Literatura
Albert Camus
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Fecha: 4 de Noviembre del 2002.
“El Existencialismo vs. Albert Camus”
Se denomina existencialismo a una serie de doctrinas filosóficas que, aunque suelen diferir radicalmente en muchos puntos, coinciden en considerar que es la existencia del ser humano, el ser libre, la que define su esencia, en lugar de ser su esencia humana la que determina su existencia.
Una forma predominante de misticismo y de la filosofía platonística en la civilización occidental es el existencialismo y sus muchas variedades, tales como el gestaltismo, la meditación trascendental y el Budismo "Zen".
En realidad, el existencialismo es nada más que irracionalismo hábil, muchas veces disfrazado con non-sequiturs pragmáticos o racionalizaciones que suenan bien. Por eso es que es imposible comprender el existencialismo claramente. Porque no significa nada. Formulado en incontables maneras distintas, el existencialismo es la forma sicológica proyectada por: (l) la mayoría de los comentaristas de noticias; (2) casi todos los políticos y los teólogos; y (3) intelectuales sociales que neo-estafan, incluyendo muchos maestros, profesores universitarios y artistas.
En las últimas cinco décadas estos tres grupos de personas han propagado efectivamente el existencialismo entre los elementos no-productivos de la sociedad. Pero hoy esos mismos grupos están empujando exitosamente el existencialismo entre la clase media trabajadora, cuya productividad y autoestima disminuye a medida que intercambian su merecida felicidad y libertad por las ideas existencialistas de misticismo, igualitarismo y altruismo. Su renuncia a la auto-responsabilidad abre el camino al creciente control y represión gubernamental.
Muchas personas son arrastradas a las formas cambiadizas--cual camaleón--del existencialismo mediante una serie de beneficios ilusorios que son muy anunciados con el propósito de satisfacer el gusto de casi todas las personas. Los alegados beneficios incluyen el descubrir la "verdad real", la "paz mental", la "felicidad", nuevas "libertades", "conocimiento de sí mismo", creciente "sensibilidad", "descubrimiento del propio yo" y una amplia variedad de beneficios de salud y nutrición.
Otros beneficios alegados por grupos como los miembros de Scientology incluyen varias rutas místicas hacia la "libertad" y la "felicidad" mediante el tener conciencia de sí mismo por vía de la disipación de las frustraciones o engramas. Pero debajo de todos esos aclamados beneficios, el existencialismo se basa en la irrealidad mediante la negación de la realidad.
Ambos, el existencialismo y la religión, crecen del misticismo y ambos conducen a la opresión del individuo. El existencialismo y la religión ambos reflejan temor al individuo independiente y aún mayor temor al orgullo individual. (La mayoría de los místicos denuncian el orgullo considerándolo limitador, negativo, malo o pecaminoso.)
El orgullo individual es el resultado de la virtud moral, la cual requiere el rechazo de la deshonestidad inherente en el misticismo. Y ese rechazo o negación del misticismo manifestado al reflejar el valor propio es lo que todos los místicos y existencialistas temen y atacan.
Historia
El existencialismo, como movimiento filosófico y literario, pertenece a los siglos XIX y XX, pero se pueden encontrar elementos de existencialismo en el pensamiento (y vida) de Sócrates, en la Biblia y en la obra de muchos filósofos y escritores premodernos.
Ha sido uno de los movimientos filosóficos más representativos de la cultura contemporánea. Su rasgo fundamental consiste investigar conceptualmente los principales problemas que se plantean al hombre durante su existencia concreta, perdiendo importancia todos los temas tradicionales de la especulación. De algún modo, el existencialismo contó con dos precursores: Nietzche y el danés Kierkeggard, ambos del siglo XIX. En el siglo XX, los principales filósofos de esta corriente fueron Heidegger, Jean Paul Sartre, Jaspers, entre otros.
El existencialismo moderno surgió en una Europa desgarrada por las luchas entre intereses encontrados, donde el hombre se sentía amenazado en su individualidad, en su realidad concreta. De ahí su énfasis en la fundamental soledad del individuo, en la imposibilidad de encontrar la verdad por medio de una decisión intelectual, y en el carácter irremediablemente personal y subjetivo de la vida humana.
Los racionalistas consideraban la razón como la facultad absoluta; el existencialismo afirma que solamente explica un sector muy reducido de la realidad. El existencialismo acepta al hombre como un compuesto de razón y sentimientos, dado que la razón carece de respuesta para todos los problemas, el hombre debe comprometerse. Las cuestiones que no pueden resolverse objetivamente han de plantearse subjetivamente. El hombre ha de utilizar su libertad para afirmarse frente al mundo.
Ideas Fundamentales
Todos los autores antes mencionados presentan algunas distancias, pero también, y principalmente algunos rasgos comunes que son la base de esta corriente filosófica:
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En primer lugar, todos aquellos prescinden de la “filosofía de las esencias”, es decir, rechazan los mecanismos del pensamiento abstracto, metafísico, tomando como preocupación básica la existencia humana, el Yo humano.
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En segundo lugar, la existencia humana es la actualidad, el momento presente, la realización de unas posibilidades que revelan las cualidades del hombre. Consideran que la existencia precede a la esencia, que el hombre, cuando nace, no es nada, y, que solamente existe cuando va diciendo libremente lo que es y lo que será.
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En tercer lugar, el existencialismo considera la existencia como una forma de ser específicamente humana: sólo el hombre existe; las demás cosas son. La existencia es una forma de ser consciente, libre y activa, que se define más por su realidad, que por su posibilidad (“el hombre está condenado a ser libre”, decía Sartre).
Existencialismo
Existencialismo, una familia de filósofos que tienen devoción a una interpretación de la existencia humana en el mundo que enfatiza su específico y problemático carácter. Como movimiento consciente de sí mismo, es primeramente un fenómeno del siglo XX, abarcando a Martín Heidegger, Karl Jaspers, Jean-Paul Sartre, Gabriel Marcel, y Maurice Merleau-Ponty, pero sus rasgos característicos aparecen antes, especialmente en el siglo XIX con pensadores como Friedrich Nietzsche y Soren Kierkegaard. Edmund Husserl y W.F. Hegel, aunque no existencialistas, son grandes influencias, el último principalmente por la virtud de reacción contra él.
Escuelas filosóficas y doctrinas, oeste. Aunque a menudo visto como una revuelta irracionalista contra la filosofía tradicional, el Existencialismo es en buena parte un desarrollo coherente dentro de él. Por varias razones rechaza la epistemología y el intento de cimentar el conocimiento humano. Primeramente, los seres humanos no son exclusivamente o incluso fundamentalmente conscientes; ellos también se preocupan, desean, manipulan, y sobre todo eligen y actúan.
Actuar de mala fe es por ejemplo, seguir la manada ciegamente, o suponer que los valores otorgados, las instituciones dadas, o el carácter de uno mismo restringe las opciones. Es especialmente al enfrentarse a "situaciones límites" (Jaspers) como la muerte, la lucha, culpa o ansiedad lo que hace que uno se de cuenta de su responsabilidad como agente, así como de la única inexplicabilidad del mundo en el que uno debe actuar. El Existencialismo ha tenido una gran influencia fuera de la filosofía, sobre, por ejemplo, psicología (Jaspers, Ludwig Binswanger, R.D. Laing), y aunque es compatible con el ateísmo (Heidegger y Sartre), lo es también con el cristianismo (Kierkegaard, Marcel)--sobre la teología (Karl Barth, Paul Tillich, Rudolf Bultmann).
El existencialismo en sí no supone ninguna doctrina política, pero enfatiza la responsabilidad y su aversión hacia el conformismo y hacia cualquier libertad dañada puede ser conductor hacia el activismo político (Sartre). Aunque la mayoría de los existencialistas no han considerado las recomendaciones exclusivas de "comunicación indirecta" por parte de Kierkegaads, la importancia de las situaciones específicas y las autónomas elecciones implica que las verdades existenciales pueden ser convenidas en drama y ficción así como también en el discurso filosófico directo. Las inquietudes del movimiento han inspirado un gran conjunto de literatura imaginaria (Sartre, Camus, de Beauvoir).
A demás de esto, la filosofía ha producido unos medios de articulación e interpretación de estos mismos temas como distinguidos en obras literarias de todos los períodos (Ej., Sófocles, Shakespeare, Dostoyevsky, Faulkner).
Albert Camus
Albert Camus nació el 7 de noviembre de 1913 en Mondó vi, pequeña ciudad de la provincia de Constantina, en Argelia. Su padre era un humilde agricultor al que no llegó a conocer pues éste moriría en 1914, cuando el futuro escritor era apenas un bebé de escasos meses de edad.
Su madre, por otra parte, era de origen español; y, tal vez, ella tuvo mucho que ver en el desarrollo y personalidad de este niño que más tarde sería conocido en todo el mundo como uno de los grandes escritores y novelistas de la literatura francesa.
Así, con estos orígenes, mezcla francesa, española, argelina, europea y nor-africana, Albert Camus iría a trazar poco a poco su vida. Las confluencias, las ideas, los rumbos y los derroteros le marcarían y dejarían huella. Su vida marcharía por mil rumbos y pronto todos sabrían de él.
Su niñez
Camus fue un niño inteligente, físicamente no muy fuerte, pero sí con el verdadero ánimo para interesarse tanto por sus estudios como por los deportes. Era un niño -se dice- tierno, serio, simpático... Muy inteligente. Un alumno brillante, aficionado a los deportes, especialmente al fútbol y a la natación.
Los primeros años de escuela, pudiera decirse, fueron fáciles para el pequeño Albert, quien al parecer, encontraba tiempo para hacer todo lo que quería. Excelente jugador de fútbol y excelente nadador, Camus se entretenía no solamente haciendo goles, portereando, o nadando en primero o segundo lugar de orilla a orilla. Nuestro personaje se empezaba a interesar ya por los libros, las novelas y los viajes.
La juventud
En fecha que no pudiera precisar de momento, Camus empieza a estudiar su bachillerato. Luego, al terminar éste, comienza su carrera universitaria en la Facultad de Filosofía y Letras de Argel. Sin embargo, las condiciones eran sumamente difíciles. No cuenta ni tiene recursos financieros como para estudiar y mantener y ayudar al mismo tiempo a su madre.
Camus decide entonces dedicarse a toda una clase y serie de trabajos y ocupaciones. Es oficinista, empleado, vendedor de accesorios para automóviles, meteorólogo, empleado de oficina de una agencia marítima, empleado de oficina en una Prefectura (Policía). Todo esto sin abandonar nunca los deportes ni sus estudios universitarios de filosofía.
Sus primeros años de universitario
Camus es un joven amante y apasionado del teatro. Le gusta la problemática social, lo interno, lo que va más allá del pensamiento y la propia existencia cotidiana. Empieza a escribir, pero antes se licencia en filosofía con una tesis sobre San Agustín y Plotino.
Se interesa luego por ser maestro y catedrático. Aplica y se prepara para las "oposiciones" como agregado a la Universidad, pero la tuberculosis que le aqueja le impide presentarse a ellas. Esto no sería obstáculo para que más tarde se presentase, ya siendo conocido, como conferencista huésped no solo en esta sino en otras muchas universidades, tanto de Argel como de Europa.
Camus: los primeros pasos
Desde muy joven, Camus había sentido una verdadera pasión por el teatro. Aprovecha los ratos de ocio que los médicos le han impuesto (debido a su enfermedad), para reunir a un grupo de amigos y fundar una compañía a la que le ponen el nombre de L'Equipe. Camus se convierte en director y actor.
Más tarde las autoridades prohibirían el que se siguiera representando una de las principales obras que la nueva compañía estaba llevando a las tablas. Se trataba de La Révolte des Asturies ("La rebelión de Asturias"), obra escrita por el propio Camus, y que relata la rebelión de los mineros de Asturias en 1934, tema de actualidad (en ese tiempo), y peligrosamente subversivo a juicio de las autoridades.
Sus primeras obras
Camus empieza no sólo a escribir sino adaptar obras de otros autores. Inicia primeramente con Le temps du Mépris ("El tiempo del desprecio"), de André Malraux, novela impregnada de tintes e ideas revolucionarias. Más adelante su compañía representa la obra El paquebote Tenacity, de Charles Vildrac; La mujer silenciosa, del dramaturgo inglés Ben Johnson; el Prometeo, de Esquilo (según versión del propio Camus); y Los hermanos Karamazov, en versión teatral camusina, donde nuestro personaje interpreta el papel de Iván Karamazov.
El tiempo pasa, pero ni el teatro ni la literatura agotan sus energías. Camus empieza a viajar. Visita España, Italia y Checoslovaquia. Su propósito no es realmente la diversión o el placer turístico. Lo que le interesa, más bien, es el ampliar sus horizontes y conocer el estilo y vida de la gente.
Su vida y los viajes
Camus es un hombre perceptivo. Va al fondo de las cosas. Los viajes le abren esa introspección hacia el sentimiento y el por qué del absurdo. Muchas cosas pueden suceder, uno tratará de explicarlas, pero tal vez no se encuentren respuestas. Así será la filosofía o el pensar de Camus.
De los viajes obtiene experiencias, obtiene conocimientos. El viajar le permite ensanchar el horizonte. Claro, Camus es pobre y no puede darse el lujo de viajar en trenes de primera o autobuses de primera línea. Recurre a pasajes ya no de segunda, sino de tercera. Se acomoda y hospeda en hoteles muy modestos.
Su origen es pobre y esto él no lo olvida. Sus lazos siempre estarán con los pobres y los humildes. En sus obras siempre se verá esto. Además, habrá otros datos que indiquen su cuna de pobreza como dato que indica que al parecer la madre de Camus no sabía leer. También habrá otros recuerdos que el propio Camus dejaría escritos en diversos artículos.
De sus primeros viajes proceden las páginas descriptivas de su primer libro, L'envers et l'endroit ("El derecho y el revés"), el cual aparece en 1937 y que no provoca comentario alguno. Luego, al año siguiente, publica Noces ("Bodas"), una evocación y poema lírico de esa cálida y hechizante tierra africana.
Los viajes desnudan el alma
Viajes, lirismo y poesía van siempre acompañados. Esto lo dice Camus. "La poesía existe con anterioridad a la experiencia absurda". Los viajes -para nuestro personaje- son una experiencia. Y esta experiencia de sus viajes le conduce muchas veces al lirismo, otras veces a lo absurdo.
Para Camus, los viajes desnudan el alma. "El temor es el precio del viaje. El temor destruye en nosotros una especie de decorado interior. Ya no es posible engañarse, ocultarse detrás de las horas de oficina y del taller. Esas horas contra las que tanto protestábamos, pero que nos defienden tan bien contra el sufrimiento de estar solos)."
Camus apunta: "¿Qué sería de mí sin mis horas de oficina?". Luego, volviendo a lo de los viajes dice: "El viaje nos quita el refugio. Lejos de los nuestros, de nuestro idioma, privados de todo apoyo, de nuestras máscaras (no conocemos las tarifas del tranvía, y todo es por el estilo), estamos por completo en la superficie de nosotros mismos".
De esta forma nos denudamos. No tenemos otra compañía más que la de nosotros mismos. La conciencia, replegada sobre sí misma, sin protección, recibe mayor impacto y fuerza una serie de impresiones sensoriales que muchas veces no se pueden manejar. Estas nos aniquilan, nos aplastan, nos deshacen, nos matan. Será como un hombre en un paisaje que le es extraño donde sólo el hombre inteligente sabrá sobrevivir.
Sus primeros libros
Sus primeros libros y sus contactos literarios llevan a Camus al periodismo, primero en Argel y luego en París. Llega la guerra y la ocupación alemana. Camus se lanza a la resistencia. Inicia la publicación de un periódico clandestino, Combat, como redactor en jefe, y sigue trabajando intensamente en sus novelas y libros de ensayos.
En 1942 la casa editora Gallimard, por consejo de André Malraux, le publica a Camus su primera novela: L'Etranger ("El Extranjero", traducido en algunos países con el título de "El Extraño"). Un año más tarde, en 1943, aparece Le Mythe de Sisyphe ("El mito de Sísifo"). La fama de Camus empezaba a cundir.
El yo interno de Camus
Se dice que uno de los rasgos más característicos de Camus era su fidelidad. Nunca abandonaba a sus amigos. Fiel a sus costumbres, nuestro personaje jamás abandona sus antiguas inclinaciones. Vive largos años en París, pero le obsesiona el destino de África del Norte. Escribe mucho sobre ella, lo mismo que sobre el problema de la Resistencia española.
Sigue interesándose por el teatro, el cual es su vida, es su fuerte. Y así, cuando no podía escribir teatro, se contentaba con adaptar obras de otros. Es así como se le ve adaptar luego La devoción de la Cruz, de Calderón de la Barca; Réquiem para una monja, de William Faulkner; y la pieza Caballero de Olmedo, de Lope de Vega.
Lo principal de la obra de Camus
Camus fue un genio de las ideas y el existencialismo. Sus obras muestran y palman el sentir de un hombre y un pueblo. El "comprometerse" a la vida, como el caso de "El Extranjero". Esa absurda, vacía y llena de desgracia. Una vida que carece de sentido, fría y superficial en que los días se pasa sin que haya una razón de ser.
El caso de El Rebelde, ya citado con anterioridad, y una de sus máximas obras, La Peste, donde habla sobre el problema de la fe, el llegar a la decisión de tener que aceptar o negarlo todo. Una "peste" que a todos llega y se impregna hasta en el rincón más profundo del alma.
La Peste, una obra realmente profunda, donde se lee: "En Orán, como en otras partes, por falta de tiempo y reflexión, se ve uno obligado a amar sin darse cuenta". Donde uno no sabe si es capaz de morir por amor; un lugar y un tiempo, como decía el padre Paneloux, donde "ha llegado el momento en que es preciso creerlo todo o negarlo todo. Y ¿quién de entre vosotros se atrevería a negarlo todo1?"
Camus: el escritor
Escritor rebelde y comprometido, filósofo profundo que trataba de hallar su verdad. Un hombre para quien el suicidio no valía la pena, que pensaba que aunque la vida no tuviera sentido habría que vivirla. No un fatalista, sino más bien un hombre siempre entregado a la reflexión y pensamiento. Tal fue Camus.
Universidad de Especialidades “Espíritu Santo”
Samborondon - Ecuador
Retórica
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Enviado por: | Alfonso Roldos Kozisek |
Idioma: | castellano |
País: | Ecuador |