Salud


Alcoholismo y tabaquismo


El Alcoholismo:

El alcoholismo es un trastorno crónico de la conducta, caracterizado por la dependencia del alcohol, expresado a través de dos síntomas fundamentales: la incapacidad de detenerse en la ingestión de alcohol y la imposibilidad de abstenerse de alcohol. Así lo define la Organización Mundial de la Salud. También define el alcoholismo como la ingestión diaria de alcohol superior a 50 gramos en la mujer y a 70 gramos en el hombre (una copa de licor o un combinado tienen aproximadamente 40 gramos de alcohol, un cuarto de litro de vino, 30 gramos, y un cuarto de litro de cerveza, 15 gramos).

Se llama alcohólica a aquella persona que bebe en exceso y que depende del alcohol al grave tal de provocar un trastorno mental evidente o de interferir en su salud física y mental, sus relaciones interpersonales y su buen desempeño social, familiar y económico.

Un concepto importante y a tener en cuenta es que el alcoholismo es una enfermedad. El enfermo alcohólico puede recuperarse acudiendo al médico o al servicio asistencial de su comunidad y siguiendo las prescripciones del facultativo. Es por eso que la escuela, la familia y la sociedad pueden desempeñar un papel muy importante en la curación, pero sobre todo en la prevención de esta enfermedad. La premisa fundamental de la participación comunitaria es que todos lleguen a ver en el alcohólico a un enfermo. El principal propósito del tratamiento antialcohólico es el de enseñarle al enfermo a enfrentar y solucionar sus problemas sin recurrir al alcohol, y disponer del tiempo libre en forma adecuada. En procura de ese objetivo actúa el médico. Existe también una organización denominada Alcohólicos Anónimos (A.A), formada por grupos de personas alcohólicas que han conseguido controlarse y se encuentran capacitadas para orientar y ayudar a otros. Se basa en la comprensión, el ejemplo y el apoyo de personas alcohólicas que lograron rehabilitarse o que están tratando de hacerlo.

¿Cómo se llega al alcoholismo?

Generalmente la gente bebe por costumbre. La gente bebe para celebrar. Pero celebrar no significa embriagarse. También lo hace porque tiene problemas familiares, sociales o de trabajo. Pero el alcohol no los soluciona. Los hombres muchas veces beben porque creen que “beber es cosa de hombres”. Pero el alcohol excesivo les impide trabajar, luchar por la vida, como debe hacerlo un verdadero hombre.

Consecuencias

Las consecuencias del alcoholismo son muchos más graves de lo que generalmente se cree. Provoca no sólo daño orgánico -sobre todo enfermedades cardiovasculares y del aparato digestivo, en especial enfermedades hepáticas y neuropsíquicas- sino también pérdida del sentido de responsabilidad.

Es una enfermedad que afecta al ser humano en sus tres áreas: biológica, psicológica y social.

A nivel psicosocial el alcohol juega un papel en el grupo familiar del paciente, y los cambios que en él se producen afectan inevitablemente a todos los demás miembros, cuyas reacciones ocasionan nuevas alteraciones en el enfermo.

La familia del alcohólico suele ser inestable. La integridad de la familia se resiente, siendo los más dañados los hijos, pues gran cantidad de niños sin hogar provienen de familias alcohólicos.

Está demostrada la influencia del alcohol en la delincuencia. Bajo los efectos del alcohol se liberan los instintos, surgiendo la agresividad incontrolada; crímenes, delitos y todo tipo de atentados a las personas y a la sociedad, reconocen frecuentemente como causa al alcoholismo.

Es también significativa la relación del alcoholismo con los accidentes de tránsito. Se ha comprobado que el consumo de bebidas alcohólicas por conductores y peatones es la causa más frecuente de los accidentes en la vía pública.

La mujer embarazada que bebe alcohol expone a su hijo a alteraciones y malformaciones, pues el feto recibe a través de la placenta cantidades variables del alcohol que la madre ingiere.

Los primeros síntomas, muy sutiles, incluyen la preocupación por la disponibilidad de alcohol, lo que influye poderosamente en la elección, por parte del enfermo, de sus amistades o actividades. El alcohol se considera, cada vez más, una droga que modifica el estado de ánimo, y menos una costumbre social o un rito religioso.

Al principio, el alcohólico puede aparentar una alta tolerancia al alcohol, consumiendo más y mostrando menos efectos nocivos que la población normal. Más adelante, sin embargo, el alcohol empieza a cobrar cada vez mayor importancia en las relaciones personales, el trabajo, la reputación, e incluso la salud física. El paciente pierde el control sobre el alcohol y es incapaz de evitarlo o moderar su consumo. Puede llegar a producirse dependencia física, lo cual obliga a beber continuamente para evitar el síndrome de abstinencia.

Efectos

El alcohol es absorbido con rapidez por el estómago y el intestino, desde donde pasa a la circulación sanguínea y se distribuye por todo el organismo. Cuanto mayor es el nivel de alcohol en sangre, más importante es el daño que origina.

Un porcentaje muy pequeño de alcohol se elimina por la orina, el sudor y los pulmones, pero la mayor parte pasa al hígado, donde las enzimas lo metabolizan y descomponen en derivados más inocuos, que son eliminados del organismo unas seis u ocho horas después. Por lo general, la velocidad con la que el alcohol se absorbe y acumula en la sangre es mayor que la velocidad con la que se metaboliza y elimina, lo que favorece el aumento de su concentración en sangre. Cada persona tiene una susceptibilidad individual a los efectos del alcohol, de manera que una misma dosis puede producir efectos de diferente intensidad.

Las cantidades pequeñas de alcohol pueden aliviar la tensión o la fatiga, aumentar el apetito o producir un efecto anestésico frente al dolor. El consumo de grandes cantidades inhibe o deprime los procesos superiores del pensamiento, aumenta la autoconfianza y reduce la inhibición, la ansiedad y los sentimientos de culpabilidad. Las situaciones dolorosas o embarazosas parecen menos amenazadoras y el lenguaje se hace titubeante. El deterioro del juicio puede dar lugar a conductas imprudentes y los reflejos físicos y la coordinación muscular pueden verse notablemente afectados. Si el consumo de alcohol continúa, se produce una pérdida total del control físico, un estado de estupor y, en algunos casos, la muerte.

Mientras que algunos estudios debaten si el uso moderado de alcohol tiene algún efecto beneficioso para la salud, el consumo crónico y excesivo puede dañar, de forma grave e irreversible, el organismo. Los alcohólicos pierden el apetito y tienden a obtener las calorías del alcohol, en lugar de hacerlo de los alimentos ordinarios. El alcohol es rico en calorías, sin embargo, cuando sustituye a los alimentos como primera fuente de calorías, el organismo sufre carencia de vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales. El alcohol, además, interfiere la absorción de vitaminas en el intestino.

Consecuencias para la salud

Los efectos sobre los principales sistemas del organismo son acumulativos e incluyen lesiones que pueden ser parcialmente reversibles tras la abstinencia y otras que se mantienen de forma indefinida.

La ingestión crónica de alcohol puede lesionar el sistema nervioso central de forma irreversible. Se producen trastornos amnésicos persistentes que ocasionan problemas de aprendizaje (síndrome de Korsakoff), ataxia asociada a confusión y parálisis ocular (síndrome de Wernicke), alteraciones graves de la memoria, demencia crónica y trastornos psiquiátricos, como ansiedad, alucinaciones, delirios y alteraciones del estado de ánimo (tristeza). La ingestión aguda produce, además, trastornos de la coordinación, el equilibrio, el sueño y episodios de amnesia. Las lesiones del sistema nervioso periférico, como hormigueos, parestesias y entumecimiento de las extremidades, se relacionan con el déficit de vitamina B1.

El consumo de alcohol agudo y crónico produce, además, un amplio abanico de alteraciones en el aparato digestivo, entre las que destacan la esofagitis, la gastritis, la presencia de vómitos violentos con desgarros gastroesofágicos, la aparición de úlceras gastroduodenales y las pancreatitis agudas. Además, el consumo de alcohol puede provocar daños graves en el hígado (hepatopatía alcohólica). Al principio, la grasa se acumula en las células de este órgano y el hígado aumenta de tamaño pero, en la mayoría de los casos, no hay síntomas. Algunas personas desarrollan una hepatitis inducida por el alcohol, que produce la inflamación y la muerte de las células hepáticas (hepatocitos) y que se manifiesta por una ictericia en los ojos y en la piel. En un 20% de los alcohólicos aparece una cirrosis, un trastorno irreversible en el que el tejido hepático normal es reemplazado por tejido fibroso, produciendo una alteración muy grave del funcionamiento hepático.

La ingesta de alcohol puede lesionar también el músculo cardiaco, originando arritmias e insuficiencia cardiaca. Casi un tercio de los casos de miocardiopatías se deben al abuso de alcohol. A veces, se desarrolla una forma típica de hipertensión, que es una causa importante de apoplejía (accidente cerebrovascular).

Otros efectos del alcohol sobre el organismo son las alteraciones de las células de la sangre (anemia), la amenorrea y los abortos en la mujer, y la atrofia testicular y la disminución de la capacidad de erección en el hombre.

El síndrome de abstinencia puede aparecer unas horas después de interrumpir el consumo de alcohol, después de un periodo de abuso prolongado. Los síntomas, como nauseas, sudoración, temblores, ansiedad e insomnio, se hacen más intensos entre el segundo y el tercer día y mejoran dos o tres días después. El delirium tremens es una complicación rara y grave de la abstinencia que se caracteriza por un estado de confusión (delirio) con alucinaciones terroríficas y un estado de excitación importante.

Se ha demostrado que la ingestión de alcohol durante la gestación, incluso en cantidades moderadas, puede producir daños graves en el feto, en especial retraso en el desarrollo físico y mental, cuya forma más grave recibe el nombre de “síndrome de alcoholismo fetal”. Además, algunos bebés expuestos al alcohol durante la maduración fetal presentan después problemas de conducta, trastornos de la atención, o dificultades para el pensamiento abstracto.

Diez consejos contra el alcoholismo.

  • Si necesitas un “trago”… no lo tomes.

  • Bebe a sorbos y deja pasar tiempo entre copa y copa: media hora entre la primera y la segunda; una hora entre la segunda y la tercera; no tomes nunca la cuarta.

  • Diluye el alcohol. Cuanta más agua y menos whisky, mejor.

  • Rechaza la costumbre de beber una copa cada día. No olvides nunca lo que ya has bebido: no te engañes a ti mismo.

  • No trates de ocultar lo que bebas. Al contrario, exagéralo. Lo más probable es que hayas bebido doble de lo que te convenía.

  • No bebas nunca con el estómago vacío.

  • No bebas por costumbre o a una señal dada:

    • Ni a las “horas de comer”;

    • Ni “camino de casa”;

    • Ni “antes de la cena”;

    • Ni “antes de acostarte”;

    • Ni cuando “necesites un latigazo”.

  • Contra la fatiga o la tensión, toma un buen baño caliente, seguido de una ducha fría.

  • No bebas para escapar a un malestar, físico o moral. El alcohol jamás es un remedio.

  • No bebas jamás por la mañana. Ni para quitarte “el mal sabor de la boca…”.

  • Tabaquismo

    El tabaquismo es el hábito incontrolado de fumar. El hábito de fumar es probablemente la principal causa evitable da mala salud en el mundo. Su uso prolongado produce enfermedades graves. Los efectos perniciosos del tabaco sobre la salud empezaron a conocerse hace medio siglo, pero hasta hace poco la mayoría de las personas -incluidos muchos médicos- no se ha convencido de que el gesto social, en apariencia inofensivo, de encender un cigarrillo causa más muertes y más sufrimientos que muchas de las enfermedades infecciosas más comunes. Nadie puede dudar ya que fumar es una forma de suicidarse poco a poco.

    Es un hecho que la mayoría de los fumadores empieza a fumar en la adolescencia, otro motivo que la satisfacción de hacer una cosa prohibida.

    Las sustancias que entran en la composición del humo del cigarrillo provocan frecuentemente no sólo enfermedades de bronquios y pulmones, sino también alteraciones en la circulación general, especialmente en las arterias coronarias.

    Distintas investigaciones han demostrado que la proporción de muertes por enfermedades cardiovasculares y broncopulmonares es varias veces superior en fumadores que en no fumadores.

    En realidad, los efectos perjudiciales del tabaco sobre la salud no pueden medirse sólo con la vara de la mortalidad; hay que tener en cuenta además la morbilidad (las enfermedades que provoca). Los fumadores tosen más y padecen más resfríos, más afecciones respiratorias leves y más problemas de alergia que los no fumadores; tardan más en curarse de muchas enfermedades respiratorias o en recobrarse de intervenciones quirúrgicas, y corren dos veces más en riesgos de tener úlceras pépticas.

    El hábito de fumar no nace espontáneamente, sino que se crea por métodos artificiales. Los gobiernos podrían dejar de favorecer su propagación, aún cuando sólo fuera controlando la publicidad, medida que no exige gasto alguno. Más positivo sería que dedicaran medios inclusive mínimos a campañas de información pública sobre los peligros del tabaco.

    Tiene razón la industria tabacalera cuando sostiene que hay que respetar el derecho de la gente a elegir, pero no se respeta de verdad ese derecho si no se dan de antemano a la gente todos los elementos de juicio necesarios para que elija con conocimiento de causa. Una información pública más eficaz y una enseñanza escolar más dinámica, en lo que respecta a los efectos perjudiciales del tabaco para la salud, serán muy útiles para orientar acertadamente la elección, sobre todo en los países en desarrollo, que deben hacer un esfuerzo especial para conseguir que esa información que tenga la mayor difusión posible.

    Por eso la Organización Mundial de la Salud (OMS), en cuanto organización internacional interesada en la protección de la salud pública, está empeñada en una lucha que no se dirige contra los fumadores, sino contra el hábito de fumar y contra quienes promueven sin escrúpulos el consumo de tabaco. El mensaje de la OMS en este aspecto es inequívoco: El tabaco y la salud son incompatibles y cada uno de nosotros debe elegir entre fumar y estar sano.

    Tabaquismo y Cáncer

    FUMAR, inhalar y exhalar los humos producidos al quemar tabaco. Un abuso excesivo de esta acción conduce al tabaquismo. Las hojas secas de la planta del tabaco se fuman en pipa o en puro, pero la forma más extendida es el cigarrillo o cigarro. En la década de 1940 el fumar se consideraba algo inofensivo, pero las investigaciones clínicas y de laboratorio han demostrado desde entonces que el tabaquismo aumenta mucho el riesgo de un fumador de morir de diversas enfermedades, siendo la número uno el cáncer de pulmón.

    Historia

    Los primero europeos que llegaron al continente americano observaron que los indígenas fumaban en pipa las hojas del tabaco, e introdujeron esta práctica en Europa a mediados del siglo XVI. Casi todo el tabaco se consumía en pipas, puros o como rapé. Este modelo cambió a comienzos del siglo XX, cuando cada fumador venía consumiendo más de mil cigarrillos al año. La actitud general de la sociedad era que el tabaco aliviaba tensiones y no tenía efectos nocivos. Durante la II Guerra Mundial los médicos recomendaban enviar cigarrillos a los soldados, por lo que se incluyeron en lotes de raciones.

    Sin embargo, los epidemiólogos no tardaron en observar que el cáncer de pulmón, poco frecuente antes del siglo XX había aumentado de forma considerable a comienzos de la década de 1930. Algunas organizaciones iniciaron estudios comparando las muertes de fumadores con las de no fumadores durante un período de varios años, ya sea que murieran de cáncer o de otras causas. Por otro lado, los estudios experimentales con animales demostraron que muchas de las sustancias químicas contenidas en el humo del cigarrillo con cancinóginas. En 1962, el gobierno de Estados Unidos eligió un grupo de diez científicos para que analizaran las pruebas de que disponían. Sus conclusiones quedaron incluidas en el informe general sobre sanidad de 1964, donde se afirmaba que “fumar es un riesgo para la salud de suficiente importancia como para justificar la necesidad de acciones apropiadas para remediarlo”.

    La primera medida que se tomó fue incluir en 1964 una advertencia en las cajetillas. Esa advertencia se reforzó en 1969 hasta quedar así: “Las Autoridades Sanitarias advierten que el tabaco perjudica seriamente la salud”. Desde 1971 se prohibió todo tipo de publicidad de cigarrillos en radio y televisión. En las décadas de 1970 y 1980 varias ciudades y estados aprobaron leyes que exigían espacios reservados para no fumadores en los lugares públicos y de trabajo. En Febrero de 1990 una ley federal prohibió fumar en todos los vuelos nacionales cuya duración fuere inferior a seis horas. En Europa la situación ha sido similar incluyendo en las cajetillas la advertencia de que fumar es perjudicial para la salud y prohibiendo fumar en los lugares públicos. Estas medidas van encaminadas a erradicar este hábito tan perjudicial.

    Consecuencias sobre la salud.

    Cuando un pre-adolescente o un adolescente comienza a fumar no tiene en cuenta los efectos que esa acción puede producir sobre su salud.

    Variadas suelen ser las razones:

    • Estar desinformado o tener sólo conocimientos parcializados acerca de los mismos.

    • Rechazar en forma sistemática todo lo que pueda significar una experiencia proveniente de los adultos.

    • Considerar los posibles efectos del cigarrillo como probabilidades muy lejanas y que, además, no lo van a afectar personalmente.

    • Estar inducido por motivaciones que lo estimulan más que las conductas que debe adoptar.

    Veamos cuáles son esos efectos:

    A CORTO PLAZO:

    • Aliento desagradable.

    • Dientes amarillos.

    • Manchas amarillas en los dedos.

    • Piel seca y con arrugas prematuras en el rostro.

    • Cabello y ropa impregnada de olor a cigarrillo.

    • Dificultad en la respiración.

    • Disminución de la resistencia física o en actividades de la vida diaria tales como caminar, subir escaleras, etc.

    • Aumento de la presión arterial y del ritmo respiratorio.

    • Tos persistente.

    A LARGO PLAZO:

    • Inflamación de las encías.

    • Inflamación de la mucosa bucal.

    • Faringitis, laringitis, sinusitis y bronquitis.

    • Bronquitis crónica.

    • Cáncer (el cigarrillo es el responsable del 75% de todos los casos de cáncer de pulmón). Además del pulmón, el cáncer puede afectar otros órganos como labios, lengua, boca, faringe, laringe, bronquios, esófago, estómago, vesícula y páncreas.

    ¿Por qué el cigarrillo produce un impacto sobre la salud?

    Se ha comprobado que cada cigarrillo contiene alrededor de 1300 sustancias de las cuales alrededor de 180 son tóxicas y 40 cancerígenas, valores que año a año se ven incrementados por nuevos descubrimientos.

    Un cigarrillo que pesa de 1 a 1,5 gramos, contiene cerca de 1 g. de tabaco, y alrededor de 20 a 50 mg. De nicotina. Este alcaloide constituye uno de los pesticidas más mortíferos, dado que actúa con la rapidez del cianuro.

    Bastaría inyectar en el torrente circulatorio de un individuo 50 mg de nicotina para que se produjera la muerte. Esto no ocurre en los fumadores porque el organismo metaboliza este alcaloide en un tiempo relativamente corto por lo que no impide, sin embargo, su acción letal y perjudicial.

    Los cigarrillos producidos para América Latina y otros países del mundo por compañías multinacionales de tabaco contienen mayor cantidad de nicotina y alquitrán, que los fabricados para el mercado interno de Estados Unidos.

    El motivo es la falta de legislación antitabáquica adecuada en las zonas mencionadas.

    Componentes del cigarrillo

    • El humo generado por la combustión del tabaco afecta al sistema circulatorio. Además, se demostró la posibilidad de sufrir infartos y cardiopatías es mayor en los fumadores que en los no fumadores. La trombosis coronaria es, muchas veces, la causa de muerte de los fumadores crónicos. Existen 3 corrientes de humo:

  • La corriente primaria o humo principal es la que se origina en el extremo encendido del cigarrillo cuando se fuma. Se va produciendo a medida que el aire es impulsado a través del mismo durante cada “pitada” y termina siendo inhalada por el fumador.

  • La corriente secundaria es la que despide el cigarrillo encendido, mientras no se fuma.

  • La corriente terciaria es el humo expulsado por el fumador.

    • El componente químico activado del tabaco es la nicotina, la cual genera dependencia y provoca trastornos en el organismo. Se sabe que ésta sustancia actúa sobre el receptor de la acetilcolina, y se observó que este receptor se halla quintuplicado en el cerebro de los fumadores a causa de los cambios bioquímicos que produce el tabaco en dicho órgano.

    • El filtro no retiene todas las sustancias nocivas para la salud.

    • El alquitrán, residuo de la combustión del tabaco que impide que la sangre capte el oxígeno necesario, es sumamente cancerígeno.

    • El humo del tabaco presenta monóxido de carbono, que altera el transporte normal de oxígeno por la sangre y que es también una sustancia cancerígena.

    • El tabaco también contiene benzopirenos, que son igualmente sustancias cancerígenas que contribuyen a contraer cáncer de pulmón.

    • La combustión del papel y del tabaco libera gases tóxicos, como el ácido sulfhídrico, el ácido cianhídrico y los óxidos de nitrógeno, que inhiben la acción de las cilias que revisten el tracto respiratorio e irritan las paredes de los bronquios, lo cual puede llegar a provocar bronquitis y otras enfermedades respiratorias.




    Descargar
    Enviado por:Laa Peqqee
    Idioma: castellano
    País: Argentina

    Te va a interesar