Historia
Arqueología Íbera
Tema 1
El origen de la Cultura Ibérica
La Península Ibérica en la 1ª mitad del I Milenio
La cultura Ibérica comenzó a desarrollarse a partir de la 2ª mitad del I Milenio (sobretodo en el ultimo tercio del VI a.C.). En esta época nos encontramos con ciertas manifestaciones culturales, que todas ellas en conjunto se denominan Cultura Ibérica. Los iberos son aquellos que han habitado en la Península Ibérica desde tiempos más remotos, los cuales han ido sufriendo unos procesos de transformación que facilitaron la aparición de la cultura ibérica.
En el cambio del II al I milenio, se produjo la transición de la Edad del Bronce a la Edad del Hierro. Así pues, el I milenio es sinónimo de Edad de Hierro. A esto debemos añadir una subdivisión de éste periodo: Edad del Hierro I (1ª mitad del I milenio); Edad del Hierro II (2ª mitad del I milenio). Hay que destacar que el instrumental de hierro no surgirá hasta la aparición de los iberos. Los términos “Hierro” y “Bronce” que acompañan a los periodos vienen de la tradición decimonónica, y a pesar de que son incorrectos, hoy en día se mantienen debido a su comodidad.
A la Edad del Hierro, también se le conoce como periodo Protohistórico. De manera genérica, los poblados protohistóricos son aquellos habitats con cultura material heredada del bronce final, en los que influye sobremanera el fenómeno “orientalizante”. Es éste fenómeno el causante del proceso de transformación de las poblaciones protohistóricas y la aparición final de la cultura ibérica.
La cultura Ibérica se formó a partir de los habitantes de la P. Ibérica de la Edad del Bronce. Hay que destacar que la cultura Ibérica no es uniforme (hay que hablar de varias culturas ibéricas), ya que cada territorio tenia su propia cultura. La cultura Ibérica destaca por su carácter diversificado. Todos los pueblos que se integran dentro de la cultura ibérica repiten unos rasgos que permiten utilizar un nombre general. Estos rasgos comunes, en cada territorio del ámbito ibérico, destacan por sus particularidades, de ahí su diversidad.
La P. Ibérica desde la E. Bronce es un mosaico de culturas: Campos de Urnas en Cataluña; bronce valenciano, bronce tardío de Villena; bronce del suroeste. Ya en el periodo protohistórico se repite el modelo: Campo de Urnas tardío; Cultura de Cogotas final. La diferencia del periodo del bronce respecto a la cultura ibérica es que en esta última conocemos como se llamaban esas poblaciones, porque disponemos de textos griegos y romanos que nos hablan de ellas.
La población del Bronce Final, posee rasgos materiales que no han sido cambiados y que se diferencian de la población ibérica. Dentro de la cultura material, destacar su cerámica a mano con formas esquemáticas y sencillas, al tiempo que todas las funciones de la vida cotidiana se realizan siempre con los mismos recipientes; al contrario que los ibéricos, ya que éstos utilizan para cada función un recipiente determinado. En este periodo la organización del hábitat no es urbana, aunque vivan en grupos, con casas sobre fondos de cabaña, además de no dominar la técnica constructiva. Esos fondos de cabaña, en época protohistórica se transforman en casas de planta cuadrada, zócalos de piedra y alzado de adobe (barro), lo cual permite construir casas más grandes y más altas.
Las colonizaciones y el inicio del proceso de aculturación.
Hay una escuela teórica que ha tenido éxito para explicar los cambios de las culturas ribereñas del Mediterráneo entre el II y el I milenio a. C. Se trata de la escuela difusionista que fundamenta su cuerpo teórico en la idea de la aculturación: conjunto de acontecimientos que deriva del contacto directo y prolongado entre dos grupos de gentes, de culturas distintas, y de los cambios que se producen en los patrones (o modelos) culturales originales de uno de los grupos. El difusionismo habla de dos grupos, uno activo, y otro pasivo con un desarrollo cultural inferior (esto actualmente es falso, ya que los dos grupos interactuaban, es decir, están en las mismas condiciones).
En la mitad occidental del Mediterráneo, en las poblaciones del bronce final o periodo protohistórico, los que aculturizan son los colonizadores griegos y fenicios. Esta interacción entre población protohistórica y colonos da lugar al proceso orientalizante, que a su vez tiene como consecuencia el origen de la cultura ibérica. Las colonizaciones del I milenio son un periodo histórico muy importante, ya que supusieron un revulsivo para algunas zonas del mediterráneo en las que aparecieron nuevas culturas siendo las mismas poblaciones de la protohistoria. Esas colonizaciones desencadenan el hecho de la aculturación. Así pues, la aculturación afecta a todos los aspectos de las sociedades.
En cuanto a los protagonistas de esas colonizaciones (en P. Ibérica), primero de todo hay que decir que no hay protagonismo griego salvo en Ampurias. El fenómeno de las colonizaciones se inicia en el siglo VIII a. C., y afecta tanto al mundo griego como fenicio. Se habla de una fundación mítica de Cádiz en el 1100 a. C., aun no demostrada, siendo los primeros testimonios reales de ésta en el siglo VIII. Desde el II milenio hubo llegadas puntuales y no se puede hablar de comercio. La aculturación solo se desencadena cuando el contacto es prolongado y la población foránea esta instalada; y esto en la P. Ibérica solo se produce a partir del VIII.
Otra idea a desechar es que la historiografía, tradicionalmente, ha interpretado la colonización fenicia como un hecho de interés comercial, de lucro, de beneficios, y en cambio, la colonización griega, ha sido vendida como un hecho más humano, por el cual los griegos se desplazaron para fundar colonias debido a las hambrunas en sus ciudades. Hay que dejar claro que en ambas potencias hubo una conjunción de problemas que motivo las colonizaciones (aumento demográfico, hambrunas o motivos económicos). Posiblemente la búsqueda de mineral motivó la colonización, para así abastecer a las grandes potencias del Próximo Oriente (Siria, Egipto,..). Las dos colonizaciones seguramente tuvieron lugar en el VIII a. C., ya que son éstas las fechas mas antiguas documentadas en todas las colonias, tanto griegas como fenicias. Parece ser que hubo un reparto geopolítico del Mediterráneo, ya que no es casual que las colonias griegas se establecieran en el sur de Italia y Sicilia, y las colonias fenicias lo hicieran en la costa occidental de Sicilia, Cerdeña, norte de África y sur/suroeste de la P. Ibérica.
En los manuales de Hª Antigua, se habla mas de colonización griega que fenicia en la P. Ibérica, cuando justamente sucedió lo contrario. Así pues, quien desencadena la aculturación y el origen de la cultura ibérica es el mundo fenicio. Respecto a las colonias griegas solo se conocen dos (Rosas y Ampurias), instaladas a principios del VI a. C., dos siglos después de que se instalaran los fenicios. Además estas colonias griegas no afectan a la génesis de la cultura ibérica. En cambio, la colonización fenicia si que afecta a través de contactos comerciales con las poblaciones indígenas.
Autoctonismo y difusionismo
La corriente difusionista plantea que todas las culturas avanzan por impulsos de influencia, es decir, de aculturación. Cuando esta idea decae, se impone la corriente autostopista, modelo de interpretación en el que esta inmerso hoy en día la investigación de la cultura Ibérica. Otra cosa es la utilización del modelo de aculturación, para la explicación del origen de la cultura ibérica, ya que los fenicios son los causantes del proceso que genero la cultura ibérica. Ellos no vinieron a difundir ideas, ni a aculturizar, sino que vienen a hacer negocio. Así pues, la interpretación difusionista es errónea, lo que sucedió es que ese negocio fenicio que duro unos 200 años, la cultura indígena se dio cuenta de las ventajas de los fenicios, así que las asimilaron y empezaron a practicarlas, encontrándose aquí el origen de la cultura ibérica.
Ámbito geográfico y periodización
La cultura Ibérica no se desarrolla en toda la P. Ibérica, ya que solo se extiende por el sur de Francia (Languedoc), por la franja costera hasta Murcia, y por los dos grandes valles del Guadalquivir (hasta Sevilla) y del Ebro, entre el V y el I a. C. En la costa andaluza (Cádiz, Málaga, Granada y Murcia) se asentaron los descendientes de los fenicios, los libio fenicios (púnicos).
En cuanto a la periodización, la cultura Ibérica transcurre desde las ultimas décadas del VI a. C., hasta el cambio de era. Estos cincos siglos se dividen en tres fases: Antigua (ultimas décadas del VI y del V); Plena o Clásica (del V a fines del III); Tardía o Republicana (del II al I).
En el siglo I a. C., la cultura Ibérica finaliza, a pesar de que la población sigue existiendo, pero su registro arqueológico (manifestaciones materiales) en la época de Augusto, es bastante distinto al anterior, al tiempo que es muy parecido al material romano. Los habitantes son los iberos, pero la política imperialista romana dejo mucha huella, ya que en estas fechas, por primera vez, un pueblo (el romano) traslada todos sus sistemas y modos de vida a un enorme territorio.
Entre finales del VI y el cambio de era, la cultura ibérica evolucionó:
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Fase Antigua: se caracteriza por sus rasgos arcaizantes y antiguos en la cerámica y algunas de sus formas son similares a las precedentes de los fenicios. Comienza a emplearse al torno, a la vez que se sustituye la cerámica a mano. Estos rasgos arcaizantes también se dan en el mundo funerario; en los sistemas defensivos; en el comercio, los objetos que se importan en el V son los mismos que en el VI, es decir, los agentes comerciales no han variado en dos siglos.
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Fase Clásica (siglo IV): a partir de aquí si que se dan cambio, ya que se produce una crisis y en la cultura ibérica cambian los rituales; el doblamiento; la organización del territorio; los ajuares; la cerámica (hay más formas). En cuanto a la cerámica hay que decir que imitan la Attica, al tiempo que hay un repertorio cerámico característico en cada pueblo ibérico.
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Fase Republicana o Tardía (siglo III): época poca conocida, pero mantiene la misma constante del periodo anterior. Las fuentes comentan que los iberos fueron simples espectadores de las guerras púnicas, pero eso no pudo ser así. Ya que los poblados, durante las guerras, fueron abandonados e incluso algunos desaparecieron. Esto se sabe ya que se han encontrado poblados intactos, es decir, al irse la gente de manera apresurada se han encontrado herramientas agrícolas, dinero, metales, y esto ocurre de manera muy ocasional. Hasta el siglo IV, la decoración cerámica era geométrica, pero desde el III hay una decoración vegetal, ya que los iberos observaron esto en la cerámica campaniense de motivos florales y comenzaron a copiarlo.
Los diferentes pueblos ibéricos
Aunque nosotros utilizamos el termino “pueblo”, para referirse al mundo ibérico no hay unanimidad a la hora de emplear un termino, ya que desconocemos su verdadera forma de organización (tribu, estado, etnia,…). No obstante, el término mas claro es el de pueblo. Lo que si es cierto es que en esa época no existían pueblos concretos sino que se trataba de un conjunto de pueblos; así lo atestiguan los textos antiguos. Los términos Iberia (escritores griegos) e Hispania (escritores latinos, origen en un término fenicio), proceden de la antigüedad. Iberia parece ser que comenzó a ser empleada para designar a todos los habitantes de la P. Ibérica, por lo que se trata de un término mas geográfico que étnico, sin embargo, autores como Polibio, lo utilizan en un sentido mas restringido (pueblo). La palabra Iberia parece ser que tiene su origen en un río, que algunos han querido identificar con el Ebro. El vocablo Iberia tiene un contenido mas geográfico que étnico, además, en ocasiones este termino se utiliza de una forma general o de una forma particular (referente a una tribu o a un grupo de población). La palabra Hispania designa todo el territorio, y fue utilizada por los romanos y los autores latinos.
Autores del V a. C., como Cateo de Mileto, afirman que existe un proceso de jerarquización entre pueblos y tribus, donde se integrarían estas tribus, aunque esto no esta del todo claro. Tenemos unas formaciones y distribuciones en una época mas antigua, y otras formaciones con distintos nombres para una época posterior, por lo que podríamos decir que la sociedad ha evolucionado, dando lugar a la existencia de lideres en los clanes. Por ejemplo, en el suroeste de la Península, nos encontramos en una primera etapa a los Tartessos y más tarde a los Turdetanos. Se cree que hubo una formación política única, posiblemente la Monarquía (hipótesis); en cada tribu esta formación política es diferente. A nivel social, vamos a encontrar formaciones sociales grandes y otras más pequeñas, resultado de la división de tribus o sociedades. Las fuentes antiguas nos hablan de una serie de tribus cuyo territorio es difícil de delimitar con exactitud:
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Cataluña actual: iudiquetes, ansetcuos, ceretanos, layetcuos, lacetcuos, cessetanos e ilergetes.
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El núcleo fundamental del valle medio y bajo del Guadalquivir parece corresponder al antiguo elemento tartessio, que en época ibérica recibió el nombre de turdetano o túrdulo.
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Zona de la costa entre el estrecho de Gibraltar y alicante: Bastetcuos
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Zona montañosa del alto Guadalquivir: oretcuos
(Faltas los dos últimos puntos)
Tema 2
Historiografía
La visión actual de la arqueología: la cultura material y la cultura espiritual
Varios pueblos y varias culturas. Hasta ahora cuando se ha escrito sobre la cultura ibérica se ha hablado de una cultura homogénea, y es así, ya que los distintos pueblos tienen rasgos comunes (cerámica), aunque esto no siempre se da.
Ahora lo que se trata es que los arqueólogos trabajen desde una perspectiva diferenciadora de los diferentes pueblos ibéricos. La arqueología ha de investigar por un lado la cultura material y la cultura espiritual por otro. Sobre la cultura material, mediante las excavaciones se consigue conocer a ésta; pero la espiritual, nos plantea problemas, porque no sabemos que es lo que hacían a la hora de enterrar a los muertos, a quien rendían culto,….
Las referencias en las fuentes griegas y latinas
Como premisa ante el estudio de una fuente antigua hay que saber analizar el texto en sentido estricto y complementarlo con los datos arqueológicos. Desde siempre la Historia antigua del mediterráneo se ha hecho a partir de la documentación, porque hay unas culturas con buena reserva de fuentes documentales (Roma, Grecia, Egipto,…). El problema para conocer al pueblo ibérico a través de los textos, es que éstos, son muy escasos amen de no tener claridad, lo que dificulta interpretación del texto. Características de los textos antiguos:
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Todos los textos son tardíos (s. II y la mayoría del s. I a. C.), y corresponden a la fase final de la cultura ibérica. Sus autores son escritores griegos y romanos. Lo que cuentan sobre los iberos no podemos extenderlo para explicar las fases mas antiguas.
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En cuanto al contenido, poseen descripciones de paisajes, características de los personajes ibéricos y puntualmente, guías de camino y relatos de tipo bélico.
El inconveniente es que la mayoría de estos textos no están realizados de forma directa, es decir, han sido copiados de autores anteriores, que a su vez los copiaron de otros autores anteriores. Además esos autores al copiar los textos los retocaron dando pie a ideas propias. La critica del texto, así pues, es fundamental. Podríamos clasificar esos documentos utilizando el parámetro de los autores (griegos o romanos), pero sin sentido, ya que los griegos están influidos dentro de la óptica de la cultura romana. Los textos se pueden distinguir según su carácter: fuentes de contenido geográfico o de contenido histórico.
Fuentes de contenido geográfico
Estas fuentes son escasas y difíciles de interpretar, porque no todos los geógrafos que se ocupan de la P. Ibérica estuvieron en ella. Es decir no son documentos, son copias de segunda o tercera mano. Hay otro aspecto, y es que el termino “geografía” no es el mismo en la actualidad que en la antigüedad. Antiguamente, con la palabra geografía, se dedicaban a describir el paisaje, accidentes geográficos y a veces se detenían en descripciones etnográficas, o de ciertos comportamientos de los habitantes que resultasen extraños. Autores:
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Rufo Festo Avieno: es la fuente más discutida, por su cronología y contenido. Alto funcionario romano del s. IV a. C., fue un poeta didáctico que realizo versiones y adaptaciones de autores más antiguos (Ora Marítima): describe las costas europeas. Se basa en documentación antiquísima en la que utiliza elementos suyos, más modernos. Respecto a la P. Ibérica, utiliza la documentación de un viajante griego, que estuvo en la P. Ibérica en el VI a. C.
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Artemidoro de Efeso: geógrafo griego, del 100 a. C. Su obra en parte se ha perdido, a pesar de que estuvo en la península. De ella solo conocemos lo que escribió Estrabon.
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Estrabon: geógrafo griego del I a. C. Escribe una amplia Geographia, 17 libros, tres de los cuales los dedica a la península. Estrabon nos deja la descripción más extensa de la P. Ibérica, pero hay que decir que son una copia de autores más antiguos, como Artemidoro de Efeso. En su obra, los paisajes de la Costa Oriental, es lo más confuso.
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Pomponio Mela: escribió “De Geographia” en el I d. C. En esta obra se describe la costa del Mediterráneo y las tierras e islas cercanas.
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Cayo Plinio Segundo. Nos dejo un compendio de 37 libros “Naturales Historia” (I d. C.) que constituye la recopilación mas completa del saber de su época. Era una fuente inagotable de información. En su obra hay descripciones de la fauna y flora, cultivos, comercio,….
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Claudio Tolomeo: griego, trabajo en Alejandría s. II d. C. Escribe también una geografía de 8 libros, en la que nos proporciona una lista de 8 mil ciudades del Mediterráneo, con sus coordenadas geográficas (equivocadas), ya que utiliza coordenadas de otros autores, y no revisa los datos.
Fuentes Históricas
Relatan algunos episodios ocurridos en la P. Ibérica, independientemente de la referencia geográfica, es decir, solo interesa el hecho histórico. Salustrio y Ciceron, son los autores mas creíbles porque fueron contemporáneos a los hechos relatados, no obstante solo relatan un párrafo relacionado con los iberos en las guerras sertorianas. Afirman que la sede de las operaciones estratégicas navales estaba en Dianium.
Las fuentes de carácter dudoso, nos cuentas más cosas. Polibio y Tito Livio, tienen mayores referencias, pero son imparciales, ya que escriben para honrar al vencedor. Diodoro, Siculo y Apiano, nos cuentan los hechos de las guerras púnicas y la pacificación de Catón (siglo II a. C.). Todos los autores se centran especialmente en la muerte de Amilcar.
El concepto de Iberia y de los Iberos entre los antiguos
Para los antiguos hablar de los Iberos, era hablar de un carácter tribal o étnico. La P. Ibérica en época antigua se conocía como Iberia o Hispania. Iberia es un término griego e Hispania deriva del latín, que a su vez procede de la palabra fenicia Hispani. Pero ¿de donde deriva Iberia? El geógrafo antiguo Avieno da dos ideas, pero contradictorias. Por una parte dice que deriva de un río que hay en el golfo de Cádiz, que se llama Iber. Al mismo tiempo, plantea que hay un río, Hiberus, que corre entre los inquietos vascones (Ebro), y que daría nombre a la tribu que abarcaría todo el Levante, y nordeste de la P. Ibérica.
Polibio en el 200 a. C., habla de una formación social concreta que configuran el mosaico de la población que vive en la P. Ibérica (los iberos). En el límite geográfico que conforman los montes de Sagunto, se establece la división entre iberos y celtiberos. Este complejo debate no esclarece ninguna teoría.
Así pues, el termino Iberia/íbero, tiene un contenido ambiguo (geográfico, tribal,…). Inicialmente, según los datos que poseemos, la cultura Ibérica se refiere a formaciones sociales amplias. El momento prerromano, es decir, el final de la cultura ibérica, esta algo más claro, ya que encontramos una serie de pueblos ibéricos más delimitados geográfica y arqueológicamente. Encontramos a los Bostetanos, Oretanos, Edetanos, Contestanos,…
La situación política de estos pueblos cambia con el paso del tiempo, ya que antes se organizaban en tribus, es decir, la reunión de distintas familias con un origen común. Pero ahora, en un mapa del siglo II-I a. C., observamos formaciones estatales incipientes, es decir, asistimos a la formación de reinos. Las fuentes nos hablan de regulos (autoridades políticas), cuyos nombres se identifican con el de la capital y el pueblo (edetanos: rey Edetón). Siguiendo con esto, hay que destacar el caso de la Contestania, donde no hay evidencias de ningún rey llamado Contesta. Para su estudio las fuentes son tardías (Plinio y Ptolomeo). El mas explicito es Plinio quien habla de las tres ciudades romanas mas importantes en la Contestania (Dianium, Lucentum e Ilici) y delimita el territorio hasta el río Jucar.
No sabemos pues, el contenido que tenia el nombre de Contestania, si se refiere a un territorio único o a varios territorios unidos. Para algunos la palabra Contestania la usaron las fuentes para nombrar a los iberos de la montaña.
El “descubrimiento” de la cultura Ibérica
Fue a finales del XIX cuando se comenzó a investigar esta cultura. Sus inicios, coinciden con aquella época, en la cual, en el Mediterráneo Oriental se llevan a cabo las grandes excavaciones (Mecenas, Creta, Troya, Sumeria, Asriria,…). En los círculos intelectuales europeos se publicaron todos estos hallazgos, mientras la Europa decimonónica quedaba impresionada por tales descubrimientos. En este mismo momento, comienzan a producirse ciertos hallazgos (1897, Dama de Elche), que se incluyen dentro de un conjunto denominado cultura ibérica-micénica. Los investigadores franceses fueron quienes dieron los primeros impulsos a la cultura ibérica (Pierre Paris, Perrot,..)
En el mediterráneo oriental, se halló un tipo de cerámica característica de Mecenas, con representación de aves, toros, peces, humanos y Horror Vacui. De aquí, viene la teoría de que ambas cerámicas son similares, y fueron realizadas por iberos como consecuencia del contacto con los micénicos, afirmaban los investigadores. Lo que sucede es que hay mil años de diferencia entre las dos culturas.
Conforme se fue excavando mas a lo largo del tiempo, fueron apareciendo ciudades griegas al sur de Italia y los investigadores franceses tuvieron mas en cuenta el desfase cronológico, por lo que crearon etapas intermedias. Así pues, el origen de la cerámica ibérica estaría en la geométrica (modelo) del sur de Italia y del sur de Francia. Hay que destacar como otro gran descubrimiento el producido en 1930 en el Cerro de los Santos (Albacete); denominado así porque aparecieron imágenes masculinas, femeninas y miles de fragmentos de esculturas rotas, y por supuesto la gran Dama del Cerro de los Santos, que completas las tres grandes figuras de esta época (Dama de Elche, de Baza).
Los investigadores españoles ante los nuevos descubrimientos se anteponían a las opiniones francesas. Cuando se descubren estas esculturas se plantea que sean o esculturas romanas tardías o que son esculturas cristianas visigóticas, ya que aparecieron en un lugar de enterramiento visigótico. Pero ninguno de estos investigadores relaciono la escultura con la cerámica como manifestación de un mismo pueblo antiguo, pues se trataba de discursos paralelos. En el caso de la escultura se admitió que era antigua cuando apareció la Dama de Elche (1897). Esto dio credibilidad a una posible cultura ibérica y a principios del XX, se dijo que era una escultura prerromana. En el estudio de la cerámica se dieron cuenta del lapsus cronológico, pero no le dieron importancia.
En 1905, Albertini excava en L'Alcudia (Elche) donde aparece un tipo de cerámica figurada la cual estaba acompañada de la sigilatta romana. Esto dio pie al inicio de una discusión para comprobar si esa cerámica procedía de una cultura indígena de la P. Ibérica amen de situar cronológicamente la cerámica (principios, mediados o finales del I milenio). La cronología no tenia visos de solución, unos definían que era antigua (siglos V o VI: cronologías altas), y otros decían que eran del I a. C (cronologías bajas). De esta manera la cultura iberia seria contemporánea a la romanización.
Ambas teorías tenían razón, ya que la cultura ibérica comienza a finales del VI a. C., con la cerámica geométrica, y finaliza con el cambio de era con la fabricación de la cerámica figurada. Pero ¿Cómo se soluciona la discusión? La solución viene cuando se excavan los yacimientos valencianos y murcianos, ya que se descubre que la cerámica geométrica aparece con la cerámica attica (Atenas) de los siglos IV-III a. C., y la cerámica figurada se asocia a los vasos romanos. Otras excavaciones importantes fueron: Tossal de Manises (Alicante), L' Illeta del Banyet (Campello), La Serreta (Alcoy), San Miquel (Lliria), Alculdia (Elche) y Arse (Sagunto).
A partir de los años 50, los arqueólogos estudian detalles más concretos: las representaciones de animales en la cerámica, las barbas de los iberos. Llegamos hasta los 80 así, cuando comienza una etapa “feliz” entre los iberistas, ya que nadie duda que estamos ante una cultura. A todo esto, contribuye que en los años 70, los arqueólogos del Instituto arqueológico alemán excavan las factorías fenicias del sur peninsular. En esta zona descubrieron cerámica fenicia a torno con decoración geométrica (se remonta al VII-VI a. C.) por lo que pensaron que allí estaba el principio de la cultura ibérica (casas de planta cuadrada, con zócalos de adobe, mampostería, cerámica a torno).
Los iberos en la historiografía posterior: ¿ibero o hispánico?
Hasta que en los años 50 se tuvo conciencia de lo ibérico como cultura peninsular autóctona, la palabra ibero e ibérico se utiliza con un sentido estrictamente geográfico (de pueblo) y no cultural. Este termino se cargo de un contenido cultural, en los 60, y sobretodo, cuando Antonio Arribas (1965) escribe la primera síntesis, que fue la primera visión global de esta cultura (Los Iberos). La historiografía española se basaba sobretodo en las fuentes (Plinio, Estrabon, Tito Livio,…) y los datos arqueológicos eran un mundo aparte. Los mas adelantados lo que hacían era usar los datos arqueológicos, para adornar sus discursos. Esto dio pie, a que la historiografía tradicional hasta los 60, empleara el término ibero para los nacionalismos.
Algunos historiadores de Madrid emplearon el termino Hispánico, porque les parecía mas neutral. Fue un término que no triunfó. Así pues, en los años 40 y 50, en artículos de esa época, se usaba el término hispánico referido a esa cultura ibérica, mientras que lo ibérico tenía una carga étnica-folclórica.
Tema 4
Los asentamientos y la Edilicia
Materiales y sistemas constructivos
Se ha creído siempre que la arquitectura ibérica ha sido una cultura de materiales pobres. Pero las investigaciones en la ultima década han demostrado que no esta pobre como se pensaba amen de ser propia de personas que conocen los materiales (habían maestros de obras), es decir, gente que conocía el oficio de la construcción ya que abandonaban provisionalmente sus trabajos (agricultor, pesca) para dedicarse a la construcción de casas. Es un panorama algo mas complejo de lo que hasta ahora se venia diciendo. Estos nuevos conocimientos se deben a las nuevas excavaciones impulsadas por investigadores como Sanmartín, David Asensio o Bonet, que ahora se realizan con más cuidado.
La Ibérica es una arquitectura que se caracteriza por el uso del barro, la piedra y la madera. Cada uno de estos materiales se usa en una parte concreta de la construcción. Como norma general se admite el uso de la piedra en los muros de basamento (zócalo); el uso del barro para el alzado de la pared y parte del techo; y la utilización de la madera para el entarimado de los techos o bien para los dinteles de los vanos (ventana o puerta, es decir, cualquier agujero que se abre en la pared).
También es verdad que la elección del material para la construcción depende muchas veces de si la materia prima esta hecha a mano o no. Hay poblados en los que toda la pared es de piedra mientras que en otro abunda el barro. Ejemplos: Poblado de la Serreta (el río Serpis, esta bajo mil metros de altura del yacimiento. El barro esta únicamente en el río, así pues, en la Serreta los muros son de piedra desde la base hasta el techo); Poblado de L'Oral (en la Vega Baja) (toda la arquitectura de barro); Poblado de Puig de la Nau (Vinaros, Castellón) (hay piedra desde el suelo hasta el techo, aunque seguramente que en el techo usaron el barro).
Parte inferior de la construcción
En el basamento se sitúan los zócalos, es decir, la parte inferior de los muros. Los zócalos se construyen mediante una técnica de mampostería o aparejo irregular. En los zócalos de las casas ibéricas las piedras se suelen colocar formando hiladas, y en esos zócalos tienen doble paramento (la pared de dentro y la de fuera). La piedra de mampostería, por regla general no se trabaja, pero en los muros ibéricos se procura que la cara que ha de ser vista este retocada y que no tenga protuberancias. Además hay un recurso técnico destacable ya que dejan la punta hacia dentro, ya que la traba es de barro. El perpiaño es una piedra colocada en todo lo ancho del paramento y sirve para darle fuerza a toda la construcción.
En la esquina se coloca una piedra angular. Esta piedra los iberos la utilizaran, al igual que la piedra de Perpiaño, como tirante, es decir, para coger los muros, ya que siempre hay que reforzar los ángulos. El zócalo de mampostería, además de sostener el muro, sirve también como aislante de la humedad y para sostener el peso de la construcción. Se considera que la mayoría de los zócalos de mampostería presentan un ancho de 50/60 cm., (los muros maestros) y una altura de 50 centímetros. Un zócalo de 50 de alto y 50 de ancho es suficiente para sostener paredes de dos o tres metros de alzado y techo, de esta manera se evita que el techo y el muro se derrumben.
Toda esta arquitectura de piedra esta revestida con una capa de barro tanto por dentro como por fuera. El barro normalmente se utiliza para aislar el material utilizado de la humedad. A veces es posible encontrar en algunos yacimientos un zócalo de mas altura de la normal; alcanzando un metro o más. Hay por ejemplo, un edificio en L'Oral con un zócalo de 1'10 metros; estaríamos pues ante una casa de doble planta.
El alzado de los muros
Esta construido mediante hiladas de adobes, es decir, mediante piezas paralelipedas de barro no cocido (ladrillo) sobre moldes de madera. Esta técnica fue un gran descubrimiento. El problema de la arquitectura del barro es que se conserva mal y muchas veces no se encuentra el alzado. La parte superior del zócalo debe perfilar una superficie horizontal lisa, para apoyar la hilada de adobe. Para alisamiento hay varios sistemas: de piedras planas, o aplicar una capa de barro especial de color oscuro, que sirve para evitar que los adobes del muro se agrieten. Esta capa la vemos en los muros de Terkuan (ciudad púnica), y es también utilizada por griegos, ibéricos,…
La arquitectura ibérica es más rica de lo que se pensaba, y prueba de ello es que tenían diversas técnicas en el alzado de la pared: hiladas de adobe y tapial. El tapial es un barro amasado con agua, que utiliza otros componentes muy diferentes a los usados por el adobe. Ese amasado se coloca en un encofrado, especie de molde de madera construido previamente. Las tapiadas, son cada una de las líneas de barro. Este tapial también iría revestido de barro. En los muros ibéricos hay que acudir a la proporción de materiales de la mezcla para saber si estamos ante un tapial. El tapial solía tener un metro de alto y un metro y algo más de ancho.
En el mundo ibérico y en la arquitectura tradicional también hay técnicas mixtas a veces, por lo que las tapiadas son separadas por hiladas de adobes para regularizar el alzado. La técnica de tapial era más rápida y económica. La conclusión es clara: la arqueología ibérica es más compleja de lo que creíamos.
Mediante los análisis de micromorfología se llega a saber si estamos ante tapial. Con estos análisis no solo se ven los materiales usados sino también el grado de dureza de la tierra, ya que el tapial posee una morfología mas dura y apretada, mientras que el muro hecho a mano es más blando.
El techo de los edificios
El techo de los edificios se construye con un envigado que soporta un cañizo y sobre este, se coloca, un manto de tierra, que es lo que estará a la intemperie. Las últimas investigaciones han demostrado que los iberos usaban otros recursos para impermeabilizar el techo: colocaban algas entre el barro y el cañizo, cosa que ha aparecido entre el VII y el V. Los techos tienen que ser planos pero no del todo ya que deben tener una pequeña inclinación. Los techos planos son típicos del mediterráneo y de la antigüedad. Para saber si un techo es plano, es necesario encontrar evidencias de caña, si no aparecen, no podremos decir que es un techo plano.
Al no haber improntas de caña, posiblemente es que se trate de techos construidos con material vegetal. Como por ejemplo en el Oral (Vega Baja) que ofrece techos realizados con material vegetal y en forma inclinada (a un agua; a una vertiente; a doble agua; o a doble vertiente: estos dos últimos tipos se demuestran cuando se halla en medio de la habitación huellas acerca de un poste que sujetaba la viga central). De época contemporánea a la ibérica se conoce la teja (de ladrillo), pero esta no se utilizo en la península posiblemente por una cuestión cultural (en el sur de Francia, sur de Italia y los etruscos si que la utilizaban; los púnicos y los iberos no).
Los iberos, a veces, construyan casas de dos plantas de una gran estabilidad. En la base de la primera planta había menor arcilla y mas yeso, para que así la superficie resultase flexible y resistente (esto se observa en el deposito arqueológico). Se llega a la conclusión de que una casa tiene dos plantas si en la excavación aparece algún indicio de escaleras. También la prueba más evidente de esa primera planta la encontramos en las excavaciones de Sant Miquel de Irilla, donde observamos la construcción de terrazas, es decir, socavando la roca para construir una plataforma.
Todas las culturas mediterráneas se caracteriza por la utilización de materiales pobres, pero la cultura ibérica se diferencia de las demás porque no tiene una arquitectura monumental y para la construcción de templos y edificios sacros se seguían utilizando los materiales de siempre (adobe, piedra y madera). Solo por la diferente planta podemos identificar que estamos ante una construcción sacra (templo).
La estructura interior de las viviendas.
Según la idea tradicional, las casas eran consideradas como cobertizos. Pero las excavaciones han descubierto que el ibero cuidaba el acabado interior de la vivienda con el fin de mejorar las condiciones de habitabilidad. En el exterior de la vivienda existe un revestimiento de color blanco, que puede ser de yeso o de cal. Este revestimiento blanco caracteriza a las zonas de reposo, y no se da en las zonas de residencia o culinarias. También aparecen zócalos de colores ocres (mayoría de las veces). Ese color rojizo ha sido interpretado como un elemento decorativo, pero esta hipótesis es muy dudosa. Debió tener una función práctica, ya que el yeso actúa como aislante térmico junto a la pared de barro, y la función del zócalo con la pintura obedecería a una cuestión de limpieza, es decir, evita la concentración de suciedad.
En las áreas de reposo se dan algunos elementos como los pavimentos de adobe (en el Oral hay mas de 9), que se colocan encima de capas de tierra batida (con mucha arcilla). Otras veces hay pavimentos de guijarros o de piedra machacada que servían para drenar, es decir, expulsar la humedad. Esa capa de tierra batida suele llevar algún estabilizante (yeso o cal) con la función de darle dureza. Además, los iberos sabían que la ceniza es un material hidrófugo, es decir, que repele el agua, y por ello, sobre la capa de tierra batida se solía derramar ceniza hasta dos milímetros de espesor.
Los pavimentos ibéricos no suelen estar decorados, excepto un pavimento del Oral, que presenta barros de distinto color y en el que se representa una forma que recibe el nombre de Lingote Chipriota. Esta forma presenta connotaciones religiosas, simbólicas y económicas, por lo que indica que no estamos ante una casa cualquiera, sino ante un lugar donde se cierran contactos comerciales.
Los umbrales son elementos que separan el exterior del interior de las viviendas. Es un elemento muy cuidado por los iberos. Allí colocaban unas losas de piedra (realzadas), unos adobes o un lomo de barro, para evitar que cuando lloviese, el agua que corre por las calles, entrase en las casas. En el Oral se usan conchas a modo de felpudo en los umbrales. En este poblado hay evidencias de un canal de desagüe que se inicia desde el patio de una casa adosada a la muralla. La morfología del canal es importante porque esta en la zona sur del poblado y los iberos sabían que al construir la muralla, en esta zona se construiría una casa que tendría patio, y al llover, habría que sacar esa agua al exterior a través del canal.
El interior de una casa ibérica esta provista de una serie de estructuras que son el equipamiento domestico:
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Construcciones de mampostería de forma circular. Las mejor conservadas están revestidas de barro y tienen un metro de altura. Seguramente serian mesas de trabajo o soportes para molinos (Sant Miquel de Lliria). Otras veces, estas construcciones tienen un mayor diámetro y se colocan en el exterior de las casas, como ocurre en el Oral. En estas se ha encontrado evidencias de ceniza, por lo que podrían ser basamentos de construcciones de combustión (hornos de pan).
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Hay también una serie de bancos, que servían para encajar las tinajas encastradas en elementos verticales.
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También hay mesas, elevadas diez centímetros sobre el suelo, que estarían marcando las áreas del reposo, en las que los hombres se reunían alrededor de la mesa.
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El elemento que identifica la vivienda ibérica es el hogar. Hay muchas variantes morfológicas. En este sentido podemos hablar de dos tipos de hogares: hogares en los que se cocina y en los que se caldea (la cocina aparece en lugares de reposo). En los hogares en los que se cocina, en las habitaciones destinadas a ello, aparece una placa de arcilla refractaria. En otros hogares esa placa se rodea de un ribete de barro blanco.
El debate sobre el urbanismo
Una de las características que definen a la cultura ibérica es su carácter urbano, aunque esto no se ha pensado siempre. Antes de la década de los 80 se decía que los iberos vivían en comunidades organizadas de forma caótica. A partir de los 80, surge un debate con dos posturas: quienes creen que si hubo urbanismo; y por otro lado, los que opinan que no había urbanismo, quienes asientan este argumento sobre la base de que en la P. Ibérica no se han encontrado muestras del trazado octogonal que era característico de los poblados del mediterráneo clásico (modelos hipodámicos).
Para la última época si que se aboga por la existencia de una cultura urbana en los asentamientos ibéricos. Esta afirmación se debe a que hay otras valoraciones para que exista este urbanismo: valoraciones de tipo socioeconómicas y de tipo físicas.
Independientemente del trazado se acepta que para que exista urbanismo tienen que haber una serie de elementos socioculturales: una jefatura política, un territorio organizado (dirigido por la autoridad) y que contenga las funciones religiosas y económicas. En cuanto a los elementos físicos, que debe contemplar un asentamiento ibérico para conferirle un carácter urbano, estos son: que el espacio que esté organizado, que haya un recinto defensivo (que separe la urbe de lo desconocido), que haya una infraestructura organizada para mejorar las condiciones de vida, y que hayan espacios o edificios públicos. Todos estos criterios los reúnen los poblados ibéricos. Así pues es correcto decir que la cultura ibérica es igual a una cultura urbana. Resumiendo, no se puede crear un modelo de urbanismo antiguo y trasladarlo rígidamente a todas las culturas mediterráneas, ya que cada cultura hará su propia materialización del urbanismo.
Tipos de urbanismo en el mundo físico
Urbanismo regular: aquel en el que el espacio habitado se organiza en calles más o menos amplias y se cruzan en ángulos más o menos rectos, generando manzanas bastante regulares. Para que un poblado desarrolle este urbanismo necesita de una topografía plana, como por ejemplo la colonia griega de Ampurias. Este modelo se puede aplicar a otros poblados ibéricos como, el Oral (finales del VI y V) o L' Illeta del Banyets (Campello).
Urbanismo geomórfico: tipo de urbanismo cuya forma esta condicionada por el cerro (topografía). Es un tipo de urbanismo que se da en poblados cuya inclinación suele ser inclinada. En el País Valenciano hay dos ejemplos de este urbanismo: Sant Miquel de Lliria y la Serreta de Alcoy. Son poblados que confirman que aunque su trama urbana es caótica e irregular, cumplen todos los requisitos para ser considerados poblados urbanos. En la Serreta de Alcoy, las calles se cruzan coincidiendo con las curvas de nivel, mientras que en Sant Miquel de Lliria, a veces en la roca no se puede hacer el camino por lo que se recorta la roca generando terrazas (habitaciones para el piso superior). De esta manera se transforma el terreno creando terrazas para ganar así espacio vital. Hay también unos callejones escalonados que comunican con la calle principal para cortar la velocidad del agua cuando llueve. Otros poblados, con este tipo de urbanismo son: el Puntal de Salinas y el Monastil, ambos en la zona del Vinalopó.
Urbanismo de calle central: se da en poblados de pequeña extensión y sobre una cima amesetada. Esta condición topográfica solo permite construir un poblado organizado a partir de una sola calle central. A esa calle abren todas las casas y habitaciones, mientras que la parte trasera de las casas da a la muralla. Se plantea, si cada unidad (habitación) es la casa de una familia, o si son alquerías, es decir, habitaciones con una función determinada dentro de las actividades de un grupo familiar. Este urbanismo es típico de Castellet de Bernabé o el Puntal del Llops. En cambio no aparece en La Contestania y es típico de la provincia septentrional de Valencia, Castellón y del Valle del Ebro. Los primeros poblados de este tipo son protohistóricos, pero el origen de este urbanismo se remonta a la Edad de Bronce.
Respecto a la duda sobre quien es más antiguo, si el urbanismo regular o el geomorfico, tradicionalmente el geomorfico es más antiguo, mientras que los ejemplos regulares son más tardíos. Las excavaciones del Oral, entre sus grandes aportaciones, han confirmado que el trazado urbano no depende de la cronología sino que de la topografía.
La organización de los asentamientos: estructuración espacial y social de la ciudad ibérica
La función de cada zona del poblado no la conocemos bien, debido a la falta de excavaciones sobre poblados ibéricos en extensión. Gracias al poblado de Torna Bous (Lérida) podemos extraer nuevas conclusiones. Este poblado posee muralla, y adosado a ella hay unas construcciones muy sencillas, luego una calle por delante de las casas y unas construcciones mas complejas en el área central. Probablemente, las habitaciones sencillas eran lugares de almacenaje y de actividades artesanales, y las zonas centrales eran lugares residenciales. Hay también una zona elevada, supuestamente un acrópolis (zona templaría). La arquitectura ibérica no distingue la función de los edificios, lo que supone que en ocasiones se desconozca la zona de la acrópolis.
En el Oral, en un primer momento se pensó que las habitaciones pegadas a las murallas eran centros artesanales por el material que allí apareció, pero lo que realmente había adosado a las murallas eran las casas mas importantes, es decir, las viviendas de las elites. En ellas había una mayor privacidad, ya que era imposible observar lo que ocurría en su interior.
Los edificios: casas, templos, edificios públicos e instalaciones artesanales
Las instalaciones artesanales suelen estar en la periferia y muchas veces fuera del poblado. Esto se ha detectado gracias al registro arqueológico (molinos, prensa, almazara, forja,…). Por otro lado, las casas, templos (se caracterizan por la existencia de representaciones y la ausencia de restos de alimentos, como ocurre en otros templos antiguos) y edificios públicos, se sitúan en la zona central y se distinguen por su planta espacial. La Illeta dels Banyets (Templo B del Campello) sirve como ejemplo para identificar al templo en medio de las construcciones ibéricas. En este poblado se identifico un edificio cuadrado de donde salían dos piedras verticales (símbolo religioso en el mundo ibérico). Existe también otro edificio de similares características (Templo A). En estos templos también se han encontrado habitaciones que se podrían identificar como almacenes, cosa que se asemeja a los templos púnicos.
Tipos de casa/vivienda ibérica
En esta cultura no se da un modelo de vivienda única. Son casas, todas ellas, muy distintas: de una habitación, de dos o incluso de once. El número de habitaciones tiene un gran significado social. Las habitaciones se harán más complejas cuando mas meridional sea la casa. En la zona de Cataluña, es más normal ver una o dos habitaciones y otra más pequeña. Mas hacia el sur, las casas son más complejas. Se desconoce el significado de esta diferencia. Puede ser que los poblados catalanes tuvieran una vida cotidiana más sencilla respecto a los territorios del sur. No obstante esta distinción se pueda deber a un factor social y no económico. Es decir, en los territorios ibéricos del sur habrían grupos mas avanzados que en la zona catalana.
El problema nos llega cuando nos encontramos en un mismo poblado (El Oral) con casas sencillas de dos habitaciones y casas complejas de once habitaciones. El espacio básico para los ibéricos serian dos habitaciones, hogar mas almacén, y la complejidad vendría a causa de la diversidad tipológica general. Hay que dejar claro que lo que caracteriza a una casa es el hogar, ya que puede tener varias habitaciones, pero si no tiene un hogar no es una casa. Las demás habitaciones se identificarían con distintos espacios que tienen una determinada función domestica.
Tema 5
La muerte y los ritos funerarios en el mundo ibérico
Breve introducción teórica a la Arqueología de la Muerte
Hasta hace unas décadas, la excavación de una necrópolis consistía en detectar el enterramiento y analizar el ajuar. Para el positivismo e historicismo lo importante era describir una cultura a través de sus objetos materiales; pero ahora, la investigación arqueología actual, trata e intenta averiguar los procesos históricos a través de los objetos materiales. Ahora, se quiere ver en el mundo de los muertos el reflejo del mundo de los vivos. Esto se hace aplicando los procesos teóricos y metodológicos de la Arqueología de la Muerte.
Historicismo/Positivismo: desde el XIX hasta la primera mitad del XX, propugnan un predominio de lo particular, interesándose por las seriaciones tipológicas. Estamos pues, ante un planteamiento, ahora en desuso, que impide la afirmación de las teorías generales.
La Nueva Arqueología, fue introducida por los investigadores anglosajones en los 60. Afirman que todas las culturas estaban condicionadas por su entorno geográfico, y a través de él las pautas de comportamiento de la cultura, obedeciendo a unas leyes, que mediante el estudio del registro arqueológico podían averiguarse. Con la nueva arqueología se desarrollo también la Arqueología de la Muerte.
En este momento surgen dos corrientes que se ocuparan con detalle de la Arqueología de la Muerte: el la arqueología social (materialista) y el procesualismo (formalistas); ambas corrientes intentan explicar el mundo de ultratumba a través del mundo de los vivos. Los formalistas plantean que la estructura funeraria es reflejo de la estructura social, sin embargo, los materialistas afirman que la estructura funeraria refleja la estructura social, pero no siempre es un reflejo exacto. Esto es debido porque en el mundo funerario intervienen cuestiones de simbología, de ideología, etc., que no siempre se reflejan en el registro material.
Post-procesualismo (idealistas): critican el enfoque de Binford y Saxe, quienes crearon los planteamientos teóricos de la Arqueología de la Muerte. Los idealistas, plantean la negación del isomorfismo entre el mundo de los vivos y el de los muertos, ya que no siempre hay un reflejo exacto y se cree en la importancia del universo ideológico y simbólico. Aquí surgen dos tendencias, neomarxistas y neoestructuralistas, quienes niegan las teorías generales, volviendo al historicismo del XIX.
Todos estos enfoques lograron asentar la base de una metodología de trabajo, con suma atención a los datos que ofrece la excavación, planteando interrogantes que medida que se excava. (Ver Pág. 1, T5)
El concepto de la muerte entre los iberos
Es sabido que a los iberos les preocupaba mucho la muerte, al tiempo que se sabe que creían en la vida del más allá. Esta evidencia se demuestra debido al cuidado que se le da al ajuar y a la señalización de las tumbas de sus difuntos. Los iberos pensaban que la estructura social en vida se repetía en el más allá.
Topografía de las necrópolis ibéricas: ubicación, extensión y organización
La ubicación de las necrópolis ibéricas no se produce de forma aleatoria, sino que suelen estar colocadas de forma predeterminada. El mundo romano y griego, incluso legisla a la hora de elegir el lugar de ubicación de las necrópolis, es decir, para evitar la utilización de lugares (terrenos) agrícolas, para que así lo hagan sobre terrenos baldíos. Las necrópolis de Grecia y Roma suelen estar ubicadas cerca del asentamiento, es decir, en caminos de accesos, cercanos a los poblados y que conduzcan a su puerta.
En el mundo ibérico ocurre algo parecido a lo que sucede en Grecia y Roma. En la P. Ibérica, las necrópolis no suelen estar demasiado lejos del poblado, entre 50 y 800 metros. Por ejemplo, la necrópolis de la Serreta de Alcoy, estaba muy cercana a la puerta de la ciudad, a la que solo se podía llegar atravesando la necrópolis. Si el poblado esta en un espolón, como el Puntal de Salinas, la necrópolis se encuentra en el extremo de ese espolón. Y también en este caso, para acceder al poblado se debía atravesar la necrópolis, rodear la muralla y entrar en el poblado. En definitiva, en la cultura ibérica, la ubicación de las necrópolis obedece al mismo fenómeno/costumbre que la cultura griega o romana, con el fin de que la memoria del difunto pudiera ser perpetuada, ya que los viajeros al entrar en la ciudad leerían las inscripciones de las tumbas.
En cuanto a la extensión de las necrópolis, no se puede hablar de una cifra exacta, ya que no se han excavado totalmente y se desconoce si pertenece a la elite. Algunas necrópolis cuentan con 30 enterramientos y otras con más de 300. La extensión dependerá del tamaño del poblado, aunque a veces, se ha visto asociado a un asentamiento grande una necrópolis pequeña; esto significa que alrededor del poblado, en otras zonas, habrían otras necrópolis de tamaño mediano o pequeño. Se han encontrado tumbas antiguas y modernas en la zona del campo santo, así pues, la distribución de las tumbas evidenciaría, no ya diferencias cronológicas, sino diferencias de rango social.
La organización de las necrópolis ibéricas, hasta ahora era una cuestión desatendida. Ahora se sabe que también las tumbas se organizan topográficamente, al igual que en todo el mediterráneo. Esta organización se basa en la ubicación de una vía, es decir, el camino que se dirige hacia la ciudad, por el que se organiza a la necrópolis, y a las tumbas de las personas más importantes, que estarán cerca del camino, mientras que en la parte de atrás se colocaran las tumbas de la gente menos importante. Dentro de las necrópolis encontramos verdaderas calles que organizan la situación de las tumbas, como Kamarina, ciudad griega del VI a. C. Las necrópolis ibéricas, al igual que las griegas, también están organizadas (tumbas localizadas en torno al camino). Las necrópolis ibéricas copian el modelo del puerto de Atenas.
Recientemente, y gracias a las excavaciones se han encontrado necrópolis en extensión, dando pie a la aparición de caminos que se alejan de las sepulturas. Otro aspecto a destacar es la aparición de otras estructuras como altares. En la necrópolis de Cabezo de Lucero (Guardamar) hay estructuras de piedra, a modo de túmulos escalonados y que no están enterrados. Se consideran altares.
Otras veces aparecen zanjas repletas de cenizas (restos de alimentos consecuencia de algún ritual) de huesos de animales, que se interpreta en el mundo ibérico como “basureros”. Algunas necrópolis del mediterráneo cuentan con muros de relimitación y otras no. En el mundo ibérico han aparecido algunas necrópolis con un murete que delimita el recinto. No se puede generalizar, pero si este elemento aparece significa un intento por separar el mundo de ultratumba respecto al de los vivos.
Los rituales funerarios y su trasfondo ideológico
En todo proceso de enterramiento se pueden establecer tres momentos, los cuales se observan claramente en el mundo griego y romano, gracias a la información de las fuentes literarias.
En primer lugar, destacar la fase predeposicional. Una vez que ha muerto una persona, se inicia su arreglo y se deposita en la casa del difunto, cosa que podemos observar en la decoración de los vasos griegos desde el geométrico (s. VIII a. C.). Esta fase tiene un doble cometido: observar que la persona esta realmente muerta y honrar al difunto. Esta primera fase del ritual se denomina prothesis o ritos predeposicionales, y no deja huellas en la necrópolis.
Durante la segunda fase, ritos deposicionales, se produce una procesión, o cortejo fúnebre hacia la necrópolis, el ritual en torno al tratamiento del cadáver y su enterramiento. Este proceso si deja huella en el registro material.
Por ultimo, los ritos post-deposicionales se conocen bien tanto en el mundo griego como romano. En ellos se vuelve a honrar la memoria del difunto al día siguiente, a los tres días, a los 9 días, al mes y a los 6 meses. En esta fase, las celebraciones para honrar al difunto después del enterramiento son susceptibles de dejar huellas en el registro arqueológico. Las celebraciones consistían en ofrecer al difunto aquello que necesitaría en su camino hacia el mas allá. Por ejemplo, se ataban cintas o guirnaldas a las estelas, también era frecuente dejar huevos en las tumbas como símbolo de eternidad, o galletas y dulces para alimentar al difunto. Todos estos alimentos permiten obtener un registro arqueológico débil. Para averiguar si los iberos realizaban estos ritos post-deposicionales, hay que excavar el estrato superficial con cuidado. En las tumbas se han encontrado evidencias de frutos como granadas, símbolo de eternidad, al igual que higos. También hay que destacar la existencia de unos pequeños vasitos que contienen perfume, exclusivos para los ritos post-deposicionales que se decoraban con escenas funerarias. Casi con toda seguridad existen estos ritos post-deposicionales en el mundo ibérico.
En el mundo ibérico en el tratamiento del cadáver se utiliza la incineración, termino semántico no muy bien empleado porque significa “reducción a cenizas”, ya que en el mundo ibérico quedan huesos calcinados, y habría que hablar más bien de una cremación. En el mundo ibérico, se incineran tanto hombres, mujeres y niños, excepto los nonatos, que se entierran bajo el suelo de las casas (inhumación). La incineración puede ser primaria o secundaria. La primaria se conoce con el nombre de “bustum”, es decir, cuando el muerto es enterrado en el mismo lugar que en donde se crema. La incineración secundaria es un enterramiento en que el muerto es incinerado en un lugar cualquiera, después se recogen los restos calcinados y son enterrados en otro lugar fijo (ustrinum).
Las tumbas y sus tipos
A la hora de estudiar una tumba ibérica hay que tener en cuenta, tanto su infraestructura (hoyo) como su superestructura (señalización; panteón). En cuanto a su infraestructura, la forma del hoyo, es decir donde va colocado el cadáver y su ajuar, puede tener diversas formas: circular, cuadrado, rectangular (foso), paredes sencillas, con cal o yeso, etc. Todos estos elementos pueden ser usados con independencia de la época. Antes de colocar la urna en el hoyo, éste es purificado mediante la quema de sustancias aromáticas. Una vez que esta purificado el hoyo se coloca la urna y el ajuar, y a continuación se cierra la tumba. En algunas necrópolis se han encontrado restos de ocre sobre la tumba, posiblemente espolvoreados una vez que se cerrara, para inmediatamente después colocar el monumento.
En cuanto a las superestructuras, hay que decir que todas las tumbas ibéricas se señalizan. Hasta ahora, solo se han encontrado señalizaciones bastante sencillas, es decir, simples capas de tierra, lo que ha provocado que se piense que algunas tumbas no se señalizan. Por otro lado, las señalizaciones monumentales si han dejado huella. Una de las tumbas monumentales por excelencia y mas frecuentes, son los túmulos escalonados, de muy diversa tipología (una, dos, tres o mas escalas; o una cenefa de piedras que rodea a la tumba).
Además, junto a estos monumentos, han aparecido cornisas, esculturas, sillares trabajados. Hay que mencionar la idea que tuvo Martín Almagro, en el década de los 80, al comparar la unión de todos estos elementos con los pilares-estelas de Ática (V a. C.). Descubrió pues, que los túmulos eran la base de un monumento, como el caso de los pilares-estelas de Grecia. Todos estos monumentos están repartidos por los distintos territorios de la cultura ibérica. Los monumentos de superestructura son una forma de definir los diferentes pueblos ibéricos. El pilar estela fue característico de la Contestania (Cabezo Lucero), el sureste de Albacete (Olla Gonzalo) y Murcia.
No solo estos pilares estelas son los únicos elementos de señalización monumental que podemos encontrarnos en las tumbas ibéricas. Otro tipo de monumento que señaliza la tumba de personajes importantes son los monumentos turriformes (característicos de Albacete y la Contestania). En Alicante hay algunos restos de los mismos como en Elche o en Alcoy. El que siempre se pone como ejemplo es el monumento de Pozo Moro, dentro de la necrópolis ibérica de Chinchilla (Albacete). Consiste en un túmulo escalonado con sillares, que hace de base de una torre construida con sillares. Este monumento tiene un segundo cuerpo que esta rematado por una construcción piramidal. En la base de ambos cuerpos aparece la escultura de unos leones (más pequeños en la parte inferior). Los leones (animales protectores del difunto), eran sillares de esquina, no de bulto redondo, que sustentaban la torre. Lo que hace único a este monumento son los altorrelieves que decoran los sillares del alzado de la torre. Bendala propone que estos monumentos están inspirados en la cultura Hitita (VIII y VII a. C.), y posiblemente, tienen su origen en la P. ibérica en la etapa protohistórica. El ibero, a partir del VI, reconoce el carácter sacro de este monumento. Por otro lado, se dice que el monumento pertenece a la época antigua ibérica, es decir, fines del VI y V, y Martín Almagro, afirma que este monumento no fue una reutilización.
En el territorio de los oretanos (Jaén) no hay monumentos turriformes, ni pilares estela, sino que predominan las tumbas de cámara funeraria, que consiste en una cámara construida sobre el nivel del suelo, para mas tarde recubrirse con un túmulo de piedra. Pueden ser de sillares, los mas importantes o de mampostería. Destaca la necrópolis de galera (Granada), con un pasillo de acceso (dromos), que da a la cámara central que contiene la tumba, que luego se tapa con losas. Hay también una columna central para soportar la losa, que sostiene el peso del túmulo de tierra que recubre a todo el conjunto. La tumba de cámara por excelencia es la cámara sepulcral de Toya (Jaén). Esta trabajada con sillares, posee una entrada que da al vestíbulo, desde donde se redistribuye a tres cámaras (cámara tripartita); recordando a los sepulcros de las cámaras etruscas. Hay también bancos donde se depositaban las incineraciones. Así pues, estamos ante un panteón familiar con distintas incineraciones, todo ello cubierto por un túmulo de tierra.
En el territorio de los bastetanos (Granada), destaca la tumba de la Dama de Baza. Aquí el monumento que se utiliza para el enterramiento de las personas importantes es la cista, que es una cámara excavada en el suelo, no construida sobre el nivel del suelo. La tumba de la Dama de Baza, es la tumba de cista por excelencia; además fue aquí donde apareció su escultura, que seria la urna cineraria. Esta tumba debió de ser importante, por su tamaño, por su escultura, por el ajuar, y porque según su excavador las esquinas no eran rectangulares sino que en ellas había chimeneas circulares que comunicaban con el exterior, desde donde se vertían libaciones.
Normalmente se acepta, que en una tumba cuando aparecen armas o copas áticas, esta pertenezca a un hombre (guerrero), y si aparecen joyas, es posible que su inquilino sea una mujer. La tumba de Baza es una excepción, ya que rompe este silogismo, debido a que la escultura se identifica con una mujer pero va acompañada de crateras y copas, y corazas y hebillas, propias de los guerreros. Recientemente están apareciendo tumbas (Jaén) cuyos interiores han aparecido pintados y decorados.
Otra señalización única de la provincia de Alicante, en la necrópolis antigua de Altea la Vella, es una estela con similitudes próximas en Italia. Es un monumento particular, porque en ella se ha encontrado incisiones que representan a un guerrero (aparecen una espada de antena, cinturón y su cuchillo), posiblemente la persona que este enterrada. Esta estela también aparece en la fase antigua de la cultura ibérica, pero las tumbas de cámara y de cista de la Bastetania y de la Contestania son de la fase plena (V-IV a. C.).
Por ultimo habría que destacar el Cipo de Jumilla, que es el pilar estela de una tumba de tipo escalonada. Fue datado en el siglo IV a. C., y en él aparece una escena común griega, pero el vaso griego no porta nada.
El ajuar
Los ajuares junto con la existencia de los monumentos, son los dos elementos que la Nueva Arqueología emplea para establecer una categoría de rasgos que otorgan o no, importancia al enterramiento. El ajuar es el conjunto de objetos depositados en un enterramiento con distintos valores. El ajuar señalaría la presencia en la tumba de un personaje importante. Para establecer estas valoraciones hay que echar mano de la subjetividad del historiador. Éste debe preguntarse si es mas importante enterrarse en un hoyo sencillo y con mucho ajuar, o en una gran cámara (con abundantes pinturas y bien decoras) con escasez de ajuar.
Cuando se va a producir un enterramiento, lo primero que se hacia era purificar el hoyo para después depositar la urna o los huesos incinerados. A continuación se produce la deposición del ajuar en la tumba para honrar al difunto. Así pues, lo primero que veríamos en una excavación de una tumba, serian los últimos objetos del ajuar. La evolución de estos ajuares nos indicaría también la evolución en el ámbito social.
Dentro de los ajuares podemos distinguir entre los objetos de la indumentaria personal (broches de cinturón, vestidos,…); y los que identifican la posición social o el oficio de la persona en vida. Así pues, una tumba con armas, correspondería a un guerrero, una tumba con utillaje agrícola pertenecería a un campesino (como en Cigarralejo, Murcia), al igual que ocurre en Cabezo Lucero, donde se ha encontrado la tumba de un orfebre ya que ha aparecido un yunque y otras herramientas. Acerca de los objetos que identifican al género de la persona se tienen serias dudas. Hay tumbas femeninas en las que aparecen pesas de telar y cuentas de collar; objetos que se repiten en las tumbas de los guerreros, lo que ha propiciado criticas hacia la Nueva Arqueología. Otro tipo de objetos que podemos encontrar en un ajuar, son los vasos cerámicos, que se depositan en la tumba como contenedor de ofrendas (pan, leche, galletas, miel,…)
Hay una evolución en los ajuares entre las distintas épocas:
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Época protohistórica: tumbas sencillas, y junto a ellas, tumbas de la realeza, en las que el difunto esta acompañado de un ajuar múltiple (calderos de bronce, carros de bronce, vajilla griega, armamento,…)
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A finales del VI a. C: a inicios de la democracia ateniense, hay legisladores, que quieren acabar con el poder de la aristocracia, por lo que deciden prohibir todos los elementos ostentosos de las tumbas, tanto en Grecia como Etruria y Roma. A finales del VI, coincidiendo con la época antigua ibérica, destacan los ajuares pobres, mas bien austeros, al igual que en Grecia. En este momento los iberos se entierran en urnas de orejeta, sin ningún tipo de ajuar o escasos objetos (algunos cuchillos).
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Siglo V, IV y III a. C: en el siglo IV destacan más tumbas con ajuares ricos. Esto significa que las clases dirigentes (aristocracia) ha aumentado en número, desapareciendo la antigua monarquía orientalizante. En cuanto al ajuar, en época plena se siguen viendo las anteriores tumbas sencillas, pero comienzan a proliferar las tumbas con un mayor ajuar. Hay tumbas en las que se han encontrado todo el armamento del guerrero. Una tumba rica de un guerrero, también puede llevar unas pinzas de depilar. Las tumbas en las que aparecen vasos áticos (con perfumes) destacan por pertenecer a una persona importante, cosa que abundara en el IV. En el siglo III vuelve a escasear el armamento. Hay tumbas ricas en objetos cerámicos, como pebeteros, no obstante ya no hay armas.
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Fase tardía ibérica (siglos II I a. C.): en esta fase se vuelve a la austeridad de la época antigua. Solo aparece la urna cineraria (vaso funerario) y como tapadera un plato de sigilatta o de barniz negro. Las urnas están decoradas con el estilo Elche-Archena. Así pues, no hay ajuar, pero el vaso es bastante particular. Tanto las armas como la orfebrería brillan por su ausencia.
En la necrópolis de los Villares, apareció una fosa llena de vasos áticos rotos (unos 50), que fueron objeto de un banquete ritual similar al griego, pero no se encontró ningún cadáver, pudiendo ser un cenotafio. La evolución de los ajuares es paralela a la evolución en el pensamiento del concepto de la muerte y de la consideración social del difunto. Así pues, la evolución del ajuar es paralela a la evolución socio-política.
Cuestiones demográficas e implicaciones sociales
Se ha discutido un tema muy interesante, y es que en las necrópolis ibéricas, no están todos los que pertenecían al poblado, es decir, hay pocas tumbas para los habitantes del lugar. Posiblemente esto suceda, porque en las necrópolis solo se enterraba a las elites y la clientela. Dentro de las clases aristocráticas habría distintos rangos, de ahí la diversidad en los ajuares.
La mitología y la religión ibérica a través de sus monumentos funerarios: la escultura.
De este tema se desconoce mucho, ya que las esculturas que rematan las tumbas (en lo alto de los pilares estelas), no son imágenes divinas, pero si están cumpliendo la misma función que representaría una imagen divina, ya que sirven para acompañar y proteger al muerto en su camino al mas allá.
Tema 6
La arqueología del culto y de la religión
Los problemas de la documentación
El registro material nos brinda información hasta cierto punto, para después tener que contrastarla con las fuentes escritas, las cuales son muy escasas y a veces nulas. ¿Qué se conoce de la religión ibérica? Bastante poco, pese a la existencia de una bibliografía muy extensa, ya que su contenido es poco riguroso, pero lo que sucede es que siempre se trata de meras especulaciones, sobretodo cuando se habla de divinidades. En el ámbito de modos y tipos de religiosidad hay un mayor rigor.
Fuentes para el conocimiento de la religión ibérica:
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Fuentes directas: los textos indígenas son pocos y tratan sobretodo de cuestiones económicas (precios, contratos,…), apareciendo con palabras y numerales. El mayor yacimiento conocido con textos ibéricos, es el de la Serreta, donde aparecen unos plomos con textos de invocaciones. La epigrafía en latín, es decir, textos bilingües en la Península Ibérica son muy escasos. La mayoría absoluta de las fuentes directas son inscripciones de pueblos celtas (mundo celtibero).
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Fuentes literarias: se ocupan bien poco de la religiosidad ibérica. No obstante, nombran descripciones, más bien indicaciones, de lugares sacros. Estrabon, por ejemplo, describe geográficamente la P. Ibérica nombrando incluso los cabos y bahías. El mundo ibérico destaca porque hay algunos santuarios ocupados en lugares prominentes, como el Cabo de Palos, o en la desembocadura del río Guadalquivir. Así pues, no se describen a las divinidades, ni que tipo de fiestas o rituales se celebraban en esta zona.
Hay una cuerdo entre los investigadores por considerar importante el hecho de la diferencia entre el mundo ibérico y celtibérico, ya que estos últimos son mas nombrados por las fuentes en el plano religioso, y conocemos sus dioses por el sincretismo con el mundo latino y la peculiaridad de sus ritos tan extraños para griegos y romanos. Según Rosario Lucas (en los 80), posiblemente no tenemos muchas noticias de las costumbres religiosas de los ibéricos, porque los griegos y romanos no le prestaron atención debido seguramente a que estas costumbres eran muy parecidas a las suyas. Esta hipótesis, puede ser discutida si nos atenemos al registro material (construcción de edificios sacros, elección de los lugares,…) de la cultura ibérica, ya que se parece bastante poco al de la religiosidad griega y romana.
El registro material se puede dividir en cuatro apartados:
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Fragmentos de arquitectura (capitales, sillares, cornisas,…)
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La plástica en piedra, bronce y barro: en la imagen se cree que esta la divinidad. Los exvotos serian las ofrendas en forma plástica hechas a la divinidad para pedirle algo. La religión ibérica es aniónica, es decir, no tiene representación den sus propias divinidades a diferencia del mundo griego donde los templos se construyen para albergar la imagen de la divinidad.
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La pintura vascular: en vasos cerámicos. En el estilo Elche-Archena hay imágenes de divinidades femeninas (con alas). En la Alcudia ha aparecido representado un personaje masculino cogiendo las riendas de un caballo (Despates: protector de los animales). Los iberos tenían una religión en la que el panteón era dirigido por una figura femenina. Es pues una religión más similar a la púnica y semita que a la griega y romana.
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Los templos: empleo anacrónico del término.
Al hablar del registro material, primero hay que ordenar los datos (clasificación tipológica). En la religión ibérica hay una tipología, según Rosario Lucas (1981), que sigue siendo valida. Observo los lugares (yacimientos) donde existían señales de religiosidad y estableció tres tipos:
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Los lugares de culto al aire libre en lugares naturales (Locra Sacra Libera). Son zonas que no presentan modificación humana. Se eligen lugares de la geografía imponentes, como cimas elevadas, cabos, cuevas, etc. Destacando sobretodo las cuevas-santuarios, en los que se presenta un tipo de religiosidad curiosa. La Contestania, fue uno de los territorios ibéricos con mayor número de cuevas-santuarios.
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Los santuarios: el diccionario los define como el terreno sagrado en el que se erige algún edificio. En este caso si hay una modificación humana del terreno, pero no tiene carácter urbano.
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Los templos: el diccionario los define como una construcción religiosa de cierta prestancia y de carácter urbano, en honor a deidades y personajes que llegan ha alcanzar honores divinos.
Pero para esta asignatura tomaremos como base la siguiente división: Manifestaciones urbanas de la religiosidad ibérica (templos, santuarios y capillas domesticas); Los santuarios al aire libre y en cueva; El concepto de santuario monumental periurbano.
Manifestaciones urbanas de la religiosidad ibérica
Dentro de las urbes existen distintos lugares de culto para la práctica de la religiosidad. No solo templos, sino también santuarios se sitúan en el centro de la trama urbana.
Santuarios
A destacar el santuario de la Serreta (Alcoy). Se le llama santuario aunque este dentro de la trama urbana. Se sitúa en el extremo de la cima donde se desarrolla el poblado y no hay ninguna construcción. Así pues, el santuario se rige en función de la urbe. Además de estar en la cima y sin ninguna construcción, se constituye como un lugar destacado que domina toda la provincia. Son precisamente las jerarquías políticas de la capital (Serreta) las que controlarían ese santuario.
¿Cómo se sabe que el edificio hallado es un santuario? Porque cuando se excava en un yacimiento aparecieron fragmentos de terracota en la grieta de una roca. Ésta estaba llena de terracotas fragmentadas y otras completas. Se trata de figuras femeninas con tocado y toga, y mascaras masculinas (figuras antropomórficas). No se trata de imágenes divinas sino de exvotos, es decir, piezas que el creyente ha dejado en el lugar sacro para congregarse y pedirle favores a la divinidad.
Otro santuario a destacar es el de Cigarralero, en Murcia. Poblado ibérico situado en una ladera, sobre el río Mula. En la cima del poblado, donde también hay una cresta, se encuentra el santuario, pero éste a diferencia del anterior, si esta construido con espacios compartimentados a modo de espacio sacro. En este edificio sacro también aparecieron los famosos exvotos, lo que indujo a confirmar que se trataba de un santuario. Eran varias decenas de piedras, únicamente con figuras de equinos. Son de bulto redondo y algo muy toscos. Hay un solo ejemplo de relieve con una yegua y su cría. Siguen siendo exvotos, pero marcan una diferencia de culto respecto a la Serreta. Se piensa que a la divinidad a la que se rendía culto era una Potria Hippon (diosa de los caballos), siendo una contribución del culto de la señora de los animales o diosa madre. Hay que destacar que los santuarios costeros fueron una referencia para la navegación.
Templos
Uno de los mejores ejemplos de templos, lo tenemos en la Contestania, en L'Illeta dels Banyets (Campello). Su planta de tres edificios (templo tripartito) nos dice que no se trata de casas. Hay un edificio de con tres naves, un vestíbulo, dos columnas y estancias al fondo, tratándose del Templo A. Luego hay un edificio alargado, con las estancias delante, en las que se encuentran las habitaciones (estrechas y alargadas), tratándose de un almacén. Y por ultimo destaca el otro edificio de planta cuadrangular, denominado Templo B.
El segundo edificio del que hemos hablado, se trataría del almacén del Templo A, destacándose de esta forma la función económica de los templos. Aquí era donde se almacenaban los bienes del templo, que el sacerdote luego redistribuiría. Parece ser que estos templos comenzaron a aparecer a partir del IV y III a. C.
El Templo A, ha sido interpretado por algunos como una regia, es decir, un edificio civil donde vive (y recibe) la autoridad. Es una hipótesis creíble, al igual que la que afirma que es un templo. Lo que parece estar claro, según la arqueología del Mediterráneo oriental, es que una habitación con vestíbulo y pronaos con dos columnas, es un edificio especial y singular.
Al hablar de templos, es necesario ordenarlos tipologicamente (actualmente se esta investigando). Hay una topología que destaca por su sencillez e ineficacia:
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Templos de planta rectangular: Campello A y Burriac
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Templos de planta cuadrangular: Campello B y Ullastret A
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Templos de tradición o de tipo semita.
Pero hay que tener en cuenta que esta topología es inservible, pues los templos de planta cuadrangular y rectangular, están imbuidos por la influencia oriental: Campello A posee una planta de tradición oriental; en Burriac aparece un hogar en el centro, estando pues ante el típico megaron con raíces en la Edad del Bronce; además Campello B, es un templo púnico, del cual se dijo que era de tradición semita, porque tenia escaleras de acceso, un banco corrido y en su interior, un altar con dos fustes de columnas de piedras amen de la existencia de un pebetero, representando a la diosa Tania o Demeter, ademas aparecio una cazoleta con restos de fuego (era un altar de cuernos donde se quemaban inciensos).
En Ullastret, tambien hay dos templos. El Templo A (planta cuadrangular) y el Templo B (planta rectangular). Morfológicamente son iguales, pero son religiosidades distintas.
En frente de ambos templos, no había un lugar de reunión (plaza) para la manifestación religiosa del ibero: ¿es que seguían unas manifestaciones distintas a las griegas o romanas (congregados alrededor del templo)? ¿Son reuniones multitudinarias o no? Para estas preguntas no hay respuestas, pero se están planteando líneas de investigación.
Capillas domésticas
Recientemente se ha descubierto, que en las casas de familias ibéricas habían estancias que se dedicaban al culto domestico (algo normal en el mediterráneo). En esas estancias han aparecido exvotos, como los de la Diosa Madre de la Serreta. Esta es una de las piezas más importantes del arte ibérico. Es un grupo escultórico de terracota en el que una figura femenina sin cabeza (kurotrofa), amamanta a dos infantes amen de aparecer acompañada de un ave (Tanit, según la iconografía púnica). Es una iconografía que señala a la Diosa Madre en todo el mediterráneo. Esta acompañada tambien de cuatro personajes, entre ellos niños que tocan el aulatris (flauta doble).
En otros poblados ibéricos tambien se dan estas capillas domesticas, como en Castellet de Bernabé (Valencia), donde en sus viviendas han aparecido vasos campanenses para libaciones y un pebetero. En el Oral, hay tambien capillas, ya que han aparecido huevos de avestruz y piezas de bronce, relacionadas con banquetes rituales. Sea una divinidad la representación, o un exvoto, se esta indicando que el culto es a la diosa madre, que es quien rigen la vida, la muerte y la naturaleza.
Los santuarios al aire libre y en cueva.
El culto en cuevas santuarios abunda en las cuevas ibéricas, especialmente en la Contestania. Los dos santuarios más relevantes de este tipo, son dos cuevas que han aparecido en Despeñaperros, las cuales controlan los caminos del Valle del Guadalquivir. Estas cuevas santuarios no son demasiado grandes y las identificamos como tales debido al hallazgo de exvotos de bronce. Suelen ser exvotos de guerreros (como el de Santa Elena) con falcata, y en menor numero exvotos femeninos. Muchos de esos guerreros aparecen desnudos mientras que los femeninos siempre aparecerán con ropa. En definitiva, estamos ante otro tipo de religiosidad.
La cueva de Cuyeram, es una cueva santuario de Ibiza, donde no se sabe que tipo de religiosidad pudo emanar. Es una cueva, no muy grande, en cuyo interior aparecieron: una balseta para el agua, terracotas, bustos femeninos de la diosa Tania.
El santuario monumental periurbano.
Estos edificios religiosos, bastante conocidos en el mediterráneo antiguo, destacan por ubicarse fuera de la ciudad, algunos incluso muy alejados de ella. Estos santuarios solían tener la función de delimitar el territorio a modo de pasos fronterizos (marcan el final de un territorio). Otra función que tienen, es que son lugares pantribales, es decir, donde se reúne la gente de otras ciudades. Esto servia para que todos los habitantes de un amplio territorio dividido en distintos poblados pudieran reunirse de vez en cuando. En estas reuniones se cerraban pactos comerciales o se afianzaba la amistad entre las distintas comunidades, e incluso se materializaban matrimonios.
El santuario periurbano por antonomasia es el del Cerro de los Santos que esta ubicado en Albacete. Es un lugar al aire libre, pero con carácter sagrado. En época romana se construyo el edificio de culto. Desde el siglo V a. C., los iberos dejaban allí las esculturas de “dama”, momento en el que no había ninguna construcción. Era considerado un lugar sagrado, porque había una laguna frente a la cima (en la elección de los lugares sagrados se buscan lugares que destaquen por su topografía) al igual que esta considerado un santuario pantribal, ya que no había ningún poblado ibérico en un radio de 20 kilómetros.
Recientemente en Jaén se ha excavado un santuario ibérico que parece tener la función de delimitar el territorio, al igual que los santuarios griegos. Se trata del poblado del Pajarillo, donde aparece un santuario sobre un cerro pequeño, con una muralla rodeándole. Tambien han aparecido esculturas de guerreros, leones, etc. No esta situado, como es costumbre, en un cruce de caminos, sino en el extremo del valle.
Tambien hay que destacar los santuarios ubicados en cabos o en la desembocadura de los ríos que servían de referente para los navegantes. En estos santuarios, ubicados en ocasiones en los propios puertos, se realizaban transacciones comerciales. A veces los navegantes entregaban ofrendas a las divinidades del santuario por haber llegado o para estar protegidos durante su regreso.
Tema 7
La cerámica Ibérica
La cerámica es uno de los elementos pilares que identifican a este pueblo, al igual que la escultura. Destaca por ser una cerámica de gran calidad y estar muy depurada y muy trabajada en su superficie. Hay que mencionar tambien que se decora con variedad de motivos. Es el objeto de la cultura ibérica que más se ha estudiado pero que menos se conoce.
Procesos productivos
En primer lugar, decir que nos podemos encontrar cerámica hecha a mano o a torno. El trabajo del alfarero se inicia con la elección de la arcilla; pudiendo encontrarnos diferentes clases. La elección de una arcilla concreta dependerá del uso que se le quiera dar al recipiente. Una vez que el alfarero ha elegido la arcilla la lleva a su taller, para trabajarla mediante el molino y el desgrasante (mineral machacado en granos mas o menos finos que el alfarero mezcla con la arcilla y sirve para darle consistencia). Cuando más grueso sea el desgrasante, el vaso tendrá más consistencia pero será un vaso vasto; y cuando mas se machaque el mineral (indivisible) tendremos una cerámica mucho más fina, al tiempo que el alfarero deberá tener mayor precaución para levantar el vaso y no se fragmente.
Una vez que se deposita la arcilla para que repose, a ésta ya se le puede amasar para darle la forma deseada. A partir de este momento se puede realizar a mano o a torno:
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A mano: el vaso se levanta a través de un procedimiento distinto respecto a la cerámica a torno. Tras este paso, el vaso es decorado, espatulado y finalmente, es pintado. Luego, durante la cocción del vaso, el horno no se abrirá mientras este caliente, sino cuando se enfríen las brasas (ya que un cambio brusco de temperaturas estropearía el vaso).
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A torno: sigue las mismas fases que la cerámica de a mano cambiando solamente el modelado y la acción. Para modelar el vaso se amasan grandes cantidades de arcilla (producción artesanal) que se recogen de cubetas en las que ya esta la mezcla de desgrasantes. A la hora de modelar se utiliza el torno (posiblemente eran niños quienes lo movían), y una vez modelado el vaso se pintaba. Una vez terminado de modelar el vaso, éste no se introduce directamente al horno, ya que tiene que estar en un lugar ventilado para que pierda la voluntad. Luego el vaso pasa al horno: en la parte superior del horno se depositan los vasos y en la parte inferior esta la cámara de combustión; el fuego surge en el pasillo entre ambas partes y lo que cuece al vaso es el aire caliente que se genera, pero nunca el fuego.
En nuestras tierras han aparecido tres hornos de época ibérica: Agost, El Campello, El Monostil (Elda). Los vasos se apilaban unos encima de otros para así cocerlos. Se aprovechaba todo el espacio hasta la bóveda. Este apilonamiento debería dejar huellas en las cerámicas, pero en la ibérica no hemos encontrado estas huellas. Por ejemplo, en la cerámica campaniense hay vasos negros y en el centro hay un disco rojo, fruto de ese apilonamiento.
A la hora de la cocción podemos distinguir entre la cocción oxidante y la reductora. La oxidante se hace cuando el aire entra (oxigena el vaso) en el horno haciendo que el resultado de la combustión sea una cerámica roja. La cocción reductora consiste en tapar todas las entradas de aire y dejar que el horno acabe la cocción sin que entre el oxigeno, teniendo como resultado una cerámica gris. Los iberos en su producción contaban con vasos tanto de color gris como de color ocre (rojizos). La cocción reductora lo que hacia era tapar los poros de la vasija, y mas tarde se le daba un tratamiento bruñido a la superficie, con lo cual se ayudaba a que el vaso fuese impermeable (la cerámica gris servia pues, para almacenar tejidos, líquidos o alimentos)
Las sistematizaciones tipológicas
Existen varias tipologías pero la mayoría de ellas destacan por ser incompletas amen de no ser útiles para todos los yacimientos. Por ejemplo, la de Pla y Avanegui solo se puede aplicar al yacimiento de la Batida y Liria. Lo mismo ocurre con el resto de tipologías: Cuadrado (Cigarralero), Nordstiöm (PT de Alicante). A continuación algunas tipologías con criterios más objetivos y actuales: Pereira (Valle del Guadalquivir), Vaquerito (Almedinilla). La única que puede servir de referente es la publicada por Elena Bonet y Chelo Moto en 1992 sobre la cerámica ibérica (es la mas exhaustiva). En ella se habla de que hay unos tipos generales que evolucionan, pero luego hay un sinfín de formas que no podemos englobar aun en una tipología general. El problema de esta tipología es que se basa exclusivamente en los yacimientos valencianos. Tambien hay que destacar que esta tipología esta realizada bajo una intención generalista dejando en segundo lugar los aspectos cronológicos. En este sentido hay que destacar la tipología realizada por Feliciano Sala, la cual tiene como criterio fundamental la cronología para analizar las cerámicas. De ahí podemos distinguir entre:
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Cerámica típica de la fase antigua: aparecen vasos grises (cocción reductora) y predominan los recipientes grandes en contra de los vasos pequeños.
Cerámica Ibérica de fase antigua:
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Repertorio simple, sencillo, básico; se caracterizan por su homogeneidad en todos los territorios; muchas de las formas son imitaciones del repertorio fenicio; es muy característica la cerámica gris (cocción reductora); como rasgo diferenciador suelen aparecer en cada territorio algunos vasos hechos a torno, procedente de la tradición de la Edad de Bronce, la cual estaba hecha a mano.
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Uno de los vasos mas característicos de esta fase son los vasos orejetas (V a. C.). En la parte superior se coloca una tapadera más dos asas en los laterales sobre las que se pasaba una cuerda para facilitar su transporte. Ya en el siglo IV estos vasos tienen una forma más chata.
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Otro tipo de producción son las ánforas. Se trata de una producción oxidante, que destacan por su gran tamaño (función de transporte), ya que suelen tener una altura de entre 80 cm. o 1 metro.
Cerámica fase plena: destaca por tener unos rasgos que la diferencian de la etapa anterior:
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Entre finales del V y principios del IV comienzan a fabricarse imitaciones de la cerámica griega (copas, crateras, cantaros, lekytos)
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Reducción de la cerámica gris para mas tarde desaparecer
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Ahora si hay producciones particulares en cada territorio
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Repertorio mas complejo y mas diversificado
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Formas particulares del IV: cantimploras, toneletes y Kalathos de cuello estrangulado (típico del IV y del III).
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Formas particulares del III: vasos raros (de borde dentado) y jarras con decoración vegetal (helenísticas).
Tipo de decoración pintada:
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Geometría simple y compleja. Tipo de decoración por antonomasia. Entre banda y banda se dibujan motivos geométricos. A partir del IV los motivos serán más complejos.
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Temática vegetal: hojas de hiedra y de loto; destacan granadas.
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Primeras figuraciones: sobretodo de animales (caballos, cabras y ciervos)
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Estilos figurados: hay dos yacimientos en los que nos hemos encontrado estos estilos: Oliva-Liria y Elche-Archena.
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Oliva-Liria: tambien se llama estilo narrativo, ofrece escenas de la aristocracia con tintes de una simbología litúrgica. Destaca aquí el Horror Vacui.
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Elche-Archena: los primeros hallazgos de este estilo aparecieron en las excavaciones de Albertini en L'Alcudia (1905) y más tarde en Archena, de ahí su nombre. A diferencias de otros estilos, éste es de época Republicana (fines del III). Destaca por sus representaciones de animales (carnívoros, peces, liebres, perros). Tambien hay que destacar la de figuraciones humanas todas ellas con una gran simbología religiosa. Este estilo en época augustea se degenera.
Producciones, formas y series funcionales.
Los vasos cerámicos tienen distintas calidades y diferentes funciones, ya que existen vasos para cocinar, de mesa, para almacenar, para contener perfumes, etc. Según la función que desempeñe la cerámica tendrá una calidad mayor o menor, al igual que tendrá un tipo de producción distinto para cada caso. Así pues, a la hora de estudiar una población ibérica, primero hay que distinguir su producción, porque hay calidades distintas y técnicamente son distintas: por ejemplo (ánforas, vajilla fina pintada, vajilla común sin pintar, cerámica gris y cerámica de cocina).
Hay distintas producciones y dentro de ellas, hay distintas formas. Hay distintas formas que son polivalentes y otras que tienen un uso especifico; por ejemplo, la ánfora ibérica es inconfundible (son grandes vasos, muy pesados, de mucho diámetro y bastante finos, dos centímetros de grosor). Son tambien alargadas y de mucha capacidad, con dos asas muy pequeñas insertadas en la zona del hombro, que tendrían la función de facilitar el transporte de cerámica tan grande.
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Enviado por: | Raquel |
Idioma: | castellano |
País: | España |