Psicología


Ansiedad


La angustia es un afecto, un sentimiento que se impone con sensaciones de ahogo, opresión, asfixia y sofoco, por lo tanto, se considera una de las emociones básicas de la estructura anímica del hombre.

La angustia es un sentimiento que invade al sujeto y generalmente su causa permanece desconocida para el mismo. Es una señal de peligro, cuando la causa se conoce y el peligro se sitúa claramente sobre un objeto real y externo al sujeto, es llamada miedo o fobia. En cambio cuando la angustia nos vuelve temerosos, es hacia algo inespecífico y podemos llamar a eso “Expectativa angustiada”.

Esta ansiedad sin objeto, está presente en muchos cuadros clínicos psicopatológicos. Además se encuentra asociada a los cuadros orgánicos, enfermedades y traumatismos diversos. Es por esto, que la angustia a pesar de ser algo psíquico tiene una estricta relación con lo biológico lo que se manifiesta a través de las somatizaciones y conversiones, de esta forma el sentimiento de la angustia es llevado a una parte del cuerpo causando trastornos con o sin correlato biológico.

La conversión se caracteriza por trasladar la angustia a un lugar específico del cuerpo, sin fundamento biológico; por ejemplo, una persona al ir al dentista se le traba la mandíbula o se le seca la boca, a causa del miedo de ser atendida. Un ejemplo típico de conversión lo es el caso de Dora, quien luego de 9 meses de haber tenido relaciones sexuales con un hombre, se vuelve coja producto de la angustia que le causaba creer que estaba embarazada. También hablamos de trastornos por conversión cuando se trata de embarazos fantasmas, o de casos en que hay pérdida de sensibilidad, manifestándose como anestesia total o parcial, ceguera, sordera, parálisis, etc. Otro ejemplo de conversión es el estudiante universitario que padece ceguera intermitente. Todas estas conversiones no son fingidas, ya que se manifiestan como respuestas involuntarias que escapan al control consciente de los sujetos.

En cambio, la somatización difiere de la conversión en que sí hay una disfunción biológica real que la justifica. Generalmente la somatización se da en los niños, ya que éstos al verse enfrentados a situaciones conflictivas y adversas, sitúan la angustia en lugares del cuerpo, por ejemplo “los dolores de guatita”, colitis, entre otros. Llevando este concepto a nuestra profesión, debemos referirnos a la “lengua pilosa”, la cual es una somatización de algo que el paciente no puede decir, y a causa de ello, crecen pelos en su lengua; la persona quiere decir algo “peludo” pero no se atreve. Acá el dentista juega un papel importante ya que puede hacer que la “lengua pilosa” hable, no operando materialmente sino que sicológicamente. Por lo que, el dentista puede ser considerado como un depositario de las angustias del alma del paciente.

ASPECTOS

TRAST. SOMATIZACIÓN

TRAST. CONVERSIÓN

Sintomatología

poli sintomática

mono sintomática

Actitud indiferente

infrecuente

relativamente frecuente

Duración

crónica recurrente

aguda no recurrente

Depresión

manifiesta

enmascarada

Estatus de clasificación

síndrome

no síndrome

Personalidad histriónica

A menudo concurrente

raramente concurrente

* Ver bibliografía.

Como ya dijimos, la angustia puede acompañarse de manifestaciones físicas y psíquicas, variando en su intensidad.

Síntomas físicos.

  • Digestivos: Nauseas o vómitos, dificultad para tragar, colon irritable, dolores gastrointestinales, colitis y hambre o sed desmedida.

  • Cardiovasculares: Punzadas, taquicardias, palpitaciones, Constricciones, Hinchazones y manchas en la piel.

  • Urogenitales: Ganas habituales, dolorosas y sin eficacia de orinar, menstruaciones dolorosas, trastornos menstruales y poliuria, o sea evacuación exagerada de orina.

  • Respiratorios: Aceleración del ritmo respiratorio, Sensación de falta de aire o de tener la garganta cerrada, hipo, bostezos, ahogo y problemas relacionados con la fonación, como afonías y disfonías.

  • Otros: Desmayos, vértigo, alteraciones del sueño, hipersudoración, temblores, desvanecimientos, zumbidos, fatiga y fuertes dolores de cabeza.

Síntomas psíquicos:

  • Sensación de intranquilidad continua.

  • Problemas de concentración.

  • Expectación angustiosa (por peligro inminente)

  • Impresión de nudo en el estómago, pecho o garganta, que mantiene a la persona asfixiado y que lo hace sentirse ahogado y falto de aliento.

  • Malestar e irritabilidad generalizados.

  • Temor a morirse y a perder el control.

  • Hipocondría

  • Insomnio.

Es importante señalar que existen dos tipos de angustia, fóbica y flotante.

La Angustia Fóbica es la reacción frente a la percepción de un peligro externo y real, obteniendo como respuesta la huida del individuo. Este tipo de angustia se encuentra ligada a las pulsiones del yo o de auto conservación.

La Angustia Flotante se caracteriza por la falta de un objeto real, por lo que la persona se siente angustiada y no sabe porque, manteniéndose en un estado de expectación angustiada frente a este peligro interno. La angustia flotante es causada debido a que el yo busca escapar de las exigencias de la libido, y se comporta como si fuera un peligro externo.

Angustia normal v/s Angustia patológica

Existe una angustia que puede ser considerada normal, pues aparece frente a diversos estímulos estresantes, que implican una amenaza real e imponen un desafío, y a la vez nos pone en alerta y prepara para resolver mejor situaciones amenazantes. Si, por el contrario, la valoración de una amenaza es errónea o distorsionada o el estímulo es imaginario, se genera una angustia que tiende a persistir, transformándose en anormal o patológica.

La angustia normal se basa en preocupaciones presentes o del futuro inmediato y desaparece al resolver los problemas, por lo cual es necesaria para enfrentar los obstáculos de la vida. La angustia patológica, antes llamada neurótica, es desmedida y persistente, planteando un futuro incierto o amenazante y va restringiendo la autonomía y desarrollo personal de quien la sufre.

En general se acepta que la angustia patológica se define por ser más corporal, desproporcionada al estímulo que la desencadena y persistente por encima de los límites adaptativos, a diferencia de la angustia predominantemente psíquica, reactiva y adaptativa que es vivida como una emoción normal.

Un ejemplo de angustia normal, lo constituyen los estudiantes que deben rendir pruebas o exámenes, es el caso de los jóvenes de cuarto año medio, quienes al enfrentarse a la prueba de selección universitaria presentan síndromes angustiosos normales, ya que luego de rendirla, los dolores de estómago, jaquecas, escalofríos, nervios excesivos, desaparecen.

A la vez la angustia normal puede presentarse en individuos al enfrentarse a conflictos laborales, situaciones de abandono, pérdida de algún ser querido, enfermedades crónicas o largas convalecencias.

Por otra parte, un ejemplo de angustia patológica lo son aquellas personas que sufren de un miedo desmedido ante la muerte, y que el sólo hecho de pensar en ella y en lo que sucederá después, les provoca grandes crisis angustiosas que le impiden continuar con su diario vivir de manera normal, limitan su rendimiento, relación social y libertad personal.

Es importante señalar, que los trastornos de angustia pueden darse en cualquier persona, simplemente unos estarán más predispuestos que otros dependiendo de su personalidad y su vulnerabilidad biológica, así como del ambiente social en el que se desenvuelvan. De este modo, los sujetos con una organización estable de la personalidad necesitarán estímulos intensos o persistentes para descompensarse, mientras que las personas inestables pueden desequilibrarse ante estímulos irrelevantes.

La angustia se puede prevenir mediante un buen manejo del estrés, un temperamento seguro y el contar con apoyo social. Además, es fundamental reconocer los síntomas de ansiedad y buscar ayuda especializada que se encargue de investigar las causas del problema e identificar el tipo de trastorno para instaurar el tratamiento más adecuado.

Finalmente, podemos decir que la angustia no es, en sí misma, un fenómeno patológico o anormal, sino que se trata de un afecto inherente a la condición humana como ha sido definida por los filósofos modernos.

Bibliografía:

  • Apuntes de clases, Capítulos 2, 5 y 6.

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Enviado por:Pauli Y Dani
Idioma: castellano
País: Chile

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