tremenda. Casi todos los parientes de Huáscar, la mayor parte de los miembros de la familia real de los incas, los sacerdotes cuzqueños, las vírgenes del sol, los orejones y nobles de la corte imperial. Los jefes del ejercito y los altos funcionarios del gobierno de Huáscar fueron exterminados implacablemente. Muy pocos lograron escapar. Huáscar fue conducido preso a la fortaleza de Jauja con enorme rigor, y sujeto a ultrajes sañudos.

Los Cañaris de Chapera que habían sobrevivido a tantos combates y seguido militando en las tropas de Huáscar hasta llegar al Cuzco, y los chachapoyas que estaban en iguales circunstancias, fueron atormentados, primero, y en su mayor parte eliminados después.

Y la vengadora cólera de los Quitus triunfadores llego al extremo de profanar en la plaza principal del Cuzco las momias de los reyes incas, con excepción de Huayna Cápac, las estatuas que las representaban fueron destruidas. Y el terror mas cruel y total elimino de cuajo cualquier intento de rebelión contra Atahualpa, que fue proclamado único inca y señor de todo el Tahuantinsuyo, mientras la multitud convocada en la llanura de Quivapay, cerca del Cuzco, postrándose en dirección al norte hacia ofrenda de cejas y pestañas y aclamaba: “!Viva muchos años Atahualpa, nuestro señor Inga¡!El Sol, su padre, le acreciente la vida y la tierra, y le permita hollarla largo tiempo, y le ayude a regarla con la sangre de sus enemigos¡”

III EL ULTIMO INCA

PRIMER VIAJE DE PIZARRO

En 1524 se asoció a Diego de Almagro y Hernando de Luque para explorar las tierras situadas al sur, atraídos por las noticias sobre grandes riquezas facilitadas por la expedición de Pascual de Andagoya, que había llegado hasta un río (tal vez el San Juan, en la actual Colombia), donde recibió noticias de un reino llamado Birú. Pizarro llegó al mismo río, que remontó, y fundó Puerto del Hambre. La falta de alimentos y los ataques de los indios le obligaron a retirarse, por lo que se instaló en Chochama, en el golfo de San Miguel (Panamá), donde recibió poco después a Diego de Almagro, que había salido en su busca. En este punto, los dos compañeros decidieron que Almagro se trasladaría de nuevo a Panamá, para conseguir más hombres y volver a encontrarse con el fin de proseguir el viaje. Tras su regreso, Almagro y Pizarro navegaron en un mismo barco hasta el río San Juan (Colombia), donde recibieron la noticia de la existencia de varias poblaciones en las que sus habitantes llevaban valiosos adornos de oro. Al mismo tiempo, Bartolomé Ruiz y los hombres que viajaban en el otro barco de la expedición, habían localizado en Tumbes una embarcación cargada con oro, plata y tejidos, que describieron a su regreso a San Juan. Allí les esperaba Pizarro, quien, al escuchar estos detalles, emprendió la navegación hacia San Mateo (Ecuador), lugar donde se habían realizado los contactos, y continuó hasta Atacames, (Ecuador). De regreso a San Mateo, Almagro volvió de nuevo a Panamá en busca de refuerzos y alimentos. Pizarro y sus hombres se trasladaron a una isla que denominaron del Gallo, en la que permanecieron aislados, ya que este barco volvió también a Panamá, donde un nuevo gobernador, Pedro de los Ríos, decidió poner fin a la expedición pero Pizarro quiso seguir adelante. La decisión fue finalmente aceptada por el gobernador, quien comunicó a Pizarro que debería estar de regreso en seis meses.

En ese tiempo la expedición continuó hasta el río Santa (Perú) y a lo largo del viaje recibió importantes noticias del Imperio inca, cuyo jefe Huayna Cápac había muerto, y que en esos momentos vivía una lucha entre sus hijos Huáscar y Atahualpa por la sucesión.

SEGUNDO VIAJE DE PIZARRO

En 1528 Pizarro regresó a España con numerosos presentes y la intención de presentar al emperador Carlos V (rey de España como Carlos I) las peticiones acordadas con sus compañeros, que se concretaban en la gobernación de las tierras descubiertas para él mismo, el título de adelantado para Almagro y el obispado para Luque. El 26 de julio de 1529 la emperatriz Isabel de Portugal firmó las capitulaciones para la conquista de las nuevas tierras, cuyo nombre oficial fue el de Nueva Castilla, y facilitó a Pizarro a seguir descubriendo y poblando, en el plazo máximo de un año, hasta el límite de Chincha (Perú). También se le concedieron los nombramientos de gobernador, capitán general y alguacil mayor, y su propio escudo de armas, en el que ya aparecían elementos alusivos a Perú, como la representación simbólica de la ciudad de Tumbes. En diciembre de 1529 llegó a Trujillo (Cáceres), donde se encontró con sus hermanastros, que le acompañaron en sus futuras conquistas. Emprendiendo a si su viaje hacia el Perú, llegando a Cajamarca se entero que el inca de ese lugar fue asesinado por Atahualpa, al que lo dominaron como usurpador y prepotente hacia Huáscar, de inmediato los seguidores de Huáscar se aliaron a Pizarro creyéndole como su libertador ante tan bárbaro Atahualpa. Pizarro aprovecho lo que havia sucedido pues el ya sabia que estos dos estaban en una batalla por el poder del Tahuantinsuyo.

Pizarro no hizo esperar mas y formo tropas con su hermanos en la cabeza de ellas e hicieron una marcha en conquista de tierras del norte donde se encontraba Atahualpa, un vocero hizo llegar información a Pizarro que Atahualpa estaba en llegada a Cajamarca, el cual dio trayectoria a sus tropas rumbo a Cajamarca donde tendría un encuentro con el soberano rey inca.

PIZARRO ordena a soto

a ver a Atahualpa

Pizarro ordenó el acampamiento de las tropas en los grandes aposentos que cierran la plaza mayor de Cajamarca y queriendo afirmar en todo momento una impresión de impavidez y de seguridad, llamó a Hernando de Soto, el más joven e inteligente de sus capitanes, y le ordenó que con un grupo de quince de a caballo fuera al campamento de Atahualpa, a presentarle el saludo del jefe de los hombres blancos y a expresarle que desea mucho verlo y hablarle en nombre de su señor, el rey de las Españas y emperador de todo el mundo, para ofrecerle amistad y alianza contra sus enemigos.

Partió Soto, caracoleando su caballo por la ancha calzada de Cajamarca, donde se encontraba el monarca, rodeado de su corte y de millares de soldados indios.

Tardo en regresar el capitán De Soto y el sol ya se había ocultado.

Pizarro y con él todos los españoles comenzaron a sentir inquietud y para calmarla, llamaron a su hermano Hernando "el viejo", famoso por su arrogancia y su temeridad, y le ordenaron que vaya en busca de Soto, a reforzarlo si fuere necesario.

ENCUENTRO DE ATAHUALPA

CON hernando PIZARRO Y SOTO

Y llegó tan cerca que una borla que el cacique tenia tocada puesta en la frente le aventaba el caballo con las narices: y el cacique nunca se mudó. El capitán Hernando de Soto sacó un anillo del dedo, y se lo dio en señal de paz y amor de parte de los cristianos. El (Atahualpa) lo tomó con muy poca estima: luego vino Hernando Pizarro que se había quedado algo atrás a poner tres o cuatro de cavarlo en un puerto donde había mal paso: y tralla a las ancas del cavarlo un indio que era la lengua: y allegase al cacique con muy poco temor del y de toda su gente y dijo le que alzase la cabeza, que la tenía muy baja, y que le hablase, pues el era su amigo, y le venía a ver: y rogare que por la mañana fuese a ver al gobernador, que le deseaba mucho ver. El cacique le dijo con la cabeza baja, que él iría por la mañana a ver le...

Pizarro reunió a los frailes, al tesorero y a los principales capitanes en consejo. Y expuso su plan, cuando haya llegado al centro de la gran plaza triangular, atacarlo sorpresivamente en medio de sus indios  (que no podían entrar todos en la plaza para defenderlo, por la estrechez de la única entrada) y hacerlo prisionero.

Se convino el plan. Se dispuso la colocación de infantes, arcabuceros, ballesteros, jinetes. Se ordeno la guarda de las entradas de la plaza. Cuando el inca --con su cortejo más inmediato-- penetrase en ella, el prior de los frailes. Vicente de Valverde se acercaría a Atahualpa, seguido por intérpretes y soldados, en actitud de paz. Luego, Pizarro de adelantaría a recibirlo; y en esos momentos, haría una señal y, a la voz de "Santiago y a ellos", se desarrollaría un ataque aparatoso, con ruidos de clarines y trompetas, tambores y detonaciones. Pizarro, personalmente, haría prisionero al inca.

La suprema velada de armas de los conquistadores fue una noche de hombría tensa y siniestra. Casi nadie durmió. Los frailes se pasaron la noche confesando gente y rezongando preces; y cuando al amanecer la legión española estaba en pie, Fray Vicente de Valverde cantó en medio de la plaza, ante las tropas arrodilladas.

ATAHUALPA MARCHA A CAJAMARCA

Antes de marchar al Cuzco decidió ir a Cajamarca, famosa por sus baños, a fin de reponerse por completo y encontrarse en plena salud para las ceremonias imperiales que debían realizarse en el Cuzco. ¿Quien había de decir al triunfador que ese era su viaje final? !En Cajamarca le esperaba la tragedia¡

Sobre los hombros de muchos indios en alto cargaban al Inca Atahualpa, y tras de este venían otras dos literas y dos hamacas, en que venían otras personas principales. Luego venía mucha gente en escuadras con coronas de oro y plata. Luego que los primeros entraron a la plaza, sé apartaron y dieron lugar a los otros. Llegando Atahualpa en medio de la plaza, hizo que todos se detuviesen, y también las otras literas que venían. No cesaba de entrar gente en la plaza., de la delantera salió un capitán, y subió en la fuerza de la plaza y alzó dos veces una lanza a manera de serie. El gobernador, que esto vio, dijo al padre Fraile Vicente que vaya a hablar a Atahualpa con un fraude; él dijo que sí, y fue con una cruz en la mano y con la Biblia en la otra, y entró por entre la gente hasta donde Atahualpa estaba, y le dijo por el frente: "Yo soy sacerdote de Dios, y enseño a los cristianos las cosas de Dios, y asimismo vengo a enseñar a vosotros... y ve ha hablar al Gobernador, que te está esperando". Atahualpa dijo que le diese el libro para ver y él se lo dio cerrado; y no acertando Atahualpa a abrirle, el religioso extendió el brazo para abrírselo y enseñarlo, y Atahualpa con gran desdén le dio un golpe en el brazo, no queriendo que lo abriese; y porfiando él mismo a abrirlo, lo abrió; y no maravillándose de las letras ni del papel como otros indios, lo arrojo lejos de el. Y el fraile Valverde diciéndole que del poder inmenso del soberano español, al que Atahualpa debía vasallaje, porque el Papa, sucesor de San Pedro, le había regalado todas las tierras de los indios, del uno al otro mar. Fueron tales las inoportunidades del discurso clerical de Cajamarca que brillaron de soberbia magnífica los ojos de Atahualpa, y con desprecio respondió al fraile siniestro, inhábil y fatal: "Yo soy el primero de los reyes del mundo y a ninguno debo acatamiento; tu rey debe ser grande, porque ha enviado criados suyos hasta aquí, pasando sobre el mar: por esto lo trataré como a un hermano. Quién es ese otro rey o dios de que me hablas, que ha regalado al tuyo tierras que no le pertenecen, porque son mías? El Tahuantinsuyu es mío y nada más que mío. Me parece un absurdo que me hables de ese dios tuyo, al que los hombres creados por él han asesinado. Yo no adoro a un muerto. Mi dios el Sol, vive y hace vivir a los hombres, los animales y las plantas. Si él muriera, todos moriríamos con él, así como cuando él duerme todos dormimos también. Finalmente --agregó Atahualpa-- ¿con qué autoridad te atreves a decirme las cosas insensatas que mes has dicho?.

- Con la que meda el libro que habéis tirado, respondió el fraile. - pues eso no basta; respondió Atahualpa. El fraile, horrorizado, corrió a Pizarro y dijo: "¿No veis lo que pasa? ¿Para qué estáis en comedimientos y requerimientos con este perro lleno de soberbia, que vienen los campos llenos de indios? Salid, que yo os resuelvo".

Dio la señal Pizarro. Sonaron mosquetes y arcabuces. Un descomunal estrépito de guerra. El gobernador --él mismo y Solo-- llegó hasta la tierra del inca y lo hizo preso. Ante la furia de los españoles, que querían hacer el triste mérito de ultrajar personalmente al inca, se alzó la voz --verdaderamente española en ese duro instante-- de Francisco Pizarro: "El que estime en algo su vida, que se guarde de tocar al indio".

Se desarrolló luego una fiebre de matanza. Los indios pugnaban por huir, como rebaños de corderos acosados por perros. Y no hallando salida bastante, derribaron a fuerza de hombros uno de los muros de la plaza, que daba sobre el campo...

Centenares de indios muertos. Y la única sangre española vertida en esa jornada oscura y  brutal fue la del gobernador don Francisco Pizarro, quien recibió un mandoble por proteger con su cuerpo el cuerpo del hijo del Sol.

Atahualpa en Prisión


Francisco Pizarro esa noche "estaba muy alegre con la victoria" pero reparando en Atahualpa hizo un paréntesis en su alegría y le dijo: "que porque estaba tan triste: que no debía tener pesar: que nosotros los cristianos no habíamos nacido en su tierra sino muy lejos de ella: y que por todas las tierras por donde habíamos venido avía muy grandes señores: a todos los cuales habíamos hecho amigos y vasallos del emperador por paz o por guerra: y que no se espantase por haber sido preso por nosotros". Atahualpa lo miró serenamente y sonriendo consigo mismo le dijo : "que no estaba pensativo por aquello, sí no porque él tuvo pensamiento de prender al gobernador; y que le avía salido al contrario; que a esta causa estaba tan pensativo".

Pizarro entendió lo que ocurría y tratando de inspirarle confianza le presentó ciertas ropas indias de tejido muy fino para que las vistiese, en lugar de las raídas que llevaba.

Atahualpa agradeció el gesto y pasando a una habitación vecina cambió sus vestiduras. Luego tomó al lado de Pizarro y éste lo invitó a cenar en su compañía. Comieron esa noche en una mesa, mueble que hasta entonces jamás había usado el Inca. Poco se sabe de lo que hablaron entonces... Pizarro pretendió alejarlo de su tristeza, pero el Inca le anticipó que no requería de consuelo, ofreciendo a su adversario aquella hermosa frase: "usos son de la guerra el vencer o ser vencido"...

Ofreció Atahualpa oro, por su rescate, días después llego el oro para los españoles. Antes del reparto del oro, Pizarro llenó la fórmula de declarar cumplido por Atahualpa el pacto de rescate. Pero el inca seguía preso, más estrechamente vigilado que antes. Todos sintieron que el episodio de Cajamarca, después del reparto, había llegado a su fin. Que no era posible prolongarlo sin mengua del éxito de la conquista. Pero quedaba en pie el gran problema: Atahualpa. Tres soluciones se ofrecieron: enviarlo a España, con los conductores del quinto; seguir con él hasta el Cuzco; o matarlo.

Las primeras eran sostenidas por Soto, Pedro de Candia, Hernando Pizarro, Blas de Atienza, Antón de Carrión, Pedro de Ayala, los dos hermanos Chávez, Alonso de Ávila, Francisco de Fuentes, Juan de Herrada, y algunos otros hidalgos de verdad. La última era aconsejada por Riquelme, Almagro y los suyos. El animador de la intriga asesina era Felipillo el intérprete. Y quien le daba visos de deber cristiano a la muerte de Atahualpa ante las orejas indecisas de Pizarro, era Valverde.

Hernando Pizarro hacía mucho peso en el ánimo del gobernador. Era más viejo que él y mejor educado. Almagro --que lo detestaba desde Panamá-- resolvió alejarlo, de cerca de Francisco. Y para lograrlo, "el tuerto" optó por ponderar sus méritos de honradez y distinción, y proclamar que era el más indicado para ir a España llevando el quinto real y los obsequios al monarca. Y pidió que, para el cumplimiento de misión tan delicada, se le diera una porción de oro mayor que a los otros capitanes...

El marqués era lo bastante astuto para no caer en las mullerías de su viejo socio; pero esta vez le convenía escucharle, pues comprendía que la aspereza y la rectitud fanfarrona del "viejo", agriarían sus relaciones con Almagro. Se decidió, pues, la partida de Hernando Pizarro a la metrópoli,  con el encargo de llevar al rey "el oro del Tahuantinsuyo". Cuando Atahualpa los supo por el mismo Hernando, no pudo ocultar su abatimiento:

-Cuando te vayas, capitán, estoy seguro de que me van a matar tus compañeros. Ese "tuerto" y ese "gordo" convencerán a tu hermano que me mate. No me abandones, capitán...

Hernando se empeño en tranquilizarlo. Le aseguró que no partiría sin una promesa del gobernador de respetar su vida. Pero Atahualpa desconfiaba... Realmente, Hernando habló altamente al marqués, y hasta le pidió llevar consigo al inca a España. Pero Francisco no quiso atreverse, y no accedió.

JUICIO para ATAHUALPA

Después de la partida de Hernando, la conspiración contra Atahualpa arreció implacablemente. Todos los argumentos se esgrimieron por parte de Almagro y los frailes: ofensa a Dios, mal servicio a la Corona, traición a los indios. Felipillo echaba leña en esa hoguera. Siempre andaba hablando de conversaciones sorprendidas a los indios, de conjuraciones para asaltar a los españoles; finalmente --y aprovechándose de la llegada de unos indios del sur, partidarios de Huáscar-- inventa la existencia de un enorme plan indígena para libertar al inca, cuyo centro de acción y de reunión eran los campos de Guamachucho...

Ante una acusación así concreta, Pizarro tiene miedo. Desconfía de la pasividad de los indígenas. Su entendimiento basto y unilateral de soldado, no concibe cómo millares de hombres, en su propia tierra, no tramen algo para salvar a su rey y arrojar a los invasores de su suelo.

La causa de Atahualpa es sostenida por Soto y unos pocos con él. Para alejarlo de Cajamarca, Pizarro lo envía a Guamachucho, a comprobar la existencia del complot indio contra los españoles. Cuando Soto parte --seguro de traer consigo la prueba de la inocencia del inca-- Atahualpa ve su causa definitivamente perdida.

Cuando el proceso del inca se hallaba decidido, llegó un nuevo grupo de indígenas del sur. En medio de alaridos dolorosos, contaron a los españoles que el inca legítimo del Cuzco, Huáscar, había sido ahogado en el río Andamarca por la escolta indígena que lo conducía. Felipillo --advirtió de la situación-- agregó que la orden del asesinato había sido dada secretamente por Atahualpa, temeroso de que Pizarro llegara en algún momento a entenderse con Huáscar y a protegerlo. La pérdida de Atahualpa fue precipitada por esto. La hipocresía de los de Almagro y de los frailes, halló en esto un motivo concluyente: ellos que no se habían detenido ante nada y que luego se entre asesinarían, hicieron motivo de escándalo de este suceso de guerra, en el cual la responsabilidad directa de Atahualpa no se halla ni siquiera lejanamente establecida.

Doce puntos de acusación sostuvo ante los jueces el Fiscal Riquelme, asistido por el charlatán Sancho de Cuellar. Entre ellos sobresalen: que Atahualpa es un bastardo y un usurpador; que ha hecho asesinar a su hermano Huáscar; que ha disipado las rentas del Estado; que ha cometido el delito de idolatría; que es adúltero, pues vive públicamente con muchas mujeres; que ha excitado a los pueblos a la revuelta contra España... Valverde dice uno de sus lúgubres discursos, y pide la muerte --invocando los más tremendos textos bíblicos-- contra este salvaje, encarnación viviente del demonio que se hace adorar públicamente por su pueblo; que practica la más repugnante idolatría y que practica descaradamente uno de los pecados más horrendos: la poligamia.

Inútil es que Juan de Herrada invoque todas las leyes divinas y humanas en favor del inca; inútil que les diga que sólo el emperador tiene jurisdicción para juzgar a un rey vencido; que les proclame la inocencia de un hombre que ha vivido de acuerdo con su ley, y que no ha podido infringir leyes ni practicar religiones que no conocía. La causa estaba juzgada de antemano. Pizarro y Almagro --llenando hipócritamente las fórmulas-- condenaron a Atahualpa a ser quemado vivo, a menos que se convirtiera al cristianismo, en cuyo caso le sería conmutada la hoguera por el garrote.

Pedro Pizarro ha visto a su hermano Francisco con los ojos en lágrimas al salir de la sala del tribunal asesino... Eso no obstante, la misma noche de ese 29 de agosto de 1533, Atahualpa debía ser supliciado en la plaza mayor de Cajamarca, antes de que Soto regresara con la prueba plena de su inocencia. Como un último esfuerzo, los defensores del inca hacen una consulta a los aventureros: hombres de la España negra, ganados por el fanatismo religioso y la codicia, diez sobre uno votan en contra del gran prisionero. Finalmente, Pizarro, para salvar un último escrúpulo de su conciencia y tener una defensa posterior, por si en España desaprobaban lo hecho, le pidió a Valverde su firma en la sentencia: sin vacilar estampó su nombre, precedido de una cruz este "inquieto, desasosegado y deshonesto clérigo...".

condena DE MUERTE parA ATAHUALPA

Cuando le fue comunicada la sentencia, Atahualpa increpó a Pizarro su falsedad; le recordó haber cumplido --según declaración pública del mismo Pizarro-- el pacto del rescate; y le dijo que, mientras el y su pueblo no habían tenido para los españoles más que cuidados y afectos, ellos se lo pagaban con la muerte... Viendo inútiles los requerimientos, volvió de nuevo a su actitud aparentemente serena y, de acuerdo con sus ritos, recomendó al vencedor la suerte de sus hijos y de sus mujeres.

En seguida conversó unos momentos con los amautas y los apus que estaban cerca de él. Ellos le recordaron que el espíritu de un inca no puede retornar al sol cuando su cuerpo ha sido consumido por las llamas del fuego terrestre, y le aconsejaron que se deje bautizar a fin de que le sea  conmutada la pena.

Ese fue el momento del desquite sombrío de Valverde. Ya en la plaza, en medio de la ojera presta a ser incendiada y la horca, está el grupo formado por el inca y sus verdugos. El sol se ha escondido ya. Unas cuantas antorchas vacilantes alumbran el fatídico escenario. Valverde, rezonga salmodias y, después que el inca declara --por medio de los latines del acólito-- que abjura su infame idolatría y abraza la religión cristiana, vierte sobre la cabeza del gran rey las aguas del bautismo, imponiéndole con la unción y la sal, el nombre grotesco de Juan Francisco.

Cuando regresa Hernando de Soto con la noticia de ser falso todo lo de la conspiración de Guamachucho, se encuentra con el crimen consumado; se indigna el joven hidalgo capitán, increpa a Pizarro su precipitación, su cobardía, su injusticia; le asegura que esto le traerá el desfavor de la Corona, porque sólo al emperador le tocaba juzgar sobre la suerte del gran rey. Pizarro se confunde, echa la culpa a Valverde y a Riquelme; éstos se lanzan acusaciones e insultos, queriendo cada cual exculparse del asesinato. Así, pués, "la historia" --lo que ha dado en llamarse pomposamente "la historia"-- no ha tenido dificultad para rendir su fallo: lo rindieron ya, con sus disputas, con sus mentís, los tres principales actores del sombrío drama, declarándose culpables.

Una mujer indígena de la parcialidad de los zarzas dijo, al saber la noticia, la oración fúnebre máxima del inca y del imperio: Chaupi punchapi tutayaca. Anocheció en la mitad del día.

El inca joven y fuerte murió en la mitad de su trayectoria vital. Y el gran imperio de Tahuantinsuyu, realizador de una cultura fuerte y sólida y de una organización política y social más sabia y más justa que la del occidente de ayer y de hoy, cortó su parábola en pleno desenvolvimiento.

Pues es preciso afirmar que la disgregación del imperio que realizara el gran Huayna-Cápac en un momento de amor, se hallaba ya corregida por este hijo suyo, fuerte, sabio, rico de novedad y tradición.

Después... Fue la ridícula comedia de los reyes postizos --que siguieron y siguen poniendo en práctica todos los imperialismos-- para dar a los pueblos sometidos la irrisoria vanidad de una burlesca independencia. Después fue Vilcabamba y su protesta; la epopeya heroica y trágica del sinche mayor de la parcialidad de los Quitus, Rumiñahui, "cara de piedra", y fue, por último, el gran grito heroico de Túpac Amaru.

Hoy es la hora de construcción en Indo hispana. Todas las voces --que se expresan indeclinablemente en español-- afirman su anhelo de vivir en justicia y en igualdad sociales. Desde el México eterno de Zapata, pasando por el Perú de Mariátegui, hasta el sur fecundo de afirmación y anhelos.

Atahualpa no dice en estas páginas su odio hacia Pizarro. Cuatro siglos ya. Atahualpa y Pizarro esperan --y harán llegar-- la hora de la tierra y de la justicia.

MUERTE DE ATAHUALPA

Pizarro escribió al Rey el 8 de junio y una segunda misiva el 29 de julio en la que relataba los últimos acontecimientos y le informaba de la ejecución del Inca.

Desgraciadamente esas cartas se perdieron, pero existe la carta de Carlos V acusando recibo de ambas y en la que el Rey expresaba su disgusto por la ejecución de Atahualpa ordenada por un súbdito suyo, hecho que atentaba contra el principio monárquico.

Es lógico suponer que la muerte del Inca ocurrió después del 8 de junio y antes del 29 de julio de 1533.

“Al anochecer siguiente -26 de julio de 1533- Atahualpa fue ejecutado en la plaza de Cajamarca.

A última hora se le conmutó la pena de hoguera por la de garrote por haberse dejado bautizar. Se le sepultó el día 27 en la iglesia que en el pueblo tenían los cristianos.

Estando el cuerpo presente, mientras se le cantaban los oficios de difuntos, irrumpieron muchas indias en el templo pidiendo las matasen allí mismo para seguir en la otra vida a su señor. Se les echó y algunas se mataron.

Otras anduvieron muchos días recorriendo los rincones de las casas y tocando tamborcillos, haciendo como que buscaban al Inca. Al no bailarlo, prorrumpieron en amarguísimo llanto".

INTRODUCCIÓN

Este es un pequeño análisis de comentarios de grandes autores que dan a conocer un estudio a fondo de lo que fue y asido por siempre el gran Inca Atahualpa

El país que hoy se llama Ecuador, es el que en el Continente Sudamericano se llamo Quito, desde tiempo inmemorial. El nombre actual obedece a un cambio desafortunado, remotamente originado en la época de la colonia española.

Pero todo este cambio fue también gracias a la virtud engendrada de todos los incas y de uno llamado Atahualpa, el ultimo Inca del Tahuantinsuyo, quien con su fuerza de guerrero lucho por los suyos ante propulsores de su derrota, con todos aquellos que no desearon su autoridad, se puedo definir en el como el representante y héroe de América del Sur y de todos los pueblos indígenas que hoy los podemos conocer..

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A continuación daré a conocer pequeños detalles; de su vida, en sus guerras, en lo que me parece concreto y lógico de lo que pudo ser un

Inca Gobernador.

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Enviado por:Diegolin
Idioma: castellano
País: Ecuador

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