Lenguaje, Gramática y Filologías


Antígona. Edipo Rey; Sófocles


LA ANTÍGONA DE SÓFOCLES

Antígona es un personaje femenino; el hecho de acatar la ley atañe a los ciudadanos (varones adultos), esto es, a las partes "racionales" de la polis y, como veremos, no es intranscendente ni casual que sea una figura femenina la que, en tanto que "joven, irracional y emotiva", a la par que "no completamente ciudadana", desacate la ley. Pero el aspecto sugestivo de Antígona, no aparece otorgado meramente por la función social de la obra en su tiempo y contexto, sino por el hecho de que parece poseer vida propia más allá de las barreras

Antes de pasar al análisis, considero conveniente hacer la oportuna referencia a la escena central de la obra (el enfrentamiento verbal entre Creonte y Antígona), por ser el lugar en donde aparecen todas estas oposiciones. Creonte es un personaje que representa las peculiaridades de la "esfera pública" (el ámbito de la polis, de la ciudad, en donde priman cualidades tales como la madurez masculina y cívica, la mundanidad racional y la teocracia), frente a Antígona, la cual es representativa de las particularidades de la "esfera privada" (el terreno de la familia, en donde prepondera la intuición de "lo trascendente" y la intimidad, así como el lugar donde tradicionalmente se ubica la juvenil feminidad del personaje. Tanto Antígona como Creonte estarían defendiendo valores parciales (la primera rige su conducta anteponiendo el parentesco familiar como valor supremo, mientras que el segundo asume como valor preponderante la noción de ciudadanía), y ambos poseen patrones de conducta estrictos que dirigen sus respectivas acciones.

Se piensa inicialmente que la persona que ha echado polvo encima del cadáver de Polinices es un varón, y hay un choque al descubrir que es una mujer. Antígona ha actuado de manera masculina (se ha atrevido a opinar, a decidir, a actuar y a afrontar la responsabilidad de sus acciones "como un hombre", a la cara, sin subterfugios y sin llanto), esto es, "con arrestos", y Creonte teme que, en caso de ceder ante la postura de Antígona, pueda tomársele por "menos que una mujer. Cabe explicitar que, en el imaginario griego, "lo femenino" representa "lo amorfo, nocturno y anárquico" (el desorden, lo emocional), y lo masculino el orden, lo racional; el desafío de Antígona posee implicaciones cósmicas, porque "el orden de la polis es un reflejo del orden cosmológico". Creonte utiliza un vocabulario bélico cuando aconseja a su hijo Hemón que rechace a "esa mujer" -a Antígona-, "como enemiga" y que "no se ponga a sus órdenes", denominándolo luego, "esclavo de una mujer".

Ismena sí obra femeninamente, cosa que Antígona no: ella morirá virgen, y ya no será "esposa" ni "madre", y es consciente de ello, prefiriéndolo

Toda la obra está penetrada por la noción de "muerte"; las acciones de los vivos están condicionadas por la presencia de los muertos (recordemos que el punto de partida del drama es la prohibición de Creonte de dar sepultura el cadáver de Polinices. La muerte no es sólo el punto de partida de la obra, sino también el final de la misma. En la obra no hay asesinatos, sino suicidios de vivos que ya no desean seguir siéndolo, que prefieren "morir de pie antes que vivir de rodillas" (como Antígona y Hemón, por ejemplo), desacatando las órdenes de un déspota y devolviendo así al acto de morir una dignidad heroica. Antígona anuncia su resolución de unirse en la muerte con Polinices, acto que a ella le parece "hermoso"; Cuando Ismena declara su intención de seguir las órdenes de los vivos, Antígona le reprocha su actitud, anunciándole que así se ganará (Ismena), el desprecio suyo (de Antígona) y el del muerto (Polinices. El deseo de morir de Antígona es utilizado por ésta como una estrategia de provocación para con Creonte, al tiempo que un desafío a las leyes que imponen los vivos, unas leyes temporales que pueden ser superadas a través de la intemporalidad que la muerte otorga. Se pone de manifiesto que la postura de Antígona es una declaración de libertad que relega a Creonte al plano de la impotencia ("¿Podrías hacer algo más que apoderarte de mí y matarme?"), Pero el orgullo y los aires de superioridad de Antígona no se detienen en la figura de Creonte, sino que alcanzan también a su hermana Ismena, cuando le asevera a ésta: "Tú escogiste el vivir y yo el morir". Cabe entender el reproche de Antígona a Ismena como una "excomunión de la familia", en tanto que la saga de Layo no es sino "una familia de muertos" (como la propia Ismena constató en los versos 49-60), y Antígona actúa como una "muerta en vida". También la familia de Creonte mudará su residencia al Hades: Hemón y Eurídice se reunirán allí con Meneceo, y en el mundo de los vivos, solos y sin familia, quedarán Creonte e Ismena. Cuando esto ocurre, Creonte desea morir para escapar a la sensación de culpa, pero el jefe del coro de ancianos (el corifeo) le exhorta a que siga vivo, soportando su destino y las consecuencias de sus acciones.

Edipo rey de sofocles:

Edipo Rey es la historia de un hombre perseguido y señalado por la fatalidad: un oráculo ha advertido a Edipo que dará muerte a su padre y se casará con su madre. Es por eso que esforzándose por huir de ese destino abandona la ciudad donde creció. Pero años más tarde, cuando ha superado muchos incidencias, obteniendo el trono de Tebas (al salvarla del poder de la Esfinge que la tenía sometida) y la felicidad y el afecto de su pueblo, descubre dolorosamente que no ha hecho más que cumplir las predicciones del oráculo. El texto dramático se refiere, precisamente, al descubrimiento de esa temible verdad por parte de Edipo y al intenso desgarramiento que lo lleva entonces a arrancarse los ojos.

Cuando comienza el drama, todo, realmente, se ha cumplido ya. (La muerte de Layo a manos de Edipo y su matrimonio con Yocasta, la propia madre). Cada escena se convierte así en un paso más que lo va acercando al desastre de comprobar la verdad de las predicciones. Aun los esfuerzos encaminados a tranquilizarlo no hacen más que aumentar su angustia. Sin embargo este hombre, modelo aparente de honestidad, prosigue las investi­gaciones, afrontando el temor, hasta que al fin da con la verdad. Es, entonces, cuando horrorizado se ciega a sí mismo.

Rey de Tebas. Hijo verdadero de Layo y Yocasta, reyes de Tebas. Hijo adoptivo de Pólibo y Mérope, reyes de Corinto. Sobre él recae toda la tragedia, pues sin conocer su verdadero parentesco asesina al padre y se casa con la madre.)

Figura central de la tragedia, personifica en sí los rasgos fundamentales de la naturaleza humana, capaz tanto de las acciones más nobles como de las más oscuras y censurables.

Como héroe trágico, Edipo es un ser trascendental que busca ir más allá de la apariencia de los hechos, queriendo encontrar las últimas causas y dispuesto a afrontar todas las consecuencias derivadas de sus actos.

De naturaleza violenta y rapidez para la acción, Edipo en su carácter es ambiguo, como todos los hombres. Puede pasar fácilmente de la benevolencia al odio y es capaz, aun en medio del desgarramiento, de acceder a la ternura. Es, igualmente, el rey que se cree poderoso y sabio, seguro de su autoridad que emplea, inclusive, para someter a otros en determinados momentos (en su actitud ante Tiresias o ante el pastor que le recibió siendo niño, cuando se niegan a hablar), así como el rey justo, preocupado por el bienestar de su pueblo antes que por el suyo propio.

En el aspecto cultural, Edipo es un hombre interesado por la verdad, que apela a las leyes de la razón y le da al conocimiento gran importancia como instrumento del poder.

Como personaje literario, Edipo simboliza por excelencia al hombre, tal como es realmente: contradictorio, desconocido a veces para sí mismo; que se cree íntegro pero que termina horrorizándose cuando conoce el fondo de sus deseos y sueños.

Edipo es, finalmente, el hombre que con su sufrimiento paga el duro precio de pretender ser libre en un mundo que, desde antes de su nacimiento, le ha predeterminado.




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Enviado por:Vaguito Bello
Idioma: castellano
País: Colombia

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