Política y Administración Pública


Revolución dominicana de 1965


Introducción

En es trabajo hemos tratado de abarcar a modo de sintaxis la revolución del año 1965, tocando diferentes matices de nuestra historia y haciendo énfasis en los diferentes personajes de nuestro pasado resiente, nuestros héroes y protagonistas y así también la invasión por parte de los Estados Unidos.

También tocamos los motivos por los cuales el país llegó a estas consecuencias negativas para algunos y positivas para otros, en ese mismo tenor, tratamos la modificación de nuestra constitución una de la muchas veces que se ha hecho en nuestra historia como república.

Al leer este compendio de información notaremos la claridad en la que este tema es abordado, esperando que el mismo sea de ayuda a quien guste de leerlo.

Revolución e Intervención en 1965

1.- Antecedentes:

La revolución de abril de 1965 constituye uno de los hechos más relevantes, sino es el primero en la historia de la República Dominicana en los últimos 50 años por las implicaciones que ha tenido en el orden económico, social, político e ideológico.

La importancia de esta revuelta no radica sólo en el enfrentamiento de dos sectores nacionales, ni en la segunda intervención militar norteamericana, sino en la conciencia creada en la juventud de la época de que no importa la fuerza, sino la razón y los ideales.

De ahí, que ciertamente la revolución de abril de 1965 no surgió como tal, sino con las pretensiones de derrocar al gobierno de facto que presidía el doctor Donald Reíd Cabral.

La situación fue tornándose crítica desde el año anterior, producto de la corrupción existente, lo que provocó que distintos sectores comenzaran a organizarse con el objetivo de retornar al país a la constitucionalidad.

Los grupos que más se destacaron en esas acciones fueron los constituidos por estudiantes, profesionales y políticos, llegándose a cristalizar una alianza entre el partido Revolucionario Dominicano y su principal rival, en ese entonces, el Partido Revolucionario Social Cristiano.

El acuerdo, denominado <<Pacto de Río Piedras>>, fue concertado en Puerto Rico, donde Bosch estaba exiliad. El pacto recibió el respaldo en el país de dos mil profesionales que firmaron un comunicado al mismo tiempo que aumentó el descontento en las filas de las Fuerzas Armadas por la corrupción imperante en las mismas.

Los militares opuestos al tráfico del contrabando comenzaron a acercarse a los políticos y en particular al Partido Revolucionario Dominicano formándose grupos entre ellos, entre los que se destacaban los que estaban a favor del retorno a la constitucionalidad y los que aspiraban a la creación de una Junta Cívico Militar.

2.- Inicio de la Revolución:

La revolución e el levantamiento armado del sábado 24 de abril fue adelantado, ya que fue programado para el día 26 de debido a la decisión del jefe de Estado mayor del Ejército Nacional, general Marcos Rivera Cuesta de apresar el día 24 a varios oficiales involucrados en la trama.

Los planes conspirativos, que se incrementaron a partir de enero, eran conocidos por la mayoría de la oficialidad de los institutos castrense, por que las gestiones para dar un golpe de Estado en contra de los triunviros Reíd Cabral y Ramón Cáceres Troncoso, fueron cada vez más acelerados. El general Rivera Cuesta se dirigió el 24 de abril al campamento 27 de febrero donde dispuso el arresto de varios oficiales involucrados en la trama. La acción provocó que el capitán Mario Peña Taveras, quien también era de los conspiradores, procediera a detener a Rivera Cuesta y liberara a sus compañeros.

La confusión que reinó en el campamento militar trajo como resultado la muerte del coronel Nivar Ledesma, quien se manifestó contrario al movimiento golpista, pese a que su hermano, el entonces coronel Neit Rafael Nivar Seijas, era uno de los cabecillas.

La sublevación se había iniciado y los militares tomaron también el campamento 16 de Agosto y luego comunicaron de lo ocurrido al doctor Peña Gómez de inmediato anunció al país, a través del programa Tribuna Democrática, órgano de difusión del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que los grupos de militares se habían rebelado en contra del gobierno.

El anuncio fue hecho alrededor de la una y treinta de la tarde provocando que miles de salieran a las calles a manifestarse a favor de los militares insurrectos.

Reíd Cabral pretendió hacerse cargo de la situación, dirigiendo una alocución y dando un ultimátum a los militares sublevados, pero ya era tarde, el pueblo se encontraba el las calles y los militares comprometidos decidieron entregarle armas.

Los militares, de esta manera, pretendieron presionar al grupo de San Isidro, que reaccionó violentamente ametrallando la ciudadanía en la tarde del domingo 25 de abril, cuando ya Reíd Cabral había renunciado y el doctor José Rafael Molina Ureña fue juramentado como presidente provisional de la República.

La juramentación se hizo de acuerdo con la Constitución de 1963 que establecía que a falta del presidente y el vicepresidente, así como del presidente del Senado le correspondía ocupar la primera magistratura al presidente de la Cámara de Diputados.

El teniente coronel Miguel Hernando Ramírez fue designado Ministro de las Fuerzas Armadas, mientras que el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó en el señor Máximo Lovatón en Relaciones Exteriores.

Los militares ubicados en la base aérea de San Isidro no aceptaron desde el principio el gobierno de Molina Ureña y reiteraron que favorecían la creación de una Junta Militar.

Al mismo tiempo, se incrementaron los ataques aéreos en contra del puente Duarte donde se apostó desde el 24 de abril un considerable número de personas y se emplazaron varias piezas de artillerías.

El martes 27 al mediodía los barcos de la marina de Guerra, surtos en el Placer de los Estudios, en la parte exterior de Santo Domingo, tomaron partido en la contienda a favor del grupo de San Isidro.

Los bombardeos de la Aviación y de la Marina a la población motivó que dirigentes perredeístas trataran de localizar a los funcionarios de la embajada norteamericana a fin de que mediaran y presionaran al grupo de San Isidro para que descontinuaran esas acciones.

Sin embargo, los representantes de la misión hicieron caso omiso, evidenciando su respaldo al grupo de San Isidro, que públicamente lideraba el general Elías Wessin u Wessin.

Los bombardeos del 27 de abril al puente, al Palacio Nacional y a otros lugares de la capital, acompañado de las presiones ejercidas por la embajada norteamericana en contra de los constitucionalistas, motivó que el presidente Molina Ureña y otros miembros del gobierno provisional se aislaran en la embajada de Colombia y otras sedes diplomáticas.

El vacío dejado por Molina Ureña y sus principales funcionarios fue llenado en horas de la noche por su Ministro de Interior, el coronel Caamaño Deño, quien rápidamente se convirtió en el líder del movimiento constitucionalista.

3.- Intervención Militar Norteamericana:

El coronel Caamaño Deño, quien tuvo una actitud vacilante el martes 27 por los hechos que ocurrieron ese día cambió la misma en horas de la noche cuando se sintió vejad por el embajador norteamericano, Bennett, durante una reunión que se sostenían en la sede diplomática.

Bennett trató a los constitucionalistas de manera prepotente al considerar que la revolución había fracasado y que éstos no tenían más opción que rendirse.

El Coronel Caamaño Deño abandonó el lugar en forma repentina y se dirigió al puente Duarte, pero antes fue a la emisora estatal Radio Santo Domingo donde exhortó al pueblo a reactivar la lucha.

La exhortación llenó su cometido, ya que centenares de personas volvieron al puente armados, principalmente de cócteles molotov, y enfrentaron los tanques de San Isidro que intentaron penetrar la ciudad.

Los constitucionalistas, que a partir de ese momento fueron llamados rebeldes por la embajada norteamericana, comenzaron a atacar los destacamentos policiales para procurarse armas de fuego.

La falta de armas constituyó el principal problema, ya que cada constitucionalista armado veinte o más estaban desarmados. Sin embargo, la situación cambió luego que capturaron la fortaleza Ozama, donde consiguieron armas de distintos calibre.

Los constitucionalistas pasaron a la ofensiva al mediodía del miércoles 28 de abril al mando del coronel Caamaño Deño, e incluso se llegó a planificar un ataque sorpresivo a la base aérea de San Isidro.

Los oficiales de la base aérea se percataron del curso que había tomado la revolución y de la crítica situación que estaban viviendo ante las vacilaciones que se presentaban en sus filas caracterizadas por la deserción.

El entonces coronel Benoit pidió al gobierno norteamericano que desembarcara tropas porque alegadamente no podía garantizar la vida de los estadounidenses que se encontraban en el país.

Los marines, unos cuatrocientos, pertenecientes a la 82 División Aerotransportada desembarcaron por el puerto de Haina en horas de la tarde del viernes 28, pasado la revuelta a una nueva etapa, en la los constitucionalistas, organizados en comando, o sea, en pequeñas unidades móviles de hombres destacados en distintos lugares de la capital, se dispusieron a enfrentar al invasor.

El coronel Caamaño Deño, por su parte instaló su cuartel general en el sector Ciudad Nueva, que constituía el lugar más estratégico de la capital debido a que para la época era el sector de mayor actividad comercial, particularmente de los bancos que tenían su sede principal en la calle Isabel La Católica.

El gobierno norteamericano que presidía Lindón B. Jonson argumentó que la intervención fue para <<salvar vida>>. Pero de inmediato, se observó que los marines estaban al lado de los militares de San Isidro.

La llegada de las tropas norteamericanas creó confusión entre muchos militares que combatían del lado constitucionalista quienes decidieron desertar y huir hacia el interior, particularmente a sus lugares de orígenes.

Sin embargo, las armas dejadas por estos militares fueron tomadas por jóvenes menores de edad que comenzaron a luchar en contra de los estadounidenses y de los de San Isidro perteneciente al Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas (CEFA) a los que comenzaron a llamar genocidas.

El presidente Johnson, que temía perder la República Dominicana envió el 30 de abril al ex-embajador John Martín para que hiciera contacto con las partes en pugna. Al mismo tiempo envió más de 2,000 marines para reforzar las tropas que habían estado llegando desde la tarde del día 28. El ex-embajador Martín, que conocía la mayoría de los dominicanos comenzó a sostener contactos con ellos, pero insistió en que los constitucionalistas debían deponer las armas.

La respuesta a esta insistencia fue la juramentación como presidente de la República del coronel Caamaño Deñó el 3 de mayo cumpliendo de esta manera el mandato constitucional de 1963 que establecía que correspondía al Ministro de Interior asumir la primera magistratura en ausencia de los titulares.

4.- Los Inicios del Proceso de Negociaciones.

La tregua concertada el 30 de abril favoreció a los dos bandos criollos en pugna, aunque más al de San Isidro que logró el reagrupamiento de las tropas regulares; ciertos de militares y policías que habían abandonado la capital marchándose a sus lugares de orígenes, retornando al tener conocimiento de que los <<yankes>> estaban a favor de San Isidro.

Los constitucionalistas, por su parte, fueron ganando durante la tregua, el apoyo internacional, incluyendo el de prestigiosos periódicos norteamericanos que manifestaron su molestar por la intervención militar.

El Gobierno de Estados Unidos comunicó a la Organización de Estados Americanos (O.E.A.) la acción realizada en Santo Domingo, y el Comité Especial de la Décima Reunión de Consulta con el objetivo de <<hacer todo lo posible por lograr el restablecimiento de la paz y de las condiciones normales>>.

Sin embargo, el Comité Especial confrontó un primer problema: México, Chile, Perú y Venezuela rehusaron formar parte de ese organismo de la O.E.A.

El Comité, controlado por el gobierno norteamericano, autorizó el día 2 de mayo la creación de la denominada zona neutral de refugio en la capital, por lo que se extendieron las líneas norteamericanas de manera que éstas cruzaban la ciudad. Se formó una línea ininterrumpida de poder militar estadounidense hasta la base aérea de San Isidro.

El objetivo buscado fue dividir a los constitucionalistas que luchaban en las partes norte y sur de la ciudad, ya que los norteamericanos quedaron en el medio de ambos para así facilitar cualquier operación militar, como ocurrió días después.

Las negociaciones continuaron percatándose los diplomáticos norteamericanos del apoyo que tenían el movimiento constitucionalista en la población dominicana. De ahí, que procedieron a maniobrar políticamente a fin de contrarrestarse ese respaldo.

El primer objetivo que se trazaron fue buscar a una persona civil de prestigio para encargarlo de presidir otro gobierno opuesto al que encabezaba el coronel Caamaño.

Las gestiones en ese sentido fueron infructuosas, ya que gran parte de las personas de prestigio del país estaban con el movimiento renuente a involucrarse con los militares de San Isidro.

No obstante, encontraron a una persona dispuesta a prestarse a sus intereses, Antonio Imbert Barrera, quien fue uno de los sobrevivientes de la gesta del 30 de mayo de 1961 que culminó con la muerte de Trujillo.

Imbert Barrera pasó a dirigir el denominado Gobierno de Reconstrucción Nacional a partir del 7 de mayo, fecha en que cesó el triunvirato de San Isidro.

El Triunvirato o Junta Militar lo integraron los coroneles Pedro Bartolomé Benoit, de la Fuerza Aérea, Enrique Casado Saladín, del Ejercito Nacional y el capitán de navío Olgo Santana Carrasco, de la Marina de Guerra.

Los generales, unos seis, que habían en San Isidro no integraron el triunvirato, ni siquiera Wessin y Wessin quien alegadamente era el era líder de ese bando.

Las acciones bélicas se incrementaron a mediados de mayo, cuando se puso en práctica <<la operación limpieza>> en la parte norte de la capital. Los Militares del CEFA, con la ayuda de los militares atacaron de manera salvaje a los constitucionalistas en los barrios de Villa Agrícola, Villa Juana, Villa Consuelo y los ensanches la Fé, Luperón, Espaillat y otros.

Los crímenes cometidos en contra de civiles desarmados por parte de los miembros del CEFA le valió el calificativo de <<genocidas>> que le dio la población.

Los constitucionalistas de la parte norte de Santo Domingo se vieron entre dos fuegos, el de los militares del CEFA, que fueron arrinconándolos hasta las llamadas zona neutral, y el de los marines que impedían que éstos se trasladaran o reciban apoyo de los que se encontraban en la parte sur de la ciudad.

El sector de Ciudad Nueva, en la zona sur, se constituyó a partir de ese momento en el bastión de los constitucionalistas, quienes se hicieron fuerte en ese lugar, organizados en comandos.

5.- la Actuación de la O.E.A. fue repudiada por la Población:

El papel jugado por la Organización de Estados Americanos (OEA) durante el conflicto bélico le mereció el repudio de la población dominicana y de gran parte de la opinión pública internacional.

La O.E.A. actuó como un instrumento del gobierno norteamericano a partir de la segunda mitad del mes de mayo pretendiendo justificar la intervención militar al desconocer los dos principios básicos del sistema interamericano que son la seguridad colectiva y la no intervención.

Los debates de la O.E.A. culminaron con la votación de 14 a 5 para enviar tropas militares latinoamericanas que los días 15 y 16 de junio impidieron la realización de un encuentro entre una comisión de la O.E.A. y otra del gobierno presidio por Caamaño.

Los combates que se escenificaron los días 15 y 16 costaron la vida de miles de dominicanos, pero también de decenas, quizás centenares de norteamericanos y de miembros de la Fuerza Interamericana de Paz que habían recibido órdenes de aniquilar todo tipo de resistencia.

Sin embargo, no pudieron obtener su objetivo ante la férrea resistencia que encontraron de parte de los constitucionalistas.

Los combates ocurridos a mediados de junio hicieron comprender a los distintos sectores que se encontraban en Ciudad Nueva que el gobierno norteamericano no accedería a la principal exigencia de los de los constitucionalistas: el retorno de Juan Bosch a la presidencia de la República.

De ahí, que las negociaciones entre las partes continuaron durante los meses de julio y agosto aunque sin vislumbrarse una solución ante las posiciones encontradas, agregándose a ello la actitud hostil asumida por el general brasileño Hugo Panasco Alvim, comandante de la FIP, quien era partidario de la desaparición total de Ciudad Nueva.

Los embajadores Ilmar Penna Marinho, del Brasil; Ramón de Clairemont Dueñas, de El Salvador y Ellsworth Bunker, de los Estados Unidos, por su parte, buscaron una solución política al problema.

Las presiones norteamericanas en el campo político, militar y propagandísticos se hicieron sentir por los medios de comunicación, como la radio, la televisión y los periódicos creando un ambiente en que se daba como un hecho la derrota de los constitucionalistas, y que el único camino que tenían era aceptar la instalación de un gobierno provisional que en tiempo prudente celebrara elecciones.

La situación comenzó a tornarse desesperante en la zona controlada por el coronel Caamaño y la división surgió entre los combatientes, ya que unos insistían en luchar hasta la muerte, principalmente los izquierdistas, mientras que otros, percatándose de la imposibilidad de conseguirse el retorno a la presidencia de Bosch, abogaron por una solución negociada.

El coronel Caamaño no tuvo otro recurso que ceder a esta última opción al comprender que el gobierno norteamericano no estaba dispuesto a permitir el triunfo de la revolución.

Las comisiones mediadores del gobierno presidido por Caamaño y de la O.E.A. firmaron el 31 de agosto el Acta Institucional y el Acta de Reconciliación, por lo que se supo término a dos meses de negociaciones.

El presidente Caamaño anunció el 3 de septiembre su renuncia conjuntamente con la de su gabinete para dar paso al gobierno provisional.

Los civiles retornaron a sus hogares, pero desarmados, mientras que los militares constitucionalistas fueron concentrados en el campamento 27 de febrero.

La revolución había sido derrotada.

7.- Gobierno Provisional:

El gobierno norteamericano impuso como presidente provisional al doctor Héctor García Godoy, quien fue ministro del gobierno del profesor Juan Bosch y uno de los fundadores del Partido Reformista.

García Godoy confrontó una serie de dificultades durante su breve gestión, principalmente por la actitud de los militares de San Isidro, quienes reiterativamente desobedecieron sus órdenes y pretendieron desplazarlo del poder.

Sin embargo, el gobierno norteamericano se opuso de manera resuelta a los planes golpistas recordándoles a los oficiales de San Isidro la actitud miedosa que asumieron en los primeros días de la revolución.

Los militares dominicanos acostumbrados a obedecer entonces dejaron a García Godoy <<gobernar>>, mientras de manera sosterradas cometían distintas acciones en contra de los que habían luchado a favor de la constitución de 1963.

Entre esas acciones, puede citarse el ataque al hotel Matún el 19 de diciembre de 1965 en momentos en que Caamaño y sus hombres se encontraban en el interior del mismo, así como la balacera en el Palacio Nacional donde murieron varios estadounidenses y decenas resultaron heridos, en momentos en que estos demandaban un mayor presupuesto.

Se incrementó el terrorismo, asesinando casi a diario a hombres que se habían destacado en la zona constitucionalista.

De todas maneras, el doctor García Godoy hizo incontables esfuerzos por detener esta situación acudiendo a cada momento a la misión norteamericana con el objeto de que frenara a los militares de San Isidro que ahora se portaban con una valentía asombrosa.

El gobierno provisional tuvo a su cargo el programar unas elecciones, en las que dos candidatos figuraban como los principales contendores: el profesor Juan Bosch, por el Partido Revolucionario Dominicano y el Doctor Joaquín Balaguer, por el Partido Reformista.

8.- Elecciones de 1966 y Triunfo del Doctor Balaguer:

La campaña electoral se desarrolló en un ambiente tenso ante los crímenes que continuamente se realizaban en contra de personas que habían participado del lado constitucionalista.

No obstante, el doctor Balaguer, a diferencia del profesor Bosch, se desplazó por todo el país con la consigna de que era el candidato de la paz y que había sido el hombre que al abandonar el país en 1961 distribuyó comida y otorgó privilegios.

El doctor Balaguer rápidamente conquisto la simpatía de la población, principalmente de los campesinos y de los familiares de militares de militares que no deseaban la ocurrencia de otra revolución.

El profesor Bosch, por su parte, desarrolló una campaña tímida circunscribiéndose a hablar una vez al día a través de una emisora de Santo Domingo. El candidato del PRD argumentó que no recorrería el país porque habían planes de asesinarlo.

El 10 de junio de 1966 la revolución de abril había fracasado en lo político al resultar electo en los comicios celebrados ese día el doctor Joaquín Balaguer.

El doctor Balaguer obtuvo una mayoría aplastante en esas elecciones, por lo que controló al Congreso Nacional, disponiéndose de inmediato a modificar la Constitución de la República de 1963.

El triunfo del doctor Balaguer significó una victoria para el grupo de San Isidro que no aceptó la incorporación de los militares constitucionalistas al seno de los Institutos Castrenses.

Los oficiales que lucharon del lado del coronel Caamaño tuvieron que conformarse con cargos diplomáticos, incluyendo al propio Caamaño, o con visas otorgadas por la embajada norteamericana.

Los civiles, en particular los jóvenes que lucharon denuentemente al lado constitucionalistas fueron tenazmente perseguidos, presos y acecinados en las calles y cárceles del país.

La revolución de abril constituyó un rotundo fracaso en lo militar y político, pero en el plano ideológico formó una generación anti-imperialista que se interesó por la educación y por las ideas independentistas.

Conclusión

En el final de este trabajo, espero que haya sido de la comprensión de los que lo han leído y también que se halla captado el mensaje dado por el antes citado es para mí muy importante el que se hallan comprendido estos temas tan trascendentales e importante de nuestra historia constitucional y que fue causado por una serie de factores que intervinieron en ese entonces y que son tratados dentro de dicho trabajo.

En esa época, la del 1965 se demostró que los dominicanos tenemos valor y coraje puesto que este es un país muy pequeño en comparación con ese gigante del norte y no temimos en enfrentarlos a pesar de la enorme desventaja que teníamos tanto en activos militares y en armamento.

Hay también que felicitar el coraje y la valía de los héroes que intervinieron en dicha revuelta y rogar a Dios para que el país no se embarque nunca más en conflictos de ese tipo.




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Enviado por:Federico Tavárez Segura
Idioma: castellano
País: República Dominicana

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