Historia


Arqueología tardoclásica y medieval


ARQUEOLOGÍA TARDOCLÁSICA Y MEDIEVAL.

ARQUEOLOGÍA DE LA ANTIGÜEDAD TARDÍA.

I. LAS TRANSFORMACIONES DEL BAJO IMPERIO.

  • PROBLEMÁTICA GENERAL. CRISIS Y TRANSFORMACIONES SOCIOECONÓMICAS

  • Conceptualmente, la Arqueología tardoclásica y medieval se asocia a la decadencia de Roma, mientras que en lo formal se asocia a la definición de Winckelman del fin de la arquitectura monumental asociada al poder. Tradicionalmente se la ha definido como un concepto negativo. Se asocia también a las invasiones bárbaras que provocan una interrupción de las fuentes históricas y le confiere un concepto de “época oscura”, predispuesto a enjuiciarlo frente a lo clásico, que es lo alto imperial. El término “transición”, acuñado por los marxistas, siendo un momento interesante para conocer el modo de producción feudal, supone hoy referirse al periodo de los siglos III al V: el Bajo Imperio. Pero la antigüedad Tardía llegaría desde el siglo III hasta el VIII, momento de la invasión musulmana en España. La cronología de la “transición” no es muy concreta, pues comienza con el fin del esclavismo de la República, pasando por el periodo de los colonos del Bajo Imperio y llegando a momentos medievales con el Feudalismo ya impuesto.

    La arqueología de esta época se liga al cambio de estructuras y formas más allá de lo estético. Existe una labor paleográfica de recuperación de documentos cuyo fin principal no es su lectura. En principio deben asumirse su calidad y su cualidad, asumiendo que refleja su organización social y la “no inocencia”, la subjetividad de quien lee esos documentos.

    Se avanza en cierta provincialización en Hispania. La Península Ibérica contó con una etapa que se mantuvo en el Imperio Occidental, pero a partir del siglo V aparecen los germanos con su influencia socio-política, con mayores desigualdades regionales, con una constante tensión entre los mismos y la supervivencia romana, que generará problemas como la indefinición de lo Suevo en la huella arqueológica y su integración en la aristocracia local. Tampoco hay elementos materiales ni siquiera en la moneda. Pese a que intentaron verse restos en los sarcófagos, la arqueología desbarata esta teoría. Puede hablarse de una arqueología que intenta dar una interpretación social.

    Durante el Bajo Imperio, los siglos III al V, aún se inscriben en el mundo romano.

    En el siglo III se perciben dos momentos:

    Uno primero en el que se ven dos subperiodos:

    1.a; Severiano (192-235).

    1.b; Anarquía Militar (239-53). Caracterizado por el desequilibrio entre el poder imperial y el ejército, con capacidad para la recaudación, que no traduce otra cosa que la crisis del sistema esclavista. Se abandona la forma helenística con el cese de grandes obras públicas. Plástica no racionalista con expresionismo a corrientes regionales. Permeabilización a tendencias orientales. Ruptura entre campo y ciudad.

    2; de Galerio a la Tetrarquía (253-300). Con un momento intermedio de Diocleciano. Se caracteriza por las nuevas reformas del senado y el cambio de relación entre este y el emperador. Reformas militares motivadas por la inestabilidad debida a la presión germánica. Se pasa de un sistema de ataque y extensión de fronteras, a otro de vigilancia y defensa del limes.

    Las reformas fiscales estabilizan la moneda, mientras las haciendísticas tienden a la inversión y estabilización del impuesto sobre la tierra y la producción. Es una aristocracia terrateniente por el peso que tiene la tierra, que genera un gusto aristocrático particular, con desplazamiento de la ciudad al campo. Influencia en la iconografia y una nueva corriente filosófica con la triple penetración de ideas como el “mitraismo”, el “cristianismo” y el “neopaganismo”.

    El siglo IV cuenta con un tercio constantiniano, donde culminan las reformas de Galerio y Dioclaciano, tendiendo hacia la monarquía militar con reforzamiento del poder personal ligado al cristianismo con las grandes basílicas, el arte funerario romano, las catacumbas... Constantino culmina estas reformas haciendísticas, reforzando la moneda de oro y regulando el impuesto de la tierra. El impuesto se redistribuye en el ejército; se potencia el colonato con el patronazgo, confiriendo el problema y la importancia al señor. Es una raíz del feudalismo.

    El segundo momento se extiende hasta el 379, al que sigue la Epoca Teodosiana, con el comienzo del cristianismo oficial y caracterizado por la presión germana en el limes.

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    El siglo V, en la Península Ibérica, posee dos perspectivas: la etapa final del Imperio Romano, con presencia y poder del Imperio en España por un lado y por el otro el traspaso del poder imperial al poder germánico. En el siglo V, entre el 455 y el 476, el poder imperial va desapareciendo, siendo el desmembramiento político final con la influencia germánica en la provincia occidental. La Península Ibérica va a ser escenario de particularismos regionales motivados por estos asentamientos.

    El siglo V posee doble periodización:

  • Primera mitad, en la que se produce la penetración y primer asentamiento germánico en el norte y noroeste peninsular. Doble influencia de la política romana interior y exterior. Contexto de Guerra Civil en el Imperio, que aprovechan los bárbaros, situados en el limes, que lo rebasan y en el 409 ya han atravesado toda la Galia, y en el 411 en los Pirineos y se asientan en la Meseta.

  • Tomando las fuentes de Idacio, ante la duda de saber con qué sectores de la sociedad romana contaron a su favor estos germanos (clases populares y la aristocracia), en lo que respecta a los Visigodos, estos se encontraban asentados en la zona Narbonense, establecen un pacto (foedus) con el emperador por el cual se comprometen a expulsar de la Península a aquellos pueblos germánicos. Llevan a cabo dicha acción militar y expulsan a Vándalos y Alanos y reducen al cuadrante noroccidental a los Suevos.

  • A mediados de siglo tiene lugar la segunda intervención militar visigoda, con Teodorico II, intervienen para tratar de mantener en el cuadrante noroccidental a los Suevos. Se producen los primeros asentamientos estables de los visigodos, ya no militares y desaparece el poder imperial de forma efectiva. A partir de estas fechas se puede dar por terminado el poder en España del Reino Suevo, mientras que la zona central queda bajo protectorado Visigodo, dependiente del Reino de Tolosa.

  • Comienza así un nuevo periodo de progresiva estabilización de lo Románico-germánico en la Península Ibérica (470-570). La mayoría de la población sigue siendo hispano- romana. El protectorado visigodo se mantiene en la Meseta (los Campos Góticos) y se van conociendo un mayor número de asentamientos visigodos, conocidos casi únicamente por sus necrópolis. Se percibe a través de ellos la evolución de la composición étnica e ideológica de estos, y se observa cómo se pasa de las joyas y armas típicamente visigodas (objetos que conforman el ajuar funerario), a, a partir del siglo VI, adoptar costumbres romanas, produciéndose una síntesis entre la estética goda y la romana.

    Toda la periferia está fuera de esta dominación visigoda. Asturias se encuentra en manos de aristócratas locales; en el SE, bajo protectorado bizantino; la zona subbética, como en el Norte, se encuentra en situación de autonomía política, al igual que las montañas galaicas.

    Entre el 570 y el 640, se define el Reino Hispánico de los Visigodos. El reino de Toledo va tomando fuerza, se lleva a cabo movimiento de expansión para hacerse con la periferia. Integran todo el Noroeste, si bien en la zona cantábrica nunca integraron del todo a la población. Establece “ducados”, zonas de frontera donde un gobernador trata de someter a esos pueblos no sometidos de Asturica Augusta y el Oriente Cantábrico. Hacia el Sureste, donde estaban penetrando influencias orientales de todo tipo, asimilan también la tradición tardorromana, si bien se produce una introducción de elementos orientales en la corte toledana (es decir, se produce una asimilación por ambas partes). Elementos orientales como el ceremonial áulico, las coronas votivas, la liturgia religiosa, el tipo de edificaciones religiosas, como las de planta central, que responden a una fusión étnica que hasta entonces no se había producido por la prohibición de matrimonios mixtos.

    También en este último periodo se produce una progresiva feudalización de la sociedad, que se advierte en la construcción de dominios monásticos, así como la situación cada vez más servil del campesinado.

  • ARQUITECTURA Y URBANISMO.

  • Cabe hablar de la época Republicana y los precedentes indígenas presentes en la urbanización de la Península Ibérica. Desde que se produce un proceso de conquista va ligado a unos asentamientos costeros sobre los núcleos indígenas, donde hay una tradición mediterránea de origen helenístico de trama ortogonal y fortificadas, en el que destacan los asentamientos militares de tipo indígena, de raíz helénica como Ampurias. Son estos, los núcleos u Oppida. En la Bética, se produce un fenómeno similar, con asentamientos estratégicos, militares (Itálica, Corduba). En el interior de la Península se encuentra una mayor resistencia. Los pueblos Ibéricos están menos Helenizados, por lo que se encuentran campamentos militares que se convertirán posteriormente en núcleos más o menos estables (Numancia), que en época de Augusto, dentro de su programa propagandístico e imperial se convierten en núcleos urbanos. La planificación previa del urbanismo augusteo, recoge las teorías vitrubianas e hipodámicas y las circunstancias hispánicas (Se fundan Emérita Augusta, Caesar Augusta, Asturica Augusta...). Su construcción es proyectada por ingenieros militares, que planifican estos asentamientos según el sistema campamental (láminas 3 y 4). Este programa urbanístico se continúa en el Alto Imperio, con un incremento de fundaciones (Legio o Rosinos (lámina 8)). En estas ciudades se introduce la dotación de infraestructuras que se conocen con foros, termas, teatro, etc. Este programa urbanístico del AltoImperio, con Trajano se produce una continuación del Imperio, como medio de implantación urbana: el militar romano y el clásico romano.

    A partir de época flavia, en el Noroeste, se desarrollan núcleos semiurbanos (los núcleos urbanos se reducen a las capitales de los Conventus), y funcionan como intermediarios entre la capital y la población rural. Son los llamados Forum, otros los Vergiduus Flavius, que es n núcleo central integrador y se produce una progresiva presencia urbana. Otros llevan el término Aquae, más no se trata de otra cosa que elementos de progresiva urbanización romana.

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    La evolución del urbanismo en cuanto a rasgos fundamentales que centran el origen y trazado de las ciudades en el alto Imperio, en el periodo augusteo, se centraba en dos tipos de plantas; por un lado los precedentes indígenas (oppidum), o castros, relacionados con núcleos semiurbanos y por otro el de los espacios augusteos, el sistema campamental o estilo legional, a partir de campamentos militares.

    A caballo entre las soluciones urbanísticas llevadas a cabo en época augustea y las que serán propias del mundo bajorromano, o que ya están adelantando algunas de las características de las ciudades, del trazado urbano a partir de este periodo, el tardoimeperial, es el caso de Itálica.

    Itálica es ciudad que había tenido un gran desarrollo en época de Adriano, siguiendo los elementos constructivos y urbanísticos altoimperiales, con un dispositivo reticular a partir de un cardo y un decumano, en torno al cual giran el foro y las insulae y que dejan en un extremo al teatro así como al anfiteatro.

    En el 175, se producen en la Bética y en Itálica, las primeras incursiones de pueblos, posteriores a las romanas, de los Mauli, del Norte de África, provocando cambios significativos en este municipium romano, precedentes de lo que se legalizará en el Bajo Imperio. Se lleva a cabo una defensa de la ciudad, a través de la construcción de una muralla basada en las fortificaciones, que rodeaba la zona urbanizada, de planta natural y altoimperial en su estilo: muro de 1,5 mts. de espesor, con torres de refuerzo cuadrangulares a caballo entre el exterior y el interior del muro, similares a las de los campamentos romanos o de núcleos como la muralla que ilustra la primera diapositiva, que se corresponde con el muro de una guarnición militar en el camino que unía Bracara Augusta (Braga) con Asturica Augusta (Astorga). Lo propio en estos caminos, es que existiesen centros, una especie de posadas para descansar en el camino, que se acompañaban de almacenes de mercancías (horrea) y donde solía también situarse una guarnición militar, como es este caso.

    Por lo que se refiere a las portadas de entrada a los núcleos urbanos, se producen diferencias entre las portadas monumentales de época de Augusto y las que Itálica anticipa, propias del Bajo Imperio. En vez de portadas que se asemejan en su monumentalización a arcos de triunfo, las que serán propias de la tardorromanidad se caracterizan por ser meramente funcionales, ya que atienden a la defensa y protección de la entrada, por lo que esta entrada va a ser estrecha, presentará un foso que la va a preceder y cuyo efecto defensivo se verá matizado por estar normalmente rodeada, flanqueada por dos torres.

    A partir del Bajo Imperio, se producen cambios anticipados que luego se generalizarán y la muralla, se convertirá en el principal elemento definitorio de la ciudad de esta época, va a ser la obra pública más significativa y emblemática, así como perdurable que sustituye a las grandes obras urbanas públicas anteriores de época augustea.

    Causas y cronologías de la erección de las Murallas.

    A partir del siglo III, se inicia el fenómeno de amurallamiento, que se intensifica a partir del siglo IV y se mantendrá todavía en el siglo V. Se trata de un fenómeno que se desarrolla durante toda la tardorromanidad hasta la Edad Media, contraponiendo la idea de que el mundo urbano experimenta una crisis generalizada, ya que esta vasta obra de ingeniería, demuestra el mantenimiento de la vida urbana durante este periodo.

    En cuanto a sus causas, se ha querido ver la entrada de los primeros pueblos germánicos como la que provoca dicho amurallamiento pero, las cronologías apuntan a que deben ser otras múltiples las razones que llevan a determinar este movimiento defensivo, como pueden ser irregularidades internas del propio territorio romano, como levantamientos de los campesinos, insurrecciones de diversa índole, etc...

    El ejemplo de Roma vuelve a ser paradigmático a la hora de conocer el proceso de amurallamiento de las ciudades y de la nueva concepción urbana. La ciudad de Roma había tenido muralla durante la República, rodeando las siete colinas, pero el desarrollo urbano, provocó que creciera en toda una serie de barrios extramuros, ya que sufrió un crecimiento desmesurado. En la época de la Paz Augustea no se volvieron a construir murallas, siendo una ciudad abierta, ya que la forma habitual de enfrentamiento bélico romano había impuesto su sistema de enfrentamiento a campo abierto, a partir de la construcción de campamentos, que si bien algunos llegaron a constituir ciudades, en su mayor parte no dejaban de ser construcciones temporales, estacionales.

    Con el establecimiento en el Siglo II del limes, más allá de los cuales no fue posible la expansión del Imperio, como fueron el Rin y el Danubio, hizo que los campamentos militares se generalizaran y se hicieran permanentes, con amurallamientos y tropas legionarias desplegadas, con el fin de defender dicha frontera, más que a llevar a cabo guerras a campo abierto.

    Pero es a partir del siglo III cuando se producen cambios fundamentales, cuando el limes se ve atacado por pueblos extranjeros que llevan acabo un sistema de guerra diferente al practicado por los romanos, utilizando caballos y un nuevo sistema armamentístico y que ya se han dedicado a barrer buena parte del Imperio. Esta situación obliga llevar a cabo cambios que ayuden a la protección del imperio, y cuya responsabilidad recae en las propias ciudades.

    Es Aureliano el que, en el 270 autoriza la construcción de murallas en las ciudades, hasta entonces reservadas a unas pocas, y comienza la construcción de las de Roma.

    Hitos importantes desde el punto de vista de esta construcción:

    • En época de Dicloeciano y Constantiniano (Siglos III/IV), no sólo permite la construcción de murallas en zonas de frontera donde se hallan guarniciones, sino también en municipios del interior.

    • En época de Teodosio (396) sale el Codex Teodosiorum por el que no sólo permite a las ciudades a que realicen amurallamientos de las mismas, sino que expresa su ordenamiento a que se construyan a los propios municipios. Autoriza también, que los municipios, para la construcción de sus recintos amurallados, se reutilicen elementos procedentes de edificios paganos, ya que se oficializa la religión católica, con un consecuente perseguimiento de todo aquello que no se inscriba dentro de esta órbita católica.

    Las tácticas militares germánicas, se caracterizaban por su originalidad y desconocimiento por parte de los romanos, con uso de arcos de gran potencia que obligaron a que las murallas del Bajo Imperio fuesen cada vez más defensivas, perdiendo su carácter simbólico. Muchas de estas fortificaciones de los siglos I/II se quedaron obsoletas y son objeto de reconstrucciones y ampliaciones, que han permitido lecturas arqueológicas por parte de los investigadores. Por ejemplo, de Roma ha permitido conservar y conocer la evolución táctica de la ciudad a través de sus murallas.

    • Con Aureliano, el muro perimetral de la ciudad se caracterizaba por sus formas poligonales irregulares, porque no se adopta a su plano urbano, sino que une una serie de varias colinas que rodean la antigua Roma, y se adaptan topográficamente, teniendo que hacer frente a elevaciones y vaguadas. Insertos en estas fortificaciones, se encuentran edificios civiles para ahorrar en la construcción y proteger la ciudad, como la Castra Praetoria (la flecha superior que marca el plano de la lámina 1) y el anfiteatro castrense (la flecha que resta en el mismo plano). Esta muralla tenía 18 km. de perímetro, que encarga a los Collegia Artesanales de la Ciudad. El muro, que estaba compuesto por un núcleo de hormigón revestido de ladrillo, poseía 4 metros de altura y contaba con una serie de saeteras para realizar tiros con arco y torres cuadradas de pequeño flanqueo, en referencia a las torres altoimperiales.

    • Magencio (siglo IV). Completa esta defensa con un foso, del que no queda más que una leve vaguada al exterior.

    • Honorio (siglo V), actualiza la muralla de Roma, la eleva hasta ocho metros cerrando el paramento antiguo y hace una galería alta que atraviesa todas las torres, recorriendo todo el muro, lo cual agiliza las comunicaciones y la defensa, cubierta por un parapeto que se ha perdido en gran medida. Se han construido nuevas saeteras, para instalar maquinaria de tiro más potente (ballestas de gran alcance).

    • Sucesivos emperadores van a continuar con cambios y reparaciones, como en las puertas, reforzadas, con torres cuadradas protegiendo las circulares, así como su elevación y con saeteras para la colocación de la maquinaria.

    • En el siglo VI, en época de dominación bizantina, el general Belisario, ocupa parte de Italia, en la que se incluye Roma, llevando acabo una labor de monumentalización de la ciudad, actuando en la muralla, recubriendo una entrada con mármol blanco, aprovechadas de destrucciones de edificios imperiales. Puerta de despiece bizantino, en el desarrollo de las dovelas (articuladas) y crismón en la clave, como signo propio del general, y de dominación bizantina de la ciudad.

    Características generales de las ciudades bajo imperiales. El caso de Hispania.

    Frente a la ciudad clásica imperial de la época de la Pax Augustea, en época tardoantigua, el progreso urbanístico es diferente, y que tiende a crear una ciudad cerrada, delimitada por la muralla que pasa a ser el elemento característico, más significativo y resaltado de la ciudad.

    En el caso de Hispania, existen dos modelos básicos de referencia de la ciudad:

    • La herencia del plan campamental en las ciudades, como el caso de Legio, Astúrica Augusta, Caesaris Augusta, etc...

    • El caso indiano.

    Vitrubio, teorizó sobre la forma de construir en la época clásica, algunas de cuyas ideas se llevaron a la práctica en contra de otras que no fueron tomadas como válidas, como el caso de su concepción de la planta de una ciudad en relación con la muralla, que no se puso en práctica hasta época bajo imperial. La ciudad elegida necesariamente tenía que estar en un sitio seguro, en algún área sobreelevado, de planta circular, cerrada, con muros gruesos y altos y torreones semicirculares. A partir del Bajo Imperio en función de las nuevas circunstancias de la ciudad, se toman de nuevo las ideas vitrubianas en lo referente a la construcción de las murallas.

    En Lucus Augusti (Lugo), en la lámina 2, cuyos inicios se relegan a un enclave campamental, de estructura ortogonal, que mantendría la propia ciudad en su origen. La ciudad se hallaba rodeada por una muralla, con tendencia al círculo o al óvalo, debido a las adaptaciones al terreno, tendiendo a un espacio cerrado. Este tipo de ciudades amuralladas tardorromanas, trascienden en la Edad Media como prototipo de la ciudad amurallada medieval.

    Un tercer elemento característico del urbanismo de esta época, junto a la adopción de las formas esféricas promulgadas por Vitrubio y la tendencia al cierre de la ciudad, es la reducción del espacio urbano. En la lámina 2 aparece en un lado, Conímbriga (Coímbra), concretamente la planta de la Ciudad en la que aparece la Casa d`os Repussos, que se encuentra precisamente partida a la mitad por la muralla que cerraba el núcleo, hecho que se ha producido en varios ejemplos más, como una casa cuyo peristilo ha sido mutilado por igual motivo. Este hecho, sin embargo no es frecuente en los ejemplos que se den en la Península Ibérica, sí por ejemplo, en la Galia, en zonas donde las crisis urbanas van a ser más agudas, con un acusado descenso de la población y pérdida de calidad urbana.

    Visualmente, el propio muro se caracteriza porque en el Alto Imperio en caso de existir, ya que eran infrecuentes, utilizaban en la técnica constructiva el Opus Quadratum y su espesor era inferior a los dos metros. La principal de las características de los amurallamientos del Bajo Imperio es el aumento del grosor de estas murallas, con función defensiva, militar, de protección ante situaciones de guerra, antes inexistentes que se intentan paliar con nuevos amurallamientos o con adiciones a los ya existentes, embutiendo la anterior. Como en el caso de Legio (lámina 3), donde a la antigua muralla de Opus Caementicium recubierta de Opus Spicatum, en el periodo tardorromano se le añade una muralla más gruesa, de unos 5 metros de anchura, que a los de la ya existente, vienen a conformar algo así como siete metros de espesor, con técnica a partir del Opus Caementicium. Se refuerza aún más con la presencia de torres de flanqueo semicirculares, defensivas. Más ejemplos de esta fortificación se pueden observar en la lámina, en los casos de Zaragoza y Astorga (lámina 3).

    En lo que respecta a las torres, en el periodo Tardorromano se pueden encontrar los dos tipos existentes, el del Alto Imperio, cuadrada y a caballo en el muro, o la vitrubiana, semicircular. Vitrubio recomendaba en la construcción de muros y torres, que éstas permitían, intercaladas en el muro a una distancia determinada, cubrir todos los puntos de defensa de la muralla, sobre todo si estas torres tenían una sección cilíndrica, semicircular; más preferible que la cuadrada porque ésta deja ángulos muertos al producir esquinas, no cubiertas desde arriba, cosa que no ocurre con las semicirculares y también pierden efecto ante los intentos de derrumbe, del uso de arietes, no como en el caso de la esférica, que al disponer las piezas de forma radial, el ariete sólo las apuntala más, las clava, las agrupa más.

    En la Península Ibérica, se encuentran los dos estilos: el cuadrado de tradición imperial y también el redondo. También se observa la historia constructiva en la muralla: Opus Caementicium con una base en los cimientos de Opus Quadratum y reutilización de elementos constructivos de otros edificios, en los que se llegan a incluir inscripciones (Diapositiva de Legio).

    Diapositiva de una ciudad romana extremeña: Coria, donde se introduce el estilo aureliano (Uso de Opus Quadratum y presencia de torres de sección cuadrada de escaso saliente).

    Diapositiva de Ávila, vitrubiana en la multiplicación de torres para posibilitar un mejor enfoque, que se repiten cada 10 metros, logrando cubrir el espacio de tiro.

    El remate alto de las murallas, el cuerpo alto, presencia ventanales que se generalizan en época tardía, con arcos de medio punto en disposición radial, donde se colocarían las máquinas de tiro. Otro elemento en este cuerpo alto son las almenas, donde apoyarse y resguardarse, que no han llegado hasta hoy en día debido al paso del tiempo, pero que sí lo hacen en elementos iconográficos como monedas, como una perteneciente a Emérita Augusta, donde aparece el recinto amurallado de la ciudad, que presenta puerta bífora con torres flanqueándola, ventanales y rematadas con almenas en forma de T, de época altoimperial.

    Otro elemento importante son las puertas, que también van a evolucionar. En el Alto Imperio, se recrean en los arcos de triunfo, desarrollando su faceta monumental, más que de elemento de cierre, de defensa de la ciudad. La puerta augustea de la Antigua Nimes. Se trata de una puerta tetráfora, con dos puertas grandes en el centro y dos menores, una a cada lado (las primeras son para el paso de carros y las segundas para el de peatones). Se trata de arcos sin cierre, siempre se encuentran abiertas, con igual esquema que se ve en los arcos de triunfo, con elementos escultóricos, sobre peanas en pequeños nichos, que representan a los dioses protectores de la ciudad dentro del panteón romano. Puertas que forman parte del entramado urbano de la ciudad, desarrollando los primeros pasos de la calle, encarrilándola.

    Por el contrario, las puertas de las ciudades tardorromanas cambian este esquema, dejando de ser grandes puertas monumentales, destruyendo ese concepto de prestigio, pasando a tener una determinante condición de elementos defensivos, de cierre, de protección, al igual que muros y torres.

    Una Diapositiva de Coria, (lámina 5 en el centro), ilustra una puerta, de una sola pieza, de arco, pero muy poco trazado, flanqueado por dos torres, pero incidiendo en este aspecto en las soluciones aurelianas de torres cuadradas en vez de las redondas, como en la misma lámina se pueden observar en Koln, Badalona, Itálica, Belo y Lienz. En unos casos, como en el de Koln, mantiene tres vanos, unos central para los carros y dos menores, una a cada lado para peatones vistos en el caso de la Puerta de Nimes, pasando por ejemplos intermedios como los de Badalona y Lienz, donde una columna o dos, dividen en dos el vano de la puerta. Incluso en algunos casos, se mantiene la solución altoimperial de colocar las torres a caballo de la muralla. También sería de un solo vano flanqueada por torres cuadradas, la puerta monumental de Gigia.

    También existen ejemplos de puertas que siguen el modelo de Vitrubio, estrecho y flanqueado por torres de planta semicircular.

    Otra diapositiva de Coria, muestra la misma puerta en el interior de la misma, en la que recibe un tratamiento más clásico, ya que existe una ornacina, del siglo XVI, un elemento que aparece sin embargo desde la antigüedad tardía. Si bien en el Altoimperio en esas ornacinas se colocaban las imágenes de divinidades del panteón romano, como se observaba en el ejemplo de Nimes, consagradas a la protección de la ciudad y defensa de las puertas, en la época de Teodosio, este significado es modificado por el cristiano, y en esas ornacinas se sitúan imágenes de la Virgen o de santos o mártires a los que se encomiendan las ciudades (Mérida a Santa Eulalia). La imagen del santo o santa en la puerta, será la que de nombre a la misma. Del mismo modo también hacen acto de presencia en la ciudad, escudos heráldicos, propios de la Edad Media y Moderna, símbolos de la aristocracia que gobierna la ciudad, pero con precedentes de época de Justiniano y del Crismón que Belisario coloca en la clave de una de las puertas de Roma cuando este general la conquista, como símbolo de dominación.

    De este modo, se pueden comentar otras características generales, como el amurallamiento del Noroeste y Valle del Ebro en contra del Sur y Sudeste de la Península Ibérica, por cuestiones sociales y cronológicas. La construcción de murallas se debe tradicionalmente a la llegada de los Bárbaros en el siglo III, pero se ha visto que la cronología de los amurallamientos es mucho más amplia, ya que se extiende hasta el siglo V y comienza con anterioridad al siglo III. La antelación a esta fecha tradicional, se deba a que en el Norte de España, hay fenómenos de revueltas, de grupos diferentes de población que provocan focos de inestabilidad interna. También, las principales ciudades con murallas son las capitales de los diferentes conventus, así como otras ciudades que por diferentes motivos son importantes en época tardorromana, como puede ser Gigia. Son las principales ciudades y las que más dinero poseen las que se amurallan como nuevo factor de monumentalización de la ciudad, confiriéndoles un carácter urbano a la ciudad, al asentamiento.

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    En el Norte de la Península Ibérica hay otros núcleos semiurbanos de origen indígena que pasan a ser núcleos intermedios entre la capital y el mundo rural, con diferentes nombres como Aquae Flaviae... otra serie de núcleos con esas mismas funciones y otras que van a recibir funciones parecidas con algunos Oppida u otros Castros con alguna función central.

    En una diapositiva presenta un antiguo núcleo indígena, Bergidum Flavium, que responde a las características generales de un Oppida u castro, con unos lugares donde se concentran las actividades agropecuarias con defensas naturales. Hacia el siglo III es un lugar donde no se percibe un dinamismo especial, y a lo largo del tiempo se percibe la construcción de una nueva muralla, construida en el siglo IV, con las mismas características de las de esta época. Se adapta al cerro ovalado que ocupa el asentamiento, construido en Opus Mixtum y Caementicium, siguiendo un modelo propio de la Hispania del siglo IV. Este lugar, funciona como una pequeña capital, sede de un lugar jerárquico, por algunas novedades y en época visigoda se ve que se reproducen las mismas funciones. Bergidum Flavium es la capital de la Bergidensis, y se la conoce con una jerarquización del espacio que se perpetúa en la Alta Edad Media en nombre de la monarquía, siendo el territorio Bergidensis, actual Bierzo, y se trata de un núcleo semiurbano.

    La lámina 3, presenta la planta de algunos de estos sitios, como Astorga, León y Zaragoza. Tendrían unas 20 hectáreas y Condeixa-a-Vella, tendría 2, y es igual que el resto, pero eso, más pequeño.

    Existe otro tipo de núcleos que tienden cada vez más a la ruralización, pero que participan de algunas de las características propias del mundo urbano. Son pequeños castros con un origen antiguo, con alguna refortificación, que se sitúan en un rango inferior jerárquico administrativo, con control sobre un territorio mucho más reducido y con gran tradición en la tradición antigua norteña: Coaña, San Chuis, Chao San Martín...

    Este sistema de explotación en el siglo II-III se abandona, pero en los IV al VI, se observa una nueva habitabilidad en la mayoría de ellos, con una reorganización social, con jefaturas locales, que se ubican en sitios de prestigio y adquieren algunas funciones que se dan.

    En la Diapositiva aparece Villalonga, su organización se estructura a partir del siglo IV con cierta ortogonalidad en las callejuelas, que se cruzan en ángulo recto y crean cuadrantes y se explica por la estructuración de una diversidad económica. No todas las construcciones poseen la finalidad de viviendas, unas serán establos, almacenes, talleres... Se trata de una ordenación semiurbana dotada de una fuerte muralla que rodea el recinto, destacando en altura y deja el interior protegido dentro de un cráter, y una abertura en el muro, una boca, que no llega a ser una puerta, sino, más bien eso, una simple abertura practicada en el amurallamiento. Una excavación reciente ha permitido observar mejor esta estructura, heredera de la tradición local indígena, formada por un amasijo de tierra, barro, piedras, r3forzada para evitar los derrumbes. Al exterior es posible que se creasen unos fosos similares a los tradicionales romanos, tallados en la roca, con un perfil bastante agudo.

    Este fenómeno se aprecia también en castros reducidos, con un control del territorio menor. Son más numerosos y no hay un nivel de estudio arqueológico sobre él en profundidad. Otros, como Coaña, sustituyen este mismo fenómeno de gran reocupación por otro de ocupaciones más endebles.

    Otro detalle importante es la asociación de muchos de estos castros a fenómenos de inseguridad social, de asaltos de los pueblos germánicos. Idacio dice que ante los peligros, las poblaciones se refugian en las torres (Turrei) y en los castros. Más que en esta realidad, hay que pensar que actuarían como un fenómeno no de decadencia sino de resurgimiento a partir del Bajo Imperio de la reorganización, de la retoma de los lugares de control de las jefaturas locales de estos pequeños territorios. Las Torres pueden referirse a instalaciones menores, a un enclave todavía menor.

    En su evolución hacia el alto medievo, como consecuencia de los nuevos gobiernos municipales, no va a haber un gobierno rector que ponga las leyes de construcción de murallas, dando lugar a grandes obras públicas, a nuevos edificios, producto de la mentalidad altomedieval y a la ideología cristiana (sedes episcopales, iglesias...). Surgen nuevos edificios y se desmantelan progresivamente los clásicos. Todos estos hechos suceden en la mayoría de las ciudades tardoantiguas. En España, Bracara, Lucus, Emérita, Toledo...

    Todo ello demuestra que no se está ante algo decadente, sino ante ciudades que mantiene una función rectora y no supone su desmantelamiento. El problema de ahora es que las ciudades actuales están sobre las antiguas, alterando el plano urbano de tal modo que sin las intervenciones arqueológicas no sería posible entender los edificios tardoantiguos. Esto trae problemas con las construcciones, con cualquier movimiento de tierra, lo que hace que la investigación debe adaptarse al ritmo urbano. Un ejemplo es el caso de Astorga, y unos solares en los que desde hace 15 años se lleva a cabo un programa arqueológico en el que sus resultados aparecen en la lámina 8, donde aparecen insulae, domos, etc.... por ejemplo también se ha llegado a determinar la red de cloacas de Asturica Augusta; su foro sería el lugar que ocupa hoy la actual plaza mayor. El problema de la superposición de las ciudades, es la creación de niveles de ocupación, con la consiguiente determinación de a qué época pertenece cada uno. En Astorga, el estrato entre los 2 y 4 metros de profundidad es el que se corresponde con la época romana. Pero este problema se ve agravado con las construcciones actuales, que perforan el suelo, destrozan, mezclan, dañan niveles anteriores.

    16-3-98

    TEMPLOS.

    A partir de Teodosio, se produce una persecución de los cultos paganos, lo que provocará un cambio tipológico y funcional. Algunos son desmantelados y sus piezas utilizadas como materiales de construcción.

    Diapositiva del Templo de E........ Las partes altas son las que sufren más transformaciones. Esas piedras van a parar en la mayoría de los casos a las nuevas murallas. En contadas ocasiones se mantuvo un uso puntual para los templos paganos, aunque esta preservación funcional es relativa. El Maison Carrée en Nimes, se mantuvo ya que e transformó en iglesia cristiana en tiempos medievales.

    En Roma, centro de atención, todos los edificios tienen un papel destacado. De un templo de Majencio se respeta la fachada, y se integra dentro de un templete de planta central de época de Justiniano. Los edificios de espectáculos cruentos, así como los teatros, no sufren especiales daños, tienen cierta continuidad, aunque irán perdiendo importancia.

    En la Narbonense, un ejemplo es el Teatro de Orange (diapositiva).

    Otros edificios, como el anfiteatro, corren peor suerte ya que encarna el gusto de las aficiones paganas. En algunos lugares se mantuvo para venationes, pero lo más habitual fue que desaparecieran. En Tarragona la transformación llega mucho más allá. Se construyen dos iglesias cristianas en su interior. Diapositiva del Anfiteatro de Tarragona con las dos iglesias en su interior. Un grabado del siglo XVII, muestra el anfiteatro de Arlés, reutilizado como fortaleza, e incluso se urbaniza.

    Los circos, por el contrario, van en progresión, junto a las carreras de caballos, que se multiplican en oriente y será un edifico potenciado a partir de la época tardorromana. Circo de Majencio, alejado, a un km. de Roma, posee características orientales, más que las propias romanas. El circo Máximo de Roma estaba excavado en la roca. Poseía características probizantinas. Se conectaba a un palacio. En otros circos peninsulares, como el de Mérida, se conoce el uso y reconstrucción e partes del circo en esta época tardía. Iconográficamente, se conoce la existencia de este tipo de espectáculos, a través de un mosaico (Diapositiva) que representa una carrera de carros procedente de esta ciudad romana.

    Las Termas de Constantino en Arlés, muestra cómo estaba realizado con mampostería de sillares enmarcado en franjas por ladrillo (Opus Mixtum). A partir del siglo IV se hace la mansión de campo con gran ostentación, a la que se le añade una zona termal a escala doméstica. Las grandes termas públicas no se recuperan hasta época islámica en el Al-Andalus.

    Relativa continuidad del espacio público de los FOROS. Se incrementa el papel del foro como centro mercantil, en cierta medida las funciones administrativas son mantenidas en buena parte de las provincias occidentales. La Curia, organismo de gobierno urbano, experimenta un retroceso, pero en Roma se mantiene. El mismo edificio urbano significativo, todavía mantiene su presencia, aunque ya en la Edad Media sufre transformaciones funcionales que derivan en la transformación en iglesia. El foro de Roma ya sólo experimentará una nueva intervención en el siglo VI, que expresa la progresiva pérdida funcional; será el levantamiento de una columna honorífica a Focos.

    La planta basilical será la que tome el cristianismo como planta para sus edificios litúrgicos. La mayoría va a ser de nueva planta, pero en muchos casos las antiguas basílicas son convertidas en espacio de culto para el cristianismo.

    La red viaria. Se produce una transformación progresiva desde época Bajoimperial. En el siglo III, se finaliza la planificación estatal de la red viaria y al mismo tiempo, ligadas a ellas, las cloacas, que van a ir taponándose, y sufrirán toda clase de desperfectos. Las calles van modificándose, perdiendo el viario, su originario trazado ortogonal.

    De otros edificios urbanos no se sabe más. Sí que en las insulae se detectan reconstrucciones muy descuidadas, donde no se aprecia la existencia de un canon para el modelo de casa urbana. Los solares comienzan a convertirse en espacios agrarios cerca de la ciudad. Muchas casas recurren a los pozos negros debido a la falta de atención que se pone en las cloacas; también se construyen silos en los bajos de las mismas.

    Hasta época altomedieval no vuelve a sufrir una organización urbana dirigida desde el gobierno.

    19-3-98

    nuevas tipologías arquitectónicas.

    PALACIOS.

    La riqueza tardorromana, basada en la propiedad de la tierra, motiva un cambio en las clases sociales así como en los gobiernos municipales y las estructuras militares, así como en la construcción de edificios en el campo (Villae), donde esta aristocracia rústica terrateniente desarrolla todo su programa constructivo de grandes mansiones lujosas. En las zonas periurbanas también se desarrolla, con influencias constructivas de los Palacios Imperiales.

    El origen data de época de la Monarquía. Pero a inicios del Imperio, no se había desarrollado, ya que las crónicas se refieren al Palacio de Augusto, como un edificio que no sobresalía con respecto al resto, incluso era de inferior lujo. En el siglo II, con Adriano, es la época de construcción de los grandes palacios/villas imperiales fuera de Roma (Villa adrianea de Tívoli), desarrollando un programa de edificios singulares, solemnes, acompañado de jardines y estanques repletos de estatuas y un ninfeo, así como la existencia de un lago artificial con una pequeña isla en su centro, donde el emperador se retiraba a meditar y descansar, ya que poseía un pequeño odeón. Pero este modelo de palacio no va ser el que sirva de modelo; para ello habrá que esperar a Diocleciano y su palacio de Spalato -Split- (lámina 11). Se trata de un palacio fortificado, que recuerda a lo ya visto en las ciudades, del amurallamiento de esta época y que se extenderá a otras villas señoriales, como la planta de la villa romana de la Olmeda en Palencia (lámina 11), que refleja la composición global del Palacio de Diocleciano.

    La villa de Diocleciano es de planta rectangular, con una muralla que recorre todo su perímetro, enmarcado periódicamente por torres cuadradas, que se convierten en cilíndricas en las puertas, tres, que posee dicho palacio y que en número de dos flanquean dichos pasos. El cuarto de los costados, uno de los lados cortos, desarrolla un mirador, de gran efecto escenográfico que también se repite y desarrolla en el ejemplo palentino de la Olmeda.

    La distribución interna del palacio no se corresponde con ninguna concepción clásica de la domos romana, ya que se divide en una serie de cuarteles, cuatro, divididos por pasillos que enlazan unas entradas con otras y se cruzan en el centro del interior de la edificación.

    El Cuartel de la parte superior derecha, es el que posee un templo y en el que se desarrolla toda la zona áulica, con un pequeño Oecus, con columnas en el centro que separan el ambiente en tres partes y ábside en uno de los extremos, tipo arquitectónico muy propio de estos momentos, que sería una especie de sala de recepción, una sala del trono. A su izquierda, un gran octágono se corresponde con el mausoleo, que anticipa los modelos de época cristiana. El resto está destinado a causas domésticas, otras dependencias y jardines.

    Los palacios tardoimperiales se ven influenciados por el mundo oriental Bizantino en la complicación de los volúmenes, de los espacios, que se refleja también en el ceremonial áulico, cada vez más complejo.

    Lámina 10. Plano de la Villa de la Plaza Armerina. Considerada modelo de las Villae, de los modelos aristocráticos de todo el tardoimperio. La entrada al edificio se hacía por unas fauces fortificadas que dan a un espacio semicircular porticado (1), queda al Vestíbulo (2) y a su vez éste al Peristilo (3), en torno al cual se desarrollan gran número de habitaciones. Opuesto a la entrada del Peristilo, se desarrolla en toda su anchura, un corredor (4), que da paso a toda una serie de estancias (6 y 5), en la que destaca la central, absidiada, con refuerzos radiales al exterior (no la única), que es el Oecus o salón de recepciones. Estas estancias estarían recubiertas de mármoles, de mosaicos, de esculturas, etc... Llaman la atención las dependencias 8 y 9. La primera es un pórtico de formas elípticas, mientras que la número 9 se trata de la sala triabsidiada o trilobulada. Ésta, junto a la sala de un solo ábside, se consideran modelos de un gran simbolismo, aceptados tanto por las estructuras civiles, como las religiosas.

    En la Península Ibérica, en la ciudad tardoimperial rodeada de murallas, aparecen edificaciones que siguen este programa constructivo, visto en las Villas de Diocleciano, de Armerina y Olmeda, que no se han desarrollado intramuros porque la necesidad de espacio se lo impiden (las ciudades romanas amuralladas cuentan con una gran densidad, por lo que se realizan en áreas extraurbanas, si bien no alejadas del foco de oblación, a un kilómetro de distancia, lo más, lo que no quita que se hayan dado casos de construcciones intramuros, como en Barcelona.

    En Córdoba, la construcción de la línea de trenes de alta velocidad a principios de los 90, sacó a la luz un conjunto romano de gran importancia, de Cercadilla (lámina 7)que el propio proyecto de vías destruyó en parte, afectando a una importante zona arqueológica en la que se encontró una villa romana, una residencia palaciega, que se habría construido en una fase avanzada del siglo V, con un tipo de salas absidiadas, de época de Teodosio, que se cree, tenía propiedades en la zona. Sin embargo, la estratigrafía, en la zona referente a la cimentación, al inicio de la obra, anticipa en un siglo la construcción del palacio. El hallazgo de un fragmento de inscripción atribuible a Maximiano Hercúleo, que llega a la Península Ibérica para hacer frente a levantamientos en el Norte de África. Por tanto deja de ser un palacio imperial, para convertirse en la Villa de un dignatario de la próxima ciudad de Córduba, capital de toda la Bética, que se comunicaba con ella, desde el noroeste de la ciudad, a través de una gran avenida, de unos 50 mts, delimitada por dos estructuras, dos muretes bajos, en los que se colocarían estatuas que acompañarían visualmente en el trayecto, acentuando el efecto de grandeza, centrando el frente de la fachada del edificio, que tendría el ancho de la propia avenida, confiriendo al conjunto una sensación teatral de gran escenografía. El juego de volúmenes vendría remarcado por la consecución de este cuerpo transversal, al que se añadiría posteriormente un gran espacio absidiado, con arquerías y columnatas, que rematarían dicho efecto.

    Durante las excavaciones, se pudo saber, que con anterioridad a la construcción de este gran palacio, se asentaba en esta zona otra edificación, posiblemente dedicada a la explotación agrícola, que si bien no es un precedente arquitectónico sí lo es en cuanto a la propiedad, ya que pertenecería a la clase senatorial de la ciudad que fue la que luego le posibilitó la decisión de ubicar un palacio.

    Su planta no recuerda a ninguna de las formas tipológicas vistan con anterioridad (las Villas de Diocleciano, de Armerina y Olmeda), ni se vincula a lo Bizantino. Pero algunos de sus elementos individuales sí se relacionan con estos palacios, vistos de forma independiente. La sucesión de corredores, le otorga al edificio una sensación de complejidad, quedan paso al semicírculo que distribuye inicialmente el paso al interior de las dependencias. El primer pasillo a la izquierda se dirige a lo que parece ser una sala trilobulada, triabsidiada, en clara referencia a la vista en la Villa de Diocleciano en Split, si bien no se está seguro de la configuración de esta estancia, ya que se vio afectada por las obras del viario del tren. En el eje principal, enfrentado a la gran ala que corta transversalmente la avenida, se encuentra un gran salón u Oecus, vistos también en anteriores ejemplos, rematada en su extremo opuesto a la entrada, por un absidiolo.

    Pudiera hacer pensar que, este edificio recibe múltiples influencias provenientes del mundo latino y de los ejemplos de Split, Italia o la Ibérica de la Olmeda, pero si resulta que si, como dicen los estudios, este edifico data de finales del siglo III, pasaría a convertirse no en agrupadora de influencias, sino en precedente de los palacios ya mencionados.

    El resto de las dependencias no se sabe cuál pudiera ser su funcionalidad, si bien hay que decir que el conjunto a la izquierda de esta sala de recepción, se trata de unas termas.

    Este edificio se mantuvo durante los siglos IV y V, siendo a partir de esta época, el momento de declive. En los siglos VI y VII se reutiliza parte del Palacio con otra finalidad, convirtiéndose en un espacio de culto, una de las zonas de unión, de nexo entre el cuerpo transversal y el semicircular. Se cree que en este lugar, cercano a Córduba recibió martirio un santo y fue enterrado. A partir de este momento, el deseo popular será el de enterrarse lo más próximo a este lugar de culto, reservándose ente privilegio a las clases más pudientes y dejando las áreas más periféricas para las menos favorecidas.

    En el siglo VIII la ciudad es tomada por los musulmanes y la Villa se convierte en lugar de campo, de Alquerías, dedicación agraria.

    23-3-98

  • ARQUITECTURA RELIGIOSA Y FUNERARIA. LA IRRUPCIÓN DEL CRISTIANISMO: BASÍLICAS, BAPTISTERIOS, MARTYRIA, NECRÓPOLIS.

  • Dentro de las nuevas tipologías de Edificios que surgen en el Bajo Imperio, entre las cuales se incluían los palacios suburbanos, se encuentran los edificios que responden a nuevas posibilidades litúrgicas cristianas: lugares de culto (Basílicas, Iglesias...) que responden a varios motivos: martiriales, funerarios e iglesias de culto que surgen tanto dentro como fuera de la ciudad, modificando edificios existentes a la nueva función o creando nuevas formas.

    El fenómeno del monacato se extiende primero en los siglos III/IV en relación con los movimientos ascéticos, y en los siglos IV/V surge en sí dicho fenómeno. Estos conjuntos monásticos no sólo lo componen la Iglesia sino toda una diversidad de dependencias. Entre este conjunto la diversificación funcional dentro de la cristianidad, se incluyen baptisterios, mausoleos y gran número de monumentos funerarios (metrópolis, martiria -monumentos martiriales-).

    La Basílica es un edificio que se adapta más o menos bien a edificios preexistentes intramuros, aunque en sí, el conjunto de este repertorio edilicio encuentra mal acomodo dentro de la ciudad, al igual que sucedía en los palacios, por lo que era frecuente la salida de la ciudad. En Roma, en época e Constantino se creaba San Pedro de Vaticano, extramuros de la ciudad, fuera de la muralla aureliana, debido a la tradición del enterramiento de San Pedro. San Juan de Letrán, se encuentra en un lugar periférico intramuros y se basa en toda una serie de cuarteles que en época de Constantino reciben remodelación para sus nuevas funciones como edificio litúrgico. Algo similar sucede en Rávena con varios conjuntos eclesiásticos, tanto dentro como fuera de las murallas.

    En la Península Ibérica, Tarraco desarrolla en sus cercanías, extramuros, un programa de edificios cristianos (Basílica y necrópolis), al estilo de lo visto. En Mérida, también se observa una evolución edificatoria en torno al circo, pero también hay transformaciones que afectan a la ciudad muy significativas. Extramuros, se elige una zona para la ubicación del tradicional enterramiento de Santa Eulalia. Idacio, en sus crónicas, comenta que la ciudad de Mérida se libró de la invasión musulmana gracias a la ayuda de la santa.

    Por tal motivo, la zona donde se cree que fue enterrada la beata, va a ser lugar en torno al cual se desarrollen edificios de tipo funerario.

    En la primera diapositiva aparece la planta de la Iglesia Románica que ha perdurado. La diferente forma que poseen los pilares, sólo regulares en uno de sus tramos y que dividen el cuerpo de naves está evidenciando que intenta adaptarse a estructuras preexistentes que condicionan el asentamiento de la Iglesia Románica.

    En las excavaciones realizadas, se han determinado cuatro fases de ocupación y construcción en el interior de la Iglesia:

  • En época Altoimperial, de forma muy desdibujada, aparece una serie de muros informes y una canalización hidráulica. Parece que se trata de un espacio agrario extramuros de la ciudad, no tiene relación con la Iglesia.

  • En el momento tardorromano, se constata la existencia de toda una serie de enterramiento, una pequeña necrópolis, sin ningún tipo de iglesia, en la que dos de los enterramientos resultan especialmente importantes, ya que son de sección cuadrangular, conformando una especie de mausoleos, de hipogeos, al estar semienterrados, con bóvedas y con escaleritas para llegar a su interior, como si fuera una especie de cripta, cuyas paredes estarían cubiertas por pinturas y mosaicos. Una de estas pequeñas criptas, va a ser la que inicie la tradición martirial de Santa Eulalia. En el siglo V se construye un conjunto monástico, recogiendo esa tradición de la mártir y una de las criptas se convierte en lugar privilegiado de la Iglesia que se construye.

  • Se trata de una iglesia de planta única, con cabecero de testero cuadrada, recta y crucero incipiente. Transepto que deja una zona ante el altar, donde se alberga el mausoleo, como una pequeña cripta dentro de la Iglesia. Junto a este conjunto, se añaden construcciones funerarias, nichos, mausoleos y toda otra serie de dependencias; se cree que una zona de atención hospitalaria.

  • En el siglo VII la iglesia se encuentra en un avanzado estado de deterioro, determinándose su reconstrucción, y aparte de reparar muros, se añaden otros dos elementos nuevos: dos torres a cada lado de la cabecera, probablemente unidas a la iglesia, con las que se pretende transformar, modernizar la Iglesia con las nuevas concepciones artísticas de la época (la cabecera tripartita).

  • Otro de los edificios que se unen a estos conjuntos monacales es el baptisterio, como el de San Juan de Letrán, de época constantiniana; octogonal, con piscina en el centro y un pasillo anular definido por una columnata que lo rodea. Otro baptisterio es el de Rávena que responde inicialmente al programa de planta octogonal, destacando los mosaicos como desarrollo de un programa iconográfico basado en azules celestes, de gran expresividad estética y técnica.

    En Rávena también se encuentran toda una serie de conjuntos monásticos, uno de los cuales si ubica extramuros y lleva el nombre de San Apolinar in Classe, por otro lado, en un área suburbana, se encuentra San Vital de Rávena, en cuyo conjunto se encuentran la Iglesia y Capilla de Gala Placidia, hermana de Honorio que fue sacrificada en virtud del imperio, por lo que recibió un entierro con dignidad imperial en la ciudad que por aquel entonces primaba sobre roma como capitalidad del imperio.

    El Mausoleo de Gala Placidia rompe con los sistemas tradicionales romanos tanto de época republicana como imperial, rompiendo con la construcción de edificios circulares, con un anillo interior también circular, abovedado y a modo de túmulos al exterior, como el ejemplo del Castello di Sant Angello.

    Se trata de un plano cruciforme, a modo de iglesia de planta centralizada, lo cual supone un cambio radical en la planta, anticipo de lo que se utilizará posteriormente como tipo de iglesia y también como mausoleo.

    En realidad, el mausoleo es sólo el extremo de un gran espacio poco conocido que sería de unas proporciones inmensas, en el que el mausoleo sólo era un remate en las alas de esta gran iglesia a la que estaría adosado. Destaca la estructura de ladrillo, las arcadas ciegas que confieren plasticidad al conjunto y los tímpanos clásicos en cada uno de los lados. Mantiene cierto clasicismo por un lado e innova por otro. Este modelo va a ser seguido en la Península Ibérica, concretamente en Portugal, por San Fructuoso de Montelio, cerca de Braga. Se trata de otro conjunto a las afueras de la ciudad, formando parte de un conjunto monástico fundado por Fructuoso, hijo de una familia terrateniente de origen hispano-visigodo, que en una propiedad privada, crea este monasterio, así como una sede episcopal. Precisamente en este lugar, a su muerte, se levanta en el siglo VII una capilla que sigue en planta y alzado el modelo creado para el mausoleo de Gala Placidia en Rávena. Se trata de un espacio centralizado, una cruz griega, con un torreón en la confluencia de los cuatro brazos, en el centro. Si bien en este caso, el paramento a utilizar no es el ladrillo ya que hacen uso de la cantera local, rica en granito. Frisos de orden clásico y elementos que preludian el alto-medievo, como los arquillos en la torre o la alternancia de arcos ciegos semicirculares y triangulares o de Nitra.

    Un detalle es el arcosolio con un sarcófago en los muros perimetrales de uno de los brazos y que fue realizado con la misma obra de construcción del mausoleo (si bien es casi seguro que el sarcófago es posterior). Tiene que ver con una disposición episcopal, a través de la cual estaba prohibido enterrarse dentro de la iglesia, dentro de los espacios sagrados. En este caso, se trataría de una persona de grandes recursos, que siguiendo dicha disposición, no rehusó a enterrarse lo más próximo posible al santo.

    Pero junto a Villas suburbanas, Iglesias, Baptisterios y Mausoleos, los enterramientos, han desarrollado múltiples variantes en sus formas durante el periodo tardorromano.

    En Tarraco, en la Villa de Constantí, en el siglo IV se implanta un conjunto funerario compuesto por un Mausoleo con unas estructuras. Uno de los enterramientos alberga una bóveda, con mosaicos que representan motivos todavía no del todo explicables, ya que aparecen escenas bíblicas, personajes enfrentados. Se trata de un edificio de planta tradicional, circular al interior, similar a los paganos, con nichos, absidiolos defunción arquitectónica de descarga y reparto de fuerzas, como de pequeños nichos funerarios a modo de panteón.

    La Necrópolis de Ostia se encuentra a las afueras de la ciudad a lo largo de la vía de comunicación, En ella aparecen varios conjuntos funerarios:

    • Por un lado, aparece el enterramiento habitual en el Alto Imperio (Augusto), que es el Columbarium o palomar, por la forma de los nichos, semicircular, recuerda a dichos lugares. Se trata de un recinto cerrado, construido con un muro de Opus Caementicium recubierto por Opus Reticulatum, en el que se han horadado múltiples nichos, donde albergar las urnas funerarias, relacionadas con la ceremonia tradicional de época antigua, que era la incineración, si bien en época romana era tan frecuente este sistema de enterramiento como el de la inhumación, no se sabe a qué responde esta práctica, ya que no determina clases sociales, ni costumbres locales o rituales. A partir del Bajo Imperio, con el cristianismo, se produce el triunfo de la inhumación, en relación con las creencias de la resurrección, con la ida al más allá, así como se produce con el rito inhumatorio cristiano, la tradición de los ajuares, ya que predica la humildad y pobreza.

    Con la inhumación, se produce un cambio en el sistema funerario de las columbarias, porque ya no han de recibir las cenizas del fallecido, sino todo su cuerpo, así como se puede observar en ejemplos de la propia Ostia, los nichos que agujerean los muros de Opus Camenticium recubiertos de Reticulatum, se hacen más grandes y menos numerosos

    • Otra práctica funeraria es el sarcófago, que ya existía con anterioridad, o las obras de ladrillo a modo de pequeños túmulos, que en su interior albergan dicho sarcófago.

    En Tarragona existe una necrópolis compuesta por sarcófagos que responde al fenómeno de la ubicación extramuros de estos conjuntos funerarios. En ella aparecen sarcófagos de diferentes maneras y formas, que se extienden en los alrededores de una basílica funeraria, para la realización de actos, de cultos a los muertos. Entre ellos, se pueden distinguir los sarcófagos/bañera, los paralepípedos, o los trapezoidales, con tapas planas o a dos vertientes...

    Un tipo de sarcófagos propios de Tarraco y que son procedentes del Norte de Africa, son los sarcófagos de forma de Mesa. Se trata de un túmulo, al interior con un recinto de madera donde se pone el cadáver y la tapa no es monolítica, sino un mosaico, en el que se juega con la policromía, con guirnaldas florales, y la imagen del muerto, con uso de colores simbólicos para estas sociedades. En el caso de la diapositiva, se trata del enterramiento del obispo Oppio, togado y con un pergamino en la mano. La inscripción alude a la situación, al enterramiento y al velo por parte de sus fieles, de su tumba.

    Otro tipo de Sarcófago, es el de forma de Casa, con tapa a dos aguas, incluso con incisiones que hacen referencia a las Tegulae y una representación un tanto esquemática o burda en las esquinas de las acróteras. Este tipo de monumento tiene también tradición muy antigua, de la Grecia Arcaica, aunque en un contexto absolutamente diferente. Con ella se pretende representar el albergue del alma y la encomendación a la casa de Dios. Este tipo de sarcófago es propio de Italia y del Sur de Francia.

    En la Agrupación funeraria principal de Arlés, aparecen enterramientos en sarcófagos que se encuentran estratigrafiados, ya que no siempre los sarcófagos están al aire libre, también se entierran, acto que se va a ir imponiendo a medida que pase el tiempo. Este hecho también viene a estar en relación con la necesidad de aprovechar espacio, no a lo horizontal, sino a lo vertical.

    Los cambios también van a afectar a las inscripciones que reciben muchos de los sarcófagos, ya que si bien en muchos casos siguen modelos paganos, sí como decoraciones paganas a las que se les ha modificado su mensaje, las inscripciones evolucionan, y si bien antes se encomendaban a los dioses manes, ahora se va a hacer más habitual la referencia a la Pax Eterna, o se van a incluir crismones.

    • A medida que se desciende en la escala social van a ir apareciendo otros enterramientos, más baratos, que están, por un lado sobre antiguos edificios clásicos como en los teatros. Este es el caso del teatro de Mallorca, de tradición Helenística. El graderío se utiliza escalonadamente para las prácticas funerarias, las tumbas se excavan en la roca. Este tipo de enterramientos está relacionado con movimientos ascéticos. Las formas que adoptan estas tumbas excavadas en la roca sin similares a las vistas para los sarcófagos (en forma de bañera, paralepípedos o trapezoidales); la tapa también sería de piedra.

    • El tipo de enterramiento más extendido durante la Edad Media y propio de las clases populares son los sepulcros de lajas. Se trata de un enterramiento muy sencillo, que pasa por la realización de una fosa en el suelo, en el que se puede colocar un sarcófago, pero lo más común es que se deposite el propio cadáver directamente, envuelto en telas; el perímetro de la fosa era regularizado con la colocación de lajas, puestas verticalmente, y la tapa, en vez de ser una pieza monolítica era un conjunto de pequeñas tabletas, lajas de piedra, siendo por norma general, de escasa regularidad. En la diapositiva aparece un ejemplo de una necrópolis de época Visigoda, en la que aparecen perfectamente descritos estos enterramientos, como muestra de su continuación en los primeros momentos de la edad Media. Muestra a su vez, otra de época romana, en el que las lajas han sido aprovechadas de una construcción romana próxima, es decir, en vez de lajas, son sillares.

    • También muy importantes van a ser las indicaciones funerarias o estelas, también las lápidas. Se trata de pequeños monumentos funerarios que indican la localización del enterramiento, del cadáver, donde se alude al fallecido, que se caracterizan por la gran amplitud de formas y tipos y que tienen un origen muy antiguo. En época tardorromana, aparecen los casos de estelas con forma de casa, al modo de los sarcófagos vistos de época altoimperial, pero suelen ser en numerosos casos, trazos simples, incisiones muy esquemáticas en las que se inserta la inscripción funeraria; es el caso de algunas que se han encontrado en el Oriente Asturiano, pertenecientes ala epigrafía vadimiense. En otros se adopta la forma de la casa. Con sus techos a doble vertiente, frontón y una puerta.

    Del mismo modo, también se encuentran las estelas antropomorfas. Es una forma en la que e encuentran algunas de las principales inscripciones epigráficas del mundo clásico romano, de las que se sigue teniendo evidencias en la epigrafía vadimiense. En estas estelas se hace alusión al difunto, y en época tardorromana, la figura humana no suele representarse tan explícitamente, siendo sustituida por una serie de esquematizaciones. Suelen resumirse en estelas discoides, en la que sólo se refleja la cabeza, ya que el resto del cuerpo es un frontal plano donde se desarrolla la dedicatoria. Incluso en este caso, la cabeza, representada por el disco, borra la faz y la cambia por una cruz. Conformando un estilo, un tipo de estela que será muy frecuente en la Alta Edad Media.

    30-3-98

  • LA IMPLANTACIÓN RURAL: LAS VILLAE. DISTRIBUCIÓN Y ESTRUCTURA.

  • BIBLIOGRAFÍA:

    • Gorges, Jean: Le Villas Hispanorromanes. Investigación y problemática arqueológica. París.

    • Fdez. Castro, Mª Cruz: Villas Romanas en España. Ministerio de Cultura.

    • Perciball, John: Roman Villa. An Historical Introduction. Londres.

    Las Villas son grandes explotaciones agrarias de gran variabilidad de tamaño y propietarios, así como cronologías. Este tipo de explotaciones está en manos de los grupos dirigentes, que durante la República y el Altoimperio las explotan a través del sistema esclavista, y en las que no solía residir el dueño, que prefería estar ocupado en el desarrollo de su ascensión en la escala política en la misma ciudad.

    En el Bajo Imperio esta aristocracia, ante la situación de crisis decide abandonar la ciudad y refugiarse en estas grandes propiedades, trasladando al campo su corte aristocrática, realizando esos palacios, similares en modelo, a los existentes en las áreas suburbanas. Es en estos momentos cuando surge esta nueva clase aristocrática basada en la explotación de tierras, una aristocracia militar de sangre, que vive del campo, anticipando lo que se va a desarrollar durante la Edad Media.

    Esto origina una polisemia desde época latina en lo que respecta a qué afecta al concepto Villa. Lo será tanto la explotación agraria, como el palacio de campo (tanto la propiedad, como el edificio del señor), incluidas las otras edificaciones para el resto e la gente adscrita a la propiedad y para los diversos usos necesarios.

    Para evitar confusiones, en una Villa, se pueden distinguir tres partes, dos de ellas hacen referencia a las partes arquitectónicas y la que resta, a la explotación de la tierra:

    • Villa Urbana. Es la parte arquitectónica señorial, la parte de la mansión señorial, donde se desarrolla un programa arquitectónico diferente, específico. Se denomina también Pars Dominica.

    • Villa Rústica o Pars Fructuaria, es la que se acoge < las arquitecturas propiamente agrarias: las granjas, silos, almacenes, viviendas de los esclavos o campesinos...

    • Fundus: sería la propiedad trabajada, la parte explotada: tierras, bosques, aguas, dentro del cual se pueden constituir pequeños núcleos de múltiple denominación: Vicus (caseríos)...

    A continuación, en una diapositiva, aparece un mosaico del siglo IV, de una villa el Norte de Túnez, concretamente en Tabarka, donde se representa una villa, con su Pars Dominica, constituida por un palacio con columnata en su frente, con torres en los extremos y en el centro. También muestra actividades rurales, como una campesina hilando, ovejas, así como el Fundus de la propiedad, expresado por medio de tierras de labor, bosques, montañas... También aparecen caballos, que son símbolos de la vida aristocrática en el campo.

    En otra diapositiva muestra una maqueta correspondiente a una Pars Dominica. Dotada de uno o varios peristilos o jardines, en torno a los cuales se desarrollan las habitaciones señoriales, altamente decoradas, con mármoles, mosaicos y pinturas; con suelos calefactados por medio de hipocausta; Cubicula, Oeci, Triclinia y zona termal.

    Lo que más destaca del mundo tardorromano son los mosaicos, por motivos decorativos e ideológicos de la clase aristocrática.

    INTRODUCCIÓN CRONO-HISTÓRICA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA.

    Lámina 9. Las formas de organización y administración están en la ciudad, pero ésta necesita las villas porque necesita organizar la producción agraria, la minería, la artesanía y la industria... se puede ver que el progreso a través de la implantación urbana y de la rural, ya que corren paralelos.

    En los primeros momentos de la conquista, aparece la conquista militar que en casos es origen de la ciudad, siendo el paso siguiente el de la puesta en explotación de los terrenos. Los primeros en llevar a cabo esta labor son las áreas del levante y el sur de la Península Ibérica, extendiéndose posteriormente hacia el interior de la misma. La Zona del Mediterráneo, es la que poseía más posibilidades de adaptar el tipo clásico de Villa y es la que va a favorecer el tipo de explotación mediterránea con la Vid, el Olivo y el trigo, la Tríada Mediterránea. Hacia el interior y el norte, estas zonas se van a ir alejando del modelo tradicional de Villa. Las zonas atlánticas son las más difíciles de introducir dentro del sistema mediterráneo.

    En época Republicana nos hallaríamos con los lugares inmediatos a estas ciudades incipientes, readaptando lo existente.

    Sería desde Augusto y el Altoimperio, el momento en que esta progresión va a desarrollar este modelo de explotación agraria, de Villas, como algo singular, siempre en la Tarraconensis y la Bética como principales zonas de explotación.

    En el siglo I, en época Flavia/Antoniniana, es el momento en el que se produce un desarrollo de gran extensión por el resto de la Península. Aumento del desarrollo de las explotaciones, de la propiedad patricia altoimperial, aristocrática (serían más bien granjas, no serían los núcleos de residencia señorial; sería una Pars Fructuaria, sin haber Pars Dominica).

    A mediados del siglo III parecen avistarse los efectos de esa crisis política, militar, el tradicional catastrofismo con el que se han descrito las invasiones de esta época, a las que se les atribuye la destrucción masiva de todas las Villae, e igual sucede en el siglo V con las que restaban.

    En realidad, esta visión está cambiando hoy totalmente. No todos los incendios se deben a estos momentos. Incendios los hubo siempre, como causa del más penoso de los infortunios. Se ve que no todos los incendios vistos en estratigrafia coinciden con estas épocas, y la mayoría de las veces no se abandonan las Villae.

    En el siglo III lo que sí debe influir es el contexto general del Imperio, de crisis. Crisis general a lo que se suman sublevaciones políticas y que repercuten en los modelos de producción. Esta situación viene a poner en duda el sistema de esclavos, ya que en épocas de carestía su mantenimiento resultaba costoso. La respuesta está en las medidas de Diocleciano y Constantino que llevan al resurgimiento de estas explotaciones, que irán anticipando el mundo de producción feudal. Constantino ofrece la responsabilidad de vigilancia a los productores. Así como la responsabilidad fiscal y será el señor el que los recaude. Se conciben estas explotaciones como auténticas cédulas de producción que tiende ala autarquía, ya que se ve que tienden a autosatisfacer todo el ciclo industrial, aunque es cierto que necesitaba del mercader urbano.

    Por otra parte también es producto de un cambio de la producción, habiendo un cambio en el sistema esclavista que ya no es rentable y estos cambios aseguran el ciclo concreto de la producción interior y se cubren las necesidades menores, pero el ciclo autárquico se rompe porque son zonas que vuelven a poner en circulación la riqueza del campesino. Arqueológicamente es fácil demostrar que en estas villas están presentes productos económicos de larga distancia. Incluso se puede ver cómo en Villas de Asturias hay productos norteafricanos, con influencias de zonas más lejanas y otras zonas del interior poseen productos costeros como ostras en el Valle del Duero.

    El siglo IV es el momento de apogeo de estos grandes dominios rurales como fondo básico de producción, manteniéndose las que existían desde época altoimperial y apareciendo allí donde no las había. Auge principalmente en este último grupo, donde no estaban implantadas, como Asturias y el País Vasco, zonas en las que siempre se ha creído, careció de una total romanización, cosa que es absolutamente falsa. La zona de Asturias se caracteriza por su explotación minera, en la que no vale el modelo de villa, aunque si había puestos administrativos, que crean edificios que se asemejan a los de las villas, pero sólo unas pocas, las del Recaudator Metallorum, como las de Veranes o Beroño, que se ocupan desde el siglo II al menos.

    En el siglo V comienza el derrumbe de la estructura imperial, y el limes se ve invadido por las oleadas de bárbaros. Este hecho se ha interpretado como la causa de la desaparición de las Villae, y que ya se ha comentado anteriormente, es falso.

    Tras la segunda oleada de invasiones, en la segunda mitad del siglo V, una vez desmantelado el imperio, no hay ruptura, no hay interrupción, en el siglo VI todavía existe una gran actividad. La ciudad de Gijón sigue comerciando con el Mediterráneo Oriental, con la zona atlántica, que redistribuye todo este comercio con las Villae. Y están presentes elementos materiales que certifican estas relaciones exteriores. En los siglos V-VI es cuando hay una mayor remodelación en estas casas de campo. Un ejemplo es Veranes, con presencia de metalurgia en esta explotación y aún no cabe hablar de autarquía en este periodo.

    Además, Vándalos, Suevos y Alanos sólo tenían pretensiones de invasión, cosa que a excepción de los Suevos, que sí logran mantenerse en el Noroeste, no consiguen al ser expulsados por los Visigodos por tanto, si existían modelos de explotación ya funcionando, cuando llegan las invasiones bárbaras, lo normal no es arrasar con todo y volver a crear otro nuevo, se mantiene el que existe. Lo único que varía es la nueva concepción, la nueva organización territorial que conlleva la aparición de una nueva potencia, de un nuevo poder, mas esas propiedades, esos fundus siguen siendo trabajados, explotados.

    El momento final de las Villae es un poco difícil de determinar, es muy diversificado, no hay un momento brusco del final de todo el sistema. Algunas Villae sí desaparecen a lo largo del siglo V, mientras que otras van a perdurar y mantendrán a lo largo del siglo VI. Incluso en la Lusitania no parece haber existido abandono, manteniéndose y enlazando con el sistema de explotación medieval.

    También en algunas de estas Villae quiere verse el origen de los centros monacales, de los dominios de algunos monasterios, como pequeñas cédulas de producción.

    Más allá del siglo V no hay pruebas de más reconstrucciones, ni elaboración de mosaicos, con una progresiva transformación.

    CARACTERÍSTICAS FÍSICAS Y MATERIALES DE LAS VILLAE.

    La implantación espacial es inicialmente un modelo Mediterráneo, parte de esta zona, para ir adentrándose hacia el interior de la Meseta, donde existe un tipo de explotación diferente, por lo que se llevarán a cabo adaptaciones de este modelo a medios diferentes. Así, no se cumplen todas las características descritas por Mela y Varrón, al describir los modos de economía agraria, cómo debían ser éstos: debían estar cerca de un camino pero no en el mismo camino, ligeramente apartado; cómo debe ser, cómo organizar, cómo organizar el sistema de explotación esclavista. Por otro lado, Vitrubio lleva a cabo un razonamiento de cómo debía llevarse a cabo el trabajo de arquitectura, cómo debía ser un edificio, implantándose en sitios llanos con buenos recursos en el suelo (agua, por ejemplo). Pero hacia el interior y el noroeste, el tipo de recursos agrarios es diferente a los que son propios del mediterráneo (la Trilogía Mediterránea), ya que han de hacer frente incluso ala montaña, desarrollándose, por tanto, otro tipo de explotaciones como la ganadería, con lo que se produce una diversificación en el tipo y extensión de estas propiedades rústicas, con varios fundus, no respondiendo al modelo agrupado de un latifundio, siendo este el caso de Asturias, donde no cabe pensaren medianas extensiones, sino múltiples pequeñas extensiones repartidas por un territorio, con un tipo de Villae no muy grandes, y bastante cercanas entre sí, no las suele separar más de uno o dos kilómetros. Todas las Villae están repartidas con toponimia latina terminada en -ANA o en -E -I. En las estribaciones de la Península Ibérica, los mejores casos son los de Torre de Palma, que mantiene su estructura y su extensión se calcula en 3.000 hectáreas. A partir de aquí se lleva a cabo una gradación en la escala de fundus, más pequeños, considerando los dominios de, entre 500 y 1.000 hectáreas como grandes villas, más propias de las cuencas del Duero y Miño. Siendo un latifundio de gran propiedad el origen de espacios latifundistas actuales. Existe también una serie de propiedades de mediano tamaño, de unas 30 hectáreas, y otras de tipo familiar que no llegan a las 3 Ha.

    Con ello se origina también una diversidad tipológica-arquitectónica sumamente atractiva. La Pars Dominica, la parte del propietario, es donde se va a desarrollar un programa arquitectónico que sea capaz de transmitir el poder, la riqueza, la ostentación de la que hace gala, en el que se ponen a su disposición todos los medios de construcción de un gran palacio, con anexos como puedan ser las termas.

    Están compuestas por toda una serie de estancias, en las que las más señoriales suelen ser los Triclinia y los Oeci, este último se desarrolla especialmente en época tardía. Un ejemplo es la Villa de Materno (lámina 13), con un peristilo central, y un corredor que separa dos zonas, un Triclinio y un Oecus con un espacio macrocefálico. Eran zonas de grandes banquetes de dispensa del señor y el Oecus o Salón de recepciones o Salón de Trono donde se ejercen las labores administrativas con una pequeña corte en la Villa. Es por tanto, en estas zonas, donde se desarrolla especialmente el programa de ostentación y riqueza del dominus y donde se desarrolla todo el programa arquitectónico representativo, con mosaicos, cortinajes, mármoles. A través de los mosaicos, precisamente, se puede observar el carácter ideológico que posee esta aristocracia rústica. No son simples residencias de campo con un sistema macroeconómico. El estudio arqueológico nos informa de este modo de vida; de sus coordenadas ideológicas y de cómo las llevan acabo.

    A partir de aquí, se ven las tipologías urbanísticas de las Villae, con sus elementos. La lámina 9, describe varias de estas tipologías, que en las zonas más montañosas, como en Asturias, se caracteriza por carecer de edificios con peristilo, siendo sustituida por la casa cerrada. Estas diferencias regionales generan una tipología diversa de adaptación al medio y se consideran dos modelos básicos de Villae: la Mediterránea o la Continental/Nórdica, que será la Villa-bloque.

    Pero esto no quita, que se de el caso de la aparición de edificios bloque en áreas mediterráneas, como el Mosaico de Túnez, donde aparecía una Villa de este tipo, o que en casos de las Islas Británicas, hayan aparecido Villas con peristilo.

    En la Península Ibérica están representados los tres tipos de villas que ilustran la lámina:

    • Villa Lineal. Cerrada, sin peristilo. Presenta 3 subtipos:

    • A. Lineal simple. Es de planta basilical, si bien el modelo más propio de este tipo, es el que posee corredores transversales, en el que se pueden dar varios ejemplos en la Península Ibérica, como es el caso de la Villa de Memorana, en Asturias, si bien se la conoce muy poco.

    • B. Galería. En la que se desarrolla ésta, en uno o varios de sus lados, generalmente presidiendo la fachada, en la que se distinguen tres variantes. La primera sería una especie de corredor con arcadas en la fachada; la segunda tendría un corredor abierto y la tercera, la galería cubriría varias partes

    • C. Galería y torres. Con una galería en la fachada en marcada por dos torres, que pueden estar esquinadas e integradas en la planta del edificio, sobresaliendo de él, u ocupando todo el lateral del mismo. Esta solución crearía pabellones laterales no saliéndose de la fachada, Villae con peristilo pueden tener también esta solución de galería entre torres (Villa de la Olmeda, derivada de la de Diocleciano en Split)(lámina 11).

    La Villa de Beloño (lámina 12), presenta tres bloques. El B se cree que es una Villa de Galería con dos pabellones o torres, pero podría darse el caso que no se haya excavado todavía el peristilo, por lo que la tipología podría variar.

    • Villa-bloque con peristilo. Se encuentra dividida en dos variantes:

    • D. Planta simple. Con forma cuadrangular.

    • E. Planta compuesta. Con elementos que rompen estas estructuras simples, abriéndose a otro patio, a otro peristilo, etc.

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    • Villa Aulica. Si las lineales y con Peristilo se diferencian en función de su desarrollo a partir de un corredor o un peristilo, en este caso no va a existir un concepto espacial, es más bien un carácter que un tipo, porque las Villae Áulicas vienen dadas por el carácter aristocrático de determinados elementos, como las salas absidiadas, los Oeci, los Triclinia, las Termas, etc... Se trata de un tipo de Villa engrandecido o dotado de unas características que le confieren un carácter áulico. Pueden ser monumentales, simples o complejos, motivados por la superposición de varios patios, peristilos, con un mayor número de salas destacadas por la incorporación de ábsides.

    La zona del Duero es la que mayor número de Villae de este tipo presenta en la Península Ibérica, lo cual puede estar ligado a que en esta zona, o de esta zona es originaria la familia de Teodosio, si bien esta zona era poco propicia para el cereal, sí las arquitecturas van a responder a este tipo de construcción mediterránea. Durante los siglos IV-V, estos aristócratas, en algunos de cuyos casos se conocen los lazos de unión con el emperador, estuvieron ligados a actividades imperiales.

    Otros tipos de Villae Áulicas no responden a una arquitectura determinada, sólo a la presencia de elementos singulares. Como en Cencellas, que se trata de una Villa de Tipo Lineal, con una zona termal y dos salas monumentales, la central, que es un mausoleo ya visto, esférico con pequeños absidiolos en los ángulos (al exterior, la estructura es cuadrangular).

    Lámina 10. La Villa de la Piazza Armerina, se trata de una Villa suburbana, pero resulta ser una referencia ineludible para las Villae Romanas. Fue el modelo mucho tiempo, para definir estos palacios, tanto suburbanos como rústicos del bajoimperio, aunque algunos de sus elementos, los absidiados no sean los más antiguos (Cercadilla). Armerina es un palacio áulico, rn l que todo gira en torno a un peristilo, pero las estructuras se escapan del entorno inmediato del peristilo, por el desarrollo tan exagerado del programa que e lleva a cabo. La entrada, desproporcionada, y entorno a un pequeño patio porticado, se escapa del eje del peristilo, como todo el conjunto termal, en la parte inferior. Lo mismo sucede con las salas absidiadas (5 y 6), desarrolladas a partir del corredor (4), que también se sale de los ejes del peristilo, al igual que la sala Trícora (9), que se abre a partir de un patio porticado (8), todos fuera del eje.

    Las Villae del Bajoimperio, introducirán en el campo del palacio y centros de explotación agraria, elementos que hasta entonces no existían. Es la introducción de elementos de refinamiento del conjunto palaciego, como salas exedradas, termas; técnicas constructivas; elementos como las cubiertas, de Tegulae en vez de los sistemas de techumbre tradicionales del campo que se realizaban a partir de materiales vegetales... También elementos relacionados con suelos y paredes. En los suelos, el Opus Signium, pero sobre todo los mosaicos, que se desarrollan no sólo como elemento decorativo, sino también representan en sus escenas, la ideología, la idiosincrasia de los señores de la Villa. También uso de Opus Sectile y pinturas (en las paredes).

    Por último, la presencia e introducción, no desde los primeros programas arquitectónicos, de elementos cristianos: Mausoleos, Capillas, Templetes...

    EJEMPLOS PRÁCTICOS DE VILLAE.

    En la Lusitania, en la Pax Iulia, capital de un convento jurídico, actual Veia (Extremadura Lusa), en el Valle del Tajo, en una zona de gran fertilidad de tierras y dentro de las características del espacio mediterráneo (trilogía mediterránea), se encuentran algunos de los latifundios de la antigüedad más grandes conocidos en la Península Ibérica, en los que se desarrollan Villae que responden a las características vistas para estas edificaciones, más elementos destacados.

    • Un ejemplo es la Villa de Torre de Palma, que ha tenido una tradición latifundista que se ha mantenido hasta hoy en día. En los siglos XVIII-XIX, se crea cerca de la Villa Romana, un nuevo palacete que se corresponde al modelo creado en la antigüedad, también con proporciones inmensurables.

    • Villa de Frades, en San Cucufate (lámina 11). Hoy, en contra de lo que muestra la lámina, se encuentra excavada casi al completo. La lámina sólo representa la Pars Dominica, pero ya se ha descubierto toda la zona rústica, y el muro que aparece en la fotocopia a la derecha, sólo, se correspondería con la zona termal, hoy también descubierta. La zona absididada tendría una función religiosa y ante la fachada, se ha descubierto un gran estanque.

    El tipo de paramento utilizado en la construcción del mismo, no es otro que el del Opus Mixtum, alternando hiladas de sillería con otras de Opus Latericium.

    El estanque tendría las mismas dimensiones que la fachada y se extiende ante ella. De carácter no sólo agrario, ya que ayudaría a la recogida de aguas, le confiere la conjunto un carácter escenográfico a la Villa, porque reflejaría su fachada en las aguas, aumentando la perspectiva, la visión, multiplicándola.

    La Pars Dominica, en su fachada, las diferentes habitaciones se articulan en torno a un corredor, por lo que se trata de una Villa- bloque lineal, pero con características áulicas en fachada y elementos interiores, como las torres que flanquean dicho corredor. Ante el corredor, se encontraría una pequeña explanada, a la que se ha accedido por medio de tres tramos de escalera, como si de un pequeño pedestal se tratara, confiriéndole mayor protagonismo al conjunto. Del pórtico, la arcada, se abre la puerta que lleva hasta el centro del edificio, que sería el distribuidor hacia las diferentes Cubícula, así como la presencia de una escalera que llevaría al segundo piso, y a las zonas de las torres, dentro de una de ellas, se desarrolla una zona absidiada, un Oecus en origen, o salón, cuyas arquerías se han conservado íntegramente, que dividen el espacio en tres naves, transversales, no longitudinales hacia el ábside. Este espacio se acaba convirtiendo en lugar de culto cristiano.

    La primera fase de construcción se inicia en el siglo IV, pero se amplía hasta los siglos V y VI. En los siglos VII-VIII, es ocupada por los musulmanes; pero posteriormente se convertirá en base de un asede monástica de la Orden de Santiago. Es en el siglo XIII cuando este espacio absidiado se convierte en iglesia.

    Es una Villa que no tiene peristilo, hacia atrás existe una caída que lleva a un arroyo, y las excavaciones han demostrado la no existencia del mismo, por lo que se desarrolla a lo largo, y por tal motivo, a lo largo del eje del palacio también se crea la zona termal. Las termas contaron con dos fases de construcción, una primera, junto con el origen del edifico en sí, que contaría con escasas zonas, un Caldarium, la zona del calentador y poco más. Con posterioridad, se quiso ampliar considerablemente este enclave termal, en el que se proyectó un muro absidiado en herradura, con refuerzos al exterior, pero no llegaron a concluirlas.

    Más al fondo, se extiende la Pars Pecuaria, en la que se observa el contraste de los materiales utilizadas en las diferentes zonas. Se ha podido reconocer la funcionalidad de estos edificios, comunicados por pasillos, debido a determinados elementos, como la presencia de molinos (panificadoras), ferrerías, forjas, almazonas (prensas de aceite), o fraguas (esto lleva a recordar, la gran autonomía que poseían estas Villae, que las llevaba a producir dentro de la misma, los elementos de máxima necesidad, lo cual en ningún momento lleva a pensar en que fueran centros autárquicos; el comercio seguía siendo el fin de toda producción).

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    • Villa de Pisoes (lámina 11). Aprovechando una vaguada se realiza un pequeño embalse para uso doméstico (termal) y llenar una gran piscina, como la de San Cucufate. Esta piscina constituye el elemento más desmesurado, monumental, que le proporciona a la Villa un carácter áulico. Es diferente de la de San Cucufate, en que aquella estaba formando parte de la fachada, mientras que ésta está en la parte trasera de la casa residencial, pero cumpliendo un papel similar dentro del programa de ordenación escenográfica del espacio y de la arquitectura. No tiene fines agrícolas porque el agua, de la piscina vuelve al río.

    La entrada, se produce a través de un corredor, en el lado opuesto a la piscina, que conduce a una casa con peristilo. Al lado (g) y (f), está la zona termal, a la entrada a la derecha.

    La zona residencial está al fondo, a continuación del corredor, que prolonga hacia el exterior, el vestíbulo de la vivienda, para aumentar la sensación de grandeza. El suelo está recubierto por placas de mármol y mosaicos. Al llegar al vestíbulo, que entronca el corredor con el peristilo, unas escaleras salvan el desnivel entre ambas estancias. El vestíbulo y el peristilo se encuentran recubiertos también con mosaicos, si bien este último no es más que un pequeño patio con un impluvio, que sigue actuando como distribuidor del resto de las dependencias.

    Hay pequeñas diferencias de altura, que provocan un escalonamiento de las estancias y crea una especie de entresuelo, con un juego de volúmenes y alturas que se ha realizado aprovechando dicha pendiente.

    Las termas son edificios, que siguen programas constructivos muy diversos, cada una adopta una forma a muchas características: posibilidades de agua, diseño, ubicación, medios... En este caso se trata de dos salas absidiadas unidas por otra cuadrada, y una de ellas es una zona caliente, con hipocausta (g), en las que en el suelo existen los habituales mosaicos con temas marinos.

    • Villa de Materno. (lámina 13). Se encuentra en Carranque, Toledo y se trata de una villa meseteña, en una zona cerealícola. Su estado de conservación es peor, producto de un descubrimiento tardío y unas excavaciones que aún siguen ofreciendo resultados.

    La entrada se produce por un extremo, tras superar un corredor enmarcado por dos torres, dos pequeños cuerpos que sobresalen en planta, pero de muy poco desarrollo, que llevan a un vestíbulo, de paredes circulares y suelo revestido con mosaicos, que llevan al peristilo, cuyas principales habitaciones se encuentran siguiendo ambos ejes, el transversal y el longitudinal. Enfrentado a la entrada, un gran triclinio, similar al de Piazza Armerina (lámina 10), precedido por un corredor rematado en estructuras absidiadas, sólo que en este caso, tanto el triclinio, como las habitaciones colindantes, no son rectangulares rematadas en un ábside, sino que son completamente absidiadas o poligonales, centralizadas, pero manteniendo el mismo ambiente por el gusto por las formas curvas. Concretamente, el Triclinio resulta de la intersección de un círculo y un cuadrado. En el eje transversal, a un lado se encuentran habitaciones o Cubicula, con remates absidiados, y al otro, un gran Oecus, con ábside poligonal. Las salas más importantes, cuyos suelos son revestidos por mármoles, suelen permitir conocer a sus habitantes. Se supo, gracias a estos mosaicos, que Materno era un familiar de Teodosio, por tanto un aristócrata terrateniente. Los mosaicos suelen desarrollar los temas que más gustan a estas clases terratenientes: mitológicas de la antigüedad griega, de la Iliada, de los trabajos de Hércules, en los que a veces, los rostros de estos personajes de la mitología, cobran el rostro de los dueños de estas Villae.

    • Villa Fortunatus. (lámina 15f) Se trata de otro ejemplo de Villa con peristilo, en torno al cual se distribuyen el resto de las dependencias, con mosaicos que hacen referencias al dueño de la villa. Lo que importa, lo novedoso en este caso, es que se puede observar, cómo en determinado momento, en una segunda fase de ocupación de la villa, se sacrifica parte de la villa, para implantar una basílica cristiana. Un descendiente de Fortunatus, cristiano, decide construir una basílica en una zona de la Villa, cuando lo natural hubiera sido hacerlo fuera del perímetro de la primera construcción, peor no, lo hizo dentro. Se trata de una construcción de planta rectangular, con tres naves, cabecera cuadrada al exterior, con las esquinas curvas al interior, que transformó la distribución de toda la Villa. Cambia la entrada de la villa, reformándola y convirtiéndola en una especie de atrio para acceso al templo. Lo curioso de la planta de esta basílica, es la disposición de estas tres naves. Singularidad, que bien se debe a una adaptación a las estructuras preexistentes o al seguimiento de un programa diferente. Combina la tradicional planta basilical de tres naves, con la iglesia de planta de cruz, interrumpiendo las naves laterales. Este sistema, anuncia de alguna manera, la solución que poseerán algunas de las arquitecturas religiosas de época Visigoda (lámina 17).

    Ante el altar, se sitúa un ara de un solo pie. Este altar se encuentra sobreelevado con respecto a las naves, pero también con respecto al resto de las estructuras de la Villa, sobre la que se levanta, es decir, se ha producido un relleno intencionado. Acoge esta basílica enterramientos de los propietarios, uno de ellos, frente al ábside, toma las proporciones de un mausoleo, con unas escaleritas que acceden al mismo y que se desarrolla bajo el ábside.

    Este es un ejemplo para ver el proceso de adaptación, de introducción de edificios religiosos dentro de la fisionomía de estas Villae.

    La fachada cantábrica posee características diferentes, por causas morfológicas, climáticas y geológicas, que hace que la misma situación de explotación de la tierra, tome características particulares, regionales. Asturias se encuentra integrada dentro del sistema de explotación de Roma, desde el Altoimperio, con diversidad entre unas zonas y otras de la región. La más explotada, la zona occidental (entre el Narcea y el Eo, es base de la explotación minera aurífera hidráulica, lo que conlleva una gran infraestructura, pero siguiendo un sistema castreño.

    En la otra mitad, existen menos explotaciones, pero ya aparecen Villae desde el altoimperio, en las que se lleva a cabo una explotación agraria, diferente de las minas (ganadera, forestal, costera...).

    Donde más e deja notar el número de Villae, es en el bajo Imperio. Desde el siglo III se abandona el oro y se bascula hacia las zonas explotadas en los valles centro-orientales de Asturias. El eje central norte-sur, es donde se van a agrupar estas explotaciones en Villae.

    Concretamente el eje Gigia (emplazamiento costero, semiurbano, con puerto del que salen mercancías hacia el mediterráneo) - Lucus Asturum (núcleo semiurbano, poco conocido) - Asturica Augusta (capital del conventus). En este eje, aparecen núcleos semiurbanos así como gran número de Villae: Memorana (Lena), en el entorno de Oviedo (Murias de Paraxuga), o en la zona de Veranes o Murias de Beloño.

    Estos ejes de comunicación entre Gigia y Lucus Astururm, se realizan a través de los cima de los cordales de las sierras prelitorales, alejadas de las zonas de valle, que son todavía zonas de inundación. Lomas de los cordales, donde mejor se produce el tránsito, y en los que los asentamientos no eligen, por ser zonas de demasiado viento o demasiado expuestas a las inclemencias del tiempo, por lo que eligen las zonas de media ladera, que aterrazan.

    • Villa de Veranes. Sigue el modelo de Varrón, de situarse cerca de los ejes de comunicación pero no a su lado. (láminas 12-13). En negro aparecen las estructuras más destacadas. En rallado, las que han sido arrasadas, sólo evidentes tras las excavaciones arqueológicas. Portal motivo, lo más destacado es el aula alargada de cabecera absidiada ultrasemicircular, porque en la Alta Edad Media se utilizó como iglesia y se transmitió en el nombre de Torrexón de San Pedro, con tradición de iglesia.

    En el siglo XIX, Manuel Valdeón se interesó por estos restos, y realizó la extracción de algunos de sus mosaicos. En los 60, Manzanera se hizo cargo de nuevas excavaciones y se presentaron estos restos como los de una iglesia paleocristiana. Al ver esta planta, coincide con las de este tipo que aparecen en iglesias de esta época (láminas 16 -3-), con las esquinas interiores curvas. Al lado, aparecen los restos de una estructura octogonal que se interpretó como la de un baptisterio.

    Excavaciones posteriores de Mauro Olmo, pusieron en entredicho las conclusiones de anteriores excavaciones, y calificó a Veranes como una villa, en la que esa aula, denominada hasta entonces basílica, conformaría una de las tantas salas absidiadas, que ya se han visto en otros tantos ejemplos de Villae Bajoimperiales, y sería un Oecus. Con posterioridad, la sala en cuestión, si se transformó en iglesia, per oeste uso no se hace efectivo hasta la tercera o cuarta fase de ocupación de Veranees, es decir, hasta el Alto Medievo.

    Las excavaciones se encuentran en un estado incipiente, en el que no se conocen todos los aspectos de la villa, pero paree que la parte conocida, se corresponde con la parte residencial y la termal. No parece que tenga peristilo. En el siglo IV tiende a ser un ejemplo de Villa bloque. La zona termal sería la que queda enfrentada a la sala absidiada, y es la que se corresponde con las dos estructuras, en cuyo centro existiría otra habitación cuyos muros fueron arrasados. Destaca también una sala rectangular embutida en el muro, que parece ser una piscina o natatorio de uso de agua fría.

    El edificio está construido con paramento a base de mampostería, muy irregular, así como el uso de lajas, que recuerdan al sistema tradicional de castros, prerromano, si bien, en lagunas parte aparece sillería, como en la zona externa del ábside, en el que adosado al mismo, aparecen columnillas perfectamente escuadradas, que se deben a añadidos posteriores, altomedievales, cuando esta sala se convirtió en iglesia. En el siglo IV, los muros se revocaron con frescos, con pinturas a base de colores planos, sin figuraciones. Junto al aula se abre un corredor, que en su parte alta, hace un quiebro, donde unas escaleras, son el resultado de adaptar el edificio a la pendiente.

    El área termal, se inicia a un lado, con la zona caliente (Caldarium), en el que aparece un Praecurnium, en el que la habitación se divide en dos por pequeños contrafuertes adosados al muro. Uno de ellos se dedicaría a baños y otro a vestuario. En medio estaría la zona templada, y al otro lado el frigidarium. La sala octogonal, así como es posible que la sala absidiada, formarían también parte de la zona termal, en esa concepción múltiple que se mantiene posteriormente en ejemplos de la arquitectura de la monarquía asturiana como Santa María del Naranco.

    Al norte aparecen toda una serie de edificios incompletos, que debieron ser en los primeros momentos de ocupación, un área doméstica, que sufre una transformación importante en los siglos VI-VII y se convierte en zona metalúrgica para elaborar hierro procedente de una mina de las inmediaciones. Indica esto que, en esta época, hasta la Edad Media, lo que había sido una Villa señorial, también se transforma, cambiando la orientación económica y perdiendo cada vez más su carácter de residencia señorial.

    En los siglos VIII-IX, se lleva a cabo la definitiva transformación, pierde el carácter residencial, para pasar a ser una iglesia. Es el momento en el que se adapta el aula a iglesia y se reforma también todo el espacio. Las zonas próximas a la misma (zona termal, metalúrgica, aparece llena de tumbas. Es también el momento en el que el muro del espacio central termal se arrasa y la disposición de la zona ante la iglesia se transforma, ya que el pasillo transversal a la misma, se rompe con una nueva visión longitudinal.

    En el siglo XII, esta iglesia por restauración eclesial, denominada por las fuentes de Santa María, pierde importancia, hasta que se abandona completamente.

    • Murias de Beloño. (lámina 12) Se encuentra cerca de Veranes, a unos dos kilómetros siguiendo el eje de los cordales. Es posible que en el siglo II ya exista algún tipo de asentamiento en esta zona, que sacaron a la luz, estos restos tardoantiguos en la década de los 50. Como se puede comprobar, muchas de las excavaciones realizadas en Villae asturianas son de hace medio siglo. Está formado por tres conjuntos, en los que se pueden ver las diferentes funciones de cada uno. A la izquierda, con una estancia muy gruesa, posiblemente un torreón, representaría la Pars Pecuaria. En el centro, con forma de U, estaría la Pars Dominica, y a la derecha, la zona termal, la más pequeña, dejando un espacio medio, de patio abierto, debido a que no posee un peristilo. Las termas son similares a las de Veranes, pero mucho más pequeñas. Aun así, posee todos los elementos de las Termas. La entrada de a un corredor alargado (vestuario), cuya comunicación se realiza, atravesando todas las estancias, desde la más fría a la más cálida. La primera estancia, de a una pequeña piscina de agua fría, realizada con hormigón hidráulico, que todavía hoy recoge las aguas. En el medio se llega al Tepidarium y al fondo, el Caldarium, a cuya espalda se encuentra el Praecurium, que caldea la estancia. La calefacción de las paredes es muy sencilla, se realiza por medio de huecos en la mampostería, que hacen las veces de Tubuli.

    El Torrexón. Posee una función discutible. Para Francisco Jordá Cerdá, durante sus labores de excavación en Beloño, opinó que era un silo fortificado, o un torreón de vigilancia del camino. Era un espacio dedicado a establos de ganado, a cosechas, a zonas de cocina (eso se ha creído interpretar en las salas más pequeñas.

    El área residencial. Es igualmente un edificio incompleto en su conocimiento. Se trata de un edificio bloque, con dos cuerpos laterales, casi exentos, transversales al eje principal del bloque central, confiriendo un carácter nobiliario al conjunto.

    El resto de las Villae Asturianas ofrece una información mucho menor.

    • Memorana (lámina 12, centro), se excavó en los años 40. Se realizaron excavaciones de emergencia y se rescató el mosaico geométrico que se encuentra en la zona principal del Museo Arqueológico de Oviedo. Es un ejemplo de bloque sin peristilo, con distintas dependencias unidas por un corredor que lo cruza transversalmente. Se han rescatado otros mosaicos como el de Valduno, Santullano, que permiten saber que hubo edificios, pero su conocimiento es inferior ya que no se pudo reconstruir el plano. Se sabe de otros centros que pudieron albergar Villae, pero no se sabe nada más, como en el caso de La Isla, en Colunga; algunas zonas en torno a Grado, Salas, Pravia. O la propia toponimia latina (-ANA; -I; -E), si bien no todas ellas son Villae, porque indican propiedad de, y puede tratarse del fundus de un mismo propietario, cuyas propiedades están repartidas, ya que la geografía latina no es propia para los latifundios. Por otro lado, muchos topónimos son de origen medieval.

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  • EL MOSAICO.

  • Es un elemento de distinción y complemento en las Villae rústicas del mundo tardoantiguo plástico, dinámico, sujeto a influencias que nos permite ver no sólo las formas y técnicas, sino también la mentalidad de estos propietarios rurales.

    El mosaico es una forma de cubrir decorativamente las superficies arquitectónicas, sobre todo pavimentos, aunque progresivamente, por influencias cristianas, pasará a paredes y bóvedas. Se trata de una superficie construida con pequeñas piedras o Teselas, de diferentes rocas, como la caliza, para lograr colores blanco y negro; terracota para los rojos y pasta vítrea para los tonos verdosos, azulados; e incluso láminas de oro para representar joyas, etc.

    La palabra mosaico o Opus Musivum, procede de una inscripción dedicad a las musas (Musaeum), realizada con fragmentos de bloques marmóreos. En su confección intervienen dos operario: uno el Musivario, que es el que se dedica a trazar la decoración y el Teselario, que es el que ejecuta, corta las teselas.

    ¿Cuál es su origen?. En época Republicana (S.III a.C.). Otras técnicas asociadas configuran el Mosaico clásico y el tardoantiguo. Evolución técnica:

    • Opus Sectile. Consiste en una superposición de losetas rocosas geométricas, llamadas Crusta, que se encajan y crean las diferentes formas o módulos geométricos. Su origen se vincula a Italia, en el siglo II a. C., en época Republicana. En Hispania se difunde en el siglo I d.C., en época flavia-antonina.

    • Opus Signinum. Realizado con incrustaciones de Teselas blancas o de diferentes colores. Mezcla de mortero con ladrillo o tégula molida, que le confiere un color rojizo, al que se incrustan trozitos de piedra, teselas, que dejan parte del signinum a la vista. Es una técnica intermedia, que desarrolla de formas geométricas sencillas: octógonos, círculos, polígonos combinados... Las teselas son casi siempre de color blanco aunque también hay negras. Aparecen en época republicana, tanto en Italia, como en el norte de Africa, entre los siglos III y II a.C.. A Hispania llegan en época de Augusto, aproximadamente en el siglo I de nuestra era, encontrados en la Tarraconense.

    • Opus Teselatum. Es el mosaico propiamente dicho. Se trata de una obra hecha con una primera preparación con núcleo de piedra; después se superpone una capa de grava y una capa de mortero, que actuará como soporte, cuya capa superficial es una lechada muy líquida donde se van insertando a mano las teselas. S u origen es antiguo, más o menos como los anteriores, apareciendo en Oriente, Sicilia y la Campania en el siglo III-II a.C. aunque en casos muy contados, aunque es a partir del siglo I d.C., en época flavia, cuando se distribuye por toda Italia, dentro del Helenismo predominante (Pompeya, Herculano), y que se caracteriza por su gran calidad técnica. Suele ser parietal más que de pavimento, con un tratamiento de temas mitológicos, casi de forma pictórica, con unos colores y estilos muy barrocos observables en sus elementos arquitectónicos y uso de láminas de oro. En Hispania , el Opus Teselatum también se difunde durante el siglo I d.C., siendo los primeros ejemplos en encontrarse, los de Ampurias (Sacrificio de Eugenia, pequeño mosaico de gran calidad técnica.

    Lo que más se va a encontrar en el siglo I en la Tarraconense (Ampurias, Sagunto, Levante...), son mosaicos bícromos, en blanco y negro. Es lo más generalizado y habitual en casas urbanas, que es el ámbito en el que van a predominar en este momento. Son mosaicos realizados en fondo blanco, y resaltado en negro, diferentes motivos geométricos, llegando a componer combinaciones complejas que siguen un módulo repetitivo. Las teselas se alinean sólo en las franjas laterales, ya que dentro de los grupos geométricos, siguen diferentes alineaciones, concéntricas, o siguiendo los ángulos de las geometrías, para evitar que los errores desvirtúen todo el mosaico, reduciendo el error a un mínimo espacio.

    Lo más normal, será encontrarnos la superficie del mosaico dividida en dos partes: la Cartela o Emblema, que acoge el motivo principal, situada en el centro, y las cenefas de decoración que rodean a este motivo central.

    • En el caso de una casa de Ampurias, aparece un mosaico bícromo, en blanco y negro, con motivos geométricos, ya que es una época en la que la principal decoración se encuentra en las paredes (época Augustea, siglo I d.C.). Esto no quita que aparezcan casos en los que se da cierta policromía, como un caso en cuyo emblema se dan algunos segmentos con teselas de diferentes colores.

    Otra casa de Ampurias, presenta un mosaico con un emblema más amplio, pero con una composición sencilla. Se trata de una cartela cuadrada, con una composición geométrica, de diferentes colores.

    En el siglo II, se desarrollan unos mosaicos, que con anterioridad lo han hecho en Italia, como en Pompeya o Herculano, en los que se desarrollan temas marinos, tanto reales como mitológicos. Se trata de mosaicos bícromos figurados, en casas urbanas de la Tarraconense y la Bética, cuya novedad es precisamente el figurativismo (animales marinos, reales y mitológicos), de influencia nilota, ya que en la cenefa que rodea la cartela del mosaico de la diapositiva, que pertenece a una casa de Itálica, posee palmeras, garzas, etc.

    • Casa de Itálica del Siglo II. Mantiene la tradición de fondos planos, en los que se va introduciendo, progresivamente un mayor cromatismo, con colores sumamente planos, en los que se realizan los primeros intentos de conseguir profundidad con las combinaciones de teselas de diferentes colores. La cenefa que rodea al emblema, es una orla que representa una ciudad, en perspectiva abatida, hacia fuera, plana, en la que se representa una muralla altomedieval, con puertas tríforas, esquematizaciones del Opus Cuadratum y remate de las mismas con almenas en forma de T. Fondo blanco, con un esfuerzo de corativo en la Cartela, con figuras poligonales geométricas, medallones, nudos salomónicos y peltas (hachas griegas de doble filo, muy simplificadas).

    Durante el siglo III, se produce un desarrollo completo de la policromía, del mosaico. Se produce una ruptura con la bicromía y la geometría, a favor de la policromía y de la figuración, motivada por una reorganización de la vida socioeconómica, del mundo urbano. La situación es un tanto más crítica, y las casas urbanas no cuentan con suficiente dinero como para recubrir sus suelos con placas de mármol, ya que tenían que importarse y resultaban muy caras, por lo que tuvieron que buscar técnicas más baratas, por lo que los mosaicos se trasladan al suelo, donde se desarrollan, las formas más ricas de representación de composiciones escénicas.

    Mosaicos teselados polícromos, que desde el siglo IV se implantan en las Villas rurales, pudiéndose percibir a partir d estos momentos, estilos, escuelas, cronologías...

    Dos van a ser las escuelas principales, que van a existir: la itálica y la norteafricana. 27-4-98

    • Mosaico Cosmogónico de Mérida. Los sitios más innovadores serán la Tarraconense y la Bética, si bien se ha extendido al resto. En otras zonas como Mérida, se desarrolla un foco de menor estilo y técnicas, que transmite a toda su zona de influencia. Se produce una gran extensión del emblema, que crece para albergar una escena figurada de gran complejidad, entrelazada, con cenefas más tradicionales y sencillas. La calidad de representación es más o menos similar a la de un fresco, a la de una pintura.

    Las proporciones son inusuales, y destaca el contraste de la cenefa, bícroma, creta a la cartela, polícroma y figurada, que hace pensar en la realización del mosaico por dos manos diferentes.

    Lo de mosaico cosmogónico, es porque representa el nacimiento del cosmos. Se trata de una alegoría, en cuyo extremo superior, se recrea un arco, que sería el de la bóveda celeste, donde el tiempo, prende el nacimiento de las nubes, los vientos y de las dos partes del mundo, Oriente ( con un nimbo estrellado, realizado con láminas de oro y pasta vítrea para el fondo azulado) y Occidente, con un gran tratamiento pictórico, con la realización de escorzos y la plasmación de volúmenes. Todo ello se logra a través del uso de técnics musivarias concretas, para lograr efectos similares a los pictóricos, como puede ser la gradación de colores, cromática y el uso del Opus Verniculatum (pequeñas teselas dispuestas en abanico, curvas), que se aplica a las figuras humanas, las piernas, brazos, torso y permiten lograr la sensación de volumen en la anatomía.

    En la parte central del mosaico, se representa también de forma alegórica el nacimiento de los elementos terrestres, como los ríos (Nilo, Eúfrates), los puertos, representados alegóricamente por figuras humanas y en la parte inferior, los elementos marinos (los diferentes mares, presididos por océanos, importantísimos para las actividades marinas), en las que se usan las láminas de oro para la representación de las joyas y fondos verde-azulados. También la alegoría de la navegación y de los faros (figura humana con una antorcha), todos ellos, elementos propiciadores de la navegación y el comercio.

    Este mosaico contrasta con la tradición itálica, ya que en el siglo III, también la tradición norteafricana, va a introducir novedades importantes en la forma de hacer mosaicos. Desde Alejandría, Cartago, la Tripolotana..., el mundo urbano ofrece diferentes talleres con técnicas que van a inspirar a los talleres musivarios peninsulares.

    Características diferentes como el tratamiento protagonista del geometrismo, no sólo en las cenefas y orlas, sino también en el centro del mosaico (grecas y cables), siendo el tema principal de los tondos o medallones. No hay un emblema único, sino varios tondos con microescenas (geometrías, vegetales o animales), con fondos blancos y planos.

    Cenefas geométricas, se hacen orlas con cables trenzados, consiguiendo un efecto de volumen a través de la policromía. Escena en varios medallones o tondos, microescenas u orlas (como por ejemplo el ciclo báquico, medallones con las cuatro estaciones, dentro del ciclo temporal).

    También hay mosaicos de emblema único, con un protagonismo del geometrismo en la cenefa. Plano único de un momento concreto (Vida de las transformaciones de Zeus ante Diana saliendo del baño, con cierto dramatismo, figura con escorzos, usando la técnica del Opus Verniculatum y la gradación cromática). Esta temática ocupa gran parte de los mosaicos de la península (mitológicos y ninfas).

    Una tercera corriente o estilo, es el de las ciudades occidentales de Hispania (Conímbriga, Mérida), con un estilo totalmente opuesto, que no evoluciona hacia lo pictórico, sino una vuelta hacia la plebeyo, con anterioridad, con rasgos provinciales, sin seguir las corrientes oficiales de Roma ni Africa, en la que se observan unas formas de hacer bastante locales.

    • Rapto de Europa. De temática religiosa, dentro del ciclo deZeus encarnado en un toro. Diferencias con respecto a las dos tradiciones, la itálica y la africana en laausteridad del mosaico: bícromo, geométrico, sencillo, con una microescenacomo emblema, austera, con una policromía en un ámbito muy reducido.

    En casas de Conímbriga (domos privadas), aparecen mosaicos de los siglos III-IV-V. En el siglo III se desarrollan composiciones geométricas, monótonas, con una policromía bastante plana; en las que la escena principal está en un emblema central de pequeñas proporciones, muy austero en su composición, en le tratamiento de la figura, que está revelando un arte provincial. Figuras de perfil, pero con un ojo mirando de frente, línea de contorno con color más oscuro (negro); no se practica el Opus Verniculatum; las teselas crecen en tamaño, y se pierde la sensación de volumen.

    • Vendimiador. Líneas de contorno, aspecto más rudo, ojo de frente y cuerpo de perfil, de gran expresionismo, con formas menos preocupadas por el naturalismo. En una de las representaciones que aparece un una diapositiva, se ve la realización de una reparación del mosaico en época antigua, a causa de su deterioro, sin preocupación por la escena que existía, sin reconstruir el mosaico.

    • Figura del Invierno. Alejada del naturalismo, sin uso del Opus Verniculatum, expresionista a través de otras vías más faciales.

    El siglo IV en la Península Ibérica, se caracteriza por la confluencia de estas tradiciones del siglo III, con importantes cambios. El lugar de ubicación de los mosaicos, ya que de los ambientes domésticos de las domus urbanas se trasladan a las Villae rústicas (se mantienen en las ciudades, pero con mucha menor proporción). Continuidad en los mosaicos en sí, con talleres itinerantes que actúan también en el campo, si bien antes lo hacían sólo en las ciudades. Talleres que trabajan en las Villae, conocedores, formados en el mosaico norteafricano. Se encuentran mosaicos muy similares en zonas muy alejadas, lo que habla de un radio de trabajo amplio y a la vez, mosaicos de diferentes escuelas aparecen en la misma Villa, que e deben a varios encargos o a fases de creación de la villa.

    También se lleva a cabo un renacimiento constantiniano en lo relacionado con la estética, con un naturalismo, representaciones realistas, de gran expresionismo y progresiva complejidad, hasta alcanzar a mediados del siglo IV un gran barroquismo, una importante complejidad representativa.

    En las Villas Hispanas, la influencia del mundo norteafricano va a provocar que se desarrolle un gran geometrismo, llegando a ser el tema exclusivo; descomposición en tondos o medallones sin figuras, sólo elementos geométricos en todo el mosaico, no sólo en las cenefas. Geometrías diferentes a las del Alto Medievo, ya que en vez de la bicromía sencilla altoimperial, en el bajo imperio motivos geométricos como cables y trenzados, desarrollan una policromía de las líneas de tesela que consigue el efecto de volumen.

    • Mosaico de la Villa de la Olmeda. Aquiles en la isla de Esquiros. Se trata de un mosaico de finales del siglo IV, de gran barroquismo. Es el mosaico del Oecus, único figurado en toda la Villa, con diferentes escenas: el emblema central, es complejo, con subescenas dentro del mismo motivo, y con una banda inferior también figurada. La orla que lo envuelve es figurada también, no geométrica. Se trata de ánades afrontadas sosteniendo medallones con retratos de miembros de la familia de la Villa y en las cuatro esquinas, representaciones de las cuatro estaciones y más a los pies a la entrada, un gran friso con una cacería con diferentes subescenas también. Para finalizar, una cenefa geométrica que lo envuelve todo.

    El resultado final es muy pictórico, con juegos de volúmenes, perspectivas, primeros y segundos planos de las figuras humanas, de gran tamaño, saliendo de un cortinaje, que desarrolla aún más las perspectivas; uso de colores cálidos: ocres, marrones, dorados... que dan un aspecto acogedor y agradable.

    La escena de Aquiles es de gran movimiento, dramatismo, teatralidad, en la que se narra todo el pasaje épico en un solo plano. Movimiento no sólo en los primeros y segundos planos, sino también en la banda inferior, con objetos volcados por la agitación de la escena, con escorzos. Efectos bastante logrados. Ejecución conseguida a partir de deformaciones, si se ve de cerca (desproporciones, desfiguraciones). Se usa el Opus Verniculatum en las anatomías, con gradaciones cromáticas muy bien conseguidas en los cuerpos y en menor medida para los ropajes, pliegues, escudos, rostros e incluso para los fondos (no son colores planos), con teselas en disposición concéntrica.

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    Detalles del Mosaico de la Olmeda (Ulises). Una particularidad significativa es el detalle de la ejecución de las arquitecturas de fondo, de segundo plano, cómo logra con las gradaciones cromáticas, la sensación de columna estriada o el detalle de los pliegues de las ropas, en los que además, se utiliza el Opus Verniculatum.

    En la greca que rodea al emblema, el tipo de decoración utilizada es también figurada, con un fondo de ejecución notable, que de por sí podría constituir el emblema central. Acompañamiento de la escena central, en cuyas esquinas aparecen las estacione, con un tratamiento igualmente de gran calidad de ejecución, de gran efecto pictórico (sombras, volúmenes y tonalidades naturales). Gran Barroquismo y movimiento y juego de figuras. En los laterales de esta greca, se desarrollan ánades con las alas extendidas, enfrentados entre sí, de las cuales cuelgan medallones, tondos en cuyo interior aparecen retratos de los propietarios. Se trata de representaciones figurativas, de gran tratamiento individualista, que se han entendido como retratos de los dueños y familiares de la villa. Retratos que presentan algunas diferencias en cuanto al tratamiento del rostro, así como diferencias en cuanto a los enmarques en los que encajan estas figuras y que se han entendido, como la posibilidad de haber sido realizados estos retratos por una mano distinta de la del emblema y resto del mosaico. Retratos que acusan ciertas características propias de un arte provincial, de tendencias que difieren de las ”oficiales”, con rasgos arcaizantes, etc.

    A los pies del emblema, se desarrolla otro mosaico, con varias escenas diferentes, pero unidas por la igual temática; se trata de escenas de caza. Se mantienen las características comunes con el emblema central de tonalidades cálidas, del movimiento de las figuras, los escorzos, así como los efectos de gran calidad pictórica. Se trata de escenas habituales, las más significativas, que simbolizan la mentalidad de las Villas Aristocráticas en el campo: la cacería, con lo que aparecen tanto personajes a pie, como a caballo, representando los momentos más dramáticos de las diferentes escenas. Combinan además, especies de la zona, con escenas en las que aparecen animales exóticos, como el leopardo, que revelan influencias nilotas; con personajes vestidos con ropas y armas de la época. Escenas de caza que ofrecen cierta estandarización, ya que similares se observan en otras áreas de la Hispania.

    Otro elemento interesante es el fondo del mosaico, que, pese a recibir escenas diferentes, se ven integradas por éste, de ambiente natural y rellenos de los vacíos existentes por la multiplicidad de las narraciones. En el centro, aparece una construcción, sin techumbre, que representaría la construcción de la Villa, por tanto, ese ambiente de caza, de tranquilidad, de posibilidad de desarrollar las actividades propias de las clases pudientes, estaría presente en esta propiedad.

    Se trata del único mosaico decorado de toda la Olmeda, y se encuentra en la habitación más importante de toda la Villa: el Oecus. El resto de las Habitaciones se cubren con mosaicos geométricos, que debieron de realizarse en diferentes etapas, porque presentan cierta diacronía que se prolonga entre la segunda mitad del siglo IV y el V.

    Geometrías complejas en su ejecución y composición, con motivo de la unión de diferentes formas geométricas. Además del geometrismo en sí, aparecen inscritos dentro de los cuerpos geométricos, formas circulares, poligonales, esquematizaciones vegetales, en los que se lleva a cabo un estudio del color, en las que el blanco se relega a la mínima expresión, invadido por la policromía, que abarca prácticamente toda la superficie.

    Otros motivos, con mosaicos del siglo V, en los que se desarrolla la temática circense (Carreras de caballos), que aparecen en Villae de Mérida y Tarragona, donde la vida urbana, en estos momentos, tiene un desarrollo ya que es no de los pocos espectáculos públicos, que se sigue realizando, frente a la decadencia del resto (teatros y anfiteatros). Se trata de un espectáculo potenciado por el propio imperio de Oriente (Bizancio). En Muchos casos, las representaciones de aurigas y caballos, dejan de ser meras idealizaciones para convertirse en personajes reales, en retratos de jinetes y caballos de carne y hueso, como en el caso del mosaico que aparece en la diapositiva, donde una serie de nombres dan a conocer la identidad de los retratados.

    Los mosaicos del siglo V, en Mérida, forman talleres entroncados con la línea del arte del siglo IV, en el que aparecen ciertos provincialismos, con respecto al arte “oficial”. Lo predominante es la esquematización de las formas y las figuraciones, que ganan en expresividad, ya que se preocupan en resaltar aquellos rasgos más definitorios. Desaparecen los talleres vistos hasta ahora. Los emblemas, apenas se separan de las orlas que los rodean, cosa que con anterioridad se resaltaba mucho, los motivos son mucho más esquemáticos. Las figuras se representan frontalmente, forzando escorzos en las posturas. Dentro de las figuras humanas, los ojos adquieren una gran importancia, aumentando la expresividad del rostro. Los fondos se convierten en blancos, en el que llega a desaparecer el Opus Verniculatum, a favor de hiladas de teselas, que en algunos casos no casan, ofreciendo un aspecto final no tan bien rematado como los de anteriores épocas.

    • Mosaico de Memorana (Siglo V), es un ejemplo de la simplificación de las líneas en estos momentos, se trata de un damero bícromo, con influencias del Altoimperio, a juzgar por lo que se ve en el centro, un motivo de cables característico del mundo del siglo IIId.C. El emblema es muy pequeño, con representaciones de aves, si bien la mayor superficie la ocupan motivos insertos en cuadrados, en el que se desarrollan motivos geométricos, vegetales y animales, por medio de palomas, con una tendencia al esquematismo, sin una preocupación tan intensa por las volumetrías, en el que se han querido ver simbologías cristianas.

    En Mérida, en el siglo V, se mantiene esa tendencia por pequeños emblemas con escenas principales simples, y desarrollo de las orlas, esquemáticas de todos modos, simples, despreocupado por el detallismo. Las figuras del emblema, que representa una escena báquica, se caracterizan por su posición frontal, si bien los ojos miran a un lado, indiferentes entre sí, no formando una escena. Las técnicas musivarias son diferentes, no se utiliza el Opus Verniculatum, las teselas ganan proporciones, se hacen menos flexibles, las figuras pierden en color y ganan en dibujo, remarcado por los perfiles de trazo negro, que también remite al siglo III. También aparecen formas geométricas entre las escenas, que tapan partes vacías, en muchos casos, esquematizaciones elicoidales, o signos astrales. En el siglo V se produce una descomposición de la forma naturalista, de los motivos geométricos, del barroquismo a favor de esa esquematización.

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    El mosaico cristiano, no es que sea diferente del resto, se trata de una tendencia surgida con las mismas técnicas y dentro del mundo tardorromano, si bien, el nuevo significado de las representaciones, en muchos casos, continuadores de la tradición pagana, pero con un nuevo significado religioso, cambia su ubicación en el espacio. En principio, por este motivo, el mosaico cristiano no se diferencia del pagano, ya que se realizan representaciones de cálices y peces, formas figuradas que ofrecen un significado oculto, un significado criptocristiano. En la técnica de su realización, no difieren de las características o del siglo III, es decir, una gran esquematización de las formas, fondos blancos, líneas que perfilan las siluetas de las figuras, con colores planos.

    Pero pronto se desarrolla dentro del resto de tendencias, que en época de Constantino llevará a la eclosión del mundo cristiano, ya que no sólo se comienzan a demandar elementos de simbología oculta, sino símbolos al servicio del pensamiento cristiano, por lo que el mosaico se traslada de los suelos a las paredes, techos y bóvedas de los diferentes edificios cristianos (Basílicas, templetes, etc.). Otro cambio, se observe en las técnicas utilizadas, donde, por causas de la nueva temática, se van a utilizar con mucho mayor porcentaje, y conferirán a la escena una mayor suntuosidad, laminillas de oro, para las vestimentas, los nimbos, las cruces, joyas, etc... Un ejemplo, es el de Santa María la Mayor, en el que aparecen perspectivas, arquitecturas con un gran sentido del dinamismo, del virtuosismo.

    • A finales del siglo IV, se realizan los mosaicos del Mausoleo de Cencielles, donde en su cúpula, en la bóveda semicircular, su superficie se encuentra cubierta de mosaicos. Siendo uno de los casos más antiguos en los que el mosaico se relaciona con una superficie que no es el suelo. Se ha trasladado al techo la temática principal para representar ciclos narrativos, a lo largo de tres frisos concéntricos. El inferior, posee un ciclo de cacería, en la que unos hombres a caballo, llevan hacia una trampa de redes a un grupo de animales, personajes en los que se ha identificado al propietario o retrato del emperador o personaje importante. En el friso central, se encuentran escenas separadas por columnas salomónicas, en el que se representan escenas bíblicas, muy deterioradas, como la escena de la Pesca Milagrosa; Adán y Eva..., es decir, del Antiguo Testamento. En el friso superior, aparecen motivos geométricos y cuatro personajes entronizados, que o pueden representar a los propietarios de la Villa, a los Tetrarcas, o puede que sean personajes Bíblicos.

    En el siglo IV, en la Península Ibérica, también se desarrolla una escuela musivaria cristiana en Tarragona y Barcelona. Un tipo de enterramiento, es el tipo mesa, en el que la tapa del sarcófago, es una superficie en el que se realiza un mosaico. Realizados por escuelas propias con unas características también muy propias “Obispo Optimo”. Se trata de un mosaico con un motivo central, siguiendo las tendencias habituales del siglo IV. Existen diferencias en la representación el Obispo, togado, aristocrático y representaciones materiales como el rollo de escritura, así como una disposición oratoria (propia de la estatuaria romana y que se transmite al mundo cristiano. El tipo de técnica utilizado, así como el tipo de representación, de qué modo se realiza la misma, revela un arte del siglo IV, si bien la expresividad de los ojos remite a elementos provinciales. La representación musivaria figurativa, se combina con una leyenda, un párrafo que habla del Obispo y al que se le dedican toda una serie de fórmulas cristianas. Otro cambio que se percibe en este tipo de representaciones y que se desarrolla en el siglo V, es el uso simbólico del color, en consonancia con el tema del cielo, de la bóveda celeste, para lo que se recurre ala pasta vítrea de color azul. También a los temas vegetales se les va a dotar de un simbolismo importante (resurrección).

    Otro de los grandes ejemplos de la aplicación del mundo del mosaico al pensamiento cristiano, es el caso del Mausoleo de Gala Placidia en Rávena. Presenta un dominio de los fondos azules, especialmente de la bóveda central, en brazos y lunetas. Los mosaicos ocupan todo el espacio techado. Simbología cristiana, ritos y mártires se representan en este mausoleo. Destaca el uso de la simetría, así como la representación de esquemas celestes en el techo. La bóveda es una recreación del cielo, en cuyo centro se encuentra una cruz, vacía, desnuda. También se desarrolla una imagen del Buen Pastor, en una luneta, que muestra el figurativismo en Rávena, siguiendo cánones constantinianos: con un tratamiento mayestático de la figura. Bautismo de Cristo, tema que suele ser elegido para bóvedas en los baptisterios, también desarrolla una plástica propia de este edificio.

    En San Apolinar Nuovo, también en Rávena, se desarrolla la técnica musivaria, en una serie de frisos que recorren las naves laterales. Se trata de pequeñas cartelas en las que se representan pequeñas escenas de la Biblia Como la Epifanía; la Pesca Milagrosa, en las que se lleva a cabo la aplicación de un tamaño jerárquico de las figuras, y una tendencia a la expresividad a través de los ojos. Se descuida cada vez más la técnica, así como el uso del Opus Verniculatum y el aumento del tamaño de las teselas.

    Otra iglesia, también dedicada a San Apolinar, pero esta vez In Classe, en el que los mosaicos se aplican a ábside/arco de triunfo, en el que se representa la Transfiguración de Cristo. La escena está presidida en la Bóveda, por el esquema celeste, en el que se desarrolla la Cruz, con la figura de Cristo en el centro, una cruz que se encuentra totalmente llena de incrustaciones, de joyas, que se representan a través de pasta vítrea o de nácares. En el frontal, aparece la imagen de San Apolinar, rodeado por los apóstoles en forma de cordero, al igual que los fieles que se encuentran en el paraíso.

    Otro importante núcleo religioso en Rávena es el caso de San Vital, en el que también se desarrollan escenas musivarias. Representación de Justiniano y su esposa, cada uno en un panel diferente, acompañados por su séquito, en un lugar próximo al altar, como protagonistas. Magnificencia en la representación de los reyes y su corte, con tejidos lujosos, joyas. Destaca la estricta frontalidad en las figuras, la isocefalia y la igualdad en las facciones de los rostros.

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    En Occidente, es en el siglo IX cuando se restauran y se recuperan en cierta forma estas construcciones. En lo referente al mosaico, en Roma y Rávena, este también se restaura y hay una herencia y maduración de lo antiguo.

    En el siglo IX destaca una iglesia de época de Constantino, Santa Praxedes, que en el siglo IX el obispo Zenón restaura. El mosaico decora el ábside y en una capilla aneja que dedica a su madre, anta Praxedes. Se advierte un cambio en la concepción antigua, con la concentración en el ábside de tonalidades doradas, azules; así como se advierte alguna tendencia y pedrerías que recuerdan a estas miniaturas con una misma concepción de Cristo, que en el caso de Santa Praxedes ocupa los arcos torales, con una alineación de las figuras isocéfala En el ábside se observa una línea tradicional, sobre todo en la banda a los pies, con un apostolado en forma de corderos al igual que en San Apolinar en Classe, con una lectura de lo antiguo. En la otra pieza decorada con mosaicos que es la capilla privada dedicada a Santa Praxedes que Zenón construyó inmediata a la iglesia, representó un nimbo en su cúpula, mientras que en las lunetas laterales, figuras simétricas de santos, de dos en dos, similares a los vistos en el Mausoleo de Gala Placidia.

    Aparte de esta concepción general de las figuras, sí vemos las diferencias de tratamiento en la figura de Cristo, donde se advierte en a cara un tratamiento más medieval que antiguo. Se advierten unas líneas de color anaranjado con una ligera anatomía marcada, no por volumetría, sino por gradación cromática y con una sensación de sinuosidad más parecido a lo pictórico que al mosaico antiguo.

    En la propia Santa Praxedes se observa el grado de descomposición técnica vista con anterioridad: los fondos se iluminan con teselas de colores, elaboradas con pasta vítrea y su colocación irregular; también las facciones del rostro, donde, en un primer plano, se observan las diferencias tendentes a la gradación cromática, al juego de colores, en la expresividad por contrastes, mientras que la boca se limita a una mera línea negra de teselas, en una abstracción de las figuras. Abstracción que parece dar la sensación de ser radicalmente opuesta, como si de un puzzle se tratara, más ligero que impresionista, con una frontalidad clara, esquemática, propia del naturalismo antiguo y la práctica medieval.

    II. LOS REINOS GERMÁNICOS. ARQUEOLOGÍA VISIGODA.

  • Arquitectura, poblamiento y urbanismo.

  • LA CIUDAD. EVOLUCIÓN FUNCIONAL Y URBANÍSTICA. NUEVAS FUNDACIONES

    Retomando lo visto, se expuso la transformación de los edificios, producida por la vía de la institucionalización, y algunos de esos lugares, edificios tienen lugar en época visigoda, es decir, conjuntos eclesiásticos etc...

    La arquitectura Visigoda es una fase más del mundo tardocarolingio, que contiene aspectos especiales (la arqueología sueva no existe), siendo elites que se hacen con el poder por medio de los ejércitos, sin tomar otras formaciones y enlazando con aquello que hay de romano y tradicional de esa arquitectura visigoda y que hay de germánico en ellos, con aspectos constructivos y con la metalistería y la influencia oriental bizantina. Todo ello compone la arquitectura visigoda, aunque el componente básico sigue siendo lo hispano-romano.

    En cuanto al mundo urbano, ciudades como Tarraco, Barcelona, Mérida, etc...vistas como edificios antiguos o nuevos viarios tradicionales de cuño hispano-romano, los visigodos retrasan la conquista visigoda al 418, a través del pacto o Foedus con Roma, para expulsar a Vándalos y Alanos y acordonar en la esquina noroccidental a Suevos. Será en el Siglo VI cuando sobrepasen definitivamente la Península, tomando Toledo como capital. Es en este momento, finales del siglo V y siglo VI cuando se inicia el periodo de creaciones visigodas. Durante los primeros momentos tiene un carácter militar, con la realización, en primer lugar, de actuaciones militares, esporádicas y no de asentamiento.

    Ejemplos de primeros asentamientos del Siglo V en la Península por parte de los visigodos, es el de Tarraco. En el siglo VI, con la aparición del poder imperial, se producen también contactos con Rávena. Es el momento en que el poder ejecutivo lo suplantan los visigodos, se ocupan plazas fuertes como Córdoba, Mérida, reestructurando con carácter militar, parte de la tradición romana existente en estas zonas. En el caso concreto de Mérida, el puente romano, es reforzado con estructuras para acoger guarniciones visigodas, que volverá a se reforzada/reformada en periodo tanto islámico como reconquistador cristiano (la Orden de Santiago), en el siglo XIII.

    Ejemplos de lo mismo: la alcazaba de Mérida con el frente del río, flanqueada por torres cuadrangulares, cuyo alzado va a ser básicamente musulmán.

    En la diapositiva se ve en primer plano el domus romano que existía en esta zona, con habitaciones, etc... transformada en la parte del río. Este muro separa la guarnición militar romana, en la que aparece una puerta, que comunica con el eje construido en época califal como un tipo de construcción típicamente musulmán: la alcazaba. La puerta es un arca de herradura, dando paso a la calle romana, y el puente comunicaría con la otra parte. Hay elementos de la puerta romana, para construir la alcazaba de lo que era el eje romano abierto, con un amurallamiento tardorromano a través de este Castellum.

    El muro interior opuesto al otro lado del río, se ve en que consiste la obra islámica. La ciudad es tomada por los árabes en el siglo VIII, pero ya en el siglo IX, su poder sobre la ciudad se ve mermado, con la respuesta de Abderramán I, que acude con su ejército, reconstruyendo la alcazaba, con estas torres cuadradas de gran influencia romana. Sus muros son propios de los emiratos y califatos, con el Opus a Tizón, colocado verticalmente, en lugar del característico Quadratum.

    Es un recinto cuadrangular, con torres de sección similar a la romana lo que se construye en el siglo IX.

    Tomada por los cristianos y vuelto a tomar, esta vez, por los Almohades, se efectúa una refortificación, en las que se incluyen nuevas técnicas militares. Las TORRES ALBARRANAS, adosando una composición nueva a lo ya existente, con un remate de flanqueo de la torre separada del muro con un arco que permite por su parte superior la circulación entre la torre y el recinto.

    La torre avanza hacia el exterior, lo cual es una progresión en la técnica militar, permitiendo un mayor flanqueo, mientras que en el interior hay unos huecos para arrojar todo tipo de cosas contra los atacantes.

    Algunos restos quedan dentro de la muralla, como las cisternas donde se surte a la mayor parte de la ciudad, con una bóveda que cubre el gran depósito, con una puerta de este lado y del otro. Unas escaleras bajan al fondo, a los estanques, en las que se pueden observar unos relieves visigodos del siglo VI/VII

    En el interior, desde ambas puertas, por el corredor, se baja a los sótanos. Entre estas puertas y el paso exterior se observa que dos pilares son colocados horizontalmente y a una altura de escasos 150 centímetros, reaprovechados de antiguas construcciones visigodas, recolocados de forma intencionada.

    Las características plásticas de este taller escultórico de Mérida, del siglo V/VI, con altares similares, pero diversificados en pequeñas variaciones, se trata de una transposición de columnas clásicas, tomadas de l tradición romana, esquematizadas geométricamente en su basa, fuste y capital, con la sensación de estar ante monolitos prismáticos antes que pilares. Los fustes presentan varios motivos decorativos en relieve, recordando, cada vez más insistentemente a hojas de acanto clásicas corintias; con un sogueado, racimos de vid entrelazados, simbolizando la fertilidad, más propias del mundo visigodo. Se crean por medio de estilizaciones las ideas de tondos con racimos enfrentados y muy geometrizados. La talla, a bisel en lugar de la geométrica, refuerza el entrelazado por medio de una volumetría lograda a golpes de sombras y claroscuros.

    Relacionada con el taller de Mérida, pero con diferente técnica, se encuentra el taller de Portugal (Mirtulis), donde hay una ocupación de época visigoda con varias copas de sarcófago con caracteres propios de esos elementos con arcos de herraduras, con hojas de acanto igual que en Mérida, si bien no se talla como allí en bajorrelieve, sino por incisión, técnica de talla notablemente esquemática. Y datada en Era Hispánica -560-.

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    Se realizan nuevas fundaciones en espacios anteriormente no ocupados: celdas rurales y una nueva ciudad: Recápolis. Fundada por Leovigildo en el 574 en honor a su hijo Recaredo, en el máximo apogeo del estado visigodo. Si bien era una ciudad con aula palatina, tuvo muy poco desarrollo en cuanto a barrios civiles, por lo que desaparece a finales del siglo VI. En una zona estratégica en el centro de la península, en una anterior vía romana, que unía Toledo con el Norte, también una ruta visigoda en la zona de Guadalajara, se crea esta nueva ciudad con motivos de prestigio. Cerca de Zurita de los Canes, en la actualidad, en una meseta rodeada por una muralla, con un escarpe hacia el río, la parte principal paralela al escarpe, se realiza un edificio alargado, un aula palatina unida por una escuadra al área eclesiástica, con un cementerio más al interior.

    La primera aula palatina, es un edificio alargado compartimentado en tres cuerpos sin unión aparente y una hilera de soportes en el centro, alineados junto a otro soporte transversal, con refuerzos y contrafuertes semicirculares a modo de torreones, torres flanqueadas con unas menores dimensiones que en otras ciudades, hacia el interior de la ciudad, sin función defensiva. Tampoco parecen refuerzos al muro exterior, contrafuertes.

    El edificio es un aula palatina relacionada con la corte de Leovigildo y Recaredo, es una ciudad de prestigio, de fundación real, paralela a la arquitectura palaciega del final de la antigüedad en Bizancio. Unión con la Iglesia que refuerza el carácter palatino.

    La Iglesia es de planta remodelada, sólo con suelo de Opus Signinum como elemento más antiguo, visigodo. El barrio Civil se encuentra en proceso de excavación.

    En una diapositiva muestra el conjunto palatino, la Villa rústica de época Visigoda (Siglo VI), de la Villa de Plá de Nadal (Valencia), que recuerda a las villas romanas, con ligeras modificaciones. Nave alargada entre dos cuerpos perpendiculares en los extremos que recuerda a las galerías entre torres (San Cucufate) o de bloque (La Olmeda). Cuerpos perpendiculares que enmarcan el cuerpo central, que se comunica con las laterales (También comunica hacia otros edificios anejos). El interior se encontraba recubierto de placas de mármol, con decoración arbórea (típica visigoda), de los siglos VI-VII. Es un edificio que remite a la tradición tardorromana, aunque alejándose de ella (cierto recuerdo a Recápolis); eslabón entre la arquitectura tardorromana y la altomedieval, por lo que es un precedente. Gran nave con arcadas en la fachada entre dos cuerpos perpendiculares laterales.

    Otros poblamientos visigodos de la Península Ibérica son los relacionados con núcleos semiurbanos, cabeceras comarcales (políticas, militares y económicas); ocupación de algunos castros, como núcleos de población militar; aprovechamiento de fortificaciones (de los siglos IV/V) en los siglos VI/VII, como Bergidum que controlaba el territorio del Reino astuur-leonés o Peñamayor en Burgos; Monte Gilda en León; Peñamoya es un Oppidum indígena cántabro, tomado por Leovigildo (núcleo de resistencia local tardorromano, expulsando a los pervasores (rebeldes no sometidos o invasores, n ose sabe muy bien. También Guarniciones militares que darán lugar a ciudades, como Victoriacum (Vitoria) u Oligite (Olite).

    En el Nordeste existen pasos pirenaicos en los que se desarrollan fortificaciones de control (clausurae), con tipo torres. En el extremo Nordeste, en Cataluña, en la zona protectorado del Reino e Tolosa, cerca de Rosas, se desarrolla una zona premontañosa pirenaica, con un recinto amurallado tipo castro de época visigoda; se trata de un cerro fortificado, una zona elevada, similar a una acrópolis, en cuyo exterior se encuentra la residencia de la guarnición militar, con estancias domésticas junto a las torres.

    Poblado del Boralar en Lérida, cuyo plano aparece en la Diapositiva, es un poblado rural de creación campesina, que perdura en el siglo VIII tras la ocupación musulmana. Su estructura es la de un conjunto de barrios en torno a una plaza pública, rectangular. Barrio N, en el que aparecen unas estancias domésticas y establos, almacenes y espacios de transformación agrícola (lagares); podrían ser núcleos familiares en torno a un espacio común. Barrio S, en el que se instalaría con el tiempo la Iglesia, emparentada con iglesias de las Baleares, menorquinas, de triple cabecera, presbiterio, cuerpo con tres naves, v baptisterio a los pies, de los siglos V y VI, de influencia norteafricana mediterránea, más que peninsular.

    MONASTERIOS, IGLESIAS Y EREMITORIOS. LA EXPANSIÓN IDEOLÓGICA.

    El marco general es una tradición hispánica, paleocristiana, con iglesias del siglo IV/V, como sustrato principal de la arquitectura visigoda, si bien esta afirmación hay que relativizarla. De época Visigoda, mejor que la arquitectura visigoda (aportaciones germánicas escasa, ya que poseen porque tradición de arquitectura, ya que son de tradición nómada), continúan con las formas tradicionales latinas.

    En la Península Ibérica hay tres corrientes de influencia: la tradición Hispánica (tardorromana); la de influencia oriental, bizantina (planta central desde el siglo VI) y la norteafricana (Iglesias de ábsides contrapuestos), dando como resultado las iglesias de las Baleares.

    En los siglos IV-V, en una época previsigoda, de arquitectura paleocristiana, las iglesias se desarrollan en el mundo urbano o en Villae rústica (Señores que construyen iglesias particulares en su propio dominio)

    En el siglo VII se desarrolla la iglesia de época visigoda, son mejor conocidas por su conservación, parece que están en un espacio aislado, algo que no debió ser así en su momento ¿En qué contexto estarían?. Quizá alguna esté originariamente aislada, como centro de culto parroquial, y en su entorno varios núcleos campesinos. Pero se piensa más en pequeños poblados o dominios que no han perdurado, ya que las iglesias fueron restauradas después por el reino astur-leonés, siendo el resto abandonado o reutilizado, o que fueron iglesias monásticas ya en época visigoda (pequeñas congregaciones que trabajan en común, con un abad o jefe que tiene una iglesia para el culto). La Cronología de estas iglesias, se adscribe al reino visigodo (Siglo VII) o al astur-leonés.

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    S. IV: Iglesias Paleocristianas.

    S. V: Iglesias de Transición.

    S. VI/VII: Iglesias Visigóticas.

    En lo que se refiere a los casos de Iglesias Paleocristianas en la Península Ibérica, apareen ejemplos en Murcia (La Alberca); León (Marialba) y Barcelona (Santa María, San Miguel y San Pedro de Tarrasa) (lámina 16), en las que destaca la similitud con edificios o habitaciones de algunos ya vistos en ambientes áulicos (Oecus) o en Villae y Palacios Suburbanos, como las exedradas (nave rematada con una habitación de sección ultrasemicircular). Destaca la planta basilical, con o sin crucero, de una nave (excepcionalmente de tres).

    • Iglesia de Marialba, (León), posee una planta similar a muchas salas de tipo Oecus vistas en las Villae, rematadas con una exedra, de planta ultrasemicircular. Se trata de una basílica del siglo IV, aunque posteriormente se magnifica, cuya principal modificación es el añadido de una cúpula en el centro de la nave, para lo cual se crean unos machones, ahuecados en su centro (unas ornacinas), para poder soportar el peso extra que supone esta nueva techumbre. Las ornacinas interesan porque algo similar ya se había visto en el caso del Aula de Veranes. Con esta solución, se pretende transformar una basílica de planta longitudinal, en otro tipo, imperante en esta época, que es la de planta central. Si bien su longitudinalidad se mantiene, lo cierto es que la cúpula central desvirtúa un poco el desarrollo hacia el altar mayor. Otra modificación que sufre la iglesia, es el añadido a sus pies, de un nártex, rematado en sus extremos por exedras, que recuerda al pasillo que separaba el atrio del Oecus en el caso de la Villa de Materno.

    En los siglos V y VI, se van a propagar otros tipos, denominado este periodo, de Transición de los Paleocristiano a lo Visigodo, destacando un grupo, que es el que presenta dos ábsides contrapuestos. Y es que en esta época se pueden ver cuatro tipos de Iglesias:

    • Las que siguen la tradición paleocristiana de planta basilical de una/tres naves, con ábside semicricular/ultrasemicircular (Tarraco, Burgos, Segovia...).

    En el caso de Tarraco, en la arena el anfiteatro, y construidas con piedra extraída del propio edificio romano, se construyó una iglesia de tres naves, con necrópolis a un lado ante el ábside, en lo que tendría que corresponder al presbiterio. Se relaciona también con una tradición martirial.

    • Otro grupo es, del siglo VI, el de las iglesias con tres naves, así como tres ábsides en la cabecera de muro de testero recto, que recoge la tradición itálica basilical y cierta influencia norteafricana, con presbiterio a los pies, que aparece en varias iglesias Tripolitanas.

    • Un tercer caso es el denominado propiamente de Transición, que es el característico de esta época y destaca por la presencia un cuerpo de naves dividido en tres, y en los extremos dos ábsides, contrapuestos, es decir, uno a los pies y otro a la cabecera. En estos casos, la influencia norteafricana es mucho más patente. Este caso está relacionado con la evolución del ritual. Se cree que el ábside a los pies, sin ningún uso especifico, pudiera ser para la repetición de la liturgia. Ejemplos de este tipo, son los de la Lámina 14, en la Villa de la Cocosa, en Badajoz. Otro caso de este tipo es de la basílica de una villa e época tardorromana, de la zona de Málaga, en los suburbios de una ciudad romana, también con resabios norteafricanos: se trata de la Basílica de Vega del Mar en San Pedro de Alcántara. Se trata de una basílica de entrada lateral, con tres naves y ábsides contrapuestos, más una especie de atrio que posteriormente se extiende a los alrededores de la basílica.. También existen estancias a ambos lados del ábside, donde se colocaría el baptisterio, donde aparece una piscina bautismal tallada monolíticamente sobre una piedra y de planta lobulada.

    • Un último tipo es el de la Iglesia cruciforme inscrita en un rectángulo. Se trata de una planta a medio camino entre la basilical y la cruciforme. Villa Fortunatus es un ejemplo de ello (Lámina 15).

    A partir del siglo VII, se desarrolla la tradición más típicamente visigoda, con las influencias típicas procedentes del Norte de Africa.

    En la lámina 17 aparecen los ejemplos más importantes de iglesias de este periodo, que se diferencian en los siguientes tipos:

    • Cruciformes: como es el caso de Santa Comba de Bande (sufrió una reconstrucción completa durante el altomedievo). Su planta responde a un modelo sirio/palestino bizantino, transmitido a través del norte de Africa.

    • Basilical/Cruciforme: San Pedro de la Nave, San Giâo de Nazaré; o Santa María de Quintanilla de las Viñas son varios ejemplos. Se trata de una planta cruciforme con desarrollo de tres naves.

    • En tercer lugar está la iglesia de tres ábsides independientes y planta basilical, con cierta idea cruciforme.

    • San Pedro de la Nave. (lámina 17; planta 8). Presenta problemas de ubicación, ya que fue trasladada para evitar que fuese sumergida por las aguas de un pantano. Se trata de una iglesia de planta basilical, con tres naves, mayor la central que las laterales, destacando en altura el transepto, que se encuentra a la misma altura que la central, fomentando la idea de cruciforme, rematada por un cimborrio, añadido con posterioridad. En el interior, la cabecera se enmarca bajo un arco de herradura, cuyo frente está recorrido por una línea de imposta que se detiene sobre los capiteles de las columnas que sustentan dicho arco. Capiteles de sección troncopiramidal invertida, que albergan una decoración geométrica, de gran simbolismo. En el crucero, se colocan en las esquinas cuatro columnas, remarcando la cúpula que se abre sobre ellas, en cuyos capiteles se desarrolla un programa relivario figurado, así como en las líneas de imposta. En San Pedro de la Nave se han observado varias manos a la hora de realizar los diferentes relieves que existen en la misma, diferentes talleres, que desarrollan diferentes temáticas, que también dan cuenta de las diferentes fases de construcción por las que ha pasado el edificio.

    En la cabecera, en el arco ultrasemicircular (arco de triunfo), que une el ábside con el cuerpo de naves, se desarrolla un programa relivario, tanto en los capiteles de las columnas que sustentan el arco, como en la línea de imposta, con una decoración fundamentalmente geométrica, aunque también aparecen racimos, pero de talla muy poco volumétrica, con un alto contenido simbólico, abstracto, sólo comprensible para los iniciados (motivos astrales, romboidales, cruciformes, circulares...). Además, las técnicas, en relieve plano y a bisel. Motivos que se repiten, se reiteran a lo largo del friso.

    Las columnas que se apoyan en los machones que sustentan la cúpula del cimborrio, poseen por otra parte, motivos figurados ubicados en las líneas de imposta así como en los capiteles, troncopiramidales invertidos. Las diferencias con los otros tipos relivarios saltan a la vista, aquí se representan escenas del Antiguo Testamento, como Daniel entre los leones, o el Sacrificio de Isaac apoyados por unas inscripciones que narran el pasaje. La línea de imposta también es figurativa pero más simbólica, ya visto en época Paleocristiana, el enzarzado con uvas, que está siendo picoteada por aves, inscritos en los tondos que forman estos racimos. También cambia la técnica a utilizar aquí con respecto al arco de triunfo, más volumétrico, sin salir del bajorrelieve, pero con formas más redondeadas y son biselados. Además, el tratamiento de los ropajes, o el peinado de las figuras, se realizan con técnica incisa, incluso punteados. Llama la atención la deformación de la figura, incidiendo en aquellos aspectos que al artista le interesa resaltar, hacer más expresivos, como las manos en postura oratoria, así como las órbitas de los ojos, muy grandes, que le confiere a la figura un gran expresionismo.

    Es posible, que otra mano diferente, otra escuela, se encargara de realizar otra serie de relieves en las basas de estas columnas, cuya técnica de realización, hace pensar en una fecha posvisigoda e incluso enlazando con la monarquía asturiana, donde se han encontrado ejemplos muy similares, como en el caso de San Miguel de Lillo/Liño.

    • Santa María de Quintanilla de las Viñas. (planta 9, lámina 17). Aquí la problemática reside en su conservación, ya que sufrió una destrucción parcial durante la Edad Media, por lo que hoy se conserva una cuarta parte de la misma, lo que es el arranque del crucero hacia la cabecera. Originariamente también era de planta basilical, que llegaba hasta el crucero, donde también se dejaban ver ciertas influencias de la cruciforme, sin llegar a originar una planta central como la de San Pedro de la Nave. Tras la destrucción, lo que se hace es tapar, cerrar la iglesia allí por donde las estructuras habían permanecido en pie.

    Al interior, sólo se observa la cabecera, por lo que se puede observar, cómo se mantiene el arco de triunfo, enlazando la zona menos sagrada a la más, donde las columnas que lo sustentan no poseen capital, siendo la propia línea de imposta la que sirve de transición del arco a la columna. En esa línea de imposta se puede observar un relieve, en le que aparece una figura con un nimbo estrellado inscrita en un tondo recogida por dos ángeles. Este personaje estrellado, pudiera hacer referencia a una antigua divinidad, al Sol, que en época cristiana ve reinterpretado su significado, equiparándolo a Cristo. Además, el tratamiento de vestimenta y así como de los pliegues, pero también de la técnica a utilizar.

    • San Juan de Baños. ( Planta 6, Lámina 17). El problema en este caso, es la modificación de la planta con posterioridad, a la altura de la cabecera. En un principio era una cabecera tripartita, de muro de testero recto, e individualizadas. Con posterioridad, los huecos a ambos lados del ábside central se cerraron y se destruyeron los más externos.

    Todo ello hatenido su repercusión en el interior, que ofrece un aspecto diferente, con naves unidas hasta la cebecera, en la que aparece un espacio diafano, que en su origen no lo era tanto, con elementos que obstaculizaban la visión interior.

    Otro hecho que ha suscitado cierta controversia en esta iglesia, es la ubicación de la placa, de la inscripción fundacional, del año 621, sita sobre el arco de la nave central. Situación tan elevada, hace pensar si ese era el lugar original, por tanto, la propia configuración de la Iglesia, pero, aunque no está claro, sí parece hoy en día que lo fuera y no tanto que se deba a una remodelación altomedieval

    Inscripción que pone en la pista a losinvestigadores, de la existenciza de un conjunto de aldeas, Villae, Dominios o un Monasterio. Incluso puede suponer un latifundio regio donde contaría con una iglesia como muchas Villae Tardoimperiales. Además, el nombre de la propia Iglesia, puede querer decir algo. San Juan es la advocación temprana asociada a estaciones termales y baños, objeto de construcción de muchos manantiales prerromanos y romanos, tamizados por el cristianismo. Porl oque puede estar haciendo referencia a una rtadición, más que a una innovación.

    • Santa Lucía de Trampal. (Figura 7, Lámina 17). No muestra duda de la existencia de iglesias de triple cabecera independiente. Se trata de un descubrimiento reciente, que se encontraba dentro de una maraña de matorrales, que una vez quitados, han mostrado la verdadera planta, compleja planta de esta iglesia. Se trata de tres ábsides de muro recto al exterior e interior, independientes ente sí, unido por un pasillo, que a su vez se une al cuerpo de naves por medio de un pequeño pasadizo, a modo de cuello de botella, dividido también por canceles, lo que remite a una jerarquización y división del espacio. En las estructuras del edificio han aparecido restos de muro, de los cuales, los más arcaicos corresponden a época romana, lo que lleva a pensar en la secuencia de un espacio sacro sobre otros anteriores. También aparecen añadidos contemporáneos, de una serie de estancias que se comunican con el pasillo de la cabecera, lo que hace pensar en un atrio pegado a la iglesia, y por tanto que esta iglesia formara parte de un espacio monasterial durante el siglo VI.

    • El Gatillo. Se trata de una iglesia de reciente aparición en Extremadura, concretamente a partir de unos utensilios en Bronce, donde se documentó su planta, fases constructivas y uso funerario. Cronológicamente se vincula a las iglesias de los siglos V-VI y a las tipologías propias de esta época: una nave, con ábside de muro de testero recto al exterior y semicircular al interior.

    Se han constatado cuatro fases constructivas:

  • Constatada entre los siglos V y VI, que es el de la planta basilical.

  • Fase que tiene por objeto, la construcción de una especie de Nártex a los pies y la ampliación del edificio con una especie de nave supletoria, donde se constata la existencia de un nicho funerario.

  • Ampliación del edifico hacia ambos lados, con lo que se integra el nártex y la construcción de una segunda capilla lateral a la cabecera. A los pies de la nave, al lado del Nártex, se ha encontrado la piedra bautismal..

  • Construcción de un muro en mitad de la nave central, compartimentando el espacio, pero que, por su contexto se relaciona con los siglos VII/VIII, con lo que está en relación con el mundo islámico.

  • ESCULTURA ARQUITECTÓNICA Y RELIGIOSA: CANCELES, CAPITELES Y JAMBAS.

    La aparición e múltiples canceles en Asturias, pertenecientes al mundo Hispanovisigodo, ha llevado a pensar si realmente existieron iglesias Visigodas en el Norte de la Península, o no. Caballero Zoreda, ha creído, que estos canceles, sería traídos a Asturias, a medida que la Reconquista iba siendo efectiva, como forma de legitimarse herederos del Reino Toledano. Por otra parte, parece, que la factura de estos canceles y capiteles, jambas, aparecidas en Iglesias Asturianas y Visigodas, serían de época Altomedieval. Sí parece claro, que dentro de los canceles Visigodos, algunos se hacen en época muy tardía, hacia el siglo VIII, posterior incluso al Islam. Serían ejemplos que en vez de seguir atendiendo a formas geométricas y simbólicas, reflejan descripciones formales de las mismas, hacia motivos que se abren en otros aspectos de la vida artística.

    En una diapositiva, un cancel entrelazado de racimos y espirales, pero lo verdaderamente novedoso viene a la hora de representar su interior: rombos con círculos en el centro, que también, vistas de otro modo, son crismones en cuyo centro está la cruz, con un trazado interno de sogueados.

    METALISTERÍA Y ORFEBRERÍA.

    CRUCES VOTIVAS.

    Se situaban ante los altares, colgando del arco toral que da acceso al altar mayor. Eran ofrendas de los reyes a determinadas iglesias. Los Visigodos fueron grandes habilidosos en el manejo y manipulación del metal. Eran de Chapa de oro con tabujones de piedras semipreciosas o tubos de oro enrollados y soldados.

    JARRITOS VISIGODOS.

    Poseen una función litúrgica, para diferentes momentos religiosos. Tenían tres funciones principales, o esos son sus posibles usos:

    • Bautismal.

    • Litúrgicos.

    • Piezas de ofrenda en la ordenación de diáconos, que llevan inscripciones en los que aparece un nombre al que se le invoca por larga vida.

    • Pero el contexto en el que más a aparecido es en el mundo funerario, como ofrenda mortuoria.

    Estaban realizados de bronce fundido y moldeado en dos o tres piezas: cuerpo, base y asa. Se completaba con una decoración lineal, vegetal propia de la época.

    Pedro de Parol, propone la existencia de un taller en la Meseta Norte, aunque en realidad, muchos de estas piezas, sobre todo las asturianas, aparecidas principalmente en Quirós o Cangas de Onis, pudieron haber llegado después del siglo VIII.

    Muchas veces, estas jarritas se asocian a Patenas.

    METALISTERÍA LUJOSA: EL NUMERARIO VISIGODO.

    Los visigodos no poseyeron moneda propia, para emitir, siguen en los siglos VI y VII modelos de estados que tienen los visigodos en cierta herencia antigua, a la hora de legitimarse como entidad propia. Los tipos de cuño que utilizan en esta época reflejan las tipologías bizantinas, con esquematizaciones humanas, abstractas y desnaturalizadas.

    Es siempre una moneda de oro, que se relaciona con varios hechos. Las campañas militares que son del siglo VI, los toledanos llevan a cabo en las zonas no sometidas de la Península Ibérica. Es en estas zonas, en donde mayor numerario ha aparecido. Los posibles móviles de este hecho, son, por un lado, que se trataría de cecas móviles para pagar las soldadas del ejército o por otro, formaría parte de la política militar, en las prácticas de anexión, haciendo a estos pueblos partícipes de la moneda.

    HEBILLAS, FÍBULAS Y PIEZAS DE USO PERSONAL.

    Se trata de las piezas más características de la metalistería visigoda y en la que llegan a demostrarse como verdaderos notables.

    Las Hebillas son utilizadas por los militares par sus cinturones, nacen en época tardorromana, y ya en el siglo V son utilizadas por las tropas germánicas al servicio de Roma.

    El primer ejemplo, está elaborado en torno al Rhin, ya que es similar a las encontradas en estas zonas. Se trata de una placa horadada, soldada, con una serie de arquillos ultrasemicirculares.

    Otro ejemplo, realizado en La Península Ibérica, que sigue un esquema similar al anterior, en el que además la aguja, se remata con un pelta.

    Otro caso es el de las placas esmaltadas, característico también de todos los pueblos germánicos. Es el estilo más antiguo que aparece, ya en la Península Ibérica, en el siglo V. Son traídas desde fuera. La base es de bronce, y por medio de unas laminillas se crea un reticulado, que establece una serie de celdillas, que recogen esmaltes. Esta técnica recibe el nombre de Cloissoné.

    También destacan las Fíbulas, con una gran tipología, como pueden ser las Aquiliformes, o las de Puente, en los que se suele esquematizar la cabeza de un animal.

    En muchos casos, estas piezas formarían parte del ajuar funerario masculino, complementados con otras piezas como sortijas, pendientes, brazaletes. El ajuar femenino es más sencillo, en los que desaparecen las fíbulas y hebillas, siendo más prpio, la aparición de collares de ámbar.

    METALISTERÍA HISPANOGODA.

    En algunos casos, aparecen las placas caladas, en las que se suelen representar escenas como la de un hombre clavando su lanza a un animal. El cloissoné es más sencillo que en Europa. En muchos casos, el calado se ve sustituido por cincelados.

    A partir del siglo VII, es perceptible la influencia de la metalistería bizantina. Propio de esta zona son los Broches liriformes, que poseen filas de agujeros: el primero con dos agujeros en forma de riñón, los segundos, cuadrados y el tercero, ovalado. También introducen el Nielado, técnica que consiste en practicar unas incisiones en el metal, que luego se rellenan con pasta de otro mineral, generalmente de otro color para crear un contraste.

    18-5-98

    ARQUEOLOGÍA MEDIEVAL.

  • INTRODUCCIÓN A LA ARQUEOLOGÍA ANDALUSÍ.

  • En el mundo urbano hay una periodización:

    • Omeya, en la primera expansión, el esquema de ciudad se adapta a las preexistentes (Siglos VIII-IX).

    • Con los Abasíes (S. X), se marca y fija el esquema de ciudad islámica, hacia Oriente, con planificación previa, con modelos persas y mesopotámicos (Bagdag) y hacia occidente, con la herencia grecorromana y bizantina.

    En un primer momento del proceso urbanístico, se produce una descomposición de las calles ortogonales romanas y bizantinas, rompiendo la planta hipodámica, a favor de un trazado irregular, que rompe el tránsito (proceso que se había también iniciado en la tardoantigüedad); también se abandonan los edificios públicos anteriores, como teatros, circos..., también iniciado con anterioridad.

    En España, las ciudades de nueva planta son escasas: Medina Azahara, un centro palatino; Marcia; Calatrava la Vieja...; la mayoría son ciudades existentes, que se trasforman y se adaptan a las nuevas necesidades y funciones del mundo islámico, mundo esencialmente urbano.

    La ciudad es la evidencia del poder político-administrativo, tanto del estado, como de las diferentes provincias. Córdoba es el núcleo central del emirato independiente y del califato. La ciudad también es el centro religioso, en la mezquita mayor se reúne la mayor parte de la población par ala oración de los Viernes y en torno a ella se articula la ciudad. La función comercial es la tercera función de la ciudad, centro de producción y de comercio de corta y larga distancia (zoco). Funciones dirigidas por una aristocracia religiosa-mercantil que tiene como base una religión y como sustento el comercio. La estructura tribal se perpetúa y es un vínculo de cohesión importante en el ámbito social..

    La ciudad se desarrolla concéntrica a la mezquita, en una organización jerarquizada, aislada. En el centro de la Medina está la mezquita-aljama, si bien en los primeros momentos puede compartir la mezquita el espacio con una iglesia hispanovisigoda. En torno a la mezquita están los zocos, el barrio comercial y los baños, edificios asociados a la mezquita por el ritual de preparación a al oración, dentro de una mentalidad especial; y en la periferia están los barrios residenciales, donde puede haber otra mezquita, otros baños y otros zocos.

    En una posición no céntrica está el bario oficial, en una zona elevada (aislamiento topográfico), zona militar y de gobierno, con el palacio. Se repite la estructura anterior: mezquita-baños-zocos y talleres, barrios de oficiales y familias, jardines; es decir, una pequeña ciudad dentro de la ciudad: es la alcazaba o alcázar.

    El sistema viario es particular, ya que es jerárquico, no ortogonal. Existen tres categorías:

  • Los Sliari, o arterias de comunicación del exterior con el centro (mezquita/zoco), que suelen ser calles heredadas de trazados anteriores, pero transformadas, siendo sinuosas.

  • Perpendiculares a éstas están los Adarbes, las calles más pequeñas, que llevan hacia los barios y que no tienen salida (llevan de lo público a lo privado).

  • Los Adarbes concluyen en otras vías perpendiculares, que son los Zuqaq, que conducen al interior de las propias viviendas del barrio residencial.

  • Las escasas plazas se forman en un lugar próximo a la mezquita, teniendo las funciones de ágora y de foro. Otras pequeñas plazas se crearán en los puertos, donde se da la contratación temporal.

    La ciudad cristiana es una ciudad decadente respecto a las antiguas, sin funciones económicas, con el poder fragmentado; la ciudad cristiana es el reducto del poder fragmentado y de la jerarquía religiosa, mientras que las islámicas eran grandes poblaciones con intensa vida económica y política, con un papel central en el territorio que la rodeaba.

    Lámina 28, representa a la Toledo islámica, ciudad con las vías transformadas, espacio abierto en el centro, donde se ubica la mezquita. Los círculos son la distribución de las mezquitas; en las que las del bario se distribuyen en función de alcance de la voz humana (desde los alminares). Mezquita de Córdoba, diferentes perspectivas.

    Qutubiya (Marrakech), presenta dos modelos de mezquitas almohades, la de Mohammed V en Rabat y la de Sevilla (La Giralda). Alminar de gran altura, con diversos pisos, decoración geométrica cada vez más compleja. Marrakech es un centro de concentración de pueblos bereberes y otros, desde donde en los siglos XI y XII, recuperaron parte del reino musulmán en España (almorávides y almohades).

    En la Península Ibérica, muchas mezquitas son transformadas en Iglesias, en las que el alminar se convierte en campanario, que en algunos casos se distingue aún. Mertola, en Portugal, es de origen romano, es ocupada por los bizantinos y los musulmanes, y aparece una iglesia que antes fue mezquita. Las naves responden a la estructura de las naves de una mezquita, con un bosque de naves (7-11), sin nave central y laterales; bosque de columnas y transeptos continuos, con bóvedas de arista o crucería. Falso ábside (Minhrab), transformado en altar mayor.

    Los baños aparecen en la aglomeración urbana, con acueductos que conducen el agua. Hay jardines semejantes alas Palestras romanas. Las cubiertas presentan agujeros (regulación térmica, abiertos o cerrados), que también evocan una bóveda celeste, con un simbolismo, ya que el baño es el paso e lo terrestre a lo divino, a lo celeste, tanto del cuerpo como del alma que se purifica; cierto sentido litúrgico, ritual anejo a lo religioso. También está ligado a las funciones sociales (contratos, matrimonios); alternancia del baño entre hombres y mujeres. La diferencia con lo romano es el simbolismo introducido en la semejanza entre baños y mezquita (división en naves, diferentes espacios).

    La Alcazaba, se sitúa sobre colinas, a modo de acrópolis. Diapositiva de la alcazaba sobre el Teatro Romano de Málaga. Es un recinto militar sin palacio. El recinto con el palacio es el alcázar, edificio residencial y gubernamental, donde está el emir, el visir... Ambos están amurallados, la alcazaba con un aspecto más defensivo. Diapositiva de las puertas a la alcazaba de Málaga, con recodos, columnas con estrías y capiteles corintios de época romana, ornamentación y como elementos de prestigio de anteriores ocupantes. Recintos internos de la alcazaba (patios de armas, de recreación), previos al recinto militar propiamente dicho, con gran número de patios abiertos, tanto en recintos públicos como en privados (ámbito mediterráneo). Al fondo, el recinto residencial de la alcazaba.

    La Alhambra, reúne Alcazaba, Alcázar y Medina en el mundo nazarí. La Alcazaba tiene su propio recinto amurallado, aparte del recinto común a los tres, en la que hay viviendas para el ejército, además de pozos, hornos... La zona de palacios (jardines del Portal), es un recinto áulico, con espacios privados (de oración, de vivienda, de baños), jardines, zonas de recepción... La Medina es el gran barrio residencial y comercial, con su compleja red hidráulica, destacando la escuela islámica de la Medrasa.

    Los zocos se encuentran agrupados por oficios, entre ellos destacan zonas cono los mercados de la seda; fuera de la Medina se sitúan los oficios insanos. Las Alhóndigas son albergues para comerciantes en el interior de los zocos, de hospitalidad (puerta del Carbón en Granada), con tres alturas: establos, mercancías y albergue de los mercaderes (de abajo arriba). Los oficios molestos están al exterior de la Medina, que con los ensanches pueden quedar englobados en nuevas murallas y barios periféricos; zonas para el curtido de pieles y teñido; tenerías, zonas de malos olores, situándose cerca de las viviendas de los curtidores y peleteros.

    La característica principal de una vivienda urbana islámica es la ordenación respecto a un patio central amplio, donde puede haber un pozo o un pequeño jardín (recreo, pequeño refinamiento), desde el cual se accede a las diferentes dependencias, herencia de la tradición romana, que no se da en las viviendas cristianas medievales. Siempre aparece una letrina, espacios higiénicos, pequeños callejones privados que no aparecen en las viviendas cristianas.

    La zona Rural. La Medina Rural (Calatrava la Vieja) (lámina), despoblada desde el siglo X, recinto amurallado en toda la ciudad. Puerta practicada en una torre saliente que fuerza a hacer un recodo (habitual en las entradas islámicas).

    Albarranas, son espacios avanzados de la muralla, para mejorar la defensa. La Coracha es un gran pasillo hacia el río que concluye con una torre en el curso del mismo y permite la captación del agua desde la propia ciudad; desde el interior de la torre se puede coger agua.

    Ciudad Taifa, con remodelación almohade (Medina de Niebla, en diapositiva), destaca el grosor de las torres, superior al de época califal, con una mayor solidez que las defensas; puertas en recodo que se practican en una torre, en un lateral, en lugar de en el muro (con arcos de herradura). Muralla construida mediante tapias de barro. Antigua Mezquita con alminar, después de iglesia con campanario.

    Cementerios: en los caminos, se encuentran cementerios abiertos, con pequeños mausoleos para personas importantes; cementerios urbanos, con tumbas de lajas y adobe, estrechas, donde el difunto se coloca de lado, mirando a la Meca (levante); se colocan con un sudario, sin féretro ni ajuar y a veces sin señalización, sin estelas funerarias, si bien cuando las hay son cilíndricas. Hay zonas en los cementerios donde los familiares pueden pasar lúdicamente el tiempo, cerca de sus difuntos.

    Ribat: Oratorios, muro con un nicho, pero sin mezquitas, donde hay viviendas para el retiro y reflexión de comunidades religiosas y militares antes de partir hacia la Guerra Santa; con celdas individuales para ese retiro; en tono al oratorio hay calles alargadas donde se distribuyen esas celdas.

    Alquerías, distrito de una medina, controlada por un gobernador desde la ciudad; castillos islámicos en las medinas rurales. Las estructuras tribales del campo están en tensión con el estado y desde los castillos se somete a esas poblaciones o también pueden servir de protección ante el avance reconquistador. Los Husum, castillos, están en zonas elevadas, donde se localizan las cisternas, distribuidoras del agua para las áreas de cultivo de las alquerías, junto a la ganadería de bóvidos y ovinos. Sistema interno de producción de alimentos sin grandes excedentes, salvo para el pago de impuestos. Esto cambiará con la Reconquista y el cobro de impuestos, que tiende a romper el sistema de regadía musulmán de producción y cambiarlo por otro de producción cerealista.

    ARQUEOLOGÍA CRISTIANA.

    Las relaciones sociales están fomentadas por el sistema basado en la propiedad aristocrática de la tierra y del origen militar de la nobleza medieval y por los vínculos de dependencia del campesinado, con una fiscalidad de tipo rural, frente a la tributaria propia de un estado. Los señores en la Alta Edad Media hacen su acomodo (palacio, castillos)en lugares cercanos a los sistema de producción, entrando en decadencia el mundo urbano, que es un pequeño reducto con un pequeño gobierno dominio de un noble o eclesiástica, produciéndose un corte de las actividades a ellas vinculadas, que no se recuperan hasta entrada la Plena Edad Media.

    Lámina 20. Planta de un manso, Mas “A” de Vilosiu, típicamente carolingio (manso señorial, más parcelas que los señores arriendan a cambio a cambio de una serie de impuestos. Poblado semejante a las Caserías del Norte de la Península. Pertenece al altomedievo, cuando la zona catalana estaba dentro de la órbita del mundo carolingio. La zona rallada, se corresponde con la vivienda primitiva, altomedieval del Manso, donde se ve la entrada (flecha), que lleva a un espacio dividido por un semitabique. La primera estancia, es el área de cocina, culinaria, donde se encuentra el hogar y la del fondo sería el dormitorio. Hacia el Norte, una estancia amplia, con división también. La parte exterior es la zona destinada a estabulación, mientras que la estancia más interna está vinculada a actividades culinarias, pero secundarias. El bloque sur es posterior, bajomedieval del siglo XIV, en el que un crecimiento agrario permite extender las estructuras y se amplía el espacio ganadero, que revela una mayor especialización y diversificación de las especies que se estabulan, con una entrada diferente a las anteriores.

    La lámina 21, muestra varias poblaciones medievales de Navarra entre los siglos XII y XIV. Se trata de estructuras más evolucionadas y semejantes a lo que actualmente es un pueblo. Se trata de un hábitat agrupado, de población concentrada, donde aparecen varios conjuntos de viviendas, que se corresponden a unidades de población familiares, con una zona agraria y otra estabuladora, donde se observa una incipiente urbanización, con calles en mayor o menor medida y espacios abiertos próximos a las iglesias.

    Lámina 20. Muestra una Villa plenomedieval. Durante esta época, se produce una reagrupación de las gentes, fomentada por los monarcas, en un intento de fortalecer su poder, con la concentración de población, con la promoción de Villas que se convierten en la cabeza de los concejos de Realengo que a la larga serán señoríos colectivos: el Alfoz o concejo. La morfología de estos núcleos semiurbanos hace que tengan, reúnan ciertas funciones urbanas, donde hay ya alcaldes, jueces, y donde también mantienen una vida rural, dedicada a las actividades agropecuarias. Normalmente está amurallada, con un astillo, lugar de residencia del gobernador o delegado regio. Lugar donde la fiscalidad regia experimenta un desarrollo con el incremento de todas las actividades económicas urbanas. Poseen un desarrollo más o menos ortogonal, con calles en mayor o menor medida, amuralladas y con cuatro puertas fundamentales en los puntos cardinales y casi en el centro, la Iglesia y la plaza.

    Diapositiva de una vivienda campesina, agraria: estructura rectangular, de muros secos, es decir, sin mortero que las una y suelo de tierra pisada. Zonas de hogar, enlosadas, donde hacer fuego, etc.

    Otra modalidad de hábitat altomedieval, de origen más antiguo es el Rupestre, en cuevas artificiales, que en el Norte de la Península se vincula al anacoretismo, con raíces en Siria/Capadocia, que se mantiene durante los siglos X y XI en la Península Ibérica (La Rioja, Navarra, Norte de Burgos, Palencia y también el Bierzo. También se vincula a comunidades rurales que ocupan cuevas de forma natural. En muchas zonas, se ha continuado “edificando” y las parcelas se han vendido en vertical y no en horizontal, hasta hace muy poco. En época tardoantigua, se produce una disgregación de los hábitats, y en el altomedievo, los escarpes de los ríos se ven horadados por cuevas artificiales, excavadas en superficies arcillosas, en cuyo interior se estructura el hábitat de forma similar que en el exterior. Celdas agrupadas, con iglesias colectivas, estancias con puertas excavadas en la roca y varias alturas. También se constata la existencia de silos, graneros o almacenes, así como molinos rotatorios. (Lámina 18). Una dependencia rupestre remite a influencias del periodo de transición, de estancias, iglesias de doble ábside contrapuesto.

    El paisaje rural medieval feudal tiene un contrapunto en las fortificaciones. En le paisaje, general, aparecen aldeas campesinas, que trabajan en el campo dependiendo de sus señores.

    En áreas a controlar o en zonas de frontera, se sitúan lugares fortificados, castillos, de tipología muy diversificada.

    El castillo altomedieval, es de tipo semirrural, en la marca catalana. Existe una propuesta, que estos primeros castillos, condales de los siglos IX/X, serían muy sencillas, de madera, en el alto de peñascos y semirrupestres. Raramente sería una torre de piedra, que sustituiría a la de madera. Para llegar a estas torre, se accedía por un camino excavado en la roca, con estructuras de control del paso en el camino.

    Otra modalidad de fortificación es las de los siglos XI/XII, que sería una torre, que se ha denominado también como románica, de piedra, incluso sillería en ls esquinas, y asociadas generalmente a una iglesia.

    En aquellas zonas más ofensivas, o en el lugar de control, e implantación de un poder, se sitúan castillos. Un ejemplo de castillo Románico del siglo XII es una fortificación de la marca superior de Al-Andalus. Castillo cuya muralla no sólo engloba la torre, sino un espacio añadido, la Albaca, para refugio de las gentes del pueblo o ganados. Los castillos no sólo buscan lugares defensivos, sino también aquellos que puedan ofrecer la ocasión de llevar a cabo actos de rapiña a los musulmanes y rápida retirada.

    Por último están los castillos, en zonas llanas, relacionados con la propiedad, la vivienda de un señor, un noble propietario de un señorío jurisdiccional, que irán remarcando más los aspectos palaciegos, velando progresivamente los defensivos, y al as que incorporan todas las comodidades de una vivienda, como chimeneas, etc...

    La tónica general del siglo XV es la Torre del Homenaje, de varias plantas, la inferior de servicio, la segunda, nobiliaria, y la tercera militar, completadas por otra serie de estancias.

    En Asturias, no hay presencia de grandes castillos, por varias razones, por un lado, por el alcance de los señoríos y por otra, porque la propia orografía lo impide. El tipo de Torre típico es el de planta circular, cilíndrica, de varias

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    No se aplica sólo a Iglesias, sino también a mausoleos.




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    Enviado por:Beleno
    Idioma: castellano
    País: España

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