Antropología
Antropología en la Isla de Santo Domingo
Introducción
El siguiente trabajo tiene como objetivo principal estudiar, analizar y valorar la cultura de los primeros pobladores de la Isla de Santo Domingo entre ellos podemos mencionar: Paleo indios, Museo indios, Neoindios (Taínos y Subtaínos).
Antes de analizar antropología en la isla de Santo Domingo
Conoceremos los conceptos de antropología y sus ramas.
Aunque el tema principal de este trabajo es, sin embargo, la cultura taína, sus esfuerzos creativos para sobrevivir y su legado a la cultura dominicana actual.
Para realizar es trabajo nos hemos valido de fotografías y textos escritos contenidos en le Museo del Hombre Dominicano.
Concepto de antropología
Antropología, estudio de los seres humanos desde una perspectiva biológica, social y humanista. La antropología se divide en dos grandes campos: la antropología física, que trata de la evolución biológica y la adaptación fisiológica de los seres humanos, y la antropología social o cultural, que se ocupa de las formas en que las personas viven en sociedad, es decir, las formas de evolución de su lengua, cultura y costumbres.
La antropología es fundamentalmente multicultural. Los primeros estudios antropológicos analizaban pueblos y culturas no occidentales, pero su labor actual se centra, en gran medida, en las modernas culturas occidentales (las aglomeraciones urbanas y la sociedad industrial). Los antropólogos consideran primordial realizar trabajos de campo y dan especial importancia a las experiencias de primera mano, participando en las actividades, costumbres y tradiciones de la sociedad a estudiar.
Desde tiempos remotos, viajeros, historiadores y eruditos han estudiado y escrito sobre culturas de pueblos lejanos. El historiador griego Herodoto describió las culturas de varios pueblos del espacio geográfico conocido en su tiempo; interrogó a los informantes clave, observó y analizó sus formas de vida —al igual que los antropólogos modernos—, e informó sobre las diferencias existentes entre ellas, en aspectos tan importantes como la organización familiar y las prácticas religiosas. Mucho más tarde, el historiador romano Tácito, en su libro Germania (hacia el 98 d.C.), reseñó el carácter, las costumbres y la distribución geográfica de los pueblos germánicos.
En el siglo XIII, el aventurero italiano Marco Polo viajó a través de China y otras zonas de Asia, aportando con sus escritos una información muy amplia sobre los pueblos y costumbres del Lejano Oriente.
Durante el siglo XV se exploraron nuevos campos de conocimiento debido al descubrimiento por los exploradores europeos de los diferentes pueblos y culturas del Nuevo Mundo, África, el sur de Asia y los Mares del Sur, que dio como resultado la introducción de ideas revolucionarias acerca de la historia cultural y biológica de la humanidad.
A lo largo del siglo XVIII, los estudiosos de la Ilustración francesa, como Anne Robert Jacques Turgot y Jean Antoine Condorcet, comenzaron a elaborar teorías sobre la evolución y el desarrollo de la civilización humana desde sus albores. Estos planteamientos antropológicos y filosóficos chocaban con el relato bíblico de la creación y con los dogmas teológicos que afirmaban que determinadas culturas y pueblos no occidentales habían caído en desgracia divina y, por ello, habían degenerado hacia una situación denominada peyorativamente `primitiva'.
El hallazgo de un fósil en Neandertal (Alemania) en 1856 y los restos del hombre de Java (Homo erectus) en la década de 1890, proporcionaron pruebas irrefutables del larguísimo proceso de evolución del hombre. En la abadía Boucher de Perthes (véase Jacques Boucher), en las proximidades de París, se descubrieron también diversos utensilios de piedra que corroboraron que el proceso evolutivo de la prehistoria humana tal vez se remontara a cientos de miles de años atrás. Desde un principio, la arqueología se convirtió en una compañera inseparable de la emergente disciplina antropológica.
La antropología surgió como campo diferenciado de estudio a mediados del siglo pasado. En Estados Unidos, el fundador de dicha disciplina fue Lewis Henry Morgan, quien investigó en profundidad la organización social de la confederación iroquesa. Morgan elaboró en su estudio La sociedad primitiva (1877) una teoría general de la evolución cultural como progresión gradual desde el estado salvaje hasta la barbarie (caracterizada por la simple domesticación de animales y plantas) y la civilización (iniciada con la invención del abecedario). En Europa, su fundador fue el erudito británico Edward Burnett Tylor, quien construyó una teoría sobre la evolución del hombre que prestaba especial atención a los orígenes de la religión. Taylor, Morgan y sus contemporáneos resaltaron la racionalidad de las culturas humanas y argumentaron que en todas las civilizaciones la cultura humana evoluciona hacia formas más complejas y desarrolladas.
A mediados del siglo XIX se crearon, además, importantes fundaciones de arqueología científica, sobre todo a cargo de arqueólogos daneses del Museo Nacional de Antigüedades, Septentrionales en Copenhague. A partir de unas excavaciones sistemáticas llegaron a descubrir la evolución de los utensilios y herramientas durante la edad de piedra, la edad del bronce y la edad del hierro. El fundador de la escuela funcionalista de antropología, Bronislaw Malinowski, afirmaba que las organizaciones humanas debían ser examinadas en el contexto de su cultura y fue uno de los primeros antropólogos en convivir con los pueblos objeto de su estudio, los habitantes de las islas Trobriand, cuya lengua y costumbres aprendió para comprender la totalidad de su cultura.
La antropología aplicada nació en el siglo XIX con organizaciones como la Sociedad Protectora de los Aborígenes (1837) y la Sociedad Etnológica de París (1838). Estas instituciones se preocuparon por despertar en Europa una conciencia contraria al tráfico de esclavos y a la matanza de pueblos indígenas americanos y australianos.
antropología Fisica.
La antropología física se ocupa principalmente de la evolución del hombre, la biología humana y el estudio de otros primates, aplicando métodos de trabajo utilizados en las ciencias naturales.
Una de las ramas de la antropología física tiene como objetivo reconstruir la línea evolutiva del hombre. En la década de 1960 los paleo antropólogos Louis Seymour Bazett Leakey, su esposa Mary Douglas Leakey y su hijo Richard Erskine Leakey encontraron una serie de fósiles en la garganta de Olduvai, África oriental, que desencadenó una revisión profunda de la evolución biológica de los seres humanos. Los restos fósiles desenterrados a finales de 1970 y 1980 proporcionaron después pruebas adicionales, en el sentido de que el género Homo coexistió en África oriental con otras formas evolucionadas de hombre-simio conocidas como australopitecinos hace más de 4 millones de años. Estos dos homínidos son al parecer descendientes de un fósil etíope, el Australopithecus afarensis, que tiene una antigüedad datada entre 3 y 3,7 millones de años —la famosa Lucy, descubierta en 1974, es uno de los fósiles encontrados. Estos antiguos antecesores del hombre tenían las piernas y el cuerpo adaptados para caminar erguidos (véase Bipedación), lo cual dejaba sus manos libres para manipular diversos utensilios. Más tarde, investigadores de la Universidad de California descubrieron numerosos fósiles en la garganta de Olduvai, lo que reforzó aún más la tesis de la irregularidad del proceso de evolución humana. Este nuevo fósil tenía aproximadamente 1,8 millones de años de antigüedad, presentaba huesos de los brazos y las piernas que confirmaban una locomoción vertical relativamente evolucionada, pero su capacidad craneana reducida y marcadas diferencias de estatura entre hombres y mujeres no diferían demasiado de Lucy.
Algunos utensilios de piedra sin tallar, hallados con ciertos fósiles de Homo en yacimientos del este de África, demuestran que hace casi 3 millones de años ya eran capaces de fabricar herramientas. Esta habilidad técnica contribuyó al aparente éxito evolutivo del Homo habilis. En comparación con los australopitecinos vegetarianos, los antecesores modernos de los seres humanos, tipo Homo habilis, parecen haber evolucionado al incorporar la carne como parte esencial de su dieta alimenticia, a juzgar por la disposición de los dientes y la utilización de ciertas herramientas.
A medida que han ido aumentando los descubrimientos de fósiles homínidos, al parecer fue en África, y no en Asia, donde se produjo la primera hominización. Los fósiles de Homo habilis apuntan hacia una criatura de unos 91 cm de estatura, con una capacidad craneana de unos 600 cm3. Sin embargo, se han hallado en África oriental restos de una especie mayor de Homo con capacidad craneana superior a los 800 cm3, de unos 1,5 millones de años de antigüedad. Este protohumano mayor, denominado generalmente Homo erectus, se extendió desde África hacia Europa y Asia hace aproximadamente un millón de años, y desarrolló una gama más completa de herramientas.
Los restos más conocidos del Homo erectus son el célebre hombre de Java, que antes se conocía técnicamente como Pithecanthropus, así como el igualmente famoso hombre de Pekín, una colección de componentes de esqueletos hallados en Zhoukoudian, cerca de Pekín (China), y que en principio recibió el nombre de Sinanthropus pekinensis. Ambos son mucho más recientes que los yacimientos que conforman el Homo habilis de África oriental, y se remontan a 750.000 y 300.000 años. Los fósiles del hombre de Pekín son especialmente interesantes, ya que el tamaño del cerebro es incluso mayor que el de Java, con un promedio superior a los 1.050 cm3, y cuyo cráneo y otros elementos óseos son ligeramente más modernos. También se han hallado fósiles de Homo erectus en Europa y en África junto a numerosos utensilios de piedra y otras herramientas, que prueban la existencia de una sociedad de cazadores-recolectores muy básica. En Zhoukoudian, los arqueólogos se encontraron con el testimonio más antiguo del uso del fuego por el hombre, así como algunos indicios de canibalismo.
Hay antropólogos que consideran como antepasados directos del hombre a los ejemplares de Neandertal y a las docenas de fósiles emparentados; otros opinan que sólo son una ramificación del Homo sapiens que se extinguió hace decenas de miles de años. Se calcula que hace entre 100.000 y 35.000 años, los hombres de Neandertal ya eran una población de cazadores-recolectores extendida por gran parte de Europa y de Oriente Próximo; de constitución robusta y cejas espesas, con capacidad craneana de unos 1.500 cm3, mayor que la de gran parte de los Homo sapiens sapiens, especie a la que pertenecemos los seres humanos modernos. Se han encontrado fósiles que algunos consideran intermedios entre los de Neandertal y el Homo sapiens sapiens. Estos restos podrían ser la prueba del cruce de los Neandertal con los antepasados directos del hombre, o simplemente reflejan una multitud de variantes dentro de la misma población de Homo sapiens (las tesis más modernas se inclinan hacia el primer supuesto). Desde las últimas fases de los periodos glaciales, en Europa, África y otros muchos lugares se han sucedido los hallazgos de un sinfín de restos fósiles que se asemejan al hombre moderno.
En el continente americano, sin embargo, ningún rastro humano tiene más de 15.000 años, y los únicos ejemplares óseos que cuentan algunos miles de años pertenecen todos al Homo sapiens sapiens. Por tanto, parece que la evolución biológica que derivó en el hombre moderno tuvo lugar en el Viejo Mundo.
Estudio de los primates
Debido a que los seres humanos son primates emparentados genéticamente con otros simios y monos el estudio de la conducta, la dinámica de la población, los hábitos alimenticios y otras cualidades de los mandriles, chimpancés, gorilas y primates análogos, constituye una dimensión comparativa esencial de la antropología. La etóloga británica Jane Goodall y sus colegas dedicaron años a la observación de los chimpancés en una reserva del lago Tanganica (Tanzania) y descubrieron que estos animales son capaces de usar útiles simples —sobre todo, pequeños palos para conseguir termitas y hormigas— y lanzar de forma eficaz piedras; en uno de los experimentos se observó a los chimpancés usando palos gruesos para apalear a un leopardo disecado. Además se comunican entre sí tanto vocal como físicamente. Estudios realizados acerca de los esquemas de comunicación y de la vida en grupo de los simios y los monos, facilitan la comprensión del pasado remoto del hombre.
Antropología Social y Cultural.
Gran parte de la investigación antropológica se basa en trabajos de campo llevados a cabo con diferentes culturas. Entre 1900 y 1950, aproximadamente, estos estudios estaban orientados a registrar cada uno de los diferentes estilos de vida antes de que determinadas culturas no occidentales experimentaran la influencia de los procesos de modernización y occidentalización. Los trabajos de campo que describen la producción de alimentos, la organización social, la religión, la vestimenta, la cultura material, el lenguaje y demás aspectos de las diversas culturas, engloban lo que hoy se conoce por etnografía. El análisis comparativo de estas descripciones etnográficas, que persigue generalizaciones más amplias de los esquemas culturales, las dinámicas y los principios universales, es el objeto de estudio de la etnología.
Durante la segunda mitad del siglo XX, la etnología (que hoy se suele conocer como antropología cultural) comenzó a relacionar su campo de estudio con el de la antropología social, desarrollada por los científicos británicos y franceses. En un breve periodo se debatió intensamente si la antropología debía ocuparse del estudio de los sistemas sociales o del análisis comparativo de las culturas. Sin embargo, pronto se llegó a la conclusión de que la investigación de las formas de vida y de las culturas casi siempre están relacionadas, de donde procede el nombre actual de antropología sociocultural.
antropología de la Isla de Santo Domingo
Los Aborígenes de la Isla
PALEOINDIO
Período de la prehistoria dominicana cuyos habitantes tenían como alimentación fundamental los despojos de los grandes animales. Procedentes de muy anteriores migraciones asiáticas. Comienza con la llegada de los primeros pobladores unos 2,500 años a. C. Organizados en pequeños grupos, se sostenían de la caza, la pesca y la recolección silvestre. Habitando enramadas, refugios naturales y cuevas, grababan en las paredes dibujos y símbolos mágicos que proveían energías para la caza. Estas poblaciones se debieron alimentar principalmente con la carne de la foca marina y del manatí, ya que abundaban en los mares de la isla. Para cazar estos animales los paleoindios tuvieron que construir armas apropiadas y para esto se sirvieron del silex o pedernal, de huesos de animales, de madera y de trozos de conchas marinas. Por otra parte, vestían escasas pieles de animales y cocinaban los alimentos directamente al fuego, obtenido por la frotación de astillas secas o provocado por el choque de pedernales, forma que se conservaría hasta la llegada de los españoles a principios del siglo XVI. Para el estudio del paleoindio, se ha convenido en dividirlo en dos períodos: temprano y tardío.
Los paleoindios contaban con una gran variedad de instrumentos y herramientas de trabajo, como son: tajadores (para cortar), navajas, buríes (instrumento para perforar), cuchillos, raspadores (para dar uniformidad a maderas y limpiar pieles), martillos (para partir y machacar frutas u otros alimentos), hachas de mano (para todo tipo de corte), puntas de lanzas (utilizado para cazar unido a un pendón), puntas de gravette, cuchilla de silex (para cortar alimentos). Los métodos más antigüos para la obtención de artefactos en la prehistoria corresponden al uso de la percución: El golpeo de ciertos tipos de roca para producir láminas que a su vez se retocaban para dar lugar a los instrumentos antes señalados.
MESOINDIO O TRANSICIONAL
Es la segunda ola migratoria llegada unos 300 años a. C. Período de la prehistoria dominicana caracterizada por la presencia de grupos recolectores, pescadores y cazadores. Hay indicios de la llegada del mesoindio a Las Antillas principalmente desde Sudamérica navegando en balsas y canoas en diferentes períodos cronológicos. Estas poblaciones conservaron algunas costumbres del paleoindio pero se iniciaron en la recolección de raíces comestibles, mariscos y frutos al irse extinguiendo los grandes animales que fueron la base su alimentación.
Los objetos de los mesoindios eran preferentemente fabricados con piedras, conchas, maderas y huesos, eran menos rudimentarios que los del paleoindio, utilizaban la piedra púlida y generalmente la tallaban para decorarla. Los mesoindios poseían ideas animistas y sus enterramientos ponen en evidencia una profunda preocupación por los difuntos, los cuales aparecen en tumbas individuales y colectivas.
Entre los artefactos del mesoindio se encuentran: las pesas de red, el metate (para triturar alimentos), manos o majadores, limas de coral.
NEOINDIO O AGRICOLA
Período de la prehistoria dominicana cuyos habitantes se alimentaban de los productos de la agrícultura cuya llegada esta fijada poco antes del siglo I después de nuestra era. Fueron excelentes alfareros y maestros en el tallado y pulimentado de las piedras duras. Los neoindios partieron de las costas de las Guayanas y Venezuela poblando el arco antillano hasta llegar a las Islas Bahamas. La mayor parte de ellos eran de filación araucana, su lengua puede rastrearse en toda Sudamérica y se cataloga como la más entendida de este continente. Lo que hasta ahora se conoce de los neoindios permite la clasificación de los mismos en: subtaínos y taínos.
SUBTAINOS O ARCAICOS
El complejo cultural arcaico, en Puerto Rico, definidor del quehacer de los que primeramente llegaron, señala sin lugar a dudas que eran cazadores, pescadores, y recolectores de semillas, raíces y frutas silvestres. Vivían por lo general en la costa. Con un modo de vida que era simultáneamente semi-nómada y semi-sedentario, suplían su dieta recogiendo caracoles en áreas pantanosas. Desconocían tanto la agricultura como el arte de la cerámica. Se trataba, por tanto, de una cultura muy sencilla, en la que los artefactos, rústicos, consistían en cuchillos de piedra, guijarros del río (con los que trituraban las semillas silvestres) y gubias, hechas de caracol, para tallar la madera.
Se discuten todavía, en los estudios arqueológicos, los lugares continentales de procedencia. En lo que concierne a Puerto Rico, la teoría más aceptada es la de que, a través de la cadena de las Antillas Menores, vinieron de las costas de Venezuela, en América del Sur.
Hará unos 2.300-2.400 años que las Antillas fueron invadidas por otros indios, denominados culturalmente por los estudiosos, como el complejo cultural aruaco. Era, de hecho, lengua aruaca la que hablaban los indios (llamados por los españoles taínos) encontrados por Colón en Puerto Rico.
TAINOS O ARAUACOS
Desde el siglo XIX, el término taíno (que en lengua aruaca hace referencia a «los buenos», «los selectos», «los nobles») ha sido utilizado para denominar a los indios, en las Antillas Mayores, en el momento del Descubrimiento o Encuentro. Eran indios agricultores y ceramistas, que trabajaban muy bien el barro. Poseían una cultura más compleja que la de los arcaicos. Su cerámica es de cocción a altas temperaturas, y decoraban los recipientes con vistosos diseños pintados en blanco sobre rojo, llegando, a veces, al uso de tres colores. Usaban, igualmente, los diseños incisos y modelados. Aparecen, además, y por primera vez, los bateyes y las plazas para el juego de pelota; de goma, ésta, por cierto. También surgen los cemíes (ídolos de tres puntas) grandes y comienza el desarrollo de la institución del cacicazgo. El idioma taíno, genéticamente aruaco, ha aportado infinidad de palabras al español (tales como, entre otras, cacique, canoa, huracán, tabaco, maíz, sabana y hamaca).
Estos aborígenes eran de regular estatura, bien formados, de color trigueño oscuro, ojos negros y expresivos y pelo negro y lacio. Se pintaban el cuerpo con zumo de bija para preservarse de las picaduras de insectos, pues en su mayor parte andaban desnudos.
Tres actividades económicas fueron desarrolladas por los taínos: la agricultura, la caza y la pesca. Entre los cultivos principales encontramos la yuca de la cual obtenían casabe. Se cultivaba también: maíz, batata, lerén, ají, maní y yautía. La caza y la pesca le permitía a los taínos obtener las proteínas necesarias para subsistir. Las carnes más preciadas eran las de los curíes, las culebras y la iguana. Cazaban también aves como palomas y patos. La pesca del manatí era muy popular.
Los taínos tenían gran arte para las artesanías, como es el caso de la cerámica, caracterizada por sus variadas formas de modelado y por sus decoraciones con motivos en secuencia geométrica, así como por las representaciones religiosas en las asas de las vasijas. El arte taíno también puede apreciarse en los adornos corporales realizados: de concha, el taíno realizó esmerados trabajos que al ajustarse a las dimensiones del caracol son de reducido tamaño aunque no por eso menos hermosos; las guaizas, eran usadas como adornos de la cabeza u ornamentos frontales de cinturones, frecuentemente traían aplicaciones de oro y fueron muy elogiadas por los conquistadores españoles; sartas de caracoles, usadas para danzar en los areítos y otros ritos religiosos por su gran sonoridad. En hueso crearon una gran variedad de amuletos y utensilios domésticos, así como los famosos inhaladores de la cohoba.
La familia taína era, esencialmente, monógama. La organización familiar sugiere un patriarcado, pues la autoridad de la familia se encontraba en manos del hombre. Sin embargo, la sucesión de la herencia eran matrilineales. Un grupo de familias se asociaban y formaban clanes, unidades más amplias de organización social. En los clanes, el punto de referencia era la casa de los abuelos paternos. Ellos, junto a los padres y madres, tenían el deber de educar a los hijos.
Los taínos desarrollaron una rica cultura. El casabe constituyó el rasgo esencial de su cultura gastronómica. Los buhíos o bohíos, eran las singulares viviendas características de los taínos. Las había de dos tipo: De planta circular y techo cónico, sostenido por postes alrededor del piso, y por un poste colocado en el centro; los más grandes, de forma rectangular, con techo a dos aguas, y con un zaguán o especie de marquesina, donde se recibía a los visitantes.
Como toda sociedad primitiva, los taínos eran politeístas y sus dioses estaban relacionados con los fenómenos naturales. Los caciques eran considerados los representantes de los dioses y eran los únicos autorizados para comunicarse con ellos.
El rito de la cahoba era la principal ceremonia religiosa, después de varios días de ayuno, los participantes (todos hombres) inhalaban una droga que provocaba alucinaciones y durante el trance se imaginaban que veían y hablaban con sus dioses y estos les daban instrucciones de que hacer en el período siguiente. El behíque o chaman era el principal oficiante de esta ceremonia. Para los taínos sus dioses o cemíes estaban en el cielo, al cual llamaban Turey, siendo la cohoba el medio para que behíques y principales hombres de la tribu pudieran comunicarse con esas deidades. Como parte de la ceremonia se tocaba música con maracas y tamboras que ayudaban a crear el ambiente adecuado para el estado de trance.
Los polvos alucinógenos utilizados en esta ceremonia eran llamados por los taínos cohoba y lo constituían las semillas de un árbol las cuales eran pulverizadas y se les agregaban polvos de conchas de caracoles quemados. La ceremonia de la cohoba se iniciaba introduciendo un instrumento, llamado espátula vómica, profundamente por la boca para producir el vómito para hacer del ayuno algo más puro aún y tener el cuerpo limpio antes de comunicarse con los dioses. Estas espátulas estaban hechas de madera o de costillas de manatí y decoradas muy bellamente. Los participantes en el rito de la cohoba adoptaban una aposición ritual consistente en acuclillarse y poner los brazos sobre las rodillas, esta posición era facilitada por los dúhos que eran unos banquetes bajos y muy bien labrados, considerados una de las expresiones más bellas del arte taíno, eran confeccionados en caoba, guayacán u otras maderas preciosas, casi siempre estaban labrados representando formas humanas o de animales.
Los cemíes son estatuas hechas de madera, piedra o algodón que representan los diferentes dioses de la mitología taína. Muchos cemíes están en la posición ceremonial de la cohoba como indicadores de la posición que debían adoptar los participantes de la misma.
Los areítos eran danzas y cantos legendarios utilizados para transmitir de generación en generación las historias míticas que formaban la religión taína. Sus instrumentos musicales eran la flauta de caña, los tamboriles y una especie de arpa que formaban con una cuerda y una vara flexible.
Luego de la llegada de los conquistadores españoles los indios se vieron obligados a sumir la religión católica, a aprender el idioma español e incluso a trabajar como esclavos para los colonizadores, así, poco a poco, se fue perdiendo la identidad taína hasta desaparecer unto a los mismos aborígenes, a causa del maltrato y el abuso físico a los que eran expuestos hombres, mujeres y niños, sin distinción.
Ciertas palabras tainas de uso actual
Tabaco Iguana Carey.
Maní Hicotea Batea.
Ají Comején Lambi.
Guanábana Barbacoas Buren.
Higuera Huracán Caribe.
Yuca Cayuco Bohío.
Guayaba Bejuco Yagua.
Maíz Macabi Canoa.
Hamaca Coa Mabi.
Casabe Bija Batey.
Jaiba Tiburón Conuco.
Conclusión
Ya enriquecidos de conocimientos después de haber investigado y observado todos los apuntes escritos y graficados en el Museo del Hombre Dominicano en el cual se observa estilo de vida de los aborígenes que habitaron nuestra isla antes de la llegada de Cristóbal Colón. llegamos a la conclusión de que estos indios de origen nuestro, los taínos más específicamente, eran poseedores de una cultura rica y sana y llena de tranquilidad sin codicias, que, además, tenían una organización política, social y económica organizada tomando en cuenta que no conocían ni tenia conocimientos con que se vivía en aquel tiempo.
Si nos detenemos a pensar nos damos cuentas que si Cristóbal Colón nunca hubiera llegado a nuestra isla nuestros antepasados hubieran tenidos las cosas mas organizadas y con una cultura de una raza firme y propia, no con una como la que tenemos ligadas a un sin números de razas extrañas.
Índice
Introducción..................................................................................... 1
Conceptos de Antropología............................................................ 2
Antropología Física.......................................................................... 4
Antropología Social y Cultural....................................................... 6
Antropología en la Isla de Santo Domingo.
Los Aborígenes de la Isla.
Paleo Indios........................................................................................ 7
Museo Indio O Transicional............................................................ 8
Neoindio o Agrícola. 9
Subtainos o Arcaicos........................................................................... 10
Tainos o Arraigos............................................................................... 11
Palabras Tainas de uso actual.......................................................... 15
Conclusión............................................................................................. 16
FACULTAD DE HUMANIDADES
Nombres:
Matrículas:
grupo # 6
Asignatura:
INTRUDUCCION A LAS CIENCIAS SOCIALES
Tema:
lA ANTROPOLOGÍA EN LA ISLA DE STO. DGO.
Sección:
L5
Fecha de Entrega:
VIERNES, 26 DE SEPTIEMBRE DEL 2003
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Enviado por: | Yoryi |
Idioma: | castellano |
País: | República Dominicana |